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ete el arbre bat inn all Elk ieee el pe tated et BONS AU RITE EY ROU UST aNTB TN Textos de Lévi-Strauss, Leer Ce Le Ec Soren eee eee ; eee a en E es Rivers pd pene casero Lam eee Peis vere ned Nae De aL poe ae trent etas Beattie, Tyler, Ipola,y Nutini areal ora (eo Ceres PICU OU Ce og eee eer si tee oe ae matic! fe orn Csr eee Ne ee ee ee a ere oR Rr oa rae ert ar eee ee eta air Pee ener nea COR area tee ee ee eee Rare ere rie ile cn koi cient reed ricco eee ence een carey ences Ce roars Lert recreate ey pane Cece ee one cri ara ee ngecer a una vez recogides,ordenados y enalzadou? (estos Se Leach, Fagan, Murdock Pon eet cree rent erp ros Baca plccrk rr cer eccrine E Conta orator anny Sore ced eee Pte ence ecg Me eat en ec te Pianeta are Para} Rau oer eae ote et eee cok cri ce 1969 y ealé dipomado en antropologla osia! (Unweraty Caloge, Pena anette par ae Torn OC OOM CMe teh SOT ET Poe José R. Llobera La antropologia como ciencia mn EDITORIAL ANAGRAMA BARCELONA. Tradaccidn: Antonio Desmonts, Helena Valentt y Manvel Uriz Revisidn: Jost R. Llobera Magueia de fa cofeccten: Agente y Mumbrit Primera edicidn: 1975 Segunda edicién: 1988 © EDITORIAL ANAGRAMA, 8.4, 1975 Pedré de In Creu, 58 08034 Barcelona ISBN: BES¥UIS2-% Depésite Legal: B. 40537-1988 Printed in Spain Liberaraf, 5.4, Conatitucld, 19, 08014 Barcelona INDICE José RB. Liobera THER RODUCOTApe Sacre aaa ee 5 9 ie TI. TT, APROMIMACION A L4 DISCIPLIAA Claude Lévi-Serauss Las tres fuentes de Ia reflexién etnvligica. 2. 15 Ward H. Goodenough Intraduccién - ie Seige eae hatte 25 A. R. Radcliffe-Brown Antropologia social... ere ge te oe 47 David Kaplan y Robert A. Manners Antropologia, Viejos temas ¥ nuevas orientaciones . . 55, La ETNOGRAFIA Michel y Francoise Panoff ¢Para qud sirve la ctnografia?. , . fm ao 0 Td W. H.R. Rivers El método genealdgico de investigacién Snironclosica E 85 Oscar Lewis Contrales ¥ experimentas en el trabajo de campo... oF Bronislaw Malinowski Confesiones de ignorancia y fracaso, 2. |, 129 Max Gluckman Datos etnograficos en la antropologia social inglsa. | 141 Harald €. Conklin EtHORTAHAR ches: ie a sg i i 153 COMPARACIONES EN ANTROPOLOGIA Edmund R. Leach El método comparative en antropologia . =. |. (6? Fred Eggan La antropologia social y cl método de la ecmparerisn controlada . , 0... oye = le 7 Ty. George Peter Murdock i Muestra etnognifica mundial. 2. 1. 2 1 ss William J. McEwen : Formas y problemas de validacién de la antropologia socal 6. ALGUNOS PROBLEMAS EPISTEMOLGGICOS I. C, Jarvie . a] Nadel: sobre los Eines y métodes de Ja antropolagia social J. H. M, Beattie " Camprensién y explicacién en antropologia social . . Edmund R, Leach i Problemas de clasificscién en antropologia social. - Stephen A. Tyler Una ciencia formal . Emilio de Ipola aati abe Etnagratia c historia en Ja cpistemologla esiructuralista, Huge G. Nutini me er Sobre log conceptos de orden epistemaldgico y de defini ciones coordinalivas - . . José BR, Liobera Fuentes. - 203 231 271 293 ail 317 335 353 373 389 aA “het INTRODUCCION Titular a la compilacién de textos? que siguc a continuacién LA ANTROPOLOGIA COMO CIENCIA Parecera al lector avisado un ca- lificativo cuando menos sorprendente, si no temeraria, al ser aplica- do a una disciplina de perfiles borrosos y cientificidad discutida como Ja antropologis social y cultural, Pero qué duda cabe que la antropologfa posce una vocacién cientifica junto a sus afinidades con Ja historia individualizante o Jas humanidades— ¥ cs precisa- mente este aspecte, si se quiere mis programdtico que real, el que hos interesa recalear en esta coleccién de textos, El criterio quc he seguido para la seleccin tiene como Finalidad ofrecer al lector una muestra representative, tanto de las distintas tradiciones nacionales y escuelas coma de los distintos momentos del proceso de adquisicién y de confirmacién del conacimiente antro- poldgico, y todo ello dentro de Las limitaciones de espacio de un libro de Ja extensién del presey Por otra parte, he tratado de evitar, por Jo menos hasta alli donde me ha sido Posible, que mis preferencias ersonales s¢ interfirieran tanto con el criteria de representatividad en In seleccién como en Ja presentacién de los textos, En esta intros duccion la misién que me he encomendado cs, simple y llanamente, la de presentar los textos, dejando Para cl posteriptum Ia exposicidn de mi particular postura antropolégica. Nuestra primera preocupacién Puede expresarsc con la pregunta: qde qué pretende ser ciencia ia antrapologia? En otras palabras, ¢@eudl ¢8 el objeto de Ia antropologia? Dicha pregunta nos le Medistamente & consideraciones sobre el Origen, alcance, des y estado actual de la disciplina. La respuesta a este camulo de Pre- guntas no es ficil o, mejor dicho, depende en gran medica de la tradicién o perspectiva cn la que uno se site. Es por esta razén que en In primera parte del libro, titulada 1, Salvo en unos pocos casos, no so trata de extractas de lbres, como tal ven Ja palubra “textos” podeta suigerit, sino de articulos o trabajos completas, aparecidios cn revistan eapeciallzadua o en publicnclones calectivas exiranjerss, © Inddiios on lengua enatellann, APROXIMACION A LA DISCIPLINA, he recogido cuntro textos que de al- forma tratan de responder a las preguntas anteriores. El ar- ticule de Lévi-Strauss hace referencia a algunos de los factores ex- ternos que hicieron posible la reflexién antropoldgica, mientras que el trabajo de Goodenough puede considcrarse como un Fesumen, bien que peculiar, de la historia de la tearfa antrapoldgica, con es- pecial referencia a las teorlas norteamericanas contemporineas. El capitulo de Radcliffe-Brown es un intento de delimitar la antropolo- gia social con respecte a otras disciplinas antropolégicas y sociales. Finalmente, Kaplan y Manners exponen su punto de vista sobre cl futura de Ia disciplina. $i algo caracteriza a Ja antropologia, por lo menos desde Boas ¥ Malinowski, es el trabajo de campo intensivo, la Hamada observacién participante, Rito de pasaje, laboratario indispensable o simplemente técniea de investigacién clevada a la categoria de deus ex machina, el trabajo de campo en una comunidad exotica forma parte del glamour antropoldgico y hasta la fecha ha constituido la fuente prin: cipal de informacion de la disciplina. La segunda parte, titulada simplemente La eTNocRaFia, trata de presentar dicha cuestién de una forma bastante exhaustiva. El ex: tracto de Panoff intenta justificar la necesidad del trabajo de cam- po para todo antropdlogo. A continuacién siguen dos trabajos, que si bien no son recientes, nos permitcn apreciar la importancia del trabajo de campo; el articulo de Rivers, un cldsico en la materia, ha proporcionads una de las técnieas mas efectivas y simples para recoper material etnogrdfico, en particular en el campo del paren- tesco; el extracto de Malinowski describe con detalle las grandezas ymiserias de su trabajo de campo entre log islefios de Jas Trobriand. La contribucién de Lewis es cn cxtremo importante ya que cs uno de los pocos intentos de presentar Jo que podrian ser los principios de una etnografia critica, Finalmente, los articulos de Gluckman y Conklin tienen un cardcter mas bien deseriptivo y pretenden infor- mar al lector de las tendencias recientes en Ja ctnografia briténica y norteamericana, respectivamente, @Qué hacer con los datos etnograficos una vee recogidos, ordena- dos y analizados? E] método comparativo, es decir, Jas comparacio- nes entre las diferentes socicdades y culturas, o entre partes de éstas (economia, religién, parentesco, ete.) 0 simplemente entre elementos: culturales, ha gozado de gran popularidad en antropologia, casi po- dria decirse que es su razon de ser y lo que la diferencia de otras discipli sociales, La tradicién antropoldgics ha considerada que dicho métuda desempefaba la misma funcidn que el método expe imental en las ciencias naturales y que, tarde o temprano, este pro- cedimiento inductive basado en Ja compaiacién permitiria lo For- thulaciin de leyes generales sobre la soche dd La tercera parte, COMPaRACTONES EN ANTROI propon Miner este aspecto fundamental de la ange Be una piles aproximacién, cl articulo de Leach ofrece un panorama histérico en el que se consideran las principales tendencias comparativistas. EL texto de Eggan propone Ia utilizacidn del métode comparativo unica- mente dentro de un marco geogrifica que exhiba variaciones cultu- tales limitadas o dentra de ciertos tipos sociales o culturales, El ar- ticula de Murdock, que presentamos aqui como ejemplo del taétoda estadistico cn antropologia, correlaciona un cierto nimero de cle- mentos culturales estandarizadas con una muestra etnogrifica repre- sentative. Para finalizar cl apartado he clegido un largo estudio de McEwen, que en parte transciende cl marco del comparativismo, en el que se consideran los tres tipos bdsicos de validacién que utiliza la Antrepulogia: ilustracién. o andlisis de los casos, comparacién, o amilisis tipoldgico, y contrastacién, o andlisis estadistico, ; _ Al final de nuestra recorrida nos hallamos ante un producto ter- minado; hemes completade ly que podriamos denominar cl procesa de adquisicitn del conneimiento antropoldgico. Por lo comin, el an- tropdloge no inquiere més alla y deja los problemas cpistemaldgicos para los fildsofos de la ciencia. No ubstante, algunos aneronalegee especialmenie Gpocas recientes, han tratado de superar esta limi- tacion y han empezado a hacerse preguntas sobre la naturaloza del conncimienio antropeligico, Si hay algun tema comin que subyace a estas rellexiones epistemologicas es sin duda lo que podria deno- minarsc, de una lurma un ante ampulosa, Ja preocupacién rel complejo de inferioridad cpistémico de la antropologia. La aires! logia. al igual que las otres ciencias sociales y humanas, s¢ ha mirada siempre en el espejo de las ciencias naturales, imitando servilmente sus métados, pero sin jamais conseguir resultados cquiparables. La cuarta My Ullina parte, denominada ALGUNOS PROBLEMS STE. MOLGGICOS, reine de una forma un tante arbitraria un clerto néimero de articulos de orientaciones y temtiticas muy diversas que, si bien dificiImente pueden considerarse una respuesta apropiada a los enor mes problemas cpistemalégicos de Ja disciplin: constituyen tal vez una muestra adecuada del trabajo que se realiza cn este campo. EL arliculo de Jarvie enjuicia criticamente la obra metodoldgica de ‘Nae del desde una perspectiva popperiana. Por su parte, Beattie consi dera, entre alras cosas, los distintos tipos de explicacian que utiliza In antropologia. Leach, en un articulo en cl que incide uno de sus temas favoritos, castiga a la antropologia social britdnica por sus manias taxonémicas. El texto de Tyler sugiere que la antropologia debe deci ir si su perspectiva de estudio sobre cl hombre debe ser ecléctica u holistica. Los dos articulos finales consideran, desde pers- pectivas distinias y con resulladas opucstos, la revolucién antropo- Iégica de Lévi-Strauss; Ipolo, desde un althusserianismo estricto, condena ja empresa estructuralista coma ideoldgica, mientras qua CLAUDE LEVI-STRAUSS. LAS TRES FUENTES DE LA REFLEXION ETNOLOGICA obvio que la etnologia disponga de plaza reservada en una compilacién consagrada a las ciencias humanas. La etnologia, en efec- io, tiene por objeto de estudio al hombre y en principio sdlo se distin- gue de las der ciencias humanas por lo acusadamente alejado, en espacia y tempo, de las formas de vida, pensamiento y actividad humana que trata de describir y analizar, ¢No hacia otro tanto, con una simple diferencia de grado, el humanismo clisico al intentar reflexionar acerea del hombre desde aquellas civilizaciones diferen- tes a las del obseryader, y de las que la literatura y los monumentos corromunos Ie mostraban el refleja? Pues éstas constitulan, por aquel entonces, las civilizaciones mds distantes de entre aquellas a las que se podia tener acceso. Las humanidades no clasicas han intenta- do extender el campo de accién, y la etnologia, desde este punto de Vista, no ha hecho sino prolongar hasta sus Hmites wiltimos el tipo de curiosidad y actitud mental cuya arientacién no se ha modifi- cado desde el Renacimienta, y que sélo en la observacién y en Ia reflexion einolopgicas encuentra detinitiva cumplimiento. De esta ma- nera, la etnologia aparece como la forma reciente del humanismo, adaptando ésie a las condiciones del mundo finito en que se ha con- vertido el globo terrestre en el siglo xx: siglo a partir del cual de ha, y na sdlo de derecho, como antes, nada humano puede ser eno al hombre. Sin embargo, la diferencia de grado no es tan simple, pues va unida una transformacién obligatoria de los métodes a emplear. Las ocupa el etndloge, si bien tan humanas como cuales uie alr difieren, sin embargo, de las estudiadas por las hhumanidades clisicas w ori en que cn su mayor parte no cono- cen Ia ese yen que, varias de entre ellas poseen bien pocos, por ivos de fipuras animadas perecederos, sdlo nos son conocidas a través de las obras mila recientes, La cinologla puede, 15 pues, por lo que hace a su objeto, permanecer fiel a la tradicién huma- nista; no asi por lo que se refiere a sus métodos, dado que la mayo- Tia de las veces echa en falta los medios —textos y monumentos— utilizados por aquella. De esta forma, la etnologia se ve constrefiida a buscar nuevas perspectivas. Ante la imposibilidad de seguir Tos pro- cedimientos cl4sicos de investigacién, le es necesarlo valerse de todos los medias a su alcance: ya sea situdndose, para ello, bien lejos del hombre en su condicién de ser pensante, como hacen la antropolo- gia fisica, la tecnologia y la prehistoria, que pretenden deseubrir ver- dudes sobre el hombre a partir de los huesos y de las secreciones oa partir de fos ulensilios construidos; ya sca, por el contraria, situando- se mucho mis cerca de lo que lo estan el historiador o el fildlogo, lo que acontece cuando el etndgrafe (es decir, el observador de campa) trata de identificarse con el grupo cuya manera de vivir comparte. jempre forzado a permanecer en el aguende o en ef allende del huma- nismo tradicional, el etndloge, haciendo de Ja necesidad virtud, Nega sin quererio a dotar a éste de instrumentos que no dependen nec ae ramente de las ciencias humanas, y que han sido a menudo tomados a préstamo de las ciencias naturales ¥ exactas, por un lado y, de Jes Ciencias sociales, por oltre, La originalidad de la etnologia reside precisamente en el hecho de que siendo, como cs, por hipdtesis una ciencia humana, no puede, sin embargo, permitir que se la aisle de las ciencias naturales y sociales con las que varios de sus propios meto- dos mantienen tantas cosas en comin. Desde este punto de vista, la etnologia no slo transtorma el humanismo cuantitativamente hablan- do (incorporandole un numero cada vex mayor de sivilizaciones) amo también cualitativamente, dado que las barreras tradicionalmente | je- yantadas entre Ing diversos érdenes de conocimiento, no constituyen para ella sino obsticulos que forzosamente debe yencer para pro- gresar. Por lo demis, esta necesidad Ja empiezan a sentir cada una de Jas restantes modalidades de investigacién Lee pat por Jo que a éstas respects, de forma mucho mas tardia y provisionalmen- te en menor grado, Los problemas que se plantean a la ctnologia moderna sélo puedes aprehenderse claramente a la luz del desarrollo histérico que les ha dado origen. La etnologia ¢s una ciencia joven. Ciertamente, Sree autores de Ia antigiiedad recogieron el relato de contumbresien rane 5 practicadas por pueblos préximos o lejanas. Asi lo hicieron Hero: ee Diodoro y Fausanias. Pero en todos estos casos la neeregen pe ae nece bien alejada de toda observacién auténtica, con el ol net ee cipal de desacreditar a Jos propins adversarios, como Boones a; e Tudo en las relaciones que se dan acerca de las pretendidas one — bres de los persas; o bien, se reducen a una escucta anotact : oe eostumbres heterdclitas cuya diversidad y singularidad ne pares pays Hegade a suscitar en sus obs es curiosidad intelectum Vs dai is Ta ni inquictud moral alguna. Es sovprendente, por ejemplo, 4) 16 _ en sus Moralia, Plutarco se contente con Yuxtaponer interpretaciones: corrientes acerca de ciertas costumbres Bricgas G romanas, sin plan- Tearse la Cuestién de su valor relativo ¥ sin interrogarse sobre los Problemas (de los que apenas se da cuenta ¥ abandona una yez for- Toulados), Las preocupaciones etnoldgicas se remontan a una fecha mucho mis reciente, y en su expresién moderna se situan, por asi decirlo, en luna encrucijada: nacen, no Jo olvidemos, del encuentro de Varies co- Trientes de pensamienta heterogéness, lo que en cierta medida, expli- ca las dificultads de las que la einologia, atin hoy, no es sino heredera alormentada. La m4s importante de dichas influencias esta litectamente rela- Sionada con el descubrimiento del Nuevo Mundo. En la actividad, nos sentimos inclinados a valorar este hecho en funcidn de consideracio. nes gtograficas, paliticas o econdmicas, pero para Ios hombres del siglo xvi fue antes que nada una revelacién cuyas consecuencias inte lectuales y morales permanecen avin vivas on el pensamienta moder- no, sin que constituya obsticulo el que ya casi no nos acordemos de un verdadero origen. De manera imprevista ¥ dramatica, el descubri- miento del Nuevo Mundo forz6 el enfrentarnienta de dos humai da. des, sin duda hermanas, pero no por ello menos extrafias desde el punto de vista de sus mormas de vida material y espiritual. Pues el hombre americano —en un contraste realmente turbador— podia Ser contemplado como habiendo sido desprovisto de la fracias y de la revelacién de Cristo y a Ja vez como ofreciendo una imagen que evocaba inmediatamente reminiscencias antiguas y biblicas: la de una edad dorada y de une vida primitiva que simulténeamente se presen- taban en y fuera del pecado, Por Primera vez, el hombre cristiano no estuvo solo o cuanto menos en Ja exclusiva Presencia de paganos cuya condenacién se remontaba a las Escritura ¥ @ propdsite de los cuales no cabla experimentar ninguna suerte de turbacién interior. Con el hombre americano lo que sucedié fue algo totalmente diferen- Te: fa existencia de tal hombre no habia sido prevista por nadie a, lo que es atin mis importante, su subita aparicién verificaba y desmen- tia al unfsono el divino mensaje (cuanto menos asi sc creia entonces} puesto que Ja pureza de corazon, la conformidad con Ja naturaleza, la Benerosidad tropical y el desprecio por las complicaciones modermas, sien su conjunto hacian recordar irremisiblemente el paraiso terre- nal, también produ értorizador efecto contrario al dar cons fancia de que la caida original no suponia obligatoriamente que el hombre debiera quedar ineluctablemente desterrado de aquel lugar. Simultineamente, el acceso a los recursos iropicales, que suponcn una gama de variedades mucho mis densa y rica que Ta que pueden Suministrat con sus propios recursos las regiones templadas, provoca: ba en Europa el imiento de una sensualidad mas su |. y afiadia con ello un elemento de experiencia directa a 1 reflexiones precedentes. Ante el ardor extraordinaria con que el lujo exético: madc- ras de tintes ) Sspectas y curbosi que ejemplifican los manos y aquellos loos que come se lee en el inventaria de un flete 17 214 aORLOntA CoD CHiaiera naviero de regreso a Europa en los primenas afios del siglo xvi— «ha- Dlan ya algunas palabras en francés, se tiene la impresion de que la Europa cults descubre dentro de si indditas posibilidades de delecta- cién y emerge de esta forma de un pasado medieval elaborado, al menos en parte, a base de ins {pides alimentos ¥ monotonia sensorial, todo lo cual obnubilaba la conciencia que el hombre podia tener de si mismo y de su candicién terrestre. En efecto, es verdaderamente en suclo americano donde cl hombre empieza a plantearse, de forma concreta, el problema de st misma y de alguna manera a experimentario en su propia carne, Las imége- nes, fuera de toda duda exactas, que nos hacemos de Ia conquista esti pobladas de matanzas atroces, nupifias y explotaciones desenfre- nadas, Sin embargo, no debemos ‘olvidar que con ocasion de ello la corona de Castilla, asistida por comisiones de expertos, pudo formu- lar Ja unica pi ca colonial reflexiva y sistemética hasta ahora cono- cida, lo que hizo con tal amplitud, profundidad y cuidade por las responsabilidades tiltimas que cl hombre debe al hambre que, si bien 5 cierto que no se pusicran en Practica, no lo es menos el que a nivel tedrico al que Ia han reducide la brutalidad, la indisciplina y 18 avi dez de sus ejecutores, sigue siendo un gran monumento de sociolopia aplicada, Podemos sonreir ante las que hoy Tamariamos comisiones

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