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nuestra psicologia se construye sobre pocos seres, elegid bien al que se ama oal que se odia. JEAN ROSTAND, Por ALMA ROCHE D2 mies seve ha ocupado y a pensadores,filésofos, chismo. Yo misma eseribi hace algunos ‘meses un articulo inquietante sobre este tema tan marcado en nuestro pate, pero como tantos otros cai en la parcialidad, no percatindome a la vez de un proble- mma tan serio que cada dia toma alcanzo atin a concluir, pues es m ficil valorar cusl de los casos es menos datiino, pero dadas las consecuencias que el hembrismo produce en la familia ¥ por lo tanto en la sociedad, me inclino ‘mds hacia el machismo. To que quiero decir es que el machis- ‘mo ha sido una actitud ante la vida del sexo masculino, que aunque no laaprobe- ‘mos, es manifestada muy frecuentemente sin hipocresias y espontineamente. E decir, sea por tradicion 0 por convenci- miento, el hombre acttia como macho si Ie place, pero creo que basicamente lo hace sin malicia, como un reflejo condi- cionado. Es como un deporte que se ha practicado durante mucho tiempo y en el que participa por ser lo habitual, Después de mucho tiempo de obser- vaciones y comparaciones, he logrado formarme algunas ideas que me permito ‘expresar por si llegaran a acercarse a la verdad y ser de alguna utilidad. ‘Antes de pasar de lleno al tema que ‘me ocupa, plantearé algunas generalida- des del machismo por considerar ser éste tuna de las posibles causas de este fend- reno social: el hembrismo. ‘Tenemos siglos de una tradicién equi- vocada, lena de prejuicios ¢ ideas err6- neas en cuanto se refiere a las caracte- risticas morales y sociales que debemos tener hombres y mujeres. El machismo un fenémeno muy complejo propicia- do, como antes lo expreso, por una tra: icién. Al nifio mexicano se le educa desde pequefio a sentirse superior a 1a mujer: més fuerte, inteligente, dotado, mis todo, sélo por el hecho de haber nacido varon, Le hacen creer verdaderamente que ¢3 una maravilla de la Creacién, En tomo suyo se forma toda una corte en a cual participan la madre, hermanas, abuelas, tias, etcétera. Es un contraste impresionante el que se observa en las familias en donde existen hermanas y hermanos. ‘Al varbn no se le pide que participe cen los trabajos domésticos, seria reba- Jarlo el pedirle que se preparara alguna vez él mismo su comida, este trabajo es exclusivo de sus subordindas: las rou- Jeres. Desgraciadamente se le enseiia. a atropellar, a no respetar la dignidad de Ja mujer como un ser igual a él, la explo- tacién de Ia cual él hace uso, se consi dera natural, Se le inculca el respeto a tres mujeres bésicamente: la virgen, la madre y las hermanas. Curiosamente la novia, Ia es- posa o la amante, no se encuentran in- cluidas, Guantas veces hemos ofdo a mamés decir refiriéndose a sus hijos: “Encierren 4 aus gallinas que mis gallos andan suel- tos", No se le fomenta la responsabilidad sino la tirania, el abuso y el desprecio a a mujer. Ora de las letanies que se le repiten es que: los hombres no deben llorar; las, ligrimas son atributos del sexo femeni- no, pues sexiin la tradici6n son muestras de debilidad. Al hombre se le permite Iorar solamente en las cantinas, cuando se encuentra bajo los efectos del alcohol ¥y con el mariachi como acompafiamien- {o, esto es menos mal visto que silo hi- ciera en sus cinco sentidos. jo hombre, se leda porlos padres un trato privilegiado, no se le abandona en ningin sentido, se le ayuda, se le apo- ‘ya, no se le cuestiona, eteétera. Aqui es evidente la contradiccién, si es el hom- tore Ja parte fuerte y la mujer la parte Aébil, por ldgica debiera ser la mis pro- tegida pero normalmente no es asi. La ‘mujer al dejar la familia pierde toda pro. teceién, ya es harina de otro costal, asf Jo dicen y pasa del brazo del padre al del esposo y a su total responsabilidad. El trato y la educacion que se ha da- do a la mujer en nuestra sociedad ha sido totalmente de ciudadanos de segun- aa ‘Yo recuerdo las cenas familiares de la noche de Navidad en casa de mis padres como es una familia muy grande asistfan por lo menos de 40.4 50 personas: hijos, hijas, yemnos, tios, tias, etcétera, La pri- ‘mera Navidad que pasé ya de casada con ellos fue muy chistosa; mi esposo, que es extranjero, no entendia lo que pasaba. En el majestuoso comedor Sheraton se encontraban cémodamente instalados todos los hombres de la familia; no era cuestion de jerarquia, sino de genitales, Desde el més anciano hasta el mas joven se encontraban rodeando la mesa espe- rando ser servidos, Mi esposo me pre- gunté: €A qué hora te sientas Alma? iGran bochorno el que sufri! No encon- ‘raba palabras para decirle que por ser mujer yo no tenia lugar en la mesa, Y estas situaciones son muy frecuentes en nuestra sociedad. Fs considerado como natural el que en cenas, fiestas, 0 reunio- nes de cualquier indole, se separen de tun lado los hombres y de otro las muje- res. Es un engranaje tan complejo en el ‘cual no se busca la fusion de ambos sexos, sino justamente acentuar su sepa- raci6n. * Otro de los aspéctos en los que lamu- jer ha estado marginada es en el sexual. Siempre se le hizo separar el impulso corporal del impulso espiritual, incul- ccindosele que el sexo es sucio y malo, y el amor platénico limpio y bueno; por Jo tanto la unién'de ambos instintos re- sultaba incompatible, Estas creencias han sido completamente absurdas e irra- cionales, enormemente destructivas en cuanto se refiere al amor, a la entrega sin miedos, incomprensiones y remordi- mientos. El amor de hombres y mujeres deberd estar compuesto de cuerpo y es- piritu, no es posible separar uno de otro sin degradarse. Ante tales circunstancias se Ie ha obligado a volverse artificial, te- ner siempre en mente el recato, pudor, Ja justa medida, volviéndose asi calcu- ladora en todos los campos. Se le enseid que el derroche de los instintos es exclu- sivo de las “profedionales” y por lo tan- to se resigna a quedarse como “amateur” toda su vida. Como resultado de esto, su rencor hacia el hombre va en aumen- to. Es bien sabido que a él, por ser hom- bre, si se Ie permite y no es mal visto que visitea las profesionales, con lo cul ella se siente una vez més en desventaja. Canaliza su rencor a través de hacerlo sentir indigno, miserable y despreciable. Inculedndole al hombre su suprema- cia sobre la mujer, se le crea un mundo irreal solamente basado en su masculini- dad que de ninguna manera serd factor determinante para su triunfo como hom: bre. Quien tiene el machismo muy arrai gado dificilmente logra una comunién completa con la mujer, es légico. Si no la considera su igual, sinoinferior écémo puede entregérsele? Una prueba innegable de que nuestro sistema esta equivocado y que definiti- vamente no es el camino, la encontra- ‘mos en nuestras canciones populares. Son indudablemente muy bonitas, pero casi siempre es el dolor al que se canta, pocas veces a la alegria. El fracaso amo- oso esta presente en el 90 por ciento de los casos y esto esa todas Iuces sintoma de que algo estamos haciendo mal, Siem- pre me llamé la atencién el porgué, por ejemplo en Francia, se canta el Himno al Amor, La Vida en Rosa, No me Arre- piento de Nada, eteétera,y aqui nosotros entonando amargamente: La que se fue, Echame a mi la Culpa, La Vida no Vale Nada, evcttera. 1a contrapartida de todo esto ha sido el “hembrismo”, caracterizado por el rencor silencioso de la mujer, que apa- entemente ha aceptado la desventajosa situacién, pero que en el fondo de su ser espera pacientemente Ia oportunidad para destruir, no digo competir, que se ria muy saludable, a cse scr que desde siempre ha visto como a un enemigo. En algunos casos extremos, este tipo de mujeres, dado su odio al sexo mascu- lino, forman familias en las que se dedi- cana nulificar y destruir al marido. Su labor es lenta pero eficaz, normalmente logran destruirlo como hombre, marido yy como padre. Cuando éste se da cuenta de Ia trampa, ya es muy dificil saliride ella. Se siente burlado y vejado, reduc do a la calidad de semental, pero con el peso y la responsabilidad de una familia ala que hay que secar adelante. Debido a la desventaja en que se ha sentido respecto al hombre desde siem- pre, al aparearse con,¢l, no lo ve como su igual sino como a un enemigo al que hay que vencer. Al unirse a él, su idea no fue comprenderle sino destrile. Po- 0. poco va sacando ella su armamento, poderosos misiles que fue acumulando para llegado el momento aniquilarle, La inseguridad de su propio valer como ser humano Ia vuelve posesiva ¢ intolerante, se pasa el dia maquinando las mejores maneras de no perder el con- trol. Esta inseguridad, por supuesto, la ‘vuelve patolégicamente celosa, vigila ca- da movimiento de su compaiero, seria feliz si lograra volverlo un parisito a ex: pensas de ella y lo paradbjico es que no son celos provocados por su inmenso (pasa a la pagina 64) El Hembrismo... (viene de ta pégina 60) amor, sino al contrario, por si despre- cio. Piensa, sin embargo, que tiene el derecho de exigilefidelidad por contra- to, obviamente no por amor. Considera que al haber firmado el acta matrimo- nial, éta se convertiria para Ia vid ente- raen contrato de propiedad. Es de hacerse notar que en ésta gue- ra, es Ia mujer la que tiene las mejores armas y, por lo tanto, mas posbilidade de ganar, Su arma preferida y mas utili zada son los hijos. Es muy frecuente que Tos use como rehenes y asi poder obte- ner lo que quiere de su marido. Aqui el hhombre se encuentra en una desventaja enorme. Es la madre Ja que pasa mas tiempo con ellos por logica tiene mayor influencia, En muchos casos hace uso de sus fueros para destruir al padre, que fusente de casa la mayor parte del dia debido a su trabajo, no tiene Ia menor posibilidad de enterarse de lo que suce- de y en su caso de defenderse, Esl com- bate més desigual que existe. Es lamen- fable que seres inocentes sean por los adultos empleados como las mejores car tas de una baraja, es un juego en el que hhacen el papel de “ases” sin siquiera sos pecharlo. ‘En cuintas ocasiones son los nifios {que con su presencia marcan la pauta al destino de las personas? Es muy frecuen- te oft decir: “Fulanita y fulanito se ca sarin pronto pues esperan un hijo”; 0 “Pulanita y falanito finalmente no se divorcian, pucs ya viene un hijo en ex ‘Son tristes estas situaciones, pues los hijos deberian ser la consecuencia de las uuniones y no la causa, En el hembrismo, la mujer considera aque el hombre le debe su veneracion y espera que por el hecho de ser la madre Ge sus hijos le rinda pleitesia durante toda Ia vida. Exige su reconocimiento, agradecimiento y entrega, sin hacer en si mayores esfucrzos por lograr una ar- nonia con el sera quien le debe au fruto ¥ al quien al formar su hogar con él, Comprometié hacer feliz. Desgracia- damente una vez consumada la materni- dad y sintiéndose heroina, delega a se- fsundo plano a su marido. Los esfuerzos fue lleva cabo para conquistarlo son Ya cosas del pasado: su pulcritud, co- queteria, etiqueta, educacidn, etcéters, pasan por completo a segundo término. # otra de las formas que utili para manifestar su agresion y desprecio hacia tl hombre, el descuidarse ella misma en fu fisico, en su intelecto y en todo lo demés, Fisicamente no se preocupa por su apariencia ni por presentarle una ima- fgen agradable al marido, menos ain el verse atractiva, Con su desalifiada pre- Jencia parece decinle: “Esto es ni mis ni Realmente este: descuidarse es signo infalible del rencor quellevadentro hacia el hombre. Es tan grande, que pasa atin por encima de ella misma convirtiéndole en una raina, s6lo esperando la recom- pensa de ver su venganza consumada, al obligarle a cargar con ella como un pe- sado y deshonroso fardo. De aqui que el hombre con tants frecuencia salga hu- yendo de su matrushka tirana, buscando tan s6lo el encuentro con una “mujer” yy con la esperanza de reafirmar fuera de ‘casa el respeto a su dignidad que su mu- jer tan habilmente le hizo dudar si mere- ‘Consecuentemente empieza el juego de ella en vivir como victima, victima de tun verdugo que ella misma fabricd. Es comprensible Ia huida de él, pues nadie ‘que se tenga respeto como ser/humano puede resignarse a una vida indigna y humillante, que en lugar de enaltecernos nos hunde y nos hace dudar sobre el sentido real de la vi ‘Otra arma de la mujer militante del hembrismo es Ia sumisién. Con su apa- rente abnegacién logra la mayor parte de las veces un chantaje perfecto. Se presenta ante los ojos del marido y de Tos hijos como el prototipo de la perfec ‘cn: casta, prudente, sacrificada, bon- dadosa, indulgente, eteétera, pero estas cualidades son utilizadas para sus pro- pios fines de destrucfién. Esto me hace Fecordar las palabras de Oscar Wilde: “iQué malas son a veces las mujeres buenas!” Ellas manipulan en todas formas y a todas aquellas personas a su alrededor; su sed de poder es innagotable y Tegan hasta preferir ser temidas que queridas. No dan amor al matido pero si se lo exi ‘gen, Io encierran en su mundo pequefio ¥ pusikinime negindole cualquier opor- {unidad de desarrollo y vida propia. En sus relaciones humanas los limitan, no aceptan que nada ni nadie les distraiga de la adoracion a su Dios, pues es obvio {que por Diosas se toman. No los hacen cerecer en ningiin sentido de la vida, les ponen bastones en las ruedas, como co- Mmanmente se dice en Francia, por sus puesto que con la excepcién en cuanto a su trabajo se refiere pues de éste ella es la directamente beneficiada, Hombres vietimas de estas hembras se ven por do- guier: tristes, timidos, sin entusiasmo, sin ilusiones, enajenados y resignados a vivir un mundo sin esperanza. Lo paradéjico de todo esto es que cllas, que instituyeron en sus casas el matriarcado, por el hecho de que el ma- ido haya aceptado esta situacion, incre mentan més su odio y desprecio hacia i Elrencor se hace cada vez mayor y sc siente traicionada, nulificada como m jer, no viendo que ella cayé en su propia ‘trampa, Al ser que se le entregé sumisa- ‘mente lo considera débil, indigno, poco viril y para sintetizar en adjetivos: un imbécil. Estos hogares en los que existe este problema son muy comunes y cabria preguntarse ai vale Ia pena sostener un hogar en el cual Ia figura del padre estd tan debilitada y Ia de la madre, a quien isicamente se le teme, tan reforzada. Estas relaciones no son un canto ala vi- da, sino un culto a la muerte. Creo que obstinarse en conservar una familia asi ‘se paga a la larga a muy alto precio. Hi- jos nacidos de matrimonios sin respeto, ‘sin amor, sin ilusiones, dificilmente lograrin alcanzar la felicidad de adultos, es muy dificil creer en el amor cuando se vivio entre el odio, y en ta paz cuando la mayor parte de su vida la pasé dentro de un campo de batalla. Particularmente es criminal hacer ‘vir a seres indefensos situaciones drama- ticas, sembréndoles desde nifios descon- fianza, duda y desaliento. No es justo dar el especticulo tragico de la vida a los nifios, éstos no tienen experiencia ni ele- zmentos para juzgar y todo lo asimilarin con la mayor naturalidad. Me parece innecesario aclarar que al referirme al “hembrismo”, no lo estoy hhaciendo como sinénimo de "‘feminis- mo”, pues considero que este wltimo grupo lucha honorablemente por lograr gozar de los derechos a que todo ser hu- mano aspira y que durante mucho tiem- po han sido privilegio tinicamente del Sexo masculino. Su lucha es por el res- peto a su dignidad y eso indudablemen- te es algo loable. En fin, creo que ya es hora de que ‘veamos que la superioridad de los sexos, ya sea masculino 0 femenino, no existe, fs una creencia 0, mejor dicho, una su persticion, De ser asi, ya Darwin y otros hubieran estudiado el porqué. éNo les parece? Ex de suma importancia que esto lo aceptemos para terminar con festa absurda guerra, que no solamente a los adultos nos hace tan infelices, sino que arrastramos con nosotros a seres inocentes creéndoles una confucién enor- me y haciéndoles repetir en sus vidas futuras nuestros errores, distorsionindo- les la realidad con nuestro nefasto ejem: plo. ‘Solo quiero agregar, para concluir, que posiblemente la solucién ideal, y no del todo utépica, serfa ni 'machismo" i “hembrismo", ni “patriarcado”” ni ‘matriarcado", quizé que nos olvidira- mos un poco del poder que muy pocas satisfacciones aporta y nos ocupéramos tun poco mas del amor. Ya hay bastantes sguetras entre las naciones para damos el Tujo de tener una propia en casa. Tene- mos una sola vida, y que se sepa, no re- tofia; es ahora o nunca que debemos in- tentar conquistar la felicidad y formar tuna unidad, fusionamos hombres y mu jeres y no atacarnos, sino aceptar y res- ppetar nuestras diferencias que finalmente vienen a ser complementarias.

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