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Capitulo 3 EL FERROMAGNETISMO i a Butroe Los cuerpos sélides existen unos gue su tnantan espontdneamente por influjo de las fuerzas internas y, por lo tanto, pueden servir de fuentes macrosedpicas del campo magnético, Estos cuerpos son ferromagnéticos. B1 ferromagno- tismo no existe a todas Lensperaturas. Al ascender ésta, ol momento magnético esponlinco propio del cuerpo disrni- nuye, y a clorka temperature 7., Iamada temperatura de Curie, so nnula (claro, si falta el campo magnélico, es ‘lecir, suaudo H = 0). Por encima de Ja leanperatura de uric los ferromagnéticos son paramagnélicas, . Todos los ferromagneéticos a alta temperatura son parang: néticos, mas no todos los paramagnéticos a bemperatura baja sow ferromagnélicos. Lys valores do la temperatura de Curie Ty dela dea- sidad dol momento magnetico espontince sf, (para T > Q) son diferentes para dislinlos materiales (véase la tabla V). Tabia V Sustangla | i) | co | Ni eee ofl g, orgios/Gs AR Man 500 To, K O43 14 Gol of, pane Tis, el, scharlcl -2m hag FIG. BL. La densidad del imunrnto magactic espostdneo ded Ni en fen- ctdn de la temperatura L108 Bn Ja fig. 31 se representa la densidad det momento mag- nético espontdncu on funcidn de la leumperatura of, (7) para el niquel. § 1. LOS IMANSS ELEMENTALES ATOMICOS SE ORDENAN A SI MISMOS La inv acién de los sistemas fisicos quo constan de un nGmero macroscépico de particulas, las cuales intcraccio- nan unas con otras, cs uno de los problemas mds complica- dos de la fisica cudntica. Aunque existen mélodos bastante gencralos de solucién de semejantes problemas, no se da una recela tmica, En cada caso conerelo es necesario creat un modelo mas 9 menos adecuado, simplificando el problema hasta lal grado que éste admita una solucién matematica cousecnonte. La comparacién con cl experimento y a evaluacién de los 1érminos cespreciados permilen ostablecer la esfera de apli- cacién del modelo. Con frecuencia, el modelo describe la situacién «en rasgos generales», desvidndose do la verdad en los pormenores, Esto breve proliminar tiene por olfjelo prevenir al leo- tor de que la expuesto cn esto parrafo no es sino un modelo simplificade doi ferromagnotigmo, modelo que eapta ol com- portamicnlo del sistema, pero mo pretendoe dar una caracte- ristica detallada. Iste se deriomina modelo del campo auto- congruente. Recibid dicho nombre después de haber encontra- do aplicacién on distintos Amnbilos de Ja fisica del estado con- densado. Gon arreglo al ferromagnotismo lleva el nombre de modelo de Curie — Weiss por cuanto oxplicé el origen do la ley de Curie — Weiss (véase la pag. 73, formula (2.2)). Partiremos del hecho de existoncia del gas de agujas magnéticas, ya que cada ferromagnético, como ya se ha sefia- Jado, a altas Lemperaturas es paramagnético. Para soguir adelante figirenso un cristal en cada uno de cuyos nudos se encuentra un dlumo provisto de una aguja: el momento mag- nético (fig. 32). Para evilar cdleulos engorrosos consideraremos que J = = 1/2, g = 2 y my tione dos valores: +41/2 y —1/2; el mo- mento magnético de un Alomo por separado es igual al magne- ton de Bohr w. No es la simplificacién de que hablamos an- tes. A ésta os faci] renunciar y oxaminar el gas de agujas magnéticas con valor arbilvavio del momonto de Ja cantidad de movimiento J do cada imén olemental. 109 (a) (h) FUG. 32. Un créstal constitiedo por dtomes Paramapgudlicos: up lea tem- peratura T ex mds alla que la Lemperatura de Curie Te: b) 1 O, todos los momentos estdn dirigidas hacia ux lado. En la mayoria do Jos casos se considera que los momentos magnélicos do las dlomos que constitiyen el ferromagnélico no son de origen orbital, sino de espin. gEn qué reside ol asunto? Por qué no se hace caso al momento magnético ovbilal? Los eloctrones on ol dlumo se muevon en an campo de si- metria central; por esta razén su inomento do la canlidad de movimiento se conserva y puode servir do caractorishica del estado estacionario del étomo. In un sétido el campo de fuer- as on que s6 muecven los eleclrones 0 tione simetria centeal, cl momento de la cantidad de movimiento no se conserva y para caractorizar cl movimiento de Ios eleclrones es nece- sario ulilizar olras naga itudes fisicas (no podemos delenernos en este problema). El espin del jilomo guarda una relacién débil con el movimiento orbital de.los clocteanes. Por eso, pue- de considerarse un utimero cuintico «buenos, La inferaccidn do Jos espines uno con otro, asi como con el movimiento de los electrones, tinicamente orienLla los espines atémicos en ol espacio, con Ja particularidad de que en este caso no cambia el valor do cada espin del atomo, El cambio esta relacionado con gran pérdida de cnergia, por lo cual es poco probable (pag. 80). Precisamente cslas consideraciones permiten va- lersa del concopto de gas de agujas magnélicas, entendiendo por aguja magnética el momento magnético de espn. del domo. El modolo de Guric ~ Weiss consisle en la suposicién sinptificadora de que cl momento magnitico se ordena no slo por el campo magaéticn externa , sino también por la accida conjunta de todos Jos momentos magnéticos, la cual se reduce a la suslilucién del campo magnélico H por 410 un campo aulocongrucnle elective Hy = WU + aft « (3.4) Procurarcinus argumenlor esta eapresion en el siguiente parrafo, pero pari al modelo de Curie—Weiss Lu formala (3.4) es inicial; Ia constante @ débe eslar relacionada con lag magnitudes que se observan y, de este modo, Melorminarse de Ta experiencia, Ulilizando las formulas (2.8) y (3.4) hallamos In ecua- cién trascendente para delerminar la densidad del momento magnético wf del ferromaguético, o sea, la couacién do Curie — Weiss: ofl == Nyv ty RE ef) (3.2) donde N es el avimero de flomos en unidad de volumen. El contenido sucesivo del parrafo es el analisis de esta ecuacién y sus soluciones Comencemes. por lo primordial: aclaremos si la ecuacién de Curio — Weiss describe ef ferromagnetism, es decir, ¢] surgimicnto de la magnetizacién cspontdnea ef, on ausencia del campo magaético. Con este fin aaalicomos la soluci6n do Ja couacién (3.2) para H = 0: ‘ allo Nyt Hes (3.3) Designemos ells _ ker ar? aun Como es facil comprohar, ulilizando cstas designaciones Ja ccnacidn (3.3) puede escrihirse en la forma br = tha, 3.3.) idénea para el andlisis grifico, Xaminemos la fig. 33. Se vo que para )>, 4 la ecuacién tiene tan sdlo una solucién, az = 0, mientras que para b <4 hay Wes. La desigualdad 2 b> 1 significn que 7 > ale, Si a> 0 resulta que a altas temperaturas la maguelizacion esponlanea (de acuerdo con la ecuacién (3.3)) es igual a cern (of, = 0). La magnilud ot > . 4) Bh uueie es Una simplificacién fundamental, La examinaremos wis adelante. i VIG. B38. Solucién yrafien de la ecuacidn de Curie — We (3.9)2 1, recta cuya tangente del dngulo b'es mayor que ta unidud; 2, recta cuya tangente del énguls des menor que la untdad, Los puntos cn el cje de adscises sun rafees de la ecuncién (3.5). es natural considorarla igual a La lemperatura de Curie 7", pues precisamente a # = 7, desaparece la magnetizacién espontinea. De este modo, 2h) % He Tea Por cierto, tenomos que comprobar, ademas, si ln couacién (3.2) describo ol paramagnetismo del gas de agujas magnéti- cas para [> 7, Entre tanto, recordemos que a> 0. Pero, qué significa la oxistencia de tres soluciones cuan- do 7 < f,? Wsta claro que de ogas tres hay que elogir una, dY basindose ou qué principio? La respuesta es como sigue: Ja solucién off, == 0 os inestable y, por lo tanto, no se realiza, en cambio, Jas soluciones distintas a cera (7 , = 0) son esla- bles. Se realiza una do clas. l’or aliora podemos prescindir de la preocupacién de cual de tas dos: se distinguen slo por la direccién del vector offs y a nosolros nos interesa la mag- nitud de dicho vector. Si se tratarso de una sola particula, entonces, los estados estables o inestables podrian represen- tarse por medio de la energia potencial U on funcién de la coordenada x. Supongamos que Ja ecnergia potencial Liene la forma representada en [a fig. 34. La fuerza que aciia sobre la particula es igual a cezo en Lres puntos donde U (x) tiene un oxtremo: 2, = —z3 540, r, = 0. Sin embargo, la posicién de Ja particula es cstablo Lan sélo en los puntos 2, yt (dondo U(x) es minima), Del punto x, = 0 (dondo (x) es maxitna) la particula se deslizara al surgir cualquier accién casual. La fisica estadistica formula una regla estricla que per- mite distinguir la solucién estable de la ccuacion de Curio — Weiss de su solucién inestable, La misma se parece mucho a la regla antes formulada. Es preciso hallar ol valor de o% para ¢l cual tiene minimo cierta magnilud Hamada energia libre, La onorgia libro so diferencia de Ja energia como Lal, por el heeho de que Loma en consideracion cl ntimero de proce- lig U(x) x ME OS x FIG. 34. Energla potenciol de la particula: en los puntos x, % ¥ ty la fuerza gue actiie sobre la particula es igual a cero; en los puntos zy x Ja partfeula se eneuentra en posicibn estable, y en el punto ,, en poslcin inestable. dimientos por medio de los cuales se puede crear un estado macroscépico dado con una energia prefijada, Es estable ol estado que puede realizarse por un namero maximo de pro- cedimientos. Asi que, cuando 7 < F,, la enorgia libre es mézima para olf, = 0 Ahora pasemos a esclarecer ¢6mo dopende off, de la tem- peralura cuando 7' < 7,. Comencemos por Ja zona de tem- peraturas que linda directamente con-la temperatura do Curie (7 < 7.). Para T = 7, la densidad del momento mag- nético of, = 0. Esté claro quea 7 = 7, el momento magné- tico es muy pequefio,. Eso permite utilizar una expresién aproximada para th a: theaa—t ws, eed. Al sustituir th z por su valor numérico nolamos que se puede simplificar x (no nos interesa la solucién nula) y el valor no nulo de | x | es como sigue: ie|=V3(t—9). Ahora es tiempo de volver a las variables fisieas: ott, = Np 3 (1 ). (3.4) Presten atencién al hecho de que, al escribir ol factor ante Ja raiz, sustituimos T por f,. La aproximacién utilizada para th x requiere tal sustitucién. 113 Ba 1598 A temperaduras mucho mas bajas que fa do Curie (7 < « ¥) hay que ulilizar el valor de th x para grandes valores iO ZS the wi 2e*, 21 2e ohy-=Nu(l—2e FT), TET. 3.5) Aqui la aproximacién empleada exigié sustituir en el oxpo- nento la magnitud o%, por su valor a 7 = 0 (o% 5 | rey = = Np). Vemos que la ecuacién de Curie ~ Weiss doscribe la completa magnetizacién del ferromaguélico para T = 0: todos los momentos magnéticos son paralelos y of, = Np. Con el crecimiento de la temperatura la densidad del mo- mento magnético disminuye, con la parlicularidad de que en el instante de desaparicién, cuando T = 7, la derivada dM {aT se hace infinita. La comparaci6n de las formulas (3.4) y (8.5) con Ja fig. 34 demuestra que éstas, en rasgos generales, definen correcta- mente Ja variacién do e#, en funcién de Ia temperatura, of, (7'). En somojantes casos; en los arliculos cientificos se escribe: «Existe una concordancia cualilaliva entre la teoria y ol experimento». La palabra «cualitativa» subraya que e] autor no responde por la concordancia cuantitaliva. En esto caso conerolo se revela con especial nilidez la incoinciden- cia cuantitativa de los resultados del experimento con la teoria a bajas temperaturas: cuando 7 < 7,, el momento magnético espontineo tiende inucho inds Jentamente a la saturacién es |ray = Np, que lo que predice la f6rmu- la (3.5). Mas adolanto hablaremos de una comparacién mds oxacta, y ahora calcularemos Ia suscoptibilidad magnética del ferro- magnélico por encima y por debajo de la temperatura de Curie. Al calcular la susceptibilidad magnélica tenemos que considerar como infinifamente pequeiio el campo magné- tico H *). Para 7 > 7’., a un. campo infinitamento pequefia Te corresponde una densidad infinitamonte pequefia det momento magnélico. A ratz de ello, en la eouacién (3.2) *) Formaluente denomina susccptibilidad magnévica y a devivada af//di para I} 0, Cuando la magnetizacién depends incaimente de #1, esta deliniclén de x coincide con Ja antes utilizada. 44 por su argumonlo, es decir, podemos sustiluir Ut Ee) __ Np? (+0) a o bien, NY, Pty +d, “kT? - . De aqui Ny? " - 6=aRoRy pura 7>7,, (3.6) y vomos que de la ceuacién de Curie — Weiss se deduce la ley de Curie — Weiss, 0 sea, el modelo del campo autocongruen- te deseribe correctamente el estado paramagnético del ferromagnético para 7 < Ty. Cuando 7 < f, la cuestién es mucho mas complicada, puesto quo por debajo de Ja temperatura de Curio existen tanlo el momento magnético espontdneo off (T) = off (T, H = 0) como el campo inducido, proporcional a H: oh (T, My =o (PM AY, a T,) *). Hagamos uua sinopsis de las conclusiones que podemos sacar (y que homos sacado ya) analizando la solucién de la ecuacién de Guric — Weiss, 4. La suposicion de que existe un campo interno propor- cional a la magnolizacién («% < 0) dio la posibilidad de ex- ae la aparicién de Ja magnetizacién propia cuando P<, 2. El parémetro @ introducido en Ja teoria determina Ia temperatura de Curie: #7", == aw. Por cuanto pV = = cht a | ray, of gq, TOSUILA Que & = KI'./ 1 ch yo. El parametro a@<>1. Este hecho puede comprobarse valiéndose de la ae 'V (en la pag. 108) y de la magnitud del magnetén de ohr p. 8. E] momento magnético disminuye con la clevacién de la temperatura y — hs lrage = &. 4, La susceptibilidad magnética se incrementa al apro- ximarse al punto de Curie haciéndose infinita cuando T = =7',. Para J'— 0 la susceptibilidad magnética x es expo- nencialmento pequefia **); cuando 7 > 7',, Ja ecuacién de Curie — Weiss conduce a la ley de Curie — Weiss. § 2. EL FERROMAGNETISMO ES RESULTADO DE LA ACCION DE LAS FUERZAS DE INTERCAMBIO Volvamos a analizar el modelo do Curie — Weiss, Esta claro que su esoncia, su contenido principal radica en le relacién del campo efectivo He con la densidad del momento magnético. Como suponemos, esta relacién tiene on cuenta la interaccién de los momentos magnéticos de los 4tomos. éPero de déndo surgié la expresién (3,1)? Por supuesto, po- demos no hacor esta pregunta. Se puede escribir una fér- mula «sacdndola de la cabeza», indagar a qué resultados ) Problema 19, Deduzcan todas las formulas de este pdrralo para J = 1 0, ain mejor, para J arbitrario. Probablemente éste sca el més complicado de los problemas ofrecidos. . *%) Problema 20. Denmestren que de acuerdo con la ecuacién deft ate 2 de Curio — Weiss % =(S nag oT para TO (vdase la nota en la pg. 144. 1G Ieva (ya lo homos liccho), demostrar de qué modo las cons- tantes («, NV) que forman parte de la ccuacién pueden estar relacionadas con las magnitudes conocidas del experimento (Ze, of sq), Convencerse de la coincidencia bastante buena de ja dependencia presagiada de of, respecte a la temperatura con Ios datos experimentales y limitarse a ello. Pero en este caso hay quo percatarse, con toda claridad, do que homos construido no una teorfa microscépica, sino fenomenolégica, © sca, una teoria que describe e] fendmenc, y no lo explica. is preciso darso cuenta de que no sabemos In procedencia do la expresién fundamental (en este caso, de (3.1)), no sa- bomos cual es la naturaleza (cl sentido fisico) del factor «, nj cémo esta relacionado con los imanes atomices microscépi- cos y con su accién reciproca. A La finalidad de este pdrrafo consiste en descubrir el sen- tido fisico dol modelo de Curie — Weiss. Retornemos a la fig. 32. Las flechas que ropresentan log momentos magnéticos de Ios Atomos, a costa do su interac- cién se alinean paralelamente, mientras quo ol movimiento térmico altera este orden. Qué fuerzas actiian entre los ima- nes atémicos? Hemos hablado mucho do.eso en el primer ca- , Bitulo (§ 10), ostableciendo que las fuerzas de intereambio a distancias atémicas son mu- chas veces mayores que las fuerzas magnéticas dipolares. Debido a ello, son precisamente Jas fuerzas de intercambio las quo rosponden por el ferromagnetismo. Con el fin de cer- ciorarse de este hecho, hagamos uso de] hamiltoniano de es- pin (1.39) ‘el cual gencralizaremos, considerando que entre dos atomos cualesquiera del ‘cristal existe Ia siguiente in- teraccién do intercambio: Seg= B— 3) Ansisy- (3.8) La suma se lleva a cabo por todos los 4tomos del cristal, y los subindices J y & numeran sus tomos, Recordemos ahora lo expuesto acerca do la relaci6n ontre A 'y Ja distancia ontre los dtomos: las integrales do intereambio Ag disminuyen muy répidamente con ta distancia. Por ‘esta causa, aunque, desde cl punto do vista formal, todo lomo dol cristal esta ligado por medio de la interaccién do intercambio con la totalidad de los 4tomos, tan s6lo es sustanctal In rolacién de 1? los &lomos vecinos. Esta consideracién permite volver a es- cribir la expresién (3.8) on la siguionte forma: He=B-FA Sa Ys (3.8’) i he El apéstrofo junto al signo de la suma sofiala que durante la adicién respecto a k se tienen en cucnta Lan sdlo los vecinos mas préximos al i-ésimo 4tomo. En la fig. 36 se vo que para Ia red citbica simple el ni- mero de vecinos mds préximos es igual a seis, y para la red cibica centrada en el cuerpo su niimero es igual a ocho (examinaremos solamente redes cibicas). La integral de intercambio esté sacada fuera del signo de la suma, ya que la muostra es homogénea y todas las integrales de intercam- bio son idénticas; un medio aparece debide a que sumando de esta manera los ftomos so cuentan dos veces, Los vectores s; y &, son, como 8¢ sobreentiende, «cudn- ticosy. Cada uno de ellos puede oricntarse en el espacio por 2s + 1 métodos. Si s = 1/2, sélo por dos métodos: so- gin...0 encontrado... , Lacleccién del ojo de cnantificacién, es decir, de la direcci6n respecto a la cnal so orientan los espines, la postergaremos para mas adelante. En condicio- nes de cero absoluto de temperatura todos los momentos magnéticos y, por consiguiente, también los espines son para- lelos unos a otros. En todo caso, precisamente asf resultaba de la solucién de la ecuacién de Curio — Weiss: of 5 = Np. Cuando todos los espines son paralelos entre si, entonces, de FIG. 86, Los vectnos mas prézimos det dtomo destacado: a) cn una red cildica simple son seis; b) en una ted cibbica centrada en cl cuerpo son ocho. I18 conformidad con (3.8'), la energia del cristal que depende de la orientacién de los espines es __ ANS Fags (3.9) donde z indica cl ntimero de vecinos mds préximos. Para T = Ola cnergia del cristal debo ser mfnima entre todas las posibles. Por supuesto, esto se refiere Lambién a sn parte de espin, Se ve que, para conseguir que la disposicién paralola de los cspines corresponda a la onergia minima, es necesario quo Ja integral de inlercambio A sea posiliva: A +0 es la condicién del ferromagnetismo. Si la temperatura se diferencia de cero, los momentous magnéticos no son lan disciplinados: a tomporatura muy baja algunos espines estan desyiados de la direcci6n general correcta, con el ascenso dela Lemperalura cl niimero do os- pines «incorrectos? aumenta y, como resultado, disminuye el momento magnético total, Por fin, a cierta temperatura —quo es, procisamento, Ia temperatura de Curie T.—, todas las direcciones permilidas resulta’ equiprobables y ol momento magnélico dol ferromagnélico se reduce a coro. A T > T-. el ferromagnélico se comporia como un paramag= nético. No se debe pensar que el cuadro presentado es estatico. No dependen del tiempo los niimeros medios de los espines «correctos» © «incorrecloss, pero si luviéramos Ia posibili- dad de observar el espin de un Atomo sislado, descubririamos que su direccién varia constantemente: ova «miray a un lado, ora al otro. Esto cs, precisamente, el movimiento térmico cadtico de los espines. Para Tas temperaturas cerca del cero absoluto el movi~ miento térmico de los espines pnode analizarse mas detalla- Aemonte. A este tema esta dedicado cl § 10 del presente capi~ ulo. EL cnadre cualitativo de la destruccién del orden magné- tico que hemos presentado, considerando que a cero absoluto todos los espines son parnlelos unos a otros debide a la interaccién de intereamhio, no nos da la posibilidad de de- ducir, a partir dol hamiltoniano de espin, la expresién para el campo efectiva (3.1). Mas afin: oso no se puede hacer. Con el fin do oxplicar esta afirmacién Lrislo, procedamos do la siguiente manera. 1g Relacionemos [Mes = aot, (admilimos quo H = 0) con la energfa *) dol sistema. Para conseguirlo, generalicomos la formula (1.26) para la energia del momento magnélico en el campo externo. Conforme a esta formula. 4 = —d oe cuando los vectores #f y M son paralelos. Si se quiere quo dicha férmula so cumpla también para el campo efectivo hay que considerar que by =— Fk, (3.10) donde V es ol volumen de la muestra. Recordemos quo el momento total do un ferromagnético es M = MV. Vomos que en cl modelo de Curie — Weiss la energia libre dol sistema viene determinada wnivocamente por Ja magnotizacién. Mientras tanto, en realidad, como se ve de Jas férmulas (3,8) y (3.8’), la misma dopende sustancialmente de la distribucién microscépica, de los espines de distintos atomos. El desprecio de esta circunstancia es, precisamente, Iq principal simplificacién en el modelo de Curie — Weiss, o bien, en forma mas general, en el modelo del campo auto- congruente. Sin embargo. necositamos la formula (3.10) no sélo para Jas afirmaciones nogalivas quo hacen constar nuestra impo- tencia. Dicha formula ayuda a «asirs el modelo de Curie — Weiss a las fuerzas de intercambio reales que aseguran la existoncia del ferromagnetismo. Con oste fin comparemos Ta f6rmula (3.9) con la (3.10) sustituyendo en ella la densidad dek momento magnético of, a T =O por su valor Vu, y Y por la unidad (entonces, V serd cl niimero de atomos en la unidad de volumen). Las dos formulas coinciden si admitimos; aati = 24 obien AT. = GA. (8-1) Sin duda alguna, precisamento la altima formula es el principal resultado positivo de este parrafo. La integral de intercambio A es un pardmotro microscépico cuyo valor viene determinado por la estructura del dtomo, por Ja distancia que separa los Atomos unos de otros, es decir, por las dimen- siones de Ja celdilla dol cristal. Su cdlculo es tarea do la fi- sica aiémica. Ahora bien, so averigué que la integral de in- *) Cuondo 7-0 se trata de ti energia libre (véase la pag. 112). 120 tercambio A determina una do las caractoristicas princi- pales del ferromagnético, su lemperatnra de Curie. La formula (3.41), adem4s, permite evaluar numérica- mente el parémeiro a . Acuérdenso do Jo que sc ha dicho acorea de la integral do intercambio en ol § 10 del capitulo 4: esta integral es de origen clectrostatico. Bvaluc- mos ahora la magnitud pofl 4 = p2N. La misma, al igual que A, tiene la dimensién do energia. Como iV es el nimero de Stomes en la unidad de volumen, resulta que NV ~ 1/a, donde a, como siompre, es In distancia interatémica. A raiz de ello p2N ~~ p7/e? es Ja energia de la interaccién magnd- tica dipolo-dipolo. En la pag. 56 hemos demostrado que esta energia es muchas veces menor que la de la interaccion electrostitica Ueon, ¥; por consiguiento, también que A. De este modo, en correspondencia con Jo expucsto anterior- mente (a base de Ja comparacién con los dalos experimen- tales), a > 1. MBTALES FERROMAGNETICOS El parrafo quo acababan do Joor cs contral en este capi- tulo, ya que explica la naturaleza del surgimiento dol ferro- magnetismo. Sin embargo, puede dejar a uno perplojo. En efecto, los ferromagnéticos m4s conocidos —ol hierro, co- balto, niquel— son metales. ¢Por qué, entonces, no deci- mos nada sobre los electrones libres, sino que razonamos de una forma tal como si se tralaso de un dieléctrico? Se podria alogar ol quo cxisten numerosos dicléctricos ferromagnéti- cos, y con éstos el analisis realizado guarda una relacién directa. Pero, em esencia, dicho andlisis os idéneo también para un metal ferromagnético. El asunto reside en que los Atomos de todos los metalcs ferromagnéticos no tienen com- pletadas las cnvolturas do las f fvéaso el § 9 del capi- tulo 4). Los clectrones de estas envolturas se encuontran muy cerca dol nicleo (en el sono del Atomo) y, practica- mente, no se von afectados por cl hecho de la unificacién do los 4tomos cn el cristal. En la formacién del momento ferro- magnético el papel principal pertenece, precisamente, a los electrones d y f de los metales magnéticos. Podemos formar la siguiente idea al respecto: en los nudos de la red crista- lina estén concentrados (localizados) los momentos magné- ticos clectrénicos que entran on accidn reciproca por via de interaccién do intercambio. Pero, a diferencia de los die- J21 léctricos, éstos estén sumorgidos en el gas de electrones li- bres los cuales también Loman parte en la creacién del mo- mento magnético. Sin embargo, el principio de exclusién de Pauli impide que los espines de los electrones de conduccion, en su totalidad, se alincan paralelamente unos a otros: sdlo resultan un poco magnetizados, de modo complementario, por los electrones dy f. La magnetizacién complementaria so efecttia a costa de Ja inleraccién de inlercambio. Este cuadro simplificado do la «onstitnciény de los metales ferromagnéticos lleva el nombro do modelo de inter- cambio s — d(f), dehido n que los olectrones do conduccién proceden de los electranes s de 108 atomos del metal. La principal simplificacién adoptada cn cl modelo de intercambio s — d (f) consisto en despreciar el papel de los electrones de conducciéa en la interaccién de intercambio entre los electrones d o f. Aunque la utilizacién de los metales ferromagnéticos Comenz6 mucho tiempo antes do haher penctrado on Ia na- turaleza del magnelisino, precisamenle cl magnetismo doe los metales presenta especial dificultad para su plena com- prensién. En la actualidad este 4mbito do ta Fisica do fond- menos magnéticos so desarrolla activamento. § 3. TRANSICION “PARA — FERRO”, UNA DE LAS TRANSICIONES DE FASE DE SEGUNDO GENERO El cambio do las condiciones exteriores conduce al cam- bio de Jas propiedades de los cuerpos. Al calentar un semi- conductor aumentamos su conductibilidad, cl calentamiento de un ferromagnético disminuye su magnelizacién; cuando comprimimos un sélido disminuimos su volumen, etc., ele. Los ejemplos pueden enumorarse infinilamente. Por lo general, cl cambio insignificante de las condicionos exteriores (temperatura, presién) Heva a cambios insigni- ficantes en las propicdades. Por esta causa, Ia relacién «pro- piedad — condiciones exteriores» puede representarse en forma de una curva continua. Ya hemos visto ejemplos de semojantes curvas: la variacién do la magnetizacién o de la susceplihilidad magnética on funcién de la lemperatura. No obstante, a veces, un cambio insignificante de las con- diciones externas conduce a conseenone «catastréficasy: o una de Jas caractoristicas del cuerpo varia irregularmente, 122 FIG, 37. Variacidn det votumen espect- iy fico Vien funcléx de ta prestén D du- 1 rante Ia transicién de la fase gaseosa a la iiquida (estén representadas dos teotermas). P o bien aparece una propiedad que no ha existido antes. En la fig. 37 se ofreco la dependencia del volumen especifico de un gas respecto a la presién. Se observa que a cierta pre- sién el volumen ospecifico cambia bruscamente. El gas se convierte en liquido. Con anterioridad fuc deserito cl ejem- plo de aparicién (desaparicién) de una propiedad: a la tem- peratura de Gurto 7’, aparece (desapareco) Ja magneotizacién del cuerpo. Para 7 > 7’, 1a magnotizacién falla Lotalmente, ésta esta ausente también cn él propio puate do Curie (claro gue en ausencia del campo magnético). La variacién brusca del volumen es un ejemplo de Ja transicién do faso do primor género, mientras que la aparicién (desaparicién) de Ja mag- netizacién, es decir, la transicién «para — ferro», cs un ejem- plo do Ja transicién de faso de segundo género. Por supuesto, los ejemplos no son una definicién estricta. Sin abstraernos de Ja esoncia de nuestro relato es dificil dar esta estricta defi- nicién de las transiciones de faso del primero y segundo gé- neros. No lo haremos. S6lo prestemos atencién al siguiente hecho: si el salto existo lenemos la transicién de fase de pri- mer género; si no existe un cambio brusco, tenemos una tran- sicién de fase de segundo género. Naturalmente, 8c deben comparar (si hay o no hay cam- hie brusco) caracloristicas de un mismo tipo. Por ejemplo se dan suslancias para Tas cuales, on determinadas condicio- nes, varia bruscamento la magnetizacién, o sea, ticne lugar la transicién de fase magnética de primer género. En ade- lante atin nos encontraremos con una situacién de este Lipo (véase cl cap. 4}. Por otra parto, duranto la transicién «para — fercom varia bruscamente la capacidad calorifica dol cuerpo. Inn cambio, cuando tenemos una transicion do primer gé- nero se desprende o se absorbe calor como durante la fusién y Ja ebulliciéu (jrecuerden ja formula do Clapeyron — Clausius}). Lamentablemente, no se nos ofrece la posibilidad 123 do dotenornos con algunos parmenores on lodos estos pro- blemas tan interesantes. “Ya sabomos“quo el valor do oquilibrio del momonto mag- nélico minimiza la energia (mejor dicho, la energia libro F) dol cuerpo. Esta propiedad do minimizar la energia libre, es propia de muchas caractoristicas do los sistemas fisicos, Para no limitarso tan s6lo a las propicdades magnéticas, designemos con ia letra 1 ef pardmetro qute caracteriza cier- ta propiodad del cuerpo. La onergia libre F os ta funcién do F K Teli. 1 1 =o} ny 1 te H hy FIG, 38. Transformacién fal vartar la temperatura T) de la dependencia de la energia libre ¥ respecto al pardmetra n en la transicidn de fase de primer géne- ro. Cuando T= 7, se engendra un nuevo minimo (para 4% 0). St Ty< <7 < Top, el estado conn = Ng AO es metaesiable, y para T > Toy es estable, FIG, 39. Lo mismo que en ta fig. 38, pero para ta transicién de fase de segun~ do génera, El estado estable (para 1 > Tor) con 4 = 0 se transforma en J. inestable y aparece {cuando T Tory W{Z) =O, y 0 P< Pon 1 (2) AO; Por es el punto de transicién de fase de sogundo génoro si) (Tor) = 0. El valor do equilibrio de 4 =— (7) se halla de la con- dicién del minimo ar ao y 0, fr > 0. (3.12) Queremos. sefialar cémo, al cambiar la temperatura, se deforma la funcién # (y), lo cual, on esencin, sirve, precisa- mente, de causa de la transicién de fase. La fig. 38 ilustra un caso do transicién de fase de primer género, y la fig. 39, de segundo género. Se ve que en la transicién de fase de pri- mer género, en la curva /’ = # (q) se cngendra un nuovo mi- nimo, y a 7 > Ty, ésle resulta mas profundo quo el pri- mero. Sin ombargo, para pasar del «viejo» minimo al «nuevo», el sistema debe suporar una barrera de potencial detorminada, salvar la «orestay de la altura AJ’ que separa un minimo del otro. A bajas lemperaluras este procoso, por regla general, es muy dificulloso (su probabilidad es pfoporcional a e~4F/T) y el sistema puede encontrarse en estado sobreenfriado o en estado sobrecalentado. Tales estados se denominan me- taestables. A veces, para pasar del estado metaestable al establo son insuficiontes incluso las épocas geoldgicas, y el cuerpo perdura cn ostado motaestable (un buen ejemplo de estado metacstable extraordinariamente duradero es el diamante, cuya transformacién espontanea en grafito no fue observada por nadie). {Durante la transicién de fase de segundo génoro, cuando aparece el nuevo minimo (por debajo de 7,,), el minimo anto- rior se convierte en maximo (véaso la fig. 39). Es natural que resulten imposibles cualesquiera sobreenfriamiento o sobre- calentamiento *). Por supuesto, todo este cuadro es muy esquemalico y apro- ximado, sin embargo, desde el punto de vista cualitativo, re- *) Problema 21. Partiendo de la expresién F = Sy a (T — Ter) WP + £ byt (a y & son constantes) calculen H y domuéstron que para 6 > 0 esta funcién describe la transicién de fase de segundo género (L. D. Landau, 1937). Relacionen tos par&metros 4, Tor y b con las magnitttdes que caracterizan la transicién sparar— ferron. 125 presenta correclamente la diferencia entre la Lransicién de fase do segundo género y la de primer género. La divergencia entre los cuadros verdadero y simplificade es especialmente sustancial on el caso de Ja transicién de fasc do segundo gé- nero (de lo expuesto mas adolante quedara claro con qué esta ligada la complojidad del problema al inyesligar pre- cisamente las Lransiciones de fase de segundo género). Como ya hemos tenido la oportunidad de advertir, las figs. 38 y 39 que represontan !a dependencia F (n} recuerdan mucho Ja variacién do la energia potencial U en funcién de la coor- denada z, la cual permile investigar las condicionos do esta- bilidad del cuerpo que sc mueve a lo largo del eje z. Para soslener la analogia denominaromos el pardimetro 4 «coor- denada gencralizada», y scuerpop, el estado del sistema defi- nido por el paraémetro 7. Asi pues, en el punto con «coorde- nada gonoralizaday, dondo ¥ (y) tiene un minimo, cl «cuer- po> se encuentra en estado estable o estado metacstable. 4Qué significa «se encuentra»? Esto significa que el «cuerpo», a costa del movimiento térmico, realiza oscilacio- nes pequefias precisamonte alrededor de ese punto, (Para comprenderlo bien, figdrense un péndulo inmévil quo oscila por impacto do las moléculas del aire que Io rodean. Ineluso si el péndulo se encuentra dentro de una funda de fa cual se ha extraido o] aire, cl péndulo oscilardé, ya que el movimiento térmico caético de los Atomos quo lo constituyen cambiard la posicién de su centro de gravedad.) La amplitud de las osci- laciones del «cuerpo» depende de la pendionte de la curva F (y) en el punto de equilibrio “), Ahora fijonse on Ja fig. 39. La curva F = F (1) en esta figura (para T = 7) aparece muy aplanada debido a que, con una variacién infinita- mente pequejia de la temperatura, la inisma debe transfor- marse en una curva con un maéximo y dos minimos **), Esta claro que para 7 = 7, la amplitud de las oscilaciones es grande. Tenerlas en cuenta resulté un problema muy complicado. Tan sélo en los tiempos mas recientes los ffsicos obtuvieron Ja seguridad de quo saben describir con alto grado de preci- sién las propiedades de los sistemas ffsicos on Ja proximidad inmediata del punto de transicién de aso de segundo género. *) Bl nivel de ascenso del «cuerpo» sobre e) punto de equilibrio se determina por Ja temperatura 7’, **) Examinen lo expuesto valiéndose del problema 21 en la pag. 125. 126 Por muy exbrafio que parezta, para conseguirlo surglé la necesidad de exmninar las propiedades de los sistemas [isi- cos que exislen (cn cl papel, claro osté) on los espacios de dimension fraccionaria (nuestro universo es tridimensional, el plano os un espacio bidimensional, v Ja linea, unidimen- sional ...). Si Ia variacién del pardmetro y caracteriza la transicién de fase de segundo género, éste se denomina, con frecuencia, pardmetro del orden. En el caso de La transicién «parar — eferroo, la causa de esta denominacién es cvidente: ol mo- mento magnético of, cs la medida de ordenacién de los es- pines atémicos. Cilemos un ojemplo mas de transicién de fase de segundo génexo: Ja ordenacién de la aleacién CuZn. En la fig. 40 se muestra la red cristalina de esta aleacién. A altas tempera- turas los d4tomos de Cu y Zn estan distribuidos desordenada- mente: con la misma probabilidad (igual, como es légico, a ¥/,) ocupan cualesquiera nudos de la red cristalina. Empo- zando desde cierla temperatura (ésta también se denomina temperatura de Curie), las probabilidades comienzan a difo- renciarse de 4, al principio muy poco, pero cuando la tem~ i peralura tiende a cero, las probabilidades también tionden acero ya la unidad, respectivamente, entonces Ilega el orden completo. Una observacién mas, la dltima en este parrafo. Por regla. general, durante la transicién de fase de segundo genero cam- bia la simeteia de] cucrpo. (El primero que presté atencién a este hecho fue LL. D. Landau y, basdndose on él, constrayé la teoria fonomenoldgica para semojantes transiciones.) Bfecti- vamente, al surgir el ferromagnetismo so destaca la direccién elegida en el sistema de momentos magnéticos alémicos, y al ordenarse la aleacién varfa ot periodo de la red eristalina. % FIG. 40. Disposicién de los étomos de Zn (crucecttas) y Cu (cireulitos) en una aleacién gue se ordena; a) para T > Ter; b) para T = 0. 27

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