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UMBERTO Eco APOCALIPTICOS E INTEGRADOS ALTO, MEDIO, BAJO CULTURA DE MASAS Y NIVELES» DE CULTURA «Pero cuando se trata de la escritura: “Esta ciencia oh rey, dijo ‘Theut, hard a los egipcios més sabios y més aptos para recordar, Porque este hallazgo es remedio wil a la memoria y a la doctrina.” Y dijo el rey: “Oh antficiosisimo Theut, unos son aptos para ge- nerar las artes, otros para juzgar qué ventajas o qué dafios se deri- vardn para quienes se sirvan de ellas. Y ahora tl, como padre de las letras, en tu benevolencia hacia ellas has afirmado lo contrario deo que pueden. Las letras, al dispensar del ejercicio de la memo- ‘ia, serdn causa de olvido en el dnimo de quienes las hayan apren- dido, como aquellos que confiando en la escritura, recordardn por €’stos signos externos, no por ellos mismos, por un esfuerz0 suyo interior...» Hoy, naturalmente, no podemos estar de acuerdo con el rey Thi ‘mus. Si no por otra cosa, porque, a varias decenas de siglos de dis- tancia, el répido crecimiento del repertorio de «cosas» a saber y 8 recordar, ha hecho muy dudosa la utilidad de la memoria como nico instrumento de sabiduria. Y por otra parte el comentario de ‘Sdcrates al relato del mito de Theut («tu estds dispuesto a creer que ellos [los eseritos) hablan como seres pensantes; pero si, deseoso de aprender, les formulas alguna pregunta, no responden mds que una sola cosa, siempre la misma») ha sido superado por el distinto ‘concepto que la cultura occidental ha elaborado del bro, de la es- critura y de sus capacidades expresivas, al establecer que a través del uso de la palabra escrita puede tomar cuerpo una forma capaz de resonar en el ambito de quien fruye de ella de modos siempre varios y cada vez mas ricos. El parrafo de Fedro que acabamos de citar, nos recuerda ade- ‘mas que toda modificacidn de los instrumentos culturales, en la his- toria de la humanidad, se presenta como una profunda puesta en crisis del «modelo cultural» precedente; y no manifesta su aleance 31

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