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(udu igure rtd st striae cea eo aes set scopyeh, tj i sco en een serece Sal opuel om Sp cou eo cdc en teslareopaa ye cy nauseam ‘emda gsler psn pbc ©Copyright 196 Fac Naya Cas ‘sklonesUnvenicesce Naar, $A (EUNSA) Depot Leal WA 75-198 Compe: Aa Cat de Len lng: NAVEGRAF.S.L Poin enn, Nive 7 Berio Nac) aed in ping en Espa ines Uivericed de Neuza EUNSA) fg doa 13. a tn seta ‘hon 665 Fae 388 PATRICIA MOYA CANAS EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO EN TOMAS DE AQUINO res | E€uNSA EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A PAMPLONA, ‘CAPETULO SEGUNDO HABITO Y PRIMEROS PRINCIPIOS 1, Nanuraleza de los hdbitos intelectuales El objetivo central de este capitulo es intentar establecer el estatuto epistemol6gico del habito de los primeros prin- cipios; pero para esto es necesario preguntarse primero, de lun modo general, por la naturaleza de los hébitos intelec- tuales tal como son entendidos por Tomés de Aquino. La palabra hdbito que procede del verbo «haber», tiene tun doble sentido: el de tener algo, tener otra cosa, y el de tenerse a sf: «En cuanto una cosa se ha de un modo determinado respecto de s{ misma o respecto de otran!, Esta segunda acepci6n, intraducible al castellano, es la que ‘Toms de Aquino considera en su tratado de los habitos. La diferencia mas patente con respecto al tener otra cosa ¢s ‘que, en este caso, se trata de un modo intrinseco de pose- sida, EL habi nodo de ser del sujeto y ta tun modo de comportarse de una potencia o facultad, el cual se verifica por una disposicién o cualidad del sujet. La definicin aristotélica del habito como «una dispo- sicién por Ja cual el sujeto esta bien o mal dispuesto en sf misma.o en relaciéa con otra cosa, al modo como es un ‘cierto habito la salud2, sefiata las dos notas especiticas del L$. Th Hl, 4951, 2 Met, ¥,20, 10228 10 125 PATRICIA MOYA habito que son el ser una disposicién buena.o-mala,-conve- niente 0 no conveniente con respecto a la naturaleza. del sujeto; y el ser una perfeccién de la naturaleza misma ya sea de un modo directo 0 através de la facultad operativa ‘Aunque el habito se define como disposicién, hay que agregar que aquello que lo especifica con respecto a la dis- posicidn, considerada como cualidad, es su estabilidad. Es ‘una cualidad que no se pierde con facilidad®. Por esta ra- zn, aquellas cualidades que se poseen de un modo habitual se consideran como casi connaturales. “Tomés de Aquino distingue entre los hdbitos entitativos y.operativos, es decir entre aquellos que se ordenan a la naturaleza y los que se ordenan a la acci6n; pero no se trata de una divisin esencial, porque es una propiedad comin a todo hébito el ordenarse a la naturaleza y estar referido, de alguna manera, a la accidn, El habito, como disposicién conveniente 0 no conveniente, es una perfeccién de la natu- raleza y por esta raz6n «no es esencial al habito que mize a la potencia, sino a la naturalezan‘. Sabemos que desde la perspectiva de la finalidad, la operacién emerge de la natu- raleza, pero no es la naturaleza. La operacisn es una per- fecci6n de la naruraleza que se realiza a través de la potencia 3. Clr, §, Th EDL, 49, 2, ad 3. Hasta la Suma Teolégica no establecis Tomds de Aquino esta distincién esencial entre el habito y Ta disposicién. Antes, los distinguia como el habito perfecto y el imperfecto, Todo hébito se.podia entender en un primer momento ‘come disposicin antes de que adquiriese el carécter permanente. Véase Inlll Sent, 4.23, 4, 1, a. De Ver. 14, 4, a8 5. En cambio, en la Suma Teoldgica el habito no es nunca disposicida, ni éstaes habit. ‘Un habito puode estar menos areaigado, en un comienzo, pero por su misma nataraleza puede llegar a ser una realidad permanente. En camm- bio, hay cualidades que perfeccionan en orden a lanaturaleza y que nunca tendrn un arraigo Permanente en el sujto, de suyo suponen una perfeccidn inestable y vacilante. Cft. T. URDANOZ, Introduccién al tratado de los habitor y virtudes en general, Itroduccién a la Suma Teoldgica, BAC, 1954, 5, p. 25. 4.°S.Th,, Th, 48. 3, a6 2 126 EL PRINCIFIO DEL CONOCIMIENTO EN TOMAS DE AQUINO (Facultad), la cual se ordena a la operaci6n como a st fin Puesto que, a través de la operacién, la naturaleza se per fecciona, también el habito operativo se ordena, en iltime término, a la naturaleza. La distincién que se establece entre los habitos emtitativos y operativos se debe, por lo tanto, 2 que los primeros se ordenan directamente a la naturaleza y los segundos, de un modo mediato 0 secundarios. Tomés, dde Aquino lo resume asf: «Concretamente, el hébito es una disposicién que dice orden a dos términos, esto es a la naturaleza y a la operacién consiguiente a la naturalezay*, Esta doble ordenaciGn del habito a la naturaleza y ala operacién se entiende mejor a la luz de Ia doctrina tomista, acerca de las facultades. Hay uns distinci6n real entre el ser y el operar y, por lo tanto, entre Ia esencia y las facultades;, pero como el operar sigue al ser (operari sequitur esse), las, facultades son el medio det que dispone el hombre para evar a cabo las operaciones propias de su ser. Las facul- tades estén al servicio de la esencia (0 naturaleza) en orden al operar que es el modo como se alcanza el fin, la perfec cién, Las facultades son, en este sentido, esenciales al hombre; son instrumentos de los cules no puede prescin- ir, aunque ontol6gicamente consideradas sean accidentes, Son accidentes necesarios (propios) para el operar del, hombre’, La ordenacién del hébito a ta naturaleza le leva a ‘Tomés de Aquino a considerarlo como la primera especie de 5. Cli. S. Th. Hl, 49,3. 6. S. Th. Pll, 54, 2. Cfe. también TUAN DE SANTO TOMAS, Cursus Theotogicus , disp. 13, art. 1, 0.7. 7, Cf, §. Th 1,73, 1; 1, 54, by 2. MILLAN-PUBLLES, La formacién de la personalidad hurana, p. 36. 127 PATRICIA MOYA Ia cualidad y como anterior y mds perfecto que la pote ‘porque la naturaleza precede @ la acci6n’. ‘Sc ha visto que Tomés de Aquino atribuye al hdbito el ‘efecto general de perfeccionar las facultades para sus actos. Este efecto esté implicado en el concepto mismo del habito como disposicién conveniente de la potencia que la perfec- ‘ciona para obrar mejor. El habito supone la capacidad de la potencia para el acto e imprime en ella un modo de perfec- ‘ci6n, De esta manera, la potencia que recibe el habito se hace mas perfecta y produce perfecte su accién®. Esta per- fecci6n de la facultad se manifiesta en que el obrar habitual hace la operacién conveniente a la naturaleza o connatural, deleitable y fécil10. EI hébito da también una prontitud para Ia accién que esta en relacién con la facilidad y deleite. Por iiltimo, se puede sefalar como efecto del hébito la uni- formidad o seguridad en el obrar. En cuanto cualidad que perfecciona a la naturaleza y también como perfeccién de las potencias operativas pro- pias, el habito se puede identificar con la virtud!?. Siguien-” do a Aristételes, Tomés de Aquino se refiere a los habitos intelectuales como virtudes, es decir, disposiciones por las cuales el hombre posee la verdad cuando afirma 0 niega algol2. Los hAbitos son asf «cualidades o formas inhe- rentes a la potencia que la inclinan a determinados actos especificos»!3, 8. La cualidad, como disposicién accidental de la sustancia se di- vide en cuatro especies: el hébito y la disposicicn; la potencia opera- iva; Ia pasin y la forma y la figura. Cfr. Ca. 8, 8b 25-10a 20. 9. Cit, De Ver. 24,4; De vir. in com.,a. 1; 5. Th. HI, $5, 1. 10, Cir. dn IH Sent. d. 23, q. 1, a 1. Véase también Et, Nic. I, 3, 11040 4 y De Ver. 20, 2. I, Clr, Bt, Nic, Il, 5, 1106a 1-10. 12, Cf. Bt. Nic, VI, 3, 1139b 15. 13, S. Th, Ll, 54, 1. Véase también De Virt. in com. a. 2; De Ver. 24, §:Bt. Nic. I 5, 110Sb 25. 128 EL PRINCIPIO DEL. CONOCIMIEWTO EN TOMAS DE AQUINO Si nos preguntamos qué tipo de perfeccién constituye el habito, tenemos que distinguirla de la perfeccién que implica la esencia en cuanto forma, y del fin que es la perfeccién que se alcanza por la operacién. Hemos visto ‘que se trata de una perfeccidn que guarda relaciGn tanto con Ia esencia como con la operacién. El hdbito esté en el orden de los medios para la acci6n'4, es decir, es una cualidad 0 isposicién que capacita para Ia accién; que habilita ala potencia. Es un modo intrinseco, posefdo de una manera absoluta, de tal suerte que el sujeto no requiere de nada externo para actuar, sino que posee en s{ mismo la disposicién que le inclina a la operacidn. Para precisar el tipo de perfeccién que ¢s el habito, Tomés de Aquino distingue tres tipos de perfecciones: «La perfeccién de algo puede ser contemplada desde tres puntos de vista. Primero, la perfeccién como constitutiva del ser de algo. Segundo, la perfeccién a la que se le afade algo indispensable para un obrar perfecto. Tercero, la perfeccién a la que tiende algo como a su fin»!5, Asf pues, la segunda perfoccidn es la propia del hébito. Por el hdbito, la facultad adquiere un accidente que permite que la operacién se realice del modo ms id6neo y perfecto. El habito constituye también la ‘manera por la cual el hombre, en cuanto ser dindmico y no acabado, se perfecciona y completa. La adquisicién del habito confiere al sujeto ese modo intrinseco de poser que Je permite actuar desde s{ mismo, es decir, sin necesidad de ayuda externa, pues posee en s{ mismo la habilidad que le inctina adecuadamente a a operacién. Entre el hdbito y la potencia se establece una diferencia real. El h4bito requiere de una potencia, porque es un accidente de la sustancia: no tiene existencia propials, Pero 14, Of $. Th. FIL, 94, Le. 15, 5. Th. 1, 6 3. Ce. MILLAN-PUELLES, La formacién de la personalidad humana, p. 11-73. 16. Chr. C.G., Il, 78, n. 1589. 129 PATRICIA MOYA a potencia se ordena a la operacién y el habito s6lo se re- fiere a la conveniencia o no conveniencia de una disposicién con respecto a la naturaleza y a la operacién. El habito se refiere directamente a la disposici6n ¢ indirectamente a la operaci6n!7. El sujeto no se encuentra bien o mal dispuesto para una accién por la potencia; por lo tanto, esta disposi- ccién ha de atribuirse al hébito: «La potencia hace que el hombre pueda obrar, y el hdbito hace que sea apto para ‘obrar bien o mal>t8 La potencia en la que se da el habito ha de estar inde- terminada con respecto a una pluralidad de posibilidades. El habito determina a la potencia en un sentido, y al deter- minarla la diferencia, la especifica y perfecciona, compor- téndose respecto a ella como un principio de operacién; por lo tanto, como un actol9, Pero, porque no es el acto perfecto ~es decir, la operacién—el habito es «algo medio», un intermediario entre la potencia y el acto perfecto, Comparado con la operacién, el habito es potencia; pero ‘con respecto a la potencia, es un acto. El habito dispone al sujeto para la operacién, le habilita y hace posible la ‘operacién, pero por sf mismo no Leva al sujeto hasta el, acto: «El habito no es terminacién de la potencia, sino disposicién para el acto como a iltimo término»2t, El hé- bito facilita la operacién por la cual se alcanza la perfecci6n, ala que esté ordenada la naturaleza. En este sentido, el habito se opone a la privacién y a la potencia, y constituye una formalizacién de la potencia: 17, Cit. JUAN DE SANTO TOMAS, Cu, TA In Ll, dsp 13, a1n.% 1B, S. Th, 1, 85,2, 082. 19, Of $. Th, 79,13 20. Cit S. Th. 1, 50,4 a8 1 y a2 y Fl 3,2. 21, §.Th, Kl, 54, 12d 3. Véase ambit In Sem 35,0 1 a.5,ad4 y 57h tt, 38,2 130 EL PRINCIPIO DEL. CONOCIMIENTO EN TOMAS DE AQUINO «Ast, toda forma y todo acto pueden Hamarse hébitor?2.. Este poder adquirido, en el sentido de sobreafadido a la naturaleza, leva consigo una actualizacién de la potencia, mediante la cual ésta se dispone convenientemente a 1a operacién EI hdbito operativo perfecciona a las potencias opera- tivas en orden a sus perfectas operaciones. Estas operacio- nes pueden ser de tres tipos: la especulacién (theor(a), la accién (praxis) y la produccién (potesis), a las cuales co- rresponden respéctivamente los habitos especulativos, acti- ‘os y productivos. Este andlisis se centraré en los hébitos ‘operativos especulativos, para tener un marco de referencia adecuado que permita precisar la naturaleza del hébito de los ‘primeros principios. Atendiendo a estos hébitos intelectuales, se plantea la ccuestién de por qué una potencia activa necesita, para tar, de una cualidad sobreaiadida como es el habito. Sila potencia activa es aquélla por la cual el sujeto puede actuar segiin su naturaleza propia, {para qué el habito? La res- puesta de Tomds de Aquino es que el habito constituye una perfeccién de la potencia que de suyo esté indeterminada respecto a las diversas operaciones que puede realizar. El habito, propiamente, no nos capacita para actuar, en este caso para conocer, sino que nos habilita, lo cual es dife- rente: «El hdbito y la potencia se diferencian en esto: por la potencia somos capaces de hacer algo. Sin embargo, por el habito no nos volvemos capaces 0 incapaces para hacer algo, sino habiles o inhébiles para aquello que podemos hacer bien o mal. Luego, por el habito ni se nos da ni se nos quita el poder algo, pues lo que por él adquirimos es hacer bien o mal alguna cosa»23. Ast podemos decir que el habito es algo sobreafiadido a la potencia en cuanto que la perfecciona en vistas a su operaci6n; pero esta perfecciGn 22, C.G.,1, 78,9, 1591. 23. C.G.1V, 77, n. 4114. 131 PATRICIA MOYA no le aliade capacidad a la potencia, sino que la dispone a realizar bien o mal su operaci6n. La necesidad del habito se explica porque la potencia a la que perfecciona, no es puramente activa, sino que puede ‘ser movida por muchos objetos. Es una potencia que puede ser sujeto de diversos actos o perfecciones espectficas?s. Deeste modo, la necesidad del habito no s6lo expresa una cierta indigencia de la potencia, sino que también la perfec- cin de ésta, ya que no esté ordenada a un objeto y opera- i6n tinicos, sino que es universal; y justamente por esta raz6n requiere una determinacién habitual. ‘Tomés de Aquino sefiala tres condiciones para que en un sujeto se dé cl hébito. La primera condicién es que en éste haya potencia y que aquello a lo que se dispone se ‘comporte como acto de la potencia2S. Ademés, esta poten- cia ha de estar abierta a muchas posibles determinaciones y a diversos fines, porque si un sujeto esté en potencia para tuna cosa ya esta determinado por naturaleza y no necesita del hébito. Las potencias naturales que estén determinadas, ‘ad unum no son sujeto de habitos?S. La tercera condicién, para que el hébito se dé en un sujeto es la de que, al dis- poner el habito al sujeto a uno de aquellos modos para los que esté en potencia, concurran muchos elementos para que. pueda conmensurarse de diferentes maneras y el sujeto resulte asf bien o mal dispuesto para la forma o para la operaci6n?” 24, Clr, $. Th Ll, 54, 1 25. Ct. S. Th Ill, 30, 6 ¢. Segtin esta condicién, se ve que en Dios no hay habites porque no hay en El potencialdad alguna. En cambio, en los éngeles si que se puede considerar que hay hibitos Porque, aunque estos seres no tienen la potencialidad de la materia, al 1o ser actos puos se da en ellos alguna potencia. 26, Ci In I Sent, 4.23, q.1, a. 1, ad 1; S. Th. 1,77, 2, 27. Cf $. Th. Vl, 49, 4c. Cf. V. BOURKE, «El habito en la doctrina tomista de la potenciay el acto", en Ensayos sobre el to- 132 EL PRINCIPIO DEL. CONOCIMIENTO EN TOMAS DE AQUINO La naturaleza se ordena a su fin ya sea de un modo ‘exclusivamente natural y necesario o a través de habitos, ‘que se convierten asf en medios necesarios para aquellas potencias activas que estén indeterminadas con respecto & diferentes operaciones. La disposiciGn del habito es una perfeccidn en cierto modo reclamada por una naturaleza que mis que una realidad estrictamente natural. Sin salir de los limites de la naturaleza, una potencia activa puede necesitar del habito para alcanzar el objeto al, ‘cual esté ordenada naturalmente. Esto sucede cuando los ‘objetos a los cuales se ordena la potencia son tales que por cella misma no puede de ninguna manera tenerlos plena- mente en acto28, Esta necesidad del hébito se debe a la condicién de la potencia. En el caso del hombre, la potencia intelectiva esté ordenada a todos los entes, pero no puede conocerlos a todos en acto; luego es necesario que se dé un conocimiento por habito que le permita el conocimiento en acto, La potencia intelectiva tiende a ser en acto todos los inteligibles que es en potencia, pero esta operaci6n est fuera de su capacidad. EI hecho de que la potencia necesite del habito no disminuye su capacidad de actuar, sino que explica el modo como Ia potencia alcanza el acto:

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