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swcrano de 1995 un pequeiio grupo de maestros del estado de Missouri se ron durante un seminario de tres semanas, Uno de los participantes era blanca, maestra de primero de primaria en una ciudad pequefta a oes de St. Louis. Por primera vez en la historia de esa ciudad grandes e. de afroamericanos estaban mudandose a la comunidad y, por ende, Gs asistian a lo que antes eran clases exctusivamente de blancos. Otro ste era un hombre negro que se estaba especializando en estudios ericanos, Tras optar por convertirse en maestro de secundaria para tha herencia cultural que tanto valoraba, estaba resuelto a mantener el He capacitaci6n que habia conformado su identidad. El grupo también Ta subdirectora del departamento de matemiticas de una universidad een la zona central de Missouri, que habia impartido clases de re= ven las que se ayudaba a pensar y Yazonar matematicamente a nifios npre reprobaban 6 que apenas pasaban matemiticas. Los resultados de Peron notables; quienes legaron para cursar carreras técnicas de dos dicron cuenta de que tenfan la capacidad de convertirse en fisicos, qut nieros, Los asistentes al seminario eran una mezcolanza: maestros sn preparatorias y de arte yciencias sociales en secundarias, Lo que ten ente seminario sobre educacién multicultural era nuestro compro- on capacitar a todos los estudiantes, com la justicia social y con la educt ‘pro de una democracia revitalizada e incluyente facios Unidlos esta suscitindose un cambio epistémico. Se ests prestan- ‘atencién con toda raz6n— 2 los militaristas de derecha y a fa pre- ide los Hamamientos divisivos y alarmantes al aistamiento y los privile- sales, Muchos grupos nos estén pidiendo alcjarnos del pluralismo y la dud: los grupos de derecha que se oponen al feminismo y a Ia justicia minora raciales, asf como los liberales que sostienen que las acciones 's han tenido éxito 0 que tin enfoque constante en la diversidad es un he ya no nos podemos dar o una fuerza que se ha vuelto peligrosamente ma Los ataques a la accién afirmativa, la aposiciOn a una inclusion cons: de la mujer y la gente de color en todos los aspectos de la vida estaduni- S estin alimentados no s6lo por la derecha sino por izquierdistas hastiay fas pugnas dela politica de coalicién, de encontrar maneras para que Prapos verdaderamente diversos trabajen juntos dentro de las instituciones forjar y aplicar programas en comunidades, escuelas y negocios, bien bay muchas personas que se oponen al feminismo y a las acciomes Seas, eanbién hay gente en el pats que asin se siente muy comprometida boos sie ¥R61060 con la diversidad, la democracia y el respeto a todos los pucblos. Dentro de este ‘grupo, que incluye a maestros que deciden dedicar tres semanas de sus vaca- ciones de verano a estudiar educacién multicultural, existe un compromiso sos- tenido con el seguimiento a la labor de inclusion; entender cada vez mis clara- mente las barreras econémicas, politicas y culturales a la justicia social y comprender cémo podemos compartir verdaderamente el poder y pasar de tuna simple eritica a estrategias para edificar y trasformar las escuelas, los sis temas econémicos y la vida comunitatia En este horizonte, en la realidad de un cambio epistémico, la obra de Peter McLaren adquiere importancia. La izquierda cultural y los nuevos movimien- tos sociales critican al capitalismo y su efecto en la comunidad porque son par tidarios de la nueva derecha dentro de Europa y Estados Unidos. Tanto en la derecha como en la izquierda esté surgiendo un llamado a la comunidad, una critica al capitalismo y un intento por encontrar estructuras y valores que nos ayuden a vivir bien, Dado cl disputado terreno de qué es la comunidad, la Ix bor de McLaren es esencial porque nos ayuda a comprender y dilucidar las di versas dimensiones de las tareas que enfrentamos como educadores, deseu briendo con nuestros estudiantes la naturaleza de las injusticias que conforman nuestra vida, verdaderamente viendo, determinando y fomentando los proce- sos de la subjetividad emancipatoria y la identidad grupal. Las escuelas son si tios clave en la evocacidn de una cultura de capacidad, y MeLaren nos ayuda a comprender tanto lo imperioso como lo complejo de esta labor: ‘La obra de McLaren es valiosa por tres razones. En primer lugar, expresa las ‘maneras como el posfordismo afecta y trasforma la educacién en Estados Unit dos. Nos ayuda a ver de qué forma nuestro trabajo como educadores est re ssultando afectado por la desigualdad creciente en el acceso a los recursos vie liosos y por una mayor division de clases en Estados Unidos y en el resto del ‘mundo, Por otra parte, no sélo dirige nuestra atencién hacia las formas de re- presin y opresién sino que analiza tambien los sitios de resistencia, los movi micntos mediante los cuales estudiantes, trabajadores y comunidades crean y mantienen formas de identidad individual y grupal que desafian los dictados de una economia de consumo. Por iiltimo, McLaren aborda la tarea monu- ‘mental de la solidaridad entre grupos marginados. Nos ayuda a seconocer las diferencias en las formas de opresién y resistencia que experimentan las muje- res y los distintos grapos raciales, asi como el diferente enfoque de quienes tie- nen que ver con asuntos ambientales, quienes subrayan los aspectos de clase; y ‘quienes destacan las cuestiones relacionadas con las discapacidades. McLaren ‘se mantiene fiel a un andlisis critico de la manera cn que verdadcramente po- demos combatir estas diferencias. Partimos de nuestra identidad particular, pero mediante el proceso de comprenderla de forma critica y de interactuar con personas de otros estratos sociales, cambiamos, ampliamos y tasformamos nuestra identidad como mujeres. como gente de color, como miembros de di- ferentes estratos sociales. McLaren nos ayuda a comprender qué se requiere para crear cst exructura co Es en este cil de critica ‘apremiante educadores. tra visién, p ‘mos hacer a vision. Prim y mantener! ‘ma, en su in =20L060 sar para crear estructuras de solidaridad y responsabilidad que, a diferencia de la Ssimictura comunitaria de la nueva derecha, no dependan de la homogenize. - mentalmente necesario subrayar este punto. ca acre rtadanos autonomos que puedan clegirconforme:t ta mods has combinaciones étnicas que deseamos para recompaner BUESTa identidad. Si combinatronteras de la einicidad se traslapan y matizan feciprocaments, 2% dis ascverar que las identidades pluralizadas ¢ hibrdizadas 9 pce que estin de la misma manera al alcance de todos Jos ciudadanos (Hicks, 1991). dae ache a que la extraificacion por clase, raza y genero, a come las Ti: rate Sones objetivas y las decisiones histéricas, restringen las op tiene la obligacién evidente de haceiles frente. En el avance phuralizador ezar a ser una sociedad con diversidad de voces la democracia neolibe- eon frecuencia ha sucumbido a una recolonizacién del multiculturalismo, desafiar los supuestos ideolégicos en torno a la diferencia que se en- fen las actuales iniciativas de acciones antiafirmativas y de “reforma” 1a de asistencia social. En este sentido, la gente de color aiin se ubica ajo del umbral de la candidatura a ser indluida en el derecho universal odeterminacién y se la interpola como exiliados de la ciudladania esta- se. Después de todo, por ser una minoria cada vex més reducida, los se estin asustando, conscientes de su propia vulnerabilidad, y erigen. de disposiciones sociales mientras atin ticnen el poder para hacerlo. Gitlin (195.233) seiala: cersia republicana sobre el hombre blanco es a forma mis potente de politica idad en nuesiro tiempo: una curba de hombres que resienten (y exayeran) tre clive no s6lo en ciertos sectores del mercado laboral, sino en casa, en la reek "pla cocina, yen la cultura, Su temor y aborrecimiento es, en parte, un panico fren triunfos relativos de la mujer y las minorias en una economia que Ia gente vive fun juego donde nadie gana, en cl cual os beneficios que se suman para tn grt ve que se restan de otro. IY éxa es la politica de identidad! Bsos hombres blan- fue proclaman ser merecedores de un trato ajeno al colo, se identifican con su her~ Inés que con su esposa, hermanas minorias. “supuesto, uno de los grupos mis odiados entre los pobres, aqui en las tie: “surefias, son los trabajadores que migran de México. Estercotipados como scuentes emigrados",* se han convertido en el objeto de xenofobia por ex: \cia, Ron Prince, uno de los arquitectos de la propuesta 187, coment6: ‘extranjeros ilegales son una categoria de delincuente, no una categoria de €inico” (citado en Gémez-Petia, 1996-67). Guillermo Gomez Peiia (1996: ‘comenta cémo los estaclunidenses blancos consideran que fas fronteras im- 's provocan una cris muchos estadunidenses la frontera ha dejado de impedir que el caos y la crisis se {uzcan silenciosamente (el origen de la crisis y el caos de cierta manera siempre se liza afuera). La peor pesadillafinalmente esta volviéndose realidad, Estados Uniclos ‘no es una extensi6n ficticia de Europa o el suburbio saludable que imagind el guio- Ssta de Lassie. Rapidamente se esti convirtiendo en tna enorme zona fronteriza, en wna fad Ifbrida, en tna raza mestiza y, 10 peor, todo ello mientras el fterte olor a en- Gladas satura el aire, y el ritmo de las quebraditas impregna cl ambiente. a proceso de “mexicanizaci6n” ha sembraclo el miedo en el corazén de los ew tadunidenses que consideran este hecho inevitable como una realidad po- + *Crimmegeanis” [T] INTRODUCCION 10N u ¥ Bighorn hasta a obstinada. Y este miedo se exacerba det a los medios de informacién, 4) “el caucasismo describe, desde la batalla del rfo nncia de cultura. Es el in- antes. Como seiiala Gémez-Pefia z no una cultura, sino precisamente Ia ausencia oes eee ee! lo tanto, aterrotizante, de elaborar una identidad basada en. ses 88 pox que no se puede retener, lo) resolver. Se desp. bro sigue la labor de los multiculturalistas eriticos dad, se los convierte (ra el multicultus into los ataques conservadores cont ticu sae liberales de éste; es mos, en mi opinion, simplemente rem ' ideologfas conservadoras y neoliberales bajo la tapa discursiva d {d. Al emprender este proyecto, intenté modestamente proponer ijogiacritien que atienda una forma de hibridismo poscolonial j to que el concepto de hibridismo se ha utilizado como arma podero- ‘contrarrestar los intentos fundamentalizados «le crear formas de iden- icas” (McLaren, 1995). Sin embargo, Goco Fusco nos recuerda que, “con demasiada frecuencia. .. la celebracién pos: hibricismo ae ha interpretado como seal de que ya no hace f .e por las politicas de representacién ¢ intercambio cultural. Gon fa integracionista de los altos sesenta y com Dad ibridismos son. le odio que se desat6 entre la poblacién blanca después dle la manifestacién contra la propuesta 187 en East Los Angeles en 1904, Las di mensiones de la multitud —alrededor de 100 mil manifestantes, segiin algunos céleulos~ infundié tal temor de un planeta “moreno” que muchos angelinos blancos se manifestaron fervorosamente contra la inmigracién. El excesivo le diferencia” que se ha derivado del fenémeni mn-ha ge- nerado una especie de fibrilacién de iad —un temblor divagante mbamiento de la identidad— semos a caer en Ia ret6rica tropoitaa de hibridismo y el bibrdismo poscolonal. Mientras e tirice de 159) se “aractriza por un se Pridismo poncolonia et mare jos chupasangres lel sistema los indocumentados, tos |; es una est E idismo poscolonial, Faire iea buena a cence sa eee a ce este see ree cS ntes homogenizantes. y |, este libro intenta abordar las euestiones ‘etnorracial y, en par- invento del caucasismo, Creo que un énfasis en la sn del i a establecer un en nto e importante en los pro formacién de id en esta coyuntura particular wes hablan sobre al de pero excluyen i prevalecien. vas para la inclusion laneas, En vez de eso incapié en el analisis de Ia et identidad blanca, especificamente la lancas. Como setiala David Roediger ra veneer el racismo sélo necesitamos in de las poblaciones m as, es decir; las que no deseo argumentar que también debemos hacer desestabilizacién de INTRODUCCION, y el geingor da por una minor nguas francas; I mono empecinada o asustada La tensi6n entre las multiples etnicidade icas de justicia universal constituye un asunto urgente del nuevo milenio. {Cémo abordarin esta cues- tH6n los educadores con una politica tanto progresivamente critica como opti- mista? William E. Connolly (1995:185) demanda un ethos de reac como respuesta al cardcter inherentemente paraddjico y ct de justicia universal, ¢ indica ecteais jento lucha por atravesar el umbral mégico ce la pr rhuevo derecho en el registro le la justicia, Ast expos las carencias en el ejercicio de ka jsticia 4 ices consideraban completa. Mientras el lad positiva, una barrera ps A diferencia de codificacion de Ia justi atitica no se basa en principios trascendentales u ontoldgicos. Un ethos de reaccidn critica supera a la justicia al reconocer que nunca hay ju in carencia. En conse- cuencia, un ethos de reaccién critica se vuelve incodificable al poner en tela d io el cierre total de cu incipio universal median: jen el ejercicio de la en independencia disonante Justicia es con un ethos de reacc Segrin Connolly, el ethos de reacci6n crftica sostiene que Ta diversidad nunca puede reduc mas, reglas, drdenes o leyes elementales. Mas bien diversidad siempre es alea icional, y considerarla terreno sélido no es hhacerle just existen en una relacién 95:187). El punto que ly aun ethos de reaccin cas que las dentiades nunca deberfan naturalzase 0 ascendentalizr Se, pues en la identidad siempre hay un caricter efimero, fugar y alcatorio, Connolly seiala que “culinar ln raccin critica emana de peratrse de toe ninguna constelacién de identidades eulturalmente constituidas merece def nirse tan s6lo como natural, completa o incluyente” (p. 188). ponemos en tela de juicio las identidades esencializadas desde la pers- Pectiva dialéctica del c6digo y el ethos, atin nos queda en pie la inte como forjar sujetos coalicionales y colectivos de la historia, sujetos funcio lesy que funcionen juntos desde Ia perspectva de un terreno comiin de cha, no tanto de una cultura comtin Por supuesto, éste es el desaffo que se plantea bro, un desalfa digit a la formacigh de sjetoe somos hi wrticipan en una lucha por trasformar las condiciones de la vida y el investigacin del multiculturalismo y la pedagogia critica debe 1 de accién histérica’ De esta manera, los criticos pueden elaborar mas gente un lenguaje que no sélo hable sobre la gente, sino a la gente, » que es posible legar a convertirse en un mundo que violentan identidad para que esa idea de conversin parezea ridfcula. Es im recordar siempre a nuestros companeros y compaiieras que partic lucha por liberarnos de la explotaci6n capitalista a manos de pa- blancos que nunca deben dejar de oponerse a las nuevas formas de y a los deseos que reciben mas prioridad que las necesidades ele- les del pueblo. Un ejemplo de determinaci6n son las soldaderas de M& ujeres de la clase trabajadora que lucharon en la Revolucién mexi- con sus compaieros en el frente de batalla. ; os como agentes revolucionarios es mas que el acto de com snes somos; ¢s el acto de reinventarnos a partir de nuestras ident culturales traslapadas y nugstras costumbres soci onatlas con la materialidad de la vida social y estructuran y sostienen. No obstante, aquellos de nosotros que insisten en resistir y evitar la lucha aptirracista, antisexista y ant no sélo apagan Ia llama en el corazén de la lucha democ ‘an la nica esperanza de justicia social. La pedagogfa critica \cia, un suefio, pero und que se suefia en el insomnio de Ia pr be a que un individu no puede decir que ha logrado la pedagogia de luchar por conseguirla, S6lo el descontento y Ia insatisfaccién el esfuerzo limitado que hacemos en nombre de-la justicia so. antizarnos que verdaderamente tengamos fe en el compromiso dia. los otros y con la otredad. - ca, tal y como la formulo en este libro, intenta volver a ‘ra un mundo social que funciona bajo el supuesto de su autono- va y, de esta manera, sigue resistiéndose a la intervencién del hom: ste sentido, la pedagogia critica sigue comprometida con el cum ‘ico de la autodeterminacién y la creatividad en una escal ‘Cuando pienso en la pedagogia critica como un ejercicio de libera: {10n no s6lo me vienen a la mente Paulo Freire, Augusto Boal, Rosa Luxem- Barri, el Che Guevara y Malcom X, por ejemplo, sino también fapata, Bendecido por los chamanes nahuas, Zapata fue un guerre- fal que luché por proteger de la opresién el cardcter sagrado de ta os necesitan Ii jerra en pro del caricter sagrado de la vida hus ectiva para los desclichacos del mundo y el derecho a vi pedagogia critica habla de a n las relaciones de | los que carecen de vor y « exch de qué vive 11 zona intersticial de la irresolucién, Ese espacio no puede darse por sentado Yo se encontrar en el fetichismo de la pluralidad normativa o el absolutismo Etnico, ai en la politica del consenso liberal. Puede crearse tinicamente si to. amos la lucha por la divisiGn social del trabajo tan en serio come la lucha por ol significado y la representacién. Siempre me ha acompaiiado cierto sentido de atopfa, una resplandeciente ausencia de locus, un sentimiento de vivir en una informidad incipiente don. de lugares ~paises, ciudades, calles, edificios, casas, s, pens samientos, sentimicntos— me hacen gestos y a veces incluso me hacen sefias ero, no obstante, siempre se deslizan a mi lado como un objeto misterioso, lun suefio de opio que rapidamente se disuelve en la oscuridad. Ahora que nunca abandoné del todo el int con cruzar umbrales, con vivir en los marge Dicha indeterminacién es despreciada en grado sumo por los pensadores ilu. ministas, raz6n por la cual siempre me sentiajeno a la academia y mi trabajo con tanta frecuencia ha sido recibido por los guardianes de La Verdad come una forma de proscripeién. Se me ha envuelto en los pliegues de la legitim!. dad, y es en los mérgenes donde se ha formado cuentro palabras para expresar q {que tengo es lo que Georges Bat: deslizantes).. Vivir en Los Angeles es como enc surrealista, No obstante, mientras miro la ciudad a t cafeteria, las cosas no se ven tan mal; Kid Frost pulsa a radial, un Chevrolet Impala 1964 avanza lentame eza embravecida, el sol brilla generoso sobre pi bien a ésta le causa envejecimiento prematu ina y puedo Hegar al mar antes de que les se saturen. Tomaré el Olympic Boulevat destello en los ojos de extraiios, para buse se, para fisgat en el bazar de recuerdos per peranza en cl Iimite de lo imposible donde los a pueden moldearse a partir ‘ese fragmento de es- ws de una nueva esfera of New York Press, ux", Los Angeles Times, 29 de niversty of idres y Nueva York, Routledge. iligh of common dreams: Why America is wracked by culture ), The wages of whiteness, Londres y Nueva York, Verso, ker, Heinz y Hans-Uwe Otto (1997) (eds.), Education and fascism: Political identity and education in nazi Germany, Lonclees y Washington, The Falmer Pres. Gary, “Unholy Connection”, New Times, 12-18 de septiembre de ———————E7~7"~ NTIDAD, PEDAGOGIA ¥ PODER PM HENRY A. GIROUX, fexceso de lenguaje nos alerta acerca de las maneras como el discurso se Temente vincwlado-no solo a la abundancia de significa: jeneracién de identidades individuales y sociales.en desigualdad. Por ser un asunto politico, el lenguaje funge icha entre grupos diferentes que, por diversas razones, vigi- ‘ significados y ordenamicntos. Pedagégicamente, el len: nrciona las autodefiniciones que la gente toma como punto de f actuar, negociar diversas posturas sobre un asunto y emprender ‘uo de nombrar y renombrar las relaciones entre sf, con los otros y do. ia eelucativa es una de las facetas discursivas de la instruccién, la {la politica cultural, Dentro de la teorfa y su imterés en las probi xe exclusiones y vigilancia del lenguaje, y en la clasificacisn, el orde- nto y la difusi6n del discurso, es donde el conocimiento se vuelve mar we forman y deforman identidades, surgen agentes colectivas y se le ‘jercicio de Ia exitica las condiciones necesarias para que haga su ‘el momento actual de pr s¢ esti movilizando al lenguaje para vigilar las eras de una divisiGn ideoldgicamente discursiva que separa a los grupos nantes de los subordinados, a blancos de negros, ¥ a las escuelas de las ne- cesidades imper iblica demoerstica, fos actwales por proporcionar un lenguaje para analizar el proceso faciones en ambientes educativos y obtener mayor acceso a wi de las dimensiones sociales, cul- les y politicas del lenguajé no han sido nada satisfactorios, En realidad han Sido tevtiblemente inadecuados, particularmente en esta era actual de forma tes posnacionales y globalizacién del capitalismo. La invest gacién en el campo educativo necesita una nueva teoria que tome fh Serio aerno se itersectan el lenguaje y fa subjetividad con Ia historia, el poder y la Gutoridad, La ausencia de dicha teoria no sélo se evidencia en el ambito de 07] AFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER ws (GEOGRAFIAS DE IDENTIDAD, FEDAGOGIA ¥ PODER DENTRO DE LA TEORIA DEL LENGUAJE SOGIA CRITICA ¥ LA CRI 4a corriente central de investigacién en educacién escolar, sino también en las de los te6ricos eriticos de la edueacién. Como grupo no hemos logrado comprender a fondo el lenguaje, la identidad y la experiencia, nila relacién de éstos con los discursos de poder, democracia,justicia social y memoria histori Es cierto que las teorias feministas posestruicturalistas y posmodernista manera de entender la relacién entre lad, lenguaje y educacién escolar, pero con demasiada frecuencia estos iscursos se degradan a un énfasis deshistoriante y autocongratulatorio en la iculaci6n de los aspecios especfi e tudes ideol6gicas de aseverar la iny discursivo complejo. A pesar de lo enormem as corretias te6ricas, con frecuencia abusan de § arse en Ia identidad a expensas del poder. El lenguaje en estos text ‘ve un marcador discursivo para registrar y afirmar la diferencia, pero al lo muchas veces no logra abordar la cuestién cle cémo se relacionan dichos dentro de las amplias redes de dominacién y explotacién. En parte esto Ieberse a la cualidad ahistérica de esa labor. Por carecer de contexto ie esencial de propia perspicacia al con- y terminan no pudiendo localizar su pro- chs sociales, politieas y pedagegiens de mm pos gobernantes ar de que logré desarrollar un perspicaz e iva radical experiment6 algunas fallas gra- ig importante es que no pudo ir més alls del lenguaje de critica'y in, En otras palabras, los educadores radicales permanecieron inmersos .guaje que vinculaba las escuelas pr nente con las ideologias y as de a in, Desde esta perspec! hist6ricamente el cl capital industri ‘setlar como una forma de ideologia burguest y con frecuc ana -s atrapados en un aparato de domin: onaba con precisién implacable y certeza int cig Supuesto, el modelo reproductivo de ensefianza se volvié tedricamente ‘y mas complejo con el tiempo. Los tedricos criticos lo utilizaron para an: tl papel que desempeftaban las escuclas en la acumulaci6n de capital ideol6gica y la p? én del conoci nandas crecientes de una sociedad capitalista ca ie alec que la eleccién del tenguaje que como educadores hacemos para des wlizar Ia realidad social es un factor a En la tercera seccién pasamos ia el lenguaje para elaborar y actuar socialmente la realidad, y cém¢ nn la experiencia para di ala subj respecto a si el lenguaje de fa educati- no demasiado abstruso y poco prictico. Por iiltimo, detallamos cexftica formacién de la subjetividad y la praxis, ¢ 105 px 10 las relaciones de género y In econo! byacente no cambi6. Todavia proporciona un modelo en igica del capital y en respuesta a él. Di educacion escolar en alg} ‘esimpl a utilizarse en las at ugar de eso, estos educadores escuclas. Tras descartar raras ocasiones se han Preocupado por elaborar nuevos e 1a de estudios y relaciones sociales rganizacién escolar, program: stres, ademés del leny F308 intereses impor- critica. Tampoco ha logrado explorar y desar mntes que son clave para Ia teorfa critica de la ense1 grupo no hemos podido desarrollar una testiones de poder, losofia ptiblica que pudieran desempefiar vis radicales tam. icas democriticas, Los te¢ nse han ensimismado tanto en describir Ia real que no han logrado abordar la cues recer de toda visi6n ret in de qué deberian ser I Jes ce mocritics En ete cso, los educates 0 ragmatco para propo ades 7 Toe valores que noc expresar su propia voz sino pat sformarse en agentes sociales colectivos, En segundo lugar, los tedricos radicales, com orfa de ética que pueda jus icar su propio lengua- es necesarias para defencler una vision 5 to de la paradoj de Gtica y moral bien definida, no hemos podido pa: Estamos en un terreno cat 05 que constituyen dicho dis fan los referentes mor les, y tampoco te nalizado cules s costumbres sociales y c les valores deben defenderse en favor de una de subjetividad. subjetividades, eémo el liza tanto para ley tema o cémo el conoci na para generar ide: iempo y el cuerpo, sgitimar como para marginar no s6lo mistifica sino fun cto, como ha sefiala- idades, deseos y necesidlades. En el (tedria radiical ciein ea uce clon No -GiAte CARN ‘0 que cuestione c6mo las formas sociale dliluyen, margina in las ly un mundo vei lucativa radical in desempei ws durante el periodo Reagan-Bush, En Chicago, por ejemp na los maestros para crear Parent Equalizers of Chicago, encaberaclo 1 Dorothy Tillman, Como resultado de este movimiento cientos de padres aprendieron acerca rlel funcionamiento del sistema escolar, a p: ing Pro sy han desempenado educative txattamente el po de movimiento que lor te6tios 1 y Cheuenta al escribir sobre las escelas de hoy ena ye papel els maestos Debemos ater eaefales de un camo potenial en nt Hacin el rambo de una mayor democraci, :NGUAJE Y REALIDAD: PUNTALES CONGEPTUALES tacadlos en Ia seceién ante- nguaje tedrico mas ex- jos complejos que no de- el fin de abordar algunos de los problemas ¢ deseamos concentrarnos en la necesidad de wi al vocabulario te6rico y funcionan las escuclas en lad de desarrollar un Jen- guaje crit objetiva, 2 GEOGRATIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER mayor concieneia de la manera en que puede movilizarse el poder para liberar athombre. La teoria critica-de Ia education necesita un lenguaje que com- prenda cémo se produce, legitima y organiza la experiencia como aspecto cen- tral de la pedagogia. Necesitamos examinar el lenguaje y su produecién como forma de argumento hist6rico; asimismo, necesitamos un lenguaje que sea crf tico de sus propios mecanismos de autoridad. En el lenguaje eritico de la edu cacién que imaginamos la diferencia se considera como sitio tanto de afirma- cin como de relaboracién, como una préctica critica negociada y compleja en idad de una vida piiblica democratica se vuelve la referencia central lo mismo de la critica que de la posibilidad. Para entender mejor la educacién escolar como una empresa politica y turalmente compleja es necesario reconocer la naturaleza social del lenguaje y su relacién con el poder y las formas de conocimiento. Esta relaci6n es clave para comprender las limitaciones de la manera en que actualmente interpretar mos el papel de Ia educacién escolar en nuestra sociedad. Pero, antes de explo- rar esta cuestién, es importante saber algo sobre la forma en que funciona el lenguaje como actor y como factor constitutivo de lo que consideramos ¢s la realidad. El primer punto que deseamos subrayar es que cl lenguaje constituye una realidad, mas que un mero reflejo de ella. El lenguaje, en este caso, no se el mundo, sino mis bien mundo, Es deci para formar ag \s identidades sociales, no ¢8 tun condueto hacia un orden inmutable de coherencia je la realidad a la cual evoca y habla. Es el arche syncope, lo cual jento descle esta perspectiva es una const el mundo que habi io de la mente ( de la cultura, el contexto, , 1988:1-10; 1989). Lo que esto ‘especificidad histérica ica, de acuerdo con Richard 118) ha seni también son simbe ‘an dentro de (McLar favor de lo metaférico, do que “las realidades a las cuales se refieren los simbol ii ir. .-son la uun marco de visién compartido”. Para Brown, también, ¢ dica que las palabras no son signos de cosas, sino que mas bien las cosas son, signos de palabras, ya que no existe realidad social que no se experimente me- diante un eje social de discurso. Si bien el lenguaje no es el tinico origen de realidad (evidentemente existe un mundo no discursivo fuera del lengu ten gran medida pe del lenguaje como se crea el significado. ONOGRAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIAY PODER a significa que no existe un mundo ideal, borigen que pueda comprenderse fuera de la naturaleza social del len- c y al cual cortespondan necesariamente nuestras construeciones sociales, pre hay un campo referencial donde se sitian los simbolos, y este campo cial particular (por ejemplo, el lengua 4 en la forma en qui os generan significado, Como ha setialae Bakhtin (1981:293), el lenguaje siempre est poblado por los significa fas personas, ya que siempre “se proclama con intenciones y acentos”, isccuencia, es incompetentemente intersubjetivo; marca el mundo con c. El lenguaje n na imagen inmaculada de la realidad de in importar la imagen, 10 0 el acontecimiento que intente presentar, lo hace mediante refraecion torsién, Esto equivale a decir, no que el conocimiento siempre es falso, names idcologia~, cl significado tiende a disfrazarse de “verdades, les” o “hechos existentes” sobre el mundo social, como si dichos hechos nes a las relaciones lares de poder o a los intereses mate: jempre se sittia dentro de Ia ideologia y iento que gobiernan y regulan el acceso de co- iquier suces ‘ia sdlo se encuentran disponibles a través del lenguaje seleccior comunidad wr que desea presentar intel ‘cursos siempre es limitado o “selec tra dominante ha legitimado y hecho disponibles ciertos dliscursos, y margina otros. El espacio del significado siempre es un necesicad ya ha sido i les y el amplio campo de las relaciones tanto, el lenguaje puede u nes culturales. Los educadores radicales han ‘dad, Spi nes narrativas con el mundo; Ia verdad nunca es independiente d jcas de lectura y escritura q te ninguna correspondencia origi cripciones *verdaderas” del mundo, La posi supone una multiplicidad de interpretaciones, una logica de supletoriedad. § ho existe una alineaciGn entre Ia representacién y las cosas como “realmente’ son, entonces todas nuestras dese susceptibles de redescripeiones y recodificaciones, de sustituciones y reinterpretaciones. $i esto es asi, entonces, cada interpretacién también es una mala interpretacion. Si la verdad se e1 cuentra subordinada a sus efectos, y si toda la realidad. textu: incluso nuestras visiones de liberacién y emancipacién— puede tacharse, ps mos renunciar a nuestras proclamas de verdad y a un lengua je de interpretacién desprovisto de distorsiones, y concentrar nuestros esh 208 en poner en tela de juicio las narrativas que justifican que uno por ciento de la poblacién controle la v resto explotando su trabajo y colonizando su capacidad de resistirse, de soar o de pensar de otra manera. LENGUAJEY SURJETIVIDAD. Un punto importante acerca del lenguaje, destacaco por Richard Brown y otros autores, es que el lenguaje que smpre implica una “defensa retéricamente (Brow verdad no es independic y lingitisticos, ni de los fines mediante los cuales se e bras, la verdad no puede nombrarse fuera de sus este aspecto podemos concordar con Robert Scholes en q to sentido siempre contiene un aspecto de violen ‘como parte del proceso de nombrar la ret consecuencias cen as di pcesos politicos y hi GR ey ery ae ey eee Se undo determina en gran medida nuestra manera Maticos mediante lop'cual 1 susten nosotros rnciarlo de ides bordar Jas maneras riencias, ¢ incluso a st ent culturales disponibles medi 1e existe independientemente de la variedad de discursos a dlispo Iuos. Es decir, el término identidad sugiere un sujeto prediscursiva Ia historia o el poder. Karl Racevski subraya este pt ord, 1988). Merece In (vease WI endencias patriarcales que ciertas pena citar a Jane Flax (1990), quien sé fen su origen en las teorias posmodernas: josofias posmodernas atin suele En has pejo del hombre. Cuando aca: negado asi ila por esas reglas o se silencia (ya lad imperiosa que se les fruten sin ley’... cuando surge ese 7 an mame depen ie seo de coeencia ew ut node camblo constant La subjtivida es ms queloeecerdos entra o os temores pues en Finiién, la subjtividad es un proceso de accion entre eyo" que cere ya yo" de quien se excribe, el *yo" que habla yet "Yo" a quien s hab, Lec Jetividad se encuentra enfundada en incontables capas de discurso qe =a an 108 enquistan y descubren, nos at — estructura social, la repetic sje ya subjetividad moldean nuestra conctenclaprctice donde aly" bre depende den “novo de aloes Hrs elcome ode relaiones soaks que conforman i alia soc, de mayres enone: retro tin hj” preach bec de ven posturasubjetva eu punto de prtida que lige el hablame dene de iscurso que pods afirmar o resist las positas acumen lanes. Los discus estindotados de forma Jee naitactonales ys ge por tues duos qu en honor a Fo seen 4 shits ic gobiernan que puede decise qué no, quien pus de hablar eon atoridady quien debe cu 104; 18), Desde istema regulado de enunciados” que establecen dife y las teorfas de la educacién (Smith y Zantiotis, 1989), surgen y son constitutivos de las configuraciones p: sariamente se encuentran vinculados a una post som ideoldgicos no tan solo como reflejos de una efectos de poder. Como tales, puede consideriirselos discursos no ubican la historia en el registro yerdad, sino mas bien en el de las préct 1987:23). Dichas précticas con significado se em ubicacién o a partir de la posicionalidad d deado por ka : ite s sociales y culturales, Normalmente consentimos en asumir Los discursos a, sino por sus con significado (Kaplan, renden con una politica de se encuentra mol sexual y otros determi fas que nos resultan fe Ia gramética tex- ual del discurso (es decir, las reglas para generar signiticados) que nos Keie mo organizacion politica, y al igual que Ri ‘hard Brown (1987128), trasformacién de las graméticas de una organizacion polfti> las identidades © subje fas en torno a kas cuales las subjetividades tienden a tancia del longuaje radica en que mediante él nombrama } actuamas como resultado de la forma en que la interpreters. Es Jortante s6lo para los investigadores que intentan comprendr el proceso de ‘hucaciGn escolar, sino también para los estudiantes que jente su experiencia diatia. La lucha por cémo nombrar-y trasformar la ex jenia es uno de los asus més importantes en la pedagogia critica y el combate icha se encuentra influida en parte por la Iu je y por cémo éste se utiliza, Por ser una préetica hu ‘mente y generada culturalmente, el lenguaje nunca a ‘en combinaci6n con los lectores, su ubicacion social, su histor ‘sidades y deseos subjetivos. Cuando podemos nombrar nuestras ora nuestro propio mundo y afirmarnos como aciores so con voluntad y propésito—, empezamos a trasformar el significado d icamente los supuestos sobre los cuales estan ed s Utlizar el lenguaje de maneras especificas puede contribuir a limi bilitar formas determinadas de comportamiento. Esto puede observarse en Tenguaje que utilizan los etnégrafos eriticos y los investigadores de accion nes, tras haber propuesto la teoria de que la cultura dominante impone li .ciones opresivas a los sujetos sis, con frecuencia no solo idescrito las caracteristicas opresivas existentes en sus sitios de inves ‘sino que han actuado para cambiarlas. Sin una teorfa de la dominaci 3 investigadores stclen considerar que los sitios son neutrales en cuanto ava lor se refiere; y optan por actuar como observadores sin interés y “objetivos Como seiialé Mars: “El arma de la eritica no puede, por supuesto, remplazar ‘del arma, La fuerza material debe ser derrocada por la fuerza mate> rial, pero la teorfa también se convierte en fuerza material en cuanto sujeta Jas masas”(citado en San Juan, 1995:v). Los investigadores educativos que pueden nombrar la injusticia social con frecuencia ampltan su papel de investigadores al de activistas sociales. Pero si Jos conceptos de dominacién y opresion no son parte del vocabut sestigador, entonces suele deducitse que el anzlisis de éste probablemente cat cambio social. Esta fas que encarna en niento, Krystyna poder cre: Ja experiencia en ciones sociales" (De Laur dida por subjetividad. el lenguaje tan do que la e cursos) dar sent ia no es lo a esa experiencia, Puesto que carecemos de una identidad inmedi lificamos Ia advertencia de Claude Levi Tristes trépicos: “A cada te: Situarnos reflexi errogar la naturaleza co1 propia geografia social. El len, Preponderante con frecuencia se vuclve, morska escribe que afirmar 0 vo del lenguaje y que al "vas formas de sociabilidad nguaje da forma a c6 ida por el ido que nas permite inter n se encuentra constituido por subjet lados al lenguaje que seleccionamos o pr ule, esperando a ser reflejada por éste. Mas bi nguaje (Weedon, 198785) La experiencia ~“los sucesos y comportamientos 4 1987:42)— se encuen evidente fuera de los m ie construye y sostiene a la la vida sin explotacién y sue nombrar constituye el mticleo irmar 0 nombrar creamos la (citada en Brown, 1987:127). La naturaleza del lenguaje que util mina cémo comprendemos nuestras expe ‘mos pasticipar como resultado de int riencias y el tipo de accion social en que elegi lerpretar nuestras experiencias. Asimismo, deter- ides que tenemos para organizar nuestro mundo Como maestros, nuevas for 10 vemos el mundo y nisma no garantiza la verdad, abierta a interpretaciones con preci Ke se na dos en el lenguaje como macs ; mente en el discurso en el le hist6rico a nuestro papel como actores sociales, Samientas para ls cuales 3 tenemas palabras que exp ia en la historia permanece esttica, Parte del es, la no disponibilidad de posturas subjetivas en las que fensam ah, entonces nuestra presen. de es njtestros y alamnos se les proporcionan posturas subjetivas en el lengua ine goblernan su rango de perspec nstituctonalizadas y Ins res ar el contexto para dar preferenclt @ jemplo ‘omo sefiala Chris. Weedon por el gén cales. A este respe' punta que “las estructuras mismas del lenguaje occident onar sélo si se silencia a la mujer y se re "y que nuestra © as de Ia subjetividad’ vidadles se construyen en el lenguaje mediante la gama de discursos uras subjetivas que aceptamos asumir. Los discursos no pueden com: ¢ fuera de los patrones institucionales, las formas de trasmisién res sociales y los intereses materiales que los moldean y sostienen, El je on sf mismo no es, por naturaleza, especifico de un género, pero las subjetivas que asumimos dentro de ciertos discursos si tienen una 6 10 y estén sustentadas en el poder social e institucional patriarcal , 1987:173). textos crean significados particulars y modos de comprender que es ne s emperando a reconocer en nuestras aulas la escasez resistencia histérica de la mujer al patriarcado (Io cual equi- alsilenciamiento mismo de la mujer), y eso ha privada a las estudiantes de (a via de posturas de resistencia alternativas que ejemplifiquen el estatus antinatural las normas de género actuales (Weedon, 1987:172). 9 que Weedon subraya es que todos los textos (0 sea las diversas represen- nes, como son las instituciones, las aulas, los comportamiei wmbres sociales) necesitan comprenderse en su especificidad histérica, polft y cultural, Es decir, ninguin texto significa lo mismo para lectores que ocupan ferentes contextos, en coytnturas histéricas distintas. Por ejemplo, es equi: » GEOGRAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER vocado suponer que el material de lectura de hombres y mujeres, o de ricos y pobres, es homogéneo. Con respecto a este punto Tony Bennett reconoce el es tatus reiterativo y ya cifrado de la generacich imi talmente en contra del concepto de una experiencia tinica y unitaria de leer el significado al argumentar que los sujetos entran en contacto con un texto con percepciones ya cifradas de lo que él denomina “formaciones de lec cuales comprenden una serie de determinaciones discursivas y textuales que organizan y animan la préctica de la lectura (Bennett, 1986; véase también un resumen en Kaplan, 1987:2627), maciones de lectura, como sei Bennett, podrian ser moldeadas por los c6digos dominantes que gobiernan texto popular 6 por eédigos subculturales como el feminismo, el sindicalismo, el marxismo, el pei ralista del grupo de accion politica Moral Ma- jority, el pensamiento supremacista blanco, etc. En algunos casos el lector re- ‘isa la postura ofrecida y repucia la interpolacion, y también podria haber una screpancia ide ent ogante para los educadiores podria resumirse como sigue: zhasta qué grado las pricticas con vencionales de educacién escolar duplican las formaciones de lectura ya cons ‘que tienen maestros y estudiantes? En lo que hemos analizado parece que los dados han sido echados, que por ser estudiantes, maestros ¢ investigaclores el “juego del lenguaje” nos h: cado como sujetos “siempre ya habla ser actores sociales que impugnen la carcel del lenguaje y las relaciones socia- les de produccidn capitalista. Gon el fin de liberarnos de la cércel del lenguaje como estudiantes, maestros investigadores, es necesario comprender que la realidad no es coextensiva con y que no hacerlo si nifica limitar el cambio soci del discurso misma serie de categorfas (Whitford, 1988:345). Allan Me; cuerda que “si se acoge. .. la opinion de que todo es discurso, texto 0 ficcién, Ja realia se trivializa, La gente real que verdaderamente mi de gas de Auschwitz o Treblinka se vuelve demasiado un discurso. Luce Irigaray y Cornelius Castoriadis nos incitan a luchar por un cambio dentro del inconsciente so 1 prop que “las trasformaciones radicales en lo socialmer io pueden suce- der, y puede cobrar forma una nueva y antes inimaginable configuracién cd, 1988:121). En este lo socialmente imaginario la pedago- ‘Al reconocer que los individuos se producen mediante cl choque de discursos en conflieto y posturas subjetivas, la pedagogia critica puede ayudar. nos a cuestionar criticamente esos discursas, permitiéndonos asi desarrol tivas que han asumido y elegir las que sean menos opresivas para sf para otros y para la sociedad como un todo. GLOGRAFAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA ¥ PODER ” No es ficil expresar lo que esto signifi ores criticos. Para los estudiantes signi pedagégicamente para los educa y Iegitiman la realidad y las identidades sociales dle maneras especificas, Los estudiantes necesitan aprender a leer, no como un proceso de sumisién a autoridad del texto, sino como un proceso asformacién. Necesitan escribir y rescribir los relatos en los textos q para poder identificar més rapidamente y, de ser necesario, poner en t juicio, como tales textos actiian para elaborar su propia historia y voz. Leer n texto debe ser una manera de aprender eémo elegir, cémo forjarse una vor y cémo ubicarse en tuna historia. Esto equivale a intervenir de manera dil ‘en la formacién del yo propio y en la formacién del yo de otros. Dado que is discursos que actitan por medio del lenguaje conducen a costumbres s 8 ¢ institucionales particular miento de los discursos que molde- vvar a Ia elaboracién de nuevas formas de iciones sociales y arregios institucionales mas receptivos a la la justicia social, Para los maestros e investigadores de la edueacién, significa ser eapaces de reconocer las limitaciones que la teorfa social prepon: inte ha colocado en nuestra manera de comprender la educacién escolar y relacién con a so ibjetividae smo actores intelectiales que participan en nombrar y generar una vision oclos hablamos a partir de posturas subjetivas complejas, lo cual equivale a que nunca podemos escapar de Ia ideologia 0 de los efectos di bjetivas, como hemos sefialado, nos otorgan Ia ilusién de que- jos temporalmente como autores auténomos del significado y como ac: de la pra No destacamos este punto para lamentar nuestra > para participar activamente en for nn critica’ aprendiendo a negociar, traducir, resistir y trasforma de poder ¢ intereses que son legitimados al ast sturas subjetivas. En este sentido nos estamos pro nacién del lenguaje en Ia produccién del sujeto social. Como serie ward Johnson (1986-1987:69), debemos tomar en serio el concepio de ntad politica y la autoproduccién discursiva de sujetos, por supuesto, es cémo, mediante el lenguaje del an: maestros han llegado a ser producides como sui ‘0 su papel de investigadores e instructores. Una vez que los ia infinidad de maneras en las que son producidos mediante él podran empezar a dar a sus estudiantes un le a ser conscientes de su propia autoformacién, E desc se GEOGRAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA ¥ FODER EL LENGUAJE Y LA SUPREMAGIA DEL PROYEGTO POLITICO El lenguaje siempre se construye con respecto a la especificidad del audito al cual va dirigido y no deberta juzgarse s6lo en términos pragméticos, sino también con respecto a la viabilidiad tedrica y politica del proyecto que expre. sa. El punto no es bisicamente In complejiciad del lenguaje, sino la viabilidad del marco te6rico que éste constituye y promueve. Por otra parte, la relacién centre teoria y practica es multifacética y compleja. Es decir, la teoria en algunos casos moldea directamente a la practica mientras que, en otros, la priictica re tructura la teoria como fuerza primaria del cambio. En algunos casos la teor (en el senticio més restringido de la prictica de product narrativa y ret6rica) a de las formas actuales de prtctica xin no es". Dar prioridad a la practica cionista sino también una forma de tirania teérica. Refutar ast la teor ve una forma de prictica que pasa por alto el valor politico d “discurso fen ver de exa- de autoanilisis, el lenguaje y la politica de la teoria simplemente se reduc un interés carente de cuestionamientos de la claridad, mas que del cuestiona certidumbre misma. La intimidad de la i miento d ica entre teor aria ae rete re vietoe eae rat reae char eo Te prictica y claridad, por el otro. Esto es indicio de un antintelectualismo insul- So y pragmtico cuya tendencia niveladora obstaculiza el papel del lenguaje en Ja construccién de la teoria como una préctica historicamente espe posibilita la politica y la préctica como parte de un compromiso con las parti: cularidades y problemas de un tiempo y Ingar dado Dentro de la coyunmura histérica actual, con su su visién totalitaria de la historia, su adopcién etocént mado a la universalidad, de Ia cultura, y su jarse con las condiciones necesarias 7 teste: tn cot lad y el consenso en favor de la vor de la diferencia y cl didlogo. Actual- mente la teorfa offece la oportunidad de una préetica discursiva cuya iden dad y valor politico s6lo pueden compre y que esté moldeada por la coyuntura hist6rica que le da significado. Como lo expresa Bruce Robbins (1987-1988:9), el verdadero debate sobre la teoria tie- ne que ver tanto con el contenido ideolégico especifico de diversos discursos te6ricos como con las “circunstancias que dan a esas ideas sus limites y fue za. El asunto aqui cs siel lenguaje de la teorfa funciona en favor cle hacer aje- AFIAS Dé IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y¥ FODER ss familiar, de reconocer la diferencia como base para una filosoffa p\ otro como un défi: y de proporcionar preguntas que a Ja cultura dominante le parece muy pe> igroso hacer. Lo que olvidan muchos educadores “radicales” es que la rtancia del lenguaje como practica teérica se deriva de su poder como ‘oria comparandola con el patron de d mds sencillo muy cominmente representa un discurso te6rico especk » que es incapaz de reflexionar en su propia préctica dentro de la coyuntu Grica presente, una prictica que tiene que ver mis con la defensa del sta- Ademés de expresar argumentos en contra del interés en la claridad frente Tenguaje 1, también somos nuevos discurs0s posest lun objeto de culto a expensas de aquellos a quienes se supone debe set idad el aniisis. Quisigramos aclarar desde el principio que el tipo de len- ndemos no apoya —en contraste co postura de antirreferencialidadl (neg: percepei6n y experiencia que se encuentra impli nnca experimentamos naka porque encontramos s6lo vestigios diferidos cosas, &s decir, sélo una estructura de referenci fen las qu »). De igual mai ntos en favor de una percepci ‘3 textualizado por ls relaciones de poder y los intereses; m : ‘8 de Robert Scholes (1986:112), es aseverar que el lenguaje adapta la rea lo que ya ha intervenido en el lenguaje”, rndo que debe rechazarse totalmente a los posestructuralistas y a ura seria absurda y no comprenderfa mu los logros tcéricos importantes aleanzados por diversos exponentes as perspectivas. No lista de que no hay grandes teorfas les como neutrales y apol de la especificidad y la lucha sen el legado posestructural 7 la teoria del teatro y otras areas de la intelectualis \bor politica al dotar al d Ja de una filosofia 4“ GEOGRAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER énfasis sofocante en un concepto estrecho de textualidad, su dominacién por parte de intelectuales de las escuelas de elite y, nalmente, su pedanteria, lo convierten menos en una amenaza para las configuraciones de poder esta- blecidas que en un aliado renuente. Existe un elemento domesticante en esta prictica, un elitismo que amenaza con ahogar sus ‘importantes al arrancarlo de aquellos que realmente se encuentran op: y una presuncién que sustituye la convencidn académica en favor de la sustan. cia y la accién verdaderas. Cierta cortesfa gobierna este discurso que domesti- ‘ca su potencial de defensa, una estrechez de miras que alimenta a la socicdad ‘misma a la cual afirma oponerse, Robert Scholes (1988:284) habla acerca de al- gunos de estos asuntos: 6n cuyas sensibilidadles fueron © textual que ofrece el diseurso desinterpretativo es ea via recuerdan los estogans del pasado lo suficientemente bien com ttaicionados, cooptados por el circulo gobernante. Su atractivo es as permite desplazar el activ ico a un mundo textual donde la anaré ‘onvertnseen el circulo gobernante sin amenazar las sedes actuales del poder econdmico. Por ende, el radicalismo politica podria dis ismo textual que pueda te lesagradables. Dentro del contexto de Ia educacién superior en Estados Unidos, la decons: truccién ha estrechado la variedad y sustancia de la resistencia al sustituir las antiguas categorias de opresi6n, tales como Ja clase, el género y la raza (Giroux y Simon, 1988:294-320; MeLaren, 1995). De igual manera, ha socavado el con- cepto de actuacién en una época en la que muchos grupos subordinados estén tratando de ubicarse como parte de un movimiento social mas amplio en favor de la j tural, econdmica y politica. Es con este sentir en mente que Barbara Christian (1987:55) escribe lo siguiente: EI nuevo énfasis en la teoria critica iteraria es tan hegem objeto dle sus atagues. Considero que el lenguale que crea fica més que clarifiea nuestra condicién, lo cual permite a unas cusantas personas que co- nnocen ese lenguaje particular controlar la escena erica, y ese lenguaje salié a la super= ficie, oh casualidad, justo cuando la literatura de los pueblos de color, de las mujeres negtas, ce los latinoamericanos, de los africanos, empez6 a avanzar hacia “el centro”. DISSARROLLO DE UN DISCURSO DE PEDAGOGIA CRITICA E INSTRUCCION cRTICA Bin esta Ghiima seccién Lom en ferlo el asunto -ntaremos resumir un enfoque de la enseftanza que le a generacién de conocimiento mediante el lenguaje OGRAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER ® experiencia, La pedagogfa critica considera que uno de sus objetivos mas jentales es comprender cémo las experiencias construidas socialmente con frecuencia, contradictorias— y las necesidades de los estudiantes pu n cuestionarse con el fin de sentar las bases para analizar la interseccién su propia vida y las limitaciones y posibi jo. Los educadores radicales tradicionalmente han hecho & » un contenido ideolégicamente correcto para ser apreciado por los est \¢s) como el principal enfoque del trabajo educativo eritico. Para esta pers imiento que sugiera qui Y/tebrico, y no en una factuante y preponderantemente cultural expresada mediante el proceso escribir, hablar, debatir y luchar por lo que cuenta como conocimiento le= \o, Dentro de esta perspectiva, la generacién de conocimiento se limita a 1e sucede fuera del aula, y generalmente se pasan por alto las maneras en. ‘eractiian maestros, estudiantes y textos para producir lecturas particu (es y formas de conocimiento. En contraste, una teoria ct crucial para comprender cémo los estudiantes hacen uso de sus prt les con el fin de generar significado, sino tambi las diversas formas de inver: 1 en el proceso mismo de aprendizaje. La propia pedagogia no 86 asmitir conocimiento; se interesa principalmente en como el 10 es productor de significado y afeeto, en cOmo nace como moned que restiena y amplia los intereses que maestros y estudiantes le ro del contexto del salén de clases. po de pedagogia critica del Lenguaje y la experiencia que se sees0s productivos e interactives que constituyen el encu ‘icnen que ver fandamentalmente con la experiencia del estudiante en es sentidos. Primero, el concepto de experiencia del estudiante es lo » fuente principal de conocimiento, y la subjetividad del estudiante se xa como un depésito de significados con miltiples capas y frecuentes \c contradictorio. Desde esta perspectiva, la experiencia y la si al e convierten en el concepto humanista del ego integrado como fuente de jien esta postura ha tendido a evitar ver como fine cierto sentido de continu a que la experiencia del es fe se constituye de la diferencia y se encuentra arraigada en préeticas vas y no discursivas contradictorias, entonces tanto las experiencias rurales a partir de lis cuales son producidas operan dentro de tensiones que nunca son cerradas atacables, Larry Grossberg (1986:72) expresa el concepto de sujeto que memoria y la historia para proporcion: tl GEOGRAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER surge de nuestra perspectiva de la experiencia estudiamtil como terreno de lucha: xiste con una identidad unificada (ni se entiende como. tuna estructura jerarquica articulada compuesta de sus diversas postutas subjetivas) que de alguna m: nanifiesta en cada practica. Ms bien es un sujeto que se rehace, se reamolda constantemente como tun conjunto mévil de relaciones en un contexto flui do. El sujeto némada se asemeja a una amiba que lucha por obtener espacto para sf en al, El sujeto en sf se ba convertide en un sitio de lucha, en un sitio d ‘ulacién con su propia hist y efecto, En segundo lugar, dicha pedagogia intenta proporcionar a los estudiantes los medios criticos para negociar traducir eriticamente las experiencias particu lares que han vivido y las formas de conocimiento subordinadas. Esto signifi ca ayudar a los estudiantes a analizar sus propios significados culturales y su interpretaci6n de los sucesos para arrojar luz e intervenir en los procesos que los producen, legitiman o refutan. La experiencia del estudiante es el medio fundamental de la cultura, la aetuacidn y la formacién de identidades, y debe dérsele preminencia en un programa de estudios emancipatorio, Por lo tanto, ‘es una necesidad imperiosa que los educadores eri analizar dicha experiencia. Esto no s6lo significa reconocer los ilidades que son propios de las formas enliurales y sociales me: diante las cuales los estudiantes aprenden a definirse, sino aprender a Ja experiencia del estudiante en una pedagogia que es ala ve tica, y que ofrece los medios para la wasformacién del yo y de la sociedad. (Es: nte en Giroux, 1988; MeLaren, 1995). En tercer lugar, un discurso radical de la pedagogia necesita incorporar una teorfa viable de educacién critica, que en este caso se enfoque en los intereses Y supuestos que moldean la gen presé Paulo Freire, esto es particularmente importante en el desarrollo de una pedagogfa para interpretar el mundo y para interpretarta palabra (Freire y Ma- cedo, 1988). Los textos escolares son, en su gran mayorfa, producto de los intereses que modelan los grupos sociales y culturales dominantes, La educacién tenta desestabilizar Ia infinidad de hechos concretados y desfami Jos mitos domesticantes que suelen servir para legitimar las rela der y privilegios existentes en los grupos dominantes. Los textos se cuestionan por lo que no dicen —por sus “silencios estructurados"= y también por lo que dicen. Actuar desde una postura de educacién critica es reconocer que el co- hocimiento nunca habla por si mismo (véanse Giroux, 1987; Lankshear y Melaven, 1993). Ni siquiera las supuestas grandes obras de la literatura tras clenilen Ip historia o la especificidad contextual de los discursos que las gene- TATON) AyUIeHIAr que esas obras merecen conseryarse universalmente sin im SAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER aT tar las caracterfsticas particulares de los estudiantes a quienes debe ser de lad el programa de estudio es ignorar esa intrascendencia, Es decir, el co: imiento no debe presentarse como algo que tenga que darse inexorable: su valor académico con los afios, sino que ha de verse una forma de produccién con miras a la nat socialmente const de lectores y textos. De esta manera los educadores pueden llegar a com cjemplo, el estatus elevado que se da al conocimiento de sicas se ha vuelto el tinico tipo de conocimiento inmuta: ntizar su inclusi6n en el progra: Jenigran con insistencia los ‘aja econdmica, las mujeres Una pedagogia critica de la educaci6n debe hacer mis que cuestionar y des icar los intereses que moldean las formas de conocimiento eurocéntrico iry poner en el centro cel programa de estu- que promucyen formas de explot is. El conocimiento masivo y popt paralelo historico en se deconstruye como parte de u Los educadores tienen que adqui ete structuras del sentimiento” funcionan a través de divers circuitos de poder: su generacién en la economia, su legitimacis y su apropiacién por parte de los estudiantes. Para 4 mocimiento y La educacién critica se sit ler y la historia: el nexo donde se forman las subjetividades de los est por incorpor adaptaci6n ¢ impugnacién, Es su lenguaje y ste cultura. Lo que vuelve “critica” a la educacién de hacer que quien aprende sea consciente de cémo las relac idler, las estruct jonales y los modelos de repres medio de la mente y el cuerpo del estudiante para despo) enerlo aprisionado en una cultura de De hecho, una lenguaje y de la experiencia sig ficamente la palabra, la imagen y el mundo, con w | edcligo cultural y la generacién ide« imp! GHOGRAFIAS DE IDENTIDAD, PEDAGOGIA Y PODER ” colar revelando sus condiciones opresivas, es necesario acoger un lenguaje de isis teGrico distinto, que pueda reamoldar radicalmente nuestra comprens isma de la relacién escuela/sociedad. Pat , la red heme: ica de donde obtenemos nuestra comprensién actual de la educacién es tiene que volver a tejerse para que refleje una mayor comprensién ntextual de la relaci6n entre la educacién escolar, por una parte y, por la ol economias de privilegios y los circuitos de poder en marcha en la s asformaci6n de las dimensiones opresivas de la educacién esc« ccedida por una trasformaciGn del I into, comprender, interpretar y crit na escolar. car. Al leer generamos un tex texto; al interpretar creamos un texto sobre un texto y al crit car claboramos un texto contra un texto. Leer el mundo y la palabra signitica comprender los cédigos culturales y genéricos que nos permiten usar pa ras para elaborar un relato, relatos que podemos decir en nuestras propias Palabras y desde diferentes puntos de vista. Interpretar significa poder tema lizar y generalizar las narrativas que constituyen la experiencia social. En po. significa tener la capacidad de extraer los supuestos y motivos ocultos que estructuran nuestro sistema de valores cultural de todos los se refiere a captar los elementos idcoligicos de nuestro mundo social. Cr car significa comprender la construccién de la vida social como un modo p: lar de produccién que puede analizarse junto con otros textos culturales blan a otros modos de diseurso ético y otras formas de socializar, a par. tir de los cuales se puede pedir a los estudiantes que basen su accién social en el mundo. )DIANTES COMO cYBORGS cs cierto que ninguna teoria del lenguaje tiene una relacién privi con la realidad, deseamos subrayar Ia importancia de avanzar y reconfigu- s fronteras de los lenguajes que wtilizamos para comprender las y la sociedad, con el fin de confrontar criticamente las eclucacién que tanto estudiantes como maestros estan 1 los contextos culturales posmodernos. La educacidn no 6 el lenguaje, sino se refiere también a los efectos de las pi les y las relaciones sociales de poder en el acto de interpretacién y gené ignificado, 1¢ Flax (1990:222) escribe lo siguiente: se a una distancia critica de las posturas subjetivas que les resultan cis familiares, con cl fin de participar en una praxis cult para promover el proyeeto de trasformacién social estudiantes a informarse acerca de la especificidad hi de sus propias posturas subjetivas y mo asf como de su lugar en la red hegemoniea de poder social en dad. El poder, como hemos visto, se gjerce mediante formas de subjetividad, lo ual s 1 las pos. turas subjetivas que asumimos de manera acritica y sin conocer slternativas ids progresistas pueden conducir a la produccién de pricticas sociales opre sivas. Por supuesto, el desarrollo de una pedagogia eritica del lenguaje y lace Periencia para usarla con los estudiantes s6lo puede derivarse del desarrollo y ‘6n de un nuevo lenguaje tedrico para los exlucadores que desean pro 6n erftica de cémo funcionan las escuclas dentro del Con. la sociedad, y cémo pueden ayudar a construir las subjetividades de {os estudiantes que pasan tiempo dentro de sus muros durante gran parte de su vida joven, ‘dentemente, la pedagogfa critica ha prestado un servicio importante al arrojar luz, mediante un lenguaje de critica, sobre las condiciones de las ex ta sociedad y el ejercicio del poder cultural, que de otra manera pers curas u ocultas. Su principal servicio ideolégico y politico ha anera en que las escuclas reproducen la Kégica del capital leolégicas y materiales de dominacin que estructuran s de diversos grupos de clase, etnia y género, Pero, con imbio de nuestra o} mejor disefiada ‘cesitamos ayudar a los rica de la generacién, te proporcionar un anilisis dle los textos posmodernos de ‘cos posmodernos (predominantemente varones) no han logr construir sus propios actos de represién que, como parte de la econom| ‘éntrica, han marginado u oscu le la mujer (Flax, 1990:215). Es necesario que desarrolle modos de anslisis deconstructivo, en los que ¢ dependa de las congruencias ente lo que ieadlos sociales gener: Tnvidla de tos ext ob Fin dle tenis atl Y PODER as de lectura que hacen pocos amamientos a las normas actuales de racionalidad. Nos referi- iormacién (es de- -activos, MTV, etc.) 0 asforman nues- tecnologias de la informacién posmodernistas que all tras inversiones afectivas en discursos de deseo ¢ identicad. Estas nuevas tec. nologias de la informacién han derrumbado los muros entre las maquinas y las, subjetividades humanas, creando lo que Donna Haraway (1991) denomina identidades cyborg. Considérese el hecho de que los estudiantes hacen cada vez, 4s “conexiones cyhorg” —segiin las denominan Bill Green y Chris Bigum (1993) fuera de las aulas, al habitar el ciberespacio de los juegos de Ninten- idcocaseteras y MTV (Steinberg y Kincheloe, en vez de contextos anclados en el tiempo biolégico o humano. Cada dia esco- lar se despoja a los estudiantes de su tecnocapullo y se los coloca en un mundo, ayudar a estos jévenes cyborgs a vecuperar una comprensién critica de su propia tecnoidentidad? £Cémo pueden construirse sus deseos dentro de la actual proliferacién de tee noculturas? (McRobbie, 1992:147). Cémo puede desarrollarse dicho lenguaje? £COmo podemos empezar a trazar las fronteras més fluidas del yo posmoder no que se encuentran constituidas dentro de tecnologias nuevas y realidades virtuales que por si mismas representan sistemas histériea y culturalmente eretos para producir relaciones de raza, clase y género? (Véase el trabajo de Lankshear y Peters en Giroux et al, 1997.) €Gémo pueden los educadores de- sarrollar un lenguaje que no textualice la realidad social a fin de ser capaces de atenuar el terreno a En el Ambito simb cha, No obstante, el mundo de las te cién inequitativa del poder y los privilegios que las moldean no son simple- mente textos que deben analizarse, sino formaciones que deben resistirse, fracturarse y trasformarse. En pocas palabras, necesitamos wna pedagogin crt tica del lenguaje y la experiencia donde las iferencias y Ia otredad no prohtba lenguaje que pueda servir como instrumento para ‘eursivo del estudiante, y como medio para producir un sujeto politico colec vo. Este lenguaje debers ser, simultineamente, ocupado por los estudiantes, desplegado de maneras estratégicas por los maestros y los trabajadores de la qullura, y trasformado en pro de desarrollar una mayor justicia educativa, po- Wien, eeondmica y cultural \GRAFAS DE IDENTIDAD, REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS versity of Texas Press. xt, T. (1086), "Test »S. y H. Gintis (1986), De of Chicago Press 1B. “The race for (1987), “In-formn m. 6, val. 3 heley, University of & Garvey, 987), “Edu tion, 9, sol. 1/2, pp. 12), Border crassings, Nueva York, Re ws, HLA. y P, MeLaren (19 \", en J. Schwoch, M. Wi e, pedagogy, and teal Critical pedegogy anit predatory y P. 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Recuertlo que en 1960 los jovenes se mexicanos en 1968 no andaban tee! Harvard, Praga o Brasil. No el mismo movimiento. Fi {que no habi PAULO FREIRIE “ POLITICA LIBERATORIA ¥ EDUGACION SUPERIOR JGA LIBERATORIA Y EDUGACION SUPERIOR: o 9 ws de significado social y cultural que ellos no han tejido, se les mox ccordar de maneras espectficas, y silenciosamente se les recomienda los anuncios, los medios de informacisn, y los “otros” religiosos respondan a la logica de hacer de las mercancias su dios, como orden natural de las cosas. Juntos, maestros y estudiantes se en martidarios de la nueva derecha de todo tipo y especie y, en particu ‘nos fundamentalistas y grupos de interés politico que hacen un Ite daz a una cultura comin, unificada monoliticamente por un deseo en igualdad. : tiltimo decenio se han observado niveles sin precedentes de Ite Vivimos el despertar alucinante de la razén de pesadilla, Se trata de una épo- ‘ea en que la cultura y la historia estadunidenses amenazan la autonomia del es piritu del hombre, en ver de ejerceria, Henri Lefebvre (1975) advierte que du: ante la coyuntura hist6rica actual se nos esta enajenando de la enajenacién, decir, de la falta de conciencia de que nos encontramos en un estado de ene Jjenacién, En Estados Unidos los educadores y trabajadores culturales que viven en esta penumbra de la razén se enfrentan a una crisis de democracia. La aspira: cin democratica de las pricticas educativas escolares, sociales, culturales ¢ ins- titucionales estadunidenses en general ha sido dirigida a un momento presen- te no anunciado, por lo que retrospectivamente parece haber sido un acto de mala fe, Las consecuencias de dicho acto para las generaciones futuras apenas se vislumbran, y se encuentran inmersas en un ethos que misteriosamente re: . Las imperiosas necesidades “demo- vada, el trabajo asalay comercio y los. otros cjes fundamentales del nuevo sistema mun anunciados por la tercera revohucién industrial d Jian envuelto a los individuos en una telarafia de Igiea promocional trazada por el dinamismo victorioso del eurocentrismo. La colonizacién se ha vuelto ttasnacional y corporatista (Miyoshi, 1993). Como advierte Jacques Atali (1991:92): “De San Pekin, de Lagos a Mosc, mercado y beneticios fija- rn las reglas. Se ins economia de paz. Pero no una economia de paz. garantizada.” Vivimos en una era en la que los deseos, otrora introspectivos, ahora se construyen en la superfic te narcisistas que reflejan la esperanza perdida y los suefios de empatia, iden- aciones falsificadas que se convirtieron en cosas grotescas, ineapaces de wt del cfrculo de decepeién y desesperanza construido a partir de las relaciones y racionalizaciones capitalistas y de los nuevos modos de regulacién social que no producen personas o individuos, sino sujetos. EI capitalismo leva las semillas ce su propia valnerabilidad y fra pesar de que su astrcia parece inagotable, y sus mecanismos de produceién ¢ in- tercambio intachat overtilos. Su vulnerabilidad es, irdnicamente, la condicién previa més inmutable y peligrosa para un desarrollo ulterior. En tan- to tenga como voceros a la raz6n universal burguesa y al privilegio epistémico 1 eurocentrismo, y como cimientos de su cal al caucasismo, los movimientos populares de renovacién es 8 de noviembre de 1994 en un amplio margen de votos (59% frente de republicanos, 62% de independientes y 36% de demécratas) en propuesta 187 cn California, Esta medica tiene por objeto restrin- -vicios de asistencia social y Ia atencién médica de emergencia que se proporcionan a quienes no puedan demos: icién de inmigrantes legales o su nacionalidad estadunidense, La jue concebida por el asesor politico del conclado de Orange, Robert osa, Barbara Kiley, alcaldesa de Yorba Linda, y Ron Price, con dor \do por tres afios que recientemente se vio obligado a declararse en |, angloparlante, que obtuyo su green card en xr el blanco de dicha medida, ya que los anuncios de la cam- (6rica en torno a la propuesta se concentraron daramente en la ‘Al sefialar un momento hist6rico sin paralelo en la historia mor ssoluta del inmigrante fa tan Feroz. que incluso el mais militante y cinico fue tomado ssa, No sélo se avecina un nuevo paso atrés en e pero constati del terreno ganado con décadas de activismo en favor de los dere s, sino el triunfo del apartheid cultural y de la inquisicion de la men- ‘ala los inmigrantes indocumentados, principalmente m imo un momento de lucha con una valen c hace alarde de la ley de la cs necesario actuar. Ya es hora de poner Ww civitizacién occicental contra la pared y demandar que la democracia haga Honor a su nombre. Lo mais notable es que, en este tl ih expiritu dle contratacar los col mundial” cada vez mas homogénea. Los educaciores en Estados Unidos no son especialmente inmunes a estas responsables de comprenderlas y, a su ‘mismo. Los alumnos son particular: 8 porque se encuentran atrapados ado clima de vietimizaci6n, ha surgido los blancos dle la injusticia gringa: estamos 6 POLITICA LIBERATORIA ¥ EDUCAGION SUPERIC ‘A LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERIOR @ q presenciando un indigenismo renaciente impulsado por el ejemplo de los patistas, por el nuevo movimiento juvenil que ha sido testigo de miles de j6 ifestarse en huelgas escolares, por las historias ininterrumpid: de quienes carecen de poder y se han unido én un nuevo reconocimiento de. pluralidad chicana, por nuevas formas de autocreacion mediante un com miso con el recuerdo social de la lucha chicana, y por Ia movilizacién pol y elactivismo cultural sistemstico de! latino, con frecuencia de comiin acu con otros grupos. Y maestros en lugares como la California State University Los Angeles y la UCLA han adoptado posturas de desobediencia civil y se h legio y de pricticas sociales que se han mutado epistémicamente en una ‘temorizante forma de nacionalismo xenofdbico, donde el varén blan- oamericano se vuelve el sujeto universal de la historia. Dicho ditema apunta a un remplazo necesario de Estados Unidos como cen- ‘Je andlisis yal surgimiento de una perspectiva global més incluyente. Tam: in indica que, como educadores eriticos para la justicia social, ya no debe: proponer nuestra visién de lo que significa ser norteamericano sobre el 1 de otra cultura, después de destruirla y saquear los simbolos rema: ; tampoco podemos vernos como cronistas desinteresados, animadores fos, actores que se mueren en un Ambito ajeno a la telaraiia enredada de ay la politica 3 ‘cmos nuestro trabajo dentro de una cultura expresiva, pero es necesario icha cultura se ubique dentro de una entidad sistémica conocida como cir mo global, Por ello nunca abandonamos sus circuitos de subordinacién, rcantilizaci6n, de simulacros. Los educadores en particular necesitan po- lectores sobre el esclavizamiento violento del capital, sacudir su apa y frecuentar sus “zonas de confort” como un extrao malhumorado. cador como actor social necesita desafiar los intentos de los medios de nacién blancos por mercantilizar la ira negra, la militancia latina y la re- a, y resistir sus intentos por demonizar los mundos vitales de po- ina sentando una equivalencia entre jove- ‘olor y desviacién con capacidac ce expresion. En una sociedad donde se ha convertido en la alternativa educativa mds realista para negros y sel educador que es activista no puede quedarse tras bambalinas y ocuk cn el falso binarisma de objetividad/subjetividad, Més bien debe asumir into de vista que le permita, como sefiala Paulo Freire, leer tanto la pala- educacién ptiblica, otro ataque a la esfera puibliea como lugar para ejercer I ul de todos los individuos, incluso de los extranjeros ;portar su condicién juridica. A ojos de los educadores y trabajadores culturales el momento histérico a tual serie de puntos de vista inestables que representan ut ggran lienzo sobre el cual enmarcar nuestra lucha por la liberacién; ¢ Yitacién osada a reanalizar nuestro compromiso de forjar la historia, més qui de s6lo representarla, traducirla o interpretarla. A medida que el nihilismo y li desesperanza empiezan a imponer su propia inevitabilidad, necesitamos cor Es una época que nos invita a examinar cémo nosotros, trabajadores cultu s, hemos sido inventados por la cultura occidental dentro del proceso de onizacién y dentro de la formacién cel eurocentrismo. Es una época pa lizar cémo nosotros, ciudadanos comprometidos con la educacién puiblica yl niversidades y escuelas, El llamado a que educadores y trabajadores cult nuevo centrismo chicano o colectividad subalterna centrada en el regreso a ciuclades nos enfientamos a estrategias y técticas desviatorias de conser res que intentan concentrar la culpa de los problemas sociales en el de- es, Resulta interesante, y tal vez aterrador, que uh lara tn —un cofre de autenticidad chicana en espera de ser abierto—, ya que tod centrismo —sea afrocentrismo, curocentrismo, falocentrismo, gabachocentris mo 0 androcentrismo— obedece a una epistemologia abierta a los mitos de uni rernamente € istérica; y dicks -n estar infectados y ser complices de los cédigos, los supuest y las convenciones occidentales. Més bien es un llamado no silo a desafi nuestras estrategias de representacién, sino a desmantelar las estructuras in encia politica de los gr los demécratas (eministas y acti is preocupaci6n a los votantes que la derecha religiosa. De hecho, mas \s consideran el desmoronamiento de los valores morales ~en contras: micas~ como la raiz de los tumultos sociales en Es- ambiente derechista, no sorprende qui nel 04; La seule da ext proces 1 Mésico, Siglo X3 a gj TIGA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERION frnaciones desarrolldas, es una Yor dstante en una mula, un itso sree lr prvilegiads y poleosos que valcrosamente snuncia que cine tend ropa to faemas dels ctimas de a historia iguen seco s Freire, quis contin poaeido po lose Meck Ife auchos rots de lon pendores uidpicosy los voddores a Mist un hombre cuya eapacidad para nut las afinigades entre grupos ae caltuateryodales tan dlgpares,y para fojar na trayectoria hack ss moral socal y poles, dena los desttes que actualmente aque Siagogit ru gnerisy mercenaria auiéiona es implacablemente desea ee erlagoga copontinea que ha sido disenada dexcuidadamente Inatinalar Ig curing de Ios estaiantesy, no obstante, impesta de mae yess para “raat” a quienes vivensituaciones de domesticaién so dene condone de pop rei em praxis de soliaricad de Freire, es dec su pedagogta cx ayes no, Baa ores de 2077 cel tye In bsqued de ia autorvealizacin histriea de on oprimidon Grainne misses medias la formacion de actors clecivos oma is tatcién dela razdn moderne, Erie alin el papel al ea da ivclocial npénieo. No deberasorprender,entoncen QUE eer ay enclose an ale ae atparn sent y protege el statu qua el abajo de Frc, incur ss lj de wn depot ar pr pate de a ada Tex epigonos de Te pedagogtaapolca como Iieratura qu Tomar, paradise, dfamatvey felegeac rotundamente alos mir ts eojuntura hinéria ata es con ja haya prohibido ln obra de Tere después de juagarla polit eegfeG yf ete [emractectcs tne ea ee eee eee and tulo no tiene el propésito de abordar las malas interpretacioney I nsigncs del rsbajo de Freire por parte de los educadoresen mes su sin creuloramientoe a rele dentro de ental aos del Primer Mundo por aplatar las luchas prolleratorin el Mae polagégicas Ene capo solo inteniaexplcar con més delle has eebsles deh obra de Frere el papel del educador Como Oy ear see her los efectos de una crisis de sobreproduecién en la economia central. D acuerdo con Ross, la economia periférica (Latinoamérica) reduce la prod cin destinada a su poblacién nacional. ¥ agrega: “Las compaiiias centrales las elites nacionales se apropian del supersvit econémico que se deriva del co sumo periférico de productos del centro; ese supervit no se invierte en la ec nomia interna de la nacién periférica” (p. 129). Por supuesto, el resultado que las economfas nacionales de América Latina no logran tener la capacica productiva requerida para satisfacer las necesidades mis elementales de la mat yoria de la poblacidn, Esto se debe a que “el tinico sector activo es el que pros duce mereancia para la elite local o productos basicos exétic do metropolitano centr capital externo ciertamente estimula el desarrollo de las economfas periféricas, pero dicho desatrotto ~si puede lamarselo asi— casi siempre es desigual y, en consecuencia, ese contacto obliga a la economfa periférica a subdesa propias esferas nacionales. Después de una dependencia econdmica suele surgir la dependencia cult. ral, Sin embargo, la industria de la eul fa no es sélo superestructts ral; también es constitutiva en el sentido de que las masas —tanto en el Primer Mundo como en el Tercero— no consumen cultura pasivamente como tontos sin cerebro, Sucle haber resistencia en el nivel del significado simbéljco que im- pide a la industria de la cultura servir simplemente como vehiculo de la homo- lo (Martin-Barbero, 1992; McLaren, 1995), De acuerdo con Andrew Ross, la elite de las naciones periféricas es Ia primera que obtiene acceso a la cultura popular occidentalizada, pero debido al acceso li mitado de la poblaci6n a los medios de informacién, éstos generalmente sirven para incitar a los grupos acaudalados a acoger los valores de consumo de los pafses ms desarrollados. Las elites basicamente fungen como supervisoras cuando se trata del consumo cultural del campesinado. Sin embargo, los vin- culos que los campesinos han preservailo con su propia cultura étnica s{les ayt- dan a ser menos dependientes de la informacién occidental, La cultura exterior producida en masa con frecuencia se pullar, y debemos recordar que los valore pueden resuliar afectados por entrar en contact menos desarrollados. Por oi to con Ta cultura occidental, si bien el surgimiento de una nueva clase trasn ional parezca tener todos los adornos ideol6gicos de la antigua burguesia oc cidental. Por ejemplo, el contacto que tuve con feministas brasilenas me mostr6 que Ia critica feminista de oposic lucha contra las estructuras de opresion patriarcal les pueden permitir a los hombres matar a su esposa si sospechan que le flel, 40 pretexto de que se ha violado su “honor masculino”. ‘Ta linayen que se evoca de Freire contra esta narrativa recurrente de la de- avlenicld ¥ @) engao dle la cemocracia occidental, y de la hegemo sI\ CRITICA FRENTE ALA ACADEMIA, s difieren en grado sumo, educadores eriticos de 5 de los cuales han recibido la influencia directa de la f s PO! PICA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERIOR ” IGA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPER obra de Freite) surlen tener clertos supuestos previos en comiin, que pue resumirse de la siguiente manera: [as pedagogfas constituyen una forma de ci todo conocimiento esti mediado en Io esencial por re iones lingitisticas que irremediablemente tienen una constitucién social hi t6rica; los individwos se relacionan de manera sinecdsquica con la sociedad través de tradiciones de mediaci6n (familia, amigos, religién, educacién esc lar formal, cultura popular, ete); los hechos sociales nunca pueden aislarse d ‘mbito de los valores o extracrse de las formas de gencracién ideol6gica com inscripci6n; la relaciGn entre concepio y objeto, y entre significante y signiti do, no es inherentemente estable ni trascendentalmente fija, y con frecuenci esti mediada por los circuitos capitalistas de produccién, consumo y relacion sociales; el lenguaje es clave para la formacién de la subjetividad (concienci jedad hay ciertos grupos que inne cesaria y, con frecuencia, injustamente, son privilegiados con respecto & otros, y sibien el motivo de estos privilegios puede variar muchisimo, la opresidn qui caracteriza a las sotiedades contemporaneas se arraiga con més fuerza cand los subordinados aceptan su condicién social por considerarla nat via, inevitable o heredada como un ¢jercicio de azar hist6rico; la opresién ti ne muchas facetas, y concentrarse s6lo en una a expensas de las demas (pot ejemplo la opresién de clases frente al racismo) sucle pasar por alto u ocultat su interrelacién; nos espera un mundo imprevisto de relaciones sociales, y n¢ puede comprenderse el poder y la opresién simplemente en términos de u cilculo irrefutable del sig mes de causa y efecto; dominacién y la opresién se encuentran implicadas en la dependencia radical del desarrollo social y en muestras reacciones a ella, y las principales priéctica de investigacién general e involuntariamente se encuentran implicadas en la 1 produccién de los sistemas de opresién por clase, raza o género (Kincheloe McLaren, 1994; McLaren, 1992) ' La obra de Freire ciertamente refleja esta lista de supuestos en distintos grae dos, y si bien su corpus de escritos no entra ficilmente en la categoria d sestructuralismo, su énfasis en la relacién entre lenguaje, experiencia, poder € dentidad sin duda da peso a ciertos supuestos posestructuralistas. Por ejemplo, 1b obra de Freire subraya que las practicas del lenguaje entre los individuos y grupos hacen algo mis que reflejar la realidad: organizan eficazmente nucstt@ universo social y refuerzan lo que se considera son los limites de lo posible, construyendo al mismo tiempo la imperfeccién de lo prictico. En gran medi« alos sistemas de signos y los cédigos semidticos que utilizamos siempre se en: cutentran poblados ya de interpretaciones previas, dado que forzosamente han sido. condicionados por las formaciones mate 6 ies que ayudan a darles origen. Apoyan y refuerzan arreglos sociales particulares, dado lian en pricticas sociales historicamente condicionadas en las que los ndamentalmente arbitrarios, pero a algunos se les ha otorgado una dise legiada sobre otros, en modos que llevan la marca de las luchas dle clase y género (Gee, 1993). Los sistemas de signos no s6lo son conven- ‘sy se encuentran unidos a la cultura, sino que se distribuyen de mane: in, 1993). Para los educadores estaduni mericanas se ha forjado en el erisol del patriarcado y Ia supremacia blan- ax, 1993; 1997) forme a la perspectiva descrita en el pirrafo anterior, el conoci ice ninguna significacién en ni de si mismo, sino que depende el que se genera y de su props significado que pueda bencficiarse extralingistica no puede ayucarnos a hacer elecciones, y entonces legamos a ver el como una forma de poder que nos hace aprendices de maneras pat» cs de observar y de comprometernos a nosotros mismos y alos demas, y 1 su vez, tiene consecuencias sociales y efectos politicos. particulares y Leonard, 1993). Pocos educadores nos han ayucado a juzgar los cos de las précticas del lenguaje en grado tan superlative como ‘icLaren y Giroux, 1994). La postura de Fi » de que Ia intencionalidad estructural de tionarse erfticamente mediante una forma de concientizacién 0 cons jo (Freire define esta palabra en portugués como una interpretacion la para los individuos subversivos de las buenas précticas Je pensar que dicho acto de terrorismo cerebral pudiera lo osas expresiones de las nuevas y cada vez més insidiosas formas de hege= capitalista, Este proceso ha menguado enormemente el papel emanel- rio de Ios intelectuales un sucedido in la funcidn del intelectual orginico, De hecho, la praxis emancipatoria ha HERATORIA Y EDUCACION SUPERIOR ~ ida huérfana en mu © apropia del espacio de una k ueadores no pueden o no Ie se apropia del espacio de 5 propia praxis pedagg Won los estudiantes sobre t demas de medi leccién escolar para participar en temas que no se encuentran en el progriti los De Certeau describe las operaciones y maniobrs (hetlly Ro pueden identificarse con facilidad ‘i ‘ opresivos de las retaciones so. La redoblada seducci accién caleulada que esti determinada por la ause1 ] El espacio de una tietica es el espacio de ln otra, Por har un terreno que le ha si ' No tiene los medios para man in dle k rrudencia, de autodon fs nuevas formas elect Jy dentro de lo una rcorganizacién y liberaci Peligro de una mayor fragmentac Por converges la formacién de ‘mientos sociales, E; de las at ‘una posicidn una maniobra “dentro del campo de Ye enemigo, Por Io tanto, no tiene la opel al ncias estratégicas ey muevas economias rire los sitios de pri cer su propia pos disgregacion de la ' todas luces proporciona movil morales y la expansi ne debe acepta i S esferas pul se dan en cus ‘que ya los in en términos de Gra con Conquergood, fa propia racionalidad esté vincul ‘gia en el sentido de que obtiene su legitimidad (con! in se deriva de blecido. En contra de las imperiosas necesidades entfalds lizacién de tas ped 1 basada en los derechos establecidos presi detcar ents Cc fe jergood propone lo que él denomina e 08 sistematizantes y to les de admis iempre estin de ” (p. 83). Debe acentuarse que el 4 gues cues Pertenecen quien ser tictico no sélo son las conductas en el sal en social. en consecuencia, ton pour ran contrahegem6nicas, sino también | Para controlar a la poblaci ; e Ro ocupan un espacio. eon Oportunidad que se present as partiendy totio de desem tarios insurgent lespojados de sus der, 0 tacticas, en improvisacional” (p, del estudiante que haraganeny del 6 POLITICA LIBERATORIA ¥ EDUCACION SUPERIOH }ERATORIA Y EDUCACION SUPERIOR om de relaciones con significado, y en el desenmascaramiento de 10s luministas de la verdad como Ia eficacia estética de la retorica de las le lectura y eseritura, La obra de Freire no ha abordado en ningtin o extenso los debates politicos actuales en torno a la pedagogia y la sn y Leonard, 1998), pero comentarios te- nto de la historia como una experi tuna ex ‘experimentando los discursos op icamente (Freire, 19983; 1998b). Freire (1993a:2) es sido desplazar y negar al propio? jzadlos para apoyar, cle las maneras ms concretas posibl ia contrarrevolucionaria del poder esta LA ACADEMIA NOGTURNA Y LA PO ITIGA DE DIFERENCIA, Los intelectuales occiclentales necesitan entender a cabalidad que si bien es mamente importante afirmar las experiencias de los grupos subalternos den wo de rral “otro” como trasparente al invitar ismo es una préctica muy cuestionable. Freize y otros eriticos r ro este punto (Freire y Macedo, 1987; Freire, 1973; 1985), Gomo sefiala Gaurav Desai (con base en Gayatri Spivak, Lata Mani y Partha Chintiergee), ty postura de permitir al otro hablar por si mismo se encuentra en Int idad con una epistemoldgica it ‘ Inn larea importante del educador critico es traducir la diferencia cultural, o'en verdad es todo un desafio para los educadores freireanos, Bl acto de ‘ir es, en palabras dé Homi K, Bhabha (1990), “un momento dudoso", ve POLITICA LIBERATORIA ¥ EDUGACION SUPERIE “' jodos los lenguajes culturales en cierto grat Jenguaje critico que no sélo reautorice las necesidades imperiosas de lay nos, y desde la perspectiva de la otredad es posible cues traductolégicas del “Primer Mundo”. Hacerlo de otra manera ex ispestieidad| couieatoallde Ios vatemat eafiurates!{Btabea\ 1500/R 2 a una forma de imperialismo cultural. Las experienchis tonces, es en este sentido que “se wielve posible inscri evidentes, y ciertamente no lo son las de los oprimidos. Freire culda einen res ere ete eee ree se de que su lenguaje de traduecién proporcione a los opritnidos tal comprensién de la diferencia, realizar el acto de traduccién cultural” (B amientas para analizar sus propias experiencia, reconociendo al mit: bha, 1990:514) :mpo que el mismo proceso de traduecién nunca es inmune a ser insetie Toda forma de significado cultural esti abierta a la traduccién porque tod nes ideoligicas de poder y privilegio (Freire y Gadotti, 1995), los significados culturales se resisten a la totalizacién y al hermetismo total ‘logo de Freire no se aboca predominantemente a fa politica de otras palabras, los significados culturales son hibi .u mensaje puede explicarse mediante una participacién en la obra de los se a ningin discurso cle autenticidad o raza, clase, género 0 esencias. Bhabl insurgentes negros. Gornel West culpa a lo que él considera es el describe el asunto de la diferencia cultural como sigue: dec la actividad intelectual de los negros instruidos debido a la “relath mayor integracién negra al Estados Unidos capitalista posindustrla, universidades de elite y burocratizadas, sus aburridos colleges medioctes ratorias decadentes, los cuales tienen poco interés y confianza en los 's negros como intelectiales potenciales” (Hooks y West, 1991: 13 critica enormemente los “aspectos del efecto excluyente y represivo stitciones académicas y los intelectuales humanistas blancos” (p. 197) - a “la xenofobia flagrante del humanismo burgués que predo: ado el efrculo intelectual” (p. 142) ‘modelos para la actividad intelectual negra co} 1s negtos instruiclos en sa en la premi Como sefal6 Walter Benjami son ajenos a sf mi Las fromteras de po del signo arbi significado cultural es 80 cifrado del melanestlico y el migrante” (Bhal mnificado nunca puede ser total. Los “si (p. 316) ejemplifican la inconmensural ica y el racismo profundamente arraigado que se lanza Jectuales humanistas burgueses” (138). Sin embargo, dicha I Gn debe “dar por resultado que los negros contr: dad de traduecién que enfrenta twiareado capitalista con su propia alteridad. ‘Como traductores, los educadores criticos deben asum mativo “dialoguiza (Hitchcock, 1993), EI traduccion de otras culturas debe resist la representacion autoritaria del of ‘mediante un proceso de descentramiento que desafie os dilogo marxista revolucionario, de acuerdo con West, ¢ ica menos xenofdbica que esté a disposicién de los intelecty 140). Sin embargo, West también critica enormemente las limite pone el discurso marxis ir un pi fico para i lizéndose para gon W. Scott (1992:34), Sitio de la promal que ha creado wna Ii experiencia det ‘neti quie puedan ponerse ‘ale sentido, el desaffo es repensar las xepresentaciones autoritarias del otro & cla crtica que puede ayudar a traducir (am la experiencia propia de éste con el otro, de ry POLITICA LIBERATORIA ¥ EDUGACION SUPER ICA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERIOR co 7 las realidades concretas y las posibilidades progresivas de la comunidad negra. La pret ‘capacién por Ins limitaciones estructurales sociales iende a gen natistas absurdas o pronunciamientos paralizantes y pesimistas (p. 141). 1a las formas de pedagogia domesticantes proporciona un contexto espe- mente latinoamericano para el desarrollo de la intelectualidad insurgen- propia tipologia de West amplia algunos temas freircanos centrales con el )bordar mas a fondo las cuestiones raciales. Hooks describe al intelectual como “alguien que comercia ideas traspa iscursivas [...] que comercia ideas en su importancia vital ica amplia” (Hooks y West, 1991:152). Sin embargo, Hooks menta que el patriarcado capitalista de supremacta blanca ha negado a las negras, particularmente, “la oportunidad de seguir una vida dedicada a ic". Este problema se encuentra firmemente atrincherado en un sistema io racista blanco que implica “persecucién por parte de profesores, ros y colegas” (p. 158). Ademaés, explica: Es importante sefialar, en medio de toda esta critica, que West sf admi fantes del modelo revolucionario marxista al promover la co ciencia critica y eriticar los programas de investigacién dominantes dentro I academia burguesa. jodelo escéptico posmodernista de Foucault relacién entre conocimiento, poder, discurso, pol ial, Ofrece un repensamiento fundamental del papel de los int la condicién posmoderna contemporénea. West considera politica de la verdad” de Foucault como una critica a la burguesia humanista. a los enfoques marxistas mediante el papel cel intelectual especifico de Fo cault, De acuerdo con él (p. 142), el intelectual especifico: ue acoge West investiga l ‘un contesto social patriarcal, ca y de supremaefa blanca como esta eu na mujer puede convertise en lescolonizar su mente. Las mi as a titulo individual pueden llegar a ser exitosas académicas sin experimentar Kceso y, de hecho, conservar una mente colonizada podria permitires destacar en lad y profecia, y mis bien ahonda en la feos y culturales dentro de los cuales se pri ‘ducen, se distribuyen, cireulan y se consumen los regimenes de la verdad. Los inte tuales ya no deberian engafiarse creyendo como lo hacen Ios humanistas ales marxistas— que luchan “en nombre” de la verdad; ¢s la hucha por el estatus mismo de verdad y el vasto mecanismo cuenta de ese estatus. puntos de vista inteleetuales que \coger para sostener y nutrir esa eleccién (p. 160). ado las eriticas de West, Hooks y Cohen contra el mundo acad ‘1 interés tanto en la teoria y las condiciones sociales posmodernistas » en la raza y el género ayuda a ampliar las criticas de Freire al situar sus sis mas plenamente centro del contexto e intereses de las Juchas de libe: leamericanas, particularmente porque abordan las Iuchas de los po mujeres y la gente de color (McLaren y Leonard, 1993; Freire, 19938), hay espacio para ampliar atin més el contexto con respecto a la pueblos indigenas, de los homosexuales y las lesbianas, y de otros wes de la cultura dentro y fuera de entornos universitarios. Es necesae os educadores basados en Freire hagan mds preguntas relacionadas y el género con el fin de dar un enfoquue mais central a estos temas por la trasformacién social. Algunas de esas preguntas podrian set, West resume el modelo foucaultiano como la promocién de “un cuestioni riento intenso ¢ incesante de los discursos cargados dle poder” (p. 143). Pe no no es un llamado a la revolucién. Mas bien es una in tacién a rebelarse contra los efectos represivos de los regimenes de Ia verd contemporineos. West, apropidndose sclectivamente de estos tres modelos, pasa a proponel su propio “modelo de insurgencia”, que plantea alos intelectuales negros com catalizadores criticos, orgénicos, de la justicia social. Su modelo de insuxgenci para la vida intelectual negra recupera el énfasis en fa voluntad de! hombre cl esfuerzo heroico del modelo burgués; acenttia el énfasis en las limitacions cestructurales, las formaciones clasistas y los valores democraticos radicales narnista, y recupera el escepticismo mundano que se evidencia en | izacidn de los regimenes de In verdad del modelo foucaultiano, embargo, a diferencia del modelo burgués, el modelo de insurgencia da pi ridad a la obra intelectual colectiva y ala lucha y resistencia comunl. Al co {rario del modelo marxista, el modelo de insurgencia no destaca a la clase tr Ingjaclora in sino que ataca un ‘varied de formas de jerarquia y subordinacién social, tanto verticales com les; Asimismo, el modelo de insurgencia hace mucho mas enfasis qu Tuienulilane en el conflicto y la lucha social ientras que la critica frei aneras han colonizade los discursos racializados a las pricticas pe: 1? jacién entre diferenciacién y subordinaci6n raciales, y los discure sobre raza y etnicidad? Como se reproducen estas relaciow nenes discursivos y las précticas comunicativas de la hucha por Ia igualdad de razas y sexos se considera itil, se suele coms desearriados a quienes contienden en nombre de este objetivo itil 65 POLITICA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPER cuando se salen de las normas legitimizantes de Jo que se considera ¢s “cultura comin”, 4Como se reproduce la desigualdad de razas y sexos de tro de los discursos humanistas liberales? Sino hay una teleologia racial necesaria en las précticas educativas de la mayor de las escuclas estadunidenses, écomo se lleva a cabo la reproduecién de di ‘cursos racistas en la mayorfa de las escuelas? Como es que la hipervisibilidad de las culturas blancas oculta su obviedad ef las relaciones de dominacién y opresion? dera es una conducta normal y apropiada? De qué manera es que las condiciones dentro de Ia cultura dominante para sto y humano se afirman en las formas utilitarias de raci nalidad y los valores inscritos y legitimados mediante nuestra burguesf ‘¢ trabajadora y nuestras formas elitistas de cultura blanca Cémo funcionan estas formas de racionalidad dentro del cibir un erat nuestra, discurso mayor de color A pesar de estos discursos ausentes, la obra de los educadores en el contexto del Pris Ross concibe la peclagogta critica por medio de lo que ella denomina “pra {ica antidisciptinaria” de los estudios culturales. Usa las teorias de alegorfa re cémo ¢s que la raza constituye una limitacién fronteriza en To que se con rire sigue siendo tante en fos debates actuales sobre el papel de las universidades, las escu 105 de todo tipo a lo largo y ancho de Ai cire advierte a los educadores que lamentablemente ki actividad de interpretar la palabra en relacién con el mundo social ha si ppragmatica, en vez de basarse en principios (Freire y Macedo, 1987). En otra palabras, In educacién escolar (en relacién con las universidades y las escuela cas) gira en tomno a la necesidad de reprodueir diferencialmente una cit que se dlstinga por las injusticias de clase, raza y género. El desafio d Mundo y del Tereer Mundo es tra formar esos procesos reproductivos. Y es necesario matizar esta idea, La pedagogta freireana esta firmemente arraigada en lo 19) denomina “pedagogizacién’ integral de la sociedad”, con To cu a la “infantilizacion general” de individuos o grupos mediante I discursos y las précticas sociales del "mito de progreso de la Europa xe Kristin Ro visionistas de Walter Benjamin, Paul de Man y otros, y se aleja de los concep: (mimético y sinecdéquico) de experiencia y representacién, en el que una pat terefleja el todo de manera atemporal y ahistérica. De acuerdo con el modelo in por ejemplo, de las mujeres blancas en Nueva York 1 mujeres negras en cl sur de Estados Unidos. En ver de considera un relnciin carente de mediacién, en la que la situacion de las Iie) ‘mires HEMI Constituye un reflejo aucéntico de ka sitna in de las mujeres PIGA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERIOR Ross prefiere considerar que esta y otras relaciones si 4s que miméticas. Sefala (p. 672): preserva las diferencias de cada experiencia fijada y situada hi ‘establece al misiuo tiempo una relaci6n entre dichas experiencias, ‘experiencia se interpreta en términos de otra, pero no necesar.amente én ina identidad ni de eliminar las cualidades peculiares de cada una, y Juan, Jr (1988:46) sostiene que la al s expectficas para hacer aficos la ilusién: edie con ta alegoria es esto: en vez de inducir una facil recone J, un salto existencial ala fe donde todo antagonismo de clase se desvanece fs alegoria realza la tensién entre significante y sigs -ando asi la empatia y estableciendo la distancha juico eritico y, en tiltima instancia, una accion a> :an Juan sefiala que la alegoria constituye “un proceso de desalinen: "; por ello Jocial que rompe las relaciones sociales (1988.46), con Terry Kagleton Ia alegoria es un “modo fi nte la diferencia, sin perder la autonomnfa relativa de una on significado mientras sugiere una afinidad con al \es" (1990:396). Esto pone en tela de juicio la idea de idactexpresiva, y trae a la mente la idea de constelacién de Adorno, ice contradictorio de 1a This: razon dominativa, Considerar la ¢s verla alegéricamente y, iad del totalitarismo, porque munca se renuin por lo tanto, fa totalidad nunca se reduce a idealismo total jerdo con Eagleton cuando sefala que “quienes demonizan indi mente conceptos tales como unidad, identidad, consenso y regu do que, después de todo, hay diferentes modalidacles de esis jgualmente represivas” (Eagleton, 1990:355). Donaldson comenta la importancia de la visidn alegériea en un en insta le las cuestiones de homogeneidad y universalidad. Lo hnce ate ‘goria como una forma de metanarrativa que puede salvar “la icciGn entre politicas radicales de identidad y un escepticismo poste - POLITICA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERIOS POLUICA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERIOR @ ¥ dernista, una oposicién incompetente y una accién meramente afirmativa qui amenaza al feminismo desde dentro” (Donaldson, 1988198920} De acuerdo con Donaldson (p. 21) la “alegoria no s6lo expone los cimient ideolégicos del discurso, sino que cuestiona una metafisica simbolica de pi sencia ©, en el caso de una perspectiva feminista, una politica radical de ide tidad’ parad6j de sus dos unidades en oposicién, la alegoria “implica una relacin mucho mi discontinua entre significante y significado, dado que es un principio ajeno no una identificacién natural Io que determina c6mo y cuindo se articula conexiGn” (pp. 21:22). i6n dle la alegoria que hace Donaldson en relacién con el fem te homogenizaci es imposible representar a cada grupo cultural en el programa de estudios, de la pedagogfa critica en términos de Ross consiste en construir ale: foricamente una identidad cultural para que cada grupo vea su narrativa cul en uma relacién mas amplia y comparativa con otros, y dentro de una nae a mayor de trasformacion social Fs particularmente urgente que los estueliantes reconozean la especificidad sry cultural de sus propias experiencias vividas alegoricamente es de- n relacion alegérica con otras narrativas~ ya que, como sefiala Kristin ws (1993:673), vivimos u onganica; cada vez se ituras no occidentales en Occidente para enticidad para los occidentales hartos lo pesada para que alguien la soporte. En la seguncla, de los no occidentales se registran y juzgan conforme a cuinto conver o: una sola cultura publ les deci, custo ha avane tuna hacia el objetivo putative de ido se resiste a una verdad representacional 0 al fcado invariante para la narrativa que pueda entonces si para ser aceptado 0 rechazado. De Ja vision representaci tesiano unificado que supone di blemente relacional de la ident el supuesto de un yo ss sta las negaciones sobre las cuales se basa (1994.22), igrama de estudios emancipatorio no puede presentar las culturas del y Tercer Mundo en el contexto de oposiciones binarias como relaciones iacién y resistencia, dado que este movimiento por lo general permis prevalezca la perspectiva del Primer Mundo como punto normativo pri para las civilizaciones (Ross:1993). Mientras la obra de Freire dirige ‘én hacia el peligro de una dicotomizacién reduceionista de las eu Primer y Tercer Mundo, quienes lo han interpretado suelen inte la perspectiva de Freire a contextos primermundistas equivalencia fortuita o contraparte natural de resistencia subalterna odificar los argumentos de Freire de manera suficiente en términos de textos del Primer Mundo ( icLaren y Leonard, 199) y Lankshear, 1994), Esto I 10 una prictica “civilizadora” occidental 10 maestro, Freire ha proporcionado las condiciones pedagogicas nece: ‘a comprender mejor como el humanismo ilustrado y, especificamen: ‘vor de la raz6n” eurocéntrica {y euroamericana), no siempre ha sido incluso razonable al ejere \samiento trascontinental al ser: ‘ia (Giroux, 1992). La obra de Freire nos ayuda a is plenamente ésta y muchas otras euestiones cle interés para los s y los trabajadores culturales \ perspectivas de Freire puecien ayudar a profundizar el debate sobre el de Ja universidad en la cultura norteamericana contemporinea y, por Al citar a James Clifford, Donaldson llega incluso a aseverar que todos los nis veles significativos de un texto, incluyendo las teorias y Ia interpretacidn, son alegoricos 0 se componen de multiples regisiros alegéricos 0 “voces” (p. 22), Ningiin registro es necesariamente mas importante que el resto. Los coment, ios de Donaldson hacen eco del ataque de Walter Benjamin a la te a alemana det simbolo y a su énfasis en el in ‘cuando el significante se fusiona con el fa 10" te mistico totalizante Existe una gran diferencia en que un poeta busqu yen que yea lo general en Jo particular. Lo primero origina la alegort cular surge solo como un caso o ejemplo de lo general; lo segundo, verdadera naturaleza de la poesia, la expre {0 o referencia sobre lo general ce lo general donde lo parti embargo, es la El concepto de alegoria de Benjamin no permite redimir la naturaleza me dante tn trascendencia, daco que en ta alegoria el significante se mantiene mo fle si significado mediante “una Itnea sesgada de demarcacién” que ¢§ iby Muerte a la vex (Taussig, 1992:153), Ross recluta ideas similares sobre vielo dle una ensentanza » POLITICA LIBERATORIA Y EDUCACION SUPERI -RATORIA ¥ EDUCACION SUPERIOR ” a afiadidura, también puede contribuir a ubicar la lucha de los ecucadores lat hoamericanos centro de los intereses de las criticas posmodernistas ¢ inst gentes del mundo académico tal como las ejemplifican las perspectivas West, Hooks y Cohen . En un mundo de capitalismo global necesitamos altanzas global . geménicas mediante un contacto cultaral y politico en forma de dislogo crit ¢o. Samir Amin (1989) sefala que colectivamente enfrentamos wn problem que “reside en la necesidad objetiva de una reforma al siscema a, la Gnica salida es In peor barbaric: el genocidio de pucblos enteros (p. 114} Al tratar de desarrollar un proyecto basado en la premisa de construir aginario cultural cmancipatorio concentrado en trasformar las condicion 1ecrean vietimas de Ia expansion capitalista, es necesario que los edieador masificacién de 1s Unidos en una preparatoria y secundaria de mil estudiantes que tuna zona industrial de Porto Alegre. El proyecto actualmente recibe del Sindicato des Trabalhadores nas Indiistrias Metalirgicas, Mecat Elétrico de Porto Alegre y esté dirigido por Nize Mi EI programa de estudios se ha elaborado a partir de dis nnvestigadores e intelectuales de diferentes paises, tanto del Primer’ del Tercet. Se alienta a los estudiantes de preparatoria, secunda: janzas activas con movimientos sociales y 2 vin ‘aula directamente a las cuestiones sociales que enfrenta Si bien educadores reaccionarios y neoliberales, administra han ejercido mucha oposicién politica a esta escuela para trabajado- :perimento en si testifica la visidn freireana de alianizas trasculturales y ines geopoliticas. La pedagogia freireana argumenta que los sean éstos universidades, escuelas piiblicas, , galerfas dle os individuos a un mundo de relaciones sociales opresivas, sino qh 1 ser maladaptada, a trasformar las condiciones mismas que pro: ‘opresion y la explotacién. Esto significa algo més que simplem! aro readaptar de manera colectiva Ins subjetvidaes fuera de la th Flexible 0 el calculo hor le para la calefacci6n en invierno, Necesitan alianzas mediante una politica de diferencia. William G. Tierney (1997) plante a los educadores el desafio de hacer alianzas con partida janas como parte de una lucha de mayores dimensiones en el forjar dich homosexuales y lesbiana ientos de tr los pueblos indigenas, las gencraciones presentes y fu sibilidad de convertirse en extensiones de corporaciones multinacionales der ‘10 del aparato mayor de expa lva y de més subdesarr de América Latina y Europa Oriental, En pocas palabra tica de esperanza radical, La del mundo tangible, carnal, de las relaciones histéricas y m se convierta en un punto de referencia para una praxis criticamente trasfo mativa, Si bien las Iuchas antirracistas, amtisexistas y antihomof gentes e importantes por dei Giales nuevos tengan el objetivo comin de trasformar las relaci explotadoras del capitalismo global Freire y sus colegas nos recuerdan no participar en controversias sobre dife: rencias, y nos alientan a dialogar sobre la diferencia. Es en este sentido que se idad a volverse verdaderamente plural y dialoguista, uevos idiomas de trasgresién y nuevas instancias de mo puedan conectar la memoria institucional de los intelectuales con -a'y los suehios de liberaci6n qu ra guiarlas, Esta es una misi6n no sélo fi tegorias de identidad, cuando son confrontadas me¢ facién de Freire, resultan despojadas de su pretendido acceso a In la verdad (Giroux, 1992; MeLaren y Lankshear, 1994). L¢ 1u propia viel ompasién, el amor y la solidaridad, Ia esperanza de los caprichos de la vida diaria, descon\ un liga ‘ontextos, Un lugar conde se exija alos edtucadores aprender a hablar sobre las ‘expeeriencias de los estudiantes y después convertir esa plitica en filosofia de ‘aproncdigajeyy praxis de trasformacién - Roclantomente fui testi il de un experimento en el que se utiliz6 la ‘bri de Hrelre en conjunciin con aportaciones de edueadores criticos de Ets nente como un proyecto anacrénico que no a POLITICA LIBERATORIA ¥ EDUCACION SUPERIOR) de Ia educacion piiblica ha ido menguando bajo el seductor signo de privati zaci6n del capital. Con intrepid, Freire sigue proporcionando un lenguaje desmitificacién y reencantamiento en nuestra traycctoria de wuelo de la forma cién del yo, una trayectoria que, si bien carece de destino, tiene una direccién critica, La dptica politica que gufa la obra de Freire no se forma a partir de la dialéctica (y su énfasis en la colectividad y la objetivicad cientifica frente a conciencia falsa) tanto como del dislogo (y su énfasis en la participacin rect proca, la subjetividad y el desempenio/la comunidad), y desde esta dptica Freie re se acerca mas a Lévinas, Buber y Bajtin que a Marx. En la medida en que: aborda a los individuos como algo més que el resultado caprichoso de un acci dente hist6rico, o rebasa las fronteras abstractas del disefio metafisico, la obra de. Freire presupone un sujeto de la historia y una cultura de redencién. En este sen= tido, se acerca mis a Marx. En un momento de la cultura estadunidense en el que se ha logrado expul sar a la historia de la formacién del significado y se ha puesto en cuarentena ta esperanza durante la expansi6n frenética del capital hacia regiones de la vida publica y privada anteriormente inimaginables o impensables, si descartamos Ia pedagogia de liberacion de Freire lo haremos so riesgo propio. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Aclané 194), Youth, murder, spectacle: The cultural Boulder, Westview Press. 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Mencionaré, aunque no pretendo cita a mantenerme, flagrante bell, sustancialmente fuera dle esos espacios. Si embargo, estar “fucra de” la academia mientras “oficialmente” se permane adentro implica ciertos riesgos relacionados eon los rapports de force dentro Ja vida universitaria, principalmente el riesgo de ser emboscado por el mund ser subjetivizado por él cuando se intenta escapar de la banalidad y esterilidat paralizantes de las instituciones formales de ensefianza superior. Un tema qut se tepite a lo largo de este capitulo es el del flaneur profesional que, en su ipadlo entre una identificacién con To popular y una lealtad perversa a las restricciones estridentes de la cienci académica, y, sin embargo, a menudo no logra entender como se ubica ésta ambos espacios sociales. ‘pal objeto de estudio tomo la ubicacién de la figura de fl nputarizado, vuelos a tantos lugares diferentes en todo el mundo), la tecno- ‘moral (el compromiso con una praxis revolucionaria de liberacién) y Ia y discursiva de la comunidad académica colaboran para im: © esencia de ser flinewr/flaneuse. En este sentido, los frag- wrio deben considerarse antitextos en los que recuerdos per es configuran el pensamiento for into por necesidad como por posicién, y de una manera que rebasa mis intenciones conscientes. Estas Te- nes antitextuales traicionan una parcialidad necesaria. Se wuelven sucesos acturan la continuidad de mi entendimiento teérico y también su logica Sin embargo, al mismo tiempo se destaca la multidimensionalidad del inte una interseccidn de las pricticas discursivas y no diseur= . posorganizada y posmodernista, ya que, pata mf a figura de flénew/f reuse representa el intento, en un escenario urbano, de vivir dentro de la estrategias difusas y vertiginosas de representaci6n y los discursos cambiant de las estratewias y mecanismos de comer pitalismo, y de uni se a ellos, Esta unién es estratégica y no debe confundirse con una fusién (l cual se aclara en la seccién final de este capitulo), new/fldneuse todavia intenta (aunque a menudo e completo fijando “un paso que no sigue el ritmo a metr6poli moderna” (Tester, 1994:15). Un flineur ~o una flaneuse— dese traia el misterio de la vida c sin darse cuenta de que esa biisqueda pronto, ¢ inadvertidamente, puede fusionarse con la légica misma de Ia me canefa, que con igual fuerza fascina, emociona y repugna fo de problematizar In mirada reflexiva del etn grafo y Ia lectura de las etnogratias. En el procesa, describo la formacién d lector y del autor de etnografias que vive el doble papel de flanewy/lineuse de tedrico critico, por incompatibles que estos papeles puedan parecer a pi mera vista, Quisiera dilucidar un poco el dilema al que se enfrenta el etnég fo urbano quewive en los intersticios de la ciudad, que no puede escapar de s recuerdos y que, en su deambular cargado de ereatividad, siempre ocupa ya k eogratia existencial de sus propios deseos y temores como quien vive cauti do.en Ia esclavitud de ls existencia metropolitana y en el hibridismo pos dernista de los espacios pablicos cosmopolitas. Los extractos de diarios que i cluyo representan pensamientos espontineos, sin premedit Supone producirn una tensi6n con las aseveraciones 10 puede re- hs, Siempre quise wo visiones de singeles y 2 que es la moto con que el Che eruzs Ls La idea de su Poderos ira, Pero me acosa el sentir de que mi espiritu ya haya muerto con el del C 1 La Habana en 1987, rastreaneo su recuerdo, s6lo me dej6 trustrado, inpleto. Dicen que los restos del Che e o. Si sus sandalias se descubren es. Tal ver se descub ia sierra eléctrica a imagen de espectadores urbanos que moran en espacios prohibidos dentro como fuera de la academia, que se pierden en sus observaciones , dejindose llevar por la fascinacién de los lugares pablicos; cuya tanto personal como profesional, depende de sus actos de flénert es son espejo de la cultura posmorlernista del capitalismo tardio, y quit- del yo para abrirse 1evas subjetividades posmodernistas. Esta perspectiva tiene ris sugestiva y heuristica que definitiva, y constituye un medio a la etografia de algunos de sus debilitantes discursos moder a certidumbre epistemoldgica que los rodea. reacion d objeto ser a de ser gilero, Mientras busco fan Morawski (1994:189) d ELETNOGRAFO COMO FLANEUR POSMOI lamente suele asociarse con los eseritos de Bi ¢, Zola, Balzac, Benjamin, Dumas, Kracauer y Sart ransitoria, que anda violentas malformacio Londres y Berlin); que b busca Jo eterno en lo efimero y transitor sajero y lo eterno, y Jo que David te ehke igual en lo nuevo; la antigiedad en Ia modternidad; la represen fc Profano en lo mitico; el pasado en el presente”. Quisiera hater hen eee eencs en cuanto al tema, en la idea de que, como lectores y autog Dosraficos de textos y como autores y sujetos del texto de muestra pane ey experinjentamos la flinevie como la raise tod la labor intelectual 9 ie Tealzamos, De acuerdo con Elizabeth Wilson, el flancur remplaze iy Inio durante el declive de lo bohemio en el Segundo imperie de este ca80, el flaneur “aparece como el iltimo observador sama sobre la superficie de la ciudad y prueba todos sis placenes cos riosidad e interés” (Wilson, 1999:07), Rob Shields (1994:75) sefala de ser c WESTWOOD, Los ANGELES onar en lo que me inspira el G3 ‘wood! venia casi todas las tardes para escrib i pequeiio que claustrofobia. Muchos estud todos de licenciatura, frecue igos y furnan pres ien le e808 apa arbi 1994: 99}. Todo lo que hago parece de s com é ne preg i. éCémo es posible tomar algo te arroja a la eara (de cen Beverly Hil Pobreza y el lujo ostentoso? ciudad industrial, que se juntaba con bohemios, catrin 10, mujeres ce la vida alegre, et pepeniv mpo/es} la creciente de las relaciones sociales” (Shields, 1994:77) y psicosis del espacio-iempo” en una biisqueda fitil de flineur de finales del siglo Xx, del presente posmodernista, §@ mundo donde la naturaleza ha sido virtualmente ed ‘mercanefa, Shields hace la atinada observacién de.que “los proble: flineur son tan oportunos para nosoteos a fines dal siglo xx como lo. cl catrin p: ‘ momen 5 pasmosamente vacias y ss estrategl nuestras estructuras de"pensamiento y sen: telah prop ; i desripeign que hace Benjamin det ear, Yagleton ihe comma una flinewr conio la, mercancia se di. Eagleton: EL ETNOGRAFO COMO FLANEUR Pt HO COMO FLANEUR POSMODERNO- café, quienes, segiin me dicen, probablemente van caming a los clubes del Gardens en Hollywood. Siento que mi reac: mente acondicionada por los medios cle comnicacién y el discurso ph acerea del East Los Any peas arama Cte tara ce espectadory reforza . ae eetAR ata er alo que (asi se espera) pueda ser 'dominado” (p. 75). Yaad deseo masculiio. Aqui es donde me encuentro atvapado por 's. Una vez mis nos enfrentamos a fa reversi6n del fléneur ’) como un “imaginador” activo, Benja- ira posmoderna, ‘ysofar, Este proceso se lleva nivel de la superestru interesa comprar retro en las tiendas de segun ice Beach 0 : Heights como una manera de derrambar ee ee a cto Wo 5 10 de consumo y nte reconstruyendo li cuestionar 10 adjunto del Estado, como legitimador de pati tay de las lenguas epistemolégicas soberanas, de los modelo igaciGn y los valores imperialistas que éstos conllevan, Quiero sacarme estos le glero y cortarme esta lengua de gringo. Quiero ver el mando a través de ‘cin purificada del ca ebeisteesrc : : oe Me a ‘acapara Ia ciudad, empapada de comercialismo y fi medida obliga la condicién de posmodernismo al flineur a ectivo, aunque al mismo tiempo e fnos de adie la hab se po lo sobre la responsabilid indolo en el imperio de Ia ) sefala sagazmente que Ia tras leet In the realm ofthe Diamond Queen, pero la banca del parg confusién causadas por “una poblacién ¢ inte sol de Los Angeles, ble para los flinews as diferentes partes [de la ciucad]". Estos tienen : i el culto a la novedad o el ritual de la moda’ oat Ids, 1994:61), que esta “atrapado en ‘ e homogeniza Ia historia (Eagleton, 1981:28). Los. >. 35), que cuidacosa y escrupul ee grafos de la vida urbat tas y sonidos de la vida metropolitana, anunciando vas coberentes que\pii ivilizada del mundo, y que se involuera en un “discer ia durante e ca dela vida urbana” —una especie de “p ban” no es un sujeto mor \sfalto y lac el poder y priv hho pueden eseapar dle su No te han dey ELETNOGRAFO COMO FLANEUR POSMOI FLANEUR POSMODERNO oo Ja actividad del propio Benjamin al producir el relato hasta ahora més \vo del flineur implicaba la lectura de textos sobre la modernidad urba- ti unos de estos eurojévenes patéticos comiend luccién de texios sobre esa mocernicad.” entre alemin y francés con notables gestos burgueses.-. exact ido en los peridicos europeos, Tal vez sus pad bajan en ka Comisién Europea en Bruselas 0 son funcionarios en Berlin Occide pregunto cémo su edueacién ~en sus respectivos liceos, 4) sgundla ensefianza— ha moldeado su visi6n de Al HANES, 11 DE AGOSTO DE 1995, BERLIN ORIENTAL, ron sus preparatorias de las prepas de los barrios Me Es eoeameli eee Ales flaneurs etnogréficos eles prohibe tener intereambios intersubjet Himmler ordené que embargo, a menudo aprenden algo de sus intents fallidos. Shiel s Ee ae einen ie aponta: “Como consutidor de vistas y benes, el flaneures wn cone ey a eee ci et Fn Se re carlo, atovindicado en su dominio da impe: Ce plerde su propio yo en Ia red mercantlizada d io po eee alee, Frisby sefiala en la obra de Benjamin que cl flne Tage en este sentido, xe refiere tanto a eonsumir como a prodiicirtexos Ge mae independiente y activa. For ende, i lanere consist jen combatié a los nazis en Europa como sol na sala cle eonferencins ia y comprimen mis palabras en pe- tun simple observador, ni si a s i i fe en “ensayar la even: procuctor |. ..] Por ello se tiene que analizar al flaneur como productor de text © le ensayarse. La (Frisby, 1994:82-89, i zi 7 de su vacuidad va se conoce Es importante considerar que los flanewrs y las fléneuses urbanos posmodernos menudo inmetsos en un mundo donde se ha entronizado a la ausei también son productores de textos etnogrificos. Rest le producir esos textos de manera imparci interferencias ver 86 ‘EL ETNOGRAFO COMO FLANEUR POSMODEE INOGRAFO COMO FLANEUR POSMODERNO tringirla”. Como un extrafio en medio de la multitud, el flaneur es capaz, controlar jeidad de la escena al optar por ignorar La dificultad de estimular a los estudiantes a prestar mas ai nerie se relaciona con la vida posmodemna como /lineurisme, con el hecho que nuestra vida exterior estd siendo manipulada por narrativas més amp que estin unidas a la producci6n y al consumo; nos vemos forzados a jugar {flancurisme en wn mundo donde la fieci6n ha hecho desaparecer la realidad. ‘vimos en las fortalezas pandpticas de nuestras ciudades (Los Angeles pare peor que Paris o Berlin), donde las idtentidades ya siempre se encuentran, tructuradas dominadoramente en forma de una dependencia capitalista, Ba describe como: tucles, al antiteatro del destino. La teorfa, como la ceremonia, es, segtin lard, inicio de la violencia, ya que acttia para diseriminar, para conectar redo con las reglas. Los flaneurs nos defienden de la seduccién del mundo, cuando nos, lo de In metafora y del significado mediante la violencia de la cons: de teorfas, cuando asignan al mundo la inyocacién de un sintoma y ignan el ambito de los motivos ocultos a las apariencias. suerdo con Lash y Urry (1994), la espacializacién y la semiotizacion de fas politicas contemporaneas abren nuevas posibilidades de refle- jica sobre uno mismo y de relaciones sociales en el nivel de la vida co: ‘en dimensiones tanto cognoscitivas como estético-expresivas. Estos © refieren a formas tituidas por cambios en icas personales ocasionadas por el capi lad ha rebasadlo a los discursos de smporalidades més personalizadas, isica de Jos lugares modernos de confinamiento y supervisién centraliza ida en pasiones posmodernas —profundamente indlvidualizadas y librement sjercicas— por hacer jogging y dietas. La wertida en la frenética bis jetividad de la moderni \ subjetivas, en la forma de nue- hiperdiferenciacién en sistemas autoposticos o de referencia na de “relacién pura” (Lash y Urry, 1994), Destle esta perspectiva, se le ad 1 més importante a la accién a modo de sistemas abstractos que Bauman (p. 155), fineur, cuyo deseo non esti manufacturado por sueios dle video rentados y que cor entero como una expedicion de consumo, nos pei \cidm, entonces debemos cuestionar esi ico. También argument mente al simbolo, mientras que I ico de Goethe, Hegel y Schiller vei: la unidad de lo sensual y lo espiti 1¢ destrone a la hegemonia del consumo y una flinerie 0 ido a una contradiccién en los términos? éEs pi 1a y contenido fuera del orden ala forma del ed de un orden sep: dando pri lo de significado. Este alejamiento * oculto y valoriza el cruce de fronteras” (p. 54)? €¥ qué hay de law corrientes nevimperialistas del intercambio intercultural global suficiente decir que todos somos mejores actores sociales debido es formas de contacto cultural qite experimentamos en posindustriales? $i icepto de hibridismo cultural en 6n de la identidad. latino “blanqueamiento” de la poblacién la reproducci6n de las ideologias de la elite europea; véase Pig- 5:44). De acuerdo con Valle y Torres (1995:148), el Par gobernante en Méxic del Estado de un solo partido”. Ademiis, Valle y Torres ico, el término ha sido cooptado para legitimar e inte a de la nacién y las culturas regionales periférics adlos Unidos su experiencia vivida ocurre m Valle y Torres arg DOMINGO 15 DE AGOSTO DE 1995, BERLLN ORIENTAL bunker de a localigar el ndlose alos brotes de vi colonia d jeas trasgresoras que ‘wa la frontera “gustosamente borta | turales para adaptarse mejor al mundo tal como se cons. (1995:148.149). Es trasnacional y posnacional a puede llegar a ser amenazador incluso lan que a en ese acto de trasgresién, inevitableme icamente, co o del mismo Estado al proporcionar un exceden- (1995:149). dad como mestizaje intror las narrativas aislacionistas de nacior 0, también se opone al en la cooperacién, la imagina reales y Tas mnevas formas de competencia (p. 64). Por con Pieterse observa que al hablar de hibricismo siempre debemos pre Hn a los términos de la mezcla y las condiciones en torno a ur que refles a le los medios por los que se reproduce y se r0- -gemonia en el proceso de una hibridizacién. Asimismo, hace 1e debe prestarse tanto a las similitudes y afi como a las diferencias. La idea de las cu Files y de la politica del hibridismo no sé mn ser estructurales s de organizacién locales y istas en zonas dos Unidos, el hib; las expresiones 0 EL ETNOGRAFO COMO FLANEUR POSMODE IL EINOGRAFO COMO FLANEUR POSMODERNO- biotecnologia y de las tecnologias de la informaci6n tales como el concepto identidad oborg (véase McLaren, 1995). La pregunta central es cuan producl vo resulta trabajar con el concepto de culturas/identidades bibridas cuando, das las culturas son el resultado de mezclas (Pieterse, 1995). Una manera ql sf parece productiva se encuentra en los medios que permiten al hibridis . ‘oponerse a las formas de esencialismo (Pieterse, 1995), Valle y Torres hacen hineapié en que “la agresiva falta de interés en los mites e inclusiones inesperadas” de la identidad del mestizaje debe entenders ge Lipsitz argumenta que, para muchos, el concepto de hibridismo =e ado por Gloria Anzaldtia y otros como sensibilidad al mestizaje— a ment significaba errénea y sencillamente que se puede construir Ia identidad que 10 dese. Lipsitz sostiene, y concuerdo con él, que: nos criticos posmodernos malentendieron a Anzaldia y a otros intelectuales dl (dades raciales oprimidas al pensar que dijeron que podtian escoger In ident an, Pero la conciencia del mestizaje expresada por Anzaldda depende de wn tidad como mujer, como trabajadora, como chicana y lesbiana. Su concepto entrafa la aprec del mestizaje no puede ignorar el presente neocoloni: nacién en el caldero del capitalismo virtual. Sincre lismo, mestizaje, cruza, ecumene global, localismo global y globalizacié local deben entenderse en relacién con los mov niales de los grupos humanos y con la circulacion movida por los medios masivos de comunicacién. Asi lo destacan Shohat Stamm (1994:42) al decir que el “hibridismo es un proceso infinito, intermi ble, que precedié al colonialismo y que prevalecera despues de él. El hibridi |, menos una sintesis alcanzada o una formula prescri les, sus desplazamientos de miiltiples s de didsporas, constituyen formas problemsticas de actuacié y Stam (1994:43): Los Itmites y posibilidades en torno Helen Gilbert (1994) seitala que “El ja en Ia hibridizacién de formas y lenguajes [. ..] en Ia compo: Ia fragmentacién, la butla, el derrumbe de fronteras que ocurre cuando ‘spacios designados como escenario y auditorio se vuelven intercambiables 110). El problema es que sin un programa politico que incluya c de la justcia social, ol hibridismo se con scribir al imperio y @ Jos silencios controlantes de la dominacién, De acuerdo con el flanewr critico la identidad no se forma tanto por mi ibridizacion como de una forma de sincretismo. Al respecto Marcos Bec: y José Gatti (1991:66) senalan que el término hibrido “atin podrfa (...] identidades esencin- berse, sino se articula con cuestion s, corve el riesgo de santificar el fait accompli de: tidad hibrida encaja en una légica de contradiccién més que en una gonismo y, por ende, sin proponérselo, tiende a privilegiar involuntaria- las actuales formas jerérquicas de subjetividad vinculadas a1 concepio ixo de pureza étnica. El sincretismo supera la légica autotélica de con- idm y sintesis que esta unida a la mayoria de los usos actuales del il ‘Ademas, el sincretismo “apunta a la articulacién téctica de diferentes mentos” (p. 69) dependientes de k mes de poder y especificidad ica. Con el concepto de sincretismo no existe la presuposicién de una “fje- naria” o de una “pertinencia necesaria’, ya que las identidades se mos tuna con otra, Durante este proceso no se ria, cooptaci ct vos ataques de ‘cultura europea por parte del “native” como un lo opuesto se consideraba de ridad tdctica al enfrentar retos compartidos, sin que se aband encias. Saca a la superficie los conceptos pol culaci6n c identidad. Ademds, hace énfasis en la heterogel rentes relaciones entre sf. De wo. Entrafia In coexistencia “forms y lades precatias (0 sea parciales, en oposicidn, ) se modifican mutuamente en el momento de toparse unas con stante, las diferencias que iguen no se disuelven ni se supr en esas modificaciones, si ituyen estratégicamente en ‘opuestos chocan y se ellos, una, inte la diferenciacién *ph m1 antes, El sincretismo, en cambio, Senala un tlos predeterminado de una unidad redentora mayor content ‘odesdoblamiento diacrénico, sino el intercambi Tags basados en el juego complejo de diferencias y afinidades en unah < cotectiva para hegemonizat” (1991:70), El sineretismo se define aq nos de relaciones antagénicas, n definen en oposicién a como se lo h antropol6gicos, como a dos cistrazan a mu ¥ como sce, por eemplo, en mn comnin del sincretismo ret i colonfrado, Segin tos mi De esin manera Becquer y Gall ogearroy Punta al doble movinin a pede critica recon binaria tihegeménica ismos en licacién de las Para el flaneur o la flineuse posmodernos, identidad debe tomar en a el reconocim r de enunciacién, Io que a menudo im 3 locuas de hablar desde donde no se esta ¢ indien nografos que examinen sus propios oa (Siguiendo a Rey Chen) col aa las posturas subjettasy ls posiciones dice eee con otros sues Ese comstag, le destnantela a sujto uniicado utoveng, d Tambign es importamerecevtan tras a menu surgen de fac caso de las mujeres de color. Visweswraran (1994:01.99) habla a « HO ie ina subjetividad de miltiples voces que se “vive en la resp } restra lealtad o aut SRAFO COMO FLANEUR POSMODERNO iculamos en Estados Unidos nuevas es sincréticas que cumplen con las condici ad y liber incluimos en lo universal a aquellos grupos que estén debajo de su I: negros, latinos, homosexuales hombres y (1995:185) hace un llamado a una “participacién en la politica dd la promulgacién’. Para él la inclusion en un derecho universal pie mente crea una barrera a otros intentos de lograr una pluralizaciOn, conduce al fin de la estructura de lo universal. Cada paso pluralizadot justicia migra desde un otro despreciable. La politica de la promulga- n movimiento dialéetico que funciona mejor ce manera retrospectiva, ~xhibe carencias en el ejercicio de la justicia. Por ejemplo, cuando uno universal, también tiene que invocar el dao de aquellas practicas que wsideran parte de lo universal. Nunca se puede Hlegar a un ejercicio de sin carencias. Siempre hard falta alguna plenitud ausente. Guando Ia ‘acia no logre personificar rupturas y antagonismos, cuando d le, ya no ser democracia; se habré mutado en rekiciones sociales mis ias a lo que preferimos denominar fasciimo. De acuerdo con Connolly, cia siempre supera a la justicia, y ésta, por ende, siempre es una for \certidumbre constitutiva. Entonces —sefiala~ es necesario que mi 10s una interdepencencia disonante entre el ejercicio de la justicia y el tuna capacidad de respuesta critica, Cuando un nuevo grupo cambia li acién operativa de identidades y diferencias, el ejercicio de la ju © una importancia fundamental. La justicia y Sin embargo, el ethos de In capacidad de respuesta ¥ por ello supera a los cédigos de justicia que se alimer invocado por los (e6 wencionales de la justicia. El ethos de la capacidad de respuesta evitiea ica aceptar los aspectos ales y eventuales de nuestra identidad y nder a los darios que ocurren cuando la justicia one en |. Ademas, implica reconocer el carscter discutible y reeiproco de lox rsos de justicia en competencia, este anilisis de los conceptos de hibridismo y sincretismo en la formacién iver la flaneuse posmodernos debe reservarse un espacio al concepto ismo dial6gico de M. M. Bakhtin, quien sefiala que “s6lo una orien. ipativa dialégica toma en serio el discurso del otro [...] Sélo me: al6gica interna mi discurso puede Hegar a esta cto fntimo con el discurso del otro, pero sin fusionars solver en si mismo el poder del otto para signi 0:142), Este sentir cle parte de Bakhtin rev i ieee ee La KTNOGRAFO COMO FLANELIR POSMODERNO ” F gorias usadas para explicar el significado de uno no deben digerir exe si JUNES 14 DE AGOSTO DE 1995, BERLIN ORIENTAL ado y aptopiarse de él en el sentido de disolverlo 6 fusionarlo en Ia ideo! expresa de uno. En este contexto tal vez podemos decir que el flaneur o k reuse “luché con una dedicacién y un arte extraordinarios por tomar del do lo menos posible y por devolver lo que tomé de la mejor manera” (Schi 1990:143). Es cierto que cuando consideramos nuestras voces individual relacién con las de otros se abre una brecha inevitable entre los interlocut precisamente porque nunca hay dos hablantes que entiendan por comple que quicre decir el otro. Pero atin asf poclemos concordar con las perspecti 's pueden existir como ensambles de heterdglotas que constituyen lo que Bakhtin denomina “unidad al iado en Schultz, 1990:148). Concordar no es lo mismo que fusionar s, ya que un acuerdo siempre es dialogico y, por: una fusién monol6gica de voces enw todo. El concepto de hibrielismo debe t fijos, y esto resulta dificil o tal ve Jogo abstractas o racionales. E dialogaco comparte mis rasgos, carnaval donde se cuestionan, se ponen en tela de juicio y se supetan limi aunque se creen Iimites nuevos y diferentes. El sent a Wolfgang Haug en la antigua casa de Brecht, que ahora es un restaurant: ‘cena mi espalda descansaba contra la pared de un cementerio. Las tum ‘el penetrante olor guna ver fueron frecuentados por famosos per xgo de este capitulo se ha hecho hincapié en que la flanerie constituye la jon previa para la reflexién sociolégica (Tester, 1994:18) y que las con: nes aetuates de Io popular posmoderno (sin mencionar la popularidad del smodernismo) necesitan que se busque lograr tina reflexién critica, Deste mnadamente, a menudo resulta que hoy en dia la actuacién etnogratfica no ido reconocerse fuera de su unidad —precaria y preconstituida— con el ie, 0 se ha caido en un enamoramiento narcisista con reve propio einograflaneur, La presente scecién de conclusiones propone para convertirse en una prictica pi Ia etnografia » flanerie posmoderna debe conjugarse con la eve ico y en términos de crear tun dialoguismo poshtbrido. Al igual que su contraparte decimonénica, el flaneur es “un hombre de pl jente de fa ciudad’, un homb: ina” (Wilson, 1992:98). El espacio yor parte masculino, organizado en gran medic 3 conveniencia y recreacién de los hombres. Dentro de los espacios wr os posmodernos, la economia sexual del flaneur posmoderno atin concede para mirat, evaluar y poseer (Wilson, 1992), le una cohesion uniforme o wi con una “concordancia di de pares o miiltiplos sin mezclarse” (Bakhi 1, 1990:147), y sostenido del hibridism posterior de una te pras de Lé far dentro de este espacio limitado. Baste con decir aqui que mo/sincretismo dialogado con respecto a la conciencia se rel e Fechaza tanta el torbs las mismas oportunidades que posmoderna tiene mas posibilidades de realizar sus andanzas que su cons fe anterior, pero esti lejos de participar equitativamente de las ‘unidades que el capitalismo patriarcal ofrece al hombre. Anthony Giddens (1997) escribié que la autoconstitucién de la ide n “esfuerzo organizado mediante la reflexi6n” y que las relaciones de ravi és z. de que proporcionan wn acceso amiento. La sociedad po: idades par monomanfa epistemolégica. Como nos advierte Schult ismo/sincretismo renuncia a toda premisa mono dacles narrativas que permitirén nuevas formas de refle ‘economia politica posmoderna el tiempo y el espacio se vuelve yabstractos, putesto que el espacio no se construye en primera instancia para % ELETNOGRAFO COMO FLANEUR POSMOE habitatlo sino para atravesarlo (Lash y Urry, 1994). Esta desincrustacién abstraccién creciente del tiempo y del espa ‘mfas internacionales de mercado, privilegian la utilidad y el funcion: costa de los sfmbolos con carga afectiva. Somos testigos de cémo el signo posmoderno esti sustituyendo al valor de uso y al valor de intere odernos, y desterritorializando casi completamente al objeto del signifi El ticmpo se reduce a una serie de “sucesos desconectados y eventuales, se ejemplifica en los videos de rock y la (Lash y Urry, 1994:16). La ide tivas y no opera por medio de simbolos con carga afectiva ~como son la ig dad de oportunidades y el socialismo— sino, mis bien, a través de * lares sucesos de violencia y exiravagancia cultural” posmodernistas (p. Nuestra cultura muestra cero tolerancia, no sélo debido a las drogas que zan la frontera sino a los seres humanos que eruzan las fronter como -. Fs la era de la politica de la pureza. Ya he an: do este tema en otras fuentes (principalmente en McLaren, 1995), y aqui s pretendo explorar en cierta medida no sélo los aspectos discapacitantes de culturas pos! ‘ino también algunos aspectos positivos. Segiin Lash y Urry (1994) la espacializacién y la semiotiza ‘fas politicas (desorganizadas 0 posorganizadas) contemporincas abren fi vas posibilidades para la reflexién critica sobre uno mismo y para las rela nes sociales en el nivel de la vida mma, tanto en las. dimens cognoscitivas como en las estético-expresivas. Estos autores se refieren am dosas formas de reflexién sobre uno mismo caso del flaneur o la flaneuse posmoder subjetividad y la iden politicas y las form: ica en nivel global. En este sentido se puede rastrear al fléneur/ fldneuse po moderno como agente politico hasta los rebeldes rifracaires decimondnie Esto nos leva a la pregunta: épocemos usar nuevas mancras de orga subjetividad para crear un agente social que reflexione sobre s{ mismo y sca pa de desmantelar la explotacién y la dominacién capitalistas? de las eco! MIERCOLES, 15 DE AGOSTO DE 1998, PARIS Otra ver dtu Montparnassé res nun dace meditac re del fer Jean Sarto, Simone de Beauvoir, Deberia haber grabado lx conversacin que sostve oh Phase Dascenie ede Trutfaut y dlo de eneontrAr a Man Ra he Pri Meinl 1 suerte prefert GRAFO COMO FLANEUR POSMODERNO © Ronntenuy Voie en el Panton Qi I lac de paretesco ote dea A nee roy ae Micra, ex presidente de Franca, ara ene raion nada cerca de las tumbas de Sartre y Beau: flaneur o Ia fldaneuse posmo: a a -ntidad narrativa basada en domo actor emogratic ha adopeado un ‘aumo enrralen un mundo sujet, en el nivel global, aun proceso de Sr eaructual Zen que sentido significa exo Un Mspacidad de velexon sobre tos contests ¢ interes tanto locales ie tbe? cOu€ apariencia tena este tipo de reflexion sobre st mismo seer de fuerte emogrificadialogizada? Para comesta ets Pre eceatamos revicaalganas de las perspectives Fecientes de Pitre 1S, 17 DE AGOSTO DE 1995, FARIS no excursién del jueves, bomba ce Museo Dali al Arco del Triunfo «¢ 6 eel pequerio inconveniente de morir debiddo a u Jona sito dela explosion y encont tuviera en un bi paso nos x6 hoy. Fuimos ;parte de la bomba. El que la bomba wlan por doquier en Paris generé tna ales de iradas furtivas empiezan a adquitir otro sighi jcesas deberia andar viendo quié io algo de informacién acerca ce las lo en Conacka en la secundaria y luego olvidaca, es suficiente pi fon de exe tipo, inchiso si encuentro a alguien dispuesto a pacticipar? 2Es tal mmo para entablar una conversacion? La satanizacién occidental ico por descolonizar mi mente. 2Cémo $e er ae pee Se ee ean aaron oe pee alam ee etree. Oe ae opbe dos seen posredcrnes rns Rin nal ae de las jerarquias sociales ~actos que en realidad recontir= version juguet

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