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Los Indicadores Culturales en Venezuela CEGC/ 1 pág

Políticas e Indicadores culturales en Venezuela.


Carlos E. Guzmán Cárdenas.

En la dinámica actual de las conferencias iberoamericanas orientadas a


fomentar activamente la integración cultural de la región y a realzar el papel de la
cultura en los procesos de desarrollo humano, social y económico de los países de la
región, frente a las tendencias de mundialización cultural y globalización económica,
se ha hecho evidente que los resultados limitados de muchas de las políticas públicas
aplicadas, en las dos últimas décadas, presentan en forma reiterativa insuficiencias
severas en los marcos conceptuales en los que nos apoyamos.

Hay demasiados vacíos a los que las políticas públicas culturales y


comunicacionales no contestan en el marco de la Sociedad de la Información como
una de las expresiones, acaso la más prominente junto con todas sus contradicciones,
de la globalización contemporánea, que de manera más general aún, está ejerciendo
un fuerte impacto en los patrones de interacción social con el surgimiento de una
nueva estructura social dominante, que los expertos dan en llamar la sociedad en red,
aunada a inéditas expresiones culturales y, que se denominan habitualmente, como la
cultura de la virtualidad real. Por otra parte, los macro temas se diluyen en otros
identificando tópicos repetidos en décadas pasadas; las discusiones, de tipo
declarativo, se orientan con mayor tendencia a reflexiones teóricas y poca reflexión
sobre casos de gestión cultural o proyectos culturales (Natalia Sánchez y Emilia
Bermúdez, 2002: p.180), y surgen numerosas interrogantes sin respuesta clara.
Urgen, en consecuencia, análisis rigurosos que lleguen a alternativas de acción
efectivamente imaginativas y creadoras.

Tales referentes señalados, determinan acometer el diseño y la gestión de las


políticas públicas culturales en Venezuela, como en el resto de los países
latinoamericanos, desde otra óptica sin renuncias a temáticas anteriores. Lo ha
afirmado con toda claridad Jesús Martín-Barbero (2001: p.112), al decir que “la
incertidumbre que conlleva el cambio de época añade a la crisis de los mapas
ideológicos una fuerte erosión de los mapas cognitivos que nos deja sin categorías de
interpretación capaces de captar el rumbo de las vertiginosas transformaciones que
vivimos.”

El análisis de los cambios y fenómenos que caracterizan la cultura en la que


vivimos, y la relación de esta con los inéditos elementos que configuran la denominada
"nueva economía" requiere ir más allá de las barreras disciplinarias tradicionales, dado
que, precisamente, uno de los rasgos fundamentales de la sociedad de la información
y del conocimiento (en adelante, SIC), como una sociedad global que no coincide con
ninguna de las sociedades nacionales actualmente existentes, es la interconexión
entre los diversos sistemas sociales, económicos, políticos y culturales. En este
sentido, la cuestión cultural del siglo XXI exige a los actores sociales, tanto públicos
como privados, que tienen participación en el desarrollo de las políticas culturales y
comunicacionales, el planteamiento de diferentes direcciones de carácter inclusivo, y
no excluyentes, que vayan más allá de una simple democratización.

Es precisamente este hecho el que le ha conferido su particular complejidad al


caso venezolano. Los problemas culturales más agudos enmarcados en el desarrollo
asimétrico de la urdimbre cultural se han puesto en evidencia para enfrentar los retos
del siglo XXI, debido entre muchos aspectos, al agotamiento del modelo cultural
"civilizatorio": "más cultura para todos", que trascendió a los ámbitos políticos,
sociales y la comunidad cultural en su sentido más amplio, sin haberse generado
oportunamente la búsqueda del consenso socio-cultural entre participación ciudadana
y construcción de lo público, necesario para reorientar el rumbo social de nuestro
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país, donde la cultura por la que vivimos forme parte de un verdadero proyecto de
desarrollo de la Democracia.

Por otra parte, la actuación de los agentes culturales públicos y privados, en


términos generales, sigue obedeciendo al paradigma político-cultural de carácter
difusionista y extensionista. Prevalece como cualidad central de las políticas culturales,
el “desarrollismo-incrementalista”, fundamentado en la tesis que interpreta al desarrollo
cultural como un proceso de crecimiento institucional y programático, desprovisto de
referencias de políticas, estrategias y planes en disonancia con la evolución del
consumo cultural (los hábitos, prácticas y gustos) de las grandes mayorías.

Así tenemos, que el balance de las políticas públicas en materia cultural, en los
inicios del siglo XXI venezolano, nos indica que no se ha modificado el escenario
dominante de la década de los 90 como consecuencia, en primer lugar, de una
concepción del desarrollo cultural sustancialista, tradicional y patrimonialista en
contraposición a un marco conceptual que valora que la vida cultural puede convertirse
en un servicio público y privado económicamente rentable, así como en un instrumento
catalizador de la identidad e integrador de la sociedad en su conjunto y, en segundo
término, como producto de una democratización difusionista-extensionista con un
fuerte desequilibrio asimétrico del consumo cultural en el contexto venezolano de la
pobreza con avances y retrocesos de la descentralización. Además, ha operado
igualmente, la falta de una mirada prospectiva así como la desarticulación entre los
problemas comunicacionales y culturales frente a los cambios que sería preciso operar
en su seno como en el contenido de su acción. De esta suerte, en el caso de
Venezuela, el Estado mantiene una visión avejentada sobre los sub-dominios del
campo cultural industrial-masivo que suman la inmensa mayoría del peso económico
de la cultura, sin políticas, planes y proyectos para incorporarnos a una nueva
estructura de producción, circulación y consumo cultural en el contexto de la
denominada sociedad de la información y del conocimiento, sin afectar nuestras
identidades, diversidades y pluralidades culturales.

Al respecto, de acuerdo a los resultados del estudio realizado en el año 2004


para el Consejo Nacional de la Cultura ( en adelante, CONAC) y el Convenio Andrés
Bello (CAB), titulado “La dinámica económica de la cultura en Venezuela y su
contribución en el PIB” 1 -bajo la coordinación de Carlos E. Guzmán Cárdenas y la
participación de Yesenia Medina de Bonnin y Yolanda Quintero Aguilar- la actividad
cultural característica del país, esta determinada por los servicios de publicidad con un
aporte cercano al treinta por ciento (30%) del Producto Interno Bruto característico y
los servicios culturales, deportivos y de esparcimiento (23%), que incluyen bibliotecas,
archivos y museos. Otras actividades como servicios de Radio y Televisión, servicios
de informática y publicaciones periódicas contribuyen entre ocho por ciento (8%) y

1
La presentación y evaluación de resultados del sector cultural, se presenta tomando en consideración las
actividades y productos característicos (AECC), como primer escenario. El segundo escenario contempla
además, las actividades económicas y productos relacionados con el sector (AERC). Un tercer escenario (AECC
+ AESE) agrega las actividades económicas características y los servicios de enseñanza a los fines de mostrar la
plataforma educativa - cultura del país. Un cuarto escenario excluye los productos “Investigación y Desarrollo” (276),
“Otros Servicios de Entretenimiento, teatro, circos, discotecas, etc” (295) y “Actividades de bibliotecas, archivos,
museos, actividades deportivas y otras actividades de esparcimiento” (296); debido a que incluyen algunos productos
relacionados fundamentalmente con el deporte, entretenimiento y juegos de azar, estos últimos con elevado
crecimiento en los años considerados por este estudio 1997 - 2002. El quinto escenario contempla el conjunto de
actividades características y relacionadas con la cultura (AECC + AERC); y el sexto escenario agrega los tres
grupos de actividades (AECC + AERC + AESE). Es importante señalar que las estimaciones reflejan
fundamentalmente la tendencia del comportamiento del sector cultura, pues los niveles contemplan algunos productos
que fueron difíciles de separar y plantean el esfuerzo que debemos realizar por elaborar la “Cuenta Satélite del
Sector Cultura”, desde la base estadística hasta la presentación de indicadores, siempre estableciendo el enlace
fundamental con los agregados macroeconómicos del país, elaborados por el Banco Central de Venezuela (BCV).
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doce por ciento (12%). El último bloque está formado por actividades que aportan
menos del cuatro por ciento (4%), tales como Otros Servicios de Entretenimiento
(actividades teatrales y musicales), Servicios de Cine y Similares, Industria Editorial,
Investigación y Desarrollo, Edición de Grabaciones y otras actividades de edición. Este
análisis es desde el punto de vista de los bienes y servicios generados, situación que
se refleja en forma distinta cuando analicemos la estructura de la demanda de esto
bienes y servicios por parte de las familias.

El sector cultural tiene un volumen de producción bruta (Ingreso por Ventas


ajustados por variación de inventarios) entre bolívares mil millardos y 900 millardos,
con una tendencia decreciente, durante el período 1997-2002. Los cuales generan un
valor agregado real entre 700 y 600 millardos de bolívares, que en términos de la
economía venezolana representa cerca del dos por ciento (2%) del PIB del país 2. La
situación reflejada en el Indicador de valor agregado es similar a la mostrada por la
economía en su conjunto, pero con mayor intensidad dada la dependencia externa en
cuanto a compras de bienes y servicios intermedios; e importaciones de productos
editoriales, revistas y otras publicaciones periódicas que se agregan a la oferta interna
disponible

GRAFICA Nº 1
ACTIVIDADES ECONÓMICAS CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA (AECC)
PIB A PRECIOS CONSTANTES 2000 - 2002
(Millones de Bs.)

180000
160000
140000
120000
100000 2000
80000 2001
60000 2002
40000
20000
0
A B C D E F G H I J

Procesos: Procesamiento de datos Equipo de Economía y Cultura de Venezuela. Carlos Guzmán Cárdenas,
Yesenia Medina de Bonnin y Yolanda Quintero Aguilar. Año 2004.

A Servicios de Publicidad.
B Servicios culturales, deportivos y otros servicios de esparcimiento (ej.biblioteca).
C Edición de periódicos, revistas y publicaciones periódicas.
D Servicios de radio y televisión.
E Servicios de informática y servicios conexos.
F Otros servicios de entretenimiento n.c.p. (ej. teatro).
G Servicios de cine y similares.
H Edición de libros, folletos, partituras y otras publicaciones.
I Servicios de investigación y desarrollo.
J Grabaciones y otros productos de edición.

2
Al excluir las actividades y productos señalados, se observa que el nivel del PIB a precios constantes de las AECC,
se ubica en menos de Bs. 500 millardos; con una participación promedio en el PIB total del país durante el lapso
considerado de 1,3%. El mayor efecto en la reducción lo ejerce el producto 296, cuyas características y cobertura se
mencionaron anteriormente. Es decir, pasamos de un 1,7% a 1,3% haciendo el respectivo reajuste.
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Si expresamos el PIB a precios constantes en moneda internacional,


tendremos que ir tomando el comportamiento del tipo de cambio en el período, con
características marcadamente ascendentes, estaríamos hablando de una Producción
Bruta promedio de $1448,8 y un PIB real cultural de $ 968,4.

CUADRO N° 1
SECTOR CULTURA VENEZUELA
PRODUCTO INTERNO BRUTO (PIB)
ACTIVIDADES ECONÓMICAS CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA (AECC)

APORTE A PRECIOS A PRECIOS


CRECIMIENTO %
AL PIB CORRIENTES CONSTANTES /1
AÑO MILLONES MILLONES
REAL DÓLARES DÓLARES DÓLARES
DE DE CONSTANTE
PAÍS /1 US$ US$ US$
BOLÍVARES BOLÍVARES
1997 1,9 733.347 1.500,9 733.374 1.500,9 ---- ----
1998 1,8 956.424 1.295,3 672.584 910,9 -8.3 -39,3
1999 1,8 1.178.043 1.944,9 646.674 1.067,6 -3.9 17,1
2000 1,7 1.348.069 1.982,7 638.191 938,7 -1.3 -12,1
2001 1,6 1.492.026 2.061,9 636.477 879,6 -0.3 -6,3
2002 1,7 1.604.456 1.382,0 595.031 512,5 -6.5 -41,7
Notas: /1 A PRECIOS DEL AÑO BASE 1997=100.
Procesos: Procesamiento de datos Equipo de Economía y Cultura de Venezuela. Carlos Guzmán Cárdenas,
Yesenia Medina de Bonnin y Yolanda Quintero Aguilar. Año 2004.

Adicional, nos encontramos, que no existen datos desagregados relativos a las


características generales de la extensión así como el volumen de las actividades
económicas relacionadas con el sector cultural y creativo 3 ; sobre las industrias y
actividades protegidas por el derecho de autor y los derechos conexos en general
(copyright industries), las industrias de la creación (creative industries) y, en particular,
sobre las industrias culturales y comunicacionales, desconocidos e infraexplotados por
los poderes públicos; de igual modo, omitimos las actividades relacionadas con la
pequeña y mediana empresa (PyMEs), las empresas artesanales, nuevas tecnologías,
el audiovisual y la sociedad de la información, lo cual dificulta la puesta en práctica de
sistemas estadísticos culturales, nacionales y regionales, capaces de suministrar
información sobre aquellos aspectos culturales susceptibles de ser cuantificados
periódicamente y de apoyar el correspondiente proceso de elaboración y gestión de
políticas culturales.

Históricamente, nos señala el economista español Salvador Carrasco Arroyo 4


(1999), los primeros intentos de elaboración de estadísticas culturales están
vinculados a la toma de conciencia de que el campo cultural excede ampliamente los
límites de las "Bellas Artes", así como, a demandas precisas en torno a la necesidad
de una acción significativa de los poderes públicos en el área cultural. En este sentido
hay una necesidad de disponer de estudios numerosos y de amplia difusión que
faciliten la toma de decisiones, tanto a los poderes públicos como a los agentes
privados que intervienen en el campo cultural, que ayuden a diseñar las políticas
culturales y las estrategias de producción y de difusión cultural. La falta de estudios y
análisis del sector cultural se debe, en buena parte, a la escasez de datos y de

3
Para estimar el PIB cultural de Venezuela, se revisó la codificación de actividades y productos elaborada por el BCV
para las estimaciones de las Cuentas Macroeconómicas de la Nación. Esta codificación toma en consideración la
Clasificación Internacional Industrial Uniforme (CIIU), que define la cobertura de las actividades económicas, y a su vez
detalla una serie de actividades y productos que para el caso venezolano delimitan la cobertura del área cultural.
Además, se tomó como referencia las tipologías utilizadas en las propuestas metodológicas internacionales de países
como España, Chile, Argentina y Colombia.
4
Véase, CARRASCO ARROYO, Salvador (1999) “Indicadores Culturales: una reflexión”. Universidad de Valencia.
Economía de la Cultura y la Comunicación. III. Los Sectores culturales y los sistemas de información: una
aproximación. 23 Págs. En dirección electrónica (URL): http://www.uv.es/~cursegsm/IIIbloque/
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estadísticas en el ámbito cultural, y este hecho también dificulta la evaluación


pormenorizada de su funcionamiento y la actuación de los agentes que la componen.
Esta escasez de datos es más perentoria cuanto más desagregada queremos la
información, sobre todo, cuando es necesario tener información no sólo de la oferta
cultural sino de la demanda y el consumo cultural.

Por otra parte, persiste la indefinición del término cultura que siempre ha
acompañado las discusiones sobre estadística e indicadores culturales. La definición
de cultura es el límite alrededor de lo que es o debe medirse por las estadísticas de la
cultura. Los problemas con que se enfrenta la formalización de estadísticas culturales
son diversos. Los sistemas de estadísticas económicas están sustentados en modelos
teóricos muy desarrollados que permiten la definición y el acuerdo de los sistemas
internacionales de medida. Pero no hay teorías generales culturales donde integrar un
sistema de estadísticas o de indicadores sociales. La cultura es un concepto
abrumador. Ampliamente definido, la cultura puede incluir los sistemas económicos,
los procesos y las ideologías políticas, las instituciones educativas, los programas
sociales, el ambiente, sistemas tecnológicos, las prácticas recreativas, las actividades
artísticas, transporte e industrias de comunicación, las actividades espirituales y
religiosas. Sin embargo, estas nociones de cultura son demasiadas extensas y existen
desacuerdos conceptuales sobre los objetivos de la medición cultural. Los indicadores
culturales deben permitir el análisis de las políticas, es decir, deben detectar los
objetivos sobre los que actuar, proporcionar información y evaluar el impacto de su
aplicación. Por otro lado, no deben conducir las políticas, sino proporcionar
información al usuario, sea éste especialista en la materia o no.

Los Indicadores culturales en Venezuela.

En el caso de Venezuela, la producción de estadísticas culturales es un ámbito


poco desarrollado y sólo en los últimos años ha captado la atención de los agentes,
públicos y privados, relacionados con el sector. La información estadística disponible
sobre las áreas que componen el sector artístico cultural, como la música, las artes
visuales, el audiovisual, la literatura, la danza y el teatro, así como el patrimonio, es
escasa, y cuando existe, en muchos casos es de carácter parcial y discontinuo,
dificultando la elaboración de diagnósticos y caracterizaciones adecuadas para
comprender la dinámica del sector e implementar acciones que promuevan su
desarrollo.

De igual modo, se mantiene una tradicional resistencia a la clasificación


estadística y al rigor de las divisiones de la realidad, que la misma permite realizar; -
bajo el supuesto de una racionalidad tecnocrática y economicista- desconociéndose
así el impacto poblacional de las actividades culturales, la estructura de la oferta y la
demanda, el tipo de instituciones, instalaciones y equipos, recursos humanos, costos,
gasto cultural central, estadal y municipal, beneficios de la acción cultural, entre otras.

En un diagnóstico preliminar, se puede concluir, que el país no cuenta ni en el


ámbito público u oficial, ni académico universitario y privado, con una arquitectura para
obtener información cultural de utilidad (auditoria de la información cultural), de
manera sistemática (inteligencia del entorno), así como cuáles son los instrumentos
para la localización y obtención de esa información (cadena de valor de la
información), que sea fácil de entender (visualización y usabilidad), de manera que los
poderes públicos como los agentes privados que intervienen en el campo cultural la
puedan usar (cultura de la información).
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Sin embargo, actualmente existe un relativo consenso entre los gerentes y


promotores culturales del país sobre la utilidad y pertinencia de reunir y producir
estadísticas culturales, que permitan entre otras cosas, efectuar evaluaciones sobre la
cadena creativa: producción, circulación y consumo culturales; aproximaciones
prospectivas acerca de las diferentes dimensiones de la cultura; análisis de las
políticas culturales y la apreciación permanente de sus resultados.

Así tenemos, que se hace improrrogable contar con un proceso sistemático de


búsqueda, selección, organización, depuración y presentación de la información
cultural y comunicacional que apoyen la definición y evaluación de las políticas
culturales y económicas, para la resolución de problemas, aprendizaje dinámico,
planificación estratégica y toma de decisiones. Se trata de un proceso que, más allá
del gastado discurso reiterativo de una supuesta racionalidad econocimista, debe
hacerse de manera sistemática y que sería una plataforma conceptual, organizativa,
informática y de redes de información para la planificación y definición de políticas
públicas culturales en Venezuela.

Varios intentos por crear un Sistema de Estadísticas Culturales se han


realizado, no obstante, a la fecha se evidencia una ausencia del mismo. Existen pocos
pero interesantes estudios culturales realizados en fechas anteriores a la presente
investigación. Pero todos han concluido en la exigua estimación y valoración
estratégica de la función investigativa como un elemento clave en la formulación,
ejecución y evaluación de las Políticas Culturales.

Haciendo un recorrido en la evolución de estos estudios, podemos


cronológicamente señalar las más importantes. Así tenemos, los informes: Política
Cultural de Venezuela (UNESCO-Silva Cáceres. 1971), El Hecho Cultural en
Venezuela. El INCIBA y la Difusión de la Cultura. (INCIBA. 1972), Informe Sectorial de
la Comisión de Administración Pública (1972), La Planificación Cultural en Venezuela
(UNESCO- M. Marie. 1972) y 1er. Informe sobre el Sector Cultura (Noviembre 1972-
Noviembre 1973) encargado por el Despacho del Ministro de Estado para la Juventud,
la Ciencia y la Cultura Dr. Rodolfo José Cárdenas 5. Este Informe fue realizado por
Jean Zune, Florinda Pena Miret y Alvaro Matos Córdova (INCIBA), en el primer
período de Gobierno del Dr. Rafael Caldera en el marco del IV Plan de la Nación.
Comprende ocho volumenes: Vol. I Descripción del Sector, Vol. II. Análisis y
Recomendaciones, Vol. III. Inventarios Regionales, Vol. IV. Bellas Artes, Letras y
Folklore, Vol. V. Medios Tradicionales y Modernos, Vol. VI. Imagen y Proyección
Internacional y Vol. VII. Entrevistas.

En el V Plan de la Nación -correspondiente al primer período de Gobierno de


Carlos Andrés Pérez- se realizó el Diagnóstico "Estructuras Administrativas de las
Políticas Culturales" (1976-1977) a nivel nacional para la UNESCO, mediante
encuestas a 236 instituciones culturales, tanto públicas como privadas, siendo el
criterio para su selección la importancia de la actividad que desarrollaban. Emprendido
por el Dr. Felipe A. Massiani, Director de Planificación del Consejo Nacional de la
Cultura y con la colaboración del equipo de planificación del CONAC, especialmente
Jorge Cáceres Soto, Mariadela Villanueva, Oscar Gámez y Gertudis Rojas.

5
DESPACHO DEL MINISTRO DE ESTADO PARA LA JUVENTUD, LA CIENCIA Y LA CULTURA (1973) “Primer
Informe sobre el Sector Cultura. Descripción del Sector”. Caracas, Venezuela. Noviembre. 180 Págs. (1973a) “Primer
Informe sobre el Sector Cultura. Análisis y Recomendaciones. Bases Preliminares para el Plan Nacional de Cultura”.
Volumen II. Caracas, Venezuela. Noviembre. 334 Págs.
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En materia de Censos y Encuestas Nacionales, tenemos que en 1981 6 -


período de Gobierno del Dr. Luis Herrera Camping- y en el contexto del VI Plan de la
Nación, se realizó el Ier. Censo Nacional para el Sector Cultura elaborado por el
Ministerio de la Secretaría de la Presidencia y el Despacho del Ministro de Estado para
la Cultura, Dr. Luis Pastori. Los Coordinadores -General y del Censo- fueron
respectivamente Felipe Massiani y Clara Serfaty B.

En 1987 -en el período de gobierno del Dr. Jaime Lusinchi- se elabora la


Encuesta Nacional Estado y Cultura/ Encuesta Nacional para un Diagnóstico
Prospectivo y la Formulación de una adecuada Política Cultural (1987), por encargo de
la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE) 7 y, bajo la coordinación
del Grupo Cultura y Reforma del Estado constituido por Alfredo Coronil Hartmann,
Maria E. Jiménez Fernández, Josefina Capdevielle de Mora, Myriam Molinos Abreu y
Enrique Ali González Ordosgoitti. En este mismo período y en el marco del VII Plan de
la Nación -no ejecutado-, se realiza la Encuesta Cultura y Municipio. Encuesta
Nacional para un Diagnóstico Prospectivo y la Formulación de una Política Cultural
Municipal por la COPRE y que venia a confirmar y complementar los datos que ya
habían sido obtenidos en la Encuesta Nacional "Estado y Cultura". Se destacan los
aspectos: Organización Cultural en los Concejos Municipales, Programación Cultural y
Financiamiento de la Gestión Cultural.

A mediados del año 1990 -en el segundo período de Gobierno de Carlos


Andrés Pérez- y sobre la base del VIII Plan de la Nación, la Oficina Central de
Estadística e Informática (OCEI) aceptó crear, a instancias de la Comisión Permanente
de Cultura de la Cámara de Diputados 8, el Sub-Sistema de Estadísticas Culturales.
Por el comité coordinador se encontraban: OCEI, José del Valle Rodríguez y Luisa
Alcalá; COPRE, María Jiménez; CONAC, Miriam Carnevale y la Comisión de Cultura,
Carlos Guzmán Cárdenas. En su primera fase, el sub-sistema tenía como finalidad
general, obtener información periódica sobre los recursos, el consumo y la
participación de los hogares venezolanos a los mensajes, bienes y servicios culturales
que se puedan cuantificar y utilizar en los procesos de planificación y de toma de
decisiones para la gestión cultural. En este sentido, se inició el proyecto, diseñando
una encuesta de muestreo sobre "Equipamiento Cultural del Hogar" Formulario OCEI-
EHC-90, que fue administrada con las Encuestas de Hogares de la OCEI para el
segundo semestre de 1990. Con todo, sus resultados no fueron procesados por
"insuficiencia" de presupuesto. El Subsistema que intentaba organizar los indicadores
culturales del país fue abandonado.

Durante los años 1990-1991, se desarrolló la primera fase del "Proyecto de


Estadísticas Culturales", estudio encargado por el Banco Mundial, a fin de calcular la
delimitación y estructura del gasto cultural, es decir, su distribución en funciones y

6
Véase, DESPACHO DEL MINISTRO DE ESTADO PARA LA CULTURA (1981) “Desarrollo Económico y Cultura.
Proposiciones sobre Política Cultural”. SG Consultores. Tomo I-II. Caracas, Venezuela. Junio. 689 Págs. DESPACHO
DEL MINISTRO DE ESTADO PARA LA CULTURA. MINISTERIO DE LA SECRETARIA DE LA PRESIDENCIA (1981)
“1er Censo Nacional para el Sector Cultura. (Año 1981)”. Tomo I-II. Caracas, Venezuela. 1981. 919 Págs.
7
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA LA REFORMA DEL ESTADO (COPRE) (1991) “Encuesta Cultura y Municipio.
Encuesta Nacional para un Diagnóstico Prospectivo y la Formulación de una Política Cultural Municipal. Informe Final”.
Elaborado por Clara Serfaty. Caracas, Venezuela. COPRE. Noviembre. 33 Págs. (1990) “Encuesta Cultura y Municipio.
Encuesta Nacional para un Diagnóstico Prospectivo y la Formulación de una Política Cultural Municipal”. Caracas,
Venezuela. COPRE. 9 Págs. (1987) “La Cultura en un Proyecto de Reforma del Estado”. Caracas, Venezuela.
COPRE. Volumen 10. Tomo I. 121 Págs. (1987a) “Encuesta Nacional Estado y Cultura/ Encuesta Nacional para un
Diagnóstico Prospectivo y la Formulación de una adecuada Política Cultural. Anexos”. Caracas, Venezuela. COPRE.
43 Págs.
8
Creada en mayo de 1989 fue el ente que ejerciera funciones legislativas en el ámbito nacional con el firme propósito
de ordenar todo un cuerpo jurídico moderno en lo relativo al desarrollo cultural del país. Cabe destacar que en Agosto
de 1993 por iniciativa de esta Comisión, se aprobaron cinco leyes claves para el desenvolvimiento del sector:
Desarrollo Artesanal, Depósito Legal, Derechos de Autor, Cine y Patrimonio Cultural.
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disciplinas. Teniendo como centro de operaciones a CORDIPLAN, la investigación


solicitó información de los entes de la Administración Central, para lo cual se elaboró
un instrumento que les fue enviado, acompañado de su respectivo instructivo y
glosario de términos. La información recabada permitió elaborar cuadros comparativos
sobre los aspectos antes mencionados; además de generar sus resultados en la serie
de la "Evolución en términos constantes del Gasto Cultural en relación con el Ingreso
Estadal y su distribución entre Gasto Corriente y de Inversión para el período 1988-
1991".

En el año 1995, el CONAC a fin de dar continuidad a la investigación antes


mencionada, contrató los servicios de una consultora externa, de manera de
establecer el Sistema de Estadísticas Culturales de la Oficina de Planificación del
Sector Cultura. En este sentido, para delimitar el campo de estudio se tomaron como
unidades de análisis las disciplinas artísticas y/o áreas de actividad cultural: teatro,
música, danza, literatura y lectura pública, cine, radio y televisión, artes visuales,
museos; además de todas las actividades que pudieran agruparse dentro de la
categoría: desarrollo cultural. Por otra parte, se clasificaron las acciones e
intervenciones del sector público con base a una nomenclatura funcional,
correspondiente a los objetivos estratégicos de la política cultural, apoyo a la creación,
difusión, conservación y patrimonio, formación de recursos humanos, investigación,
administración. Ello a fin de efectuar un análisis transversal más fecundo de la
dinámica que produce la acción cultural estatal en cada disciplina y aproximarse mejor
a una evaluación de la calidad del gasto y de los procesos que se estaban generando;
el modelo propuesto describía bastante bien el contexto en que se mueven los actores
culturales. Para el levantamiento de información, cada ente de la Administración
Central -incluyendo el CONAC-, llenó el instrumento que para tal fin se diseñó y les fue
enviado. En el caso de los Estados, la información sobre el gasto cultural fue recabada
directamente por funcionarios del CONAC. Una vez procesada la información
obtenida, en un primer momento se logró obtener una visión aproximada del gasto
cultural por área artística y por función (formación, difusión, apoyo a la creación,
conservación del patrimonio, investigación, etc.). En el caso de las entidades
federales, la serie que se logró actualizar fue la del gasto global en cultura en cada
entidad y como éste se distribuye entre el gasto corriente y el gasto de inversión.

En cuanto a intentos de la sociedad civil por proporcionar estadísticas


culturales que proporcionen al Estado un mayor conocimiento de la realidad cultural
venezolana, incluyendo la actividad de las Industrias Culturales y Comunicacionales
(en adelante, ICC), las cuales se dejan de lado al momento de realizarse cualquier
estudio a nivel gubernamental, en Venezuela se destacan algunos estudios realizados
en el país durante los últimos años, entre éstos el estudio "El Consumo Cultural del
Venezolano" 9, realizado por Jesús María Aguirre, Marcelino Bisbal, Carlos Guzmán,
Pasquale Nicodemo, Francisco Pellegrino, Elsa Pilato (1998), desarrollado con el
objeto de obtener indicadores y estadísticas que permitieran evaluar el grado de
coordinación existente entre la gestión, la administración y los planes de desarrollo del
sector de la comunicación y de la cultura en Venezuela. Así como, el intentar la
construcción de modelos e instrumentos que sirvan para el diagnóstico, inventario,
organización, sistematización y la evaluación de los recursos asignados al sector de la
comunicación y la cultura en Venezuela.

Para los años 1995 y 1997, respectivamente, se publicó en la Revista


Comunicación del Centro Gumilla, dos trabajos titulados: “Asimetrías de la urdimbre

9
Ver, BISBAL, Marcelino; Pasquale NICODEMO, Jesús María AGUIRRE, Carlos E. GUZMÁN CÁRDENAS, Francisco
PELLEGRINO y Elsa PILATO (1998) El consumo cultural del Venezolano. Caracas, Venezuela. Fundación Centro
Gumilla y Consejo Nacional de la Cultura (CONAC). 1ra. Edición, junio. 225 Págs.
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cultural venezolana. Políticas Culturales y públicos” y “Análisis de Competitividad del


sector de las industrias culturales /comunicacionales y su impacto económico”. Otro
análisis realizado a finales del año 1999 e inicios del año 2000 fue el "Estudio de las
Industrias Culturales en Venezuela", y que formó parte del Proyecto Economía y
Cultura, definido bajo el auspicio del Convenio Andrés Bello (CAB) 10 con el propósito
de valorar el impacto de los productos y servicios culturales en las economías de
Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. Dicho estudio, en su primera fase,
suministró datos que no sólo contribuyen a estimar el impacto económico del sector
cultura, sino a mostrar la situación de las ICC en cada país, en lo que se refiere a
indicadores tales como producción, facturación, pago por derecho de autor, empleo,
exportaciones, importaciones y aporte al PIB nacional. Una de las conclusiones de
esta investigación, relacionadas con la obtención de información de estadísticas
culturales, señala la evidencia de problemas serios que se presentaron con el proceso
de recolección de la misma, a causa de las limitaciones para el levantamiento de
información, y que ponen en entredicho la calidad, confiabilidad y precisión de los
datos, cifras e indicadores obtenidos, a saber:

• Datos estadísticos incompletos e inadecuados.


• Ausencia de sistematización y organización de la data.
• Discontinuidad: no existen información de series históricas, que permitan
un análisis diacrónico de un determinado período.
• Dispersión: la información se localiza en diversas fuentes, ya sea de
manera oficial o simplemente expuesta en medios no oficiales (revistas,
periódicos, etc.)
• Información generalizada.
• Y en algunas ocasiones, contradictorias.

En marzo de 2000, se llevó a cabo la investigación “Economía de la Cultura en


Venezuela” para el Banco Central de Venezuela (BCV), la Corporación Andina de
Fomento (CAF), la Fundación Polar y la Fundación Bigott, con el propósito
fundamental de exponer los criterios a ser tomados en cuenta para la evaluación
crítica del sector cultural en Venezuela y la consecuente identificación de vacíos
institucionales y de mercado. 11 A finales de 2003 12, resalta la publicación del texto, que
precisa algunos conceptos básicos sobre la relación entre economía y cultura en
Venezuela, titulado: “Políticas y Economía de la cultura en Venezuela. Una estimación
del comportamiento productivo de las industrias y actividades relacionadas con el
sector cultural venezolano”.

En conclusión, es indiscutible que una de las grandes debilidades que tiene la


toma de decisiones en la gerencia cultural en Venezuela tiene que ver con la
inexistencia de estadísticas e indicadores que nos permitan apuntar hacia los objetivos
últimos de las políticas culturales que no pueden ser otros, que la creación de

10
CONVENIO ANDRÉS BELLO (2001) Economía y cultura: la tercera cara de la moneda. Memorias. Colombia,
Bogotá. Convenio Andrés Bello, julio. 328 Págs. (2001a) El aporte a la economía de las industrias culturales en los
países andinos y Chile: realidad y políticas. Informe Ejecutivo del proyecto Economía & Cultura del Convenio Andrés
Bello. Colombia, Bogotá. Convenio Andrés Bello, julio. 36 Págs. (2000) Economía y cultura, estudio sobre el impacto
económico del sector cultural en la comunidad Andina, Informe de Avance. Resumen ejecutivo. Nueva Orleáns. Marzo.
23 Págs. Mimeografiado.
11
Véase, GUZMÁN CÁRDENAS, Carlos E. (2000) “La cultura en Venezuela: oportunidades de inversión”. En: Banco
Central de Venezuela, Corporación Andina de Fomento, Fundación Bigott y Fundación Polar. Cultura y Recuperación
Nacional. Memoria del Seminario. Caracas, Venezuela. Editorial Arte. 1ra. Edición. Pp. 104-128.
12
GUZMÁN CÁRDENAS, Carlos E. (2003) “Políticas y Economía de la cultura en Venezuela. Una estimación del
comportamiento productivo de las industrias y actividades relacionadas con el sector cultural venezolano”. Caracas,
Venezuela. Cuadernos ININCO 2. Instituto de Investigaciones de la Comunicación, Facultad de Humanidades y
Educación, Universidad Central de Venezuela. UCV. 190 Págs; (2002) “Política y economía de la Industria Audiovisual
en Venezuela”. En: Encuadre. Revista de Cine y Medios Audiovisuales. Caracas, Venezuela. N° 75, (segunda etapa),
diciembre. Pp. 35-38.
Los Indicadores Culturales en Venezuela CEGC/ 10 pág

condiciones para el desarrollo sociocultural, la democracia cultural y por ende la


elevación de la calidad de vida de la población. Hay que tener en cuenta que la política
cultural es una estrategia estructural en la urdimbre misma y que el efecto positivo de
tal estrategia debe situarse en una concepción del Desarrollo Humano 13. El enfoque
del desarrollo humano que se centra en la gente y en la capacidad que tienen para
orientar su vida, para desarrollarse y alcanzar la realización personal. Es medular
dentro de este enfoque, la atención al desarrollo de las potencialidades de las
personas y la igualdad en el acceso a los bienes y servicios esenciales así como los
medios que faciliten su autorrealización.

La consecución de los objetivos señalados amerita cambios en las visiones que


reducen la cultura a las artes y a los medios de comunicación así como la asociación
del consumo cultural a indicadores sobre público de arte y/o medición de audiencias.
El inicio del siglo XXI ha demostrado para Venezuela y América Latina, la
impostergable necesidad de profundizar en los campos de la urdimbre cultural, a partir
de nuevas teorizaciones y visiones, cuya gestión plantea requerimientos, oposiciones,
desafíos y encuentros de diversa índole. Es innegable que en la actualidad existe una
tendencia creciente a romper con estos paradigmas, tanto a nivel de investigaciones
como de la gerencia cultural pública y privada, pero es poco lo que se ha avanzado a
nivel práctico entre otras cosas por la falta de criterios, herramientas teóricas y
metodológicas y, por el divorcio que hasta ahora ha existido entre indicadores
culturales y políticas culturales.

CARLOS ENRIQUE GUZMÁN CÁRDENAS. (Caracas, Venezuela)


AFILIACIÓN INSTITUCIONAL: Universidad Central de Venezuela, Instituto de
Investigaciones de la Comunicación (ININCO) de la Facultad de Humanidades y
Educación.

Nacido en 1960 en Caracas (Venezuela). Candidato a


Doctor en Humanidades por la Universidad Central de
Venezuela (UCV). Magíster Scientarium en
Administración (2002), Especialista en Gerencia de
Proyectos de Investigación y Desarrollo (1997) y
Sociólogo por la UCV. Director Editor del Anuario
ININCO / Investigaciones de la Comunicación. Docente
e investigador del Instituto de Investigaciones de la
Comunicación (ININCO-UCV). Coordinador de las líneas
de investigación “Sociedad Informacional, Política y
Economía de la comunicación y la Cultura”;
“Comunicación, Culturas Urbanas y Ciudadanía” y
“Comunicación Empresarial y Gestión de los Intangibles”
del ININCO-UCV. Coordinador General del Observatorio
ININCO de la Comunicación y la Cultura. Coordinador
de la Maestría “Gestión y Políticas Culturales” de la
UCV. Profesor de la Maestría en Comunicación Social, Facultad de Humanidades y
Educación, por la UCV; Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica
Andrés Bello (UCAB) y en la Especialización de Gerencia de las Comunicaciones
Integradas, Universidad Metropolitana (UNIMET). Investigador acreditado por el
Programa de Promoción del Investigador (PPI) desde el año 2007 en el Nivel III. Ha

13
“El desarrollo humano es libertad, pues significa el ejercicio de ‘capacidades’ que valoramos, que queremos para
cada uno de nosotros. Las capacidades son entendidas como libertades, es decir, como actividades o estados
considerados valiosos por las personas.(...) Si llevamos esta idea al colectivo, el desarrollo se concibe como un
proceso –con participación estatal, civil e individual- de apertura de oportunidades para todos, a partir de las cuales las
personas alcanzan estados y actividades valiosos” (INFORME VENEZUELA PNUD, 2002: p.34).
Los Indicadores Culturales en Venezuela CEGC/ 11 pág

publicado seis libros y coautor de tres sobre Políticas Culturales, Estadísticas y


Economía de la Cultura y, Consumo Cultural. Es autor asimismo de capítulos en más
de 20 libros. Responsable de diez proyectos financiados, tanto nacional como
internacional, en los últimos seis años. Colaborador en diversos diarios y revistas
nacionales e internacionales con más de 58 artículos académicos publicados. Miembro
en calidad de Asociado y Coordinador General del GT “Sociedad Informacional,
Política y Economía de la Comunicación y la Cultura” de la Asociación de
Investigadores Venezolanos de la Comunicación (InveCom). Miembro regular de la
International Association for Media and Communication Research (IAMCR).

Instituto de Investigaciones de la Comunicación UCV-FHE


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