Está en la página 1de 24
{RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA DEL CLIENTE QUE PRESENCIO UN ATRACO? (Comentario a la Sentencia de la Sala 2° del Tribunal Supremo de 29 de abril de 2013) JUAN ALBERTO DIAZ LOPEZ Profesor de Derecho penal Universidad Auténoma de Madrid Abogado RESUMEN Las dificultades para establecer pardmetros claras a efectos de exigir responsabilidad civil ex delicto, mds atin cuando'se trata de modalida- des subsidiarias como la que regula el articulo 120.3° CP, es una constante en la préctica foren- se, En lo que respecta a los bancos, no es raro que sean condenadas como responsables civiles subsidiarios a consecuencia de delitos cometi- dos en sus establecimientas; también cuando fo gue acontece es un atraco, En un contexto de recientes exigencias a las personas juridicas para la prevencién de delitas, la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha desestimado la preten- sidn de que se condenara a una entidad banca- ria como responsable civil subsidiaria, frente a una de sus elientes, por la crisis nerviasa origi- nada tras presenciar ésta un atraco. Palabras clave: Derecho penal, entidaces de crédito, responsabilidad civil subsidiaria, res- ponsabilidad eivil ex delicto, buen ciudadano corporativo, ABSTRACT The difficulty of establishing clear parame- ters for civil liability ex delicto is a recurrent is- sue in litigation practice. This holds especially true for the secondary civil liability regulated in article 120.3" of the Spanish Criminal Code. Regarding financial institutions, itis not uncom- mon that banks are held civilly liable for eri- ‘mes committed within their premises; also in the event of a robbery. Yel, a recent ruling of the Se- cond Chamber ofthe Spanish Supreme Court has reversed this course of action despite the increa- sing requirements of Good Corporate Citizens- hip for crime prevention. In this ruling, the Su- preme Court denied the bank's secondary civil liability in a case involving a client who had a nervous breakdown afier witnessing a robbery. Key words: Criminal Law, credit institu- tions, secondary civil liability, civil liability ex delicto, good corporate citizen La Sentencia del Tribunal Supremo que a continuacién comentaremos resuelve un Gnico recurso de casacién, interpuesto por la acusacién particular. Aunque los cin- co motivos de dicho recurso ~todos ellos desestimados- revisten un indudable interés, (2) STS nim. 357/2013. Ponente: Excmo. Sr. Juan Ramén Berdugo Gémez de Ia Torre (RI 2013, 4399). RDBB nim, 134/Abril-Junio 2014 197 Juan ALBERTO Diaz LOPEZ, el presente comentario versard sobre la resolucién del cuarto motivo. Esto es: sobre la doetrina del Tribunal Supremo respecto del alance de la responsabilidad civil subsi- diaria ex articulo 120.3° CP y la posibilidad de condenar conforme a ese precepto a una entidad bancaria debido a la crisis nerviosa padecida por uno de sus clientes a conse- cuencia de un atraco en una de sus sucursales. A continuacién, se transcriben las partes més relevantes de los antecedentes facticos y fundamentos juridicos de esta Sentencia del Tribunal Supremo: «ANTBCEDENTES (0) Se declara probado que, sobre las 14:05 horas del dia 28 de mayo de 2007, el acusado Blas (...) acompafiado de Florentino (...) pues- tos de comtin acuerdo y gutiados por el énimo de obtener un beneficio patrimonial ilicito, Megaron a la sucursal de la entidad bancaria Unicaja sita en Avda, Bulevar, nimero 383, de El Ejido (Almeria), y, tras aeceder al interior el acusado, que portaba un maletin de color ‘marrén, se acercd a la mesa donde encontraba Gabriela directora de a entidad y tras depo- sitar ef maletin en una silla, sin decir nada lo abrié y sacé una pistola exhibiéndola a la vez que manifestaba: “Ya sabes lo que es esto asi que no toquéis nada, ya sabéis que si suena el teléfono es porque habéis tocado la alarma”. Mientras tanto Florentino se paseaba por la entidad en actitud vigilante y ensefiando una pistola que levaba en la cintura. Después, el acusado se dirigié a Mercedes, empleada de la oficina bancaria, preguntdndole si el dispensa- dor y la caja fuerte tenian retardo y al respon- der ésta afirmativamente, le indicé que sacara del dispensador dos cantidades de 1.800 euros y que abriera la caja fuerte. Mientras espera- ‘ban la apertura del mecanismo de la caja fuer 1, se dirigié con Gabriela hacia donde estaba la caja insténdole a que la abriera, hecho lo cual el acusado se apoderé de 24.000 euros, sse los guardé y ordené a todas las personas gue alli se encontraban que se introdujeran en el aseo y que hasta pasados cinco minutos no salieran del mismo, marchéndose el acusado 'y su compafiero répidamente del lugar: Como ‘consecuencia de estos hechos Marta Cristina, que se encontraba como cliente en las oficinas bancarias cuando éstos sucedieron, sufrié una crisis nerviosa, Ha sido sustraida la suma de 27,600 euros, que no ha sido recuperada. 198 Segundo.-La Audiencia de instancia dicts el siguiente pronunciamiento: FALLO: Que debemos condenar y condena- ‘mos al acusado Blas como autor de un delito de robo con intimidacién, con la circunstancia agravante de reincidencia, a la pena de cua- tro afios y tres meses de prisién, y asimismo a Ia pena de seis meses de prisién por el delito de lesiones, con la accesoria de inhabilitacién especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y al pago de Jas costas procesales incluyendo las de la Acu- sacién Particular, siéndole de abono para el cumplimiento de la condena todo el tiempo que haya estado privado de libertad por esta caw- sa, de no haberle servido para extinguir otras responsabilidades, lo que se acreditard en eje- cucién a sentencia, debiendo asimismo indem- nizar a «Montes de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda, Cadiz, Almeria Malaga y Anteque- ray (Unicaja) en la suma de Veinte y siete mil seiscientos euros (27.600 €) y a D" Maria Cris- tina en la suma de veinte mil euros (20.000 ©), debiendo absolver y absolviendo a “Montes de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda, Cadiz, Almeria Mélaga y Antequera” (Unicaja) de la responsabilidad civil subsidiaria interesada por la Acusacién Particular (...). FUNDAMENTOS DE DERECHO (2) CUARTO-El motivo cuarto por infrac- cién de Ley articulo 849.1 LECrim por inapli- cacién del articulo 120.3 CP. Se sostiene en el motivo que aunque la sen- tencia recurrida recoge la responsabilidad civil subsidiaria como locativa, imputable a quienes tienen el deber de impedir o dificultar el hecho criminal, la conclusién de inaplicar el articulo 120.3 CP, no es acorde con la doc- RDBB ntim, 134 / Abrit-Junio 2014 {RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA... trina jurisprudenctal, SSTS 768/2009 de 16.7, 135/201 de 15.3, 1328/2011 de 12.12, y Sen- tencia Tribunal Superior de Andalucia, Sala de lo Civil y Penal de 11.10.2002, cuyo contenido transcribe literalmente, y para concluir que en el caso presente hubo infraccién de las normas reglamentarias de seguridad privada, hubo in- fraccién de las normas internas de seguridad de la entidad, hubo infraccién de las normas de consagrado uso con evidente desentendi- miento por parte de la empleada que abrié en hora tan proxima al cierre, el acceso a la enti- dad a dos desconocidos de sospechoso aspecto y afiade que aiin sin haber concurso de tales infracciones, la entidad bancaria debe respon- der civilmente y de manera subsidiaria porque es preciso acreditar que se ha agotado toda la diligencia exigible para prevenir el dafto espe- cfficamente contemplado como riesgo eventual a la actividad Ilevada a cabo, y en particular, no es causa de exoneracién la prueba de que se han observado las medidas reglamentari. mente exigidas, si tales medidas pueden valo- rarse objetivamente como insuficientes para la prevencién del dao, y concluye con que la en- tidad es garante de la indemnidad respecto de los dafios que no sean expresién del «riesgo general de la vida» sino solo de los que se con- sidere que entran dentro de la esfera de ries- ‘gos propia y especificamente causados por la ‘actividad de la mismayy no cabe duda de que el dao suftido por Ia eliente a consecuencia de un atraco a mano armada en la sucursal de la entidad es condicidn de un riesgo causado por la actividad propia de la misma: la acumula~ cién de dinero en entidades bancarias, foco de atraccién de delincuentes. La responsabilidad civil subsidiavia que se solicita lo es al amparo del articulo 120.3 CP, precepto éste -nos dicen las SSTS. 370/2010 de 29.4, 229/2007 de 22.3, y 768/2009 de 16.7-, mucho mds amplio que los articulos 21 y 22 del Cédigo Penal de 1973, y que, para To que aqui se resuelve, distingue entre el nii- mero cuarto que es la clésica concepcién de dicha responsabilidad civil subsidiaria por los delitos cometidos por los empleados 0 depen- dientes, representantes o gestores en el desem- pefio de sus funciones o servicios, a cargo de ‘sus principales (personas naturales 0 juridicas RDBB ntim, 134 /Abril-Junio 2014 dedicadas a cualquier género de industria 0 comercio), y que se fundamenta en la “culpa in vigilando”, “culpa in eligendo”, ola “cul- pa in operando”, que habia sido interpretada por esta Sala Casacional con gran amplitud ‘y generalidad, al punto de llegar a una cua- ‘si-objetivacién basada en la teoria del riesgo, 0 bien del aprovechamiento de su actividad (“cuius commoda eius incommoda”), y la res- ponsabilidad civil subsidiaria que surge aho- ra del citado apartado tercero del articulo 120 del Cédigo Penal, que dispone: “las personas naturales o juridicas, en los casos de delitos 0 faltas cometidos en los establecimientos de os que sean titulares, cuando por parte de los que los dirijan 0 administren, o de sus depen- dientes o empleados, se hayan infringido los reglamentos de policia o las disposiciones de Ia autoridad que estén relacionados con el he- cho punible cometido, de modo que éste no se Inubiera producido sin dicha infraccién”. Los requisitos legales que son necesarios para el nacimiento de dicha responsabilidad civil, son los siguientes: a) que se haya come- tido un delito o falta; b) que tal delito o falta haya ocurrido en un determinado lugar, un es- tablecimiento dirigido por persona o empresa contra la cual se va a declarar esta responsa- bilidad, esto es, el sujeto pasivo de dicha pre- tensidn; c) que tal persona o empresa o alguno de sus dependientes, haya realizado alguna ““infraccién de los reglamentos de policia o al- guna disposicién de la autoridad”, debiendo entenderse estas reglamentos como normas de actuacién profesional en el ramo de que se tra- te abarcando cualquier violacién de un deber impuesto por ley o por cualquier norma positi- va de rango inferior, incluso el deber objetivo de cuidado que afecta a toda actividad para no causar dafios a terceros); d) que dicha in- fraccién sea imputable no solamente a quienes dirijan 0 administren el establecimiento, sino a sus dependientes o empleados. No es nece- sario precisar qué persona fisica fue la infrac~ tora de aquél deber legal o reglamento. Basta con determinar que existié la infraccién y que ésta se puede inputar al titular de la empre~ sa o cualquiera de sus dependientes, aunque por las circunstancias del hecho o por dificul- tades de prueba, no sea posible su concrecién 199 JUAN ALBERTO Diaz L6pEz = individual; e) que tal infraccién esté relacio- nada con el delito o falta cuya comisién aca- rrea la responsabilidad civil examinada, es decir, que, de alguna manera, tal infeaccién penal haya sido propiciada por la mencionada infraccin reglamentaria (SSTS 1140/2005 de 3.10, 1546/2005 de 29.12, 204/2006 de 24.2, 29/2007 de 22.3). Estas personas, naturales o juridicas, han de ser conscientes del deber de velar por la observancia de las prescripciones reglamen- tarias 0 de consagrado uso que regulan las actividades que tienen lugar en el seno de los establecimientos o empresas de su pertenencia 0 titularidad. La omisidn o desentendimiento, aparte de guardar relacién con el lamentable ssuceso, tienen que ser de probada significacién en la suscitacién del «hecho punible cometido, de modo que éste no se hubiera producido sin dicha infraceiény. Relacién causal que no de aleanzar necesariamente un grado de exclu- sividad, bastando llegar a una conclusion de propiacién y razonabilidad en la originacién del dati. La responsabilidad civil subsidiaria a que atiende el articulo 120.3 CP, parte necesaria- mente del reconocimiento judicial de haber- se perpetrado un delito o falta generador de un dafio, ya sea a titulo de dolo o de culpa. La sentencia penal incorporard un dictado de condena indemnizatoria a cargo del acusa- do, primer y directo responsable civil (articu- Jo 116 CP). Comprobados cuantos requisitos condicionan la responsabilidad antedicha, subseguird el pronunciamiento declarativo de Ta misma, condenando a la persona natural o juridica considerada como titular del esta- biecimiento en cuya sede tuvo lugar el hecho criminal, Condena cuya efectividad se halla subordinada a la insolvencia del autor mate- rial. Los responsables civiles subsidiarios son tales “en defecto de los que lo sean criminal- mente”. La expresién “personas naturales 0 juridicas” es eminentemente amplia y abarca- dora: cualquier entidad publica o privada ha- rd de tener cabida en ella. El articulo 120 CP proclama una respon- sabilidad civil del tipo de la subsidiaria en contra de las personas naturales o juridicas 200 a que hace referencia, titulares de una activi- dad empaitada en su dindmica por las infrac- ciones a que se alude, sobre el presupuesto de que el hecho punible cometido “no se hubie- ra producido sin dicha infraccién". Mas de- bemos reparar que el binomio infraccién-daito no se puede construir con semejante nitides, La doctrina entiende que la infraccién de los reglamentos ha de tener una relacién simple- mente adecuada, de manera que el resultado se vea propiciado por ella. Sobre la base de {a infraccién causal primera del responsable subsidiario, se incrusta o interfiere una inter- vencién delictiva dolosa 0 imprudente de un tercero~autor material del hecho-. Con acier- 10 se apunta que esta relacién de ocasionali- dad necesaria entre infraccién y hecho punible no equivale, al menos en todo caso, a relacién de causalidad entre infraccién y dafto, no hay que olvidar que en el supuesto contemplado por el articulo 120.3, el proceso causal que ‘media entre ambos elementos se ve interferido ‘por un factor de singular trascendencia, como es la comisidn de un hecho delictivo por parte de un tercero, es decir, un sujeto distinto del propio titular y ajeno, por hipétesis, al circulo de personas de cuya actuacién ha de respon- der aquél. En todo caso ha de constatarse una conexién causal mds 0 menos directa~ entre la actuacién del titular o de sus dependien- tes y el resultado dafioso cuyo resarcimiento sse postula. Ante la inexistencia o insuficiencia de las medidas de prevencién adoptadas entre ellas, basicamente el despliegue de los debe- res de vigilancia y de control exigibles, podrén acordarse las resoluciones oportunas para Hegar a la efectivacién de la responsabilidad civil subsidiaria, Aquella inhibicion o descui- do genera un riesgo que es base y sustento de Ia responsabilidad (SSTS 963/2010 de 21.10, 768/2009). La tendencia de la jurisprudencia de esta Sala ha sido objetivar en la medida de lo posi- ble la responsabilidad civil subsidiaria de ta- les titulares de los establecimientos en donde sse comeian los delitos o faltas, marcando dos ejes en su interpretacién: el lugar de comisién de las infracciones penales (en tanto su con- trol es mayor por producirse precisamente ta- les ilicitos en espacios fisicos de su titularidad RDBB nim, 134 /Abril-Junio 2014 RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA. dominical) y la infraccién de normas o dispo- siciones de autoridad que estén relacionados causalmente con su misma condicién (SSTS 140/2004 de 9.2, 51/2008 de 6.2), y por lo de- mds contintian vigentes los tradicionales cri terios empleados por esta Sala Casacional en materia de’ responsabilidad civil subsidiaria, que se fundamentan en la “culpa in eligendo” yen a “culpa in vigilando”, como ees sustan- ciales de dicha responsabilidad civil. No nos movemos, pues, en este dmbito en puro dere cho penal, sino precisamente en derecho ctvil resarcitorio de la infraccién penal cometida, como accién distinta, aunque acumulada, al proceso penal por razones de utilidad y eco- rnomia procesal, con finalidad de satisfacer los legitimos derechos (civiles) de las vietimas, de ‘modo que como precisa la STS 1192/2006 de 28.11, las acciones civiles no pierden su natu- raleza propia por el hecho de ejercitarse ante Ja jurisdicetén penal, por lo que es evidente que en la interpretacién y aplicacién de las co- rrespondientes normas juridicas esté permi da la aplicacién del principio de analogia (v. articula 4.1 CC), que, légicamente, estd veda- do cuando de normas penales se trata (v. ar- ticulo 4.2 CC) De modo que la infraccién reglamentaria debe ser enjuiciada con criterios civiles, y no propiamente extraidos de la dogmédtica penal estrictamente, por mds que su regulacién se aloje de ordinario en los cédigos penales. Siendo asi, de una parte, la infraccién po- rd ser tanto por accién como por omisién y las normas que sean infringidas pueden ha- ber adoptado tanto la forma general de re- glamentos de policia, entendiendo por ello el orden y buen gobierno, como, la mas especial y conereta, de simple disposicién adoptada ‘por quien sea autoridad ~en sentido de jerar- quia y, evidentemente, obre en cumplimiento de sus funciones (STS 92.2004); y de otra, la expresién legal, referida a la infraccién de re- glamento, no puede entenderse en sentido tan estricto que excluya aquella vulneracién o des- entendimiento de una norma de rango legal. En definitiva en la evolucién progresista que ensancha este tipo de responsabilidad se ha aplicado la teoria del riesgo y aunque no RDBB nit. 134 / Abril-Junio 2014 puede hablarse en sentido estricto en que esta esfera inspere su criterio de absoluta responsa- bilidad objetiva, lo que impera es el cardcter denominado de un “ponderado objetivismo” y si bien se ha dicho que la infraccidn de re- ‘glamento incluye incluso el deber objetivo de cuidado que afecta a toda actividad para no causar dafios a terceros, ha de constar acredi- tada la vulneracién de la norma reglamentaria aplicable al caso y si no es asi no es posible decretar la responsabilidad civil subsidiaria, Enel caso presente resulta evidente que una valoracién ex past de las medidas de seguri- dad de la entidad bancaria, revelan que fue- ron insuficientes para evitar la realizacién del robo con armas en la misma pues caso contra- rio éste no se hubiera producido, pero ello no empece que en todos los casos deba decretarse a responsabilidad civil subsidiaria del Banco, via articulo 120.3 CP, por las posibles lesiones sufridas por clientes a causa de la intimida- cién producida. En efecto, las medidas de seguridad de que estaba dotada la entidad se acomodaban a las sefialadas en los articulos 119 y 120.1 del Real Decreto 2364/94, por el que se aprobé el Re- glamento de Seguridad Privada, por cuanto las incluidas bajo los pérrafos d) ("recinto de caja de, al menos dos metros de altura y que deberd estar cerrado desde su interior duran- te las horas de atencién al publico, siempre que el personal se encuentre dentro del mis- mo, protegido con blindaje antibala del nivel que se determine y dispositive capaz de im- pedir el atague a las personas situadas en el interior”) ye) (“control individualizado de ac- cesos a la oficina 0 establecimiento que permi- ta la deteccién de masas metélicas, bloqueo y anclaje automético de puertas, y disponga de mando a distancia para el desbloqueo del sis- tema en caso de incendio o catéstrofe, 0 puer- ta de emergencia complementaria, detectores de presencia o zécalos sensibles en via de sali da, cuando se utile el sistema de doble via y blindaje que se determine"), se permite, en el apartado 2 del articulo 120, ta opeién volun- taria por cualquiera de ellas, y en todo caso en el articulo 122 se prevé que no serdn preci- sas dichas instalaciones cuando las cajas aexi- liares sean sustituidas por los dispensadores a 201 Juan ALBERTO Diaz LOPEZ que se refiere el apartado 2 de dicho precepto, tal como sucedié en el caso actual conforme la declaracién en el plenario el responsable de seguridad de la entidad bancaria Por tanto hemos de partir de una premisa cual es que la finalidad de las medidas de segu- ridad no es sdlo intentar prevenir los atracos sino, en todo caso, intentar minimizar sus po- sibles consecuencias lesivas para las personas presentes. De ahi que en el Manual Operativo de oficinas en el apartado relativo a actuacio- rnes en atraco se recogen expresamente que “la vida e integridad fisica de las personas son los primeros condicionantes por lo que no se debe intentar frustrar el atraco, se intentaré mante- nner la calma” y solo sino conlleva riesgo se pulsard la alarma, pero siempre que no exisia rningtin peligro, pues todo lo que esta sucedien- do se esté grabando aunque no se pulse”. Siendo asi, a diferencia del supuesto con- templado en la sentencia TSJ Andalucia, Sala de lo Civil y Penal, de 11.10.2002, en el que si bien la sucursal atracada contaba con todas Jas medidas de seguridad exigidas por la nor- mativa vigente al tiempo de los hechos, estas 1no funcionaron correctamente pues no se acti- v6 alarma alguna, ni cémara de grabacién, ni ‘foto sospecha hasta después de haberse produ- cido la huida, las medidas si funcionaron, Asi constan unidos a la causa los fotogramas de las cdmaras de grabacién en el momento en que los atracadores entraron en el banco, y du- rante la ejecucién del robo (folios 37 y 38), sin que su aspecto externo—personas vestidas con correceién, cara descubierta~ aunque uno de ellos Hevara gafas oscuras, pudiera infundir sospechas tales para no permitirles la entra- da y Ia alarma, que fue accionada para evi- tar riesgos innecesarios, ante la amenaza de os atracadores de que no tocaran fa alarma cuando los atracadores salieron de la entidad funcioné correctamente, siendo recibida la se~ faal por la Central Receptora de Alarmas de Unicaja. Por tanto, conforme a la doctrina civilista de la Sala 1" de este Tribunal Supremo es cier- to que “quien crea un riesgo debe responder de sus consecuencias", pero tal responsabili- dad fundada en la creacién del riesgo no en- cuentra aplicacién al caso de autos ya que en 202 modo alguno puede afirmarse que la presia- cién por las entidades bancarias de los servi- cios de caja a sus clientes mediante el sistema de caja o dispensadores en efectivo, constitu. ya una actividad creadora de riesgos para los usuarios que exija la adopcién de medidas y seguridad no previstas legal ni reglamentaria- mente En otro sentido, sentencias Sala 1* Tribu- nal Supremo 827/208 de 10.12, 21.4.2005, 23.3.2006, 30.6.2000, 1.4.97, tienen decla- rado, para la determinacién de la existencia de la relacién o enlace preciso y directo en- tre la accién u omisién —causa- y el dafio o perjuicio resultante efecto-, la doctrina ju- risprudencial viene aplicando el principio de causalidad adecuada, que exige, para apreciar 1a culpa del agente, que el resultado sea una consecuencia natural, adecuada y suficiente de la determinacién de la voluntad; debiendo entenderse por consecuencia natural, aquella propicia, entre el acto inicial y el resultado dafioso, una relacién de necesidad, conforme a los conocimientos normalmente aceptados; y debiendo valorarse en cada caso concreto, ‘si el actor antecedente que se presenta como causa, tiene virtualidad suficiente para que del mismo se derive, como consecuencia necesa- ria, el efecto lesivo producido, no siendo sufi- ciente las simples conjeturas, 0 la existencia de datos fécticos, que por una mera coincidencia, induzcan a pensar en una posible interrelacién de esos acontecimientos, sino que es precisa la existencia de una prueba terminanie relativa al nexo entre la conducta del agente y la pro- duccién del dafio, de tal forma que haga pa- tente la culpabilidad que obliga a repararlo. Y esta necesidad de una cumplida justificacién, no puede quedar desvirtuada por una posible aplicacién de la teoria del riesgo o la inver- sién de la carga de la prueba, aplicables en {a interpretacién de los articulas 1902 y 1903 del Cédigo Civil, pues “el cdmo y el porqué se produjo el accidente”, constituye elementos indispensables en el examen de la causa efi- ciente del evento daftoso. En el caso sometido a debate, no puede afirmarse que las lesiones psiquicas sufridas por la recurrente, al presenciar el atraco como cliente del banco, sean una consecuencia li- RDBB nim, 134 / Abril-Junio 2014 {RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA..- ‘gada por aquella relacién de necesidad, de la insuficiencia de las medidas de seguridad de la entidad, sino que tales lesiones son imputa- bles exclusivamente, en una relacién de causa a efecto, ala violencia ejercida por los atraca- dores durante la ejecucién del robo con armas. En definitiva, como dice en la STS. Sala 1* 26/2012, “la responsabilidad prevista en el articulo 1902 del Cédigo Civil tanto més Ta subsidiaria del articulo 120.3 Cédigo Pe- nal no se funda tinica y exclusivamente en la situacién de riesgo sino que exige la culpa 0 negligencia del demandado como presupuesto de su obligacién de reparar el dafio (SSTS 13 de marzo de 2002, 4 de julio y 6 de septiembre de 2005, 25 de enero de 2006, 7 de enero de 2008, entre otras). Y si bien es cierto que la técnica de inversién de la carga de la prue- ba tiene su dmbito de aplicacién precisamente en ese elemento subjetivo de la culpa o negli- gencia, también lo es que en todo caso (impu- tacién objetiva o subjetiva), es preciso que se pruebe Ia existencia del nexo causal, corres- pondiendo la carga de la prueba al perjudica- do que ejercita la accién. EI motivo, por lo expuesto, se desestima. (oD) FALLO Que debemos declarar y declaramos no haber lugar al recurso de casacién, inter- puesto por la Acusacién Particular en repre- sentacién de Maria Cristina, contra sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Alme- ria, Seccién Segunda, de fecha 2 de mayo de 2011; y condenamos a la recurrente al pago de las costas causadas en la tramitacién de su recurso». SUMARIO Il. UNAAPROXIMACION A LA RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO. IL EBLARTECULO 120.3° CP. II. SUPUESTOS DE RESPONSABILIDAD CIVIL SUBSIDIARIA DE ENTIDADES BANCARIAS. IV. FIN DE PROTECCION DE LA NORMA Y CRISIS NERVIOSAS. I. UNAAPROXIMACION A LA RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO Con cardcter previo a adentrarnos en el especifico supuesto del que se ocupa esta Sentencia, no estara de mas recordar, siquiera de forma sucinta, el alcance de la responsabilidad civil «derivada de deliton. Y es que, como punto de partida, convie~ ne recalcar que «del delito» no nace, en puridad, la accién civil, a pesar del conteni- do literal del articulo 100 LECrim o del articulo 1092 CC®. Lo que sucede, en un procedimiento penal como el nuestro, que admite la pluralidad heterogénea de ob- (1) «De todo delito o falta nace accién penal para el castigo del culpable, y puede nacer también aceién civil para la restitucian de la cosa, la reparacién del dafio y la indemnizacién de perjuicios cax- sados por el hecho punible». (2) «Las obligaciones civiles que nazean de las delitos o faltas se regirdn por las disposiciones del Cédigo Penal» RDBB niim, 134 / Abril-Junio 2014 203 Juan ALBERTO Diaz Love: jetos®, es que un mismo hecho, que puede ser ulteriormente considerado delito (de existir condena), también puede generar responsabilidad civil (ya sea para el respon- sable del delito, ya sea para un tercero). Si el delito finalmente se considera inexis- tente, 0 el sujeto autor del delito irresponsable penalmente, no por ello desaparecerd necesariamente esa responsabilidad civil. En esos casos ~al menos en principio, la consecuencia sera la de vetar en el procedimiento penal un pronunciamiento so- bre responsabilidad civil, de conformidad con la maxima iudex criminalis non potest expresse absolvere a criminalitati et eudem civileter condemnare). De esta manera, nuestro ordenamiento consagra la posibilidad de que el perjudicado por un hecho de- lictivo pueda ejercitar la accion civil en el seno del proceso penal, o bien reservarsela para su posterior ejercicio en un proceso civil (articulos 111 y ss. LECrim). Dicho esto, lo cierto es que nos encontramos ante una cuestién, la de la responsabi- lidad civil ex delicto, de ingente complejidad, tanto desde el punto de vista procesal como desde el sustantivo. Asi, cabe plantearse si la accién aquiliana del Cédigo Civil (articulo 1902 y ss. CC) y la accién civil ex delicto son la misma accién, 0 bien dos acciones dife- rentes. Evidentemente, nos encontramos ante dos acciones diferenciadas, pero «dada la identidad de la responsabilidad que se actita y la existencia de zonas comunes, asi como la peculiaridad de su ejercicio ante dos émbitos jurisdiccionales diferentes, delimitar su eercicio procesal no resulta sencillo»®. Ello nos reconduce, a su vez, a los importantes debates existentes acerca de su naturaleza sustantiva. Parece claro que existe «identidad de la responsabilidad que se actia», ya sea en el proceso penal o en el civil, siendo esta responsabilidad civil en todo caso. Ahora bien, ello no obsta para que se antoje tremen- damente difuso el alcance de esa responsabilidad civil cuando es «ex delicto», maxime atendiendo a las trascendentes diferencias entre la regulacién de ésta y de la responsabi- lidad civil extracontractual. Como acertadamente sefiala SILVA, invocando el siempre deseable principio de economia procesal y pretendiendo ahorrarle a la victima de un deli- (3) Entre las tendencias armonizadoras existentes en materia penal y procesal penal, quizés po- dria contarse la admisién de esta pluralidad de objetos, a la vista del articulo 16 de la Directiva 2012/29/ UE, por la que se establecen normas minimas sobre los derechos, el apoyo y la proteccién de las victimas de delitos: «Los Estados miembros garantizarén que, en el curso del proceso penal, las victimas tengan derecho a obtener una decision sobre la indenmnizacién por parte del infractor, en un plazo razonable, ex- cepto cuando el Derecho nacional estipule que dicha decisién se adopte en otro procedimiento judicial No puede obviarse, como acertadamente sefiala FERNANDEZ OGALLAR, B., El Derecho penal armo- nizado de la Unién Europea, Dykinson, Madrid, 2014, p. 344, que la tendencia expansiva de la politica criminal europea se ha dejado notar en materia de responsabilidad civil ex delicto; ad exemplum, a efectos de la emisién del Cédigo de Buenas Practicas «en virtud del cual se establece que en las supuestas de estafas informdticas que se realicen por medio de tarjetas bancarias o de cédigos de usuarios, las enti- dades bancarias deberdn cubrir al menos parte de los importes defraudados; sin perjuicio claro estd, del derecho de repeticidn que pudieran ostentar frente a los autores del deliton. (4) Una excepcién cuando esa imposibilidad para pronunciarse sobre la responsabilidad penal de- riva de la excusa absolutoria del articulo 268 CP, en DIAZ LOPEZ, J. A., «Propuestas para la practica de la mediacién penal. Delitos patrimoniales cometidos entre parientes y responsabilidad penal de las perso~ nas juridicas», inDret, nim. 3, 2011, pp. 24 y ss. (5) id. VIADA LOPEZ-PUIGCERVER, C.; ARAGONESES ALONSO, P. , Curso de Derecho Procesal Penal I, 2 ed., Prensa Castellana, Madrid, 1968, pp. 220 y ss. (6) ¥id. NADAL GOMEZ, 1., El ejercicio de acciones civiles en el proceso penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, cit. p. 79. 204 RDBB nim, 134 / Abril-Junio 2014 ™ | | __gRESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA... to el «peregrinaje de jurisdicciones» para conseguir su indemnizacién, los tribunales pe- nales espafioles se han pronunciado en materia de responsabilidad civil ex delicto sobre obligaciones que no derivan de dafios imputables a la conducta delictiva, aumentando el riesgo de que se considere responsables civiles, en sede penal, a sujetos que son com- pletamente ajenos a una concreta obligacién®. De esta manera, la responsabilidad civil que acaba dirimigndose en el proceso penal tiende a revestir contornos expansivos, lo cual evidentemente dificulta el andlisis del concepto desde el prisma cientifico. Se trata de un debate extenso ¢ intenso en el cual no entraremos. A los fines que ahora nos ocu- pan -comentar la STS nim. 357/2013, de 29 de abril- bastard con atender al alcance de la responsabilidad civil subsidiaria (en adelante, RCS) recogida en el articulo 120.3° CP. En efecto, esta Sentencia no entra a debatir si la conducta del atracador produjo en Ia cliente de! banco una crisis nerviosa, ni tampoco que esa circunstancia origi- nara la obligacién para el atracador de indemnizarla en la concreta suma de veinte mil euros, Lo cierto es que una crisis nerviosa constituye un perjuicio perfectamente indemnizable por la via de la responsabilidad civil ex delicto, que comprende la res- titucidn, la reparacién y la indemnizacién de perjuicios materiales y morales (articu- lo 110 CP), tanto al directamente agraviado por el delito como a terceros (articulo 113 CP). No entraremos, pues, a comentar lo acertado de conceder 0 no dicha in- demnizacién en concepto de responsabilidad civil ex delicto™, ni su quantum, ni (1) SILVA SANCHEZ, J. M., «ex delicto”? Aspectos de a llamada “responsabilidad civil” en el proceso penal», /nDret, nim. 3, 2001, 13 pp. : «en el marco de la denominada “responsabilidad civil deriva- da de delito”, tienden a pronunciarse de modo creciente sobre el cumplimiento de obligaciones que no sur- ‘gen del dafio especifico del delito, ni siquiera de dafios imputables a ta conducta delictiva segtin las reglas de la responsabilidad civil extracontractual. Ast, puede afirmarse que la “responsabilidad civil derivada de delito” comprende hoy el pago de obligaciones ex delicto o, més genéricamente, ex damno, pero también de obligaciones ex contractu o ex lege, de las que es acreedor el sujeto pasivo del delito y que guaran algtin ‘género de conexién ~incluso difusa~ con dicho delito{...] ello puede provocar, en la préictica, por ejemplo, que los inductores 0 cooperadores del delito se estimen responsables solidarias del cumplimiento de una obligacién a la que son por completo ajenos (asl, la obligacién tributaria del autor de la defraudacién, la deuda del alzado o la pensién de quien la impaga; todas ellas, preexistentes al delito en que participaron)». (8) Evidentemente, puesto que de una erisis nerviosa generada por la intimidacién ejercida por el autor durante un robo estamos hablando, no queremos pasar por alto el problema de la causalidad entre aqueélla y el delito: siempre seré dificil conectar un dafto psicolégico suftido ahora (cuando se acreditara en el procedimiento penal su existencia) con un suceso violento sucedido anteriormente (el dia del atrax co). Sobre esta cuestién, esencial a efectos penales y de responsabilidad civity, vid. ECHEBURUA, E.; DE CORRAL, P; AMOR, P. J., «Evaluacién del dafio psicolégico en las victimas de delitos violentos», Psicothema, vol. 14, 2002, pp. 139-146. Ahora bien, sin perjuicio de que la cuantificacin efectiva de todo dafio moral siempre plantee «arduos problemas de concrecién y de imputacién objetiva» (CASTRO MO- RENO, A., £ delito societario de administracién desleal, Marcial Pons, Barcelona, 1998, cit. p. 414), no cabe duda que cuadros de estrés, nervios 0 ansiedad son indemnizables en tanto que dafios morales (un andlisis jurisprudencial en CID LUQUE, A., «Cuantificacién del dato moral ,Nos acereamos a Améri~ ca%», RRCYS, mim, 19, 2006, pp. 8-56). Y desde el Acuerdo del Pleno no Jurisdiccional del TS de 20 de diciembre de 2006, se ha consagrado la idea de que no se excluye la indemnizacién por daftos morales en los delitos patrimoniales, como por ejemplo una estafa (con menor motivo podria excluirse en el caso que nos ocupa, donde al margen de los posibles dafios morales derivados de una disminucién patrimonial, concurre un elemento de intimidacién). (9) Un problema, el de la cuantificacién de la indemnizacién por daftos en concepto de respon- sabilidad civil ex delicto, calificado de «espantoso» para los magistrados (vid. GONZALEZ-ALEGRE RDBB niim, 134 /Abril-Junio 2014 205 Juan ALBERTO Diaz LOPEZ la condicién de responsable civil directo (ex articulo 116 CP) del sujeto penalmente condenado por el delito de robo con intimidacién“, Dicho de otra manera, asumi- remos sin mayores disquisiciones que el atraco supuso para aquella cliente unos da- fios morales valorados en veinte mil euros, y que procedia por tanto que al atracador, condenado como responsable penal, se le exigiera esa indemnizaci6n en tanto que responsable civil directo. De otro lado, en este supuesto concurre la particularidad de que el potencial responsable civil subsidiario también tiene la condicién de perju- dicado, Clarificaremos esta cuestiOn ahora, con el fin de evitar ulteriores equivocos. La entidad bancaria ha padecido un dafio a consecuencia del delito (la sustraccién de dinero). Precisamente por ello, la Sentencia confirmé la condena conforme a la cual el atracador habria de indemnizar a la entidad bancaria en la cantidad de 27.600 €. Pero ello es irrelevante para que tuviera una doble condicién, como perjudicada y como responsable civil subsidiaria, El dafio frente al cual podria responsabilizarse a Ia entidad bancaria no era, obviamente, el que ella misma habia padecido, sino el pa- decido por otro perjudicado: su cliente. No consta en los hechos probados que a esa cliente se le hubiera sustraido dinero alguno, por lo que el dafio que aqui nos ocupa ¢s tinica y exclusivamente la crisis nerviosa, La cuestién a dilucidar es, pues, la posi- bilidad, ex articulo 120.3° CP, de que la cliente exigiera el pago de su indemnizacion de 20.000 € a Ia entidad bancaria, en el caso de que el atracador, por ejemplo, fuera declarado insolvente. BERNARDO, M., «La responsabilidad civil en el proceso penal; algunos ejemplos précticos de su eva- luacién a través de sontencias de la Audiencia Provincial de Albacete», Anales Univ. Murcia, vol. 17, nam, 3, 1959, pp. 219-245, cit. p. 221), «por hallarnos frente a valores que no consienten una concreta estimacién». En la actualidad y en la préctica, como es sabido, ese «espanto se ve parcialmente paliado Ie aplicacién orientadora de los criterios contenidos en las tablas de la Ley sobre responsa- bilidad civil y seguro en la circulacién de vehiculos a motor (STS nim, 240/2008, de 5 de febrero: los daiios morales se cuantifican conforme al prudente arbitrio del tribunal, atendiendo a las cuantias fijades por otros tribunales en casos similares, a lo solicitado por las partes acusadores en aras del principio de congruencia, y también a los precitados criterios). Evidentemente, «a farea mas compleja es la valo~ racién de los dafios moralesn, entre los que podria subsumirse la crisis nerviosa que nos ocupa. Como sefiala DE LA FUENTE HONRUBIA, F. («La responsabilidad civil derivada de delito. Especial consi- deracién de las personas juridicas y entes colectivos», AFDUA, 2003, pp. 228-247), «suele ser genera- lizada la postura de tomar como referencia a efectos de concrecién del dafio moral criterios tales como los sufrimientos, la afliccién, el resentimiento, el ansia, etc.» (cit. p. 231). No obstante, constata GOMEZ POMAR, F. («Dafio Moral», nDret, nim. 1, 2000): «Las Salas del Tribunal Supremo se aproximan al problema de Ia indemnizacién del dafio moral sin aparente criterio tedrico y resuelven los casos de da- ios de esta naturaleza inspiradas por la méxima que encabeza este apartado: “Las penas con pan son menos». (10) Para apreciar la ausencia de sentido unfvoco en los muy diversos pronunciamientos juris- prudenciales existentes en esta materia, me remito al exhaustivo andlisis de GRANADOS PEREZ, ‘Responsabilidad Civil ex delicto, La Ley, Madrid, 2010, passim, En cualquier caso, no parece existir inconveniente en indemnizar con cifras similares a la que nos ocupa los dafios psiquicos de quienes presenciaron un robo con violencia o intimidacién (tal y como ya sefialara la STS mim. 468/2006, de 27 de abril, un robo «tuvo que crear un auténtico clima de terror entre estas tres personas. Por ello, entendemos que las cantidades referidas [un total de 24,000 €] se encuentran suficientemente justifi- cadlas sélo por la particular significacién de los datos morales que necesariamente tuvieron que pro- ducirse»). 206 RDBB nai, 134 / Abril-Junio 2014 {RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO'DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOS/ Il. ELARTICULO 120.3° CP Tal y como ha sefialado la doctrina‘", las modalidades de RCS recogidas por el articulo 120 CP, aunque difieren en su fundamento unas de otras, comparten un mismo principio inspirador: no rige aqui el principio culpabilistico para el responsable civil subsidiario, sino el de que no hay dafio sin justa causa que no deba ser reparado. Asi, se favorece el patrimonio de la victima —que tiene una menor relacién con los hechos delictivos— frente al del responsable civil subsidiario. Dicho esto, no puede obviarse que la implicacién del responsable civil subsidiario en los hechos indiciariamente de- lictivos es también sumamente relativa, No en vano, el articulo 120 CP regula cinco modalidades de responsabilidad civil vicaria o por hecho ajeno. La Sentencia que nos ocupa versa sobre la tercera de ellas: «Son también res- ponsables civilmente, en defecto de los que lo sean criminalmente: [...] Las personas naturales o juridicas, en los casos de delitos 0 faltas cometidos en los establecimien- tos de los que sean titulares, cuando por parte de los que los dirijan 0 administren, 0 de sus dependientes 0 empleados, se hayan infringido los reglamentos de policia o las disposiciones de la autoridad que estén relacionados con el hecho punible co- ‘metido, de modo que éste no se hubiera producido sin dicha infracciény. El caso del articulo 120.3° CP, en relacién con las otras modalidades de RCS contempladas en el mismo precepto, es Ilamativo porque no tiene por qué guardar el titular del esta- blecimiento ninguna relacién con el autor del delito. Si la tiene con quien ha infrin- gido uno de esos reglamentos de policia o disposiciones de autoridad (ya sea porque esa persona sea el propio titular del negocio, ya sea porque se trate de alguno de los dependientes, empleados, administradores o directores bajo su mando). Pero se tra- ta, en cualquier caso, de una responsabilidad locativa: la conexién con el delito se circunscribe a que el responsable civil subsidiario es el titular del lugar en el que se cometié. El primer debate que genera este precepto es el de su fundamento, cuestién esen- cial para determinar su naturaleza y sus eventuales interacciones practicas‘. Algunas posturas sostienen que nos encontramos ante una obligacién resarcitoria por culpa o negligencia (Ia propia del titular por no tomar las medidas oportunas para el cumpli- miento de los reglamentos; o in eligendo e in vigilando cuando quienes los incumplen son sus empleados o dependientes). La postura mayoritaria entiende sin embargo que estamos ante un supuesto de responsabilidad objetiva“®), pues no se hace expresa refe- rencia a la necesidad de que concurra culpa o negligencia (a diferencia de lo que suce- (11). Fsencial ARNAIZ SERRANO, A., Las partes civiles en el proceso penal, Tirant lo Blanch, ‘Valencia, 2006, pp. 367 y ss. (12) Parece clara la necesidad de determinar el fundamento de toda institucién juridica, como criterio orientativo rector de su naturaleza conforme a nuestras construcciones cientificas (vid. passim, DIAZ LOPEZ, J. A., El odio discriminatorio como agravante penal. Sentido y alcance del articulo 22.4° CP, Civitas, Madrid, 2013). (13) JUAN SANCHEZ, R., La responsabilidad civil en el proceso penal: (actualizado a la Ley de Juicios Répidos), La Ley, Madrid, 2004, p. 304. RDBB nit. 134 /Abril-Junio 2014 207 Juan ALBERTO Diaz Lopez __ de enel articulo 120.1° CP 0 en el articulo 1903 CC) y lo que se pretende es prevenir determinados riesgos que pueden surgir de no observarse la legislacién correspondien- te, De ahi que, fundamentado el articulo 120.3° CP en la teorfa del riesgo, bastard para aplicarlo con que las acusaciones prueben que la infraccién de reglamentos ha existido y que de no haberlo hecho, Ia infraccién no se hubiera producido. ‘A pesar de que la Sentencia objeto de comentario se adscriba formalmente a esta doctrina mayoritaria, no puede obviarse que, para la mayor parte de los operadores ju- ridicos especializados en el ambito penal, suele activarse un atavico rechazo frente a todo aquello que suponga una responsabilidad objetiva, y mas atin si ésta es de cardc- ter vicario. Bien podria ello derivar del principio de responsabilidad penal subjetiva consagrado por el articulo 5 CP («No hay pena sin dolo o imprudencia») y del fun- dado temor de que su inobservancia nos condujera a los llamados «strict liability cri- mesy\"®, existentes en ordenamientos de tradicién anglosajona, donde un sujeto puede ser penalmente condenado por determinados delitos sin necesidad de que se pruebe la concurrencia de elemento subjetivo alguno (mens rea). Aunque nos encontremos en el Ambito de la responsabilidad civil, quizds por el precitado rechazo a la responsabilidad puramente objetiva, efectiia la Sentencia una referencia a la culpa o negligencia. En (14) Conforme al articulo 1903 CC, un empresario puede ser condenado como responsable civil directo respecto de «las perjuicios causadas por sus dependientes en el servicio de los ramos en que los tuvieran empleados, 0 con ocasién de sus funcionesn. Pero, aunque esa presuncién de culpa se presuma, el empresario puede exonerarse de responsabilidad si demuestra que actué con la diligencia de un ordenado co- merciante, tal y como seftala el mismo precepto. Sin embargo, la responsabilidad civil prevista por el artfculo 120.3° CP, que estamos analizando, no es directa, sino subsidiaria. Para explicar el hecho de que el Cédigo Penal «suavicen en este punto la responsabilidad extracontractual del empresario prevista por el Cédigo Ci- vil, se ha afirmado que «el régimen previsto en el articulo 120.3° del Cédigo Penal es el de la culpa objeti- va, puesto que no se admite la prueba de la ausencia de culpa. Asi pues, silos hechos fueren constitutivos de delito, se aplicarian los preceptos del Cédigo Penal (ex articulo 1092 CC): el empresario se enfrentaria ««s6lo» a una posible responsabilidad subsidiaria, pero no podrfa evitarla probando que fue diligente. Si, por el contrario, no fueran los hechos constitutivos de delito (ex articulo 1093 CC), se aplicaria el Codigo Civil: la responsabilidad del empresario seria directa, pero podria evitarla probando su diligencia (NADAL GO- MEZ, |, El ejercicio de acciones civiles en el proceso penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, p. 36). (15) Precisamente uno de los debates generados tras la introduccién del principio societas delin- quere potest en nuestro ordenamiento versé sobre si el articulo 31 bis.1 CP consagraba una clase de res- ponsabilidad penal vicaria en nuestro ordenamiento, El sector mayoritario de la doctrina entendia que no era el caso (BAJO FERNANDEZ, M.; FENOO SANCHEZ, B.; GOMEZ-JARA DIEZ, C., Tratado de Responsabilidad Penal de las Personas Juridicas, Civitas, Cizur Menor, 2011, passin). Lo que nuestro ordenamiento penal exige a la persona juridica es un esfuerzo en materia de autorregulacién, tomando las medidas necesarias para evitar la comisién de delitos en su seno durante el desarrollo de su actividad: de no tomarlas y exigirle responsabilidad, serfa por un hecho propio. De ahi el auge de los Ilamados progra- mas de cumplimiento en materia penal (compliance programs): su establecimiento tras la comisién del delito daré lugar a la atenuacién de la responsabilidad penal de la persona juridica (ex articulo 31 bis4.d) CP), pero su establecimiento y efectivo cumplimiento con anterioridad a que acaeciera el hecho excluira su responsabilidad penal. La proyectada reforma del Cédigo Penal, publicada en el BOCG el 4 de octu- bre de 2013, modifica el articulo 31 bis CP en el sentido apuntado, estableciendo de forma expresa que la efectiva implantacién del compliance program excluira su responsabilidad. (16) Vid, GARDNER. T. J; ANDERSON, T. M., Criminal Law, 11" ed., Cengage Learning, Stam- ford, EE.UU., 2010, pp. 52y 85. 208 RDBB nim, 134 /Abril-Junio 2014 {RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA... efecto, aunque afirma que el articulo 120.3° CP regula una modalidad de responsabi- lidad eminentemente objetiva''?; concluye el razonamiento de su cuarto motivo con una cita de la STS nim. 26/2012, Sala 1°, de 30 de enero, Exemo. Sr. José Antonio Seijas Quintana («La responsabilidad prevista en el articulo 1902 del Cédigo Civil no se funda tnica y exclusivamente en la situacién de riesgo sino que exige la culpa o negligencia del demandado como presupuesto de su obligacién de reparar el dafio»), intercalando de su propia cosecha «tanto mds la subsidiaria del articulo 120.3 Codigo Penal». Lo cierto es que, aunque se partiera de los parimetros més objetivizantes para aplicar el articulo 120.3° CP (si se incumplen los reglamentos ~ad exemplunr: si falla una medida de seguridad én una entidad bancaria-, se exigiré RCS aunque el titular del establecimiento velara por su eficaz,funcionamiento), los reglamentos no pueden cum- plirse sino es gracias a que el titular del establecimiento ha velado previamente por su cumplimiento. Es decir, que nos encontramos ante un precepto que exige al titular del establecimiento cuando se trata, como en el caso que nos ocupa, de una persona juri- dica~ ser un «buen ciudadano corporativo»: esto es, una empresa que ha institucionali- zado una cultura corporativa de cumplimiento con el Derecho"). De ahi que no baste con cumplir parcamente con los reglamentos de policfa para evitar su RCS, sino que también deba velar adecuadamente para que su cumplimiento sea eficaz y efectivo. Un buen ciudadano corporativo, que como tal vela por el debido funcionamiento de toda medida de seguridad legal o reglamentariamente exigida, habré actuado sin culpa © negligencia cuando los reglamentos de policia se cumplen ~cuando las medidas de seguridad que se ha encargado de instalar funcionan-, al menos en lo que a velar por el cumplimiento de esos reglamentos se refiere. Pasando ya a los presupuestos para la aplicacién del articulo 120.3° CP, nos encon- tramos con los siguientes requisitos, referidos por la Sentencia objeto de comentario. De un lado, los dos primeros concurren sin duda en este supuesto: a) se ha cometido un delito o falta (un dlelito de robo con intimidacién) y b) tal delito ha ocurrido en un determinado lugar, un establecimiento dirigido por persona o empresa contra la cual se pretende declarar esta responsabilidad. Ese establecimiento bien puede ser una sucursal bancaria, pues jurisprudencialmente se ha venido entendiendo por aquél cualquier gé- nero de dependencia o lugar en el que se ejerce comercio, industria o profesién de ma- nera habitual. Las dudas surgen, en este caso, por lo que respecta a los demas requisitos. (17) «en la evolucién progresista que ensancha este tio de responsabilidad se ha aplicado la teorta del riesgo y aunque no puede hablarse en sentido estricto en que esta esfera impere su crterio de absoluta respon sabilidad objetiva, lo que impera es el carécter denominado de un “ponderado objetivismo". (18) GOMEZ-JARA DIEZ, C., La culpabilidad penal de la empresa, Marcial Pons, Madrid, 2005, pp. 249 ys. (19) Tal y como sefiala la STS] de Andalucia de 11 de octubre de 2002, sobre a cual volveremos. més adelante, «as medidas de prevencién o seguridad reglamentariamente impuestas a una actividad empresarial no pueden contemplarse como esténdares de diligencia suficientes para exonerar la respon- sabilidad civil, sino tinicamente como minimos cuya infraccién comportard las sanciones que en su caso procedan. La empresa o persona que lleve a cabo una actividad de riesgo debe, pues, ir mds alld de las prevenciones mds gruesas impuestas por la normativa, y culdar su politica de seguridad, sin confiarlo todo al cumplimiento de los minimos imperativos». RDBB ntim. 134 / Abril-Junio 2014 209 Juan Auberto Diaz Lorez El tercero seria que el titular del establecimiento o alguno de sus dependientes ha. yan realizado una «infraccién de los reglamentos de policia 0 alguna disposicién de la autoridady. Estos «reglamentos» han de entenderse como normas de actuacién profesio. nal en el ramo de que se trate, abarcando cualquier violacién de un deber impuesto por ley o por cualquier norma positiva de rango inferior (incluso el deber objetivo de cuida- do que afecta a toda actividad para no causar dafios a terceros). Las «disposiciones de autoridad» que también menciona el precepto serian todas aquellas érdenes o mandatos de cardcter singular emanados de la autoridad y sus agentes, aunque carecieran, de tina naturaleza propiamente positiva 0 normativa, El cuarto requisito, que dicha infraccién sea imputable a quienes dirijan o administren el establecimiento, o bien a sus dependien- tes o empleados. No es necesario precisar qué persona fisica fue la infractora de aquel deber legal o reglamentario. Bastaré con determinar que existid la infraccién y que ésta se puede imputar al titular de Ja empresa o a cualquiera de sus dependientes, aunque por las circunstancias del hecho o por dificultades de prueba, no sea posible su concrecién individual. Y el quinto requisito, que tal infraccién esté relacionada con el delito o falta cuya comisién acarrea la responsabilidad civil examinada. Es decir, que de alguna mane- ra, tal infraccién penal haya sido propiciada por la mencionada infraceién reglamentaria, Sobre la concurrencia de esos tres tiltimos requisitos versa esta Sentencia, y sobre ellos nos detendremos, no sin antes matizar algunos aspectos. En primer lugar, respecto de la re- ferencia a esa infraccién de los «reglamentos de policiay® y su relacién con la comisin del delito, debemos recordar que la modalidad de RCS hoy recogida por el articulo 120.3° CP, de larga tradicién en nuestro ordenamiento®”, suscits ya ciertas dudas por parte de PACHE- CO® «en cuanto a su justicic, por ser «demasiado general, demasiado comprensiva, para (20) Del latin politia, misma raiz del francés politesse; esto es, evocando el laxo concepto de su acepeién cuarta en el Diecionario de la RAE: «cortesia, buena crianza y urbanidad en el trato 0 costum- bres»; y, restringido ya su alcance, el de su acepcién tercera: «Buen orden que se observa y guarda en las ciudades y reptibiicas, cunipliéndose las leyes u ordenanzas establecidas para su mejor gobierno»: (21) Suantecedente més inmediato es el articulo 21 de nuestro anterior Cédigo Penal: «Sor tam- bién responsables civiles, en defecto de tos que sean criminalmente, los posaderos, taberneros y cua- lesquiera personas o Empresas, por los delitos o faltas que se cometieren en los establecimientos que dirijan, siempre que por su parte o la de sus dependientes haya intervenido infraccién de los Reglamenios ‘generales o especiales de Policia que esté relacionada con el hecho punible cometido». La actual redac- Cién elimind las referencias casuisticas a los posaderos y taberneros, habilitando sin dudas la posibilidad de exigir RCS a los titulares cuando fiieran personas juridicas. (22) PACHECO Y GUTIERREZ CALDERON, J. F., El eddigo penal concordado y comentado, Imprenta de D. Santiago Saunaque, Madrid, 1848, pp. 305-306, en su comentario al articulo 17 del Cé- digo Penal espafiol promulgado ese mismo atio: «Son también responsables civilmente, en defecto de los gue lo sean criminalmente, los posaderos, taberneros, 0 personas que estén al frente de establecimientos semejantes, por los delitas que se cometieren dentro de ellos, siempre que por su parte intervenga infrac- cién de los reglamentos de policiay. Apuntaba este autor que esos «reglamentos de polician, que sigue mencionando nuestro articulo 120.3° CP, «son una cosa muy lata, y comprenden y deben comprender pre- ceptos de muy distinto género, de una importancia muy desigual, para que se imponga la responsabilidad misma a quien haya infringido los unos o los otros. Regla de policia es llevar un registro y dar cuenta de las personas que se reciben: y regia es también de policia cerrar los sitios puiblicas en horas determina- das. ¢Produciré el mismo resultado, para la responsabilidad del duefio el haber cometido la primera que la segunda falta? Volvemos a decir que nos parece harto rigor, demasiada dureza» 210 RDBB ntim, 134 /Abril-Junio 2014 {RESPONSABLLIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA..- no ser alguna vez extremadamente rigorosa». Asi pues, se originaba ya la decimonénica preocupacién de que la infraccién de cualquier reglamento de policia conllevara una auto- ‘matizada y absolutamente objetivizada responsabilidad para el titular del establecimiento en el que se hubiera cometido un delito. Varios autores, a lo largo de los affos,insistieron en la necesidad de exigir algin vinculo entre la norma que se infringia y la comisi6n del delito en cuestidn. ¥ ello, para evitar el «insostenible argumento de deducir la responsabilidad civil subsidiaria por la mera infraccién reglamentaria, sin tener presente si guarda parentesco ‘ono con la conducta penal, dando entrada, con ello, al aforismo versati in re illicita y esta- Bleciendo la conviccién de la culpa, a base de un simple juicio presuntivo»®. De esta manera; se ha pretendido evitar en sede doctrinal «que cualquier infrac- cién reglamentaria pueda dar lugar ala apreciacién del requisiton, exigiendo «que la relacién sea tan esirecha que sin la infraccién el hecho punible no se hubiera cometi- do», En definitiva, como acertadamente ha sefialado ARNAIZ SERRANO, a pesar de la laxitud con la que cabe interpretar esos reglamentos de policia y disposiciones de autoridad en algunos casos, Io que no admite tal amplitud valorativa es el andli- sis sobre su relacion «con ef hecho punible cometido, de modo que éste no se hubiera producido sin dicha infraceiém. Como ha afirmado la precitada autora, «la imputacion objetiva de este tipo de responsabilidad al titular del establecimiento responderia al de- nominado por Pantaleén Prieio “criterio del fin de proteccién de la norma fundamen- tadora de la responsabilidad”, lo que significa que “no cabe imputar objetivamente al posible responsable de un resultado daioso que caiga fuera del dmbito 0 finalidad de ‘proteccién de la norma sobre la que pretenda fundamentarse su responsabilidad "> Dicho burdamente: si el fin de proteccién de una norma (ad exemplum: «instalar detectores de metales a la entrada de las sucursales bancarias») pretende evitar un de- (23) DEL ROSAL, J., «Limites de Ia responsabilidad civil subsidiaria en Ia accion delictivan, Anuario ADPCP, t. 10, niim, 3, 1957, pp. 543-548, cit. p. 548, (24) DELAFUENTE HONRUBIA, F, «La.esponsabilidad civil derivada de delito, Especial conside- racién de las personas juridcas y entes coletivos», A/FDUA, 2003, pp.240 y ss. En este sentido, reomando un jemplo de CORDOBA RODA: «no debe bastar con que exista una ausencia de ituminactén en wna fébrica ‘para que deba condenarse subsidiariamente al empresario por el delito de homicidio cometido sobre un obrero ‘por alguien que, enemigo de aquél, se encontraba ocasionalmente dentro del recinto, pues sien esa fata de itu- hninacién existiose infraccién reglamentaria, ésta no se encuentra directamente relacionada con el deliton (vid. YZQUIERDO TOLSADA, M,, Aspectos civiles del nuevo Cédigo Penal, Dykinson, Madrid, 1997, cit. p. 288) (25) Taly como sefala la Sentencia objeto de comentario, la duda acerca de si los reglamentos de policia cuya infraceién debe evitarse son sélo los que estén legal y reglamentariamente previstos, 0 también otros, dependerd del caso concreto y del sector de actividad de que se trate, Asi, sefiala que «en modo alguno puede afirmarse que la prestacién por las entidades bancarias de los servicios de caja a sus tlientes mediante el sistema de caja o dispensadores en efectivo, constituya una actividad creadora de riesgos para los usuarios que exija la adapcién de medidas y seguridad no previstas legal ni reglamenta- riamentey. Esto implica un distanciamiento respecto de lo que expuso la Sentencia del TSJ de Andalucia de LI de octubre de 2002 -analizada por la que ahora comentamos-, que condené a una entidad bancaria porque habian fallado unas medidas de seguridad cuya adopeién, no obstante, no exigfa en el momento fe comisiGn de los hechos ninguna norma positiva («el establecimiento atracado contaba con todas las medidas de seguridad exigidas por la normativa vigente al tiempo de los hechos, por lo que no fue apert- ‘rado expediente administrative sancionador contra la entidad referide, no siendo sin embargo las mismas ssficientes para salvaguardar la integridad fisica de los clientes»). RDBB mii. 134 /Abril-Junio 2014 241 Juan ALBERTO Diaz LOPEZ terminado riesgo («introduceién de armas en la sucursal»), s6lo podré exigirse RCS cuando el delito guarde relacién con la finalidad para la cual existe la norma infringida, Por ejemplo, el fin de proteccién de una norma sobre deteccién de metales no guarda- ria relacién con un delito de injurias, proferidas por un cliente a otro durante la espera para ser atendidos, Esto implica que, aunque pueda haber existido infraccién de algrin reglamento de policia, es posible que se entienda que no se ha infringido ninguno a efectos del articulo 120.3° CP, porque el infringido no tenia por finalidad prevenir el hecho acaecido®’, Para que pueda aplicarse el articulo 120.3° CP, por tanto, serd preci- so acudir a una de las premisas de la teoria de la equivalencia de las condiciones: con- ditio sine qua non en el caso de que la infraccién se deba a una accién del titular 0 sus dependientes; 0 al juicio hipotético para el caso de que se explique por una omision®, Ill. SUPUESTOS DE RESPONSABILIDAD CIVIL SUBSIDIARIA DE ENTIDA- DES BANCARIAS. En el caso que nos ocupa, la acusacién particular recurrente aludié a dos con- cretos supuestos®? en los que se aprecié RCS de una entidad bancaria: la STSJ de (26) En esta linea, precisamente citando como precedente interpretativo la Sentencia objeto de este comentario, se ha pronunciado més recientemente ain la STS lim. 745/2013, de 7 de octubre, Exc~ mo. Sr. Alberto Jorge Barreiro: «en ningtin caso ha acreditado que se infringieran los Reglamentos apli- cables al centro en que se perpeiré el asesinato. Ni la normativa aprobada por la Consejerta de Bienestar Social de la Junta de Castilla y Leén ni tampoco la correspondiente al régimen interior det centro, ya {que ninguna de ellas prohibe tener unas tijeras de costura para realizar la tarea de coser dentro de jas habitaciones {...] no puede estimarse que concurrieran los requisitos que exige el articulo 120.3° del C. Penal, ya que la diccién de esa norma impone como condicién insoslayable para su aplicacién, segin tiene declarado reiterada jurisprudencia de esta Sala, que los dirigentes o empleadas de la persona ju- ridica incurran en una infraccién reglamentaria que esté relacionada con el hecho punible cometido, de modo que este no se hubiera perpetrado sin dicha infraccién (STS 928/2003, de 27-6; 120/2004, de 9-2; 51/2008, de 6-2; 1150/2006, de 22-11; y 357/2013, de 29-4)». De igual manera, también citando la Sentencia que ahora comentamos, ha insistido la STS nim. 64/2014, de 11 de febrero, Excmo. St. Juan Ramén Berdugo Gémez de la Torre: «La omisién o desentendimiento, aparte de guardar relacidn con el lamentable suceso, tienen que ser de probada significacién en la suscitacién del “hecho punible come- tido, de modo que éste no se hubiera producido sin dicha infraccién”» (considerando no obstante que si procedia exigir RCS a la entidad bancaria en aquel supuesto, consistente en la realizacién de operaciones bancarias por quien no se encontraba autorizado por la titular de una cuenta). (27) ARNAIZ SERRANO, A., Las partes civiles en el proceso penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 2006, pp. 395-400. (28) Conforme a la Sentencia objeto de comentario: «la conelusién de inaplicar el artteulo 120.3 CP. no es acorde con la doctrina jurisprudencial, SSTS 765/2009 de 16.7, 135/201! de 15.3, 1328/2011 de 12.12, y Sentencia Tribunal Superior de Andalucia, Sala de lo Civil y Penal de 11.10.2002». Siendo necesario, en un comentario sobre el ambito de aplicacién del articulo 120.3° CP, examinar la particu casuistica atinente a las entidades bancarias (ya que de la supuesta infraccién de reglamentos de policia y disposiciones de autoridad en el dmbito bancario se trata), no vamos a detenemos en dos de estas sen- iencias aparentemente invocadas por el recurrente. De ambas fue Ponente el Excmo. Sr. Juan Ramén Ber- dugo Gémez de la Torre. La STS nim. 135/201, de 15 de marzo, se refiere a la RCS del Estado y @ las interacciones entre los articulos 120.3° CP y 121 CP (ampliamente, ARNAIZ SERRANO, A., Las partes 212 RDBB nit, 134 /Abril-Junio 2014 gRESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA, Andalucia, de 11 de octubre de 2002 y la STS nim. 768/2009, de 16 de julio. Nos de- tendremos en ambos. En el segundo de ellos STS nim. 768/2009, de 16 de julio, Excmo. Sr. Juan Ramén Berdugo Gomez de la Torre-, se reconocié la RCS de una entidad bancaria, identificando el concreto incumplimiento de los reglamentos de policia con ciertas irregularidades relacionadas con el cobro de unos cheques, Se trata éste de un am- bito en el que, en efecto, se ha ido consagrando una peculiar doctrina para exigir RCS a entidades bancarias conforme a una interpretacién extensiva del articulo 120.3° CP; particularmente en lo que respecta al cobro de cheques falsos 0 falsificados, aplican- do analégicamente a efectos de responsabilidad civil ex delicto el articulo 156 LCCh. Una tendencia no exenta de certeras criticas™, Basicamente, mediante la invocacién civiles en el proceso penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 2006, pp. 473 y ss.). La STS nam. 1328/2011, de 12 de diciembre, no versa sobre el articulo 120.3° CP e ignoramos su relevancia a estos efectos. (29) Coneretamente: «nos encontramos con 10 cheques librados por la querellante a favor del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, esto es nominativos, para su ingreso en la cuenta de consignaciones de los Juzgados en dicha entidad bancaria, siendo el querellado el mero tenedor, detentador o poseedor ‘material, sin derecho alguno sobre los fondos que representaban sus respectivos importes, derecho que corresponderia al beneficiario de los cheques. No obstante lo cual los cheques nominativos a favor de BBVA fueron ingresados en la cuenta corriente particular del querellado en dicha entidad. [...] si el che- que esté expedido a favor de una persona determinada solo a ésta, y no a otra, deberd hacerse el pago. En este sentido la doctrina seftala que el cheque nominativo se subsume dentro de los Hamados titulos directos, estando, por consiguiente, legitimado para la percepcién de su imporie solamente el tenedor del mismo que al mismo tiempo sea la persona designada en el cheque. {...] si los empleados 0 dependientes del BBVA ingresaron estos cheques nominativos no en la cuenta consignaciones sino en la particular del ‘querellado, lo que hicieron fue sustituir el beneficiario que el librador habia seftalado en el documento (BBVA) por otra persona distinta (el querellado) con infraccién de lo precepiuado en el articulo 120 Ley Cambiaria y del cheque {...] Por tanto si los cheques que nos ocupan a favor de persona determinaca extendidos, han sido transmitidos como si se tratara de titulos al portador, pues sin mediar endoso han ssido ingresadas en cuenta corriente de persona distinta de su beneficiario, la infraccién reglamentaria que exige el articulo 120.3 CP, se ha cometido, en concreto articulos 111 y 120 Ley Cambiaria y del che- que, y que tal infraccién reglamentaria esté relacionada con el delito cuya comisién acarrea la responsa- bilidad, no puede ser cuestionado, al ser evidente que de no haberse ingresado los cheques nominativos en la cuenta corriente particular del querellado, el delito de apropiacién no podria haberse cometido». (30) ARGENTI FERNANDEZ, T., «Falsedad de cheques y responsabilidad civil subsidiaria de Jas entidades de crédito conforme al articulo 120-3° del Cédigo Penal», AJUM, nim. 18, 2007, pp. 88-92: el Tribunal Supremo dicté en el ao 2001 una sentencia que permitia ya por entonces vislumbrar el eri- terio interpretativo que se iria abriendo camino aftos después. Se trata de la sentencia mim. 615/2001, de 12 de abril -que por error aparece citada en otras sentencias como dictada en el afto 2002 En ella, sin abandonarse ain Ia exigencia del requisito consistente en la negligencia o ineumplimiento de la entidad frnanciera (“En el caso enjuiciado no ha que— dado acreditada culpa alguna por parte del librador, sino ‘que la entidad bancaria [...] pagé los cheques sin comprobar adecuadamente la firma, [...] y sin reali- Zar otras comprobaciones”), se introduce ya una referencia al articulo 156 LCCh, al objeto de equiparar los efectos que de su aplicacién con los resultantes del articulo 120-3.0 CP: “A esta misma solucién se Mega por la via del artteulo 156 de la Ley 19/1985, de 16 de julio, Cambiaria y del Cheque, ya que en el mismo se esiablece la responsabilidad de la entidad financiera librada, en el sentido de que ‘el datio que resulte del pago de un cheque falso o falsificado sera imputado al librado, a no ser que el librador haya sido negligente en la custodia del talonario de cheques, 0 hubiere procedido con culpa’[...]”. Al hilo de tal comparacién, la sentencia mim. 615/200] termina coneluyendo que “Estamos en presencia, en defini- tiva, de una responsabilidad cuasi objetiva para el librado, con presuncién de culpa civil, basada en el RDBB nit. 134 / Abril-Junio 2014 213 Juan ALBERTO Diaz L6rEz, del articulo 156 LCCh y su més que discutible aplicacién analdgica al procedimiento penal, esta linea jurisprudencial sortea la necesidad de que se prueben dos de los re- quisitos esenciales del articulo 120.3° CP para exigir RCS: el incumplimiento de uno de los reglamentos de policia por parte de la entidad bancaria o sus empleados, y la relacién de causalidad entre ese incumplimiento y la produccién del dafio, Conforme esa doctrina, se invertiria la carga de la prueba, ya que lo que habria que probar en el procedimiento penal seria, por parte de la entidad bancaria, que el librador fue negli- gente en la custodia de su talonario, 0 actué con culpa, No bastaria con que la acu- sacién no probara la concurrencia de los elementos del artfeulo 120.3° CP para evitar la aplicacién del precepto que pretende aplicar, sino que ademés la defensa de la entidad bancaria tendria que probar que no concurren los del articulo 156 LCCh. En cualquier caso, la STS nim, 768/2009, de 16 de julio, invocada por el recurrente, no versaba sobre unos cheques falsificados, sino sobre el ingreso en la cuenta particular del autor de un delito de apropiacién indebida en una entidad bancaria, de unos cheques nominativos librados para su ingreso en la cuenta de consignaciones de los Juzgados en dicha entidad bancaria. No fue por ello necesario recurrir a la expansiva interpretacién del articulo 120.3° CP, previa analogia ex articulo 156 LCCh, para exigit RCS al banco. Y pese a ello, consideramos que ese pronunciamiento no debiera ser considerado especial- mente relevante para analizar el concreto supuesto que nos ocupa. Puesto que de infrac- cién de reglamentos o disposiciones relacionados con el hecho punible estamos hablando criterio del riesgo profesional, y por tanto de un especial deber de garantia que la ley impone a las per- sonas directoras del establecimiento por su omisién de impedir la comisién de delitos o faltas, de efectos no penales, sino exclusivamente patrimoniales, sin que sea necesario precisar la persona fisica infractora del deber legal o reglamentario, con tal que se encuentre dentro del cireulo de Ia actividad que resulté in- suficiente para impedir a consumacién delictiva y en el dmbito espacial de su direccién 0 control”. Con el anterior razonamiento quedaron sentadas las bases que, unos aftos después y como a continuacién se verd, permitirian al Tribunal Supremo declarar la responsabilidad civil subsidiaria de la entidad finan- cieva conforme al articulo 120-3° CP prescindiendo ya por completo del citado requisito de negligencia ¢ incumplimiento». Se ha consolidado asi una linea jurisprudencial, definitivamente inaugurada por In STS nim, 59/2005, de 10 de mayo, conforme a la cual, «una vez constatada la efectiva falta del tercero de dichos requisitos (en realidad, faltarian dos -a infraccién de los reglamentos generales o especiales de policiay el nexo causal entre ésta y el hecho punible-), y en lugar de confirmar la previa decision del tribunal “a quo”, el Tribunal Supremo opté por “ensayar” por vez primera, segiin sus propias palabras, lo que califica como una interpretacién "mds flexible” (sic.) del articulo 120-3° CP» (31) Vid. SANCHEZ CALERO, F./SANCHEZ-CALERO GUILARTE, J, Jnstituciones de Dere- cho Mercantil. Vol. Il, 36* ediciOn, Aranzadi, Cizur Menor, 2013, pp. 169-170. El articulo 156 LCCh se basa en el eriterio del riesgo profesional del banquero, de modo que la culpa del librador ha de tener una cierta entidad (mala fe 0 dolo) para exonerar al librado y, conforme tiene deciarado el TS, si concurrie- ra culpa en ambos habré de establecerse una compensaci6n y distribuirse el dafio conforme al grado de culpa de cada uno. En cualquier caso y en sede penal, ese ha sido el argumento para exonerar de RCS a entidades bancarias en supuestos relacionados con el cobro de cheques (STS nim. 367/2008, de 24 de ju- nio, Excmo. Sr. Perfecto Andrés Ibafiez: «el criterio de la Audiencia [...] de referir la responsabilidad a Ta caja de ahorros, salvo que hubiera existido negtigencia por parte de la sociedad, serla, como linea de principio, aceptable {...] Pero {...] la sociedad como tal tivo un comportamniento francamente inadecua- do [...] no puede no afectarle la previsidn del articulo 156 de la Ley Cambiaria y del Cheque, pues, en efecto, es claro que su modo de gestionar fue negligente en este aspecto |...] con el resultado de quedar sin efecto la responsabilidad civil subsidiaria de la recurrenten). 214 RDBB ruim, 134 /Abril-Junio 2014 {RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA... side aplicar el articulo 120.3° CP se trata, no bastard con tratar «algin particular supuesto enel que se haya condenado a una entidad bancariay para extraer consecuencias a efectos del robo con intimidacién que nos ocupa. Evidentemente, la infraccién de reglamentos en el Ambito del cobro de cheques no estara normalmente relacionada con la comisi6n de un robo con violencia o intimidacién, sino mas bien con falsedades, estafas y apropiaciones indebidas. Los reglamentos de policta y disposiciones de autoridad que las entidades ban- carias han de cumplir para evitar una y otra clase de delitos ern, asimismo, diferentes. Precisamente, porque como sefiala la STSJ de Andalucia de 11 de octubre de 2002, que en este caso también invocé el recurrente, «para pronunciarnos sobre esta delicadisima cuestion seré preciso recordar los hechos declarados probados y, a continuacién, pro- yectar sobre los mismos los criterios generales sobre imputacién de a responsabilidad civil construidos jurisprudencialmente para el sector de actividad en el que se produjo el daiio». Por ello, cualquier precedente jurisprudencial que se considere verdaderamente re- levante para nuestro supuesto seré aquél que condenara a la entidad bancaria a indemnizar a sus clientes, en concepto de RCS, debido a la comisién de un robo. No es un hito extrafio a nuestro ordenamiento que una entidad bancaria sea con- denada como responsable civil subsidiaria, ex articulo 120.3° CP, frente a sus clientes en supuestos de robo, No en vano, ya YZQUIERDO TOLSADA sefialaba que «un caso claroy para la aplicacién de este precepto era el que dio lugar a la STS ném, 154/193, de 26 de febrero (Excmo. Sr. José Hermenegildo Moyna Ménguez): «un robo de fuerza en las cosas cometido en una entidad bancaric. Contenia esa sen- tencia® una referencia al articulo 13.4 de la LOPSC —«Los titulares de los esta- blecimientos e instalaciones serdn responsables de la adopcién o instalacién de las medidas de seguridad obligatorias, de acuerdo con las normas que respectivamente Tas regulen, asi como de su efectivo funcionamiento y de la consecucién de la finalidad proiectora y preventiva propia de cada medida, sin perjuicio de la responsabilidad en (32) YZQUIERDO TOLSADA, M., Aspectos civiles del nuevo Cédigo Penal, Dykinson, Ma- drid, 1997, cit. p. 288. Resumfa ese pronunciamiento este autor de la siguiente manera: «Los malhechores destruyeron unas mil cajas de seguridad, apoderdndose del contenido de trescientas ochenta y siete que estaban alquiladas. Y aunque no cabia reprochar al Banco “la falta de dispositivos apropiados para la prevencién de asaltos fuera de las horas de oficina, capaces de detectar un ataque contra las zonas donde se custodiaban fondos o valores, porque tales dispositivos exist{an y contaban con la homologacién ad- ministrativa”, io clerto es que la presencia de los asaltantes no pudo ser alertada porque uno de los acu- sados distrajo la atencién del vigilante, descutdo éste que provocé la desactivacién de los dispositivos de alarma, «El Banco ~seftala la sentencia— no se compromete a prestar una determinada diligencia, sino a facilitar al cliente un resultado que consiste en la conservacién del “statu quo” de la caja, obligacién que ‘se desdobla en una obligacién relativa a la integridad interna (garantia de clausura) y una obligacién relativa a la integridad externa (garantia de conservacién), y para liberarse de la consiguiente responsa- bilidad en caso de robo habla de demostrar el perfecto funcionamiento del servicio de vigilancia y de los mecanismos o sistemas de seguridad, lo que aqui no ha ocurridon. (33) Ley Orginica 1/1992, de21 de febrero, sobre Proteccién de la Seguridad Ciudadana. Ademés de en ese articulo 13, otros reglamentos de policia aplicables a entidades de crédito en supuestos como cl que nos ocupa vendrian concretados por las disposiciones del Reglamento de Seguridad Privada (RD 7364/1994, de 9 de diciembre, articulos 11 y ss.) o de la Orden INT/317/2011, de 1 de febrero, sobre me- idas de seguridad privada (articulos 3 y ss.) RDBB nut. 134 /Abril-Junio 2014 215 JUAN ALBERTO Diaz L6pEz que al respecto puedan incurrir sus empleados»-, el cual vendria a concretar el part. cular «reglamento de policiay infringido en supuestos como el que ahora nos ocupa Precisamente el recurrente invocé en este caso un precedente de sumo interés; |g STSI de Andalucfa de 11 de octubre de 2002 (Sede de Granada, ponente Ilmo. Sr. Miguel Pasquau Liafio). Dos sujetos penetraron en una sucursal bancaria, tras no haberle infin. dido sospechas al interventor de Ia misma, que accioné el correspondiente pulsador de apertura, «sin que les fuera detectada la tenencia de armas», a pesar de portar Vatias de fuego. Se cubrieron los rostros e iniciaron el atraco. Uno de los atracadores, pertrechado con una escopeta de cafiones paralelos, dispard a uno de los clientes, que resulté muerto en el acto. Otro, que portaba una pistola semiautomatica, se apoderd de 14.304,09 €, tras Jo cual ambos huyeron de la sucursal. Conforme a los hechos probados de la sentencia de instancia, la sucursal «carecia de aparato detector de metales y de vigilancia de segu- ridad y huyeron del lugar de los hechos, sin que se activara alarma alguna, ni cémara de grabacién, ni fotosospecha, hasta después de haberse producido la huidan. E\ TSS de ‘Andalucfa confirm la condena a la entidad bancaria en tanto que responsable civil sub- sidiaria, por la via del articulo 120.3° CP, a indemnizar a la viuda del cliente fallecido en la cantidad de 180.303,63 € y a sus tres hijos por cantidades inferiores. Razonaba esta Sentencia, como punto de partida, que la cuesti6n a dilucidar era si existia relacién de causalidad entre el inadecuado funcionamiento de las medidas de segu- ridad y la muerte del cliente. Esa muerte habria de identificarse con la crisis nerviosa que ahora nos ocupa, y es éste un punto de partida adecuado: el nexo de causalidad no se re- feria al dafio producido por el dinero sustraido. No se trataba de establecer relaciones cau- sales entre las deficiencias de las medidas de seguridad (la infraccién de reglamentos de policia) y la sustraccién de dinero al banco. Se trataba de establecer el nexo entre las de- ficientes medidas y el dafio padecido por el cliente debido a la comisién del delito (muer- te, crisis nerviosa). La STSI sefialaba que «el correcto fincionamiento de las medidas de seguridad mencionadas en el hecho quinto (alarma, cdmara de grabacién, fotosospecha) Iubiera probablemente permitido una mds facil identificacién y detencién de los acusa- dos y la recuperacién del dinero robado, pero no Iubiera evitado el resultado de muer- te», aunque «si puede valorarse como circunstancia de incidencia causal relevante en la produccién del dafto la ausencia en la sucursal de un control de entrada, consistente en personal de vigilancia y/o aparato detector de metales, puesto que, evidentemente, dichas ‘medidas reducen considerablemente el riesgo de que ierceras personas entren armadas en la entidad, con la consiguiente ocasién para la produccién de dafios a personas como el que aqui se tratay. De esta manera, en aplicacién de una doctrina «que practicamente supone transitar desde planteamientos puramente culpabilisticos ~sin abandonarlos del todo~ al modelo de la responsabilidad por riesgo», confirmé el TSJ la condena a la enti- dad bancaria como responsable civil subsidiaria. Los bancos serian garantes de los ries- 0s propios de su actividad, como lo serian los atracos y «la produccién de incidentes que pueden afectar a los clientes que accidentalmente se encuentren en las oficinas en el mo- mento del atraco». Si la infraccién de un concreto «reglamento de policia» incidié en la produccién de uno de esos dafios para un cliente, entonces se le podrd exigir RCS al ban- co, como sucedié en ese supuesto. Por lo tanto, el planteamiento del recurrente en la Sen- tencia objeto de comentario, aunque desestimado, no puede calificarse de descabellado. 216 RDBB niim, 134 / Abril-Junio 2014 {RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA. La STS nim. 357/2013, de 29 de abril, dedica cierto esfuerzo a establecer diferen- cias con el «supuesto contemplado en la sentencia TSJ Andalucia» que acabamos de analizar. Asi, concluye que en el caso que nos ocupa, a diferencia de aquél, las medidas de seguridad «sf funcionaron». Afiade que el aspecto externo de los atracadores ~«perso- nas vestidas con correccién, cara descubierty-, no era apto para infundir sospechas y denegarles la entrada. Ciertamente, si conforme a la teoria del riesgo/beneficio (habitual- mente enunciada conforme al aforismo «qui sentire commodum, debet sentire incommo- dump) pretenden articularse las razones de justicia distributiva inspiradoras del articulo 120.3° CP, entonces parece evidente la conclusion de la Sentencia, Si la entidad bancaria puede verse obligada a responder civilmente (incommodum) es porque ha obtenido un beneficio (commodum) —ineluso econdmico, por el ahorro en costes de camaras de se- guridad, en revisiones periddicas de su funcionamiento, etc. no estableciendo las medi- das de seguridad que normativamente se le exigen. Ahora bien, si dichas medidas estan establecidas y funcionan correctamente, los dafios derivados de un delito en la sucursal bancaria jams podrian suponerle responsabilidad. De aplicar el articulo 120.3° CP, se le estaria provocando una doble «incomodidad» (no haber obtenido beneficio antes del de- lito y responder civilmente después de su comisidn). Asi pues, la solucién de la Senten- cia és acertada: no se incumplieron los reglamentos de policia, por lo que no concurriria el tercer requisito exigible para la aplicacién del articulo 120.3° CP. Como es légico, al no existir un riesgo derivado del incumplimiento de los regla- mentos de policfa, tampoco concurren los requisitos cuarto y quinto para la aplicacién del articulo 120.3° CP: el riesgo inexistente no se puede imputar a nadie, ni puede esta- blecerse una relacién de causalidad con el dafio producido. Ni siquiera, aunque adop- taramos una aproximacién especialmente objetivizante de este tipo de RCS, como la que derivaria de la teoria del incremento del riesgo. Conforme a este método para imputar objetivamente un resultado, ha de atenderse a si el sujeto la entidad bancaria~ ha creado un riesgo no permitido—en el caso del articulo 120.3° CP, infringir un regla- mento de policfa: por ejemplo, no instalar una camara de grabacién en la sucursal-. De ser el caso, podria llegar a imputarsele objetivamente a la entidad bancaria el resultado “crisis nerviosa de la cliente~, aunque no quedase probado que el concreto riesgo se realizé en ose resultado. Aunque existieran dudas acerca de si la instalacién y correcto funcionamiento de la camara de seguridad hubiera realmente podido evitar la produc- cién de una crisis nerviosa a consecuencia de un atraco, como se ha incrementado de alguna manera el riesgo de que se cometan atracos al infringir ese concreto reglamento de policia, la cliente podria llegar a exigirle RCS a la entidad bancaria. Pues bien, en nuestro caso, tampoco desde esa éptica puede imputarsele objetivamente a la entidad bancaria ningiin resultado (otisis nerviosa) derivado del incremento de ese riesgo (po- sibilidad de sufrir un atraco): al estar cumpliendo con los reglamentos de policia, el riesgo sencillamente no se ha incrementado, y no puede por ello responsabilizarse a la entidad bancaria de un dafio derivado de un incremento inexistente. (34) Vid. FEUOO SANCHEZ, B., Resultado lesivo e imprudencia, J. M. Bosch, Barcelona, 2001, pp. 162 y ss., y sobre el fin de proteccién de la norma, pp. 321-338. RDBB nti. 134 / Abrit-Junio 2014 217 V ALBERTO Diaz LOPEZ Ahora bien, a efectos de valorar el quinto requisito para la aplicacién del articulo 120.3° CP (relacién de causalidad), conforme hemos sefialado en el anterior epigrafe, la doctrina mayoritaria sostiene que el método de imputacién objetiva al que hay que recurrir es al del fin de proteccién de la norma, Conforme a esta teoria, para poder exigir RCS como consecuencia de la infraccién de los reglamentos de policia, el re- sultado (la crisis nerviosa) habria de realizarse a consecuencia del riesgo creado por dicha infraccién, y no de otra clase de riesgos que hayan podido producirse. En caso de duda, no se debe imputar el resultado, a diferencia de lo que sucede aplicando la teoria del incremento del riesgo. Dadas las especificas circunstancias del supuesto que nos ocupa, cabria plantéarse si realmente hubiera podido exigirse RCS a la entidad banca- ria, atendiendo al fin de proteccién de esos reglamentos de policia, aim en el hipotético supuesto de que realinente se hubiera inftingido alguno de ellos. IV. FIN DE PROTECCION DE LA NORMA Y CRISIS NERVIOSAS Retomando los cinco requisitos para la aplicacién del articulo 120.3° CP enuncia- dos anteriormente, habida cuenta de que no existié infraccién de reglamentos de policia ni de disposiciones de autoridad, el fallo de esta Sentencia parece aceriado: no concurriria el tercero de aquéllos. Evidentemente, esto excluye la concurrencia del cuarto (que sea imputable al titular, administradores 0 empleados del establecimiento) y del quinto (nexo causal de la infraccién con el delito). Empero supongamos, como mera hipétesis de tra- bajo, que alguno de esos mecanismos de seguridad no se hubiera establecido o no hubiera funcionado, Plantearemos, por lo tanto, si de haberse producido una infraccién de esos reglamentos de policia, hubiera sido posible exigir RCS a esta entidad bancaria por los dajios consistentes en la crisis nerviosa. Y ello, centrandonos en la hipotética concurrencia del quinto requisito, desde la éptica del fin de proteccién de la norma. La Sentencia obje- to de comentario escuetamente descarta la existencia de una relacién de causalidad clara entre la crisis nerviosa de la cliente y las medidas de seguridad existentes en la sucursal («no puede afirmarse que las lesiones psiquicas sufridas por la recurrente, al presenciar el atraco como cliente del banco, sean una consecuencia ligada por aquella relacién de necesidad, de la insuficiencia de las medidas de seguridad de la entidad, sino que tales lesiones son imputables exclusivamente, en una relacion de causa a efecto, a la violencia ejercida por los atracadores»), pero la cuestién merece una mayor atencién, Para empezar, recordemos que el tenor literal del articulo 120.3° CP no indica que la infraccién reglamentaria esté relacionada con «el delito» o «la falta», sino «con el hecho puniblen. A este respecto, no debemos ignorar que los delitos no son «fenémenos de la (35) Se trata de un criterio habitual en materia de imputacién objetiva del resultado en el ambito pe- nal, especialmente cuando compiten varios riesgos por ser identificados como los decisivos respecto del re- sultado (riesgos concurrentes). Por ejemplo, como sefiala CANCIO MELIA, M., «Aproximacién a la teorfa de la imputacién objetiv», en; CANCIO MELIA/DIAZ-ARANDA, La imputacién normativa del resul- tado a la conducta, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, Argentina, 2004, pp. 15 a 43: «A este contexto pertenecen también los dafios derivados de una conducta delictiva mediados por una gran impresién emocional: en los llamados casos de shock; si, por ejemplo, al tener conocimiento un padre de la muerte por homicidio de su hifo, sufre un ataque al corazén, esta lesién no le resulta atribuible al autor del homicidion. 218 RDBB nui, 134 / Abril-Junio 2014 {RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO DE UN BANCO POR LA CRISIS NERVIOSA... naturalezan: son hechos que posteriormente un juez subsume en alguno 0 algunos de los tipos recogidos en nuestro Cédigo Penal. No bastarfa, por lo tanto, que en el supuesto que nos ocupa estableciéramos una relacién causal entre la «infraccién de reglamentos» y la ptoduccién de «un delito de robo con intimidacién tipificado en el articulo 242 CP». La relacién debe establecerse con un hecho (tipico). En este caso, con el hecho tipico que po- tencialmente pudo producir la crisis nerviosa de la cliente. Esta reflexién, aparentemente obvia (ese injusto tipico que produjo la crisis nerviosa estarfa siendo penado conforme al delito de robo con intimidacién), no lo es tanto a efectos de RCS y fin de proteccién de la norma, partiendo de que en el delito de robo con violencia e intimidacién resultan atacados bienes eminente personales, como la libertad o la seguridad, junto con otros de naturaleza real, En el supuesto que nos ocupa, la indemnizacién que subsidiariamente reclamaba la cliente a la entidad bancaria no derivaba de un daiio patrimonial (a ella no le fue sustraido dinero alguno) ni de una lesién fisica consecuencia de un inexistente acto de violencia fisica del atracador contra ella: su pretensién civil se cimentaba en un dafio psiquico por haber presenciado la comisién del delito de robo con intimidacién. El «hecho punibley que se encuentra en el origen de ese episodio psiquico es el elemento tipico del articulo 242.1 CP, que diferencia ese delito del de robo con fuerza en las cosas o del de hurto: el hecho de que se cometa el robo con «intimidaciénn. La violencia o intimidacién pueden ser, en si mismas, constitutivas de un delito de coac- ciones, o de amenazas. Es decir: un «hecho puniblen. Lo que sucede es que, si castigé- ramos al autor de un delito de robo con intimidacién tambign como autor de un delito amenazas, se produciria una vulneracién del principio de non bis in idem o del de insignificancia. Nos encontramos ante un concurso de leyes. Es por ello que en ca- sos susceptibles de ser calificados como delito de robo y como delito de coacciones o de detenciones ilegales (en relacién medial)® se aplicara sélo el tipo que castiga el robo con intimidacién, que ya sanciona de forma suficiente todo el desvalor del hecho. (36) Vid. STS ntim, 1336/2000, de 25 de julio, Exemo. Sr. Roberto Gareia-Calvo y Montiel. (37) Vid. DiAZ LOPEZ, J. A. «Non bis in idem: difusa garantia del orden jurfdico-penal tras los atentados del 11-M>, Diario La Ley, nim. 7018, 23 de septiembre de 2008, pp. 1-8. (38) Vid. PENARANDA RAMOS, Concurso de leyes, error y participacién en el delito, Civitas, Ma- did, 1999, p. 31 y 71 y ss. y MATUS ACUNA, J. P., El Concurso qparente de Leyes, 2008, passim y pp. 389-408, De modo similar, MOLINA FERNANDEZ, F, «Concursos de leyes y de delitos», en: MOLINA FER- NANDEZ (coord.), Memento Préctico Penal 2011, Francis Lefebvre, Madrid, 2010, pp. 329-338 p. 329 y ss. (39) No ahondaremos aqui en las relaciones concursales existentes entre los delitos de robo con intimidacién, de coacciones o de detenciones ilegales, respecto de las cuales ha manifestado el Tribunal ‘Supremo que nos encontraremos ante un concurso de leyes (articulo 8 CP) salvo que la detencién ilegal se prolongue en el tiempo, en cuyo caso el concurso sera de delitos, ideal o medial (articulo 77 CP). Bastard con recordar que «todo robo violento o intimidatorio conlleva subsumida una, siquiera minima, detencién ilegaln y que al menos desde la STS de 16 de noviembre de 1987, Excmo. Sr. Luis Vivas Marzal, se hacia hotar que son «muchas las infracciones que entrafian coaceién —v.g., robo con violencia o intimidacién en las personas», de modo que s6lo se aplicaré el precepto sancionando el delito de coacciones «cuando el comportamiento de que se trate no pueda subsumirse en otro precepto punitivo que lo sancione mas gravemente o que esté mds especialmente dedicado a punir el referido comportamiento, teniendo siempre prioridad de aplicacién la figura que, entrafiando desde luego coaccién, sea la prevalente merced al prin- cipio de especialidad o al de alternatividad o gravedads (vid. SANZ DELGADO, E., «Robo y detencién ilegal. Puntos de encuentro», La Ley Penal, nlim. 23, afto II, 2006, pp. 83-98). RDBB nti, 134 / Abril-Junio 2014 219 Juan ALBERTO Diaz LOPEZ — Pues bien, con independencia de que en este caso concreto la intimidacién tuvier, © no suficiente entidad como para ser considerada por si misma un delito, no cabe duda de que la crisis nerviosa de la cliente tuvo su génesis en la vertiente «intimidatoriay de Ios hechos, no en la relativa a la sustraccién del dinero, Coneretamente, en presenciar la intimidacién ejercida por los atracadores. Para un debido andilisis del problema, debemos recurrir al ya mentado fin de proteccién de la norma; criterio conforme al cual no cabe imputar objetivamente a la entidad bancaria un resultado dafioso que caiga fuera del am- dito o finalidad de proteccién del reglamento de policia infringido. La crisis nerviosa de esta cliente derivé del indudablemente traumatico especticulo que presencid, protagoni- zado por los atracadores, a punta de pistola y amenazando a directora y empleada de la sucursal. Asi pues, sefiala la Sentencia que el nexo causal entre ésos actos de violencia y la crisis nerviosa es claro, por lo que el atracador fue condenado a indemnizar a la cliente como responsable civil directo. Lo que efectivamente no esté tan claro es el nexo entre esa crisis nerviosa y la finalidad de los reglamentos de policia que ha de cumplir la enti- dad bancaria para garantizar la debida seguridad en sus sucursales. Las medidas de seguridad cuyo establecimiento y efectivo funcionamiento se exi- gen legal y reglamentariamente a las entidades bancarias, enumeradas en la Sentencia objeto de comentario (prestar especial atencidn al aspecto de las personas que entran en la sucursal, establecer alarmas, detectores de metales, cdmaras, etc.), parecen tener por finalidad evitar la sustraccién de dinero y facilitar su recuperacién, asi como velar por la integridad fisica de los clientes. Asf las cosas, es evidente que el fin de protec- cién de esos reglamentos de policia no abarca la evitacién de cualquier clase de deli- to cometido en la sucursal bancaria. Por ejemplo, si esperando a ser atendidos por los empleados de la sucursal, un cliente amenaza a gritos a otro y acto seguido le golpea causdndole graves lesiones, provocando en un tercer cliente una crisis nerviosa como Ja que da pie a la Sentencia aqui comentada, no podra éste exigirle RCS a la entidad bancaria ex articulo 120.3° CP con base en que no tenia instalado la sucursal un detec- tor de metales. No parece que el fin de proteccién de esos reglamentos de policia in- cluya de forma clara una supuesta obligacion de las entidades bancarias consistente en velar por la indemnidad psiquica de los clientes frente a espectaculos de cardcter vio- lento; en garantizar que sus clientes no se encuentren jams en un contexto delictivo violento, presenciando hechos punibles de cardcter intimidatorio, dentro de una sucur- sal. Conferir tal alcance al fin de proteccidn de estas normas puede resultar excesivo. En efecto, parece que el fin de proteccién de los reglamentos de policfa aplica- bles al caso que nos ocupa es algo mas restringido que una general evitacién de que los clientes presencien hechos violentos. Especialmente, teniendo en cuenta que conforme al articulo 13 LOPSC -como hemos dicho, norma en la que se concreta la obligacién de establecer medidas de seguridad en las sucursales bancarias— la finalidad de impo- ner esas obligaciones en materia de seguridad radica en prevenir la comisién de actos delictivos que generen «riesgos directos para terceros». La crisis nerviosa padecida por un cliente al presenciar un atraco se nos antoja, més bien, un riesgo indirecto del atraco, ergo razonablemente ajeno al fin de proteccién de esos reglamentos de policia. Todo ello, asumiendo la dificultad siempre existente en materia de responsabilidad civil ex delicto, por su esencial dependencia de las especificidades del caso concreto. 220 RDBB nui, 134 / Abril-Junio 2014

También podría gustarte