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Gaétan Gatian de Clérambault Las psicosis Discusién- Un substrato afectivo se observa en las més varia- das formas mentales, delirios maniacos o melan- célicos, obsesiones y fobias, anomalias sexuales y delirio de persecucién: se encuentra también en el origen de espasmos y tios. No basta Gnicamente con mencionar el elemento afectivo, hay que defi- nirlo y comprobar su intensidad EI paranoico delira con su cardcter. Ei carécter es, grosso. modo, el total de emociones cotidianas minimas convertidas en hébito y cuya cualidad esta profijada para toda la vida y su medida préctica- mente prefijada para cada dia. En los pasionales, por el contrario, se produce un nudo ideo-afecti- Vo inicial, en el que el elemento afectivo esté cons- tituido por una emocién vehement, profunda, des- tinada a perpetuarse sin cesar y que acapara todas, las fuerzas del espiritu desde el primer dia. El sentimiento de desconfianza del paranoi- co es antiguo, el inicio del delirio no puede es- tar marcado en el pasado; la pasién del eroto- manfaco 0 del reivindicativo tiene una fecha precisa de comienzo. La desconfianza del para- oico rige las relaciones del yo total con la tota- lidad de lo que le rodea y cambia la concepcién de su yo; la pasién del erotomaniaco y la del reivindicativo no modifican la concepcién que ellos tienen de si mismos, ni tampoco sus rela- ciones con el entorno, mas que ocasionalmente y en el terreno de su pasién. De estos puntos de partida diferentes emer- gen las profundas diferencias en el tono psiquico general y en la extensién del delirio. pasionales. EI pasional, ya sea erotomaniaco, ya reivin- dicativo e incluso celoso, tiene desde el inicio de su delirio una meta precisa; su delirio pone en juego, de entrada, su voluntad, y es ése justa- mente un rasgo diferencia: el delirante interpre- tativo vive en un estado de expectacién; el deli- rante pasional vive en un estado de esfuerzo. El delirante interpretativo vaga en el misterio, in- quieto, sorprendido y pasivo, razonando sobre todo lo que observa y buscando explicaciones que no descubre més que gradualmente; el deli- rante pasional avanza hacia una meta, con una exigencia consciente, completa de entrada, no delira mas que en el dominio de su deseo: sus cogitaciones estén polarizadas, asicomo lo esta suvoluntad, y en razén de su voluntad Elmodo de extensién del delirio sera pues es- Pecial. Quedando reducido todo trabajo imaginati- vo 0 interpretativo, por asi decir, al espacio que se extiende entre el objeto y el sujeto, el desarrollo de las concepciones no se hard circularmente sino en sector: silos puntos de vista se alargan en el tiem- po, sera permaneciendo en el mismo sector cuyo ‘Angulo de abertura no cambia. Contrariamente a este proceso, las concepciones en el interpretador irradian constantemente en todos los sentidos, utili- zando cualquier acontecimiento y cualquier objeto, en algunos enfermos cambian gradualmente de tema; su extensién es radial, el sujeto vive en el centro de una red circular e infinita. La conclusién de un trabajo tal, parael suje- to, es que su personalidad, toda entera, esta o (() Este texto esté extaido dela cuarta parte (Psicosis pasionales’, captulo segundo (‘Las psicosis pasionales), aperiado cuarto (Los deiros pasionaies’), de Oeuvre Psychiatrque, tal como fue reunida por Jean Fretet, Nuestro texto aparece an dicharesefa bajo leprae “Discusién’. ‘amenazada 0 exaltada, le circunda una conspira- ci6n general, 0 bien es rey y amo de los mundos. De una parte Leroy y de otra Sérieux y Capgras han observado, a propésito de los reivindicado- res, la ausencia de megalomania absurda y de transformacién del entorno EI interpretativo tiene a menudo puntos de vista retrospectivos, va a buscar explicaciones en el pasado; esto significa que, contrariamente al pasional, que estd apresurado, el interpretativo disfruta; el pasional, que esencialmente es volun- tario, mira hacia el futuro. Las primeras y principales convicciones det e- rotomaniaco se obtienen por deduccién del postula- do. No se observa nada equivalente en el interpreta- dor. No se ve en él idea-madre de la que puedan salir cadenas de ideas; sus ideas parten de todos los puntos, por asi decir, de su espiritu; ciertamente estén coordenades, pero no subordinadas entre si; y menos atin subordinadas a una sola. Suprimid de! delirio de un interpretador la conoepcién que consi- deréis como la més importante, suprimid incluso un gran numero de ellas, habréis traspasedo una red pero no habréis roto las cadenas; la red persistiré inmensa y otras mallas se autoproducirén. Suprimid, por el contrario, en el delirio del pasional esta unica idea que he llamado el postulado, y todo el detirio cae. Este delirio es parecido a la lagrima batavica que se desvanece rompiendo Unicamente la punta de la misma, El delirio asi ha desaparecido, el sujeto tendré sélo el recurso de hacer otro, cuando esté preparado para otro acceso pasional. Una experien- cia semejante es ciertamente imposible en el caso del erotomaniaco; y atin menos probable en el caso del reivindicativo; a veces se realiza en el caso del deliio de celos por la marcha 0 por la muerte del ser al que se le supone rival, el deliio cesa por un tiempo, a veces largo, renace, porque su fuente no reside solamente en la Pasién, sino también, y en mayor medida, ya lo hemos dicho, en el cardcter. Ninguna de las convicciones del_interpretativo puede ser calificada como el equivalente del postu lado. No hay idea directiva. El postulado tiene ese cardcter de ser humano, fundamental, generador. Las convieciones explicativas del interpretativo son se- cundarias @ innumerables interpretaciones, No hay, en tales delirios, célulamadre. Es inexacto decir que haya en el interpretativo una idea prevalente, a menos de quitar a este término el sentido de idea original y darle sélo un sentido sintomético amplio, ‘aquél que en el lenguaje profano se da a la palabra obsesién: el tormento, las vueltas sobre la misma idea; pero no es entonces, una sola lo que se en- cuentra en el interpretador, sino muchas ideas pre- valentes. La psiquiaria alemana amplia este término de prevalencia a la vez a los deliros interpretativos y aos delirios que llamamos pasionales, a las obse- siones y a las fobias, finalmente, a las ideas metancé- licas; esto s6lo es justo bajo el punto de vista semiol6- , es decir, haciendo abstraocién de la mecénica del deliio. El término de idea prevalente, tomado en sentido estricto, sdlo se aplica bien a los pasioneles. Incluso es insuficiente, porque en los trastomos ideo afectivos parece conceder preeminencia al elemento ideativo (Jo que por lo demés, y lo reconocemos, no esté en el espiritu de los autores). Por otra parte, no resalta el valor de embrién logiao que damos al pos- tulado. Hemos pues evitado esta palabra. En el nicleo ideo-afectivo que constituye el postulado, es bien evidente que de los dos elemen- tos, el primero cronolégicamente es la pasion. En nuestro caso la enferma afirma que en las miradas, en la actitud, en el propésito de su Objeto, nada le da a entender que fuese amada; lo supo, afirma, por los comentarios de sus compafieras. Tales comenta- Fios, si los hubiera habido, serfan insuficientes. para crear el estado pasional. Por otra parte, nuestra en- ferma deja ver bien cémo ha sido confrontada, des- de el primer dia, a la mirada fascinante de su Objeto; finaimente, si por parte de sus compafieras hubo mistificaciOn, fue precisamente en razén de la ini nacién que ellas habian observado. EI mecanismo pasional de la erotomania ex- plica la presentacién hipomaniaca tan frecuente. El erotomaniaco es un excitable excitado, lo mismo que el reivindicativo, en el que Leroy, Capgras y Sérieux han observado ese rasgo. Se puede decir ademés, en razén de la nocién de meta dominan- te desde el origen, que el erotomaniaco, desde antes de la fase de despecho, es ya un reivindica- tivo, pero condescendiente. Los reivindicadores han sido ya separados de los interpretativos por Sérieux y por Capgras. Adop- tamos todos sus criterios diferenciales pero afia~ dimos esta nocién, que todos proceden de un dato unico: la patogenia pasional. En efecto, de rasgos pasionales tales como la animacién ini- cial, el objetivo Unico y consciente de entrada, el olvido de cualquier otra cosa menos de la pasion, es de donde deriva la limitacién, tipica para noso- tros, de las ideas de persecucién y de grandeza, al servicio de los intereses Unicos de esta pasién, y la ausencia habitual, notada por los autores, de exces en las concepciones terminales. Es cierto que los delirios pasionales son en gran medida interpretativos; pero la interpretacion es cosa constante en los estados emocionales; y en los de- lirios pasionales es, en los dos sentidos de la pala- bra, secundaria; y si alcanza alguna importancia, se desarrolla en constelaciones limitadas, no en redes. Los casos en donde la interpretacién llega a ser realmente abusiva es en los casos mixtos. La asociacion entre ellas de formas intelectuales (interpretacién, relvindicacion, erotomania, celos), es algo infrecuente, pero el estudio de os casos puros nos fuerza a no atribuira cada factor més que la importancia que tiene. Los sindromes pasionales se asocian igualmen- te alos delirios alucinatorios, con o sin demencia, ‘También son casos mixtos, aptos para poder juz~ gar bien los precedentes. Estos sindromes son psicolégicos, debemos pues esperar a verlos funcionar, incidiendo en los mas variados terrenos. Desde que aparecen, su entrada esta marcada por una puesta en juego de un elemento volicional que, hasta entonces, esta- ba ausente: es la nota de la pasi6n. Todos los criterios diferenciales entre delirio de interpretacion y delirio de reivindicacién, tan bien descritos en el libro de Sérieux y Caparas, son vali- dos igualmente para la comparacién entre delirio interpretative y delirio erotomantaco. Si nuestra dia- léctica no fuera aceptada, la suya estaria en peligro. ‘Seguimos creyendo especificas las formulas que hemos dado como tales. Permiten, en efecto, la diferencia con la pasion llamada normal y con los perseguidos-perseguidores no enamorados. En efecto, ningin pasional normal y desgracia- do esconde nuestro postulado, es decir, no cree ser amado més que él ama, ninguno pretende conocer el verdadero pensamiento del Objeto mejor que el Objeto mismo; ninguno diré que la conducta de! Otjeto hacia él es enteramente paraddjica (que el objeto, por ejemplo, le sonra al mismo tiempo que le envia a prisién), ni que toda una muchedumbre se inlerese en su novela, No negara que el Objeto esté casado. Todos sus esfuerzos, si los hay, par- ten de la idea de que podra y puede haverse ‘amar, dato exactamente inverso al del Postulado. Estas formulas diferencian iguaimente al ero- tomaniaco convertido en perseguidor, del perse- guido-perseguidor no enamorado. Ningtn perse- Quido-perseguidor expresa nunca la idea de una conducta enteramente paradgjica en su enemigo, y esto porque no tiene ninguna raz6n para pensar en ello; la conducta doble supondria un doble sentimiento y cual seria el segundo sentimiento en el enemigo banal del perseguido-perseguidor? Este ultimo puede ciertamente decir, incidentalmente, a propésito de un acto determi- nado de su enemigo, que tal acto es una comedia la guerra, por ejemplo, habré sido para algunos perseguidores una comedia dirigida a ellos, pero esta apreciacién, {podria ser aplicada a todo el conjunto de la conducta de este enemigo imagi- nario? gPodria ser aplicada a él sth? (Se trata de un enfermo sin megalomania y sin debilitamiento intelectual? Ze un enfermo en posicién de per- seguido-perseguidor y en edad de erotomania, persiguiendo un objeto del otro sexo? Esa es la cuesti6n. Una férmula clinica es valida unicamen- te por sus condiciones de presentacion. Asi son las formulas tipicas de los perseguidos ordinarios y de los melancélicos a los que hacemos alusién. En resumen, es clésico que un diagnéstico no se puede establecer con un solo signo. Cualquier signo presenta causas de error. Nuestras formulas ho son especificas més que en la medida en que Un signo clinico lo puede ser, y si casos muy diferentes presentan formulas idénticas, esto sera una curiosidad interesante, pero no impedira a estas formulas el que sean de una gran ayuda en la investigacién del diagnéstico, y el establecerla conviccién en caso de un conjunto concordante. Si por otra parte cometemos un error, éste per- maneceré. El cuadro completo de la erotomania no existe en ninguna parte. En los tratados sélo se err ccuentran descripciones sin método que no proporcio- nan las constantes y que no suministran, a la luz de los interrogatorios, ninguna especie de plan ni de ctiterio, Estes constantes, estos ciiterios, y el modelo de este plan, estén enteramente_pendientes de for- mular. Hemos tratado de hacerlo, porque los casos de eroiomania pasan en serie en nuestro servicio.

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