» eaTe ScHmior, directora de re
cursos humanos, estaba parada
frente a la ventana de su oficina.
Frunefa el cefio mientras miraba las coli-
nas de Stuttgart y las verdes colinas sua
bas desde su lugar privilegiado en el
piso 15 de la sede matriz de Typware.
Caja Ia tarde y Ta creciente humedad
se posaba sobre las colinas. Desde lejos
amenazaba una tormenta eléctrica, Me
siento coma esas nubes, pensé Schmidt.
A punto de reventar.
Volvié a su escritorio y se senté en el
frfo asiento de cuero, mirando el telé-
fono hostilmente. El problema que en
frentaba parecia un gigantesco nudo, y
cada ve? que intent6 desatarlo,quedaba
‘alin més apretado.
Jiirgen Mehrel director de marketing
para Europa de Typware, habia llamado
poco antes para expresar su disconfor-
midad acerca de una potencial contra:
tacién, la candidata a quien é1 mismo
habia preferido antes. Anne Prevost era
directora de marketing de una empresa
de software estadounidense, Xon Tech=
nologies, que en el titimo tiempo habia
ganado terreno en muchos de los mer
cados de Typware a lo largo del mundo.
Como creadora de Ia eampaia publi
taria de Xon del aflo 2002, Anne pro-
dujo précticamente por cuenta propia
tun gigantesco aumento de ventas, para
desgracia de Typware. Ahora estaba dis-
puesta a cambiar de bando, siempre que
el gigante alemén le hiciera una buena
oferta, Para la empresa su contratacién
serfa un golpe brillante.
Pero cuando Jiirgen supo To que la
‘empresa pensaba ofrecerle, perdié la
calma, “Renate, (244.000 euros es sim-
plemente excesivo!", espeté.
tanto come lo que gano yo. Noes justo.
2Qué les pasa a estos norteamericanos?
CEO billonarios y egofstas. Grandes ejér-
citos. Hegemonia econémica. Creen
que tienen derecho a todo? Voy a hablar
‘con Thomas Gutschein sobre esto”.
EL CASO HBR
por Bronwyn Fryer
Ella es una superestrella estadounidense
que quiere trabajar en Europa. El es el CEO
de una empresa alemana que quiere contar
con su dinamismo. gPero puede Typware
AG pagarle a Anne Prevost un sueldo que
Ia deje conforme?
Renate respirs profundo, preparén-
dose para la discusién que le esperaba
“iargen, por vor’, comenz6, Piénsalo.
Ya ha recibido una oferta de esa em-
presa nueva, Seistrand Systems, que in-
cluye una gran cantidad de opciones de
acciones. Aungue estoy segura de que
preferirfe trabajar con nosotros, tene:
imos que tomar esa oferta en cuenta
Nuestro director de marketing global
esté muy entusiasmado con la idea de
contratala,y creo que Thomas diré que
ddebemos considerar su valor para laem-
presa, y lo caro que nos saldrfa si ter
minara trabajando para uno de nues
‘ros competidores. No te olvides que t6
mismo djiste que éste sun cargo cru
cial, y que ella era la mejor candidata
ppara ocuparlo”
Era cierto. Jargen -como todos los
demis altos ejecutivos- habla quedado
muy impresionado con Anne, quien
hhabfa mostrado gran astucia y un pro-
fando entendimiento de la industria
‘Los casos HBR, aunque ficticios, presentan dilemas Rabituales en la gestién de empresas y afrecen soluciones de expertos.
NOVIEMBRE 2003
35EL CASO HBR + Un mundo de salarios
slobal de software. Anne, una estratega
inteligente y cuidadosa, se habia distin-
guido en el feroz negocio de lossoftware
ERP (planificacién de recursos empresa-
riales), legando finalmente a trabajar
para un CEO conocido por su dureza,
‘Alo largo de su carrera habia recibido
numerosos elogios, no s6lo por su crea-
tividad en el marketing, sino también
porel desemperio de la division bajo las
situaciones econémicas mas crueles. Ha-
blaba perfecto alemén, porque estudié
‘en Hamburgo durante su tereer aio de
universidad ytrabajé para una multina-
cional alemana a comienzos de los atios
90. En la cena la noche anterior a que
Anne volviera a Estados Unidos, Thomas
Gutschein, el CEO, coment6 a Renate
y Jingen que Anne seria una excelente
aadquisicién para la empresa.
“5é que es buena’ suspiré Jargen al
auricular. “Pero este suelo es dema-
siado alto”
“Fs un intento por igualarel valor de
las opciones de acciones que Seistrand
Icha ofrecido’,explicé Renate.“Ademés,
1 monto no es tan desproporcionado
si se toma en cuenta la diferencia en
el costo de vida. Todo es mas caro en
Europa, Es un precio de mercado justo
para alguien con su experiencia? Es dif
il saberlo, Pero esté claro que es una
‘gran profesional. Sabe lo que hac
Virgen se qued6 callado. Siempre
consciente de los cambiantes resulta-
os financieros, era famoso por su con-
servadurismo en el tema sueldos, sobre
todo en las negociaciones internaciona-
Jes. Aunque no lo decia, Renate pensaba
que las exigencias de Anne eran mas
bien audaces, pero también crefa que
eraimportante seguir el camino trazado
porel CEO.
“Entiendo tus preocupaciones’, con-
tinus Renate. “A mf también me resu
taria diffeil aprobarlo”, Se produjo un
largo silencio. “Pero, de todos modos,
sabes que nuestra estrategia es aumen-
tar los ingresos internacionales en 10%.
Eleargo es estratégico. Thomas diré que
ddebemos pagar lo que vale”
“Me puedes recordar por quéle inte-
resaba tanto unirse a nuestra empresa?”
Bromwyn Fryer es editora senior de HBR.
suite Jirgen
“Kon no la puede ascender. Dice que
no hay més tiraje de chimenea para ella
en su empresa, y que no le satisface el
traslado horizontal que le ofrecieron.
Seistrand quiere reclutarla, pero es una
‘empresa pequeita y muy apalancada,asi
es que hay riesgos. ¥ a ella le interesa
‘mucho la idea de criar a sus hijos en Eu-
ropa. Por las excelentes oportunidades
educacionales,y asi’
“2Y su marido? {También lo van a
trasladar a Europa?’, pregunte Jirgen.
“No tiene marido’, Renate ya se ima-
ginaba la cara de sorpresa de Jirgen, por
lo cual no siguié con el tema.
“Est4 bien, Renate’ dijo finalmente
Jiirgen. “Pero todavia pienso hablar con
‘Thomas sobre el tema. ¥ no puedo decir
que apoye esta decisién, a pesar de
las calificaciones de esta mujer”, Luego
colgé el teléfono con fuerza,
La vision desde arriba
Renate se frots la frente y luego paso su
mano a través de su grueso pelo. Se le-
vanté y volvi6 a tomar el teléfono, e1 au-
ricular atin caliente, Llamé al asistente
de Thomas para preguntarle si su jefe
tendrfa tiempo para tomar un café en la
tarde. El asistente contests que no, pero
que recién se habia cancelado una cita
de almuerzo al dia siguiente.
‘Al mediodia, Renate y Thomas salie-
ron del edificio y caminaron hasta el ele-
gante distrito comercial en el centro de
la ciudad. Thomas y Renate entraron
a un restaurante espariol y se sentaron
una mesa en la parte posterior, Ella
miraba a su alrededor para asegurarse
de que no hubiera otros empleados de
‘Typware en el local
“Quieres conversar conmigo acerca
dela contratacidin de la estadounidense,
Anne Prevost’, comenzé Thomas.
Renate asintié con la cabeza.“ zHabl6
Jargen contigo?”, preguntd.
Thomas también asintié. con la ca-
beza."Le dije que tomaria en cuenta su
opinién. Pero también le hice notar que
Ievamos mucho tiempo buscando a la
persona precisa para este cargo,y que no
podemos esperar mucho tiempo més.
Me dicen que ella se esté poniendo im.
paciente. También sé que serd necesario
remunerarla como corresponde si que:
remos tenerla en la empresa"
“Es verdad’, dijo Renate."El problema
es que el sueldo que pretende es casi
tan alto como el de Jiirgen. Si pagamos
tanto a una persona que recién llega a la
empresa, las personas que llevan mucho
tempo aguf van a sentir que no nos
preocupamos de elas".
“Bueno, Renate, en este caso hay mu-
chhas cosas que considera explicé Tho-
‘mas. “Prevost probablemente esta tra
tando de incluir en sus célculos las
diferencias que existen en las tasas tribu-
‘arias inflacién, beneficios,tasas ce cam:
bio, entre otras cosas. Probablemente
tiene opcionesde acciones y un paquete
de bonificacién que perders si viene.
¥, como sabes, Estados Unidos no tiene
un sistema de salud subvencionado ni
apoyo para la educacién. Por eso tienen
altas expectativas salariales’
“si, Thomas’, dijo Renate con imps:
ciencia,“eso lo entiendo. Pero me preo-
cupa que demasiadas personas ya estén
pidiendo mucho més de lo que el cargo
amerita, Te he dicho antes que nuestro
sistema de sueldos realmente no fun-
ciona. Todos deberian recibir la misma
remuneracién por el mismo trabajo,
go te parece?”, Se detuvo, ya que
habia introducido el tema que queria
tocar
“Sé que tienes conviceiones muy pro:
fundas en eso’, respondié Thomas, "Y
«en teoria, lo que dices tiene mucho sen-
tido, Pero hay ciertos cargos a las cue:
les estas reglas nunca seran aplicables,
sobre todo en una empresa que ocupa
una posicién como la nuestra”, Hizo una
pausa.“Quiero que investigues algo, Re
nate. Quiero que me recomiendes un
sueldo y un paquete de beneficios para
esta mujer que sean aceptables tanto
para ella como para ti”
Intuyendo que no lograrfa nada més,
Renate permitié que la conversacién pa-
sara a otros temas. No fue hasta después
del almuerzo, cuando estaban por des-
pedirse en la oficina, que Thomas volvis
a tocar el tema de Prevost, pero slo fue
para recordarle a Renate la tarea que
le habia encomendado. Le agradecié su
compaiiia y dijo:*Espero tu recomend
cidn mafiana en la tarde".Un mundo de salarios + EL CASO HBR
Qué es lo justo?
De vuelta en su oficina, Renate sacé
el expediente de Anne Prevost y reviss
los apuntes que habia tomado durante
su conversacién con Jiirgen. Repentina:
mente se dio cuenta de lo similares que
eran sus quejas a las que habla esc
chado seis meses antes, cuando el direc
or de tecnologias de la informacion de
Alemania entré como vendaval a su off
cina y amenazé con renunciar, “Acabo
de enterarme de lo que gana mi par de
Japén’, habia dicho. "Su sueldo es 50%
mayor al mio, a pesar de que hacemos
mismo trabajo. jEsto es totalmente
injusto! Hablaré con Thomas"
En privado, Anne estaba de acuerdo
con él. Pero a pesar de su incomodidad,
le explicé lo mejor que pudo que
Typware estaba abligada a pagar stel-
dos a precio de mercado.“TU has estado
fokio’, dijo. “AllA un café cus
en a el
doble que en Stuttgart. ;¥ cuatro veces
més que en Chicago!” Aun asf, casté un
buen tiempo calmarlo. Al final, recibié
tun aumento de 10%
“Las cosas nunca fueron tan compli-
cadas en Lesom’, reflexion6. Su emplea-
dor anterior tenia un régimen salarial
muy estricto, pero también generoso:
los ueldos no variaban sustancialmente
de paisa pais. Nunca se discutfa cul era
cl supuesto precio de! mercado ni qué
regiones geograficas eran las més caras.
Si-un empleado no estaba satisfecho,
simplemente se iba a otra empresa.
Typware era todo Jo contrario. Los
sueldos no estaban racionalizados en
absoluto y Renate habia observado des-
igualdades cada vez mas mayores en los
sueldos y beneficios de los ejecutivos.
Tambien descubrié que las mujeres y las
minorfas ganaban menos que sus cole-
gas hombres blancos. 2Fso también se
explicaba por fuerzas de mercado? Aun-
que Thomas habfa rectificado las des-
la idea de
valdades mas flagrante
estabilzar los sueldos generales no pa-
recta interesarle. El mercado de Typwvare
cera demasiado competitivo, argumen
taba, yla necesicad de ingresar a merca
{os intemacionales era muy importante
como para aplicar algin tipo de régi-
men salarial monolitico. Adem, segiin
suexperiencia, este tipo de sistemas sim-
plemente no funciona
Renate girdsusilla,se acomod frente
ala computadora y tecleé algunas con-
trasefies para entrar a la base de datos
de recursos humanos de Typware.
Des 4.800 empleados de la empresa,
€185%se ubicabaen Alemania yse emu
neraba le acuerdo a precios de mercado
que se entendian relativamente bien.
Pero desde 1996, Typware habia ingre-
sado agresivamente a mereados inter
nacionales, no s6lo en Francia, Espaia,
Gran Bretafia y Holanda, sino también
en América del Norte y del Sur, China,
India, Rusia, Australia y Japén. Los con
sultores que ayudaron a negociar losEL CASO HBR + Un mundo de sala
sueldos y beneficios de los empleados en
elextranjero recomendaron un conjunto
de estdndares, de acuerdo a la ubicacién
delempleado. La mayoria de los expatria-
dos recibia el equivalente de su sueldo
aleman mds la cobertura de salud en el
sistema local, ademas de las contribucio-
nes a su seguridad social y pensién en
Alemania. En la mayorfa de los casos el
sueldo era mas que suficiente, dado el
alto costo de vida de Alemania.
Sin embargo, os paquetes de compen-
sacién para algunos expatriados se ha-
‘ian vuelto cada ver mas complicados a
lo largo de los aos. Los vidticos variaban,
segin el pafs, cada caso era “especial”.
Dos atios atrés, el director de Colombia
habfa exigido un aumento de sueldo de
15% por concepto de “prima de peligro
luego de saber del intento de se-
ccuestro en contra de un expatriado que
conocfa. También pidié mas dinero para
‘que sus hijos gemelos asistieran a un co-
legio privado alemsn y contaran con un
‘guardaespaldas las 24 horas. Argumenté
‘que necesitaba més empleados domés-
ticos debido a todas las funciones socia
les que debia realizar en su casa, € hizo
notar que después de dos aiios, los au-
mentos de su sueldo base estaban por
debajo de la tasa de inflacién local. Re
nate traté de mantenerse firme, pero
‘Thomas cedi6 porque estaba ansioso de
retener a ejecutivos experimentados y
mantener la ventaja global que tanto le
habia costado ganar a Typware.
Desde entonces, daba la impresion
de que las “excepciones” para los expa-
triados iban aumentando descontrola-
damente, pese a los esfuerzos de Renate
de imponer un minimo de consisten-
cia. El director de operaciones de Mosett
habia exigido un chofer. El director re-
gional de Chicago requeria que la em-
presa pagara los estudios universitarios
de su hijo, porque en Alemania las uni-
versidades son gratuitas. Fl director de
India se quejaba de que la atencién
de salud en ese pais era insuficiente
en comparacién con los esténdares ale-
‘manes, y querfa una prima para obte-
ner atencién de primer nivel. Asf, al-
sgunos expatriados habfan aumentado
su sueldo y beneficios en més de 30%,
‘mientras que la remuneracién de otros
habia ido en descenso.
“Ahora esta norteamericana compli-
‘card las cosas aiin més’, pensaba Renate,
mientras continuaba revisando los archi
0S de sueldos de distintos ejecutivos.
Son todas buenas preguntas
‘Typware nunca habia contratado a un
ejecutivo extranjero para trabajar en la
«asa matriz. Sin ningiin precedente que
Ia guiara, Renate se sentia totalmente
perdida, No habia recurrido a una con-
sultora de reclutamiento para ayudarle
‘con esta contratacién. Con la esperanza
de que los negocios que habia hecho en
‘el pasado le harfan merecedora de un
favor, tomé el teléfono y llamé a Rainer
Barth, su contacto en la empresa consul
tora que solfa contratar.
“Hier ist Barth’, contest.
“Rainer”, empez6 Renate, “agradece-
ria mucho que me dieras unos consejos’
as6 a describir la situacién.
Rainer la escuchd, y luego emper6 a
hracerle preguntas.*:Qué tipo de plan de
jubilacién tiene en Estados Unidos?”,
“No lo sé’, respondié Renate. “La se-
guridad social estaclounidense, por su-
puesto. Y Xon probablemente contri-
buye a un plan privado",
“Ella no podra pagar las cotizaciones,
de seguridad social si viene a trabajar
aqui”, medité Rainer. “Y es posible que
no sea elegible para un plan de seguri
dad social alemén, Por lo tanto, debe.
ras ofrecerle un plan de pensiones que
le genere el mismo nivel de beneticios,
‘Ahora, zesté casada? :Tiene hijos?"
“Es divorciada y tiene dos hijos, de
siete y once ais de edad’, contest6.
“glrn a una escuela alemana?”
“Supongo que si, a menos que opte
por un colegio privado norteamericano-
alemén’ dijo Renate
“Seria gratis si entrasen a un escuela
alemana.