Está en la página 1de 10

Mutaciones

Una de las características del material hereditario, el ADN, es la gran fidelidad


con la que se transmite de generación en generación; sin embargo, en ocasiones puede
sufrir cambios que se pueden transmitir a la descendencia. Estos cambios reciben el
nombre de mutaciones.
Las mutaciones son alteraciones al azar del material genético.
Normalmente suponen deficiencias (los cambios en el material genético se traducen en
cambios en las proteínas) y pueden llegar a ser letales. Por lo general son recesivas y
permanecen ocultas. Las hay que son perjudiciales para el organismo, llegando a
causar la muerte del mismo; otras son beneficiosas, pues aumentan la probabilidad
de supervivencia del organismo; también pueden ser neutras, si no producen
beneficios, pero tampoco perjuicios significativos. Sus efectos son variados: desde no
manifestarse fenotípicamente hasta provocar enormes alteraciones en el
funcionamiento del organismo e, incluso, la muerte.
Pese a ser normalmente negativas para el individuo, comportan un aspecto
positivo para la especie, ya que aportan variabilidad a la población. Ello permite que, si
se produce un cambio en el ambiente y las nuevas condiciones son muy adversas para
los individuos normales, la existencia de individuos mutantes hace que pueda haber
algunos que soporten esas condiciones y que, a través de ellos, la especie no se
extinga. Este proceso se denomina selección natural. Las mutaciones permiten, la
evolución de las especies, y con ella la continuidad de la vida a lo largo de millones de
años.
Tipos de mutaciones
Las mutaciones se pueden clasificar:
Según las células afectadas:
• Germinales. Son las que afectan a los gametos o bien a las células madre que
darán origen a los gametos, es decir, a las células de la línea germinal. Estas
mutaciones se transmitirán a la descendencia y sobre ellas actuará la selección
natural.
• Somáticas. Aquellas que sufren las células somáticas y, por tanto, las que
proceden de ellas por
mitosis. Afectan al
individuo, pudiendo causar
en algunas ocasiones
enfermedades graves, pero
no son heredables, por lo
que no juegan un papel
importante en la evolución.
Salvo que se conviertan en
células cancerosas, carecen
de importancia ya que si
las células no son viables,
pueden ser sustituidas por
otras y si son viables, al
dividirse, darán lugar a una
colonia o clon de células
mutantes iguales a la
primera, sin más
complicaciones.
Según las relaciones de
dominancia, las mutaciones
pueden ser:
o Mutaciones dominantes.
Se manifiestan con la
presencia de un solo alelo
mutado.
o Mutaciones recesivas. Solo se manifiestan con la presencia de los dos alelos
mutados.
Según la extensión del material genético afectado:
• Génicas. Provocan cambios en la secuencia de nucleótidos de un gen
determinado.
• Cromosómicas. Afectan a la disposición de los genes (alteración de la
secuencia de genes) de un cromosoma, pero no afectan a la secuencia de
nucleótidos del gen.
• Genómicas. Son aquellas que alteran, aumentando o disminuyendo, el número
de cromosomas típico de la especie.
El origen de las mutaciones
Gran parte de las mutaciones se producen de manera espontánea, es decir, por
causas naturales, como errores que pueden ocurrir en la replicación o en la meiosis, o
por cambios químicos espontáneos en el ADN.
Otras mutaciones son causadas por la presencia en el medio de agentes físicos o
químicos que pueden afectar a la estructura del ADN. Estas son mutaciones
inducidas, y los agentes que las desencadenan son agentes mutágenos.
Las mutaciones génicas
Las mutaciones génicas son alteraciones en la secuencia de nucleótidos de un
gen. Por ello también se llaman puntuales. Según el tipo de alteración se clasifican en
mutaciones por sustitución de bases, y en mutaciones por pérdida o inserción de
nucleótidos (corrimiento de la pauta de lectura).
Mutaciones por sustitución de bases. Son cambios de una base por otra. Como hay
dos tipos de bases, las púricas (A y G), y las pirimídicas (T y C), se distinguen dos tipos
de sustitución de bases:
• Transiciones. Sustituciones de una purina por otra, o de una pirimidina por otra.
• Transversiones. Sustituciones de una purina por una pirimidina, o viceversa.
Las sustituciones provocan la alteración de un único triplete y, por tanto, salvo que
indiquen un triplete de parada, o un aminoácido del centro activo de una enzima, no
suelen ser perjudiciales. Constituyen solamente el 20% de las mutaciones génicas
espontáneas.
En algún caso se puede producir una proteína que mejore a la original, y entonces el
portador tendrá una ventaja que podrá transmitir a sus descendientes.
Mutaciones de sentido erróneo: si al cambiar la base del triplete al cual
pertenece, se origina un triplete que codifica un aminoácido diferente.
Mutaciones sin sentido: al cambiar la base se origina un triplete “sin sentido”, es
decir, que indica el fin de la traducción (síntesis de proteínas). Si la mutación crea un
codón de terminación antes del lugar apropiado, se formará una proteína más corta.
Mutaciones silenciosas: si al cambiar la base, normalmente la tercera del triplete,
éste sigue codificando el mismo aminoácido. Como el código genético es degenerado,
el triplete puede sustituirse por otro que codifique el mismo aminoácido.
Mutaciones por pérdida o inserción de nucleótidos (corrimiento en la pauta
de lectura):
Se denominan inserciones y deleciones de bases si consisten en la adición o
en la pérdida de algún nucleótido en la molécula de ADN, respectivamente. A partir del
punto en el que ocurre la inserción o deleción varían todos los tripletes de bases, por
ello se dice que estas mutaciones provocan un corrimiento de la pauta de lectura.
Cuando el gen afectado se traduce, se produce una proteína completamente diferente
(proteínas defectuosas y no funcionales). Sus consecuencias suelen ser graves.
Constituyen el 80% de las mutaciones génicas espontáneas.
Las mutaciones puntuales en algunos casos pueden ser causa de enfermedades
muy severas (como la anemia falciforme, osteoporosis, algunos tipos de cáncer) y en
otros casos suponen cambios equivalentes.
Causas de las mutaciones génicas
Las mutaciones génicas pueden producirse por tres causas: por errores de
lectura durante la replicación del ADN, por lesiones fortuitas, como, por
ejemplo, la rotura del enlace que une una base nitrogenada a la desoxirribosa, o por
transposiciones (cambios de posición) de ciertos segmentos del gen.
Errores de lectura: Los errores de lectura que pueden aparecer durante la replicación
del ADN pueden deberse a dos causas: a los cambios tautoméricos y a los cambios de
fase.
1. Los cambios tautoméricos. Cada base nitrogenada puede presentarse en dos
formas diferentes denominadas formas tautoméricas o tautómeros, una es
la normal y la otra la rara. Ambas formas están en equilibrio, y espontáneamente
se pasa de una a la otra, lo que se denomina cambio tautomérico. Esto si
sucede durante la replicación, implica mutaciones, ya que cambia la base
complementaria en la nueva hebra de ADN. Por ejemplo, la forma normal de la G
se complementa con la C, mientras que la forma rara de G, es decir, su forma
tautomérica, lo hace con la T.
2. Los cambios de fase. Durante la replicación, en regiones con secuencias
repetidas se pueden producir deslizamientos de la hebra que se está formando
sobre la hebra molde, de forma que quedan bucles al volverse a emparejar. El
deslizamiento de la cadena nueva origina una adición, mientras que el
deslizamiento de la cadena vieja origina una deleción.
Lesiones fortuitas: Las lesiones fortuitas son alteraciones de la estructura de uno o
de varios nucleótidos, que aparecen de forma natural. Las más frecuentes son:
• Despurinización. Pérdida de purinas por rotura del
enlace entre éstas y las desoxirribosas.
• Desaminación. Pérdida
de grupos amino en las
bases nitrogenadas, que
entonces se emparejan
con una distinta de la
normal. Por ejemplo, la
citosina al desaminarse
se convierte en uracilo,
que se empareja con la
adenina, produciéndose una transición. Pero como
además el uracilo no forma parte del ADN, hay una enzima que lo detecta y lo
retira, produciéndose una deleción.
• Dímero de timina. Enlace entre dos timinas contiguas. Generalmente
provocado por los rayos ultravioleta de la radiación solar. La radiación solar hace
que se formen puentes de hidrógeno entre las timina. Se forman dímeros de
timina que no pueden aparearse con adenina en la replicación, y provocan una
deleción. Bloquean la síntesis de ADN (interrupción de la replicación) que
provocaría la muerte de la célula si no se produjera una inserción de bases
promovida por un mecanismo de reparación de emergencia: el sistema SOS. El
problema es que este modo de inserción supone la aparición de mutaciones.
Transposiciones: Son cambios de lugar espontáneos
de determinados segmentos de ADN, los denominados
elementos genéticos transponibles. Éstos pueden
ser menores de un gen (como las llamadas
secuencias de inserción), un gen, o un grupo de
genes (como los denominados transposones). En el
sitio que ocupaba la secuencia se origina una
deleción, mientras que en el lugar que se inserta
produce una adición que puede provocar la pérdida de
función de este gen.
Las transposiciones pueden producir
mutaciones génicas si el elemento genético
transpuesto se sitúa dentro de un gen, o mutaciones
cromosómicas si pasa a un lugar donde no hay un
gen, ya sea dentro del mismo cromosoma o incluso a
otro cromosoma.
Las mutaciones cromosómicas
Son mutaciones que provocan cambios en la estructura interna de los
cromosomas. Se distinguen los siguientes tipos:
1. Alteraciones por la existencia de un número incorrecto de genes:
deleciones y duplicaciones. Tienen
lugar por un fallo en el apareamiento
meiótico que pueden producir un
sobrecruzamiento erróneo, quedando un
cromosoma con un fragmento extra y el
otro con un déficit.
2. Alteración en el orden de los genes:
inversión y translocación. No
ocasionan perjuicio al individuo que las
padece, pero producen gametos
anómalos que originan una
descendencia con déficit o exceso de
genes.
Durante la meiosis se produce la
recombinación entre los cromosomas
homólogos. La recombinación no homóloga o
desigual se da también entre cromosomas
homólogos, pero entre regiones que no son
equivalentes. Esto se produce porque los
cromosomas homólogos no están
perfectamente alineados en la meiosis. Se trata
del principal mecanismo que ha provocado
duplicaciones de genes a lo largo de la
evolución.
• Deleción: Es la pérdida de un fragmento
del cromosoma y, por tanto, de los genes
contenidos en él. Si el fragmento contiene
muchos genes, la deleción puede tener
consecuencias patológicas o incluso letales.
En los individuos homocigotos para la deleción puede llegar a ser letal. En los
individuos heterocigotos, su efecto variará según la importancia de los genes que
falten. Por ejemplo, en los seres humanos, una deleción en el cromosoma 5 produce
el síndrome de cri du chat. Los niños afectados por este síndrome emiten unos
sonidos semejantes a los maullidos del gato, presentan microcefalia, retrase mental
acusado y, generalmente, no llegan a adultos. Si una deleción afecta a los dos
cromosomas homólogos suele ser letal.
• Duplicación: es la repetición de un segmento de un cromosoma. La réplica puede
hallarse en el mismo cromosoma, haberse unido a un cromosoma no homólogo, o
incluso haberse independizado con su propio centrómero.
Aparece cuando en la profase I meiótica, en una pareja de cromosomas
homólogos se produce un apareamiento desigual y, como consecuencia del mismo,
ocurre un sobrecruzamiento defectuoso.
Las duplicaciones no suelen tener efectos fenotípicos deletéreos, aunque a
veces pueden provocar consecuencias graves debidas a los desequilibrios en el
número de genes.
No basta con poseer todos los genes propios de la especie sino que tienen que
estar en número adecuado para evitar desequilibrios durante su expresión.
Evolutivamente tienen muchísima importancia pues son una fuente de material
genético que sirve de base para nuevos cambios. Si un individuo porta un gen
duplicado, una de las copias puede sufrir mutaciones que permitan la aparición de
nuevos genes.
• Inversión: Es el cambio de sentido de un fragmento en el cromosoma (cambio en
el orden de los genes). Si en el segmento invertido se halla incluido el centrómero
se denomina inversión pericéntrica y si no, inversión paracéntrica. Las
inversiones no suelen comportar perjuicios al individuo pero sí a los descendientes
si durante la meiosis se produce un entrecruzamiento dentro de la inversión.
• Translocación: Es el cambio de posición de un segmento de cromosoma. Cuando
se produce por intercambio de segmentos entre dos cromosomas no homólogos,
que es lo más frecuente, se denomina translocación recíproca. Cuando sólo hay
translocación de un segmento a otro lugar del mismo cromosoma o de otros
cromosomas, sin reciprocidad, se denomina transposición. Las translocaciones no
suelen perjudicar al individuo que las ha sufrido pero sí a su descendencia ya que
pueden heredar un cromosoma incompleto o con duplicaciones. Síndrome de Down:
translocación de parte del cromosoma 21 a un cromosoma grande.
Las inversiones y las traslocaciones no cambian la cantidad de ADN. Su
importancia evolutiva se debe a que cambian las relaciones de ligamiento entre los
genes, de modo que algunos genes que estaban muy alejados se aproximan y otros
que estaban cercanos se alejan,
Mutaciones genómicas
Son variaciones en el número normal de cromosomas de una especie.
Generalmente se producen por una segregación anómala de los cromosomas o de las
cromátidas durante la meiosis.
Euploidías: Son alteraciones en el número normal de dotaciones cromosómicas
(juegos de cromosomas). Existen dos tipos:
• Monoploidía o haploidía. Existe un solo cromosoma de cada par (n), es decir,
un ejemplar de cada tipo de cromosoma. La haploidía se presenta comúnmente,
de forma natural, en los hongos y las plantas inferiores en su fase gametofítica.
También aparecen en algunos animales, concretamente en los machos; en las
hormigas, por ejemplo, aparece cuando hay determinación haplodiploide del
sexo (los machos son haploides y las hembras diploides). Excepto en los casos
anteriores, la haploidía es muy rara porque origina organismos inviables o, en
algunos vegetales, de menor tamaño que los normales.
• Polipoidía. Son poliploides los organismos que contienen más de un juego
completo de cromosomas (más de 2 ejemplares de cada tipo de cromosoma o
más de dos juegos completos de cromosomas), pudiendo ser triploides (3n),
tetraploides, (4n) y, en general, poliploides. Es más frecuente en los vegetales
que en los animales, porque en estos se rompe el equilibrio entre los
cromosomas sexuales y los autosomas, que es esencial en la determinación del
sexo. En los vegetales los poliploides suelen tener mayor tamaño, por lo que se
provoca la poliploidía artificialmente mediante sustancias químicas, como la
colchicina, que desorganiza los microtúbulos del huso acromático impidiendo la
migración de los cromosomas a polos opuestos en la primera división meiótica.
Así se obtienen gametos con 2n cromosomas, que si se fecundan entre sí dan
lugar a individuos tetraploides (4n). Se pueden distinguir las autopoliploidías,
cuando todos los juegos proceden de una misma especie, y las alopoliploidías,
si proceden de la hibridación de dos especies diferentes.
Aneuploidías: Es cuando un individuo presenta accidentalmente algún cromosoma de
más o de menos en relación con su condición diploide. Suelen estar ocasionados por
fallos en la separación de los cromosomas homólogos en la meiosis.
Síndrome de Turner, en el que las mujeres, en lugar de tener dos cromosomas X sólo
tienen uno (mujeres con retraso en el crecimiento, infantilismo sexual y esterilidad).
Síndrome de Down o triosomía del cromosoma 21 (deficiencia mental, rasgos faciales
orientales, cara plana y
ancha).

Nulisomías (2n – 2): falta


una pareja de
cromosomas; tiene
efectos letales
Monosomías (2n – 1):
falta 1 cromosoma
Trisomías (2n + 1): un
cromosoma está
triplicado
Tetrasomías (2n + 2):
existen 4 ejemplares de
un cromosoma
Agentes
mutágenos
Los agentes mutágenos o mutagénicos son aquellos agentes físicos o químicos
que aumentan la tasa de mutación espontánea de una especie. Todos ellos actúan
porque dañan el ADN o alteran su estructura.
Mutágenos físicos: Radiaciones ionizantes (radiaciones electromagnéticas de
longitud de onda muy corta y por ello con un alto poder energético: los rayos X, los
rayos γ , y la emisiones de partículas de tipo α y β liberadas por las explosiones
nucleares), radiaciones no ionizantes (rayos UV)
Mutágenos químicos: ácido nitroso y gas mostaza (producen modificaciones
de las bases nitrogenadas de forma específica ⇒ la consecuencia es que se produce un
emparejamiento erróneo); sustancias análogas a las bases nitrogenadas como el 5-
bromouracilo (análogo de la timina ⇒ puede provocar transiciones AT → GC) y la 2-
aminopurina (provocan la sustitución de una base por otra) (análogo de la adenima:
puede provocar transiciones AT→ GC y viceversa); sustancias intercalantes como la
acridina o la proflavina (se intercalan entre las bases nitrogenadas dando origen a
inserciones o deleciones).
Agentes mutágenos biológicos: Algunos virus, como los retrovirus y
adenovirus, pueden aumentar la frecuencia de mutación porque provocan cambios en
la expresión de algunos genes, al transportar material genético de una célula a otra.
También los transposones actúan como agentes mutagénicos, porque al
insertarse en algún gen pueden activarlo o desactivarlo.
Alteraciones cromosómicas en el ser humano
Trisomías: Consisten en la existencia de un cromosoma en exceso, debido a que de
uno de ellos hay un trío, en lugar de una pareja. Las trisomías más frecuentes son
aquellas que provocan menos cambios en la dotación génica, es decir, las que afectan
a cromosomas pequeños portadores de un número menor de genes que los grandes.
La más común es el síndrome de Down (mongolismo), cuya causa es la
trisomía del cromosoma 21. Se caracteriza por retraso mental, malformaciones en
diversos órganos, ojos oblicuos y nuca plana, entre otras manifestaciones. Su
frecuencia de aparición aumenta con la edad de la madre, debido a la mayor
probabilidad de una mala disyunción (separación) de las parejas de cromosomas
homólogos durante la meiosis.
Otra trisomía es el síndrome de Edwards (trisomía del cromosoma 18). Los
individuos afectados presentan malformaciones cardíacas muy graves (que provocan
frecuentemente la muerte en los primeros meses de vida) y otras alteraciones.
La trisomía del cromosoma 13 se denomina síndrome de Patau. También da
lugar a malformaciones cardíacas, además de renales, digestivas, etc. Las personas
afectadas suelen vivir sólo unos cuatro meses.
Alteraciones gonosómicas: son aquellas que afectan a los cromosomas sexuales.
• Síndrome de Klinefelter. Poseen dos cromosomas X y un cromosoma Y.
Cariotipo 44 + XXY, fenotipo varón. Generalmente se produce atrofia testicular,
desarrollo de mamas, barba escasa y otros signos.
• Síndrome de Turner. Es una monosomía. En este caso, hay un único
cromosoma X. Cariotipo 44 + XO. Son mujeres con retraso en el crecimiento,
órganos sexuales infantiles y atrofia de los ovarios.
• Síndrome triplo X. Consiste en una trisomía del cromosoma X. Cariotipo 44 +
XXX. Son mujeres normales, aunque en algunos casos se manifiestan trastornos
menstruales y neuropsíquicos.
• Síndrome duplo Y. Cariotipo 44 + XYY. Fenotipo varón. Algunas veces no se
desarrollan manifestaciones fenotípicas, pero en otras ocasiones hay un bajo
cociente intelectual, tendencia a la agresividad y a la violencia, y talla elevada.
Mutación y cáncer
La proliferación celular está altamente controlada, y evita que las células
aumenten su número peligrosamente. Las células que forman parte de los tejidos están
(se caracterizan por el mayor o menor grado de diferenciación que alcanzan) sujetas al
control general del organismo, que indica cuándo deben dividirse y cuándo deben de
finalizar el crecimiento del tejido.
El cáncer se produce cuando algunas células no responden a los mecanismos de
control de la proliferación y diferenciación celular, y se dividen sin control. Forman una
masa de células que daña los tejidos adyacentes y que puede formar colonias en otros
órganos, produciendo metástasis.
Las causas de que las células se conviertan en cancerígenas pueden ser
ambientales y genéticas. Las causas ambientales del cáncer son agentes mutágenos,
como las radiaciones y determinadas sustancias químicas, que alteran el ADN.
Las causas genéticas del cáncer se sospecharon por la predisposición hereditaria
de determinadas familias para algunos cánceres, y también, por la presencia en las
células procedentes de tumores de anomalías cromosómicas. Actualmente se sabe que
el cáncer es una enfermedad genética debida a las mutaciones de determinados genes
que, al mutar, convierten a una célula en cancerígena.
Características de las células cancerosas.
• Las células tumorales o cancerosas (recuperan la totipotencia y, por tanto, la
capacidad de división) crecen de manera descontrolada y desordenada. Se
apartan del control general, se vuelven sordas a los mensajes reguladores y
comienzan a dividirse indefinidamente, a diferencia de las células normales que
envejecen y mueren tras un número limitado de divisiones.
• Pierden las características fenotípicas, lo cual se traduce, por ejemplo, en un
cambio de forma.
• Pierden la inhibición por contacto, creciendo unas sobre otras formando varias
capas.
• Son capaces de migrar a través del sistema circulatorio sanguíneo o linfático e
invadir otros tejidos, con lo que el tumor se extiende por todo el organismo. Esta
migración de las células cancerosas a otras partes del cuerpo se conoce con el
nombre de metástasis. La consecuencia final es una proliferación desordenada
de células que sustraen los nutrientes necesarios de los tejidos invadidos, esto
provoca una disminución o pérdida de la actividad de los tejidos hasta causar
adelgazamiento extremo y, por último, la muerte del organismo por consumo de
sus reservas y de las proteínas necesarias para la continua división de las células
cancerígenas.
Tipos de genes implicados en el cáncer y su acción
Todos los cánceres se deben a anomalías en el ADN. Es decir, el cáncer es una
enfermedad genética (aunque no siempre es hereditaria), que consiste en la
proliferación incontrolada de un grupo de células capaces de invadir otros tejidos.
Las alteraciones que presentan las células cancerígenas son debidas a la
acumulación en las mismas de una serie de mutaciones. Según la teoría de la evolución
clonal, el cáncer puede derivar de una sola célula con su genoma alterado. A lo largo
de la vida, el ADN está expuesto a agentes mutagénicos que pueden originar alguna
mutación que dé una ventaja de crecimiento a la célula mutada. Así se origina un clon
de dicha célula. En algunas de las células descendientes pueden producirse otras
mutaciones, que también les proporcionen una ventaja de crecimiento, y pueden
originar células que acaben invadiendo otros tejidos, que produzcan metástasis.
1. Una célula adquiere un oncogén (mutación promotora de un cáncer) o lo hereda
de sus progenitores
2. La célula se divide y transmite su predisposición a dividirse exageradamente a
todo el clon de células descendientes, manteniendo la apariencia normal:
Hiperplasia.
3. Alguna de las células descendientes adquiere una segunda mutación que
modifica su morfología, comienza a dividirse exageradamente y transmite este
carácter a su descendencia: Displasia.
4. Una de las células adquiere una tercera mutación que modifica aún más su
forma e incrementan su capacidad proliferativa; así sucesivamente hasta que
alguna de las descendientes del clon celular ha acumulado las mutaciones
necesarias para transformarse en una célula cancerosa de un cáncer localizado:
Neoplasia.
5. Nuevas mutaciones liberan a las células cancerosas de los mecanismos de
regulación, proliferan sin control y, a través, del sistema sanguíneo o linfático,
invaden otros tejidos: Metástasis.
Las mutaciones capaces de transformar una célula normal en cancerígena
afectan a determinados genes. Los relacionados con el cáncer son de tres tipos:
oncogenes, genes supresores de tumores y genes de reparación del ADN.
• Oncogenes. Son genes que causan el cáncer y que derivan de otros genes
denominados protooncogenes. En las células normales, los protooncogenes
controlan el crecimiento y la diferenciación celular, pero si estos protooncogenes
se alteran y se transforman en oncogenes, dejan de controlar adecuadamente
estos procesos y la célula normal se convierte en cancerígena. Para que se
desarrolle un cáncer es necesario que se alteren varios protooncogenes, no es
suficiente con que lo haga solo uno.
• Genes supresores de tumores. Son de dos tipos: los que controlan
negativamente la proliferación celular (detienen la división celular en respuestas
a señales inhibidoras) y los que están implicados en los procesos de
diferenciación celular. Se les denominan también antioncogenes. La inactivación
de estos genes por mutación conduce a la expresión de los oncogenes sin ningún
tipo de control.
Son genes que cuando se produce un daño en el ADN detienen la división
celular y provocan la apoptosis (la muerte celular programada), para evitar que
la alteración genética se transmita a las células hijas. Así disminuye la
probabilidad de que una célula se convierta en cancerígena.
Entre los genes supresores de tumores se encuentran los sistemas que
provocan el suicidio celular o apoptosis de las células que presentan graves
alteraciones en su ADN. Las células tumorales han acumulado mutaciones que
inactivan los genes que ponen en marcha el suicidio celular, por lo que
adquieren la capacidad de escapar a la apoptosis.
• Genes de reparación del ADN. Son los que tienen como misión impedir la
acumulación de mutaciones en el ADN. Codifican para proteínas y enzimas
responsables de la identificación y de la corrección de los errores producidos
durante la replicación del ADN
Una segunda defensa frente a la proliferación descontrolada de las células es el
acortamiento de los telómeros tras cada proceso de división. Las células cancerosas
escapan a este control mediante la activación de un gen que codifica para el enzima
telomerasa, que reemplaza los segmentos del telómero que se eliminan en cada ciclo
de replicación del ADN.
Los cromosomas eucariotas son lineales, y esto plantea el problema de que sus
extremos, llamados telómeros, no pueden ser replicados. Cuando se elimina el ARN
cebador del extremo 5´ de cada una de las hebras recién sintetizadas, el hueco que
queda no lo pueden rellenar las enzimas ADNpol III porque no encuentran extremos
hidroxilos 3´ libres sobre los que adicionar nuevos nucleótidos. Esta imposibilidad de
replicar los extremos de cada cromosoma hace que el telómero se vaya acortando en
cada etapa de replicación con el envejecimiento y la muerte de las células: al cabo de
un número determinado de divisiones, tarde o temprano, se producirá la pérdida de
una cantidad importante de material genético que provocará la muerte celular.
Existen numerosos virus que provocan tumores en muchos animales. Entre estos
se encuentran los virus tumorales de ARN y los virus de ADN. Tanto los retrovirus
oncógenos como los virus tumorales de ADN son capaces de transformar células al
insertarse el material hereditario del virus en el ADN cromosómico de la célula
huésped. El material hereditario vírico puede alterar los mecanismos de control del
crecimiento y de la división celular, y con ello la célula normal se transforma en
cancerosa. Papilomavirus humano productor de cáncer de cuello de útero.

También podría gustarte