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En el libro IV (Sal 90-106), en el que predominan los salmos sin ttulo

o tambin llamados hurfanos (de los 17 salmos, solo 7 poseen encabezamiento) y solo tres mencionan al autor, Moiss (Sal 90) y David (Sal 101;
103), destaca un conjunto de salmos que celebra la realeza de Dios en el
universo y en la historia de la salvacin. La expresin el Seor reina es
una aclamacin frecuente en estos salmos (Sal 93; 96-99). Tambin se encuentra una primera serie de salmos aleluyticos (Sal 105-106), llamados
as porque recurren a la expresin aleluya> (alabad al Seor) al inicio

del salmo, al final o en ambos lugares. Estos salmos describen la historia


de la salvacin con la clara finalidad de exhortar, a la luz de los acontecimientos pasados, a llevar un modo de vida segn la voluntad de Dios en
el hoy de la historia. A estos salmos se puede aadir por su contenido Sal
104, grandioso himno a Dios creador. Los estudiosos distinguen en este
cuarto libro tres partes, agrupadas por sus conexiones lexicales: Sal 9094; 95-100; 101-106.
En el libro V, por ltimo, se encuentra una segunda serie de salmos

aleluyticos (Sal 111-118; 135-136; 146-150), entre los que destaca el


Gran Hallel (Sal 113-118), conjunto de salmos que se cantaban en dife-

rentes solemnidades litrgicas, especialmente, durante la cena pascual


(cf. Mt 26, 30; Mc 14, 26). Tambin se deben mencionar los salmos

graduales o cantos de la ascensin (Sal 120-134): llamados graduales con referencia a los escalones (gradas) que llevaban desde el
atrio ms externo del templo, el atrio de los paganos, al de los israelitas; y de la ascensin, porque se cantaban con ocasin de las pere-

grinaciones al templo, situado en la parte alta de Jerusaln sobre una


colina (cf. Is 30, 29), durante las grandes festividades de Pascua, Pentecosts y Tabernculos. En este quinto libro se pueden tambin evidenciar dos grupos de salmosdavdicos (Sal 108-110 y 138-145), dos
salmos acrsticos (Sal 111-112) que parecen continuar el tema del Sal

110, salmo mesinico que ensalza al Mesas como rey y sacerdote, y


los dos salmos aleluyticos ya mencionados, estructurados como litur-

gias (Sal 135-136), salmos gemelos por forma y contenido, considerados como una prolongacin de los salmos graduales. En el conjunto de
este libro V emergen otros dos salmos, Sal 119, el ms largo del Salte-

rio, grandioso elogio a la ley de Dios que hace eco al Sal 1 y que, como
salmo acrstico, est en relacin con el diptico formado por Sal 111112; y Sal 137, que reviste la forma de un comentario teolgico a los
salmos de Sin (Sal 120-134; 135-136).

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