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CINE Y VisUALIDAD Historizacitn de la imagen contempordnea Robert A. RosENSTONE. mes Ediciones Universidad Finis Terrae Direccion de lavetgacisn y Publicaciones 203 Registro de Propiedad Incleccual Ne 282.206 ISBN 978-956-775737-4 ‘Feaduecidn: Pablo Abufom Ediciones Universidad Finis Tere ‘Aw, Pedro de Valdivia 1509, Providencis Telefona: (56-2) 2420 7100 swe Disefo y diagramacién: Francisca Monreal CCorreecién de texto y estilo: Eduardo Guertero Santiago de Chile, 2013, Impreso por Selesianos Lmpresores S.A. Indice Prélogo El cine histérico como un campo, an modo de pensamiento (la historizacién) y una broma que le jugamos a los muertos El cine histérico como historia real Confesiones de un historiador (posmederno?) Espacio para volar Noticias de los textos 35 o7 7 m PROLOGO EI desafio de Robert Rosenstone a nuestra idea de la historia “The past is vast and multi Faceted. (Our writing about it should be the same”. Robert Rosenstone “Confessions of a Postmodern?) Historian” “Los historiadores usardn el ‘rear un nuevo imaginario histérico que nos most el video ¢ internet para a todos, al fin, que la historia es une cuestién de conexién personal y emocional con lo que ha ocurrido ances. jHistariadores del mundo uunfos! No tenis nada que perder més que vuestras notas al pie” Robert Rosenstone, “Espacio para volar” En los textos citados, y ciertamente no sélo en ellos, Robert Rosenstone muestra un impetu, un involucramiento y una visién de su disciplina que no abundan en la academia, La misma en la que ha trabajado por décadas y de cuyos métodos predominantes se hasentido més bien leano. Las herramicntas sintéticas y expresivas que provee el lenguaje hacen posible que la sefialada vision se plasme en un verbo directo, ocasionalmente conminatorio, habitualmente llamativo. Uno 7 Coxe vvisvatipan que hace del auror un nombre distintive del oficio histérico, ris alli de las parcelas y de las etiquetas que lo tienen por “posmoderno”, Sobre rodo cuando él mismo prefiere agregar un signo de interrogacién junto al rétulo. EI presente volumen incluye cuatro textos de este académico ¢ investigador del CALTECH (California Institute of Technology), todos inéditos hasta ahora en castellano y cuya publicacién, esperamos, permita ampliar en nuestro medio el conocimicato de una propuesta audaz que aspira a un didlogo fércl e innovador con el pasado (y el presente). ¥ que si se expresa por esctito es porque la norma asi lo impone, pero que ‘manifiesca una certeza: la historia puede hoy escribirse ilmarse, pintarse, cantarse, rapearse © buscar otras formas de dar sentidos y significados. De hacer inteligible el ayer de un modo complementario alos tradicionales, ¥ de conta historias, como viene haciéndolo la especie humana desde hace miles de afios. No era este precisamente el camino que Rosenstone se disponia a recorrer en un principio. Segtin cuenta en las “Confesiones” que constituyen parte de este libro, ritulado Cine y visualidad. Historizacién de la imagen contemporinea, nunca quiso ser historiador: imaginé, de joven, un futuro de viajes, amores y correrias asociadas, por qué no, ala profesién. de periodista, Pero de modos imprevistos, como pasa tan seguido, el diserio aventurero que se habia forjado tomé cuerpo ‘en una carrera que inicialmente hurgé en el radicalismo politico cestadounidense, para pesar y sorpresa de algiin examinador ‘que negé de plano la mera existencia de una “tradicién de radicalismo” al norte del Rio Grande. Llegé entonces el interés por los combatientes estadounidenses en la Guerra Civil Espafola, que pasar luego la posta ala biografia de John Reed, el milicance comunista que escribié Diez dias que cambiaron al mundo, Esta obra le gané buenas criticase incluso el interés de Prdxoco Hollywood: en 1981 figuré como consultor histérico de Reds (Rojos), la pelicula ditigida y protagonizada por Warren Beatty ‘que Rosenstone miraria con ojos muy crfticos. ¥ serfa también 2 principios de los 80 que formalizaria sus acercamientos a Jos modos en que el audiovisual en general, y el cine histérico de ficcién en particular, tienen de escribir la historia (si no es muy inadecuado postular este verbo a la manera en que Jo hizo el teérico del cine Alexandre Astruc cuando hablé de la “chmara-lépiz’). De entender la historia alejada de los dogmas posiivisras, en lo posible desprovisea de fa “HI” maytiscula y dlispuesta a hacernos ver, sentir y sufrir lo que otros vieron, sintieron y suftieron, Por una reconstruccién empética del pasado En 1976, mas de tres décadas después de que Mare Bloch escribiera que hasta las piedras pueden hablar si se sabe interrogarlas, Marc Ferro abord6 una de las fuentes que nos hhablan del hombre, subvalorada sin embargo por docentes € estigadores: las imagenes en movimiento, Las observaciones de Ferro, miembro como Bloch de la Escuela de los Annales, apuntan a que el cine “no entra en el universo mental del hiscoriados” (*hazlo, pero no lecuentes a nadie”, feel consejo de Fernand Braudel cuando Ferro le manifests su interés en el drea), Con los afios, prosigue el historiador francés, el cine llegatia a gozar de carta de ciudadania en los archivos y en las investigaciones. Pero el camino seria latgo y no ajeno a los del pasado. En una era posliteraria, ya no habrd necesidad de periédicos y libros. Los historiadores usarin el cine, el video y la interner para crear un nuevo imaginario hiscérico que nos mostrard a todos, al fin, que Ia historia es una cuestion de conexién personal y emocional con lo que ha ocurrido antes {Historiadores del mundo unios! No tenéis nada que perder nds que wuestas notas al pie® “Manifiestos de historiadores? Vamos, Jenkins, Morgan y Munslow, jdeben estar bromeando! Una cosa es que ti, Sue, edites una gran ancologia de feminismo cxitico; que ti, Keith, escribas un libro llamado Rethinking history, y que ei, Abr, fundes una publicacién con ese mismo titulo, pero zpedirle a tun grupo de historiadores, que andan por el mundo mirand> hacia ateés, que escriban manifiestos sobre el fucuro? Una vez utili fa frase “el futuro del pasado” como subsitulo pars wa ensayo sobre el cine histérico postmoderno, yhe vistoa muches otros historiadores usar esa frase en diversos contextos, no cre que como plagio, sino quizé como una idea cuyo momento ha Ilegado, el reflejo de un momento cuando (gunos pocoso cada 7 Casey visuatiDan vezmés) historiadores han dado un giro del pasado al futuro, preocupados por lo que ocurriré con su vacacién profesional en las décadas y sigios por venis, temerosos de que, en esta Spoce de comunicacién y gratifcacién instantdnea, cuando tuna época reciente como los sesenta puede ser para nuestras «estudiantes ran remora como loera la Guerra de as Rosas para nosotros cuando estibamos en la universidad, a la historia le esté ocurtiendo lo mismo que al p§jaro Dodo. Si vas a escribir un manifiesto, qué mejor modelo que lor del Partido Comunista de Kasi Marx, 1848), ¢l que apuntabaa inal, el primer gran manifesto de partido (el Manifiesto poner el mundo cabeza abajo, y que en gran parte contribuyé a conseguirlo. Esa fue Ia idea que me condujo a mi propuesta inicial, el ahora epigrafe ce este capitulo... digo, manifiesto. No es que podamos esperar tener siquiera una minima parte de la influencia que cuvo el autor del manifiesto original. Imaginen: ciento sesenta aftos de influencia sobre cientos de millones de personas, sindicatos, partidos politicos, sistemas de ereencias, obrasde arte, revoluciones, guerras intercontinentales alo largo. de todo el mundo, excepro la Ancirtica, y quién sabe, si los pingitinos supieran leer... ¥ no solamente una influencia, sino la causa real de grandes cambios en imperios y regimenes, por tno mencionar muertes que alcanzan las decenas de millones, y gulags conocidos y desconocidos en incontables paises. Hubo una escritura brillante en ese manifiesto original, pero quicd demasiado brillante, demasiado visionaria, demasiado aterradora en sus resultados. Quizd dé origen a una nota de cautela, ;Quizé los historiadores debiésemos volver nuestras caras hacia el pasedo y dejar que el futuro se haga cargo de si mismo? Lo hard, en cualquier caso, pese a todo lo que «escribamos. 98 FEsrncio taka vouar ‘Sin embargo, después de una vida de meter la nariz en archives y escribir innumerables notas al pie y largas ensayos bibliogréficos para apoyar la propia narcativa, no puedes sine sentir cutiosidad: ;qué ocurrird con este dominio al que hemos dedicado tantos (zdlemasiados?) de nuestros dia, este Ambieo 6 prfctica que Hlamamos historia, nuestro intento de narrat verdaderamente el pasado y encontrarle sentido para nuestros pares en el presente? Por supuesto, es apenas el mismo dominio al que ingresamos cuando dejamas la escuela de posgrado hace cuatro décadas. O al menos el dominio que imaginabamos en aquellos dias cuando nuestros profesores vestian corbatas, chaquetas de sweed con coderas y presentaban juicios sobre el pasado (y sobre nuestros trabajos de seminario) que tenfan el peso y la importancia de ideas grabedas en tabillas de piedra. Esa certeza parece absurda hoy en dia. Sabemos demasiado acerca de las imégenes y relatos que operan como marcos, sobre las narrativas, sobre las probleméticas de la causalidad, sobre Ia subjetividad de la percepcién, sobre nuestros propios prejuicios ¢ imperativos culturales, sobre la desconexién entre el lenguaje y el mundo que pretende deseribis, como para cteer que realmente podemos capturar el mundo del pasado en una pagina, Reowreno: St. Godard, usted seguramente esta de acuerdo con que una historia debe tener un comienzo, an medio y un nal, Jan-Luc Goparo: Si, por supuesto. Pero no necesariamente en ese orden Una de las razones por las que es dificil escribir un nuevo manifiesto para los historiadores es que, hasta donde yo sé, ya tenemos el manifiesto que necesitames, uno que dice todo lo 0 Cine visuatinan que debe decirse y que lo dijo hace cuarenca afios, No ¢s que haya sido formulado como un manifesto. Nadie en la academia de los sesenta hubiese sido lo suficientemente auclaz como para proponer cal cosa. Era, en cambio, un simple articulo académico, escrito por Hayden White, lo més cercano a Karl Marx que tenemos los historiadores. Este ensayo, titslado “El peso de la historia” (quizé recordado por su retrato de los historiadores como tipos elusivos que, al ser interrogados pot los cientficos, afirman que la historia es un arte, pero al ser interrogedos por artistas, alicman que es una ciencia), sefialaba el hecho de que en su trabajo los historiadores no son capaces de identificarse con el arte de su propia época (los sesenta), con los “pintores de aci novelas existe nouvelle wagie, sino que siguen las formas de los realistas del siglo XIX, sobre todo de novelistas como Sie Walter Scott y Willian Makepeace ‘Thackeray. Al descacar esa auser ‘ensayo se convierte esencialmente en un manifiesto que llama a la experimentacién y la innovacién, 2 una “historiografia surrealista, expresionista 0 existencialista”. EI mundo ha cambiado bastante desde el siglo XIX, algo que sobre todo los hisroriadores debiéramos saber. Cuando incentamos contar historias sobre el pasado o el presente hoy en dia —en palabras sobre una pégina, en foros, en el cine o la televisién, en una exhibicién de musco o en un sitio web—, Sn, escultores cin jalistas, poetas imagistas, 0 cineastas de la icos, ‘nosotros como cultura ya no estamos aferrados con tanta firmeza alas ideas de una realidad literal que predominaron en el siglo XIX, El impacto de los medios visuales mismos (6: incluimos ‘entre ellosa la internet) son clertamente los principales portadores cde mensajes en nuestro mundo del siglo veintiuno, y tan sélo «sto establece una gran alteracién en nuestras sensibilidades, cn. Ja forma en que vemos el pasado, Las continuas revoluciones 100 ; Eseacto mana von en las visiones artisticas a lo largo del siglo pasado —los movimientos 0 tendencias que podriamos denominar cubisrio, constructivismo, expresionismo, surrealismo, arte abstracto, new wave, modernismo, postmodernismo, hip-hap—, kan conttibuido a alterar nuestras formas de ves, relarar y entender uostrasrealidades. La citadel gran cineastade vanguardia suizo- francés que encabera esta seid lo expresa sucintamente al decir “no necesariamente en ese orden”, una idea que hubiese sdo incomprensible para nuestros profesores en la escuela de posgredo ranto como para nosotros mismos cuando éramas més El punto es este: necesitamos liberar a lah propia historia y crear formas de narracién hist6rica para hoy y mafana, formas de historia adecuadas a la sensibilidad de los tiempos. oria de su En su periodo cubista eardio, se le pidié 2 Picasso pinta: el retrato de una mujer. Una tarde, el esposo de la mujer llegé al estudio del artista para lleviselaa casa. Le pregunté a Picasso si podia ver la pincura de su esposa y Picasso se la mostt6, El cesposo la misé con una expresin de horror y dijo: “No se ve para nada como mi esposa”, Picasso reflexioné un segundo y le pregunté “jCémo se ve su esposa?. El esposo se llewé la mano albolsillo y toms su blleere. De all saeé una fotografia de su cesposa y se la pass al pintos, que la estudié por un momento. Lugo se volvié hacia el esposo y dijo: “No me habia dado cuenta de que era tan pequetia” No necesariamente en ese orden. No necesariamente de ese tamafio. No necesariamente en ese encuadre. No necesariamente através de ese medio, No necesariamente del modo en que se nos ha ensefiado. Lo que necesicamos es una historia que nos sorprenda y nos asombre, Que nos permita ver cosas que no hemos visto, Oir cosas que no hemos ofdo. Sentir cosas que or Ce visuatioan) no hemos sentido sobre algin periodo, persona, momento 0 movimiento particular del pasado. Aprender cosas a partir de lo visto, lo ofdo y lo sentido que no habfamos aprendido antes, Lo que necesitamas son historiadores lo suficientemente valientes como para que experimenten con el pasado siguiendo clespfritu de los cientificos que investigan lo desconocido en lo icto ylo macrocésmico, Lo que necesitamos son historiadores Jo suficientemence valientes como para experimentar con el lengusje, la imagen, el sonido, el color y otros elementos de presentacién que hardn que el pasado viva y vibre y nos aterre tuna vex. més. Lo que necesitamos son formas de historia que hagan que nos importen profundamente esas personas y ‘momentos que nunca nos imporcaron, una historia que intence hacetnos comprender no sblo nuestro propio pasado y nuestras identidades, sino el pasado y las identidades de esos otros de Jos que nunca supimos 0 quisimos saber. Somos los att0s, somos los otros, somos las otros. {Ustedes son los otros también! Encontramos una forma de egar a ustedes Frank Zappa No estoy hablando de investigar. No estoy hablando de extraer nuevos rastros del pasado en todas esas brillantes formas que los historiadores han inventado durante lo que podemos lamar la revolucién investiga poco més. No hablo del dif del Glkimo medio siglo y un ly agudo ceabajo de investigar registros parroquiales del Languedoc del siglo XV, encontrar testamentos 0 amasar estadisticas sobre la longevidad, la propiedad, la alfabetizacién y a estavura del Japén o la China medieval, aprender sobre los habitos alimentarios de los cazadores recolectores de Africa Oriental y los obreros fabriles 102 ( } Estaclo PARA VOLAR de Manchescer durante los inicios de la Revolucién Industria. descubris los patrones de la propiedad de la tierra la herencia entre los tahitianes precontacto, Confio en que los sabuesos entre nosotros continuarin inventando nuevas ¢ ingeniosas formas de extraer datos del silencio del pasado. Aquellos quelo hacen han sido aclamados por sus logros y han recibido fondos yascensos de parte de una academia que le gustarfa convertir a los profesores en estrellas de cine 0 de rock si can sélo ellos (znosotros?) tuvieran més cabello o la cabeza rapada, Estoy hablando de la presentacién, de contar el pasaco, de crear el relato de lo que ocurrié, sélo que no tiene por qué ser un relato en el sentido usual, como sugiere Godard. Quizé pueda ser un collage, un cémic, un baile, un cielo de canciones de rap, una serie de emails enviado a todos en internet o una combinacién de formas expresivas que no herros visto ain, formas que van més alld de la nocién de White de tuna “historiografia surrealista, expresionista o existencialista” para abarcar los giros en los dnimos, modos, estilos artisticas que se han desarrollado desde que escrl sesenta su ensayo pionero, Estas formas innovadoras de historia ya han sido producidas, s6lo que muy pocas veces por historiadores. Art Spiegelman en Mausy Maus I creé una historia intima del Holocausto, el relato de las experiencias de su padre en os campos de concentracién y de muerte contado a su hijo que formas apenas puede comprender los eventos, y codo esto através del medio de un oémic (0 novela grdfice para darle a esta forma la dignidad que hoy reclama); y Marjane Satrapi ha hecho lo mismo en Persépolis con su propia experiencia personal de la Revolucién Irani. Cineastas de muchos paises han evado {y continéan levando) la historia y la biografia a la pantalla grande y chica, en formas dramsticas populares (por ejemplo, 103 i Cine vvisuatinan, Gandhi, Schindler's lis, The reeurn of Martin Guerre, Born on the fourth of july, Capote, Frida), en innovadoras obras de collage y pastiche (32 short films about Glenn Gould, Far fiom Poland, Surname Viergivenname Nam), y en obras inusuales (segtin los estindates hollywoodenses) que abordan situaciones del Tercer Mundo y mezclan estéticas tradicionales y contemporineas (Quilombo, Sarraounia, Cedd). Te sales de la fil Viene el hombre y re secuestra Buffalo Springfield Para los historiadores profesionales, los que hemos pasado por Ia escuela de posgrado y nos hemos convertido en profesores, Jos que queremos que nuestros libros sean publicados, que nuestra carrera prospere, que nuestras propuestas de fondos y becas sean elegidas para que podamos tener ese preciado tiempo libre para investigar y eseribir, este es un problema real, un problema tremendo. A todos los que en la cultura se nos ha Iavado el cerebro (incluso su servidor, mientras escribo esto, con una carrera de historiador de cuatro décadas, gran parte de ella detrds de mi, y una voz dentro en alguna parte, llimenla los valores internalizados de la disciplina, llimenla el superyé profesional, dice: “no puedes estar diciendo esto, es demasiado extremo, demasiado fuera de serie, nadie tomard en serio un manifiesto asi”), haciéndonos pensar que sabemos lo que es 1a “Hiscoria’, y que es siempre algo con maysscula, siempre algo sobrio y lineal, algo en una pagina y repleto de hechos y notas al pie que nos hacen sentir virtuosos ¢ informados cuando terminamos de leetlo (y aun si no terminamos). Los guardianes también saben (las editoriales, los editores, y hoy en dia, por Dios, los agentes), rodos ellos saben exactamente 104 Eseacto mana vouan lo que es la historia y no es ninguna de las cosas a las que he estado llamando aqui. Permitanme citar libro, capitulo y versiculo, Hace casi veinte afios escribf un manuscrito sobre tres ameticanos que residieron temporalmente en el Japén del siglo XIX, una ‘obra motivada por y enmarcada en mis propias experiencias de ensefianza durante una Beca Fulbright en la Universidad Kyushu por un afio. Los hombres cuyas historias elegf relarar —1n misionario, un cientifico y un escritor— fueron, en cierto sentido, emblemas de interaccién cultural, pero también fueron individuos cuya exposicién al Japén hizo que de ser firmes creyentes en la supetioridad della civilizacién occidental llegaran a ser lo que podriamos llamar relativistas culturales prematuros, personas que comprendieron que esta nacién asidtica tenfa sus propios valores que no eran inferiores, sino en algunos casos superiores,a los del mundo del que provenian. Para representar sus vidas, para acercarse a ellas, para sugerir las interacciones y momentos, las vistas, olores, sabores y sentimientos que subyacfan al giro en sus percepciones y valores, encontré que la tradicional narracién en vercera persona que habia usado en obras anteriores era demasiado distanciada, demasiado carente de inmediatez ¢ intensidad. Con el fin de comunicar las ricas y personales experiencias y encuentros de sus vidas en este mundo extrafio, comencé a buscar una forma mas adecuada y evocativa de escribir, El resultado, después de mucho ensayo y error, fue un libro de historia escrita en tiempo presente, relatado en varias voces y contado descle distintas perspectivas, una obra cuyas palabras ocasionalmente le hablan ditecto al lector o a los personajes histéricos, una obra en la que el historiador es un personaje incidental ocasional que comenta sobre los problemas que implica la produccién de la obra que se esté leyendo. Lo que 105, seen nan ini eh ASOD 8 EEE Ciney visuatipa5 ‘escribi, en resumen, fue un libro de historia que se complacia on algunas de las técnicas de la novela contemporinea, una cobra que algunos comentadores denominaron con Ja temida palabra con “P*: portmaderna. “Esta no es Ia manera correcta de escribir historia”, dijo mi editor en Knopf mientras rechazaba el manuscrito sobre el que la editorial tenfa una opcién. Y no era solamente suopinién, Otros editores dijeron lo mismo. Agentes tambicn, jAgentes! Yo respondia: “Pero todo tiene notas al pie. Tiene tuna tremenda bibliogeaffa. No hay nada inventado, Sélo relata Ia historia de un modo distinto”. No importa. Una y otra vex excuchaba: “)No puedes escribir historia de esta forma!” Pero nadie respondia mi pregunta: “;Por qué no?”. Podian, eso sf, rehusarse a publicar la obra, como muchas editoriales Jo hicieron, antes de que una valiente editora en Harvard University Press, llamada Aida Donald decidi correr el riesgo de algo diferente, y el resultado Fue Mirror in the shrine (1988). ‘Voy a pasar por alto mi “biografia ficticia” del escritor ruso Isaac Babel, Kinng of Odesra (2003), que yo sostendria que representa la vida de este hombre de manera mas compleja y vverdadera que todas las versiones previas pero mas factuales, asi como la historia, compuesta de miiltiples voces, ‘mayormente verdadera’, de tres generaciones en mi propia familia, The man who swamin to history (2005), que incluye a dos de mis bisabuelos hablando desde la rumba (pocos considerarain estos libros come historia, aunque los defenderta con alegrfa). Porque steno ¢s solamente un problema mio. La obra mas asombrosa que combina investigacién académica ¢ innovacién liveraria que he encontrado, Pistol! Treason! Murder! The rise and fall of Gerolamovano, Venetian general of spies de John Walker, es tn trabajo que utiliza un impresionante despliegue de técnicas grificas y literarias contemporéneas, pero que atin asi tiene 108 Estacto Para VoLa abundances notas al pie y una bibliografia de nunca acabar, y ambas cosas son indicadoras de aiios de trabajo en los archivos. ‘Yatin asf este libro anduvo rogando por un editor durante afios, para desesperacin del autor, hasta que finalmente la Universicy of Melbourne Press quiso correr el riesgo. Sin ofender a le universidad australiana, en mi opinién la obra de Walker (en prensa mientras esctibo esto) debiese haber sido publicada por tuna editorial grande y presentada como un avance importante en ol dmbito del discurso histérico. Aquf estoy hablando della academia, Estoy hablando de doctores y profesores, Estoy hablando de archivos, de notas al pie, de bibliografia, Nada de esto importa, porque nosotros y ellos, los guardianes, afirmamos saber precisamente lo que es y lo que no es la historia, Para ellos, no se erata de innovar en [a pégine, como hizo John Walker, y ciertamente no se trata de una serie de canciones, pinturas 0 video-insealaciones. La historia son esos libros que seguimos escribiendo y que no mucha gente quiere leet, (Vender mil libros ya ¢s algo muy bueno para una obra académica en los Estados Unidos, con tuna poblacién de 220 millones. :No piensan que algo esta mal aqui, no solamente en el piblico, sino en nosotros). O son esos bestsellers que mucha gente quiere tener porque los hha acompatiado una serie de televisién (The svest, The search Jor Tray, Aristocrat). © quizé son libros sobre un tema que nos hace sentir bien sobre nosotros mismos, obras sobre la Gran Generacién que salvé al mundo de los nazis en los cuarenta 0 biograffas de presidentes que, vistos desde el presente, parecen haber vivido vidas més tranquilas, lo que a menudo significa ‘obras sobre John Adams. Lo que la historia no es: cualquier cosa diferente, inusual o provocativa en su narracién.

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