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UCL Mossi nett ecfels Nelle) [bs Manual de Economia Ambiental . | pote Noe) Dolores Garcia Bengt Kristrom | Runar Brannlund THOMSON Manual de economia ambiental y de los recursos naturales © Pere Riera Micalé, Dolores Garcia Pérez, Bengt Kristrém y Runar Brannlund Gorente Editorial Area Universitaria: Andrés Otero Reguera Editoras de Produccién: Clara M* de la Fuente Rojo Consuelo Garcia Asensio Olga N* Vicente Crespo COPYRIGHT © 2008 international ‘Thomson Editores Spain Paraninfo, S. ‘Magallanes, 25; ESPANA Teléfono: 91 4483360 Fax: 91 4456218 cliontes@paraninfo.es won. paraninfo.es 28018 Madrid Impreso en Printed in Spain ISBN: 84-9732-369-6 Depésito Legal: M-39.489-2005 (092/74/65) ha parte de la Editorial. Ce ipso: ten ee : Et mee 38 Saree ieee: | ERE nese, Sama Sears a Bases mo terene | Sete Piano Reames Seams Eee. camer Reservados los derechos para todos los paises de lengua espe- fola. De conformidad con lo dispuesto en el articulo 270 del Codigo Penal vigente, podran ser ‘castigados con penas de multa y privacién de libertad quienes Feprodujeren plagiaren, on todo 0 en parte, una obra ltere- ria, antstica o ciensifica fijada en ‘cualquier tipo de soporte sin la Preceptiva autorizacién. Ningu- ‘na parte de sta publicacion, incluido el disefio de la cubierta, puede ser reproducida, almace- nada o transmitida de ninguna forma, ni por ningin medio, sea ste electrdnico, quimico, mecs- nico, electro-éptico, grabacién, fotocopia 0 cusiquier otro, sin la previa autorizacién escrita por Disono de cubierta: Digrat Copibook Impresién: Unigraf, S.. Méstoles - Madrid vi CONTENIDO Capitulo 3. Politica econdmica ambiental (I). Modificacion de precios .. 3.1. Impuestos y subvenciones .... 3.1.1. Impuesto unitario sobre el productor : 3.1.2. Impuesto unitario sobre el consumidor . 3.1.3. Elasticidades precio de la oferta y la demanda 3.1.4. Subvenciones unitarias 3.2. La fiscalidad ambiental . 3.2.1. Correccién con impuestos unitarios .. 3.2. Anilisis de bienestar con impuestos unitarios . 3.2.3. Correccién con subvenciones unitarias 3.3. Aplicaciones de fiscalidad ambiental _. 3.3.1. Impuestos al transporte .. 3.3.2. Subsidios agrarios ... 3.3.3. Impuestos sobre residuos 3.3.4. _Impuestos recaudatorios con finalidades ambientales - 3.4. Doble dividendo 3.5.__Prohibicione: Ejercicios Capitulo 4. Politica econdmica ambiental (Il). Otros instrumentos .... 41. Ampliacién de mercado . 4.1.1. Derechos de propiedad y el teorema de Coase ... 2 4.1.3. {Deberia pagar el contaminador 0 el contaminado? 4.1.4, Limitaciones 4.3. Acuerdos voluntarios .... PASO ROR EI 4.3.1. Tipos de acuerdos voluntarios 4.3.2. {Por qué las empresas suscriben acuerdos voluntario: 4.3.3,_La eficiencia de los ¢ litica ambiental Ejercicios Capitulo 5. Valoracién ambiental (|). Métodos de preferencias reveladas El concepto de valor ... 5.1.1. Tipos de valores . Método de los precios hedénicos . Método del coste del viaj : 5.3.1. Método del coste de viaje zonal © ITES-Paraninfo w 3 muse ww ENSSAAISs BESeee & SSReBeHeD 17 118. 121 2 128 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. PROLOGO la sociedad, de los dafios que con nuestra actividad econémica infringimos en el en- torno. Asi, se presenta el modelo de mercado perfectamente competitivo, es decir, aquel que retine las condiciones bajo las cuales el mercado conduce por s{ mismo ala situacién ideal de maximo bienestar. A continuacién se describen las situaciones am- bientales que provocan que el equilibrio de mercado deje de ser el resultado més de- seado. Si el Capitulo 2 describe el escenario de mercado, su bondad y sus fallos, los Capitulos 3 y 4 tratan de Jos instrumentos econémicos para corregir dichos fallos y obtener en consecuencia un mayor grado de felicidad en el conjunto de la sociedad Asi, el Capitulo 3 se centra en politicas que actiian sobre los precios, basicamente los impuestos y las subvenciones. El siguiente, en cambio, recoge politicas ambientales alternativas, como las basadas en la ampliacién y creacién de mercados, y también los denominados acuerdos voluntarios. Un segundo gran bloque de contenido marcadamente distinto es el constituido por los Capitulos 5, 6 y 7. El Capitulo 5 incluye una breve discusién sobre el concep- to de valor, y presenta los métodos de valoracién Hamados de preferencias reveladas; esto es, el método de los precios hedénicos y el método del coste de viaje, El Capitu- lo 6 se dedica exclusivamente a los métodos de preferencias declaradas, fundamen- talmente al método de valoracién contingente. En ambos capitulos las distintas técni- cas de valoracién se itustran con aplicaciones reales. El Capitulo 7 aborda en cambio la evaluacion de las inversiones y politicas de intervencidn, con un especial énfasis en el método de! andlisis coste-beneficio, Asimismo, incluye algunas medidas de de- sigualdad con las que evaluar los efectos distributivos de las politicas ambientales. Los Capitulos 8, 9 y 10 son algo mas misceléneos. El primero de ellos se centra en la contabilidad ambiental, principalmente en cémo ciertos impactos ambientales se pueden incorporar a contabilidad nacional, aunque también se aborda mas breve- mente cémo la informacién ambiental progresivamente se va integrando en las cuen- las de las empresas. El Capitulo 9 discute algunas cuestiones ambientales de dimen- sién supranacional, como pueden ser la adopcién de acuerdos internacionales de regulacién ambiental, 0 la coordinacién en el disefio de politicas ambientales. En él se introduce de forma sencilla la teorfa de juegos, una de las herramientas analiticas utilizadas en el andlisis de este tipo de problemas. Asimismo, se discute sobre la rela- cidn entre comercio y medio ambiente. El Capitulo 10, por su parte, se centra en otra cuestiGn también habitualmente tratada desde Ja economia ambiental, 1a de 1a rela- ci6n entre calidad ambiental y nivel de desarrollo econémico de los paises. Finalmente, el cuarto y tiltimo bloque del libro esta dedicado a la gestion de los recursos naturales renovables y no renovables. Aunque las reglas econémicas que gufan la explotacién a lo largo del tiempo de uno u otro tipo de recursos naturales estin relacionadas, existen notables diferencias. Por ello, los recursos no renovables se tratan especificamente en el Capitulo 11, en el que se describen también algunos mecanismos econémicos que permiten que los recursos no renovables en general no se agoten. Los recursos renovables ocupan el Capitulo 12, en el que en particular se discute la gestion de las pesquerias y de los bosques. El énfasis se pone en identificar © STES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. INTRODUCCION 3 RECUADRO 1.1 LA ACTIVIDAD ECONOMICA Habitualmente entendemos por actividad econdmica la de produccién 0 consumo de bienes y servicios, La expresi6n «bienes y servicios» se suele simplificar, utilizando s6lo «bienes» para denominar tanto a los bienes fisicos (mercancias) como a los ser- vicios. La actividad productiva va desde la planificacién de la actividad y la extrac- cién de materias primas hasta la distribucién y venta del producto final. La de consumo va desde la compra hasta la generacién del residuo. Algunas actividades de consumo se realizan a lo largo de mucho tiempo (como utilizar una vivienda) y hablamos de bienes duraderos, mientras que otras son mas pun- tuales (comerse una manzana). entre medio ambiente y economfa se han hecho més patentes en los tltimos afios. A menudo observamos conflictos entre la acti idad econémica y la preservacién de la calidad ambiental. Al mismo tiempo ha mejorado nuestro conocimiento sobre las complejas relaciones que se dan entre la economia y el entorno. y aparece como mas necesario el andlisis de esta interrelacién. Ademis, el mayor conocimiento acerca de los impactos ambientales sobre las actividades humanas y de las actividades huma- ‘nas sobre el medio ambiente ha contribuido al desarrollo de la economia ambiental. Por ejemplo, ahora sabemos que la combustién de combustibles fésiles incrementa la concentracién de carbono en la atmésfera, lo cual a su vez puede contribuir al cam- bio climatico. El uso de combustibles fésiles también comporta otros tipos de conta- minacién, como por ejemplo la del didxido de azufre, el cual perjudica tanto a las personas y otros seres vivos, como a los edificios. Otro caso podria ser el de la tala de bosques. En éreas donde habitan muchas especies, ésta puede Ievar a la extincin de algunas de ellas, quizés muy valiosas para las personas, por ejemplo por razones médicas. Dos medicinas contra sendos tipos de céncer, en concreto la enfermedad de Hodgkins y la leucemia infantil, se obtienen de la selva tropical de Madagascar. Un problema seguramente igual de preocupante es la pérdida de funciones de distintas especies en un sistema ecolgico complejo. De acuerdo con algunos ecdlogos que estudian esta cuestion, la biodiversi- dad o riqueza en especies es importante para garantiz; Ja estabilidad y flexibilidad de un sistema ecolégico. La combinacién de nuevos conocimientos junto con la cre- ciente generacién de residuos y los Ifmites de la naturaleza en la provisién y renova- cién de los bienes incrementa la necesidad de hallar principios utiles que contemplen el hecho de que los recursos de la tierra forman parte de un sistema mas 0 menos cerrado. El desarrollo econémico combinado con el crecimiento de la poblacién hace que debamos tomar decisiones cada vez mas complicadas, con efectos tanto pre- sentes como futuros. Asf, las decisiones que tomamos hoy van a afectar a las genera- ciones futuras y a sus posibilidades de disfrutar de una buena calidad de vida. La economia ambiental supone una buena oportunidad para discutir principios titiles aplicables al uso de los recursos naturales. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. INTRODUCCION 7 Si observamos la Ecuacién (1.2), vemos que ambos factores de produccién son nece- sarios; es decir, no podemos sustituir enteramente un factor por el otro. Si Z fuese cero en la Ecuacién (1.2), entonces necesariamente la produccién @Q seria tam- bién cero. Y lo mismo con K igual a cero, Sin embargo, eso no significa que las proporciones entre cantidades de cada factor deban ser fijas. Por el contrario, pode- mos hasta cierto punto sustituir el input ambiental por los otros factores de produc- cién y viceversa. Veamos un ejemplo de la tecnologia que refleja la Ecuacién (1.2). EI papel, por lo menos el papel habitualmente utilizado para confeccionar libros y periddicos, se produce a partir de las fibras de celulosa de los arboles. Con la tecno- logia actualmente disponible, no podemos reemplazar totalmente la fibra de los érbo- les, En otras palabras, los bosques constituyen un factor de produccién necesario para el papel. Pero no es necesario que la proporci6n de recursos forestales que se utilicen para un determinado tipo de papel deba ser siempre la misma. Por ejemplo, podemos producir papel de diversas maneras. Una posibilidad es extraer la fibra de los drboles de forma mecdnica, Otra tecnologia consiste en simplemente hervir la madera en una solucién quimica. Con el procedimiento mecanico, utilizamos una proporcién relati- yamente alta de recursos forestales en la funcién de produccién, comparado con el procedimiento quimico, Ademds, con la tecnologia mecdnica se precisa consumir una mayor cantidad de energia por tonelada de papel producida. En otras palabras, existen diversas posibilidades de sustitucién. Nos encontramos con algo similar cuando producimos acero. No lo podemos producir sin el hierro procedente de las minas, pero las posibilidades de sustitucién son numerosas. La forma concreta que adopte la funcién de produccién asi como los valores de y i, representaran de algu- na forma estas posibilidades de sustitucién entre los inputs. Por su parte, la Ecuaci6n (1.3) representa una clase de funciones de produccién en Ja que la tecnologia permite que se pueda prescindir de un determinado factor para la produccién. Aunque la cantidad de Z fuese cero, de acuerdo con la funcién de producci6n (1.3) seria todavia posible producir cantidades positivas del bien Q. siem- pre que utilicemos el otro factor de produccién en las cantidades adecuadas. Esta discusién ilustra que desde la perspectiva de la economfa ambiental es importante saber determinar la cantidad de recursos naturales o ambientales que de- beriamos utilizar en la produccién de los distintos bienes, asf como también sera im- portante conocer en qué medida los factores de produccién se pueden sustituir entre ellos. { 3 Los recursos naturales y ambientales como bienes “de consumo Los recursos ambientales y naturales se utilizan como factores de produccién y, por tanto, contribuyen indirectamente al bienestar de las personas. Ademis, contribuyen también directamente a nuestro bienestar. Ciertamente, 1a humanidad ha utilizado © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. INTRODUCCION 11 Este ejemplo, al igual que lo hacia el de Pigou, muestra que deberiamos distin- guir entre coste privado y coste social, Intuitivamente hablando, la diferencia entre costes sociales y privados proviene de los impactos que sobre los costes de produe- cidn genera la fabricacién de papel o la utilizacién de carbén, y que no quedan refle- jados en los precios. En otras palabras, la empresa de papel utiliza gratuitamente los recursos ambientales. A los contaminadores no se les obliga a compensar at los pesca- dores o a los hogares de Manchester por el incremento de costes que les causan. El coste privado es el que tiene la empresa de papel en su produccién, y el coste social es este mismo coste mds el que soportan los pescadores como consecuencia de la peor calidad de las aguas. La diferencia entre el coste social y el privado es justa- mente la externalidad. Podemos ilustrar la diferencia entre costes privados y sociales mediante el Grifi- co 1.4, que representa el ejemplo mencionado de externalidad negativa derivada de la produccion de papel. En el eje horizontal representamos la produccién de papel, mientras que en el vertical mostramos el nimero de peces capturados, La curva del Grafico 1.1 tiene pendiente negativa, lo que significa que la relaci6n entre la produccién de papel y 1a captura de peces es negativa. Asi, si la produccién de papel aumenta se obtiene un numero inferior de capturas. Supongamos que inicialmente se producen Py unidades de papel y Fy capturas de pescado, Supongamos ademés que incrementamos la pro- duccién de papel en tantas unidades como las que se representan entre Py y P). Este aumento en la produccién de papel significa que habra més aguas residuales en el entorno, lo cual a su vez hace que disminuyan las posibilidades de capturar peces. Con el mismo esfuerzo pesquero que antes, el nuevo nivel de produccién de papel hace que las capturas de pescado se reduzcan desde F, hasta F\. Por consiguiente, los Pesca (F) (Fy © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. INTRODUCCION 15 desarrollo sostenible como aquel que permite satisfacer las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Esta definicién de desarrollo sostenible es ampliamente aceptada, quiz porque es muy general, Sin embargo, esta definicién dista mucho de ser operativa. A fin de transfor- marla en una definicién que nos sea util, debemos dar respuesta a varias preguntas dificiles. Son compatibles crecimiento econémico y desarrollo sostenible? ;Realiza suficientes sacrificios la presente generacién en su estilo de vida? ;Cémo deberfamos distribuir los posibles costes del desarrollo sostenible entre los habitantes de un mis: mo pais 0 de distintos paises? ; Deberian los ciudadanos de los paises menos desarro- Mados renunciar al estilo de vida de los pafses mas desarrollados? {Qué medios debe- rfamos utilizar para conseguir el desarrollo sostenible? En definitiva, debemos preguntarnos, y también responder, la siguiente pregunta: ;qué deseardin las futuras generaciones? La primera pregunta, crecimiento en contraposicién a desarrollo sostenible, se encontraba ya planteada a partir del rapido crecimiento de la economia occidental que siguié a la Segunda Guerra Mundial. Durante la década de los afios sesenta se puso en duda la relacién entre crecimiento econémico y aumento del bienestar. {Era posible continuar utilizando los recursos del planeta de esa forma? La respuesta pare- cfa ser que el modelo de consumo no era sostenible. La explotacién de los recursos parecfa poder provocar su extincién. En 1972, en un informe titulado Lémites del cre- cimiento, del Massachusetts Institute of Technology (MIT) realizado para el amado Club de Roma, se conclufa que muchos de los recursos naturales se agotarfan alrede- dor del afio 2000. Después del afio 2000 la produccién industrial per cépita necesaria- mente disminuiria hasta niveles comparables con los de inicio del siglo xx. Ahora sabemos que estas predicciones eran errdneas. Nuestros recursos naturales no se han agotado, y la tendencia de la produccién no es a la baja. En el Capitulo 10 volvere- mos sobre este tema con una discusién mas detallada. La respuesta a la tiltima pregunta, la de qué descarin las generaciones futuras, es de gran importancia para saber si el estilo de vida actual es compatible con el desa- rrollo sostenible. La pregunta es dificil, y no tiene una respuesta clara, pero la de- finicién proporcionada por la Comisién Brundtland se puede interpretar como que debemos permitir a las generaciones futuras unas oportunidades de disfrute de una vida satisfactoria como las que nosotros mismos hemos heredado. ;Significa eso que no podemos utilizar ninguna cantidad de recursos naturales, sobre todo si no son re- noyables? Cuando consumimos un litro de gasolina éste ya no podrd ser consumido por las generaciones futuras. Pero, :podriamos utilizar este litro de gasolina nosotros a cambio de dejar en herencia a las futuras generaciones otro tipo de stock de capital, como més hospitales, escuelas o infraestructuras, por ejemplo? No pretendemos dar respuesta a estas preguntas en este capitulo ni tampoco en el libro, pero la economia ambiental puede contribuir a aclarar algunos aspectos de es- tas cuestiones. En buena parte ello depende de la definicién operativa que tomemos de desarrollo sostenible. Esperamos que este libro pueda proveer al lector con ele- © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. INTRODUCCION 19 es de extracci6n y uso de estos recursos. Asi, exagerando un poco, nunca se extrae- ra el ultimo litro de petréleo, dado que su coste seria prohibitivo. De la misma forma, el incremento del flujo de residuos hacia la naturaleza y la consiguiente conta- minacién harén aumentar los costes de gestién de estos residuos. Cuanto mayores sean los costes de gestién de residuos y contaminacién, mayores serin también los incentivos para reciclar y reutilizar mas. Con el crecimiento econdmico, la porcién de residuos finales en relacién con lo producido seri cada vez menor. Y ello hard, concluye esta visién, que el crecimiento econémico pueda seguir indefinidamente. Una hipotesis clave sobre la que se sostiene el razonamiento optimista es que es posi- ble la sustituci6n entre recursos naturales y ores factores de produccién, gracias a las innovaciones tecnolégicas. Asi, hasta cierto punto, los recursos de la naturaleza se podrian sustituir por factores de produccién elaborados por las personas. En conse- cuencia, el crecimiento econémico sélo estarfa limitado por la propia supervivencia de la raza humana y por la capacidad de ésta para resolver los problemas con los que se va a encontrar. Por lo tanto, de acuerdo con esta visién, nuestra propia ingenuidad serfa el factor limitativo fundamental. La visién de la economfa ambiental (0 por lo menos la de los autores de este libro) esta més proxima a la visiGn optimista que a la pesimista. A diferencia de am- bas, ailade el problema de los llamados fallos de! mercado que llevan a asignaciones © usos incorrectos de los recursos en la sociedad. Ello en si mismo puede obstaculi- zar el crecimiento econémico a largo plazo. La ausencia de derechos de propiedad bien definidos, la existencia de extemalidades y de informacién imperfecta, dan lu- gar a esos fallos del mercado. Asf, en parte no seria el crecimiento econémico en sf mismo lo més criticable con relacién al medio ambiente, sino el hecho de que los precios actuales emitan sefiales errGneas, por lo menos por lo que se refiere al uso de bienes y servicios ambientales que no tienen precio (aunque si valor), al no ser éstos objeto de intercambio en el mercado. Como hemos ya sefialado, y asf insistiremos a lo largo del libro, las externalida- des negativas llevan, si no se corrigen, a que se produzca 0 consuma demasiado del bien o servicio cuya produccién causa la externalidad. Si las emisiones de aguas con- taminantes de una Fabrica no se ven sometidas a un precio, y tienen un efecto negati- vo sobre Ia pesca del entorno, estas emisiones se produciran en demasfa desde el punto de vista social. Asf pues, si las emisiones no tienen un precio, se emitira la sefial de que la calidad del agua no es un recurso escaso y valioso. Una tarea impor- tante consiste en disefiar una politica ambiental que mande la sefial correcta a los productores y consumidores. Como veremos en los Capitulos 3 y 4, estas politicas pueden basarse en mecanismos de precios, reformas de los derechos de propiedad, campaias divulgativas, y otras regulaciones, ademas de los acuerdos voluntarios en- tre las partes. Es beneficioso para el conjunto de la sociedad que aquellos que utilicen un recurso escaso paguen todo el coste en el que incurren, Asi, sc emiten las seftales adecuadas y los agentes econémicos (productores y consumidores) pueden actuar en consecuencia. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. : caPITULO ~ La asignacion 2 de recursos con ~ efectos ambientales El problema de la asignacién de recursos Mercados perfectamente competitivos Fallos del mercado Externalidades Bienes piblicos No convexidades Fallos de informacién {Cuél es el objetivo del anilisis? ios aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 27 UCB) U (Calidad ambieatal 2) que el punto B, donde sucrificamos parte del bienestar material para incrememtar la calidad ambiental. El punto C representa el caso donde Ja calidad ambiental es la mayor de los tres casos que comparamos, pero al mismo tiempo nuestro bienestar material es el més bajo. Una de las preguntas que se hace la economia es la de cual de los tres puntos, A, Bo C, es 6ptimo desde el punto de vista de la sociedad. No podemos conseguir mayores niveles de calidad ambiental sin renunciar al bienestar material, y lo mismo al revés. Si pudiésemos incrementar la calidad ambiental sin sacrificar nada a cam- bio, entonces la sociedad deberfa optar por esa solucidn. Sin embargo, en la medida en gue contemplemos combinaciones a lo largo de la frontera —los puntos que repre- sentan combinaciones eficientes—, mejoras en el bienestar debidas a incrementos en el consumo de un bien se hacen necesariamente a costa de algtin otro bien, con la consiguiente reduccién en su «consumo». Elegir entre las combinaciones A, B 0 C, 0 cualquier otro punto de la frontera, forma parte del problema de la asignacién de recursos. Si elegimos no talar un deter- minado bosque para asf preservarlo, estamos eligiendo utilizar este bosque de una forma determinada. Los recursos que hubiéramos obtenido con la tala de arboles del bosque se podrian haber utilizado para papel, muebles u otros usos para la sociedad. Es decir, al conservar el bosque en lugar de cortarlo se incurre en un coste de oportu- nidad que consiste en renunciar a lo que se obtendria corténdolo —lo mismo que al cortarlo se incurre en un coste de oportunidad equivalente a la renuncia de su conser- vacién—. Sea como sea, debemos decidir a lo largo del tiempo cémo utilizamos los recursos de la sociedad. Si por cualquier razén decidimos no utilizar algunos de nues- tros recursos, «no eleccién» es también en realidad una forma de elegir cémo. usar nuestros recursos. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 31 Una forma itil y cmoda de trabajar con funciones de demanda es representando- las grificamente. Por convencién, no representaremos exactamente una funcién de demanda, sino su inversa. Es decir, aunque generalmente explicamos que la cantidad demandada esté en funcién del precio, nosotros seguiremos la convencién de repre- sentar la curva de demanda colocando en el eje vertical los precios y en el horizontal las cantidades, Sin embargo, por comodidad no nos referiremos a estas representacio- nes como curvas inversas de demanda, que seria lo mas correcto, sino como curvas de demanda. E Grafico 2.2 muestra una curva de este tipo. Por simplicidad solemos representar la funcién como una recta, pero puede ser curvilinea, ya sea combada hacia el origen o al revés. El punto A sobre la curva de demanda tiene dos lecturas que nos van a interesar. Por un lado se puede ver como la cantidad, x4, que el demandante puede y desea adquirir si el precio fuera p,. Podria adquirir menos, pero no seria lo que mayor satis- faccién daria al consumidor. Quizds podria también consumir mas, pero tampoco eso darfa mayor bienestar al consumidor, dado que deberfa renunciar a consumir alguna unidad de otro bien que le da mayor satisfaccin, Asi, cada punto encima de la de- manda representada (en este caso la recta) nos indica Ia cantidad 6ptima para un con- sumidor determinado, o para el conjunto de ellos si se trata de la demanda de merca- do, que va a consumir del bien X a medida que varia el precio por unidad de este bien. Por otro lado, se puede contemplar también al revés. Es decir, como el precio miximo (para el punto A, p,) que el consumidor esta dispuesto a pagar por una deter- minada unidad del bien X (Ia unidad que hace la ntimero x,). En otras palabras, cada punto encima de la curva se puede interpretar como la maxima cantidad de dinero que un determinado consumidor estaria dispuesto a pagar por cada unidad del bien X, habiendo consumido ya todas las unidades anteriores. Ello puede dar la intuicién de por qué las funciones de demanda se representan con pendiente negativa, 0 sea de Ps MM x Gréfico 2.2. Funcién de demanda. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 35 la anterior, dado que la capacidad del horno no ha aumentado. Asf, cada pan adicio- nal es relativamente mas caro de producir, y para quererlo producir, 1a empresa exigi- ria un precio mayor. Parece l6gico que la funcién de oferta sea, pues, creciente, con pendiente positiva. Al interpretar la funcién de oferta como el coste minimo al que las empresas ofrecen su producto, mientras el precio real de venta, p, es superior a dicho coste, el oferente obtendré beneficio de la decisiGn de producir y vender dicha unidad. Eso es Jo que refleja el punto A del Gréfico 2.5. El precio minimo de venta para la unidad x, es de p,, mientras que la unidad se venderd al precio p. Este precio p serd el ingreso asociado a esta unidad, y restindole el coste ps le queda al productor un beneficio neto asociado a la decisién de producir y vender la unidad x,. Este beneficio es el excedente del productor para esta unidad. De nuevo, en el punto B no se da un benefi- cio sino una pérdida, dado que el coste es mayor que el ingreso. Por lo tanto, la unidad xg lleva asociada un excedente negativo para el productor. Por esa razén el oferente no tendré incentivos en poner a la venta tantas unidades de X. Esta es la justificaci6n de la primera forma de interpretar la funcidn de oferta descrita més arriba. Volviendo al excedente del productor, el oferente deseard producir unidades has- ta que el coste pase a estar por encima del ingreso (precio) y por lo tanto dejen de darle beneficios (excedente), La tiltima unidad antes de empezar a tener alguna pér- dida es x en el Grafico 2.5, y es la unidad en la que la funcién de oferta y la ho- rizontal del precio coinciden. De esta forma, x puede verse como el punto de «equili- brio» para el productor, dado el precio p. Si efectivamente la produccién es de x unidades, entonces los oferentes habran obtenido un excedente igual al érea que apa- rece rayada en el Griffico 2.5. Producir hasta x es la mejor decisién que pueden tomar los oferentes. = yy Oey x Gréfico 2.5. Excedente del productor. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 39 tinta de la que da un excedente maximo, entonces se dice que el mercado falla en su virtud de generar por sf mismo el maximo bienestar. Se produce un fallo de mercado. A continuacién vamos a ver los fallos de mercado mas habituales desde la pers- pectiva de la economia ambiental. En primer lugar veremos la causa mas extendida y que presentamos ya en el primer capitulo: las externalidades. Le seguird la presencia de bienes pablicos y la mala definicién de los derechos de propiedad. Finalmente, veremos dos causas mas de fallos de mercado, la presencia de no convexidades y problemas de informacién. 2.4 Externalidades En el capitulo anterior introdujimos la nocién de externalidad. Es una nocién impor- tante para el andlisis econémico, dado que cuando se generan externalidades el mer- cado ya no leva a una asignaci6n éptima (la cantidad de equilibrio de mercado no es la socialmente eficiente). Ni la produccién ni el consumo deberian generar efectos externos que no se reflejen totalmente en los precios del mercado. Cualquier cambio en el uso de recursos que el mercado captura completamente no constituye una exter- nalidad en el sentido en el que aqui lo utilizamos. Si compro una barra de pan mas y con ello impido que otra persona la adquiera, no estaré generando propiamente una externalidad sobre el otro potencial comprador, aunque le afecte, dado que ya pago todo el precio por dicha barra de pan. Si la nica empresa de un sector en una peque: fia localidad quiebra, eso puede en sf mismo generar muchos efectos negativos adi- cionales, sobre todo a los hogares de los empleados en esta empresa. El hecho de que los consumidores de! producto de esta empresa no deseen hacer Jos sacrificios nece- sarios (0 sea, pagar un precio lo suficientemente alto por su producto que permita a la empresa seguir obteniendo beneficios) le indica al productor que los recursos inmo- vilizados en la empresa tendrfan mayor valor invertidos en alguna otra actividad eco- némica. Por tanto, si cae el mercado de bienes producidos por una empresa, ello no genera en sf mismo un efecto externo. Como vimos en el capitulo anterior, las externalidades pueden ser positivas 0 ne- gativas. Asi, la produccién de papel puede causar efectos externos negatives sobre los pescadores con sus emisiones de contaminantes al agua. Por otro lado, los jardi- nes privados bien cuidados causan un efecto externo positivo sobre los habitantes del barrio. La agricultura, por ejemplo, puede causar externalidades tanto positivas como negativas. Por ejemplo, la mejora de bienestar debida a paisajes atractivos y la pérdi- da de utilidad por contaminacién de suelos debido a un uso excesivo de productos quimicos. Los paisajes suelen quedar «al margen» del mercado. Como consumidores de productos agricolas, al comprar estos productos compensamos a los agricultores por os costes en los que incurren en la produccién, pero no estd incluida en el precio una compensacién expresa por producir un tipo u otro de paisaje. Generen un tipo de paisaje u otro, el precio de las verduras no varia. De la misma forma, casi nunca aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 43 res), por lo que disminuyendo x’ podria mejorarse todavia el bienestar social. Se deja para el lector el razonamiento equivalente con x” Lo que sucede con externalidades negativas, sucede de forma andloga con exter- nalidades positivas, s6lo que x** se ubicard a la derecha de x* en lugar de a la iz- quierda. En otras palabras, cuando se producen beneficios extemos al consumir o producir un bien, de éste se produce y consume demasiado poco si se deja la decisién en manos de cada uno de los consumidores y productores, o sea en manos del merea- do. Para verlo, basta con sustituir la etiqueta «coste marginal externo» por «beneficio marginal externo» en el Grifico 2.7. El lector puede comprobar que el coste marginal social se ubica por debajo de la funcién de oferta en lugar de por arriba, y que ahora costes y beneficios marginales sociales se cortan (igualan) en una unidad de producto ala derecha de x*. Se deja también para el lector la comprobacion de que esta unidad es efectivamente el éptimo social reproduciendo los Grificos 2.7, 2.8 y 2.9 con las modificaciones correspondientes. El resultado hallado nos dice hasta dénde, en presencia de externalidades —y el consumo 0 produccién de multitud de bienes genera externalidades—, el mercado deberia corregirse. Por ejemplo, para los bienes que con la tecnologfa actual no se pucden consumir 0 producir sin externalidades ambientales negativas, no seria so- cialmente deseable que se eliminara por completo la externalidad, cosa que acontece- rfa sino se produjera ni se disfrutara de ninguna unidad del bien. Si no es deseable renunciar por completo a muchos bienes, entonces hasta dénde debemos renunciar? La economfa nos da un criterio basado en el bienestar de la sociedad: hasta donde el bienestar social sea mximo, es decir, hasta x** en nuestros graficos. Una vez visto que el mercado falla en la virtud de generar el éptimo social cuan- do hay presencia de externalidades ¢ identificada la cantidad que deberia producir y consumir, nos podemos preguntar por la forma de corregir este tipo de fallos. A ello dedicaremos los siguientes dos capitulos. Sin embargo, antes de pasar a explicar la politica econémica ambiental de correccién de externalidades ambientales, vamos a ver otras posibles causas de fallos de mercado. 25 Bienes publicos Existe otra posible causa de fallo del mercado, que surge cuando los bienes son pu- blicos. En este contexto, los llamados bienes piiblicos 0 colectivos no son los provit tos por el sector ptiblico, asf como los bienes privados no son tampoco los provistos desde el sector privado necesariamente. En el contexto de esta parte de la economia, os bienes publicos son simplemente los que cumplen las siguientes dos condiciones, los provea quien los provea. 1, Una vez provistos no se puede excluir a nadie de su consumo, 2. El consumo del bien por parte de un individuo no disminuye la capacidad de otras personas para consumir el mismo bien © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 47 de televisi6n o radio codificados son un ejemplo de bien en el que se puede excluir a los consumidores que no pagan, a pesar de mantener la caracterfstica de no rivalidad en el consumo, La pesca es un ejemplo en el que, en determinados lugares, no se puede excluir a nadie de pescar, pero la captura de cada pez afecta a las posibilidades de captura de otro pescador, por lo menos respecto a aquel mismo pez. Estos bienes, que son rivales pero sin exclusién, se suelen denominar bienes comunales, y los tra- taremos a continuacién. RECUADRO 2.9 UBIENES PUBLICOS O DE PROVISION PUBLICA? Nétese que los bienes piiblicos, tal y como los hemos definido, no tienen por qué estar provistos por el sector piblico. El paisaje que forma un conjunto de bosques de propiedad privada constituye un bien public. Algunos autores, para cvitar la confusién, llaman bie- nes piiblicos a los bienes provistos por el sec- tor piiblico, y bienes colectivos a los que aqui, siguiendo a la mayoria de autores, nos hemos referido como bienes ptiblicos. Los autobuses urbanos forman parte del llamado transporte ptiblico, pero son en realidad bienes no rivales y de cuyo uso se puede excluir. Cuando se congestionan, en hora punta, dejan de ser no rivales y pasan a ser bienes privados a pesar de que puedan estar provistos por el sector piiblico. Las calles por las que circula el transporte pti- blico sf pueden considerarse bienes pibli- cos (locales), en ausencia de congestién. No es nada facil definir los derechos de propiedad sobre algunos recursos, como la atmésfera, los océanos, etc. En este caso podemos esperar que una economia descen- tralizada, de mercado, lleve a consumir mas cantidad de recursos de este tipo de la que serfa socialmente deseable. La experiencia nos dice que la sobreexplotacién de los bancos de peces en los océanos tiene su origen en la mala definicién de los dere- chos de propiedad. Cada pescador tiene individualmente incentivos para pescar todo lo que pueda mientras obtenga beneficio, sin preocuparse de si es mejor no agotar el recurso para poder seguir pescando en el futuro, Si él no realiza la pesca, nada le garantiza que no la haga otro pescador. Otro ejemplo interesante es el de la extracci6n de petrdleo. Supongamos que dos empresas extraen petréleo del subsuelo. Es posible que ambas estén sacando petr6leo de la misma bolsa aunque se encuentren en dos lugares geogréficamente separados. Asi, las posibilidades de produccién de una empresa dependerdn de la cantidad que la otra extraiga. Si los derechos de propiedad solamente estan definidos sobre la su- perficie de terreno, va a ser muy dificil que se sepa quién controla el petréleo del subsuelo; los derechos deberfan definirse sobre el subsuelo, lo que no siempre es téc- nicamente fécil. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 51 CMg(B), tendré ahora distinta forma de la que tenfa el coste marginal externo en gri- ficos anteriores. Cuando las emisiones llegan al punto en el que toda la gente de B emigra, punto b, entonces el coste marginal externo de un incremento de las emisio- nes en A pasa a ser cero. El coste conjunto para A y B, 0 coste marginal social, se denota con CMgS. En general sera razonable asumir que marginalmente los costes ambientales en un determinado sistema ecoldgico son crecientes, pero que a partir de cierto punto empiezan a descender. El motivo puede ser que el sistema esté tan dafiado que un incremento marginal de las emisiones comporte unos dafios marginales inferiores. En el Grafico 2.11 vemos que CMgS y D se igualan en mds de una ocasién; parece haber més de un nivel 6ptimo de emisiones, uno para la cantidad a, y otro en z*. Si mantenemos la regla de que D = CMgS define la condicién de asignacién 6p- tima, deberemos encontrar alguna forma para discriminar cual serd la situacién 6pti- ma cuando la condicién se cumpla en mas de una ocasidn. Una manera de hacerlo es calculando los beneficios y costes totales para cada posible cantidad Gptima. Asi, po- demos calcular los excedentes, y comprobar cudndo el excedente total es mayor. El lector podr4 comprobar por si mismo que el punto a en el Grifico 2.11 es el Gptimo global, en linea con los andlisis presentados antes en este capitulo. El problema es que el valor de las emisiones vuelve a ser positivo para niveles de emisién mayores que by menores que z*. El motivo es que si incrementamos las emisiones por encima de b no se producirén dafios adicionales sobre la sociedad B, dado que ya no quedara nadie aguas abajo de acuerdo con nuestro ejemplo. Por lo tanto, si permitimos que el nivel de emisiones Ilegue a z* el valor social se incrementard por el valor del area Y. Pero vemos que el area X, que representa pérdidas netas para el conjunto de A y B, es mayor que Y, lo que significa que la cantidad a es la socialmente preferida en este caso. Si el nivel éptimo de emisiones se decide mediante una negociacién voluntaria entre A y B, la presencia de no convexidades no deberfa ser un problema si la funcién de costes es conocida. Se podrfa encontrar el nivel de emisiones socialmente 6ptimo en A si se siguiera el procedimiento descrito mas arriba. Sin embargo, cuando sélo tenemos un conocimiento limitado 0 «local» de la fun- cién de dafios, las no convexidades causan problemas. Para ilustrar esta situacién, podemos cubrir la parte izquierda de! Gréfico 2.11 ocultando hasta el punto b inclui- do. Con la informacién visible, creerfamos que lo socialmente éptimo es producir hasta z*, y no nos propondriamos ninguna correccién. Sin embargo, al descubrir la parte izquierda, y adquirir una informacion mas global, podemos comprobar que si deberfa corregirse la situaci6n hasta reducir la actividad de A al punto a. El lector puede reproducir el andlisis grafico con un caso menos extremo, donde en lugar de desaparecer siibitamente la externalidad sobre B, simplemente disminuye lo suficien- te como para que existan 3 puntos donde se cumple la igualdad entre demanda y coste marginal social. Probablemente, la presencia de no convexidades es bastante comiin cuando trata- mos con externalidades. Las no convexidades afectan a la eficiencia de los instru- © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 10, 11, LA ASIGNACION DE RECURSOS CON EFECTOS AMBIENTALES 55 ©) No excluible y rival. d) No excluible y no rival. Reproducir el razonamiento de la tragedia de los bienes comunales con un bien distinto a los mencionados en este capitulo. Justificar por qué en ausencia de no convexidades la regla de coste marginal social igual a beneficio marginal social sirve para identificar la cantidad so- cialmente Optima de un producto. Reproducir el Grifico 2.11 representando una externalidad con un tramo cre- ciemte y un tramo decreciente que implique tres puntos de cruce entre la fun- cin de demanda y la de costes marginales sociales. Analizar las consecuen- cias. Mostrar gréficamente un problema de no convexidad con extemalidades posi- tivas y discutir sus consecuencias Discutir la siguiente afirmacién: CMgE a x8 x Grafico 4.3. Planteamiento del teore © ITES-Paraninfo 96 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES calidad del agua estén bien definidos, a favor de os privados. Con ello, aparece un nuevo actor en el mercado del papel y la posibilidad de unos intercambios volunta- rios entre agentes del sector pesquero y agentes del sector del papel que hasta ahora no hab(amos considerado. Esta ampliacién del mercado del papel al mercado de la contaminacién del rfo permite que los hasta ahora considerados externos (los produc- tores y en su caso los consumidores del pescado) participen como tales, aunque sea indirectamente, del mercado del papel. O dicho de otra forma, al negociar derechos de propiedad sobre la contaminacién del rfo, lo hacen afectando a la cantidad de re- cursos que se dedicardn a la produceién y consumo de papel. En cierta forma, intuiti- vamente, los externos dejan de ser propiamente «externos», y pasan a ser unos agen- tes privados mas, si se quiere, aunque los seguiremos Ilamando «externos». Asi, los externos ahora pueden dirigirse a los privados del sector del papel y pe- dirles que produzcan y consuman un poco menos a cambio de compensarles por ello. Supongamos que los extemos plantean disminuir la produecién de papel de x” hasta x. Una forma de razonar este proceso es en términos marginales, unidad a unidad. Tomemos la unidad x’. En conjunto, los extemos estarfan dispuestos a pagar hasta la altura a’ como méximo para que no se Hegara a producir esta unidad en concreto, y Jos privados demandarian una compensacién de por lo menos b’ para renunciar a ella. Cuando lo maximo que los externos estin dispuestos a pagar supera la cantidad mini- ma que aceptarfan los privados, habria seguramente acuerdo sobre no producir esta unidad, con el pago correspondiente. Segin el Grifico 4.3, ello es lo que sucederta para la unidad x’ (a’ > b’), asf como para cada unidad entre x’ y x*, ¢ incluso para algunas unidades ala izquierda de x’. {Hasta dénde Hegarfa el proceso? El Grifico 4.4 lo ilustra, Dado que se llegaria a reducir la produccién y consumo de papel por lo menos hasta x (Grifico 4.3), nos Gréfico 4.4. Teorema de Coase con derechos de propiedad asignados a los privados. © ITES-Paraninfo POLITICA ECONOMICA AMBIENTAL (II). OTROS INSTRUMENTOS 97 podemos preguntar si también se reducirfa hasta una cantidad superior, x", Observa- mos que evitar que se produzca esta unidad en concreto beneficia a los externos en a’, que es menos de lo que su renuncia perjudicaria a los privados, b”. La maxima disposicién a pagar de los externos es inferior a la minima disposicién de los priva- dos a ser compensados. Por tanto, no habria acuerdo voluntario entre privados y ex- ternos. Ello nos indica que no se Ilegarfa tan lejos en la correccién de la externalidad mediante negociacién voluntaria entre las partes implicadas. Lo mismo sucederia con x", La tiltima unidad sobre ta que habria acuerdo es x**, aquella unidad para la cual lo que ganan los externos si no se produjera, coincide con lo que pierden los privados si renuncian a ella. Por tanto, de asignar los derechos de propiedad a los privados, y permitir la negociacién de éstos con los externos, se Tlegarfa, segtin nuestro sencillo modelo, a la misma soluci6n a la que se legaba con impuestos pigouvianos: al 6pti- mo social. Justificado el primer resultado (que asignando los derechos de propiedad a los privados, y con negociacién libre entre privados y externos, se Hega al Gptimo social, corrigiendo la externalidad), pasamos a deducir el segundo: que Hegamos al mismo punto si los derechos de propiedad se asignan a los externos. Lo comprobaremos en términos marginales, como antes. El Grifico 4.5 ilustra el razonamiento. Partimos ahora de lo que sucede cuando la produccién y el consumo de papel es de cero unida- des, Dado que son los externos los que poseen el derecho de propiedad sobre el agua del rio, los privados no la pueden contaminar sin el permiso de los pescadores, con 1o que podemos suponer que de entrada no habra produccién de papel. Sin embargo, sabiendo que producir papel es rentable, los privados propondrdn a los externos que les dejen contaminar un poco el rio (producir papel), por ejemplo hasta x’. Los exter- nos seguramente exigirin a cambio una compensacién suficiente. Como la maxima xtooxtxt xt x Grdfico 4.5. Teorema de Coase con derechos de propiedad asignados a | s externos. ©ITES-Paraninfo 98 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES disposicin a pagar de los privados es mayor que la minima disposici6n a ser com- pensados de los externos, para cada unidad hasta x’, podemos pensar que se llegaré a un acuerdo y que se producird por lo menos hasta esa cantidad. Sigamos hasta x”. Se aplica el mismo razonamiento y comprobamos que lo que los externos demandarén como minimo en compensacién por permitir la produccién de esta unidad es mayor que lo que como mucho estén dispuestos a pagar por ella los privados (a” > b”). Por tanto, no se llegard a producir esta unidad. En el recorrido entre x’ y x”, hallamos el punto en el que coindicen la pérdida marginal de los externos (altura a) con la ganan- cia marginal de los privados (altura b). Esto sucede en x**. Asi pues, llegamos al mismo resultado: si se amplfa el mercado asignando los derechos de propiedad sobre la contaminacién a los externos, de forma que privados y externos puedan llegar libremente a acuerdos comerciales entre si, desaparece el fallo de mercado. La asig- nacién de recursos pasa a ser Pareto éptima. Ciertamente, en este caso nadie puede mejorar su situacién sin que algtin otro agente empeore, aun contemplando la com- pensacién efectiva de los que ganan a los que pierden. RECUADRO 4.1 TEOREMA DE COASE Los fallos de mercado causados por la pre- sencia de externalidades se pueden corregir mediante la asignacién de derechos de pro- piedad para asi facilitar que aparezca un mercado entre privados y externos. La so- lucién seré 6ptima (bajo ciertas condicio- nes) y no dependerd de si los derechos de propiedad se han asignado a los privados 0 a los externos, aunque ello sf tendrd conse- cuencias distributivas. Una de las condiciones mas exigentes es la de ausencia de costes de transaccién. A menudo, cuando los privados y los exter- nos son numerosos, los costes de negocia- cidn son demasiado altos y la solucién coa- siana deja de ser eficiente. Antes de ver un caso de aplicaci6n practica del teorema de Coase y discutir sus limi- taciones, analicemos las consecuencias en términos de bienestar. Insistimos en que el teorema de Coase se cumple con independencia de a quién le otorguemos los dere- chos de propiedad. En cambio, en general la distribucién de renta no es indepen- diente de la distribucién de los derechos de propiedad. Por cierto, que una de las condiciones necesarias para que se cumpla el teorema de Coase y se dé una misma soluci6n eficiente es que no haya efecto renta. Es decir, que la asignacién de los de- rechos de propiedad a unos u otros no modifique el nivel de renta 0 capacidad de compra de los agentes, y por tanto no altere sus decisiones. Supongamos por ejemplo que los derechos de propiedad los tienen los externos, y que las empresas deben pa- gar para que se les permita emitir contaminaci6n. Existe efecto renta si estos pagos ©ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. POLITICA ECONOMICA AMBIENTAL (Il). OTROS INSTRUMENTOS 101 Espaia es uno de los pafses que, estando adherido al principio de quien contami- na paga, al mismo tiempo ha utilizado en su legislaci6n de las dltimas décadas ayu- das a las empresas. La priictica de subvencionar para emitir menos supone una viola cidn del principio en tanto en cuanto Ia administracién publica, en nombre de las victimas, compensa al contaminador por reducir el daito ambiental, y en consecuen- cia la extemalidad. En cierta forma, puede verse como una aplicacién del tipo de solucién de Coase. Se trata de un acuerdo voluntario como los descritos, donde la administracién publica hace una oferta para reducir emisiones (la subvencién) y la empresa voluntariamente decide si «pacta» 0 no, si acepta la subvencién a cambio de reducir las externalidades que causa, Haciendo abstraccién del principio de quien contamina paga, el problema de la administracién reside en encontrar el volumen de subvencién 6ptima que permite conducir la produccién a x. A pesar de que el principio de la victima paga puede parecer algo dificil de acep- tar, podemos encontrar ejemplos en los que éste se aplica sin demasiada contes cidn. Por ejemplo, los paises mas desarrollados pueden proporcionar asistencia técni- ca a otros paises en vias de desarrollo mediante inversiones en tecnologias que permiten reducir las emisiones contaminantes. De esta forma los dafios ambientales en los pafses receptores de la ayuda se pueden reducir a un coste mucho menor que el que tendrfa la misma reduccién en los paises de la OCDE, por ejemplo. Asi, a pesar de que los paises de la OCDE se puedan ver en este caso como victimas de la conta- minaci6n, puede que tenga sentido econdmico para estos paises conseguir algunas reducciones de la manera mds barata posible, instalando tecnologias menos contami- nantes en algunos pafses carentes de cllas. 4.1.4, Limitaciones El teorema de Coase parte de una serie de supuestos, alguno de ellos bastante restric- tivo. Quizas el mas relevante, y que ya hemos mencionado, es que se supone que no hay costes de transaccién. En Ja préctica éstos pueden ser altos y limitar la aplicabili- dad de la solucién de Coase en presencia de externalidades. En general, cuando los agentes que deben ponerse de acuerdo son muchos y no existen en vigor instrumen- tos de coordinacién entre ellos, la negociacién voluntaria entre las partes suele ser dificil. Dicho de otra forma, los costes de la negociacién son demasiado altos para que resulte una solucién econémicamente viable e interesante para las partes impli- cadas. En ocasiones, los costes de transaccién no son lo suficientemente altos para que no se produzea la negociacién, pero si impiden que se alcance la solucién social- mente Optima. Es lo que veremos a continuacién, Supongamos una funcién de costes de transaccién (C), como la representada en el Grafico 4.8, cuyo valor constante por unidad producida y consumida es c. Fijémo- nos en el caso en que los derechos de propiedad se asignan a los externos, dejando para el lector la comprobacién en el caso de asignacién de derechos a los privados. Para ello representamos la situacién habitual en el Grfico 4.8 con la inclusién de C. @ITES-Paraninfo 102 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES mo de Coase con costes de transaccién y derechos de proj asignados a los externos. Este coste de transaccién puede asumirlo una parte, la otra, o ser repartido entre am- bas. La Unica diferencia es distributiva; la cantidad de producto que finalmente ab- sorberi el mercado, tras las negociaciones oportunas, va a ser la misma. A efectos argumentativos, consideraremos el supuesto quizés més légico de que los costes de transaccién los asume la parte mAs interesada en negociar, 0 sea los privados (dado que en este caso no tienen los derechos de propiedad). REcUADRO 4.2 | COSTES DE TRANSACCION | oe ne gen | Los costes de transaccién son aquellos en _ intercambia. Pueden ir asociados al proceso los que se incurre en una compraventa (en de obtencién de informacién, al tiempo in- este caso de derechos a contaminar), més __vertido en la negociacién, a la certificacién alla del coste monetario del bien que se del cumplimiento de los acuerdos, u otros. El razonamiento es parecido al que realizébamos para el Gréfico 4.8. Suponemos de entrada que sin negociacién, la cantidad de producto sera cero, dado que los exter- nos no van a dejar que los moleste esta actividad econémica. La solucién social- mente 6ptima sabemos que es x** (donde las alturas a y b son idénticas) y x* es a la que querrian legar los privados. Por tanto, los privados se aproximaran a los exter- nos y les pedirdn que les concedan «permiso para contaminar», o sea, producir y con- sumir. Mas adelante mostraremos que los mercados de permisos de contaminacién se inspiran, hasta cierto punto, en las aportaciones de Coase. Supongamos que los priva- © ITES-Paraninfo POLITICA ECONOMICA AMBIENTAL (I). OTROS INSTRUMENTOS 103 dos pidieran producir hasta x’. Entonces, los externos reclamarfan una compensacin de por lo menos a’ para esta unidad en concreto. Los privados estarfan dispuestos a pagar b’, pero como ahora incurren en un coste de transacei6n igual a c, en realidad estariin dispuestos como mucho a pagar b’ — ¢ a los externos, y ¢ a terceros para organizar los acuerdos, mantener Ia vigilancia sobre los mismos. ete. Como en este caso particular 6’ ~ ¢ es mayor que a’, podemos esperar que haya voluntariamente acuerdo en permitir producir esta unidad, asf como todas las anteriores. Examinemos ahora qué sucede en x’, Esta unidad en particular reportaria a los externos un malestar de a’, por lo que éstos exigirfan por lo menos esa cantidad para permitir su produccién y consumo. Por su parte, los privados estarian dispuestos a pagar b” en total, de cuya cantidad una parte, c, se requiere para cubrir los costes de transacciGn. Por tanto, lo maximo en que podrian compensar a los extemnos seria en cién no se Hegaria tan lejos como x", Ya vemos, pues, que no se alcanzara la situa- cién socialmente Gptima de producir y consumir x**. Finalmente, nos queda ver hasta qué unidad permitiran los externos que se pro- duzca. Sera justamente.x’”, donde a’, lo que los externos demandardn, sera igual a lo que los privados estin dispuestos a pagar una vez deducido el coste de transaccién con el que cargan, b"” — c. Dejamos para el lector la comprobacidn de que cuando los derechos de propiedad se asignan a los privados, la nueva cantidad de equilibrio tras la negociacién yolunta- ria seria superior a.x**, En particular, dependiendo del valor de los costes marginales externos, o bien ni siquiera se Ilegarfa a modificar la produccién y consumo origina- les de x* unidades, o bien la nueva cantidad estarfa ubicada entre x y x*. 42 Los mercados de derechos de contaminacion La discusin de Coase sobre el papel fundamental que desempefian los derechos de propiedad es de gran importancia para entender el funcionamiento de los mercados. Pero cuando queramos aplicar el teorema de Coase a la economfa ambiental, debe- mos tener presente que el teorema se basa en unos supuestos bastante restrictivos, como hemos apuntado, Estos supuestos no tienen por qué cumplirse en Ia realidad, especialmente en el caso de fos programas ambientales. Las externalidades ambienta- les suelen afectar a mucha gente, lo cual a su vez provoca que los costes de transac- cidn puedan ser particularmente altos. Asi, la polucién generada por el trafico rodado en la ciudad puede afectar a un gran ntimero de residentes y visitantes, y es dificil entrever cémo se conseguirfan acuerdos voluntarios directamente de la negociaci6n entre conductores y viandantes, por ejemplo, incluso si podemos otorgarles los dere- chos de propiedad a una de las partes. Otro caso parecido lo constituyen las emisio- nes de los Hamados gases invenadero, por su efecto sobre el clima del planeta. A pesar de todas las dificultades, podemos encontrar efectos de estos acuerdos a nivel nacional o entre distintos pafses, 0 a menor escala, dentro de un mismo grupo de © ITES-Paraninfo 104 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES empresas, como muestran algunos protocolos internacionales o determinadas précti- cas empresariales. Sobre ello volveremos parcialmente en el Capitulo 9. Lo que nos interesa en este apartado es mostrar un ejemplo que, en alguna medi- da, utilice por lo menos en parte la idea de Coase. Examinaremos cémo funcionan los mercados de permisos de derechos de contaminacién. De hecho, no describire- mos ninguno en particular, sino distintos aspectos que muchos de estos mercados contienen, si bien para cada caso suelen darse formas algo distintas de proceder. Los mercados de derechos de contaminacién son mercados «construidos» por la voluntad de la administracion 0, en menor medida, por voluntad de un grupo de em- presas. Para poder disefiarlos, debe en primer lugar quedar claro qué contaminantes se consideran en este mercado y cuales de las actividades econdmicas que los gene- ran se ven afectadas por la regulacién. Por ejemplo, puede tratarse de NO, 0 de SO,, por ejemplo, Las actividades econémicas contempladas suelen ser de produccién, y generalmente afectan a empresas claramente identificadas y localizadas, Cuando Ta contaminacién es difusa, la construccién de estos mercados es mas complicada. La combinacién de empresas, territorio y contaminantes define la Hamada burbuja. Asi, el mercado se desarrollard dentro de esta burbuja. A veces las burbujas se limitan geogréficamente a partes de un drea metropolitana, por ejemplo, pero a veces tienen mbitos muy superiores, ¢ incluso internacionales, como en el caso de la aplicacién del Protocolo de Kyoto. La politica que da lugar al mercado suele consistir en permitir, dentro de la bur- buja, un nivel de emisiones inferior al que venia aconteciendo. Para ello, se precisa conocer el nivel de emisiones en el conjunto de 1a burbuja, asf como el atribuible a cada empresa en particular. En nuestros términos, la politica busca provocar el cam- bio de x* a otra cantidad menor de produccién (de emisiones), idealmente a x**. Una vez conocido el nivel inicial de emisiones y determinado el nivel objetivo de la politica, se trata de emitir tantos bonos de produccién como sean precisos para no pasarse de la produccién (emisiones) objetivo (por ejemplo, x**), Cada bono corres- ponde a un ntimero predeterminado de unidades de emisin de contaminantes anua- les (u otra unidad de tiempo). Por tanto, un bono es en realidad también un permiso de contaminacién. De ahi el nombre de mercado de permisos de contaminacién. Na- turalmente, el conjunto de empresas deber disminuir su produccién, dado que el to- tal de bonos emitidos no es suficiente para seguir produciendo x* (0 las emisiones asociadas a este nivel de producci6n, con la tecnologia utilizada). Decididos cudntos bonos se pueden emitir para el conjunto de empresas de la burbuja, el siguiente problema es cémo repartirlos entre ellas. Existen distintas fér- mulas, la més extendida de las cuales consiste en realizar un reparto gratuito en pro- porci6n a la contaminaci6n que histéricamente estuviera provocando cada empresa. Para denominar esta préctica se utiliza a menudo el término inglés grandfathering. Otra férmula utilizada para efectuar la distribucién de permisos de contaminacién es Ja de la subasta. © ITES-Paraninfo POLITICA ECONOMICA AMBIENTAL (Il), OTROS INSTRUMENTOS 105 Ya repartidos los bonos entre las empresas, puede empezar la actividad de inter- cambio (mercado). Para ilustrarlo, tomemos de ejemplo dos empresas. La empresa A emite mucha menos contaminacién por unidad producida que la empresa B, la cual a lo mejor pertenece a un tipo de actividad industrial distinta, utiliza una tecnologia menos limpia, o simplemente es menos eficiente. Supongamos ademis que ello tiene como consecuencia que a la empresa A la reduccidn de emisiones que le toca realizar le supone de entrada un coste mucho mayor que a la empresa B. En este caso, A puede proponerle a B que reduzca su produccién (emisiones) un poco mas de lo que le tocaria de entrada, o sea que utilice menos bonos o derechos de contaminacién de los que le han sido adjudicados, y que esos bonos que B deje de utilizar se los venda ala empresa A para que los utilice, Ciertamente, la empresa B estar de acuerdo con Ja transaccién siempre que le salga a cuenta, 0 sea, siempre que le compense la pérdi- da econémica por la reduccién extra. Cuanto mayores sean los costes de reducir las emisiones para B, més probable seré que le pueda salir a cuenta vender sus derechos a contaminar a A, Estamos en definitiva aplicando la misma Iégica econémica habi- tual que nos ha servido para comprender el mecanismo de Coase. En tanto en cuanto haya un nimero suficiente de empresas tipo A y tipo B, en nuestro ejemplo sencillo, se producira competencia y actuard la ley de la oferta y de la demanda para ir defi- niendo el precio de transaccién de cada bono en esta burbuja en particular. Una variante del ejemplo anterior se da cuando a una empresa del tipo B le sale finalmente mas a cuenta cerrar su actividad y vender los bonos a las demas empresas. Algo parecido ocurre con una nueva empresa que desce instalarse en la burbuja: de- berd comprar a otras empresas un mimero suficiente de bonos para poder Hevar a cabo su actividad productiva Naturalmente, se precisa de un cierto control para verificar el cumplimiento de las emisiones de acuerdo con los bonos de cada empresa, y de un sistema de multas 0 penalizaciones en caso de incumplimiento. Todo ello se afiade a los costes de tran- sacciGn necesarios para organizar dichos mereados. Los mereados de derechos de contaminaci6n se pueden sofisticar de forma pare- cida a como se sofistican los mercados reales. Por ejemplo, algunas burbujas gozan de un cierto sistema bancario. Una empresa que desea vender bonos y no encuentra comprador al precio que los quiere vender, los puede «depositar» en el banco a la espera de que alguien los adquiera al precio deseado. Asf, las reducciones extras de emisiones en un afio se pueden compensar con reducciones menores al afio siguiente, ete. También los compradores pueden adquirir bonos «a crédito». Asi, puede que en un determinado aio las emisiones sean algo superiores a lo permitido, pero a cambio de menores emisiones en los demés afios. Los «intereses» 0 precio de los créditos se fijan de acuerdo con la oferta y la demanda, como es de esperar. Algunas variantes de mereados de derechos de contaminacién restringen las tran- sacciones a las empresas de la burbuja, Otras lo abren a otras empresas e incluso a particulares de todo el mundo. Asi, a veces, grupos ecologistas realizan colectas para comprar bonos y retirarlos de la circulacién, con lo que fuerzan una reduccién mayor © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 108 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES parte de las empresas. A continuacién se describen las principales caracteristicas de cada grupo de acuerdos (un esquema aparece en el Recuadro 4.3). RECUADRO 4.3 TIPOS DE ACUERDOS VOLUNTARIOS | Programas piblicos. Se desarrollan desde la administracién pablica, y luego las em- | presas deciden su adscripcién. Ejemplo: la certificacisn EMAS | and Auditing Schemes). (Eco-Management Iniciativas bilaterales 0 acuerdos negocia- dos. Algunos de los puntos del acuerdo ambiental (objetives, medios, calendario...) resultan de un proceso de negociacién en- | tre el sector industrial afectado y la Admi- nistracién publica, Ejemplo: «convenios» de Holanda, Compromisos voluntarios. La iniciativa proviene del sector privado, que se com- promete a mejorar ciertos estindares am- bientales. Ejemplo: ISO 14000, etiquetado verde. Todos esos ejemplos se mencionan en este capitulo, al desarrollar las tres for- mas de acuerdos voluntarios. Los programas piblicos de cardcter voluntario consisten en protocolos que desa- rrolla la autoridad ambiental competente y que son luego suscritos por agentes priva- dos. Los protocolos los disefia la autoridad ambiental competente, que define los re- quisitos de participacién en el programa, los criterios ambientales a cumplir, los criterios en las tareas de control, seguimiento y en la evaluacién de los resultados. Para las empresas participantes, las ventajas son variadas. Pueden consistir en la ob- tencién de asistencia técnica o de subsidios (por ejemplo, para llevar a cabo activida- des de I + D que mejoren el rendimiento ambiental de la empresa). O pueden conse- guir mejorar la reputacin ptiblica de la empresa, por ejemplo si la participacion en el programa publico permite la utilizacién de algdn logotipo o distintivo ambiental. En ocasiones, la participacién en el programa publico permite esquivar parcialmente las regulaciones directas obligatorias. Asi, por ejemplo, en la Unién Europea se han de- sarrollado programas encaminados a reducir la emisién de gases con efecto inverna- dero, con ventajas para las empresas participantes en forma de menores impuestos por tonelada de CO, emitida. Existen muchos ejemplos de este tipo de programas piblicos. Uno bastante arrai- gado es el formado por los sistemas de gestién ambiental. Un sistema de gestién am- biental afecta a todas aquellas partes de la organizacién de la empresa que afectan su desempefio ambiental. Asi, incluye la estructura organizativa, la planificaci6n de las actividades, los procedimientos, los procesos y los recursos a desarrollar, entre otros, as{ como implantar, revisar y mantener la politica ambiental. En funcién del esténdar de disefio que se utilice se concretaré de una u otra forma. Un sistema de gestién de cardcter piblico, aplicado en la Unién Europea, serfa el de los Sistemas de Ecoges- tién y Ecouditorfa Ambientales (EMAS), en vigor desde 1993. © ITES-Paraninfo POLITICA ECONOMICA AMBIENTAL (I). OTROS INSTRUMENTOS 109. En Estados Unidos uno de los programas frecuentemente citado es el «Programa 33/50», cuyo objetivo era el de priorizar 1a reducciGn de 17 sustancias quimicas t6xi- cas. Las empresas participantes gozaban de flexibilidad en lo que concierne al volu- men en las reducciones de emisiones y en los procedimientos para conseguir tales reducciones. Las iniciativas bilaterales 0 acuerdos negociados surgen de 1a negociaci6n entre la administracién publica y las empresas de un determinado sector. Estos acuerdos tienen cierta tradicién en Europa, y por ejemplo en Holanda constituyen el instru- mento clave en su politica ambiental, en donde reciben el nombre de «convenios». Asi, en ese pafs se han firmado acuerdos destinados a reducir las emisiones de gases invernadero y otros contaminantes con més de 50 sectores industriales, y los acuer- dos son vinculantes para las empresas. El parlamento del pais decide los objetivos medio ambientales a conseguir, los métodos y calendario para la consecucién de los mismos se negocian con la industria, y las empresas tienen la obligacién individual de cumplir los objetivos de los acuerdos. En Alemania, en cambio, donde los acuer- dos bilaterales también tienen cierta tradici6n, es la industria en su conjunto y no las empresas individualmente consideradas la que tiene la obligacién de cumplir lo esti- pulado en el acuerdo. El iltimo grupo de acuerdos voluntarios es el constituido por los compromisos unilaterales que se deciden en el seno de las empresas. Pese a lo voluntario de las medidas, las empresas podrfan delegar en terceros la evaluacién del acuerdo adopta- do. Ello tiende a reforzar la credibilidad sobre el compromiso de la empresa y contri- buye al éxito del mismo. Podemos distinguir mis de un tipo de acuerdo voluntario unilateral. Una primera posibilidad es que las empresas desarrollen sus propios pla- nes para mejorar sus resultados ambientales. Otra posibilidad es la de adoptar como propios cédigos de conducta desarrollados por asociaciones de la industria 0 de co- mercio. Este fue el caso de Ia «iniciativa por un cuidado responsable en cuanto a la protecciGn ambiental y la seguridad», que puso en marcha la industria quimica cana- diense en 1984, En la actualidad la iniciativa se ha extendido a 40 paises. Cumplir con sus normas es una condicién necesaria para poder formar parte de las asociacio- nes de la industria quimica de los diferentes paises. RECUADRO 4.4 EL ETIQUETADO VERDE El etiquetado verde 0 ecolégico en los pro- ductos proporciona a los consumidores formacién sobre sus efectos sanitarios y ambientales. Existen tres tipos de etiquetas que incluyen informacion ambiental. Un ti- po son las declaraciones voluntarias, en las que la empresa informa voluntariamente sobre algtin aspecto del proceso de produc- cién (por ejemplo, pueden utilizar un sim- bolo que muestra si el envase es reciclable). Otro tipo son las etiquetas obligatorias se- gun los Gobiernos, por ejemplo la informa- © ITES-Paraninfo 110 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES. cién sobre la eficiencia energética de los electrodomésticos 0 la presencia de CFCs 0 sustancias t6xicas. Y por tiltimo, estén las que aqué se tratan, y que se denominan pro- piamente etiquetas verdes. Estas se diferen- cian de las anteriores en dos aspectos: la empresa las elige voluntariamente, y repre- sentan de hecho un sello de aprobacion, otorgado por terceros, respecto a los im- pactos ambientales que la actividad de la empresa genera. En la actualidad son muchos los pafses, incluidos los de la Unién Europea, que han adoptado programas piiblicos de etiquetado verde que animan el desarrollo de procesos y productos con menos impacto ambiental. En Estados Unidos, por ejemplo, existen también numerosos programas de etiqueta- do verde desarrollados por organizaciones sin dnimo de lucro. Existen asimismo orga- nizaciones que pretenden impulsarlos a ni- vel internacional, como la ISO (Internatio- nal Standards Association), la red global de etiquetado verde (Global Ecolabeling Network, GEN), 0 una seccién de la ONU (la United Nations Task Forece on Envi- ronmental Labeling). El objeto de una etiqueta verde es el de identificar productos preferibles de acuer- do a la evaluacién de los impactos ambien- tales que producen, comparados con otros de su misma categoria. Esta evaluacién se realiza externamente. La organizacién que otorga la certificaciGn realiza basicamente tres tareas. Primero, decide los estdndares ambientales que exigiraén, que pueden va- riar muchisimo. Pueden centrarse en un tinico impacto ambiental, 0 en un conjunto de impactos que se dan a lo largo del ciclo de vida del producto. La segunda de las ta- reas consiste en decidir las certificaciones. Para poder utilizar la etiqueta verde, la em- presa deberd asumir los costes (de haber- los) de modificar sus impactos ambienta- les, y pagar una cuota por pertenecer a la organizacin que otorga el sello ambiental. Y en tercer lugar, la organizaci6n debe ha- cer publicidad del sello a fin de que los consumidores lo conozcan y confien en él. Este conocimiento y confianza seria una condicién necesaria para que algunos con- sumidores se muestren dispuestos a pagar un precio mayor por comprar el producto con la etiqueta verde. ‘Apenas se han cuantificado los impactos sobre los precios derivados del uso del eti- quetado verde, y se han realizado en cam- bio bastantes encuestas investigando sobre Ja orientacién «verde» de los consumido- res, su disponibilidad a pagar algo mas por productos cuya produccién ha sido mis respetuosa con el medio ambiente. Una de las condiciones para que la adopcién de etiquetas verdes resulte rentable para los productores es que los mayores precios permitan recuperar asimismo los mayores costes en los que la empresa debe incurrir para cumplir los esténdares ambientales que le dan derecho a la certificacién y el uso de la etiqueta verde. En el caso de los productos agricolas, los estudios muestran que la utilizacién de pro- cesos productivos més limpios incrementa los costes de produccién. El coste de un producto agricola con etiquetado verde puede hallarse a medio camino entre el coste del producto desarrollado con rutinas tradicionales y el del producto procedente de la agricultura ecolégica u orgdnica. No esté del todo claro, en cambio, que los mayores precios de estos productos permi- tan siempre recuperar los costes. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 112 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES RECUADRO 4.5 2QUE GANAN LAS EMPRESAS ADOPTANDO ACUERDOS VOLUNTARIOS? Las empresas pueden beneficiarse de la adopci6n de acuerdos voluntarios en mate- ria de gestién ambiental por las siguientes vias. Por un lado, los cambios en los proce- sos forzados por los nuevos objetivos am- bientales pueden comportar reducciones de costes. Los menores costes irfan asociados ‘a una mejor utilizacién de los recursos pro- ductivos y a ciertas ventajas a la hora de contratar trabajadores y de conseguir finan- ciacién en el mercado de capitales. En segundo lugar, si los cambios en la ge ambiental de la empresa consi- guen hacerse visibles para los consumido- res, y si existen consumidores que valoren positivamente el que la empresa sea mas respetuosa con el medio ambiente, ésta po- dria colocar sus productos a unos precios mayores. Por tiltimo, puede incluso darse el caso de que la adopcién de acuerdos voluntarios haga disminuir los beneficios obtenidos de la empresa, y que aun asi ésta decida sus- cribirlos. Esto sucederia por ejemplo si con la adopci6n de estos acuerdos se consigue evitar una politica ambiental mas estricta, que atin erosionaria mas los beneficios. Las cuestiones anteriores se han seiialado como posibles ventajas de las que las em- presas pueden beneficiarse al participar en acuerdos voluntarios. No obstante, esté por ver hasta qué punto reflejan fielmente lo que sucede en la prictica. Asi, suele asumir- se que la mejora de los procesos desde un punto de vista ambiental en realidad conlleva aumentos de costes para las empresas. Exis- ten estudios al respecto que lo confirman, por ejemplo para los productos agricolas. Cumplir unos minimos en materia ambiental puede tener otras recompensas. Al evitar la entrada en «listas negras», se evitan posibles reacciones adversas por parte de los accionistas o quizas de 1a comunidad local en 1a que la empresa acta. En un momento dado esta buena sintonfa podrfa traducirse en més facilidades y menores costes a Ia hora de conseguir financiacién del mercado de capital, por ejemplo. Otra de las ventajas proviene de la vertiente de los ingresos. Aun suponiendo que la adopcién del acuerdo voluntario incremente los costes de la empresa, cabria atin la posibilidad de que la empresa consiga mayores beneficios, siempre y cuando logre incrementar los ingresos en una proporcién mayor. Si la mejor politica ambiental de la empresa le permite ganarse una cierta reputaci6n, y si consigue con ello que su producto destaque frente a los de los competidores, ganard un cierto poder de merca- do. Dicho de otro modo, en Ia medida en Ia que los consumidores aprecien el esfuer- zo ambiental Hlevado a cabo en la empresa, y valoren mas el producto conseguido, también estardn dispuestos a pagar algo més por él. Mejorando sus esténdares am- bientales, la empresa estarfa afiadiendo a sus productos un componente que podria traducirse en el mercado del producto en un premio, 0 un sobreprecio. Desde esta perspectiva, la empresa puede estar dispuesta a involucrarse en un acuerdo voluntario porque espera que éste le acabe reportando mayores ingresos. © ITES-Paraninfo POLITICA ECONOMICA AMBIENTAL (II). OTROS INSTRUMENTOS 113, Pese a lo intuitivo del argumento anterior, a veces no estd claro que los mercados recojan estos sobreprecios. En primer lugar, es preciso que el consumidor sea capaz de discernir unos productos de otros en base a los impactos que su produccién ha originado. Esto puede conseguirse a través de sistemas externos de certificaci6n, por ejemplo mediante el etiquetado verde. En segundo lugar, es preciso que exista un grupo de consumidores verdes, es decir, compradores que otorgan un mayor valor a aquellos productos que se han elaborado con métodos mas respetuosos con el medio ambiente. Aunque estas dos circunstancias se den, no est garantizada la consecucién de un precio mayor para el producto certificado. Algunos autores han identificado situaciones en las que este sobreprecio no aparece, como por ejemplo cuando el co- lectivo de consumidores verdes es pequefio respecto del total de consumidores. La iltima explicacién es que el acuerdo voluntario sea visto por la empresa como un mal menor. Como ya se ha mencionado, en ocasiones los acuerdos voluntarios llevan asociados ciertas medidas de apoyo por parte del sector puiblico, medidas que en definitiva permiten alcanzar los objetivos ambientales a unos menores costes. En otras ocasiones la participacién en programas voluntarios ha supuesto para las em- presas la exencién de algunas de las obligaciones que se derivan de la regulacién ambiental obligatoria. Si existe el temor de que la alternativa al acuerdo voluntario sea la entrada en vigor de unas normas de comportamiento que obliguen a incurrir en costes atin mayores, a la empresa le convendrfa elegir el acuerdo voluntario. Por tlti- mo, y si la empresa es lo suficientemente importante, la empresa puede esperar que su participacién presente en acuerdos voluntarios pueda posicionarla mejor cara a in- fluenciar la regulacién ambiental futura en su sector. De conseguirlo, podria gozar de cierta ventaja respecto a las rivales. 4.3.3. La eficiencia de los acuerdos voluntarios como alternativa de politica ambiental La politica ambiental basada en los acuerdos voluntarios es relativamente reciente y es atin pronto para poder evaluar su efectividad. Se basa en una aproximacién al pro- blema de correccién de las externalidades en el que las administraciones puiblicas ceden el protagonismo a las empresas, que disponen de una mayor flexibilidad para corregir los impactos ambientales que provocan. Este enfoque puede comportar ven- tajas desde la perspectiva del sector ptiblico, que de hecho ha impulsado estos meca- nismos voluntarios, y también desde la perspectiva de la sociedad en su conjunio. Existe atin poca evidencia empfrica que muestre cémo varian los costes para las em- presas que adoptan acuerdos voluntarios o si éstas disfrutan de mayores precios al vender sus productos. Sin embargo, el atractivo de esta idea es grande: si las empre- sas verdaderamente se benefician al adoptar acuerdos voluntarios, esto permitiria a la administracién despreocuparse de su vigilancia, puesto que las empresas serfan qui- zs las primeras interesadas en mostrar que cumplen con los acuerdos. Vedmoslo con algo més de detalle. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. POLITICA ECONOMICA AMBIENTAL (II). OTROS INSTRUMENTOS 115 Ademis de estas condiciones de cardcter general, la forma especifica que adopte el acuerdo voluntario puede comprometer sus posibilidades de éxito. Veamos un ejemplo de acuerdo voluntario que presenta deficiencias en tres frentes. Pensemos en un acuerdo negociado a nivel de un sector productivo. Un primer problema puede aparecer en la determinacién de los objetivos del acuerdo voluntario. En ocasiones se ha denunciado que éstos en realidad representaban mejoras ambientales que se ha- brian producido de todas formas sin acuerdos, puesto que eran més el fruto de avan- ces tecnolégicos acaecidos en el sector que de una voluntad expresa por parte de las empresas. Este obsticulo no es facil de superar para la agencia ambiental publica, porque las empresas quizds disponen de informacién que la agencia no posee. Otro problema cuando los objetivos y las sanciones por incumplimiento se defi- nen a nivel de sector industrial y no de empresa individual es el problema de free- riding. Es decir, las empresas tendrén pocos incentivos individuales a cumplir los objetivos del acuerdo, esperando a que sean las otras las que lo hagan e incurran en los costes de ajuste necesarios, disfrutando en cambio de las ventajas que colectiva- mente beneficien al conjunto del sector. Légicamente, si la mayoria se comporta asf, el acuerdo voluntario fracasard y no se alcanzaran los objetivos. Por iltimo, y siguiendo en el marco de los acuerdos negociados, supongamos que el objetivo consiste en una reduccién global de emisiones de contaminantes a nivel de sector. En ocasiones, esta reduccién de emisiones se distribuye equitativamente entre las empresas de la industria. Tal aproximacién no resultaria eficiente, porque ignoraria el hecho que los costes de reducir las emisiones pueden diferir entre las empresas. Dicho de otra forma, podrfan repartirse las reducciones de las emisiones de una forma distinta de manera que al final se consiguiera el mismo volumen total de reduccién, pero conseguido a un coste menor. Bajo esta circunstancia, el acuerdo voluntario resulta inferior a otro instrumento de politica alternativo ya discutido, co- mo es el de los derechos de contaminacién negociables. ___ Ejercicios ; 1. Mostrar graficamente qué sucederia con la cantidad de contaminaci6n 6ptima del rio en el ejemplo de papel y pesca, si se dicra una mejora tecnolégica en la produccién de papel, de forma que la contaminacién por unidad producida dis- minuyera. Reproducir en este caso el razonamiento de Coase asignando los de- rechos de propiedad a los privados. 2. Comparar para un mismo caso de fallo de mercado por externalidades negativas si el excedente social es el mismo tras la correccién coasiana que tras la pigou- viana. 3. Mostrar gréficamente un caso en el que los costes de transaccién sean tan altos que la mejor solucién para el conjunto de la sociedad sea la de no aplicar la soluci6n coasiana. © ITES-Paraninfo 116 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES 4. Sobre el ejercicio anterior, identificar el area correspondiente a la pérdida neta de bienestar social que se daria de producirse y consumirse la cantidad x**. Mostrar gréficamente el caso particular en el que los costes de transaccién pasan a ser lo suficientemente altos para que justo la variacién en el beneficio social sea igual a cero al moverse marginalmente de la situacién de partida: a) para el caso de los derechos de propiedad asignados a los privados, y b) para el caso de los derechos de propiedad asignados a los externos. Imaginar un escenario en el que productos que tienen etiquetas verdes se venden al mismo precio que otros que no las tienen. ;Qué podrfa haber Nevado a la empresa a querer adoptar para su producto la etiqueta verde? Algunos estudios muestran que son més proclives a adoptar acuerdos volunta- rios las empresas grandes, y ademas aquellas que en el pasado precisamente se han mostrado poco respetuosas con el medio ambiente. ,Cémo podrfan justifi- carse estas dos circunstancias? Enumerar tres ventajas y tres inconvenientes de los acuerdos voluntarios como instrumentos de politica ambiental respecto a instramentos econémicos como los impuestos pigouvianos y los derechos transferibles de contaminacién © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. VALORACION AMBIENTAL (I). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 119 Machado escribe en uno de sus «Proverbios y cantares» que «Todo necio/confunde valor y precio». Para nosotros, en este libro, valor y precio no van a ser necesaria- mente lo mismo, aunque cn ocasiones pueden coincidir. El Recuadro 5.1 presenta una pequefia seleccién de ejemplos sobre la evolucién que ha experimentado este concepto. RECUADRO 5.1 EVOLUCION DEL CONCEPTO DE VALOR El pensador griego Platén escribia que «s6- lo lo que es raro tiene valor, y el agua, que es la mejor cosa de todas [...] es también la més barata». En la afirmacién se encuentra a idea de que no es lo mismo valor y pre- cio, que no necesariamente coinciden. El valor seria lo fundamental (lo «ideal»). Aristételes insistié en la distincién entre el verdadero valor de algo para las personas y el valor de intercambio (0 precio): «Todas Jas cosas que poseemos tienen dos usos [...] uno es propiamente el uso, y el otro, no tan propio, es secundario. Por ejemplo, un za- pato se usa para calzar y se usa para ser intercambiado; los dos son usos del zapa- to», Siguiendo a San Agustin, para Santo Tomas de Aquino el valor de algo estaba relacionado con el divino propésito. Por ejemplo, comentaba que el precio por un caballo podfa superar el precio de un escla- Vo, pero que el valor por un esclavo era su- perior dado que ostentaba una posicién su- perior en el orden de la naturaleza de acuerdo a la creaci6n divina. En el Renaci- miento se volvié a la idea de valor como reflejo de la satisfaccién personal por el uso que ya se encontraba en Aristteles. Los empiristas briténicos, en cambio, to- maron otra aproximacién. Para John Loc- ke, David Hume, Adam Smith y otros, el verdadero valor de las cosas estaba en lo que costaba producirlas. Este era su verda- dero valor, su «precio fundamental» 0 «pre- cio natural» al que tenderfa el precio de mercado, mis influenciable por los vaive- nes de la oferta y la demanda. Principal- mente los economistas Smith y Ricardo tu- vieron mucha influencia en la diseminacién de esta forma de entender el valor. Adam Smith distinguia ademés entre tipos de va- lor de forma parecida a como lo haefa Aris- t6teles. En palabras del autor de La riqueza de las naciones, «Hay que observar que la palabra Valor tiene dos significados distin- tos, y a veces expresa la utilidad de algun ‘objeto particular, y a veces el poder de compra de otros biencs que la posesién de este objeto comporta. El uno se puede Ila- mar “‘valor de uso’’; el otro, *‘valor de cambio", Las cosas que tienen un mayor valor de uso tienen con frecuencia poco 0 ningtin valor de cambio; y, por el contrario, aquellas que tienen el mayor valor de cam- bio tienen con frecuencia poco o ningun valor de uso». Seguramente el origen del uso actual del concepto de valor, tal como lo usaremos en este libro, tiene su precedente directo en el ingeniero francés Arséne Jules Dupuit, quien a mediados del siglo xIx modeliz6 el concepto de «utilidad marginal decrecien- te». El concepto no era nuevo, pero si lo fue su formulacién en términos de curva de demanda decreciente. Asi, Dupuit propuso que la curva de demanda correspondfa a la méxima disposicién a pagar por sucesivas unidades del bien 0 «el maximo sacrificio expresado en dinero que cada consumidor © ITES-Paraninfo 120 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES | querrfa hacer para adquirir un objeto». Esta | era la medida del valor. Al mismo concep- to Ileg6 el economista briténico Alfred Marshall pocas décadas después, con una formulacién mas matemitica, y con mayor influencia —nada exenta de polémica— en los economistas de la época y posteriores. Utilizando este concepto de valor, pode- mos ver que en determinadas ocasiones, valor y precio coinciden. Se pueden «con- fundir> numéricamente, si bien responden a conceptos distintos. Si el valor de una unidad se interpreta como la maxima dis- posicién a pagar por ella por los deman- dantes, y observamos en un mercado com- petitivo el precio del bien en cuestién, en- tonces para una unidad adicional del bien el precio y el valor coinciden. Esta es la forma habitual de medir el valor de las cosas en es- tos mereados (para cambios relativamente pequefios en las cantidades consumidas). Sin embargo, la ausencia de precio de mercado no significa ausencia de valor. Sélo que su medida no es tan inmediata. De métodos pa- raestimar el valor para bienes de no mercado tratarin este capitulo y el siguiente. Arséne Jules Dupuit (1804-1866). Alfred Marshall (1842-1924) El concepto de valor es quizds uno de los mas complejos en economfa, y su discusién excede en mucho la simplificacién pre- sentada en el Recuadro 5.1. Sin embargo, en el contexto de este li- bro, el concepto de valor sera algo relativamente claro y sencillo, si bien veremos algunas pequeiias complejidades del mismo. Si recor damos las funciones de demanda, el valor para una unidad dada de un bien corresponde a la altura hasta la funcién de demanda para sta unidad. El Grafico 5.1 representa una funcién de demanda in- dividual para el bien X. La altura ho correspondiente a la unidad xp es el valor de esa unidad para el individuo representado. Es la canti- dad maxima de dinero que est dispuesto a pagar por esa unidad, su maxima disposicién a pagar (DAP). De la misma forma, fy es el valor que para este individuo tiene 1a unidad x,. Como ahora consu- me mds unidades, el valor de x, es menor que el de xp, consecuencia de la forma decreciente de la funcién de demanda, como ya se dis- cutié en el Capitulo 2. ‘Ahora nos podemos preguntar cudl seria el valor de un cambio entre xp y x;, 0 Sea, por el conjunto de unidades (x, ~ x9). El lector puede intuir que el valor corresponde al drea entre xy y x, bajo la curva de demanda. Para comprobarlo basta con ver que para cada unidad entre las dos de referencia Ia altura hasta la curva de deman- da corresponde al valor para esta unidad concreta. Asi, para el con- junto de unidades, el valor serd el de 1a suma de alturas, 0 sea el rea. En realidad, el modelo se puede complicar algo mAs y tener en cuenta los cam- bios de renta cuando realizamos un pago o variamos la cantidad de consumo, pero aqui no lo precisamos y nos bastard este modelo més sencillo. © ITES-Paraninfo VALORACION AMBIENTAL (I). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 121 % x x Gréfico 5.1. Valores marginales y discreto El Grifico 5.1 nos permite también aclarar otro aspecto importante asociado al concepto de valor. Todo valor corresponde siempre a un cambio en las unidades de un bien. Este cambio puede ser marginal (de una unidad) o discreto (de varias unida- des). Un ejemplo de cambio discreto es pasar de xp unidades del bien a x, unidades. El Grea por debajo de la funeién de demanda entre xy y x, es el valor del cambio (discreto) entre consumir solo hasta xo 0 hacerlo hasta x;. Pero, ;cual sera el cambio que corresponde al valor ig? Seré el valor del cambio (marginal) entre consumir 0 ne la unidad x9. En otras palabras, seré el valor correspondiente a un cambio marginal en x, partiendo del nivel de consumo x). A este valor lo Hamamos «valor marginal» ef x. Asf, en un mercado competitivo, el precio (que es el precio marginal en la cantidad de equilibrio, como vimos en el Capitulo 2) es en realidad el valor marginal que para los consumidores tiene una unidad adicional a partir de la cantidad que se est consumiendo en la sociedad (con frecuencia, la de equilibrio en el mercado). Es por esta raz6n que habitualmente, cuando tenemos mercados no muy distorsionados, tomamos el precio como aproximacién al valor (marginal) del bien. 5.1.1. Tipos de valores Por una parte, los bienes ambientales, como los dems, tienen valor para las personas en tanto los pueden disfrutar («usar> 0 «consumir). Sin embargo, a menudo obtene- mos bienestar de los bienes ambientales sin disfrutarlos directamente, sin «usarlos» Por ejemplo, podemos estar muy satisfechos de saber que cierta especie en peligro de extincién deja ahora de estarlo porque se ha podido recuperar, aunque no tengamos intencién de irla a ver en su habitat. O podemos sentirnos mal por la contaminacién © ITES-Paraninfo 122 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES causada en las costas por un petrolero accidentado, aunque no hayamos visitado nun- ca dicho litoral ni tengamos intencidn de hacerlo. En otras palabras, nuestro bienestar puede variar aunque no seamos usuarios (consumidores) del bien en cuestion, El va- lor de esta variaciGn corresponde en consecuencia a un valor de no uso (también lla- mado de uso pasivo). Existe una notable variedad de valores de no uso, y los distintos autores que tra- tan de los mismos tienen una cierta tendencia a formar su propia clasificacién. A continuacién yeremos algunos ejemplos de valores de uso pasivo. Si nos gusta saber que en una reserva integral se mantiene un cierto tipo de ecosistema con poca inter- vencién humana es porque, seguramente, obtenemos bienestar de este conocimiento, aunque al ser una reserva integral no se nos permita el acceso a la misma. Para noso- tros tiene en este sentido un valor de no uso que podriamos tildar de existencia. De forma similar, la preservacién de ciertas especies, puede conllevar un valor de exi tencia para muchas personas. Si en realidad lo que nos hace sentir bien es preservar estos ecosistemas 0 esas especies para las futuras generaciones, el valor suele lamar- se de herencia. Si lo que nos atrae es el mantener la posibilidad de disfrutar de un espacio en el futuro nosotros mismos, entonces solemos hablar de valores de opcién. Y asf podriamos definir otros tipos de valores. Ciertamente, las divisiones no suelen ser del todo didfanas, y puede resultar algo dificil decidir si un determinado bien nos proporciona un tipo u otro de valor. De abi la ausencia de una sola clasificacién cla- ra. Pero lo importante no son las etiquetas. Lo relevante es que hay bienes que pue- den proporcionarnos valor més alld de su consumo directo, y puede que debamos tener esto en cuenta, por ejemplo, al decidirnos por un método u otro de valoraci6n, Tal como deciamos en la introduccién, en este capitulo presentaremos métodos basa- dos en informaciones de precios de mercados ya existentes que contienen informa- cién sobre el bien que nos interesa valorar. Pero como Iégicamente son mercados para consumidores, ya podemos intuir que dichos métodos pueden tener serias limi- taciones para capturar los valores de no uso. Al final del préximo capitulo veremos qué métodos son mds adecuados para estimar los distintos tipos de valor. 5.2 Método de los precios hed6nicos El primero de los métodos de preferencias reveladas (basados en mercados ya exis- tentes) que desarrollaremos es el de los precios hedénicos. Veamos su intuicién pri- mero, Estamos en proceso de alguilar una vivienda, digamos un piso de tres habita- ciones en uma ciudad. De los apartamentos que visitamos dudamos entre dos que tienen caracterfsticas muy similares, pero difieren en que uno se halla en una calle especialmente ruidosa, mientras que el otto esté una calle mas alld, con mucho me- nos ruido, Supongamos que la primera vivienda soporta una media de 60 decibelios durante e! dia y la segunda de 45. El precio del primero son 600 € de alquiler men- sual y el segundo 650 €. Si las tinicas diferencias relevantes entre los dos pisos son el precio y los decibelios, y nos decidimos por alquilar el primero de los dos, ;,qué esta- mos «revelando» de nuestras preferencias sobre el ruido? Pues que soportar durante © ITES-Paraninfo VALORACION AMBIENTAL (I). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 123 el dia en casa una diferencia de 60 a 45 decibelios no nos molesta lo suficientemente como para pagar 50 € mas al mes, Nuestro valor por esa diferencia de ruido es infe- rior a esos 50 € mensuales. Si hubiéramos optado por el otro piso, seria porque nues- tro valor por el beneficio de ahorrarnos la diferencia de decibelios seria de 50 0 mis euros mensuales. Asi, las preferencias que «revelamos» con nuestra decisién de al- quiler en el mercado de las viviendas dan pistas sobre los valores que para nosotros tienen unos bienes (en el ejemplo, la ausencia de ruido) para los que no tenemos mer- cados en los que observar directamente esas preferencias. Desgraciadamente, no es frecuente hallar situaciones donde dos bienes varien pa- ra las preferencias de las personas s6lo en la caracteristica cuyo valor nos interesa valorar. Cuando visitamos distintas viviendas para alquilar, suelen variar entre ellas en bastantes caracteristicas a la vez. Por lo tanto, el método de valoracién es algo mas sofisticado que el ejemplo del pirrafo anterior. Volviendo al ejemplo, el precio de alquiler no depende solamente del ruido que soporta la vivienda, o del ntimero de habitaciones. Otras muchas caracteristicas influyen. Por ejemplo, la antigiiedad de la vivienda y su estado de conservacién. Si es una casa aislada con jardin, adosada, o un piso en un bloque de viviendas. Si es un piso, su altura y si tiene o no ascensor. La distancia al centro o al transporte ptiblico, Las vistas y orientacién. Y podriamos seguir. Podemos pensar en el valor que tiene para nosotros el alquiler (lo que paga- riamos como mucho de alquiler) como una funcién de todas estas caracteristicas. De- penderd de cada persona que la forma de esta funcidn sea una u otra. Para simplifi- car, supongamos que el alquiler que estamos dispuestos a pagar es una funcién lineal y aditiva de las distintas caracteristicas de la vivienda. O sea que cada caracteristica contribuye, con un peso determinado, en la determinacién del alquiler que finalmente pagariamos, de forma que la suma de todas las caracteristicas (ponderadas por st peso en la funci6n) resulta en esa cantidad de dinero de alquiler. Por ejemplo, supon- gamos por simplificar que para nosotros lo relevante de la vivienda sean slo los me- tros cuadrados (X,) y calidad del aire medida en particulas en suspensién por unidad de volumen (X;). Asi, es razonable pensar que esperariamos pagar mas por el alquiler cuanto mayor sea el ntimero de metros cuadrados y cuantas menos particulas en sus- pensién haya. Pero no ticnen el mismo «peso» los dos factores. Quizds me preocupa mucho la calidad del aire y algo menos la cantidad de espacio, por lo menos dentro de unos limites. Asi, tendria mas peso un factor que el otro al «formar» nuestro valor del alquiler. Matemiticamente, lo podriamos escribir como Alquiler = bX, — b: (5.1) Hemos puesto un signo menos para indicar que menos particulas en suspensién contribuyen aun mayor precio de alquiler. Ahora todo lo deberiamos hacer es entcon- trar los valores de b, y by para hallar el valor del alquiler para nosotros, dados unos metros cuadrados y una calidad del aire. El alguiler maximo que pagariamos como mucho refleja el bienestar (utilidad) que nos da una vivienda de unos ciertos metros © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 126 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES Recuapro 5.3 ORIGEN Y EVOLUCION DEL METODO DE LOS PRECIOS HEDONICOS Las primeras aplicaciones del método de los precios hedénicos datan de los afios veinte del siglo pasado en Estados Unidos. Se utiliz6 originalmente para estimar el va- lor de la propiedad agraria en funcién de la fertilidad del suelo, la distancia a la ciu- dad de mercado, el valor de la construc- cin, etc. Sin embargo, 1a aplicacién mas influyente en esos inicios fue en el sector del automévil, en 1939. La administracién norteamericana estaba preocupada por po- sibles practicas de oligopolio en la indus- tria automovilfstica, muy concentrada alre- dedor de Detroit. Es decir, sospechaba que los precios eran abusivamente altos, mani- pulados adrede por la industria. En el pro- ceso de debate, la asociacién de fabricantes present un estudio de Andrew Court (eco- | nomista en dicha asociacién) en el que mostraba que el incremento de precios se podia justificar por la mejora de las carac- teristicas de los bienes. Se trataba de un es- tudio de precios hed6nicos, en definitiva. De hecho, de este estudio sale la etiqueta de «precios hedénicos», en tanto en cuanto reflejaban el bienestar 0 disfrute (que es lo que significa originalmente hedonico en griego) que ofrecfa cada componente. Asf, cuando los precios suben porque las presta- ciones del bien son mejores, esta inflacién se conoce como «inflacién hedénica». Al final, la administracién no hallé evidencia de manipulacién de precios. En los afios sesenta y setenta el método tom6 otro im- pulso con las contribuciones mas formales de otros economistas, en ese momento ya con acceso a ordenadores con nueva capa- cidad de célculo. El desarrollo del andlisis de regresién contribuyé Iégicamente en gran medida al desarrollo del método. A pesar de que se puede utilizar el método para la valoracién de muchos bienes ambientales, de los métodos que veremos en este libro el de los precios hed6nicos es el menos utilizado en valoracién ambiental. La razén se debe, seguramente, a que no siempre podemos disponer facilmente de los datos adecuados para realizar el andlisis de regresin oportuno. En ocasiones, con los datos disponibles no podemos aislar el componente que realmente nos interesa. Por ejemplo, nos podria interesar aislar el valor de la contaminacién del aire por particulas en suspensién, como en uno de los casos anteriores. Pero puede que este tipo de contaminacién esté muy correlacionada con otras, como por ejemplo NO;, 0 SO,, 0 cualquier otro elemento, y que no poda- mos aislarlo de estos otros. Asimismo podrfa suceder que nuestros datos correspon- dan a una ciudad de contaminacién muy homogénea en todos sus barrios. 5,3 Método del coste del viaje El método del coste del viaje se basa también en informacién procedente de terceros bienes. Es también en este sentido un método indirecto, de preferencias sobre bienes ambientales reveladas en otros mercados. Su desarrollo fue posterior al de los precios © ITES-Paraninfo VALORACION AMBIENTAL (|). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 127 RECUADRO 5.4 ORIGEN Y EVOLUCION DEL METODO DEL COSTE DEL VIAJE A finales de la segunda guerra mundial, el servicio de parques nacionales de Estados Unidos encarg6 un estudio sobre cémo es- timar el valor de los espacios que gestio- naba, que entonces se contemplaban basi- camente como bienes recreativos, mucho mas que de conservacién. El economista al que se le hizo el encargo, Roy Prewitt, hizo a su vez una consulta a una decena de ex- pertos, pricticamente todos ellos econo- mistas. La respuesta era siempre la misma, ‘no se conocen métodos para estimar dicho valor. Sin embargo, Harold Hotelling, un profesor de estadfstica de la Universidad de Columbia, en Nueva York, a quien también se le consulté, sugirié una forma de proce- der. Curiosamente, Hotelling gan6 aiios después el premio Nobel de economia, aunque por otras aportaciones, a pesar de que en la universidad no le permitian dar clases de economia. Encontraremos otra aportacién de Hotelling en el Capitulo 11, sobre la gestién de recursos no renovables. Basdndose en los trabajos de Dupuit ya mencionados, observé que es de esperar que a propensi6n a visitar los parques naturales disminuya con la distancia al parque, dado que el coste de desplazarse aumenta. Es decir, a mayor coste, menor «demanda» de visitas recreativas para un mismo parque. Observando en qué proporcién visitan el parque las personas procedentes de zonas sucesivamente mas alejadas, se puede esti- mar la funcién de demanda, Conociendo la funcién de demanda y los costes, ya pode- mos intuir que podremos estimar el exce- dente del consumidor, que es en definitiva el valor que buscamos. El valor que asi proponia hallar Hotelling en 1947 corres- ponde al valor recreativo del parque. El méiodo descrito es el que posteriormente se conocié como método zonal, y que se explica en este libro, Sin embargo, la pri- mera aplicaci6n, siguiendo este método z0- nal, no Ileg6 hasta finales de los afios 50, con una aplicacién al parque nacional de Yosemite, en California. Este procedimiento zonal dominé en los afios sesenta y setenta. La evolucién del anilisis de regresi6n ya mencionado para el método de los precios hed6nicos, hizo que las aplicaciones de esta variante mejoraran. Pero la evolucién de la estadistica provocé un cambio mas drastico. Surgié el procedi- miento individual, que se puede estimar di- rectamente por regresién, como se mostra- r4 en este capitulo. Esta variante ha sido la dominante en el método del coste de viaje desde los afos noventa. Se observa con cierta frecuencia que en ocasiones el método del coste del viaje se utiliza indebidamente. Aunque se basa en la informacién sobre los costes de despla- zamiento que realizan los individuos, és- tos no constituyen directamente una apro- ximacién al valor que deseamos obtener. Si el conjunto de costes en los que se in- curre para visitar un parque fuese a su vez el valor, entonces el excedente que los vi- sitantes obtienen de su uso recreativo Seria nulo, ya que todo el valor se irfa en el cos- te de visitar el parque. Dicho de otra for- ma, la desaparicién del parque no compor- taria pérdida de excedente. La medida de bienestar que deseamos estimar con cl método del coste de viaje, no es el coste del viaje, sino el excedente que el viaje provee. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. VALORACION AMBIENTAL (I). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 131 a partir de los datos contenidos en el Cuadro 5.2. Una vez representada, el excedente del consumidor seré el area bajo la curva de demanda, ya que la hemos calculado a partir de incrementos «extras» en el precio de la entrada. Hallando las Areas de los respectivos tridingulos y recténgulos, el excedente total es de 14.310 €. Este es el excedente correspondiente a los 620 visitantes de la muestra. Por tanto, la media por visitante sera este valor dividido por 620, 0 sea 23,08 €. Interpretamos este valor como el excedente o bienestar neto que de promedio cada visitante obtiene de su visita al parque. Seria el bienestar que perderia caso de no poder visitarlo. Una vez obtenida la media del excedente del consumidor, podemos multiplicarla por el ntimero de visitantes que tiene el parque al afio para hallar el excedente total anual de los visitantes. Ai el valor en servicio recreativo que genera el parque se puede estimar en cerca de 7 millones de euros. Este ha sido un ejemplo simplificado de una aplicacién real del método del coste de viaje zonal. En la prictica se suele considerar un ntimero mucho mayor de zonas, y la curva de demanda se suele estimar por regresién. Sin embargo, lo esencial del método tal como lo propuso Harold Hotelling ha quedado ilustrado en el ejemplo. Ademés de la complicacién que afiade el considerar més zonas, la cuestién mas compleja y sobre la que menos consenso hay es el cémo calcular los costes de des- plazamiento. ;Qué conceptos deben incluirse y cules no? No existe un esténdar claro al respecto. Normalmente, el coste de combustible o del billete del transporte ptiblico se incluye, asf como el coste del tiempo de desplazamiento. Otros estudios incluyen también el coste del tiempo que dura la visita, 0 cualquier coste extra en pemocta- cién, comida, etc. Mas complejo es dividir los costes de una visita de varios dias a varios parques entre el gasto correspondiente a cada parque. La presencia de parques alternativos es otra consideracién que ha ocupado a muchos autores. La importancia de esta cuestién radica en que el método y los resultados son muy sensibles al coste. De hecho, el lector puede comprobar que si dobla el coste de desplazamiento por persona en el ejemplo anterior, doblard el excedente obtenido. El procedimiento que acabamos de describir corresponde a la variante zonal del mé- todo del coste del viaje tal como lo propuso Hotelling. Sin embargo, el procedimien- to puede simplificarse algo, relajando la necesidad de definir zonas equidistantes en costes, Volvamos al ejemplo anterior del parque nacional. El Cuadro 5.3 reproduce parte de la informacién del 5.1, aquélla necesaria para poder representar la funci6n de demanda que relaciona el coste de desplazamiento con el porcentaje de visitantes de cada zona respecto a su poblacién. La representacién grifica se expone en el Gré- fico 5.3. A partir de estos datos se puede calcular de forma més directa el excedente del consumidor. Veamos cémo. © ITES-Paraninfo 132 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES Cuadro §.3. Relacién de demanda para el ejemplo de aplicacién del método zonal del coste de viaje Zona | Coste ida y vuelta [Porcentaje de visitantes al parque sobre habitantes A 36 0.02 B n 0.0125 e 108 0,00833 D 144 0 Coste del viaje n 36 0 M ( % visitantes 00833 0,0125 0,020 TF Gréfico 5.3. Relacién de demands entre coste del viaje y porcentaje de visitantes de cada zona sobre la poblacién. Consideremos en primer lugar los habitantes de la zona C, dado que de la D no tenemos visitantes. Sabemos que a un coste de 144 € no observamos ningtin visitan- te, y que a un coste promedio de 108 € van en un porcentaje del 0,00833 (0 lo que es lo mismo, cada individuo irfa con una probabilidad de 0,0000833). Podemos interpo- lar los dos puntos con una linea recta. No sabemos en realidad qué forma tendré real- mente la interpolacién; la linea recta es una de las posibles aproximaciones. El drea © ITES-Paraninfo VALORACION AMBIENTAL (1). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 133 por debajo de esta linea (0 funcién de demanda) y por encima del coste (108 €), multiplicado por la poblacion de C, constituye el excedente del consumidor para los habitantes de C que visitan el parque, segin nuestra muestra. Multiplicando la base (0,00833%) por la altura (36) y dividiendo por dos, obtenemos una estimacién de 0,0015 €. Multiplicando a su vez este valor por los 6 millones de personas de la zona C, se obtiene el excedente de 9.000 € para los visitantes de la muestra de esa zona. El proceso se repite ahora para los habitantes de B. Su coste promedio es de 72 €, y el drea relevante sera la que queda entre la curva de demanda y la horizontal a los 72 €. El lector puede comprobar que en el Grafico 5.3 se nos dibujan asi dos triéngu- los y un rectingulo. De hecho de uno de los tridngulos, el superior, acabamos de calcular su drea. Hallamos a continuacién las otras dreas y las sumamos para obtener el total de 0,00525 €. Multiplicado por una poblacidn de 800.000 habitantes, nos da un excedente de 4.200 € para la muestra de visitantes procedente de B. EI lector puede comprobar por si mismo cémo para los habitantes de A el exce- dente es de 1,110 €. Sumando los tres excedentes, obtenemos un total de 14.310 €. Es el excedente que corresponde a todos los visitantes de la muestra, que eran 620. Por simple division obtenemos el excedente medio por visitante, que es de 23,08 €, como en el procedimiento anterior. Este nuevo procedimiento de célculo no s6lo es algo més simple. Tiene la gran ventaja de permitir una aplicacién zonal del método del coste de viaje sin tener que respetar el que los incrementos de coste de una zona a la siguiente sean siempre los mismos. Permite una mejor adaptacién del método a los datos con los que quizis nos encontremos en la prdctica, como muestra el ejemplo del Recuadro 5.5. En dicho recuadro se muestra también una posible aplicacién del método del coste de viaje para valorar cierto tipo de dafios ambientales. Recuapno 5.5 EL COSTE RECREATIVO DEL ACCIDENTE DEL PETROLERO PRESTIGE Hacia finales de 2002, el buque petrolero Prestige se accident frente a las costas de aestimar la pérdida de valor recreativo que comport6 este dafio al medio ambiente. Galicia, en el noroeste de la peninsula Ibé- rica. Buena parte de su carga se verti6 al mar y leg a las costas gallegas, portugue- sas y, también, cantabricas, hasta Francia. Una de las comunidades afectadas en la costa norte fue la vasca, que vio cémo el chapapote contaminaba parte de su litoral. El método del coste de viaje puede ayudar Para ello, tomamos en primer lugar las estadisticas de poblacién por comunidades auténomas y organizamos las zonas con- céntricas alrededor del litoral del Pais Vas- co, tal y como muestra el cuadro de la pé- gina siguiente. La clasificacién se ha hecho atendiendo a los costes de desplazamiento medios. © ITES-Paraninfo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 136 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES, personas hayan realizado s6lo esta visita, unos cuantos individuos 2 visitas, algo me- nos 3 visitas, etc. De hecho, podriamos representar una funcién de demanda en un grafico donde en el eje horizontal tuviéramos el ntimero de visitas, y en el vertical los costes. Las alturas hasta la curva de demanda representada corresponderfan al prome- dio de costes de los que van s6lo una vez al afio, dos veces, tres, etc. El procedimien- to entonces seria parecido al anterior. Sin embargo, hay otra forma (mds habitual) de proceder, y es por andlisis de re- gresién. De forma parecida a lo explicado para los precios hedénicos, podemos plan- tearnos estimar una funcién que explique el ntimero de viajes al aio en funcién del coste de desplazamiento y otras variables explicativas. Serfa de esperar que el coste contribuya a explicar, en promedio, el nimero de viajes que realizan los individuos. A mayor coste, menor mimero de visitas anuales. Asi, podrfamos estimar una funcién del tipo: Viajes = a + b coste donde Viajes representa el ntimero de visitas al afio del individuo; coste es su coste de desplazamiento: y a y b son los coeficientes a estimar. Aunque no incluimos aqui la explicacién de cémo se obtiene, en este caso el valor 0 excedente del consumidor por viaje seria el valor medio estimado de Viajes dividido por dos veces el valor de b, con el signo cambiado. Pero lo mas usual es utilizar modelos de los Ilamados de «da- tos de cuenta», como el modelo de Poisson 0 el binomial negativo, que permiten reflejar el hecho de que la variable nimero de visitas no es continua sino discreta. El de Poisson es seguramente el mds popular. En términos estadisticos, este modelo su- pone una distribucién del tipo: f(Viajes) donde Viajes! es el producto factorial del nimero de viajes realizado por cada indivi- duo al ao, y es un valor tal que In 2 = a + b coste, siendo 4 la media del nimero de viajes y In la funcién logaritmo neperiano. Sea como sea, numerosos programas informaticos estadisticos permiten la estimacién facil de este tipo de regresiones. Una vez. estimados los coeficientes a y b, el excedente del consumidor por visita co- rresponde al valor del cociente —1/b. El Recuadro 5.6 muestra una aplicacién de esta forma de proceder. Recuaoro 5.6 EL VALOR DE LA RECOLECCION DE SETAS En Espafia hay una cierta tradicién de reco- lectar setas en los bosques, dado que los de- rechos de propiedad de las mismas no suelen estar claramente asignados a los propietarios © ITES-Paraninfo forestales, sino que a menudo son de acceso libre (bien «comunal» en términos del Capi- tulo 2). Una de las comarcas productoras de setas en Catalufia es la del Solsonés. Durante VALORACION AMBIENTAL (I). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 137 los afios 2001 y 2002 se muestrearon a los buscadores de hongos de esta comarca a fin de poder aplicar el método del coste de via- je individual. Una vez recolectados los da- tos (niimero de veces que cada persona iba a buscar setas a esa comarca en aquella temporada, coste de ir a buscar setas, kilos de setas recogidos, nivel de renta de la per- sona, etc,), se estim6 con ellos el modelo (en concreto un modelo de Poisson) tratan- do de explicar el numero de viajes realiza- do por cada recolector al Solsonés en la temporada a partir del gasto incurrido en la accién (desplazamiento, tiempo, coste ex- tra de la comida, etc.) y el nivel de renta del individuo entrevistado. Siendo / la me- dia del néimero de viajes, la relacién exis- tente entre el logaritmo de / y nuestras va- riables explicativas serfa Ini = a + b Gasto + ¢ Renta Los resultados de la regresién fueron los siguientes (con datos de 2001 y 2002, a precios en euros de 2002): Ind = 1,39 — 0,04 Gasto + 0,05 Renta El coeficiente del gasto resulté estadis- ticamente significativo. La medida de bie- nestar (o valor) asociada a un viaje se cal- cula a partir del cociente entre —1 y el coeficiente del gasto, en este caso —0,04 (0 con mas decimales, 0,036264). Asi, el valor medio (excedente) estimado por vi- sita es de 27,53 € de 2002. De ello hay que deducir el valor de las setas recogidas. La cantidad media por recolector y dia era de 2,72 kilos y el precio medio de por kilo de 8 €. Por tanto, el valor medio ascendia a 21,76 € de 2002. Deduciendo el valor de las setas halladas del valor del viaje al bosque, queda un excedente promedio de 6.27 € por viaje. Fuente: Juan Martinez y Pere Riera. Estudio en progreso. _ Ejercicios Enumerar distintos bienes cuyos precios sean susceptibles de ser utilizados en el método de los precios hedénicos para estimar el valor de la calidad del aire. Si en una regresién hedénica tuviéramos la siguiente estimacién: Auto = a + by InX, + -- +b, InX, donde Auto representa el precio de un automévil, a, bj, «.. b, son los coeficien- tes estimados (que pueden tomar signo positivo o negativo), In indica el logarit- mo neperiano y X,, ..., X, Son las variables explicatorias, siendo X,, una variable indicativa de las emisiones a la atmésfera del automévil, escribir la expresin que permitiria estimar el valor de una variaci6n en una unidad en las emisiones. {Podrfan estimarse por el método de los precios hed6nicos dafios ambientales como los provocados por un incendio forestal? Pensar un ejemplo. © ITES-Paraninfo 138 MANUAL DE ECONOMIA AMBIENTAL Y DE LOS RECURSOS NATURALES 4. 5. Poner un ejemplo de un bien que pueda velorarse tanto por precios hedénicos como por coste del viaje. Razonar la respuesta. Imaginemos que mediante el método de los precios hedénicos y utilizando una base de datos que incluye caracteristicas de las viviendas de una ciudad hemos obtenido lo siguiente: Alquiler = 1,2 + 0.4 Superficie — 0.5 Distancia + 0,1 ZV donde Superficie representa los metros cuadrados de la vivienda, la Distancia va referida a la carretera mas cereana y ZV recoge la superficie de zonas verdes en el barrio en el que se sitva la vivienda, Todas estas variables resultan significati- vas al explicar el valor de la renta menstal de la casa. a) ;,Cémo se interpreta la constante que aparece en la expresién? b) (Cuadran los signos de los coeficientes estimados? Justificar la respuesta ©) {Qué valoran més los individuos, un metro cuadrado de vivienda o de zona verde? Justificar la respuesta, Discutir la siguiente afirmacién: «Los costes medios de desplazamiento en los que incurren los visitantes de un bosque representan los beneficios que obtienen de su uso recreativo». Un museo en una pequeiia ciudad recibe cada afio 3.000 visitantes. Durante unos dias se realiza una encuesta y se averigua lo siguiente sobre las zonas de procedencia y los costes de desplazamiento de 150 visitantes. Zona | Coste de ida y vuelta | Visitantes | Poblacién total A 2€ 70 20.000 B M€ 15 6.000 c 36€ 65 65.000 D I € 0 15.000 a) A partir de estos datos y utilizando el método de! coste de viaje zonal. calcular el excedente del consumidor total si: la entrada al museo es gra- tuita. b) A partir de la funcién de demanda obtenida en a), calcular la pérdida de excedente si se introdujera un precio de 12 € la entrada. © ITES-Paraninfo VALORACION AMBIENTAL (I). METODOS DE PREFERENCIAS REVELADAS 139 8. _Inventando los datos, resolver un ejercicio de valoraci6n por el método del coste de viaje zonal con zonas equidistantes procediendo de las dos formas explica- das: primero mediante variaciones en el precio de entrada, y segundo directa- mente. Comprobar que el resultado es idéntico. 9. Sobre el ejercicio anterior, averiguar cémo variarfa el excedente total estimado en los siguientes casos: a) Al doblar el coste total considerado para cada individuo. b) Al doblar el ntimero de visitantes de cada zona. @rre: S-Paraninfo CAPITULO 6 < Valoracién ambiental (I). ’ Métodos de preferencias declaradas 6.1. ;,Pagos 0 compensaciones? 6.2. Disefio de un ejercicio de valoracién contingente 6.3. Fundamento teérico 6.4. Modelos de eleccién Ejercicios

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