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Marxismo y Cuestion Crimina L Lulgl Ferrajoll y Danilo Zolo ‘Universidad de Camering - Italia. Universidad de Siena - Talia. pigs oy Le gues nal Roma, 1977 y\en "Deyncerncia autortania mo maduro®. £l viejo topo Darcalons | afrontar el tema “marxismo y ‘cuesti6n criminal” se hace pre~ ciso distinguir dos étdenes de problemas. Primero, el constituido por la siguiente cuestin: pueden hallarse en “Ia produccién de Marx y en la reflexi6n marxista posterior fos elementos de una doctrina “materialista” de la desviacién y del control social, capaz de explicar “estos fenémenos en los términos en que Jos mismos se manifiestan en las socie- dades capitalistas avanzadas? El segun- do se define en relacién'a una diversa interrogante: zpueden trazarse, y sobre la base de qué hipstesis te6ricas, indica- ciones.estratégicas de politica criminal cn la perspectiva de la transicién al so- cialismo? Antes de responder a estas preguntas nos parece oportuno hacer una adver- tencia. Es nuestra opinién que el anéli- sis marxista de la sociedad burguesa ofre- ce elementos te6ricos necesarios para tuna explicaci6it cientifica de los funda- mentos estructurales de la criminalidad moderna y de los actuales procesos institucionales de criminalizacién tal y como resultan determinados por el modo de producci6n capitalista, Entendemos, to obstante, que dichos elementos, aun- {que indispensables para una explicacién de la criminalidad que no hipostatice el delito como fenémeno natural y ahist6- rico, no son, sin embargo, suficientes para Ia construccién de una teoria “global “o “total” de la desviacién eri- minal del tipo de la que nos parece pro- pugna por ejemplo la revista La Questione Criminale!. Una teoria “global” de la criminalidad requiere, en efecto, a nuestro modo de ver, que las indicaciones recabables del anslisis mar- xista de Ia economia capitalista que ata- fien sobre todo, como procuraremos de~ mostrar, a las condiciones histéricas y estructurales del fenémeno criminal- se integren con teorias sociol6gicas emp rica y analiticamente explicativas de la compleja trama de factores “sobreestruc- turales”, de orden psicolégico, sociols- ‘ico, politico y cultural, presentes en los procesos crimindgenos. Por otro lado, tuna teorfa de ese alcance postula la ela boracién de una doctrina politica del control social en materia criminal, y més fen general del derecho y del Estado, que (2) Che A, Barata, Criminclogn Hore @ te lisse scale", en Le Questions Still ener 1016 a2 4p VP. fart Scrminalogia = marcieno: alle 08 Melee GonmponaloeliasocetadeICepiials Hi naere aged oto, eae 2 yp. 32 Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo no cabe obtener, sino en forma més bien embrionaria, en el patrimonio cientifico del marxismo*. Es l6gico que adoptando este punto de vista creamos oportuno en primer lugar contrastar como cientifica y politi- camente infecundo el intento de cons- textos clisicos del marxismo y contra- puesta comy “alternative global” -en nombre de una supuesta exhaustivi y exclusividad de las indicaciones suge~ idas por el andlisis marxiano- a las po- iciones te6ricas desarrolladas por la nue- va criminologfa critica (de ascendencia sociolégica, antropoldgico-cultural, psicoanalitica)®, En segundo lugar, con- sideramos carentes de actualidad y valor cientifico aquellos elementos de filosofia politica presentes propiamente cstv grote pesensteescercete aio eet ihe promttnegtcn ies were acta Znulazo glo Stato, on "Quadepa at Monde Beets fea dh AR. ican et dy et in tin ea) (3) Disontimos. sment, en particular, de les indicaciones epistemologions axio Melos en el egerito antes cita se trataria do “extender la bogeraonta de I uni oer eee oh ng Se opate Gomme coms ema Be she pee some Pana Sein see Dae ae eaiTiags, atngete ait Se << s Marxismo y Cuestién Criminal en Engels y en Lenin, pero no en Marx, que una interpretaci6n tradicional ha eri- gido en doctrina marxista-leninista de! Estado: una doctrina que se reduce en esencia a la definicién de éste como apa- rato represivo de clase y a los conexos teoremas de la extincién del Estado en la sociedad comunista y de su conserva- cién en la sociedad de transicién no ya cen Ia forma burguesa del Estado de de- echo sino en Ia “cocialinta” de la dicta dura del proletariado. Un intento de fundar una teorfa ctiminolégica y peor atin una politica criminal, sobre la base de estas premisas, estarfa expuesto inevitablemente a doble riesgo (aparte toda consideracién sobre el cariicter escolistico de la opera- cién): mecanicista de Ia ién entre modo de produccién y fendmeno criminal, con la consiguiente reduecién economicista del amplio y complejo tema de Ins motivaciones cul- turales de la criminalidad y de las razo- nes politicas de la represiéa penal (couomtcismo criminotogico); __b) la adopcién de una dptica de la integracién y del consenso social (olismo Stiminolégico). Concebida Ia sociedad de transicién socialismo como tendencialmente no fPuictual en tanto que correspondiente & un proyecto de unificacién y de mogenizacién integral del cuerpo so- _ lal hecho posible por la superacién de S estructuras capitalistas, la hipétesis iminolégica de fondo resultante es amente la extincién del derecho EMI gracias a un proceso que hace el 61 control y la represién penal progresiva- mente “superfluos”, Ambos riesgos, ampliamente presen- tes (y el segundo, desgraciadamente, ex- perimentado) en la tradicién post- marxiana, son muy graves. En Ia base de uno y otro se encuentra la hiposta- tizacién dogmética del marxismo como “filosofia” o como “ciencia general” de~ finitivamente claborada, con negacién, por uu lado de wda relevancia tesrica a las ciencias sociales empiricas de tradi- cidn no marxista y, por otto, de todo interés prictico, en la fase de transicién, a los instrumentos garantistas elabora- dos por el derecho moderno. Nos pare- ce oportuno detenernos en estos riesgos, antes de responder a Ias cuestiones plan- teadas, en la conviccién de que los mis- mos, si no se previenen, cierran la posi- idad de una criminologia, socialista cientificamente fundada y preludi (aid deseable) politica del movimiento obrero en materia criminal de tipo re- presivo y autoritario. 2-El primer riesgo te6rico -Ia reduc- cién economicista- nos parece presente sobre todo en las interpretaciones mar- xistas de la criminalidad y de la repre~ sién penal como fenémenos estrecha- mente ligados a la naturaleza mercantil del modo no sdlo de produceién sino también de distribucién capitalistat. Ta- (Bats ntti dl fing nina a (oat tert dl ine iia Benson means ErSeatine Cane ena cong ogres Se ab an oe eee Tee 62, Jes interpretaciones se fundan en una contaminacién de la nocién marxista de fa alienacién del trabajo asalariado en Jas relaciones capitalistas de produccién por la teoria hegel-lukacsiana del mun- fo de la produccién y de fas mercancfas ‘como esfera de la objetivaci6n 0 alicna- ‘cidn del sujeto. Sobre esta base se asu- ne la doctrina hegeliano-marxista de la alienacisn y del fetichismo (con el co- respondiente filosofema sobre la “per- ‘sonificacion” de las cosas y la “cosifica~ ccién de las personas en el cambio mer- cantil) como fundamento de una teoria frremediablemente ut6pica: la superacién del antagonismo social, de la disociaci6n clasista y de la represi6n penel gracias a fa supresién de la “forma de mercan- fa”, y por consiguiente a la abolicién completa del mercado, del cambio y del dinero®. Es claro que son condiciones ‘jpicas” de ésto, necesariamente, el cese de toda posible correlacién entre pro- duceién y consumo y el excedente ¢s- tructural de todo tipo de bienes y servi- Clos respecte o Ie demande condiciones feconémico-sociales extrafias al ambito de cualquier posible determinacién previsién cient ‘No nos parecen destinados a tener més éxito los intentos de utilizar las ea tegorfas analiticas de la critica marxista de la economia burguesa para la expli- cacién de tos factores sobreestructurales, rniont ‘esviado, sobre too cuando Man: pane Bitteets el nox inaigutible que lea Se peri cambio ala pracica de Ia autora pins Ge stone riinale encre-brl397, 113, Sei pp 96-08. Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo ademés de los estructurales, de los ‘crimindgenos y criminalizantes®. En este caso la ruptura criminal del orden y la represién penal serian interpretables ‘como manifestaciones politicas de la lu- tcha de clases, en el cuadro de una teoria mecinicamente transferida del émbito Gel anilisis estructural (¢s decir de las formas de producci6n capitalista) al pro- piamente sociol6gico de las motivacio- hes subjetivas de los comportamientos desviantes y al politico-institucional de las formas de control social’. Una ope- raci6n de este tipo podria quizas aspirar fun cierto grado de plausibilidad si cl J fenémeno criminal pudiera hoy se cligrosamonveropresiy Pepe or EB. Pasulesnis (Of “La teorin gener Sel adrechoy ol marcismo” trad. Zapatero, Barcelona 1976, Fat intocda rociantements en esta revista Po Fiflanien clertieuo ya citado, de queelprinc Aepreporcionalidad de la pena a la gravedad. GeiltoForvenponde al modelo capitalist del“ Wide canivalenteg”. He conocido, en efectony Jeio Pasakamis cuando se recs " sjustallonin” del derecho Pet Retogc el criterio de In acomodacion do font fn enfidad de la ofensa eo el funda Peneral de lor ordenamiontos penal Se hguedad, desde Ine heuroos alas Xil ablas. ‘novedades del derecho penal P Uae de lgalidad de lo Gelitos y de I peas Shox, de la predeterminacion taxativa, ¥ into dela cartoon, dela duracién delas pened [Parle demas, coms dirernos misadelante (2048 earantistas ‘rtételes Pasukanis ¥ {as junto con la pre Sore de na ta simple fncign correecion Ae defensa social del derecho penal. (@Sugerencias onestasentido derivanen’ inion de las conchisionos metodolégicas fo da A. Bavatta, ya citado ‘Marxismo y Cuestién Criminal terpretado como rechazo insubordinaci6n politica de los sujetos pertenecientes a una clase econémica- mente subalterna frente a los modelos de comportamiento social impuestos por Ja clase hegemsnica. Este fenémeno se produjo seguramente en la fase de acu- mulacién primitiva, particularmente en Inglaterra. En ella las instituciones carcelarias y més en general las medidas de represién penal correspondian clara- mente a un plan clasista de “reedu- cacién” del delincuente para la diseipli na del trabajo dentro del sistema fabril. Basta pensar en el Panopticon de Jeremy Bentham. En él la prisién celular se en- cuentra teorizada y concretamente ex- perimentada como modelo arquitect6 nico que encarna de manera ejemplar el proyecto burgués de organizacion de la clase sometida: la constricei6n al traba- Joa través de un mecanismo disciplina- tio automético; el aprendizaje de forma Gtequistica del eédigo, el aislamiento como instrumento de reeducaciénen los Valores del individualism propictario, A control total, la sumisisn a un poder beigacee oe Seupados en crear actin as quem pa ivcnaes spores pero’ gor urna Maa ge end ers oe neha Swat Saheb de Fcc cote petition unset paie Depa semiescet welecal niet es conse aie nema aie jmoeace encima nee cel a la fibrica y viceversa, como insti- tuciones disciplinarias totales que favo- recen 6ptimamente el ejercicio de una hegemonja de clase y la interiorizacién dn as rogiaa dat Sosasio becuase parte de la clase subalterna*, Pembbgta fi cnt ening ote pos dl capininnn ocetast ae gor el espliomo sad, Nadie or Un aimar hay que aoa exclave $2 sigue prevalcolmente ln las obsess faving le tepresion poral a pata emi Eee TPR ee inte ere eae ulturalmente margiasdoe’, mks 0 me- a cada er ee car's eae lcs Tetariado de las pertcras eebanas” loa sine pais eae Enies ot enicaase ceseaee (9 ote PCat, 1 vidio, Milano (orsign SOS Poueaee Sobveliccepeatc, esol ila pone Trae 070 pp HSH inns ln de eran MERE Ltt) Jes M Pavaring,-Carcorefabben Alle vig el aires penibensinc Balog 1077 (0) Basta paar on lsat os akon porantaen do anal {ikea amanactor os denidecentDteaabee S088 ngroendonens om lbertad, elauents G4 tena owes ‘ivertanayado i? tila denial med ttee [eroytantn an emifatte(27 000 op le sr detadon Se simple Tnstraaen lorenta (60.990) (stat “Armtunio a watticho pac SOP ete Home Op 64 des del sector terciario®. Bajo el prisma criminolégico estos sectores marginales son muy escasamente asimilables al pro- letariado. Por otra parte, parecen intere- sados sobre todo en fenémenos de “de- Tincuencia innovadora™, es decir de conductas transgresoras que no se dir ‘gen contra los modelos sociales domi- nantes -como sucedia en el caso del pro- letariada “rebelde” de los paises capita- Tistas mis avanzadas del pasado ciglo- sino que afectan por e} contrario a los, medios y a las reglas institucionales es- tablecidas para Ia adecuaci6n subjetiva (10) En, 2078, do entze 88400 condenndon, oe {BD Fa 10, de cle esoogcena ae ais ipgienhs criti ieecter ene Fee oe oe ee eat aren iodo dese enews, or os ina clase see en corer Prctnnteiyetieaca ST SP Sai abaittes, dependantos Sane eae agmaluunieesctaces sn eaentee Sta) ctniomnton Ree re Oe Howie aan totes pp ae ie 98) Hen, Ae re est Pad catering Eeciermentgtiyroleeas ots erence SEDGE eng tenes Seen Gat de a Seance SSIS Sau Etpentae emia aaa dee tee seer nmol eee ee nena ene ae ‘tpn Casi hea donde do Soe aac medias telnoacone™ Fe areata iainesnce See e re daamcaron ods ee Sere re Pe St feentments Ca ee ae cata ern eer aT ee OL) Pore darter pp. 2 Tork Sante eis pons So Fe itv nacios ait, Foe aetasten uaconen medina om Danilo Zolo Luigui Ferrajol ‘a aquellos modelos. Nunca pudo re- sultar més trastocada la idea de la des- viacién como acto politico © manifesta- cién de la lucha de clases: segiin Ia hi- Stesis que avanzaremos mis adelante, Chante mayor es la conflictividad social en las formas de Ia lucha de clases orga- nizada y consciente, tanto més di ye, junto a los fenémenos de cién social y cultural de los sectores cubalternos, In reheldia individual y qualunquista que se expresa en las ma- nifestaciones criminales. Por lo dems, las penas privativas de (LD Of. R.K. Morton, Teoria estrattura sociale, Scopus 1907, pp 875.80. lay trad: costelans, Mezleo 1984) ‘| (02) La cicanstancia,invocada con frecuencin, de due tn gan mary de Ie delitn penalise iuldoe en teostro pate, como ou in aye ise coils eraneae Ponte ‘de contra in propiedad ae dea caren {Su carter de ease, jtampoco sobre Ta directs fincidn cepitelits de las Inatitucionce penalon Dice, nds soncllamente, qua ls apropiacién de ‘jun singerla inion’ oe cleranpento una cat Fundamental del confi soil: pero ta parecetuna caracteristice peculiar del eapitlisan Banete que se enouenten en fade. grepo soci Saractetlends por profundaes. desigualdade ‘trutifionciones sodas. Por obve party Ia cl Stmrtancin a gue sen cco referencia debe Steomsideraca: Em 1078, de 88-400 condgnadosy Hieron por delitescontzn el patximonio 17.020 Gf Ibsque 12363 por to), on dec alrededor dev ‘quitto del total (stot, “Anmuatio ai statin Badisiaie, 1974 cit p.250)una acegn {eimodesta, i se lene on cuenta el hecho de Jos dlitos Sontra el patstnamio consticuyen el ‘dal total de loe datos que dan agar «pro {lento penal (180-402, do los que 118.0 9 unos, tobe wn total de 1.591 100 dlitosd Gade on 1072, Coon abo led urs Gicltes on queeevoginten elma alts porontaiel ennncinn conten autor dasconocde (0H suivalente al 8622 Sedo los hurts demuncia Gi. 200. Marxismo y Cuestién Criminal libertad, como medios de represién y constriecién fisica directa, parecen per- der cada vez mis su originaria funcién capitalista. De un lado, como demues- tan claramente las experiencias més avanzadas del neocapitalismo escan: avo, aquellas han ido atenuando pro- gresivamente su cardcter violento y bri talmente represivo. De otro, y sobre todo Ja reclusién carcelaria, se ha convertido en Ia actualidad en un tratamicnty reser vado a una parte cada vez mis exigua y minoritaria de los penalmente tratad ‘Como ponen de manifiesto las estadi cas, la poblacién carcelaria de nuestro pais ha disminuido notablemente en los “ltimos cuarenta afios, y representa cer- ea de un tercio respecto a la del siglo pasado”; y la diferencia es atin mayor si se considera el fendmeno en términos telativos, es decir teniendo en cuenta el fuerte aumento de la pobla eames sto on fos establecimiontos de provenciony de euenecnmcrars ore ean emer oe sei te oi ln seventa y ‘i seatatiche 2 Jorn 'e°1076) Utne, “Some Ue iee dltealin, 1861-1076, Homa 2510, p. 7 earner prs dv {isouonte y de 2.009 en lon ails secente, deseonder 21.582 en 1911.y 0 868. Seales Aiiddase que la mayorfa de los reclusos est constituida por detenidos en espera de juicio"’, con Io que los presos en iacién de cumplimiento de la pena se reducen ahora ya a pocos miles. Por el contrario ha aumentado sobremanera, en el curso de este siglo, el ntimero de los imputados sometidos a juicio y el de Procedimientos penales"*. Se asiste en suma a un fenémeno singular: la reclu- sion, como torma de pena, se esté con ndo hoy en un instrumento excep- cional de defensa y control social; pero fl final de eada ao sobre el territorio nacional Inia Sommunedatatnicheserckesoleniat 1861-1975. cit. pp. 71 y 16). pestsinhe delete (15) A fines de 1976, do 27.891 detenidos on los ‘stablecimiontos de custodia preventive ydocais. plimlento, 16811 (aproximedamente of 60%) 6 lisban'en espera de jieio Ustat, “Antaris ‘atintio italiane, 1977, Roma LOTT, p. 128). (16) Las estadliotions Istat no facilitan datos re- ‘rospectivos homogéneas en ordon af mumere do personas dentneiadasy de las jusgndag? cleciva: {mente asta informacién oesn en 1500. Hasta cata fecha éabe cbeervarun progresivo increments del mero de personas jusgaca, que asa de une tecln ened de 480,824 en low aioe 4871 100 0 ‘Wha media de 782,450 on low snow 1011-109, do 3.107.859 en los afos 1531-1940, de 1.360.186 on los aticg 1981-1909 n 1.048.620 en ol ao 1060 Astat,*Sommariod statistiche atoriche taliane”, 1861-1056, Noma 105Hp. Od: “Annuario al statisichejudiztaie", 1950, Roma 1960, 100) ‘Alin mayer ee el ineremento de las personas de: hncladas: de una soda do 249-760 on lw aos jsmo tiempo cabe registrar una ex- tensién masiva de la esfera de interven- cién penal en Ia sociedad. El sistema penal, de este modo agigantado en su aspecto normativo y procesal y depo- tenciado en su momento directamente punitivo-represivo, se configura asi, cada vez mas, como un enorme aparato ideo- I6gico cuya funcién, mas que la repre~ sign directa, es la celebracién cotidiana de los valores de Ia legalidad, y Ia emi sin de juicios de culpabilidad que no tienen otro efecto, en la mayoria de los casos, que el de la simple estigmatizacién social de los desvindos a través del pro- ceso, la condena y Ia inscripcién de éste en el registro judicial. Se trata de una suerte de formalizacién progresiva de la justicia penal que, tras de haber pasado hace dos siglos de las penas atipicas de naturaleza corporal a las penas tasadas de caracter detentivo, parece hoy enca- minada, sin que ésto quite nada a sus 1871-1980 « una modia do 1.415422 en ts ToeL-1065, a 1.088.708 en al ao 1969 Cte, JSSramasi cit: ata "Anmnai’ it). Dospan de 100 aan dato relative arson pore see gtec «Ins contravenciones J comlenas FE incrementa dein intervencion judicial Senin tines oy etch erp meine snestea fo por los datos Flaten a fos proced Sree que, uo surtante estén compres ‘Baloo finalzados com aobreseimientoproviao~ see flea de autor conocido) de 2.682.541 Prod Smientosinstdos en 061 en as pretaras Pree ag procuras a 3,726,042 instridos en 1076 {Stat EXomunio distatiniche guiziare” 2901, few 10¢l,p. 11:12, Aznuariostatistico TOTT, cit prid0): en los times, aos penad C8B7-1B8) a cifra media de Perec Mon ingtruidos snunimenssenlaspretias perecutne fue do, 601.054 (stat, “Statistion ¥,2ieiaa pert anno” 1910, toma 1044p XCVID. Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo capacidades de criminalizaci6n y de con- trol, a convertirse en una miquina clasi- ficatoria que produce esencialmente incriminaciones, certificados penales y status jurfdico-sociales (pendiente de jt cio, reincidente, delincuente ‘habitual, sujeto peligroso, etc.). Todo ésto no quiere decir, es obvio, que las instituciones carcelarias no con- serven también en el cuadro neoca- pitalista una fuucién politica general, que no vayan a conservarla atin por mu- cho tiempo, particularmente en Italia, donde se presentan, més que en otra parte, como una realidad homogénea € interna y no exterior ni mucho menos antagénica respecto de la fenomenologié criminal. Tan s6lo significa que desde el punto de vista neocapitalista parecen hoy mucho més relevantes los mecanismos de integracién social preventiva que ope~ ran a través de la autolegitimacién de 4 Jas instituciones, Ia produccisn del con- senso y la clasificaci6n de los disidentes | y desviantes, que los instrumentos de represién carcelaria. Mas relevantes que toda la arcaica estructura penal-peniten-~ ciaria pueden considerarse cl uso terr0: rista y estigmatizante de la denuncia pe# nal, de Ia incriminacién y del proces no seguidos de sancién efectiva y a me nudo ni siquiera de condena definitiva iscrecionales medidas de la polici desde el arresto a las intimaciones y repatriaciones obligatorias; y, adem los viejos y nuevos sistemas de clasil cacién manifiesta 0 clandestina de I ciudadanos, desde el fichero judicial Jos archivos policiales y al Berusfver! las técnicas de espionaje utilizadas P Marxismo y Cuesti y Cuesti6n Criminal Jas nuevas agencias puiblic adas sncias piiblicas le control social (de In CIA al SID. « lng 4 la CIA a a ious « SID, a los los sistemas cibernét gu Silantes"); os sistemas cibeméticos autoritaria de la inte Pretacién legal, como el rte de Preacign ReRt como el que In Corte de Saecore eae i eplrenerane Tac ye ag Oe mince comin” ee ry ee el con for ce ean tien perma como un sistema diferes le control social bastante mis efi : racecars i etm i afc a crctrmeyt Fomli icone sng ae Seema ei ort are oy Ticamente represiva, sir De ac apa am ti gm or legitimaci leeitimacin del dominio y del “orden econémico, fuera de aquel, acai 0 y elemental, para el que la represig violenta, posiblemente sangrienta, del crimen ¢s, como el crimen mismo, tag elemento distasorio simbsticn necean rio para ef mantenimiento isc na y del orden, anes Por lo demés, carcelariastaliann, include eee oi Sur as eee és! tad (piénsese en el infame archi- rene Calg oe Tagen os sie dep mene ae lSgica, su brutalidad y atras shard mw Svar see aes sién de los menor tuciones no,son nSgenos, por sus Danilo Zolo Luigui Ferrajoli > de la ética italismo en los “valores” de I capitalismo ces” de a in crbino bursts Gavin, exes rnetodista, etc.) en Ttalia el m a jcativo” ha estado précticamente vente, De los tres elésicos principios ‘Ge “rehabilitaci6n social” del preso “ins truce trabajo, religin-el primero ha {queda durante mucho tiempo s6lo en al papet ¥ hoy se ejeree de manera buroeritice y estipidamente infica2” oe auingisimos 9 es an eA gde una minoria de fos dete- | mocidos efectos tanto de estigma ftzaci6n y despersonaizacin de los de= tenidos como de profesionalizacion de las actividades delictivas. En Tali creel como, con formas ¢ identidad versas, el cartel, han sido siempre ins, tituclones “catslicas” y por To tanto, al aismo tiempo jeriguicas, duramente re- resivas, moralmente laxistas ¢ ide cements quahinguisas. Mientras en 3 paises capitalistas de cultura p cate mo es notorio, una es- sets uncign de reeducncion para el “privilegio"de i “i "pita cies oo vés de la figura del “capella” , a int Seeoe a ene eg oa claborator elettronicie miovs oregon a “Carvereesociota civile”, pvaro nellarmeriamontarllostatodella usta (4 Medes Torino 1975, p. 1073, ‘Relezionsa areperiore della Magistrature’ —(8)0-Nor iV lar ministerial de 1248 aR Sapertore della Magistrature, “L! ‘roy dR op i owe wpe, Goreng elfentinamento guiisare.s! PAS "Gs oad on ol paandor nu taba epee cereals gees me eater Saeco 9 fen pp OL en ae Seem cuore tenn gaat Zao lectin el ol (que emlasesidndel yn." 72de 3 do fetes de ensehante. Feeiontemonte el Paslamento, Bidens li eochore ea Se ees, ‘sree ayaa ceed utc evisu eet et ao es Riiministracion, central renesesia an src oi i ecient a iia Senate oe eats mod ‘mputados que se encuentran * ypectad dele ae reventieaelacuerdoatelk foes ‘Jos extremos de la imputacion, el de eerste elbeadpeinemi ‘inde la caucidn odo! las obligaciones impuestaey Sea go a ims a ten See Seeecatetinceea rye Sense rege ee ee demend Le nt Se cewivae. Ea sae tae yt $e 310 correspondan a veervicios domestic eSnips ae Marxismo y Cuestién Criminal cesién paternalista, persuasoria y degra- dante, cuando no a vulgar complicidad con las vejaciones y humillaciones de la personalidad de aquellos. La existencia de un cura catdlico en os ambientes carcelarios, en la cércel como en el cuar- tel, en la fébrica y en la escuela, lejos de ‘cumplir una funci6n “educativa” consti- tuye una presen: a, moral, “espiritualmente” desacreditada*, Se trata de la concepcién leninista de la sociedad comunista como sociedad cosensual y pacificada, en la que los controles juridicos e institucionales ce- derfan su puesto a la autodisciplina so- cial y a la conformidad espontinea de todos los ciudadanos a los nuevos mo- delos dominantes. “Liberados de la es- I, y _clavitud capitalista, de los innumerables horrores, bestialidades, ahsirdos y vile zas de la explotaci6n capitalista, se ha- bituarén poco a poco a la observancia de las reglas elementales de conviven- cia, conocidas a to largo de los siglos y repetidas hace miles de aiios en todos los preceptos, a observarlos sin violen- cia, sin coaccién, sin subordinacién, sin ese aparato especial de coaccién que se lama Estado”, En esta perfecta so dad comunista, también los “excesos in- hier conflicto o tensi6n, y por lo tanto dividuales” estin destinados, « largo pla- ote ence yt Gesvincién criminal (0 de 20, 8 desaparccer: ya que “sabemios yo seem) en la Futura sociedad so- Ia causa social mis importante ae be cialista, excesos (...) es la explotaci6n de las ma- sas, la penuria y la miseria de éstas. Al ouprimirse ‘cota causa fundamental, tos excesos comenzarén inevitablemente a “extinguirse”. No sabemos con qué rapidéz y gradacién, pero sabemos que inguirén. Y, con ellos, se extingui- 3- El segundo riesgo teérico presen- te en la tradici6n marxista, que hemos llamado “olismo criminolégico”, es un corolario del primero. Una vez interpre- tada la criminalidad moderna como en- teramente determinada, como toda ten- si6n o disfunci6n social, por la conflict vidad estructural o de clase, de ahi se deriva la hipstesis de Ia cesacién de cual- GODe une entrevista a don Luigi Franciano, gipellin de In eareel judicial de’ Lecce Lg Pepebblica® 21-6-1070) (Estiman los peace “inleamente me ~ ~ ‘vores una llamada telofSnies, wn enn iadamente es gente : (22 Leni Eady ree Obae See ort el al ere te sci hina Pir dig gnssie, Eoiseartc th Memes tay, Sosoet Hl ltrat Hy eealermany que men qu porta ar sociec 'ponga en: ietien Ia rogla: De ida cual, Leite we Gia, feed beh pacnin soe Decade cul, Saclenaratiincyebe ine Geena priusquiere. “Entonce, yuo mente ne 7 cuando los hornbres jertoquelos habituadoe a observar as normas fam 1 unos tiranos?/ Calumnnigs, Ul Te conv I. de In convivencie 12 Visto a nadie con los ojos amora. Productivo, que trabajen voluntayiannente sean. Sw eapacidad.” Ovi, 369) 70 rétanibién el Estado”. Ciertamente ser Tecesario, “mientras llega Ia fase “Supe- Hor’ del comunismo, que por parte de la Tociedad y del Estado se ejerza el mds iguroso control sobre la medida de tra- bajo y la medida de consumo”. Pero se fratané de un control “ejereido no por un Estado de burderatas, sino por el Estado Ue los obreros armados”: un control que scupone “la tramaformacién de todos pleados de un gran “consoreio! dnico, a Piper de todo el Estado”™ y In forma- ‘Sin y la educacién de la disciplina de Shillones de trabajadores”™ que por tn to, en cuanto control de la “mayorfa del pueblo”, “serd realmente universal, ge poral, del pueblo entero, ¥ nadie pod Tehuirlo, pues “no habré escapatoria Po- ple?” Toda Ia sociedad ser wna sola Soap pai wats principal 20 Bi, p70. g) Jol, p. 873, Precianrnonte Lenin efi (20) Wh PTS palinmo ev las premiaas PA dese rg entmente puwdan iervenit om Stormin del Evade Ee see TDs aenta come au detox paises capital oficina en realidad por su cuca! c secial, a evar por su cuenta el registro Luigui Ferrajoli - Danilo Zole y una sola fabrica, con trabajo igual”. “Pues cuando igual y salario todos hayan aprendido a dirigir y dirijon ta la produccién J el control de Tos haragnnes, de les y Foritos, de los gandules y de toda esta wefea de “auardianes de las tradiciones Y el capitalismo”, entonces al escapar ® ete control y a este registro hecho por’ fetio el pucbio sera inevitablemente algo ton inaudito y dificil, una excepeién tan Bieaordinariamente rara, provocars Pro- Gablemente una sancidn tan répida y tan severa que la necesidad de observar Tas Teglas nada complicadas y fundamenta- Tee de toda convivencia se convertiré muy pronto en una costumbre™™, EP advenimiento de la sociedad co- decir, la desaparicién por dina parte del Estado y del derecho como Superfiuos, y por otra de la desviacion ¥ Jel conflieto, aparecen de esta manera confiados a un proceso de homoge: nizacion ética del cuerpo social y de vocializacion de la represin, que seré forea de la dictadura det proletariade imprimir y hacer cumplir. Una concep, Gidn de la revolucién y del comunism? Gque innova profundamente 1a marxian® 4 J que serd restaurada y desarvollada pof Gramsci en los Quaderni, donde la tram: sicién al socialismo aparece como tram sdad “ética” 0 “T munista, © sicién hacia una socie ome ‘i Fla educacion conse 7 4a aceon naa eg aicilin! de’ millones, ie Carre, ~ (20 Tp. 578 cases srt (28) Ivi, p. 374. Marxismo y Cuestién Criminal n gulada”, a la que la progresi mulada”, Ia progresiva adecua- cién de todos los ciudadanos a tos valo- res y normas del poder socialista hace perfectamente homogénea. Con la in- troduccién por parte de Gramsci de la a de hegemonia, esta novedad con- 0 a si un “un consemo de masas, hasta conseguir pom equlforio de uaa se ciedad regulada” o “Estado ético” 3 a Mis explicitamente que Lenin (yen Xémsinos ue sisimente pod se ceptual, mas que corregir el caracter arty de Meee Dees al de i orsanicsta y iaizdor dela concep. Gransel parte de uae voneee ee rte de un concopeién ica. ci6n leninista de Ia dictadurn del i cig leninita de I dictadur dl pro _pedagigia del derecho, guizi tn sh tein, querer especificar y de- con precedentes en el did nt rollar los aspecios propiamente éti- fichleano. V llega no'uélo w cotton Soy Sater Si Seba ¥ lpn moi cain cxpei jcobina del podersocialis. Fast, sino 4 aii won cpectca “onde, Pipe” omscino cool finn dsj “indo parti otic, ace “pregonero los aparatos penales del Estad. yo jor de una reforma intelee- Granasci la “misién ed “fon tual y moral” y que, al desarollarse, tva del Estado, que tine slompre el faa transforma todo el sistema de relaciones de crear nuevos y mile allen Upos de inelectinles|y motes por cumnto su clvlciin, de adecan la “evlloncone lesarrollo significa, precisamen oralidad de las ms ampli mass deol sige, precast he ylomonn cn ops mes tale cts considerdo ilo dafoso, populares a tas necesiades del cont en Ia medida en no desarrollo smi {he su punto de referencia ese moder. -de produc, de eaborm. Por coms, 1 Principe mismo y sirve para incre- 0 lot's euros tk ‘mentar su poder u oponerse a él.” En sste sentido el “modemo Principe” esti destinado a ooupar “en Ins conciencina £1 puesto de la divinidad o det perati- 9 categérico”” Esto exige, junto al Serccio de un poder en forma direeta- eae represiva, fa eapacidad del parti clase hegeménica de produ guiente, incluso fisicamente nuevos ti- pos de humanidad”®, encuentra en el derecho “el instrumento mas eficaz y en tor- ae oie = Nel ‘una doctrina del Estado que conciba a éste como suscepti de exlindn nsliion one pt ee ce tae ed regulads, ol argumsnto es fundamental. El Sp cnmdpenasinnnsnapasa temnbenesmeia pate maple SE koe ee ones eter ae gecmntace She Pent ‘astellana ded. Ati, Buenos ‘ a Buenos Aires 1962) Estado dicoo sociedad ciel (92) Iv, p. Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo 72 s ic eritoria, emia la actividad loable y me i ae yereon ran tee Sete reat Raines mi ue sobre una teorfa general de desvia- ae et pert arto cidn correria el riesgo de asumir el as- ives para tl capaz de resolindos postvos p Gn Un Hato af sei eo Bo que ati oe ini Ia “Telia conta In peligro sinogue "debese conccbida com “edi Cader precisemente porque Hende 4 Gear mt qucve tipo o vel de efi. Sin io ee compo pens 1 esto, pare Gramsci, “un iste We smcionaliznetén, de accleracion opti mie colon tan, urge inet exigey “asta Diqvescrcadar fs conicinnes qu be. cen ‘posible’ un determinado modo ie vida, la accién o la omisién criminal’ Weta tener wa eacson pusitiva, de stemnce mor noo jis de pelgonidad genic, EI derecho tpt epesv aes fod scividad positon decane da por el Estado” A una tal ‘coneap Cin del derecho dor se bin i idades “premia- incorporada is setidades “prema ome’ J individuos, de grupos. et ib he a a ota i ee es Secon neenenme Zo as Zo anaere bia suspic perineal cielo Serene ‘Uevare's grenmaca dela pol supa e do aire cultured moral, nival © tps) | Seino mace | mmm Reza iy premier oe Siogere Ri acsiee wns nee oa Se en sae es re Sonera [vi, p.87, Avin mas: “;Perode« me Sedition petcaar scars a mopar sel ore colsivy cin se rogue rosin educsliva eobre ade a erat Rell ael ae, edgier aa concn: ae Gente las activic e Tec cpen smn cons ater tied ts iauic meena! Gicenencotforne sin tansy owe? te propongan alennear® Gvi,p- 190) miiicentamenentat Bie eee eaers Saaceercannatts Suinmoralldnds eter Ge pp O04) (94) Bi, v.88, (20) Iv, pp. 88-89. Marxismo y Cuestién Criminal Pecto radicalmente negativo del recha- 20 itracional e inmoral de un bien social absolut. Y la represin asumiria en el generalmente ha tenido en os regimenes » desde la teocracia medieval a los modernos totalitarismos. A la obli- ico-penales ay la autoacusacion: lente una justicia em- in interna a los conformismos dominantes, 4 Sino es util, a Yer, el intento de nuestro modo de claborar una teoria {Blobal”o “totat” de Ia desviacién del fentrol suvial, sobre la base de un examen filol6gico de los cl Menos tres. in de odolSgicas fundamentales. Se tate prvdicaciones indispensables para una i ientifica y politicamente n criminal: ya por. tty sit las no es posible, desde nues, a fuimto de vista, una comprensién de lacigtnalidad moderna en sus conno, wiotes histSricas espec "ate las mismas permiten Plantear las Hineas maestras de une “politica crim hal del movimiento obrero” que sea na, alternativa a Ia burguesia y'al mise tiempo inmune a las sugestionss integristas y autoritarias presentes en Ip tradici6n post-marxiana La primera de tales indicaciones hace a las maices estructurales de 105 procesos crimindgenos, Fy caricter especitice del sistema de pres flucci6n capitalist, tl como emerge de {a ctitica marxista de Ia economie bur, guesa, es la dependencia de los medics de subsistencia, y por tanto de la super vivencia, del cambio de la fucrm te teibajo con el capital. En este sistema, Puesto que el cambio de la fuerza de ttabajo se rige por las leyes del mere, do, no existe para el individuo -dejando 2 salvo los correctivos introducides de Ui lado por el modemno sindicalismo y del otro por las précticas asistenciales corporativas del Estado neocapitalista. institucional ni social ninguna garant de la ocupacién di Y por ende de wi ilo industrial de reserva y como ha demostrado la expe- riencia de los paises capitalistas incluso en sus modelos mas avanzados, la des. Scupacisn es un fenémeno estructural y no coyuntural de la economia capitalis, "Ia cual el indice de desocupacign tiende a variar en relacién a la cantidad de capital que oftece empleo a la fuerza de trabajo y al cambio de las técnicas Productivas, sin Megara anularse nunca, El desarrollo del capitalismo, en suma, ‘no 8610 no garantiza el pleno empleo, Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo 4 a é i al modo de produccién sino que se caractcriza por tn mecanis-camente conexo al mode P mmo en cuya virtud cierto nimero de capitalista y a la Cae Be Intembros de ln else trabajadora es pe- sociedad burguesa come Site édicamente “marginado” del sistema atomizada de Seidel ata riéditative. y como no resulta totalmen- mereancta; en la que el individuo que Propsorbido ve a cngrosariasflas del ta Wiberado de Jos vinculos cenvies ubproletariado.” convertido en duefio de su fuerza de ‘ ia i se encuentra precisam rxiana explica por tan- trabajo, ra pecisame eat Gareno de la marginacién social eso abandonado a si mismo, privado de toe en como efecto necesario toda protecein social (de tipo comuni- (Getructural)y no contingent creete tario, cease tt ee italista de én. El subprole- garantia que Ja inci i Sinn al Ehime Pe On bl de de fariado, en cuanto clase marginal, tien como el proletariado un origen social ‘modemo; nace, junto a éste, con la trans- formacién capitalista del modo de pro- ducci6n, es decir, con la liberacién de la fuerza de trabajo de todo vinculo juridi- co y su sometimiento a las leyes del mercado; y con él es constantenrente reproducido por un sistema productive {que tiende peridicamente a absorber y ‘ rechazar del empleo productive capas ‘mis. menos amplias de la clase obrera. ‘Al minmo tiempo esta teria sirve para Guentenent bls cere Guplicar ts bases estutateayloscon- Snide tie aeitetaty : = ; 4 Se ae a pobrca on Saal inge enue free notaciones open ualremel sew fecnlindrear cea faved arvana : ito especifico de “despojo de los me- grupo comrisia priv st 0 bastant tido especil tabalo.” Sebre cata base aparece claro co las subculturas criminales, y mas en ge neral las “culturas de la pobreza” que se dios disponibles en la sociedad", es a. dOvia tr haypars lode porigal ete giPyez tn fenémeno modern, orgini- bedesconoia pobre oan oad sic subaeiteenia ecnattasaearatct sqatesameninten niee Secs eee Somes ina open ot Ms, uct aT LS sae in Hered teyemrese™ ee ede guy yo oe thine’ Ean W Ron Ms)” Sb ede an : sén al economia Serle modivais; el encadenamionto del (249 Jaan Tatton,» Wy Rfedrid peso a ln lebay Ia frm enructara de Rise’ tend de Hi, Ciafarinl, 2, Brap 202 Marxismo y Cuestién Criminal desarrollan en las modernas capas mar- ginales, no constituyen formaciones cul- turales autéctonas, sino fenémenos conexos a los procesos de marginacién y disgregacisn social inducidos por et ‘modo de produccién capitalista. A su vez la criminalidad moderna (0 mejor dicho la criminalidad “criminalizada” o “tratada”), en la medida en que es un fendmeno subproletario y marginal, no ¢ una criminalidad genérica v ahisicrica © natural, sino asimismo también ella una criminalidad especifica, histérica- mente determinada y contraseiiada, en sus procesos genéticos por las modernas causas estructurales de Ia marginalidad y la pauperizacién de tipo moderno. Como tal, Ia misma no puede ser com- prendida en sus caracteristicas actuales si no es sobre la base de un modelo te6rico explicativo de sus fundamentos materiales que solo puede ofrecer el ané- lisis marxiano antes apuntado de la istema de dependencia foudal, donde cada uno mia que ser seor de otros, 0 servidor de un op gti casa ve, trtbula ncada une rminado, Yj oe wiervoe dela singin sefor tenis Gerecho echarlos do globe, oxen despojarios euaciony la indigent de uns cape grande ‘Yseciente des poblacion, ya directa pobreza sin ISiatas ssn cap galt cece ‘a conseeencia sino también na acco {file una condicion de vida de eata ecnncma La ‘jogs do la exintencia de toda la masa ives peters, su indigencia peniddion, © le meta $ePy Simple do ampliaa apes, sou por primers ap fenémene normal en la sdiodad." vi Pp % marginacién social y de la precariedad de vida y de subsistencia a que se halla expuesta la fucrza de trabajo en el siste- ‘ma capitalista de produccién. Este. model6 te6rico nos parece Ia principal aportaci6n cientifica del andli sis marxista de la economia burguesa a tuna teoria materialista de los procesos criminégenos. Al mismo tiempo consti- tuye un esquema de necesaria referen- cla para iluminar en sus bases esteuctu. rales los mecanismos de estratificacin social que operan en Ia sociedad bur- ‘guesa, los procesos de formacién y de- sarrollo de las subculturas que les acom- pafian, cl contraste que se manifiesta en Jas modernas capas marginales entre es- casez y precariedad de los medios de subsisiencia y modelos culturales domi- nantes y, en general, todos aquellos fe némenos de disgregacién social, pol cay cultural y de agregacién subcultural que han sido analizados por la moderna crimino-logia critica (teorias funciona- listas, teorias de tas subculturas) como origen ysustenta de la actual desvincién criminal de carécter marginal. Seria, sin embérgo, erréneo a nuestro entender, asumir este esquema tedrico como exhausti-vamente explicativo de toda Ia feno-menologia criminal. En primer Iu gar, en efecto, no nos parece admisible Ja identificaci6n entre criminalidad mar~ al y subproletaria y criminalidad'mo~ dema rout court: una asunci6n de este tipo (perfectamente en linea, por lo de~ ms, con Ia ideologia burguesa-reacci naria de la criminalidad a que el movi- micnto obrero ha estado sometide di ante mucho tiempo) constituiria, cree~ 16 ‘Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo de ganancia, ele. y tampoco proletaria~ do, subproletariado y ejército industrial ide reserva- requiriéndose investigacio- nes empiricas especificas, que deberén realizarse sobre Ia base de categorfas teéricas y de instrumentos analiticos di- ferenciados que sdlo pueden ofrecer la antropologia cultural, la psicologia del dispensable para identificar las matrices, comportamiento desviado y de} ccrimina- aemcturales y el caréeter hist6ricamen- lizado, y, ms en general, una sociolo- fe determinado de la moderna margina-gfa de 1a vondueta criminal Tidad social, y de los fenémenos de d viacién que ésta produce, no basta ‘embargo por si slo para explicar los caractéres especificos de naturaleza “sobreestructural”. Las condiciones de vida de las modernas capas marginales, su ubicacién politico-ideolégica, la va~ riedad y el diverso grado de cohesién de las subculturas que en ellos se desarro- Ilan, sus dinémicas internas y las de sus relaciones con la cultura dominante, constituyen una realidad bastante més compleja y mudable de lo que pueda hacer ver un andlisis puramente estruc- tural, cl cual, precisamente por eso, no puede evitar Ia omisién de la amplia ‘gama de los factores de orden sociol6g- co, psicolégico y cultural que estén en el origen de la misma desviaci6n crimi- nal de tipo marginal y subproletario". En esto no ayudan las categorias de la critica marxiana de Id economia bur- ‘guesa -trabajo abstracto, plusvalia, tasa mos, una simplificacién te6rica ar ria, que haria inexplicable buena parte de los fenémenos criminales actuales: no sélo Ia Hamada criminalidad de los cuellos blancos, sino también la mafiosa, la fascista, la gran delincuencia organi- zada. En segundo lugar, el esquema marxiano més arriba expuesto, si es in- 5: La segunda indicaci6n que a nues- tro parecer emerge de la reflexién marxiana hace referencia al earécter es~ pecifico del moderno proceso de criminalizacién. Pudiendo obtenerse, cereemos, de la critica materialista, tan tas veces recurrente en los escritos marcianos, de la superstici6n cristiana y ‘burguesa de la libertad y la responsabi- lidad individual, que esté en Ta base de Ja moderna doctrina penal de la culpabi- lidad como “conciencia’ y voluntad” del delito. Més directamente, aquella nos parece sugerida por los pasajes em que ‘Marx critica la representacién del crim nal como “individuo libre y autodeter- minado™! y, por otra parte, Ia concep- cidn teol6gica de la pena como instru- (41) “Plagelclova (al cximinaD al rango de indi Seo Ree sutedeterminade, Considerando co his atencign ol problema, se cescubre que icaiismno alemny en te, mo en muchos bm ‘tte hn ancioutda come trascendentes la D0 a erat ice a Frock nents Saha sate mini Pe ee eee crates beet sancin ity oapet {mas que de anilisis socioléico Whitin ‘Marxismo y Cuestién Criminal mento de enmienda ferapia anti criminal. Tae eet _ Ambos conexos postulados ideol6- gicos constituyen -a nuestro modo de ver- el fundamento del derecho penal modemo tal y como se ha desarollado en la época burguesa: es decir, como instrumento privilegiado y te6ricamente exclusivo de control y defensa social eae sobre la criminalizaci6n de com- ortamicntos individuales en cuant conseiente y voluntariamente” desvia. responsables y culpabl Responsabilizacisn y culpablizaciGn de Ja persona y, por el contrario, desres- ponsabilizacién de la sociedad y Aesocializacién de la culpa, operan en él modemno proceso de criminalizacién a través de tres téenicas, que representan otras tantas creaciones del derecho pe- nal burgués: a) la construccién de figu- fas abstractas de “delito” mediante las que se definen y seleccionan como Antisociales conductas individuales inn. putables a (la conciencia y voluntad de) Personas: y, correlativamente, se legit- tian convo normals y no-antisociables todas las lesiones y violencias no- ee fori Gz gue cousiern ol castigo come reflej dela saoyirasleteo Proign metain del atigus ew toni se Boe nantes ge ‘Marx para elNew York Daily” Reecis 4 Ban ituseen ines ae pea onto HENBE it Sociology and Social Philesoniy, euhtcnd wor Bong, 1003, ps 288 1g stallana de J. Sale Tara, Barcsiona 1967) 7 anti icas (de la sociedad no desvi i 10 desvia- da idemtficada como se ha visto antes); b) el proceso y la condena como mo- mentos solemnes de identificacién y culpabilizacién piiblica del individuo persona, a través de la constatacion de su“conciencia y voluntad” criminales®, Ja represién en forma de estigmatizacion y marginaci6n social, por la reclusién y/ ear eis nates per ale era ce as Bors tospaeeyel cae deliieiiee idm mis decidida en el ‘Sistema celular” Ck Mais, “a Sagrada Fania’ en a Sa Se edie See ee See me Baise cae ania 28 es isd St gemini pt alts nie dain pi dl ibaa Salen Seecmal urtematan sneaee Sadat pel eto oot temas mien niga dmeeoalnaiene settee duran aa ee eee ‘Sincere eres oe tlre oe Serko eeerion ee tae gran rancor Salata Sorc oererenee Sn ce Spoon ies Seoul, og mano’ Gry 8.505% Tae ees Boe oe Soe pe Se ed Banana eri ie tors penal a, A Slate sectarian been Ebene cinder seaareon 8 la inscripci6n de la condena en el re- gino de snceeenics (In consign te contitucién de status juridico-socia. les: delincuente, pendiente de juic reincidente, delincuente habitual, sujeto f050, etc). El efecto de este mecanismo de criminalizaci6n de tipo individualizante cs el de hacer recaer sobre fictores mo- rales y de desviacién individual (y por tatu excepeional) la “culpa” y la “responsabilidad”de males bastante a menudo estructurales y sociales. La ins- piraci6n de todo el sistema es la ético- (yet ion deg procs pnatern pan oo ate Recor us cio pees ol Publica ino para elpropicimputnd” ( oacenl CE as feces proces ctr Reames caine inlet: eras (ian eapaleesin Sepltany oar doinomtncacaenatee Sitsha dit Seen pe ple Ship tijee Etginacinecimontoenindent arpenn La Pec bs netaien serena vabiony enoetaca ones converte o8 Eesti) Sieerptaseme eons Sorat vd Stacia aaron: eee ac cudgenia Sete ch mt aches cieuin en vo de craft SOURS pea ents dene ao SSRN Aste delarpnanyes traslado al interior de las prisiones eae SUIS LS Tai pp io eae SPR dela roptenssapeal nde ‘Sine dinates cl mets ae set roca, entree In jemeaen Se Ik om dends a envelverse en el cide. Es tna Erlaa crmnon quinn ol rogrenio 972 SPN rele enn Coed oe elpennt dle inci del proseo sobre dol pe ne porcaniadse scot sa ae re cantina deen sivas eda mpi, Meera cen prsesal peal See yes LO Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo ristiana, del moralismo juridico y del Culpabilismo individual y conccncial ‘1 delito es siempre “pecado” en régi men de libre arbitrio, es decir de liber- tad individual y, al contrario, “pecado’ es s6lo lo que constituye “delito”, o me- jor, sdlo lo que es objeto procesalmente de condena y més atin de sanci6n, Entre los tres momentos del proceso de criminalizacién (contrucién de figuras abotractar de delito, pracesn penal y san~ Sn) no exile reimente colneienct No todos los delitos previstos se persi- _guen; y no todos los delitos perseguidos resultan sancionados. Existe, por una parte, como se admite Ya pa ecanitie F jerna criminologia™, una gran Sm oar de delins no dein Wwe nunca aleanzan siquiera cl umbral constituida por la llamada criminalidad de los cuetlos blancos (corrupciones, malversaciones, intereses privados en asuntos oficiales, falsedades, delitos eco- némiicos, financieros y fiscales,etc.); pot otro Iado para dichos delitos, ain cuan- do sean objeto de denuncia, existe una particular ineptitud € ineficiencia de la justicia para conseguir su prueba y com dena, y una tendencial fuga de sus auto: res de Ia sancién (lentitud de los proce dimientos por la complejidad de ta acti- vidad probatoria, y los expedientes dilatorios puestos en juego por expert (408.1 Sutheand “Prine of rina aE Se Marxismo y Cuestién Criminal mentadas defensas, y a veces preserip- cién; frecuente oculiamiento de los im- pulados; generosidad en los beneficios de la suspensién de la pena; piénsese ‘ademas de en los delitos ya menciona- dos, en los homicidios biancos, en las lesiones en accidentes de trabajo, en las enfermedades por inobservancia de las normas de higiene, en la contaminacién, en los fraudes alimentici inte, que es propio del derecho penal burgués, se desarrolla asi, plenamente, sslo para una pequeiia arte de los infractores sociolégicamente cualificados por su pertenecia a las cla- es subalternas; y se depotencia, por el contrario, para la criminalidad del poder yen general de los cuellos blancos, Esto explica el carscter prevalentemente pro- letario y subpoletario de la criminalidad Puesto de manifiesto por las estadisticas Judiciales*; y explica asimismo la ideo- logia pequeiio-burguesa de Ia “inclina- cin a delinquir” de las capas margina- les, y el signo antipopular que Ia alarma social ha suscitado habitualmente en tor. Ro a la cuestidn criminal. Todos estos fenmenos no dependen slo de la com, Rotacién clasista de la jerarquia de los bienes tutelados porel cddigo penal, sino fambién del hecho de que el mismo c6- igo, a causa de la debi de criminalizacién frente lad del proceso ala criminali- ee (ox det 4 - eS, 400 condenados, pel eran trtnjadones operant ase Tong Metet, Aumuasio d ststntiche pudisigey, Mit pp. 210.2) Lanota 9, En1973, 19 dad no proletaria ni subproletaria, es en buena parte un simple catdlogo ideols. Bico. De lo que sigue una acentuacidn, Fespecto a sus mismas premisas norma tivas, de la represi6n burguesa de la re. resin penal como mecanismio ético de culpabilizacién y reforzamiento ideot6. gico del orden existente: es decir, de un lado la consagracién juridica como mo. talidad positiva, dentro de la tabla de bienes y valores reflejada en el cédigo, de bienes y valores reflejada en el cddi. 40, de bienes y valores lesionados por la tinica desviacién tratada y sancionada Gobre todo los valores propietarios, del orden piblico y del prestigio de las ins- tituciones y de Ia autoridad, etc.); del otro la legitimacién como no desviadas no sélo de las lesiones no antijuri-dicas, sino también de las no perseguidas y no sancionadas, 6- La tercera indicacién marxiana se refiere a las matrices “antisociales” dela moderna desviaci6n criminal, y al mo- delo alternative de cociabilidad prefigu: rado para la sociedad socialista. Nos pa- eee que se encuentra correctamente ex- Presada en aquellos pasajes de “La Sa- ‘grada Familia” en que Marx, después de haberse manifestado contra el fetichismo cristiano-burgués que concibe al sujeto en términos de libertad y respgnsabili- dad moral, identifica las raices de la cri- minalidad, antes que en el carécter tisocial de la conciencia y la voluntad ividuales, cn el cardcter antisocial ¢ “inhunzano” de la sociedad capitalista “Si el interés bien entendido es el prin- cipio de toda moral, lo que importa es 80 165 privado,del hombre coin- foam ol eres otiaan Sie boar bre no goza de libertad en sentido mate- allsta ea decir, a e8 libre, no por la tera nega de poe eit Eto 2 lo, sino por el poder positive de ae riot ota individualidad, no debersin castigarse los erimenes del individuo, sino destrue tas races antisociales del crimen y dara cada cual ¢l margen social necesrio par exterio- rizar de modo esencial su vida. Si cl ome es formado por ls circustan- cis, see necesario formar las circ elas humanamente™*®, Una formulacién “mnterialista"de exe tipo, al mismo tiempo ave sere bate nirepp at fodema ciencia de la desviaein enten sida amo scilogi a conde al, contradice el eticismo y el organiisme de la tora arsine Jeninista de la transicibn, inspirada en rerspectva de Ia extincin del Estado ¥ Sel derecho, En este texto juvenil, com en numerosos puntos de la obra madura de Marx, In representaci6n de la socie- dad commit, no obstanteohipstesis dela superacign de la confictvidad es sci, np pada ea un deloivo-peltco de corte organics en una soctologia dela integracisn y del consenso social. Construir el socialisnio 6 crear coleetivamente un espacio so cial donde cada uno pueds hacer vale libremente, a través de un trabajo “li (46) K Marx, La Sagrada Familia, it. p. 197, Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo ee ee -dagogista de intervencién represiva eee a subrayar la exigent de wna Ts aetna = cee eee ere Ieee amelin die co entidades metafisicas sino sintesis de = laciones sociales. En esta perspectiva ee Tonnes acon treet lor, el desarrollo “de las necesi- op re eres mans en las antipodas de una concepeisn organicista del hombre y de la socieda que directa o indirectamente tienen que ro ee Bane gira we sonra aoe omeall praca penales burguesas, en Ia medida on 98 eee et tet former 18 56 ead de P. Seavom, vo. T, 2a od. Ma aa Marxismo y Cuestién Criminal na de la libertad, de la culpa y de la pena. El presupuesto ideolégico funda. mental de la sociedad burguesa y del modo de produccién capitalista es una concepcién de Ia libertad como libertad de eleccién y no como libertad de adhe- ‘si6n, como libertad-participaoién, A cote 0 de libertad negativa corresponde la “dominacién de las formas materiales sobre los individuos, la opresidn de ta individualidad por casualidad”, ta subsuncién de sus relaciones personales bajo las relaciones generales de clase, Por un lado, en efecto, la relaciSn de trabajo asalarindo reduce la “libertad de trabajo” a la simple libertad de los tra. bajadores de ceder 0 no ceder las pro. pias energias productivas a cambio de luna cunta de capitat, cs devis, por consi, guiente, al precio de su total exclusién de la gestién del proceso de produccién Social y de toda posibilidad de autorre. alizaci6n mediante el trabajo. Por otro lado, el sistema burocritico-representa. tivo reconoce al ciudadano a libertad de ejercer, con el voto, un acto de sobe- fania formal que, al mismo tiempo, lo éxcluye de toda directa participacion en éjetcicio de funciones sociales pene vale, j,, Conversion de ta fuerza de trabajo £1 mereancia y su subordinacién a la Sbjetividad de ias relaciones de produce, ‘fion capitalista, atomizaci [Ista de ia sociedad burguesa y descoms, los ciudadanos en la doble icién de XK Mars, “La ideologt alemane” rad. de W. fontevideo 200 2 figura de titulares de la propia fuerza de trabajo y sujetos de un simple poder de delegacién politica, se configuran asi “como otros tantos factores de desocia- lizacién” del individuo y de desarrollo de los “antisociales Ingares de nacimicnto, de! delsto”. Si, por consiguiente, se acep. ‘a Ia proposicién marxiana conforme a fa cual la raiz primera del delito debe buscarse en la carencia social” garantizado a cada uno para el Glercicio de una libertad no formal, en- fonces es claro que Ia socializacién de los medios de produccién, la superacién del trabajo asalariado yla recomposicién Social del trabajo dividido, que son los jes de todo proyecto de transformacin revolucionaria de la sociedad burgucsa digno de Hlamarse socialista, pueden en. lenderse también como elementos de una terapia.estratégica contra el delito, Si el “lugar de nacimiento” del delito no es la conciencia 0 Ia libertad de los sujetos es, sino una organizacién de los “espacios sociales” que no permite el ejercicio de la libertad como autorre. alizacién del sujeto, entonces el socia. ismo como transicién a una sociedad menos selectiva, jerfrquica y burocriti- €@ es también Ia transicién hacia situa, ciones sociales menos marginadoras y menos estigmatizantes, es decir, meno criminégenas, El socialismo es en este sentido el proyecto de una sociedad para 1h que ta “destruccién” de los “antiso, iales lugares de nacimiento del delito” ¥ entre ellos sobre todo la institucién careelaria- es un efecto de su propia estructura. Desde este punto de vista una sociedad menos criminal es, paradé- de un “espacio jad més moral, icamente, no una sociedad mis moral Sino una sociedad ierad de lap ete gorfas de la étca cristiano-burguess: es tuna sociedad “sin moral”, puesto qi instancia moral se habré resuelto de for- ma materialista en la organizacién sinérgica de los intereses y de Ia liber~ tad.” 7-Las siete indicacfones teria an- tes expuestas son adn formlaciones principio, muy abstractas y generales. No obstant, valen para aclarar, por un Indo, el eardcter hires y sociatnente determinado de la criminalidad mode na en sus procesos criminégenos y criminalizantes, por otto el cardeter s0- cial de Ia “responsabilidad penal” la consiguienteexigencia de na socializa ci6n integral del tratamiento penal Como tales, ells prestan In base terica indispensable para una criminologi cientfica de fundamentacién materi lista y al mismo tiempo capaz de hace Dentro de In sociedad communist, la Sinica Gorden ae als orignal y Libre de ioe indivi- Susan ane te dosrrolo tecnica ae arsats para cohesion deb oi ‘duos, Sabesion ques da, enparte,enastren ess aa ft peg a Seon a libre ds tos. eee aver de mania [palwtis sobre la be dean ferzas do pro bcabtson: Arto etn pg Sendra "mache noe, doin mies saith conte pre ‘Sadirolle, La conciencia de los individuos acerca Se ete ctabicn maar, $e ea amor gel Gevouemont stares el ‘Pins d Rrs "ua elogaleminne’ oP ae Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo fructiferos los resultados analiticos ob- tenidos por la niédema investigacién riminolégica, desde el labelling criminolégica, desde el labelling ach a las teorfas funcio s subculturas criminales a las indas we etlcoaneliias sabre In exe liad yf pena ¥ permiten plantar una respuesta, aunque sea sumaria, a la se fgunda cuesti6a formulada al Principio Sobre las lines de una politica eriminal, cen la perspectiva del socialismo. Las hipétesis estratégicas de politica iin .ce se pueden ex- criminal que nos parece se traer de lo hasta aqué expuesto son esen cialmente cuatro, Las dos primeras se refieren a una politica de prevenci6n del delito; las otras dos hacen referencia a las formas de tratamiento de la desvia- én criminal. : i aera primer bipétets ene que ve con Ia base estructural de la desviaeign criminal de tipo marginal y subproletario, y consiste en la insiauracin de garane jales de existencia capaces de {petra mayginnckn seta dea fe za de trabajo y los fenémenos de izacién y disgregacién cultural desocializacién y disgrega inducidos por ell. Si es verdad, como hemos tratado de probar, que en le se ciedad modema la desvinci6n erimine jzada tiene raices estructurales en trabajo asalariado/medios de subsite cia, del abandono de la fuerza de tra a los mecat < 1 consiguiente incet mercado, y de la consigui : Gumbre de la ocupacisn labora, ain fs decisivo instrumento de mer y més decisivo instru politica criminal del movimiento obre§ Marxismo y Cuestién Criminal 83 staré constituido por transformaciones radicales de la estructura productiva ca- Paces de asegurar a todos los sujetos, mediante la superacién del carécter de mercaneia de Ia fuerza de trabajo y de su exposicién a las dindmicas incontro- ladas del mercado, garantias sociales de vida y supervivencia, Todo esto sign a la “detruccién” junto con los fend ‘menos antes ilustrados de marginacién sucial del subproletariado y de desarro- lo de las subculturas, de aquellos que constituyen Ios principales factores “antisociales de nacimiento del delito”. las relaciones capitalistas de produccién, su dominio sobre los individuos y Ia subsuncidn en aquellas de sus relacio- es personales, el mercado Iaboral, ef consiguiente cardcter antisocial de las actuales condiciones de vida y de traba- jo. Es claro que asi formulada Ia aludida hipétesis es estiatégica se identifica con el proyecto de transformacién revolu- Cionaria en sentido socialista del siste- ta de produccién. Pesv e> wimbién evie dente que semejante hipstesis puede ser Perseguida ya en la sociedad burguesa a través de una politica del movimiento Sbrero y sindical dirigida a realizar y Srantizar el pleno empleo de la fuerza trategia que asuma los intereses de las capas marginales y subproletarias como, un todo tinico con los intereses del pro- letariado, y su defensa como objetivo Ro accesorio sino central de la lucha politica y social. El reciente desarrollo de la crimina- lidad en Italia es en este sentido ejem- lar. Precariedad e incertidumbre de las erspectivas de colooncién suvial se han convertido hoy, en la actual fase de cri- sis econdmica, en una condicién de vida de estratos de poblacién cada vez mas amplios. Esta condici6n interesa ahora no ya sélo al proletariado y al subpro- letariado, sino también a las capas me- dias de la burguesfa intelectual y terci ria, golpeadas sobre todo en sus sectores jévenes, por- fenémenos crecientes de desocupaci6n intelectual, de precaria ocupacién, de subempleo. Bajo este as- pecto, el fenémeno més lamativo es la desocupacién juvenil y en general la au- sencia para los jévenes de perspectivas Seguras de trabajo ¢ insersi6n serial. De él se ha seguido una expansion masiva de las capas marginales -subproletariado y sub-burguesia- y de las correspondien- tes subculturas, sobre todo juveniles, de que es sintoma el aumento de algunos delitos (hurtos, robos y contra la propie- Ac trabajo. Politica y lucha por el em. dad cn general)®, y la creciente tasa de Bleo y politica socialista de prevencién delincutnery Juvenil®. Contra estos fe- del crimen son en este sentido la misma némenos de desviacién carecen de sen- ne Gccir, una politica de autotutela tido terapias represivaso intervencinncs e los trabajadores contra la Precariedad legislativas en defensa del orden pibl J85 perspectivas de subsistencia y de co,y nicamente le endsie ly superacién Bh oreivencia ongiinicamente conexa a de este orden y de sus mecrakaon qBanizacién capitatista de la socie- desocializantes JS Su presupuesto comin es una e segunda hipotesis estratégica se coal eigen de caricter subjetivo y cultural, que ope- ran en Ios provesos genéticos de la cri- ‘minalidad marginal. Se ha visto cémo la formacién y cl desarrollo de las suleulturas eriminales van Tigados a Ia disgregacin social que en la socieda capitalista acompaiia a los procesos de marginacién de Ia fuerza de trabajo. A pis Cn ae SST canner res panetnpantan nba tiaeies pana oumamous nae Seo ieee canoe ‘timos ten, etal tna ey ow Se eee eee Rae maenemna et ott ae 125 en 197: ince nninie ter ion caus ina opera ie panei Eee ere See ceeama ans ‘em Loc dltimos veinte adios del siglo paza Spar Sd ion 00 hearts) yd 0 em oe abe ae aena eect Cie acinminnsee Ba a nae goats Bos es ore eas 1 Anmuntcstcatetaner 10M ce 109, eee nrg coir nerriaat ace arent cntstiar i HS aae, SEN Se & Sstsche indians 1060, ei, pr 226, Id, “Anuar ditattiche giudiziane, 1074p. dere Sores iar 149). a etme wo eseensnmdiclieerss 3566 y a 2.400 en, 1978 Ustat, “Annuario, Be Aaa aie eae Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo cl le 7 sees om Se, desarrollo de la organizacién de las cla- ses sometidas; capaz-de oponerse, como agregacién social altemativa, a los me- eee ee zacién actuantes en Ia sociedad burgue- s2, y por consiguiente de colmar, con formas sociales nuevas y de contenido antagénico, las Iagunas de sociabilidad aque aquellos producen. En esta perspec- tiva, el principal instrumento de una po- 1 del movimiento obrero es Ja politizaci6n y la activacién revolucio- naria, la organizaci6n politica, el creci- iento y Ia consolidacién dela concien- cia y In solidaridad de clase. Solo una accisn de este tipo puede estar en condi ciones de promover la emancipacién de eo Bea leomear aoe Sees ‘Rute profuade dont inmoralidade’ Ia expt ie erie ‘Sa Soe heetia bolded gos aches onto ‘emige istramento dela om vlacin,¥, an eubarge, tambien en ot Ennrevolacion, Yi , ad I Tent teepens el tnin mole jue dispone a revolucion proletaria es Ix Pee eer ei sia la mas rfp transformacin do Saree ate mnary cen sea ae a fends eon Cua TAS ae a Marxismo y Cuestin Criminal las subculturas en culturas alternativas a Jos modelos dominantes, de superar la atomizacién y la dispersion de las eapas marginales, de transformar la rebelin inmotivada, individualista y qualun. quista, en antagonismo social y en Iu. cha politica Las estadisticas nos dicen que la tasa de criminalidad es notablemente infe. rior en Italia que en los otros paises del capitalismo avanzado® Beto ce exp! 4 nuestro entender, sobre todo por una En este sentido, una politica a nal del movimiento obrero no es otra cosa que su programa y su accién de lucha revolucionaria, imi- EI primer presupuesto politico de todo esto es Ia unificacién politica del Proletariado y del subproletariado el abandono, por parte del movimicats obrero, desu tradicional actitud moralista ¥ discriminatoria frente a los sectoroa ‘marginales. La segunda condicién es una ; ‘mayor autonomfa de las masas y una 26n: la existencia en nuestro pais de mad amplia libertad politica. Solo una dotade da ctt0 Obrero mis comba-tive, _ilimitada Liberied politica, y la prictica Goiade de un mayor nivel de conciencia cotidiana de esta libertad én las Iuchas de clase y portador de una perspectiva se farantizar ta de transformacién socialista, Esta pers- active Participacién de tas masas popu- Pectiva, acompafiada de una més inten. i Politizacién capilar del tejido social intelectus] Y civil, la superacién de la Ginet matt Consttudo, creemes, el prin. alenaciGup inte Yel subdesarrollo eul- Mee ote atte #18 csmtoalided, 1 Guat a que lao estén destinadas Seniee| A EE Tories mec sociedad bur- punaaenitl © ideolégica a que estén ex- guesa,» dente see Punto de vista, una Bongucsag NSIS subproletaras y sub- poifica criminal soot deberfa ser [rrguesss, el freno mas seguro frente a Practeencn contrario de una politica ls rebelin individual y las fugas des. gC burgucsa: una politiea tendon, Cibe cimiaal meales en la desvin- cialmente ne remrecha libertaria, sta penttinal- Mantener viva y actual no manginelioaaee ino socializante, no sion amPectiva a través de moviliea- terns» culpabilizadora sino promo. dag POPU y el desarrollo de Tas lus clonal 3 co liberadora 's Sociales, es cometido histiricn de Partidos politicos de la clase obrera, %- Asi como una politica criminal del movimiento obrero de carécter pre- 3) Veanse. —_—. Preducidas {00 Conte esto as ene draconianan do te nome ‘orsen impotenter, Forel oatasse sean mac fodavia nde, Unicosntiote desiamrasrcaged ee yaa ea og nd Bs sta una ley suprems, objstiva, a ie a partido puede sustrucrse.” (R: Luxeminng, tLe revolucién muse”, eit,p. 6). Semuales y hurtos y ent "que respects « hows ere SSRSRER EON ZAI5 ‘Marxismo y Cuestién Criminal e\ AAGEN Luigui Ferraj Fess 86 Tek ATISO8 86 L/h vo debe estar 0 Feairee es eamcta,enlaociles ds nacimiento del delito” -bien por su des- tcc a nivel ett, 0 mediante su organizacién y emancipacién en e litica socalista de intervencién sobre fo desviaci6n criminal habré de estar d rigida ala socializacién de todo posible tstaminto peti. La primer hpétess estratégica en esta dircccién es de carie- ternegativ. Y consist en superciin de Ia ideotogia cristina y burguesa de In eal y den responsabilidad indivi dua gue, eons hemos dicho, ei on a base del proceso de criminalizacién de tipo modem. Ses verdad que los ogo- res de originacién del delito no son la onciencia y la voluntad del individuo, Sino las condiciones sociales y cultura- Tes en que éste se ve obligndo a vivir y a obra, entices nose tin. de pee culpas y responsabilidades individuales, ae culpa y las responsabitidades En el pl no institucional esta indicacién compor a, a corto plazo, un ae apa n de Ia esfera de la servencién penal de indole erimina- Hzador Ia conversion de éta de intrumento privilegiado en instrument secundario y excepeional de terapia inal. : ‘anf pollen del derecho orientada cna sentido deberaproceder, en pe mer lugar, a una despenalizacién masi- graves, Muchas figuras dtitva eran puramente suprimidas (los. delitos de bpinién, de asociacion y de reuniu los delitos sindicales; todos los de i ycon- travenciones de policia previstos para ee ea niain sors os libertad y sin procesos solemnes, Ba. obviamente con las garantias del oat ants (poieceate eee orden piiblico, resistencias y eas los agentes del one isde errs ‘i. =, Caen ete ech de parte los delitos conta Ta eee ee oe eae ee a una profunda revisi6n del rango de los ena, Saar clon eaaen penal burgués, sobre la base de una ca tr enitncinde ns aeestade low ite ojos ec Isat porta aa inven ian cacao eee Seales ds ree eee de la ética sexual y del prestigio de ‘- instituciones y de Ia autoridad, y a ccincia po oe ee pro eta delat la salud, del trabajo, y en general de intereses materiales de la colect lad. Tn wv uisH cea RE trarfa claramente, a nuestro pare Ciisca b dapat ee Scala ues prmteea Iectivos requiere no tanto intervenci Ie eas cence oie blagieds SAU Peaomae oes Sits desu lesione. cana stor ciones profundas de la orgnnizacion ch capt 9csmo mens tinto y bastante mas complejo sist de controles institucionales y sociales. Piénsese en la contaminacién, en los fraudes alimenticios, accidentes de tra. bajo, enfermedades profesionales. pro- ducidas por la nocividad del ambiente de trabajo, y también las malversacio. nes, corrupciones, delitos financieros y fiscales, etc. Frente a estos delitos [a intervencién penal se ha revelado siem_ Pre impotente, Lo que depende no sélo Y no tanto, @ nuestro entender, de una Bestion clasista del derecho penal, ctian. to sobre todo de Ia naturaleza clasista y burguesa del propio instumento penal. Este, como ya hemos visto, es un meca- ismo de criminalizaci6n de tipo ético ¢ idividualizante que no tiene otro efec. to que el de identificar particulares chi. vos expiatorios a los que imputar culpas Y Fesponsabilidades para eximir al siste. 4a social en su conjunto: no se trata por tanto de un medio de defensa social, sino de un instrumento de legitimacion ideolégica que es tipico del orde. tamiento juridico burgués, que no re- mueve las causas de Ia criminalidad que bas oculta tuas la pantalla de la desvi cin moral; que no cumple una funcién Preventiva 0 disuasoria sino que es el Inismo criminégeno, como se ha demos- tado hoy ya por una abundante literatu. &. 8 causa de sus conocidos efectos de (Stlgmatizacin y desocializacién, Como I'no parece recuperable en una pers. Pretiva socialista en la cual deberia ser puPliamente superado y sustitufdo por medidas redicales y bastante mis efieas gr, de naturaleza politica y social, ie | 8° €S Fecuperable en una perspec- Socialista el derecho penal en su conjunto, adi lo es menos la tipica pena burguesa-que es la reclusién carcelaria Las penas privativas de libertad son exae, famente lo contrario de una terapia anticriminal; 0, para decirlo mejor, co. responden a un modelo pedagégico de tipo expiatorio y penitencial que estd en las antipodas de una “pedagogia socia. lista”. Si es cierto que el delito es siem. pre el sintoma y es producto de una laguna de sociubilidad en las condicio. nes de vida del delincuente, entonces la Linica terapia eficaz habré de ser de tipo socializante. La edrcel, por el contrario, ¢s criminégena precisamente porque es ulteriormente desocializadora. Supone marginaci6n institucional, aislamiento, Soledad; agrava la laguna de sociabilidad de tipo subcultural como es Ia que, institucionalmente criminal, se desarro. Mla en Ia comunidad carcelaria, Mas en general, es criminégena toda restriccién. de las libertades civiles: que es siempre ‘una amputaci6n del individuo como su. jeto y sintesis de relaciones sociales, y or tanto una amputacién de su socio. bilidad. Todo esto hace patente la necesidad de una progresiva superacién de la cér- cel en una perspectiva socialista, Es dente, en efecto, que la cércel, que est resultando ya una institucién obsolet en la sociedad del capitalismo avanza: do, no puede tener sitio en una sociedad Socialista que no sea de tipo regresivo, En una perspectiva socialista, su supre~ Si6n ¢s corolario de dos indicaciones {e6rico-estratégicas que hemos apunta- do como esenciales de toda politica cri- ‘minal del movimiento obrero: en primer Luigui Ferrajoli - Danilo Zolo Igar, la superacién del principio de res- ponsebilidad individual-personal, ¥ por Tanto, por un lado, del culpabilismo y Gel moraliamo juridico, por otro de a native institucional al tratamiento peni- a mapeién teoidgica y enigmatizadora enciario, de que n° 0 precisen formas cone Peiena; en segundo lugar, © contenidas. ED ooh sentido genérico, 1 ae pente, Ia socializacion del con- en efecto, abel prefiguran y perfec trol'y tratamiento de {a desviacién eri- cionan ¢t modelo de una sociedad edu- wl Yon el doble semtido de su gestion cada, adaptada, {integrada, homogénea, maeialy de osu Gunefén socializadora. en una palalr opresiva, sobre la base de esquemas normativos o de normali- “ad social impuestos con la fuerza o con ta induceidn coactiva del consenso. 'El dnico modelo de socializaci6n que ser perseguido cn una lista, no es un modelo ae epeializacién en forma institucional ‘oi mucho menos coercitiva. Las formas | y los medios de socializacion tends gue sera su vez-"sociales”. Lo que quie~ fe decir que una socializacisn real del Hesvindo puede darse tinicamente desa~ rrollando su sociabilidad, es decir, ase” fgurando las més amplias condiciones: tas amies mencionadas nos parece que ‘Neben rechazarse también cuando se uti- een para designar tna genética alter- 40- Hemos hablado antes de “socia- tizacién” del tratamiento de la desvia~ ‘cidn criminal. Esta oxpresién es nota- blemente ambigua y susceptible de miil- tiples ws0s ¢ interpretaciones. De ella, como de toda frmuln’ genética del tipo crreduecacion”, “readaptaci6u”, “reeupe racion social”, “reinsercisn social” y st fmilares, nos venuos por principio en la necesidad de. desconfias. DesconGianios Cobre todo cuando se emplea para acte ditar modelos educativos de tipo persuasorio y paternalista a practicar en Persesalesinstituciones carcelarias. Por para wna psc efect vest que sea quiera reformarta cér= des elves ¥ ‘politicas eapaz de hacer dé suche Ajempre un lugar antisocial; y é1 sujelo sete ¥ m0 pasivo de relacio! eal Swttidas de reeducacion o resocin- mes s0

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