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Radl Mandrini La Argentina aborigen De los primeros pobladores a 1910 biblioteca bésica de historia giteitice sur : Océano Los territorios meridionales hacia 1750 9. Hace unos 250 afios... (ca. 1750) Los pueblos originarios ante la consolidacién del ‘orden colonial ‘Amediados de! siglo XVIll, las tierras meridionales del imperio ‘espaol habian sido testigo de importantes transformaciones. El orden colonial se habia afianzado, los focos mas importantes de resistencia indigena hablan sido dominados y se habian desarrollado nuevas formas de control sobre esas poblaciones. Este proceso se habia acelerado a partir de comienzos de! siglo XVIll, cuando la nueva dinastia de los Borbones ocupé la Corona espafiola, implements activas politicas econdmicas y administrativas y volvié su atencién hacia las fronteras con los pueblos originarios no sometidos. Como resultado de las clones con la sociedad hispano-criolla, entre los pueblos al ‘genes no dominados se habian operado clones econémicas, sociales, politicas y con los pueblos de la Arau ‘comunidades de las pampas y de la Patagonia, y con las *naciones" del Chaco. cfectiva la expl rios conquistados y de su poblacién. Elfin de las rebeliones en el Tucuman colonial 210 La Argentina aborigen parte muy importante de la poblaciGn originaria ~como en los valles cal chaquies-, aunque formalmente encomendad tas ni pagaba sus tributos. Los intentos por somet provocaban reacciones los a esas exigencias (08; la labor de conversion al cato- Ja conflictiva situacién y los abusos de los en- 1erz0 de algunos misioneros, ando. La pre- oles i, las ciudades extendieron el control sobre los territorios que las rodea- ban y se consolidé el gobierno colonial. La ec: fue integrando a las necesidades del imperi alas demandas de la centro minero mas \cia europea se hizo mas Tucumén se ana enorme poblacién de bienes para su sul alimentos y prendas de vestir, carretas, herramientas y mulas para el trabajo en las minas. Las haciendas tucumanas se organizaron en funcién dades, voleand iecidn agropecuaria y artesanal mediante el empleo de as y practicas de las poblaciones originarias locales que habian desarrollaclo, siglos atx ina compleja agric in. Por eso, el sometimiento y aban imprescindibles. ia de la poblacién cal décadas la soluci6n del proble cl caricter de una verdadera guerra que obligé a las autoridiades espatio- las a movilizar ejércitos y milicias, incluso desde gobernaci como la del Rio de la Plata, El primero fue el gran alzamiento que tuvo lugar entre 1630 y 1643. EI segundo, rrido entre 1657 y 1665, respondié al accionar de un aventurero, Pedro Bohorques y Gi- é las poblaciones locales, y de Viltipoco, la valles calchaqui ‘Tras la derrota de Juan Caleh: ‘cumén parecié calmarse, salvo en tencia continud. En los aiios siguientes, los calcha ques contra ciudades espaitolas y mataron a algunos misioneros y encomenderos, Fuera del valle tampoco faltaron revueltas, provocadas, ‘in del Toe donde la resis- Have unos 260 afos.. 211 cen casi todos los casos, por los abusos de los encomenderos. Las peores idades, explotacién indiserimi en la region. cra alarmante, lo cual oblig6 al gobernador a y ejecutaron a caciques enemigos. Con distintos conflicto continu y fueron necesarias nuevas expediciones. in fue capturado y ¢jecutado en 1637; muchos nati Jados y confinados en el norte de La Rioja. Este fue e! cio de la politica de “extranamiento” o “desnaturalizaciGn”, esto es, el traslado forzado de grupos o comunidades a zonas alejadas ce su habitat ‘original donde podian ser estrechamente vigiladas. No obstante, pese a estas duras represalias, la paz no habia sido alcanzada. La guerra fastas consccuencias para la poblaci6n originaria, 10 para los “rebeldes” como para los “indios amigos” que apoyaron a Jos espatioles esperando asi obtener algunas ventajas, en especial se ceptuados del trabajo personal, es decir, de pagar con servicios buto a los encomenderos. Ante todo, el efecto fue demografico: mu- en combate, otros fuer portante de la poblacién fue trasladada a n obligados a lerra danié chos guerreros murieros ejecutados 0 as alejadas o marginales. La larga n recursos bisicos: hubo poblados quemados, cosechas arrasa- das, rebaiios perdidos, acequias y campos de cultivo dest los Pasados varios afios, la situacicn ble; en ese contexto, aparecié en el Tucuman Pedro Bohorques vivido varios afios en 212 La Argentina eboigen Wr parte de los pueblos cal MATT TTTOTe ae Pedro Bohorques y la rebelién de los calchaquies El aventurero andaluz Pedro Bohorques y Girén fleg6 al Peru en 1620. Yio con indigenas de la sierra central, aprendiendo el quechua y las ccostumbres, creencias y précticas de esos pueblos. Lusgo realizé un largo viaje al criente boiviano, a Paytit, donde, se decia, se habian ‘efugiado tropas incaicas que habian intentado conquistar a las obiaciones de la selva. Eohorques afirmaba quo habla encontrado Payiitiy habia sido reconocics como Inca por sus habitantes. Tras ahos de aventuras, fue apresado y enviada a Valdivia, en Chile, de donde lescapé a Mendoza para drigirse luego a la region calchaaui, ‘Ali, muchos caciques reconocieron su calad de Inca y uno de ellos, PPvant, cacique de Tolombén, lo acogié en su casa. Desde esa posicién, ‘Regocié con el gobernadar del Tucumén. El encuentro, en julio de 1657, ‘se reaiz6 con toda pompa. Bohorques, con su séquito de calchaquies lujosamente ataviados, arib6 en medio de savas de arcabuces y recibié obsequios y agasajos del gobernador y su comitva. Luego de una ssolemne misa, y tras quince dias de negociaciones, ceremonias, festejos: y homenajes, Bohorques fue reconocido como Tenienite de Gobernador y ‘Capitan General, autorizandoselo a emplear el titulo de inca. El acuerdo fue desaprobado por ol vey del Peri, que ordené capturar al {ugitwo. Et ictlo con Bohorques habia durado poco y e! famante Inca endurecio su ciscurso contra los espafiols, alentando a los natives ala rebalion. Entre choques y enftentamientos ~incluso fueron quemadas dos rmisiones de fos jesuitas-, las relaciones alcanzaron su maxima tension en 1659. Finalmente, Bohorques acepté entregarse a cambio de un indulto y fue enviado preso a Lima, Sin embargo, lev varios aftos controlar la ura resistencia que opusieron los calchaquies. Schorques, preso en Lima, fue condenado a muerte y ejecutado en 1666, sospechado de Partiojpar en una conjura de curacas de esa ciudad, i” Hace unos 250 afos... 218 el valle provocé alarma, y el gobernador con él. Bohorques Corona y como rey de los indios al mismo tiempo. No obstante, el acuerdo fue desaprobado por el virrey del Pert, quien ordené cay 6 su discurso contra los espatioles alentando a lo 1659, se entregé con la promesa de un indulto y fue enviado preso a Lima, El valle Calchaqui fue invadido y, tras una dura campaiia con vic- torias y derrotas de ambas partes, las uerzas espatiolas ~agotadas y cast ‘en estado de sedicién— lograron controlar la parte norte iniciando una severa represién, con ¢jecuciones y desnaturalizaciones. En cambio, la porcién meridional qued6 fuera de control hasta q) iciadas las ‘campaiias en 1664, se logré el so le, La pobla- cin que sobrevivi6 fue dispersada (0s puntos de la goberna- ci6n bajo la supervision de los encomenderos. ‘Comenz6 entonces, lentamente, la ocupacién del valle Calchagui con, Ja instalacién de haciendas. Algunos grupos nativos fueron trafdos otra yer al valle por los encomenderos, pero su forma de vida cambi6: kas tie- ras en las que estaban no eran ya suyas ysu dependencia de los nuevos le obra atrajo a poblaciones mano de obra indigena, El hecho impuls6 el avance h: de obtener trabajadores ente los grupos el Chaco occide La experiencia misional jesultica en la provincia del Paraguay Las “reducciones" 0 misiones ~junto con el sistema de encomiendas~ constituyeron la base de la explotacién colonial. Muchas de ellas estu- vieron a cargo de érdenes religiosas; clesde el comienzo de la conquista, 214 La Argentina aberigen se des ycaron las 6rdenes de franciscanos y mercedarios. Aunque més jones més conocidas fueron aquellas administradas por la Compaiiia de Jestis, en particular las que se establecieron en el nor deste mesopotimico, en un territorio que hoy pertenece a Argentina, Paraguay y Brasi yay comenzaron a instalarse a partir -mmador Hernando Arias de Saavedra, larias, Desde unas tres décadas antes, se hallaban en la provincia misioneros franciscanos que actuaban entre cercanos a Asuncién, encomendados a vecinos de accion habia sido importante en la pacificacién de esos 1e esto no impidié roces y conflictos entre mi- sioneros, encomenderos y funcionarios. La labor de los jesuitas se aplicé en principio a pueblos ya encomen- idades mas alejadas, no sometidas encomendadas ‘modelo diferente centrado en la n de reducciones libres de las demandas de los colonos. El pro yecto se vio favorecido por las cada vex més duras criticas a los abusos enel de encomiendas que se escuchaban en los mas altos nive- les del imperio y que lograron, por ejemplo, la prot de las Or is de Francisco de Alfaro ~apoyadas por los jesuitas-, destinadas jinar el servicio personal de los indios y a reemplazarlo por un tri- buto en dinero, ‘en las plantaciones azucareras de la costa brasileiia; debido a su expe- riencia en el trabajo agricola, las comunidades guara Estas circunstancias fuertemente integrado, cexigencias de los encome: jeros y los funcionarios locales, Aunque el Hace unes 250 anos. 215, proyecto encontré resist eros, en 1649 se exi los indios de las misiones puso un wibuto de un peso en plata -una cantidad pequ gado directamente a los oficiales reales. A cambio, los pueblos de las mnisiones se comprometian a defender la frontera de las amenazas portuguesas Cada reduccién 0 mico; a comienzos del El gobiemo de cada de los misioneros. El corregidor era ge en tanto que los otros miembros del cabildo eran elegidos entre los de- iis caciques y sus fa cién convalidaba el sistema de autoridad ya © des, Claro que el verdadero gobierno de la reducci jumeroso-, quienes adminis raejaban todos los aspectos de la vida colectiva, tanto los los econsmicos, sociales, culturales y militares ‘conductor de la reducci6n, garantizaba el cum cemanaclas de la autoridades su El conjunto de redueci nerales, que actuaba como hugarteniente del Provincial de la Orden, residente en Cordoba. compleja, eficiente y muy centrali- descle Roma por u “provinciales” que estaban al frente de extensas jurisdicciones regiona- les o provinel ‘ciones locales. Las misio- cia del Paraguay (asi den teztitorios que hoy corresponden a Paraguay, Uruguay y parte de Boli- via, Esa onganizacién aseguraba la vinculacién con el resto del territorio de la provincia. Cada uno de los nativos establecidos en los puebios rec 216 La Argentina aborigen munales cuyos productos estaban destinados al conjunto de la comu- nidad y a cubrir situaciones de emergencia. Tanto bienes comunales ‘como particulares eran almacenados 's comunes; con frecuen- ia diaria o semanal, los pobladores r lo necesario para aten- der su subsistencia. Otra parte cubria necesidades de emergencia para ianos y enfermos; el excecente era comerciali- Las comunidades se dedicaban también a la ida en la misma redue- Ademés, habia plants- principalmente igo y frutales. yerba mate y algodén, pero también caiia de azticar, PATA Los puebios de las misiones jesuiticas del Paraguay P lecer los pueblos de las reducciones se buscaba un terreno ‘amplio y iano con agua de buena calidad y con értoles aptos para lea y maderas de construccién en las cercanias. All se ubicaban las ‘vivendas de los indigenas reducidos, que eran unifamifares, de planta Lniforme y agrupadas en bloques de seis 0 siete casas a modo de ‘manzanas. Es0s pueblos contaban ademas con plazas, una o mas Iglesias, cementerios, la casa para los sacerdotes y un conjunto de Hace unos 250 alos... 217 == My elect Ssulp las habitaciones de los sacerdotes, ia y el cementerio. Sobre el costado derecho, el edificio del ca fondo, las huertas. derecha y la izquierda eo extendian los bloques de casas yenas. El plano corresponde también a la misién de San ltores, relojeros, grabadores, im- isiones llegaron a tener a as fabricadas por los mismos Los pucblos de las misiones se autoabastecfan: satisfacfan sus necesi istintos pueblos formaban parte de {egrada: a veces sus producciones se podian compensar carencias o dificultades en otras, También produ- cian bienes que eran colocados por los jesuitas en otros centros mer- ido Potosi. Este comercio, muy rentable para la Or sostener otras misiones en zonas difciles © menos ricas, asi como colegios y casas en distintas ciudades. 218 La Argantna aborgen EL factor religioso jug6 un papel fundamental en las misiones. Los je- suitas supieron aprovechar el contexto de las creencias nativas y muchas de sus tradiciones sociales para fundamentar el funcionamiento del ss teima, que se *humaniz6”, mejorando, sin duda, las condiciones de vida de fos indigenas reducidos que, ademas, se encontraban protegidos de los abusos de los encomenderos. Sin embargo, estas poblaciones no es- ‘aban libres de la explotacion colonial ni de la rigidez del sistema, pues cual umplimiento de las directivas misionales era severamente castigado. En lo econémico, el excedente producido por el trabajo de los indligenas en las misiones era administrado, acumulado y comercia- ado o invertido por los jesuitas. a sobs fe una frontera conflictiva y expuesta a los ataques de los vandeivantes, las misiones cumplieron un importante misioneros organizaron la defensa fades ron en guarniciones donde las los ataques portugueses y de operar como instrumento militar a dispo- sicién de las autoridades expafiolas. En 1644 se permitis a los indios mi- sioneros manejar armas dle fuego -situacién bastante : cj inte excepcional en la América espaiiola-, y se envié a militares espaiioles para sti entrena- miento. Convertidos en verdaderas mi ichas comunidades se c tae, los guarants de as ne enfrntaron los bande paisa stneronpresenten en muchas expedicionesy camps, como la levade aca en 108D pars ocupar Colonia del Sacramento, fndada por los prtaguexs en lemargen orien del Rio dela Plata Después dela ina del tao de Prmata en 1750, que entegaba a Porta ete pucblos de indios en el ete del tetvie dels me nes, 8s mili ern ia parcipaci cent en el evantamente ~onocide con el nombre de "guerasguaanticas™ que enent he ‘ante unos aes on pueblo de ls msiones con os mms expen, alados ahora con tox portuguese, Tras la expulsion de lon eis de is dominios expaoesen 1767 la misonesadminstraas entances por raneseanos,niiaron unnipdo dete, De la guerra a la convivencia en la Araucania El levantamiento de los reche en 1598 y su victoria en Curalaba tuvieron iportantes consecuencias en la vida de la Araucania, cuya frontera con el territorio controlado por los espafioles quedé formalmente fi- jada en el rio Bio Bio. Imposibilitados de recuperar lo perdido, los es- Have unos 260 affos... 219 anoles adoptaron una estrategia defensiva que preveia ‘Gidn de las tropas en fortalezas establecidas a lo largo de la ria, posible base para futuros avances. El intento de pacifica mediante misioneros fracas6 pronto y la guerra frontera durante casi todo el siglo XVI. Imposibilitados de utilizar mano de obra indigena a través del sis tema de encomiendas, los europeos recurrieron a la caprura de nati- ‘vos y a su venta como esclavos, pues una Real Cédula de 1608 permi- tia Ia esclavitud de los indios “rebeldes”, como se consideraba a los roche. Se multiplicaron entonces las expediciones de saqueo y captura de indigenas, conocidas como “malocas”, que Hlegaron a apresar fios, mujeres y nativos que estaban en paz. Las acciones de represalia por parte de los rhe culminaron en la gran rebelién de 1655, q textendi al norte hasta el rio Maule. En 1683, otra Real Gédula puso fin a la esclavitud indigena, Para entonces, la importante poblacién rmestiza de la regién central ofrecia un sustituto de la mano de obra nativa, por lo que las riesgosas expediciones de captura fueron pro- gresivamente abandonadas. Durante cl desarrollo de la guerra se introdujo una modalidad de gran importancia ms adelante, el sistema de parlamentos, establecido por los gobernadores para pactar condiciones de paz con los caciques. El primero fue el de Quillin, en 1641; misallé de los aspectos pintores: cos que ofrecfan estas reuniones, su establecimiento revela un cierto apaciguamiento en la frontera ya a mediados del sigh. Hacia 1700, algunos hechos indicaban un cambio en Tas relaciones esc indigenas, La sociedad colonial chitena, consolidada cen la regi6n central, entre los rios Copiap6 y Bio Bio, no necesitaba ya ‘expandirse hacia el sur ni disponer de mayor mano de obra indigena, pues la poblacién mestiza local constitufa una fuerza ce trabajo barata suficiente. Los gobernaclores volearon su esfuerzo a concentrar ala po- blacién en las nuevas ciudades més que a hacer avancar la linea fronte- riza, abandondndose asi la idea de someter a la Araucania. En contra- posicién, adquitieron importancia la labor de los misioneros, los tratos pacificos de las autoridades espafiolas con los caciques mediante los parlamentos y el active comercio loca ‘Un aspecto fundamental de las relaciones fronterizas era el intenso ‘comercio local que traspasaba la frontera, tema que ocupé buena parte de las discusiones en los parlamentos. Era conducido por mercaderes y tratantes blancos y por los propios indigenas,y e realizaba tanto en las reducciones como en las estancias, fuertes y ciudades de la frontera 220 La Argentina aborigen Pea aaaawawews 2 Pariamentos indigenas en la Araucania Los pariamentos, encuentros, asambleas 0 “juntas de indi elebraron periédicamente en las fronteras de la ‘cuales participaban tropas y funcionerios espaol 'mapuches con sus guerteras, jugaron un papel cent bees on do las retaiones ante amas sociedad ao largo del ao Coord reniones 8 estabecan rlaciones ent 6 narios de la frontera, se acordaban términos de Paz y se fijaban regulaciones pera los intercamnbios pay 2 tercambios comerciales en En las mas importantes participaba capt grr: En oro hac os syne oo str. En esos encuenttos los regalos ocupaban un lugar central, pues serviar A ‘a -afirmar relaciones y obligaciones mutuas. i 2 tstacon. ina toga elie oa ora de Cau pararnio de Neg cesoracoon 703, cn! Sa pacrann oe 4200 personas entre espafioles ¢ indigenas apuches y = penanctes ar Los espaitoles aportaban de hier (uchllos, eras, hac), para tc los widos, bar aguardiente. Los ing i cient wsartient, Ls indios entregaban ganado cabal y vacuo, elf Hace unos 250 afos,. 22% ponchos tejidos por sus mujeres. La intensidad de ese comercio ~por nte de abusos, roces y conflictos— Hev6 a las autoridiades sntar regulatlo, concentrando todos los cen ferias anuales fijas en determinadas plazas fronteri vencia se explica debido a la mutua dependencia de ambas comunida- des, La larga resistencia de los reche generaba un clima de inestabilidad le 1a colonia y limitaba su crecimiento; ade- .cesitaba algunos productos provistos por los legado a depender de los espaiioles para el aprovisionam res y metales, entre otros bienes. En 1723, como consecuencia de los abusos cometidos por los colo- nizadores, se produjo Ia tinica gran rebelién indigena del siglo. Diver- sos grupos mapuches, bajo el mando del cacique Vilw sobre Ios fuertes avanzados, sitiaron las guarniciones y obligaron a las lades a abandonarlos. Toda la linea del Bio Bio se vio amena- tiempo la frontera y detener el avance ‘mente, los propios caciques propiciarot Jién de 1766 tuvo un alcance menor. En sintesis, en el siglo XVII, ¢1 rigor bélico cedié lugar a un sistema de relaciones muy variadas entre las comunidades situadas a ambos lados del Bio Bio, en el que no fal- taron conflictos localizados. Para entonces, los pucblos originarios de la Araucanfa habjan trans: ado profundamente sus bases econdmicas, sus estructuras socia~ sus patrones culturales. La economia tradicional de los reche sufrié un doble impacto. lado, la guerra contra los con- {quistadores, particularmente violenta en Ia primera mitad del siglo 16 hombres y recursos. Las entradas que las fuer los bosques y zonas montaiiosas donde Ia defensa era mas facil. Cada vez mas, los guerreros reche debieron buscar, en las Hanuras que se ex: tendian al oriente de los Andes, recursos para hacer frente a la gue- uerreros, Por otra 1s guerreros reche lanza- tener, , pero parte, ctiando eran exitosos, los ataques qus ban sobre las poblaciones fronterizas permitian a sus jefes ademas de prestigio dentro de su comunidad, un importante b nimales y cautivos. que inclufa armas europeas, 222 La Agentina aborigen En se diendo en indo término, en especial a medida que la guerra -nsidad, el contacto con los invasores reprodyj de ganados y cereales europeos dio énfasis a ura, que incorporé nuevas técnicas y modificd la sociedad col ¥ colocar los excedentes de su produccién, principalmente tejidos, Hegaron a ser muy valorados, sts transformaciones econdmicas impactaron en Ia onganizaién sociopolitica las comunidades reche. Los ulmenes més importantes fu vidad era fundam undo hispano-criollo, La presencia de esos jefes fue central para las autoridades fronterizas rlocutores cpaces de : (ad para trata con laa ins canal E scone de ses engs comp ado por valansregalos que les pematan increment su iquesa, capacidad de di este caso de i os snes europeos~ incre- i6 consolidar su po- mbro de st 10 de la esposa principal qui desde muy joven, era preparado para el cargo, recibia un entrenamiento especial y desempefiaba distintas tareas y gest teriorizarse propia red de alianzas No obstante, alentado desde la fror Hace unos 250 aftos.. 229, ajes mais poderosos y ricos. De hecho, el control de esos jovenes dis colos era una dle las condiciones que el poder colonial imponia a los je- fes indios aliados. Ya lo, muchos de aquellos _guerreros emigraron a las s orientales para buscar jguerrera y la fortuna que se les negaba en su tierra. En suma, el nuevo eténimo, mapucke, que re que se conserva hasta hoy, expresaba en buena medida el nuevo orden, social emergente de cambios generados a partir de la guerra y del cor flicto con los conquistadores, profundir uego en las intensas rela- ciones fronterizas. Las transformaciones de! mundo pampeano-patagonico Hacia 1750, la frontera pampeana vivia momentos de intenso conflicto: los pobladores de Bue wdaban con temor el tremendo ataque que, diez aiios ant Ianzado sobre la campaiia bonae- ', Cacapol y su hijo Cangapol, al frente de Desconocemos la cantidad exacta F, pero los efectos devastadores de Jacen pensar que se trataba de fuerzas considerables. El ata ,0 tambalear el precario sistema defensivo fronterizo. Las fuerzas ‘nas arrasaron el partido de la Magdalena, al sur de Buenos Aires, la por un ataque que se yel painico se apoderé de la ciudad, nente, Peto los indios no se interesaron por la ciudad. cantidad de ga as fuerzas que intentaron perseguitlos se vieron obligadas a ada. ‘Quiénes eran esos caciques meridionales y, particu ceran las bases materiales que sustentaban su poder y su eapacidad de convocatoria. Es obvio que no eran ya simples jefes de banda y 4 sostén no dependia tinicamente de la caza y la recoleccién. Los pueblos originarios del ‘cambiado desde el establecimiento de Jos espaiioles en las costas rioplatenses; profundas trat afectado su economia, su estructura sociopolitica, sus ¢ prsicticas sociales, Tales cambios eran resultado tanto di Jos espaiioles como de los vinculos cada vez mis estrechos con los pucblos de la Araucania, 224 La Argentine aboxigen PAA El gran malén de Cacapol y Cangapol sobre Buenos Aires En su Deseripcion de fa Patagonia..., ol misionero jesuita Tomas Falkner recuerda la gran invasion que, hacia 1740, hablan levado a cabo los Caciques surefios Cacapol y su hijo Cangapo! para inferidas por el maestre de campo Juan de San Martin, Con tal motivo nos relata~ ambos caciques se pusieron "L..J en campatia a la cabeza de 1000 hombres (algunos los hacen ‘ascender a 4000} entre Tehuslhets, Huliches y Pehuenches, y juntos invadieron e! partido de la Magdalona, unas cuatro legues distante de Buenos Ares [.] Mataron muchos esparoles y 58 levaron gran nirmero e cautivos, mujeres y nis, con més de 20 000 cabezas de ganado vacuno, sin contar los caballos y demas |.) “Los vecinos de Buenos Aires, que supieron con tiempo de esta inesperada invasién por los fugitives, cayeron en la mas terrible Constemacién; muchos de los oficiales de la guardia corran por las calles fen cabeza, y no sabian qué hacer, mientras qua as iglesias y los cconventos estaben atestados de gente que all se refugiaba, como si ya hulbiese entrado el enemigo en la ciudad”. La imagen muestra la figura de Cangapol, que fue una de las fuentes de Falkner, tal como se jo presenta en el mapa que acompatia la obra del misionero jesuta. a Have unes 250 wos. 225 os mas rapidos y a ma- de carga, modificaron las for- los y especialmé jecto- y proporcionaron materias pr cl caballo se convirtié en preciado art como medida de valor en los intercan No obstante, serfa erréneo reducir la is el punto de partida \Smicos y sociales. Por otra parte, ovejas y vacas, mi ign fueron adoptadas pecial las ovejas, que provefan de lana a las tejed se incorporaron a la vid: uoducido por los e' pronto se aficionaron a articulos sélo p hispano-criollo o por medio del jos para quienes estaban lejos de las fronteras. Como resul- na extens ‘omenzé a vincular las distintas re del ter toladas por los respecto de los digenas la obtencién o produccién de bi pano-criol La comercializacién de ganado en gran escala -en también se comercializaban sal y 226 La Argentina aborigen 108 se constituys en la principal actividad mercantilindigena yen el constituyendo a lo laxgo del siglo XVIL tas ya se encontraban en fun principal fuente de aprovisio animales, atravesaban leranos y seguian rumbo a la Arau- joles cercanos a la frontera del Bio Bro. La mas conociea y sin duda la mas importante de esas rutas era la del establecimientos wesaban Ia pampa mas ido los territorios de las actuales lotro extremo de la pampa. efecto de la vinculacién del mundo indigena con el mercado co- ly su creciente dependencia de los productos de orige! el desarrollo de procesos de espe« la disponil extracei dad de recursos valiosos lo permit como en, rense, en particular pampas. En las n las comprendidas |eo ganadero vinculado a esa red mercantil. apogeo unas décadas mds tarde, ia 1750, favorecido, queologicas y las referencias documentales sefialan parte de los indigenas, de técnicas destinadas a la concentracién, custo- dia y engorde de los ganados, como el uso de potreros en mesetas y en | Hace unos 250 afoo... 27 valles interscrranos y construcciones de piedra para hacer esos sitios nis seguros y ficiles de vigilar. de agricultores o centros urbanos facturados esenciales. Tales relaciones podian fico como belicoso: intercambios 0 comercio ‘en el primer caso; robos y ataques para obtener botines en el segundo. Para las poblaciones del sur bonaerense fueron fundamentales las rela~ ciones con Buenos Aires y su entorno rural, donde podian proveerse de bienes necesarios ~productos agricolas 0 manufacturas~ a cambio de Jos excedentes de sti produccién, Para esta época, las fuentes disponi- bles nos muestran la presencia frecuente en la ciudad de pet 10s que cruzaban los puestos fronterizos llevando cueros y P manta de lana, 0 sacos de sal que cambiarfan por harina, mate, vino o licores, algunas telas de algodén o quincall ‘Sin embargo, los cambios producidos iban mas allé de los aspectos levos bienes adquirieron valor social ybres y ceremonias ind ue se efectuaban para smicidio, y ocupaba un genas, formé parte importante de los pagos comprar esposas y en las compensaciones por lugar destacado en ofrendas y saerificios funerarios, rituales y diversio- nes. Los licores y aguardientes europeos desplazaron a la chicha nativa, ‘cuyo consumo también estaba fuertemente ritualizado, Las cha \ciones jerarquicas entre y cuidado ceremonial. lo XVIII, en diferen- asi como en Ia exhibicidn de objetos de met itanejos, que demostral por parte de algunos ca- riqueza y prestigio. En el ‘Cangapol y Caca- ran capaces de movilizar un ntimero muy importante de guerre: ‘aberaban una vasta alianza de distintos grupos y podian trasmi- tir su autoridad por herencia dentro del mismo linaje. 228 La Argentina eborigen PAA eee La tumba de fa bahia de San Julién En 1746, los viput fa fragata espaiiols San Antonio, entre los que ‘se encontraba @! misionera jesuita José Cardlel, encontraron an San Juiién, en la costa patagérica, una tumba que es lamé la atenoién por su forma -troncocénica y construida con varas de madera- y el ajuar que ‘acompafaba a los all sepullados -un hombre, seguramente un cacique, y¥ dos mujeres-, que inclua cueros de caballo, ponchos de lana y algunas piezas do metal. Frente a la tumbas, cusros de caballo relenos de pajay ccolocados sobre estacas semejaban a la distancia animales vives. Los ponchos y el metal revelan ya inluencias de la Araucania. Al parecer, las mujeres habian sido sacrifcadas para acompaiar a su sefior en fa otra vida. Esta préctica, muy extendida en jefaturas y estados antiguos, 8 conocida con ef nombre de sutlee, y revela un alto grado de complejidad politica y social Una tumba similar encontrada cerca del estrecho a comendada por a capitin écada de 1820, y aparece on un grabado incluido en Diario de la exnedicion. ial y de concentraci6n del poder politico en manos de algunos caciques, Hace unos 250 afos... 229, ‘especialmente mercio ganadero. los que controlaban las lineas fundlamentales del co- de la Patagonia ‘muy escasa, pero sabi ‘conectadlos con los pueblos de la Patagonia septentrional y que llegaban hasta el rio Negro para comerciar o hasta las sierras del sur bonaerense para buscar caballos. También parece probable que grupos del norte de posiblemente en busca de sal, como pa mba hallada en la costa patagénica en 1745. El impacto mapuche sobre las pampas fue notable. El uso y la adop- ci6n de su lengua el mapudungun- por parte de la poblacién fue el as- pecto mas visible de ese proceso los estudiosos utilizan el nombre de “araucanizacién” para designarlo—favorecido por los intensos contactos, la mowilidad, los frecuentes intercambios y los multiples matrimonios in- terétnicos. También se mente el cultivo-, jeas artesanales como el tejido y la Se traté de un largo proceso, que incluyé tanto la incorporaci6n de bienes, practicas, costumbres y elementos culturales de origen trasan- XVIII y favorecieron el estab nes de parentesco entre distintos grupos a Esas redes de parientes, a veces m <1 desplazamiento por la regidn, asi como la incorporacién de bienes caulturales mapuches por parte de las poblaciones locales, especialmente wésde 230 Le Argentine abovigen algunos que, como los tejidos 0 los objetos de metal, estaban dotados incorporacion de tales bienes y té mentacin producida por el mundo his }o que la rodeaba. De todos modos, aunque mAs profundo para las zonas de contacto, ese conocimiento es sin embargo muy es- ‘caso para las reas interiores. Por otro lado, esas informaciones, en general tendenciosas y prejuiciosas, brindan una imagen negativa del res—imagen que perdura hasta hoy-. Se Io con- bles. Pese a ello, una lectura critica de esos documentos puede arrojar cierta luz sobre la vida de estos pueblos. A mediados del siglo XVII, esas poblaciones habian desarrollado for. mas de vida que incorporaban a sus modos ancestrales algunos produc- tos, bienes, téenicas y pricticas tomados de los europeos y otros nuevos tarse a las condiciones his Jadas ademés a las condi- ecol6gicas del territorio, una extensa Hlanura subtropical en la nla formacién de distintos ni- este, mas seca, con nos abundantes y concentradas principalmente en los meses del verano, Estas condiciones producen cambios en la vegetacién, alter- nandose bosques cerrados de maderas duras ~como los quebrachales de la regi6n central-, montes arbustivos, selva tropical alo largo de los grandes rios, praderas, pastizales y estepas. Hace unos 250 aos... 231 Fuera de los grandes rios, en la mayor parte del , excepto por las charcas o pequefias lagunas temporarias la temporada dle luvias por Ia creciente de los rfos, Por es0, sritorio faltan aguas \diciones ecolégicas explican Ia alta movilidad schaquefias, pues los re’ les variaban estacionalmente segiin los nichos ecolégicos, somo algunas pricticas arte- jes. Adem, muchos grupos Por tales motivos, los pueblos chaquefios mostraron una fuerte resis- tencia a aceptar la politica de reducciones y se negaron a abandonar la apaba a los conflictos con yente los grandes sistemas flu- comprendida tanto en el marco de la medioambiente como por las presio vidad. las en un espacio de suma 282 La Argentina sborigan La variedad de recursos disponibles utilizados por los pueblos cha- es, de las que se aprovecha , arroyos y riachuelos de la se obtenfan fibras para la confecci6n de redes para la pesca. DATTA ee Los recursos de los pueblos chaquefios 1 padre Martin Dobrizhoffer, aien misioné entre los abipones, recuerda «l tipo de vida que éstos llevaban y los recursos que les ofrecia el medio: “Por instinto natural, quizés siguiendo las costumes de sus mayores 0 por experiencia propia, conocieron los dlstintos frutos dela tierra y de los arboles; en qué momento del aro brotaban libremente; qué artes se debian utlizar para cazarfleras asi como ol lugar donde encontratas (.) *Continuamente emigraban de un lugar @ otro en busca de elementos: necessrios para poder sobreviv. En los campos se criaban gran ndmero de aves, oveas, gamos, tires, leanes, cone)os, y otras tipos de animales propios de América, Los ciervos vagaban con frecuencia por as rmargenes de los grandes rios; en tanto que en los lugares palustres [pantanosos}, raramente fataban las innumerables manadas de jabelies, En los bosques so alimentaban grandes grupos de 030s hormigueros, alces, monos y loros. En arroyos y lagos, riquisimos en peces, nabitaban humerosos ejemplares de anaces y patos |..] Si acaso les faltaban todas Hace unoe 250 aos... 288 fstas cosas, nunca quedaban con ol deseo de probar las frutas Ccomestibles de los Arboles 0 la abundante mie. Séio las palmeras, en «48 distintos tives, oltecan solucién a los que buscaban comida, bebida, ‘mecicina, habitacién, vestido 0 armas. Tanto bajo tierra como bajo agua fencantraban raices aptas para aimentarse, La algarroba de dos ‘especies, que el vulgo lama pan de San Juan, les oftecia comida y bebida saludable la mayor parte del aio [..] Si debido al cima los ‘arroyas Ge secaban, 0 los campos estaban desietos, buscaban bajo as hojas dol caraguata [especie de cardo] el agua que les quitaria la sed. Frutos llenos de jugo, semejantes a melones, nacian bajo terra. En los. rios secos cavalan con la punta de la lanza un hoyo hasta ver brotar de 41 agua suficionte para ellos y su caballo’, cdades entve los mocovies: mientras algunos indios recogen mieten tos rboles pueden verse, mas ala del rio, un cultvo de maiz y una escena de caceria. MF sulada a la sul cursos de agu ccultivo y la variedad de especi 24 La Argentina aboxigon “del que se podian hacer tres 0 mas cosechas en el afio-, sandlias, varias pos tra los espafioles como cor tra grupos nativos rivales. Al igual que en las pampas, los a aprovechados en su totalidad: como transporte, en la guet mento, como fuente de materias primas. Provenian, principalmente, de mportante en las transacci Los vacunos, en cambi Porque no se adaptaban bien a las condiciones ambientales del Chaco -excesivo calor y humedad, suelos muy mojados-, y su marcha dema- siado lenta demoraba Ios desplazamientos. Los animales capturados der a su sustento material y contar con un excedente que podia ser intercambiado con otras comunidades y comercializado en las fronteras. Se consolidaron entonces amplias redes de intercambio, claro eargeter mercat En efecto, ubicado entre los territories controlados \dado desde épocas tempranas por redes comerciales a las que muy pronto se integré como consumidor de pro- ‘ductos manufacturados provenientes del mundo hispano-criol como proveedor de algunos bienes necesarios en pueblos, haci misiones fronterizos -entre otros, pieles y cueros, aiiil, miel y cera-, liosos para el mundo hispano-criol Jos grupos con mejor y mas Ficil acceso a La movilidad de los grupos -explotacién de recursos estacionales, traslados a las fronteras para comerciar o trabajar temporariat lash ‘endas, expediciones guerreras contra otros grupos o Hace unos 250 alos... 235, espaitoles- y las iades del territorio para sostener por mucho ana poblacién numerosa en un mismo sitio tendian a fraccio- dades. Una forma de articulaci6n fueron las grandes \e se celebraban durante la temporada de luvias, época de jones, en las que la bebida ritual ocupab: comunidades diferentes Los encuentros, q! servian para renovar ios, convenir los: ‘en grandes borracheras ri les y de parentesco, acordar ma criollos o grupos nativos rivales. Esas juntas 0 asambleas consti forma de expresién de la identidad. En ellas, los discursos de los «ques y jefes rememoraban hechos pasados y viejas ofensas, lealtades, destacaban los propios valores frente a los de minar en violentas grescas que eran el inicio de cruentos ataques con- tua los asentamientos coloniales. Desde comienzos del siglo XVIII la violencia conmovia a las fronteras, en pa ida la resistencia en los, chaquies y casi diezmada su poblacion ori dos encararon la reactivaci6n de la econo expandieron en especial en la frontera chaqueiia, percibida desde la 6p- tica colonial como un territorio disponible con una poblacién nativa sus- esperaba, compensara la mano de jes, Distintas acciones se ensayaron, ra, entradas punitivas en ge- neral poco efectivas, viajes de exploracion, revitalizacién del sistema de isiones ~mayoritariamente de jesuitas y franciscanos-, 10s, celebracién de parlamentos niveles tan altos aunque -pese al esfuterzo de los mis atraer a la paz a los principales caciques- grupos de atacaban periédicamente los establecimientos fr REPUBLICA C8808. Saree ARGENTINA. santas sirtnrg 7] \Sharnrig / c ey Fronteras y territorios indigenas hacia 1860 10. Hace unos 150 afios... (ca. 1860) La resistencia de los puebios originarios frente al surgimiento de los estados nacionales Hacia mediades dol siglo XIX, el mundo rioplatense habia suftide, como el resto de la América espafola, profundos ‘cambios. Con el quiebre del orden colonial, las elite iniciaron la edificacién de un nuevo orden social y ‘econémico que culminé en la construccién de los estados nacionales modernos y la imposicién do politicas econémicas la Araucania y las pampas reaparecié la violencia. Los pueblos originarlos ensayaron distintas respuestas y encararon polti- cas orientadas a defender su autonomia y asegurar su subsis- tencia: pactaron y buscaron alianzas con grupos or lo consideraron oportuno; guerrearon cuando vieron Ia fad de tener éxito. Los cambios iniciados antes se n grandes jefaturas que durante afios resistie~ ron los intentos criollos de conquista.

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