Está en la página 1de 2

LAS MOSCAS

Estaba siendo un buen verano. El calor no achicharraba demasiado ese ao y me permita


continuar con mis labores de escritura sin recordarme a cada instante a los millones de personas
que se encontraban en ese mismo momento disfrutando de una tarde de playa, sol y bebidas
isotnicas.
Iba de maravilla: escriba por las maanas, a la tarde consegua despus de una fresca ducha
corregir aquello en lo que haba trabajado y llegar a la noche con un buen avance de mi trabajo.
Todo iba a pedir de boca hasta que llegaron ellas. Primero fue una oscura mosca que me miraba
con unos ojos diablicos y amenazantes; no le di mucha importancia. Despus, toda una familia:
un enjambre que se meta entre mis papeles y desordenaba todo lo que yo obsesivamente
mantena ordenado, incluyendo mis ideas.
Prob de todo. Sahumerios, rosas con olores fuertes, menta en las ventanas, manzanas con clavos
de olor, todo lo que mi madre haba asegurado que funcionaba contra las moscas! Pero nada.
Hasta me atrevera a decir que cuanto ms intentaba ellas aumentaban su nmero de habitantes.
Cuando quise darme cuenta, mi trabajo haba perdido todo protagonismo en mi vida; y sta
consista en una bsqueda constante de nuevos mtodos para eliminar a mis enemigas.
Pas as todos los meses de verano y record a los millones de personas que estaban haciendo,
sin duda, algo mejor con su tiempo. No llegu a concebir la idea de comprar un matamoscas,
porque detesto el ruido y la violencia; pero en mis sueos s los vi: gigantes, capaces de eliminar
de un solo golpe decenas de miles de esos animales que estaban convirtiendo mi verano en un
infierno.
Una maana me levant, cansada ya, porque dormir era otra de las cosas que no poda hacer
ms; no tanto porque me molestaran sino por las pesadillas que venan a mi cerebro cada noche.
Fui a la cocina, dispuesta a limpiar todos los utensilios antes de utilizarlos, ritual obligatorio si eres
una persona obsesiva que est siendo aturdida por las moscas.

Cuando me sent a tomar mi caf el silencio me aturdi. No haba zumbidos ni ojos ni manchas en
la mesa. Se haban ido! Loca de contento me dispuse a continuar con el trabajo que haba
postergado durante el largo de verano. Y, al abrir mi cuaderno, ninguna idea vino a m, las moscas
me lo haban arrebatado todo. Y ahora, slo deseaba que llegara la noche; quizs, podra
encontrrmelas en sueos

También podría gustarte