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Adonis Este es mi nombre (Versién definitiva) fell gf La abil Be. “Traduccién del drabe, prdlogo y notas de Federico Arbés Alianza Editorial IRVINE SULLIVAN iNGRAM | IRRARV ‘Tul oigina Hd! fra int Vessibn definitive. Beit, Dix AVAdaD, 1988. (Titulo deta primer ediiSn: Wage Baye Cram aaend Best, ir Al oda, 1971) ronnie omit ecb pg pre auc enblae raphe eos Loewen snd en eeucalanreane Anas sonia ame ‘ST QUIERE RECIBIR INFORMACION PERIODICA SOBRE LAS N {OVEDADES DE ALIANZA EDITORIAL, ENVIE UN CORREO ELECTRONICO A LA DIRECCION alianzaedivorial@anayaes 9 25 63 105 107 13 119 125 131 133 139 143, 147 155, Indice hill Prdlogo PROLOGO A LA HISTORIA DE LOS REYES DE TAIFAS BIS yb fy Jd aie sre xs mt NOMBRE rip a Eprrario paRA Nugva YORK toged eld 1L. Hasta ahora hemos dibujado la Tierra como tena pera Wh, Agu, en la cara musgosa de la roea del mundo TIL. ;Desmoronaos, estatuas de la libertad! 0. Nuua York, jer senada en el arco del vent! [ Harlers VI. Entre Harlem y Lincoln Center VIL. Nueva York, rodeo de palabras VIL. La seiona Brewing, sna griega en Nueva York 1X Walt Whitman %. Bl ato ochentacumplirk mis decocho aos Prolog «Adoni zado en los viejos mitos de Asia Menor— que a mediados del pasado siglo escogié como nombre literario el ciudadano Ali Ahmad Safd Esber, sitio de nacimiento y libanés de adopcién. Poeta, ensayista y critico, Adonis es autor de uns de las obras més ricas y complejas de la literatura drabe contemporinea: més de treinta libros en la calle, vivos y polémicos, han hecho que en los tltimos afios su nombre sea rumor constante en las listas de candidatos al Premio Nobel de Literatura. Bl lector es- pafiol dispone desde hace tiempo de algunos textos suyos tra ducidos al castellano, no numerosos pero significativos: cinco poematios y dos voliimenes de estudios criticos y ensayos. Soy conscience de que si hubiera presentado aqui a un poe- 1a francés, inglés o aleman de similares caracteristicas, el patra~ fo anterior —enunciativo y aclaratorio— hubiera resultado perfectamente innecesario, superfluo, Pero, en fin, ast funciona el canon literario occidental, que ditia Harold Bloom, zo tal vez ‘Molly? Y, sin embargo, la preocupacién por la universalidad de su esctitura es un planteamiento central que Adonis mantiene desde que en 1957 edita en Beirut su primer libro de poemas y —enrai- es el seudénimo mediverréneo y semtti 9 participa de manera muy activa en la fundacién de revistas lite- ratias de vanguardia, en la publicacién de manifiestos literarios colectivos que se esfuerzan en esbozar las Iineas maestras de una radical renovacién de la poesia érabe. Situado voluntariamente en una encrucijada de culturas literarias, Adonis parte de su co- nocimiento de la tradicién poética érabe para volverla del revés, cién formal y y correccién de lo ya publicado, en una especie de poda perié- dca, estacional, del érbol de su poesta, como él mismo dice en unos versos de Este es mi nombre: Digo y repito: mi poesia es un drbol. Y entre rama y rama, entre hoja y boja, slo la maternidad del sronco, Estos rasgos se hacen muy patentes en el libro que el lector tiene ahora entre las manos. Los tres largos poemas-que lo com- ponen, cuya escritura esté fechada entre io) se publi- V/ caron este tiltimo afio en uin solo divan con el titulo de Un tiem- (po entre la rosa y la ceniza, a cargo de la editorial beiruei Dar ‘AL‘Awda. En 1980, otra prestigiosa editorial libanesa especializa- da en literatura drabe moderna, Dar Al-Adab, lo saca de nuevo a Iacalle con el mismo t{tulo de su segundo poema, Este es mi nom- bre, y en 1988 edita la eversién definitiva» revisada por el poeta, en la que se basa la presente traduccién. He considerado conve- niente anotar en ella las diversas variantes registradas —-modifi- caciones, adiciones, supresiones—, no con la intencién de esta- blecer una edicidn critica, que aquf estaria fuera de lugar, sino para proporcionar al hipotético lector interesado motivos de re- flexién sobre las pautas de reescritura del autor, guiadas eviden- 10 temente en algunos casos por consideraciones formales y expre sivas y en otros, tal vez, por planteamientos ideolégicos 0 de simple oporcunidad histérica: por el inevitable paso del tiempo, quiero decir Porque este libro brota de su tiempo, ligado al momento histérico. En sus pomarios de los afios sesenta, Adonis se mete de Ileno en lo que podrfamos lamar una «accién escritay, una poética activa mediante la que pretende enraizar la nueva escri- tura érabe en el doble ambico culcural de la civilizacién greco- latina, mediterténea, y de la arabe pagana e islémica de la época clisica. Y, al tiempo, hacer de esa escritura «su viaj poeta, la busqueda de una expresidn radicalmence contempori- nea inserta en las principales corrientes poéticas universales del siglo xx. Quizé por ello, estructura esos poemarios como el pe- riplo de un desarraigado que recorre sin esperanza Jos lugares de la utopia —Mihyar, Odiseo, en Canciones de Mibyar el de Damasco (1961)— como el transito del cuerpo por sus mis- mas entrafias y por los mitos fundacionales —el cuerpo huma- no metamorfoseado en «érbol de Oriente» o «rosa de alquimiay en el Libro de las huidas y moudansas por los climas del dta y la no- che (1965)—, pero esa fuerte carga simbélica hace que los tex- tos se mantengan siempre en un territotio de ambigiiedad cro- nolégica, en un émbico mds bien abstracto y atemporal. Sin embargo, en el mismo inicio de la década de los setenta se produce una inf cativa, muy marcada, en los poemas y divanes publicados por Adonis: es el reflejo literario de la Naksa de 1967, la arecaida en la desgracia», el desastre de junio de ese afio crucial, cuando Israel ocupa por la fuerza mi Jitar no sélo la mayor parte de los territorios palestinos, sino también algunas regiones de Egipto, Siria y Libano. Como bien dice el profesor Pedro Martinez Montéver en el prélogo a el viaje del ul su traduecién de los Poemas politices de Nizat Kabbani (Visor, Madrid, 1975): «Bn cualquier orden y aspecto de la existencia drabe contempordnea puede hablarse, con absoluto fundamento, de "lo anterior a 1967" y de “lo posterior a 1967” como dos épocas claramente separadias, aunque desde luego no desvinculadas. En li- erature, también. Pfectivamente, la produccién literatia arabe sufte una especie de convalsidn, una brusca cesura tanto en los contenidos y planteamientos ideolégicos como en lo formal y estilistico, etapa que los historiadores y crfticos etiquetan con cl nombre de «literatura posterior a Huzairdn», es ded tura de después de Junio. En poesfa concretamente, la reaccién es inmediata, radical, y presenta casi siempre un rasgo comtin: Ja denuncia no se dirige tanto hacia el Estado expansionista de Israel y su implacable maquinaria bélica, como hacia los diti- gentes y gobiernos drabes que han hecho posible el desastre. Los textos que publican entonces algunos de los poetas consa- grados de a llamada «generacién de los afios cincuenta» —como al iraqu{ Abdel-Wahhab Al-Bayati o el sitio Nizar Kabbani— tratan de remover la conciencia de la sociedad civil 0, al me- nos, la de sus lectores, manteniendo simulténeamente un alto nivel de claboracién formal y expresiva. Por afiadidura, en 1968 se edita en Damasco la primera gran antologia de los poetas palestinos de Resistencia, que otorga plena carta de na~ turaleza a un movimiento poético que habia irrumpido unos cinco afios antes en la escené aria. El fenémeno de la nue- vva poesia palestina, importantisimo ya en s{ mismo, provoca en cadena —literaria, social y politica— en todo el mundo drabe: la produccidn poética se verd condi- cionada en el futuro, en mayor o menor medida, por la violen- ta apaticidn de los poemas wresistentes» de Mahmud Darwich / Samih Al-Késem. 12 sas la inflexién en la poesta de Adonis a la que me referia hhace un momento, que se observa claramence en este libro de 1971, ya sea con su primer iculo de Un sempo entre la rasa y la ~ ceniza o con el definitive de Este es mi nombre, afios después En sus péginas se abre paso una escritura histérica, abiercamente ideologica y critica, marcada por referencias temporales al pre- sente inmediato, a las cosas que «me» pasan, que «ter ocurren, que se «nos» vienen encima. Una escrivura que, sin embargo, no renuncia a enmarcar los poemas —como en Jos afios sesenta— cen -un vasto lienzo de tiempos, espacios, culturas que conflayen, se oponen, se contradicen, se funden. Tanto el primer poema del ibro («Prélogo 2 la historia de los Reyes de Taifas») como el se- gundo («fiste es mi nombre) son textos torrenciales que combi- rnan [os versos con tna prosa escandida y atropellada, sin apenas puntuaciin —hasta este momento, Adonis habla cuidado de modo exquisio, por lo general, la puntuacién de influencia occ dental, forzando al lector a percibir como un todo el material ico, sonoro, y las imagenes, metéforas, ideas que se des- prenden de las meras palabras. En este discurso fragmentario, entrecortado, se dibuja el contorno simbélico de la Jerusalén mest y plural o el de las ciudades drabes hist6ricas (Bagdad, ‘Damasco, Beirut, La Meca...), se desplicga la geografla atormen- tada de la Palestina ocupada en 1967 0 de la que ya pas6 a formar parte del Estado de Israel en 1948, sin remedio ni retorno: Jericé, Nazaret, Haifa... En la ciudad de Jaffa, costera y portuatia, a la ue el poeta otorga repetidamente faxgos infanties («Un nio es el vostro de Jaffa»), se concentra todo el dolor de! despojo: Tada agua es el rostro de Jaf, toda herida es el rostro de Jaffi, los millones de hombres que gritan jnol son el rosero de Jaffa Los amantes en el baleén, los amantes encadenados, los amantes que yacen en la tumba son Jaf La sangre que mana del costado del mundo es Jaffa Plantado en el centro del territorio desolado que configu- ran ambos poemas hay un hombre —un nombre— que se llama Ali, un ser nico y milciple, un hombre que responde a otros muchos nombres. En algunos pérrafos, el poeta nos sugiere la figura de Ali Ben Abu Télib, cuarto califa del Islam y primer imédn chit, en una referencia histérica cargada de sig- nificados: paradigma de martir asesinado en su lucha por la verdad y la justicia, patrén espiritual de los musulmanes chifes y de una buena parte del sufismo, de ese movimiento plural y complejo que constituye el misticismo isldmico, re- presenta también el desgarro del cisma, la desunién de la co- munidad. En otros versos, Ali es el hombre érabe —el hom- brey la mujer, quiero decir: el ser drabe concreto, individual © colectivamente considerado— aturdido y machacado por la catdstrofe del presente, por la violencia, la opresién, la muer- te, la miseria, Es el expoliado, el desterrado, el emigrante, pero también el que retorna o resiste, el combatiente palesti- no, el guerrillero. Y s, en definitiva, el primer nombre propio viel poeta Ali Ahmad Safd, antes de que el seudénimo de Ado- nis nos lo hiciera olvidar. Tal vez sea este tltimo Ali quien busca la patria comiin en Ia escritura y en Ia lengua, en la luz inextinguible de una estrella que le gufa hacia una esperanza siempre incierta: 14 Deletveo y dibujo wna estrella, uyendo de mi patria en mi patria Deletreo una estrella que mi pais dibuja cn las trazas de sus dias vencides. Gd Mi patria es esta centella, ste reldmpago en la tiniebla del porvenir. El tercer poema del libro, «Epitafio para Nueva Yorlo, es quizé un texto ejemplar de ese proceso literario mediante el cual Adonis sitda su escritura en una encrucijada miltiple de culturas y lecturas, de poscuras vitales, estéticas e ideolégicas. Con respecto a las composiciones precedentes, el territorio ahora se amplfa —si comamos como referencia el Mediverré- neo— desde el extremo Occidente al Oriente remoto. En el este, Estados Unidos: Nueva York; en el centro, el Mundo Arabe: Palestina; en el este, Vietnam: Hanoi. Otro «mapa que se despliegan en el presente, como repite el poeta. Pero en ese mapa desplegado, al lector espafiol de poesia tal vez le sor- prenda la evidencia de que tras los versos de «Epitafio para ‘Nueva York nos encontramos con una detenida lectura del Aibro Poeta en Nueva York (1929-1930), de Federico Garcla Lorca. Tenemos, en primer lugar, una serie de citas indirectas basadas en la carga surrealista de unas imagenes que «forogra- flan», como en las obras de John Dos Passos, Ja crueldad, la confusidn, la insolidaridad de la Gran Manzana, de la urbe del siglo xx por excelencia, descarnada pero atrayente, vital, desmesurada, Imagenes y motivos de «Epitafio para Nueva York» que podemos rastrear en algunos poemas de Poeta en Nueva York como, por ejemplo, «La aurora», «Grito hacia Roma», «Ciudad sin suefio», «Paisaje de la muleitud que ori 15 na», «1910 (Intermedio)»: musgo y rosas punzantes, éxido y ‘yeneno quimico; los cuatro pies de Nueva York, disparos de bala que buscan al gentio, desiertos llenos de dientes y hom- bros que soportan la carga de la muerte; fachadas, policfas, hogazas de pan y Iunas que se confunden, cajas que parecen cangrejos... Para Adonis, como para Lorca, los negros —los oprimi- dos, los marginados— y su bartio de Harlem son la fuerza vir tal que el futuro puede oponer a la ciudad devoradora e inhu- ‘mana: Habitemos el clamor negro para llenar nuestros pulmones con el aire de la historia. “Aleémonos en los ojos negros, cercados como rumba, ‘para vencer al eclipse. Viajemos en la cabeza negra para escolvar al sol que llega ‘Versos de Adonis que parecen ser una glosa intencionada y tun homenaje a estos otros de la «Oda al rey de Harlem»: Es preciso eruzar los puentes 4 llegar al rumor negro ‘para que el perfume de pubnén nos golpee las sienes con su vestido de caliente pita ) Ay Harlem! ;Ay Harlem! iy Harlem! No hay angustia comparable a tus ojos oprimidos, ‘2 tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro... au 16 No busqutis, negros, su grieta para hallar la mdscara infinita Buscad el gran sol del centro echos una pitta sumbadors. En fin, tanto Poeta en Nueva York como «Epitafio para Nue- ya York» estén divididos en diez secciones 0 cap{tulos numera- dos: en el décimo capitulo surge en ambos poemas el simbolo de Cuba, como recuperacién de Ja naturaleza encendida, del , aliento y el ritmo humanos en Lorca («Son de negros en Cuba») y en Adonis con clara resonancia politica, que se corresponde con el momento histérico de la escritura del poema: Por eso, ‘me cargo la isla de Cuba en los hombros _y pregunto en Nueva York: ;Cudndo llega Fidel Castro? Otra coincidencia natural, inevitable, es el homenaje co- smiin a Walt Whitman, el gran poeta norteamericano del siglo xx. Garcfa Lorca le dedica uno de los mejores y més expresivos poemas de su libro, la «Oda a Walt Whitman»; Adonis lo inves pela en el capitulo IX desu poema, incluyendo citas entrecomi- Iadas de algunos versos de «Canto a m{ mismo» y «Los dut- nientes», largulsimas composiciones pertenecientes a Leaves of grass (Hlojas de hierba), el torrencial y acumulativo, vario y des- igual poemario del ebardo de Norteamérica», como lo llamé su paisano y contemporéneo R. W. Emerson. Pero ya no estamos en los afi treinta, sino en los setenta: el hilo «argumentab» de este gran poema experimental que CE fe TY edhe aay candy tale abiey 5 gb OF OW J de pest Lt pl bed Gatassly pli Jert | | | | i" | (Con la mirada entre serena y angustiada, Cualquiera se despierta: Abandona a sus mujeres y a sus hos y sale levando jen... Vuelve derrotado, como smo, Se sienta en el café, Bl café est fiecos que llamamos hombres, ranas que mo puede razon estéllena de sangre y su sangre llena de cadenas?) elo pregunto a, que me dices: Desconozco la Ciencia, pero quiero especializarme en la Alquimia de los drabes. 14h 142 ~Aw NS op tke bee ted By Qian Mell Bald) Rad gp get Gp = daageall Yeldl dss ents oS Sy eiM orm fas BAS ata) 6a Se gly Leake chalh pads (IS) e1LA baal Yo - Lin of SIS Comes Gal gS) Ue ele of eee = (Spl Slee) Stell ote yale val La sefiora Brewing, una griega en Nueva York, Su casa es una 10 del Mediterrdneo Oriental, Mirtne, Niamat sanefoy... Y yo, como quien esté perdido y dice dichas, El Cairo se esparcia entre nosotros como ras. Alejandefa se trababa con la . «Ese icono bizantino...», dijo la un perfume rojo. Los se curvaba como un bastén (Medianoche del 6 de abril de 1971). Y ante la bora del retorno me desperté al alba gritando: {Nueva York! ‘Amasas con nieve a los nifios para hacer las dulces rosquillas de nuestro tiempo. Tu vox es éxido, veneno residual de la quimi Central Park offece un daboles hay figuras imy ‘Tu nombre es insomnio y asfixia ete 2 sus victimas y bajo as de cadiveres y cu Ramas desnudas al viento, camino cerrado al transetinte Me desperté al alba gritando: ;Nixon!, joudntos nifios asesinaste hoy? —xEso no tiene importancials (Calley). —«Ciertamente, eso constituye un problema, Pero, ;no es to que eso mismo reduce el mimero de los (Un general americano) rambién encmigos?n 143 144 WAS ya al) fo Cel (ee Sy gags Qa eel as Saapde ay sed sie Ue asd ‘ tee «Deeg ciily «laall J cody {Como dat al corazén de Nueva York otto tamafio? ;Acaso as! ensancha el corazén Nueva Yorks General Motors de la mueree. «CCanjearemos alos hombres por fuego'» (MeNamara). Desecan el mar donde nadan los rebeldes, y «cuando hacen de la tierra sun desierto, dicen gue eso e la pazo (Ticito). ‘Me levaneé ances del alba y desperté a Whitman, 4s ete as a9 debe Bey JS cil Eye d ale b plu all 60g cally Lolgll & Bi Oy baba. OSU Joba rahi As 1 Se pall ys Lhe es Lye Gy sll aly OS cabal Je Be pi j ol fee of be GS apy OUD gt de tat 46 los perros; para los hombres, el exterminio. WHITMAN, noe vien Manhattan, aunque vi codas as cosas: Ja luna, edscara arrojada por la ventana; el sol, naranja eléctrica. Pero de Harlem salié un camino negro a estrellarse contra el halo de tuna luna apoyada en sus propias pestafias, Del camino surgié enconces una luz sobre la extensién del asfalto. Una luz que se hhunde como la simiente al llegar a Greenwich Village, ese otzo barrio latino. Greenwich Village: es decis, Ja palabra que obtienes M48 eB gel AV ga A et tee (plas ABS gets fll Sy A! es yp Lely Gals AALS Ay ge gst) ect gh SL LCbp Spe oS Aly gl i Seg) et gl edhe si escribes la palabra AMOR y cambias la a por la B la m por la O, lao por la Z, la r por la O, POZO (Recuerdo haber exctito esto en el restaurante Viceroy, de Londres, con nada ids que tinta en los bolsllos. Crecia lentamente la noche, como el plumén de los péjaros). WHITMAN, «Bl reloj anuncia los instantess™ (Nueva York: La mujer es basura. La basura, tiempo que se vuelve cent antes» ma es Pavlov, La gente, los perros de «El reloj anuncis (Nueva York Jos experimentos... para la guerra, le guerra, a guerra) 7 Cam de Whitman: en «Canc a nl misma, 46 (Hija deeb). 149 150 toyed ol dl Ger cubes + tess Jib Gl on Sl Ge RB Aly «hae al al as bal ee es ehllly Sle ca: al ell oo OED “(dels wes Uy cdg gle telly cada DU Gel og Ile etn Jute peel gil ke op aoe gel be i bl -S dyae body JS ¢ cL RSA 3! Sy ag Se has Cees cote kell aM cll Ue NS pal ele bw Y lee Wb Fide eal Ab Aw y col ott» cocill op gpl OS) Gays OLY! asi yey cdaley SS Ble oe Will og 4 ol OW by s2 St Egil 6 pet ey am 9 Gly aay of By cal OW Lay St Ll Ge ell +El reloj anuncia los instantes» (Una car sangre de sus venas. Lée! por un nifio con la juguete no se volvié paloma. El juguete ¢s un revélver, una metmallera, un fasil... Desde la uz llega por los caminos una c y Hanoi, entre Jerusalén y el Nilo) muertos. Entre Jerusalén WHITMAN, «El reloj anuncia los instantes», pero yo veo lo que bie no viste y sé lo que tik no supister Me muevo en un drea remota de cajas que cruzan como un océano cubierto de una es un méstil con la cal cel emigransey el desterrado, elimina que esneo en el banguillos®, no queda més que un sombrero ‘que se ponen tinos desconocidos para los cielos de América! ‘Whitman, cimplase ya nuestra hora. De mis miradas hago una escalera, con mis pasos tejo una almohada. Esperaremos. El hombre muere, pero es mds duradero que la tumba. Cimplase ya nu Manhattan y el Quees Ho juntoal el Orontes en el a, Espero que corra el Volga entre que desemboque el Huang, rencle? sAcaso no desembocaba © Gia de Whicman: en Loe durin cae dy Gag gil - biel plying cam das bats : igo un estruendo, un fragor: Wall Sereety Harlem se retinen: PSL et py sled! 09) cle gS badly sw jiantanse las hojas y el trueno, el vendaval yel polvo, Cuimplase atte eee nuestra hora, Las conchas i te Jeet Lady Lyne Gp pent - eter 1 incest saa ue ae 15 ret cella piel del mundo, un sol que cambia su méscara, su destino, y solloza en un ojo negro. Ciimplase ya nuestra hora, Podemos girar més aprisa que la rueda, podemos romper el étomo y flotar en un cerebro electrénico palido o radiante, vacio 0 leno. Podemos hacer de los péjaros nuestra patria. Cimplase ‘ya nuestra hora. Hay un pequeito libro rojo que se alza, no sobre las tablas que se astillan bajo las palabras, sino sobre la madera que se ensancha y crece, la madera de le locura sabia yylaluvia que cae limpia para ser heredera del sol. Cmplase ya uestra hora. Nueva York es una roca que baja rodando porla fente del mundo, Su sonido en tutaj, en el mio: sus | ispas tianan tus miembros y los mos... Podra ver el ina, © pero zebmo convencer al tiempo para que me deje duras hasta entonces? Caimplase ya nuestra hore”, Y que flote el tiempo en el agua de esta ecuacién: Al grt ost aly in99 SS ce pest E68 ce Gd sf oak fs 25] flo d eed Bll rh GS 2b 09 (big y2 Sd by ginal op das oly Pie posed ABI ey NUEVA YORK + NUEVA YORK = La tumba o cualquier cosa que venga de la tumba. NUEVA YORK ~ NUEVA YORK = El sol. stl = Syd Dy TDA: Cimplae ys, et hacks ev ai nea hor. 152 153 vee isla gd 908 oS poy Sly U all Me els 5 te Sat weg Alda be wry ttlde G SY ee Chef 2b, SEAS Col pay (1 Sila gS ob Of sds VY Ny Bi gl cpailly cpadll ow ds Et g Ae loko sled st 2 G2. SM Se pall fo sll tay Fall Oy Sy pl Lyne falas ALLS Zl. 154 x El afio ochenta cumpliré mis dieciocho afios™. Ya lo dije antes de ahora. Lo digo y lo repito, mas nunca me oyé Beirut. Cadéves, quien hace de la piel y el Cadaver, quien se tiende como jen no habita la morfologia del cuerpo y s la misma cosa. roy no como la Por eso suprimo la Ley, para establecer en cada instante una ley. Por eso me acerco y no salgo. Salgo y no vuelvo. Y voy hacia septiembre, hacia las olas. Por eso, sme cargo la isla de Cuba en los hombros y ptegunto en Nueva York: ;Cundo llega Fidel Castro? im dea maionlidadUbanss en 1962, 156 cry Lbs ill ALS Bradeg Shc WH deere died ae hie 6 SUlh LAL aed Gig JW ll be gry cee Bg pant bee ole gH lee gly ELS Ol par ey nati Y espero entre Damasco y El Cairo, haciendo un alto en el camino... (Guevara hallé la libercad. Hundiose con ella en el echo del tiempo y durmieron. No la encontré al desperta. Entonces dejé de dormir y empezé a sofiat) Espero en Berkeley, en Beirut, en todas las demas colmenas donde todas las cosas se organizan para llegar a ser cualqui cosa. Por eso, centre un rostro que se incline hacia la marihuana llevado por la pantalla de la noche yun fostro que se inclina hacia la LBM. flanqueado en sus orillas por Xubrin® y Adonis. ubrén Jalil Kabra, ands auseo en un hospital nspyorquno en abl ‘Una déade an abi fundado en Nucra York use eLiga Lites que buena pare de locates bes emigrados aBstados Unidos, 157 aretAlls Banal wens semi ola Lb tl Sep ply tlilae Spt sia VOLe coy eBay geal od gloypalling IM llag S OLN 85 Cer ane oly Sey AV Gn Gist Al Ly SS J ES J pect Lom IL Spthieineny wide bay BY PB, Udy DY alt fot ee Saif de Nueva York como de un lecho: una estrella apagads se rompe como érboles sin espacio, aire renqueante, cruz que no recuerda las espinas. Yahora, en el carto del agua primordial, el carro de las imagenes que artolla y deja malheridos a Descartes y Aristételes, me divido entre el barrio de la Achrafiay la Biblioteca de Ras Beiruc, centre la Escuela de las Hermanas de la Caridad y la Imprenca de Hayek y Kamal, donde la escritura se hace palmera yla palmera, paloma, donde se engendran mil y una noches 160 sry sat dol op ly Gatly pth on for Ble oS Peay pA ag pe ad pe AOAVY UF 10 i= JT Ye Dy gos) y se ocultan Buzaina y Laila, donde Xamil atraviesa estepas pedregosas y nadie logra encontrar a Cais". Pero la paz sea con la rosa de las sombras y la arena, Ja paz sea con Beirut. (Nueva York, 25 de marzo / Bikfaya, 15 de mayo de 1971) (Cis Ben AL Mullah ye ctadoen nota morass dele pce omeys (nae dl siglo respctivasamadas Lala y Busing, paseon a los amanes pure

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