Me gusta la medianoche porque todos callan, en el da no se puede pensar,
eso era un privilegio de los hombres de antao. El da est hecho para sobrevivir y para ser lacayos, obreros, peones encorbatados, pero nunca para pensar, es decir para Vivir. Ahora bien, un violn en la noche es de lo ms fantstico, la orquesta en allegretto, la batuta ordenando un lento cuasi glacial que hace entrar en razn y en ficcin. En el da no puede haber otra msica que la constante venida de la noche del alma. Digmoslo con algo de crueldad: el tedio citadino slo puede ser aceptado por naturalezas contrahechas, alguien saludable y con un espritu que vuela, sin duda preferir la independencia que trae el inefable aliento de la noche. Sin embargo, es harto evidente que el hombre moderno esta contrahecho por donde se le mire. Basta ver la execrable felicidad con que accede a las contemplaciones ms voltiles e insulsas con que todo hombrecillo y mujercita alegran el corazn frente a las vitrinas. Algo ms desgraciado, feo, insensible y de mal gusto que el hombre moderno? Quizs lo nico que le redime sea su conciencia histrica, pero para ste aquel privilegiado fenmeno carece de toda importancia, los hombres se aterran con slo pensar en que puede haber algn hecho, alguna certeza, alguna piedra de toque en el pasado lejano, que pueda hacer temblar su creencia en los necios fetiches que necesita para sobrevivir. Por tanto es lo mismo que la nada, la noche de la vida.