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RIBIAI Amir D. Aczel Titulo original: Uranium Wars. © Amir D. Aczel, 2009. © de la traduccion: Ferran Meler, 2012. © de esta edicién: RBA Libros, S.A., 2012. Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona. rbalibros.com Primera edicién: marzo de 2012. REF.: ONFI466 ISBN: 978-84-9006-221-0 DEPOSITO LEGAL: B. §.961-2012 Queda rigurosamente prohibida sin autorizacién por escrito del editor cualquier forma de reproduccién, distribucién, comunicacién ptiblica o transformacién de esta obra, que seré sometida 2 las sanciones establecidas por Ia ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Espaiiol de Derechos Reprogrificos, www.cedro.org) si necesitan forocopiar o escanear algtin fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70/93 272.04 47). “Todos los derechos reservados. PARA DEBRA CONTENIDO Prefacio Elenco de personajes Nota sobre la nomenclatura Introducci6n: La luz cegadora 1. La fisica y el uranio 2. Tras las huellas del nticleo 4) Lise Meitner 4. El descubrimiento de Meitner-Hahn (3 Enrico Fermi 6. Los experimentos de Roma 7. Los sucesos de 1938 8. Navidades de 1938 g. La amenaza de Heisenberg to. Reaccién en cadena rz. La maquina nuclear nazi 12. Copenhague 13. La hora de la verdad 14. La construccion de la bomba 15. La decision de utilizar la bomba 16. Pruebas aportadas por una operacién de espionaje 17. La Guerra Fria x8. El futuro del uranio Il 17 23 ay; 31 43 64 ae 96 116 130 139 153 165 176 192 206 218 240 259 274 286 Agradecimientos Glosario de términos de fisica atémica Notas Bibliografia Indice onomédstico y de materias 10 307 309 311 329 oo3 PREFACIO Raro es el dia en que los medios no dan cuenta de alguna noticia importante sobre cuestiones nucleares, ya se trate de la respuesta de la comunidad internacional al programa nu- clear irani o del futuro del arsenal atomico paquistani. Al mismo tiempo, algunos politicos y cientificos conciben un futuro en el que reactores nucleares diseminados por el terri- torio de Estados Unidos generar4n la energia eléctrica que nos ayudard a superar nuestra dependencia de los combus- tibles fésiles. La energia nuclear puede ayudarnos a luchar contra el calentamiento global porque se trata de una fuente de energfa que no implica emisiones de carbono a la atmés- fera. Pero la promesa de una fuente de energia libre de emi- siones de carbono tiene como contrapartida la preocupacion que suscitan los efectos nocivos de los residuos nucleares, asi como el peligro de que ocurra otro desastre como el acaeci- do en 1986 cuando se produjo la fusién y posterior explo- sion del reactor de la planta nuclear de Chernobil, en Ucra- nia, un desastre cuyo coste en vidas humanas atin no hemos cuantificado por completo. Mientras a diario nos inundan todas estas noticias, pocos entienden qué significa esta informaci6n: {qué hacen en rea- lidad nueve mil centrifugadoras funcionando sin parar las veinticuatro horas del dia en una planta nuclear de Iran? £Qué es el uranio refinado y cémo lo producen estas maqui- nas? ¢Y cual es el poder que se halla en el interior del nacleo aI de uranio, un humilde elemento de aspecto plateado presen- te en diversos lugares del planeta, y de qué modo este ele- mento proporciona el inmenso poder destructivo que tiene una bomba atémica? La mayoria sabe que las bombas atémicas destruyeron Hiroshima y Nagasaki hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, y muchos saben también que la operacién que hizo posible la existencia de esas bombas fue el Proyecto Man- hattan. Pero muy pocos conocen la historia completa que condujo a aquella empresa colosal, es decir, como fue descu- bierto el uranio, de qué modo se investigaron sus propieda- des, y cémo una acérrima competencia entre varios grupos de cientificos que trabajaban en distintos paises nos condujo a una comprensién mds profunda del uranio. Pocos saben que es el 4tomo del elemento uranio el que experimenta el inséli- to proceso de fisién, cuando simplemente se divide en dos al recibir el impacto de una diminuta particula subatomica. Los investigadores, inmersos en una carrera frenética por comprender este proceso, observaron que la division del ato- mo de uranio libera energia tal como preveia la célebre ecua- cion E = mc? de Albert Einstein. Algin tiempo después, se planted una posibilidad atin mas misteriosa y fascinante que pronto se hizo también realidad: la posibilidad de generar una reacci6n en cadena. Cuando un némero muy elevado de 4tomos de uranio entra en fision en una reaccién en cadena esta genera una explosién nuclear. De igual manera, cuando una reaccién en cadena se mantiene bajo control, cuando la reaccién es mas modesta que una explosién, el uranio pro- duce la energia generada en una central de energia nuclear destinada a fines civiles. Nos hallamos actualmente en un momento clave a escala mundial en el cual nuestras polfticas relativas a la energia, la economia y la seguridad nacional dependen, en parte, de una comprensién profunda y rigurosa de las propiedades y 12 los usos del uranio. Y precisamente por esta razén es tan importante la historia del uranio. Nuestro actual conocimiento de los procesos nucleares, las bombas atémicas y la energia nuclear tuvo su origen en la Segunda Guerra Mundial, cuando cientificos que habian con- seguido escapar a la brutal crueldad de los nazis construye- ron la bomba atémica en Estados Unidos poco antes que sus homélogos en el Tercer Reich lograran hacerlo. La energia nuclear continué siendo polémica: por un lado, al contar con el potencial para proporcionar energia a las poblaciones civi- les y, sin embargo, ser una amenaza para el mundo cuando estados terroristas como Iran y Corea del Norte la utilizan como subterfugio para desafiar a la comunidad internacio- nal y seguir desarrollando armas atomicas. El poder de destruccién que caracteriza a las armas nu- cleares es el legado que nos ha dejado la posguerra. Antes de | la Segunda Guerra Mundial, los procesos atomicos eran una maravilla cientifica, un misterio de la naturaleza que los in- | vestigadores se esforzaban en descifrar dia y noche. Las gue- rras del uranio examina las vidas y los trabajos de aquellos cientificos que nos aportaron los conocimientos para fabri- car una bomba atémica, evaltia cuales fueron las responsa- bilidades de cada uno de ellos y explora los triunfos, asi como su fracaso, a la hora de evitar que la bomba fuera utilizada contra miles de civiles en Jap6n, un pais que por entonces estaba a punto ya de rendirse. Este libro trata también de la relacién entre las autoridades politicas de un pais‘y su comu- nidad cientifica. Todos estos son los temas que me parecen mas apasionantes sobre todo porque me han fascinado y atormentado a lo largo de toda mi vida. En la década de 1970, cuando estudiaba matematicas y fisica en la Universidad de California en Berkeley, trabajé en un laboratorio con elementos radiactivos utilizando las téc- nicas que desarrollaron algunos de los cientificos cuyas bita- 13 coras se relatan en este libro. Durante mis estudios de fisica, tuve el honor de conocer a uno de los protagonistas mas importantes de la fisica contempordnea y del descubrimien- to de la energfa nuclear: el fisico aleman y pionero en el campo de la mecanica cudntica Werner Heisenberg. Aquel encuentro cambio y reorient6 gran parte de mi pensamiento. Como joven estudiante que yo era por entonces me impre- sionaron hondamente las brillantes explicaciones sobre la mecdnica cuantica y la genialidad de Heisenberg. Si bien Heisenberg nunca hablé de su trabajo de desarro- Ilo atomico durante la guerra en Alemania, sabia que la vida de aquel hombre encantador tenia un lado oculto. Y mas de veinte afios después, en la década de 1990, empezaron a aflorar pruebas de que Heisenberg habia desempefiado una funcién destacada en el esfuerzo de guerra nazi para cons- truir una bomba atémica. A partir de entonces empezo a obsesionarme la promesa y el peligro que supone la ciencia, asi como las formas en que los gobiernos pueden manipular a los cientificos para que hagan lo que se les ordena. Otros muchos cientificos desempefiaron papeles decisi- vos en el desarrollo de la energia atomica y las armas nuclea- res. Algunos de ellos sabian con exactitud lo que estaban haciendo y no se hacian ilusiones acerca de qué podian hacer los gobiernos con su trabajo. Otros eran, tal vez, mas inge- nuos 0 estaban dispuestos a creer que iban a poder hacer oir su voz en las decisiones politicas que se tomaran. La historia que este libro narra es un relato complicado y fascinante acerca de la manera en que los cientificos descifraron un mis- terio de la naturaleza —en una intensa competencia unos con otros— y cémo los descubrimientos que hicieron les permi- tieron lanzar el proyecto mas ambicioso de investigacion y produccién de armas que hasta entonces se habia llevado a cabo: el Proyecto Manhattan, fruto de cuyos afios de trabajo fue la bomba atomica. 14 En las paginas de este libro he querido contar las aventuras cientificas de los hombres y las mujeres que desempefaron pa- peles fundamentales en la empresa extraordinaria de conocer los secretos del uranio, avances extraordinarios que les lleya- ron a descubrir los procesos de fisién y reaccién en cadena, es decir, los elementos esenciales tanto de la generacién de ener- gia atémica como de la fabricacién de bombas atémicas. Entre estos cientificos se hallaba la infatigable Lise Meitner, aquella fisica austriaca de grandes aspiraciones que, a lo largo de toda su vida, tuvo que luchar contra el sexismo y el antisemitismo. YY que, no obstante, triunfé al punto de ser la primera investi- gadora que descifré el extrafio proceso de fisién. En la historia que narramos nos acercamos a los experimentos innovadores que ideara el fisico italiano Enrico Fermi, uno de los cientificos mas versatiles del siglo xx, que crey6 haber descubierto la pro- duccién de elementos transurdnicos en su laboratorio cuando en realidad habia hecho unos descubrimientos mucho més ex- traordinarios acerca de la radiactividad y la naturaleza del 4to- mo. Estos hallazgos le llevarian a generar una reaccién en ca- dena en el subsuelo del campo de ftitbol de la Universidad de Chicago. Y a lo largo de estas paginas nos acercaremos a co- nocer también al fisico danés Niels Bohs, cuyo trabajo sobre la fisién del Atomo tuvo una importancia primordial y ejercié una influencia extraordinaria en las carreras de practicamente todos los cientificos que intervinieron en esta empresa colosal de descubrimiento. El libro describe las rivalidades, luchas abiertas, desafios y triunfos de los cientificos que trabajaron con el uranio, asi como también los conflictos que tuvieron. Su trabajo colectivo dio lugar al bombardeo de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki con bombas atémicas, abrié la Guerra Fria y fue el origen de la era atémica en la que vivimos, con los extraordinarios desaffos que produce la proliferacion de ar- mas nucleares y la expansi6n de la energia atomica como res- puesta al calentamiento global. 15 ELENCO DE PERSONAJES A. Personajes principales Enrico Fermi Fisico italiano galardonado con el Premio Nobel. Emigré a Estados Unidos y se convirti6 en el maximo experto mundial en radiacién de neutrones. En 1942 generé la pri- mera reaccién en cadena de fisién en la Universidad de Chicago. Werner Heisenberg Fisico aleman, pionero en el cam- po de la mecanica cuantica y ga- lardonado con el Premio Nobel. Participé en el infructuoso pro- yecto nazi de producir una bomba atomica. Lise Meitner Fisica austriaca de origen judo que emigr6 a Suecia y realiz6 trabajos innovadores en fisica. Otto Hahn Quimico aleman y colaborador de Meitner al que le fue concedido también el Premio Nobel. Hahn se quedé en Alemania oponiéndose en secreto tal vez a Hitler. U7 Irene Joliot-Curie Una de las hijas del matrimonio que formaron Marie y Pierre Curie. Iré- ne realiz6 un trabajo decisivo sobre los procesos del uranio y fue galar- donada con el Premio Nobel. Iréne Joliot-Curie fue la acérrima compe- tidora de Hahn y Meitner. Albert Einstein La ecuacién E = mc* lo hizo todo posible. Otto Frisch Sobrino de Lise Meitner y también fisico, ayudé a que su tfa llegara a la teoria de la fisién, y trabajé en el Proyecto Manhattan. Niels Bohr Fisico danés, galardonado con el Premio Nobel, desarrollé un modelo del atomo y llev6 a cabo un impor- tante trabajo teérico sobre la fisién; Bohr puso en relacién a muchos cientificos a través del Instituto de Copenhague. Frédéric Joliot Esposo y colaborador de Iréne Cu- rie, con quien compartié ademas un Premio Nobel. Martin Klaproth Quimico aleman descubridor del uranio. B. Personajes secundarios Paul Langevin Fisico francés colega y abnegado amigo de Marie Curie. A. Henri Becquerel Fisico francés, descubrié la radia- cién del uranio y compartié el Pre- mio Nobel con el matrimonio Ma- rie y Pierre Curie. Ettore Majorana Fisico italiano y colega de Enrico Fer- mi, desaparecié misteriosamente en 1938 antes de dar inicio la carrera por conseguir la bomba atémica. Eugéne Péligot Quimico francés que llegé a refinar més el uranio. James Chadwick Fisico inglés, Premio Nobel, descu- bridor del neutrén. Marie Curie Fisica francesa de origen polaco, ex- perta en radiactividad, fue galardo- nada con premios Nobel en diferen- tes campos. Pierre Curie Esposo de Marie y colaborador su- yo, compartié con ella su primer Nobel. Wilhelm Réntgen Fisico aleman que fue galardonado con el Premio Nobel por su descu- brimiento de los rayos X. Emest Rutherford, lord | Fisico briténico que en su trabajo so- bre la radiacién del uranio fue el pri- mero en identificar el nticleo del to- mo y sus particulas. Apadriné y guid a buena parte de la primera genera- cidn de cientificos nucleares. Obtu- vo el Premio Nobel. 18 19 Leo Szilard Fisico norteamericano de origen htingaro que fue uno de los prime- ros en entender que el uranio podia generar una reaccién en cadena y que, después de la Segunda Guerra Mundial, luch6 contra la prolifera cién de armas nucleares. John Wheeler Fisico norteamericano codescubri- dor de Ia fisién. C. Otros personajes La historia que se cuenta en estas paginas, una de las mas asombrosas de la historia de la ciencia, se extiende a lo largo de muchos afios y se interesa por el trabajo y la obra de mu- chas personas. Decidir quiénes debfan ser los personajes principales del relato fue una tarea tan delicada, obligado es reconocerlo, que conllevé cierta eleccién personal. Algunas personas, tal vez con papeles mds importantes en el drama que se desarrollé en la fisica del siglo xx, no aparecen en las listas que hemos propuesto hasta aqui pese a aparecer en la historia que contamos. A otros, en cambio, no se les mencio- na en este libro. El trabajo de estos individuos y su influencia en los acontecimientos y avances que produjeron puede que tuvieran una importancia similar, pero no se adecuan a lo que es la idea principal de la historia que queria contar. Por ejemplo, debido a razones de economia de lenguaje y tam- bién de énfasis, no me he referido a muchas de las personas que trabajaron en el Proyecto Manhattan, que viene a ser como el colof6n de la historia del uranio. En aquel proyecto intervinieron un gran numero de personas y tuve sencilla- mente que omitirlos a todos salvo a un pequefio grupo para 20 que la historia fuera clara y manejable. Edward Teller y John von Neumann, por ejemplo, fueron investigadores que de- sempefiaron papeles decisivos en el desarrollo de la bomba atémica por parte de Estados Unidos, pero su trabajo se cen- tr6 en un aspecto que no era fundamental para el tema que pretendia tratar. En consecuencia, aunque fueron figuras im- portantes, a Teller y a Von Neumann se les menciona aqui solo sucintamente. En el elenco de personajes que antes hemos mencionado figuran solo cientificos. En la exposicién de esta historia, sin embargo, intervienen también no cientificos, y de manera especial, dirigentes y politicos, militares y diplomaticos. Los principales personajes que no desarrollaron trabajo alguno como cientificos son: General Leslie Groves _| Jefe militar del Proyecto Manhattan. Franklin D. Presidente de Estados Unidos, que Roosevelt fallecié en el desempefio de sus fun- ciones el 12 de abril de 1945, antes de que finalizara la Segunda Guerra Mundial. Henry Stimson Secretario de la Guerra en la Admi- nistracién Truman. Harry Truman Presidente de Estados Unidos. Tru- man ocupé la presidencia tras la muerte de Franklin D, Roosevelt. 20 NOTA SOBRE LA NOMENCLATURA En general utilizo el término bomba atémica para denotar una bomba basada en la fisién nuclear. No es del todo co- rrecto desde un punto de vista descriptivo, porque técnica- mente lo que se divide en la fision nuclear que tiene lugar en el interior de la bomba es el niicleo del Atomo, es decir, su nucleo propiamente dicho, y no el 4tomo en su conjunto (que esta formado por niicleos rodeados de electrones). No obstante, desde un punto de vista hist6rico este es el termino utilizado y por ello decidi continuar con esta terminologia. Asimismo, a veces hablo de fisica atémica y no de fisica nu- clear, una terminologia imprecisa en el mismo sentido: la fisica atémica deberia ser un término reservado para la fisica del comportamiento que muestran series de Atomos, como el comportamiento estadistico de los 4tomos en un gas, en tan- to que la fisica nuclear es el estudio de los procesos que tie- nen lugar en el nticleo del 4tomo. Reservo principalmente el término bomba nuclear para la bomba de hidrégeno, que cronologicamente fue una invencidn posterior a la bomba atémica y consistia en una bomba basada en un proceso que conocemos con el nombre de fusién, capaz de liberar ener- gias mucho mas elevadas que el proceso de fisién, que a su vez es desencadenado en el interior de una bomba atémica. a3 INTRODUCCION LA LUZ CEGADORA El 6 de agosto de 1945, un caluroso dia de verano, amaneci6 despejado sobre Hiroshima, ciudad situada en el fértil delta agricola del rio Ota, en el sector suroccidental de la isla ja- ponesa de Honshu. A las ocho y cuarto de la mafiana, las sirenas empezaron a sonar por toda la urbe cuando se avis- taron aviones enemigos en lo alto del cielo. Luego se vio una luz cegadora que a menudo ha sido descrita como una in- mensa descarga de luz. Algunos supervivientes hablaban de una serie de destellos, luego de una explosion ensordecedora seguida de vientos fortisimos y abrasadores que no iban a amainar y que a su paso quemaban la piel y la carne de todo el mundo. En apenas cuestién de minutos, Hiroshima fue de- vorada por enormes incendios que convirtieron la ciudad en un amasijo de carne quemada, hierros retorcidos y madera carbonizada. La culpable de aquel caos fue la bomba atémica que, por primera vez, era dirigida contra la confiada poblacién civil en una ciudad de 350.000 habitantes. El artefacto habia sido construido con un raro isétopo del uranio co- nocido como uranio 235 (U*5), que durante dos afios habia sido refinado y purificado a partir del mineral de uranio en una operaci6n secreta conocida como Proyecto Manhattan. La bomba fue lanzada sobre el centro de Hiroshima desde un bombardero norteamericano llamado Enola Gay. Aquel aparato estratégico, el mds avanzado del pais, habia sido 2S construido expresamente para aquella misién. Un total de quince de estos aviones fueron equipados para poder trans- portar bombas atémicas para esta y posiblemente operacio- nes posteriores. La madrugada del 6 de agosto de 1945, el Enola Gay des- pego de la gran base norteamericana situada en Tinian —una isla del archipiélago de las Marianas— escoltado por otros dos bombarderos B-29, uno de los cuales tenia la misién de tomar fotografias del bombardeo. Después de unas seis horas de vuelo, a las ocho y cuarto de la mafiana Ilegaron a situarse sobre el cielo de Hiroshima a una altitud de 32.000 pies (unos 9.800 m). Cuando el Enola Gay estuyo justo encima del centro de la ciudad, el coronel Tibbets dio la orden y la bomba atomica, apodada «Little Boy>, fue lanzada. El Enola Gay rapidamente cambio de direccién y se alejo a toda velocidad de aquel lugar para evitar que su tripulacién se viera afectada por la radiacién. La bomba se precipit6 du- rante casi un minuto, y cuando hubo alcanzado una altura de 1.900 pies (unos 600 m), tal y como habia sido disefiada, la espoleta hizo detonar una pequefia carga explosiva conven- cional en el interior del artefacto mas grande, lo cual hizo que un trozo de uranio 235 encajara a la perfeccién dentro de un segundo trozo de uranio. Cuando esto se produjo, la masa total combinada de uranio situada en un mismo lugar superd el minimo necesario para experimentar la fisién. La fisi6n esponténea —o la division en dos— de un nimero incalcula- ble de 4tomos de uranio en una reacci6n en cadena provocé la terrible explosion. Una diminuta masa, de este modo, se conyirtié en un cantidad inmensa de energia, la cual dio lugar a la gigantesca explosién que arrasé la ciudad y supuso el inicio de la era nuclear en la que hoy vivimos. Las personas que se hallaban en un radio de 1.600 me- tros de la zona en la que se habia producido la detonacién quedaron completamente pulverizadas. En un caso, la som- 26 bra de una persona quedo grabada sobre los restos de una pared debido a la intensa radiacién. Asimismo todos los edi- ficios de esta zona concreta quedaron reducidos a polvo. Setsuko Nishimoto recordé lo ocurrido. Aquella mujer vivia en una aldea situada a varios kilémetros de la ciudad. Su esposo no tenfa ganas aquel dia de ir a trabajar. A rega- fiadientes fue a encontrarse con sus conciudadanos que ha- bfan salido en sus carros tirados por bueyes camino de Hi- roshima, donde trabajaban en la demolici6n de un edificio.* «Estaba en el lavadero de mi casa cuando ocurrié —recor- daba aquella mujer—; pensé que era el destello de un rayo, lo siguiente que recuerdo fue un ruido, un descomunal jbang! La casa qued6 en completa oscuridad. Las puertas correderas y las mamparas cayeron, hubo un tremendo golpe de viento y Ja pared se desplomé. Cuando miré hacia Hiroshima, solo vi una nube negra que se elevaba hacia el cielo».* En Hiroshima Setsuko solo vio en cualquier direccion que mirara llamas que se alzaban al cielo. Parecia que toda la ciu- dad estababa sumida en un incendio. Entonces sintid inquie- tud y preocupaci6n por su esposo, pero ajena a la intensidad de lo que acababa de ser testigo, supuso que habria sido envia- do junto con su cuadrilla a sofocar las llamas. Por la tarde una persona con un altavoz recorrié la aldea avisando a los veci- nos de que «jHiroshima ha sido completamente destruida!». Durante la noche los supervivientes de la explosién fueron evacuados a una fabrica y alli fueron atendidos por personal médico. Setsuko fue en busca de su esposo. Una «multitud de per- sonas —tal como ella recordaba mas tarde— habia quedado carbonizada y su visién era espantosa».> La gente tenia la mayor parte de sus ropas hecha jirones y quemados los cuer- pos. Tenfan el rostro tan hinchado que no se les vefan los ojos. Las manos y los pies estaban hinchados por el fuego y las quemaduras de la radiacion. Otra mujer describio a un 27 hombre tan quemado que «la piel parecfa celofan y le cafaa tiras» + Setsuko no encontré a su esposo. Pero aun en el caso de aquellas otras personas que si lograron localizar a sus fami- liares y seres queridos, el desenlace final no fue feliz. Todos sucumbieron a los efectos de la radiacién y murieron. Una semana después de la explosidn, el cuerpo de Setsuko ardia con una fiebre altisima de 41°C. Su cabello cafa con solo tocarlo. Presentaba un caso muy grave de contaminacién por radiaci6n, al igual que otras muchas personas que no se hallaban en el centro de la explosién pero que acabaron siendo afectadas por la radiacion. Algunas lograron sobrevi- vir pero sufrieron dolores atroces el resto de sus dias. Se estima que la bomba incineré a casi 150.000 personas en Hiroshima, y que, por lo menos, otras cien mil mds murie- ron a causa de las lesiones causadas por la radiacién.s Tres dias después del bombardeo de Hiroshima, Estados Unidos lanz6 una segunda bomba atémica, cuyo nombre en cédigo era «Fat Man», sobre la ciudad japonesa de Nagasa- ki. La bomba «Fat Man» era mayor que la primera y en su interior llevaba plutonio. Este segundo ataque atémico pro- voc6 75.000 victimas mortales y durante los afios posterio- res otras muchas fallecerfan a causa de la contaminacién radiactiva y el c4ncer. Se ha demostrado que la incidencia del cAncer en la pobla- cién de Hiroshima y Nagasaki esta estrecha y directamente relacionada con la cantidad total de radiacién que absorbie- ron los habitantes de estas dos ciudades, y que aumenta ra- pidamente entre las personas que estuvieron mas cerca del punto en el que se localizaron las explosiones.° Tal como el novelista Kenzaburo Oe supo expresar, las victimas que so- brevivieron a las bombas atémicas llevaron sobre sus espal- das «la carga terrible de aprender a vivir con su enfermedad y a prepararse a morir».’ 28 Hiroshima y Nagasaki mostraron al mundo el tipo de devastaci6n que la ciencia podia causar: un dispositivo com- plejo que, lanzado desde un avidn o con un misil, es capaz de borrar del mapa toda una ciudad entera. El arma era el re- sultado de un enorme avance cientifico tanto en su disefio como en su desarrollo, y marcé una profunda divergencia respecto a las bombas convencionales que habian sido utili- zadas hasta entonces y se basaban en productos quimicos. éQué fue lo que condujo a este espantoso resultado? ¢Qué precedié a la devastacién de estas dos ciudades japonesas? ¢Cual fue el papel de la ciencia? Y de qué modo un antiguo agente colorante —el mineral de uranio—, que durante siglos habia parecido benigno, se convirtié en la causa de aquella inmensa destruccion? ;Qué condujo a su transformacién en un agente con un poder explosivo incontrolado? Se han escrito otros libros sobre la construccion de la bomba atémica. Se han publicado también libros que exami- naron a fondo la decisi6n de lanzar el artefacto. Este libro sin embargo es diferente. Mi propésito en estas paginas es hacer accesible al lector la ciencia que hay detras de este singular acontecimiento. Ademas, la mayorfa de libros sobre la bom- ba atémica fueron escritos en plena Guerra Fria, cuando Es- tados Unidos se enfrentaba al imperio soviético en un juego de disuasi6n, en virtud de cuya légica quien tuviera la bomba mas grande podia disuadir al otro de usar su arsenal. Ahora que ya hemos superado ese periodo histérico, podemos pen- sar la energia nuclear de una manera distinta, esto es, no como un agente absolutamente destructivo sino como una fuente de energia que algun dia puede llegar a ser inocua, que puede satisfacer nuestra necesidad cada vez mayor de energia eléctrica para usos industriales, comerciales y domésticos, a la vez que contribuye a proteger nuestro planeta del sobreca- lentamiento. Asimismo, deberiamos aprender a controlar la fase actual de proliferacién de armas nucleares —en un mo- 29 mento como el actual en que la antigua amenaza sovi¢tica casi ha desaparecido— y asegurarnos de que hemos dejado atras para siempre el espectro del holocausto nuclear. La historia de la fisi6n nuclear es compleja e interesante. En primer lugar es preciso preguntarse por cudles fueron los equipos de cientificos que descubrieron la radiactividad y emprendieron la biisqueda de la fisi6n del 4tomo. Es preciso entender cémo los cientificos llegaron a la idea de que un 4tomo podia ser dividido y producir una gran cantidad de energia, para luego poder descifrar qué pudo haber Ilevado a que esos investigadores y pensadores consideraran que el ato- mo no era un trozo inmutable de materia, sdlido como una roca, sino mas bien algo maleable que, bajo ciertas condicio- nes idéneas, podia convertirse en una clase de entidad por completo diferente: calor, luz, electricidad 0 una onda de choque, todas ellas formas de energia. En este sentido trata- remos de saber cuél era el poder aparente del uranio antes de que fuera utilizado para fines destructivos. Trataremos de sa- ber si los cientfficos tuvieron el propésito de crear un arma apocaliptica, o si fueron simplemente titeres que se movian en un teatro politico cada vez mas grotesco. Y, en definitiva, si hubiera sido posible evitar el horror de la bomba atomica. Lo que condujo al nacimiento de la bomba atémica fue una secuencia de descubrimientos cientificos muy poco pro- bables de las propiedades de un humilde mineral grisdceo, el uranio, descubrimientos que se fueron acelerando a lo largo de un periodo de varias décadas hasta llegar a un punto cul- minante en visperas de la Segunda Guerra Mundial. 30 LA FISICA Y EL URANIO El uranio es el elemento mas pesado que se encuentra pre- sente en la naturaleza. Con un peso atomico de 238 (0 235 en el caso de la forma mas rara de este metal), el uranio es de hecho tan pesado que no puede producirse del mismo modo que los elementos ligeros. En efecto, a diferencia de muchos elementos mis ligeros, el uranio se creé en una supernova, esto es, en una formidable explosi6n estelar. Nuestro sistema solar, incluido nuestro planeta, se form6 a partir de los res- tos de estrellas que vivieron y murieron en regiones cercanas del universo. El hidrégeno y el helio que se formaron duran- te el big bang inicial se hallan en combustion en el interior de estrellas a través de un proceso nuclear que denominamos fusion, en el cual los nacleos de elementos pequefios se com- binan para crear otros mas grandes. Asi el carbono, el nitré- geno, el oxigeno y todos los elementos de la tabla periédica hasta el hierro se han producido en el interior de estrellas. Cuando muere una estrella que tiene una masa del tamafio de nuestro sol, o incluso algo mas grande, se desprende de su atmésfera y los elementos producidos por sus Ilamaradas nucleares se disipan en el espacio exterior. Millones de afios después, aquellas nubes de elementos que han sido genera- das durante la muerte de una estrella pueden condensarse como, de hecho, ocurrié cuando surgié nuestro sistema so- lar hace unos 4.500 millones de afios, y asi fue como muchos elementos de la Tierra llegaron a aparecer. Las nubes de ma- 31 teria procedentes de las supernovas se combinan con aque- llas procedentes de los restos de estrellas que murieron de manera menos violenta, y de esta forma el uranio llegé hasta nuestro entorno terrestre, El uranio por tanto existe en todas partes de nuestro pla- neta. Representa un pequefio porcentaje de rocas asi como del agua del mar. Pero qué es el uranio? La materia en nuestro universo esta formada por 4tomos que se combinan con otros 4tomos para formar las molécu- las de Jas sustancias que conocemos en nuestra vida cotidia- na como, por ejemplo, el agua (formada por dos partes de hidrégeno y una de oxigeno) o el diéxido de carbono (un atomo de carbono por cada dos atomos de oxigeno). Cada Atomo tiene una parte central, que denominamos ziicleo, El nucleo propiamente dicho es mucho, muchisimo mas peque- fio que el 4tomo en su conjunto. Si un 4tomo tuviera, por decir algo, el tamafio de un autobis, el niicleo serfa el punto de la letra «i» impresa en un articulo de un periédico que esta leyendo un pasajero que viaja en su interior.’ El nticleo es denso y contiene protones, que transportan una carga eléctrica positiva, y también alberga unos componentes Ila- mados neutrones que son neutros desde el punto de vista de su actividad eléctrica. Seguin el elemento de que se trate, variard el ntimero de protones y neutrones presentes en el interior del nucleo. El resto del 4tomo esté formado por componentes que son eléc- tricamente negativos Ilamados electrones, que orbitan el mi- cleo. Estas drbitas y el espacio vacio que ocupan dan cuenta de una gran parte del volumen del atomo. El hidrégeno es el elemento mas simple y ligero del uni- verso: su micleo consta de un solo protén. El helio es mds grande y contiene dos protones asi como dos neutrones. El hidrégeno tiene un electron que gira alrededor de su nucleo; el helio, en cambio, tiene dos. El uranio es muy pesado, ya 32 que contiene 92 protones en su niicleo junto con 146 neutro- nes, y tiene, lo que es usual en un dtomo, el mismo ntimero de electrones que de protones. Por tanto hay 92 electrones que giran alrededor del niicleo de uranio. En el atomo de uranio lo peculiar es el nimero tan grande de neutrones, que acrecienta de manera significativa el peso del tomo de uranio y hace que sea propenso a desintegrar- se. Debido precisamente a que es tan pesado y denso, y da- das las condiciones que imperan en su interior, el nticleo de uranio se desintegra lentamente y produce radiaci6n, princi- palmente en forma de particulas alfa (c:) que son nticleos de helio. En el proceso, el uranio da lugar a otros elementos radiactivos mas ligeros —que a su vez se desintegran tam- bién y emiten radiacién— hasta que, finalmente, se convier- te en plomo (no radiactivo). La unidad tipica estandar de tiempo que tarda un elemento radiactivo en desintegrarse se denomina «vida media» y es el margen temporal que tarda la mitad de la masa presente en desintegrarse en forma de radiaci6n; en este sentido, la vida media del uranio es muy larga. La mitad de cualquier cantidad de uranio 238 (U**) se acaba convirtiendo en plomo una vez transcurridos 4.470 millones de afios. La radiacién que emite el uranio produce energia térmica en las rocas que se hallan en el interior de la Tierra y este proceso contribuye en mantener el nticleo de nuestro planeta caliente; el uranio es asi responsable de una parte de la actividad geoldgica de nuestro planeta. El uranio forma compuestos naturales que tienen colores muy hermosos: amarillo brillante, un vivo color naranja, ver- de fluorescente, rojo oscuro y el negro. Estos minerales bri- llantes cautivaron la imaginacién de los artistas de la antigua Roma, que utilizaron compuestos de uranio para decorar la cerdmica y dar color al vidrio. En el cabo Posillipo, cerca de la ciudad de Napoles, se han hallado en el transcurso de dis- tintas campafias de excavaci6n arqueoldégica algunas urnas 33 de vidrio romanas en las que se habfan empleado minera- les de uranio para darles color. La historia moderna del uranio se inicia a principios del si- glo xvi cuando se produjo el importante descubrimiento de un yacimiento de plata en una zona con bafios termales en el principado aleman de Sajonia. La fiebre de la plata con- dujo a la fundaci6n de una ciudad en lo que hasta entonces habia sido un antiguo pueblo llamado Joachimsthal o San Joaquin del Valle. Aquella ciudad no tardé en convertirse en el principal centro minero de Europa, con una poblacién que superaba los veinte mil habitantes. Praga, la mayor ciudad en sus proximidades, contaba solo con cincuenta mil habitantes en aquella época. Con el tiempo, dos millones de monedas de plata, denominadas en honor de la localidad Joachimstha- ler, fueron acufiadas para la corona austro-htingara, que era la propietaria de las minas. El Joachimsthaler, cuyo nombre se fue abreviando hasta ser conocido como thaler —el tdlero imperial de plata—, goz6 de amplia aceptacién en muchos paises y dio nombre a la unidad de moneda nor- teamericana, el délar. En 1570, el emperador Maximiliano II ordenéd que se ex- plotaran las minas de Joachimsthal a fin de encontrar alli mas plata y —tal como lo esperaba— otros metales valiosos. Utilizando una tecnologia minera més avanzada, en el plazo de unos pocos afios se hallaron depésitos de bismuto y co- balto. Luego se descubrié algo extrafio. No parecia plata ni tampoco cobalto o estafio, ni cualquier otro de los metales que se extraian por entonces de las minas. Se trataba de un compuesto de color oscuro que los mineros llamaron pech- blenda, de las palabras que en alemén significan «negro» y «mineral». Nadie supo cudles eran sus propiedades, de modo 34 que no hicieron caso de lo que habian encontrado y dejaron de lado aquel metal como si fuera mera escoria del proceso de explotacién minera. Martin Heinrich Klaproth (1743-1817), apotecario de formacién, se dedicé la mayor parte de su vida a trabajar en farmacias de distintos lugares de Alemania, hasta que final- mente se establecié en Berlin. Klaproth era un hombre de rostro severo y de un cardcter exigente y puntilloso. Ademas de ser un préspero hombre de negocios, fue también un cien- tifico curioso. Su ambicién iba mucho més alla de mezclar y dispensar medicamentos, y empez6 a estudiar quimica por su cuenta. Klaproth ideé nuevos métodos de andlisis de los compuestos quimicos, lo cual Ilev6 a la fundacién del campo de la quimica analitica. Demostré tener un talento especial para tratar los minerales —los disolvia en acidos clorhidrico y sulftirico, para luego oxidarlos o calentarlos— de modo que podia determinar su composicién. Tras algunos afos aplicando los métodos que habia ideado, descubrié el cerio (un metal plateado perteneciente al grupo de las tierras ra- ras) y explicé la composicién de una serie de compuestos. El rumor de que los mineros habjan hallado en Joachims- thal un nuevo mineral extrafio lleg6 a oidos de Klaproth, y eso aviv6 su interés. Viajé hasta aquella localidad a fin de com- probar con sus propios ojos el misterioso compuesto y se llev6 consigo una muestra del material cuando regresé a su botica de Berlin. Alli sometio el compuesto a varias pruebas, atacandolo con acidos y agentes oxidantes para descubrir su naturaleza. Después de meses de arduos y a menudo frus- trantes trabajos, en 1789 consiguié dar con la mezcla co- rrecta de agentes quimicos que le permitié finalmente ex- traer de la pechblenda algo que describié como «una extra- fia clase de semimetal». Al inspeccionar el curioso compues- to que acababa de crear, determiné que se trataba del 6xido de un metal que nunca hasta entonces habia sido observado. 35 En 1781, el astrénomo inglés de origen aleman William Herschel descubri6 el planeta Urano, con cuyo nombre se evocaba al mitico dios griego. En honor al hallazgo que ha- bia hecho Herschel, Klaproth le dio el nombre de uranio a este nuevo elemento. Aquel fue un generoso tributo ya que de acuerdo con la convencién cientifica a aquel nuevo ele- mento le podia haber puesto su propio apellido, de manera que entonces se hubiera llamado klaprothium. El descubrimiento del uranio por parte de Klaproth, asi como de los otros metales que aisl6 e identific6, le hicieron ser considerado como el quimico mds grande de Alemania y uno de los mas importantes de su época. En 1810, la Universidad de Berlin creé en su honor una catedra que lleva su nombre. Tras el hallazgo realizado por Klaproth, se identificé al uranio entre los minerales que eran extraidos de las minas en muchos lugares de todo el mundo, pero los depésitos cono- cidos por entonces nunca Ilegaron a ser tan ricos como los encontrados en Joachimsthal. Si bien el uranio de regiones de Canada, Australia y el Congo superaria hoy, en pleno si- glo xxt, el de la mina de Sajonia,en la época de Klaproth se hab{fa encontrado uranio también en la regién de Cornualles en Gran Bretajia, en las montafias de Morvan en Francia, asi como en algunos lugares de Austria y Rumania. Dado que Klaproth solo habia sintetizado un 6xido del nue- vo metal —uranio combinado con oxigeno—, los quimicos anhelaban poder apreciar el metal real en su estado puro. Consideraban que lo sintetizado era un compuesto y no un elemento puro, del mismo modo que se podria notar la dife- rencia entre el polvo de un metal y el metal s6lido. Se dieron cuenta de que el metal era muy pesado y denso, pero les re- sultaba dificil aislarlo de sus compuestos presentes en la na- turaleza. En 1841, el quimico francés Eugéne Péligot utilizo 36 una potente reaccién térmica, al calentar para ello el oxido de uranio junto con potasio a fin de separar el uranio del oxigeno. Esta compleja tarea la culminé con éxito: primero convirtié el 6xido de uranio en una sal: el cloruro de uranio; luego redujo quimicamente la sal por medio del potasio. Cuando el potasio empez6 a actuar sobre la sal de uranio (porque a aquella temperatura tan alta era reactivo con el cloro en un grado mucho mayor que el uranio), Péligot de pronto vio aparecer un metal brillante. Se trataba de uranio puro. Tenia el aspecto de la plata, pero se volvia a oxidar rapidamente al entrar en contacto con el aire. A mediados del siglo xrx, los quimicos sabian de manera definitiva que se habia descubierto un elemento muy pesado, un metal. Pero quedaba atin por saber qué lugar le corres- pondia ocupar en relacién con todos los demas elementos conocidos y saber de qué modo se relacionaba con otros elementos presentes en la naturaleza. A finales del siglo xvi, los quimicos ya conocian c6mo distinguir dos grupos de sustancias: los elementos puros, como, por ejemplo, el metal de sodio, y los compuestos qui- micos, como el cloruro de sodio 0 sal comtn. Sin embargo, nadie habia encontrado todavia una respuesta que explicara cémo clasificar los elementos. Se seguia cierto método, por supuesto, a la hora de tratar las reactividades quimicas de los elementos, es decir, el modo en que se combinaban para for- mar compuestos. Luego, a lo largo del siglo xix y a medida que la quimica progres6 como disciplina cientifica, se fueron descubriendo cada vez mds compuestos quimicos nuevos y los elementos puros que se sintetizaban a partir de ellos. Pero reinaba atin un gran desorden en nuestra manera de entender los elementos, es decir, como se combinaban en el universo fisico y de qué forma se relacionaban entre si. Los quimicos fueron descubriendo algunas reglas de comportamiento —qué elementos reaccionaban con qué otros elementos— y fueron ar compilando una lista que, en 1830, contaba ya con cincuenta y cinco elementos. ¢Aquellos cincuenta y cinco eran todos los elementos del universo 0 habia otros, y en todo caso, cudntos mAs? Sin embargo, dado que atin no se entendian plenamen- te cuales eran las reglas que regian el comportamiento de los elementos, la lista no era muy significativa. Era precisa una especie de tabla en la que se organizaran todos los elemen- tos de una manera légica que reflejara y expresara las reac- ciones de unos elementos con otros. Los primeros pasos hacia una clasificacion de los elemen- tos en listas elaboradas por quimicos se dieron en 1817, cuando un quimico alemdn llamado Johann Wolfgang Dobe- reiner demostré que cuando los pesos atémicos de los ele- mentos se organizaban en orden ascendente, habia elemen- tos cuyo peso hacia que encajaran en medio entre los pesos de otros dos elementos. Por ejemplo, el estroncio (con un Peso atomico de 88) encajaba entre el calcio (cuyo peso até- mico se acercaba a 40) y el bario (cuyo peso era 137). Dobe- reiner encontr6 unos cuantos de estos tripletes de elementos y empezé a buscar grupos de otros elementos quimicos. Si bien varios quimicos se encargaron de mejorar esta idea, un quimico ruso visionario logré dar el auténtico paso adelante. Dmitri Mendeléyev (1834-1907) habia nacido en Siberia y, en 1867, obtuvo la cdtedra de Quimica en la Universidad de San Petersburgo. En 187x completé la que iba a ser su obra maestra: la tabla periédica de los elementos. Mende- léyev lleg6 a la idea de una tabla periddica al tratar de orde- nar todos los elementos conocidos segtin sus pesos atomicos y de un modo que captara de alguna manera las reactivida- des quimicas que compartian y sus propiedades fisicas simi- lares. La tabla que elaboré clasificaba todos los elementos por entonces conocidos segtin las propiedades quimicas de cada uno y de un modo que seguia el orden creciente de los pesos atémicos; asi el uranio aparecia con el peso atémico 38 mAs elevado de todos los elementos. La estructura de la tabla periédica ademéds colocaba de manera légica los elementos en grupos que se comportaban de forma similar. Asi el cloro, el flaor, el bromo y el yodo —todos ellos conocidos como elementos halégenos— fueron colocados en una misma co- lumna, ya que formaban compuestos quimicos similares (al tomar o compartir un solo electr6n, por decirlo de la manera en que hoy en dia lo entendemos). De manera similar, el so- dio, el potasio y el litio eran metales que se comportaban de formas muy parecidas (donaban cada uno de ellos un elec- trén para formar sales), Tiempo después se descubrio que la actividad quimica estaba determinada por el nimero atémi- co (el nimero de protones o de electrones que se hallan pre- sentes en el dtomo) y no por el peso atémico (que incorpora- ba el ntimero de neutrones, asi como el de protones). Incluso con estos nuevos hallazgos, las modificaciones que fue preci- so hacer en la tabla de Mendeléyev fueron minimas. Afios més tarde se afiadieron a la tabla periddica otros elementos producidos en el laboratorio cuyo peso atémico superaba al del uranio. Entre estos elementos cabe mencio- nar el plutonio, el einstenio y el mendelevio, estos dos tlti- mos elementos en honor de Albert Einstein y de Dmitri Men- deléyev, respectivamente. El uranio ocupaba un lugar privilegiado en la tabla peri- dica. El uranio es, literalmente, el elemento de otro mundo ya que se creé en el transcurso de la explosién supernova de una estrella masiva. Adems, era el tltimo elemento de la tabla periédica, al ser el mayor y el mas pesado de los ele- mentos presentes en la naturaleza. Con el nimero atémico 92, la valencia del uranio, es decir, el ntimero de electrones que comparte o cede en las reacciones quimicas es 6 0 4. Asi, cuando a través de un proceso industrial es purificado para separar sus diferentes is6topos, se hace que el uranio reac- cione con seis atomos de flior para formar un gas, el hexa- 39 fluoruro de uranio, y de este modo separarlo segun el peso utilizando una centrifugadora. El uranio puro es un metal blanco plateado muy pesado que asemeja un trozo de plomo, aunque no es tan oscuro y puede ser pulido hasta hacerlo brillar. El uranio es radiactivo y se desintegra en otros ele- mentos. Todos estos elementos, salvo el plomo —el resultado final de algunas cadenas de descomposici6n radiactiva que empiezan con el uranio—, son radiactivos. Pero qué es la ra- diacion, qué es la radiactividad y como fueron descubiertas. Nadie se dedicaba a buscar la radiacion, y el hecho de que fuera descubierta marca uno de los momentos de la his- toria de la ciencia més caracterizados por la casualidad. El descubrimiento de la radiacién tuvo lugar al anochecer del dia 8 de noviembre de 1895 en un laboratorio de la Univer- sidad de Wurzburgo, en Alemania. Wilhelm Conrad Rént- gen (1845-1923), un profesor de fisica que, por entonces, tenia cincuenta afios, se hallaba realizando un experimento rutinario con un tubo de rayos catédicos que habfa inventa- do, cuando de repente se dio cuenta de que una hoja de pa- pel tratada quimicamente y situada en un banco a varios metros de donde él estaba, brillaba ligeramente. Aquel he- cho le sorprendié. Cuando apagé la corriente eléctrica del tubo, aquel leve resplandor desaparecié también y cuando volvié a dar la luz, la hoja volvié a brillar. Entonces Réntgen tomé conciencia de que acababa de protagonizar, por pura casualidad, un descubrimiento fascinante, una luminosidad que podia ser inducida desde lejos. Supuso que unos rayos invisibles viajaban desde el tubo hasta el papel y causaban aquel resplandor. Y, después de realizar mds experimentos, Ileg6 a la conclusién de que los rayos que producian la fluo- rescencia eran capaces de penetrar determinados materiales como el papel, la madera y el tejido del cuerpo humano. Se trataba de una aplicacion técnica que iba a hacer accesibles las maravillas del cuerpo humano. Antes de aquel fortuito 40 descubrimiento, habia que abrir quirtirgicamente al paciente para mirar en su interior. R6ntgen se dio entonces cuenta de que la radiaci6n de los rayos X que acababa de descubrir iba a hacer visible el interior del cuerpo humano. Este hecho abrié grandes esperanzas en cuanto a los beneficios que po- dia traer su utilizacién en el ambito de la medicina, y de ahi el extraordinario entusiasmo con que fue acogido este in- creible progreso. R6ntgen pasd muchos meses estudiando la radiacién y descubrié que las pantallas de plomo impedian el paso de los rayos. Publicé los resultados de su estudio sobre los rayos X —un tipo de rayos que en algunos paises atin siguen llaman- dose Réntgen en su honor— en un articulo que ley6 ante la Sociedad de Fisica y Medicina de Wurzburgo en diciembre de 1895 (y que fue traducido y publicado en la revista anglo- sajona Nature en 1896). En 1901, Réntgen fue galardonado con el primero de los premios Nobel que se concederian des- de entonces en el campo de la fisica. Cientificos de todo el mundo empezaron a investigar aquel nuevo fenédmeno. Dos cuestiones interrelacionadas que preocupaban a muchos eran, en primer lugar, saber si la radiaci6n se daba en la na- turaleza y, en segundo lugar, si los compuestos naturales des- prenden una radiaci6n similar. E] matemitico francés Jules Henri Poincaré (1854-1912) no solo ley6 el articulo que acababa de publicar Réntgen, en el cual describia su descubrimiento y los experimentos he- chos con rayos X, sino que defendié aquellos hallazgos ante la Academia de Ciencias francesa en 1896. Eminentes cienti- ficos franceses quedaron maravillados por el trabajo que ha- bia llevado a cabo Réntgen. Entre ellos se hallaba el fisico Antoine Henri Becquerel (1852-1908), que habia estudiado la fosforescencia, la manera en que los objetos desprendian luz interna, como la luminosidad de las luciérnagas o de al- gunas algas. Por entonces, Becquerel estaba estudiando las 40 sales de uranio en su laboratorio y Poincaré le sugirié que si los rayos X podian provocar fluorescencia, quizds aquellas sales que brillaban en su laboratorio también emitian cierto tipo de rayos. Becquerel hizo suya la sugerencia que le habia hecho Poincaré y dedic6 varias semanas a experimentar con las sa- les de uranio. No pudo detectar ninguna luminiscencia en los compuestos. Quiso tomar algunas fotografias en el exte- rior, pero dada la inclemencia del tiempo, dejé las placas fotograficas casualmente en un armario en el que habia guardado sales de uranio. Al cabo de unos dias, sacé foto- graffas con aquellas placas y al revelarlas reparé en que ha- bia algo muy curioso: las placas salian borrosas. Tras re- flexionar sobre aquel misterio, concluyé que las rayas que hacian borrosas las fotografias tenian que haber sido causa- das por las sales de uranio. Quizds aquella era la prueba de que la sal de uranio generaba una radiacion similar a la de los rayos X. (Atin hoy se utiliza a menudo pelicula fotogra- fica para detectar la existencia de radiacién.) Becquerel pre- sent6 los resultados de sus estudios, que por entonces ya habia logrado confirmar a través de experimentos controla- dos, a sus colegas de la Academia de Ciencias francesa, y, en 1903, compartié el Premio Nobel de Fisica por su descu- brimiento compartido de la radiactividad con una pareja de cientificos que eran también matrimonio y que vivian y tra- bajaban en el otro extremo de Paris respecto al lugar donde Becquerel tenia su laboratorio. Se habia Ilegado a probar, por tanto, que la Tierra conte- nia un elemento extrafio, el uranio, que posefa la propiedad de la radiactividad. Este elemento emitia cierta radiacién que se podia detectar pero cuya naturaleza no se habia Ilega- do atin a comprender. Los cientificos se fijaron entonces el objetivo de descubrir sus misterios. 42 2 TRAS LAS HUELLAS DEL NUCLEO Marie Curie (1867-1934) nacidé en Varsovia, en el seno de una familia de profesores. Su vivo interés por la ciencia y las matematicas hicieron que Marie tuviera una intensa ambi- cién y el perseyerante impulso a estudiar y a hacerlo con brillantez. En aquella época, a las mujeres no les estaba per- mitido estudiar en las universidades de su Polonia natal. Marie trabaj6 como institutriz y, con los escasos ahorros de su trabajo, ayudé a su hermana mayor para que emigrara a Francia y estudiara medicina en la Sorbona. Después de que su hermana terminara la licenciatura y se casara, Marie, a su vez, se traslad6 a Parfs y reanudé sus estudios en la Sorbona a la edad de veinticuatro aiios; mas tarde contrajo matrimo- nio con un compafiero de curso, Pierre Curie, con quien tra- bajé en el laboratorio de un ilustre fisico francés. En 1896, los esposos Curie se enteraron de la investigacién que Henri Becquerel estaba Ilevando a cabo y decidieron estudiar el nuevo fenémeno de la radiactividad. Becquerel era a la sa- z6n un cientifico célebre, muy respetado por los fisicos de la comunidad cientifica parisina. En aquella época, Marie esta- ba buscando un tema en el que centrar su tesis doctoral de fisica mientras se recuperaba del nacimiento de su primera hija, Iréne. Pierre le propuso que el tema para la tesis podia ser la medicién exacta de los misteriosos rayos que emitian las sales de uranio con las que Becquerel habia trabajado y que atin no habian sido estudiados desde un punto de vista 43 cuantitativo. Marie se puso a trabajar y consiguié sales de uranio de la misma clase que las que habia utilizado Becque- rel. Los primeros resultados que obtuvo confirmaron las ob- servaciones de Becquerel segiin las cuales la intensidad de la radiacion producida por las sales era proporcional a la con- centracién de uranio en el compuesto. Alentada por el rapido desenlace de su primera incursién en este campo de investigacién, Marie decidié trabajar con minerales de uranio y no con sales, suponiendo que podfa avanzar mucho més si utilizaba el compuesto natural no tra- tado. De este modo centré su atenci6n en la pechblenda de Joachimsthal que Martin Klaproth habia investigado. Des- pués de trabajar con una pequeiia cantidad de pechblenda, Marie descubrié, para su sorpresa, que la emisién de rayos de este mineral era mucho mis intensa de lo que era de espe- rar por su limitado contenido de uranio. Se sentia desconcer- tada: algo extrafio hacia que hubiera una diferencia entre las mediciones que habian sido obtenidas del mineral en bruto y las que procedian de las sales de uranio puro. Y si bien tra- t6 de comprender lo que sucedia, un experimento tras otro fracasaban en el intento de dar con una raz6n que lo expli- cara. La frustracién y el enojo de no poder averiguar el mo- tivo de que hubiera aquella diferencia en los niveles de radia- cién acabaron por hacer mella en Marie. Cuando ya estaba a punto de renunciar a aquella bisque- da y abandonar por completo la investigacion de la radia- cion, de repente Ilegé a una asombrosa conclusién: el au- mento en los niveles de radiactividad se debia a pequefias cantidades de otro elemento, atin no conocido, que se halla- ba contenido en la pechblenda y que era mds radiactivo que el uranio. Pero Marie tenfa que demostrar primero esta au- daz afirmacién. Marie pididé a su esposo que la ayudara a aportar pruebas experimentales de lo que a su entender era la causa de que 44 los niveles de radiacién fueran mayores. Después de muchas semanas dedicadas a refinar y extraer compuestos quimicos del mineral en bruto, Pierre y Marie identificaron, en 1898, una mindscula cantidad de un elemento radiactivo comple- tamente nuevo, al que dieron el nombre de « El proton y el electrén fueron consideradas las particulas fundamentales en el seno del tomo que estaban eléctrica- mente cargadas, y se entendié que sus cargas son contrarias aunque de igual magnitud: el electron es negativo (por con- yencién) y el proton, positivo. Los cientificos siempre han buscado maneras de entender el universo basandose en lo que ya sabian. De este modo, el primer modelo del 4tomgy postulaba un sistema similar en su estructura a lo que se sabia acerca de las 6rbitas que los planetas describen en su transito alrededor del Sol, desde que Johannes Kepler hizo sus descubrimientos en el siglo xvu, que se aplicé al atomo, alrededor de cuyo nicleo orbita- ban los electrones. Infatigable, Rutherford observ6 que los pesos reales de los atomos a menudo eran el doble de lo que 49 en principio habfa estimado que debian ser en base a los pesos de los protones que contenfan. Un proton tiene mayor masa que un electrén, es decir, un protén pesa 1.836 electro- nes. Los pesos se dedujeron a partir del Angulo de desviaci6n que el efecto de la gravedad provocaba en un rayo de parti- culas. En 1920, Rutherford lanz6 la hipotesis de que el ni- cleo de casi todos los elementos contenia también otro tipo de particula que posefa una carga eléctrica neutra. Ruther- ford acufié el término neutron para designar esa particula que, a su juicio, poblaba el centro de los atomos, su nticleo, junto con los protones de carga positiva. Al cabo de una década, en 1932, James Chadwick descu- brid el neutrén y demostré que Rutherford estaba en lo cier- to. En base a los hallazgos realizados por Thomson, Ru- therford y Chadwick, los cientificos sabian entonces que los atomos contenian centros densos y pesados, que denomina- ban niicleos, y que los electrones giraban describiendo érbi- tas alrededor del nticleo de cada atomo, abarcando en el in- terior de esas 6rbitas el volumen de todo el atomo, el cual era mucho mayor que el del nticleo denso. Pero esta estructura planteaba un interrogante: ¢por qué los electrones no entraban en el niicleo y se combinaban con él? Si las cargas eléctricas opuestas se atraen entre sf, enton- ces ¢qué habia en el Atomo que impedfa a los electrones en- trar en el nucleo? La respuesta la dio el destacado fisico da- nés, pionero de la teoria cudntica, Niels Bohr (1885-1962) cuando elaboro un modelo més sofisticado del atomo ba- sAndose en los principios de la incipiente teoria cudntica. Niels Bohr hizo contribuciones de enorme importancia a la investigaci6n en el campo de la fisica y a las ideas fundamen- tales de la mecdnica cudntica. Niels habia nacido en-la capi- tal danesa. Su padre, Christian Bohr, fue un célebre profesor 50 de fisiologia y su madre, Ellen (Adler) Bohr, era hija del fi- nanciero D. B. Adler, el fundador del Banco Comercial de Copenhague. La pareja disfrutaba de la compaiiia de intelec- tuales y solfa invitar a muchos pensadores y cientificos. Sus dos hijos varones, Niels y Harald (quien lleg6 a ser un des- tacado matematico), crecieron asimilando ideas en medio de estimulantes conversaciones. Niels eligié la disciplina de la fisica y se convirtié en una figura destacada en ese campo, ya que fue el hombre a cuyo alrededor se consolidé una comu- nidad de fisicos que maduraron en su pensamiento cientifico y obtuvieron algunos de los resultados mas importantes en investigacién. Debido a su notoriedad, Bohr fue elegido para dirigir el Instituto de Fisica Teérica de la Universidad de Co- penhague, que en gran parte era financiado por la Funda- cién Carlsberg de la capital danesa. En 1913, Bohr elaboré un modelo del 4tomo basado en una hipotesis que, en 1900, Max Planck habfa planteado en el sentido de que la radiacién de un cuerpo negro —la energia emitida por un-cuerpo que despide luz— era absor- bida y emitida por los 4tomos, en paquetes especificos y dis- cretos que Planck denomin6 cuanta. Esta conjetura de Planck explicaba de manera inmediata los resultados experi- mentales que se habfan obtenido con una radiacién de este tipo. Bohr formulé de manera andloga su hipotesis de que los electrones en un dtomo orbitan el nticleo solo en aquellos orbitales que tienen niveles de energia «cuantificados», de- terminados de forma precisa. El electr6n, por tanto, viaja alrededor de un nacleo den- tro de una 6rbita de un determinado radio (y en consecuen- cia con un determinado nivel de energia)-y solo puede caer a otra Orbita especffica con un nivel de energia inferior y no a cualquier otra 6rbita arbitraria que pueda existir entre ellas. De esta manera Bohr acababa con la idea de que habia una continuidad entre los niveles de energia en el caso del elec- 5r tron, de la misma manera que Planck habia acabado con la idea de un continuo de niveles de energ{a en el caso de la radiacién del cuerpo negro. Tanto en un caso como en el otro, solo eran posibles niveles especificos de energia (nive- les cuantizados). Esta cuantizaci6n de las 6rbitas evita que los electrones se deslicen hacia el interior del niicleo. Cuando um electrén sal- ta de un nivel superior de energia cuantizada a otro, emite la energia correspondiente a la diferencia entre estos dos nive- les (las dos drbitas posibles) en forma de particula de luz, es decir, de un fotén. De este modo Bohr habia aplicado la teo- ria de los cuanta a la explicacion de los fenémenos observa- dos —los niveles energéticos especificos de luz— y mejor6 de una manera extraordinaria la comprensi6n de la estructu- ra del atomo. Pero, en las primeras décadas del siglo xx, atin era mucho el trabajo que quedaba por hacer y los cientificos querian descifrar el misterio del Atomo, de'la radiactividad, de Ja energia y de la masa. Y asimismo ansiaban saber de dénde provenia la materia y hacia dénde iba. Ernest Rutherford fue el primero en explicar que la radiacti- vidad era producida por la desintegracién de los 4tomos. En 1902-1903, Rutherford y Frederick Soddy analizaron la desintegracién de productos de diversos elementos radiacti- vos y determinaron que la radiactividad era causada por la descomposicién de los Atomos en el interior del elemento, y que daba lugar a un nuevo elemento. (Soddy continuaria este trabajo y més tarde se le atribuiria el descubrimiento y la explicacién de los isétopos.) En 1904, en compafifa de otro miembro de su equipo, Bertram Boltwood, Rutherford logré entender la transformacién que los elementos radiactivos experimentan y estimé las velocidades de transformacién que se daban. Los sofisticados andlisis que llevaron a cabo 52 de la radiacién obtenida del uranio demostraron que el ura- nio tenfa una radiactividad relativamente débil, que se desin- tegraba muy lentamente, a una velocidad de un miligramo por tonelada al afio. El uranio se transforma en plomo inactivo tras pasar por una cadena de elementos radiactivos, cada uno de los cuales tiene una velocidad de desintegracién caracteristico. El ura-_ nio 238 (U8) se convierte en torio 234 (Th), el cual se desintegra luego por radiacion formando el radio; luego el radio se desintegra hasta convertirse en gas rad6n, que, a su vez, da lugar al polonio. El polonio es el tiltimo elemento radiactivo antes de que se produzca el plomo. Dado que el plomo no es radiactivo, el proceso de desintegraci6n radiac- tiva se detiene con él. De cada tres toneladas de uranio refinado obtenido a par- tir del mineral en bruto, solo se obtiene un cuarto de miligra- mo de polonio y un gramo de radio. El descubrimiento de Rutherford vino a dar un nuevo apoyo a lo que el matrimo- nio Curie habia descubierto en su laboratorio, es decir, expli- caba la transicién del uranio al plomo pasando por el torio, el radio, el radén y el polonio. Lo que sucedia exactamente en el interior del nicleo de uranio seguia siendo un misterio pendiente de resolver. El trabajo decisivo para desvelar este misterio se iba a realizar en Paris. Entretanto, Pierre y Marie Curie habian continuado realizan- do con vigor sus experimentos. En 1904 habjan logrado se- parar un gramo de radio a partir de otras ocho toneladas de residuos procedentes de la mina de Joachimsthal. Por aque- llas fechas se empezaban a describir las aplicaciones del radio en medicina, y Pierre Curie colabor6 con médicos franceses en un estudio que se tradujo en la utilizacién generalizada de la diacién para el tratamiento del cancer. La «terapia Curie» 53 suponia implantar radio en los tumores con objeto de redu- cirlos. Los esposos Curie se habjan convertido en la pareja mas famosa de Francia. Marie era la primera mujer que habia ob- tenido en este pais el doctorado en ciencias y la primera en ser galardonada con el Premio Nobel. Pero aquel meritorio tra- bajo que los Curie estaban llevando a cabo en el campo pio- nero de la radiacién se vio interrumpido cuando Pierre falle- cié a causa de un accidente de trafico. Posteriormente Marie fue nombrada para ocupar la cdtedra que anteriormente ha- bia ocupado su marido en la Sorbona, y se convirtid de este modo en la primera mujer que impartié docencia en aquella institucién. En r9r0, Marie Curie publicé su tratado funda- mental sobre la radiactividad y, en 1911, fue galardonada con un segundo Premio Nobel, en esta ocasi6n de Quimica,-por los descubrimientos del polonio y el radio, asi como por su trabajo en el aislamiento de la forma pura del radio. Por entonces, la radiacién y sus efectos se habian conver- tido ya en temas de candente actualidad entre la comunidad cientifica. Por primera vez, decenas de cientificos en distin- tos paises se centraron en comprender la radiactividad y la estructura del 4tomo. Los experimentos que llevaron a cabo estos cientificos se entrelazaban de formas complicadas que trascendian las fronteras nacionales mucho mas que en cual- quier periodo anterior. El uranio y sus extraiias propiedades habian centrado la atencién de un grupo de mentes brillan- tes que se entregaron al trabajo de desvelar sus secretos. Los cientificos estaban observando cosas que ponian en tela de juicio las leyes de la fisica clasica. Desde el descubrimien- to del atomo, se habia dado por supuesto que los Atomos en la naturaleza eran inmutables e inalterables. Pero la radiac- tividad daba a entender que esta idea podia ser errénea. El 34 hecho de que el uranio emitiera radiacién y que al hacerlo se transformara como elemento —primero en radio, luego en polonio, hasta acabar convirtiéndose en plomo— indicaba que la materia era mutable. Si bien aquello podia haber jus- tificado de algtin modo a los alquimistas medievales en sus convicciones, lo cierto era que en lugar de convertir los ele- mentos en oro, la quimica contempordnea convertia el ura- nio en plomo. El proceso real de la radiacién y la transfor- macién del uranio en otros elementos atin presentaba, sin embargo, varios dilemas cientificos. De qué modo y por qué raz6n el uranio se desintegraba en otros elementos? {Qué hacia que un dtomo se transformara en otros atomos? La comunidad cientifica internacional albergaba grandes es- peranzas de que un gran congreso pudiera contribuir a sefia- lar posibles vias de solucion. Ernest Solvay (1838-1922), un industrial belga que habia amasado una gran fortuna en la industria quimica, sentia verdadera pasidn por la ciencia. En/ 914, Solvay organiz6 y financié un congreso internacional que se celebr6 en el Hotel Metropole de Bruselas (el tinico hotel del siglo x1x que toda- via se mantiene en pie en la capital belga). A aquel primer ngreso Solvay acudieron veintitin cientificos de entre los mas destacados del mundo para tratar del estudio de la radia- cién y la estructura del 4tomo. Entre los presentes se hallaban Henri Poincaré, Ernest Rutherford, Marie Curie, Paul Lange-) vin, Max Planck y, el miembro mas joven del grupo, Albert Einstein, que por entonces tenia treinta y dos afios. Las sesio-| nes del congreso condujeron a importantes colaboraciones en el Ambito atin incipiente de la teorfa cudntica, que a partir de(x925)seria desarrollada de una manera mas completa por el cientifico austriaco Erwin Schrédinger, el matematico ale- man y fisico Werner Heisenberg, el fisico inglés Paul A. M. Dirac y el fisico de origen austriaco Wolfgang Pauli. En tiltima instancia, el modelo del atomo que hoy utiliza- 55 mos se basa en la teorfa cudntica. La mecdnica cudntica par- te del postulado de que es imposible determinar al mismo tiempo la velocidad ’y Ja posicién de las particulas atomicas. Todo cuanto tenemos son conjuntos de probabilidades. para esos parametros. No siempre es posible atribuir la causa y el efecto, y todo ello atenta contra nuestra concepcién acerca de cual es la légica de la naturaleza. La imagen que la mecnica cudntica tiene del dtomo, la cual se desarrollé en la década de 1920, difiere del modelo tradicional de Bohr en el que el tomo era un sistema solar en miniatura. A diferencia de los planetas, los electrones no tie- nen posiciones bien definidas en sus érbitas en cualquier mo- mento del tiempo. Siguen reglas cudnticas que solo nos per- miten tener un conocimiento probabilistico. El principio de incertidumbre, formulado por Werner Heisenberg en 1927, nos previene de que es imposible conocerlo todo de una sola vez (la posicién y el momento lineal, 0 la posicién y la yeloci- dad, o el tiempo y la energia) con una exactitud perfecta. Y la regla en mecénica cudntica es que una particula puede estar en.un lugar determinado y en otro al mismo tiempo, no nece- sariamente aqui o allf. La realidad que describe la teoria cuantica es difusa ¢ intrinsecamente sujeta a las leyes de la indeterminacién, la incertidumbre y la probabilidad. Los cientificos reunidos en aquel primer Congreso Solvay celebrado en Bruselas reconocieron que la ecuacion de Eins- tein, segun la cual E = mc’, era el instrumento fundamental para abordar los enigmas de la radiactividad, la radiacién y la desintegraci6n atémica. Seguin la célebre formula de Eins- tein, el 4tomo, en raz6n de su masa, contenia mucha energia. La desintegracién del 4tomo_era una_manifestacién de la equivalencia postulada por Finstein\entre la masa y la ener- gia, tal como lo demostraba Ia liberacién de energia por par- te de la masa de uranio en forma de radiacién. Pero ¢qué Proceso era? Si se llegaba a comprender este proceso, enton- 56 ces la radiacion y los procesos atomicos podrian ser aprove- chados para producir cantidades enormes de energia. Lo sorprendente era que esta importante posibilidad que se abria respecto a la naturaleza del atomo —y que finalmente Ilevaria a la fabricacién de bombas nucleares y a la genera- cién de energia atomica para usos pacificos— fue apreciada ya en rgtr durante el Congreso Solvay. Con la teoria de Einstein, el uranio iba a proporcionar a partir de entonces las pistas decisivas para nuestra actual manera de entender la energia. De cada 1.000 dtomos de uranio presentes en la naturale- za, 993 son del tipo uranio 238, y tan solo siete dtomos son del tipo muy escaso conocido como uranio 235. Estos dos isotopos del uranio se comportan quimicamente de la misma manera, pero son diferentes en cuanto a las propiedades de sus nticleos. Los nticleos de ambos tipos de uranio tienen 92, protones y 92 electrones, lo cual hace que su reactividad quimica sea idéntica. Pero el uranio 238 tiene 146 neutrones en el nticleo (ademas de los 92 protones apifiados con ellos), y el uranio 235, en cambio, solo tiene 143 neutrones. Por tanto, el peso atomico del uranio 235 es inferior en tres uni- dades al del uranio 238 (el peso de tres neutrones, que es li- geramente superior al peso de tres protones, aunque es una diferencia tan pequefia que se puede despreciar). Los dos isétopos del uranio son también diferentes en cuanto a su estabilidad. El uranio 235 es mucho mas inesta- ble que el uranio 238. A cantidades iguales de uranio 235 y de uranio 238, en cualquier momento el uranio 235 tendra seis veces mas Atomos en desintegracién por descomposicién radiactiva que el uranio 238. Esta propiedad queda reflejada en la vida media de cada uno de los dos is6topos. El término «vida media» lo ideo Ernest Rutherford en 1904. Tal como ya sefialamos previamente, el ritmo de descomposi- cién radiactiva se expresa en términos porcentuales: en una 57 unidad dada de tiempo, cierto porcentaje constante de los nt- cleos de cualquier elemento radiactivo particular se desintegran a través de la radiacién. Por tanto, la cantidad de material original que esta sujeta a desintegraci6n radiactiva mengua de manera exponencial. Para comprender qué sucede en el pro- ceso de descomposicién radiactiva, basta pensar en una cuen- ta bancaria en la cual hay 200 € y suponer que el banco carga en esa cuenta una comisién del 1% mensual en concepto de mantenimiento de la cuenta. Al cabo de un mes, en Ja cuenta tendremos 99 €. Al cabo de dos meses, el banco habra carga- do otro 1% del saldo que queda en Ja cuenta respecto al pri- mer mes, es decir, 99 € x (0,01) = 0,99 €, y en la cuenta habra solo 98,01 €. Un mes después, tan solo quedaran 97,03 € y asi sucesivamente: la cantidad inicial de 100 € mengua de manera exponencial a un ritmo del 1% mensual. Este es el mismo tipo de proceso que caracteriza la desin- tegraciOn radiactiva. La pregunta que Rutherford habia planteado consistfa en saber cuanto tarda exactamente la mitad de la cantidad original de materia en descomponerse. O si recurriéramos a la analogia con el dinero, ;cudntos me- ses tardaremos en quedarnos solo con 50 € en la cuenta? En el ejemplo de la cuenta bancaria, la respuesta es 69 meses, es decir, cinco afios y nueve meses. Asi, la vida media de nues- tra cuenta es de 69 meses.’ Una medida como es la vida media se puede utilizar para comparar elementos radiactivos ea base»a su ritmo de des- composicién, que esta en general relacionado con la intensi- dad de la radiacién emitida, y es una medida de la inestabili- dad del nicleo. Elementos con vidas medias de corta duracién son més inestables que los que tienen vidas medias mas pro- longadas, y emiten tadiacién de una mayor intensidad (por- que sus nticleos sé descomponen de manera ms répida, y por tanto emiten més radiaci6n en cuanto a un niimero dado de Atomos en una unidad de tiempo determinada). La vida media del uranio 238 es de unos 4.500 millones de afios. Se trata de un isétopo del uranio que se descompo- ne de forma lenta. En cambio, el uranio 235 tiene una vida media de solo 700 millones de afios. El torio 232 es un ele- mento que se descompone atin més lentamente que el ura- nio 238, ya que su vida media es de 14.000 millones de afios. En todo el intervalo de tiempo desde que la Tierra se formé hace 4.500 millones de afios, solo uno de cada seis 4tomos de torio 232 se haf descompuesto.* Pero muchos elementos tienen vidas medias mas cortas que el uranio 23 5, y se descomponen en cuestidn de centena- res y no de millones de afios; otros tienen vidas medias de solo un afio y existen elementos cuyas vidas medias se con- tabilizan en meses, dias y, en algunos casos, incluso en se- gundos. Por ejemplo, la vida media del radio 226, un isoto- po del radio que fue descubierto por los esposos Curie, es de 1.620 afios. Dado que la frecuencia de cambio es rapida comparada con la de Ja Tierra, los cientificos se dieron cuen- ta de que el radio debia ser. creado constantemente o de lo contrario en la actualidad ya no existiria. Esta reposicién continua se realiza.a través de la descomposici6n del uranio. El polonio tiene una vida media atin mds corta. En efecto, si bien el polonio cuenta con toda una serie de is6topos, el que tiene una vida mas prolongada es el polonio 209, cuya vida media es de cien afios. El francio, por ejemplo, un ele- mento que fue descubierto por la fisica francesa Marguerite Perey y al que se le puso ese nombre en honor de su pais na- tal, tiene una vida aun mas breve. El isotopo que menos dura, el francio 223, tiene una vida media de solo 21 minutos.” En el Congreso Solvay de t911, Marie Curie, dada la noto- riedad que habia adquirido gracias a su investigaci6n de la radiactividad, llev6 la batuta en muchos debates. Pero mien- 59 tras permanecia en Bruselas, en Paris surgia el escandalo. Un periédico francés publicé las cartas de amor que habfan intercambiado supuestamente Marie Curie y un colega suyo investigador, Paul Langevin (1872-1946). La indignacién publica siguié a la revelacién de aquella supuesta aventura amorosa. Sectores de la prensa gala acusaron a Marie de ser extranjera, judia —algo que en realidad no era— y de des- trozar un hogar. Las acusaciones antisemitas recordaban a las que una década y media antes habian protagonizado el «caso Dreyfus» (en el que un oficial de origen judio fue con- denado injustamente a una pena de carcel por espionaje). Ya en rgir se habia orquestado una campaiia de desprestigio contra Marie para frustrar su ingreso como miembro de la Academia de Ciencias francesa y a punto estuvo de malograr su segunda nominaci6n para el Nobel. El 4 de noviembre de r911, precisamente cuando Curie y Langevin regresaban a Paris, el periédico francés Le Journal escribia: «Les feux du radium, qui rayonnent si mystérieuse- ment sur tout ce qui les environne, nous réservaient une sur- prise; |...] ils viennent d’allumer un incendie dans le cceur d'un des savants qui étudient leur action avec ténacité; et la femme et les enfants de ce savant sont en larmes» (Los fulgo- res del radio, que tan misteriosamente se infiltran en todo lo que nos rodea, nos tenian reservada una sorpresa; [...] aca- ban de prender un incendio en el coraz6n de uno de los cien- tificos'que estudian con tenacidad su accidn, mientras la es- posa y los hijos de este cientifico no dejan de llorar...). Marie Curie y Langevin por separado procuraron desaparecer de la luz piiblica hasta que el escdndalo se olvidara. El asunto Langevin provocé un cambio en las actividades de investigacién en el laboratorio de los Curie y el estallido de la Primera Guerra Mundial vino ademas a interrumpir sus trabajos cuando muchos cientificos fueron destinados a acti- vidades relacionadas con aquel conflicto. Marie Curie, por 60 ejemplo, trabaj6 a fondo para equipar hospitales de campo moyiles y crear mas de doscientos enclaves que disponian de equipos de rayos X. Utiliz6 el dinero que recibié de su se- gundo Premio Nobel para financiar a otros investigadores, asi como también el Instituto del Radio en la Universidad de Paris, donde volvié a trabajar después de la guerra. Su hija Iréne, que con el tiempo Ilegarfa a realizar sus propios gran- des descubrimientos sobre la radiactividad, se incorporé al laboratorio en 1918. A partir de 1922, Marie centré sus in- vestigaciones en el campo de la quimica de las sustancias radiactivas y en las aplicaciones de la radiacion en el campo de la medicina. Las investigaciones que Marie Curie y su hija llevaban a cabo requerian disponer de radio, que se obtenia de la desin- tegracién del uranio. Pero el radio, debido a su concentracién extremadamente baja en la pechblenda, asi como los muchos pasos quimicos que era preciso seguir para su extraccin, se habia convertido en la sustancia mas preciada del mundo. El gramo de radio alcanz6 un valor de 750.000 francos de oro (7,7 millones de euros actuales). El mundo de los negocios entr6 en el mercado potencial del mineral de uranio, que al principio se producia a partir de los minerales extraidos en la zona de Bohemia en dos fa- bricas francesas, las cuales disfrutaron de un efimero mono- polio. Pero luego el gobierno austrohiingaro prohibié la ex- portaci6n del mineral y construy6 una fabrica para producir radio en Joachimsthal, junto a la que producian compuestos de color de uranio. Los austriacos se habian planteado como meta crear su propio monopolio, pero dada la existencia de minas en Gran Bretafia, Francia y Portugal, no lo lograron: en 1913, Estados Unidos entré en el mercado global del ura- nio. En busca del radio para la investigaci6n y sus aplicacio- nes en medicina, los productores norteamericanos abrieron en el estado de Colorado nuevas minas ricas en ese metal. La 61 extraccién de radio del mineral de uranio se realizaba en Pensilvania y la Ilevaba a cabo la empresa Standard Chemi- cal Company de Pittsburgh, que en trece afios, hasta 1926, puso en el mercado un total de 200 gramos de radio y 600 to- neladas de uranio. Practicamente la mitad del radio fue a parar a hospitales y el resto se utiliz6, por ejemplo, como pintura luminosa con la que se decoraban las esferas de los relojes de pulsera. Durante casi diez afios, la produccién estadounidense copé la mayor parte del mercado del radio y el uranio. En- tonces los belgas hicieron un importante descubrimiento en Africa, que dio lugar a notables cambios. En 1915, un explo- rador que realizaba prospecciones en la localidad de Shinko- lobwe, en el Congo belga, hallé un depdsito de pechblenda y de otros minerales de uranio cuya calidad era mejor que la de las minas en explotaci6n hasta entonces, y que ademas tenia unas reservas muy superiores. La empresa belga Union Mi- niére du Haut Katanga, que explotaba los ricos yacimientos de cobre y cobalto de esta regién, mantuvo aquel descubri- miento en secreto. Una vez terminada la Primera Guerra Mundial, se procedié a construir una fabrica en la localidad de Olen, cerca de Amberes, y al cabo de siete afios se anuncié publicamente que la planta habia producido su primer gra- mo de radio, levantandose de este modo el secreto sobre aquel yacimiento. La produccién de radio por la empresa belga era tan grande como bajos eran sus costos, un hecho que acabo por convencer a la norteamericana Standard Che- mical para retirarse del mercado. A partir de entonces la Union Miniére disfruté de una situacién de casi monopolio que le permitié dictar el precio del radio. El Congo sigue siendo hoy un importante productor de mineral de uranio. A pesar de aquella creciente disponibilidad de minerales de uranio, a la familia Curie, asi como a otros cientificos europeos, todavia les era dificil obtenerlos. El gobierno fran- 62 cés tampoco era de gran utilidad en lo que a la financiacion del trabajo de Marie Curie se refiere, ya que la cientifica te- nia que dedicar gran parte de su tiempo a conseguir fondos con los que mantener la actividad de su instituto. La familia Curie y sus colaboradores, sin embargo, hicieron avanzar de manera extraordinaria nuestra comprensién del fenémeno de la radiactividad, descubrieron nuevos elementos radiacti- vos e hicieron aportaciones importantes a la medicina al arrojar luz sobre el hecho de que el radio, debido a su ra- diactividad, podia utilizarse en el tratamiento del cancer para destruir las células malignas de los tejidos. A otros in- vestigadores les iba a corresponder entonces la continuacion de este trabajo de exploracién de los misterios de la radia- cién. Una joven mujer austriaca iba a desempefiar un papel decisivo en la ulterior ampliacion de nuestros conocimientos sobre la radiactividad. LISE MEITNER Tres afios antes de que Wilhelm Réntgen protagonizara su descubrimiento revolucionario de los rayos X en 1895, una nifia con gran capacidad de esfuerzo y extraordinario talen- to obtenia a sus catorce afios la graduacién en una escuela femenina de Viena. Aquella joven tuvo que luchar para en- trar en un mundo como el de la fisica, que por aque! enton- ces estaba dominado por hombres, y con el tiempo se con- virtié en una investigadora y una especialista en fisica te6rica. Lise Meitner (1878-1968) nacié en el seno de una familia judia laica que vivia en el distrito segundo de la capi- tal austriaca, el antiguo ghetto cuyos muros habia mandado derribar el emperador ilustrado José II algunos afios antes. A Lise le encantaba la misica y tenia un talento extraordinario para las matemiticas y las ciencias, pero en Austria a finales del siglo x1x, las muchachas dejaban la escuela a los catorce afios y les esperaba el matrimonio y ocuparse del hogar. Lise ansiaba seguir un camino diferente. Le apasionaba la fisica, pero sus padres no querian ni ofr hablar de que prosi- guiera sus estudios en ese campo, puesto que, en el Imperio austrohtingaro, no les estaba permitido a las mujeres estu- diar fisica ni cualquier otra ciencia, y ademds solo contaba con un puiiado de fisicos profesionales. Profundamente des- ilusionada, Lise siguio con sumisa obediencia el consejo que le dio su padre, quien ejercfa como abogado, y se matriculé en un programa de tres afios que le permitirfa obtener un 64 diploma para ensefiar francés. De este modo se inicié un periodo que més tarde la propia Lise calificarfa como sus «nueve afios perdidos». Lise era una joven menuda y muy esbelta, de ojos oscuros (ue a menudo tenfan una expresién ausente. A pesar de su fpariencia juyenil, era mas madura que sus compajieras de |i misma edad, debido a su interés por las ciencias, que la llevaba a leer con voracidad libros de quimica, fisica y mate- Miticas en su tiempo libre. Cuando en 1895 el descubrimiento de Réntgen revolu- tiond la comunidad cientifica, y a este siguié el hallazgo de la radiaci6n de uranio por Becquerel en 1896, una Lise Meitner de dieciocho afios decidié que su camino en la vida iba a ser el estudio de la radiactividad. Nada podia dete- terla, estaba decidida, ni sus padres ni una sociedad que no permitia la presencia de mujeres en la universidad. Cuando cumplié los veintitin afios, la legislacién austriaca habia empezado a cambiar y ya permitia a las mujeres seguir cier- (os estudios universitarios. Para recuperar el tiempo perdi- ilo, el padre de Lise le busc6 un profesor particular y al vabo de un par de afios de intenso trabajo, la joven Meitner estuvo en condiciones de abordar los estudios que los mu- thachos realizaban en el gymnasium, la institucién acadé- tnica donde se impartia la ensefianza media. En rgor, unos Mmeses antes de cumplir los veintitin afios, aquella joven Ile- ti de ambiciones —y cinco afios mayor que el resto de jé- yenes de su curso— se matriculé en la Universidad de Vie- fi para comenzar a prepararse en la que iba a ser una bvillante carrera en fisica. Kin parte porque era mayor que el resto de estudiantes y 1 parte porque era una mujer que trataba de competir en. ln mundo cientifico que en gran medida estaba dominado por hombres, Lise desarroll6 una auténtica obstinacién por acar buenas notas y descollar. Estudiaba a todas horas y 65 dedicaba hasta veinticinco horas a la semana a asistir a las clases y a trabajar en los laboratorios.' Meitner estudi fisica, quimica, botanica y matematicas, y trabajaba hasta el agotamiento. Por suerte tenia la clase de calculo a primera hora de la mafiana, cuando aun estaba plenamente despierta y era capaz de prestar mucha atencién a las clases. El profesor que impartia el curso de c4lculo no tardé en darse cuenta de que tenfa una estudiante excelente y asigné a Meitner algunas tareas especiales, que a su juicio iban a ser todo un reto para ella y la alentarian a ir mas alla de los materiales mas comunes que impartia en clase. Para poner a prueba las habilidades de Meitner, un dia aquel profesor le pidié que leyera un articulo que habia es- crito un matematico italiano y que buscara un error que este habfa cometido. Luego le propuso a Meitner que publicara las conclusiones a que habja llegado. Pero ella se negé a ha- cerlo. La incomodaba la idea de publicar algo que no consi- deraba plenamente suyo, ya que su profesor de calculo sabia previamente que en aquel articulo habia un error y luego le habia propuesto a ella que lo descubriera. Sin lugar a dudas, el prestigio iba a ser para el profesor. Este incidente, sin em- bargo, pone de relieve cual era el caracter moral y el talante ético de Lise Meitner, una persona que a lo largo de toda su vida siguid unos estrictos cédigos de comportamiento profe- sional que ella misma se habia impuesto. Cuando tenia la im- presién de que un resultado cientffico, ni que fuera solo en parte, era compartido con alguien mas, insistia siempre en que a esa persona le fuesen también reconocidos en pie de igual- dad sus méritos. Por desgracia, las personas con las que tra- bajo mas tarde a lo largo de su carrera a veces no supieron corresponder como era debido a la cortesia profesional con la que ella les traté. El curso de fisica al que Meitner asistfa lo impartia Franz Exner, un amigo de Wilhelm Réntgen muy interesado en la 66 radiacion y la radiactividad. Exner habia ayudado a que los esposos Curie obtuvicran pechblenda de las minas de Joachimsthal y ellos, a cambio, le habian enviado pequefias cantidades de radio. A Exner le correspondia el mérito de ha- ber hecho de Viena un centro de la investigacion de la radiac- tividad en las primeras décadas del siglo xx. El curso de intro- ducci6n a la fisica y aquel entusiasta profesor convencieron atin mas si cabe a Lise de que querfa dedicarse a ese campo. En su segundo afio en la facultad, Lise Meitner estuvo bajo la influencia de un fisico atin mas excepcional si cabe, Ludwig Boltzmann (1844-1906), el célebre pionero de la mecdnica estadistica, la termodindmica, la teoria cinética y la teoria atomica. Lise consideraba que las clases de Boltz- mann eran las mas hermosas y emocionantes, de manera que organiz6 sus horarios para poder asistir a todos los cursos de fisica que él impartia. Boltzmann estaba favorablemente predispuesto a aceptar la presencia de mujeres en las ciencias, y era consciente de la intensa discriminacién a la que estaban sometidas. Hacia ya algunos afios que el profesor habia contrafdo matrimonio con una joven, Henriette von Aigentler, y la habia ayudado a luchar contra prejuicios similares cuando le fue denegado el permiso para que pudiera asistir como oyente a los cursos que se impartian en la universidad.* Boltzmann la ayudé a denunciar aquella injusta decisién y, por todo ello, acogié con satisfaccién a una Lise Meitner Ilena de ambiciones. Con el tiempo, Meitner conocié a la esposa de Boltzmann y compartieron sus experiencias como mujeres que habjan lu- chado teniéndolo casi todo en contra para estudiar la carre- ra de fisica. La mecdnica estadistica de Boltzmann, una rama de la fi- sica teorica, se basa en la premisa de que los métodos esta- disticos pueden explicar el comportamiento colectivo de am- plios conjuntos de atomos no visibles. En un escrito cientifi- 67 co que publicé en 1870, Boltzmann habia demostrado de qué modo la aplicacién de la teorfa matemAtica de probabi- lidades junto con las leyes de la mecdnica permitfa explicar el intercambio de energia tal como se formulaba en la segun- da ley de la termodinamica. Ademas, él mismo ideé una ecuaci6n para el cambio de distribucién de la energia entre los 4tomos en colisién. De una manera mas amplia y gene- ral, concluy6 que aquellos fendmenos que eran estados de cambio o de fluctuaci6n se podian explicar utilizando la teo- ria de probabilidades y las propiedades colectivas de los ato- mos constituyentes e invisibles. Quienes criticaban a Boltzmann, sin embargo, se nega- ban a creer en un fenédmeno o una entidad que no pudiera ser vista y observada. A lo largo de toda su vida Boltzmann tuvo que defender sus teorfas y sufrié perfodos de depresion debidos, quiza, al rechazo con el que fueron acogidas sus ideas por parte de los profesionales que dominaban el pano- rama de la fisica en el periodo que precedié al cambio de siglo. Los estudiantes, en cambio, le adoraban. Boltzmann era un profesor carismatico que hacia que quienes le escu- chaban pusieran en tela de juicio las creencias convenciona- les y abrieran sus mentes al maravilloso mundo de la fisica. El descubrimiento de la radiactividad y el de la existencia de particulas mucho més pequefias que los 4tomos potencia- ron la aceptaci6n de la teorfa atémica y, de este modo, los descubrimientos que se realizaron a lo largo de los primeros aiios del siglo xx vinieron a reforzar las conclusiones a las que habfa llegado Boltzmann. Las profundas repercusiones de su revolucionario trabajo en el Ambito de la fisica, asi como su filosofia de la naturaleza, continuaron guiando a Lise Meitner a lo largo de toda su carrera y ejercieron una determinante influencia en su pensamiento. En 1905, después de terminar sus estudios en la Universi- dad de Viena, Lise Meitner emprendié su proyecto de tesis 68 doctoral. Como Boltzmann por aquella época se hallaba en California, Lise escogié trabajar con quien habia sido su pri- mer profesor de fisica, Franz Exner. Meitner desarrollé un proyecto mas experimental que teérico sobre todo porque sus estudios anteriores se habian limitado al Ambito exclusi- vo de la fisica teorica y ahora queria tener experiencia en el trabajo de laboratorio a fin de completar su formacién y preparacién. En su tesis doctoral, Meitner descubrié que las leyes de Maxwell del electromagnetismo podian aplicarse también a la conduccién del calor. La tesis doctoral, que lleva por titu- lo «Conduccién del calor en sdlidos inhomogéneos», expo- iia los resultados te6ricos que Lise obtuvo de su trabajo ex- perimental, en el que dejé en suspension gotitas de mercurio en un medio formado por moléculas grasas, y se procedié a medir la conduccién del calor a través de esta sustancia me- diante una serie de termémetros. Este complejo proyecto de investigaci6n le permiti6 a Meitner ejercitarse en el uso de disefios experimentales muy activos, que se convertirian en el sello distintivo de su trabajo futuro sobre la radiactividad. lin diciembre de r905, Meitner defendio su tesis doctoral y, en 1906, pasé a ser la segunda mujer que habia obtenido el doctorado en la Universidad de Viena. Meitner se enfrenté entonces a la dificil situacién que su- {ria cualquier mujer que, en aquella época, se dedicara a la ciencia: las probabilidades que tenfa de encontrar un puesto (le trabajo en su campo eran francamente muy reducidas. lise estaba al corriente del trabajo que Marie Curie llevaba a cabo en Paris y decidié escribirle con objeto de explorar la posibilidad de conseguir un empleo en su laboratorio. Por ilesgracia, esa oportunidad no se present6 ya que no habia iingtin puesto vacante y a esa primera decepcién la siguie- ron después otras. Con el fin de no tener que dejar por com- pleto la fisica, Meitner acepté un trabajo como profesora en 69 una escuela femenina para el que estaba sobrecualificada. Pero, por la noche, seguia con su tarea de investigacién en los laboratorios de fisica de la universidad. En el afio 1906 Meitner centré su atencién en el estudio de la radiactividad. Los descubrimientos ampliamente divul- gados ya de los esposos Curie y un curso que habia realizado sobre radiactividad sirvieron para estimular el interés de Lise en este campo, y asi empez6 a realizar experimentos sobre la radiaci6n en el instituto de fisica de Boltzmann. El primer experimento que Meitner Ilev6 a cabo consistié en medir los niveles de absorcién de las particulas tanto alfa como beta por parte de laminas muy delgadas hechas de di- ferentes clases de metales. En el otofio de aquel aio, el instituto de fisica y la univer- sidad entera quedaron conmocionados al saberse que Boltz- mann se habia suicidado a los sesenta y dos afios. La comu- nidad fisica traté de sobreponerse a la tragedia: algunos creian que la salud mental de Boltzmann se habia resentido de la gran resistencia que sus ideas habian suscitado entre la generacién mds veterana de fisicos; otros, en cambio, solo pensaron que estaba enfermo. La pérdida de Boltzmann afecté de manera muy especial a Lise Meitner, porque en el profesor ella vefa a un tutor amigo, una persona que le brin- daba apoyo y entendia sus ambiciones de convertirse en fisi- ca pesar del prejuicio que imperaba contra las mujeres. La muerte de Boltzmann vino a fortalecer atin mas su convic- cién de seguir luchando por aquello en lo que creia.+ El instituto de Boltzmann en la Universidad de Viena paso a ser dirigido durante un tiempo por un joven cientifi- co, Stefan Meyer, que estaba también interesado en la ra- diactividad y habia realizado algunos experimentos con Meitner. Meyer habia investigado las propiedades de los pri- meros elementos radiactivos que habfan sido descubiertos por el matrimonio Curie en Paris y por su amigo el quimico 70 y fisico también francés André-Louis Debierne: el polonio, el radio y el actinio. En realidad, Meyer habia descubierto que la radiacién beta estaba formada por particulas de carga ne- sativa, un hallazgo que también ha sido atribuido al cientifi- co francés Henri Becquerel y al fisico aleman Friedrich Gie- sel. Mas tarde Becquerel demostré que estas particulas de carga negativa eran electrones. Lise Meitner retomé entonces su anterior trabajo con Meyer sobre la radiactividad. El ntimero de elementos ra- diactivos conocidos segufa creciendo y habia un gran interés por el enigma que la radiacién habia suscitado en todo el mundo cientifico. ¢Qué era la radiacién? ¢Qué hacia que un clemento fuera radiactivo? ;Cudl era la naturaleza de la ra- diactividad, y de qué modo afecta a los otros elementos? Se trataba de cuestiones importantes, porque parecian ser la clave que iba a permitir descifrar el misterio de la constitu- cién de toda la materia del universo. El unico equipo necesa- rio en aquella época para investigar la radiacion era un apa- rato que media el nivel de radiactividad. Adin faltaban algunos afios para que Hans Geiger inven- tara el contador de radiactividad que hoy conocemos como «contador Geiger» y los ffsicos tanto en Viena como en otros lugares utilizaban un aparato més primitivo, el ele pio, para detectar y medir la radiacién. Este aparato consis- tia en una hoja de pan de oro muy fina unida a una varilla de metal con la que formaba un determinado Angulo, y colo- cado todo ello dentro de un tubo de vidrio leno de gas bien sellado, La varita metalica se prolongaba hasta el exterior del tubo, y de este modo podia recibir una carga eléctrica de una fuente externa. La carga eléctrica hacia que la hoja de pan de oro se retirara de la seccién de la varilla que estaba en el interior del tubo, ya que las cargas del mismo signo se repelen mutuamente. Pero cuando el tubo se colocaba cerca de una fuente radiactiva, la radiaci6n (particulas alfa carga- 7 das positivamente o particulas beta cargadas negativamente) ionizaba el gas en el interior del tubo. La ionizacién del gas afectaba a la hoja de pan de oro, y de este modo proporcio- naba una estimacién rudimentaria de la intensidad de la ra- diaci6n. En el otofio de 1906, Lise Meitner utilizé el electroscopio en investigaciones sobre la absorcién de las particulas alfa por parte de laminas de diferentes metales, un estudio que habia empezado mucho antes. Una serie de fisicos estaban interesados en este problema y querfan saber si las particulas alfa eran solo absorbidas por los metales bombardeados 0 si algunas de las particulas salian despedidas. Tal como ya se indic6 con anterioridad, tanto Ernest Rutherford como Ma- rie Curie habian aportado pruebas de la dispersién de las particulas alfa, pero estas conclusiones eran puestas en tela de juicio por otros cientificos que pensaban que ningun rayo alfa salia nunca rebotado, y que no habia dispersion sino nicamente absorcion. Esta cuestién era importante, ya que la respuesta que se diera podia arrojar luz tanto sobre la estructura de las parti- culas alfa propiamente dichas como sobre la constitucién de los dtomos en las laminas de metal que eran bombardeadas por las particulas. Los resultados experimentales que Mcit- ner obtuvo coincidian con los que habian alcanzado Marie Curie y Rutherford, y de este modo confirmaban que ciertas particulas alfa en realidad se dispersaban. De hecho, lleg6 incluso a descubrir que el valor de la dispersién era propor- cional a la masa atémica de los metales que eran bombar- deados. Esto significaba que los metales pesados —aquellos que tenian nucleos mas masivos (mas grandes)— eran los que causaban una mayor dispersion de las particulas de la radia- _ cién. En junio de 1907, Meitner publico este resultado en la principal revista de fisica que se editaba en aleman, la Physi- kalische Zeitschrift. 72 Después del éxito cosechado con este trabajo experimen- (al, Meitner todavia tenia la impresién de que, ademas de ensenar en la escuela y realizar algin trabajo de laboratorio en la universidad fuera de los horarios habituales, no se ha- bia labrado un futuro en Viena como profesional de la fisica. (a capital austriaca ofrecia pocas expectativas para una jo- ven licenciada en fisica con ambiciones que ya habia hecho ‘lgunas aportaciones en el Ambito de la investigacion de la tadiactividad. Ademas, a Lise la entristecfa depender toda- via econdémicamente de sus padres, puesto que su sueldo como profesora no era siquiera suficiente para satisfacer sus modestas necesidades vitales. Hacia el final del verano de 1907, pidio a sus padres dinero para viajar a Berlin, donde sabia que las ciencias fisicas eran un campo importante de estudio en la universidad. Confiaba en poder pasar algan tiempo en ln capital alemana aprendiendo nuevos métodos y asimilan- do nuevas ideas. Lise agradecié que sus padres aceptaran darle algin dinero mas para el viaje y partié hacia Berlin aquel mes de septiembre.’ Berlin en 1907 era uno de los principales centros del mun- dlo en lo que a las ciencias exactas se referia, pero era también un lugar en el que la carrera académica estaba dominada por hombres. Lise Meitner le pidié a Max Planck, el gran fisico le la Universidad Friedrich Wilhelm y descubridor del quan- (wm, si podia asistir como oyente a sus clases, Planck se mostré cortés y educado, y Ia invité a su casa. Entonces le pregunté por qué raz6n, dado que ya tenia un doctorado, queria asistir a sus clases. Meitner le respondié que trataba de mejorar sus conocimientos de fisica y el fisico aleman dejo entonces aquel tema sin insistir mas en él. Lise, como es légico, supuso que, en consecuencia, Planck no te- nia ningtin interés en ayudarla. En aquella época, circulaban diferentes opiniones entre los profesores universitarios acer- ea del potencial de las mujeres para desempefiarse bien en el 73 campo de las ciencias: algunos crefan que las mujeres podian hacerlo, mientras que otros se aferraban atin al prejuicio tra- dicional de que la ciencia era una actividad exclusivamente para hombres. Las opiniones de Planck probablemente se situaban en algun punto intermedio entre aquellos dos ex- tremos. Este pensaba que solo debfa permitirse el acceso a las ciencias a aquellas mujeres que tuvieran realmente talen- to, pero no a las que tenfan menores capacidades. Aunque Meitner no lo entendiera en aquel momento, Planck habia sabido reconocer su excelencia, tal como era evidente por su condicién de doctora y por su preparacion, asi como por sus. publicaciones, y de hecho le complacié que Meitner asistiera a sus clases.® Hacia los tltimos dias del mes de septiembre, Meitner co- nocié a Otto Hahn (1879-1968) y los dos hallaron que tenian en comtin un gran interés por la investigacién de la radiacti- vidad. Hahn era quimico y carecia de los conocimientos de fisica y de matemAticas necesarios para entender de manera cabal el fenédmeno de la radiactividad; en cambio, Meitner estaba principalmente formada en fisica y ciencias exactas, y solo tenia algunas nociones de quimica. De manera que sus conocimientos y destrezas se complementaban, lo cual ofre- cia posibilidades para una buena colaboracién entre los dos enel Area de interseccién de la fisica y la quimica, es decir, en el estudio del comportamiento de los elementos radiactivos. Hahn trabajaba por entonces en el departamento de quimica de la universidad y fue él quien presenté a Meitner al director del departamento, que, generosamente, le ofrecid a Lise la oportunidad de trabajar también alli. Una vez obtenido un puesto de investigadora en la Uni- versidad de Berlin, Meitner tuvo entonces que hacer frente a un ambiente académico en Alemania caracterizado por el sexismo y la xenofobia. Aquel nombramiento sin preceden- tes de Meitner —el hecho de que se concediera a una mujer 74 judia de origen austriaco un puesto de investigacidn en una \niversidad alemana de primer nivel— generé una gran hos- lilidad. Por consiguiente, fue marginada por los principales luboratorios de esta institucién, y se le dej6 como lugar de trabajo un taller de carpinteria recién reconvertido que se hallaba en el sétane del edificio. A Meitner, ademas, le impi- dicron asistir a cualquiera de las clases que se daban en los pisos de arriba. Pero a pesar de estas condiciones de trabajo vergonzosas y degradantes, Meitner medro. Siempre mantuvo una vision positiva de la vida y tuvo el talento para trabar nuevas amis- tades y mantener amigos para toda la vida. Trabajadora y fable, Lise Meitner cautivé a sus colegas mas cercanos y, en cuestién de unos pocos afios, entre sus admiradores se con- taba Niels Bohr, quien entonces traté activamente de contra- tarla para su pujante laboratorio en Copenhague. Pero Meitner cligié quedarse en Berlin. En la universidad se habfa asociado con Otto Hahn, y los dos cientificos parti- cipaban intensamente en un gran proyecto de investigacién, ln proyecto que prometia alcanzar resultados decisivos para el estudio de la naturaleza de la radiactividad y la estructura del atomo. Su objetivo era nada menos que desvelar los se- cretos de la radiacién y explicar los cambios internos que se producfan en los elementos como consecuencia de la radia- cién externa que emitian. La suya fue una sorprendente alianza profesional entre un joven atractivo y patriota aleman y una atractiva y brillante mujer judia extranjera; y asimismo fue como unos fortuitos esponsales entre la fisica y la quimica. Para trabajar con Meitner, Hahn tenia que bajar al s6tano desde su espacioso despacho situado en los pisos de arriba, de manera que los dos pudieran llevar a cabo los experimentos en equipo. Los dos cientfficos trabajaron juntos durante muchas y largas jornadas. Pese a la atracci6n mutua mas que evidente 75 que sentian el uno por el otro, nunca intimaron. Cuando al- morzaban juntos, lo hacfan siempre en el laboratorio. El rit- mo al que publicaba aquella pareja era prodigioso al punto que no tardaron en establecer toda una obra sobre la radia- cin, es decir, fueron la segunda generacién que alcanzaba resultados ampliamente aceptados después de los obtenidos por el matrimonio Curie. Sus articulos llevaban los nombres y apellidos de los dos. En diciembre de 1908, después de que Meitner y Hahn llevaran cierto tiempo trabajando juntos, Ernest Rutherford paso por Berlin en su viaje de regreso desde Suecia, donde acababa de recibir el Premio Nobel, camino de Manchester en Inglaterra. Le presentaron a los dos jévenes cientificos que por aquel entonces seguian adelante con el trabajo pio- nero que Rutherford habia iniciado sobre el uranio. Pero cuando el Premio Nobel estreché la mano de Meitner, cuyo nombre completo habja sin lugar a dudas visto y leido en los articulos publicados, le dijo: «Ah, crefa que era usted un hombre», y acto seguido le dio la espalda y departié con Hahn, dejando que Meitner acompaiiara a la sefiora Ruther- ford de compras por Berlin. 76 4 EL DESCUBRIMIENTO DE MEITNER-HAHN Hl 23 de octubre de 1912, jel gobierno aleman inauguré el Instituto Kaiser Wilhelm de Quimica, situado en un barrio tesidencial del suroeste de Berlin. Alli el campo principal de investigacion era la quimica y durante décadas sus investiga- (lores mas destacados fueron alemanes. En Alemania, tanto la lisica experimental como la fisica teérica se hallaban muy por (letras de la quimica en cuanto a prestigio. Aunque la Primera Guerra Mundial probé lo utiles que eran los rayos X de Rént- jen para comprobar las fracturas de huesos y localizar las halas alojadas en los cuerpos de los soldados heridos, la fisica (eorica continué siendo considerada una disciplina humilde. EI nuevo instituto, situado en un barrio de calles arbola- das con parques en los que cientificos y universitarios podian pascar mientras debatian sobre sus ideas, habia sido conce- hido tomando como modelo la Universidad de Oxford. Otto Hahn se convirtié en un miembro experimentado del institu- to y le fue asignado un sueldo considerable. Estas circuns- lancias le permitieron pensar en contraer matrimonio y for- mar una familia, y no tard6 en casarse con Edith Junghans, lina joven que habia conocido en 1911." El destino de Lise Meitner cambié por completo-cuando {ue inaugurado el nuevo instituto, ya que se convirtié en una eolaboradora fundamental en el laboratorio que compar- tia con Hahn y que acabaria por llevar el nombre de los dos: ¢| Laboratorio Hahn-Meitner. Si bien ascendié hacia el nivel TF superior en la escala salarial, la remuneracién que percibia estaba muy por debajo de la de Hahn. Gracias a la entrada de ingresos adicionales, su situaci6n econdémica mejoré en comparacién con la del personal que ganaba solo el sueldo del instituto. Algunos aiios antes, Hahn descubrié un ele- mento muy radiactivo, un isotopo radiactivo intermedio del torio al que puso el nombre de «mesotorio». La intensidad de los rayos gamma que desprendia esta nueva fuente con- virtieron al mesotorio en un buen substituto del radio en medicina. A partir de 1913 y a lo largo de 1914, Hahn reci- bid mas de 100.000 marcos como retribuci6n por una canti- dad de este elemento que habia purificado en su laboratorio, y le dio cerca de una décima parte de esa cantidad a Meitner, que habia colaborado con él en este proyecto.* El Laboratorio Hahn-Meitner constaba de cuatro espa- ciosas salas en la planta baja del ala norte del edificio del Instituto Kaiser Wilhelm de Quimica. Ambos cientificos se encargaban de mantener las dependencias de su laboratorio excepcionalmente limpias, aunque la ciencia de aquella épo- ca todavia no habia llegado a comprender de manera cabal los riesgos que la radiactividad representaba para la salud. A lo largo de la segunda década del siglo xx, raro era el dia en que una multitud de fisicos no trabajara tratando de entender la naturaleza de la radiactividad en laboratorios repartidos por toda Europa. En aquella época ya se habian completado los experimentos con tipos de radiacion que eran faciles de detectar. Por entonces buena parte de la in- vestigacion se centraba en entender por qué ciertos elemen- tos desprendian energia y qué era lo-que tenian en comtin los diversos elementos radiactivos que los fisicos habian descubierto y puesto un nombre. Transcurrieron varias dé- cadas antes de que todas las lineas de investigacién de aquel misterio condujeran a los investigadores de nuevo a centrar- se en el uranio. De momento, poco a poco los indicios y las 78 pistas del misterio iban apareciendo de manera fragmenta- ria en Europa. En 1912, Hahn y Meitner emprendieron una ambiciosa iniciativa de investigacién. En 1899, el quimico francés An- dré-Louis Debierne habia aislado un nuevo elemento radiac- tivo obtenido a partir de la pechblenda y al que habia dado el nombre de actinio, de la raiz griega actinos, que significa rayo. Este elemento, cuyo numero es 89 y tiene una masa atomica de 227, es similar en cuanto a su actividad quimica al titanio y al torio, y es extremadamente radiactivo, hasta el extremo de que es r50 veces mas potente que una fuente de radiacion como es el radio. El actinio emite particulas beta y alfa, lo que significa que su radiactividad consiste en nucleos de helio y electrones, y su vida media es de unos 22 afios. Hahn y Meitner querfan saber de dénde provenia el actinio. La primera pregunta a la que los cientfficos se enfrentaban en el laboratorio cuando estudiaban un elemento era si aquel elemento se hallaba presente en la naturaleza o era un pro- ducto secundario de otro elemento. Como el actinio habia sido sintetizado a partir de la pechblenda, Hahn y Meitner sostenian que derivaba del uranio y que debjia de haber al- lin elemento intermediario. La pareja de investigadores es- taba buscando el

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