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La locura del rey Diego John Carlin . Estuve de acuerdo con el subdirector de EPS, Alex Martinez Roig, en que una entrevista con Maradona costaria demasiado esfuerzo ‘onseguirla y, una vez conseguida, seguramente no valdria la pe- na. El Pibe de Oro, en La Habana, recuperandose de un ataque al ‘corazon, ya habia dicho todo Io que ii iba a decir. Pero queriamos ‘pu- blicar una historia sobre Maradona, entonces écémo hacerla? Pues endo a la Argentina, decidimos, y haciendo un retrato de Mara- (dona, pero pintado Por otros, por gente que lo habia conocido. La historia que salio al final, tras varias semanas de trabajo, fue la biografia de un Samoso futbolista. Sin querer casi, salié wna especie de hibrido en el que se acabé hablando sobre, por un la~ 0, el enigma de la Argentina (el pats rico mds pobre del mundo), yx elfenémeno universal de la superestrella. Aquella necesidad idola- el ser humano, aquel instinto por crear Comenceé el reportaje en Buenos Aires como lo habia planeado, trevisté a amigos y companeros suyos, dentro y fuera del mundo fiitbol. Pero al oir Ip que me decian, y al mismo tempo al leer (orn tras libro y articulo tras articuly que se habia escrito sobre Ma- ona, me fui dando cuenta de que como fenémeno social «el mejor bolista del mundo de todos los tiempos» tenia menos que ver con ‘otros candidatos a ese titulo (Di Stefano, Pelé, Cruyff) que vmitos modernos mids universales como la princesa Diana y, en ha "gentina, Evita y Carlos Gardel. Con lo cual camnbié de enfoque, i) \ j CRONICAS DE UN TIEMPO a ‘ me puse a leer sobre Diana, Evita y Gardel, rhpasé un poco la bis” toria argentina (me crié en Buenos Aires, de los tres a los dies’ aiios, y de mayor vivi otros tres afios abi durante la tiltima dicta dura militar) y me puse a buscar personas que me podrian explica qué era lo que el fenémeno Maradona habia desatado en la con ciencia colectiva argentina. : Hablé con socidlogos pero mds que nada con psicoanalistas. Li cual era légico en la ciudad con la proporcién psicoanalistas-pobla= 4) cién mds alta del mundo. Tuve suerte. Encontré gente muy intelizs gente, muy aguda. La verdad es que toda la gente que entrevi F para este trabajo resulté ser de un nivel extraordinarto. Fue grit cias a ellos, por haberme regalado su tiempo, que Ja historia wii salié bien. Por lo menos asi lo veo yo. Llevo veinte anos en el perid : dismo pero no recuerdo ninguna historia que haya disfrutado hacer. oberto Perfumo, antiguo capitan de la seleccién naciai de fatbol de Argentina, explica la tragedia de Diego: radona con referencias a la Roma imperial. «César siem tenia a su lado a un esclavo que Je decia: “Recuerda qué € humano, recuerda que eres humano”. Con Maradona de lo contrario. Durante més de veinte afios le han estas \.ciendo: “Recuerda que eres Dios, recuerda que eres “Maradona oyé decir que era un dios desde que com su carrera en el fiitbol profesional, en 1975 —cuando’ quince afios—, hasta que la terminé, en 1997, tras darp vo en un anilisis de drogas después de un partido con-l'BE ica Juniors, el equipo de sus amores. Durante la mitad des ‘afios, por lo menos, fue sin ninguna duda el mejor furbay ‘sobre la faz de la Tierra. Hoy ha dejado de ser un diosz jnas una sombra del atleta de otros tiempos, se ha convett en un bufén obeso que, en su desesperado deseo de dests de seguir siendo distinto a los simples mortales, se ha.tey sus rizos negros de un color naranja chillén, no de este’ do. Ahora esté en Cuba, en plena convalecencia 2 302 La LOCURA DEL REY D1IEGO después de sufrir su particular catdstrofe milenarista.a los \ cuatro dias de empezar el afio 2000, cuando tuvieron que lle- varle al hospital con el corazén a punto de estallar por unas cuantas rayas de mas de cocaina, la droga que’ nunca com- pensaré Ja pérdida de su adiccién mas imperecedera: jugar a fitbol. «La vida de un futbolista profesional es tragica por defi- nicién», explica Perfumo, que jugé en la Copa del Mundo de 1966 y posteriormente fue capitan de la seleccién de Ar- gentina durante siete afios. «Es tragica porque esta destinada a terminar mientras uno todavia es joven. Se siente una de- solacién terrible.al colgar los botines por ultima vez. Es una especie de muerte. Uno ha vivido para jugar, ha sido una es- trella, un idolo. Nunca se sacude del todo la tristeza de no poder volver a jugar jamés.> % Algunos se enfrentan a esa tristeza mejor que otros. E“Perfumo dice que él pasé muchos afios lamentando el final Hide sus dias como jugador, pero hoy es psicdlogo titulado, es- éribe en un periddico y es autor de un libro excelente titula~ Qo Fugar al futbol. Se reinvent6. Como han hecho jugadores As venerados que él, jugadores que alcanzaron las mismas as que Maradona, gente como Di Stéfano (también ar- ntino), Cruyff, Pelé, cada uno de los cuales también fue en tiempo el mejor futbolista indiscutible del mundo. » ¢Por qué no ha sido capaz Maradona de reordenar:su da? Por qué parece condenado, en el mejor de los casos, a fipenoso deterioro y, en el peor, a una tumba adelantada? Por qué ninguna de las personas entrevistadas para este ticulo —futbolistas, entrenadores y periodistas argentinos le conocen bien; médicos, psicélogos y socidlogos ar- itinos que le han estudiado de lejos—, por qué nadie ha Plo:capaz de sugerir una forma de vida alternativa que Ma- dona pudiera asumir para detener su decadencia? Jorge Valdano, que saboreé con él, como jugador, el ‘© en Ja Copa del Mundo de 1986, y que sigue siendo igo leal, confiesa que no tiene ni idea de qué consejo 303 crecié con sus padres y sus siete hermanos en una chabola mag cerca de Diana que de Pelé o Cruyff. Jamas ha CRONICAS DE UN TIEMPO. se podria dar a Maradona, cuyo destino, en su opinion, pa rece seguir la misma direcci6n que el dela princesa Diana) Rodolfo Urribarri, profesor de psicologia en la Universidad: de Buenos Aires, recurre a la misma comparacion y explicay «Cuando pienso en Maradona, le imagino conduciendosg c4mara lenta hacia la misma columna que Lady Di». A primera vista, toda comparacién entre Maradona » Diana parece absurda. El fornido deportista profesional, qué planetas diferentes. Sin embargo, tienen una cosa en comy E] fue un dios y ella una diosa. Ambos sobrepasaron la me celebridad para convertirse en objetos de adoracion dé sas. Con la diferencia de que Maradona ha tenido que las consecuencias destructivas de esa idolauria en un entor que, como dice Valdano, est4 menos controlado. aR barrio, que participaban en sus sesiones de droga, alcohi prostitutas. No se ha visto limitado por la etiqueta de: corte real anciana y venerable; siempre ha sido el rebeldtj) pbrtavoz de los pobres, el agitador nuevo rico, lleno dest Diana tuviera sus noches de pasion desenfrenada; per muy donjudn que fuera Dodi, Calfgula se habria so ante la degeneracién orgidstica de Maradona y su de juerguistas fieles como perros. | a /A pesar de todo, Maradona, como fenémeno socialy : ni existe, un deportista que haya inspirado una devo intensa, generalizada e hipndtica como Maradona: oe gehte de Argentina, y para la gente de Napoles, don sus\seis mejores afios como jugador, legs a ser a que‘un futbolista dotado de un talento magico. Pelé y 304 B La Locura DEL REY Digco eran venerados, pero dentro de su propio ambito deportivo; =~ Como Michael Jordan en el mundo del baloncesto o como Io es hoy Tiger Woods en Ja-hermandad del golf. Es decir, que la mayoria de sus admiradores son hombres. Y Jos admirado- res de Maradona en México, Espafia, Holanda y Bangladesh han sido, sobre todo, hombres. Porque le consideraban sim- i. plemente un gran deportista. En cambio, en Argentina y en Napoles, sus devotos han sido poblaciones enteras de hom- . bres y mujeres. E] ejemplo mas asombroso es el caso de una ; escritora argentina Hamada Maria Dujovne Ortiz, que vive en , Paris y confiesa sin tapujos que el fatbol no le interesa abso- © lutamente.nada, pero ha escrito un libro en primera persona sobre su sentido de identificacion con la superestrella del fiit- f bol, al que ha dado el titulo de Maradona c'est moi. i Maradona ha experimentado en vida la adulacién que f Diana sélo inspiré después de su muerte, Sobre todo, hasta ;extremos extravagantes, en Napoles, donde la gente llevaba pt medallas en el cuello no con la imagen de algun santo catéli- Eo, sino del jugador; en las calles se erigieron altares con ima- es suyas esculpidas, al lado de la Virgen local, y los habi- antes del lugar, seguin cita el libro de Dujovne, idearon una tra profana para el padrenuestro: «Maradona nuestro que jas a la cancha, / santificado sea tu nombre. / Napoles es tu 10, / libranos de Ia ilusién / y condiicenos al scudetto» (el ‘0 es el titulo de Liga de la Primera Divisién italiana). ee Idénticas herejfas inspiré Evita Peron, Después de su rte hubo peticiones de que se la canonizara (como en el o de Diana), y en las imagenes de Argentina solfa apare- sTetratada con un halo y tanica azules, a imitacién de la metgen Marfa. Cuando murié Evita, la multitud de admira- res empez6 a rezarle, como los napolitanos a Maradona: Addrecita nuestra, que estas en los cielos...>. Podemos suponer —quiz4 precipitadamente— que na- '‘presionard al Vaticano Para que canonice a Maradona ido muera (aunque él no tiene dudas sobre el destino que arda en el més all, puesto que declaré recientemente ba que no estaba «todavia listo para ir al cielo»). No 305 CRONICAS DE UN TIEMPO importa. En cierto modo, ya ha experimentado Ia santidad en Ja Tierra. En Argentina, la analogia con Diana no es frecuen3, te, pero es casi un t6pico compararle con Evita, que tuvo la. misma historia de ascenso de Ja miseria a la fortuna y cuya | imagen de campeona de los pobres ha imitado el jugador. 4 Porque Maradona, como Mohamed Alf en su dia (y mii al contrario que Pelé o Cruyff), ha utilizado su fama depos: tiva como plataforma politica. Una plataforma politica po pulista. Se retrata como un hombre que nunca ha olvida sus raices pobres y que habla en nombre de sus semejan ¢ esos a los que la gente rica en Argentina denomina «las,c4 becitas negras»; se considera la-voz de Ja poblacién airad contra «los ladrones, los corruptos» que ocupan los pue: de poder, y se ha creado una reputacién de hombre con, valor necesario para cantar las verdades. Este hombre, :q en su brazo lleva un tatuaje del Che Guevara y dice que; fdolo cinematografico es Sylvester Stallone, desempe papel del eterno rebelde. A lo largo de los afios ha criticado al Gobierno ar} tino, al Papa, a la FIFA, al presidente de Estados U Como dice Perfumo, recordando su propia experie «Contestas a todo: de cine, de religion, de politica, porg sentis Dios. Me pasaba a mi a veces. Ahora me da ver; za». Maradona se siente Dios porque la gente le hace.t que es un dios. «Entonces», observa Urribarri, «no sdlox re hablar de futbol, sino dé economia, de lo que sea, sufre una especie de inflaci6n maniaca: subid al Him es el papa, el Jama, el gurd, todo junto. Se le confunde: lento profesional con el genio opinador». La confusié de tanto en el piblico que le adora como en el propio: dona. «La palabra de Maradona parece sagrada, :cof hablara con el pie izquierdo», afirma Jorge Valdano. Ebi esté en considerar relevantes las cosas que dice.» Relevante o no, su mensaje politico tiene coherer dirige constantemente contra el sistema, sea el que! 306 _priental y més pobre de Buenos Aires, | i S, los descamisados, el pJapoyo natural de Perédn y su esposa, on f{un universo imperfecto. Como Evita, Maradona no ve nin- La Locura DEL REY DigGo bien carece de la complejidad del Che. Habla el len ‘aje del /hombre corriente que clama contra el sistema iene, 4 con sus amigos en un bar; la gente le quiere atin ms po se siente reflejada en sus palabras. «Conquisté al pueblo ar gentino no sdlo con su futbol, sino con su retérica directa de denuncia», explica Urribarri. «Utiliza esl6ganes, frases cor. tas. Como el pase corto que con tanta maestria desple a sn el terreno de juego, cuando servia el balén en bandlsiya. ra que uno de sus compafieros marcara el tanto.» oP Maradona, que casualmente nacié en un hospital Lima- do én honor de Evita Perén, jugé en varios equipos argentis esta rque i Ps, pero su primer amor fue el Boca Juniors, el equipo an fue tradicionalmente ‘apoyan los habitantes de la parte que para ellos represen- taron la promesa de restaurar el orden y la justicia social en ‘a Incongruencia entre su mensaje y la ostentacién de byas y automoviles caros, precisamente las baratijas de | qoeza que tanto gustan a'la alta burguesfa. Tampoco les ed z fia a sus devotos descamisados, que ven en él, comio en ita, una imagen del éxito burgués al que aspiran. ‘ César Luis Menotti, el legendario seleccionador que di- igid el equipo argentino vencedor en la Copa del Mundo de 78, afirma: «Maradona es el que dice: yo soy el pueblo, se ha transformado un poco en la voz del pueblo, con ese sma Impresionante, esa enorme capacidad de provoca- » de ser todos los dias noticia». No se sabe qué dirfa el he de que Maradona se considere la voz del pueblo, pero lo erto es que es ese hibrido extrafiamente argentino ‘de opu- Mticia y demagogia, compartido por Maradona y Evita; el filo que Jes une en vinculo carismatico a ellos —los lide- = con sus seguidores embrujados. «Maradona es el tercer eslabén en una cadena que ones acon el gran idolo nacional que la precedié, el Elvis ' ley de Argentina, el inolvidable cantante de tangos Carlos/ / f 307 ea LA LOCURA DEL REY DIEGO f 1 an CRONICAS DE UN TIEMPO Gardel. Gardel, Evita y Maradona, se dice, forman Ia santisid ma trinidad de Argentina. En Napoles también tienen ung trinidad: san Jenaro (el santo patrono de la ciudad), Garibals di y Maradona. «En ambos lugares», explica Rodolfo Urrit barri, «fue, como decfa Lennon de Jos Beatles, mds grande, oy ee _ Los cine de los argentinos respecto al Norte son mas complejos, pero no menos profundos. Argentina es una tes europeos. Las calles de Buenos Aires parecen europeas: Ja gente no sdlo parece, sino que se siente europea, y, given bargo, han sufrido las mismas calamidades que el resta dele aciones latinoamericanas, a las que, en el fondo de sus ora, ones, desprecian: gobernantes corruptos, salvajes re} ime. nes militares, una economia de montafa rusa. Los ange Ze nok se sienten en un extrafio limbo, _ a ho Ma ae generacién de inmigrantes no Ilegé coh la a tablecerse y echar raices, sino de hacer las Amé\- E /cas; es decir, enriquecerse a toda velocidad y regresar a Itali) 0 Espaiia para exhibir esa riqueza ante los familiares ami- (os que habian permanecido atrés. Pocos lo consi oe i La frustracién de la gran mayorfa que no Io logré an Biimiti de generaci6n en generacion, y encontré su expresi6n jen las letras desoladoras y nostdlgicas del tango. La frustra- a que Jestis». mo entre argentinos y napolitanos? En los dos casos ef aunque fuera de forma fugaz, su redentor. Porque ambos tios sufren una patologia semejante: tienen la mirada puestq en el Norte y padecen la angustia del desvalido. Hasta qui lleg6 Maradona y —a través de ese gran motor de pasioi que es el fitbol— les aporté la victoria, y, con la victoria; salvacién. / Esto es lo que cantan los hinchas de fitbol en Rot /Turin y Milén cuando el NApoles les visita, seganel Eduardo Galeano en su libro A sol y sombra: «Qué mal olor hasta los perros huyen. / Los napolitanos estan llegandoae Napoles, mierda; Napoles, célera, / eres la vergiienza ded da Italia». Los canticos resultan mas perversos atin porque e tan las inseguridades reales que sienten los italianos del thds pobres y de piel mas oscura, cada vez que se comp neuréticamente —como hacen siempre— con sus cruel mos del Norte. La tinica arma que poseen para batir al! es el fitbol, pero durante cincuenta afios, hasta la leg Maradona, no les sirvid de nada. Entonces, con Ma en el equipo —Maradona, bajo, oscuro y de clase obrés mo ellos—, no sélo se vieron bendecidos con el jugad hermoso de] mundo en un pais que siente veneraci6r una frase que los argentinos escupen con amargura y sin/ atau estamos, en el culo del mundo». . ; pectin una grandeza que no sale», dice Alberto ‘ 4 0, profesor de sociologia. «Estamos sentados en un . le oro. que no podemos abrir, y entonces sabemos que ee €s, pero no lo podemos demostrar. Es una cul- 2 stracion. ¢Cémo st é pa é puede ser que éste no sea un gran. M, 6 ‘Esa es parte de la razOn por Ia que Buenos Aires es, des- oido cémo les Ilamaban «la vergienza de Italia», \milagrosamente transformados en la gloria de Italia fue gracias a Maradona, en cuyo honor cantaron hi erigieron altares de extravagante agradecimiento: * a destacado psicoanalista local y conocido presen- . un programa cultural de televisién, habla de un pro- le inferioridad congénita. «Poseemos un complejo de 308 309 es mds prdsperas del mundo. Y, sin embargo, para decirlo / / que somos efectivamente los mas grandes. Porque para \ nar el Mundial con Maradona fue como decir a nuestrospe CRONICAS DE UN TIEMPO La Locura DEL Rey Dieco Fee! G atgentinos, «jgooo000000l!», no grité sdlo «|g0000000000 I! jGritd «jguaaaa00000000000000l!». Y lo repitid tres v os con un sonido que no salia de su garganta, sino de sus cntea, fas, de alguna parte de su alma que tenia reprimida desde siempre y hervia de deseos de escapar y volar hacia los ciel : «jDiego000000000000!», aullé Morales, « i Maradsoo0b000na! jE] mejor jugador de todos los tiempos!... :De qué Janeta viniste?... jArgentina, dos; Inglaterra, cero! Aigononaieatl jDiegoooo00000l! {Diego Armando Maradona!». Por fin, Morales hizo una pausa, recuperé aliento, calmé su coraz6n agitado. En la radio se oy6 algo que podria haber sido un so- llozo. Morales continué en un tono de voz més bajo, ero / mis ferviente: «Gracias, Dios, por el fatbol..., por Marsden f a..., POr... estas lagrimas, por este... Argentina, dos [sollo- : ‘zo claramente audible]; Inglaterra..., cero...>. ‘> / Es posible que pocos ao} i pore P oyeran a Morales aquel dfa, en el», ynesi del momento; pero desde entonces, en Argentina, se fa repetidg la cinta sin cesar, como recuerdo de aquella fe- inferioridad muy fuerte porque tenemos esta sensacion de»; que estamos aqui por equivocacién, 0 de que somos una su- cursal de Europa, o de que hemos venido a hacernos ricos y's marcharnos. Pero no somos ricos y ni siquiera somos una, sucursal.>» i & ‘Aun asf existe esta profunda conviccidn en los corazonesi, argentinos de que si les fuera posible dar a conocer y expr “ sar su verdadera naturaleza podrfan demostrar. que son tan buenos como la Europa de sus antepasados € incluso franca’: mente mejores. Maradona, por fin, convirtié ese sueho ef realidad, 0, mejor dicho, les hizo creer que no habjan estade ehgafidndose toda su historia. 23 «Cuando aparece Maradona», explica Quevedo, «y { namos el Mundial de 1986, por fin demostramos al m nar y triunfar en Argentina, siempre se ha visto, hay:y ganar y.triunfar en el extranjero; tenemos que conseg reconocimiento del mundo, y més que nada de Europa. a, el instante.en el que Ja nacién de Jos eternos frustrados \ lego a la cima de la montajia, descubrié la tierra prometida ( vio cémo eran ofdas sus plegarias més profundas. El gol 5 ue de ensuefio. Maradona recogié la pelota en su campo Sin posibilidades visibles de gol. Empezé a correr hacia la defen- : dres: lo hicimos muy bien, mejor que ustedes en realidad) Si se preguntara a los argentinos en una encuesta el momento més importante de la historia de su pais; menos de los tltimos cincuenta afios, la mayoria diria, seguridad, que el segundo gol marcado por Maradona co# Inglaterra en los cuartos de final de la Copa del Munda 1986, el gol que permitié ganar un partido muy igualad 2-1 y encaminé a Argentina hacia la victoria frente a Aled nia en Ja final. De hecho, es posible que el primer gol de radona en aquel mismo partido quedase segundo, y 0 mucha diferencia. i / Uno de los momentos gloriosos de la cultura popy afgentina en afios recientes es la retransmisiOn pore nie hizo otro héroe nacional, Victor Hugo Morales quel segundo gol contra Inglaterra, por aclamacién! al el mejor gol jamds marcado en una Copa del iN Quando Morales grit, como acostumbran los comet inglesa, y siguié corriendo, corriendo, y amagando, y co- a ‘endo de nuevo, y los jugadores ingleses, altos rrubios, ue ecian abultar el doble que él, comenzaron a mirar a vino \ otro lado, aturdidos, y fueron cayendo como torpes esos adios, y Maradona siguié corriendo, a toda velocidad y ea nO: on el balén atado a sus pies median- i invisible, ‘a que se encontré frente al porte- ; ee a él le engaiid, fingié disparar hacia un lado, | pete ak neal ae le roded, pasé volando por suladoy : | ee ss a fo lucir la pelota en una red vacia. é foe] momento de comunion con fa uot de tole une Bion, cae oe cer on la euforia de toda una na- , ociones, ansias y deseos que iban mucho 310 311 CRONICAS DE UN TIEMPO més alld de la satisfaccion de un aficionado por ver a su dor favorito marcando un gol de belleza estética extraordi. naria. Maradona dio a Argentina con aquel gol la dulce ganza que dio al pueblo de Napoles cuando maté a Jos del norte de Italia. Inglaterra habia sido siempre, en la ana. ‘crénica mentalidad argentina —heredada directamente d Jos inmigrantes de principios de siglo—, la gran potenc’ ropea. Mas atin, Inglaterra era el pais que durante ciento ciny cuenta afios habia recordado a Argentina diariamente su inis potencia con la posesién de las Malvinas, y después _ echado sal en la herida al derrotarla en Ja guerra librada enzgl Atlantico sur s6lo cuatro afios antes de aquel gol. Por to eso, los argentinos saborearon el primer gol de Maradona.e aquel partido casi tanto como el segundo: marcé el gol co mano —empujé el balén de un pufietazo por encima del pot ‘tero, con su famosa mano de Dios—, pero el arbitro vio, y la espantosa injusticia de aquel tanto contribuy6 a gamente a la desolacién de Inglaterra al perder el partido seguido siendo una espina clavada en la conciencia del afici nado inglés en los catorce afios transcurridos desde entoneg Menotti es un hombre que entiende todas las comp razones por las que la victoria de 1986 sobre Inglaterra | como él dice, tanta trascendencia para su pais. «Gracias raza de emigrantes que hemos tenido se arm6 un pais b te especial para América del Sur, un pais donde la genterdi que estamos en el culo del mundo. Ahora hemos tenido suerte no sélo de que a Maradona le hayan admirado en las partes del mundo, sino que mete ese gol, justo con] gleses, a cuatro afios de las Malvinas. Mete el gol con last no. “;Mejor todavia!”, dicen. “En la guerra, si, perdimos en el fatbol les rompimos el culo con un gol en fa ma «Les rompimos el culo.» No, Maradona les rompi culo. De eso se trata, Maradona es el simbolo de todo ¢ blo argentino, el vengador del orgullo herido de la Es el hombre que, con esos dos goles en aquel partido: los ingleses, expres6 a la perfeccién las dos cualidades 312 A NRE CNNSI teks Nga aalieh ie La LOCURA DEL REY DIEGO os argentinos creen poseer en mayor abundancia: la viveza el talento. E] hombre que es la reencarnacién del mar idolo de Argentina, Evita. E] hombre que dio cuerpo al mi- to del paso de la pobreza a la riqueza que forma parte del sueno argentino; un sueno que es el suefio americano, aun- que Argentina no lo haya logrado. j En un librito de (otro) psicdlogo argentino, Gustavo . Bernstein, titulado Maradona: iconografia de la patria el autor escribe: «Maradona es nuestro maximo referente. Nadie mejor que él encarna nuestra esencia. Nadie enarbola mejor nuestro emblema. A ningtin otro, en los ultimos veinte afios ‘se le ha ofrendado tanta pasién... Argentina es Maradona. » Maradona es Argentina». : Li/ José Abadi no niega la veracidad de esta retahila per fomo le ocurre a una minoria seguramente pequefia ie ars entinos, esté horrorizado por ella. «:Por qué Maradona? (Porque nos gano el Mundial de fatbol; porque triunfé aes juga- ns ogro ia eu: habj no que ya sabiamos: que Dios es argentino. Creen que con ese artido de fatbol borramos la memoria de la derrota en la ierra, y no solo eso, sino que ahora somos igual de grandes jue Inglaterra, juna de las civilizaciones mds poderosas en la a storia del mundo! jEs ridiculo! jEs infantil! La gente siem- pre te dice: “:Sabés lo que dicen afuera? Yo digo: soy argen- :no, y ellos responden: jah, Maradona!”. Y se sienten orgu- wosos. js vergonzoso! jEs dramatico! Esto de que él es la dera, el redentor, parte del terrible terror a que el mundo / Spa que existimos. De que gracias a él nos conocen, por’ ne el peligro de ser argentinos es el de no existir>. , .En cierto sentido, es verdad. Argentina no es un pais be pueda presumir de tener gran presencia mundial. Antes ‘Maradona, cuando un argentino viajaba al extranjero le feguntaban: «¢Dénde esta eso?». Y por mucho talento y lucha viveza que crean tener —o que quiz4 tengan—, lo Frto es que, en lo que a imagen popular internacional sof* pilere, sdlo se han distinguido en el mund jf d de hacer buen fiitbol. ae a ae | 313 a, donde también le Ilamaron dios, y entoncés afirmamos lo | yh CRONICAS DE UN TIEMPO Eso si, especialmente en el caso de Maradona, jqué g at fatbol! Como dice Menotti, Maradona no era un mero Maradona tuvo la suerte o la desgracia de nacer, la gran lite! ratura o el gran arte no deciden el prestigio de una nacié tanto como el futbol, que viene a ser una guerra por oti uf edios. Casi todo el mundo esté de acuerdo en que Joi Ah, { oS ;Premio Nobel. «El fatbol es popular», declaré en una oca { «porque la estupidez es popular». Tal vez. Sin embargo; \ muchisimo mds numerosos en el mundo quienes cono obra de Maradona que la de Borges. ar Pero Borges era una persona muy famosa, que tanh tuvo que sobrellevar, a su manera, la carga de la populif dad. En un breve ensayo que eécribié sobre lo que :cof deraba su personalidad dividida, articulaba un dilem: también aflige a Maradona. El ensayo, titulado Borges lice: «Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosa Borges, el hombre privado, denuncia al hombre publi } esté devorandole furtivamente, y lucha: para librarse:d | garras». No obstante, es tal la confusién que Borges t | na el ensayo con estas palabras: «No sé cual de los dos | esta pagina». » Borges, consciente de la dicotomia, se describe: mente en tercera persona, y al hacerlo, en realidad, -es \brayando la prioridad del individuo privado. Cuando dona habla de sf mismo en tercera persona, cosa qui siempre en ptblico, no lo hace por su capacidad. de} peccién. E] Maradona creado por el mito popular, el na de Victor Hugo Morales, que «viene de otro planet consumido casi por completo la identidad privad desde hace tiempo. FE] lastre de ser Maradona es lo'q t4 matando poco a poco. 2 «E] estaba agobiado por el peso de su propio. je», escribe Galeano. «Maradona llevaba una carga’ Maradona que le hacia crujir la espalda.» Luis Borges no slo es el escritor mas importante de Arg tina, sino el mejor escritor de los que nunca han obtenido ehi LA LOCURA DEL REY DIEGO «Maradona es uno de los desdoblamientos de personali- dad més extraordinarios de toda la historia», dice Valdano. «Los tinicos que han conocido al Maradona auténtico son los jugadores.» Para Valdano, el auténtico Maradona es el jugador de fatbol, no la divinidad omnipotente. La raz6n por la que le » sigue teniendo carifio es la misma por la que se lo siguen te- niendo todos los que jugaron con él: era generoso dentro y fuera del terreno de juego. «Era una persona caprichosa, rebelde, menos en el cam- ‘po», dice Valdano. «Dentro de Ia cancha, sin excepcidn, to- Eidos le quisimos. ¢Por qué? Porque en el futbol se aprecia mucho el coraje competitivo. Y eso lo tenia Diego en abun- lancia. Si el partido estaba complicado, él sabia que: tenia p Aue aportar algo mis, maradonear. El partido de Inglaterra e el mas complicado del Mundial de:1986. Para tirar la mo- eda. EJ tird la moneda con el pie y la mano.» Menotti le entrené en la seleccién nacional argentina O.> 4 Este dltimo argumento es el que utilizan los que afirman el mejor jugador de la historia es Maradona, y no Pelé. dano es un hombre inteligente cuya mente, a diferencia ante un breve tiempo en el Barcelona. «Si, siempre tuvo respeto y el reconocimiento de sus compafieros», dice. Disfrutaba de que ellos hicieran goles tanto como si él mis- tho los hubiera marcado. Pero los jugadores también sabjan él les ganaba un partido cuando le visitaba la inspiracién. ra un gran futbolista no slo en lo individual, sino en todos aspectos. Sabfa que el fitbol era de equipo, tenfa esa vi- in. Mas alla de su genio técnico, era un gran conocedor Pero era su genio técnico la cualidad que le distingufa. ‘balén, algo que para nosotros habia que dominar, era él como una prolongacién del cuerpo», explica Valda- ‘«Después de los entrenamientos, él se quedaba jugando Fy0 le miraba. Era otra profesion, la mia y la suya.» CRONICAS DE UN TIEMPO de Ja de Maradona, es més rapida que sus pies. Fue uno de 4 los diez jugadores que acompafiaban a Maradona cuando Argentina gano la Copa del Mundo en 1986, diez jugadores“ bastante corrientes, en opinién de la mayoria de los analisi:) tas: era como decir que Maradona gané aquella copa casi sin ayuda, mientras que Pelé obtuvo las suyas siempre acompai fiado de otros jugadores geniales, que probablemente habriay' vencido aun sin él. 3 éEnvidiaban a Maradona los jugadores como Valdan ny No. Porque su talento era tan extraordinario, tan inimitable} que no habja comparacién razonable. El dinero que gang podria haber causado acritud entre sus compajieros, pero:si generosidad al respecto también contribuy6 a que le tuvieraii afecto. «En la seleccién, para partidos amistosos», cuentg Valdano, «teniamos una cotizacién con Maradona y otra:s Maradona. Pongamos —cifras caprichosas— 500.000 déla con él y 300.000 sin él. La Asociacién de Futbol Argenti daba el diferencial a él, y él lo repartia entre los jugadonégs Los futbolistas le querian, los hinchas le adoraban. mo dice Urribarri, «verle jugar al fatbol era la cocaina.p diez millones de argentinos». Se transformaba en san Jen Evita y el héroe vengador argentino, el que maté al drag inglés, todo gracias a su talento de futbolista. Sélo legé ars un dios fuera del campo porque era un dios dentro dé Cuando las realidades ineluctables del tiempo y el dete: 2 éxtasis breve e imaginario de recuperar aquella gloriatq habia sido Maradona. Como dice Menotti, «Maradona dos adicciones; una es la droga, pero la enfermedad mas ve de Maradona es el éxito». Urribarri, una autoridad: drogadiccién, explica que no es casual que la droga esco; por el jugador fuera la cocaina. «Porque la cocaina tt estado de ser Superman, de que no hay quien te pare; cuando marcé ese gol contra Inglaterra.» La condicién de superhombre exige también qué radona siga siendo una figura publica. Lo cual signifi 316 La Locurs DEL REY DigGo. comunicaci6n, por otro, los necesita —con giiedad que Diana— para mantener viva la i explicar si no que, mientras yacia en su cama de hospital en Buenos Aires, recuperandose del ultimo roce con la muerte: invitara a las cmaras de televisidn a entrar en su habitaci6n, i Jas tres de la mafiana, y procediera a conceder una entrevista a Fox TV,-de-la-que seemitié una hora; pero que €n realidad dur6é tres? Ronco, arrastrando las palabras, semicomatoso: aun asf fue incapaz de contener sus impulsos demagégicos, y expres6 su.amor por el pueblo cubano y el comandante Fidel. Ya en pie; en La Habana, el 4 de febrero, no se resistio a la in- vitacion para dirigirse a quinientos deportistas cubanos de uno y otro sexo en un acto del Gobierno. Los cubanos le regalaron ; una fotografia, que se apresuré a llevar a los labios yen la que fij6 un beso largo ¢ interminable. Era una foto del Che Gue- la misma ambje dolatria. ;Cémo vara que, después del beso, levantd como si fuera la Copa del Mundo, entre los vitores de la multitud. En ese momento era el Maradona publico. Pero de pronto dijo una cosa que revelé un atisbo del auténtico Diego, enterrado bajo las capas popu- By: , [Flistas. (Es notable que en las entrevistas, cuando habla de sus roblemas con las drogas, se refiere a si mismo como Diego, e Mientras que, cuando recuerda a la leyenda del futbol, se Ia- ma Maradona.) «E] fatbol es una pasion como querer a a ma- Ure», dijo. , dijo mientras le cafan las lagrimas. «Pero se ter- ‘a, S¢ termina. Y uno no sabe qué hacer cuando no le pue- dar goles a sus hijos.>> éSus hijos? Sélo podia estar hablando de sus admiradores, fieles, para los que es un dios. Y sin cuya adoracidn se vie- abajo, mientras ve la erosion de esa otra persona piiblica ue le ha consumido y le obliga a ver su verdadero yo en el es- 0, una imagen terrible del deterioro de Dorian Grey. Por 317 CRONICAS DE UN TIEMPO eso busca refugio en la evasién que proporcionan las drogas, y por eso parece poco probable que alguna vez Jlegue a superar el hSbito. «No puede vencer Ja drogadiccién porque tiene que hacer un esfuerzo supremo para lograrlo», explica Abadi. «Pero no es capaz de ese esfuerzo porque es una persona que siem~ pre ha creido que podia conseguir lo que fuera con su invenci- bilidad, con un milagro, por la mano de Dios. Y, la verdad, la adiccién no se puede curar. Maradona ha caido totalmente 3) derrotado y aplastado por las drogas, 5-0, 6-0.» 6 ¢Podria haber vivido Maradona su vida de otra forma? éPodrfa haberse deslizado en una dulce oscuridad como otros grandes jugadores del pasado? Seguramente no. Es normal! ofr decir que su.enfermedad ---se llame éxito, como dice: Menotti, 0 endiosamiento, en palabras de Perfumo— es cong secuencia de haber crecido en la pobreza y sin educacién. Pes} ro cualquier adolescente, por muy acomodado y educado qué} esté, habria enloquecido si Je hubieran sobrevenido la riqué *za, el aplauso, Ja idolatria que cayeron bruscamente sobre Maradona casi desde el mismo dia en e] que empezé a jug al fitbol profesional —hasta tal punto habia expectacién—s los 15 afios. «No hay preparacion posible para el grado. acoso que sufrid Maradona», dice Valdano. it Valdano se.refiere quizd a los medios de comunicacigéy) pero los medios no hacian més que satisfacer las necesida de las masas adoradoras, las que no dejaban de recordar! que era Dios. En una entrevista con Clarin, publicada el,2 enero, Maradona, hablando de Argentina, dijo: «Este est drogado». Maradona ha sido el opio del pueblo. En radona c’est moi, la autora cita una entrevista con él abogas ‘del jugador en Napoles, Vincenzo Siniscalchi, llevada a cal después de que le acusaran de posesion de drogas por p! ra vez. Siniscalchi resume de forma impresionante la impos ble situacién’ de Maradona. Habla de Napoles, pero. bién podria estar refiriéndose a la melodramatica Argent «Néapoles es una ciudad asfixiante, que adora en exceso yi termina por devorar a los que ama... Diego, un ser limita La Locura DEL REY DiEGO. céridido y frgil, fue la victima ideal de estas pasiones fero-) ces. No haber conocido una vida normal, haber pasado de la miseria a la gloria y no haber podido construir su personali- dad son cosas que le condenaron a ser tragado por la socieda de lo effmero, cuyo reino es la noche». L En otras palabras, Maradona no tenia eleccin. Era Ja cronica de una calamidad anunciada. Esa es la razon de que, como dice Perfumo, sea injusto juzgarle de Ja misma forma e se juzga a la gente corriente, «porque el endiosamient te da fama y gloria, pero te quita la vida». Y le impide a un scuchar las criticas, porque, si se cree Dios, est por encim le ellas. Y se rodea de aduladores, no verdaderos amigos, omo los que tiene la gente corriente— preparados a de: irle a uno las verdades. El propio Menotti, que fue como padre para Maradona, lo vivid al sugerirle en una ocasién hue sus problemas necesitaban un psiquiatra. Maradona ny olvié a hablarle durante afios. «Eso le cayé como una pufid- da», dice Menotti, que descubrié, como muchos otros, gfe «4 Maradona no se le puede tocar». ~# Quiza esa falta de introspeccién, esa incapacidad de | ageptar las criticas, sea él tragico defecto de Maradona. La _ soberbia de los clasicos. Pero tampoco en esto tenfa eleccién. ; Porque se convirtio en un dios demasiado pronto, cuando, édavia era casi un nifio, antes de tener la oportunidad dg E construirse de forma natural una personalidad propia, y nd y la inventada por sus seguidores sedientos de gloria. ; : Ahora, lo mas terrible es que muchos miembros de'¢sa jsma sociedad que le convirtié en un dios, y que tanto go46 pcgn él, parecen desear, en el fondo de sus corazones, que e}- iera muerto. En el ultimo mes, desde su descenso a Ja njas yecta mamarrachada, se reciben en las emisoras de ratlio entinas llamadas que piden a gritos, una y otra vez: «j|Que fe thuera! jQue se mate!>. ‘ : Alberto Quevedo, el socidlogo, tiene una interpreta- tién: «A todos nos da vergiienza ajena porque ha sido tan CRONICAS DE UN TIEMPO, lante seguramente sera vergonzoso. Ahora no es que la gent te! de quiera matar. Pero simbélicamente si. Queremos g g eso esinsoportable». «E] idolo ha caido y ha traicionado al idélatra», es la byg plicacién que da José Abadi al clamor de «jque se muera! «Nosotros somos los mas grandes cuando varies es el maj grande, pero cuando Maradona se cae, nosotros nos caem@ también. Y eso no lo queremos.» Volveran a adorarle como en los dias de gloria cuan esté muerto. Desfilaran ante su ataud durante dfas y dias;iegs mo hicieron cuando murié Evita; llevaran toneladasé flores, como hicieron Jos ingleses tras la muerte de Di derramardn légrimas de pena y gratitud a partes igual ensalzardn a los cielos en una oracién tras otra, y en la tele sién mostrardn, una y otra vez, el segundo gol que mareéi la Copa del Mundo de 1986 contra Inglaterra, y le inmOf lizaran en bronce como hicieron con Gardel, con un#4f cripcién que diga: «Gracias, Dios, por el fitbol. Graaii Dios, por Maradona». 320

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