El prncipe heredero era demasiado dbil y no haca concebir esperanzas,
as que para asegurar la sucesin era necesaria una nueva reina que le diese ms hijos. Sin embargo, Enrique VIII era el primero en mostrarse escptico, sobre todo despus de las muchas decepciones y pesadumbres que las mujeres le haban proporcionado en sus matrimonios y amoros anteriores: "Ahora soy viejo y necesito ms una enfermera que una esposa; dudo que haya alguna mujer dispuesta a soportarme y a cuidar de mi pobre cuerpo."