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Sobre género y espacio: una aproximacion tedrica Paula Soto Villagran TOROPOTODOD ODOT ODODODODODODODODOLODODOD OTOL OOD OD ODED ODODOHOHOHOOOOD En el espacio publica, en la ciudad, hombres y mujeres estén situados en dos extremos de la escula de valores. Se oponen como el dia y la noche. Investido de una funcién oficial, el hombre ptiblico desemperia un papel importante x reconocido [..] Depravada, perdida librica venal, la mujer piblica es una “criatura”, una mujer comiin que pertenece a todos Michelle Perrot Una ciudad no es sélo topografia, sino también wopia y ensomacién. Armando Silva Presentacion través de este trabajo me propongo reflexionar A algunas rutas te6ricas en el abordaje de la j6n entre espacio y género y las principales aproximaciones desde Ia antropologia y el pensamiento feminista al problema de estudio. Lo que presento a continuacién son ideas que en orden y en desorden de aparicién surgieron desde una mirada particular, desde una sujeta particular, mujer, joven, an- tropéloga y feminista. Y aclaro esto porque creo que la logica con que habitamos y pensamos lo social esté arrai- gada en nuestros cuerpos, y que ocupar un espaci s6lo implica una responsabilidad en nuestras précticas sociales sino que da sustento a nuestras luchas politicas. no En fin desde estos lugares organizo una narrativa, inter- preto la realidad, propongo y disiento. Para comenzar El género en tanto construccién simbélica de la diferen- a sexual ha sido fundamental en la configuracién de espacios especfficamente para uno y otro sexo. Hablar de espacio es plantear la necesidad humana de sociabili- dad tanto de individuos como grupos, pues entendemos que el espacio es una referencia identitaria que permite a Jos sujetos construir relaciones sociales y a través de estas, conformar la trama social en las que se juega su ubicacién y movilidad en el mapa social. Sostengo que es en el espacio donde se actualizan y ponen en juego las nociones culturales de género, que se coneretan en actividades, précticas, y conductas rea- lizadas cotidianamente, que estén estrechamente ligadas con una concepeién del mundo y con la construccién sub- jetiva del sujeto. El género entonces se erigira como ele- ‘mento relevante en la produccién de imaginarios geogré- ficos imbuidos de simbolismos, poder y significados que dividen esferas, dominios y dmbitos diferenciados donde es posible localizar a uno y otro género. No podemos pensar a los grupos humanos y sus relaciones sociales, fuera de un ambiente compartido que les sirva de marco de referencia. En efecto, llegamos a ser hombres y mujeres en un complejo entramado de relaciones, instituciones, representaciones, discursos, pric- 88 ooe ticas, simbolos, afectos, poderes, tiempos y espacios. Un lugar y un tiempo que marca el tejido de los pro- cesos personales y colectivos. Un lugar y un tiempo que tiene sentido no s6lo como realidad objetivada sino como Vivida subjetivamente y compartida socialmente. Un tiempo y un espacio marcado por la diferencia, Sobre cuerpos, espacios, y la estratificacién de género Pareciera que espacio y diferenciacién de género no tie~ nen relaci6n entre si, pareciera que recorren Ambitos conceptuales sin conexién. Por un lado el espacio ligado ala geografia, a la localizacién y delimitacién de fronte- ras y por otro el género como producto de la construc- cién cultural de las diferencias sexuales que definen a los cuerpos en femeninos y masculinos. Pese a esto la reflexign feminista sobre el espacio y los lugares, proviene del profundo cuestionamiento a los. roles asignados a las mujeres, a la distribucién espacial desigual de hombres y mujeres, todo lo cual determina las posibilidades de aparicién, desplazamientos, movilidad y Ja construccién de imaginarios simbélicos. Desde la antropologfa, diferentes datos etnograficos nos entregan elementos que muestran la existencia de comportamientos espaciales diferenciados. Podemos entender esta relacién entre el espacio y el comportamiento gracias al trabajo de construccién social que se hace s bre el cuerpo y sus movimientos, inscribiéndolos en el pensamiento, y en la cotidianeidad de la experiencia. El orden masculino establece una divisién del mundo que se materializa mediante la localizaci6n de hombres y muje- res, y en la reglamentacién de as maneras de compor- tarse, posturas corporales, ritmos, que dibujan los territo- rios de accién. La articulacién especffica entre el espacio, género y el menor estatus de las mujeres, podemos encontrarla evidenciada en una rica diversidad de trabajos antropo- Iogicos. A continuacién cito al menos tres importantes trabajos, que desde mi perspectiva son puntos de partida para la discusién: 1) El cldsico trabajo de hace mAs de veinte afios de Michelle Rosaldo y Sherry Ortner. Estas autoras han aproximado la explicacién que ha derivado en una visién espacial de la diferencia sexual y que tiene que ver con Ja desvalorizaci6n universal de las mujeres y su posicién secundaria en las sociedades. Sostienen que las mujeres han sido identificadas simbélicamente con la naturaleza, en oposicién a la cultura que se asocia con los hombres y Jomasculino. 89 Culturalmente las mujeres son consideradas més cercanas a la naturaleza que los hombres. La biologia y el cuerpo de las mujeres como procreadoras, sus funcio- nes reproductivas, el contacto intimo con los hijos duran- te la crianza y las tareas domésticas, serdn la fuente del simbolismo naturaleza-cultura. La consecuencia inmediata, serd la consideracién de que las mujeres estén subordi- nadas al poder de los hombres, ubicando sus actividades fundamentales de manera tal que el lugar de accién fe- menino sera el mundo doméstico y la familia; por el con- trario, los hombres seréin duefios de la vida piblica, Para estas autoras la oposicién naturaleza-cultura, mujeres- hombres, doméstico-piblico, son en si mismos productos. culturales y no conformaciones naturales. El par conceptual piiblico-privado nos entrega un acercamiento topogréfi- co para explorar e identificar las fronteras de los siste- mas de sexo-género, pues es una distincién que frecuen- temente se encuentra en diferentes contextos culturales y de manera semejante. La divisién sexual del trabajo es una parte integral de la divisién de género, debido a que mientras la vida de los hombres ocurre fuera de la casa, laalimentacién y el cuidado de los hijos ocurre dentro de Ia casa 2) La frecuente separacién que ubica a las mujeres aparte de los hombres dentro de las formas de habitar en sociedades no occidentales, es descrita en el andlisis de la Casa Cabil de Bourdieu. Para él, la disposicién de los espacios dentro de la casa Cabil se puede entender a través de un conjunto de oposiciones simbélicas que se sostie~ nen a través de la division sexual del trabajo y la consi- guiente distribuci6n estricta a cada uno de los sexos, de actividades, de espacios y tiempos, de instrumentos y objetos. En este sentido la mayorfa de las actividades que realizan las mujeres cabilefias y los objetos que utilizan pertenecen a la parte oscura de la casa, transporte de agua, lefia para la calefacciGn, cuidado del ganado. De manera que en la estructura del espacio, hay una oposicién entre la parte baja, oscura y exterior, y la parte alta, clara e in- terior de la casa: oposici6n entre lo femenino y lo mascu- lino. Un universo organizado sobre las diferencias sexuales, las cuales estan integradas en un mas amplio conjunto de oposiciones, que se apoyan mutuamente, y que simbéli- camente organizan el cosmos, ordenan el universo, y se apoyan en el juego de las transferencias précticas a los movimientos del cuerpo, los comportamientos y los ac~ tos. Matriz original de oposiciones que establecen limi- tes, fronteras en la utilizacién del cuerpo en determina- dos lugares, que en tltima instancia reproduce la prima- fa de lo masculino. + 3) Henrietta Moore, en su trabajo sobre los Marawett de Kenya, establece una estrecha relacin entre poder, espacio y conocimiento, Plantea que el andlisis sobre la organizacién del espacio puede ser considerado como un sistema de comunicacién o un sistema simbélico de c6di- gos anélogos al lenguaje. En este sentido el espacio do- méstico, que es su principal objeto de estudio, es entendi- do como un texto, donde el movimiento y la accién pue- den ser vistos ¢ interpretados como un texto literario. Si bien hay diferentes formas que permiten sintetizar las relaciones entre espacio y tiempo entre los Marawett, un eje importantisimo para definirla es la relacién entre hom- bres y mujeres La tesis central es que el significado no es inheren- te ala organizaci6n del espacio doméstico, por el contra- rio: para conocer dichas significaciones es necesario re- currir a la acci6n de los sujetos. Moore afirma que la visi6n de las relaciones de gé- nero se expresa en la organizacién del espacio, y se ac- cede a ella a través de las practicas sociales ubicadas en coordenadas tiempo espaciales. La repeticién cotidiana de actividades de la vida Marawett produce y es produ- ida por un conjunto de principios estructurales que s6lo se manifiestan en la préctica. Por esto, la villa de Endo al estar construida en la parte alta de una montaia, implica que los movimientos diarios desde el Area residencial al campo, se dan en un proceso permanente de movimiento entre arriba y abajo, esta division es avin mas complicada porel uso de los términos tai que significa derecha y tam- bién se refiere a la idea de frente, en contraste let signi- fica izquierda y también atras. Ambos, tai y let, son tér- minos de orientaci6n y direcci6n, y se asocian a los mo- vimientos del sol, explicitamente vinculado con los hom- bres, en oposicién a la luna, simbélicamente asociado a Jas mujeres. Lo masculino se constituye en lo permanen- te, mientras lo femenino en lo transitorio, conformando asf una de las mas poderosas formas de generizar el es- pacio y el tiempo en el Valle de Endo, La organizacién del espacio es el producto de préc- ticas representadas, dada la naturaleza de recursos y relaciones de poder en la vida Marawet, esto significa que estdn siempre abiertas a la negociaci6n y renegociacién. Esta es una visi6n del espacio que toma en cuenta la for- ma en la cual éste es constituido a través de pricticas de relaciones sociales y significados sociales.* ++ Del espacio a la ciudad. Perspectivas feministas En otro nivel de la discusién y buscando en la teorfa fe- minista, encontramos que las cuestiones del espacio y la ciudad han partido del reconocimiento de la diversidad de expresiones que se construyen a través de la geografia, y sus consiguientes consecuencias genéricas en la segre- gacién labora, las transformaciones en la fuerza de tra- bajo, las politicas sociales y econdmicas, la divisién sexual del trabajo y sus manifestaciones simbolicas en la locali zaci6n jerarquizada de los géneros e incluso la ausencia de las mujeres en determinados lugares. Podriamos establecer al menos cuatro aproximaciones analiticas para entender las vinculaciones entre mujeres y espacios, género y geografia, ciudad y relaciones ge- néricas. 1. En un primer acercamiento, el espacio urbano se nos presenta como el resultado de una sociedad sin dife- renciaci6n entre hombres y mujeres, los hombres son la norma y de acuerdo a ellos se explican los funcionamientos espaciales dentro de la ciudad. La evaluaci6n radica en la ausencia de la distineién genérica en la concepcién del espacio urbano, como si las estructuras espaciales no fueran expresién de los pro- cesos sociales y de los comportamientos humanos. No se considera a las mujeres como trabajadoras asalaria- das ni como trabajadoras domésticas, es més, tampoco se ven las desigualdades espaciales a las que son some- tidas. En esta linea de pensamiento los trabajos de Tere- sadel Valle, nos muestran c6mo las generalizaciones que se hacen de “Ia mujer” tanto para situarla dentro o fuera, en lo paiblico o en lo privado, estereotipan y reducen las posibilidades de conocer la movilidad de las mujeres en Ja vida social. La invisibilidad de las mujeres es fortalecida por la adscripcién a roles fijos, construyendo estereotipos bajo una concepcién naturalizada de lo femenino, masculino, mujer-madre, mujer ama de casa, madre, esposa. 2. Desde la perspectiva de la geografia feminista se han considerado las implicaciones de la divisiGn sexual del trabajo y su consiguiente impacto en la reestructuracién de la ciudad y las localidades al interior de ellas, focali zando de alguna forma en los cambios de roles y relacio- nes de género. Es por ello que la teorfa urbana tradicio- nal asume dicotomfas ampliamente utilizadas en la geo- sgrafia tales como puiblico-privado, ciudad-suburbios, centro- periferia, trabajo-hogar, reproductivo-productivo. 90 + En esta linea de reflexi6n para Susan Seager, la vida urbana esti relacionada con la agresividad, define un mundo de eventos intelectualmente poderosos, activos y algunas veces peligrosos. Por el contrario, las mujeres y los su- burbios comparten la vida doméstica, el reposo, la proxi- midad ala naturaleza, la inconsciencia sobre el peligro y, cn iltimo término, la seguridad Desde otra perspectiva, se exploran los efectos de las interconexiones entre patriarcado y capitalismo, que producen diferentes determinaciones en las relaciones de género, en diferentes lugares y tiempos, Fundamental importancia ha tenido la incorporacién masiva de las mujeres al mercado laboral y desprendiéndose de ello los andlisis sobre las politicas de empleo, las tasas de actividad eco- némica femenina, la remuneracién diferencial entre hombres y mujeres, la definicién de empleos para mujeres y el peso del trabajo doméstico para la reproduccién de relaciones sociales de dominacién y subordinacién. Neil Smith con- juga los saberes de la geografia y la teorfa marxista para explicar los papeles del desarrollo desigual en el mante- nimiento del capitalismo. Afirma que la desigualdad en la forma de produccién y distribucién del espacio responde y se apoya en un sistema de producci6n capitalista, lo que influye en la forma como se asigna, utiliza, distribuye y transfiere el espacio entre los hombres y las mujeres, y en cada una de las formas de concebir, asignar y experi- mentar el tiempo, se construye y se manifiesta el género. Por su parte Doreen Massey, considera que la va- riable de género puede matizar los resultados de una po- Iitica de empleos regional e incluso comprender sus inci- dencias en la reorganizacién del espacio econémico na- cional. Por otro lado, es posible ubicar la conformacién de culturas genéricas construidas localmente y detectar las variaciones geogréficas en la construccién de la mas- culinidad y feminidad, y la relacién entre ambas. 3, La relacién que se establece recientemente en- tre género, diseito y planeaci6n ambiental. La critica fe- minista cuestiona las dificultades en el acceso desigual a los bienes y servicios dentro de la ciudad, planteando que el ambiente urbano impone ciertas restricciones a nues- tra movilidad y a la percepcién del espacio y esto resulta determinante en nuestra capacidad de movernos en él. Es asf que, el medio ambiente de la ciudad se ha concep- tualizado y construido de acuerdo a los intereses mascu- linos y las desventajas de las mujeres. En lo que se refiere a las ciudades, se ha generali- zado la idea de que la organizacién del sistema urbano se ha hecho y se esta fundado en un proceso de planifica- cién que no tiene en cuenta la situacién y condicién so- 91 + cial de las mujeres, las necesidades e intereses especffi- cos derivados de su ubicacién en la divisi6n sexual del trabajo y su status de género, poniendo en tela de juicio la plani- ficaci6n y el disefio urbano por su carécter eminentemente sexista. En este sentido, el debate se sostiene en el su- puesto que la invisibilidad de las mujeres dentro de las ciudades, ha producido barrios, calles, transportes y ser- vicios inapropiados para las necesidades de ellas. Dolores Hayden, sostiene que la afirmacién de que “El lugar de las mujeres es la casa”, ha sido en palabras de esta autora el principio mas significativo para el dise- flo arquitect6nico en la planeacién de los Estados Unidos nel tiltimo siglo. La critica al diseiio espacial de las ciu- dades y a la distribuciGn de los servicios dentro de éstas, tiene su fundamento en el parad6jico supuesto que existe en los arquitectos y diseftadores entre la divisidn de la vi- vienda privada y el lugar de trabajo, entre casa y econo- mfa de mercado. 4, Numerosas investigaciones feministas de las cien- cias sociales, entre ellas principalmente socidlogas y an- tropélogas, como Weinstein y Valdés, se han orientado a buscar antecedentes que documenten la presencia y ac- tuacién de las mujeres en la vida piblica y en las esferas de interés social en diferentes paises de Latinoamérica, las cuales han permitido evidenciar el desdibujamiento de las nociones piblico y privado, debido a las apropiacio- nes del espacio urbano por grupos especificos de muje- res, en contextos de dictaduras militares, de crisis eco- n6mica, bajo politicas de ajuste estructural. Las mujeres en su vida urbana han desafiado los ideales del universo masculino, en la medida que han ampliado sus percepciones, han construido lazos de per- tenencia, Su necesidad de traspasar e invadir los limites, hace que las mujeres comiencen a extender el marco de accién, representando personajes politicos, actuando en el mundo laboral, cruzando la frontera de lo rutinario, apropindose de otros espacios al interior de la ciudad, escenificando una nueva cotidianeidad, ya no tan tajan- temente separada del mundo piiblico, evidenciando que las delimitaciones no forman parte de las cosas, sino por el contrario, que los limites existen como producto de la accién humana, Si bien el espacio no fue una de las di- ‘mensiones analiticas principales, se ha llegado a estable- cer la articulacién estrecha entre el espacio urbano y relaciones de género como social y culturalmente produ- cidas, Cada una de estas perspectivas tiene una utilidad para formular ciertas preguntas y construir un marco de referencia que conecte la preocupacién por el espacio, los lugares dentro de la ciudad y el enfoque de género. oo Los espacios que ocupan las mujeres tienen una intima vinculacién con el orden social y con el mantenimiento, la crea 6n y la potencial transformacién de situaciones de dominacién. Algunas propuestas Desde mi experiencia e interés por indagar las cuestio: nes sobre espacio y poner algunas posibles pistas investigativas donde me parece que hay un territorio fértil pa cién de saberes: 1) Los Imaginarios: cada vez mas y con mayor fuerza nero en la urbe, me interesa pro- el anilisis y la construc es necesario abordar la dimensién imaginaria de la cit dad, como constitutive y estructurante de la realidad que viven las mujeres. El hecho de que la mujer y los cuerpos ‘onstituyan en material privilegiado para la fabricacién de imagenes, expresa en lo simbélico un pro- ceso de construccién imaginaria, podemos llevar mas le- jos esta argumentacién diciendo que, nada de lo que podemos decir que es real, tiene una existencia separada de los ima; fios, los deseos, las frustraciones que en con- junto articulan categorias, simbolos e imagenes que nos ayudan a acceder al mundo de las ex- periencias urbanas femeninas y que constituyen sus escenarios y temporalidades de vida. Me pregunto cémo construyen las imég nes de los limites, las fronteras, los deslindes, la femeninos se trios, los sue. acion por ge nes de los miedos, temores e inseguridades, de la es tética y el medio ambiente y también los imagi- narios de la identidad en las ciudades, que son de una u otra forma mundos mentales, que acom- nero y clase, las im: affa urbanas. nes de términos, en pafian la topografia y ge 2) Establecer asociac la forma de oposiciones espaciales, como no- che-dfa, casa-calle, barrio-centro, para distinguir practicas ¢ imag enes espaciales, que tienen tam- bién una corelaciGn evidentemente temporal, para asociar determinados espacios idemtificados como claramente femeninos, con relacién a locali es de otros sujetos, que se definen como mas- culinos, es slo el punto de partida, Sin embar- g0 es de vital relevancia pensar en términos re~ lacionales, considerando los posibles “entre” de cada par de oposiciones, las gradaciones, los matices, grados de intensidad, los intervalos. No simplemente sustituir un lugar por otro, que se- ria una operaci6n mas sencilla, se} tros que conectan cuando se transitan los luga- res, reelaborando su funcionalidad. El sentido tiltimo es poner en continuidad dos lugares que se encuentran fisica y simbélicamente separa- uir los ras- dos 3) Pensar los cambios y transformaciones que se producen en la cotidianeidad de la experiencia, Mas alla de las regularidades en el uso del espacio y la significa- cidn del espacio, es necesario comprender aquellos inters- ticios, irregularidades que también forman parte de la vida cotidiana a través de la creacién, invencién y la apropia: cién de espacios y tiempos, la importancia que tienen en la config n de la vida diaria y en la construccién de tun imaginario femenino urbano, que muestra por momentos, uraci¢ 92 o recientes biisquedas por romper lo esperado. Asé la ciu- dad debe ser vista como lugar de transformaciones y apropiaciones que inciden en la manera en que las muje~ res viven los tiempos y espacios de la ciudad. Todo esto reinstala la cuestién de la utopia més politica de los cam- bios sociales, en el ejercicio de pensar a las ciudades y los espacios desde las relaciones de poder. Nota * Entre otros: Shirley Ardener, recoge un conjunto de artfculos antro- ppol6gicos, cuyo interés central es a relaciGn entre el género y et espacio, asf como la importancia de los arreglos espaciales en diferentes sociedades. También Daphne Spain propone que las diferencias de estatus entre hombres y mujeres, crean ciertos tipos de espacios generizados que institucionalizan la segrega- cidn espacial y refuerzan el poder y privilegio masculino. Bibliografia ‘Ardener, Shirley (1993). Women and Space. Ground Rules and Social ‘Maps. Editado por Shirley Ardener, Berg Publishers, Oxford. Bourdieu, Pierre (1991). El sentido préctico. 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