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rias familias para cantar, danzar y comer. También el viernes era el dia del cambio de Ja ropa interior. El ciclo vital Los acontecimientos familiares mas se- falados eran el nacimiento, las bodas y la muerte. El recién nacido era consagrado a Dios en una liturgia consistente en que a los siete dias era lavado para ser purifica- do, se le grababan inscripciones en la fren- te y al cuello, se le ponian amuletos con versiculos del Coran y se le daba nombre, terminando la ceremonia con el sacrificio de un animal. La circuncisién tenia lugar cuando los nifios tenian una edad aproxi- mada a los ocho afios. El matrimonio com- portaba también el rito de la purificacion y la novia, tocada con un velo de color, era Mevada a la casa del novio. A los difuntos se les lavaba el cuerpo con aguas olorosas y vestido con sus mejores ropajes se enterra- ba en tierra virgen en direccion al oriente. Tanto en la medina como en los arrabales existian cementerios. En las tumbas de re- cién enterrados se ponia agua, pan y raci: mos de uvas pasas. La Alhambra en visperas de la conquista La Alhambra era una ciudad-fortaleza palatina, amurallada y defendida por to- rreones que parecian inexpugnables. En su recinto se ubicaban los palacios reales y las residencias de los magnates. Estaba dotada de mezquitas, de escuelas y de todo lo ne- cesario —talleres, mercados, almacenes, ca- ballerizas, depdsitos de ‘armas— para autoabastecerse en circunstancias norma- les, ya que ademas de los reyes y de los magnates vivian en su recinto los altos fun- cionarios y los servidores. Y, naturalmente, estaba preparada para eventuales ataques. Desde sus miradores se dominaba la ciu- dad, en la luz cambiante de Granada. Y también desde sus miradores podian di sarse en la vega las ensefias de los ejércitos cristianos en los tiltimos dias del ano 1491 del nacimiento de Cristo. Era el epilogo de una larga guerra magistralmente narrada por la gubia de Felipe Vigarni en el coro de Fecatedral de Toledo Acabada la guerra y entregada la ciudad y la Alhambra, quedaban muchas cosas por hacer en la soldadura de dos culturas, sol- dadura en que convergieron del lado mo- risco un sentimiento ancestral de raza ven- cida, de fe disfrazada aunque no renegada y que no llegaba més alla de las formalidades del culto externo a que se vieron obligados, y del lado cristiano, el planteamiento de cuestiones basicas que nada de comin te- nian con el vivir diario de la ciudad con- quistada. Los mexicas, uiltimos sefiores de Mesoamérica Leonardo Lopez Lujan Escuela Nacional de Antropologia e Historia México Hacia el afio de 650 d. C., Teotihuacan pierde su primacia politica y econémi- ca. La ciudad decae y es abandonada. A este colapso sucedié, durante los si- guientes doscientos cincuenta afios, una reaccién en cadena de caidas de los grandes centros del periodo Clasico mesoamericano (200-800/900). Asi fueron abandonadas ciudades tan importantes como Monte Alban, en Oaxaca, y P lenque y Tikal, en la zona may: Epidemias, degradacién ecolégica, invasiones barbaras procedentes de la zona marginal mesoamericana y luchas internas a causa del descontento s0- cial son algunas de las explicaciones dadas por los especialistas en lo que res- pecta a la crisis de las culturas clasteas. El periodo Postclasico Cholula, Tajin y Xochicalco subsistie- ron; pero ninguna logré una hegemonia va- gamente parecida a la que habia manteni- do Teotihuacan durante cuatrocientos afios. Mesoamérica sufre, pues, un proceso de atomizacién politica paulatina que pro- picia la llegada de barbaros y semibarbaros de zonas septentrionales, grupos que répi damente fueron absorbidos culturalmente 170 dentro de la diversidad étnica mesoameri- cana y que con los antiguos pobladores, dieron forma a un nuevo periodo, el Post: clasico. Entre el afio 900 d. C. y la primera mitad del siglo xvi —cuando los espaftoles pusie- ron fin a los sefiorios mesoamericanos— se desarrollé este periodo. En él las estructu- ras econémicas y politicas se transforma: ron profundamente, Nuevas técnicas agri- colas, basadas en la construccién de obras hidrdulicas, influyeron en la produccion. Las represas, los canales, el cultivo de chi nampas (que luego explicaré) son ejem- plos del cambio tecnolégico. La metalurgia, introducida al México antiguo via América Central, hace su aparicién en el Postclésico. La filigrana, el dorado, el procedimiento de la cera perdida y la aleacin tuvieron el tinico fin de crear objetos suntuarios. Real- mente fue escasa la produccién de piezas metélicas —particularmente de cobre y de bronce— empleadas como herramientas agricolas o como instrumentos bélicos. En esta época la sociedad fue compleja. Las clases sociales se diferenciaban con una alta especializacin en las funciones del grupo dirigente. Los comerciantes co- braron una importancia tal que en algunos Thatiles casos Ilegan a riyalizar con funcionarios, guerreros y sacerdotes. La movilidad social y la inestabilidad politica son sintomas del Postclasico. Los campesinos, liberados del yugo centrali dor teotihuacanao y de la carga tributaria, colonizan tierras mas benignas. Asimismo, 5 las fronteras mesoamericanas se repliegan Copitco con los nuevos embates migratorios de gru- pos némadas del norte. Es un tiempo en el cuties que surgen y caen constantemente centros hhegemonicos regionales. Se pactan alianzas entre los sefiorios y se incrementa el apara- to militar. Esto ultimo no significa que du- rante el Clisico dejaran de enfatizarse los aspectos bélicos, ya que la represién mili- anise cdinia pacigdobens. |o WALCEG DE MEXICO bilidad socioeconémica. Pero durante el LAGO ZUMP/ Q r S -ANGON? oe Gepexpan erence, Jexcoco LAGO TEXcOcO atetotco Atzcapotzaleg An op Tenochtitlan a LAGO CHALCO AGO Xt ep (OCHIMILGO VALLE DE MEXICO: TERMINOS Y SU SIGNIFICADO 1 Valle de, México con a pi fomientos humanos. de. distintas FL término azteca ha hecho fortuna hasta el punto que hoy dia se aplt ca con frecuencia @ toda la poblacién de la Republica de México. Trad. Cionalmente se han denominado aztecas a los habitantes de la ciudad dde México que conquistd Herndn Cortés. Es oportuno definir aqui el va- ——_pacitien que tor lor exacto de este ténmino y de otros mis 0 menos afines, al mismo dose en una gran ciudad tiempo que advertimos que en el articulo sobre los mexicas se ha respe- tnd a acentuacion original de as palabras nas or exreso deseo su autor. El vocablo «azteca» es el gentilicio que denomina al grupo hegeménico habitante del Aztlan en el siglo XII, y que tenia una estrecha relacion con Tula. Por extensién, se calificaba con este nombre a sus vasallos, los mexicas. Los mexicas recibieron su nombre de tn dios patrono Mexi, mejor conocido como Huitzilopochtl deidad del Sol y de la guerra, Los mexicas, fundadores de Mexico-Tenochtitlan y de Mexico-Tlatelolco, tu- ‘vieron en el siglo xv y principios del xvi la supremacia en el Altiplano Central. Vulgar y comuinmente se ama «aztecase a los mexicas Como stenocheas» se conoce a los mexicas habitantes del islote de Tenochtitlan, «lugar de la tuna uray; y como «tlateloleas» a los mexicas disidentes que se asentaron en elislote de Xaltelolco, «lugar del promontorio de arena», en una poblacién que llamaron Tlatelolco. Los significados de las palabras «nahuass y «nshuatls se prestan igualmente a malentendidos. La palabra «nahuas» sirve para designar a todos los pueblos, pertenecientes al tronco lingiistico yutoazteca, ‘que hablaban la lengua nihuatl Los mexicas, y quizd también los aztecas, pertenecian al grupo lingiistco nahua. La lengua nahuatl, dividida en varios dialectos, era uno de los idiomas mesoamericanos con mayor niimero de hablantes en ‘el momento de la Conquista, y, sin duds, la mas extendida. im Postcldsico proliferan las representaciones que hacen alusién a lo militar; el arte y la religion astral reflejan la ideologia domi- nante. Las guerras de expansion, capitanea- das por caudillos divinizados, tienen como principal finalidad adquirir ‘nuevas areas tributarias. A esto responde la creacién de ciudades de poblacién pluriétnica. Fueron fundadas en lugares escogidos estratégica- mente y construidas con base en una plani. ficacién defensiva. Murallas, fosos, empa- lizadas, fuertes y garitas eran elementos indispensables de un micleo urbano post- clasico. Fue importante en esta época la ex- pansién de las redes comerciales mesoame- ricanas que tenfan contacto, por medio de los llamados puertos de intercambio, con regiones de Aridamérica y de Centroaméri- ca. Productos de muy lejanas tierras se compraban y vendian durante los dias de fiesta, en los mercados de las grandes urbes. El Altiplano Central La subarea geogréfica y cultural meso- americana conocida como Altiplano Cen- tral fue poblada por el hombre desde hace alrededor de 20.000 aftos. A partir de enton- ces se desarrollaron en dicha zona una se- tie de pueblos de diferente composicién étnica y lingiifstica, pero con rasgos cultu- rales similares entre sf y parecidos a los de los habitantes de las demas subareas me- soamericanas. El Altiplano Central mexicano es una vastisima zona que comprende alrededor de 300.000 kilémetros cuadrados de super- ficies accidentadas. Altas mesetas, cuencas y valles son separados por montafias que legan a una altitud de mas de 5.000 metros sobre el nivel del mar. El Altiplano Central se encuentra delimitado por las Sierras de Zacatecas al norte; la Sierra Madre Occi- dental al oeste; la Sierra Madre Oriental al este, y por el Eje Volcdnico al sur. Dentro de esta regién estin comprendidas las cuencas del rio Lerma-Santiago, al oeste, y la del Moctezuma-Panuco, que esta al este. Obviamente, en un territorio tan amplio existen diversos climas; pero predominan, a causa de la altura y de las masas de aire seco y frio, los climas templados y semi- frios, sin verdadero invierno. La temporada de Huvias es durante el verano y principios del otofio, razén por la cual ei verano no es muy caluroso y la oscilacién anual de la temperatura es minima, Recién formada, la Meseta Central no contaba con drenaje ocednico, por lo que se formaron en ella numerosas cuencas la- custres rodeadas por conos volednicos. Posteriormente, movimientos de ascenso provocaron que los rios hicieran cauces més profundos, y sus aguas se canalizaron hacia los océanos. En esta forma los lagos se desecaron paulatinamente y en la ac- 172 tualidad, también debido a la labor de hombres, pocos son los depésitos lacus- tres que subsisten. En el Altiplano Central son tres las prin- cipales regiones donde se asentaron los hombres del Postclasico. La primera es el Valle de México, que cuenta con una altura minima de 2200 metros sobre el nivel del mar, y que contenia cinco pequefios lagos, los cuales en época de Iluvias se unian. Alli se fundaron ciudades como Azcapotzalco, Tetzcoco y Mexico-Tenochtitlan. Los Valles de Tlaxcala y Puebla, solamente divididos del de México por la Sierra Nevada, confor- man la otra regién, que es fértil y con alti- tud minima de 1.800 metros. Se fijaron en estos valles las ciudades de Cholula, Tlaxca- la y Huexotzinco, entre otras. En la tercera destaca la zona lacustre de Michoacan, ha- bitada por el pueblo tarasco, constructor de la gran Tzintzuntzan. Como se dijo, el periodo Postclisico esté marcado por las francas incursiones de pueblos némadas y seminémadas al Alti- plano Central. La historia registra, entre las primeras migraciones, la de grupos agricul- tores que hablaban la lengua nahuatl y que estaban al mando de Mixcéatl. Eran los lla- mados tolteca-chichimecas, hombres beli- cosos, fundadores de Tula. Recogieron la tradicion teotihuacana y sobresalieron en la creacién artistica. Las fuentes afirman que hacia 950 existié una época de esplen- dor tolteca bajo el gobierno de Topiltzin Quetzalcsatl. Tula es abandonada en 1156. Los toltecas emigran y se establecen en di versas regiones. Algunos Ilegan a la penin- sula de Culhuacan, en el Valle de México. A la caida de Tula, los chichimecas de Xélot! penetran al Vaile de México y fun- dan la ciudad de Tetzcoco en el aiio de 1318, contempordnea a seflorios mas desa- rrollados culturalmente: Azcapotzalco, Xal- tocan, Tlaxcala y Tlacopan. EI ultimo pueblo en llegar al Valle de México fue el de los aztecas, cuyo nombre correcto es mexicas. Ellos fundaron, en dos pequefios islotes del lago de Tetzcoco, las famosas ciudades de Mexico-Tenochtitlan y Mexico-Tlatelolco. A la legada de los espa- fioles, el grupo mexica-tenochca detentaba el mayor poderio politico y econémico de Mesoamerica. El origen del pueblo mexica y su Hegada al Valle de México Varias son las versiones del origen del pueblo mexica, y muchas veces se confun- den el mito y ia realidad. Segdn algunas fuentes, los mexicas tuvieron una proce- dencia divina. Siete tribus emergieron de Chicoméztoc, «lugarde las siete cuevas», tio mitico de nacimiento de pueblos. Este es un mito muy similar a otros primigéni- cos dictados por la tradicion mesoameri- as hablaban el nahuatl, por lo que pertenecian a la familia lingifstica yu- toazteca. A principios del siglo xit habita- ban en Aztlan, «lugar de blancura. De acuerdo con recientes investigaciones, Az tan se situaba en una isla de la frontera no- roeste de Mesoamerica, posiblemente en la zona de los lagos de Cuitzeo y Yuriria, 0 quizé en el territorio que en nuestros dias ocupa el estado de Nayarit. Los mexicas vivian de la caza y de la pesca de especies lacustres bajo la sujecion de los verdaderos aztecas. Estos eran duc- fios del sefiorio de Aztlan, que pertenecia a la periferia occidental del dominio tolte- ca. Lo anterior significa que los mexicas eran un pueblo inmerso en el mundo mar- ginal mesomericano y que, por tanto, sus caracteristicas culturales no eran primiti- vas. Para obtener su independencia, el con- glomerado mexica emigra a nuevas tierras. Siete grupos, llamados calpullis, salie- ron de Aztlan conducidos por cuatro sacer- dotes que portaban la imagen de su princi- pal deidad, Huitzilopochtli. Conforme al Cédice Boturini, los mexicas llevaron a cabo su migracién conjuntamente con otros gru- pos, como los matlatzincas, los xochimilcas y los tepanecas. Alo largo de la peregrinacién en un lap- so mayor de doscientos afios, los mexicas tuvieron problemas entre si y algunos gru- pos se escindieron. En algunos sitios practi caron actividades sedentarias. La tradicion cuenta que en Coatépec hicieron presas para regar sus cultivos y que, después, sus sacerdotes se vieron precisados a horadar las presas, con el fin de hacerlos salir en busca de la tierra prometida. En efecto, conforme al mito, los mexicas buscaban un lugar de asiento definitive que habia sido marcado por su dios Huitzilopochtli o Mexi, en honor al cual se llamaban mexicas o mexitin. Una vez que este grupo obtuvo la supre- macfa politica en el Altiplano, los gobernan- tes reconstruyeron la historia de la peregri- nacién, Sostuvieron en esta nueva version que sus sacerdotes habfan ofdo de Huitzilo- pochtli, en sus apariciones, el presagio de que en la tierra donde fundaran su ciudad adquiririan un gran poder por medio del sometimiento de los pueblos aledafios; mo- dificacin que tuvo como objeto justificar ante su propio pueblo su politica belicista y fomentar en él un espiritu conquistador. En la primera mitad del siglo x1v, ya en el Valle de México, los mexicas llegaron a un islote en el lago de Tetzcoco (1345?). Alli los sacerdotes dijeron haber hallado la se- fal que les marcaba su larga peregrinacién: Huitzilopochtli en forma de aguila, posado en un nopal y devorando, seguin unas fuen- tes a una serpiente, y de acuerdo con otras una pequefia ave. Aqui se inicia la funda- cion de lo que seria la ciudad mas famosa a la legada de los conquistadores europeos, Mexico-Tenochtitlan. En sus principios el asentamiento fue humilde. Los mexicas edificaron un pequefto monticulo de tierra, donde rindieron culto a Huitzilopochtli. Debido a la pequefia extensién de que dis- ponian en el islote, acarrearon piedras y troncos para desecar el pantano, aumentan: do asi su espacio vital. Trece afios después del establecimiento, se separa un grupo en desacuerdo y funda la ciudad de México- Tlatelolco sobre un islote ubicado al norte de Tenochtitlan, El Valle de México Muchos eran los atractivos que presen- taba el Valle de México para los grupos que arribaron a él durante el periodo Postclasi- co. De aproximadamente 2.200 metros so- bre el nivel del mar, se localiza al sur del Altiplano Central y no es propiamente un valle; es en realidad una cuenca endorreica, parcialmente rodeada por una cadena de altas montafas en forma de anfiteatro. En el sureste sobresalen, a mas de 5.000 me- tros de altitud, dos majestuosas montafias pertenecientes a la Sierra Nevada, el Popo- catépetl y el Iztaccihuatl. En la época prehispdnica cinco grandes lagos conformaban en la parte central de la 173 ‘80 les apareceria el dios Hult Topoentl'en Torma de agulla, ‘sado en un opal 'y_ devorand ‘ina serpiente’0 una pequetia av Una vista de los canales de Xo chimico, restos del antiguo lao0 ‘de Tenochtitlin cuenca un rico nicho ecolégico. Los lagos de Xaltocan y Zumpango, de aguas dulces, estaban ubicados mas al norte. El de Tetz- coco, situado en la parte media, era el mas grande y posefa aguas salobres en su parte oriental. Al sur de este lago se hallaban los de Xochimilco y Chalco, que eran alimenta. dos por deshielos y manantiales. EI Valle de México gozaba de un clima suave y agradable. Su clasificacion técnica es de subtropical de altura, semiseco, tem- plado, sin estacién invernal y con una tem. peratura media anual de 15 grados. La pre- cipitacién, de mayor intensidad durante el verano, ¢5 de alrededor de 700 milimetros Las tierras del Valle eran muy fértiles y benignas para las labores agricolas. Toda la cuenca contaba con una enorme diversidad de flora. Se podian apreciar desde las espe- cies lacustres, como el lirio, el junco y el ca- rrizo, hasta las xer6fitas, como el agave y el nopal. Abundaban los helechos, los pa: les y los matorrales. En las partes bajas existian los bosques caducifolios de fresnos 174 y encinos, y en las zonas montafiosas, los bosques de coniferas con pinos, abetos y madrofios. El Valle de México es zoogeograi mente un Area compleja y mixta. Alli se funden las faunas nedrtica y neotropical En la zona lacustre habia gran cantidad de aves, como el pato, la grulla, el pelicano y la garza, y numerosas especies de_peces, crustdceos, anfibios e insectos, animales que formaban parte muy importante en la dieta de los habitantes de la regién. En zo- as més altas vivia la fauna mayor. Espe- jes ahora extintas 0 casi extintas en el va- Ile, como el venado, el coyote, el éguila, el puma, el pecari, la zorra, el conejo y la bora de cascabel, poblaban toda el area montafiosa. Los primeros tiempos Lejos de haberse asentado en un lugar paradisiaco, los mexicas tuvieron que lu- char arduamente para modelar su medio. Los islotes de la parte occidental del Iago de Tetzcoco pertenecian al sefiorio tepane- ca de Azcapotzalco, principal potencia de la Cuenca de México. En consecuencia, el asentamiento mexi- ca sobre la escasa extensién de los islotes debia pagar periddicamente a los habitan- tes de la orilla contigua un abundante tri- buto. Muchos fueron los problemas que se presentaron durante los primeros afios de la vida islefa. Los mexicas no tenfan acceso directo a los recursos de tierra firme, pues ésta ya se hallaba poblada desde su llegada al Valle. La obtencién de piedra, madera y otros bienes de tierra firme s6lo podia lle- varse a cabo por medio de un intercambio de tipo comercial, que no siempre les era favorable. Asi, el pueblo mexica no tuvo més remedio que dedicarse a las activida- des de caza y recoleccién de especies lacus- tres, yen minima escala a la agricultura. En la caceria, era amplia la suerte de instrumentos. Arpones, tridentes, lanzadar- dos y redes les servian para conseguir su diario sustento. De esta manera obtenian aves, pescados, camarones de agua dulc« tortugas e infinidad de insectos comes bles, ademés de algas recolectadas de la su- perficie del agua. Inicialmente eran satisfe- chos los requerimientos de alimentacién; pero, conforme sus necesidades aumenta- ban, los mexicas se vieron en la obligacién de ganarle tierras al lago. Utilizaron para ello la técnica de las chinampas, la cual ya. era practicada por los pueblos chinampa- necas de los lagos de Chalco y Xochimilco. Las zonas pantanosas y las aguas fundas de los lagos permitian ut método de agricultura intensiva. Durante mucho tiempo se creyé, a cau- sa de las equivocas observaciones que cieron en sus obras algunos cronistas espa- foles ¢ historiadores como Clavijero y Humboldt, que las chinampas eran jardines flotantes y que podian ser transportados de un lado a otro del lago. Lo mas seguro es que hayan visto a los indigenas cuando aca- rreaban espesos mantos de vegetacin acuatica flotante, viva y muerta, conocidos como «cinta». La técnica de chinampas se practica hasta la fecha y es muy similar a la que se utiliza en el lago Dal de Cachemira y que se conoce con el nombre de «radh». Se construyen cercos (chinampa signi- fica etimologicamente «sobre el. cerco») con estacas y grandes arboles que limitaran y fijardn en’el fondo del Iago la futura cl nampa. En el interior del cerco son verti- das grandes cantidades de cinta y de lodo hasta que el nivel de la chinampa exceda suficientemente el espejo de agua. Las chinampas requieren de un mante- nimiento constante. Se fertilizan con cieno y, cuando su altura no permite que las r: es tengan contacto con el nivel fredtico, sus suelos son rebajados. Paulatinamente, la extension de Mexico: Tenochtitlan iba en aumento. Se reproduje- ron las parcelas divididas por canales con transito de canoas, donde se practicaban os cultivos minuciosos ¢ intensivos. Era comiin la siembra en almédcigas, y poste- riormente los retofios eran trasplantados. En estos trasplantes asociaban diversas es- pecies, logrando con ello una produccin variada a lo largo de todo el afo, sin tener riesgos de pérdidas totales, como sucede con el monocultivo. Maiz, bledos, agave, frijol, calabaza, chi- le, tomate y muchas otras variedades ve- getales eran los frutos del arduo trabajo chinampero. Frecuentemente se dice que las socieda- des prehispanicas, en lo que a tecnologia se refiere, estaban poco avanzadas, y a veces hasta que eran tan primitivas que se ase- mejaban a las sociedades de la etapa litica europea. Es cierto que no hacfan uso de la rueda ni del arado. Las tierras montafiosas y la carencia de bestias de tiro les impe- dian desplegar estos recursos técnicos. Pero la relacion del hombre y el medio me- soamericanos determinaron formas pro- ductivas diferentes con resultados muy alentadores. Hachas y cuchillos de piedra, palos plantadores y zapas de madera constituian sus tinicos implementos. Su instrumental agricola era francamente rudimentario; pero en contraposicién crearon una tecno- logia hidraulica muy desarrollada Los grupos postclasicos del Valle de Mé- xico contaban con una compleja organiza- cion sociopolitica que les permitié empren- der grandes obras integradas al sistema de chinampas. La topografia irregular de toda la cuenca orillé a los pueblos a construir bancales y terrazas de cultivo. Fue necesa- rio crear sistemas de regadfo para contra- rrestar los efectos de las lluvias irregulares sobre las cosechas. Represas, canales y ace- quias distribuian el agua proveniente de manantiales, arroyos y rios, Seguramente un fuerte poder centralizador dirigié el tra- bajo de obras tan importantes como la des- viacidn del rio Cuautitlan, Rigidas normas de distribucidn de aguas debieron de haber imperado entre los pueblos que gozaban de una misma red de regadio. En la zona lacustre los diques y los alba- rradones obstaculizaban el paso de las co- rrientes salobres que se vertian cada aio, durante la época de lluvias, sobre las aguas dulces. Antes de la construccién de obras de este tipo las hambrunas eran frecuentes. El gran albarradén, muro de 20 metros de espesor por 12 kilémetros de longitud, fue una de las obras més importantes de esta clase. Los mexicas edificaron canales y acueductos con el objeto de conducir agua dulce desde tierra firme hasta Tenochti- 175 ‘TRADICION APTECK ‘Sepin Ia train de Jon pba me saneianan el mundo fae creado ‘esd contro veces nocesian eat os Sena co un Selad {Ever et adi y natn tende por ls defiteaEn eta guia {eaci for dogs hicieron itt ‘evantaron cr ponercement en on sama Geta cs debian men se evel mito que cron luego el fueo,y hecho, he cicrom medias ea po nose em ‘Sym sumire mab, tne poe [etal hombre le djeron Cxumuco 78 fia CipactonatY manaaronie qua mein era, ya clin que hase 9 te eg aie de ella narnia, Sempre Inbvte Yan dton Stone heron rans dene pr gue fonjtoe creel wane Seeley ‘cicriany ao unan hoy din de ae csrlasmueres Obras de excavacién y recone truccion ‘del Templo. Mayor de ‘México-Tenochtitlan tlan, El més famoso de los acueductos era el que surtia desde Chapultépec. El ambiente se empezaba a degradar, Jos lagos eran disminuidos por la accin del hombre y los bosques menguaban por las talas constantes. La madera era un ma- terial basico para la construccién, y el uni- co combustible utilizado para fines domés- ticos y para la produccién de cal. EI cultivo intensivo explica las altas densidades demogréficas y las numerosas concentraciones urbanas en toda el area del Valle de México. El resultado tentativo de recientes cdlculos poblacionales de la Cuenca ha sido el de un millén de habitan- tes a principios del siglo xvi Una gran organizacién sociopolitica fue 176 Ja causa principal de vastas conquistas lo- gradas por Azcapotzalco, Tetzcoco, Culhua- can y Mexico-Tenochtitian. Grupos como el mexica fortalecieron esta organizacin fundados en el trabajo de construccion de las obras hidréulicas. La organizacién social y la propiedad de la tierra Los mexicas, al fundar Tenochtitlan, vidieron el islote en cuatro zonas basados en sus creencias cosmoldgicas acerca de la fragmentacién tetrapartida de la superficie terrestre. Los calpullis se distribuyeron en sendos barrios destinados a la habitacién y al cultivo, con centros religiosos y adminis- trativos. El calpulli era la célula institucional de las sociedades postclasicas. Los integrantes de cada calpulli reconocian un origen miti- co comiin, Rendian culto a un dios patrono de quien habian recibido los instrumentos necesarios para desempefiar una profesin caracteristica, Aunque en casi todos los calpullis se practicaban las labores agricolas, éstos se diferenciaban por sus trabajos complemen. tarios, semejantes a los de una comunidad gremial. Calpullis de ceramistas, de comer- ciantes, de fabricantes de mosaicos de plu- mas, de pescadores, de cazadores y muchos otros existian en Mexico-Tenochtitlan. En el calpulli se favorecia la relacion pa- rental entre los miembros, principalmente por las fuertes tendencias endogamicas; es decir, a casarse con un miembro del mismo calpulli. La exogamia no estaba prohibida; sin embargo, era mal vista. Su reprobacin funcioné, en'cierta manera, como una fuer- za de cohesién social. Los calpullis posefan en usufructo tie- rras comunales que eran repartidas entre cada uno de los jefes de las familias nuclea- res, Seguin la tradicién, los terrenos de resi- dencia del calpulli habian sido otorgados, al igual que los instrumentos de trabajo, por el dios tutelar. Cada familia tenia el de- recho y la obligacion de trabajar una deter- minada parcela. En caso de no ser aprove- chadas dichas tierras sin causa suficiente a lo largo de dos afios, el usufructo les era su- rimido y los predios se repartian a otras familias. Es importante citar que las tierras de calpulli no eran susceptibles de aliena- cion, Las funciones administrativas locales es- taban dirigidas por el jefe del calpulli. Este dirigente era elegido y asesorado por un consejo de ancianos y notables. Entre sus tareas se hallaban la distribucin de parce- las, el levantamiento de censos, la direccién de la vigilancia y la distribucidn de los tri- butos, ya fueran en especie o en trabajo co- munai, Esto tiltimo quiere decir que cada fami- lia, ademas de cultivar sus propias tierras, tenfa que trabajar en sementeras especiales cuyo producto era destinado, como tributo, al gobierno central. También eran requeri- dos los servicios de la familia en la cons- truccion de obras de interés comin y en la siembra de tierras que destinarian sus ga- nancias a la manutencién del jefe de calpu li, a la escuela conocida como Telpochcalli y/al templo. El calpulli tenia representantes juris- diccionales del gobierno central y en oca- 7 Maqueta que muestra tro 8 templo de Quel tl recinto eeromenial a ‘tien Maguey florecido. EI mexicano hha'gabido obtener de esta pian- 12 un méximo de provecho siones influfa en las decisiones de éste. Igualmente, el calpulli era la unidad basica cultural y militar de cada ciudad. En él se reclutaban los cuerpos bélicos que eran di- rigidos por un funcionario dependiente del gobierno central. A principios del siglo Xvi eran veinte los calpullis que componian la ciudad de Mexi- co-Tenochtitlan. Los espafoles describen en sus crénicas esta institucién bajo el nombre de «barrio». Estos veinte calpullis estaban dirigidos por un poder central es- tatal que los coordinaba y unificaba. Las clases sociales La sociedad mexica se caracterizaba, en el momento de la Conquista, por una fuerte estratificacién. El lugar que ocupaba cada grupo dentro de la produccién determina- ba su estatus. Nobles y plebeyos, clases an- tagénicas, fueron los principales integran- tes de la sociedad. Los nobles conformaban la clase dirigente que se dividia en rangos de importancia, Desemperiaban funciones militares, administrativas, judiciales y reli- giosas. La nobleza organizaba la produc- cion, distribuia la tierra de conquistas y rigia las obras colectivas; se encargaba de administrar la justicia y proteger la activi dad comercial; encabezaba las campaiias militares; también manejaba el calendario agricola-ceremonial, el calendario adivina- torio y determinaba el orden del culto. El producto recaudado de los pueblos tributa- ios y de sus propios calpulllis se concentra- ba en la maquinaria estatal. Asi se redistri- buian los bienes entre los dignatarios, el ejército y la burocracia. Rara era la vez en que el pueblo se beneficiaba de las luchas de sumisién. La nobleza mexica disponia de tierras; pero éstas no se pueden consid rar dentro del régimen de propiedad priva- da, como pretenden algunos estudiosos, ino mas bien ligadas al cargo que desem pefiaban cada uno de los nobles, o aquellas que, sin ser de su propiedad, eran fuente tributaria de los agricultores. Muchos auto- res definen como shonorarios de trabajo publico» los réditos originados de la renta de estas parcelas. En suma, los nobles ocupaban una posi- cién econémica y de prestigio muy por encima de la de los plebeyos. Podian util zar toda clase de objetos suntuarjos, y se- guir determinadas conductas publicas que estaban vedadas al resto de la poblacion, Ganaban facilmente puestos administrati- vos (de eleccién 0 hereditarios) accediendo a.un estatus de mayor prestigio. En el cal- mécac recibian una educacion especial y EI maguey, una planta sin desperdicio Aunque sin lugar a dudas el maiz es ta planta mds importante de cuantas cultiva. ron los antiguos mexicanos, la vida de es- tos hombres hubiera sido diferente sin la existencia del maguey, uno de los regalos que la Naturaleza ha hecho al hombre. Conocido en Espaiia con el nombre gené- ico de pita, el maguey es una planta es pinosa del género Agave de la que existen ‘en México una gran cantidad de especies entre las que destacan por su utilidad la Agave atrovirens y la Agave americana, Es una planta de hojas grandes y carnosas, cubiertas de espinas por tos bordes, que nacen al nivel del suelo; produce una sola flor en el extremo de un grueso y alto tronco nacido del centro de 1a planta. Se. atin las especies, tanto las hojas como el tronco del que surge la florescencia alcar- zan tamafios diversos, algunas plantas ile. gan a tener la altura de un hombre. El maguey crece de forma natural y espon- tanea en regiones dridas y de escasas pre- cipitaciones, pero por la'gran cantidad de aplicaciones que tienen todas y cada una de tas partes de ta planta, los antiguos mexicanos la cultivaron en grandes canti dades en terrenos especialmente favora: bles. Entre ta variada gama de productos y aplicaciones del maguey, el mas importan- te de todos fue y sigue siendo el pulque, un licor que se produce de la fermentacion de la savia de 1a planta a la que tos mexi- canos denominan aguamiel. El pulque te- nia entre los mexicanos muy diversos uso y le asignaban un cardcter casi sagrad or considerarlo leche de la diosa Maye uel, Ia diosa del maguey y gran madr nutricia, Por su contenido alcohdlico ¢ pulque se consumia en grandes cantidade como licor embriagante, pero también s usaba como intoxicante ritual y como 1 quido asociado a diversos sacrificios y ce lebraciones. Asimismo, los mexicanos atr buian al pulque propiedades nutritivas medicinales, éstas tiltimas de excelente resultados en el tratamiento de enferme dades intestinates. ‘Ademds de! pulque, et maguey ofrecta los mexicanos otros productos. La_savid sin fermentar, el aguamiel, es wn liquide dulce y de alto poder nutritivo, De las ho jas, los aztecas fabricaban tejidos grueso: 5 papel utilizado en la confeccién de cé dices; también extraian fibras para hacer cuerdas. Las espinas se empleaban comd agujas y alfileres, 0 que era una aplica cin importante para un pueblo que desco nocia los utensilios de metal. La raiz so metida a coceién se consumia como al mento y el grueso y largo tronco del que nace ta flor era empleado como viga en ta construccion de las viviendas. Finalmente, su altura y la dureza de las hojas hactan que, planiado en hileras, sirviera como valla de excelente calidad para deslindar ¥ proteger campos y plantaciones. Todo ‘esto permite afirmar, sin temor a exagera- ciones, que el maguey fue para tos anti guos mexicanos una planta sin desperdi- cio, més rigida que los preparaba para las acti- vidades rectoras. Las leyes eran muy duras con ellos para demostrar ante el pucblo que los gobernantes requerian una moral intachable y que las costumbres libertinas plebeyas nunca les permitirian ascender a esos puestos puiblicos. La clase popular o plebeya era la més numerosa y la que desempefiaba el papel productivo, Se componia de campesinos, cazadores, artesanos, comerciantes y pesca- dores. Todos los plebeyos estaban ol dos a pagar tributo. Los comerciantes ocupaban un lugar preeminente en tiempos de expansin mi- litar y, por ende, mercantil, Adquirian en sus expediciones articulos suntuarios para la nobleza, ademas de ofrecer servicios de espionaje en las lejanas zonas en que in- cursionaban. Por estas funciones recibian arios privilegios: estaban exentos de los trabajos comunales y de los tributos perso- nales y ostentaban indumentarias e insig- nias especiales. Al igual que los comerciantes, otros ple- beyos distinguidos podian adquirir ciertos privilegios. Quienes hacian méritos en el servicio militar eran premiados con los tri- butos de determinadas parcelas, y en algu. nas ocasiones se les eximfa del pago de tri- 179 Jarra on corémica, policromada is" méscara edosada roprosonta stil ice de la havin buto. Plebeyos excepcionalmente notables y algunos artesanos virtuosos eran saca- dos de sus calpullis y levados a palacio para constituir parte del grupo de los cor- tesanos. Estos, al lado de comerciantes y de los valerosos guerreros, integraban lo que se puede considerar como una clase intermedia entre nobles y plebeyos, que gozaba de privilegios, fueros y exenciones gracias a los incondicionales servicios que hacian al grupo dirigente. En el juego béli- co-politico los més perjudicados eran los agricultores, para quienes la derrota re- presentaba una sobretributacion. Muchos de los agricultores de los pueblos vencidos quedaban comprendidos en la categoria de mayeques, que significa «braceros». Los mexicas confiscaban las tierras de los pue- blos enemigos, y los campesinos que en ellas laboraban se veian en la necesidad de arrendar sus propias parcelas a los nue- vos amos. Por lo general, el tributo prove- niente de las tierras de mayeque servia para premiar, como antes citamos, a los comerciantes, a los guerreros y a los fun- cionarios publicos de la nobleza. Resumiendo, encontramos en la sociedad mexica dos tipos de campesinos, inmersos en dos diferentes regimenes de propiedad: los labriegos del calpulli, trabajadores de tierras comunales propias que pagaban tri- buto al Estado, y los-mayeques, que sobre- tributaban para contribuir al gasto publico yal premio de los distinguidos. Los esclavos constituian el grupo menos favorecido de los plebeyos. Caian en estado de esclavitud los deudores y algunos delin- cuentes. No era comiin, pero Ilegaban a ser esclavos algunos cautivos de guerra. Esto era excepcional, pues los cautivos se desti- naban al sacrificio. Dos podian ser los des- tinos del esclavo: el trabajo obligado y, en caso de rebeldia, la piedra de los sacrifi- cios. Generalmente estaban al servicio de nobles, desempefiando tareas domésticas. No constituian una verdadera fuerza pro- ductiva. Su condicion era tan distinta a la de los esclavos de otras partes del mundo, que muchos autores se niegan a equiparar su estado a la verdadera esclavitud. Tenian posibilidad de trabajar en beneficio propio y rescatarse con sus ganancias; podian te- nner, a su vez, esclavos. A diferencia de los esclavos romanos, tenfan familia y ésta era libre. Organizacion politic la Triple Alianza Muy poco tiempo después de su esta- blecimiento en las islas, los tenochcas y los tlatelolcas trataron de organizarse politica- mente en forma similar a los demas pue- blos de la cuenca. Este tipo de organizacién era indispensable para su subsistencia en un medio de tensiones y luchas constantes. 180 El tipo de organizacién politica recibia el nombre de tlatocayotl y se caracterizaba por tener al frente del poder aun rey o tla- toani, representante del dios patrén ante su pueblo. El cargo de tlatoani debia ser de- sempeiiado por individuos de un particular linaje. Los jefes tenochcas recurrieron al tlatocayotl de Culhuacan para solicitar a ‘Acamapichtli como gobernante de su pue- blo. Llegado Acamapichtli a Tenochtitlan, contrajo matrimonio con cada una de las hijas de los jefes de calpulli, y procreé una nueva nobleza. Los tlatelolcas no se queda- ron atrés: uno de los principales dignata- rios de Azcapotzalco acepté su nombra- miento como tlatoani de Tlatelolco. ‘Aunque era necesario pertenecer a un linaje particular para ser tlatoani, el cargo no era hereditario. A la muerte del sobera- no, un grupo de nobles compuesto por al- tos militares, funcionarios y sacerdotes de- signaba entre hermanos, hijos y sobrinos del difunto, al mas apto para sucederlo. Du- rante la ceremonia de elevacién, el nuevo tlatoani era investido de manera vital con poderes divinos, politicos, judiciales y militares. Ocupaba el mas alto rango de toda la escala gubernativa y administraba los bienes de la comunidad. EI segundo dignatario en importancia era el cihuacéatl, colaborador elegido por el tlatoani, que ejercia como juez supremo del tribunal central, administrador de la hacienda real y sustituto y representante del tlatoani cuando éste se ausentaba. El puesto de cihuacéatl era, al igual que el de tlatoani, dindstico. En un nivel inferior se localizaban dos preeminentes militares, el tlacatéccatl y el tacochealcatl; y dos grandes sacerdotes, re- presentantes de los dos dioses adorados en la doble piramide mayor de Tenochtitla Huitzilopochtli y Tlaloc. Las fuentes mencionan a varios funcio- narios puiblicos que formaban un consejo supremo. Destacaban el director de los re- caudadores y prefecto de la capital, el cus- todio de las bodegas donde se almacena- ban los tributos y los cuatro funcionarios encargados del gobierno de cada uno de los grandes sectores de la ciudad. En los comienzos del siglo XV, los mexi cas ya contaban con una organizacién so- ciopolitica compleja y muy similar a la de Sus poderosos, vecinios, Sin, embargo, su condicién de pueblo tributario obstaculiza- ba su expansién. El despliegue de fuerzas militares los facult6 para combatir como mercenariog al lado de los tepanecas de Az- capotzalco. Estos luchaban contra sus ant guos aliados, Tetzcoco y Culhuacan, para obtener la superioridad y los tributos de los sefiorios de la cuenca. Los mexicas lograron de las incursiones bélicas algunas ventajas econémicas con la que su tlatocayot! subsisti6, pese a la situa- cion critica que entonces se vivia. En un momento de inestabilidad tal de la region, los mexicas aprovecharon oportunamente la sucesion de tlatoani en Azcapotzalco, y, uniéndose al bando tetzcocano, sometieron en 1430 a los tepanecas. A partir de enton- ces, la posicién politica mexica gira diame- tralmente de pueblo tributario a pueblo conquistador. El primer paso fue consolidar su recien: te triunfo en la cuenca. Con este fin acuer- da una coalicién con dos sefiorios, acep- tando el patrén de alianzas de los pueblos hegeménicos del Postclisico. Los aculhuas de Tetzcoco, los tepanecas de Tlacopan y los mexicas de Tenochtitlan (Tlatelolco quedo fuera del reparto) forman la confe- deracién conocida como Triple Alianza. La unién politica de estos tres grandes tlato- cayotl 0 sefiorios implicaba algunas obliga- ciones mutuas. Las campajias de conquista y consolidacién eran conjuntas y dirigidas por Tenochtitlan. Dos quintas partes de las ganancias de guerra eran para Tetzcoco; de igual cantidad gozaba Tenochtitlan, y la quinta parte restante pertenecia a Tlaco- pan. Entre ellos habia ayudas técnica y eco- némica, y, en caso de invasiones enemigas, la defensa era reciproca, Las guerras de conquista tenfan por ob- jeto la sujecién de los més débiles. Esta 181 Esculturas_on_pledra represen. tendo. porteasstandartes, Cult Tenochtitlan: La plrimide doble con fos templos dediesdos a 10s rincipalee ‘loses ce. los, mex (as! Tlaloc y Hultzllopocht sujecién era tinicamente econémica y no territorial. Por lo comtin se respetaba la or. ganizacion local. Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan deseaban el reconocimieto de los pueblos del Altiplano Central. La mayoria de los sefiorios que acepta- ron el reconocimiento continuaban siendo auténomos, 0 sea que conservaban st go- bierno y sus instituciones, y slo se vefan obligados a pagar tributos periédicos, a permitir el libre paso de comerciantes y a aportar provisiones y hombres a las mili cias de los aliados. Los pueblos que opo- nian resistencia a la expansion eran batidos por el ejército y compelidos a pagar una onerosa carga impositiva. En algunos casos, los grupos més rebeldes eran despojados de su gobierno y de sus tierras y sujetos a trabajar como mayeques bajo la direccién de un alto funcionario estatal, 0 hechos prisioneros para nutrir el grupo de los sa- crificados. Rara era la ocasién en que se devastaba la tierra y se recolonizaba con individuos que recibian prestaciones asis- tenciales durante los primeros afios. Las ac- tividades bélicas mexicas causaban grandes estragos en las poblaciones enemigas y contribuian a la desplobacién masculina. Guerreros distinguidos, ataviados mu chos con pieles de ocelotes y plumas de Aguilas, formaban 6rdenes militares que, con una amplia instruccién y una jerarquia rigida, dirigian las unidades de combate. El tlacatéccatl era el general que tenia a su mando todos los ejércitos. Los cronista describen la existencia en cada calpulli de 182 compaiiias bélicas con insignias y armas propias, cuyos miembros no recibian sala- rio alguno durante sus actividades guerre- ras y esperaban después de sus victorias los favores del soberano. Al parecer, la expansién mexica estaba cerca de sus limites cuando acaecié la con: quista espafiola. Los tenochcas y sus alia dos ya no eran capaces de ganar nuevos sefiorios atin independientes, como el tlax- calteca y el tarasco. Tampoco podian some- ter a los grupos némadas del norte ni hacer lejanas expediciones bélicas incosteables, sin mencionar el peligro de las sublevacio: nes de los pueblos subyugados. Hay que te- ner en cuenta, para esto, las limitaciones del transporte mesoamericano, que no con: t6 con bestias de tiro y de carga. A principios del siglo XVI, la zona de do- minio mexica era vastisima. Sus influencias legaban hasta las aguas del Golfo de Mé xico y del Océano Pacifico; sus fronteras co- lindaban con los sefiorios mixteco y tarasco, entre otros, y participaba de los productos de regiones remotas como el Soconusco, si- tuado en la actual frontera de Guatemala y México, Los tributos que se concentraban en las capitales de la Triple Alianza, principal: mente en Mexico-Tenochtitlan, iban desde productos de consumo basico, agricolas 0 de caza, los materiales de construccién, ma. dera y lefia, hasta esclavos y bienes suntua- ios, como los vestidos de algodén y pieles, las plumas preciosas, las armas, el cacao, los metals y las piedras finas. Esta riqueza cubria la manutencién del soberano y la corte, y los requerimientos econémicos de los militares y los religiosos. También se destinaban importantes sumas para los sueldos de la burocracia, la cons- truccién de obras publicas y, en época de hambrunas y pobreza, para los gastos so- ciales. Cosmovision, religion y calendario Los pueblos mesoamericanos, como se dijo en un principio, tenfan rasgos cultura- les comunes. Los habitantes de la comarca lacustre compartian con los mexicas las concepciones acerca del universo. El hombre prehispénico desmostraba un respeto religioso hacia su medio, y para modificarlo recurria a complicados ritos. Asi, por ejemplo, para derribar un arbol, previamente rezaba oraciones en las que exponia al espiritu que se encontraba den- tro del vegetal las necesidades que lo apre- miaban a hacer esa tarea. Los mexicas y sus vecinos fundaban gran parte de sus rituales en la transforma- cién ciclica de la naturaleza. Segiin uno de los mas conocidos mitos cosmogénicos, los dioses habian creado cinco mundos sucesi- vos 0 soles. Cada uno de ellos tenfa como destino su destruccién por una terrible ca- tastrofe. En el primer sol, llamado «Sol de agua», vivieron hombres que, por inunda- ciones, se convirtieron en peces. En el «Sol de tigre» habitaron los gigan- tes y fueron devorados por feroces ocelo- tes. Los pobladores del «Sol de Iluvia de fuego» murieron quemados y reducidos a piedras. En monos quedaron transforma- dos los hombres del cuarto sol o «Sol de viento» después de sufrir el embate de fuertes corrientes de aire. Los mexicas y sus contempordneos vivian en el quinto sol © «Sol de movimiento», creado en Teoti- huacan por los dioses. Este sol estarfa mar- cado por hambrunas, y su fin lo provoca- rian fuertes terremotos. En esta forma se explicaban los pueblos postclasicos su es- tancia en la tierra, después de varios inten- tos fallidos de creacién humana que tu- vieron como resultado la presencia de los demas seres que coexistian en el mismo ambiente geogréfico. Pese a referencias relativamente abun- dantes en las fuentes, la variedad y aun contradiccién de las informaciones. impi- den que se tenga una cabal idea sobre la cosmovisién mexicana. EI modelo del universo era aproximada- mente como a continuacién se describe. Sobre la superficie de la tierra nacian y mo- rian _constantemente animales, plantas y hombres. La configuracién de esta superfi- cie se asemejaba a una flor de cuatro pé- extremos existia un arbol césmico que sus- tentaba todos los planos del universo. Toda su extension se encontraba delimitada por los mares. Bajo la superficie terrestre se en- contraban nueve pisos. El Mictlan, casa del dios de la muerte y de los hombres falleci dos en forma no gioriosa, estaba localizado en el tiltimo de los escalones del inframun- do. Imaginaban que las corrientes fluviales emergian de las cavidades de los montes, En su interior, hueco y colmado de aguas, estaba situado el Tlalocan, feliz morada de los dioses acudticos y de los individuos pe- recidos de enfermedades y muertes atribui- das al agua y a las descargas eléctricas. So- bre la tierra habia trece pisos celestes, ¥ por los mas bajos viajaban los dioses astra- les, En el cielo de! Sol acompafiaban al as- tro los hombres muertos en la guerra y las mujeres que fallecian al dar a luz. El dios mexica Xolotl. Esté re- Presentado como un esqueleto talos. En el centro y en cada uno de sus 183 Dios agachado esculpido en pie- dra. Lieva una. catia ‘triangular y"tin adorno nesal en forma de Ina. “Conserv -pigmento rojo ‘sobre le cara, Cultura mexica, Bajo la creencia obsesiva del dualismo, los pueblos mesoamericanos idearon una taxonomia bipolar de los seres del universo. Elementos que a su vez eran complemento y contraposicién de otros, integraban el mundo. Hombre-mujer, masculino-femeni- no, célido-frio, diéfano-oscuro, aguila-ocelo- te, Sol-Luna y agua-fuego son solamente algunos ejemplos de entes opuestos. La pareja primordial de Ometecuhtli Gefior de la dualidad) y Omecihualt (diosa dual) fue la creadora de los alimentos y de los dioses. Configuraban el pantedn mexi dioses mayores y menores, complejos e inestables, divinidades en continuos desdo- blamientos, con miiltiples advocaciones y formas entrelazadas, que en ocasiones inte graban a un solo ser supremo. EI pueblo mexica era practicante de un politeismo exacerbado, promovido por el poder central, que se beneficiaba del fana- 184. tismo de los plebeyos. Entre las deidades a las que se les rendia un mayor culto estaban Huitzilopochtli, patrono de los mexicas y dios de la guerra y del Sol; Tlaloc, sefior de las Iuvias; Chalchiutlicue, diosa de las aguas superficiales; Quetzalcdatl, deidad del viento; Tezcatlipoca, dios nocturno; Tla- zoltedtl, sefiora de la fecundidad; Coatlicue, diosa de la tierra, y los diversos dioses del maiz y del pulque (bebida embriagante ob- tenida del agave). ‘A lo largo del afo, eran cuantiosas las festividades religiosas que se celebraban en los templos de Mexico-Tenochtitlan. En las ceremonias se escenificaban mitos, se dan- zaba, se ofrendaban a los dioses valiosos productos y se hacian penitencias y sacrifi- Todos los pueblos de la cuenca, y en es: pecial los mexicas, ejercitaban con exceso la costumbre mesoamericana del sacrificio. Esta se habfa incrementado en el Postclisi- co a raiz de la necesidad de justificar el aumento de las luchas de conquista. Ade- mis, los mexicas pactaban otro tipo de ba- tallas con algunos seforios, «la guerra flori- da», Estas contiendas eran sostenidas con el tinico objeto de conseguir cautivos que més adelante serian muertos para calmar la sed de sangre de los dioses. Bellos jove: nes, mujeres y nifios también eran sacrifi cados en varias festividades, ya fuera que los decapitaran, que los flecharan, que les extrajeran el corazén o que los ahogaran en los remolinos del lago de Tetzcoco. El conocimiento y el manejo del calen- dario era uno mas de los recursos de do- minacidn con que contaba la nobleza. Los mexicas tenfan dos ciclos calendaricos principales. La cuenta agricola-religiosa, de 365 dias, regia las fiestas y los cultivos a lo largo del afo trépico. Se dividia en 18 periodos de 20 dias, y uno mas de 5 dias, considerados estos tltimos como de mala suerte. El otro ciclo era el adivinatorio, y contaba con 260 dias, en los que se combi: naban numerales del I al 13 con 20 signos. Como resultado de la combinacién de estos dos ciclos calendaricos se obtenfa una uni: dad de 18.980 dias. Es decir, que el siglo te- nia 52 anos de 365 dias 0 73 ciclos de 260 dias. La educacién Entre los mexicas la educacion era una norma general para todos los nifios y los jovenes. Desde pequefo, el individuo era encauzado por sus padres a través de una ensefianza prictica y acorde a su sexo. El pequefio varén, hijo de agricultores, acom- pafiaba a su padre a las sementeras, donde vela, practicaba y aprendia finalmente las técnicas de labranza. Otro tanto sucedia con los artesanos y los comerciantes. En lo que se refiere a las nifias, la madre era ayu- dada por sus hijas en trabajos femeninos como la produccién de tejidos, la elabora- cién de alimentos y el cuidado doméstico. En el seno familiar se inculeaban por medio de largas y monétonas formulas re- toricas las virtudes morales. Las fuentes documentales hispanas ci- tan que el nifio acudia obligatoriamente al colegio, a una edad determinada por el gru- po social al que pertenecia. Los mexicas te- nian dos principales instituciones de ense- fianza, el calmécac y el telpochalli, ambas integradas a los templos. Los hijos de la nobleza asistian al calmé cac desde temprana edad, por lo regular a los cinco aftos. En este colegio, los infantes eran instruidos bajo métodos de aprendiza- je muy rigurosos. En su calidad de internos, los pequefios discipulos eran obligados a ejecutar pesados trabajos y constantes ayu- nos. A los jévenes se les daban los medios indispensables para que en un futuro préxi- mo desempeiiaran los cargos propios de su estatus. Estudiaban matematicas, liturgia, profundizaban en el conocimiento de los movimientos astrales y en el uso del calen- dario, manejaban la escritura y ejercitaban artes como la poesia, la danza y la oratoria. Los plebeyos asistian al telpochcalli o «casa de jvenes varones», al parecer a par- tir de la adolescencia. Ei edificio del tel- pochcalli pertenecia al templo del calpulli y su sostenimiento se conseguia gracias al trabajo de los propios alumnos. Por lo re- gular dormian éstos en la escuela; pero sus comidas las hacian en la casa de sus pa- LA SEXUALIDAD ENTRE LOS AZTECAS, Las aztecas tenian perfectamenteestructurado el universo por medio de un complejo sistema religioso y simbolico, st, crearon wn pantedn jerarquizado en el que por debajo de wn reducido nimero de dioses ereado- res que dominaban las fueraas mas importantes de la Naturaleza —como corresponde a la religion de un pue- bilo agricola— eristia un gran numero de deidades de segundo orden, muchas de las cuales evan formas desdo- bladas de los grandes dioses o descendientes de éstos que se identifcaban con otros aspectos del mundo y con todas y cada una de las actividades de los hombres que habitaban en é. Generalmente, estos dioses secunda- rios eran tenidos por intermediarios entre los hombres» los dioses creadores que ocupaban la cuispide del pan- to6n. Dela misma forma que el mundo sobrenatural, el mundo de los vivos también estaba perfectamente orga- nizado e instiucionalizado de manera que existian toda una serie de normas que regulaban cada wna de las es eras deta actividad y de la convivencia entre los hombres. Uno de los émbitos del comportamienio humano’al que los azteeas prestaron especial atencién es el de 1a vida sexual y la actividad amorosa. En el pantedn existian divinidades de cardeter erético relacionadas con el comportarniento amoroso cotidiano y con los sentimientos que éste provoca: que protegian las relaciones se: ‘uales legttimas o ilegiimas y que prosiocaban o curaban las enfermedades derivadas de la velacion sexual. Es- tos eran el dios Xochipilli ya diosa Xochiquetzal, que forman wna pareja divina, y la diosa Tlazoltéotl Xochipilli era el dios de las flores y del amor, de la ferilidad y deta procreacién, del que dependia el de sarrollo de las plantas alimenticias; en su aspecto erético y sexual —intimamente relacionado en las religiones ‘grarias con la ferilidad-— estaba asociado a las relaciones sexuales ilfcitas y al pecado. De los cabellos de Xo- Chipilli se forms Xochiquétzal que después se convirio en su esposa. Esia era igual que su esposo, diosa de las flores y del amor; en este aspecto, era quien realizé el primer acto sexual de la historia, asi como el primer par- ta, Era la diosa protectora de las relaciones sexuales ilictas y de las prostitutas, y como tal era la patrona y mo- delo de las sacerdotisas que se dedicaban a la prosttucién ritual con los guerreros solieros antes de que estos ‘marcharan a la batalla. Por su pare, Tlazoléot, una antigua divinidad de la tierra, es considerada como la diosa comedora de inmundicias 9 se presenta también como diosa del estupro;en el ambito amoroso y sexual es 1a diosa del placer y ia voluptuosidad, de la fetlidad y la fecundidad. Tenia bajo su proteccidn a las parteras y 4 las parurtentas, a los magos y hechiceros relacionados con el mundo amoroso y sexual, ya los hombres dx ddos ala actividad sexual desenjrenada. A su vez, cada uno de estos dioses estaba intimamente relacionado con los problemas y enfermedades venéreas que eran consideradas entre los aztecas como castigos que recibian ‘aquellos que no se atienen a las normas de comportamiento establecidas. Tazoltéotl se relaciona con todas las ‘enfermedades venéreas y con el mal conocido como tlazolquiquiatli, el dato causado de amor y deseo; Xochi ‘quétzal se relaciona cor las bubas y Xochipilli con las enfermedades venéreas de cualquier tipo producidas por las relaciones sexualesilicitas y con las hemorroides. Todos estos dioses tenian cultos especiales en los grandes centros ceremoniales en los que se incluian re: presentaciones simbicas de la actividad sexual de cada uno de los dioses. En el mundo real, la vida sexual y amorosa estaba perfectamente reglamentada. Solo habia dos formas de relaciones sexualeslicita: las que tenian lugar entre wna pareja casada y las que realizaban los guerreros ‘olteros con sacerdotisas que se dedicaban a la prostitucion ritual. El adulterio estaba severamente castigado, ‘pero como seria bastante dificil que los hombres martuvieran su actividad sexual restringida al émbito mari ‘monial, e institucionalizo la prostitucion como forma de evitar el adulterio. La figura de la prosttuta, protexi- da por (a divinidad, estaba perjectamente definida: una mujer que se arregla y adoma en exces; que se pinta la ‘cara con afeites y cremas: que administra a los hombres alucindgenos y afrodisiacos para incrementar su apet to sexual Pero también el hombre o la mujer que comete excesos sexuales serd castigado por medio de enfer- ‘medades de diversa naturaleza que, a veces, tienen un origen magico, y ue pueden ser transmitidos a wna per- sona inocente cuando el pecador aparece en su presencia. 185 des, Los jévenes estudiantes trabajaban ar- duamente en la labranza de las tierras del templo, en la construccién de obras publi- cas y en las labores de la escuela. Ademas de sus actividades religiosas, los jévenes se instrufan en las artes marciales. Hay que recordar que los miembros del telpochcalli fortalecian las Iineas del ejército mexica Como puede percibirse, la enseflanza del telpochealli habilitaba a las juventudes te- nochcas para la produccién y la guerra, con normas mucho més holgadas que las del calmécac. Las costumbres de los plebeyos, como las relaciones sexuales extramarita- les y el uso de un lenguaje libre, eran fre- ‘cuentemente reprobadas por la nobleza. La vida dura del calmécac era otra de las razo- nes aducidas por los nobles para gobernar. También habia en Mexico-Tenochtitlan otros centros educativos. Las doncellas que deseaban dedicarse al servicio del templo ingresaban en el ichpochcalli o casa de j6 yenes mujeres. En el cuicacalli, que signi- fica en ndhuatl «casa de canto», todos los jovenes plebeyos aprendian a tocar instru- mentos musicales (flautas, atabales, caraco- les, etcétera) al igual que a interpretar can- tos y danzas religiosos y bélicos. Los plebeyos que entraban a la edad madura se integraban definitivamente al calpulli, Para abandonar el telpochcalli, de- bian dar un rescate en especie, por ejem- plo, cierto mimero de mantas, a manera de retribucién a los maestros. Los jévenes eran plenamente aceptados en la sociedad en el momento del matrimonio. La familia del varén pedia el consentimiento del pa- dre de la novia, y dando éste su autoriza- cién, se efectuaba la ceremonia, después de la cual pasaban a formar un nuevo nticleo en el calpulli. Urbanismo Ricas y numerosas son las descripciones de los conquistadores acerca de las cualida- des de la capital mexica. La perspectiva de la ciudad sobre el lago, ofrecida desde las elevaciones del suroeste, emocion6 de tal manera a los espafioles, que la llegaron a Hernén Cortés, el hombre que en el ao 1520 conguisté para el rey de Castilla el gran imperio azteca, ‘habia nacido en la Localidad extremena de Medellin en 1485. Después de estudiar leyes en Salamanca, uno de las centros intelectuales més importantes de la Espana del siglo XV, su espiitu aventurero le impuls6 a probar fortuna en el Nuevo-Mundo del que tantas y tan maravillosas historias habia oido contar en su Extremadura natal y en la universtaria Salamanca, Participé en la conquista de Cuba, desde donde emprenderia posterior- ‘mente la expedicin que le Ilevd a conquistar las tierras de Mexico, ya convertirse en tno de los hombres mas ricos y poderosos del Nuevo Mundo. Después de pasar largos afios en México, volvis a Espana donde vivié retirado hasta su muerte ocurrida et afo 1547 en Castilleja de ta Cuesta, un pequeo pueblo del Aljarafe sevillano. A pesar de su intensa actividad como hombre de armas, Cortés nunca olvids la formacién humanistica que habia recibido en las aulas salmantinas. Buena prueba de ello esta calidad lteraria de las cinco cartas que ‘envid al emperador Carlos V, en las que relataba los incidentes por los que iba pasando en la conquista del ‘Anahuac y describia los pasajes los pueblos y las gentes que lo habitaban. En la segunda de esis cartas,escr ta el 30 de octubre de 1520, Cortés describié la gran ciudad que acababa de conquistar, Tenochtitlan, la capital del imperio azteca. La descripcién tiene no sélo valor literario, sino el gran valor histérico de ser la descripcion hhecha por uno de los primeros espatoles que vieron aguella maravillosa ciudad construida sobre las tierras ga- ‘nadas al lago. Es, por consiguiente, un testimonio de primera mano que nos permite conocer con detale el as- ‘pecto de la urbe la vida de sus habitantes. «Esta ciudad de Temixtitén (Tenochtitlan) estd fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme has- 1a el cuerpo de la dicha ciudad, por cwalguier prte que quisieren entrar en ella, hay dos leguas.Tiene cuatro \ entradas, todas de clzada hecha a mano, an ancha como dos laneasjnetas. Es an grande la cudad como Se. villa y Cérdoba. Son las calles de ella, digo las principales, muy anchas y muy derechas, y algunas de éstas y to- das las demés son la mitad de tierra y por la otra mitad es agua, por la cual andar: en sus canoas, y todas las calles de trecho en trecho estin ableras por donde aravise el agua de as was a las otras, yen todas estas aberturas, que algunas son muy anchas, hay sus puentes de muy anchas y muy grandes vigas junta yrecias 7 bien labradas; les, que por muchas de elas pueden pasar diez caballo juntos ala par» sTiene esta ciudad muchas plazas donde hay muchos mercados y tra de comprar y vender. Tiene otra plaza grande como dos veces la de la ciudad de Salamanca, oda cercada de portales alrededor, donde hay cot- dianamente arriba de sesenta mil énimas comprando y vendiendo; donde hay todos los géneros de mercaderias que en todas las terras se hallan, asi de mantenimientos como de vitualla,joyas de oro y de plata, de plomo, de latin, de cobre. de estano, de piedras, de huesos, de conchas, de caracoles y de plumas: véndese tal piedra la- brada y por labrar, adobes, ladrillos, madera labrada y por labrar de diversas maneras. Hay calle de caza donde vvenden todos los linajes de ave que hay en la terra, asi como gallinas, perdices, codornices, lavancos, dorales, sarcetas fértolas, palomas, pajartos en cantuela, papagayos, biharos, dguila, halcones, gavilanes y cernicalos, ¥y de algunas aves de estas de rapina venden los cueros con su pluma, cabezas, picos 9 unas. Venden conejas, liebres, venados y perros pequetios que crian para comer, castrados. Hay calle de herbolarios, donde hay todas las raices y yerbas medicinales que en la terra se hallan. Hay casas como de boticarios donde se venden las me dicinas hechas, asi potables como ungilentos y emplastos. Hay casas de barberos donde lavan y rapan las cabe- 22s Hay casas donde dan de comer y beber por precio. Hay hombres como los que llaman en Castilla ganapa- nes, para traer cargas. Hay mucha leh, carbén, braseros de barro y esieras de muchas maneras para cama, ¥ otras mds delgadas para asiento y para esterar salas y cdmaras. Hay todas las maneras de verduras que se ha: lan, especialmente cebollas, puerros, mastuerzo, ajo, berros, berrojas, acederas y cardos y tagaminas. Hay fr tas de muchas maneras, en que hay cerezas y ciruelas que son semejables alas de Espana. Venden miel de abe- comparar con urbes del Viejo Mundo tan bellas como Constantinopla, Venecia y Se- la. Desde la conquista de Tlatelolco por los tenocheas, en 1473, las dos ciudades me- xicas formaban una gran isla, de una sup ficie superior a los nueve kilometros cua- drados. Construida bajo un plan urbanistico re- ticular, la ciudad se dividia en cuatro gran- des secciones atravesadas por innumera- bles canales, calles y puentes. También se subdividia en los barrios de los 20 calpullis, niicleos independientes con sus propios templos, escuelas, casas con patios interio- res y estrechas tierras de cultivo. Chozas de madera y paja, casas de cal y canto y enor- mes palacios daban una contrastante t6ni- ca visual a Tenochtitlan. Pululaban por sus plazas y mercados, por sus calles y canales, més de 200.000 individuos. La ciudad se co- municaba con tierra firme por medio de tres amplias calzadas, que a la vez funcio- naban como diques. Miles de canoas transi- taban diariamente por la zona lacustre. Todo era incesante actividad En el centro de la ciudad de Tenochti- tlan existia un recinto ceremonial cuadran- gular dentro del cual fray Bernardino de Sahagin enumera setenta y ocho edificios que incluian piramides, escuelas, juegos de pelota y un manantial. Las festividades reli- giosas se efectuaban en las explanadas y so- bre los templos. En el tlachco se jugaba ri tualmente a Ia pelota y en los tzompantlis se podian ver clavados los craneos de los guerreros muertos en sacrificio. El templo principal o Coatépec era una pirdmide do- ble dedicada a los principales dioses de los mexicas, Tlaloc y Huitzilopochtli, El Coaté- pec, edificio en continua transformacion, era ampliado por cada tlatoani en muestra del creciente poderio mexica. Fuera del re- cinto ceremonial se levantaban los prin- cipales edificios del poder politico. En el palacio de Moctezuma se encontraban la corte y los tribuhales, y préximo a éste ha- bia una casa de animales en la que existian especimenes de remotas regiones. En Tlatelolco se encontraba el mercado mas famoso del mundo prehispanico. Se jas, y cera y miel de cafas de maiz, que son tan melosas y dulces como las de azsicar, y miel de unas plantas ‘que lamant en las otras islas maguey, que es mucy mejor que arrope; y de esas plantas hacen azticar y vino que ‘simismo venden. Hay a vender muchas maneras de hilados de algodén de todos colores en sus madejicas, que parece propiamente alcaiceria de Granada en las sedas, aunque esto otro es en mucha mds cantidad. Venden ‘colores para pintores cuantos se pueden hallar en Espana, y de tan excelentes matices cuanto pueden ser. Ven den cueros de venado con pelo y sin é,tenidos, blancos de diversos colores. Venden mucha loza, en gran ma~ hnera muy buena, venden muchas vasijas de tinajas grandes y pequenas, jarros, ollas,ladrillos y otra infnitas Imaneras de vasijas, todas de singular barro, todas o las mds vidriadas y pintadas. Venden maiz en grano y en ‘pan, lo cual hace mucha ventaja, asi en el grano como en el sabor, a todo lo de las otras islas y tierra firme. Venden pasteles de aves y empanadas de pescado. Venden mucho pescado fresco y salado, crudo y guisado. Venden huevos de gallinas y de dnsares y de todas las otras aves que he dicho en gran cantidad, venden rorti- as de huevos, hechas. Finalmente, en todas los dichos mercados se venden todas cuantas cosas se hallan en toda la tierra, que ademds de las que he dicho, son tantas de tantas calidades. que por la protijidad y por no ‘me ocurrir tantas a la memoria, y aun por no saber poner los nombres, no las expreso. Cada género de merca- deria se vende en su calle, sin que entremetan otra mercaderia ninguna, ¥ en esto tienen mucho orden, Todo lo ‘venden por cuenta y medida, excepto que hasta ahora no se ha visto vender cosa alguna por peso.» “Hay en esta gran plaza una muy buena casa como de audiencia donde estan siempre sentados diez 0 doce personas, que son juecesy libran todos los casos y cosas que en el dicho mereado acaecen, y mandan cas- tigar alos delincuentes, Hay en la dicha plaza otras personas que andan continuamente entre la gente mirando To que se vende y las medidas con que miden los que venden, y se ha visto quebrar alguna que estaba falsa» “Hay en esta gran ciudad muchas casas y muy buenas y muy grandes, y la causa de haber tantas casas principales es que todos los senores de la tierra vasallos del dicho Muteczuma (Moctezwna) tienen sus casas en {a dicha ciudad, y esiden en ella cierto tiempo del afio; y ademas de esto, hay en ella muchos ciudadanos ricos {que tienen asimismo muy buenas casas. Todos ellos, ademas de tener muy buenos y grandes aposentamientos, tienen muy gentile vergeles de floes de diversas maneras, asi en los aposentos altos como bajos» Por la una calzada que a esta gran ciudad entran, vienen dos caftones de argamasa, tan anchos como dos pasos cada uno y tan altos casi como un estado, y por el uno de ellos viene un golpe de agua dulce muy ‘buena, del gordor de un cuerpo de hombre, que va a dar al cuerpo de la ciudad de que se sirven y beben todos. El orro que va vacio, es para cuando quieren limpiar el oiro cao, porque echan por allt el agua en tanto que se limpia, y porque el agua ha de pasar por los puentes, a causa de las quebradas, por donde atraviesa el agua ‘salada, echan la dulce por unas canales tan gruesas como un buey, que son de la longura de los dichos puen- tes, ast se sirve toda la ciudad Traen a vender el agua por canoas por todas las calles, la manera de como la oman del cafo es, que legan las canoas debajo de los puentes por donde estén los canales y de alli hay hom- bres en lo alto que hinchen las canoas,y les pagan por ello su trabajo.» +En todas las entradas de la ciudad y en las partes donde descargan las eanoas, que es de donde viene la ‘més cantidad de los mantenimientos que entran en la ciudad, hay chozas hechas, donde estén personas por ‘guardas y que reciben cerium quid (una cierta cantidad) de cada cosa que tntra. Esto no sé si lo leva el se- for o st es propio para fa ciudad; porque hasta ahora no lo he akcancado; pero creo que para el serio, por ‘que en otros mercados de otras provincias se ha visto coger aquel derecho para el sehor de ellas.» Carta de Hernén Cortés al Emperador Carlos V. Tepeaca, 30 de octubre de 1520. méximos de le expan- fos menicas y-rotas do Comercio que penetraban haste ‘mundo maya Vista del templo de chacumor- ‘chicheuchums Teintzuntzan Tenochitan Wi, mexica 0 azteca. OCEANO PACIFICO —> -Rutas de comercio dominadas por los mexicas. J Maxcaa GOLFO DE MEXICO Xéconochco reunfan alli grandes comerciantes que lle- vaban a cabo transacciones de valiosas mercancias. Pequefios productores que buscaban dar salida a sus excedentes tam- bién acudfan a dicho lugar. 188 Pero Tenochtitlan comenzaba ya a sufrir los problemas de la macrocefalia, que mas tarde serian heredados por la actual ciudad de México. El abasto de alimentos y agua potable era a veces insuficiente. Un impre- decible régimen de Iluvias como el del Va- lle generaba terribles sequias 0 devastado- ras inundaciones. Por las caracteristicas del terreno, los grandes edificios se hundian y eran necesarios los frecuentes remoza mientos. No existia desagiie adecuado y los residuos humanos eran vertidos frecuente- mente en las aguas del lago, produciendo enfermedades hidricas en la poblacién. Arte El arte mexica fue sintesis particular de las expresiones estéticas de otras culturas del Altiplano, en especial de Teotihuagan y de Tula. Recibié influencias que determina- ron un estilo severo, estatico y geométrico en sus formas. Fue un arte de sobrias imagenes que por lo cumtin se integraban’o francamente formaban parte de la arquitectura. Predo- minaron los temas religiosos; se esculpian grandes monolitos y se pintaban extensos murales para plasmar en ellos a seres so- brenaturales. Representaciones de dioses, animales divinos, escenas miticas, guerre: ros y simbolos religiosos se encontraban por doquier. La escultura monumental dio a los me- -as uno de sus sellos caracteristicos. Aun- que sus pinturas no fueron técnicamente tan bien logradas como las de otros pue- blos mesoamericanos, son éstas en la actua- lidad preciosa fuente de informacion acer- ca de las concepciones del pueblo del Sol. oran enciclopedia LOS HABITANTES Hasta Colon Por ALFREDO JIMENEZ NUNEZ Catedritico-Director del Departamento de -Antropologin y Einologin de América Con Ia colaboracién de: JOSE ALCINA FRANCH rmelutense de Medd esd de Sevilla MARIA CONCEPCION BRAVO GUERREIRA MIGUEL RIVERA DORAD( Profesor dela Univer Compitense de Ma Depatemeriode Ap ce MANUEL BALLESTEROS GAIBROIS PILAR SANCHIZ OCHOA Cateditico dela Univers Compltense de Mani Depurtmenoe Anon y Elnlgide Amie RDO LOPEZ LUJAN ELIAS ZAMORA ACOSTA GELA, S.A. ESPASA-CALPE / ARGANTONIO MADRID. 1983

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