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POR UNA ESCUELA emcee dey UNIVERSICAD AACIONL ANOS BELLO 344.0109 ay ina F365, _ CELESTIN FREINET Aagt c.4 \ Ve POR UNA ESCUELA DEL PUEBLO Distribuciones E™) Fontamara, S.A. FONTAMARA 11 La edicién original francesa fue publicada por Frangois Maspero, de Paris, con el titulo Pour lécole du peuple. Guide pratique pour Vorganisation matérielle, technique et pédagogique de I'école populaire Traduccion de Joseph alcobé Primera edici6n: 1974, Editorial Laia, S.A. Primera edicién mexicana: 1984 Segunda edici6n: 1994 Reservados todos los derechos conforme a la ley © Frangois Maspero, 1969 © Distribuciones Fontamara, S.A. Ay, Hidalgo No. 47-B — Colonia del Carmen Deleg. Coyoaciin — 04100 México, DF. Teléfonos 659-71-I7 y 659-79-78 Fax 658-42-82 Impreso y hecho en MExieo Prinied and made in Mexico PROLOGO Si hoy tuviera que orga- nizar esta escuela del pue- blo, me apoyaria en el principio de que es el tra- -bajo_con toda la que tiene actualmente de complejo de socialmente orga Pate do, lo que candiciona la vida_de los hombres, lo que suscita y orienta sus pensamientos, lo que justi- fica su comportamiento individual y social: el tra- bajo, motor esencial, ele- mento de progreso y de dignidad, simbolo de paz y de fraternidad. La educacion del trabajo. Fue en los campos de concentracién de Vichy, a pesar de todas las limitaciones impuestas a los hombres de espiritu libre, donde Freinet hallé tiem- a ocasién de meditar profundamente su obra pedagdgica. Alli salieron a ta luz los datos inielec- _ tuales de una teoria que habia sido engendrada por "una accién honesia y eficaz; alli proyecté inyectar esa teoria orgdnica —como una levadura— en un pragmatismo de primordial y urgente necesidad. Fue en aquellas condiciones cuando Freinet es- © cribid, uno tras otro, los*dos libros bdsicos que ; a constituyen ¢l fundamento de su filosofia: La_ed ac el tra y Ensayo de psicologia sensible, que_iluminan_por dentro toda su pedagogia expert- mental A decir verdad, a esta pedagogta experimental Freinet dedica las mds luminosas horas de sus ac- tividades cotidianas, lo misino que de sus reflexi nes criticas. No se da ningtin reposo, por lo demds, en este incesante reestudio de las prdcticas que du- rante un tiempo parecian definitivas y concluyentes. La duda constructiva no cesa de poner a prueba las adquisiciones para rechazar inexorablemente ta es- coldstica que siempre trata de resurgir: «Dudar de lo que ¢s cierto y no de lo que es dudoso, he ahi_el espixitu» (Alain), He agut el arma soberana contra todo sistema y todo dogmatismo. «Lejos de quedar satisfechos con nuestros pri- meros éxitos —escribe Freinet— aprecidbamos las insuficiencias y las debilidades, teniamos conciencia de los vacios que habfamos de lenar y no cesdba- mos de buscar, tanteando, los ajustes materiales y técnicos susceptibles de hacer mas eficaz todo nues- tro sistema educativo.» En efecto, durante mds de quince aftos (1923 a 1939), Freinet habia creado, desde el principio al in, titiles y téenicas nuevas de educacion, realizando por excelencia «esa escuela activa a la medida cuya realizacién en las clases de primaria ha parecido por largo tiempo una utopia». Es asi como atrajo a un mimero creciente de adeptos enrolados bajo el signo entusiasta de la Renovs ii Asi es como desde el fin de las hostilidades, en mayo de 1945, Freinet, lanzando la contrasena de unifica- cidn de todos sus camaradas, precisaba una vez mds el esptritu de amplia apertura de ung. pedagogia lla- mada a convertirse en una pedagogia de masa: «Nuestro movimiento pedagdgico no gira en tor- Ho a ningiin método, por excelente que sea. Nuestro objetivo no es el éxito de un método ni 1a difusién de un material, por perfecto que sea. Nuestra fi- nalidad es la renovacién y modernizacion de la Es- cucla popular, la eficiencia de nuestros esfuerzos, la revalorizacién del trabajo de los educadores en el seno de un pueblo consciente de su mision his- (Orica... Todos juntos, con este mismo espiritu que nos ha valido el éxito que hoy registramos, orga- nigaremos, construiremos la Escuela moderna po- pular francesa.» lectividades que han vencido a los conformismos y alcaos. Apenas salido del campo de concentracion, Freinet encontrd en el maquis y después en el Co- mité de Libération, donde actuaba como anima- dor-responsable, la oportunidad de revalorizar toda- via mds la organizacién. No solamente la organiza- eién técnica, que se plantea situar en su lugar y je- BMPR ie ccirercostarsantsmastcobre lostcudles veposa la comunidad, sino ademds, y sobre todo, esa haga lugar y jerarquia a los valores profundos que aseguran la renovacidn de la vida. Freinet crea uit ceniro escolar en Gap, en el recinto de un semi- nario eclesidstico, donde se esmerd, mds atin que en el pasado, a instaurar una organizacién pedagdgica, hwmana y cultural para la comunidad de ninos. Rodeado de estos ninos, en las condiciones eco- nomicas y sociales de la posguerra inmediata, ligado al pueblo que habia creado el maquis y que habia mostrado el magnifico impetu de la Resistencia, Freinet escribio su Escucla Moderna, La denomind «francesa» no por efecto del na- tionalismo que acababa de ponerse a prueba con la movilizacion de las energias que habia requerido la Liberacidn, sino por una suert ificacio los espiritus libres para el vasto y fraternal proble- 9 ma de la educacion. En este instante, es preciso de- cirlo, el pueblo creta que iba a producirse un fend- meno nuevo. ;Como un segundo 1789! Habia que ponerse inmediatamente manos a la obra, llegando hasta las acciones necesarias a la actualidad social y politica; pero también obrando en el sentido de la Historia, en la linea de una organizacién plastica de masas centrada en sus intereses mds positivos, Con estos objetivos inmediatos se escribio esta obra, este libro precoz, rico en simientes esenciales, condensa- das en un subtitulo que entonces era todo un pro- grama: Guia pRécyica PARA LA ORGANIZACION MATERIAL, TECNICA Y PEDAGOGICA DE LA ESCUELA POPULAR Esta guia practica no serd, por tanto, una sim- ple recopilacion de recetas pedagdgicas: habiendo delimitado los principios generales de una pedago- gia popular, Freinet precisard, paso a paso, la orga- nizacion, es decir, hard surgir funcionalmente su es- tructuracién. - eo a trabajo escolar, estrechamente ligadas entre si; las coordenadas que dan unidad y solidez a una pedago- gia en movimiento que marcha al ritmo de la vida, Tocamos a la nocién invariante que Freinet de- bia volver a emprender unos veinte afios mds tarde en Las invariantes pedagogicas (1964). «Es una nueva gama de valores escolares lo que quisiéramos esmerarnos en establecer aqui —escri- bia Freinet en un breve prefacio—, sin otro prejuicio que nuestras preocupaciones de investigacién y de verdad, a la luz de la experiencia y del sentido co- muin. Sobre la base de estos principios que nosotros tendremos como invariantes, y por tanto inatacables 10 seguras, quisiéramos materializar una especie de Codigo pedagogico que os permita encaminar, con un minimo de tanteos y de riesgos, el ejercicio de una profesion que es formula de vida: la de educa- dor.» Ya no se trata hoy de aportar a un maestro, cual- quiera que sea su nivel, algunas transformaciones formales: «Hace falta realizar una renovacién pro- junda y eficaz de la formacion de las jovenes gene- raciones... Se puede decir que, a pesar de la tenaz persistencia de la tradicion secular, la escoldstica ha terminado su reinado. Lo cual no quiere decir que no exista el peligro de que se prolongue su agoni Sin tardanza, debemos sustituirla por una formacion que 7 - des, en sus modos de vida, en sus modos de actuar, la potencia de su savia. Pero, al mismo tiempo, haraé falia ligar esa formacion al gran pensamiento hurna- no, a todo lo que el progreso nos ha traido de positi- vo y de definitivo, asi como a las grandes corrien- tes de civilizacién que, a través de los siglos, por medio de la religion y de la tradicién, han comenza- do el movimiento hacia delante que nosotros tene- mos la misidn de reforzar y de continuar.» ELise FREINET ADVERTENCIA Como indica el subtitulo, la presente obra es esencialmente practica. Hemos reducido al minimo indispensable todas las consideraciones psicolégicas y filoséficas que justifican las soluciones preconiza- das, que los lectores podran estudiar en los libros que indicaremos en otro lugar. Educadores y padres, en el umbral de esta tra- ica posguerra, se hallan en una dificil e inquietante encrucijada. Tienen conciencia de la inutilidad, de la impotencia, de la nocividad incluso, de los cami- nos hasta ahora familiares, que no han sabido evi- tar la catastrofe, caminos que quizds en algunos ca- sos hayan conducido metédicamente hasta ella. Pero entre los senderos que se ofrecen, mas o menos trillados, mas 0 menos paralelos a las rutas del error, gcudles escoger que no estén invadidos por la palabreria inutil y las teorfas falaces? Al montafero que parte de excursién no le si ven las consideraciones estéticas, ‘sociales o humani- tarias de aquéllos que sélo imaginariamente se han lanzado a la conquista de las cimas. Lo que necesita es un guia preciso y practico que le permita alcanzar, con un minimo de riesgos y de errores, el objetivo que se propone. Un guia asi es el que hemos tratado de propor- cionar a todos los educadores. Ciertamente, los ca- minos que indicamos no estan siempre perfectamen- te desbrozados; no son todavia carreteras amplias, allanadas, con un lecho de piedras y asfaltadas; fre- cuentemente son pistas, en los flancos de una loma, que serpentean de calvero en calvero al asalto de los puertos y los picos, 13 Pero estas sendas existen, cuidadosamente jalo- nadas, con sus refugios y sus albergues. Precisamen- te os correspondera mejorar su trazado y su contex- tura para convertirlas en caminos seguros donde pucdan avanzar confiados los buenos obreros del porvenir. INTRODUCCION Antes de abordar la parte constructiva de este libro, queremos plantear racional y humanamente el problema de la escuela popular. Decimos claramente popular. No sdlo para deli- tnitar nuestro tema especial, con objeto de tratarlo con mayor profundidad, sino para sefialar una_etapa tueva en la evolucién de la Escuela. Con un retraso deplorable, debido a la persistente inercia de instituciones anticuadas ya superadas, la liscuela se adapta lentamente, en todas las épocas y wares, al sistema econdmico, social y politico que la domina. Se lamente o sea motivo de satisfaccion, esta adaptacion es un hecho; una ojeada rapida a los dos mil afios de nuestra historia nos proporcionara inmediatamente la prueba de ello, En la Edad Media, nos dicen, los sefores estaban {nuy poco instruidos y no siempre sabian leer, por- que en aquel momento leer y escribir no eran abso- lutamente indispensables para la funcién social del ‘efor. Por el contrario, no se descuidaba ni su for- tmacion de sefior, ni la de cazador o guerrero. Incluso sta formacion tenia la originalidad envidiable de ho ser libresca o formalista, sino esencialmente acti- va y practica: preparacién del joven sefior como jpaje, iniciacién a la caza, a la equitacion, a las prue- has guerreras de los torneos. Era una escuela ligada 4 la vida que respondia en una amplia medida a las hecesidades individuales y sociales de Ia época; la adaptacion era satisfactoria para aquel medio. Las catedrales y abadias también tuvieron sus escuelas especiales, donde se acogia a nifios de todas lus condiciones, Su formacién estaba concebida y 15 realizada con una finalidad precisa: la iniciacion de los futuros hombres de Iglesia, que no necesitarian comprender, sino creer y servir en el seno celoso de la Iglesia. Pedagogia y técnicas estaban adaptadas a estos fines. La burguesfa en auge tuvo a su vez escuelas, don- de ensefié la lectura y Ja escritura —estos ttiles tan raros, tan apreciados y tan respetados en aquella época—, la cultura antigua, griega o latina, la medi- cina, la controversia, conquistas todas ellas que asen- tarian sobre bases nuevas la autoridad de esta clase social de administradores y comerciantes. Nueva ctapa en cl siglo x1x: la instruccién del pueblo se convierte en una necesidad econémica. El capitalismo triunfante instituyd la escuela publica que también se adapto, por lo menos durante un periodo, a las finalidades especiales que le habfan dado vida. A pesar de las teorias y de los ampulosos discursos que los intelectuales idealistas formulaban, en el fondo no se trataba de educar al pueblo, sino de prepararlo para cumplir con eficiencia racional las nuevas tareas que el maquinismo imponfa. Sin Jas técnicas basicas de leer, escribir y contar, el pro- letario cra solamente un obrero mediocre. Al mismo tiempo, los rudimentos de literatura, de conocimien- tos geograficos, histéricos, cientificos y morales, completaban la adaptacién del individuo al cuadro limitado de su nuevo destino econdmico. Esta adaptacién era casi perfecta en el periodo 1890-1914, El mismo pueblo estaba satisfecho apa- rentemente, e incluso un poco orgulloso de una es- cuela que hacia «sabios» de sus hijos. Los filésofos exaltaban las virtudes de los nuevos dioses: la razon y la ciencia; la patria parecta descansar sobre ci- mientos sélidos y los comerciantes de toda laya ha- cian buenos negocios en un ambiente de seguridad. 16 Sin embargo, se rompié el encanto, contribuyen- to a ello en amplia medida cl macabro engafio de 1914-1918. Poco a poco, los mas clarividentes y los Mejores de entre cl pueblo adquirieron conciencia el destino de su clase y de la mentira interesada (jue era la instruccién que habian recibido. Se re- Petia un proceso similar, cuando los primeros gran- ies burgueses comprendieron cual cra el destino de tu clase y las posibilidades sociales y politicas que Yenian, y arrancaron tcsoncramente, por la instruc- (i6n, la astucia o la fuerza, los elementos de domi- Mucion que disfrutaba una clase sefiorial decadente. La clase popular comenzo su lucha para adaptar Ii educacion de sus hijos a sus necesidades especi- fieas. La escuela laica empezo a declinar, los maes. (os de vanguardia trataron de apresurar la evolu- ‘ti6n readaptando lo mejor posible el organismo de- Aequilibrado; los militantes obreros tejieron en tor- N10 a la Escuela publica una red incoherente de obras jostescolares, de publicaciones y de organismos que Fan otras tantas tentativas de adaptacién. También Jos fildsofos formularon los planes teéricos de la ‘Nueva educacion. Hoy el divorcio es patente, no siendo sino el re- sjo de la oposicién permanente de las clases socia- en busca de un nuevo equilibrio. Esta escuela publica, adaptada a la vida del pe- todo 1890-1914, que persiste obstinadamente en una foncepcion pedagégica, técnica, intelectual y moral Aetualmente superada, ya no responde ni al modo de Vida, ni a las aspiraciones de un proletariado que, da dia mas, tiene conciencia de su papel histéri- ‘0 y humano. Esta escuela ya no prepara para la vida. Ni esta orientada hacia el porvenir, ni apenas hacia el pre- sente; se obstina en mirar hacia un pasado pericli- tado, como hacen esas damas otofiales que, habien- 17 do tenido un merecido éxito durante su juventud, no quieren cambiar nada de su género de vida, ni de la moda con que habian triunfado, maldiciendo Ja evolucién que se produce en torno a ellas, de un mundo que condenan La Escucla ya no prepara para la vida, ni sirve yaa la vida, siendo dsta su condenacién definitiva y radical, Progresivamente en aumento, la verdadera formacion de los niios, su adaptacion al mundo de hoy y a las posibilidades de manana, se practican mas o menos metédicamente fuera de la escuela, porque la escuela no las satisface en absoluto. Y se da el hecho caracteristico de que los nuevos conduc- tores de pucblos, sea obreros militantes, organiza- dores de cooperativas, jefes del ejército o supre- mos dirigentes politicos, con frecuencia son hom- bres que la escuela publica desconocié 0 rechaz6, 0 que la sociedad, egoista, no considerandoles sus hi- jos, les alejé de sus aulas, teniendo que ser ellos mismos quienes, mientras se entregaban a la lucha o a una funcién social, se forjaran una cultura y una filosofia que tienden a dominar el mundo, y a las cuales la escuela se verd obligada a plegarse un dia. La situacién es ésta: un foso, que se ahonda de dia en dia, va aumentando la separacién entre la escuela ptiblica tradicional, mejor o peor adaptada a la democracia capitalista de principios de siglo, y las necesidades imperiosas de una clase que sien- te la necesidad de formar las generaciones nuevas a imagen de la sociedad que vislumbra, cuya edifica- cién majestuosa ya ha empezado. Los educadores han de tener conciencia plena, sin tardar un momento mis, de esta falta de adapta- cién y realizar cl esfuerzo de rejuyenecimiento que se impone, rechazar los grandes sombreros y las faldas de volantes de una época que ya pasd, obser- 18 Var atentamente la nueva vida y adaptarse a ella, 4 su espiritu, a sus técnicas, a sus obligaciones: ¢ sar de enfurrunarse frente al porvenir en nombre de una rutina que no es sino un freno peligroso a la Vida que asciende y situarse al dia. «Descubramonos ante el pasado, pero vistémo- Nos con ropas nuevas, dispuestos frente al porve- hire, escribia hace veinte anos un pedagogo inglés, Sanderson. Vamos, pues, abandonad las viejas vestiduras y yenid con nosotros al inmenso lugar de trabajo que es la Escuela Popular. Sobre nuestro-grupo de educadores de vanguar- dia, reunidos en torno a la idea simbolo de la Im- prenta en la Escuela, debia recaer la carga y el ho- nor de proceder a esta adaptacion elemental de Hestras concepciones pedagégicas, de nuestro ma- terial y de nuestras técnicas de trabajo al servicio de la vida. Desde hace treinta anos, luchamos_ para hacer Surgir, del propio seno de la Escuela publica, esa Facuela del pueblo, cuyos fundamentos técnicos he- fos elaborado minuciosamente. Somos muchos ya los que hemos franqueado el foso, no solamente en ensamiento y en teoria, sino también en la practi- ta. Ahora nos toca movilizar a la masa de educado- fes para el combate mas importante, preparando tuidadosamente —dicho en lenguaje de estrategia, desgraciadamente muy corriente— las principales tabezas de puente, echando sobre el foso las pasare- jas que permitan, hasta a los mas timidos, reunirse win tardanza con el grueso de las fuerzas de la jueva educacion popular. Dicho esto, hemos de agregar que no tenemos la ‘pretension de detentar cl monopolio de esta adapta- 19 cién, ni de fijar prematuramente las formas de una vida escolar cuyo dinamismo es la gran ley peda- yalidos_de nuestr tes y esclarecidas, Pero debemos ser todos los edu- Tad dcimiccion iol Gunetee inte ote) pueblo, en su lucha popular, Ilevemos a la realiza- cién la Escuela del Pueblo. 20 |, PRINCIPIOS GENERALES DE LA ADAPTACION DEL NUEVO COMPORTAMIENTO ESCOLAR AL MEDIO AMBIENTE Se impone una readaptacién de nuestra escuela publica para poner al servicio de los nifios de esta mitad del siglo xx una educacién que responda a las idades individuales, sociales, inielectuales, téc- micas y morales de la vida del pucblo en Ia época de Wetec lad, Ta aviacion, el cine, la radio, el perid- ie, el teléfono, la television, en un mundo que es- me que sea pronto el del socialismo triun- te. Byocaremos sucintamente los principios esencia- los que nos guiaran en esta readaptacién, Pero no Yamos a justificar los fundamentos psicolégicos ni #l valor pedagégico de los mismos, con los cuales dlrdn familiarizarse nuestros lectores consultando . libros que indicaremos al final de la presente obra, 1, Finattpap pe 1a EDUCACION ieee nab be A EDUCACTON Habra que reconsiderar por entero la propia fi- Milidad de la educacion. (Qué queremos obtener de nuestros nifios? Antes de instalar la fabrica, el ingeniero tiene una flea precisa de lo que pretende fabricar. Ha hecho it sondeo comercial preliminar para darse cuenta tle Ins posibilidades y de las condiciones de salida de ils productos, de lo cual deducira las normas de fa- bricacion que le permitan enfrentarse con la com Pelencia. Existe parcialidad en este examen, origina- 20 da por Ja inhumana racionalizacién capitalista, puesto que el industrial no se plantea la pregunta esencial: «¢Sera util a Ja sociedad el producto que yo obtenga?», sino unicamente esta otra, egoista y accesoria totalmente: «¢Podré venderse mi produc- to? gConseguiré venderlo suficientemente caro y en bastante cantidad? :Podré reducir suficientemente mis gastos generales para recoger un beneficio sus- tancial que merezca crear la empresa?» Los padres y la sociedad —esos padrinos natura: les de nuestra escuela publica— desgraciadamente razonan con mucha frecuencia como el capitalista interesado. Para la mayoria de los padres, en efecto, lo que importa no es la formacién, el enriquecimiento_pro- fundo de la personalidad de sus hijos, sino la ins- truccion sui ente para afrontar los examenes, ocu- par las plazas envidiadas, entrar en tal escuela © po- ner el pie en tal otro empleo oficial. Ciertamente son consideraciones humanas cuya flaqueza no incumbe Unicamente a los padres, puesto que es la consecuen- cia de una concepcién muy directamente utilitaria de la cultura, por creer como tnica virtud en la ad- quisicion formal. Por otra parte, la_sociedad no es ni mas com- prensiva ni mas generosa. Con mucha frecuencia, esté dominada por la_preocuy a 5 far, sin tener tiempo para pensar en lo que ocurri- vel fias. Sélo le absesiona e] inmediato mafiana. Sélo para este mafiana inme- diato pide ala escuela que prepare al nifio, para las Bp a Cia ar ae pag area ir eo mp A ep €n cuenta, ninguna de las dos, el punto de ¥ista_del_nifio, tendremos que definir nosotros la ladera fi nirio desenvolverd : le una comu- racional a la que sirve y que le sirve. Cumpli- 1 su destino, elevandose a la dignidad ya la poten- ‘tla del hombre, preparandose asi a trabajar eficaz- ‘Mente, cuando sea adulto, lejos de las mentiras in- ‘Wesadas, para Ja realizacién de una sociedad armo- ‘Wloka y equilibrada. Pero también sabemos que éste no es sino un il, aunque no es superfluo el formularlo. Sabe- Ws que en la practica los educadores tendran enfrentarse continuamente con el egoismo, el § 8 mal entendido, la organizacion irracional y tos aleances, consideraciones todas que ponen ligro de descentrar y perturbar el! proceso edu- Ivo. Razén de mas para que los educadores estén inados siempre por una clara visién del ideal lie, muchas veces, seran ellos los unicos en con- magrarse. wale ‘Ta ESCUELA CENTRADA EN EL NIKO oon tradicional se el nseni en los as que definian materia, precisandola juizdndola. La organizaci6n escolar, los maes- 'y los alumnos tenian que supeditarse a sus exi- sidades fundamentales del nifio en funcion de las necesidades de la sociedad a la que pertenezea Sree asain Vercadeea cen eiie derealoquete- dagogico, racional, eficiente y humano, que ha de permitir que el nifio alcance su destino de hombre con la maxima potencia. 3. EL NINO CONSTRUYE POR Sf MISMO SU PERSONALIDAD CON NUESTRA AYUDA Si bien es posible establecer con certeza suficien- te cuales son las necesidades funcionales de la So- ciedad en virtud de las cuales el Estado plantea, mas 0 menos autoritariamente, sus exigencias limi- tes, por el contrario es mas facil conocer con sufi- ciente intimidad al nifio, su naturaleza psicoldgica y psiquica, sus tendencias y sus posibilidades, su ri- queza interior y su impetu, para poder basar nuestro comportamiento educativo en estos conocimientos Cualesquicra que sean los progresos de las ciencias del nino en los tltimos cincuenta afios, todavia no podemos apoyarnos con éxito sobre lo que son sola- mente balbuceos. ligados_a actuar como el criador de ganado que no consigue sino imperfectamente distribuir a tias - mentacion especifica que asegurarfa su desarrollo 6ptimo, por lo que no se Te ocurre nada mejor que conducir a sus potros hasta el prado, donde los deja cn libertad para que puedan escoger a sus anchas, entre dos galopes, la hierba sabrosa que dara agili- dad y vigor a su cuerpo y un lustre de salud a su pe- laje. ‘Actualmente no podemos pretender conducir_me- tédica y cientificamente_a los nifios, administrando aonisano la educacion apropiada, por lo que nos contentaremos con prepararles y ofrecerles un me- 24 dio ambiente, un material y una técnica susceptibles de facthtar ‘Ormacion, preparar [os caminos. ly que avanzaran, segan sean sus aptitudes, sus Ya no daremos mas relieve a la materia que se jemoriza, ni a los rudimentos de las ciencias que haya que estudiar, sino: a) ala salud y al impetu vital del individuo, a la persistencia en él de sus facultades. creadoras y acti- yas, a la posibilidad, que forma parte de su natura- leva, de seguir avanzando siempre para realizarse eon un maximo de potencia; b) a la riqueza del medio educativo; ) al material y a las técnicas que, en este medio, 0 Pe ee arate sivaw complctacu 3 ede preconizamos. 4. La ESCUELA DE MANANA SERA LA ESCUELA DEL. TRABAIO No significamos con esto que se utilice el traba- jo manual como ilustracion del trabajo escolar inte- leetual, ni que se oriente hacia un trabajo produc- tivo prematuro, o que el preaprendizaje desbanque en la escuela al esfuerzo intelectual y artistico_El abajo sera el gran principio, motor y filosofia de la pedagogia popular, actividad de la cual se des- prendan todas las adquisiciones. eerie sociedad’ det trabaj la sociedad del trabajo, la Escuela que ha- yamos regenerado y encauzado estara perfectamen- \e integrada al proceso general de Ja vida ambiental, onstituyendo una rueda del gran mecanismo del cual hoy se ve separada muy arbitrariamente. io, motor 25 CABEZAS BIEN FoRMADAS Y WANOS FRPERTAS ANTES QUE ODRES REPLETOS ; ; La necesidad de fundamentar en ¢l trabajo toda ja actividad escolar, segin acabamos de mencionar, supone que la escuela dé Ja espalda definitivamente ala mania de la instruccién pasiva v formal, peda. BBaicamente condenadlay que se vucNa a siiee totalmente el problema de la formacién ligado al de la adquisicién; y que se organice, para avudar a los nine Lit C civic v En teorfa, hoy todo el mundo admite esta nueva orientacién; en la practica, tropieza con los habitos persistentes y rutinarios de la escolistica; social mente, estén contra ella todo el sistema de selec. cién, de concursos, de examenes, que siguen conce- diendo los lugares privilegiados a los odres repletos, en detrimento de las cabezas bien formadas servi- das por manos expertas, que han de imponer su sw. perioridad luchando enérgicamente, 6. UNA DISCIPLINA RACIONAL, EMANACIGN DEL TRABAJO ORGANIZADO Esta nueva orientacién pedagégica y social lleva en si una armonia nueva que suscita un orden pro- fundo y funcional, isc i orden en Ia organizacion d una_eficienci: Jue _es. ts i Lb zacién humana de la vida escolar; conquistas todas ellas que, por encima de los formalismos en desuso, concurren a la formacién armoniosa de los indivi duos dentro del cuadro social regenerado. La Escuela del mafiana no sera de ninguna for- ma una escuela andrquica, como frecuentemente afir- man los detractores de cualquier novedad, una es- 26 Wiiela en Ja que el maestro no conseguiria mantener Ay) hecesaria autoridad. Por el contrario, sera la mas dsc iplinada por su superior organizacion. Lo que ibra desaparecido efectivamente de ella scré esa iliseiplina exterior y formal que impide que la escue- fi actual sea el caos y Ia nada. La disciplina de la @scuela del mafiana sera la_expresion natural y el Vesultado de la organizacién funcional de la activi- dad y de Ta vida de Ta comunidad escolar. En consecuencia, el problema disciplinario pasa lin segundo plano en beneficio de la organizacion Wniiterial, tecnica y pedagogica del trabajo, que debe er el elemento esencial y decisivo del equilibrio es- colar. YUNA ESCUELA DEL SIGLO XX PARA EL HOMBRE DEL SIGLO xx Ta Escuela, que estar penetrada asi por una vida Wiieva a imagen del medio, tendra que adaptar, en fonsecuencia, no solamente sus locales, sus progra- is y sus horarios, sino tambien sus utiles de tra- ‘Wajo y sus técnicas, a las conquistas esenciales del yjreso en nuestra época. No sigamos adaptados i mas tiempo a una escuela que lleva un retraso len afios por su verbalismo, sus manuales, sus ‘anuscritos, cl balbuceo de sus lecciones, la recita- ‘Wid memorizada, sus modelos de caligrafia, ;En el : del reinado incontestable de la imprenta, de la jen fija 0 animada, de los discos, de la radio, de imdquina de escribir, de la fotografia, del toma. istas, del teléfono, del tren, del auto y del avién! Fiste contraste —al cual es yerdaderamente sor- Wendente que educadores, padres y legisladores no joan mas sensibles— plantea en toda su acuidad la ivea de readaptacion que se impone. Pero para las jalidades humanas que hemos definido. 27 DAPTACION SE HARA PARTIENDO DE LA BASE Esta_readaptacion. esta modernizacion no se ha- ran_bajo el signo de la fantasia o de la moda, ni si- quiera porque lo decreten ast las autoridades supe- riores, por lo menos en lo que concierne a los de- talles. No se trata de quemar con ira todos los vestigios del pasado para sacrificarlos a un porvenir agitado ¢ inquieto, dominado por la velocidad y la maquina. Esta adapt: yde la armonia al servicio de la vida, Esto supone una educacion mejor fundamentada que nunca so- bre el pais, la familia, la tradicion, el esfuerzo per- severante de los hombres que nos han precedido; a ue no descienda desde lo alto —no aoe ‘cual sea la comprension y la buena volun- tad de la autoridad que lo decrete—, sino que ascien- da _de la vida ambiental, bien arraigada, bien nutri- da, vigorosa y robusta, capaz de clevar hasta muy alto, en el esplendor de un destino provechoso, a los nifios que estan llamados a construir un mundo me- jor que éste, que nosotros hemos permitido que se hunda como un lamentable castillo de naipes. 9. CoMPLEIIDAD SOCIAL DE ESTA READAPTACIGN El problema pedagogico asi concebido nos situa en el mismo centro de la complejidad social. En con- secuencia, no descuidaremos ninguna de las necesi- dades sociales de la escuela; no subestimaremos ni el problema financiero, ni el problema de la forma- cién y de la readaptacién de los maestros. Cuales- quiera que sean las convulsiones que acompaiien al nacimiento de un orden nuevo, nuestra revolucién pedagégica nacer4del_desorden-existente, construi- 2B 14 el futuro en el seno del presente, buscard el con- Yencimiento antes que la imposicién, convenciendo labras, sino con Ja evidencia de un progre- @sencial en la organizacion, por el deslumbra- tnlento de una eieach alien fiplicada, por la irradia- vin casi mistica del entusiasmo que anima a aque- Mins que, como precursores, han osado abrir las vias wilvadoras de esta readaptacion. 10, La ESCUELA DEL PUEBLO NO PUEDE EXISTIR SIN LA SOCIEDAD POPULAR Nuestra insistencia en relacionar la obra del ma- Hana con un pasado que sabemos que esta condena- ii ho ha de interpretarse como una tendencia hacia #] estatismo politico y econémico. Por el contrario, ieiitinciamos la ilusién de los timidos que esperan ¥ florecer dentro del caos social una pedagogia tuna escuela susceptibles de servir de modelo para yealizaciones sociales del porvenir. La experiencia nos obliga a ser mucho mas hu- Wildes. Nos muestra que, salvo algunas raras excep: tlones,-le-Escuela no esta nunca a la vanguardia del iogreso social. Puede estarlo en teoria —Io cual no ® suficiente nunca—, pero en la practica su floreci- Wilento esta sumamente_condicion i re ial y politico, para que ja- Wits se la hayaui renderse por una hipotéti- racion_autonom: Por e] contrario, la Escuela sigue siempre con un Wientable retraso a las conquistas sociales. Noso- is podemos reducir este retraso y habremos con- ido una victoria apreciable. Bl feudalismo tuvo su escuela feudal; la Tglesia {uvo una educacién a su servicio; el capitalismo bngendrado una escuela bastarda, con su verbo. 29 rrea humanista que disfraza su timidez social y su inmovilidad técnica. poder, tendra su escuela y su pedagogia. Su acceso) ya ha comenzado. No esperemos mds para adaptar nuestra educacién al mundo nuevo que va a nacer.| Nosotros apreciamos las siguientes: |. El perfodo preescolar, desde el nacimiento fin del segundo afio aproximadamente. Las Reservas y jardines de infancia, de los S$ Cuatro afios. a escucla maternal e infantil, de cuatro a aiios. Histimamos que de ningtin modo la Escucla debe ler su accién al llegar a la pubertad que es, por irlo asi, ida. Pero como sdlo porta hablar de los temas que conocemos se- lente, limitamos a la pubertad nuestro pro- o educativo, dejando a los educadores de los 05 mas avanzados cl cuidado de proporcionar un similar para las edades que les conciernen, los principios generales que enunciamos per- n yalidos fundamentalmente. PERIODO PREESCOLAR uestro libro Consejos a los padres, hemos en la importancia primordial y determi- te de la formacién durante el curso de los pri- 08 afios de vida, habiendo dado una explicacion unda de este proceso inicial de formacién en ro libro: Ensayo de psicologia sensible apli- '@ la educacién. De esta formacion inicial de- = en una amplia medida el éxito pedagdgico, individual, social y humano en el curso de las etapas posteriores de la educacion. Esta muy lejos de sernos indiferente el que el nifio tenga una salud magnifica, que sea vigoroso, equilibrado, activo, curioso, que no esté disminuido por ninguna de las taras —hijas de la ignorancia, de la explotacién, del tugurio y de la miseria— que le hacen impermeable a nuestros esfuerzos. Pedago- gica y moralmente hablando, no tenemos derecho a desinteresarnos de los errores e injusticias que afectan al nino cuando no esta bajo nuestro cuida- do y responsabilidad, y que, sin embargo, determi- nan y condicionan nuestro comportamiento edu- cativo. Sin ampliar pretenciosamente el campo de nues- tro sacerdocio, por lo menos podemos hacer todo lo posible para que padres, educadores, administrado- res y legisladores se hagan cargo de esta realidad —corrientemente demasiado descuidada—, que com- prendan profundamente esta interdependencia vital, a fin de situar leal y légicarnente los problemas, no exclusivamente pedagégicos, que de ello se derivan. Mencionaremos como puntos esenciales de con- sideracién: a) la salud de los padres y la lucha contra las causas que la comprometen prematuramente: con- dicién proletaria deshumanizadora, vivienda anti- higiénica, alcoholismo; b) cuidados especiales a la mujer encinta; ) preparacidn técnica, por asi decirlo, del me- dio que esta Hamado a recibir al recién nacido y a determinar su primer comportamiento; local, aire, iluminacisn, silencio: canastilla y cuna; alimentacién; primeras experiencias mediante el ambiente; 32 conducta de los padres durante estos pri- afios de infancia. tas cuestiones se hallan estudiadas con mayor miento en nuestro libro Consejos a los padres al remitimos a nuestros lectores. IERVAS Y JARDINES DE INFANCIA Bn nuestro libro Ensayo de psicologia sensible licada a la educacién justificamos la creacién de designaremos como Reservas infantiles. Aqui ‘contentaremos con resumir el principio en que No importa cual sca la etapa de la vida que esté j@ consideracién; la educacién verdadera se pro- segtin un principio general de experiencia por que aventaja a cualquier otro método mas 0 8 Cientifico. La educacidn sistematica cae en el cuando pretende sustituir con sus métodos ales a un proceso que es la misma ley de vida. ‘lo mas que puede —y que debe hacer— es ecer esta experiencia por tanteo en la me- de lo posible, acelerar su evolucién para per- ir la elevacién maxima de los individuos hacia cia social y humana. ’a prepararse eficazmente para la vida, los pe- tienen necesidad de hallarse en un medio as experiencias por tanteo, (Cuando decimos ‘no nos referimos a la posicién econdmica de les funcionales que este medio proporciona al a la construccién de su personalidad.) a bien, cs muy raro que exista un medio asi 33 les del capitalismo: en la ciudad, aridez, barrios sin condiciones, amontonamiento en casas obreras sin aire, ni horizontes, Arboles, flores o animales; en el campo, pobreza del medio humano y social que no compensa casi nunca la riqueza extrema de la natu- raleza. Especialmente en la ciudad, los nifios del pucblo se ven obligados a adaptarse, peor o mejor, aun espacio reducido, como bestias de un zooldgico, con un esqueleto de arbol, un simulacro de riachue- lo y la tierra muerta y desnuda. Los animales no pueden vivir en un medio asi, anormal, que no les permite realizar ni las funcio- nes fisiolégicas mas elementales; 0, si viven, no se reproducen o, en todo caso, degeneran, por buenos que sean los cuidados alimenticios que reciban. De modo que para conservar ciertas especies amenazadas de desaparicién se ha previsto una so- lucién mas eficaz: en el medio natural de estas es- pecies —bosques, montanas, valles— se han dispues- to espacios garantizados contra la inconsciente fe- rocidad de los destructores. Los animales que se quiere salvar pueden vivir alli y desarrollarse en su atmésfera especifica. Es lo que las autoridades fo- restales denominan reservas. Pedimos que, para los hijos de los hombres, se imite una réalizacion inteligente y audaz que ha dado buenos resultados con los animales. Se trata, en suma, de una concepcién nueva, mas racional, de los Jardines de Infancia, cuya idea lanzo la doctora Montessori, aunque, segtin nuestra opi- nién, son de una concepcidn falsamente cientifica, excesivamente formal, respondiendo solamente a al- gumas necesidades funcionales de los nifios a que se destinan. ‘A medida que perfeccionamos asi el medio, des- plazamos el centro de gravedad pedagégica de la edu- cacidn hacia la perfeccion de la organizacién técnica. Iii donde el medio no permite las experiencias por Witeo, necesarias para la adaptacién de la infancia situaciones nuevas, el educador debera entre- © a una gimnasia pedagdégica especial con lec- jones, mimica y trucos de ilusionista... Al igual que | charlatan que evita que traten de probar la bon- id del producto que ofrece, hablando sin cesar para wamotear esta experiencia. En el medio natural, la tarea del educador sera Nuestra «reserva para la infancia» no estara, por ito, en una sala o parque cualquiera. Se com- de que la preparacién material y técnica de este Hedio sera una de nuestras preocupaciones educa- més esenciales. Situacién de las reservas para la infancia. Es- reservas estaran instaladas en un parque, en un lin publico, un espacio libre, lo mas cerca posi- Eiiies ceutros urbanos a que concierna. 2. Dependencias de !a reserva, Habitualmente empieza la descripcién de una vivienda por los les que las dependencias completan. Nosotros ‘imos la descripcién para recalcar la preceden- que damos al medio, cuyos locales vienen siendo especie de dependencias accesorias, previstas mente para los dias intempestivos. Medio natural. El nifio, menos todavia que el salvaje, no est4 hecho para vivir encerrado. dio mas apropiado para él es la naturaleza. osques y arbustos, con posibilidad de construir os primitivos con ramajes. cas y gruias para que el nifio pueda trepar y Riachuelo con cascadas, cavidades, surtidores... eliminando las posibilidades de ahogarse. Laguna con playa arenosa y la posibilidad de cha- potear en verano. b) Medio natural cultivado. Prados, cereales (ce- bada, trigo), arboles frutales, legumbres, flores, culti- vados a la vista de los nifios. ¢) Animales que vivan en libertad y prohibicion de destruirlos: pajaros, licbres, conejos, peces, etc. d) Animales domésticos. En establos o en el campo: vacas, cabras, asnos, gallinas, palomas, tdr- tolas.. ) Huertos para nifios. Terreno especial donde los nifios puedan remover libremente la tierra con utiles apropiados de los que facilitaremos el modelo. Incluso podrian concederse huertos particulares a los nifios més habiles y serios. 3. Locales. Estaran concebidos con una finalidad idéntica: permitir a los ninos la experimentacion por tanteo. Las plantas bajas serén el dominio de los nifos con: por una parte, el alojamiento de los animales do- mésticos: vacas, cabras, gallinas... una sala con plantas de interior, siembras en tiestos, pequefia exposicién de productos de la estaci6n... sala de experiencias con: caja de arena, pequefio surtidor con su pila, material educative, cubos, discos, juguetes, cochecitos, mumecas, casitas... la sala de reposo con alfombras, asientos, mesa, un servicio de cocina ligera, camas... En el primer piso estard el alojamiento de los celadores: a) Trabajadores seleccionados por sus cualida- des pedagégicas para cuidar los animales y trabajar los campos bajo la mirada de los nifios; 36 b Jardineras y enfermeras para ayudar y aten- 4 los nifios. dirfa preverse una reserva asi concebida para Ws cincuenta nifos. Los ninos que estuvieran el ero en ella tendrian comida y cama. pensaré quizé que éstas son complicaciones Y que, a mucho pedir, bastarian los jardines nfancia. ) que nosotros reprochamos sobre todo a estos de infancia cs que sean jardines de aclima. On, mas o menos opulentos, provistos quizd de Jos perfeccionamientos modernos, sin dejar por Jo mismo simples jardines de aclimata- ds, estas instituciones conceden un papel lado exclusivo al juego, descuidando la expe- por tanteo que es la primera ctapa del tra- Subestiman asi la importancia del medio na- tan estimulante, con sus animales, plantas y jos. izaremos lo mejor posible el medio ambiente jue permite que el nifio se prepare de verdad, amente por la accién, a sus progresos de §astos de sostenimiento de estas reservas no Ser muy cuantiosos, gracias a la capacidad de leeién de los campos y a la cria de animales. uentas esta solucién puede constituir una econémica y esencialmente practica de los populares para la infancia. ESCUELA MATERNAL Reservamos esta denominacién para la etapa edu- intermedia entre el medio familiar —comple- 37 tado y secundado por las reservas de infancia— y el medio escolar habitual. En la etapa precedente, el nifio ha procedido a un estudio metodico del medio que le rodea y luego, ya en posesién de las primeras conclusiones de sus ex- periencias, se ha librado a una organizacién inicial de su personalidad. A los cuatro afos trata de do- minar este medio. Empieza el periodo del trabajo, que se presenta bajo dos formas paralelas y comple- mentarias: el jucgo-trabajo y el trabajo-juego. De la misma forma que en la etapa precedente, no concedemos ningin espacio a las lecciones, sin importarnos el aspecto bajo el cual quieran presen- tarse, por atractivo que sea. Tendremos, pues, que prever: @) los locales y el medio que se adapten en gra- do sumo a este trabajo-juego; b) los materiales y las técnicas que permitan él trabajo-juego y el juczo-trabajo; c) la organizacion general de la actividad en fun- cién de esta educacién del trabajo. Hemos de reconocer que se han hecho muchas realizaciones en este terreno y que ciertas solucio- nes prdcticas adoptadas en Francia y en otros pai- ses se acercan sorprendentemente a las realizaciones que preconizamos. Seria totalmente injusto no re- cordar cuanto deben los pedagogos a Decroly, a la doctora Montessori y a todas las abnegadas maestras que han dado tanto renombre a las escuelas mater- nales francesas. Por eso nos contentaremos con sefialar aqui las modificaciones, los ajustes y los complementos que juzgamos indispensables. peales y dependencias mejoras preconizadas provienen de las posi- des nuevas que nos ha revelado nuestra con- original de la experiencia por tanteo. Los métodos mas perfeccionados —por ejemplo le la dactora Montessori— no han enfocado la | nifio en su diversa complejidad, consideran- ente una educacién sistematica que limita wnteo aun cierto ntimero de actividades bien de- preparadas y previstas con antelacién por el Wor. Por esta causa la escuela maternal, inclu- Ta de la doctora Montessori, sigue siendo un mo, donde en el reducido espacio del que ynia se han agrupado los objetos indispensa- autoritariamente toda posibilidad de expe- § preliminares; suprime un cierto ntimero de s; va hacia lo que supone esencial: abotonar adas para saber vestirse mejor; ajustar y arar formas y colores para agudizar los senti le la vista y del tacto; reseguir con los dedos uperficies rugosas para iniciarse a los gestos es de Ja escritura. la realidad de la vida desborda en todo mo- este cuadro formal demasiado exiguo, como ‘ordarnos que trataremos en vano de suje- nuestros métodos, sino que por el contrario i6tos los que habran de enriquecerse y adquirir llidad para servir y expansionar la vida ‘odria decirse que la doctora Montessori y las francesas han llevado casi a la perfec- escuela maternal, seccion del jardin de acli- én. Todavia tenemos que hacer un esfuerzo, alla de esta realizacion, para alcanzar hasta 39 la concepcién de una escuela maternal de vida com- pleja y de trabajo. De todo Io cual resulta: que nos hara falta prever un medio propicio de experiencias por tanteo, de una variedad y una riqueza a la medida de la vida; que en consecuencia el local deberé ser lo mas espacioso posible; que sobre todo debera estar completado por un medio natural, con jardines, agua, plantas y ani- males Nuestra Escuela Maternal Viva comprenderé, pues: una sala vasta, perfectamente iluminada, aireada y soleada, que contenga cl material de experien- ‘cia y de trabajo que vamos a definir. Las escue- las maternales modernas disponen en la actuali- dad de salas que nada dejan que desear en nin- guno de estos puntos; una sala adyacente, o un rincén de la misma sala, con elementos de la naturaleza, que reemplazara al jardin exterior los dias de mal tiempo; un jardin con arboles, prados, agua, cultivos, para el trabajo efectivo de los nifios; un anexo con animales domésticos, insectos, acuario, terrario, herbario, etc. Si no puede ser de otro modo, este jardin podria estar separado de la Escuela, yendo los alumnos al mismo los dias buenos, igual que se va al campo los domingos 0 las tardes de verano. Material y técnica en la Escuela Maternal Tampoco aqui vamos a presentar como noveda- des material y técnicas que meritisimos educadores 40. ionado antes que nosotros y que, ade- man parte de la practica casi corriente de uelas maternales. 0s; reconsideracién de la importancia relativa debe concederse a las diversas actividades; s tendencias pedagégicas opuestas amenazan la escuela maternal: la tendencia escolastica retende orientar demasiado aprisa a los nifios a los deberes y las lecciones escolares, dando | consecuencia, a las actividades que prepa- las actividades formales: preparacién para ay la escritura, lecturas morales, iniciacion ulo por medio de juegos o tableros especiales, sistematica prematura utilizando la memoria forma nada valiosa. Y la tendencia que lla- s infantil que, al contrario, parece querer al nifio en una etapa que va ha superado. este caso sc preocupa de hacer jugar al alum- le divertirle, sin otra finalidad en el fondo que silencio y orden. Esta tendencia ha dado una infinidad de juegos supuestamente edu- que en realidad no son sino pasatiempos mas ingeniosos o quizas, en definitiva y sobre interesante fuente de beneficios para quie- brican y venden. ntre estas dos posiciones extremas vamos a en- ar la verdadera solucion pedagogica. | nuestro libro Ensayo de psicologia sensible, distinguido tres ctapas en la evolucién acti- » la vitalidad infantil: Un primer periodo de prospeccién por tanteo, urso del cual el nifio experimenta, busca, exa- 41 mina, prueba, para familiarizarse con el medio am- biente y rechazar cada vez mis lejos el misterio y lo incdégnito que amenazan su poder. Este periodo fina- liza a punto de cumplir los dos afios, cuando el nifio ya camina, adquiriendo en consecuencia una mayor autonomia en sus reacciones, y sus manos liberadas le posibilitaran las primeras actividades construc- tivas, 2. Un segundo periodo que denominaremos de instalacién. E] nino no se conforma con conocer por conocer, remover una piedra para probar sus fuerzas nuevas 0 para ver simplemente lo que hay debajo. Empieza a organizar su vida, agrupando y agluti- nando inconscientemente sus experiencias por tanteo en torno a las necesidades fisiolégicas esenciales y a los turbadores misterios de la vida. Pero el nifio no sale atin de si mismo, donde todo esta por hacer y no puede por ello entregarse a ninguna actividad continua, sea trabajo-juego, o jucgo-trabajo. El mis- mo juego no pasa de ser una actividad estrictamente personal dentro del cuadro de esta preparacién. Es el periodo del egocentrismo que han descrito tantos psicélogos, Por nuestra parte preferimos decir insta- lacion para indicar claramente la finalidad de ese egocentrismo, que no es simplemente una tendencia a quedarse con todo, ya que, al mismo tiempo, se ma- nifiesta con gestos de sorprendente generosidad. Se trata mas bien de una necesidad funcional, Recor- dando la comparacién utilizada en nuestro libro: después, de haber dado minuciosamente una vuelta por su nueyo alojamiento, durante el periodo de prospeccién, el arrendatario lo prepara, lo dispone y amuebla: se instala. Por e] momento esta preocu- pado casi exclusivamente por esta necesidad vital. No se trata de que ya no quiera a sus amigos, como éstos ya bien saben; conserva su bondad y sus cuali- dades sociales, pero por el momento no quiere que a2 ten; cuando haya terminado de instalarse, nosotros. perfodo de instalacién Iega hasta los cua- aproximadamente. “Entonces empieza el periodo de trabajo. Tlega a los cuatro 0 cinco anos, el niflo ha he- Suficiente prospeccién de si mismo para co- as facultades con las que tenia necesidad de wizarse. Ha procedido a la instalacién mini ispensable, organizando sus primeros reflejos A partir de entonces dispondra de tiempo ta se efecttia por medio del trabajo, que es tividad por Ia que el individuo satisface sus ne- ides fisiolégicas y psiquicas mas importantes a adquirir la potencia que le es indispensable unstancias ambientales y la ley del adulto se iten. En su defecto, se entrega a un juego- que es el substituto mas o menos simbolico Fl periodo pre-escolar que corresponde a la prospeccién por tanteo. Tas reservas y los jardines de infancia para je de instalacion. Ae “La Escuela maternal y luego la Escuela pri- para la fase del trabajo. en la practica, cl paso de una de estas eta- a siguiente es siempre esencialmente progre- pués de una prospeccién sumaria, el arren- 43 datario entendido empieza su instalacion a medida que va Hevando los muebles, libre para detenerse de vez en cuando para proseguir la prospeccién; tam- poco espera a estar perfectamente instalado para re. emprender sus relaciones y volver al trabajo, dis- puesto a continuar, después del trabajo, la instala- cion y el reconocimiento. Pero hay inquilinos menos emprendedores, cuyo cerebro y nervios no soportan esta actividad diferenciada, que no pueden hacer dos cosas a la vez: solamente cuando el reconocimiento esté muy adelantado se les ocurrira instalarse, Es- tas tareas de instalacién les preocuparan durante tanto tiempo que no acabaran nunca ni sabran hallar el tiempo libre ni la posibilidad de verterse hacia fucra para enlazar con el medio y dominarlo para las grandes tareas vitales especificas. Lo mismo ocurre con el nifio; contin sus ex- periencias por tanteo, pero sin embargo se entrega a unas tareas que ya son de instalacion. O bien co- mienza el trabajo cuando las circunstancias le pare cen eminentemente favorables, presto a ocuparse nuevamente de la instalacién o igualmente al reco- nocimiento en otros momentos. Los individuos re- trasados, 0 tarados, ascienden con mayor dificultad los escalones, sin abordar jamas el periodo de trabajo. Nuestros métodos, por su flexibilidad, habran de responder a esta iniciacion que en realidad rectifi- ca el rigor siempre demasiado formal de nuestras clasificaciones. En nuestras reservas para nifios nos preocupara grandemente, todavia, el reconocimien- to por tanteo cuya etapa no ha sido franqueada totalmente. En la escuela maternal, por lo menos en los primeros ajfios, facilitaremos la posibilidad de complementar la instalacién, necesaria todavia al individuo antes de entregarse por entero al trabajo. EI material que pondremos a disposicién de los 44 n este grado responderd a esta necesidad vi- ‘actividades combinadas. otra parte, esta imbricacién repercute prac- en una rama importante de la vida, varia. gin las aptitudes de los individuos: a la edad sos nifios se entregan a un trabajo consciente, cuencia les veremos volver todavia, como a etividad funcional, a los jucgos, a los gestos, biisquedas, tratandose sencillamente del reco. é grado este proceso podria explicar, en los adultos, ciertos repliegues en si mismos, retrocesos del comportamiento. Como ocurre arrendatarios que gustan de pasar algunos os sin salir para seguir explorando su apar- ®, y hacer instalaciones que no terminan lui cémo concebimos el trabajo en la escuela y cual es el material que responde mejor, parecer, a las actividades recomendadas. a naturaleza sigue siendo siempre el medio @ y el que mejor se adapta a las necesidades de los individuos. ebe haber escuela maternal que no tenga me- ral: espacio de terreno mas o menos gran- arena, agua, piedras, arboles, un desmonte, animales libres y domésticos. Este terreno, mos dicho, puede estar separado de la es. @unque sea un mal que debamos aceptar. le medio natural respondera a nuestra doble ndo en cuenta la necesidad de instalacién, ‘evitarse que todo esté trabajado y plantado it sendas estrechas prohibiendo aventurarse de ellas. Convendra reservar algunos rincones ‘nifios que todavia no han alcanzado la fase , donde puedan proseguir sus experien- 45 cias, sus construcciones, sus intentos, segtin su pro- pio ritmo, sus medios fisiolgicos y_su equilibrio psiquico. Por otra parte, veremos con frecuencia que los pequelios trabajadores se les unen, comprendien- do ahora el porqué. Pero, al mismo tiempo, organizaremos el lento dominio del medio por el trabajo, que siempre tic- ne una finalidad social, incluso cuando esta finalidad se nos escapa. Tendremos que prever: cultivos; crianza; construccién de muros, barreras, cabafias y ca- sas, canales, molinos, ete. En la fase precedente, el nifio sélo se interesa accidentalmente por estos trabajos; prefiere mirar o bien se entrega a una actividad intermitente, a tftu- lo de experiencia, de ensayo, para ejercer, medir y perfeccionar sus posibilidades. Luego retorna a su estado de instalacion. En la fase nueva, el esfuerzo tiene una finalidad objetiva, por decirlo asi: reali- zar, crear, suscitar sus facultades. Habra que tener en cuenta cuidadosamente esta complejidad. 2. Para los dias en que sea imposible ir al medio natural, sobre todo cuando se encuentre separado de la escuela, tendremos un rincon de naturaleza en una sala —como en la reserva para la infancia— que sera por lo menos su imagen: arena, semillas, plantas y flores en cajas y tiestos, y una pequefa representacién del reino animal: peces, insectos y, si es posible, conejillos de indias, gallina, cabra... 3, El medio natural, esencialmente tonificante, no podria bastar, sin embargo, para la educacién contemporanea. Afiadiremos pues, las actividades 46 actividades mecanicas entenderemos el em- stitiles —fruto de la civilizacion— que permi- elerar nuestra experiencia por tanteo e inten- y prolongan nuestro poder. 1a desconocido totalmente, hasta en la peda- va, todo lo que incluye este apartado. Se el trabajo en la escuela maternal, como 1 se ha ignorado en los grados siguientes. Se ntaban con el principio de actividad que no 0 su falsificacion; los juegos y los ejercicios inspiran en él debfan su éxito a que res- a las necesidades de la etapa precedent cidn. Por el mismo material Montessori idamente cientifico, el nifio enriquecta sus , perfeccionaba su equilibrio muscular, il, sobre todo para los desheredados que no ido beneficiarse de un medio rico y estimu- dispensable para su formacion. Pero esto ales que han quedado retrasados en ella. d el nifio normal quiere y debe ir mas ade- Debe, y quiere, iniciarse en los gestos esen- del trabajo que, por su accion cada vez mas enciada sobre el medio ambiente, crea los ele- 5 nuevos de equilibrio y de dominio. que los encajes y las piramides, el nifio bus- yargo este interés, que haremos mal en ne- lor, no debe ilusionarnos. Para empezar, per- al tipo de la instalacion: el nino clavara clavos lodos sitios, aserrara un barrote de silla o un 47 lefio cualquiera, hard girar sin cesar una manivela por el solo placer de contemplar sus efectos, Es una etapa. Pero no debe ser més que una etapa. En este momento el nifio necesita ajustar estos tiles a sus manos, integrarlos a su actividad social, emplearlos para las realizaciones vitales de las que progresivamente va adquiriendo conciencia. Ya no se conformard con clavar unos clavos: querré fabri- car un cajén para un uso especial que él se ha crea- do; dejara de aserrar lo que sea para hacerlo cuando haya una finalidad que le interese; se cansara pron- to de darle vueltas a la manivela, si el movimiento que desarrolla no tiene utilidad en funcién de tra- bajo. Nuestro material y las técnicas que regularan su utilizacidn optima tendran muy en cuenta estas ne- cesidades. Ciertos utiles, por mas que sean del mayor agrado de los nifios, tendran que descartarse en este grado porque pueden ser peligrosos o requerir una fuerza o un dominio de la mano que no correspon- den a esa edad: cuchillo, sierra, martillo, principal- mente. Pero la mecanica actual ofrece felizmente una gama todavia muy rica de posibilidades que nos toca adaptar al trabajo de los nifios. Es lo que hemos tratado de realizar mediante el material especial de la Cooperativa de Ensefanza Laica que nos permitiré a la vez las actividades de instalacion y la confeccién de objetos, de instrumen- tos, de juguetes utiles a la comunidad, mediante el trabajo. Ademias, los maestros completaran este material. Si han comprendido los principios que nos han guiado en esta realizacion, daran un paso percepti- ble hacia la mejora técnica de las escuelas mater- nales. 48 lividades intelectuales el material nuevo y las miltiples actividades ite, tanto en el jardin como en los mismos de Ia escuela, cl nifio se inicia en cl dominio jos titiles, m4s 0 menos mecénicos, que le dominar poco a poco la materia, para a su yoluntad y a sus necesidades, acrecen- ‘asi su propio poder. who hay otro género de utiles, ciertamente mas les y mas inmateriales, cuyo interesante empleo driamos olvidar. Son los que permiten que el do y formulando sus necesidades, desarro- Y profundizando la comprensién que tiene laciones entre los elementos y sus manifes- $, y dominar progresivamente Ja naturaleza. erimos al lenguaje (que después de las ma- el principal y més destacado instrumento), al }, la escritura, la imprenta y la lectura. a cada uno de estos instrumentos hay una téc- iniciacion y de empleo que requiere una pre- ln perfecta, a la medida del proceso vital y quisicin de los nifios de esa edad. Al igual los titiles mecdnicos, se trata de eliminar ligro y de preparar un material que pueda el niho con éxito para realizaciones que no lusivamente escolasticas, sino vivas y di- Bl lenguaje. El nifio lega a la escuela mater- endo hablar casi correctamente, por regla al. Pero su lenguaje, sobre todo en los medios lares, cs fundamentalmente pobre porque es la 6n exclusiva de un reconocimiento y una ins. mn laboriosa. Los métodos actuales se detie- Mi esta instalacion cuando insisten en las pala los nombres de las cosas que condicionan 49 menos de lo que se eree la riqueza verbal, Preferen- temente orientaremos a los nifos hacia el lenguaje global, de relacién y de expresion, segtn el proceso natural. Ademds, los trabajos que les ofrecemos les incitan al lenguaje vivo: en los campos, en tor no a los animales que ellos cuidan, se ven com. pelidos a hablar para expresar las reacciones com- plejas a las que ajustan como pueden las palabras y expresiones que les son familiares. Cuando el niiio cava o siembra, cuando cuida la -cabra 0 los cone- jos, cuando construye una cabafia, un garaje, una carreta, 0 crea unas marionetas, le agita una vida totalmente nueva que ticne su expresién natural en el lenguaje espontaneo y sensible. Lejos de atenernos a una limitacién metédica que, bajo el pretexto de correccion o de condensa- cin, reprime esta necesidad de expresién del nifio, nosotros lo alentamos para utilizarla y sublimarla. Después de haber colocado a los nifios en su ele- mento de creacion y de trabajo, la maestra escu- chara lo que hablan estimulandoles en las direccio- nes que le parezcan favorables; anotaré lo esencial de sus palabras y asi preparard un texto que sera como la emanacién superior, la sintesis y Ia fijacién ica de un trozo de vida. Los niftos son extraor- dinariamente sensibles a ello, siendo la emocion re- sultante la primera manifestacién verdaderamente intelectual. Este texto se escribira en la pizarra, ilustrandolo si cabe con un dibujo sugestivo; después la maestra lo transcribiré a un cuaderno de vida de la clase donde igualmente se conservarén los mejores dibu- jos, luciendo en un lugar de honor en los estantes donde se exponen los mejores logros materiales. En un cstadio inicial, quiz’ no sea prudente Ile- var mas lejos la especializacion intelectual. En efec- to, es preciso evitar a toda costa que estas relacio- ¢ hagan sistematicas y escolasticas. Ni siquic- is de hacer leer el texto; esta alli, blanco len Ja pizarra, y luego como finas, patas de misteriosas cn cl bello cuaderno de la clase. anscripcién es como una herramienta mara- cuya precision magica ¢l nifio admiraré mu- ites de conocer su mecanismo y de saber utili- Se contentara con saber que puede disponer hasta el dia en ue trate de aponcranse de \étodo natural para el acceso a la escritura eR material y técnica esta hoy al al- embargo, podéis estimular y enriquecer esta a del dibujo mediante la técnica siguiente: euraos un aparato policopiador 0, mejor, un La policopia tiene la ventaja de poder un dibujo en varios colores, aunque los sean poco estables y la tirada reducida. El fo solo da un trazo negro, pero es muy facil nipular y la tirada es ilimitada. uno de estos aparatos reproduciréis cada dia 4jo que os parezca mds expresivo, que no es el mas perfecto. Cuidad, ademas, de que los alumnos tengan el honor de yer reprodu- feréis qué entusiasmo despertara la vista de sO St esta reproduccién automatica y répida de Ja obra inicial, qué alegria tendra e] autor del dibujo, y qué solicitud para manejar el util que produce una ma- ravilla tal. Una vez secas, se distribuyen las hojas a los alum- nos que las colorean para encuadernarlas a conti- nuaci6n en unas tapas de hojas cambiables que cons- tituyen su primer libro, talmente vivo y sugestivo. Ocasionalmente el maestro puede reproducir, bien sea separadamente o conjuntamente con el di- bujo, el texto del dia, en espera de que en la etapa siguiente esta reproduccion se convierta en regla Todavia otra maravilla a vuestro alcance: com- prad un equipo para grabar, lindleo y el material para el tiraje. De cuando en cuando, grabad voso- tros mismos —esperando que algun nifio habil se capacite— uno de los dibujos de los nifios. Luego reproducid este dibujo con el material especial, o bien realizad un clisé similar con cart6n recortado, grabado y pegado a una plancha, que podréis impri- mir de la misma forma. El efecto de esta tirada con sus bellas manchas negras o de color, sobre el fon- do blanco del papel, maravillara a los nifos, exal- tard su deseo de dibujar y de expresarse, a la vez que cultivaré de la mejor manera su sentimiento artistico. Estos dibujos, realzados con colores, iran a reu- nirse con las paginas policopiadas en el libro perso- nal de vida. Unas muestras de estos tirajes se alinearan como un friso alrededor de la clase, o bien se enviaran a los padres para suscitar la necesidad de comunica- cion de la que vamos a hablar. Se adivina la riqueza y el valor pedagogico de tales técnicas, sobre todo cuando se imbrican con una perfeccién tan completa en todo el proceso de vida, accién y trabajo. 52 iio se adicstra, primeramente, para dominar y el lapiz, pues hasta que no domina sufi- nte su técnica el dibujo no se convierte en fo que habeis elaborado, anotado y trans- tal manera, cl nifio tratara de expresarlo su manera, reviviéndolo, apropidndosclo y ciéndolo por el dibujo. Que debe ser absolu. ibre. Dad papel y lapiz al nifio y dejadlo diestre. Su realizacion sera informe al prin- ro con ayuda del ejemplo se ira perfeccio- 'y enrigueciendo, ) deis ningun consejo; no juzguéis... Conten- Of mostrar interés por la obra realizada, que tiene un amplio margen de originalidad, adla para hacer hablar al nifio, para lan exteriorizarse y mostrarse social. @ escritura. A partir de un cierto grado de hay un desdoblamiento y bifurcacién, El itintia expresandose por el dibujo, pero tam- mpieza a interesarse mas activamente por as patas de mosca que son una traduccién par- del lenguaje: imita el texto manuscrito dibu- y luego se interesa mas especialmente por bras y las letras. Llega a intuir el procedi- © de la expresién escrita, basado en el valor o de los signos. Luego, partiendo de este va- + los signos, por fin a su vez escribir, expre- Su propio pensamiento. paso del dibujo a la escritura se alcanza des- le multiples tanteos intermedios, de los cuales dado un ejemplo sugestivo en nuestra publi- citada. la etapa no preyemos ningun ejercicio sis- mds 0 menos metédico. licopia ¢ imprenta. Si el dibujo, como to- técnicas de expresion artistica de las que hablaremos, se basta a s{ mismo porque produce belleza y suscita emocién, la escritura no tiene el mismo privilegio arrebatador. No se busca ni culti- va si no se emplea con una finalidad propia evidente, si no esté motivada por una necesidad orgénica; de otra forma, parece una bicicleta de ejercicio, mon- tada sobre un soporte, con las ruedas girando en el vacio, sin conseguir el desplazamiento que seria la consecuencia normal del pedaleo. Nuestras técnicas nuevas responden a esta nece- sidad pedagdgica de la motivacién. El nifio comprende ahora el valor de expresién y traduccion de la escritura. Pero todavia falta que esta traduccion se sienta como una necesidad. Si se trata solamente de comunicarse con sus compafie- ros o con el maestro, le bastan la palabra y la mimi- ca, sin tanto aprendizaje téenico. Si el util demues- tra ser superfluo, ¢para qué servirse de él? Si el nifio pedalea en el vacio, podéis obligarle a.seguir pedaleando, le podéis ensehar como se doma a la ardilla para que haga girar su jaula... Pero en este caso la cuestion no es la misma. La escritura no tiene sentido si no se esta obliga- do a recurrir a ella para comunicar el pensamiento mas alla del alcance de nuestra voz, fuera de los limites de la escuela. Nosotros hemos realizado practicamente esta mo- tivacién por medio de nuestra técnica: expresién li- bre —policopia o imprenta— ilustracion —realiza- cin de un periddico escolar, remitido a los padres ¢ intercambiando con periddicos de otras escuelas— intercambio extendido ademas hasta un conocimien- to mutuo entre corresponsales con un aleance peda- g6gico insospechable. He aqui el esquema de esta técnica cnya descrip- cién detallada se encuentra en nuestros libros y pu- blicaciones. S4 dia se redacta en comin un texto, que es ex: de las inquictudes y de los intereses domi- de los ninios, y luego se escribe en la pizarra. to puede reproducirse con el limégrafo. Pero ioridad de la imprenta con sus caracteres de laflo es innegable. Con ayuda del maestro o alumno mayor, los nifios reproducen en ponedores el texto escrito en la pizarra. Des mismos nifios imprimen el texto completo, tir de los cinco o seis afios logran hacerlo , puede enriquecerse el texto con un di icopiado con el limégrafo, o con un clisé n lincleo o carton. O bien lo ilustraran a Is nifios, que asi reviviran, pensaran y asimi- texto antes de clasificarlo en su libro de de incorporarlo al friso animado que se ex- las paredes. tO, sobre todo, un complemento indispensa- as hojas se tiraran diariamente aparte: stituirdn a finales de mes un periodico es- original que se enviar, en el pucblo, a los pa- y a los amigos de la escuela, y que se inter- ard con los periddicos igualmente impresos o ypiados de una decena de escuelas disemina- yw toda Ia nacién. Dos veces por semana se ‘envio especial de las hojas impresas a una a que es nuestra corresponsal particular, de | conocemos perfectamente el modo de vida, de los alumnos, sus reacciones, sus jue- alegrias, sus penas... Correspondencia ma- la se agregar pronto a esta correspondencia sa. Con el envio de fotos, juguetes y diversos daremos la maxima intensidad a ese ansia jcarnos a lo lejos, cuya necesidad hemos 55 nalidad abreviar la experiencia por tanteo, en ciertos casos, prescindir de clla. Efecti- jente, el nifio puede conseguir leer y escribir an- ero es en detrimento de la serie de experien- ermedias que algunos juzgan, muy a la lige- mo intitiles. Se puede ensefiar al nifio a pulsar tén de contacto, dar paso a la gasolina, hacer la manivela que hace ponerse en marcha el intereses naturales, bastandonos explotarla a mayor provecho de las necesidades escolares. Pero lo que nosotros queremos sefialar aqui es que este proceso, de conformidad absoluta con el proceso natural de iniciacién al lenguaje, posibilita el progreso firme, a través del proceso de experien- cia por tanteo, del lenguaje a la expresion, de ahi a la escritura y finalmente a la lectura. Que nadie se sorprenda al ver a los nifios «dibu- A jar» en la pizarra un texto que no saben leer, aun- queno trastorno, o surja el menor obstaculo, que lo comprenden perfectamente; al verles com. impotencia de los gestos rutinarios que creia poner con caracteres que no distinguen todavia, si importantes, el nifio echaré de menos una bien se esfuerzan en reconocerlos mediante una aten- ion que le ha escamoteado las experiencias ta comparacién con el texto manuscrito, con ayuda, ledias a las que se vera obligado a volver, tras dives predionieds quienes lee SrodeanioG que Me" a6 econsideracién radical de la educacién: erré- crea ya que es imposible establecer correspondencia te impartida. — antes de saber escribir largas cartas sin faltas. No _ Lectura, El nifio habla, ve como se fijan en somos nosotros los que ponemos el arado delante ra, bajo una forma nueva, los pensamientos de los bueyes, sino aquellos que efectivamente uncen Actos expresados; mediante su propio trabajo o ja ese texto manuscrito en una emocionan- ina impresa; de esa forma comunica su len- @ unas personas situadas lejos, que le respon- el mismo artificio. Esta impregnacién per- sus bueyes al arado, para hacer un simulacro de trabajo, arando una terraza de comento armado. Lo esencial es que el nifio sienta el valor, el sentido, la necesidad, el alcance individual y social de la escri- tura-expresién, Nuestro material permite esta ilumi- fenie da como resultado la fijacién en la memo- nacién primordial. Por lo demas, confiemos en el , auxiliada por la memoria auditiva, de las nifio. Por poco que le ayudemos, dominard las téc- palabras y frases en su relacion con la idea nicas mediante el mismo proceso que le ha hecho ada. El nifio compara continuamente las pala- do rn tanta tgbtieasdelslon ie -escritas con las habladas, las que ha escrito él ‘Portint Gyiipe fade jicadtaiuel puirereun eas’ 2hrmal que ha reconocido en los periédicos recibi. ciones a los pedagogos habituados a los métodos Sus corresponsales con las palabras identifi- «cientificos», persistimos en afirmar que nuestro mé: en los libros 0 los periédicos. Se origina un todo es el unico que permite el progreso natural y © profundo, fruto de una rica experiencia por educativo del lenguaje a la expresién por la escritu- que conduce al siguiente resultado: sin nin- sy yp beer eshaac ejercicio especial, el nifio reconoce de vez en Pero, sobre todo, resistid tanto como podais a numero mayor de palabras; las reconoce, no la tendencia escoldstica que impulsa a practicar lente por el grafismo, sino por la idea a la cual cit Ee Ee ee ed rah tis tel onal ido ese grafismo. Reconocimiento de las pa- | labras y comprensin van a la par, participando en el mismo proceso. EI nifio reconoce asi, sin leer, primeramente los textos conocidos, Iuego algunas frases de los textos o de las cartas de los correspansales, deduciendo al. gunas veces la comprensién instantanea de las fra: ses y de las palabras desconocidas. Luego reconocera pasajes enteros de libros faciles; mas tarde abordaré dificultades mas serias. El nifio sabe Icer sin haber hecho ejercicios de lectura, Sabe leer, en primer lugar, porque recono- ce, en el grafismo manuscrito o impreso, el pensa- miento que yace alli dormido; es como si oyera a distancia la palabra de los ausentes 0, alejada en el tiempo, la de los difuntos. Qué importa que no lea corrientemente todavia en voz alta. Considerandolo bien, no se trata sino de un ejercicio fastidioso que le falta poco para ser soberanamente inutil, que la escuela ha elevado al rango de necesidad porque es incapaz de controlar la comprensién muda. Sin em- bargo, recordemos que la nocién de lectura silencio- sa va ganando terreno firmemente, dando as{ mayor validez a las técnicas que posibilitan un resultado tan profundamente educativo. Remitimos a los lectores a nuestros folletos Mé- todo natural de leciura y Lectura global ideal, en los que encontraran la descripcién detallada del proce: so, el material y la técnica que permiten que el nifio pase del lenguaje a la lectura del pensamiento im- preso, no digamos que en un tiempo récord, pero con una seguridad de éxito y un provecho educati- vo sobre Jos que nunca insistiremos bastante. 4. Actividades artisticas de expresion Las técnicas precedentes han orientado a los alumnos hacia las adquisiciones més determinada- 38 ie intelectuales mediante cl empleo de los ins- yntos que son el lenguaje, la escritura y la lec- ) existen otras técnicas de expresién que, si son exclusivamente instintivas y sintéticas, tie- ambién una elevada virtud formativa vy un valor © como instrumentos para la conquista de a facultad por la creacion y el trabajo. jen son un signo de exaltante nobleza—, que empleo ni su técnica son comparables a los spondientes de instrumentos mas especifica- intelectuales. Es como si se movilizara una particular del individuo, una zona subconscien- Psiquica. Con bastante frecuencia ocurre que ividuos mas rebeldes a la enscianza formal § adguisiciones precisas, son justamente los mputarla asi de una parte importante de sus lidades, aquéllas que tocan mas de cerea a la cidn y de poder. os dicho que se trata de un proceso distinto Pprincipios que, por lo tanto, debe juzgarse y arse segtin otras normas. Una escritura es mas pertecta, un texto sera mds 0 menos correc- | lectura sera mds o menos expresiva. Las nor- @ establecen facilmente. Sin embargo, guar- le trasponerlas al terreno artistico. ra juzgar un dibujo o un grabado, es necesa- os hagais un alma nueva y sensible, y sentir cima de la torpeza de un trozo de lapiz la alidad que transparenta, la sensacidn fugitiva ‘expresa, un scr que se realiza y que asciende. 59 Concederemos un lugar importante a estas reali zaciones artisticas; dibujo, que continuara su evolu. cion a partir de la bifurcacion donde lo hemos dej: do, ilustracion de textos, pintura, grabado, mediante carton recortado o sobre lindleo, canto, ritmica —a falta de piano u otro instrumento, aconsejamos uti- lizar e] tocadiscos—, guifiol, teatro, marionetas. A nuestro entender, nunca sera exagerado el es- pacio que se conceda a estas actividades. 5. Ficheros Completaremos nuestro material con un elemen- to nuevo, actualmente desconocido en las escuelas maternales: el fichero documental. Sabemos cuanto les gustan las imagenes a los nifios y la alegria que experimentan recortando, pe- gando, clasificando... Vamos a satisfacerles ese gusto. En nuestras clases organizamos una caza perma- nente de imagenes, con la participacién activa de los nifios, que nos traen fotos y las revistas que vale la pena recortar. Estas imagenes se pegan sobre unas fichas de carton fino, en blanco, formato 1321 y 21X27, ordenadas separadamente en los ficheros. Tnmediatamente se puede sacar del fichero lo que sea necesario para el trabajo escolar. Es uma novedad que no cuesta cara y es rica en perspectivas pedagogicas. 6. Planes de trabajo Mientras el nifio no pueda escoger entre una gama diversificada de actividades, las nociones de plan de trabajo no pueden imponerse. En el hogar, si solamente hay una actividad posible, la madre tarda poco en disponer: «Id a buscar lea.» Tra- 60 que agradara mas 0 menos y, én consecuencia, jos se ingenian para dejarlo o esquivarlo tan si hay una gran variedad de tareas: cuidar nejos, ir a guardar las cabras, llevar la carre- struir una pared, reparar una puerta, pintar ir un mueble,.. se hace necesario que el ca- de familia proceda a una distribucion de tareas vispera, antes de acostarse. Esta distribucién hacerla valiéndose de su autoridad, segin su plo, que quizé no-coincide con los gustos de los «Fulanito guiard la carreta» —jy con qué sa- cion y cuidado! Tomando como pretexto que mea hacemos lo que nos gusta, lo envia a Jas cabras —lo cual hara de cualquier y en su lugar ira a Ia carreta el muchacho laba con hacer de carpintero y no serd capaz ir un accidente. Desorden, deficiencia, enojo, je, descontento, desequilibrio, mala educa- lentemente es asi como practica la escue- | diversidad vital, a menos que crea més pru- reducirla a un minimo que juzga favorable a la ntracicn. © la madre, mas diplomatica y no tan estric- autoritaria, reparte las tareas en el curso la especie de consejo familiar, haciendo coinci- s gustos de cada cual y sus fuerzas fisicas con cesidades de la comunidad. Todos sabran lo bran de hacer el dia siguiente: haran el tra- Jes gusta mds, el que eligieron, 0 aquel cuya por lo menos, comprenden, Por lo tanto, todo su empefio en hacer bien su tarea. esta practica la necesaria por la riqueza de o material y la diversidad de actividades que El maestro estara satisfecho de ordenar- , en todo momento, por su propia autori- 61 dad. Con la colaboracién de los nifios establecera los planes de trabajo. Es preciso prever: 1. Un plan de trabajo general, establecido para ura semana, teniendo en cuenta las necesidades que imponen el medio y los reglamentos, asi como un minimo de disciplina colectiva. En el hogar todos deben ser puntuales a la hora de la comida, a riesgo de complicar la tarea general. También en la escue- la se imponen ciertos limites: trabajos obligatorios a horas fijas, salidas al jardin a ciertas horas del dia, determinadas en funcioén del tiempo, de la esta: gar de las lecciones cién, del horario general —preparacién del texto diario, tiraje de los impresos, ete. 2. Un plan de trabajo individual para una se- mana, sobre el cual el nifo inscribe las tareas que quiere y debe llevar a cabo, siendo él mismo quien vigila la ejecucién. Nosotros editamos modelos especiales de estos planes de trabajo, cuyo uso es mas solicitado y com veniente de lo que se cree. Sin plan de trabajo esta como obligado y sujeto a capricho. Si ha terminado el trabajo colectivo, en scguida se le da otra tarea suplementaria; o bien se le aparta de una actividad que le apasiona por otros trabajos que no estaban previstos. La consecuencia es el desorden, la pereza, el nerviosismo. Con el plan de trabajo el alumno queda libre, por asf decirlo, dentro del marco de ciertas barreras: que ha medido y aceptado previamente. Dentro de estos limites puede ir a su paso, medir el progreso de su trabajo, apresurarse para luego reposar, 0 bien entregarse a otras actividades mas apasionan- tes, Con esta practica adquiere, desde muy joven, la nocién del orden, el dominio de si mismo, confianza, amor al trabajo terminado que evolucionaré en con- ciencia profesional, equilibrio y paz conquistada du- ramente por la virtud del trabajo prdctica de los planes de trabajo en la_es- ‘maternal —al igual que en otros grados— sera entro de la nueva disciplina, que no es nada fan- ta ni individualista, como a veces se ha supues- Arbitrariamente autoritaria, sino que cs la re- mte de una organizacion metédica de la activi- dividual dentro del marco de la vida com- famos a cero toda ensenanza mas o menos di- . La riqueza y el alcance educativo del mate- Jas técnicas que nosotros preconizamos son § sélidas garantias de progreso escolar, que juier pedagogo juzgara satisfactorias. Cualquier 480 solamente podria deberse a un estado anor- a deficiencias para las cuales nuestros métodos terapéutica mejor. siete afios, el nifio sabra hablar y expresa rmalmente, escribiendo y leyendo con una de vocabulario més intuitiva, quizd, que for- wunque jamds estara por debajo del promedio ido en las escuclas. Al doble contacto de un estimulante y de técnicas apropiadas —meca- . intelectuales y artisticas— perfeccionara la itidad de sus gestos, que es la base de la seguri- ‘de sus juicios y reacciones. Lo que todavia no expresar con suficiente precisién por medio de ibra, el escrito o la realizacién manual, lograra arlo satisfactoriamente con el dibujo, el gra- el canto, la mimica; tendr4 una idea funcio- le sus obligaciones individuales y de su papel il; sabré plegarse a una disciplina, que es fun le orden y de cquilibrio, mientras conserva su 62 63 vivacidad, su originalidad y, por qué no, su capaci dad de oposicion instintiva a las tendencias que le parezcan perjudiciales para esta armonia. Sin embargo, sobre estas bases solidas, puesto que son funcionales, siempre existe la posibilidad de injertar, sin muy grave dafio, ciertas disciplinas exigidas por los programas escolares, por el medio o por las circunstancias. Algunas técnicas que vere- mos florecer en el grado siguiente, pueden practicar- a uno le corresponde extraer el maximo de las con éxito los alumnos mas adelantados. Por eso, educativas de este conjunto, en el sentido de puede ser ventajoso constituir para ciertos grupos iplejidad de la vida individual y social. Noso- ficheros de autocorreccién para la lectura, la escri- garantizamos siguicndo esta via, ademas del tura 0 el célculo, imitando ficheros cuya prepara: ito escolar, una comprensién nueva de vues- cién y uso para los grados siguientes explicaremos, de educadores y esta relevante satisfaccion Para esta adaptacion recomendamos la lectura del que anima y recompensa la generosidad libro de Mawet Lecture globale ideale, esencialmen: nnsiva de quienes despiertan las almas. te practico, resultado de una larga experiencia efec- el grabado que sigue esquematizamos nues- tiva en una escuela publica. Nos contentaremos con anotar estos detalles para dar una idea de las posibilidades de adaptacion de las técnicas que recomendamos en las condicione: que nosotros sabemos tan diversas, de las escuelas publicas; y también para precisar que, inversamente a lo que ocurre con ciertos métodos patentados in- ternacionalmente, nosotros no presentamos un mar- co inamovible, como un rito del que los maestros no pueden desviarse por nada del mundo sin arries- garse a comprometer y traicionar el espiritu mismo en nombre del cual se impone esta rigidez. Nosotros ofrecemos: Ja técnica general de empleo de estos instru- mentos; tos principios de organizacién de Ia vida y del ibajo de los nifios, comprendiendo la colabo- in permanente de los maestros y la practi- generalizada de la correspondencia interes- Calvados Norte —_Bélgica Grange I'Evéque ‘Aube Sadne-et-Loire Alto Rhin regular ‘ Alta Savoya un material que hemos perfeccionado plena: mente, que los mismos maestros podran fabri- car en parte, mejoréndolo y adaptandolo a si necesidades, con tal de que se inspiren cn los principios csenciales cuyo valor hemos desta: cado; 6S 4. EN LA ESCUELA PRIMARIA Consideraciones preliminares Las paginas precedentes habran familiarizado ya algo a nuestros lectores con el sentido general de nuestras investigaciones y con el alcance de nuestras realizaciones. Al iniciar la parte mas delicada de este trabajo, quisiéramos anticiparnos todavia a la desconfianza de aquellos colegas nuestros que dudaran en prose: guir por temor a ir tras un iluminado en innovacio- nes que quiza sean tedricamente aceptables, cuya practica, sin embargo, ponga en riesgo la vida de la escuela, trastorndndola peligrosamente, las relacio: nes con las autoridades, la disciplina, el trabajo y el éxito de los nifios, sin contar los habitos del mismo maestro, quiza ya cristalizados en rutinas impermea- bles a todo cambio. Si somos partidarios hasta tal punto de una edu cacién del trabajo, es porque hemos aplicado previa: mente sus principios a la concepcién y a la realiza- cion de nuestra obra. En el lento perfeccionamiento que hemos proseguido durante treinta afios, jamas hemos partido de la teorfa pedagégica para elevar nos a la realidad constructiva. Nuestras realizacio- nes siempre son, exclusivamente, fruto de una expe: riencia por tanteo practicada junto al trabajo esco- lar de los nifios, en el medio normal de la escuela po- pular. Ninguna de nuestras innovaciones tiene su origen en una idea a priori que se trata de hacer pasar a los hechos: es en el mismo trabajo diario donde hemos adaptado los instrumentos antiguos y forjado y perfeccionado los nuevos. Lejos de quedar satisfechos con los primeros éxitos, notabamos sus insuficiencias y debilidades, percibiamos claramente ep —— feando, los ajustes materiales y técnicos suscep- § de hacer mas eficaz todo nuestro sistema edu- nuestras practicas no fueran asf, habriamos ido en el comercio, como tantos otros, los mo- 5 de imprenta que hubieran respondido a nues- | idea pedagogica anterior. Habriamos fracasado, ) tantos otros también que habian probado que nosotros, porque los principios del tra- colar y los del trabajo industrial no son en la idénticos. Ha sido partiendo del trabajo es- de los nifios como hemos creado pieza a pieza, jonandolo luego, todo nuestro material esco- © mismo ha ocurrido con el fichero escolar, ‘esponde a una necesidad nueva, cuya intere- fe retrospectiva mostraria la emocionante serie nteos. Lo mismo podriamos decir de la ilustra- “los planes de trabajo, todos los detalles de la decir, que nuestras técnicas, como primera ra- de ser, han de responder a las necesidades de tras escuelas piiblicas. Lejos de descender de 0s proyectos imaginarios, o de teorias pedago- , ascienden exclusivamente de la base, del pro- bajo, y de la vida de los nifios de nuestras renovadas. bido a que nuestras biisquedas nunca se han do de su finalidad por consideraciones extraes- , debido también a que hemos sabido contras- | empleo mediante la colaboracidn efectiva y manente de centenares de escuelas publicas, he- logrado una conjuncién quizds nica en la his- 1 de la pedagogia: la de la técnica escolar con la a pedagogica, justificandose una con otra. Se- palabras de Claparéde, hemos convertido en escuela, los suefios generosos de psicélogos y peda- gogos. Ciertamente, hoy no nos disgusta comparar nues- tras realizaciones con los puntos de vista tedricos de tantos investigadores, asi como tentar ocasionalmen- te una justificacién a posteriori de nuestros éxitos. Pero cuando nos estrellamos todavia por algun tro- piezo, cuando la experiencia no encaja con precision, ‘a nuestro parecer, con la idea pedagégica, siempre volvemos a realizar una comprobacion practica. En definitiva, sera ella la que nos dara la solucién: en su nombre renunciaremos a ciertas pruebas que no nos dan resultado, aunque las recomienden en otras partes como panaceas; en su nombre nos atrevere- mos a realizaciones que los tedricos condenaran en principio, aunque un dia se rindan a Ia evidencia de los hechos. Esta es nuestra condicion de pedagogos. El pro- ceso de su evolucién esta perfectamente de acuerdo con Jas verdaderas reglas de investigacién cientifica, tal como las definié Claude Bernard: partimos de la vida, de las experiencias en la propia vida, sin des- conocer nada de las teorias y de los principios sus- ceptibles de influenciar y ayudar nuestro tanteo. No- sotros hacemos surgir la organizacién nueva a par- tir de la realidad cotidiana. Esto significa que podemos, sin jactancia, asegu- raros cl éxito. No os presentamos una teorfa dejan- doos el cuidado de pasarla a la practica. Nosotros vamos directamente a la practica y, os lo repetimos, si estuviera en nuestro poder haceros asistir median- te un tomavistas y la proyecci6n a la actividad nueva de las clases que trabajan de acuerdo con nuestras técnicas, si os fuera posible ir a ver en el propio lu- gar de trabajo, aunque no fuera sino media jornada, lo que rinden estas innovaciones, nos callariamos totalmente, contentandonos con decir a la salida: 68 is visto el insirumento; habéis comprendido pleo... Introducidlo en vuestra clase y unios os para perfeccionarlo y propagarlo.» aquéllos que no pueden ir a visitar estas Sy ver cémo trabajan, reduciendo la teorfa nimo, haremos lo siguiente: \ Deseribir la adaptacidn indispensable de los 5 a las nuevas necesidades. Presentar el material. ' Mostrar, en la vida de una clase durante una el uso pedagdgico de los nuevos instrumen- a organizacion del trabajo que este uso re- _ Dar en seguida todas las indicaciones prdéc- Para introducir gradualmente en vuestras cla- is técnicas de trabajo que hardn de vuestra es- demasiado intelectualizada un medio educa- erdaderamente adaptado a las necesidades nue- ‘| grupo. LOCALES DE LA ESCUELA PRIMARIA ra dar una idea de conjunto de la nueva con- i6n de los locales escolares y su mobiliario, os entaremos un plan, por asi decirlo, ideal que lamos de realizar si nos fuera dado construir ela popular del siglo xx. acedemos una importancia mas decisiva de lo ‘Cree, en el éxito de los métodos, a esa instala- material. Es del todo preciso que nos despoje- ‘su sentimentalismo anticuado que nos mueve que no nos hacen falta tantas riquezas para felices e instruirnos dignamente. Ciertamente mos que se puede ser mil veces mAs feliz en una que en la opulencia de una mansién moderna; se puede realizar una tarea de mejor calidad en 69 ‘ ién diferente con su huerto, de plantas y 4r- prado, su colmenar, su gallinero, sin olvi- espacios libres para juegos, campamentos, leciones, etc. 8 condiciones casi siempre se dan, de una AU otra, en las escuelas rurales, En las escue- una escuela pobre que en los locales donde no falta ninguna de las comodidades modernas. Se trata de casos individuales excepcionales. Pero considerando- lo en conjunto, en igualdad del resto de condicio. nes, se puede asegurar que es indispensable un mi- nimo de instalacién material para la vida arménica de la familia; si no se alcanza, todo trabajo eficaz rhanas hace falta contar, naturalmente, con la es normalmente imposible en las clases. + ilidad de que los nifios puedan ir a la escuela El dar a la familia, a la escuela, ese minimo, ese arse demasiado y sin el peligro de la circula- estandar, debe ser una de nuestras primeras reivin n algunos casos, la disposicién de medios de dicaciones. le permite la instalacién de las escuelas en No es por azar por lo que el ingeniero, cuando va ia de las aglomeraciones ciudadanas, donde a construir una fabrica o un gran almacén, derriba en reunirse las condiciones antes indicadas. previamente viejas casas centenarias, aunque se man: tengan sdlidamente en pie por espesos muros, sobre sétanos abovedados que resisten a cualquier prue- ba, Es que estos muros, la disposicién de las piezas, la reducida longitud de las vigas no permiten la uti- lizacion material que requiere la racionalizacién del las escuelas maternales, el medio natural separado de la escuela, si bien esto perturba. @ los horarios. Pero no puede hablarse de es- primaria moderna sin un medio ambiente na- trabajo. as insistimos en las otras condiciones de ins En nuestra escuela ocurre lo mismo: a trabajo on que el buen sentido bastard para hacer res- nuevo corresponden locales y material diferentes, _orientacién solar sobre terreno seco, al abrigo adaptados a las nuevas normas de actividad. ito en todo Io posible, lejos de los ruidos ca- de los trenes o de las fabricas. 1, La situacién, primeramente Hemos mostrado, en nuestro libro Ensayo de psi- cologia sensible aplicada a la educacién, que el re- curso a la naturaleza es una suprema necesidad to- nificante para el nifio. Si la escuela no esté situada en el centro de una naturaleza estimulante, propicia, si no es posible que se halle siempre en la proximi- 2 dad de un bosque, un rio, unas rocas, campos culti- le determinar la estructura de los locales, del vados, es indispensable que por lo menos esté rodea no modo que la técnica de venta determina la da de ese medio natural que ya hemos recomendado cién y la estructura del almacén moderno. para niveles precedentes, aunque aqui toma una sig: sola clase, que sera como la célula inicial arquitectos Combinaran téenicamente para truccién de escuelas con varias aulas. | naturaleza y la forma del trabajo escolar ha- 70 siendo el anfiteatro de las escuelas superiores su modalidad suntuosa. Para este auditorio-escritorio la disposicin mas favorable es una sala tinica, que sea suficiente para agrupar el efectivo escolar senta- do, pero no demasiado vasta para que la voz del maestro no sc picrda ni su ojo deje de observar vi- gilantemente hasta el ultimo rincén. No hablemos oy del puntero con el que, antiguamente, desde su sitial, 7 podia alcanzar hasta los pobres diablos de la ultim) fila, No era conveniente que esta sala tuviera abertu: ras muy generosas al exterior, pues estas ventanas perjudicaban la resonancia de la voz doctoral y eran susceptibles de distraer a los alumnos; inconveniente que corregia la gran altura de las ventanas y la opa: cidad de los vidrios. Nuestra Escuela Moderna sera un taller de trav bajo, integrado a la vida del medio. Este destino especifico exige una estructura nueva. La escuela sera un taller de trabajo, a la vez cov munitario y especializado. Por lo tanto, deberé com: ponerse de: co 3 una sala comin, comparable en cierto modo a la sala de clase tradicional, donde los niiios pue~ den reunirse para todos los trabajos colectivos cuyo papel pedagégico veremos. Esta sala estar — N iluminada y ventilada lo mejor posible. Mas tar- de hablaremos de su mobiliario ; talleres especializados exteriores que compren: dan: a) el medio natural: huerto y frutales; b) el lugar de cria: conejos, colmenas, coneji- llos de indias, gallinas, cabras.., entrada con cristales dernizacion de los locales existentes posible, en algunos casos y al menos por las fachadas del local existente, construir un de dos metros de profundidad con anchas as que dardn a la sala comun, donde se ins- los talleres. El gasto no sera muy grande y ‘emprender el dia que padres y municipes comprendido su necesidad. ero tambien ocurre con frecuencia que la escue- 3 talleres especializados interiores, en niimero de ocho, que desembocaran a la sala comin de acuerdo con las indicaciones del plano adjunto. n2 estantérias la posee, dando a la sala de clase, una pieza desocu: pada, o susceptible al menos de ser cedida (antiguo despacho de Ia alcaldia, sala de clase desocupada, etcétera). Alli podriamos instalar, sin gastos, nues: tros talleres especializados. Naturalmente deberd tener una puerta de comunicacion directa con la clase. ‘Adivinamos la inquietud de los pedagogos: gcomo podra ejercerse la vigilancia de los niiios y qué su- cedera con los alumnos de una sala cuando el maes- tro esté en Ja otra? El problema seria insoluble efec- tivamente en la escuela tradicional donde el trabajo esta en funcion de la. vigilancia y la autoridad. Felizmente las condiciones han cambiado en las escuelas que trabajan segiin nuestras técnicas. Es un hecho actualmente indiscutible: cuando los alum: nos se entregan a trabajos que les interesan profun- damente, puesto que responden a sus necesidades funcionales, la disciplina se reduce a la organizacién de estos trabajos sin requerir mas que un minimo de vigilancia que, la mayor parte del tiempo, es asunto del equipo o grupo. E] maestro deja de ser el guardian responsable para convertirse permanen- temente en el consejero y auxiliar de los nifios. Lo cual no quiere decir que se obtenga asi de golpe la perfeccion en la armonia escolar. $i el mecanismo estuviera perfectamente regulado, si no hubiera en- tre los alumnos algun nervioso, anormal, aturdido, 0 violento, quiza si. En la practica el maestro tendra que hacer como el mecanico que vigila un grupo de maquinas y puede descansar en el umbral de la puerta cuando todo marcha bien. Pero en cuanto oye un ruido sospechoso, percibe una debilitacion de la marcha o un fallo, tiene que correr inmedia- tamente para echar aceite, éxcitar un mecanismo 0 detener un engranaje. ¥ste sera el nuevo papel del maestro que muy ede, cn consecuencia, hacer trabajar a varios de alumnos en las dos salas contiguas en co- acion. falta de la sala contigua, los talleres pueden se en un corredor 0, si no fuera posible, en ma sala comin. Bastaré en este caso modifi- Ia disposicién del mobiliario y montar unos ru- Mentos de mesa de trabajo, sea con viejas mesas ormadas, sea con caballetes. a ultima solucién no es posible sino en las ‘suficientemente espaciosas y no sobrecarga- ‘En las demas, en los cuchitriles escolares, como opugna para los cuchitriles obreros, no cabe 1a solucién: se impone el desalojo. \instalacion de los talleres en la misma sala de ctivo, al ser dificil la concentracion de los alum- ;cupados en actividades intelectuales o artisti- ‘debido al ruido de los talleres. Tiene una ventaja: la vigilancia es més facil en clases mal acondicionadas 0 demasiado recar- de alumnos. n estos tiltimos tiempos, en la educacién na- francesa ha habido una tendencia caracteris- ia la organizacin del trabajo manual en el pio seno de la escucla primaria (segundo ciclo). han concedido créditos para la instalacién de ta- que posibilitaran estos trabajos. nla medida en que el trabajo manual, al que se an esos talleres, es independiente de la activi- jntelectual escolar, puede surgir la tendencia ararlos de la clase y agruparlos en una especie aller anejo para el preaprendizaje manual. Queremos puntualizar que esta especializacion qmatura no entra en nuestros propositos. Para no- sotros no se trata de conservar todo lo esencial —ey. piritu y métodos— de la ensefianza escolastica, y de injertar —y ni siquiera eso, sino pegar— una seo cion de trabajo para los alumnos mayores. Esti dualidad no Mega a ser ni un mal menor: es una afiagaza, una falsa reforma, uno de esos gestos simbélicos muy adecuados para sabotear y desacre- ditar la idea que aparentan servir. Nosotros queremos la educacién por el trabajo, una cultura salida de la actividad laboriosa de los propios nifios, una ciencia hija de la experiencia, un pensamiento determinado continuamente por la rea lidad y Ja accion. Por eso, talleres de trabajo, sala comun, ayuda del maestro, son las condiciones in separables de un todo que es la formacion del nino y, mas alla de él, la formacién del hombre, del civ dadano de la nueva sociedad popular. Esta observacién es mas especialmente necesa: ria para la concepcién de los locales en las escuclay con varias clases. En efecto, podria existir la: ten. dencia, mucho mas que en las escuclas de un solo maestro, a separar los talleres especializados de las clases, igual que se instala un lavabo comin, una cantina o una piscina. Estos talleres podrian insta. larse, dotarse y organizarse perfectamente con un minimo sensible de gasto, pudiendo poner a su fren- te a maestros estrictamente especializados, y por lo tanto particularmente competentes. Estas escuelas con varias clases comportarian, asi, clases tradicio- nales que sélo tendrian de més un ‘taller de carpin- teria, una herrerja, un fichero, una imprenta, un laboratorio de ciencias, una sala de trabajos domés- ticos, comunes a todas las clases, Es lo que ya exis- te, mas o menos completo, en numerosas escuelas bien organizadas de Francia, Alemania, Noruega, Suecia... Justamente contra esta concepeién peda- gogica nos levantamos; estamos contra esta separa- 1% mormal de la clase intelectualizada y el taller § que prepara la dualidad social de los trabaja- manuales, relegados a la mediocridad, y una intelectual, tanto mas presuntuosa cuanto mas tra _concepcién pedagégica nueva requiere clase, lo mismo en las escuelas de miilti- maestros, disponga de sus propios talleres es- \dos que forman parte del proceso educativo, que lo formaba hasta ahora la mesa del sobre la tarima, medio y simbolo de la ense- Sin embargo, nada impide la organizacién de es complementarios donde maestros especiali- i puedan dar toda clase de orientaciones prac el trabajo propiamente escolar. Composicién de este complejo conjunto es de los arquitectos. Ellos saben ahora cudles snecesidades verdaderas de nuestra pedagogia, también conocen las necesidades del trabajo rial racionalizado. A ellos les toca el construir las escuelas de aulas multiples es mas deli- | reorganizacién y readaptacion de los locales ites. La tinica solucion practica sera quizé la 6n de alguna aula intermedia, levantando ta- medianeros para que puedan alojar los ta- dyacentes a las aulas que subsistan. Aunque e ampliar ligeramente los grupos con los procedentes de las clases que hubiera que eli- esta readaptacion, las dificultades financie- den ser nunca sino una pobre excusa. Re- nte se ha decidido conceder importantes Neiones para mejorar la vivienda rural. Asi he- odido ver como campesinos bien dispuestos lerribado sus viejos establos para edificarlos P i modernos, amplios y aireados, con iluminacién clée trica, montacargas, ete, No pediremos menos pari los nifios. Lo que falta, nos consta, no es el dinero, sino la conciencia de la necesidad de esta adaptacién, el sentimiento del papel verdadero de la escuela, de sui que no es posible hacer otro trabajo, sentados nobleza, de su importancia decisiva en la vida de log pie, que la escritura o la audicion pasiva; individuos y en la paz y prosperidad de las ciuda: orque es imposible desplazarse; des. A nosotros nos incumbe la tarea de demostrar orque, en consecuencia de lo anterior, es del paraddjicamente el movimiento caminando, de de " mostrar la necesidad de esta readaptacién mediante la experiencia concluyente. Repetimos, una vez mas, que esperamos la prue ba decisiva, que arrastrard a todo el mecanismo educativo, de los educadores de las pequefias escue: las de dos aulas gemelas de los pueblos y villas, de los maestros de escuelas unitarias, A ellos corres: ponde hacer surgir de la escuela tradicional, de la propia vida de las comunidades rurales, el taller complejo, manual, intelectual y artistico, que for mara armoniosamente al hombre completo y activo de la sociedad del manana. ia, sobre una consola, el busto de la Re- © un crucifijo. mobiliario ya no responde absolutamente a idades escolares nuevas: jsolros prevemos: ) Mesas corrientes, y por tanto fundamental- méviles, de 1,00 m X 0,80 m, con la parte su- horizontal y lisa, encima de las cuales pue- tilizar un pequeno pupitre portatil, que se co- fa encima de la mesa, para aquellos alumnos yrefiriesen escribir sobre un plano ligeramente lectura, el recortado, el pegado, el dibujo, en de mapas y de documentos. Colocando El mobiliario de la escuela tradicional es natu: dos de elas constituyen una enorme mesa ralmente el de un auditorio-escritorio: mesa del el trabajo por grupos. Pueden disponerse a lo maestro sobre la tarima, pizarra (mica para uso ex- go de una pared de la clase o amontonarlas en clusivo de la exposicién magistral o para preguntar tineén, dejando libre el espacio para otros usos las lecciones —bancos-pupitre para los nifios sen ivos: evoluciones, exposicion, teatro, etc. tados que escriben o leen, excluyendo todas las de- falta de mesas portatiles, pueden servir igual- més actividades, salvo las clandestinas—; carencia mte unos tableros, capaces para ocho alumnos, de todo espacio libre cuya utilizacién no esté pre- stos sobre caballetes, que seran més baratos. vista en la organizacion pedagégica; mueble biblio- nque su estabilidad quiza no sea suficiente. Ade- teca y vitrina cientifica cuidadosamente cerrados, s, tanto como sea posible, es preciso evitar que al abrigo del polvo y de las manos indiscretas; y, alumnos dependan materialmente demasiado de eB 4. Mobiliario 79 sus compaferos, pues puede ser origen de disputas, trabajos estropcados y desorden. 6) Como asiente3, recomendames Ia silla ordi- naria 0 si no el taburete de madera. Por las razo- nes dadas anteriormente, hay que excluir el banco colectivo. Por previsién debe disponerse de cojines para aquellos alumnos demasiado pequefios cuyo asiento quede bajo; por otra parte, la altura de las mesas y de los asientes debe estar adaptada al nivel de las clases. En definitiva, esta instalacién es menos onerosa que los pesados baricos-pupitre tradicionales. No se inquieten los higicnistas por nuestras me- sas planas y los taburetes ligeros sin respaldos. La escritura y le lectura, en nuestras escuelas, ya no son las tnicas tareas escolares, y los alumnos no se ven obligados a estar anormalmente inméviles du- rante horas, propensos a contraer escoliosis. Por la diversidad de actividades que les ofrecemos, corrigen por si mismos Jas posiciones defectuosas, compen- sando con una actividad corporal la concentracién intelectual o artistica que haya podido inmovilizar sus cuerpos al aqui¢tar sus musculos. c) Se instalaran unos casilleros en una de las paredes libres del atila. Alli depositaran los alumnos sus libros, cuadernos'y Utiles que asi no molestaran en las mesas. La disposicién del mobiliario permitira que el escolar se Jevante libremente sin producir ruido cuando desee acercarse a su casillero. d) Es innecesario que la mesa del maestro se halle levantada sobre Ja tarima. Las lecciones docto- rales seran cada vez menos, y mejor sera que el educador las suprima del todo. Los alumnos le soli- citarén con mas frecuencia a colaborar desde todos los tincones de la clase. Una mesa sencilla, igual que las destinadas a los alumnos, esencialmente mo- 80 vil, con un casillero particular, basta perfectamente. e) En cambio, ampliamos el uso de las pizarras. Tenemos una pizarra con caballete para copiar los textos, notas e inscripciones que interesen directa- mente a toda la clase; y una, dos, tres pizarras —pin- tadas sobre los mismos espacios libres de las pai des, o sobre paneles de madera— destinadas al tra- bajo de los grupos. No es necesario que estas pizarras sean higu- bremente negras. Un verde ligeramente oscuro es perfectamente adecuado. No debe descuidarse nin. gtin detalle que pueda reducir la inuitil austeridad de Ja clase. f). La iluminacién natural debe ser suficiente- mente intensa, No hay que temer a las amplias aber- turas vidriadas, al nivel de los nifios, como en las Viviendas familiares. Es bueno que los nifilos puedan mirar al exterior. No siempre es inutil, ni perjudi- caré la calidad de nuestro trabajo, mas bien liberara definitivamente a nuestra escuela de la atmésfera carcelaria. __Deberan estar previstos los dispositivos para de- jar cl aula a oscuras durante el dia a cualquier hora que sea, para las proyecciones luminosas fijas o animadas. La iluminacién artificial indirecta también debera ser suficientemente intensa para ver sin esforzarse. Za &) El mobiliario de los talleres conllevara, se- gun a lo que se destine, mesas méviles o fijas con- tra las paredes, casilleros y estanterias. En todo eso no hay nada de lujoso o irrealiza- ble. Las escuelas existentes, salvo en los casos irre- _mediables de cuchitriles estrechos y matricula sobre. _cargada, pueden orientarse progresivamente hacia esta adaptacién, Anotamos entre las cosas inmedia- tamente posibles: 81 a) La desaparicién de la tarima del maestro, disponiendo su mesa al mismo nivel que las de los alumnos. Esta medida ordinariamente conlleva un aumento apreciable del espacio libre. La tarima po- dra utilizarse para otros menesteres. b) Ciertos pupitres sobrantes o inutilizables po- dran transformarse en pequefios bancos de trabajo o para exposiciones. ¢) Si tenéis que reemplazar bancos gastados, ha- ced construir mesas y taburetes segin nuestras in- dicaciones, en espera de transformar la totalidad del mobiliario. Si el gasto cs sensiblemente igual, las autoridades no pondrén ningun obstaculo. ‘@) Modificad la estructura de Ja clase dispo- niendo las mesas de manera que queden el mayor niimero de pasos y espacios libres. 5. El material de trabajo En este marco adaptado al maximo a las moda- lidades del nuevo trabajo escolar, cual es el ma- terial, cuales son los utiles que instalaremos para lle- var a cabo, practica y eficientemente, nuestra edu- cacién del trabajo? Después del examen psicologico y social de las necesidades esenciales de los nifios de nuestra épo- ca, hemos fijado en ocho el numero de los talleres especializadas de trabajo. Cuatro de estos talleres estaran consagrados a lo que denominamos trabajo manual de base, es decir, aquél hacia el cual se vuelve espontaneamente el nino que es libre de escoger su actividad. Es un hecho, en efecto, que se finge ignorar o descuidar porque esta en contradiccién con la preocupacion exclusiva y prematura de intelectualizacién: entre una actividad que requiere un esfuerzo general es- 82 ‘pecial y un trabajo manual que permita dominar, por poco que sea, la materia viviente o pasiva, nin- ‘gun nino duda, a menos que no esté ya pervertido por una formacién que le haya producido una re- pulsion anormal para el esfuerzo manual. De igual modo que el nifio se acerca espontaneamente al fruto natural y suculento con preferencia a las prepara ciones artificiales por atractivas que sean, a menos jue su gusto esté peryertido hasta el punto de ha. Je preferir carnes y platos cocinados. Hoy conocemos los riesgos que existen en la edi- ficacion de un sistema, sea alimenticio 0 pedagdgico, fandose en la perversién y la adulteracion. Segui- mos pensando que en todo caso es preferible tomar a naturaleza tal como es, construyendo a partir de ‘sus mas sanas virtualidades. Por lo tanto, no forzaremos al nifio que llega a ‘nuestra escuela a orientarse hacia una actividad in- jelectual que, bajo la forma como se la presentamos, no es natural para él, Dejaremos que se dirija hacia Jas tareas ancestrales de enriquecimiento por el tra- ‘bajo manual y el empleo de iitiles perfeccionados jninterrumpidamente; le ayudaremos a realizarse rimeramente por este trabajo, que elevaremos en guida a su eminente dignidad intelectual y social, » Y & P x x SCA demés cursos, composicion en la imprenta, alterna tivamente con el cuerpo 24 de los més ee 2 el cuerpo 12 del curso elemental, copia ¢ i eo del texto, tiraje con la imprenta, por la tar oes ir preparando be netioutss eT est : Edicion de los mas p. ae tiempo, dos secciones de mayores se han lanzado a su trabajo. Estamos Lannea’ } bres para ocuparnos de los pequefios, seq las tee nicas previstas para escuelas maternales. ( ce tos casos puede ayudarnos un alumno Saat ey El trabajo colectivo con los cursos element ae preparatorio ha concluido ya: unos cere a ilustran, otros componen unas lineas. Unos han ic e en seguida a comenzar su trabajo de fichas, reservioy dose Ta posibilidad de volver al trabajo anotado en la pizarra después de entretenerse un rato; ia a pian la lista de palabras establecidas en fears @ conjugan un verbo cuyo empleo ha es ES texto. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y tiempo de que dispone: ello basta. F. La ESCUELA EN FUNCIONAMIENTO Ya tenemos nuestra fabrica funcionando: ord x hondura, aplicacién natural, concentracion, discip! na dentro de la complejidad al servicio del interés y jo funcional. ? rors estudio preliminar, esta eed muy avanzada del trabajo de cada cual en el sen de la actividad colectiva, no son sino oo oe 5 primordial de la nueva técnica escolar. Todavia al ta que estos ninos puedan realizar su labor sin =a des tropiezos, sin un tanteo excesivo y con una Posi bilidad de éxito suficiente que justifique su dnim y mantenga su entusiasmo. Este primer aspecto de nuestra técnica estaria ciertamente al alcance de todas las escuelas, por tra- dicionales que fucran. Podéis mostrar a un sencillo artesano de pueblo el proyecto de un trabajo que le interese y comprenda, sintiéndose con suficientes aptitudes para realizarlo. Pero si no dispone en se. guida de la instalacion y las herramientas necesa- tias, estard tanteando intitilmente, intentando suplir con su buena voluntad y habilidad la pobreza téc- nica. A pesar de todo, fracasara lamentablemente, perdiendo para siempre la confianza en si mismo y el entusiasmo. Si para realizar las tareas que hemos previsto la escuela dispusiese solamente de los utiles tradicio- nales, es decir, el cuaderno y la pluma, los deberes y los manuales, serfa tan incapaz como el artesano mas idealista. Nuestra preocupacién esencial, sin la cual nuestros complejos s6lo existirian sobre el pa- Pel, es que nosotros nos hemos dedicado anticipa- damente a hacer posible el trabajo efectivo de los nifios. Todo nuestro sistema educativo se apoya en esta base material y técnica. Si no tengis un material de imprenta que respon- da con suficiente perfeccion a las finalidades que se le destina, no se puede pensar en redactar un libro de vida y difundir un periddico escolar, si bien el limégrafo puede suplir la imprenta hasta cierto pun- to. Os guste 0 no, tendréis que continuar en la Edad Media de la Escuela, con un solo progreso: la pluma de ave ha sido sustituida por la de accro o el bo- ligrafo. Si no disponéis de una Biblioteca de trabajo, ni ‘tenéis un fichero Io bastante completo que permita a los alumnos encontrar rapidamente los documen. ‘tos que conciernen a los temas de estudio, es su- Perfluo lanzarse a desarrollar los complejos. Los alumnos se desanimaran ante su impotencia técni. ca; vosotros os pondréis nerviosos con ellos; en de- finitiva, haréis una mala labor. Mas os vale manteneros practicando el manual escolar; 0 probar los centros de interés, aunque para su realizacion esta impotencia técnica también ser un obstaculo que los iniciadores del método han subestimado demasiado. Si no disponéis de buenos utiles especiales, no tratéis de hacer grabar el lindleo; no tratéis tampo- co de hacer cortar e! contraplacado si no disponeis de las herramientas indispensables. Si no tenéis un minimo de herramientas para la carpinterfa, la he- rreria o la mecdnica, es peligroso lanzar a los nifios a empresas donde normalmente no podran triunfar. Es como sefialar a unos voluntarios la tarea de ca- var el huerto sin tener siquiera azada ni azadon del que pucdan disponer; 0 como si esperais que los mayores, sin material suficiente y suficientemente adaptado, hagan experimentos quimicos 0 fisicos, de- mostrativos © instructivos. Valdria mas volver, sin pensarlo dos veces, a la explicacién estrictamente verbal del manual, que por lo menos, mientras es- perais mejores tiempos, os dara la ilusién de la cien- cia, servida por un método falaz aunque os tran- quilice. Expresamente insistimos en estas realidades cuyo alcance comprenderan quienes las tocan diariamen: te. Se trata de un cambio radical, basado en Ia reali. dad material, de todo nuestro sistema educativo. Al finalizar este libro os descubriremos el secreto. Nosotros no os diremos jamas: «Poned en préc- tica el metodo del libro de texto», sino: «Procuraos cl material de imprenta en la escuela, o en su defec- to un limégrafo, con los accesorios indispensables. Entonces orientaréis la educacion hacia las activi- dades que posibilitan estos instrumentos, de las cua- les os daremos todas las instrucciones.» 128 Tampoco diremos: «Practicad i Posibilidades por el método de Popnenacine és, sino:

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