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ERICH FROMM DEL TENER AL SER PAIDOS BIBLIOTECA ERICH FROMM A través de la autoconciencia y del analisis de uno mis- mo, método de recuperacién del ser que el autor practicd durante toda su vida, Erich Fromm nos propone en este bello libro un «arte de vivir» cuyos pilares son el amor, la razon y la actividad productiva. Lejos de la posibilidad de adquirir sabiduria vital sin nin- gun tipo de esfuerzo o de sufrimiento -engafio alimenta- do por las ofertas de la ideologia consumista-, Fromm Propone redescubrir las fuerzas fisicas, psiquicas y espi- rituales del hombre, asi como sus posibilidades de inde- pendencia, con el fin de abandonar la orientacion hacia el tener -tipica de las condiciones econdmicas, politicas y sociales de la sociedad industrial moderna, en su organi- zacion del trabajo y en su modo de produccién- y asumir una nueva orientacion hacia el ser. Asi, Erich Fromm propone transformar las estructu- a ras, los valores espirituales y, sobre todo, los socio- econémicos, para ofrecer al individuo la oportunidad de encontrarse a si mismo. CT dos.com Paidés Biblioteca Erich Fromm. 1 Elarte de amar 2 El miedo a la libertad 3 4Podra sobrevivir el hombre? 4 La condicién humana actual 5 Y seréis como dioses 6 El dogma de Cristo 7 Lacrisis del psicoanilisis 8 Sobre la desobediencia 9 Elamor ala vida 10 Del tener al ser 11 Lo inconsciente social 12 Etica y politica 13 Elarte de escuchar 14 La patologia de la normalidad 15 Espiritu y sociedad 16 El humanismo como utopia real Erich Fromm DEL TENER AL SER Caminos y extravios de la conciencia Edicién a cargo de Rainer Funk PAIDOS Barcelona » Buenos Aires * México Titulo original Vom Haben zum Sein Publicado en aleman por Beltz Verlag (Weinheim y Basilea) Traduccién Eloy Fuente Herrero ‘Cubierta Idee 1.* edicién, 1991 10." impresi6n, febrero 2011 Noseparamaleennaioin wal pai deo en, _a través de a web were contcencia.com ‘en el 91 702 19 70 / 93.272 0447. ‘© 1989 by The Estate of Erich Fromm © 1989 para el prologo y el epitogo @ 1001 de tode las efcones on casetono, Espasa Libros, S.L. U., Paseo de Recoletos, 4.28001 Madrid Paldés es un sello editorial de Espasa Libros S. LU. www.paidos.com ISBN: 978-84-493-0861-1 Depdsito legal: B. 4.901-2011 Impreso en Book Print Botanica, 176-178 - 08908 UHospitalet de obregat (Barcetona) Impreso en Espafia - Printed in Spain SUMARIO Prélogo ll L 15 II. Extractos de la conciencia 25 1, La gran mentira 25 2. La charla trivial y las malas compafiias . 36 3. La vida «sin esfuerzo» y «sin dolom . 4l 4. El miedo al autoritarismo y el ideal del capti- CHO o..ecesececceceseeseceensereeescaeecesnseeeeretsnee 43 TI. Caminos de la conciencia . 47 1, Querer una sola cosa ... 47 2. Estar despierto ..... 50 3. Hacerse consciente 34 62 5. Meditar ........cssccssesscssceseeeeeseeseeeesereenes 67 IV. El autoanilisis como medio para conocerse a si mismo ..........0++ seeeeeeenneeesensseeenseaneeees serseeee 75; 1. El psicoandlisis y la conciencia ................ 75 2. El psicoandlisis transterapéutico, como intro- duccién al autoandlisis . 3. Método de autoanilisis 4. Observaciones prdcticas .. V. La evolucién de la orientacidn al tener .......... 113 VI. Dos clases de tener . 1, Propiedad funcional y propiedad no funcional 125 2. El tener orientado al ser y el tener orientado al poseer ..... 3. Significado psicolégico de las dos clases de te- ner . 4, Ejemplos de tener no funcional .. VII. En camino del tener al set .........seccsesesereeee Epflogo (Rainer Funk) Bibliografia Indice analitico y de nombres 132 137 142 Vivimos una época sin esperanza. El hombre busca desesperadamente algo en qué creer y acude a los nuevos gunis. Ni aun el hombre inteligente, de gran conocimiento, por desgracia, esté a salvo de formas primitivas de espiritualidad. La fe apasionada, fandtica, en ideas y prohombres (sean cualesquiera) es idolatria. Se debe a la falta de equilibrio propio, de propia actividad, a la Salta de ser. Lo mismo ocurre con el gran amor: se convierte en idolatria cuando alguien cree que la posesién de otro da respuesta a su vida, le presta seguridad y se convierte en su dios. El amor no idoldtrico a una idea o a una persona es serena, no estridente; es tranquilo y profundo; nace a cada instante, pero no es delirio. No es embriaguez, ni lleva a la abnegacién, sino que nace de la superacién del yo. PROLOGO Cuando Erich Fromm escribié en su retiro de Locarno el li- bro gTener o Ser?, de 1974 a 1976, compuso muchas més pé- ginas y capitulos de los que finalmente encontraron cabida en el volumen publicado en 1976. En el presente volumen se recogen algunos de dichos capitulos, que completan el libro Tener o Ser? y suponen su lectura. (Indicamos en el epilogo sus ideas mds importantes.) Al publicar los capitulos que Erich Fromm no incluyé o eliminé entonces, persigo sobre todo dos objetivos: 1) En muchos actos y conversaciones sobre temas del li- bro gTener o Ser?, he observado errores y confusiones de sus ideas que no se debian solamente a las resistencias ¢ incom- presiones de los lectores, sino también a la omisién de ciertas explicaciones, practicas y razonamientos, que Erich Fromm habia redactado, desde luego, pero le parecieron después tan evidentes que las eliminé al comprimir el libro. A menudo, se interpretaba mal la orientacién al tener, como si Erich Fromm persiguiese un ideal ascético y una orientacién al no tener. En el capitulo VI se trata de la propiedad y de la pose- sién, aclarando, entre otras cosas, que hay un tener orienta- do a la posesién y un tener orientado al ser. También ha ori- ginado muchas especulaciones y equivocaciones relacionadas con el pesimismo cultural la cuestién de a qué se debe en rea- lidad la orientaci6n al tener. En el capitulo V se exponen las causas histéricas y socioeconémicas de la apasionada tenden- cia fundamental a tener en vez de a ser y a alimentarse de las propias fuerzas. 12 DEL TENER AL SER 2) Pero publicamos también los capitulos omitidos para familiarizar a los lectores del libro Tener o Ser? con aquello que, en su mayorfa, echaron de menos justificadamente: qué pasos concretos puede dar cada uno para practicar la orien- tacién al ser. Al principio, Erich Fromm dedicé todo un ca- pitulo, de 120 paginas en el original, al tema de los «Pasos hacia el Ser»; pero, al terminar de escribirlo, lo elimind del libro para sustituirlo por otro sobre el hombre nuevo y la so- ciedad nueva, en el cual indicaba detalladamente de qué ma- nera deben transformarse las estructuras y los valores espiri- tuales y religiosos y, sobre todo, los socioecondémicos, si ha de ofrecerse al individuo una oportunidad de pasar, de la orientacién al tener, a la orientacién al ser. Erich Fromm elimin6 el capitulo sobre los «Pasos hacia el Ser» por creer,que su libro podria interpretarse mal, en el sentido de que sélo se tratase de buscar cada uno su salva- cidn en la conciencia, el propio desarrollo y el autoandlisis, como si asf pudiera surgir la sociedad nueva, orientada al ser. El fenémeno general de la orientacidn al tener, tipico de una sociedad opulenta, que todo lo tiene, encuentra sus causas en las condiciones econdmicas, politicas y sociales de la so- ciedad industrial moderna, en su organizacién del trabajo y en su modo de produccién. Pero, por muy cierto que esto sea, para superar 1a orien- tacién al tener, también es preciso redescubrir las propias fuer- zas fisicas, psiquicas y espirituales del hombre y sus posibili- dades de independizarse. Por eso publicamos ahora este «Pasos hacia el Ser», el grueso del presente volumen, en sus capitulos del II al IV, que quiere ser una guia a la conciencia productiva. Porque la evolucién de los ultimos aftos ha mostrado que, por conciencia, desarrollo y autorrealizacién, casi siempre se entiende otra cosa: el fortalecimiento de las energfas subjeti- PROLOGO 13 vas del hombre, que no hace, la mayoria de las veces, sino reforzar el propio narcisismo y confirmar la incapacidad de amor y raz6n (que, segun Erich Fromm, son siempre las ca- racteristicas de la orientacidn al ser), pues estas técnicas de conciencia ofrecen nuevas bases para la orientacién al tener. Erich Fromm muestra primero los extravios de la concien- cia, que hace tantos afios reconocié y sefialé con entusiasmo de propagandista, pero después propone caminos a la con- ciencia y nos permite participar de los pasos hacia el ser que él mismo practicé diariamente, ocupandose por extenso del autoandlisis en cuanto aplicacién del psicoandlisis. Los textos que se presentan ahora por primera vez no han sido examinados por el autor para su publicacién, de modo que hemos debido ordenarlos, sistematizarlos y afiadirles ti- tulos. Cuando se afiaden u omiten partes del texto, se indica con [...]. Para su mejor comprensién, hemos afiadido a veces entre paréntesis el término original inglés. Debo a mi mujer, Renate Oetker-Funk, muchisimas propuestas de correccién del texto y del estilo, precisamente en los lugares que Erich Fromm no habia retocado atin. RAINER FUNK Tubinga, verano de 1989 I INTRODUCCION EL SENTIDO DE LA VIDA En mi libro [Zener o ser?], describfa los modos existen- ciales del tener y del ser, asf como las consecuencias que del predominio de cada uno de ellos se derivan para el bienestar del hombre; y conclufa que su plena humanizacién le exige cambiar de orientacidn: de la posesién a la actividad y del egoismo a la solidaridad. Seguidamente, expondré unas cuan- tas sugerencias que puedan servir de preparativos para alcan- zar este fin. Pero quien se disponga a ejercitarse en la orientacién al ser tendré que empezar haciéndose la pregunta fundamen- tal: gpara qué quiero vivir? Ahora bien, zes ésta una pregunta razonable? Hay un motivo para querer vivir, faltandonos el cual prefeririamos no vivir? En realidad, todos los seres vivientes, tanto los ani- males como el hombre, quieren vivir, y esta voluntad sélo de- saparece en circunstancias excepcionales, como un dolor in- soportable. En el hombre, pasiones como el amor, el odio, el orgullo y la lealtad pueden ser mas fuertes que la voluntad de vivir. Parece que la naturaleza —o, si. se prefiere, la evolucién— ha dado a todo ser viviente esta voluntad de vi- vir, y cualesquiera crea el hombre que son sus motivos, no son mds que ideas derivadas con las que justifica este impul- so bioldgico. Pero no hace falta recurrir a la teorfa de la evolucién. El maestro Eckhart (1927, pag. 365) ha dicho lo mismo de ma- nera mas sencilla y poética: 16 DEL TENER AL SER «Quien preguntase a un hombre bueno: — gPor qué amas ti a Dios?, recibiria como respuesta: — No lo sé... jPorque es Dios! — gPor qué amas la verdad? — iPor la verdad! — gPor qué amas la justicia? — Por la justicia. — ¢Por qué amas la bondad? — Por la bondad. —Y, ipor qué vives? — A fe mia, que no lo sé... {Me gusta vivir!» El querer vivir, el gustarnos vivir, es cosa que no necesita explicacién. Pero si nos preguntamos cémo queremos vivir, qué pedimos a la vida, qué le hace tener sentido para nosotros; se trata, verdaderamente, de preguntas —mds o menos idén- ticas— que recibiran muchas respuestas diferentes. Unos di- ran que quieren amor, otros escogeran el poder, otros seguri- dad y, otros, placeres sensuales y comodidades, mientras que otros preferiran la fama; pero lo mas probable es que la ma- yorla coincidan en decir que quieren ser felices. Y éste es tam- bién, para la mayoria de los filésofos y de los tedlogos, el propésito de los afanes humanos. Pero si entendemos por fe- licidad cosas tan diferentes e incompatibles como las citadas, serd una idea abstracta y mas bien vana. Se trata de exami- nar qué significa este término, tanto para el fildsofo como para el profano. Aun entendiéndose la felicidad de modos tan diferentes, la mayorfa de los pensadores coinciden en la idea de que se- remos felices si se cumplen nuestros deseos 0, por decirlo de otra manera, si tenemos lo que queremos. Las diferencias entre las diversas ideas estan en la respuesta a la pregunta de cud- EL SENTIDO DE LA VIDA 17 les son esas necesidades cuya satisfaccién nos hace ser feli- ces. Llegamos, pues, al momento en que /a pregunta por el sentido y la finalidad de la vida nos lleva a la cuestién de qué son las necesidades humanas. En general, hay dos posturas contrarias. La primera, y casi Ja unica que hoy se defiende, consiste en afirmar que la nece- sidad es algo enteramente subjetivo: es el afan de conseguir una cosa deseada con tanta ansia que justamente podemos llamar necesidad, y cuya satisfaccién nos procura placer. Esta definicidn no atiende al origen de la necesidad. No se pre- gunta si es de raiz fisiologica, como en el caso del hambre y la sed; 0 si es debida al desarrollo social y cultural del hom- bre, como la necesidad de refinamiento en la comida y la be- bida, o la de gozar del arte y del pensamiento; 0 si es social- mente inducida, como la de cigarrillos, coches y aparatos; ni, finalmente, si se trata de una necesidad patolégica, como la de tener satisfacciones sddicas 0 masoquistas. Tampoco se plantea en esta postura qué consecuencias tiene para el hombre la satisfaccién de la necesidad: si enri- quece su vida y contribuye a su desarrollo, o lo debilita, lo embota y lo obstaculiza, convirtiéndose en negativa. Se cree cuestién de gusto el que una persona disfrute el cumplimien- to de su deseo de oir a Bach, o el de su sadismo dominando o dafiando a algun desamparado: mientras sea esto lo-que una persona desee, la felicidad consistiré en la satisfaccion de esta necesidad. Las tinicas excepciones que suelen hacerse son aquellos casos en que la satisfaccién de una necesidad perjudica gravemente a otros o va en detrimento de la propia utilidad social. Asi, el deseo de destruir y el de consumir es- tupefacientes no se toman como necesidades legitimas, aun- que produzcan «placem. La postura contraria establece una diferenciacién funda- mental, atendiendo a si la necesidad conduce al desarrollo 18 DEL TENER AL SER y bienestar del hombre, 0 lo obstaculiza y perjudica. Piensa en las necesidades que se originan en la naturaleza del hom- bre y conducen a su desarrollo y a la realizacién de s{ mismo. No hay felicidad puramente subjetiva, sino objetiva, norma- tiva. Sélo conduce a la felicidad el cumplimiento de los de- seos que estén en el interés del hombre. En el primer caso, digo: «Seré feliz si gozo todos los placeres que desee»; en el segundo: «Seré feliz si logro lo que debo desear, puesto que quiero alcanzar un maximo de bienestarm. No hard falta decir que esta ultima versién resulta ina- ceptable desde el punto de vista de la teoria cientifica tradi- cional, porque introduce en el cuadro una norma, o sea, una calificacién, con lo que parece restarle validez objetiva. La duda esté en si no es cierto que la norma en sf tiene validez objetiva. {No puede decirse que el hombre tiene una natura- leza? Y si tiene una naturaleza que podemos definir objeti- vamente, ,no podremos creer que su finalidad es la misma de todos los seres vivientes, a saber, su mds perfecto ejercicio y la mas plena realizacién de sus posibilidades? ,No se sigue de ello que ciertas normas son conducentes a esta finalidad, mientras que otras la obstaculizan? Esto puede entenderlo cualquier jardinero. El fin de la vida de un rosal es llegar a actualizar todo su potencial: que sus hojas se desarrollen bien y que su flor sea la rosa més perfec- ta que pueda nacer de su semilla. El jardinero sabe que, para alcanzar este objetivo, debe seguir ciertas normas conocidas por experiencia. El rosal necesita un tipo especial de tierra, de humedad, de temperatura, de sol y sombra. A él corres- ponde procurdrselos, si quiere conseguir buenas rosas. Pero, incluso sin su ayuda, el rosal trata de satisfacerse un maximo de necesidades. No puede modificar en nada la tierra y la hu- medad, pero puede inclinarse hacia el sol, si tiene la oportu- nidad. Lo mismo ocurre con la crianza de animales, aunque EL SENTIDO DE LA VIDA 19 en este caso es mayor la variedad de fines y, por tanto, de normas que el criador puede querer alcanzar. ,Por qué no habria de ocurrir lo mismo con el género humano? Aun careciendo de conocimientos tedricos sobre los mo- tivos de que ciertas normas conduzcan al éptimo desarrollo y ejercicio del hombre, la experiencia nos ensefia, al menos, tanto como al jardinero y al ganadero. Esta es la razon por la que todos los grandes maestros de la humanidad han Ile- gado a ensefiar, esencialmente, las mismas normas, que se re- sumen en la necesidad de vencer la codicia, el engafio y el odio y de conseguir amor y participacién, como condicién para alcanzar un grado éptimo de ser. Sacar conclusiones de las pruebas reales, aun careciendo de teorias que las expli- quen, es un método perfectamente sensato y de ninguna ma- nera «acientifico», aunque el ideal cientifico siga siendo des- cubrir qué leyes hay detrds de las pruebas. Quienes insisten en negar fundamento teédrico a los Ila- mados juicios apreciativos sobre la felicidad humana no ha- cen la misma objecién ante un problema fisiolégico, aunque, naturalmente, el caso es distinto. Supongamos que una per- sona siente ansia de dulces y pasteles, engorda y pone en peligro su salud: no dirén que, si el comer es su mayor felici- dad, debe seguir comiendo, sin dejarse convencer de que re- nuncie a este placer; reconoceran que esta ansia es cosa dife- rente a los deseos «normales», precisamente porque dafia el organismo. No dicen que esta reserva sea subjetiva, ni acien- tifica, ni un juicio apreciativo, sencillamente porque sabemos la relacién que hay entre el exceso en la comida y la salud. Pero hoy sabemos también mucho de lo patoldgicas y dafii- Nas que son pasiones como el ansia de fama, de poder, de posesién, de venganza y de dominio, asi que, con el mismo fundamento teérico y clinico, podemos calificar de nocivas estas necesidades. No hay mds que pensar en la «enferme- 20 DEL TENER AL SER dad del directivo», las uilceras gdstricas, que son consecuen- cia de la vida ajetreada, y en la tensién producida por el ex- ceso de ambicién, la falta de equilibrio de la personalidad y la dependencia del éxito. Pero, segtin muchos datos, hay algo més que esta relacién entre las posturas «equivocadas» y la enfermedad somatica. En las pasadas décadas, unos cuantos neurdlogos, como C. von Monakow, R. B. Livingston y Heinz v. Foerster, han sefialado que el hombre esta dotado neurolé- gicamente de una moral «bioldgica», en la que se arraigan normas como las de cooperacién y solidaridad y la buisque- da de la verdad y de la libertad. Son ideas que se basan en consideraciones desde el punto de vista de la teoria de la evo- luci6n (véase E. Fromm, 1973a, GA VII, pags. 232-235). Por mi parte, he querido mostrar que las principales normas hu- manas son condiciones para el pleno desarrollo personal, mientras que los deseos puramente subjetivos son objetiva- mente perniciosos (véase E. Fromm, 1973a, GA VII, y E. Fromm, 1947a, GA II, pags. 14-18). La finalidad de la vida, tal como la entendemos en las paginas siguientes, puede establecerse en distintos planos. Del modo mas general, puede definirse como un desarrollo pro- Pio que nos acerque todo lo posible al modelo de la natura- Jeza humana (segtin Spinoza); 0, en otras palabras, el dpti- mo desarrollo de acuerdo con las condiciones de la existencia humana, /egando a ser plenamente lo que somos en poten- cia; dejar que 1a raz6n o la experiencia nos lleven a compren- der qué normas conducen al bienestar, dada la naturaleza del hombre, que podemos comprender por la razén (segtin santo Tomas de Aquino). La que quiza sea la forma fundamental de expresar la fi- nalidad y el sentido de la vida es comin a las tradiciones del Lejano y del Cercano Oriente (y Europa): la «Gran Libera- cién», liberacién del dominio de la codicia (en todas sus for- EL SENTIDO DE LA VIDA 2 mas) y de las cadenas del engafio. Podemos encontrar este doble aspecto de la liberacién en doctrinas como la religion védica de la India, en el budismo y en el zen chino y japonés; en la forma mitica de Dios como rey supremo en el judaismo y el cristianismo; culminando en la mistica cristiana y mu- sulmana, en Spinoza y en Marx. En todas estas ensefianzas, la liberacién interior, el romper las cadenas de la codicia y del engafio, no puede desligarse del 6ptimo desarrollo de la raz6n (entendida la raz6n como el empleo del pensamiento con la finalidad de conocer el mundo fal como es, en con- traste con la «inteligencia manipuladora», que es el empleo del pensamiento con el propésito de satisfacer un deseo). Esta relacién entre la liberacién de la codicia y el prima- do de la razén es intrinsecamente necesaria. Nuestra razén s6lo obra hasta el punto en que no esté sofocada por la codi- cia. E] que esta preso de sus pasiones irracionales se encuen- tra forzosamente a su merced, pierde la capacidad de ser ob- jetivo y no hace mds que justificarse cuando cree decir la verdad. En la sociedad industrial se ha perdido esta idea de la li- beracién (en sus dos aspectos) como finalidad de la vida, 0 mas bien se ha mermado y tergiversado. Se ha entendido ex- clusivamente como liberacién de fuerzas exteriores: la clase media, como liberacién del feudalismo; la clase obrera, del capitalismo, y los pueblos de Africa y Asia, del imperialis- mo. Se ha tratado esencialmente de una liberacién politica. Me refiero a las ideas y a los sentimientos populares. Desde luego, el concepto de liberacién no era principalmente politi- co, si recordamos la filosofia de la Ilustracién, con su lema Sapere aude («Atrévete a saber), y el interés de los filésofos por la liberacién interior. En efecto, la liberacién del dominio exterior es necesaria porque merma al hombre, con la excepcién de muy pocos in- 22 DEL TENER AL SER dividuos. Pero también la exclusiva atencién a ella ha hecho mucho dafio: en primer lugar, los liberadores se transforma- ron con frecuencia en los nuevos dominadores, que no ha- cian sino vocear los ideales de libertad. Segundo, Ia libera- cién politica pudo ocultar que se estaba creando una nueva opresién, aunque en formas solapadas y anénimas. Asi ha ocurrido en tas democracias occidentales, donde la dependen- cia se disfraza de muchas maneras. (En los paises comunis- tas, la dominacién es mds franca.) Y, to mds importante, se ha olvidado por completo que el hombre puede ser esclavo sin estar encadenado. Una idea religiosa afirma reiteradamen- te lo contrario: que el hombre puede ser libre incluso estan- do encadenado. Y puede ser cierta a veces, en casos rarisi- mos, pero no tiene importancia en nuestra €poca. Si la tiene, en cambio, y mucha, la idea de que el hombre puede ser un esclavo sin cadenas: no se ha hecho més que trasladar las ca- denas, del exterior, al interior del hombre. El aparato suges- tionador de la sociedad lo atiborra de ideas y necesidades. Y estas cadenas son mucho més fuertes que las exteriores: por- que éstas, al menos, el hombre las ve, pero no se da cuenta de las cadenas interiores que arrastra creyendo ser libre. Pue- de tratar de romper las cadenas exteriores, pero gcdmo se li- braré de unas cadenas cuya existencia desconoce? ‘Toda tentativa de superar la crisis, quiz4 fatal, de los pai- ses industriales, y es posible que del género humano, habra de empezar por ver cudles son Jas cadenas exteriores y las in- teriores; habré de basarse en la liberacién del hombre, en el sentido humanista cldsico, asi como en el moderno sentido politico y social. En general, la Iglesia sigue hablando sélo de la liberacién interior. Los partidos politicos, desde los li- berales hasta los comunistas, hablan sélo de la liberacién ex- terior. Sin embargo, vemos claramente en la historia que la una sin la otra da lugar a una ideologia que deja al hombre EL SENTIDO DE LA VIDA 23 indefenso y dependiente. El unico objetivo realista es la libe- racién total, objetivo que bien podriamos Hamar humanis- mo radical (0 revolucionario). En la sociedad industrial se ha tergiversado también el con- cepto de la raz6n, tal como ha ocurrido con el de la libera- cién. Desde el comienzo del Renacimiento, el principal obje- to que la raz6n traté de captar fue la naturaleza, y los frutos de Ja nueva ciencia fueron las maravillas técnicas. El hombre dejé de ser objeto de estudio hasta hace poco, en las formas enajenadas de la psicologia, la antropologia y la sociologia, convirtiéndose cada vez mas en mero instrumento para fines econémicos. En los casi tres siglos después de Spinoza, fue Freud el primero que volvié a hacer del «hombre interiom objeto cientifico, aun constrefiido como estaba por el estre- cho marco del materialismo burgués. Hoy !a cuestién esencial es, me parece, si podremos re- crear el concepto clasico de la liberacién interna y externa y el concepto de la razén en sus dos aspectos, aplicado a la na- turaleza (ciencia) y aplicado al hombre (conocimiento de si mismo). Antes de hacer unas sugerencias sobre ciertos preparati- vos para aprender el arte de vivir, quiero asegurarme de que no se interpretaran mal mis intenciones. Si el lector espera en este capitulo una breve receta para aprender el arte de vi- vir, sera mejor que lo deje aqui. Lo unico que quiero y puedo ofrecer son unas sugerencias sobre la direccién en que podra encontrar respuestas y ensayar un esbozo de algunas de ellas. Lo que tengo que decir es incompleto, y la unica compensa- cién para el lector sera que hablaré solamente de los méto- dos que yo mismo haya practicado y experimentado. Este principio de exposicién implica que no voy a tratar de escribir sobre todos los métodos preparatorios, ni siquie- ra sobre los mas importantes. No hablaremos del yoga, del 24 DEL TENER AL SER zen, de la meditacién centrada en las palabras, ni de los mé- todos de relajacién de Alexander, Jacobson y Feldenkreis. Tra- tar sistematicamente de todos los métodos exigirfa por lo me- nos todo un volumen y, ademas, no seria yo el mas indicado para escribir tal compendio, pues creo que no podemos es- cribir sobre experiencias que no hayamos vivido. De hecho, podria terminar este capitulo justo aqui, di- ciendo: lea las obras de los maestros del vivir, llegue a com- prender el verdadero sentido de sus palabras, férmese su pro- pia idea de lo que quiera hacer con su vida; abandone la ingenua idea de que no necesita maestro, ni guia, ni modelo; de que puede averiguar, en el lapso de una vida, lo que han descubierto las mentes mds grandes del género humano en muchos millares de afios, a partir de las piedras y los esbozos que les dejaron sus predecesores. Seguin dijo uno de los ma- yores maestros del vivir, el maestro Eckhart: «Como puede vivir nadie sin haber sido instruido en el arte de vivir y de morir?». . Sin embargo, no terminaré aqui el libro, sino que trataré de seftalar, de forma sencilla, ciertos caminos y extravios que he aprendido estudiando a los grandes maestros. tT EXTRAVIOS DE LA CONCIENCIA Incluso antes de considerar los prepatativos, deben cono- cerse los obstdculos mas importantes del camino. Si no sabe- mos qué hay que evitar, todo empefio sera vano. 1. La gran mentira Quizas el obstaculo mas dificil para aprender el arte de vivir sea lo que Hamaré «la gran mentira». No se limita al terreno de la informacién humana: al contrario, ésta no ¢s mds que una manifestacién de la gran mentira que penetra todas las esferas de nuestra sociedad. Esos productos que se fabrican para durar poco, sobrevalorados, o realmente intti- les, si no perjudicialés, para el comprador; esa publicidad que mezcla un poco de verdad con mucha falsedad, y otros mu- chos fenémenos sociales forman parte de esa gran estafa que la ley persigue s6lo en sus manifestaciones més burdas. El va- lor real de una mercancfa se encubre con el que indican la publicidad y el nombre e importancia del productor.

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