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Fonbomenttos be DeneceiD Pao Rowand . A, Fanaa. Bowctto - Savion Papicio I I LA FAMILIA Y EL MATRIMONIO, § 18. BSTRUCTURA DEL GRUPO FAMILIAR 1. La familia en sentido estricto y el pater familias. 2. Familia en sentido ampli 3. Lineas y grados de parentesco. 4, EI paironat. 18.1. La familia en sentido estrieto y el «pater familias» El término familia aparece wtilizado en las fuentes romanas con dis- tintas acepciones, En sentido general, comprende tanto los bienes como las personas (libres y esclavos) que forman la comunidad doméstica; sin embargo, la expresién se emplea a veces en sentido patrimonial con re~ ferencia limitada a las res mancipi, e incluso, con cierta frecuencia, re- ducida a los esclavos que pertenecen a un Gnico dueiio. En una acepcién més técnica, se entiende por familia el conjunto de personas libres que se encuentran bajo la potestad del mismo pater familias, que es el jefe 0 ‘eabeza de familia y titular exclusivo de derechos patrimoniales en la —143— | i | é $18 FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO La expresi6n pater familias alude al ciudadano romano varén juridi- ‘camente independiente (sui iris); el término tiene, pues, un significado prevalente de posiciGn de derecho, y solo secundariamente de relacién personal; por ello, un varén menor de edad sui iuris pucde ser denor nado pater familias. La potestad civil sobre los miembros de la comunidad doméstica re- cibia antiguamente el nombre de manus, cuyo simbolo es la mano que gobiema y ampara, pero este término pas6 a designar especificamente la otestad marital sobre la mujer casada, configurandose como distinta la patria potestad (patria potestas) en relacién con los hijos y 1a dominica potestas sobre los esclavos. El caricter aparentemente absoluto del po- der doméstico del pater familias sc encuentra limitado en la préctica por algunas leyes piblicas aisladas, pero, sobre todo, por un control social, que reprueba y sanciona los abusos contrarios a los criterios comunes de comportamiento imperantes en el seno de la comunidad, y que adquiere relevancia piblica a través de los censores. Entre fas personas libres sujetas a la potestad civil del pater familias se encuentra, ante todo, la esposa en un matrimonio cum manu, cuya tuaci6n jurfdica se equipara a la de los hijos; distinta es, en cambio, la posici6n de la mujer alieni iuris que aun casada sigue bajo la potestad de su padre, e igualmente la de la esposa sui juris que mantiene su inde- pendencia sin someterse a la manus marital. Ademds de Ia mujer in ma- ‘nu, se hallan también bajo 1a potestad del pater familias los hijos naci- dos en un iustum matrimonium, y los demés descendientes legitimos de éstos por via de varén, e igualmente las personas incorporadas a la fami- fia por un acto jurfdico de adopcién, Ala muerte del pater familias (a la que se equipara Ta pérdida de la ciudadania y la de la libertad) ef grupo familiar se desmembra y las per- sonas libres que se encontraban inmediatamente sometidas a potestad pasan a constituir distintas familias, aunque sigan viviendo juntas; este efecto se produce ipso iure y convierte a esas personas en herederos de propio derecho (sui heredes). 18.2, Familia en sentido amplio El término familia designa también en un sentido més amplio al con- junto de personas libres que se encontrarfan sometidas a la potestad del m4 LA FAMILIA Y EL MATRIMONIO $18 mismo pater familias si éste todavia viviera (familia communi iure). La relacién que ies une se llama agnaci6n (agnatio) y tiene importancia ju- ridica, sobre todo desde el punto de vista sucesorio; en efecto, segtin el derecho civil, los agnados constituyen la segunda clase de herederos ab intestato, inmediatamente después de tos sui heredes. Distinta de la ag- nacién es el parentesco cognaticio (cognatio) que se basa estrictamente cen los vinculos de sangre y no en la patria potestad. Todavia las fuentes emplean el término familia en un sentido mas amplio para aludir al conjunto de personas que descienden de Ia estirpe de un progenitor comtin y tienen el mismo apellido (nomen). En. esta acepci6n, la familia viene a aproximarse a la gens, que en época antigua debia ser una aglomeracién de diversas familias con intereses comunes y una cierta comunidad de vida, cuyos miembros tenfan un apellido co- min (nomen gentilicium). En época republicana el vinculo gentilicio todavia tiene alguna rele- vancia para el derecho privado, sobre todo en materia hereditaria, pues los gentiles eran llamados subsidiariamente a la sucesién ab intestato en ausencia de sui heredes y agnados. En todo caso, las gentes carecen ya de interés para el derecho del Principado. 18.3, Lineas y grados de parenteseo La relacién de parentesco viene determinada por la vinculacién con un ascendiente comiin; en el parentesco agnaticio ese vinculo es civil, pues se basa en Ia patria potesiad, mientras que en el cognaticio es natu- ral, ya que depende de los lazos de sangre, entrando en consideracién tanto la filiaci6n legitima como la ilegitima, aunque con efectos jucfdi- cos distintos, sobre todo en el émbito sucesorio. Para determinar la proximidad de parentesco se distinguen lincas y grados, Se lama Ifnea recta a la que une a una persona con sus ascen- dientes (padre, abuelo) 0 descendientes (hijo, nieto), y linea colateral Ia que pone en relacién a los dems parientes por su procedencia de un as- cendiente comiin (hermanos, tios, sobrinos). Dentro de cada linea de pa- rentesto se denomina grado a cada una de las generaciones, conténdose tantos grados como generaciones (tor gradus tor generationes): uno en~ tre padre © hijos, dos entre hermanos, tres entre tio y sobrinos, cuatro entre primos hermanos, etc. Afinidad es el parentesco que se establece entre los parientes del marido y los de la mujer. 5 $18 FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO La proximidad de parentesco tiene relevancia desde ef punto de vista de algunas prohibiciones para contraer matrimonio legitimo, pero, sobre todo, a efectos de los Hlamamientos en la sucesién intestada y para esta- Dlecer la condicién de heredero legitimario, 18.4. El patronato Vinculados al grupo famitiar se encuentran Ios libertos, es decir, aquellas personas a las que el pater familias concedié Ia libertad me- diante un acto de manumisién, ocupando desde entonces la posicién de patrono, La telaci6n de patronato determina deberes reefprocos entre el patro- no y el liberto; se trata de una relacidn de carfcter personal, por lo que nde a la descendencia del liberto, pero sf se transmite por su- cesién a los descendientes del patrono, constituyendo uno de los ele- mentos de naturaleza familiar y no patrimonial de la herencia. En parti- cular, el derecho de patronato otorga al patrono Ia facultad de exigir la prestacién gratuita de determinados servicios si éste los habia prometido (operae liberti) y, ademés, lc confiere algunas expectativas hereditarias sobre los bienes de éste si muere sin descendencia legitima, en cuyo ca- so el patrono y sus patientes agnados son Mamados a la herencia segiin cl sistema de sucesi6n civil; el derecho pretorio, por su parte, les atribu- ye una cuota legitima (debita pars) consistente en la mitad de Ia heren- ‘ia, tanto en Ja sucesién intestada como en la testamentaria, salvo que concurran hijos consangutneos, con exclusi6n, por tanto, de los adopti- vos y de la mujer casada cums manu. Se equipara al liberto el hijo eman- cipado, cuyo padre (parens manumissor) le hereda en lugar de los pa- rientes agnados, que perdié por Ia emancipacién. BIBLIOGRAFIA Boxrwre, Corso dé dirito romano, 1: Divito di famiglia (1925; reimp. Roms, 1963); KAseR, Die Geschichte des patronatsgewalt aber Freigelassene, em ZSS. 58 (1938) pp. 92 55; ALBANESE, Note Suifevoluaone storia del vias vitae ae necisy, en Soriti Farin 3 (iilano, 1948) pp. 343 ss COSENTIN, Studi sul liber, 2 vols. (Cata- ‘la, 1948.50); COSENTINL sx Patromo, en NNDI. 12 (1965); WATSON, The lw of per Sons in the later Roman Republic (Oxford, 1967); VOLTERRA, s32 Parisi, en EdD, 17 (1867); AUTORES VARIOS, Ricerche sla organiazgione gentiici romana, coord. G. Franciosi, I (Napoli, 1984), Tf Napoli, 1988); FRancios, Clan geno e srt re monogamiche. Contribuio ail sorta della fanigla mana (Napoli, 1989). — 146 — LAPAMILIA Y EL. MATRIMONIO g19 § 19. EL MATRIMONIO 1. Carfeter del matrimonio romano. 2. Esponsales. 3. Requisitos del matrimonio y prohibiciones. 4. Matrimonio y manus. 5. Bfectos personales del matrimonio. 6. "Téemino del matrimonio: el divorcio. 7. La legislacién matrimonial de Augus- 0. 8. Elconcubinato, 19.1. Cardeter del matrimonio romano La concepeién romana del matrimonio, que difiere profundamente de la modema, ha suscitado las mas diversas valoraciones: desde los que entienden que en Roma no se alcanz6 una concepeién valida del matrimonio, hasta los que consideran que el régimen matrimonial clisi- ‘co constituye el logro més importante del genio juridico romano. ‘Sogn una férmula tradicional muy extendida en ta doctrina, y que pese a su carfeter genérico puede bésicamente ser aceptada, el mairimo- nio romano no es una relacién joridica, sino un hecho social que produ- ce consecuencias juridicas. En el derecho clisico, se entiende que existe matrimonio cuando un hombre y una mujer que han alcanzado la puber- tad y tienen reconocida por el derecho Ia capacidad para casarse entre ellos (conubiun, ius conubii), establecen una comunidad de vida con la coneiencia y voluntad reciprocas de que la unidn estable que integran es tun matrimonio, lo que tiene una manifestacién externa en ef modo de comportarse como maride y mujer (lionor matrimonii). La existencia y permanencia del matrimonio esta en dependencia directa tanto de {ue exista ef conubium como de la voluntad reciproca de los eényuges llamada a menudo en las fuentes ajfectio maritatis— de mantener el vinculo conyugal; en ¢l momento en que cualquiera de esos dos clemen- tos" desaparece, el matrimonio se considera finalizado. Para que el vinculo conyugal exista no se requiere ninguna forma ¢3- pecifica a través de In cual deba manifestarse la voluntad de los eényu~ ges. Las ceremonias y celebraciones familiares que solfan tener lugar al dar comienzo la convivencia (sobre todo una tradicional cena en casa de Ia familia de la novia, y el solemne traslado de ésta a casa del novio —deductio in domum mariti—) no deben considerarse como relevantes desde el punto de vista de la forma de contraer matrimonio, ni mucho —147— 319 FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO ‘menos como elementos exigidos por el derecho para la existencia del mo; se trata simplemente de hechos que sirven para poner de mani- fiesto la existencia de la affectio maritalis. De igual manera, tampoco para el divorcio ¢s precisa ninguna formalidad, ni necesita ser declarado por magistrado 0 juez alguno; es suficiente con que uno de los cényuges no desee que el matrimonio contine para que éste se entienda disuelto, 19.2. Esponsales E] compromiso de futuro matrimonio se designa con el término es- ponsales (sponsalia), cuya eficacia en los distintos ordenamientos juri- dicos es muy variable. En cualquier caso, el vinculo esponsalicio tiene siempre una naturaleza distinta del conyugal. Los esponsaies generaban antiguamente un vinculo jurfdico-religio- 80, en Virtud de las dos promesas reciprocas (sponsiones) que prestaban el novio (0 su pater jamiilias) y ta novia (0 el pater familias de ésta), de donde toma el acto su denominacién; en consecuencia, podfa actuarse procesalmente contra el incumplidor. Sin embargo, en la época cl: el compromiso de matrimonio queda circunscrito a un simple convenio no formal que no crea ningtin vinculo jurfdico y que puede romperse li- bremente, sin otras repercusiones que las de orden social. El régimen clasico de los esponsales es congruente con el principio de libertad en cuanto a la celebracién de! matrimonio; en esa misma linea, la Jurispru- dencia llega incluso a considerar como contrario a las buenas costum- bres estipular una pena para asegurar un matrimonio futuro, y frente @ la eventual accién en caso de ruptura del compromiso se concede la excep- tio doli En el periodo postelisico, los esponsales experimentan un brusco cambio: le libertad de incumplimiento desaparece , incluso, en algunos aspectos tos efectos que producen en los prometides tienden a aproxi marse a io que ef matrimonio genera en los cOnyuges, aun cuando en si mismo considerado ¢1 compromiso esponsalicio no llega a equipararse al matrimonio. La legistacién imperial acoge !2 institucién oriental de Jas arras esponsalicias (arrhae sponsaticiae}, consistentes en sumas de dinero (u otras cosas) que los prometidos se intercambien como prueba y garantia de la promesa de matrimonio celebrada; el que rompe el com- — 148 — LA FAMILIA Y BL MATRIMONIO $19 promiso sin causa justa pierde las que entregé y debe restituir a la otra parte el cuddruplo de las que recibi6 (después reducido al duplum, y al simplum si se trata de un menor). 19.3. Requisitos del matrimonio y prohibiciones Para que exista un matrimonium iustum es preciso que tanto el hom- bre como la mujer hayan alcanzado la pubertad, que los dos tengan re- conocido el conubium y que medie el consentimiento de ambos (si estén sometidos a potestad, se requiere también el consentimiento de sus pa- tres familias). Respecto al primer requisito, tras las controversias entre juristas sa- binianos y proculianos, prevalecié Ia opinién de éstos que fijaba la pu- bertad a los catorce afios para los varones, frente al criterio de los sabi- ianos que preferian que se estableciera caso por caso, a través de un tadicional examen fisico del individuo (inspeetio corporis); para Ia mu- jer, la edad de 12 pubertad eran Jos doce afios. El conubium, es decir, el derecho a contraer matrimonio legitimo con Ja otra parte, es privativo de los ciudadanos romanos, pudiendo con- cederse a los extranjeros como privilegio. Cuando el conubium falta, desde el punto de vista romano el matrimonio no produce efectos juridi- cos (matrimonium iniustum), aunque nada impide que la unién pueda ser considerada como matrimonio por el derecho del extranjero. La tuni6n estable con un esclavo o entre esclavos, llamada contubernium, aunque tenga relevancia en el ambito personal, carece de efectos juri- dicos. BI consentimiento es considerado como Ia base def matrimonio ro- mano en 6poca clasica (consensus facit nuptias). Cuando los contra- yentes son alieni iuris no basta su propio consentimiento, ya que se ‘exige también el de quien tiene la potestad sobre ellos; Ia Jurispraden- cia, no obstante, lloga a considerar suficiente que éste no se oponga. Si el titular de la patria potestad es el abuelo, el nieto precisa también la autorizacién de su padro, pues los hijos que en el futuro nazcan lega- rin a estar eventualmente sometidos a la potestad de éste, y segtin una antigua regla nadie puede estar sujeto a la potestad contra la voluntad de su titular. —149— $19 FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO Aun cuando en Roma no hay propiamente un sistema de impedi- ‘mentos matrimoniales, existen prohibiciones de contraer matrimonio a 0 con determinadas personas. Esas prohibiciones obedecen a motivos de muy diversa indole: éticos, sociales, politicos o religiosos. A veces la prohibicién proviene de la docirina del fas (identificable con la ley natu- al), como la que prohfbe el matrimonio en linea recta entre ascondien- tes y descendientes, o entre colaterales hasta el tercer grado inclusive, a a que se agrega la de la unin con los afines (es decir, entre padrastro e hijastra, hijastro y madrastra, suegro y nuera, suegra y yerno). Otras prohibiciones obedecen a razones de tipo politico; asf, la antigua prohi bicién de celebrar matrimonios entre patricios y plebeyos (derogada por la lex Canuieia, del afio 445 a.C.), la establecida por Augusto (y deroga- da por Septimio Severo) de contraer matrimonio a los militares, Ia im- puesta en mandatos imperiales a los magistcados provinciales de casarse ‘con mujeres oriundas del territorio donde ejercen su cargo, etc. Un sena- doconsulto de 1a época de Marco Aurelio y Commodo prohibié el matri- monio entre el tutor y su pupila, o entre ésta y el hijo del tutor, hasta que no se hubieran rendido cuentas. Ta legislacién cristiana introdueir, des- de finales del siglo IV d.C., otras prohibiciones, como la de contraer matrimonio a cristianos con judios, entre padrinos y ahijados, oa quie~ nes hubieran hecho voto solemne de castidad 0 hubieran recibido les 6r- denes mayores. 19.4. Matrimonio y «manus» El matrimonio romano es uno y dnico, si bien la situaeién de la mu- Jer dentro del mismo es distinta seguin se encuentre o no sometida al po- der marital (manus), como consecuencia de la incorporacién de la mujer a la familia del marido (conventio in manum). Ello podia realizarse de distintos modes, que no constituyen formas de matrimonio, pues aunque el acto de la conventio in manum y el acto de contraer matrimonio pu- ran coincidir en el tiempo —Io que en época antigua debié scr inclu- 0 muy frecuente—, ambas instituciones son diferentes: la primera hace que la mujer entre en la familia del matido y la segunda rea la sociedad conyugal. La integraci6n de la mujer en la familia del marido podfa tener lugar ‘mediante una ceremonia religiosa que recibe el nombre de confarreatio, — 150 — LA PAMILIA YL MATRIMONIO $19 pero la forma mis frecuente era, sin embargo, la coemptio, que constitu- ye una adaptacién de la mancipatio con fines matrimoniales (matrimonii ‘causa. Cuando el matrimonio no habfa ido acompafiado por la entrada de la mujer bajo la manus marital por medio de alguna de las formas an- tetiores, se aplicaban, ya al menos desde las XIT Tablas, las reglas del usus para la adquisicién por el marido de ta manus sobre la mujer tras la convivencia continuada durante un affo; la mujer, a su vez, podia inte- rrumpir ese efecto adquisitivo permaneciendo tres noches consecutivas fucra de la casa del marido (erimoctiun). El usus como forma de adquirit Ta manus sobre la mujer desaparece a finales del perfodo republicano. Desde fines del siglo I a.C. es muy infrecuente que un matrimonio ‘vaya acompafiado por la entrada de la mujer en la manus del marido; en ello influyen Ias nuevas concepciones sociales imperantes en cuanto ala familia y Ja posicién de fa mujer en el matrimonio. Desaparecida la ma- nus, marido y mujer estén en 6poca clasica ante el derecho en plano de igualdad, 19.5, Efectos personales del matrimonio La institucién familiar tiene su fundamento esencial en el matrimo- nio, y éste determina la filiaci6n legitima. Pero, ademés, de la unién ma- trimonial se siguen una serie de efectos de carécter personal, Los cényuges se deben entre sf recfproca ayuda y respeto (reveren- tia), 1o que tiene relevancia social, pero también juridica; asf, entre el marido y la mujer no puede realizarse la citacién a juicio sin autoriza- cin previa del magistrado, ni pueden ser Hamados a testificar el uno contra el otto; mientras el matrimonio existe no cabe el ejercicio entre los cOnyuges de acciones penales u otras cuya condena lleve aparejada Ia nota de infamia; ademés, cuando se promueva un litigio entre ellos, ‘gozan del beneficio de competencia. El respeto que los cGnyuges se de- ben tiene una expresién concreta en la sancién de la infidelidad, aunque con mayor severidad si tal comportamiento es imputable a la mujer; el adulterio de ésta es castigado con pena piblica, en tanto que el del mari- do s6lo con medidas pecuniarias, que operan sobre todo en el momento de Ia restituciéa de la dote. —1s1— $19 [FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO La potestad marital sobre la mujer no depende del matrimonio, sino de que hubiera tenido lugar la conventio in mann: en tal caso, desde el Punto e vista patrimonial, la mujer esté equiparada 2 los hijos sujetos a potestad y es heredera legitima como ellos. Para aludir a la posici6n ju- ridica de la mujer in manu a veces os juristas emplcan la expresién loco filiae mariti est, es decir, que esta en lugar de hija del marido, lo gue ha de entenderse a efectos patrimoniales y sucesorios y no en relacién con In posicién de Ia mujer en la familia. 19.6. Término del mats el diyoreio EI matrimonio romano termina por muerte, pérdida de la libertad 0 de la ciudadanfa y divorcio. Cuando uno de los enyuges pierde la libertad se extingue automética- ‘mente el matrimonio, al carecer ya del conubium respecto al otro. Fl caso més frecuente es el cautiverio de guerra, que provoca la disolucién del matrimonio en ef mismo momento en que el cényuge es hecho prisionero; si logra Iuego la repatriacién, no sc restablece de forma automética por efecto del postliminio (posttiminium) el matrimonio, pues al ser éste una mera relacin de hecho los cényuges deben manifestar de nuevo st) vor Iuntad de estar unidos en matrimonio, aunque sea de modo técito; lo mis- mo sucede si ambos cényuges son hechos cautivos, peto Ios hijos nacidos de padres en cautividad adquieren la condicién de libres y ciudadanos en cuanto entran en suelo romano. La pérdida de Ia ciudadanfa por parte de tun cényuge pone fin igualmente al matrimonio, siempre y cuando Ileve aparejada también la del conubiwm; por ello, no terminarfa el matrimonio en el hipotético caso de que el eényuge adquiriera Ia ciudadania de otra ‘comunidad cuyos miembros tuvieran reconocido el conubiumt. El caso més importante de disolucién del matrimonio ¢s el divorcio (ivortium). En época clisica, todo matrimonio puede quedar roto por falta de affectio maritalis en uno 0 en ambos eényuges, siendo nulo el acuerdo enite las partes tendente a exeluir o limitar la posibilidad det vorcio en el futuro, asf como también cualquier saneién pattimonial que pudieran establecer previamente para el supuesto de divorcio: desde el punto de vista terminolégico se distingue entre el hecho mismo de la se- paraci6n (divortium, de divertere: «separarse») y el acto de comunicar a Ja otra parte la decision de ruptura del matrimonio (repudtum, de repu- —152— LA FAMILIA Y EL MATRIMONIO g19 diare: «rechazar»), El divorcio extingue el matrimonio, que es un he- cho, pero no la manus sobre Ia mujer, que es un derecho; para ello es necesario realizar los actos correspondientes y eficaces para producir ese efecto extintivo; si el ex-marido (0 su pater familias) se nieza, el pretor puede obligarle, a peticién de la mujer, a hacer la diffarreatio 0 la remancipatio con dicho fin. Aun cuando el divorcio estuvo siempre admitido, su préctica parece haber sido infrecuente en la antigua sociedad republicana, y siempre pot ‘causa justificada; sin embargo, desde fines del siglo III a.C. se produce ‘un paulatino cambio de las costumbres, y ya a fines de la Republica las, fuentes atestiguan una gran abundancia de divorcios. Con los emperado- +08 cristianos, a partir de Constantino, se inicia una politica legislativa de signo contrario al divorcio, aunque su contenido tiene cardcter oscilante, pues a disposiciones restrictivas siguen otras de signo opuesto; la legisla- cién antidivorcista alcanza su méxima expresi6n con Justiniano. En el derecho justinianco se considera licito el divoreio por mutuo con- sentimiento, 0, ses unilateral. cuando haya mediado un comportamionto grave del otro cényuge: atentado contra el emperador, adulterio de la mu- jer, tratar de prostituirla, ete. (es el Hamado divortiuum ex iusta causa). No se considera icito, aunque sf vélico, el divorcio unilateral al margen de las, ‘causas legalmente consideradas como licitas, en cuyo caso se establecen severas penas contra el cényuge que injustificadamente repudia al otro. Por iitimo, se entiende licto el Hamado divortiun bona gratia 0 divotcio fandado en una causa no imputable al otro cényuge, como Ia impotencia 0 no tener noticias del eényuge cautivo después de cinco alos. Justiniano teats incluso de ir més allé en su actitud antidivorcista, Ue- gando a declararilfcito el divorcio consensual y extendiendo a ios o6i yages divorciados las sanciones previstas para el divorcio unilateral it justificado. Esa disposicién debié sobrepasar los limites tolerables en su tiempo y fue derogada por su sucesor Justino I 19.7. La legislacién matrimonial de Augusto Dentro de la politica legislativa de Augusto para regencrar Ia pobla- cién romana hay que situar las leyes dictadas en materia matrimonial, destinadas, sobre todo, a conseguir el aumento de nacimientos de hijos legitimos. Las dos leyes augusteas en este campo son la lex Julia de ma- 153 — 519 FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO ritandis ordinibus, del aiio 18 a.C., y la lex Papia Poppaea, del 9 4.C., en cuyo contenido se integré también, con algunas modificaciones, el de la precedente, con la que es constantemente citada: lex Julia et Papia. Las leyes de Augusto establecieron, para fomentar los matrimonios y la procreacién, que todos los varones de 25 a 60 afios de edad, y las mu- Jeres de 20 a 50, debfan estar casados, sefialando s6lo algunas prohibicio- nes espeefficas para evitar la mezcla de la clase alta con personas de baja condiciGn. Las viudas y divorciadas que se encontrasen en esos Ifmites de edad debian casarse, respectivamente, antes de los dos aftos de muerte del matido 0 de afio y medio del divorcio, para no quedar sometidas a las. sanciones legales. Tales sanciones tenfan carfcter indirecto y afectaban ‘en especial al dmbito sucesorio; asf, los que estando dentro de los men- cionados limites no se casasen (caelibes), no podian adquirir nada mortis causa, y los casados sin hijos (orbi) s6lo podfan adquirir la mitad de lo que les correspondiera, exceptuindose solamente los parientes préximos Y las personas que tuvieran una situacién econémica precaria, Lo no ad- ‘quirido como consecuencia de la disposici6n legal recibe el nombre de caducum («lo que ha catdo>), y pasaba a los demas herederos 0 legata- rios con hijos 0, en su defecto, al Bratio pablico (§ 73.1). La legislacion proporcionaba ademds ventajas a quienes tenian familias numerosas: po- dian excusarse de ser tutores 0 jueces y de otras cargas, aspirar a las ma- gistraturas tantos afios antes del limite de edad legalmente exigido como hijos uvieran, etc.; pero el beneficio mas importante en este Ambito era el reconocimiento del ius diberorum a las mujeres que tuvieran tees hijos (© cuatro, si eran libertas), que las liberaba de ta tutela. La legislaciGn matrimonial de Augusto prolong6 su vigencia, con al- gunas extensiones y disposiciones complementarias de emperadores posteriores, durante toda Ia época eldsica, pero estaba destinada a desa- parecer ai resultar incompatible su contenido —al menos en parte— con Jas nuevas ideas cristianas favorables al celibato. La legislacién fue par- cialmente derogada por Constantino y suprimida por Justiniano. 19.8. El coneubinato La convivencia estable entre hombre y mujer no admitida como ma- trimonio recibe la denominacién de concubinato (concubinatus); tal unién no fue legalmente reconocida, pero tampoco era frontalmente —154— LA FAMILIA Y EL MATRIMONIO §19 contraria a la moral romana. Se trata de una simple relacién de hecho, distinta del matrimonio al no existir ni affectio maritalis ni honor matri- ‘moni, pero también diferenciada de las relaciones ocasionales. En la préctica sola suponer la convivencia con una mujer de baja condicién (con relativa frecuencia, la propia liberta). ‘Aunque el concubinato existe en época republicana, es en el Princi- pado cuando alcanza mayor difusién social, a raiz, sobre todo, de las prohibiciones de ta legislaciOn de Augusto; asf, al prohibir éste el matri- monio a los soldados, éstos recurrian al concubinato; del mismo modo, al quedar prohibido el matrimonio entre senadores y libertas, 0 entre in- genuos y mujeres de conducta socialmente reprochable, el concubinato esultaba en esos casos la tinica forma posible de unin estable. Este ti- po de uniones se admite como compatible con la subsistencia de un ma- trimonio legitimo, en la medida en que la esposa no provoque Ia ruptura del mismo por divorcio, y con el principio de la monogamia, pues éste se refiere formalmente tan s6lo al matrimonio. En la 6poca postelisica, por influencia de ta moral eristiana, fa legis- lacién es contraria al coneubinato: a ello responde la prohibicién o limi tacin de las donaciones y atribuciones patrimoniales mortis causa en fayor de Ja concubina y de los hijos nacidos de la unién con ella, pero también, en sentido positive, se favorece, cuando resulta posible, la transformacién del concubinato en matrimonio legitimo, otorgéndose con el subsiguiente matrimonio Ia legitimaci6n de los hijos. Justiniano siguio una politica distinta para erradicar el concubinato al asemejarlo al matrimonio (del que sélo se diferencia por la ausencia de affectio mari- talis) y considerarlo como una especie inferior del mismo, extendiendo al concubinato los requisitos de! matrimonio: monogamia, impedimen- tos de parentesco 0 afinidad, ete., con lo que la naturaleza del coneubi- nnato quedabs completamente transformada, BIBLIOGRAFIA ee ee oS a mam soot el mot ee giustinianeo (Milano, 1951); LAURIA, “Matrimonio-dote in diriio romano (Napoli, 155 — $20 FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO (1960) yp. 125 ws; Vouranes, 11 marimono romene (Roms, 1961; ANAS BoM Elmatrinonio enol derecho romana en Anas feadente Meters tal Neto, 13 (1962) pp. 7 ss; KuPISZEWSKI, Studien zum Verlobnis im Klassischen rmischen ‘ec on BS 84 901 pp 10 9s Ron aon, Bf einen Coma, 190) Asroury Le ac ule Paps Padove Oh Wormer ae sien ANID 18 BTiS Honmeet be eanepey Bore lee iS Oe ii, Sv latrinonta, on EdD. 25 (DYE), Disa pn ee subaanet Soe Idan tne Sure ad, 107) pr ties NOK Temas cas Of dae S01 16 981 pp 350 Psion ce eae een ons eh SHDL'S0 C964 py, 995 xs BSA Manta fe es Sis aaron Grice b Romeo an is verges oa el Carns p20 ey Ruiz ansnoes Alunas slcreSons tees eke eee eae da scon matin de guste BUC 13 COOLS re ete fi insite marion dnd ens aaa od MINGO, acién matrimonial de Constantino (Pamplona, " ‘s.v. Sponsali, en FD. 43 (1990). eee § 20. RELACIONES PATRIMONIALES NLRB CONYUGES |. Principios generales. 2. La dote: concepto y constitueién. La dote durante el mattimonio. 3. Restitucién de Ia dote, 4, La dote en el derecho justinianeo. 5. Prohibicién de donaciones entre eGnyuges. 6. La donacién nupeial 20.1. Prineipios generales Al tratar del régimen matrimonial de bienes es preciso distinguir el supuesto en que el matrimonio va acompafiado de la entrada de la mujer en Ia manus marital de aquel otro en que eso no sucede, pues de ello resulta una diferente posiciGn de la mujer desde el punto de vista patri- monial Cuando 1a mujer se halla in manu carece de patrimonio propio, de modo que todo lo que pueda adquirir durante el matrimonio pasa a inte- grar el patrimonio del marido (0 el de su pater familias); en tak situa cin, la mujer es heredera legitima del marido, al igual que lo son los hi- jos en potestad. Si hasta la conventio in manum la mujer habia sido sui —156— LA FAMILIA Y EL MATRIMONIO $20 juris y tenia deudas pendientes, segtin el derecho civil éstas quedaban extinguidas en el instante de entrar en Ia potestad marital, 1o que frustra- ba las expectativas de cobro de los acreedores; el derecho pretorio corri- _ge est deficiencia del ius civile y otorga a éstos una restitutio in inte- ‘gram que les permite demandar a la mujer con acciones titiles como si Ta conventio in manum no so hubiera producido. La mujer tiene respecto a la herencia de su marido Ia posicién sucesoria de hija (oco filiae), pe- ro, ademas, ora prictica social frecuente que aquél legara a su esposa los objetos muebles de uso privativo (vestidos, ajuar y mobiliario) y los re- galos hechos durante el matrimonio; el caracter general que solfa tener este legado planteaba en la prictica problemas en cuanto a su amplitud, pues los herederos tenfan interés en su reduccién con el fin de incre- mentar el caudal hereditario; la presuncién muciana (praesumptio Mu- ciana), que recibe el nombre del jurista Q. Mucio Escévola, resuelve ese conflicto en sentido favorable a la mujer, al establecer una regla en vi tud de Ja cual, salvo prueba en contrario, todo lo que la mujer habia re- cibido durante el matrimonio provenfa de su marido, y en consecuenci ‘entraba en el legado; esta presuneién se generslizé daspnés al matrimo- nio sine manu, considerndose convalidadas por la muerte del marido las donaciones no revocadas hechas en favor de la mujer. ‘Si el matrimonio no va acompaiiado de la conventio in manum, lo que es habitual en época clisica, 1a mujer conserva ta posicién juridica gue tenia antes de contraerio; en consecuencia, si era sui iuris mantiene [a titularidad de su patrimonio y adquire para sf los bienes que posterior- ‘mente pueda obtener. En esa situacién, ambos cnyuges son titulares de su propio patrimonio, y responden personalmente. por las obligaciones que asumen; se trata, pues, de un régimen econémico de separacién de bienes, que es el propio de la €poca clisica. Segtin el ius cévile, entre ‘ényuges casados en un matrimonio sine manu no existe derecho de su- cesién intestada, y el derecho pretorio sdlo los llama a heredar en ultimo lugar. A pesar del régimen de separacién de bienes, de la propia naturaleza de la relacién matrimonial resultaba en la préctica que los cGnyuges se comportaban respecto a sus respectivos patrimonios como si fuesen bie- nes comunes; era también habitual que de la administraci6n de los bi nes de la mujer se ocupara del marido, en cuyo caso éste tenia las obli- gaciones y responsabilidad de un mandatario; para designar los bienes de Ja mujer confiados en administraci6n al marido se aplica a veces el 157 — ee 320 FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIVADO ROMANO término griego

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