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m4 ENSAYOS DE PERSUASION tuna potencia en el mundo extetior, no seré como consecuencia del dinero de Zinovielf. Rusia nunca nos importaré seriamente a todos hnovottos, a menos que sea como una fuerza moral. Asi, como que ahora los hechos ya no admiten welta atrés, me gustaria darle a Rusia su oportunidad, ayudarla y no ponerle dificultades. Porque, después de considera todo, si yo fuera ruso, jeusnto més contri- buitia con una parte de mi actividad a Ia Rusia soviética que a la istalNo podria comulgar con Ia nueva fe oficial més que ique las de fos viejos. Pero eentitia que mi mirada se dirgia hacia Ia posibilided de hacer cosas, en lugar de apartarse de ella; que de Ja crueldad y estupidex de le via Rusia no podia surgir nada, pero ‘que bajo Ia cueldad y estupidez de la nueva Rusia puede estar ocalta alguna porcién del ideal. 2. EL FIN DEL «LAISSEZ-FAIRE» (1926) Este ensayo, que fue publicado como opseulo por Hogarth Press en julio ‘de 1926, se bao en Ia conferencia Sidney Ball, pronunciada por Keynes ‘en Onford, en noviembre de 1926, yen una conferenca ditada por en it Universidad de Berlin en junio de 1926. Los capitulos IV V se utlizaron ew Enseyor de Persuasion, st ‘La actitud hacia los ssuntos piblicos, que de modo adecuado 2e- sumimos en las expresiones individualismo y liscexfaire, se alimens6 cde muchas y diversas corrientes de pensamiento ¢ impulsos sentimen- tales, Durante mét de cien afios nuestros filésofos nos gobernaron porgue, por un milagro, casi todos ellos estuvieron de acuerdo 0 pe- recieron estarlo en esta nica cosa. Todavia ahors no beilamos con ‘otto ritmo, Pero se percibe un cambio en el ambiente. Sin embargo, ‘ofmos confusamente las que antafo fueron las mis catasy distintivas voces que siempre han inspirado al hombre poltico. La orquesta de liversos instrumentos, el coro de sonido armonioso, se alejan final ‘mente en la distancia. ‘Al final del siglo vm, el derecho divino de los reyes cedié su lugar 4 Ja libertad natural y al contrato, y el derecho divino de Ja {iglesia al principio de toleranciay a la opinién de que una iglesia es ‘cunt sociedad Voluntaria de hombres», que eaminan juntes, de una manera que es eabsolutamente libre y esponténea».' Cincuenta afios sds tarde, el origen divino y el imperative categstico del deber ce- 1, Locke, A Letter Concersing Toleration 216 [ENSAYOS DE PERSUASION ieron su lugar al leuo wiliatio. En manos de Locke y Hume estas dloctrnas fandamencaron el individalismo, El contrato supone de rechos ene individu; la nueva Etc, 90 siendo més que un estudio entfio de las eonseevencas dl egolsmo raciona, coloes al indi Viduo en ef centro. «E] tnico esfuerzn que pide In virtud —dice “Hume es el del efleulo justo y una constante preferencia por la mayor felicidad * Estas ideas estabun de acuerdo con les nociones prictica de conservadoresy letados. Els proporconaron un funds: ‘mento intelectual stsfctovio paa los derechos de propiedad y la liberad del individuo para hacee lo que le plazcaconsigo mismo con lo que le pertenece. Esta fue una de lt contsibuciones del s glo xvi al ambiente que todavia respitames, La fnalided de ensalar al individu fe deponer al monarca y a In iglesia; el efecto —a través de In neva sgaicacidn ic arb al contrato— foe afanzat la propiedad y la norma, Pero no tardaron fen levantarse noevamente las protestas de Ia sociedad contea el fae dlividuo. Paley y Bentham aceptazon el hedonismo? uailitarista de manos de Hume y sus predecesores, pero amplizadolo a la wtiidad social. Rousseau tomé el conrato social de Locke y dedujo de ella ‘oluntad general. En todos lo cos la tabaci a ralné em vet 4el ncvo énfsis puesto sobre la iguldad. «Locke alia su contato social a modifica la igualdad natural dela humanidad, en kant esta ‘xpresién implica igualded de propiedad o incloso de privilegio, aten- diendo a la segutidad general. En la versin de Rousseau, I goaldad 10s slo el punto de pata sino la fnalidad»* Paley y Bentham llegaron al mismo destino, pero por camninos diferentes. Paley evisé una conclsisn egosta « su hedoaismno pot smedio del Deus ex machina. eLa viruad dijo es baer el bien a Ja humanided, por obediencia a I voluntad de Dis, y por amor de Jn felicidad eterna; vlviendo de esta manera a la patidad entre 50 2 Au Inguity Concerning the Principles of Morar, sessin LX, 3. sOmito ice el acediano Pal mucha perorae consente sobre bt ignited y capacded de puesta naturales, la superridad del ama sobre ol ‘suro, de la pate vaional sobre In pare animal de nus cositucn, sobre to execlecin, el reamieno Jn delcders de algonarsatiacions, yf indignida, proveiny sensalidad de ote porque sstengo qe Toe places oa cay mds gu actin sisal» (Pcp of Morland Pail Phioropy, Hie 1, ox 4 Lelie Scphen, Engh Thongs i te Eigen Centery, Tp. 12 EL FIN DEL «LAISSEZ-FaIRED aT y los otros. Bentham lleg6 al misma resultado por la pura raxén. No xi fundamento cool segment, pra prefer I lcd de iduo, aungue sea uno mismo, a la de cualquier otro. Por tant, la mayer ceded del mayor nero es lan objeto sana dde Ia conducta, tomando la utilidad de Hume, pero olvidando este corolatio cfnico del hombre sagaz: «No es contrario a Ia ra26n pre- ferit la destruccién del mundo entero a un atuiszo en mi dedo, [No es contratio a la razén escoger para mi Ia ruina total para evitar Ja mas pequefia incomodidad de un indio o de una pereona totalmente desconocida para mi... La razén es y aélo debe ser la exclava de Iss ppasiones y no puede pretender nunca otra tarea que servitlas y obe- decerlas». Rousseau dedujo la igualdad del estado de la naturaleza, Paley de la voluntad de Dios, Bentham de una ley matemética de indife- rencia, As{ enttaron la igualdad y el altruismo en Ia flosofia politica yy a través de Rousseau y Bentham conjuntemente, pesaron a la ‘democraca y al socslismo utilterista Esta sla segunda corsiente —sung desde hace tiempo y attastradas en su ca de controversias muertas pr felacas largamente méefera de pensamiento. Pero no he eliminado la cortiente anterior. Se ha mezclado con ell. ‘Los primeros afios del siglo x1x realizaron Ja milagyosa unin, Ella atmoniz6 el individualisme conservador de Locke, Hume, Johnson y Burke con el scilismo y el igulitarismo democritico de Rousseau, Paley, Bentham y Godwin? Sin embargo, hubiera sido dif armonfa de cosas opuestas si no hubiera sido por los economtistar, ‘que surgieron_precisamente en el momento oportuno, La idea de ‘una armonfa divina entre las ventajas privadas y el bien piblico es ya evidente en Paley. Pero fueron los economistas quienes dieron Ja nocidn una buena base cientfica, ;Supone que por la accién de las Jeyes naturales os individuos que persiguen sus ptopios intereses con 3. Godwin let tun lejos et litera que pensé que todo sober era ‘un male fo que Bentham extivo ca de acottdo, La dovena dela igualdad 8 convierre cop fen una dactne de individuaignn extemo, tayano en le snargla, «El ejeccco universal de la opinin prvada —dice— es una doesn tan inefablemeate maceilen que el verdadero polio ceoued cetamente una [nia eepupnaniaen adi aiden We ntsc endo» (Vente Lee Stephen, op. ety Hy, .2T7) 278 ENSAYOS DE PERSUASION conocimiento de causa, en condiciones de libertad, tienden siempre 4 promover al propio tiempo el interés general! Nuestras dificulea- des flosdicas estén resueltss, al menos paza el hombre prictico, que puede concentrar entonces sus etfueraoe en asegurar las condiciones necesarias de libertad. A la doctrina floséfce sept Ie cusl el go bietno no tiene derecho a interfesi, y a la doctsina diving segén la cual no tiene necesidad de interfert, e afade une prueba cientfca de que su interferencia es inconveniente, Esta es la tercera cotren te de pensumiento, que se puede descubrin precisamente en Adam Smith, lista en Jo principal para permit al bien piblico descansar en «cel esfuerzo natural de cada individuo para mejorar su propia condicin», pero no desarrollada completa y conscientemente hasta principios del siglo xrx. El principio del laisser-faire habia Uegado ‘1 armonizar individualismo y socalismo, y a concliar el egoismo de ‘Hume con el mayor bien para el mayor siimero. El fildsofo politico podfa retiarse en favor del hombre de negocios, porque el sltimo podisaleanzar el suerte Bonunr slo con perseguir su propio bene- ficio privado, Sin embargo, se necestaban algunos otros ingredientes para com- plecar el pastel. En primer lugar, la corvupen incompetencia del aobierno del siglo xvn, une gran parte de cuya herencia sobrevivis en el xx. El individualismo de los filésofos politicos apanta al leissexfaive. La armonta divina o cientfca (segin el caso) entre el interés privado y el interés public apunta al lesserfaire. Pero, por encima de todo, a ineptinid de los administradores pblicos inclina decididamente al hombre prictico a favor del laissez faire, sentimien- 0 que de ningtin modo ha desaparecido. Casi todo lo que hizo el ‘estado en el siglo xvim, por encima de sus funciones minimas fue, © parecié, perjudicial 0 desefortunado. Por otra parte, el progreso material entre 1750 y 1850 vino de Ja mano de la iniciatve individual y no debi6 casi nada ala influen cia directiva de la sociedad organizada como un todo. Asl, la expe tencia prictcs reforas los rezonamientos @ priori. Los fileofos y economistas nos dijeron que por diversas y profundas razones 1a empresa privada sin tmbas habia promovido el mayor bien para todos. ¢Qué otra cosa hubiera podido agradar més al hombre de negocios? Podia un observador prictico, miréndole, negar que Jos Deneficios del progreso que distingufan la edad en Ta que él vivia se ddebfan 2 las actividades de los individvos wen ascenso»? De esta BBL FIN DEL «LAISSEZ-PAIRED 219 ‘manera, el terreno era fétil para une doctrina segtin la cual, sobre bases divinas, naturales o cientifias, la accién del estado debe limi- tarse extrechemente y 1a vida econdmica debe dejarse, sin regular hasta donde pueda tet, a la hebilidad y buen sentido de los ciudada- ros individuales, movides por el motivo admirable de intentar su progreso en el mundo, “En la época en que estaba desvaneciéndose Ia influencia de Paley ¥y sus semejantes, las innovaciones de Darwin conmovian los funda mentos de la fe. Nada podia parecer més opuesto que Ie viele y la ‘nueva doctrnas, la doctina que veria el mundo como la obra del relo jero divino y Ta doctrina que pareefa sacar todas las cosss de Ia casualidad, del caos y de los vieos tiempos. Pero en aquel momento Jas nuevas ideas apuntalaron las viejas, Los economistas estaban censefando que le riqueza, el comercio y la maquinatia eran las cxia- tras de Ia libre competencia y que la libre eompetenci dres, Pero los darwinianos pudieron ir més lejos que eso: ta libre ccompetencia habla hecho al hombre. El ojo humano ya no era la demostracién del proyecto, discurriendo milagrosamente todas Iss cosas con la mejor intencién; era el logro maximo de la casualidad, nid econo deine competency ls ee Bl pin iio de supervivencia del més apto podia considerarse como una lamplia generalizacién de la economia ricardiane. Les inteferencias ‘socilistas venfan a ser, a la luz de esta sintesis més completa, no s6lo inconvenientes, sino sactleges, como calculadas para retrasar el ‘movimiento progresivo del vigoroso proceso por medio del cual nosotros mismos habriamos salido como Afrodita del limo primitive del ookano. Por tanto, atribuyo Ia unidad peculiar de la filosotia polftca dia- ria del siglo xxx al éxito que tuvo al armonizar eseuclas diverses y ‘opuestas ¥ al unificer todas las cosas buenas para un tinico fin. Se ba visto que Hume y Paley, Burke y Rousseau, Godwin y Malthus, Gobbett y Huskisson, Bentham y Coleridge, Darwin y el obispo de Osford, todos, estuvieron predicando précticamente fo mismo: ind- vidaslismo y lasses faire. Esta era la Iglesia de Inglaterra y aquéllos ss apéetoles, mientras que ol gremio de los economistas estaba alt para probar que la menor desviacidn hacia Ia impiedad provocaba Ie rina financlera. “Estas razanesy esta atméafera constituyen las explicaciones, tanto si lo sabemos como sino —y Ia mayorfa de nosotros, en estos 280 [ENSAYOS DE PERSUASION degenerados dias, somos ampliamente ignorantes en la materia—, de por qué sentimor une preferencia tan fuerte a favor del lezzez faire, y por qué In accin del estado para regular el valor del dinero, o el curso de la inversién,o le poblacién, provoca suspicacias tan apasio- inadas en muchos cortzones integros. No hemas lefdo a estos autores; considerarames absurdos sus argumentos si fueran a caer en noestras ‘manos. Sin embargo, me parece que no pensarfamos como Io hace- mos si Hobbes, Locke, Hume, Rousseau, Paley, Adam Smith, Bent- Jham y ls sefforita Martinesu no hubieran pensado y escrito como lo hicieron. Un extudio de Ia necesatio para Ta emancipacién de la mente. No sé lo que hace més conserador un bonbre, si conocer slo el prene © slo el pasado, 0 He dicho gue fueron los economistas qoienes proporcionaron el pretexto cientfco por medio del cual el hombre préctico pudo resol ‘ver Ia contradicci6n entre egoismo y socialismo, que sutpia del filo- sofar del siglo xvrt y de la decadencia de In eligién sevelada, Pero Ihabiendo dicho esto en aras de la brevedad, me epresuro 2 matizalo Esto es lo que se supone que han dicho los economistas. Ninguna doctrina semejante se encuentra en los escritos de las principales autoridades, Es lo que dijeron los popularizadores y divulgsdores. Es Jo que fueron Wevadas a ereer los uilitarstas, que admitian al ‘mismo tiempo el egoismo de Hume y el igualitarismo de Bentham, si guerfan hacer una sintesis* El lengua de los economistas se pres taba a la interpretacién del laisserfaire. Pero Ia popolaridad de Ia doctrina debe djarse a Te puerta de los filésofos politicos de In época, 8 quienes results corresponder, mis que a los economistas politics. ‘La mxima laisez-nous fire se ateibuye tredcionalmente al co- rerciante Legendre, dirgiéndose a Colbert poco antes de fnalizar dl silo xv1t7 Pero no hay dada de que el primer escitor que usé la 6. Se puede considera con eimpatia Isopiniga de Coleige, tl como Ia sesumi Lele Stephen, ses In cal ele viitattasdestayern todo clement 4e coesin, hceton de le ocieded unt fcha de Inverse egotstas atentaon foes Tas misma res de todo orden, pattie, poeta relignm "7 aQue fail face pour vows aides, pregunts Colbert. Nous laser fines, responds BL FIN DEL ALAISSE2-PAIRE® 281 feat, y lo hizo en clara asociaciin con Ia doctina, fxe el marqués de Argensoo, hacia 1751" El marqués fue el primer hombre que se ion pot lst ventsas econémicas de Jor gobiernos que dejan en Hibertad al comercio, Para gobernar mejor, dio, se debe gobernar menos? La verdadera causa de In decadencia de nvestras manofact- tas, dedaré, ex la protecrin que les hemos dado.” «Laisset fait, telle devrait ite Ia devise de toute puisance publique, depuis que le monde ext cvlieé... Detestible principe que celui de ne vouloir grandeur que par Tabsissement de nos voisins! Tl n'y @ que Ta théchanced et a malignté du coeur desatsaites dans ce principe, et Tiere y es opposé. Laissez fire, morblea! Laissez “Aguf tenemos completamente atropada Ia dectrina econémica del lesser, con so mis fervienteexpreséa en el ibrecomerio. Las frases y Ia idea deben haber sido comientes en Paris desde entonces, Pero tardaron en consagrarse en Ia literatura; la tradicién que las soca con los Sigcratas,y psticslarmente con Gournay y Quesney, ‘encuentra poco apoyo en los esritos de esta escuela, aunque ellos propusieron, por sopuest, I ermania esencial de ls intereses sci Jes indivuales. La fase lasrezsfare no se encuentra en las obras dle Adi Suit, Risnndo o Malthus. Mi sgoier In iden coté presente en forma dogmétice en algunos de estos autores. Adam Smith, por Supuesto, fie un Hibreeambista y se opuso a muchas restriciones del comercio del siglo xv. Pero so acttud hacia las leyes de navegaién 4 las de usura demuestra que n0 era dogndtco. Tneluso su famoso pasaje sobre «lt mano invisible» rela a losofia que asociamos eon 8, Pant la historia de Is foe, véze Oncken, «Die Maxine Laser fre ‘er lnser par, de donde extn tomadas muchas de las cas que sguen. Las ‘guia del marqds de Argenson pusaron inedvertides hase gue Oncken is puso de manifesto, en parte porave Ios pssjes clevances publiados durante vids cam apinimos (Journal CEcoromigae, 1751), ¥ en pate porque so: tbraso foern poblleadas de forma completa (sunghe es probable que past ‘an pivadarsente de mano en mano dorante ies) hast 1858 (Azores oF Touma init du Marais @Argenon)- or "SPour goovener leo, it foudsit goavenes moins» 10. On ne peut dve aunt de nos fariques: Ia wale cuse de Tear Aadin, com la protection outrée qu'on Teer accords 11, Dead face, tl debler ser Is divsa. de todo poder péblice, desde ‘que ei mundo et clsado... Dstt principio) de no querer prandess thie que por la decadence ie nuetoe veins! No bay mée que rndad 7 ‘ali de corsnin en lor que se itifacen con ete princi, el lntrés se ‘pone a elo. Dejad hace, voco a ries! jDejed hacer!» (1. del «) 282 [ENSAYOS DE PERSUASION Paley, més que el dogma econsmico del laissez-faire. Como han sefilado Sidgwick y Cliff Leslie, la defensa que hizo Adam Smith del asistema obvio y sencillo de libertad natural» se deduce de su punto de vista testa y optimista sobre el orden del mundo, tal como fo expato claramente en su Teorla de las sentimientos morales, més que de cutlquier otta proposicién de Ia propia economta politica.” a frase lissezaire, sein cxeo, se hizo por primera vex popular en Inglaterra a través de un pasaje bien conocido de Franklin.® En efecto, sélo en Ine wimas obras de Bentham —que no fue un eoo nomista en absoluto— descubrimos Te regla del laissez faire, en In forma en que Ia condcieron maestros abuelos, adoptade al servicio de Ia flocofia wtlitriste. Por ejemplo, en Manual de Economia Politica excibe: «la regia general es que el gobierno no debe hacer ni intentar nada; Ie divisa o el Tema del gobierno, en estas ocasio- nes, debe ser: Quiefal ... La peticén que la agricultar, las manu facturas y el comercio presentan a los gobiernos es tan modesta y razonable camo Is que hizo Didgenes a Alejandro: No me tapes el sob ‘Desde entonces, la campaia politica a favor del librecambio, Ja Inflencia de Te denominada Escuela de Muchestex y de los utter ristas benthamitas ls declaraciones de autoridades econdmicas secun- dlaias y as historias educativas de la seforita Martineau y de Ia ‘sefiora Marcet,fijzon el Iaisez-faire en Ta mente popular, como con clusi6n prictca de la economia politica ortodexa. Con esta gran => Glamor al dinero es deteruble,qoe aqulos que sigue verdaders tents lo caminos de avira y esa aborts son Tos que Menon plensanen el mafana, Une vex md deberoe valor Toss pot fncima de lot melioey prfei lo sue ex bueno alo que es i Honratemo a tos cnt pueda entcfatnon cio podemor spr vechar bien yvirtotsmente Ia hora yl de, pene dlicioes que Cs caps de isfrtar diectamente de Is cots, as Has del capo uso trabsun ailn. ero, jctidadol, todavi no ha Uegado e-tiempo de todo exo Por lo ménos durante ots cen alos debemos fis nsotony todos Jos dems qu lo jst es nal yTo malo ex jastoy porque lo malo et Ahi y To justo no lo es.‘La sail, la uote y ia esutla deen set restr does todavia datante un poco més de tempo, pues so POSIBILIDADES ECONGMICAS DE NUESTROS NIETOS 333 clos pueden sicernos del nel de a necesiad econ y everos ala juz del Por tanto, pienso con ilusién en Jos dias no muy ljanos del mayor cambio que nunca se haya producido en el entorno material de la vida de los seres humanos en su conjunto. Pero, por supuesto, se pproducita graduslmente, no como una catéstrofe. Verdaderamente ya Sa expen, Loe auntcmienos ce deseo sencilamente en sentido de que habri clases y grupos mayores de personas en los ‘que los problemas dela neesidad erondmiva pectic aba sido eliminados. La diferencia exftica se comprenderé cuando esa con. icin se haya generalizado tanto que la naturaleza del deber de uno hacia su vecino haya cambisdo. Porque seguird siendo razonable tenet ‘objetivos econéimicos en relacién con los demés, cuando haya dejado de serlo en relacén con uno mismo. EE ritmo con que podemos alcanzar nuestro destino de bienaven- ‘ranza econémica est{ gobernado por cuatro cosas; nuestro poder ppara controlar fa poblacién, nuestra decisin para evitar las guetras y las desavenencias civiles, nuestro deseo de confiar a la ciencia le dlireecién de aquellas materias que son propias de la misma y la tasa de acumulacién fijada por la diferencia entre nuestra predincisn y ‘nuestro consumo; de las cuales, la ltima fécilmente se tesolverd por s{ misma, dadas las tres primeras, ‘Mientras tanto, no causaré dafio alguno hacer ligeros preparativos para nuestro destino, animando y experimentando las artes de la vida, asi como las actividades con un objetivo. Pero, sobie todo, no sobreestimemos Ie importancia del problema econémico ni sactifquemos a sus supuestas necesidades otras cues- ‘ones de mayor significado y permanencia. La economia debe ser una cucstiGn reservada a los especialistas, como Ja odontologfa. festupendo que los economistaslograran que se les considerata como personas modestas y competentes como los adontélogos!

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