Está en la página 1de 8
COD ClO EMER fUiwer Suolotow. sg PSICOLOGIA DEL NINO gh EDICIONES MORATA, S. A. Fundaciéa dé Javier Morata, Editor, en 1920 MADRID t 10 Advertencia La influencia de Pracer sobre la psicologis profunda. Sus penetrantes y pianeras investigaci teorias del desarrollo cognoscitivo ban situado a la. psi- cologia del nitio en camino de moverse en auevas direc- ciones. Sus audaces especulaciones han servido de ins- pitacién para el trabajo cle otros, y sus estudios han Eonstituido materia de muchos libros y de incontables cativamente, su influencia se ha es parcido sobre otras disciplinas y sigue teniendo un cada yez mayor impacto sobre la cultura general en sentido ampl ‘Aqui, por tanto, es, “Piaget sobre Piaget”, una sintesis, comprensiva de su psicologia del nifo, trazando las eta- pas del desarrollo cognoscitivo sobre el entero periodo de la nifiez, desde Ja infancia a la adolescencia, Psicologia del Njiio es asi un soberbio sunario para el psicdlogo profesional y la mejor de todas las intro- ducciones 2 PIAGET para el estudiante y el lector intere- sado no especialista. Jean Piacer es co-director del Instituto de Ciencias de la Educacién en. Ginebra y profesor de Psicologia expe- imental en la Universidad de Ginebra, Durante més de fenta afios ha estado en Ja primera linea de la inves- igacién cieftifiea sobre los origenes y desarrollo de las facultades iftelectuales en los primeros afios de la vida. Birbel Inwexper, que ha trabajado con Pracet a Jo largo de muchos aiios, ba colaborado con él en la redaccién de varios libros. ‘Nota publicada en la presentacisn de ta edicion inglesa y tomada del Catdlogo de Basic Books Inc. Spring. 1969, cs) INTRODUCCION La psicologia del rifio estudia el crecimiento mental 0, fo que viene a ser lo mismo, el desarrollo de las conductas (es decir, de fos comportamientos, compren- dida la conciencia) hasta esa fase de tran: consti- ida por la adolescencia, que marca la insercién del individuo en la sociedad adulta. Et crecimiento men es indisociable del crecimiento fisico, especial Ja maduracién de los sistemas nerviosos y endoct (que prosigue hasta alrededor de los 16 afios, De ello resulta, ante todo, que, para comprender ese crecimien- to mental, no basta remontarse hasta el porque existe una embriologia de los reflejos (Mi KOWSKI) interesando la motérica del feto; y ya se han invocado las conductas preperceptivas de éste en 4m- itos como os de le percepcién de la causalidad téetilo- cinestésica (Mrcuorte)*, También tesulta de ello, desde 1 Bate obve quiere ser una sintesis de diferentes trabajos de 9, ineluidos Tos nuestfes (Sin compromlso, por roporcianes), Respecto a éstos, cl unpresiba de que seamos reiterativos, ro, sefialar os novedades acerca de es a ia vee breve y sencilla, lo ftuye, por atta parte, aus dos tnicas rméritos ‘Bamos las gracias a la Presses Universitaires de France por hhabernos determinado a escribir este ie muaca 12 Psicologia del rio un punto de vista te6rico, que la psicologia del nifio ha de considerarse como el estudio de un sector particul de una embriogénesis general, que se prosigue después det nacim ¥ que engloba todo el crecimiento, or- “ginico y mental, hasta Hegar a ese estado de equilibrio “relativo que constituye el nivel adulto. Las influencias del ambiente adquieren una importan- cia cada vez mayor a partir del nacimiento, tanto desde el punto de vista orgénico como del ‘mental. La psico- logia det nifio no puede. pues, limitarse a recurtit a factores de maduraein biolégica, ya que los factores que han de considerarse dependen tanto del ejercicio © de la experiencia adquirida como de la vida social en_ general. La psicologia del niiio estudi en su desacrotlo. mental. Con tal respecto, di tinguirla de la “psicologia genética”, aunque constituya trumento esencial de ella, Sefialemos en seguida, para disipar cualquier equivoco en la terminologla, que la palabra “genética”, en la expresiGn “psicologia gentti- ca”, fue introducida por los psicélogos en Ia segunda mitad del siglo xtx, es decir, antes que los bidlogos la empleasen con un sentido més restringido, En el len- guaje actual de los bi6logos, la “genética” se refiere exclusivamente a los mecanismos de la herencia, por oposicién 2 los procesos embriogenéticos w ontogentti- se reficre al desarrolio indi- vidual (ontogénesis). Dicho esto, p tados a considerat las expresiones y “psicologia genética” como sinénimas; ‘un importante matiz las diferencia: si la ps nifio estudia a éste por él mismo, se tiende hoy, por el contrario, a denominar “psicologia genética” peicologia general (estudio de la inteligencia, de las pet- cepciones, etc), pero en tanto que trata de explicar las funciones mentales por su mode de formacién, o sea, por su desarrollo en el nifio; p. ej: después de haber a éste por si mis Ineroduccién 13 estudiado los razonamientos, operaciones y_estructuras 6gicas en el adulto solo, esto es, en el estado acabado y estitico, lo que ha conducido a algunos autores (Denk- psychologie alemana) a ver en el pensamiento un “es pejo de la lgica”, se ha terminado por preguntarse la légica era innata o el resultado de una construc- ci6n progresiva, ete. Con objeto de resolver tales probl se yecurre entonces al nifio; y, por este hecho, logla genética”, lo cual equivale a decir que se convierte en instrumento esencial de andlisis explicativo para te- solver los problemas de la psicologia general Imente por el método en todos los sectores de la psicologa (téngase en cuenta, p. ej, el considerable papel atribuido a ta Infancia por el psicoanélisis) tiende asf a conferir a Ia psicologia del nifio una especie de posicién clave en los més diversos inbitos. En consectiencia, nos situa- remos en esta obra, principalmente, en el punto de vista de la psicologia genética; si el nifio oftece un gran interés en si mismo, se hia de afiadir, en efecto, que también explica al hombre, en el mismo grado, y, a mentido més, que al contrario, ‘pues, aunque el hombre lo eduque por medio de multiples transmisiones sociales, todo adul- to, incluso creador, ha comenzado, sin embargo, por ser un nifio, tanto en los tiempos prehistéticos como en nuestros’ dias. CONCLUSION LOS FACTORES DEL DESARROLLO MENTAL El desarrollo mental del nifio aparece, sucesién de tres grandes construcc de las cuales protonga la precedente, reconstruyéndola, ante todo, en un nuevo plano para sobrepasarla luego cada vez més, Esto es verdad desde la primera, porque Ja construcci6n de los esquemas senso- y sobrepasa la de las estructuras org: embriogénesis. Luego, la construccién de las rela semidticas, del pensamiento y de las conexiones intes- individuales interioriza esos esquemas de acciéa, recons truyéndolos en ese nueva plano de la representacién; y los rebasa hasta constituir el conjunto de las operaciones concretas y de las estructuras de coo} Final- mente, desde el nivel de once-doce afios, el pensami formal naciente reestructura las operaciones concretas, subordinéndolas a nuevas estructtiras, cuyo despliegue se prolongaré durante la adolescencia y toda la vida pos- terior (con otras muchas transformaciones todavfa). Esa integracién de estructiiras sucesivas, cada una de Jas cuales lleva a la construccién de 1a siguiente, per- lo en grandes perfodos o subes- tadios, que obedecen a los siguientes criterios: 1) Su orden de sucesién es constante, aunque lis edades pro- medio pueden vatiar de un in a otro, segiin sus 152 Psicologia det grados de inteligencia, 0 de un ambiente social a otro. EL desarrollo de los estadios-puede, pues, dar lugar a Fetrasos 0 aceleraciones; pero ef orden de sucesién persiste constante en Tos Ambitos (operaciones, etc.) en que puede hablarse de tales estadios; 2) Cada: estadio se caractetiza por. una estructura de ‘conjunto, en fun- cién de la cual pueden ex; ciones particulares. No puede bastarnos una referencia a tas, ni n05 limitaremos a jnvocar el predominio de tal o de cual cardcter (como en el caso de los estadios de Freup o de Watton); 3) Esas estructuras de con- junto son integrativas y no se sustituyen unas a otras: cada una resulta de la precedente, integrindola como ‘estructura subordinada, y prepara ta signiente, integrén- dose antes 0 después en lla. EI gran problema que suscitan la existencia de tal desarrollo y le diteccién integradora que puede recono- cerse ahi @ posteriori consiste, entonces, en comprendet su mecanisino. Ese problema prolonga el que se plantean los einbridlogos cuando se preguntan en qué medida la ién ontogenética resulta de una preformacién (0 de una epigénesis y cuales son sus procesos de orden causal. Baste decir que nos encontramos atin en solu- ciones provisionales y que las teorfas explicativas del porvenir s6lo satisfardn si consiguen integrar en una to- talidad armoniosa las interpretaciones de la embriogé- nesis, del crecimiento orgénico y del desarrollo mental. Entretanto, nos habremos de contentar con ta dis- cusién de los cuatro factores generales asignados hasta aquf a la evotucién mental: 1) El crecimiento orgénico y especialmente la ma- duracién del complejo formado por el sistema nervioso y los sistemas endocrinos. No hay duda, en efecto, de que cierto mimero de conductas dependen, ms 0 menos directamente, de los principios del funcionamiento de al- gunos aparatos o circuitos: tal es el caso de la coordi- nacién de la visién y de la prensién hacia Jos cuatro me- Los factores del desarrollo mental 153 ses y medio (TouRNAY): las condiciones orgénicas de la percepcién no se realizan plenamente hasta la adoles- cencia, mientras que el funcionamiento retiniano es muy recor, (cap. Il, § I y nota): la madurez desempefia un papel durante todo el crecimiento mental. Pero ccudl es ese papel? Hay que sefialat, en primer término, que atin conocemos muy mal Jos detalles y, en particular, ao sabemos casi nada de las condiciones de maduraci6n que hacen posible Ia constitucién de las grandes estructuras operatorias. En segundo lugai Jo que conacemos, vemos que la maduracién cor sobre todo en abt nuevas posibilidades y constituye, pues, una condicién necesaria de la aparicién de ciertas conductas, pero sit proporcionar las condiciones suti- cientes, ya que sigue siendo igualmente necesario que las posibilidades asi abiertas se tealicen, y, para ello, que la maduracién se acompafie de un ejercicio funcional y de un minimo de experiencia. En tercer lugar, cuanto mds se alejan de los orfgenes senso-motores las adqui- siciones, més variable es sq cronologia, no én el orden de sucesién, sino en las fechas de aparicién: este hecho basta para demostrar que la maduracién interviene sola cada vez menos, y que las influencias del ambiente fisico y social. crecen’ en. importancia. En una palabra: si la maduracién orgénica constituye indudablemente un factor necesario que desempeia un papel indispensable en el orden invariable de’ sucesién de los estadios, no explica todo el desarrollo y sélo representa un factor entre Ios otros. 2) Un segundo factor fundamental es el papel. det ejercicio y de la experiencia, adquirida en Ia accién efectuada sobre los objetos (por oposicién a la expe- ia social). Este factor es también esencial sario hasta en la formacin de las. estructuras | mateméticas. Pero es un factor complejo y que no lo explica todo, pese a Io que se llama empirismo, Es com- plejo porque hay dos tipos de experiencia: «) la expe- 154 Psicologia det ni riencia fisica, que consists en actuar sobre los objetos para abstraer sus propiedades (p. ej., comparar dos pesos independientemente de Jos volimenes); b) Ja experiencia Tégico-matematica, que consiste en actuar sobre los ob- jetos, pero con Ja finaljdad de conocer el resultado de la coordinacién de Jas acciones (p. ¢j, cuando un nifio de cinco-seis atios descubre empfricamente que la suma de tun conjunto es independiente del orden espacial de Jos elementos o de su enumeracién), En este ultimo caso, fel conocimiento es abstraido de Ja accién (que ordena © reine) y no de los objetos, de modo que Ia expe- riencia constituye simplemente Ia fase practica y casi motora de lo que serd la deduccién operatoria ulterior, Jo cual’ apenas tiene relacin con la experiencia en el sentido de una agcién del ambiente exterior, ya que se trata, por el contrario, de una accién constructora ida por ese sujeto sobre esos objetos exteriores. En cuanto a la experiencia fisica, no es, en modo alguno, un simple registro del dato, sino que constituye una es tructuracién activa, yg que siempre es asimilacién a cuadros I6gico-matematicos (ast, comparar dos pesos pone “poner en relacién”, y, por tanto, la construccién de una forma l6gica). Abora bien: toda esta obra de- muestra, una vez ms, que la elaboracién de las estruc- turas Idgico-matematicas (del nivel senso-motor al pen- samiento formal) precede 21 conocimiento fisico: el ob- jeto permanente (cap. I, § 1D es ya solidario del “gru- po” de los desplazamientos, como la variaciéa de los factores fisicos (cap. V, § IV) lo es de una combinatoria y del “grupo” de cuaternalidad, ¥ las estructuras légico- mateméticas se deben a la coordinacién de las acciones diel sujeto y no a las presiones de! objeto fisico. 3) El tercer factor fundamental, pero de nuevo in- suficiente por si solo, es el de las interacciones y trans- ‘misiones sociales. Aunque necesario y esencial, este fac- tor es insuficiente por las mismas razones que acabamos de recordar respecto a la experiencia fisica. Por una Los factores del desarrollo mental 155 parte, la socializacién es una estructuracién, a la que el individuo no séio contribuye, sino que también recibe de ella; de abi la solidaridad y el isomorfismo entre las “operaciones” y la “cooperacién” (en una 0 dos pala~ bras). Por otra parte, incluso en el caso de las trans misiones en que el sujeto parece el més receptive, como escolar, la accién social es ineficaz sin tuna asimilacién activa del nifio, lo que supone instcu- mentos operatorios adecuades. 4) Pero tres factores dispares no forman una evali~ cin dirigida y con direccién tan sencilla y regular como la de auestras tres grandes estructuras sucesivas. Dado ‘el papel del sujeto y de las coordinaciones generales de la accidn en esta evolucién, podrfa entonces pensarse en un plan preestablecido de un modo apri ° segiin una finalidad interna. Pero un plan a priori s6lo podria realizarse biolégicamente por los mecanismos de Jo innato y de la maduracién; y ya hemos visto su insuficiencia para explicar todos los hechos. En cuanto a fa finalidad, es una nocién subjetiva; y uaa evoluciéa dirigida (es decir, que sigue una direccin, y nada mds) no supone necesariamente un plan preestablecido: ejem- fo, la marcha al equilibrio de la entropfa en termodi- nmica, En el caso de desarrollo del niffo no hay plan preestablecido, sino una construcci6n progresiva tal que cada innovacién s6lo se hace posible en funcién de la precedente. Podria decirse que el plan preestablecido es suministrado por el modelo del pensamiento adulto, pero el nifio no lo comprende antes de haberlo re- y constituye la resultante de una construc cién ininterrumpida, debida ¢ und sucesiOn de genera- ciones cada una de las cuales ha pasado por tv infan- la explicacién dei desarrollo debe, pues, tener en cuenta esas dos dimensiones, una ontogenética y la otra social, en el sentido de la transmisida del trabajo suce- sivo de las generaciones; pero el problema se plantea cen términos parcialmente andlogos en los dos casos, por- 136 Psicotogle det que en uno y en otro Ia cnestién central es la det mecanismo intemo de todo constructivisino. Ahora bien: tal mecanismo interna (pero sin reduc~ cién posible a Jo solamente innato y sin plan preesta- blecido, puesto que hay construccién eal) es realmente observable en cada construccién parcial y en cada paso de un cstadio al siguiente: es un proceso de equilibra- cidy, 0 en un simple balance de las fuerzas, como en mecinica, o de un crecimiento de entropfa, como en termodindmica, sino en el sentido, hoy precisado merced a ta cibernética, de una autorregulacién, es decir, de una serie de compensaciones activas del sujeto en res- puesta a las perturbaciones exteriores y de una regula- cidn a Ia ver retroactiva (sistema en cadena o feed- backs) y anticipadora, que constituye un sistema per- manente de tales compensaciones ‘Acaso se tenga la impresién de que esos cuatro grandes factores explican esenciaimente Ia evoluci6n in- telectual y cognoscitiva det nifio, y que importa en- tonees considerar aparte el desarrollo de la afectividad y de la motivacién. Se sostendré, inclusive, eventual- ‘mente, que esos factores dindmicos proporcionan la clave de todo el desarroll mental; y que son, en definitiva, las necesidades de creer, de afirmarse, de amar y de set valorizado las que constituyen los motores de la propia inteligencia, tanto como las conductas en su to- talidad y en su complejidad creciente. Como reiteradamente hemos visto, Ia afectividad cons- tituye Ia energética de las conductas, cuyo aspecto cog- noscitivo se refiere vinicamente a las estructuras. No existe, pues, ninguna conducta, por intelectual que sea, que no entrafie, como méviles, factores afectivos; pero, reciprocamente, no podria haber estados afectivos sin intervencién de percepciones 0 de comprensién que cons- tituyen Ia estructura cognoscitiva. La conducta es, en consecuencia, una, atin cuando las estructuras no. ex- pliquen su energética, y, reciprocamente, ésta tio expli- Los factores del desarrollo mental 457 que aquéllas: los dos aspectos —afectivo y cognosei- tivo— son, a la vez, inseparables ¢ irreducibies. Es precisamente esa unidad de la conducta la que hhace os factores de ta evolucién comunes 2 esos dos aspectos, cognoscitivo y_afect no excluye en absoluto un paralelismo funcional, bastante sorprendente incluso en detalle (ya lo hemos visto a propésito de las “‘relaciones objetales”, los vinculos in- terindividuales y 10s sentimientos morales). Los senti- mientos implican, én efecto, indiscutibles raices here- ditarias (0 instintivas) sujetas a la maduracién, Se diversifican durante Ja experiencia vivida; y logran un enriquecimiento fundamental en el intercambio interin- dividual y social. Pero, por encima de esos tres factores, suponen indudablemente conflictos 0 crisis y reve braciones, ya que toda la formacién de ta personal esté dominada por ta bisqueda de una coherenc y de uuna organizaciéa de los valores que excluyan las fisuras interiores (0 buscéndolas, pero para obtener nuevas pers la de la “ambigiedad” y otras sintesis subjetivas). Sin recordar el funcionamiento de los sentimientos morales con su equilibrio normativo, tan cereano a las estructura operatorias, no cabe, pues, jnterpretar el desarrollo de la vida atectiva y de las motivaciones sino insistiendo en el papel capital de las autorregulaciones, cuya importancia, por lo demas, aun- que bajo nombres diversos, han subrayado todas Tas es- cuelas. Esta interpretacién permite cefiir bastante el con} de los hechos conocidos, ante, todo porque es necesatio ‘un equilibramiento para conciliar Tas aportaciones de la de la experiencia de los objetos y de la experiencia social. Luego, como hemos visto en el § Il del capitulo J, las estructuras senso-motoras se des- arrollan procediendo de ritmos y de éstas a un esbozo de reversibilidad. Ahora las regulaciones dependen directamente del modo aqut pectivas sisteméticas, co 158 Pricalogia det nito considerado, y toda la evoluciép posterfor (tanto si se trata del pensamiento 0 de la reciprocidad moral como del equilibramiento propio de la cooperacién) es un progreso coi reversibilidad y a una exten: ferrumpida de esta lad, no es otra cosa , enteramente eqi que a cada transfor- id de una inversa o de brado, de compensacione: maciéa corresponde 1a. posi ramiento por autorregulacién constituye ast el proceso formador de las estructuras que hemos des- crito, cuya constitucién puede ser seguida, paso a paso, por la psicologia del nifio, no en Io abstracto, sino en la dialéctica viva y vivida de los sujetos que se enfrentan, cada generacién, con problemas incesantemente renova~ dos, para legar, a veces, en definitiva, a soluciones que pueden ser algo mejares que las de las generaciones precedentes. BIBLIOGRAFIA ,, por P. Faaisse y J. Pax ‘Presses Universitaires de ence, Presses talres de Frince, 1963. L. Ciamicnazt, Manuel de psychologic de Tenfant, prefacio a 1a trad. francesa, R. Zazz0, Presses Universitaires de France, 1952, A. Faso, Le moi et les méconismes de le défense, Presses Uni versitaires de. France, iacet, De la logique de enfant a la losique resics Universitaires de France, 1955. La pensée causale chez Venfant, ses de France, 1962. t) Presses Universitaires de 1932, A ed, Pres: 1937, Delackaux & symbole chez Niestl, 2 ed, 1968 ~y Lo5a, Le développement des qu chez’ enfant, Delachaux 2 Niestlé, 194) chez Fenfant, Presses Uni- , La premitre onnée de la vib de ree relations objectales, Pressas Univ ont: Genice des aires de Fran- H. WaLtos, Les origines du caractove, Presses Universitaires ‘de France, 2° ed, 1949.

También podría gustarte