cartru.o 4
El gran desenlace1
Como explicar el dclive del keynesiantsmo? Una forma evi
lentes seguir las tensiones analiticasy las insuficiencias con
las que nos hemos familiarizado en nuestro tltimo capitulo,
Dichas dificultades tendrn un papel importante en el debate
‘que sigue. Constituyen un aspecto del problema que ya han explo-
‘ado muchos eseritores, alo que no tenemos nada significativo
‘que aia" Al examinar el declive del consenso keynesiano pro-
onemos, porlo tanto, seguir nuestro tema del juego entre la
visign y el analisis. Los problemas analiticos nos nteresan, en
est estudio, siempre que refigjen el modo en el que construimos
el problema econdmico en sf mismo. Lalegada dela situacién
clisica keynesiana surge claramente de un cambio radical de
teste concepto frente a la Gran Depresién. Lo que queda por
demostrar es que la subsecuente disolucion del consenso key-
nesiano refleja también cambios en las condiciones socioeco-
‘nomicas existentes, ast coma la alteracin de la vision econd-
mica que surge de este estado de la cuestin.
Por'lo tant, tendzemos que iniciar nuestra investigacién con-
siderando, de forma resumida, el trasfondo histérico en el que
hay que contemplar el declve de la situacion clasica keynesia-
na, Los aliados anticiparon con considerable conmocié las con-
1. Vése, por empl, Jon R Hick, The Cs of Keeton Eons,
ue Yor, Baie Boos, 19737A La crn de visin en pensamini eoondmico moder
secuencias econémicas del final de las hostilidades de la segun-
dda guerra mundial. En los Estados Unidos, la expectativas para
el desempleo en la posguerra eran alarmantes. En Gran Bretaia,
Ja aplastante derrota de Churchill en las elecciones de 1945 anun-
. Pero dicho
‘econocimiento ea de menor importancia que un creciente com
promiso europeo con una activa responsabilidad del gobierno
en la microestructura, que iba del sozialmarkiwirschaftalemén,
al apoyo francés de a eracionalizacion» industrial y la partici-
pacion franco-anglo-alemana en empresas industriales arries-
‘zadas como el Airbus, Al mismo tiempo, las nuevas versiones del
‘apitalismo en Japén, Taiwan, Singapur y Corea del Sur fue-
ron desde sus inicios totalmente drigistas en lo politic, eincla-
‘so menos dependientes de las medidas fiscales keynesianas*
Las historias ue caben en la cabeza de un aller no pueden ser
vir como argumento a la hora de expicat los cambios de vision
tras la teoria econémica o la politica. El resumen anterior tiene
Ja Gnica pretension de recordarnos la amplitud y profundidad
del contrast entre Jos escenarios de prey posguerra en los qu el
pensamiento econémico estaba situado, un contraste que se olv-
da fécilmente en el casi medio siglo transcurrido, El grado de
influencia que se puede atribuir al cambio en las condiciones
de fondo sigue siendo un asuntoincierto, pero cuand el cambio
5. Gerald Epstein Jet Schon. Macropotley in the Rise an Fl of the
‘Golden gos en Stephon Marlin yl Ser (cmip) Phe Gtden Ae of
to mepcing he Rnd prec, Ord nes)
Mie Amsden, Asi ers Gian South Kore an ate dustrtitin,
‘ue Yr Oxford Unversity Pr 1988,
Eigen desniace 77
ces amplio, cualquier investigacion debe empezar evidentemente
por reconocer su presencia,
0
‘Vamos ahora a considerar el destino de la situacién clisica
‘keynesana desde la perspectiva de su contenido analitico. No
serd una sorpresa que el descubrimiento principal de las suce-
sivas valoraciones del keynesianismo desde este punto de vista
hhayan sido negativas, La conclusion que aparece con gran fuer-
zaes la de que el enfogue keynesiano esta profundamente, tal
ver incluso fatalmente, dafado por un marco analitico inade-
‘cuado para su tarea, equivocado en algunas de sus secuencias
‘causales principale, y desencaminado con respecto a la dins-
‘mica global del sistema econémico en su conjunto.
{a incapacidad de la doctrina keynesiana para presentar una
teorta coherente de la inflacién fue la primera, aunque no la
ids decisiva de las criticas anaiticas. E] modelo keynesiano
fen su forma original no contenta un tratamiento sistemético de
Ia inflacion paralelo al del desempleo, y su ecléctica vatiante
IS/LM del equilibrio del mercado de beneficlos y dinero no
inclu la determinacin del nivel de precios. Este hueco se le-
1né en 1958 por el bien conocido trabajo de A.W. Phillips, que
escubri6 que la tasa de desempleo en la economia britanica
entre 1861 1957 estaba inversamente relacionada con Ia tas
{de cambio em la tasa de salarios.' Durante un tiempo conside-
rable la subsiguiente curva de Phillips se consider, por regla
‘general, que habia proporcionado no sélo la pérdida de base
para un tratamiento tedrio de la inflacion sino también una
base aparentemente sida en la que la economia politica podia
fundamentarse.
7.AW. Philp,