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ENFOQUE Ciudades de hoy y de mafana El planeta de los tugutios / 4 ‘Mike Davir Eusebio Leal: salvaguardar La Habana / 16 Mirga Gori Cano Cultura, tradicién y modernidad cen las ciudades latinoamericanas / 21 Roberio Segre Juego de cintaras, La agencia cultural en América Latina / 29 Doris Sommer El lado oscuro de la ciudad: Ia pobreza urbana en América Latina / 39 Maria de! Carmen Zabala Argieles La ciudad del futuro © el fururo de la ciudad / 49 Mario Coyula Goviy La zed de ciudades globales yla fragmentacién social en Buenos Aies / 56 Lucia Rodriguez Iglesias 66 / La sostenibilidad ambiental urbana desde una perspectiva espacial Jost Mateo Rodriguez °y Jairon Aci do Nascimento 72 / La Habana toda vieja Miguel Coyula CONTROVERSIA 78 / Familia, legislacién y sociedad Fernando Cafigars, Mercedes Garuda, Luis Lorenzo Palenzuela, Ana Vera, Rafeel Hernander ENTRETEMAS 97 / El hip-hop como red transnacional de produccién, comercializacién y reapropiacién cultural “Arline B. Tickner 109 / Relaciones de género en la familia cubans: gespacio de igualdad 0 desigualdades? nabs Rodriguez Reyes LECTURA SUCESIVA 120 / Poesia desde el sur: y descolonizacién en Carilda Oliver Labra ‘Katherine M. Headen 130 / Una mirada sobre la ciencia politica Jorge Luis Acanda Gonzi ‘nalgin momento de este afi, una mujer pariné en Ajengule, una barriada de rogurio de Lagos, un joven abandonaré su aldea en el oeste de Java para hnuir a las brillantes luces de Yakarta o un agticultor llevard a su empobrecida familia a uno de los innumerables «pueblos j6venes» de Lima. El suceso en si mismo carece de importancia y pasar por entero inadvertido. De todos modos, constinuiré un momento crucial en la historia humana, Por ptimera vez la poblacién urbana de la Tierra superard en niimero a la rural. De hecho, dadas las imprecisiones de los censos del Tercer mundo, este cambio trascendental puede ya hhaberse producido. La Tierra se ha urbanizado con mayor rapidez de la que predijo el Club de Roma en Los limites del crecimiento, su informe notoriamente maltusiano de 1972. En 1950, habia 86 ciudades en. el mundo con una poblacién de mas de un millén de habitantes; hoy hay 400 y para 2015 habe, al menos, 550.’ Las ciudades han absorbido, sin dudas, casi los dos tercios de la ‘Tomado de New La? Revim n, 26, marzo-absil de 2004. Temas agradece al autor su genieas por autorinernos a publica este texto. El planeta de los tugurios TIESORS no. st 615 antes 20 cexplosién que se ha producido en la poblacién mundial a partir de 1950, y en estos momentos crecen en un millén de bebés y emigrantes ala semana.* La poblacién ‘urbana actual (3 200 millones) es mayor que la poblacién total del mundo en 1960. Las zonas rurales, mientras tanto, han alcanzado su poblacién maxima (3200 millones) y comenzerin a reducirse después de 2020. Como resultado, las ciudades representarin fod el crecimiento futuro de la poblacién mundial, que se prevé alcance su punto méximo en 2050, en unos 10 mil millones? Elclimaterio urbano eDénde esti los héroes, os clonizadores, las iets de la Mewspalis? Bertold Brecht, Eada oo dari 1921 Alrededor de 95% de este aumento poblacional se produciré en las zonas urbanas de los paises en desarrollo, la poblacién de los cuales se duplicari hasta casi 4 mil millones en la préxima generacién. Los resultados de mayor importancia seran el florecimiento de nuevas megaciudades con poblaciones de mis de 8 millones’, lo que todavia es més espectacular, de hiperciudades con més de 20 millones de habitantes, la poblacién urbana del mundo que se calcula habia en el momento de la Revolucién francesa. En 1995, solo Tokio habia alcanzado indiscutiblemente ese umbral. Para 2025, Asia podria tener, ella sola, diez u once conurbanizaciones de esa indole, entre ellas Yakarta (24 millones 900 mil), Dhaka (25 millones) y Karachi (26 millones y medio). Shanghai, a la que las politicas maoistas de suburbanizacién deliberada congelaton durante decenios, podria contener hasta 27 millones de residentes. Ademés, se piensa que Bombay aleance 33 millones, aunque no se sabe si estas gigantescas concentraciones de pobreza resultarin sostenibles desde los puntos de vista biolégico y ecolégico. Pero si las megaciudades son las estrellas de mayor brillo en el firmamento urbano, ls tres cuartas partes del crecimiento de la poblaci6a correrin por cuenta de ciudades de segunda linea y zonas urbanas menores apenas visibles, lugares donde, como recalcan los investigadores de Naciones Unidas, shay poco ningun planificacién que permita acomodar o brindar servicios a estas personas.’ En China —que en 1997 era oficialmente urbana en 43%— el nsimero de ciudades oficiales ha aumentado de 193 a 640 desde 1978. Peto a pesar de su extraotdinatio crecimiento, las grandes metr6polis en realidad han disminuido en relaci6n con el niimero total de pobladores urbanos. Son mas bien. las ciudades pequefias y los pueblos, que han pasado a ser ciudades en los iltimos tiempos los que han absorbido a casi toda la mano de obra rural a la que las reformas de mercado posteriores a 1979 dejaron sin trabajo, ‘Del mismo modo, en Aftica el crecimiento, al estilo de las supernovas, de unas pocas ciudades gigantes como Lagos (de 300 000 en 1950 a 10 millones hoy) ha sido igualado por la transformacién de varias docenas de oasis y pueblos, como Uagadugi, Nuakchot, Douala, Antanativo y Bamako, en ciudades ‘mayores que San Francisco o Manchester. En América Latina, donde las urbes principales monopolizaron durante mucho tiempo el crecimiento, hoy florecen ciudades secundarias como Tijuana, Curitiba, Temuco, Salvador y Belem, «con el crecimiento de mayor rapidez cen ciudades entre 100 000 y 150 000 habitantesy.* ‘Ademés, la urbanizaci6n debe concebirse como una transformacién estructural a lo largo de una escala ‘urbana-rural y con una interaccién intensificada en cada ppunto de ella. Un estudio monogtifico sobre el sur de ‘China refleja que el campo se esté urbanizando in sty, al tiempo que genera migraciones trascendentales. «Las aldeas se convierten mas bien en ciudades mercados, y Jas ciudades pequetias y cabeceras de municipio se planet de los rguio. convierten ¢n algo més parecido a ciudades mayores.* El resultado en China y gran parte de Asia Sudotiental ¢s un paisaje hermafrodita, un campo parcialmente urbanizado que Gouldin y otros dicen que puede ser ‘cana nueva via importante de asentamiento y desarrollo Jhumanos... una forma que no es urbana ni rural, sino tuna mezcla de los dos en que una densa trama de transacciones ata alos grandes centros urbanos con sus regiones circundantes»,’ En Indonesia, donde se ha desarrollado un proceso similar de hibridacién urbané- rural en Jabotek, la segién de Yakarta metropolitana, los investigadotes aman desokotasa estas nuevas pautas de uso de la terra y debaten si se trata de paisajes de transicién 0 de una dréstica especie nueva de urbanismo? ‘Los utbanistas especulan también sobte los procesos que entretejen las ciudades del ‘Tercer mundo en. extraordinarias redes, corredores y jerarquias nuevas, Por ejemplo, los deltas del rfo Perla (Hong Kong- Cantén) y elo Yangtzé (Shangai), junto con el corredor Beijing-Tianjin, se convierten con rapidez en ‘megalépolis urbano-industrales comparables a Tokio- Osaka, la region inferior del Rin o Nueva York- Filadelfia, Pero esta pudiera ser solo la primera etapa del surgimiento de una estructura incluso mayor: «un. corredor urbano continuo que se extienda desde Japon y Corea del Norte hasta el occidente de Java’ Entonces Shangai se sumaré casi sin dudas a Tokio, Nueva York y Londres como una de las «ciudades del mundo» que controlan la red mundial de flujos de capital ¢ informacién, El precio de este nuevo orden urbano seté la desigualdad creciente entre ciudades de distintos tamafios y especializaciones dentro de ellas. De regreso a Dickens Vi inaumerables huéspedes, condenados Jn oscurided, la suciedad, Ia pestilencia, la ‘bscenidad, a pobreza ya muerte temprana. ‘Chatles Dickens, oUina vin de diciembre, 1850 La dindmica de la urbanizacién en el Tercer mundo repite y echa pot tierra a'un tiempo los precedentes de Europa y la América del Notte de los siglos xix y principios del xx. En China, la mayor revolucién industrial de la historia es Ia palanca de Arquimedes que traslada una poblacién del tama de la de Europa desde aldeas rurales a ciudades que se alzan al cielo y se hogan en smeg. Como resultado, «China dejaré de ser el pais predominantemente rural que ha sido durante milenios..® De hecho, el gran ojo del centro financiero ‘mundial de Shangai pudiera pronto mirar hacia un vasto mundo uzbano que Mao o Le Corbusier difcilmente Mike Davis hhubieran imaginado, Pero en la mayor parte del mundo en desarrollo, el crecimiento urbano carece del poderoso motor manufacturero de China, asi como de su vasta entrada de capital extranjero, en estos momentos igual a la mitad del total de las inversiones extranjeras en el mundo en desarrollo ‘Como consecuencia, en otros lugares la urbanizacién ha estado radicalmente desvinculada de le industrializaci6n, incluso del desarrollo. Algunos disian aque se trata de la expresin de una tendencia inexorable, inherente al «capitalismo de silicona», de desvinculas el crecimiento de la produccién del empleo, Pero en Africa subsahariana, América Latina, el Medio Oriente, asi como en varias partes de Asia, la urbanizacién sin crecimiento es més evidentemente un legado de una coyuntura politica mundial —la crisis de la deuda de fines de los afios 60 y la consiguiente reestructuracién de las economias del Tercer mundo guiada por el Fondo Monetatio Internacional (FMD en los afios 80— ‘que una ley de hierro de la tecnologia en avance. La urbanizacién del Tercer mundo, ademas, continué su ritmo acelerado (3,8% anual entre 1960 y 1993) através de los dificiles afios 80 y principios de los 90, a pesar de la dismimucién en los salatios reales, el alza ripida de los precios y el desenfrenado incremento del desempleo urbano. Este «perverson auge urbano contradijo los modelos econémicos ostodoxos que predijeron que la retroalimentacién negativa de la recesién urbana disminuiria ¢ incluso inverttia la migracién del campo. El caso de Africa resulté especialmente paraddjico. eCémo podian sostener un crecimiento de poblacién de 5 2 8% anual ciudades de Costa de Marfi, Tanzania, Gabén y otros lugares? Parte del secteto, por supuesto, cera que las politicas de desreglamentacién agricola y «descampesinizaciOn» impuestas por el FMI—y ahora por la Organizacién Mundial de Comercio (OMC)— aceleraban el éxodo de la fuerza laboral rural excedente a las bartiadas de tugutios urbanos, incluso cuando las ciudades dejaban de ser maquinarias de empleo. Bl incremento de la poblacién urbana, a pesar de la cexistencia de un crecimiento econémico estacionario 0 negativo, es el rostro extremo de lo que algunos investigadores han lamado «sobreurbanizaciSmm. Esta constituye solo una de las diversas vias inesperadas, @ lo largo de las cuales el orden mundial neoliberal ha conducido la urbanizaci6n del mileaio, La teorla social clisica, de Marx a Weber, creia que las grandes ciudades del futuro seguirian los pasos de industrializacién de Manchester, Berlin y Chicago, De hecho, Los Angeles, Sio Paulo, Pusén y, hoy, Ciudad Juirez, Bangalore y Cantén se han aproximado més 0 menos a esta trayectoria clisica. Pero la mayoria de las ciudades del Sur guardan mayor semejanza con el Dublin victoriano que, como ha recaleado Emmet Larkin, fue singular entre «todos los barrios de tugurios del mundo occidental en el siglo xix... [porque] sus tugutios no fueron provocados por le revolucién industrial. De hecho, entre 1800 y 1850, Dublin sufrié. més por problemas causados’ por la desindustealizacién que por Ia industrializaciény,"" Del mismo modo, Kinshasa, Jartum, Dar es Salaam y Lima crecieron de modo prodigioso a pesar de la rraina de las industrias de sustitucidn de importaciones, la contraccién de los sectores piblicos y la movilidad descendente de las clases medias, Las fuerzas mundiales ‘que esacan» alas personas del campo —la mecanizacién cen Java y-en India; ls impostaciones de alimentos en ‘México, Haiti y Kenya; la guerra civil y la sequia en toda ‘Afsica y, en todas partes, la consolidacién de pequefias parcelas en grandes y la competencia de las agroindustrias de gran escala— parecen mantener le usbanizacién incluso cuando la deuda y Ia depresi6n debilitan de modo dristico la watracciéro de la ciudad. Al propio tiempo, el sfpido crecimiento urbano en el contexto del ajuste estructural, Ia devaluaci6n de la moneda y los recortes estatales han constituido una receta inevitable para la produccién en masa de barrios marginales. Como resultado, gran parte del mundo uurbano se retrotrae con rapier 2 la era de Dickens. La sorprendente preponderancia de tugutios es el tema principal del informe hist6rico y sombrio, publicado en octubre de 2003 por el Programa de Asentamientos Humanos de Naciones Unidas (UN- Habitat).* The Challenge of the Slums (El desafio de los tugurios, en lo adelante, Slums] es ta primera comprobacién verdaderamente mundial de la pobreza urbana. Integra con habilidad diversos estudios -monogrificos urbanos de Abidjén a Sydney con datos de familias de todo el mundo, que por primera vez, incluyen a China y al antiguo bloque soviético.® Sims es también poco usual por su honrader intelectual. Uno de los investigadores asociados al informe dijo que dos tipos del “Consenso de Washington” (Banco Mundial, FMI, etc) siempre han insistido en defini el problema de los barrios marginales de todo el mundo no como resultado de la globalizacién y Ia desigualdad, sino més bien del “mal gobierno”». Bl nuevo informe, sin embargo, rompe con la tradicional circunspeccién y antocensura de Naciones Unidas pare inculpar de lleno a neoliberalismo, sobre todo a los programas de ajuste estructural del FMI" Sin dudas, Sdums desatiende —o deja para informes postetiores de UN-Habitat — algunos de los problemas més importantes sobre el uso de la tietra como consecuencia de la sobreurbanizacién y de los asentamientos informales, incluido el crecimiento wrbano incontrolado, Ia degradacién ambiental y los peligros citadinos. ‘Tampoco attoja mucha luz sobre los procesos que expulsan a los trabsjadores del campo o incorpora los hallazgos de una creciente literatura sobre las dimensiones de género de la pobreza urbana y el empleo en los sectores informales. Pero dejando a un Jado estos reparos, sigue siendo una exposicién inapreciable que amplia resultados de investigaciones con la autotidad institucional de Naciones Unidas. Si los informes del Grupo Intergubernamental de Expettos sobre el Cambio Climético representan un consenso cientifico sin precedentes sobre los peligros del calentamiento de In Tictra, Slums hace sonar una advertencia igualmente dura sobre la catastrofe mundial de la pobreza urbana. Y, pata los fines de este artculo, brinda un marco excelente para reconocer los debates contemporineos sobre la urbanizacién, Ia economia ‘no estructurada, Ia solidaridad humana y la accién historca La urbanizacién dela pobreza Lamontaa de basra parect exter basta muy lejos. Entonces, gradualmente, sin sdemuteacién o fronter percep, pus6 a ser ‘otra cos, zPeto qué? Una colecciarevuctay evi de estractuas. Cas de can madera contachapaday podria, carroceras oxidadas 1 sin cistales de coches habia sido arojados juntos pars hacer moras. ‘Michael ‘Thelwell, Tbe Harr They Come, 1980 Se dice que la primera definicién publicada de shan” apareci6 en 1812 en el Vocabulary of the Flash Language de Vaux, donde es sinénimo de ebarullo,enredov 0 de ecomercio delictivo». Para los afios del célera (1830 y 1840), sin embargo, el stu habia pasado a ser el lugar donde los pobres habitaban, no el modo como se comportaban. Una generacién después, se habian encontrado tugurios en América y la India, y se les solia reconocer como un fendmeno internacional, Elebastio de tugurios clisico» era un lugar notoriamente pucblerino y pintorescamente local, pero los reformadores solian convenis con Charles Booth en el sentido de que todos se caracterizaban por una amalgama de viviendas desvencijadas, hacinamiento, pobreza y vicio. Para los liberales del siglo x1x, la imensién moral era decisiva y se veia sobre todo como un lugar en que un «tesidvo» social se pudria en medio de una inmoral y a veces desenfrenada magnificencia. Los autores de Slums descartan ls catumaias victorianas, pero en otros sentidos conservan la definicidn clésica: hacinamiento, viviendas pobres 0 mal construidas, acceso inadecuado # agua potable, falta de sancamiento ambiental e insegusidad de tenencia, planets de os sgn Ladefinici6n multidimensional consttuye en realidad un ealibrador muy conservador de qué barriada cumple Jos tequisitos para considerarse un tugutio. A muchos lectores les sorprendera el resultado que reflejan Naciones Unidas y que va contra la experiencia: solo 19,6% de los mexicanos viven en tugutios Sin embargo, incluso dentro de esta definicién resttictiva, Sons calcula «que en 2001 habia al menos 921 millones de habitantes ¢n battios miseria,cifra casi igual ala poblacién mundial cuando el joven Engels se aventuré pot primera vez a caminar por las calles humildes de Manchester. De hecho, el capitalismo neoliberal ha multiplicado exponencialmente el nototio barrio de Tom el Solitario en La cata deshabitada de Dickens. Los residentes de los ‘tugurios constituyen una pesmosa proporcién de 78,2% de Ia poblacién urbana en los paises menos desarrollados y hasta la tercera parte de la mundial. Extrapolando las estructuras de edad de la mayoria de las ciudades del Tercer mundo, al menos la mitad de la poblacién de estos bastios tiene menos de veinte afios. ‘Los porcentajes mis clevados se encontraron en Etiopia (an impresionante 99,4% de la poblacién urbana), Chad (también 99,4%), Afganistin (98,5%) y Nepal (02%). Es probable que las poblaciones urbanas més pobres, sin embargo, se encuentren en Maputo y Kinshasa, donde las dos terceras partes de los cesidentes ganan menos que el costo de la minima nutricién diaria requerida, En Delhi, los planificadores urbanos se quejan. amargamente de los «batrios de mgutios dentro de los barrios de tagurios, sein los ocupantesilegales toman, pequefios espacios abiertos en las colonias periféricas de reasentamiento de las que, a mediados de los afios 70, expulsaron brutalmente & los antiguos habitantes turbanos pobres. En Bl Caito y Phnom Penh, personas recién legadas ala ciudad ocupan ilegalmente los techos de las casas, o rentan espacio en ellos, creando ciudades de tugutios en el are. En los censos realizados a las poblaciones de estos barrios suelen producisse enumeraciones incompletas, en ocasiones deliberadas y a veces de enormes proporciones. A fines de los afios 80, por ejemplo, Bangkok tenia una tasa de pobreza «oficial de solo 5%, pero vatias encuestas encontraron que casila cuarta paste de la poblacién (1 mill6n 160 mil personas) vivia fen tugutios y tierras ocupadas de modo ilegal. También. Ia Organizacién de Naciones Unidas descubtié hace poco que enumeraban involuntariamente de modo ncompleto la pobreza urbana en Africa, por amplios smrgenes, y que era probable que los moradores de barrios de tugurios en Angola fueran dos veces més de Jo que originalmente se crefa. Del mismo modo, subestimaron el niimero de moradores urbanos pobres en Liberia, lo que no es de sotprender, dado que “Monrovia tipicé su poblacién en un solo ao (1989-1990), Mike Deis cuando se produjo la huida de los aterrorizados campesinos de una brutal guerra civil Mientras los barrios de tugutios clisicos se encontraban en los vecindatios viejos que ocupaban el centro de la ciudad, los nuevos se ubican mas bien en los mérgenes de los lugares donde se producen vertiginosos desbordamientos espaciales urbanos. El crecimiento horizontal de ciudades como México, Lagos y Yakarta ha sido extraordinario, por supuesto, y el aumento desordenado de los barrios de tugusios fs tanto un problema en el mundo en desarrollo como el crecimiento suburbano andrquico en os paises ricos. La zona desarrollada de Lagos, por ejemplo, se duplicé cen un solo decenio, entre 1985 y 1994. Ademés, Lagos es solo el nédulo mayor en el corredor de barsios de viviendas precarias que se extiende de Abidjén a Ibadin, tal vez. la mayor huella continua de pobreza urbana en elplaneta La ecologia de los barrios de mgutios gira en toro a la existencia de espacios de asentamiento. En un estudio publicado en Harvani Law Review Winter King afirma que 85% de los residentes urbanos del mando cen desarrollo socupan espacios ilegalmente»." En iltimo caso, la indeterminacién de los titalos de propiedad de la tierra o la laxitud de la propiedad estatal, o ambas cosas, son las rendijas a través de las cuales ha afluido a las ciudades una vasta humanidad. Las modalidades de asentamiento en los tugusios varian alo largo de un amplio espectro, desde invasiones de tierras muy disciplinadas en Ciudad México y Lima hasta mercados de alquiler intrincadamente organizados, pero muchas veces ilegales, en las afueras de Beijing, Karachi y Nairobi. Incluso en ciudades como Karachi, donde la periferia urbana es propiedad oficial del gobierno, el sector privado sigue obteniendo vastas ganancias de la especulacién de la tierra 2 expensas de familias de bajos ingresos.® De hecho, la maquinatia politica local y nacional suele consentir os asentemientos informales —y la especulacién privada ilegal— mientras le sea posible controlat el caricter politico de los tugurios y extraer una cofriente sistematica de sobornos 0 alquileres. Sin titulos oficiales de tirras 0 propiedad de sus viviendas, los pobladores de esos bartios se ven obligados a dependencias casi feudales de los fancionatios locales y pejes gordos de los partidos. La deslealtad puede significar el desalojo o incluso el derribo de un distrito completo. Las nfraestructuras de supervivencia, mientras tanto, ‘marchan muy ala zaga de la urbanizaci6n y las zonas de tugurios perfurbanas suelen no tener servicios piblicos o de saneamiento de ningiin tipo. Por regla genera, las zonas pobres de las ciudades latinoamericanas tienen mejores servicios que las de Asia meridional que, a su ‘ver, suelen tener servicios urbenos minimos, como agua y electricidad, de los que carecen muchos tugurios africanos. Como en el antiguo Londres victoriano, la contaminacién del agua por desechos humanos y animales sigue siendo la causa de enfermedades diarreicas crdnicas que cada afio provocan:la muerte de, al menos, dos millones de bebés y aifios de poca edad, Se calcula en 57% la falta de acceso de los afticanos a saneamiento bisico y en ciudades como Nairobi los pobres deben confiar en los «inodoros volantes» (defecar en una bolsa de plistico). Aparte de Ia incidencia de la epidemia del VIH/SIDA, Naciones Unidas considera que dos de cada cinco habitantes de barrios de tugurios en Africa viven en una pobreza que literalmente eamenaza su vid.” Mientras tanto, en todas partes los pobres urbanos se ven obligados a asentarse en terrenos peligrosos 0 cenlos que por otras causas no puede construrse: laderas demasiado escarpadas, orillas de fos y llanuras de inundacién. También ocupan ilegalmente las sombras letales de refinesias, fabricas de productos quimicos, vertederos téxicos o mérgenes de vias férreas y carreteras. La pobreza, por tanto, ha «construido» problemas de desastre urbano de frecuencia y alcance sin precedentes, segin se tipifica en las inundaciones cr6nicas de Manila, Dhaka y Rio, las conflagraciones provocadas por los oleoductos en Ciudad México y Cubatao, Brasil, y la catistrofe de Bhopal en la India, a explosién de Ia planta de municiones en Lagos y los letales aludes de lodo en Caracas, La Paz y Tegucigalpa. Las comunidades marginadas de pobres urbanos, ademés, son vulnerables a repentinos estallidos de violencia estatal, como la trstemente célebre destruccin, cen 1990, del bastio miseria de la playa de Maroko, en Lagos —«una monstruosidad ante los ojos de la comunidad vecina de Victoria Island, baluarte de los adinerados-— o la demolicién, en 1995, en un terrible tiempo invernal, del enorme asentamiento de precatistas de Zhenjiancun, en las afueras de Beijing. Pero por terdbles e inseguros que sean, los barrios de tugurios tienen un futuro brillante. Durante un periodo breve, la mayorfa de los pobres del mundo seguiri residiendo en zonas rurales, pero para 2035 ese titulo, no muy bienvenido, pasaré alos tugurios urbanos. ‘Al menos la mitad de la venidera superpoblacion urbana del Tercer mundo se encontrar en ‘comunidades informales. Dos mil millones de habitantes de tugurios para 2030 o 2040 constituyen una perspectiva monstruosa, casi incomprensible; pero la pobreza urbana traslapa y excede los batsios en sf. De hecho, Slums subsaya que en algunas ciudades la mayoria de los pobres vive, en realidad, fuera del barrio de tugurios propiamente dicho. Los investigadores del Urban Observatory de Naciones Unidas advierten, ademas, que para 2020 ela pobreza urbana en el mundo pudiera alcanzar entre 45 y 50% de la poblacién total que vive en las ciudadess.”” El big bang dela pobreza urbana Después de s misterioea sss, enseguida ‘cambiaron de tema. ,Cémo sobrevivian fos de ‘ast el programa de auate enucral? Fidelis Bagolun, Adit Lis, 1995 a evohicién de la nueva pobreza urbana ha sido un proceso hist6rico no lineal. Fl paulatino aumento de las barriadas marginales en la perifera citadina esté salpicado por tormentas de pobreza y por sibitas explosiones de construccién de tugurios. En su coleccidn de cuentos Adjusted Lives, el escitot nigetiano Fidelis Balogun describe la legada del Programa de -Ajuste Estructural, impuesto por el FMI a mediados de los afios 80, como el equivalente de una enorme catéstrofe natural que destrayé para siempre la vieja alma de Lagos y «esclaviz6 de nuevo» a los nigetianos urbenos. La curiosa logica de este programa econémico parecié set que, a fin de restaurar la economia moribunda, resultaba necesario sacar primero todo el jugo a la mayoria mas desfavorecida de los ciudadanos. La clase media desaparecié enseguida y los montones de basura de los pocos ricos que iban quedando se convirtieton en la mesa de comer de la acrecentada poblacién de indigentes. La fuga de cerebros hacia los pafses érabes,ricos en petréleo, y el mundo occidental se hizo extrema. Los sobrevivientes no solo de os otros treinta paises africanos donde se implant6 el Programa de Ajuste Estructura, sino también cientos de millones de asiéticos ylatinoamericanos, reconocerian a instante Jas quejas de Balogun sobre la «privatizacién a rajatabla yel tener mis hambre cada dia», 0 su enumeracién de las consecuencias malévolas del Programa. Durante los afios 80, cuando el FMI y el Banco Mundial usaron la influencia del endeudamiento para teestructurar las economias de la mayor parte del Tercer mundo, los ‘ugurios se convirtieron en un futuro implacable, no solo para los emigrantes rusales pobres, sino también para millones de pobladores tradicionalmente urbanos 4 los que la violencia del «ajuste» habia desplazado 0 empobrecido. Como recalea Slums, los programas de ajuste estructural eran wdeliberadamente antiurbanos por su naturalezay; estaba disefiados para invertic cualquier «sesgo urbano» que existiera con anterioridad en las politicas de asistencia social, la estructura fiscal o la inversién oficial” Actuando como agente judicial de los grandes bancos y con el apoyo de los gobiemos de planets de los ego. Ronald Reagan y de George Bush, el FMI offeci6 a los paises pobres el mismo ciliz envenenado de devaluacién, privatizaciGn, eliminacién de los controles de importacién y las subvenciones alimentarias, la recuperaci6n obligatoria de los costos de salud y la ensefianza,ylareducciéa implacable del sector pablico. Al propio tiempo, los programas de ajuste estructural devastaron 2 los pequetios agricultores al eliminar las subvenciones y empujarlos, en condiciones de «nadas © te ahogasy, a los mercados mundiales de productos basicos, dominados por las industrias agroalimentarias del Primer mundo. Pero las zonas urbanas de Africa y América Latina fueron las mas golpeadas por la eptesién artificial urdida por el FMI y la Casa Blanca, De hecho,en muchos paises la repercusi6n econémica de los programas de ajuste estructural en los afios 80, junto con la prolongada sequia, el aumento de los ptecios del petroleo, el incremento de las tasas de interés ya disminucién de los precios de los productos bisicos, fue més grave y prolongada que la Gran Depresién. El balance general del ajuste estructural en Africa inclaye Ia fuga de capitales, el desplome de manufactaras, el aumento masginal o negativo de los ingresos por concepto de exportaciones, los cortes Aristicos alos servicios piblicos urbanos,elincremento de los precios y Ia aguda disminucién de los salarios reales. En Kinshasa, el atsanisement® elimind la clase media de empleados piiblicos y produjo una «increfble dismimucién en los salarios reales» que, a su vez, dio otigen a un espeluznante aumento del delito y las pandillas® En Dar es Salam, los gastos en servicios pibblicos por persona disminuyeron 10% anual en los, si80s 80, pricticamente la demolicién del Estado local. En Jartum, laliberalizacién y el ajuste estructural, segiin investigadores locales, crearon un millén cien mil camevos pobres, en su mayoria procedentes de grupos asalariados 0 empleados del sector piblico.® Ea Abidjén, una de las pocas ciudades tropicales africanas con un importante sector manufacturero y servicios uurbanos modemnos, el sometimiento al régimen de los programas de ajuste estructural condujo claramente a Ja desindustrializaci6n, la caida de la construccién y un rapido deterioro en el trinsito yel saneamiento piblicos. En Nigeria, la pobreza extrema, crecientemente urbanizada en Lagos, Ibadan y otras ciudades, pasé de 288% en 1980 266% en 1996. EI Banco Mundial informa que cel PNB per capita, de unos 260 délares hoy, es infetior al de la Independencia hace cuarenta afios y se encuentra por debajo del nivel de 370 dlares que se aleanz6 en 1985». En América Latina, los programas de ajuste estructural, muchas veces aplicados por las dictaduras militares, desestabilizaron las economias rurales al tiempo que atacaban con fiereza el empleo yla vivienda ke Davis turbans. La desigualdad, entretanto,crecfa enormemente. En Santiago, ia ictadura de Augusto Pinochet arrasaba las bartiadas marginales y desalojaba a los ocupantes ilegales que hablan sido radicales, con lo que obligaba a las familias pobres a convertirse en allepadas, duplicando € incluso triplicando el nimero de habitantes de la ‘mistna vivienda alquilada. En Lima, donde el valor del salario minimo disminayé 83% durante la secesién del FMI, el porcentaje de familias que vivian por debajo del limite de la pobreza aumenté de 17% en 1985 a 44% en 1990." Bn Rio de Janeiro, la desigualdad medida en los clisicos coeficiéntes de Gini se elevé de 0,58 en 1981 2 0,67 en 1989. De hecho, en toda América Latina los aos 80 profundizaron los abismos y elevaron las cumbres de la topografia social més extrema del mundo. Segiin un informe del Banco Mundial, en 2003, los coeficientes de Gini son 10 puntos mayores en América Latina que en Asia; 17,5 mayores ‘que en los paises de In OCDE y 20,4 mayores que en Buropa oriental.” En todo el Tercer mundo, las conmociones ‘econémicas de los afios 80 obligaron a las personas a reagruparse en torno a fondos comunes de families sobre todo, alas habilidades de supervivencia e ingenio desesperado de las mujeres. En América Latina, donde la participacién femenina en la fuerea laboral usbana siempre ha sido infetior @ la de otros continentes, en Jos afios 80 fue especialmente notable su entrada en el sector informal. Christian Rogerson nos recuerda que en Africa, donde los iconos del sector informal son las ‘mujeres que administean bares ilegales —los shebeen— © se dedican a la venta ambulante de productos alimentarios, la mayoria de las del sector informal n0 trabaja por su cuenta nies independiente desde el punto de vista econémico, sino que trabaja para otros” La pobteza urbana también se feminiz6 enormemente en los antiguos paises del Consejo de Ayuda Mutua Econémica (CAME) después de la caida del Muro de Berlin. A prineipios de los afios 90, la extrema pobreza en los antiguos «paises de transiciém» —como los llama Naciones Unidas— se elevé de 14 a 168 millones, un enorme empobrecimiento casi sin precedentes en la historia, En teotia, por supuesto, los afios 90 debieron haber reparado los dafios de los 80 y permitido a las ciudades del Tercer nmundo recuperar el terreno perdido y zanjar los cismas de desigualdad creados por los programas de ajuste estructural, Al dolor del ajuste debié haber seguido el analgésico de la globalizacidn, De hecho, segiin observa isénicamente Sums, los afios 90 fueron el primer decenio en que se produjo el desarrollo urbano mundial con parimetros casi utépicos de libertad neoclisica de mercado. El comercio continué ampliéndose a un ritmo casi sin precedentes, las zonas 10 prohibidas se abrieron y los gastos militares disminuyeron. Todos los insumos bisicos para la produccién se abarataron, segsin los tipos de interés disminuian con rapidez junto con el precio de los principales productos bésicos. Los controles nacionales restringfan cada vez menos las cortientes de capital, y estas podian moverse con apidez hacia las zonas mis productivas. En condiciones econdmicas casi perfectas, segin la doctrina econdmica neoliberal dominante, podria haberse imaginado que la década habia sido de prosperidad y justicia social inigualables. Sin embargo, la pobreza urbana continud su acumulacién implacable y la disparidad entre los paises pobtes y los ricos aument6, justo como lo habia hecho enllos veinte afios anteriores; en la mayorfa de los pases, la inequidad de ingresos se hizo mayor o, en el mejor de los casos, se estabiliz6. La desigualdad en el mundo, segin la midieron los economistas del Banco Mundial, alcanz6 un incretble indice de Gini de 0,67 a fines de siglo. Este fue el equivalente matematico de na situacion, cen que los dos tercios més pobres del mundo reciben. cero ingresos y el otro tercio lo recibe todo. Una humanidad excedente? tonces nos abrimos paso hasta la ciudad, sfecrindonos a ela por sus mil griews de supervivencia. Patrick Chamoisean, Tear, 1997 La brutal tecténica de la globalizacién neoliberal desde 1978 es andloga 2 los procesos cataste6ficos que conformaron un «Tercer mundo» en la era del imperialismo victoriano tardio (1879-1900). En este liltimo caso, le incorporacién forzosa al mercado mundial de grandes masas campesinas de Asia y Afsica provocé la muerte por hambruna de millones de personas y el desarraigo de decenas de millones més de sus tenencias tradcionales, El esutado final —eambién en América Latina—, fue la «semiproletarizaciOn» rural: la creacién de una enorme clase mundial de semicampesinos y trabajadores agricolas empobrecidos, carentes de segutidad de subsistencia, Como resultado, el siglo xx se convirté en una era no de revoluciones urbanas —como habia imaginado el marxismo clisico— sino de trascendentales levantamientos rarales y guerras de liberacién nacional de base campesina. Pareceria que en estos tiempos el ajuste estructural ha fancionado como una reestructuracién igualmente fundamental de los faturos humanos. Segtin concluyen los autores de Slums, «en lugar de ser centros de crecimiento y prosperidad, las ciudades se han convertido en un vertedero de la poblacién excedente plants de fos toguron En todas partes los pobres urbanos se ven obligados a asentarse en terrenos peligrosos o en los que por otras causas mo puede construirse: laderas demasiado escarpadas, orillas de rios y Hanuras de inundacién. También ocupan ilegalmente las sombras letales de refinerias, fabricas de productos quimicos, vertederos téxicos o margenes de vias férreas y carreteras. que trabaja en industrias, comercio, servicios no estucturados, no califcados, no protegidos,y de salatios bajos ¥ deciaran sin rodeos: «El surgimiento de este sector informal es |...] un resultado directo de la liberalizacin»." De hecho, Ia clase trabajadora mundial no formalizada —que coincide en parte, pero no por entero, con la poblacién de los bartios de tugurios— es de casi mil millones, lo cual la convierte en la clase social de més répido ctecimiento y la més inaudita de la Tierra. Desde que el antropélogo Keith Hact, mencioné por primera vez el concepto de «sector informal», en 1973, un mimero enorme de publicaciones —la mayoria de las cuales no logra dlistinguir la microacumulacién de la subsistencia— ha luchado con los gigantescos problemas teéricos y empiricos que entrafia el estudio de las estrategias de supervivencia de los pobres urbanos. Existe un consenso bésico, sin embargo, en el sentido de que la crisis de los afios 80 invietié las posiciones estructurales relativas de los sectores formal ¢ informal promoviendo la supervivencia informal como el nuevo modo primatio de vida en la mayoria de las ciudades del Tercer mundo, Los soci6logos Alejandro Portes y Kelly Hoffinan than evaluado la repercusion general de los programas de ajuste estructural yl liberaizacién en las estructuras de la clase urbana latinoamericana a partir de los afios 60. De modo congruente con mis conclusiones, encuentran que desde entonces los empleados piblicos y el proletariado estructurado han disminuido en todos los paises de la region. En cambio, el sector informal de la economia, junto con la desigualdad social general, hhan erecido de modo dristico. A diferencia de algunos investigadotes, establecen una distincién crucial entre ‘una pequefia burguesfa no estructurada ye proletariado informal. Demuestran que el primer estrato, los canicroempresarios», tan amados en las escuelas de ‘comercio de América del Norte, suelen ser profesionales desplazados del sector piblico o trabajadores calfieados despedidos. Desde los afios 80, han pasado de 5 a 10% de la poblacién urbana econémicamente activa, tendencia que refleja «la necesidad de antiguos ret empleados asalariados de convertitse en empresarios debido a la disminucién del empleo en el sector estructuradon.* En general, sein Slums los trabajadores informales componen aproximadamente las dos quintas partes de la poblacién econdmicamente activa del mundo en. desarrollo, De acuerdo con los investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ia economia informal emplea en estos momentos 57% de la fuerza laboral latinoamericana y propotciona cuatro de cada cinco nuevos «empleo. Otras fuentes afirman que mis de la mitad de los indonesios urbanos y 65% de los residentes en Dhaka subsisten en el sector informal” ‘Slums también cita investigaciones que encuentran que la actividad econémica no estructurada representa de 33 a 40% del empleo urbano en Asia, de 60 a 75% en ‘Amética Central y de 60% en Africa. De hecho, en las ciudades subsaharianas la creacién de «empleos en el sector formaly ha dejado de exist. Los expertos que creen en el capitalismo basado en el esfuerzo propio, pueden ver en esta enorme poblacién de trabajadores marginados, empleados Piblicos despedidos y antiguos campesinos una colmena frenética de empresarios ambiciosos que anhelan derechos oficiales de propiedad y espacio competitive no reglamentado, pero resulta mas logico considerar ala mayoria de los trabajadores informales como desempleados «activos» sin més opcién que subsistir de alguna forma o motirse de hambre.* ‘Como nos recuerda Deborah Bryceson, los bactios de tugurios se originan, por supuesto, en las zonas campestres del mundo, donde la competencia desigual con la agroindustria en gran escala raspa la sociedad rural tradicional «por sus costuras».™ En la medida en. que las zonas surales pierden su «capacidad de almacenamienton, los tugurios toman su lugat y la énvolucién» urbana sustituye ala rural como sumidero de fuerza laboral excedente que solo puede subsist mediante hazafas cada vez més heroicas de autoexplotacién, y Ia subdivisién cada vez mas competitiva de nichos de supervivencia ya densamente llenos. La emodernizaciém, el «desarrollo» y ahora el Mike Davis . 3. 5. Miguel Vila y Jorge Rodrigues, «Demographic Tends in Latin ‘Americ's Metopolites, 1950-1990, en Alan Gilber, ed, The Mege- (Gay in Lain Amos, The Urited Nations University Press, Tokio, 1996, pp. 33-4 6. Vase Jing Neng 1i, «Suucsural and Spatial Econornic Changes sad Their Effects on Recent Urbanization in China», en Gavin Jonesy Pravin Visca ds, Urbanization in Lary Delong Cour, (Oxfoed University Press, Cambridge, 1997, 44, 7. fem. 8. Véanse T: McGee, «The Emergence of Desakota Regions in Asia: Expanding a Hipétesiss,en Northon Ginsburg, Broce Koppell YT. MeGee, eds, The Extended Merpalie Stomont Tranttn in Abia, Univesity of Honolula Press, Honolulu, 1991 9, Yue man Yeung Fo-chen Lo, «Global restrocraing and emerging ‘ua corzdors in Paci Asia, en Yoe-man Yeung y Fu-chen Lo, cede, Emerging Werld Cites in Pasfc Adi, The United Nations University Press, Tokio, 1996, p. 41 10. Wang Meng, ssesor del Conscjo de Estado, citado en el Financial Times, 26 de noviembre de 2003. Se calcula que casi 300 millones de chinos han pasado de ronss ruales a cindades 2 ‘parr dels seformas de mereado que se peodujeroa « fines de los ins 6. Se prevé que otros 250 0 300 millones los sigan en decenios| venideros. 11, Prefacio a Jaina Prunty, Dalia Shes 1800-1925: A Study i Urban Gagrpby Tesh Academic Press, Dublin, 1998, p.m 12, UN-Habitat, ob. eit 13, Branko Mlanovie, Te Werld Ime Disribntion 1988 and 1993, Banco Muadial, Nueva York, 1999. Milanovc y sucolega Schlorno ‘Yitehiki on loe primeros en calsla i distibucién mundial de ingress basada en la encuesta por hogares de pases individuaes, 14, Pata ser justos, la UNICEF lleva ios esticando al FMI y sefalando que eientos de miles de nifios del mundo en destollo than dado ss vidas para pug as dendas de sus pulses. Vease The Sia of the Welds Cilres, UNICEF, Nueva Yorks, 1989, p30. 15, La trnduccién de slum de los érganos de Naciones Unidas (UNICER, CNUMAD, HABITAT) y que empleamos en esta tmaducidn, 8 tperie 0 Baris de tity, del latin sugar, que en ‘pil significa babitacin © vivienda mezquinss 0 chose Show ‘parece haber tenido en origen de mayor colosido. [N. del T] 16, Jacnea Pram, ob cit, p 2 17, Winter King, «llega Setlements and the Impact of Tiling Programmes, Harvard Law Revie. 44, 0.2, Cambridge, sepiembre se 2003, p. 471. 18, Naciones Unidas, Kar sere Population Growth and Policies in Megacies, Nueva York, 1988, p19. 19, UN-Habie, ob. ct, p12 20, Tbidem. 21, Los teésicos del wesgo ushano» como Michael Lipton, que inventron el téino en 1977, afiman que ea los paises en desaolo| la agricultara tiende a estar subcapitalizada y las ciudades scativemente eaobreurbenizadas debico a que las poltiasfscales y financieras favorecen a Ins lites urbanas y distorsionan las corsentes de iaversin. Ea simi, as cindades son vampitos del ‘campo. Vente Michael Lipton, by oir Pep Sty Por: A Stay of Urban Bias in Weld Dawlpm, Binding, Carbidge, 1977, 22, Esabilizacién o racioaliacién de la economia [N, del T] 23, eMegacties, Tim, Londres, 11 de enero de 1993, p. 26. 24, Michael Matting,

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