anotar ms goles que el rival. Normalmente, la hazaa de marcar suele conseguirse mediante los lanzamientos a la portera contraria, ya sean estos con el pie, la cabeza o cualesquiera otra parte del cuerpo, excluidas las manos, salvo cegatera arbitral. Sin embargo, la grandeza o la hijoputez (segn se mire y segn te toque a favor o en contra) del balompi permite alzarse con el triunfo sin efectuar envo alguno a la meta rival. Imposible, oigo por lontananza! Qui! Dganselo a Velasco y su tanto en propia portera! Tercera derrota consecutiva del Lega y otra sesin de mala puntera. Bueno, eso y otra jornada de desquiciamiento generalizado. Llegaba el Sporting de Gijn como equipo histrico, aspirante al ascenso y desplazamiento numeroso a Butarque, ms las expectativas de un juego virtuoso se nos cayeron al minuto uno. Al Pitu Abelardo le falt tiempo para quejarse del estado del csped local, ms visto lo visto, uno no acierta a comprender la razn. La excusa de jugar ms directo de lo habitual por aquello del patatal pintado de verde, no
cuela cuando el ADN de su equipo es la
interrupcin constante del juego, las pataditas, las prdidas de tiempo infinitas, las sandas y los melones. Uno no practica tan noble arte, con semejante virtuosismo, de un da para otro. Y la resultante fue un horror, una tortura, una mierda pinchada en un palo. Tras contemplar las dos ltimas obras artsticas en casa (ejecutadas por el visitante de ayer y el anterior vecino), uno comienza a tachar rivales del calendario para un posible reencuentro la temporada siguiente. Semejante tormento no se lo desea uno, ni a su peor enemigo.
Trece minutos de juego y el Sporting
ganaba sin tirar a meta. Setenta y siete despus, el marcador permaneca inalterado, as como los lanzamientos entre los tres palos. Entre medias, un Lega achuchando y pasando las de Can para generar peligro. Escaso, porque el rival apenas conceda regalo alguno. Slo en la segunda mitad y con el partido enfilando su ocaso, llegaran las buenas opciones pepineras. Ah aparecieron Alberto, meta rojiblanco, y la sempiterna mala puntera local. Esa que creamos desterrada y apareci cuando ms apretaba la ilusin.