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MORALES, F. (1996) Psicologia Social. Madrid: Mc Graw-Hill pp. 815-842 3 ? REPRESENTACIONES SOCIALES Woltgang Wagner y Frcr La mottogénesis de las te} La fopogiatia de fa n 1d moderna Resumiendo el presente y atisoando el futuro de la investigacion sobre representaciones sociales U8 816 Psicologia social Las personas conocen muchas cosas. Conocen la fecha de su cumpleatios y todo lo que implica, conocen su direccién, conocen el color de su coche, saben que est prohibido cruzar Ia calle cuando el seméforo esté en rojo, saben que no se debe entrar en una iglesia en traje de bafio... Bueno, la cantidad de cosas ordinarias que Ia gente conoce y necesita conocer para vivir es virtualmente ilimitada, La cuestion es si estas diferentes esferas de conocimiento —y la lista precedente, obviamente, contiene diferentes esferas de conocimiento— pueden ser diferencia. das de forma significativa, Volvamos a nuestra breve lista. Ciertamente saber cual es el color del propio coche es algo diferente de conocer, por ejemplo, las reglas de trifico; y esto es diferente de conocer las reglas de comportamiento adecuado en una iglesia. Algunos de nuestros conocimientos cotidianos se formulan con palabras, otros son més «sentidos» 0 emocionales que conocidos verbalmente, y ‘otros son simbélicos o icénicos. La teorfa de las representaciones sociales se ocupa de un tipo especifico de conocimiento que juega un papel crucial en cémo la gente piensa y organiza su vida cotidiana. Esta teoria trata del conocimiento —en sentido amplio, es decir, incluyendo contenidos cognitivos, afectivos y simbélicos— que juega no sélo un papel significativo para las personas en su vida privada, sino también para la vida y la organizacién de los grupos en los que viven. El conocimiento cotidiano que denominamos representaciones sociales tiene lunas earacteristicas especificas. Estas son: a) el cardcter social de su génesis, b) el hhecho de que es compartido ampliamente y distribuido dentro de una colectividad, es decir, que se caracteriza por una forma especifica de pensamiento, sentimiento y actuacién de los grupos sociales, y c) la estructura interna y los procesos implicados. Por lo tanto, el término representaciones sociales significa dos cosas diferentes, aunque estrechamente relacionadas: por una parte, el término se usa para referirse a los procesos, la sociogénesis por la que se crea el conocimiento colectivo a través del discurso y la comunicacién; y, por otra parte, el término se refiere al producto final de ese proceso, el conocimiento colectivamente distribuido « individualmente accesible, Este capitulo esta organizado siguiendo los puntos a), 14) y c), tratando en primer lugar del contexto y procesos sociales de su génesis, proporcionando algunos ejemplos de contenidos de representaciones sociales a través de investigaciones desarrolladas, y, finalmente, presentando los procesos y las propiedades estructurales de las representaciones sociales. No abordaremos directamente en estas paginas algunos temas que suelen ser t6picos en las introducciones # las representaciones sociales, temas como la evolucin histérica del concepto (Farr, 1984; Ibaiez, 1988; Moscovici, 1989; Elejabarrieta, 1987, 1991), o la cuestin de la diferencia entre el concepto de representacién social y otros conceptos (Moscovici, 1976; Péez, 1987; Ibanez, 1988). Existen ya bastantes contribuciones sobre estas materias, incluso en castellano, para que podamos afiadir muchas més cosas a Io ya propuesto. Por otra parte, el desarrollo de la teoria en los iltimos cinco aos ha desplazado parcialmente el in- terés por estos temas clisicos, centréndose en la produccién conceptual y empirica sobre la propia teorfa, Justamente, en este capitulo nos proponemos presentar los contenidos fundamentales que han caracterizado la teorizucién cn representaciones sociales desde sus inicios, articuléndolos con las contribuciones mas novedosas y recientes que reflejan ef estado actual de la teoria 79 Representaciones sociales 817 LA MORFOGENESIS DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES Una «representacién social se define como Ia elaboracién de un objeto social por tuna comunidad» (Moscovici, 1963, p. 251). Esta breve definicién comprende tres, conceptos importantes que necesitamos definir: elaboracidn, objeto social y co- munidad, ¢ implica una importante cuestién relacionada con ella: {por qué y cudndo se elabora una representacidn social? Las representaciones sociales, en tanto que proceso social, solo pueden aparecer en grupos y sociedades en las que el discurso social incluye comunicacién. Una ‘comunicacién que implica tanto puntos de vista compartidos como divergentes sobre diversas cuestiones. Este proceso no es concebible en grupos étnicos tradicio- rales monodoxos en los que muchas veces coinciden los principios objetivos y subjetivos de organizacién de la experiencia (Bourdieu, 1976). Las sociedades indus- trializadas modernas abren el espacio de las creencias que pueden ser negociadas potencialmente. Estas sociedades heterodoxas incluyen y aceptan la posibilidad de ‘experiencias antagénicas como base de la conversacién y de la formacién de la ‘opinin pablica. Es esta experiencia y conocimiento contradictorio lo que permite el tipo de discurso colectivo que crea, en las sociedades modemas, lo que llamamos conocimiento ordinario y sentido comiin. En el proceso de conversacién y en los ios de comunicacién de masas, los objetos sociales son creados y elaborados por los actores sociales, que pueden fomar parte en el proceso de comunicacién mediante cualquiera de los medios que posean (Moscovici, 1981). De cualquier modo, este proceso de claboracién del conocimiento de sentido comiin raramente aparece si no es por necesidades practicas. La mayor parte de las veces es una modificacién en las condiciones de vida en el interior de una sociedad lo que ocasiona reclaboraciones y cambios en las concepciones de los objetos sociales. Un fendmeno desconocido hasta el momento, y por lo tanto no familiar, si es suficientemente relevante inicia un proceso de comunicacién colectiva supuestamente para hacerlo inteligible y manejable. En muchos casos, por lo menos, al principio, ser un tema de conflicto entre uno o varios grupos sociales (Billig, 1987; Windish, 1990). Flament (1987), por ejemplo, ha mostrado cémo los cambios en la prictica cotidiana, como Ia introduccién de nuevos métodos de produccién agricola de arroz en’ una sociedad tradicionalmente cultivadora de mijo, conducen a la Introduccion de una nueva representacién separada de la representacién original por una generacién, Procesos similares son ilustrados por Guimelli (1989), quien bserv6 una transformacién de la representacion de la caza y de la naturaleza entre dos generaciones de cazadores. Esta transformacién se produce por la introduccién de nuevas pricticas, y orienta la representacién de la caza hacia planteamientos ecoldgicos y de conservacién de la naturaleza, lo que es acorde con la presidn ideoldgica del movimiento ecologista En la investigacién de Guimelli (1989) sobre la caza y la naturaleza, el debate y la preservacién de la naturaleza constituye un fendmeno socialmente relevante, puesto que amenaza la actividad de los cazadores. Aunque la transformacién de la representacién se produce por la necesidad de modificar 720 818 Psicologia social la forma de cazar, originada por la aparicién de la mixomatosis que obliga a un tipo de caza particular, la nueva representacion se adecua a una visiGn ecologista. El fenémeno, por tanto, es social en virtud de su relacin con los actores sociales, los cazadores en este caso. No son los atributos o fenémenos inherentes a un objeto los que lo convierten en social, sino la relacin que la gente mantiene con ese objeto. De esta manera, por ejemplo, tenemos agua que encontramos en los rios y que podemos denominar «normab», agua bendita y agua para beber. Mientras que el agua bendita, por la implicacion simbélica de los actores sociales, y el agua para beber, por la relacién vitalmente relevante que se establece con ella, pueden considerarse objetos sociales, el agua de los rios —siempre que no inunde una ciudad— puede considerarse como algo irretevante y sin entidad social. El discurso y Ia comunicacién que crean las representaciones sociales tiene lugar en los grupos reflexivos. Un grupo reflexivo es concebido como un grupo que es definido por sus miembros, en el que los miembros conocen su afiliacién y tienen criterios disponibles para decidir que otras personas también pertencen al grupo. Formar parte del grupo quiere decir que se dispone de una representacién consciente de las personas que pertenecen al grupo. Si un grupo es delimitado por tun observador externo mediante un criterio arbitrario que no aparece en la conciencia de sus miembros, entonces hablamos de un grupo nominal. Los neurdticos introvertidos, por ejemplo, forman un grupo nominal, por lo menos mientras que la gente de esa categoria no forme un partido politico que, por cjemplo, se autodenomine «neuréticos introvertidos anénimos». Asi, no es tan importante que las personas que no son miembros del grupo sepan de la existencia de algin grupo reflexive concreto. El grupo de francmasones, por ejemplo, puede considerarse un grupo reflexivo —a pesar del secreto de sus rituales— porque sus ‘miembros evidentemente tienen criterios disponibles para reconocerse entre ellos (Wagner, en prensa b), Los miembros de un grupo reflexivo elaboran colectivamente, en su préctica diaria grupalmente relevante, las reglas, justificaciones y razones de las ereencias ¥ conduetas que son pertinentes para el grupo (Bourdieu, 198); Boltansky y ‘Thévenot, 1991). Tendran que reelaborar sus reglas y elaborar nuevos conocimien- tos cuando se encuentren en contflicto con otros grupos o cuando se enfrenten con lun nuevo fenémeno relevante que entre en conflicto con el conocimiento estable- ido. Un resultado de estos procesos comunicativo y discursive son las represen taciones sociales, que caracterizan el estilo de pensamiento de los miembros del grupo. La conversacién entre amigos y conocidos, al igual que los medios de comunicacién de mass, proporcionan a las personas elementos de conocimiento nuevos, imagenes y metéforas que son «buenas para pensar», pero que no son necesariamente verdaderas en el sentido estricto del término (Billig, 1993; Wagner, Lahnsteiner y Elejabarricta, 1993). De esta manera, el pensamiento individual se converte en una préctica social (Arendt, 1987, en Moscovici, 1988, p. 215). Es en este sentido que podemos hablar de pensamiento de grupo o de pensamiento social (Douglas, 1986; Jodelet, 1989a). Y es por esto que la teoria de las representaciones sociales «enfatiza (...) uma forma de comunicacién y pensamien- to cotidiano en ef mundo actual.» (Moscovici, 1988, p. 213; Wagner, en prensa a). 721 Representaciones sociales 819 El pensamiento colectivo y la reflexividad de los grupos se complementan mutuamente y son los prerrequisitos fundamentales para lo que denominamos identidad social. Por una parte, la identidad social implica el conocimiento de los grupos a los que se pertenece, y por otra, que es el grupo quien da origen a un background comin de conocimiento, sentido comin y modelos de justificacién. Este background de conocimiento es especifico al grupo y eonduce a los miembros a situarse ellos mismos en un espacio discursive comin. Sin esta comunicacién seria virtualmente imposible nuestra vida cotidiana (Moscoviei, 1984; Jodelet, 19894; Breakwell, 1992). La identidad social también permite a las personas dar verosimilitud sus ercencias cuando disponen de alguna evidencia. Las representaciones sociales rnccesitan corresponderse con alguna realidad externa, en el sentido cientifieo de entidad objetiva. Su verdad y racionatidad resulta de la relacién entre el conoci miento representado y la evidencia disponible, y no de Ia relacién entre el conocimiento y el mundo. En la vida social, los grupos a los que se pertenece y las identidades asociadas definen la reserva de cvidencia 2 la que un individuo puede referirse. La evidencia es el consenso social, es decir, las ereencias que son compartidas por los otros en un grupo. De este modo, las «representaciones tienen una verdad fiduciaria, que es generada por la confianza que depositamos en la informacién y los juicios cuando los compastimos con otras personas» (Moscovi 1988, p. 233). Puede existir consenso con respecto a contenidos explicitos de conocimiento, o bien puede existir un acuerdo social sobre los sistemas adi de establecimiento de algin otro tipo de evidencia, como las pruebas consultar el ordculo, leer las estrellas o los periédicos, o preguntar a algin sacerdote © @ algin anciano, Si hablamos aqui de consenso no nos estamos refiriendo a un consenso numérico, es decir, no esperamos que el 100 por 100 o el 95 por 100 0 el 80 por 100 de los miembros de un grupo comparta una representacién social. Nos estamos refiriendo un consenso funcional. El consenso funcional es necesario para mantener el grupo ‘como una unidad social reflexiva y para mantener la vida del grupo en una direccién organizada, estandarizanda I y las interacciones de una mayoria cualificada de los miembros det grupo. Si el sistema de representaciones sociales en un grupo reflexivo se encuentra en la base de la interaccién coordinada de sus miembros con respecto a objetos sociales, la holgazaneria social de algin compatiero de viaje ignorante no interrumpira la practica cotidiana del grupo. Por lo tanto, més que un consenso numérico, se requiere un consenso funcional suficientemente preparado para preservar el proceso colectivo de mantenimiento de una representaci6n. EI discurso que elabora las representaciones sociales, al igual que el conoci- miento de sentido comin, para que sea efectivo necesita ser publica. Esto quiere decir que el proceso de comunicacién debe extenderse potencialmente a través de todos los miembros de un grupo, comprometigndolos en tanto que productores y receptores del sistema de conocimiento. El minimo requerimiento es que los resultados de la elaboracién colectiva de conocimiento sean accesibles a todos los miembros del grupo. Si no fuese piblico para todos los miembros de un grupo, el” saber elaborado colectivamente no podria cumplir completamente su funcién de 722 820 Psicologia social base para la comunicacién, no formaria el micleo de la identidad social y no convertiria el consenso en la principal fuente de evidencia (Wagner, en prensa a). El cardeter del pensamiento colectivo implica que las representaciones sociales deban relacionarse con el metalenguaje —por ejemplo, el conocimiento acerca del conocimiento representado— acerca de su grupo de referencia. Esto posibilita que las personas puedan tener una idea més 0 menos concreta de con quién més —por ejemplo, de entre los miembros del grupo— pueden esperar compartir partes especificas de su conocimiento cotidiano y de sus representaciones sociales (Mos- covici, en prensa; Wagner, en prensa 6). Sabiendo lo que piensan los endogrupos y exogrupos relevantes, pensar no constituye ninguna sorpresa en las sociedades modernas. Los medios de comunicacién de masas, las discusiones y conversaciones con los familiares, los compaferos de trabajo o en la calle hacen que los otros grupos y sus ideologias sean transparentes. Esto es debido a que la reflexividad de Jos grupos en la sociedad moderna implica, en primer lugar, conocer lo que mi propio grupo conoce y, en segundo lugar, tener una idea acerca de los sistemas de conocimiento de los otros grupos. Este metaconocimiento no es una consecuencia arbitraria, ya que existen también creencias o actitudes compartidas que no estin relacionadas con grupos especificos. Por ejemplo, aunque pueda ser ampliamente compartida, no llamare- mos representacién social a la preferencia por un determinado helado, porque no podemos identficar un grupo especifico para el que esta preferencia juegue un papel funcional en su préctica y pensamiento cotidianos. Por consiguiente, la gente no tendré una idea concreta de quién mas comparte su preferencia por ese helado, al menos en términos de pertenencia grupal. Por supuesto, no todo el conocimiento social complejo y las creencias que podemos denominar socialmente representadas contendran este tipo de metaco- nocimiento. El metaconocimiento relacionado con un grupo suele ser mas promi- nnente con un tipo especifico de representaciones sociales, las cuales han sido denominadas por Moscovici (1988) como representaciones polémicas. Estas repre- sentaciones resultan de las situaciones conflictivas, situaciones en las que los grupos compiten por recursos econémicos © politicos. En esas condiciones, es muy importante para los miembros de un grupo tener alguna idea acerca de quign pertenece al propio grupo y quién no. Esto puede lograrse clasificando a las personas sobre la base de sus ideologias 0 representaciones relacionadas con la situacién especifica Sin embargo, también hay representaciones que son creadas por grupos, sociedades y culturas para hacer frente a condiciones generales cambiantes. Las presiones ecoldgicas pueden hacer necesario que los grupos, sociedades 0 culturas se adapten, en la practica diaria, a las nuevas condiciones, como es el caso de los cazadores en el ejemplo mencionado anteriormente; o igualmente es lo que les sucede a los habitantes de un pueblo de Francia, quienes —hace algunas décadas— comenzaron a hospedar a pacientes mentales como en una institucién psiquistrica abierta. Jodelet (1989b) analiz6 las imégenes, creencias y teorias cotidianas que desarrollaron estos habitantes sobre sus huéspedes y sus diversas enfermedades. Esta autora descubrié representaciones sociales tipicas acerca de la «locura» resultantes de la necesidad de los habitantes de adaptarse a la condicién novedosa 723 Representaciones sociales 821 iderided ~) am, un grupo social J / \ experiments ‘mecoes (ceca caro ‘nalviduos de las condiciones de vida ) IN ee discurso y produccion Y Figura 1. Esquema simplificado del proceso sociogenético do las representaciones sociales de tener convidados discapacitados en sus casas. Estos grupos no compiten con otros por recursos escasos, pero tienen que hacer frente a condiciones cuasiestruc- turales desencadenantes de cambios en la practica cotidiana. Por consiguiente, tienen menos necesidad de incluir metaconocimiento en sus representaciones que les permita identificar miembros de endogrupos y exogrupos. Si recapitulamos los diversos aspectos de la sociogénesis de las representaciones sociales, podemos imaginarnosla como en la Figura 1 El proceso sociogenético tiene varias etapas. En principio es un fendmeno desconocido ylo una situacién conflictiva que perturba la prictica grupal y que —probablemente— crea un conflicto entre grupos. Este fenémeno, por tanto, se convierte en un objeto relevante para el grupo. Se inicia un proceso de comunicacién piiblica y colectiva, supuestamente para adaptar simbélica y pricticamente al grupo 1 las nuevas condiciones de vida. De este modo, es creada una nueva representacion que da cuenta de un conocimiento representacional especifico de la mayoria de miembros individuales del grupo. El conocimiento comiin implica entonces una identidad social comin, que es una precondicién necesaria de los grupos reflexivos. Este esquema de sociogénesis es, por supuesto, algo muy simplificado. Teniendo 724 822 Pricologia social en cuenta que siempre existe una infinidad de condiciones marginales, que no podriamos mostrar en este contexto, y que juegan un papel sigificativo, no deberiamos ‘gencralizar excesivamente el esquema. Si intentaramos postular un proceso especifico para una representacin social especifca, la figura resultante seria bastante diferente. Algunos de estos aspectos serén presentados en las paginas siguientes, LA TOPOGRAFIA DE LA MENTALIDAD MODERNA. La investigacién sobre representaciones sociales difiere de la investigacién mas habitual en Psicologia social, como por ejemplo, la de la cognicién social. La investigaciGn clisica de la cognicién social se interesa por las caracteristicas gencrales del proceso de percepcién, memoria y juicio, que es considerado una caracteristica psicol6gica universal del hombre como miembro de la Humanidad, En contraste con esta perspectiva, la investigacién en representaciones sociales a menudo se focaliza en contenidas especificos de sistemas de conocimiento que caracterizan grupos sociales y sociedades. El argumento que sustenta esta orien- tacién es que son los contenidos del conocimiento cotidiano los que orientan la conducta social y el pensamiento de las personas en las situaciones de cada dia, y que los procesos de pensamiento dependen en gran medida de los contenidos de Pensamiento concernidos. Es como si el pensamiento estuviera marcado por las condiciones en que son creadas las creencias especificas y los elementos de conocimiento. En cierta forma podemos decir que las condiciones sociales en que vivimos determinan qué pensamos y también cémo pensamos, En una perspectiva social, contenidos y procesos parecen estar entremezclados y dificilmente pueden separarse, Pueden distinguirse tres amplios campos de investigacién en representaciones sociales. El primero es el que caracteriza la perspectiva original de las represen- taciones como conocimiento vulgar, o folk-knowledge, de ideas cientifieas popula- rizadas. El segundo es el extenso campo de los objetos culturalmente construidos a través de una larga historia y sus equivalentes modernos, El tercero es el campo de las condiciones y acontecimientos sociales y politicos, donde las representaciones que prevalecen tienen un corto plazo de significacién para la vida social. Estos tres campos constituyen lo que podemos denominar la topografia de la mente ‘moderna. La ciencia popularizada. Originalmente, la idea de las representaciones sociales fue desarrollada por Serge Moscovici (1976) cuando investigé la popularizacién y el papel del conocimiento psicoanalitico en Francia durante los aftos cincuenta. Por esa raz6n, el autor introdujo el término representacién social como un conceplo con el que pretendia captar los nuevos aspectos especificas que el conocimiento otidiano toma en las sociedades modernas, en las que la Ciencia juega un papel central como productora de conocimiento. Mientras que en otros tiempos la Iglesia ¥ posiblemente algunos filésofos 0 politicos fueron considerados como fuentes legitimas de conocimiento, en la sociedad occidental moderna ha sido la Ciencia 725 Representaciones socisies 823 quien ha tomado ese papel, Este fenémeno es una consecuencia de la secularizacién reciente de amplios sectores sociales de la sociedad. Con la escolarizacién temprana, todos los integrantes de las sociedades moderns entran en contacto con los descubrimientos y las teorias de la Ciencia. En este sentido, la Ciencia juega un importante papel como fuente de conocimiento-cotidiano y, al mismo tiempo, es una autoridad para legitimizar y justificar las decisiones cotidianas y las posiciones ideolbgicas. La Ciencia se convierte en fuente de conocimiento cotidiano a pesar del hecho de que el hombre y la mujer de la calle no tienen ninguna idea sobre ta racionalidad cientifica. La gente no tiene una idea coherente de lo que puede ser la racionali- dad cientifica (Desautels y Larochelle, 1987). Cuando se 10 preguntamos, las, personas tienden mas bien a proporcionar una descripcién de un descubrimiento Cientifio singular, que a dar una definicién vélida de las caracteristicas del conocimiento cientifico. La idea de los métodos cientificos, de objetividad y de produccién de conocimiento cientifico es extraiia incluso para muchos estudiantes. En las repuestas que dieron los sujetos preguntados por Desautels y Larochelle (1987) se refleja ignorancia e indefensién: «me parece que he ofdo hablar de 50, pero no estoy seguro», «no sé decir, no sé demasiado, he oido decir.» (p. 169) Durant, Evans y Thomas (1992) presentan resultados similares. Muestran que la sociedad briténica concibe la Medicina como paradigmatica de toda ta Ciencia, sin tener una nocidn clara de los propésitos de la Ciencia y de los métodos que utiliza. Por Jo tanto, si la gente no tiene una nocién clara de lo que es la racionalidad cientifica, y sin embargo acepta la Ciencia como una fuente de su conocimiento cotidiano, tan alta consideracién debe tener importantes motivos. Podemos suponer que la Ciencia, en la sociedad moderna, aparece etiquetada de autoridad mas bien por la definicin social, politica y moral, es decir, por argumentos, no racionales, que por incidencia de su racionalidad inherente, La ignorancia piblica acerca de la racionalidad cientifica resulta de la vulgari- zacién del conocimiento cientifico, en el que los conceptos y las teorias aparecen desconectados de sus fuentes originales, esto es, del proceso de produccién de conocimiento cientifico, ontologizéndose y objetivandose para convertirse en los, mitos de la vida cotidiana. Por otra parte, los argumentos cuasicientificos, si se usan selectivamente se prestan a llegar a ser integrados en el discurso cotidiano y a ser usados como argumentos en favor del conocimiento preexistente. De este modo, el conocimiento cientifico popular puede usarse como una fuente de justficacion secundaria de convieciones ideol6gicas previas,y sirve de explicacion ‘metafisica de los hechos sociales. Mientras que las explicaciones cientificas ayudan, a dominar la causalidad, las explicaciones metafisicas pretenden explicar las razones, invisibles que estén més alla de los fenémenos visibles (Moscovici y Hewstone, 1983, p. 122). En lugar de referirse a la estructura causal del mundo, la estructura de argumento resultante se convierte en parte del orden moral (Harré, 1981). Wagner (1984, en Wagner, en prensa a, p. 161) mostré cémo los participantes de un seminario de meditacién trascendental tendian a justficar su filosofia y _métodos asidticos en base a descubrimientos cientificos singulares de Ia Psicologta ‘Aunque la meditacion trascendental se basa en una teorfa filosofica autocontenida, sus seguidores consideran necesario justificar secundariamente sus creencias, 726 824 Psicologia social proporcionando argumentos Complejo @ a Representaciones sociales 833 interesaré demasiado la comparacién entre las caracteristicas reales del objeto representado y su representacién social. En la medida en que las representaciones sociales son construcciones sociales auténomas con respecto a los objetos de los {que parten, concebirlas como degradaciones cognitivas, copias inexactas 0 trans- formaciones sesgadas de la realidad es un error, y ademas no conduce a ninguna parte (Moscovici, 1976; Moscovici y Hewstone, 1983). De hecho, cuando estudiamos una representacién de un objeto que proviene de la imaginacién cultural, en numerosas ocasiones no disponemos de un referente real que nos permita comparar la representacién con las caracteristicas reales de lo representado (Elejabarrieta, 1992). No disponemos de ningin referente objetivo al que poder comparar la representacién social del amor, o de la responsabilidad, por ejemplo. Por tanto, las representaciones sociales de estos elementos culturales son la realidad misma que observamos y en la que nos desenvolvemos. Por estos motivos, nos interesamos en cémo se claboran y naturalizan, a través de la objetivacién, las ideas o conceptos, en c6mo, en definitiva, los objetos adquieren tuna significaci6n social que les da cuerpo y figura, més que por conocer en qué sc diferencia el supuesto original de su representacién soci En este sentido, recientemente se han propuesto tres alternativas mas precisas ‘y menos descriptivas para el andlisis del funcionamiento del proceso de objetivacién, Para estudiar cémo el conocimiento abstracto se convierte en conocimiento cotidiano. La primera alternativa sugiere que, ademas de analizar la objetivacién, cl estudio de las representaciones sociales se dirija hacia el andlisis ret6rico y argumentativo de actitudes socialmente compartidas (Billig, 1993). La segunda propone la metaforizacin como un dispositivo especifico de objetivacién de lo extrafio (Wagner, Lahnsteiner y Elejabarrieta, 1993). Finalmente, una tercera alternativa presenta un efecto especifico de la objetivacién: la personificacién (Elejabarrieta y Valencia, 1993), que habia sido restringido descriptivamente al dominio de la popularizacién de conceptos cientificos. Segiin Billig (1993), una caracteristica particular del proceso de objetivacién es que no todas las ideas son objetivadas. Para este autor, insistiendo en el carécter homogéneo de la mentalidad moderna, la teorfa de las representaciones sociales hha descuidado el estudio de la argumentacién implicada en las conversaciones diarias sobre elementos confictivos. Los temas que aparecen en conflicto y son controvertidos en el sentido comiin generan ideas y argumentaciones, oposiciones discursivas, que son posibles en dimensién ret6rica. Evidentemente estamos ha- blando de ideas conflictivas en el seno de un mismo grupo, y no de conflicto de posiciones entre grupos, pues en este caso se trataria de diferentes representaciones sociales. Asi, la proposicién de Billig es que el estudio del proceso de objetivacién de imagenes compartidas debe complementarse con el andlisis de las argumenta- ciones y los contextos de argumentacién, de las oposiciones entre temas y «contra- temas», que caracterizan la controversia y la discutibilidad de la vida cotidiana. En un estudio sobre Ia monarquia briténica, Billig (1990) mostr6 que en la medida en {que el discurso de una familia reproduce la representaci6n social de la monarquia, ‘entonces esta representacién se estructura argumentativamente alrededor de temas contrarios. Su conclusidn (Billig, 1987, 1993) es que no siendo la retérica un medio de expresién de ideas, sino que la estructura y los contenidos del pensamiento 736 934 Peicologia social social son esencialmente ret6ricos, una aproximacién ret6rica en representaciones sociales satisfaria un estudio no estatico de las creencias sociales. A través del estudio sobre concepeion que hemos presentado anteriormente, Wagner, Lanhstiner y Elejabarrieta (1993) muestran el funcionamiento de la objetivacién mediante el uso de metiforas. Estos autores sugieren que la teorfa lingiistica sobre las metéforas (Lakoff, 1987) puede servir para analizar algunas cuestiones basicas del proceso de objetivacién. De este modo, el uso de metaforas en el conocimiento de fenémenos abstractos conllevaria dos consecuencias: a) una “ontologizacién en términos de la experiencia ieénica, de modo que el objeto sobre el que se «transporte» o proyecte ese contenido sea percibido y experimentado tan real como real; y b) una atribucién de las caracteristicas del contenido icSnico al ‘objeto hacia el que se proyecte Ia metifora (metaphorical entailment). Ademés de la investigacién mencionada, también otros autores sugieren la pertinencia del anilisis de la metaforizacin (Jodelet, 1989). Aunque el proceso de objetivacién no siempre incluya metéforas, su investigacién puede conducir a un mayor conocimiento acerca de cémo se objetiva la realidad social En un estudio sobre fa representacién social de la infidelidad sexual (Elejaba- rrieta y Valencia, 1993) se muestra el importante papel que puede jugar la ppersonificacién como mecanismo especifico de objetivacién. En un trabajo anterior, Moscovici y Hewstone (1983) habian sugerido que la personificacién, junto con la ontologizacién y la figuracién, describirian los tres grandes mecanismos por los, que las teorias cientificas se transforman en conocimiento de sentido comtin. No obstante, Elejabarrieta y Valencia (1993) sugieren que la personificacién no se limita al campo de la representacién del conocimiento cientifico, sino que puede extenderse a otras dreas de las representaciones sociales. En las conversaciones cotidianas, cargadas de discusiones y controversias, en numerosas ocasiones uti zamos la personificacién como sistema de cjemplificacién o contraejemplificacién. Damos cuenta a través de personas concretas de ideas y fendmenos que no son tangibles a la experiencia. Peto la personificacién no s6lo es una téctica retdrica para apoyar nuestros argumentos: nos permite proyectar Ia experiencia y la significaci6n atribuidas a la persona sobre la idea o el fendmeno que tratamos de aprehender. De esta forma, la personificacién se convierte en un mecanismo de justificacién que convierte las descripciones de conceptos 0 fendmenos en explicaciones. La personificacién de ideas o fendmenos es una via para darles cuerpo y proveerles de explicaciones sobre su realidad. La confirmacién de este mecanismo de objetivaci6n es mostrada por los autores, a través de un expetimento. Tras confirmar previamente que para la gente es ‘mucho més extrafa la infidelidad de la mujer que la del hombre, en el experimento se presenta a los sujetos una descripcién personificada de un hombre 0 de una mujer, o bien una descripcién general de la infidelidad de los hombres 0 las, mujeres. Los resultados indican, como habia sido hipotetizado, que la personiti- caciGn de la mujer infiel, al ser una personificacién de algo extrafio, genera mis explicaciones y argumentacién discursiva que la personiticacién del hombre. Por el contrario, cuando se trata de la infidelidad de los hombres o de las mujeres en general, y no de una persona concreta, es la infidelidad del conjunto de los hombres 737 Fopresentaciones sociales 835 Ja que aparece més estructurada, por lo que el efecto anterior puede ser atribuido a la personificacion de lo extrafo. El proceso de anclaje. Al igual que el proceso de objetivacién, el proceso de anclaje permite transformar lo que es extrafio en familiar, o si se prefiere, sedomesticar» y hacer inteligible lo que no es familiar. Sin embargo, el proceso de anclaje acta en una dircecién diferente al de objetivacion. Si lo propio de la objetivacion es reducir la incertidumbre ante los objetos operando una transfor- rmacién simbélica e imaginaria sobre ellos, el proceso de anclaje permite incorporar Jo extrafo en Jo que crea problemas, en una red de categorias y significaciones (Moscovii, 1976, 1984; Jodelet, 1984). Dos modalidades de intervencién permiten escribir el funcionamiento del anclaje: a) la insercidn del objeto de representacion en un marco de referencia conocido y preexistente; y b) a instrumentalizacion social del objeto representado. ‘Cuando un grupo social se enfrenta a un fenémeno extrafio, 0 a una idea nueva que en cierto modo amenaza su identidad social, el enfrentamiento al objeto no se realiza en el vacio. Los sistemas de pensamiento del grupo, sus represemtaciones sociales, constituyen puntos de referencia con los que se puede amortiguar cl impacto de la extrafieza. Cuando los medios de comunicaci6n presentaron el sida como «la peste del siglo xx» (Paez, San Juan, Romo, y Vergara, 1991), por ejemplo, ademis de estar utlizando una metéfora, ¢l origen de la metaforizacion mismo era situado en una memoria colectiva que dispone de una representacién de la peste. Mugny y Carugati (1985) muestran cémo la gente, no pudiendo explicar las diferencias de inteligencia que se observan en los individuos mediante algdn sistema correspondiente directo con esa diversidad, necesita recurrir a una expli- cacién més genérica de las diferenciaciones sociologicas. Ni el medio social, ni os efectos diferenciadores de la escuela, por ejemplo, permiten dar cuenta de las diferencias de inteligencia entre personas. Asi, un modelo mas genérico, el de la ideologia del don, permite insertar en la naturaleza esas diferencias que, de otra forma, resultan inexplicadas, No teniendo justificacién de por que esos dones que Jes son dados a algunos y negados a otros —el recurso a una idea arraigada historicamente— transforma el fenémeno en evidente. De este modo, la Biologia, sobre todo la genética, se convierte entonces en la base sobre la que articular un modelo explicativo de la extrafeza que generan las diferencias de inteligencia: el modelo de las desigualdades naturales. No son los datos brutos de la investigacién ‘de Mugay y Carugati los que permiten evidenciar este modelo elitista y de poca deseabilidad social sobre las diferencias naturales, sino una serie de analisis factoriales sistematicos que muestran también una mayor pregnancia del modelo para ciertos grupos sociales. En efecto, los grupos de padres y de maestros son mas tendentes a utilizar esta ideologia del don para explicar las desigualdades intelectuales. Y mas ain, dentro de los padres y los maestros, cuanto més se enfrentan con diferencias manifistas de inteligencia en su experiencia, mas proclives son a aplicar esta ideologia. Sin embargo, Ia existencia de este madelo no indica que en él resida toda la base de la representacin social de la inteligencia. Al contrario, Mugny y Carugati de rmuestran que existe un entramado de concepciones que no nos permite hablar de 738 936 Psicologia social un pensamiento social de la inteligencia, sino de las inteligencias, un entramado en el que la ideotogia det don constituye un punto de anclaje importante para cexplicar las desigualdades intelectuales a través de las diferencias naturales. Una segunda forma de anclaje posibilita la insercidn de las representaciones cen la dinémica social, haciéndolas instrumentos iitiles de comunicacién y compren- sion, Por una parte, las representaciones se convierten en sistemas de lectura de la realidad social, expresando y contribuyendo a desarrollar fos valores sociales existentes. Por otra parte, en tanto que sistema de interpretacidn, el anclaje posiilita que las personas puedan comunicarse en los grupos a que’pertenecen bajo criterios comunes, con un mismo lenguaje para comprender los acontecimien- tos, las personas u otros grupos. Globalmente, el proceso de anclaje guarda una estrecha relacién con las funciones de clasficar y nombrar, es decir, de ordenar el entorno, al mismo tiempo, en unidades significativas y en un sistema de comprensibn. Desde su proposicién original (Moscovici, 1976), se ha profundizado escasamente en el estudio de este proceso, y tampoco se ha analizado excesivamente su relacién con otro proceso con el que, evidentemente, aparece conectado: la categorizacién social (Tafel, 1984). En efecto, las caracteristicas que describen el proceso de anclaje son muy similares a las que se atribuyen a la categorizacién. Sin embargo, aiin queda mucho por estudiar acerca de las complementariedades y, quizés, de los solapamientos te6rieos entre ambos procesos (Vala, 1993). El anclaje y la objetivacién, procesos bisicos en Ja generacién y el funciona- miento de las representaciones sociales, mantienen una relacién dialéetica» (Jodetet, 1984). Se combinan para hacer inteligible la realidad y para que, de esa inteligibifidad, resulte un conocimiento practico y funcional; un conocimiento social que nos permita desenvolvernos en el entramado de relaciones y situaciones que implica la vida cotidiana, No obstante, debemos sefialar que esta relacién «dialéc- tica» entre fos procesos de objetivacién y anclaje es una de las cuestiones menos exploradas por la investigacién en representaciones sociales De lo dicho hasta ahora acerca de estos procesos pudicra sugerirse una idea equivocada sobre las representaciones: que las representaciones sociales constitu yen un conocimiento social que se impone a la realidad, frenando su decurso indmico, amortiguando el impacto que pueda suponer la gran cantidad de novedades con las que nos encontramos. En cierto modo, las representaciones actian como amortiguadores ante los cambios, pero esto no quiere decir que se trate de construcciones estéticas, de elaboraciones discursivas y simbélicas inamo- vibles a las que debemos someternos. Si en las primeras paginas de este capitulo nos hemos referido a algunos ejemplos acerca de la transformacién de las representaciones, un andlisis mas detallado de su estructura y organizacién nos conducira a conocer mejor su dindmica y transformacién, Los trabajos sobre la estructura de las representaciones sociales han estado relacionados clésicamente con la utilizacién del método experimental, por una parte, y con el estudio de la influencia de las representaciones sobre cl compor- tamiento, por otra. Partiendo de la hipotesis general, segtin la cual «los compor- tamientos de los sujetos 0 de los grupos no estan determinados por las caractei ticas objetivas de la situacién, sino por la representaciGn de esta situacién> (Abi 739 Ropresentaciones sociales 837 1989, p. 189), durante los afios setenta se realizaron una serie de investigaciones destinadas a ponerla a prueba (Abric, 1971; Flament, 1971; Codol, 1970, 1974). Durante bastante tiempo, estas investigaciones y las que continuaron realizandose en esta linea han constituido, casi exclusivamente, el abordaje experimental de las representaciones sociales, y por ello se les ha atribuido un considerable valor (Moscovici, 1988). Ejemplo tipico de estas investigaciones es el estudio de Abric, Faucheux, Moscovici y Plon (1967), en el que los sujetos en una situacién de juego tipo dilema del prisionero creen estar jugando en un caso con un compaiiero similar y en otro con una maquina. No existiendo en realidad ningiin «otro», sino tuna serie de respuestas programadas para todos los sujetos, los resultados de- muestran que la estrategia de juego adoptada por los sujetos responde mas a la representacién que se hacen del otro que a la respuesta efectiva que reciben. Cuando los sujetos ercen enfrentarse a un compafero, los sujetos tienen més respuestas cooperativas que cuando ereen estar jugando contra una maquina. ‘Sin embargo, de estas investigaciones clasicas conviene destacar més su contri- buciin para posibilitar una teorizacién sobre la estructura y dinémica de las representaciones sociales, que los resultados obtenidos. En este sentido, Abric (1984, 1989, 1993) sugiere que toda representacidn esta organizada alrededor de un nticleo y de unos elementos periféricos. El nicleo central —al que también se ha denominado principio generador (Doise, 1990)— de la representacién tiene dos funciones esenciales: a) una funcién generadora mediante la cual los otros elemen- tos de la representacién adquieren o transforman su significado; y 6) una funcién organizadora de las relaciones que asocia los elementos de Ia representacién. Si de este niicleo central compuesto de un subconjunto de elementos desapareciera, alguno de esos elementos, la significacion, y por tanto Ia representacién, serian totalmente diferentes. Ademés, como puede suponerse, este miicleo es la parte més estable, coherente y rigida de la representacién, ya que esta fuertemente anclado sobre la memoria colectiva del grupo que lo elabora, esto es, sobre las condiciones hist6ricas y sociales del grupo. Asimismo, el micleo central tiene una funcidn consensual y define la homogeneidad compartida por el grupo, estable- ciendo un cardcter normativo de las significaciones que comporta. Como puede imaginarse, existe una gran conexin entre el concepto de nicleo central y fo que anteriormente hemos denominado esquema figurativo al referirnos al proceso de objetivacion. Aunque los dos elementos, en definitiva, son producto de la objeti- vacién, hacen referencia a aspectos diferentes de este proceso: el concepto de miicleo central se refiere al aspecto estructural que adquieren los contenidos de representacin y el concepto de esquema figurativo hace referencia al aspecto iebnico que adquieren los contenidos objetivados. Los elementos periféricos, ademés de proteger la estabilidad del miicleo central, tienen unas funciones que son fundamentalmente adaptativas (Abric, 1993). El sistema periférico, siendo mucho més sensible al contexto que el micleo central, conduce a la adaptacién de grupos e individuos a situaciones especificas y permite integrar las experiencias individuales. De este modo, se comprenden las variaciones © modulaciones individuales de las representaciones. Flament (1989) ha sugerido que los elementos periféricos de una represent pueden considerarse como esquemas, en el sentido de la cognici6n social, y que, 740 838 Psicologia social siendo organizados por el micleo central, aseguran un funcionamiento instanténeo de las representaciones como sistemas de interpretacién de las situaciones. Los esquemas indicarian «lo que es normal», «lo que hace falta comprender» o, como ‘ya hemos sugerido anteriormente, «lo que es bueno pensar». “Estos ‘esquemas normales' permiten a la representacién funcionar econémica- mente, sin que sea necesario, a cada instante, analizar la situacién en relaci6n con el principio organizador que es el niclea central» (p. 208) La descripcién de los principios estructurales de las representaciones sociales hha dado lugar a numerosas investigaciones en las que, con la ayuda de una técnica particular de andlisis de datos —el andlisis de similitad (Flament, 1981; Guimelli ¥ Jacobi, 1990)—, se ha podido demostrar reiteradamente la diferencia estructural ¥ funcional det nécleo central y de los elementos periféricos. Pero esta contribu se ha revelado particularmente productiva no solo en cuanto a la deseripcién estructural de las representaciones, sino también en cuanto al anélisis de su transformacién. Como hemos visto en sendos ejemplos al comienzo de este capitulo —los ejemplos del arroz y de la caza—, puede ocurrir que en ciertas circunstancias, la vida cotidiana exija 0 condicione unas determinadas practicas en un grupo social. Si esas précticas son coherentes con la representacién no surge ningin problema, pero si entran en contradiccién con ella pueden inscribirse como esquemas periféricos durante un tiempo, intentado siempre proteger el mécleo central (Flament, 1987). La magnitud de impacto que esas practicas contradictorias con la representacién puedan alcanzar en la representacion dependera de que las situa- ciones en las que aparezcan sean 0 no reversibles (Abric, 1993). Es, evidentemente, cuando as précticas contradictorias se producen en situaciones irreversibles, cuando sus posibilidades de transformar la representacién se acrecientan. ‘Abric (1993) ha sugerido tres grandes formas de posibles transformaciones de una representaciOn social, en funcién de la magnitud de impacto que causen las practicas contradictorias. El primer tipo, que podriamos denominar de transfor- ‘macién lenta, corresponde a las situaciones analizadas por Flament (1987, 1989), en las que las practicas contradictorias generan esquemas extrafios de comporta- miento, Resistiéndose a Ia transformacién, el nicleo se protege a través de esquemas periféricos, pero estos esquemas se ven ellos mismos afectados y se convierten en extratios. En realidad, mediante la generacin de esquemas extrafios, la representacién puede permanecer inalterable durante un tiempo, pero su persistencia en Ia estructura de representacién 0 su multiplicacién, finalmente, puede llegar a transformar el micleo central, es decir, la representacién. Es el caso e la transformacién de la representacién a través de los nuevos métodos de produecién agricola (Flament, 1987). Un segundo tipo de transformaciones se produce de forma progresiva. Como cen el caso de la representacién de la caza y la naturaleza (Guimelli, 1989), las nuevas practicas no son totalmente contradictorias con la representacién y, por tanto, Jos esquemas activados pueden modificar la representacién sin escision 0 ruptura del nicleo. Finalmente, un tercer tipo de transformaciones sucede cuando las priicticas 741 Ropresentaciones sociales 839 ‘Nuevas précticas y transtormacién de las representaciones sociales La investigacin levada a cabo por Guimelli y Jacobi (1990) nos ayuda a mostrar la transformacién de una representacién social a través de la aparicion de nuevas précticas cen Ia profesion de enfermerta. Clisicamente, la profesiOn de enfermeria estaba consti- tuida sobre prescripciones médicas integraba una parte del conocimiento médico. La adquisici6n de este saber sobre los cuidados que los enfermeros y enfermeras deben dlispensar se realizaba lentamente, ya que lo primordial era seguir las prescripciones :médicas y el sistema de transmisi6n era fundamentalmente oral. Més recientemente, la profesién de enfermerfa alcanza un teconocimiento oficial y se elaboran intentos de Gefinicion te6rica de la funcién del enfermero/a. De este modo, el cuidado de los, tenfermas pasa a tener dos espacios de aplicecin: el clisico, de ejecucidn de lo preserito por los médicos; y el propio, caracterizado por una definicién de funciones propias con autonomia. En esta situacion, el rol propio es una nueva préctica, bastante reciente, pero que se va imponiendo de forma progresiva, Después de diferenciar, mediante un cuestionario, dos grupos de enfermeros/as en funcién de su caracterizacién por lx ausencia 0 presencia de nuevas précticas, una primera etapa de la investigaciOn se dirge a estudiar los elementos signifcativos de Fepresentacién de la funcién del enfermeroja y su estructuracion, Analizando las cestructuras de representacién especificas de cada grupo se observa que los sujetos caracterizados por una presencia de nuevas practicas que incluyen una funcién propia ccentralizan la representacién sobre elementos como «disponer de un margen de iniciativas satisfactorio en su funcin>, 0 bien «dominar los métodos de investigacion a fin de poder participar activamente en Ia investigacion de los cuidados de enfermeriam ‘Como sefalan los autores de la investigacin, no se trata solamente de que quienes practican una funcién de enfermerta propia y auténoma estén més de acuerdo con que su funcién se define mejor por contenides coherentes con esa préctica, y quienes practiquen un desempefio de funciones preserito prefieran autodefiniese con otros ccontenidos, a su vez coherentes con el tipo de préctica que desarrollan, Mucho mas que eso, ¢s el conjunto de la representacin, sus elementos centralizadores y la forma global que dibujan lo que diferencia netamente ambos grupos. Y ello debido a la introduccién de unas pricticas que enteaban en contradiceién con la funcién clésicamente atribuida a Ia profesién de enfermeria. Puesto que el grupo caracterizado por la adopcién de ‘muevas précticas constituye el grupo de referencia en Ia investigaciOn, los autores coneluyen que se ha producido una transformacién progresiva de la representacién social contradictorias legan a afectar directamente la significacién del niicleo central. Son las transformaciones brutales de las representaciones, que hasta ahora sélo han podido ser hipotetizadas. 742 840 Pricologia social RESUMIENDO EL PRESENTE Y ATISBANDO EL FUTURO DE LA INVESTIGACION SOBRE REPRESENTACIONES SOCIALES En este capitulo hemos mostrado que las representaciones sociales son un tipo particular de conocimiento cotidiano necesario para desenvolverse en nuestra sociedad. Este conocimiento tiene tres caracteristicas principales: 1) que es elabo- rado socialmente, es decir, que su origen se sitda en la actividad de los grupos sociales y los individuos que los componen; 2) que su homogeneidad y distribucién dentro de los grupos implicados es amplia, constituyéndose en dominios de conocimiento consensuados funcionalmente, y que sus principales dominios se refieren a la divulgacién de teorias y conocimientos cientificos, a la imaginacién cultural y a las condiciones sociales y acontecimientos; y, finalmente, 3) que este conocimiento de naturaleza social establece la indesiigabilidad de procesos y contenidos de pensamiento, y por tanto, los procesos que dan cuenta de su elaboracién y funcionamiento tienen unas caracteristicas especificas, al igual que la estructura y la transformacion, ‘Si miramos hacia el pasado, convendremos que la teorfa de las representaciones sociales, desde su proposicién inicial a comienzos de los aitos sesenta, ha tenido momentos de mayor empuje y produccién de investigacion, y otros momentos mas coscuros o de aletargamiento. Los tiltimos afios, desde 1984, han sido especialmente importantes para el asentamiento y la elaboracion de herramientas tanto te6ricas como metodoldgicas. Pero también es cierto que el desarrollo de la teoria ha originado criticas, unas més fundadas y constructivas que otras (Raty y Sneliman, 1992), y que la conceptualizacién teérica se ha movido en muchas ocasiones en el terreno de la controversia, Pero, al fin y al cabo, no podia ser menos para una teoria que, en cierto modo, se ocupa de la controversia del pensamiento. Intentando contribuir a la ebullicién de ideas y problemas que caracteriza Ia produccién de conocimiento cientifico, propondremos cuatro cuestiones que, a nuestro entender, se plantean como problemas relevantes para el futuro desarrollo de la teoria de las representaciones sociales. © 2Qué es y qué no es una representacién social? Aunque disponemos de elementos para discernir de forma aproximada qué es y qué no es una represen- tacin social, esta cuestién continéa siendo una interrogacion relevante. El pro- blema no es tanto de diferenciacién en bruto, como se ha sugerido en ocasiones Jahoda, 1988) —de diferenciar representaciones y esquemas, por ejemplo— como de una diferenciacién més sutil. Esta diferenciacion sutil tendria tres ejes: a) un primer eje abordaria los criterios te6ricos disponibles en la actualidad para poder establecer a priori qué objetos son susceptibles de generar representaciones sociales. Entiéndase que no se trata de pretender criterios més o menos adecuados, sino de afinar en el detalle de esos criterios como requisito para promulgar la especificidad de la teoria. b) Un segundo eje, consecuencia del primero, debiera tratar de establecer las conexiones pertinentes entre el concepto de representacién social y otros conceptos relacionados, tanto desde una aproximacién mis individual como la de los conceptos de la cognicién social o la relacién entre representa- 743 Fepresentaciones sociales 841 ciones sociales y experiencia individual—, como desde una perspectiva mas social —como Ia de ia Psicologia cultural, por ejemplo—. Si bien es cierto que en la situacién actual existen pocos trabajos que delimiten y establezcan conexiones conceptuales, también lo es que se producen solapamientos. Pera no es menos cierto que en el conjunto de la Psicologia social se dan continuos solapamientos conceptuales (pignsese, por ejemplo, en los conceptos de categorizacién y esquema de la cognicion social). Y, sin embargo, esta justificacién no nos soluciona la cuestién. Asi, las interrclaciones y las definiciones de espacios conceptuales, para las representaciones sociales, debieran establecerse con independencia, tanto de que se critique més o menos este problema, como de que otros conceptos de la Psicologia social o de las Ciencias sociales también lo padezcan, ¢) Un tercer eje, finalmente, que separara las falacias de los problemas metodoldgicos. Al decit falacias pretendemos referirnos a la solicitud de que el trabajo en representaciones sociales dé respuesta a problemas mucho mas generales que se refieren, en definitiva, al método en Ciencias sociales, 0 bien a pretender justficar que por la utilizacién de unas u otras técnicas —sobre todo de recogida y anélisis de la informacién— podamos hablar 0 no de representaciones sociales, La investigacién en representaciones sociales se caracteriza por la pluralidad metodol6gica —como cen muchos otros dominios—, pero no es esta pluralidad la que define y da entidad a la teorfa. Por el contrario, es evidente que no disponemos de herramientas ‘metodol6gicas para, a posteriori, establecer cuando estamos y cudndo no ante una representacién social, Cuestiones como la de qué instrumentos técnicos podemos usar para diferenciar grados 0 tipos de estructuracién de las representaciones continian siendo problemas sin resolver. Por otra parte, la posibilidad de utilizar conjuntamente criterios a priori y criterios a posteriori para delimitar qué es y qué no eS una representacién social debiera permitirnos despejar algunos trabajos autocalificados como «de representaciones sociales» que intuitivamente podemos decir que no Io son, © Sobre la comunicacién. Aunque el trabajo iniciador de la teoria que fue realizado por Moscovici ha sido analizado y desmenuzado desde todos los angulos ¥ perspectivas imaginables, es evidente que el esfuerzo posterior se ha concentrado mucho més sobre procesos y contenidos localizables en cltima instancia en los individuos, que sobre los sistemas de expansiGn y distribucién de representaciones sociales, cuestién ésta que también se encontraba originalmente, Doise (1993) ha reivindicado el estudio de las relaciones de sistemas de comunicacién como una problematica crucial en el anzlisis de las representaciones sociales. Si las represen- taciones sociales son concebidas como productos de la comunicacién, no se puede obviar el trabajo sobre sistemas complejos de relaciones simbélicas entre actores sociales. Sistemas que, en definitiva, circulan a través de los medios de comunica- cién, © La articulacién entre procesos y contenidos. _Hemos sugerido en varias ocasio- nes que una de las peculiaridades de la teorfa de las representaciones sociales es {que procesos y contenidos de representacidn se conciben como indesligables. Si se Prefiere, que el cémo pensamos y el qué pensamos son mutuamente interdepen- dientes. No obstante, esta premisa que orienta la investigacién en representaciones 744 42 Psicologia social necesita ser abordada con mayor profundidad y detalle, Concretamente, la cuestién més importante se refiere a analizar cudles son las formas en que las condiciones y posiciones sociales condicionan los procesos de pensamiento: la objetivacién y —sobre todo— el anclaje. © El andlisis de los procesos de elaboracién y modificacién de representaciones sociales, Aunque probablemente sean éstos los campos en los que la teorfa ha cobrado un empuje més importante en los iiltimos afios, el estudio detallado de los procesos que construyen las representaciones sociales puede decirse que se encuentra en un estado incipiente. Detallar qué elementos intervienen en los procesos generales de objetivacién y anclaje, especificar qué forma toman y cémo funcionan esos elementos es una importante necesidad para el desarrollo de la teoria. Del mismo modo, los trabajos, tanto te6ricos como empiricos, sobre estructura y modificacién de las representaciones han contribuido a obtener una mejor comprensién de los fendmenos implicados. No obstante, podemos admitir que el desarrollo conceptual en este area es casi mas de orden descriptive que explicativo. PAEZ, D.; FERNANDEZ, I.; UBILLOS, S. y ZUBIETA, E. (2004) Psicologia Social, Cultura y Educacién. Madrid: Prentice Hall pp. 413-468 i % ' ; LAS REPRESENTACIONES SOCIALES i s JUAN ANTONIO PEREZ % ‘ a 746 44 Psicologia socal, cultura y educacion EL CONCEPTO DE REPRESENTACION SOCIAL En un célebre articulo de 1898 el socidtogo francés Durkheim, tras haber visitado el laws torio de Wundt (Farr, 1996}, propuso diferenciar entre representaciones individuales y represew taciones colectivas. Trat6 de diferenciar asf el campo de estudio de la psicologfa y de la socials fa. Propuso el concepto de representaciones colectivas para dar cuenta del pensarniento social, sea, de las formas de pensamiento compartdas por individuos diferentes, més alld de las rep sentaciones individuales que mantengan. Pero Durkheim no desarrollé cémo la pluralidad dew Jaciones sociales puede dar lugar a una pluralidad de formas de pensamiento —aunque todas ss sociales— y quizé por ello la nocién de representacién ha recibido un interés secundario enw ciologfa. Por otra parte, Durkheim —sin duda siguiendo a Wundi— propuso la representacién vr lectiva para diferenciar pensamiento social e individual, y por ello se le podria aplicar la miss critica que G. H. Mead aplicé a Wundt: no captar que la separacién entre pensamiento individ! ¥ pensamiento social es estéril. Este cuidado lo considera Moscovici y por ello opta por la dev ‘minacién de representacién social (en lugar de colectiva); otras razones se irdn viendo a lo lap de este capitulo, La teorfa de las representaciones sociales es una tecria sobre el origen social det conocimivn to, sea éste lego 0 cientifico. Se asienta en cuatro premisas generales, En primer lugar, que el» ‘nocimiento reposa en el pensumiento simbético, 0 sea, la capacidad de representar una cosa wx diante otra, ola capacidad de que una cosa represente algo mas que a sf misma, En segundo lus ue la génesis del conocimiento resulta de un proceso de comunicacién, que se hace posible p el pensamiento simbético. En tercer lugar, retoma la idea de la naturaleza social de la elaborac' {de los conceptos. Un concepto es un reagrupamiento de objetas, eventos o particularidades en wis clase, a partir de un elemento o propiedad que tienen en comin. Se aborda asi como se formant ‘es0s simbolos que hacen posible la comunicacién social. finalmente, lo que parece ser la hip tesis mds genuina de la teorfa de las representaciones sociales es que esos conceptos simboliva relaciones sociales (sistemas de organizacién social). De este modo, pese a que Moscovici no « toma el término representaci6n colectiva, hay dos ideas de Durkheim que siguen siendo fumls mentales en la teorfa de las representaciones sociales. Una es la de situar el origen y el funciona miento del pensamiento simbstico en las representaciones colectivas y otra el sefialar que {a ‘organizacién cognitiva reposa en la organizacién social. Veamos todo esto paso a paso. PENSAMIENTO SIMBOLICO Y COMUNICACION La naturaleza del pensamiento social es la comunicacién por simbolos. Quiz solamente ds ‘mquinas pueden transmitirse informacion fisica y directamente, sin mediar un proceso inferencial de interpretacidn (que es algo mis que una mera descodificacién), y s6lo una maquina puede pr 4 cesar informacién dentro de ta otra méquina al igual que lo hace dentro de sf misma. A su ver, ct propio funcionamiento mental del individuo reposa en el uso de simbolos. Por tanto, el pens mmiento social y el mental reposan en una misma naturaleza: la comunicacién. La comunicacién vs lun pensamiento por simbolos, consiste en representar una cosa por otra y en wna actividad inl rencial (interpretativa) por la que de una informacién se extrae otra, Por ejemplo, cuando para 747 Las represemaciones sociales 41S recordar algo, invento una sefal (cambio algo de sitio, ato un pafiuelo a algo, hago una marca), lo hago porque sé que cuando vuelva a ver esa sefal se desencadenari en mf un pensamiento simbs- lico, 0 sea, un proceso interpretativo de esa sefal, una actividad inferencial por la cual extraré de la sefil lo que querfa recordar. En toda esa operacién estoy haciendo funcionar mi memoria sein Ja Iégica de la comunicacién (evocacién de un significado por un signficante) Esta idea de que la base del funcionamiento mental est constituida por una actividad simbé- Jica, y por tanto tiene la misma naturaleza que la comunicacisin, puede resulta evidente, y sin em bargo dista mucho de ser el enfoque dominante sobre el funcionamiento mental. O se piensa que todo sucede dentro de la mente del individuo (psicologismo), o se reduce la comunicacién a la ‘mera codificacién-descodificacién de la informacidn (cibernética) o se reduce el conocimiento al procesamiento de la informacién (cognitivismo), como si ésta pudiera ser manejada sin concep {os mediacionales. Quizd la dificultad para aceptar el origen social del funcionaiento mental re sida en To mismo que comentan Segall, Campbell y Herskovitz (1966) con respecto a la percep: Cin visual: «El observador lego supone ingenuamente que el mundo es exactamente como lo ve Acepta el testimonio de la percepcisn visual sin eriticarlo, No reconove que su percepcisn visual esti mediada por sistemas de deduccién indirectos» ‘Como quiera que sea, Ia cultura figura en significantes como iglesias, edificins, fiestas trali- cionales, libros, cuentos, técnicas, objetos artificiles, la escuela, el Tenguaje. el alfabeto de los sordomusdos, los ritos simbdlicos, las formas de educacin, las sefales militares, las ceremonias, las categorfas sociales (no, joven; europeo, asiitico; blanco. negro); divisiones étnicas, clases sociales (rico, pobre; amo, esclavo), rasgos de personalidad (trabajador, histérico), el café, eleé tera, Cada uno de esos significantes evoca significados, son signos y simbolos de ereencias, im _genes, emociones, comportamientos. El desarrollo mental del individuo, la inculturacién, consis te en manejar esos significantes; 0 sea, en inferir el significado a panir del significante y en ‘emplearsignificantes para comunicar significadas. Como sefalara e! mismo Saussure, la lengua es quizd el sistema de signos més importante, pero no es el nico. Véase, por ejemplo, el siguiente caso de un signo no lingitico. El dirigen te bubi guineano Martin Puye, que luché contra la dictadura de Obiang, antes de morir dijo du rante el macroconsejo de guerra que le conden6 a 26 afios de eércel: «si tengo que morir, moriré (..) y seré la herramienta de otros que vendrn». Se dice que Obiang (en la prctica el nico juez) traté en todo momento de evitar que se creara un métr y adquiriera un potencial movilizador irefrenable, pues Puye se haba convertido en un simboto de un pueblo (bubi) oprimido. En tér- 'minos psicosociales, adquiri6 carisma. Por eso se tat6 de que muriera sin bala... lo que sucedis el 14 de julio de 1998 en un hospital, al que lleg6 después de inhumanas condiciones en una pri- sign, Puye supone para otros un artefacto mediador (un signo) de miltiples actividades (sociales, politicas, emotivas), 0 sea. un sfmbolo, Todo individuo que utlice o que se apropie de ese sim- bolo comunica que cuestiona un sistema politico, Los simbolos necesariamente tienen una naturaleza social, Aunque un individuo puede inven- tar para su propio uso un juego personal de significantes y significados (simbolos), sin embargo ello no le serviria para comunicarse con otros individuos, nadie le entenderia y ese lenguaje se acabaria en y con el individuo mismo (por ejemplo, Freyd, 1983). Retomando el ejemplo anterior, sielindividuo no dice a nadie qué significa el pafuelo que até a tal cosa, cuando otra persona vea ese paiiuelo no sabré que fue puesto ahi con Ja intencién de que se recuerde algo, y mucho me- nos sabré qué es lo que tendria que recordar. Los sfmbolos que tienen existencia externa, que pue- den ser reconocidos por otros individuos, tienen necesariamente un origen social: el significado 748 416 Psicologia social, cultura y educacién 4d los simbolos ha de ser compartido con los demés, de lo contrario no sirven para comuni con ellos. ¥ por supuesto, para poder pasticipar de un universo cultural dado, la persona ha de in Comporar en sus procesos psicolégicos basicos los modelos culturales, los significados, el lengus: Jes etc, propios de ese Ambito cultura. A su vez, esta incorporacion de lo cultural a lo psicol 0 reposa en la comunicacién por s{mbolos. ‘Ademés, los simbolos tienen una naturaleza primordialmente histrica. Hemos dicho que tie ‘nen una naturaleza social porque para legar a formar un simbolo através de la interaccién social, previamente ha tenido que darse alguna forma de comunicacién con el oto, hasta determinar ew’ significado compartido, Pero ademis de social se trata de una naturaleza histérica, porque par poder comunicarse con ese otro hace falta disponer de un lenguaje comin, de otros simbolos pre vios. O si se quiere se puede decir que unos sfmbolos sélo pueden ser entendidos con otros sim bolos. Por esto Ia elaboracién de Ios simbolos s6lo se puede concebir diacrOnicamente, en inte- rrelaci6n histérica de unos con otros. De ahf que, a menudo, se dice que la mente humana, al ‘operar por simbolos, mas que individual es social e histérica (por ejemplo, Vygotski, 1978), en I ‘medida en que esos simbotos son cristalizaciones de acciones reciprocas —presentes o pasadas~ entre un conjunto de individuos (Simmel, 1908), LA NATURALEZA SOCIAL DE LOS CONCEPTOS ay una segunda iden fundamental denso de a tora de las represestacones sociales que Durksim apunt pero queen realidad no desaro en oda su poteniiaidad. Se ata deen deosconcepos Durkheim planes que un concept e alg qu cs coma spats surge de una coordnacin de pares en un conunt. Entendi asl que el concepto ex impersonal, de atende lo individual y representa Toque es comin es vn eter de indvidos De esta idea dela natraeza socal de los conceptosdesivan algunas propiededesepsieroki sicas Fundamentals del pensamieno socal Una deena propedal een a press Frcden formar uniddes 0 configreciones deorde super gue een un sigaicado propio € Iredcibie a cada una de ess partes, Veumos eto con un ejnplo a pecepcn de a geome tia, Sie dispne de cuatro trozoe de nearest e pueden cota de tl mo gue formen tn eusdrado, Este cundado no existe in cna un de eas ines, pro tomas und na ext neds lampoco coninen en sf curd. Elcuadado es un eoncepto qu surge de una deter nada coordinoign de las pris: no est contenido en la linea sino en una flat espectica en te ls lneas, Con oo tpo de elacén se puede configurr otro concepo. Por supuest la a5 vez oto concen (;coordinacin de dos puntos), como Toc el punto. hasta un inf dad de capas de concepos que se superponen La segunda propiedad ocaractefia del pensaminto sociale que la grupacin soil su ace l formacion de concept, de imbolosAgrupando actaciones ind dats se pueden re presenarcoses qu no estneontenidas en las wuacioes individuals aisladas. AS la propia gjupacin social no slo deeemina la interpeacign sino que ene en sium significado. Deeste todo, come ha sefaladoLev-Srauss el pensattenosmbolco hace Ia vide social posible y w=. Ceca a a ez se, la cuetin n slo es como se smbolizan as Cosas ent elcionesso- tiles, sino qu simbolizan en sls relaciones soca. La propvea de Moscovieiesqueles i tints mdaliades del pensanento esti simbolizadssen dino ios de elacones sociales, enteawmansaes 749 Los represemaciones sociales AUT Por tanto, ante la euestisn de c6mo se forma un significado que estd ms alld de cada una de las partes, lt respucsta mais propia de la tear de las representaciones sociales es que la formeién de esos conveptos reside en las relaciones sociales. Si los simbolos son creados a través de interaccién con el otro, cn una relacién social determina con ese otro, esta relacin le seri in trinseea al concepto social resultante 0 plasmado en un simbolo, Por ello, todo eonceplo social Teva en su naturaleza un sistema de relaciones sociales, que generalmente evocs, Siguiondo con la metifora anterior del cuadrado, el conceplo de cuadrado ademas de conte- sobre todo lo que contiene es una ordenaciin especifica dela relavisn tre esas cuatro lineas (por ejemplo, estar unddas formando dingulo recto), De ahi que lo esencial cen ef concepio de cualrado no es tanto la nea reeta, cuanto lt rekicidn entre kas partes en acci6n. El coneepto de cuadrado evoea antes esta relaci6n que las partes (la linea) que To Forman, De la misma forma, conceptos sociales como familia, hermano, iglesia, escuela, gitano. presi- dente. esclayo, vardn, nacidn, SIDA. loco, norteamericano, ete. simbolizan, por un lado, una se- rie de ereencias. imagenes. sentimientos y, por otro lado, simboizan tambign un sistema de rela- Lin social organizaclor del coneepto. Asi, no es silo que lis configuriciones sociales puedan ser modelo para configuraciones de otras cosas (uns hipdtesis que se desliza en los textos de Dur heim, como por ciemplo en su trabajo con Mauss sobre la chisifieacidn: ef modo com) se clasi= fiean los miembros de un soe ses. clanes, familias. ete. determina el modo ‘como se clasifiean los animales, las plants, los t6tems, el animal que se puede comer y et que no, cic.). sino que el significado del concepto lo da exe sistema de relaciones sociales en sf mismo, Por ejemplo, no se puede comprender qué quiere decir familia si no se representa uno el sistem de relaciones sociales que la define (padre, madre. hermano, primo, altruismo, herencia, incest, cexogamia). Otro ejemplo: en la cultura de los alimentos, lo que en un grupo se considera que se lobe comer y por tanto gustaté los miembros de ese grupo y lo que les resulta repugmante por estar prohibido, Thémoligres (1973) sefala que el tabi de comer carne de cerdo que aparece dic- tudo en el Levitice Tue la cristalizacién histérica del rechazo de los pastores némadas de comer et alimento del enemigo sedentario egipcio que lo criaba. Hay por tanto homologia entre la nocién de concepto y la de grupo social 0 clasificacién so- cial. De hecho para Durkheim concepto y clasificacién responden a la misma operacién: repre- sentar en una entidad (signo, clase, categorta, grupo, ec.) algo que es conan a varias partes, Epi lemol6gicamente hablando, et grupo se forma mediante el mismo proceso que el concepto: ahstraccién de lo individual y figuracién en una entidad que coordina 0 representa ese minima co- ‘min denominador. De este modo la Tundacién de un grupo es sindnimo de representarse al indi- Viduo mediante un signo que le aerupa con otros individuos y por tanto le clasifica y diferencia de otras clases, El criterio de agrupacién o de categorizacién es lo que da identidad a ese grupo y igual de arbitrario que un signo con la cosa que significa ‘Una cuestidn emtonces es por qué se elige un signo u otro de clasiicacion, Uns hipstesis apun- tada por Moscoviei y Pérez (1997) es que esa eleccién. el pre:juicio, echa sus rafces en fa tradi ign, en concepeiones y presuposiciones ampliamente sostenidas. Mas adelante unalizaremos es- tas concepciones bajo el epigrafe de los temata. Digamos. por el momento. que si bien los estereotipos derivan de lu categorizacién, no obstante hay una forma de pre-juicio que antecede a esa categorizaci6n. Siempre se eategoriza para algo, Si quiero expresar. comunicar, un juicio so- bre un individuo, tener una aceién sobre éste, se tatard en realidad de un pre-juicio, puesto que para ello tengo que representirmelo bajo concepios. eategorias y clasificaciones capaces de ae- ‘walizar tales juicios o acciones, que han sido previamente elaborados por la colectividad, Una vez 750 AI8 Psicologia social, cultura y educacién dentro de una clase, derivan el pensamiento estereotipado de la clase, la red de atibutos que i asocio, el comportamiento que adopto, etc. Metido dentro de una categorfa seré muy diffi! que To vea con atributos derivados de otra categoria. Por ejemplo, si quiero despreciar a un negro per que es pobre, implementaré un sistema de clasficacidn por clases sociales. si lo quiero desprecist por su exuberancia corporal implementaré un sistema de clasficacién racial, si lo quiero despre ciar por su credulidad, implementaré un sistema de magia, eligiosidad y paganismo, si quies destacar sus cualidades musicales implementaré una clasficacién por roles sociales (artist, sico, bailarin escritor, etc. El criterio elegido supone distintas representaciones del otro, del Ferente o del extra. Moliner (2001) apunta otra ilustracin refiriéndose al movimiento en Francia por el Pacto Ci vil de Solidaridad (PaCS), en el que se proponen cambios sobre conceptos tan tradicionales com la familia el matrimonio, ya que se aboga por una legitimacién de las parejas de hecho o fa dey) cin de nifios por parejas de homosexuales. A la hora de pensar sobre este tema son miltiples ln criterios o marcos de referencia existentes de los que uno puede partic. Segin se elija uno U ote, las inferencias que se hardn seran muy diferentes. Si se elige por ejemplo la ciudadanfa como esi- terio, se pensard en los derechos y deberes; si el criterio es la economia social se hablar de ls aayudas de la Seguridad Social; si el referente es el amor se pensaré en cuestiones dle sexualidad sentimiientos: si es la biologta se reflexionard sobre cuestiones como la reproduccién de la espe ie, etc. A un mismo hecho se le pueden aplicar. pues, diferentes pensamientos sociales: morale zante, juridico, politico, social, econdmico, afectivo, ete E] socioventrismo consiste en centrarse en la realidad social que & uno le es familiar y ante ponetla como la escala de valor para interpretar al oro, lo nuevo o fo extra. Guta el crterio ele zgido entre uno u otto tipo de clasficacién, Ast, dicha eleccidn puede responder a una afirmacivi Ue fos valores del grupo o sociedad de la que se forma part. del colectivo familiar, una reduccicin ‘de los conflicios internos. un reforzamiento de la cohesin e identidad de exe colectivo, ete, Hs por tanto, la representacién del grupo del que se forma parte la que pre-determina con qué erie rio se clasifiea la situacidn, y la que aeaba con la arbitraredad a Ja hora de recurrir aun erterio ww otro. En la epresentacién del propio grupo siempre esta includ una relacion simbilica con at ‘Bin oro grupo. A leer esto quiz se piense que el conocimiento objetivo (la cienciay, consistejustamente eo lo contrario. Se diri que, después de todo. la teoria de la setatividad, por ejemplo. es obra de Is zgeniafidad de un Einstein, y que no la invents un comité © grupo de personas debido & una rela ‘eign social particular entre ellas. Merece tener en cuenta aqui al menos dos puntos. Por un lado, un individuo que crea algo aislado en algiin lugar no quiere devir que no lo haya hecho combi ‘nando simbotos (que fueron ereados por tos untes de que 6! fos utlizara) 9 en comunicacién con un oto virtual. AI misino tiempo. sin haber aprendido previaments esos simbolos wo podria pen- S sarreon ellos. Asi sa ereacvin genial esultaria de combinae siinbolos de nuevas forms, con es x tas nuevas combinaciones se producen uevos significados. Pero con esto no hemos salido del : ‘modelo que dize que no hay pensamient individual que no opete por simbolos, en comunicacién con un interiocutor. Ademis, Lemaine (1975) ha puesto de manitiesto e6mo la diferenciacion f soil puede ser un factor de la ereatvidad cieatitica mueho mis importante de lo que habitus : mente se cree, Tambien los trabajos de Nemeth (1986) muestran que el pensamiento convergente se da dentro de unas determinadas relaciones sociales (de sumision y dependencia social) mien- tras que el pensamiento divergente, propio de la creatividad, se da dentro de otras (le contlito y auconomia) 751 Las representaiones sociales 419 En segundo lugar, se ha apuntado que el pensamiento matematico podria tener una autonomia de funcionamiento tal que parece escapar a la influencia de las telaciones sociales. No es este el lugar para abordar en profundidad esta cuestidn (cf, Balacheff y Laborde, 1988), pero cabe sefia- lar dos aspectos generales, En primer lugar, que un tipo de relaciones sociales estéefectivamente ‘mplicado en un tipo de operaciones del pensamiento y otro tipo de relaciones sociales en otro. ‘Ademds. un sistema de relaciones sociales puede evolucionar hacia otro, Por ejemplo, un sistema social homogéneo, poco diferenciado, dari lugar a operaciones mentales mis bien marcadas por €l principio de la participacisn mistica (unién por lazos invisibles de cualquier ser con cualquier ‘otro ser) y con una menor Sensibilidad con el principio de la no-contradiccién. Por el conirario, il heterogneo, mas diferenciado, parece mas propio para el desarrollo de Ia l6ai- ca formal. En esto coinciden autores como Durkheim. Levy-Bruhl. Piaget. Luria o Vygotsky: esto es. en dtm instaneia, a cada operacién légica 0 prelégica le corresponde un sistema de relacio~ nies sociales. Por tanto, que el pensamiento cientiico sea légico no quiere decir que escape a un sistema de relaciones sociales y que su produccidn y dindmica sigan una via diferente del origen social de eonocimiento que se plantea en Ia teorfa de las representaciones sociales. Lo que ocurre lex que puede tratarse de uns relaciones sociales ms simeétricas. mas abstractas. mas implicitas ‘Veamos un ejemplo sencilla. Si le dicen: jsalte por la ventana. que sélo esti del suelo a una altura sequivalente «fo que recorre la luz en el vacfo en 1/299.792.458 de segundo». ;saltaria us- ted” Posiblemente dude antes de dar ese salto, hasta que no se haga una idea mis conereta de a {qué distancia corresponde ese concepto. Para esto necesita traducir ese concepto a un sistema en «el que pueda representirselo. Decimos concepto porque esa es la tiltima definicién oficial del me- tro. propuesta en 1983 por un grupo intemacional de expertos en medidas. La cuesti6n es que los cientilicos han Hegado a esta definicién fisivo-matemstica después de una larga historia social (Kula, 1983) que va del antropomortismo (por ejemplo. el pie. ta pulgada, un palmo. fa brazada) al sistema métrice decimal. y, denteo del sistema métrico decimal, de la medida terrestre (1a pri- mera definieidn del mets —por 1799— se referia a «la diezmillonésima parte del cuadrante de imeridiano que va de Dunquerke a Barcelona, pasando por Paris») a medidas astronémicas que re uieren mucha mayor precisién para que la acumulacién del posible error de medida no desvie del objetivo (por ejemplo, pilotaje de naves espaciales). La aparicidn de nuevas funciones so les ha ido exigiendo afinar el sistema métrico. un ejemplo més de un sistema de simbolos apto para representarse la longitud, Lo mds relevante para nosotros aguf es resaltar que el sistema mé trico mace inspirado en un sistema de relaciones politicas (con el principio d'egaité de ta Revo~ Jucién Francesa) y con un afin de Francia por universalizar determinados principios sociales. E sistema meétrico simbolizaré la precisién, exuctitud, pero también modernidad, igualdad, justicia, Lees constitutive todo un sistema de relaciones sociales, por mas simeétricas que éstas puedan ser. De hecito, basta activar esas relaciones sociales para influir en las operaciones mentales realiza~ das, por ejemplo. con el centimetro (Pérez y Dast, 2002) ‘Un modelo de la estructuracién de la represemacién. Es taro que wn concept0, una represen- tacidn, evogue tn tinico significado, un objeto o una conducta. Un concepta social no es una uni dad aislida de significado que se intercambia por otra unidad aislada de significado. en corres- pondencia término a término. Todo concepto social despliega una red de relaciones significantes ‘mantenidas por las unidades de informacién en él artculadas. Esta red de significados que se des- plizga alrededor de un concepto se ha denominado et campo de la representacidn. La llamada es- cuela de representaciones sociales de Aix-en-Provence (Flament, Abric. Guimelli, Moliner y co- laboradores) se ha especializado en analizar la estructura de estos conceptos. Han propuesto uno un sistema so 752 420 Psicologia social, cultura educacién Ue los modelos mis completos de Ia estructura de una representacidn, Proponen que las rp sentaciones se organizan alrededor de un niicteo central, que corresponde a lo mis Consett. tun conjunto de elementos peritéricos. Por ejemplo, cuando se pregunta ala gente por la representacién social del trabajo, apn como puede imaginarse,tantas o mas asociaciones como personas sean encuestadas, Pero ay ‘guns que dan lugar a un consenso 0 que son consideradas mis diagndsticas que otras, que Ge tituyen el nicleo central de esa representacién. Por ejemplo. lo tipico para considerar que tt tividad dada es un trabajo es que a cambio se perciba un salario (Flament, 1994). Otro eas» tes nlisis estructoral de las representaciones To encontramos en una serie de estudios de Flume Moliner sobre la representaci6n que se tiene del grupo de amigas ideal. At pregunta qué eae teristicas tiene que tener un grupo de amigos para ser ideal. encuentran que entre Tas raitiples asociaciones vienen a predominar dos: que haya iguacdad o que no haya una jerarquta dentra sk grupo. y que se dé una convergenciar de gustos 0 de opiniones. Sin embargo, con un test que «+ Siste en euestionar el valor diagndstico de cada elemento, muestran que esos dos elementos (it ddad_y convergencia de opiniones) no son en wualmente constitutives de la represeats ida. Asi, cuando plantean a un grupo de sujetos fa pregunta en forma de cuestionamiento, stupo de amigos en el que se di pese fle un grupo de amigos id cefectivamente eerea de un 80% de los sujetos dice que no seria un grupo de amigos ideal pot «1 ccontrario, al cuestionare! otro elemento «un grupo de amigos en que hulbiera una divergenei ppiniones, seria pese a ello un grupo de amigos ideal», alrededor de un 73% sigue diciend sies un grupo de amigos ideal (Moliner, 1994), Mediante este test se demuestra, pues, que de bs dlos elementos que en principio estin igualmente asociados a kt representacidn del grupo de su 20s ideal, en realidad uno es central (que haya igualdad dentro del grupo) y el otro es perifsi {ue hayat convergencia de opiniones dentro del grupo), EI nieleo central es un elemento 0 conjunto de elementos que da significado al conjunt la representacidin, Tiene una funcidn generativa y ora organivativas por él so crea 0 se transforms el significado de otras elementos de informacidn consttutives dela representaciéin y determin ls naturaleza de los kaos que iin, Po {abilidad fa representacidn. El sistema central esti Ueterminado por las condiciones histOrieas socioldgicas. politieas. Constituye la memoria colectiva dl grupo. Por esto constituye la bs consensual de las representaciones y da cuenta de ki homogeneidkid de un grupo social, Sin om bbargo. tanto Abric (1993) como Flament (2001) insisten en que el vonsenso que suele obsery sobte ef nicleo central no equivale a uniformidad y estaticidad, ya que no impide que se d& uns relativa Mexibilidad en las preticas sociales periféricas que derivan de ese nieleo. abe también imaginar que una representacién es ‘que puede dar lugar a un paureedigm. Esto es lo que ilusira Lablou (1998) en un estudio sobre le representaciones sociales de «omer». Extraj Toy sindnimos de comer que da el diccionario fra eds Le Robert Electronique, Aparecieron unos cien, De ca uno le estos eien bused a sit ver Ios Sindnimos,Hegando a unos 5-4. La detinieién que aparece en el diccionario de tedlo este conju to de vocablos Tue sometida un anitsis de contenido, Sean Lahlou, aparecerian cuatro diclos centrales: desear comer: ef acto de comer: Jo que se come y hr einvunstaneia en Ta que se come Inspirado en un enfoque estructuralista desarroflado sobre toxto en lingtistica, Lahfou sefala que estos cuatro nicleos formarian un puradigma de base ¢véase la Figura 13.1), Para Labou se tats de un paradigma de base porque se puede encontrar en otro tipo de estudia. por ejemplo él le tanto di cs 1e0 enlre sf esos elementos de fa represen ‘compuesta de varios nicleos ventas. la 753 Las representaciones sociales 421 encuentra en una encuesta realizada con 2,000 franceses a los que se les pidi6 que dieran las cin- co primeras asociaciones que les venfan a Ia mente al oft la palabra «comer», TOMAR (verbo, operacién) (sujetoy (abjeto) MODALIDAD DE COMIDA (complemento circunstancia) Figura 13.1 Paradigma de base de «comer» (tomado de Lahlou, 1998). Los elementos periféricos son definidos como esquemas que garantizan de forma instantinea el funcionamiento de la representacién, como adaptacién, horma o rejilla para descifrar una si- twacién, Sus funciones son diferentes, pero no menos importantes que las del niicleo central (Fla- ‘ment, 1994); juegan su papel en el funcionamiento de las representaciones en la préctica, dado ‘que son més flexibles que los elementos centrales. Por ello permiten madulaciones particulares de la representacion, integrando los elementos de la situacién. El sistema perférico es la via de absorcién de las informaciones 0 acontecimientos susceptibles de cuestionar el miicleo central. _Empleando una metifora juridica de Lahlou (1998), se puede decir que el nicleo central es como 1a Tey y los elementos periféricos como la jurisprudencia, guiando ambos la resolucidn de los jui= cios de os diversos ltigios humanos. El sistema periférica hace posible que el sujeto integre en Ja representacién las variaciones de su historia propia, de su experiencia personal. Permite asf la cexistencia de representaciones sociales individualizadas organizadas alrededor de un sistema cen tral comin, Anticula el funcionamiento individual y las condiciones sociales en las que los acto- res sociales evolucionan. Se explica asi que las representaciones sociales sean a la vez estables (ntcleo central) y cambiantes (précticas sociales); consensuales y marcadas por diferencias inte rindividuales. Una representacién no cambia hasta que no cambiec el micleo central, hasta que deje de haber consenso sobre éste, Aunque segdn Flament (2001) nadie ha conseguido ain demostrar esta hipotesis experimentalmente. 7 | DESEO ALIMENTOS RELACIONES SOCIALES Y FUNCIONAMIENTO MENTAL. La teorfa de las representaciones sociales trata de responder como ninguna otra a la cuestién de cémo los factores sociales y culturales determinan el estilo de pensar de los individuos, una Vieja preocupacién que en los siltimos aios ha visto recobrar su auge en disciplinas como la | I i | } 754 422. Pricologia socal, cultura y educacién psicologéa cultural, la psicologéa transcultural, la antropologia social y cultural o la socioloyta cognitiva Prcticas culturales y funcionamiento mental. Al estudiar las representaciones sociales se aborda la relacién entre una dindmica social y una dindmica psiquica, o sea, la interdependen: centre el contexto, la cultura, la sociedad y el funcionamiento mental del individuo. Los products cculturaes, las categorias sociales, no son meras aiiadiduras a la persona, sino las herramientis rmismas con las que funciona la mente. La aculturacién supone una transformacién del funciona ‘miento mental. Los contextos no son meros escenarios externos donde se expresan ls individu sino que procuran las herramientas signficantes que determinan el funcionamiento mental de ix individuos que participan en ellos. ‘Un modo de ver e6mo mente y cultura se constituyen mutuamente es observar que, sin las pricticas colectivas a las que estin conectados los procesos psicol6gicos, éstos parecen disiparse Por ejemplo, es ampliamente conocido que la autorstima es un constructo de personalidad rel cionado con maltiples comportamientos (endimiento y fracaso escolar, depresién,etnocentrisma, etc). Fiske y sus colaboradores (1998) observaron en un estudio que en oecidente fos individws puntéan més alto en autoestima que en oriente. Anticulan esa diferencia con la frecuencia con ls ue, en las relaciones interpersonales, se recurre en uno v otro Ambito sociocultural a Ja adult cign, zalameria, elogios, alabanzas, piropos. Preguntaron a japoneses y norteamericanos cudntin fas aban pasado desde la dltima vez que dijeron «algo bueno» a alguien, La respuesta mal {de Tos norteamericanos fue un dfa, mientras que la de los japoneses fue cuatro dfas. Los autons cconcluyen que es posible que exista un contexto de mds alabanzas en Estados Unidos, de mexly que dentro de ese colectivo la autoestima resulte constantemente reforzada, no porque estate dencia sea inherente a la naturaleza de la mente del norteamericano, sino porque la respuesta «> ims suministrada por el colectivo de su contexto. Sin este apoyo del contexto exe funcionamien to psicol6gico —que termina adquiriendo una relativa autonomia individual— resulta dificil mantener. Es lo que parece confirmarse en otra estudio de esos autores en el que se muestra «ue al presentar un conjunto de situaciones sociales mas propias de Japén o mas propias de Estados Unidos a una muestra de japoneses y a otra de estadounidenses, preguntiindoles «en qué medics su autoestima inerementairfa 0 decaeria en caso de encontrarse en esa situacidn», observaron que Jos japoneses efectivamente eran més autocriticos mientras que los norteamericanos eran mis aduladores. Ahora bien, esa diferencia s6lo aparece cuando se trataba de situaciones propias dr su cultura, ya que para las situaciones mas propias de la otra cultura los juponeses dejuban de ser los mas autoeriticos y 1os norteamericanos dejuban de ser los mais aduladores. Los autores con: cluyen que basta con que el individuo se «muevay a otra cultura para que sus tendencias psicoli sgicas habituales resulten menos concurrentes. En un contexto bicultural se pueden mantener pro esos psicoldgicos propios de cada cultura, cuyo despliegue depende del contexto cultural activado, Estudios de Mu y sus cofaboradores (citado por Fiske y cols.. 1998) sugieren que en China con la apertura al capitalismo se empiezan a notar ya cambios en la forma en que Has ma res socializan a sus hijos mas en el individualismo que en el colectivismo, de modo que estis ‘madres empiezan a guiarse por el principio weberiano del «esplritu del capitalismo», sega el cual la gente actia por eleccién personal, de acuerdo con su vocacién, de manera que las dispo- siciones del individuo pueden/puedan ser inferidas a partir de su comportamiento. Ensefian asi ‘otros sistemas de atribucién causal (Iehhelser, 1943) En un estudio de Octingen, Lite. Lindenberger y Baltes (1994) se observa cmo determina. das pricticas escolares y sociales sustentan determinados funcionamientos mentales. Compararon 755 Las representaciones sociales 423 ‘slumnos de primaria del Este y del Oeste de Berlin, justo por la 6poca de la unificacién de las dos Alemanias. Advirtieron que el sistema escolar en Berlin Este tenfa como meta «ensefar tal y como Iss cosas después son en realidad: desde el primer curso escolar las evaluaciones y las no~ tas eran comunicadas piblicamente y a los mejores se les asignaba una posicién «oficial» dentro 4e la clase, Por el contrario, en las escuelas de Berlin Oeste no era costumbre poner notas hasta ‘cursos superiores, lo que indica mas bien una evaluaci6n privada, sin subrayar la autoevaluacién, En Ia parte Oeste se insiste en que se trata de transmitir conocimiento, y que lo de menos es la cevaluaciGn, Por su parte, los padres de Berlin Este, comparados a los del Oeste, deseaban en ma- ‘yor medida que sus hijos fueran obedientes, callados, educados, responsables y menos aut6no mos, seguros de sf mismos, abiertos de mente y eriticas. Los auiores encuentran que los nifios de Berlin Este muestran significativamente niveles mas bajos de iniciativa y menos creencias de con trol (ejemplos de creencias de control: «soy inteligente en la escuela, incluso sin esforzarme mux cho»; «si quiero hacerlo bien, puedo»). Los autores interpretan estos resultados como una indi- cacién de que en el Ocste el sistema escolar establece menos relacidn entre las ereencias sobre tuno y el rendimiento, lo que facilta que se generen ilusiones auto-protectoras, confianza en sf mismo, etc, Advierten que esa prictica de no dar la evaluacién en pilico es muy propia del sis- tema norteamericano. Estas pricticas facilita determinadas. tendencias psicolégicas (ereencias en el control individual y en la iniciativa), que a su vez refuerzan bases del sistema ca Pitalista La accesibilidad de una meta, de un esquema, de una actitud, no estd simplemente en funciGn de su efectividad mnemotécnica intramental, sino también de su presencia ecologica, de la fre- ‘uencia con la que ! contexto la propicia en las pricticas discursos y episodios cotidianos. Aun- {que mucha de la psicologta social se ha centrado en estudiar esa accesibilidad desde un punto de Vista intramental, intramnemotécnico (por ejemplo, Fazio; Higgins), cabe también plantearse los efectos mentales que tiene el hecho de que tengan una accesibilidad colectiva, es decir, que se es- ‘én activando en varios individuos a la vez. Por ejemplo, la celebracidn periddica de rtos consti- tuye un empleo (fisico) de los simholos, que al darse una partcipacién colectiva en el ritual re- fuerza un semtimiento de comunidad y los valores colectivos. Los grupos, que divergen por sus Pricticas habituales y por lo tanto por los instrumentos psicolégicas que hacen prevalecer, pu den, en concordancia, estar configurando colectivamente su propia mente o sus categorias de jui- cio y razonamiento. Al cambiar esas pricticas, se modifican las representaciones sociales asocia~ das (Guimelli, 1989). Por ejemplo, Inkeles y Smith (1974) encuentran que précticas como la escolarizacién y el tr bajo asalariado se asocian con conceptos de! tiempo, puntualidad y planificacién de actividades ‘con antelaciGn. Stigler, Chalip y Miller (1986), explorando la conexién entre instrumentos mate~ riales y procesos mentales, encuentran que usuarios de! dbaco recurren a un slbaco mental al re solver problemas, y los errores que cometen son distintos de fos que usan el sistema numérico ard bigo. Greenfield y Cocking (1994) sefialan que la television crea una propensién mental a tratar © procesar imagenes de modo répido, lo que genera una actitud positiva hacia tiempos breves de exposicién, Pese a todo, no hay que pensar que el efecto de la escolarizacién sobre el funcionamiento men- tal es tan cualitativo como podrian dar a entender estos estudios mencionades o como algunos au- ‘ores han pensado. Los trabajos de Luria (1931) fueron pioneros preguntindose por esta influen- cia de la escolarizacién sobre el desarrollo de tos procesos cognitivos. Comparé procesos cognitivos de campesinos soviéticos residentes en la parte de Asia Central que vivian segiin el es- tilo de vida tradicional de la zona con otros del mismo émbito cultural pero escolarizados y con 756 424 Psicologia social, cultura y educacién un estilo de vida més occidental. Luria observ que los de tipo tradicional manifestaban un jn samiento més concreto, anclado en situaciones més cotidianas, y por tanto recurrfan menos al 1) zonamiento abstracto y a la categorizacién formal. La conclusién a la que lleg6 Fue que el evs rrollo del pensamiento basado en la l6gica formal se debia fundamentalmente& Ja escolarizaciom sos resultados han sido confirmados (véase Tulviste, 1991). Sin embargo, hoy no es aceptnks que el estilo tradicional de razonamiento difiera sustancialmente del estilo occidental en ewan 2 {as estructuras cognitivas implementadas (Cole, 1990); lo que ocurte es que sobre un tema this ‘unos grupos aplican una estructuras cognitivasy otros grupos otras, pero eso no significa que sn bbos grupos no dispongan de ambas estructuras cognitivas, Por tanto, sila escolarizacién intr ce cambios es més en queé tipo de razonamiento se le aplica a un objeto, que sobre el rizonamici tn sf. Quiza ello se deba a que el sistema escolar esté mas orientado a la transmisién de informs cidn que al saber (Monteil, 1988), Diferencias culturales y funcionamientos cognitivos, Para Sampson (1981) antes de catalyse tun determinado proceso como proceso psicolégico fundamental deberia ser analizado com ins funcién social, politica, histérica particular. Cita el trabajo de Mischel (1974, en Sampson, 1981 segiin el cual si el nifio aprende a tolerar la frustraciGn, a esperar Ia gratificacién, supone ss {ransformacién del deseo intenso por el objeto en un deseo mis frio, lo que exige una serie de competencias ideacionales. Sampson sostiene que esto est anclado en el sistema cultural prom de la ética protestante, donde se equipara el autacontrol cognitivo con el rendimiento de alto m vel. Asf, ciertos habites mentales como la transformacin cognitiva de la Tutura gratificacivin e- fejan y refuerzan un sistema econdmico 0 un modo productive patticulares. Por ejemplo, se ile {que la economia de mercado requiere un optimismo, una confianza, mirar hacia el futuro y sobw todo la creencia de que uno puede ser duefio de su propio destino; habitos mentales cultural te formados generacién tras generacién y colectivamente reforzados (Berry, 1981). Greenfield y Bruner (citado en Greenfield y Cocking, 1994) muestran emo las concepeions culturales generates vehiculan valores de individualismo o de colectivismo que pueden interlen: en las estrategias intelectuales de nifios confrontados a pruebas del desarrollo mental de tipo pis getiano, Estudiaron un grupo de nifios senegaleses (una parte escolarizados y otra no), mimi. el grupo étnico Wolof. Los no escolarizados respondian de diferente modo que los escolariinhss cen Ia clisica prueba de conservacién de liquidos. Cuando el adulto trasvasaba el Ifquido entre «1 sos de diferentes formas, es0s nifios suponfan que la cantidad de liquide cambiaba. Obte ‘un bajo rendimiento en este test, Pero cuando eran ellos mismos los que podian hacer el tras. eentonces no se dejaban «engartar» por Ia apariencia variable del volumen del liquide debide forma diferente de los vasos y afirmaban que continuaba habiendo la misma cantidad de liqui! Los autores explican que al hacer los propios niios los trasvases, el nifo ejerefa un control la situacién y no recurria a explicaciones de tipo magico ni atribuia poderes extraordinarios al vs perimentador, porque el niflo sabia que él personalmente carec‘a de tales poderes Peng y Nisbett (citado en Fiske y cols, 1998) encuentran que al presentar dos puntos de + {a contrapuestos (por ejemplo, un argumento pro y otro contra) se refuerza la polarizacién del» jeto en su opinin inicial; pero en sujetos orientales ocurre lo contraria, se van mas hacia el to medio, lo que denota un pensamiento més dialéctico. Tambien citan un estudio en el que pki 4 sujetos chinos y norteamericanos que juzguen el grado de asociacién entre diversas figurs vv sentadas de dos en dos en una pantalla de ordenador (por ejemplo, una medalla y una tart, os lar y una mesa de despacho). En unas condiciones la correlacién era inexistente, en otras ¥ en otras .60. Los resultados muestran que los chinos detectan mejor la covuriacién que bs 757 Las represemuciones sociales 425 norteamericanos. Ademis, cuanta mayor cortelacién, mayor confianza manifestaron en sus juis cis: la eonfiunza de los norteamericanos resulté independiente de la corvelacién real existent [No obstante, en unas condiciones en las que se permitié al sujeto decidir (apretando una teclay cei de los dos estimulos seria presentado primero (tarea que no tenia nada que ver con Ia exis- {encia 0 no de covariaci6n), los norteamericanos muestran mis confianza en sus juicios y detec tan mejor covariaeidn real: en contraposicidn, bajo esta condicién los chinos tienden incluso 2 rendir peor, Para los autores es una prueba mais de eémo el contexto de I interdependencia social ‘ms propio de la cultura china Heva a que se den entre elementos fisicas ‘aver de modo holistico fa interaccién entre estos elementos. En contraposici6n, el occidental (st no dispone de un control personal sobre el objeto) tiende a abordar el objeto de modo més anal tico, examina los atributos de modo aislado y tiende a usar esos atributos para categorizar los ob jetos. categorias que luego le sieven para hacer otra inferencias: prefieren argumentos deductivos oo prine Lev ligict social en el racenamiento, La hipstesis general de Ia teorfa de las epresentaciones sociales es que al razonamicnto ligico 0 psico-l6gico le subyace una psicosocio-logt sistema de relaciones sociales que regula ese funcionamiento mental. Las distintas modalidades Ue conocimiento reposan en distintas modalidades de relaciones sociales. En an libro reciente, Doise (1993) ha revisado uni variedad de investigaciones que analizan esta influencia de lo social en el razonamiento, Entre ellas destacan los estudios que anali- ‘an esas regulaciones sociales con conceptos como ka norma de la obligacién y de la permisisn, ‘Veamos esto con un ejemplo del rrconaieno concicional, ol de la area de séleecién de Wason (1966), Como se recordar, esta tarea consiste en presentar a los sujetos cuatro cartas (una con fa Teta E, otra con la K. otra con el niémero 4 y otra con el néimero 7) y darles la regla siguien {e: asi tna carta Hleva una vocal por un Kado, tiene que Hevar un némero par por el otrom. Se les pregunta a continuacién por l/s carta/s que tienen que levantar para saber sila replat es verda- dra 6 no, Los resultados muestran que slo entre un die y un veinte por ciento de adultos et cuentran la respuesta correcta (Ievantar la carta E y la carta 7). Una de lay explicaciones pr puestas es el sesgo de Ia correspondencia (marching bias): ante una tarea poco importante la gente se contenta con elegir las cartas que se corresponden con los términos enunciados en laconsigna: vocal y ndimero par. Algo asf como un heuristico de disponibilidad. Sin embargo, en 1972, Johnson-Laird, Legrenzi y Sonino (en Doise, 1993) crearon una tarea que mantenta las ‘mismas propiedades ligieas y en la que sorprendentemente hasta un 90% de los sujetos daba la respuesta correcta. El estudio se realizé en Italia y fa tarea estaba basada en una analogia con cl sistema de sellos del correo vigente en ese pais. La regla era la siguiente: «si un sobre contiene Jmpresos. tiene que ir abierto y puede Hevar un sello de 40 Tiras. Si va cerrado. tiene que llevar tun sello de 50 liras». Se presentaron a los sujetos cuatro sobres: uno boca abajo que veian que estaba cerrado, otra que vefan que estaba abierto, otro boca arriba que Hlevaba un sello de 50 li ras y otro boca arriba que Hlevaba 40 lias, Ante la egla «si un sobre esti cerrado, entonces te ‘ne que llevar 50 liras», e1 90 por ciento dio la respuesta correcta proponiendo que se inspeccio- nara el sobre cerrado boca abajo y el sobre que Hleva el sello de 40 liras. Resultados similares hhan sido encontrados por otros autores (Doise, 1993). ‘Cheng y Holyoak (1985) generalizan esos resultados estableciendo la hipétesis de que para no ccometer efrores en el razonamiento condicional es suficiente con que se activen ideas generales (esquemas) de obligacién y permisin, independientemente del contenido implicado. Ante otros, resultados similares, Girotio y cols. (1989) indican que hay poca diferencia entre el pensaimientor ‘mejor la covariacin jos abstract. 758 426 Psicologia social, cultura y edueacion formal y el pensamiento de otros estadios. Por ejemplo, observan que cuando se presenta a un zt po de nifos la regla «si un coche va a més de 100 km/h, tiene que ir pintado de un color flues cente>, da lugar a muchas respuestas correctas tanto acompariada de una justiicacién (el gobiet 1g ha decidido eso como medida de seguridad «para que los coches que vayan ripidos sean nix visibles desde lejos») o sin esta justificacién, Pero este razonamiento condicional correcto 1 « tan alto cuando la regla dice «si un coche va a menos de 100 kinv/h, tiene que ir pintado de un ew lor fluorescente». Los autores piensan que esta siltima regla seria extraia e incomprensible datos los esquemas pragmsticos que manejarian Tos sujetos. Por su parte, Cosmides (1989) ha reinterpretado esos resultados de los esquemas pragmatic desde otro dngulo tedrico, Piensa que las tareas de esos estudios se refieren a reglas del intr cambio social y a la tampa que lo perturba, Para que el intercambio entre personas funcione ‘modo productivo para los participantes, estos tienen que estar equipados con un «algoritm de contrato social» que les permita resolver problemas como los siguientes: calcula la rlacisn eas fovbeneficios de los que participan en el intercambio y detectar a los que hacen trampas. En «s tos casos hacer trampa corresponde a no pagar el casio del beneticio sacado en un intercain dado, pues sin tal pago, el que proporciona el beneficio no tendria ningtin interés en propor narlo. Asi, la persona en una situacién de intercambio se veria ante cuatro posibilidades (aces cl beneficio, rechaza el beneficio. paga el costo, no paga el costo) y tratard de prestaratencivin los infractores que no pagan el precio y 2 fos que reclaman el beneficio, Seguin Cosmides, el goritmo de la historia de la especie humana seria «si alguien toma su parte del heneticio, deb ps gare! costom, Para esta sutora se trata de un algoritmo darwiniano y sugiere como metéfora ce mente «una navaja suiza del ejército». queriendo seRalar que el cerebro humano esti equipado instruments cognitivos aptos para realizar funciones especificas. Este algoritmo socioevolu: del contrato social ha sido contestado por los autores de la tradici6 de los esquemas pragmatics (accién-precondicién, reglas contextualmente apropiadas con respecto ala inalidad de la accin para quienes el algoritmo de Cosmides no es sino un ejemplo de un esquema pragmético, ‘Como quiera que sea, Doise (1993) en su libro Leigicas sociales en ef raconaniento es tain Ley sostiene que los modelos cognitivos que no conceptualizan explicitamente la intervene dinimicas sociales son insuficientes pari dar cuenta de la actividad de razonamiento del ind «duo, Para Doise estos estudios son similares a los realizados por él y Mugny con el paradigm marcaje social. Doise y Mugny (1981) desarrollan la nocidn de marcaje social en el mare se: teoria sobre ef papel explicativo del conflicto sociocognitivo en el desarrollo de la intel Definen el murraje social como la eorrespondencia enlve un sistema de relaciones sociales i: ejemplo, entre parejas. como un aduito y un nifo) y un sistema de relaciones cognitivas impli.» das en la tarea que mediatiza ta relacion de esa pareja. Con esta nocign se estudia cOmo uns lacién social se interrelaciona con una operaciéa mental aplicada por el sujeto a un objet sui En uno de sus méitiples experimentos utilizaron el test piagetiano de la conservacién de la ks ud. En la situaci6n estén un auulto (cl experimentador) y el nidio, En Tas condiciones de mas social, el experimentador extiende dos pulseras que difieren en longitud. El nino debe distil: luna para el adulto y otra para si mismo, «que encaje bien en la muneca de cada uno, Se ds una correspondencia entre una diferencia social (adulto,nifio) y una diferencia fisica entre tos (pulsera grande, pulsera pequefia). La norma social implica aqui que el adulto tiene der al objeto mayor y el nit al objeto pequefio, En lus condiciones sin mareaje social el nie ie que distribuir esas migmas pulseras para «que encaje bien en cada uno de los dos cilindros ie ppeln, de desigual didmetro, que han sido preparados para tal efecto y que se encuentran en» Ue la mesa, En este caso no hay marcaje social, ya que la diferencia entre los eilindros ns 759 Las represemaciones sociales 427 corresponde con una diferencia social, como era en el caso en el que se trataba de la mufieca del adulto y de la del nifio, El experimento fue realizado con niftos de una media de edad de cinco alos y nueve meses, todos de la etapa no conservadora, segtin los estadios del desarrollo intelec twal de Piaget. En esta etapa normalmente cuando el nifio ve alargadss sobre Ia mesa las dos pul seras de longitud desigual, una de 15 em y la otra de 10 em, reconoce sin dificultad cudl de las. dos es mis larga, pero deja de reconocerla (no conserva esa desigualdad) cuando ante sus propios ‘ojos el experimentador cambia la configuraci6n de las pulseras (por ejemplo, plegando la més lar- ‘ga hasta que coineidan las puntas de ambas). En ese estadio el nif juzga la longitud en términos de lo que sobrepasa, sin realizar compensaciones complementarias. Los resultados muestran que cen las condiciones de marcaje social, comparado con las otra, aparecen més nifios que progresan cognitivamente, yalcanzan la nocién de la conservacién de la longitud. La conclusidn es que ma- nipulando la naturaleza social de la tarea se puede inducir un conflicto sociocognitivo que resul- {a ser un factor de progreso. Se da conflicto sociocognitivo porque la respuesta que para el niio deriva de las relaciones sociales (desigualdad) entra en conflicto con la que deriva de sus centra- ciones perceptivas (igualdad), dado el estadio de desarrollo en el que se encuentra Posicidn social y funcionamientos cognitivos. Steele y Aronson (1995, en Monteil y Huguet, 2002) encuentran que advertir a miembros de minorfas sociales de que estén siendo objeto de mala prensa y de que los dems esperan de elfos un bajo rendimiento, puede producir efectos re- ales sobre el rendimiento cognitive. Comenzaron pidiendo a estudiantes de minorias sociales que indicaran su grupo éinico y sexo antes de ponerse a resolver una serie de problemas analiticos. Con esa simple evocacién de la inferioridad social bast6 para que se produjera un descenso de su rendimiento intelectual, comparado con un grupo a los que no se les evocé su posicin social des- favorecida y simplemente se les dijo que iban a realizar un examen de un nivel muy dificil. Los autores coneluyen que al resaltar la posicién del estudiante en una jerarqufa social se induce una ‘mentalidad 0 un functonamiento cognitivo que empeora la resolucign de problemas. Los trabajos dde Monteil (19886) ilustran también un fenémeno similar. Indican c6mo al clegir un grupo de alumnos al azar y hacer piblico (ante toda la clase) que han tenido un determinado fracaso esco- lar (en realidad inexistente, puesto que el experimentador lo asigna al azar), se provoca que el ‘alumno «mareado —artificialmente— por el fracaso escolar» rinda peor posteriormente en una trea de aprendizaje habitual (memorizar el contenido de una clase). La identidad social del «es- colar fracasado» interfiere negativamente en los funcionamientos mentales (memoria, atenci6n, recuerdo, clasificaciGn, etc.) implicados en ese aprendizaje escolar. ‘Abundando en la ilustracién de esa relacin entre sistemas de relaciones sociales y funciona- ‘miento cognitivo, cabe citar los trabajos de Faucheux y Moscovici (1960) que mostraron que los ‘grupos con una estructura de comunicacién centralizada son los que mejor rinden cuando se tra- tade resolver tareas ldgicas muy estructuradas (figuras de Euler, de cfrculos en interseccién e in- clusin), mientras la comunicacién libre dentro del grupo parece mas adecuada para resolver ta- reas de creatividad (érboles con palillos de Riguet). Flament ha mostrado que existe una interdependencia entre la estructura de comunicacién que se implementa en un grupo y el siste~ ‘ma de relaciones sociales que opera en el grupo. En otros estudios se ha mostrado que el tipo de relacién social dentro de un grupo influye en la toma de decisiones (Janis, 1972) 0 sobre el tipo de pensamiento —divergente 0 convergente— implementado para resolver diversas tareas (Ne~ meth, 1986), La teoria de Ia elaboracién del conflicio de Pérez y Mugny (1993) también da cuen- ta de como actitudes, percepciones, razonamientos 0 juicios se reestructaran segiin diversas mo- dalidades de conflicto que mantengan las partes en interaccién, 760 428 Psicologia social, cura y edwcacién PENSAMIENTO LEGO Y PENSAMIENTO CIENTIFICO Seccién Préictica: la Ley del Contagio Magico Practica sobre la Ley del Contagio Mégico Dario Pivz | | Gn qué medida aprecias o te gustaria usar los cubiertos (tenedor, ee.) para comer, tun dia después de que hayan sido lavados en un lavavajillas? | panos tu evaluacin de menos 100 0 -100 (no me gustaria nada) a més 100 0 +100 (me gustaria mu- | | cho) y la de una persona media, | | Los cubiertos son propiedad de...y han sido utilizados antes de ser lavados por: Evaluacién personal Evaluacién persona media Un hombre sano Un hombre drogadicto Un hombre con SIDA Los estudios originales de Rozin y sus colaboradores fueron replicados con tres muestras le 240 estudiantes superiores espaiioles; a continuacién expondremos los resultados generates. 's tudiantes universitarios espafioles eontestaron como media de evaluacin de eubiertos propieas de un hombre sano 432 y de drogadicto con SIDA -6. Los mismos sujetos atribuyeron ala yet sona media una evaluacién muy similar a la suya de los cubiertos del hombre sano (+31), aunt alribuyeron una devaluacién mucho mayor cuando los cubiertos habian sido propiedad y ulilizs ddos por un hombre drogadicto portador de SIDA (-53), Un 53% de los sujetos evalia negativa mene los cubiertos del hombre drogadicto con SIDA en relacién con el hombre sano, El equiva lente en un estudio similar en Estados Unidos fue de un 89% de estudiantes superiores st Xevaluaban el cubierto, Rozin y sus coluboradores argumentan que esto demuestra la presencia ei» sujetos occidentales de educacidn superior de fa ley del contagio miigico que Levy Brubl ate 6a las culturas pre-industrales: «una vez en contacto, siempre en contacto». Recordemos ic se ha dicho explicitamente que lox cubiertox han sido lavados, por fo que su devaluacién no s puede explicar por un temor al contagio de enfermedades. Adems, tanto en Estados Unidos coms ‘en Espatia se ha comparado la evaluacién del objeto (Ios cubiertos) con diferentes niveles de ww: y se ha constatado un resultado similar: los eubiertos propiedad de un hombre con SIDA que 1 jos sued del embalaje son bien evaluados (+45, aunque inferior al caso en ef que el propietsi fuera un hombre sano, +52). si los usé poco para una mascada (+7) y solo durante una comi ls cevaluacién se aproxima a cero y baja a ~8 si se dice que el propietario los habia usado durante wi aio. Lo importante es que el 70% de la devaluaci6n del cubierto propiedad del afectado por SIDA en comparaci6n con el hombre sano se produce al pasar de no utilizacién a utilizarlo un paw y sélo en una comida, tanto en Estados Unidos como en Espatta. Es decir, basta un minins Contacto para que la gente devalde Fuertemente el objeto —lo que no sigue una ligica lineal de 76h BSssssses Las representaciones sociales 429 ‘mayor contacto mayor devaluacién, sino que se da un salto brusco, hay una insensibilidad ala do- sis o nivel de contacto, Resultados similares se han encontrado cuando se ha pedido evaluar otros objetos como pren- «das de ropa. Se pidis evaluar a estudiantes universitarios de Estados Unidos un jersey con distin tos propietarios o a estudiantes universitarios espafioles evaluar el porcentaje de personas en ge~ reral que estarian dispuestas a utilizar un jersey después de haber sido lavado (véase et Grifica 13.1). 9 Gréfico 13.1 Evaluacién de 100 a +100 y porcentaje de personas dispuestas a usar. odemos constatar que, pese a que no hay razones I6gicas (el jersey ha sido lavado y no se co: rre riesgo razonable de contagio y transmisiGn de enfermedades), el contucto con personas estig ‘matizadas por la mala suerte (mutilado en accidente), la enfermedad (TBC), por su conducta des- viante (asesino) y por una mezcla de las anteriores (personas con SIDA) lleva contagiar al objeto implica una devaluacién y rechazo percibido de su uso, También se ha constatado que sujetos cccidentales de educacién superior actdan siguiendo la ley de similaridad: «la imagen de un ob- jeto afecta a otro objeto similar». Las personas rechazan comer bombones que tienen la forma de heces de perro, aun sabiendo que son comestibles y de buen sabor. Las leyes del contagio y de la similaridad se corresponden con los principios de aprendizaje y pensamiento de contigtiidad 0 co- apaicin, y de similaridad o parecido, es decir, a I6gicas de razonamiento basico. Ademés, des- 4e una logica evolucionista se supone que son mecanismos adaptativos de la especie: el asco y re- chazo del contacto con las heces, con personas enfermas o desfiguradas (potencialmente enfermas) y con sujetos que han actuado fuera de las convenciones sociales (potencialmente ame- nazantes), se supone que han aumentado la probabilidad de supervivencia de nuestros antepass dos, Frazer, fundador de Ia antropologia, Mauss y Levy Bruhl pensaban que las leyes del conta- gio y de la similaridad caracterizaban a las culturas tradicionales «primitives». Como hemos Constatado, dichas leyes siguen actuando en las mentalidades supuestamente modemas (Rozin, Markwith y Nemeroff, 1992; Rozin, Markwith y McCauley, 1994). Coherentemente con los es- tudios descritos, Moscovici ha planteado que el conocimiento social es polifésico, es decir, coe- xisten en él permanentemente formas légico-formales y formas mas basicas de pensamiento. Esto 762 430 Psicologia socal, cultura y educacién ‘no ocurre s6lo en fases evolutivas iniciales de desarrollo cognitivo, como planteaba Piaget, ui vs formas de organizacién social «simples» como planteaban Frazer, Mauss y Levy Brub Clayes de Correecién Si usted ha evaluado peor e1 objeto propiedad de la persona afectada por el SIDA que el cubierto kt hombre sano, ha mostrado que su pensamiento obedece a la ley del contagio mgico. Es probable adem ‘que la devaluacién proyectada en la persona media sea mayor, es decir, usted reconoce mas fécilmente qu Ja mayorfa devalda el cubierto propiedad de! hombre afectado por el SIDA (Io evalda como mucho mes , Deconchy (1980) ha mostrado también que un grupo ortodoxo intensfica su creencia en deter minadas proposiciones de! credo ortodoxo justamente cuando se ve en situacién de conflict in tergrupal (por ejemplo, porque un grupo de cientificos externos al grupo cuestiona tal credo) También dan fundamento a esa hip6tesis unos trabajos de Kerlinger (1984), confirmados por 767 Las representaciones sociales 438 diversos estudios de otros autores, que muestran cémo la estructuracién de las actitudes y opi- hiones cambia, de ser dimensional a ser bipolar, segtin el contexto ponga respectivamente de re- lieve una indiferencia social por el tema en cuestién 0 por el contratio esté activo un debate pi- biico, entre categorias sociales. Por ejemplo, durante el periodo de una campaia electoral las opiniones sobre determinados temas, que figuran en los programas de los partidos politicos en confrontacién, aparecen (en los andlisis factoriales) con una estructura bipolar, mientras que fue ra de esos periodos de debate y confrontacién social, vuelven a una estructuracién unidimensio- nal. Asf, fuera del periodo de confrontacién social. la gente précticamente s6lo se preacupa de los argumentos relacionados con la parte de la posicin que acepta, despreocupdndose de los argu ‘mentos de la otra posicién. Por el contrario, en momentos o contextos de confromtacién social atirma Jos propios argumentos a la vez que niega los de la parte adversa, Los individuos evitan tener que negarse unos a otros y tienden a evitar el conflicio dentro de To que consideran e! propio grupo (Pérez. y Mugny, 1993), con independencia de que lo consigan ‘© n0. Como se ha visto, esta busqueda del consenso puede ser la base social del principio ligico de la no-contradiccién. Pero esa presi6n al consenso se ha visto que conlleva también efectos s0- bre otras operaciones légicas, por ejemplo las implicadas en la puesta a prueba de una hipétesis. ‘Como es ampliamente conocido, se da un predominio del uso de Iu confirmacién como estrategia de puesta a prueba de una hipstesis, cuando lo éptimo serta la retutacién (Wason, 1966). Butera ¥ sus colaboradores (1996) han mostrado que cuanto mayor es la presin normativa al consenso ‘mas predomina la confimacién sobre Ia refutaci6n como estrategia de razonamiento l6gico. resign a la inferencia. Si un aspecto del sociocentrismo (anteponer la conclusién a las pre: ‘misas) es esa presién ala referencia (al consenso) que se acaba de ver, otro que sefala Moscovici ¢s la presi6n a la inferencia, Consiste ésta en concluir mas de la cuenta 0 antes de lo que se pue- de, por asf decir. En la vida cotidiana, as circunstancias y las relaciones sociales exigen del indi vviduo 0 del grupo que sea capaz de actuar, de adoptar una posicién. El lapso de tiempo entre Ia pregunta y la respuesta, reflexi6n y accién, esta reglado por presiones sociales mas que por el res: peto de las reglas légicas. Es otra ilustracidn de Ia influencia de Ia comunicacisn en la vida psf \uica. Esa presi6n a la inferencia echa sus rafces en el hecho de que en lus conversaciones infor- ‘males cotidianas el emisor suele conocer (anticipa) los intereses de su receptor, lo que éste espera de él, dada su relacién familiar (colegas, amigos. familiares, correligionarios). Cuanto mayor sea esa presién mas se dardn respuestas dominantes, consensuales, clichés, més se reduce el niimero de categorias de juicio empleadas y, en definitiva, més peso adquiere la conclusién sobre tas pre- rmisas. En otro piano esta hipstesis ha sido ampliamente confirmada por una corriente de estudios dentro de la cognicién social centrada en analizar c6mo el funcionamiento cogeitivo se ve altera- do por una larga lista de estas necesidades epistémico-normativas. Entre éstas se han sefalado la necesidad de concluir (need for closure), la necesidad de una estructura personal. la necesidad de ccognicién (need for cognition) (para revisiones recientes, véase Kruglanski, 1996; Gollwitzer y Moskowitz, 1996), REPRESENTACIONES SOCIALES Y COMUNICACION ‘Se habré entendido ya que lo primordial de la representacién social es la comunicacién. Por esto se han planteado varias cuestiones que relacionan las modalidades de comunicacién con las 768 436 Psicologia socal, cultura y educacion Figui representaciones sociales. Dos de estas cuestiones resultan fundamentales: por un lado, eém0 » difunde y se cristaliza una determinada representacién en un grupo. Por otro, cémo una reyxe sentaci6n elaborada dentro de un universo de relaciones sociales (por ejemplo. Ia ciencia) past ‘tro universo de relaciones sociales diferentes (por ejemplo, el sentido comin), si es que tl ths vase resulta posible. Sistemas de comunicacién. Moscovici describe los sistemas de comunicaci6n partiendo de lx premisa general de que la atencin a una informacién dada, y el significado que se le da a és, se elaboran segtin el posicionamiento social del receptor, tanto segtn los grupos 0 categorias ws ciales a los que pertenece como segin la posicién dentro de ellos. Al igual que la llamada Ne Look de la percepcién mosiré que el valor que tiene un objeto para! perceptorinfluye en csi lo percibe éste, de igual modo la circulacidn de la informacién (quién presta atencién a que in Formacién), la elaboracién de mensajes y la interpretacidn y valores que se proyectan sobre «1 informacién estarfan en funciGn de la identidad social del receptor. Las paredes sociales, por: decir, que conglomeran o separan a los individuos en grupos y categorias sociales actéan con ‘mecanismos que controlan y estructuran la circulacién de la informacién. No solo sirven de Flt ¥ guia de a informacién sino también de marco de interpretaciGn, ‘Segiin el juego complejo de relaciones que intervienen en la claboracia y en la interpretacion de un mensaje, analiza tres modalidades de comunicacién: la difusi6n, la propagacién y la po paganda, Para ilustrar estas modalidades de comunicacién Moscovici, en Ia segunda parte de s trabajo de 1961, analiza emo aparecen los términos de! psicoandlisis en distintos medios de |i prensa francesa, Una primera modalidad se refiere a la difusibn, a Ia informacion que pasa cute ccategorias, que es atendida por cualquier individuo con la mayor independencia de pertenenicis ceategoriales especiticas (véase la Figura 13.2). La propagacin se refiere a la comunicacion qt se da dentro de una categorie dada, que sirve para reforzar la cohesién entre los individuos den {ro de esa categoria. Finalmente, la propaganda se refiere a la comunicacién que sirve para cl: ficar y acentuar las diferencias entre categorias 13.2 Fragmentacién social segtin ia modalidad de comunicacién. La difusion se refiere a la modalidad de comunicacién que se caracteriza por una circulac de Ia informacién por encima de los conglomerados o categoriay sociales. En la Figura 13.2 91 Fiere ala representacién que se difunde dentro de todo el gran cfrculo, con independencia de ssl fragmentaciones de los circulos A y B. Trata de Megara la maxima audiencia posible. Para ell): cemisor depura el mensaje, la informacidn, de tal modo que atraviese barreras sociol6gicas, ik» logicas o religiosas que pueden delimitar la audiencia. Se quita o enmaycara de ln informacive {todo marcaje social que pueda resultar conflictivo para una audiencia particular, Por todo ello {rata de ajustar la informacién a los valores predominantes de fa mayorta 769 Las represemaciones sociales 437 Abrora bien, como no parece posible fijar la atencidn del receptor sobre informacién que no tenga valor personal o social alguno para él, y como este valor no viene proporeionado aqui por las categorias sociales mis al uso, en este tipo de comunicacién suele incidir el valor personal, las aficiones y preferencias personales. La informacidn que se difunde trata de entroncar con la cu- riosidad de la persona por saber 0 aprender. Se insite ast. por ejemplo, en la importancia de la cultura general, en estar informado de Ia actualidad. En nuestra sociedad se valora la aficién por saber, siendo el consumo de la ciencia y el interés que suscita la vulgarizacién de ésta una adap- tacidn de la informacicn técnica y cientfica, Esta modalidad de comunicacién no se limita. por supuesto, al consumo de informacién sobre fos descubrimientos cientificos. Suele ser la tipica ‘modalidad ce comunicacién en la publicidad o en kx moda, donde To que en sitima instancia se busca es que tn producto sea adoptade por ¢! mayor niimero posible de personas, Los motores sociales de la difusién parecen tres. Por un lado la presidin normativa de que hay ‘que saber de todo un poco, estar informado para poder participar en la conversacion, zzen social particular: la deseabilidad social que tiene et hecho de saber, Por otf ki iitacidn in- ‘consciente. por la que se mantienen opiniones. ideas. sentimientas que aunque sueridos se eree ‘que son propios. Segtin Tarde (1890), i imitaecién puede adaptar tanto a forma de reproducir la tradicién, sirviendo a ta sociabilidad y a ta eontinuidad. como la de difundir ho nuevo, ta mod sirsicndo para amplificar lo pasajero, Lo que hace que se imite 0 no algo no es un anlisisracio- nal del contenido imitable. Es sobre todo a quign se parece uno al imitar lo que se imite. Por tan- to no sc imita i cualquiera. Se imita a los proximos. a los semejuntes y a los modelos de ren he. A todo esto hay que afuadir que incesantemente se da una presién al conformisme y un rechavo social del que se comporta u opina de modo diferente (Festinger, 1950), De esta form la imitaci6n reduce la inceniidombre. da soluciGn « un problema, reuerza la cohesién social. Cabe Subrayar que la creacién de estos universos de contenidos compartidos colectivamente se produ {ce mas por estos procesos psicosociales yue por criterios dictados por entidades externas (por ejemplo, los técnicos de diserio). En tercer lugar estria el efecto de los lideres de apinién (miembros de la familia. del grupo de amigos. del colectivo profesional) que cada uno de nosotros considera mas 0 menos exp! ‘mente. Estos lideres de opinidn seleccionan informacisn, atraen la atenciGn sobre ella, ia comen tan, ja reformalan y, durante las miitiples conversaciones en las que participan, la adap interlocutor tras ot70 seedin el nivel de informacion que éste tenga, segin sus intereses y valores. En definitiva en la difusién se ve que la comunicacién no va de Ta fuente al receptor. La in- Formacidn es procesada en este laboratorio psicosocial que en realidad media entre el emisor y el receptor. Li informacién no ciscula fuera de este entramado social que es donde se Mama la aten- cin sobre ella, donde se le da el significado: en una palabra, transforma la circulacién de infor- sacién en comunicaci6n social Moseoviei sefiala que lo propio de la difusién es la produccidn de la epinidn. De este modo {es como se articulan interaccién social. opinién y lazos sociales, En un colective dado se difun- den informaciones que son transformadas en opiniones compartidas por ese colectivo, lo cual les hhace reconocerse en unin social La propagacidin es la modalidad de comunicacién que trata, por un lado, de implicar al indi- vyiduo en las creencias propias de un grupo ya constituido del que forma parte (iglesin partido po- Iitico. formacién social, comunidad) y, por otro, de ajustar los nuevos acontecimientos a los prin- cipios ideolégicos o doctrinales del grupo o viceversa, En la Figura 13.2 corresponde a ‘modalidades de comunicacién dentro de fracciones sociales delimitadas, dentro del colectivo Ay 770 438. Psicologia sovial, cultura y educacién dentro del colectivo B. El contenido del mensaje no esté aqui adaptado al receptor (como era el caso de la difusién), sino al corpus de creencias, al marco ideolégico del grupo. Consiste en terpretar y adaptar las noticias segtin esos marcos ideolégicos del grupo. La informaciéa no inte esa como tal 0 por si misma, sino en tanto que resulte pertinente para reforzar las creencias del grupo o la militancia de sus miembros. La informacién es reescrita en forma y contenido segiit elestilo y lenguaje del grupo. El andlisis de la informacién no se hace con una pretensién de vs- jetividad, sino que es modulada para que pueda ser asimilada por los miembros del grupo. De este modo, con la propagacidn tanto se refuerza la intensidad de la creencia del individuo en el corpus ideol6gico del grupo como se protege al grupo de informaciones que pudieran cues- tionar tal corpus. Sirve para encerrar al grupo en su propio universo de creencias y, sin aislarlo se Ja informacién nueva, no obstante, aderezar ésta segin la ideologia del grupo. Aunque, como s- alo Lewin (1947), toda implicaciOn en la creencia refuerza la posibilidad de comportarse en con cordancia, y por tanto en la medida en que la propagacién implica al sujeto en la creencia esto tend efectos sobre la conducta, sin embargo, Moscovict sefala que més que el comportamiens en sfel objetivo de la propagacién es la actitud, crstalizar la ideolog{a del grupo en la mente de! individuo y que éste la sienta como algo propio. Cada grupo dispone asi de sus expertos doctrinales, por ast decir, que hacen de transform ddores entre los eventos exteriores y la ortodoxia del grupo. Al mismo tiempo esos expertos revi= san sin cesar los puntos doctrinales cuya creencia esta perdiendo intensidad entre los miembros de! grupo. El grupo es como un holograma que sin perder nada de su identidad se reconstruye una y otra ver en realidades nuevas y refleja en él los nuevos eventos. De este modo también inser be ta parte de su representacién en el objeto, lo que contribuye a elaborar éste en un smbito cv lectivo. Este es el trabajo del sistema de comunicacién de la propagacién, El sistema de comunicacién orientado a crear 0 mantener las diferencius sociales es el propio de la propaganda. En la Figura 13.2 corresponde a la comunicacién orientada a mantener las Ui ferencias entre A y B, a afirmar Ia identidad social en ese contexto de inter-colectivos. Si baj la modalidad de la difusi6n la comunicaci6n atafie a la opinin y en la propagacion a la actitud, 1 la propaganda el objetivo es que lu comunicacién repercuta en Ja acid. La principal caracteris tica de la propaganda es acentuar las diferencias sociales conflictivas entre dos grupos, parti. comunidades, paises, religiones, civilizaciones, etc, Para ello aplica una representacién maniques de los grupos: el bueno (el propio) y el malo (el otro). Crea asi una representaciGn estereotiunt del propio grupo y del otro grupo. Pero el sistema de comunicacién tampoco descuida reforzar la lealtad para con el grupo. Moscovici sefala que la propaganda acti segin tres esquemas complementarios. Por un kl, Ja forma de la propaganda trata de incitar actos de implicacién especiticos: dar ayuda, afin. combatir, manifestarse, votar. En general con el estilo de la propaganda (rfgido, extremo, dogiis ico) s6lo se moviliza a los del partido, alos ya convencidos, y raramente a los del otro partido 1: contenido de la propaganda (esléganes, himnos, manifiestos, programa, panflets, pancartas, pki ters, peliculas, mitines, etc.) recuerda la identidad del grupo y la posicién que se debe adoptar nt Tos eventos que vayan surgiendo. Se trabaja una imagen estereotipada del propio grupo y la pues ta en escena siempre es la misma, trata de trasmitir una representacidn de fuerza y presencia i, grupo. Otro recurso comunicativo propio de esta modalidad es evitar la dilucién de la acciin, Por lo que se da poca informacién, redundante y estereotipada. Se recurre a simplificaciones ‘eneralizaciones, extremismos. Se da una imagen estereotipada del wenemigo>, se controla » se contamina la informacién para mantener la desinformacin, aspecto clave para su eficacis Mis que crear opiniones 0 incluso acttudes fa propaganda trata de que se traduzca la ideologia conductas, TL erect reee te RF i Las representaciones sociales 439 DOs PROCESOS GENERALES EN LA COMUNICACION: EL ANCLAJE Y LA OBJETIVACION Cualquiera que sea Ia modalidad de comunicacién, una cuestion fundamental abordada por la teoria de las representaciones sociales es cémo un grupo transforma en familiar y propio also que resulta nuevo, extrafo o que sean representaciones originarias de otro grupo. Moscovici describe dos procesos generales que intervendrian en cualquier sistema de comunicacin: el anctaje y la objetivacién, El anclaje El anctaje describe el proceso de asimilar lo nuevo a lo que ya existe. Se refiere al marco de interpretaci6n (sistema de valores y sistema de categorfas) del que disponga un grupo y que es la herramienta que necesariamente empleard para entender, interpretar, un objeto nuevo o extra Entre exe objeto nuevo y esos viejos sistemas de valores y de categorfas se establece una comiu- nicacién de significados, que dari lugar a una representacin en la que el objeto extraio es te- construido con sistemas familiares, a la vez que estos sistemas resultan en parte también modifi cados con esa nueva asimilacién Sistemas de valores dominantes. Una ilustracién de este proceso Ia da Moscoviei en su obra sobre el psicoaniliss sefalando cémo en las representaciones sociales de éste la sexualidad (libi- do) apenas esté presente, lo que refleja la oposicién de los valores dominantes de la sociedad (por los afios 50) a reconocer en las pulsiones sexuales vectores esenciales de la personalidad. Ese re- construccién segin los valores aceptados refleja un proceso de anclaje, No obstante se sefala uns influencia reefproca: desde la apariciGn del psicoanilisis se han atenuado diversas prohibiciones ‘que regulaban la vida sexual; e! psicoandlisis se ha convertido en emblema de liberacién de cos- ‘umbres sexuales y ha tenido una influencia sobre las conductas individuales, Sistemas de categorias sociales. Es quizé Doise (1990) quien més ha insistido en el papel cen- tral que tiene el anclaje dentro de las representaciones sociales. De hecho una parte de la defini- idn que propone de representaciones sociales como «principios generativos de las posiciones adoptadas a partir de inserciones especificas,insertadas a su vez en un conjunto de relaciones so: ciales mas amplion, se podrfa tomar como una definicién del anclaje social. Por tanto, la asimi- lacién de Ia informacisn depende de la posicién que ocupa el individuo dentro del grupo y de la posicién de este grupo con respecto a otros grupos. Segin ese posicionamiento social, individuos Y¥ grupos razonarin de diferente modo sobre «una misma» informacién, Por ejemplo, el psicoandlisis ¢s visto como la confesién por estudiantes y gente de profesio- nes liberales. Mediante este anclaje, més que insistir en el hecho de hablar, se insiste en la toma de conciencia que supone el psicoandlisis (hablar sin tapujos, iberar conflicts, ditigir concien- cias). Los médicos y estudiantes de medicina anclan o asimilan el psicoandlisis al narco-andlisis. Los obreros fo asimilan a la sugestién (una préctica psiquidtrica por la que se ejerce una influen: cia que para ellos es imprescindible en toda cura). Los que tienen una actitud favorable hacia el psicoanalisis lo asimilan a ta conversacién, Dentro de este grupo, los estudiantes ven al analista Jugando un papel de amigo (posibilidad de dislogo, libertad de expresién, comunicacién, resta- blecer elacién), ete 772 440 Psicologia social, cultura ¥ educacién Otro aspecto interesante de una aplicacién del proceso de anclaje se encuentra en los trabajis de Chombart de Lauwe (1986) con respecto a las representaciones sociales del nifio, Estudia la transmisidn social de representaciones y valores orientados a la socializacién del nto, La autora ‘analiza los persongjes-nifio que se propone a los nifios (en libros y peliculas para nifios) y suv presentacicin por parte de los nifios. El personaje-nifio creado suele encarnar los valores y cont valores de la sociedad, especfficamente moldeudos por el adulto de cara al piblico infantil. se personaje jueza un papel mediador entre las categorias de edad, también juega ese papel en el pr Pio grupo de nifios y entre el presente y el futuro del nifio, Esta imagen que se transmite a traws Uel personaje-nifo evoluciona con el tiempo. Chombart de Lauwe sefiala que en la actualidad et Personaje se hi hecho més auténomo y mas cercano al adulto, y los personajes-femeninos se pa Fecen mis a fos masculinos, Se ve con estos estudios cémo la socializacién también podria ser en tendida como un proceso de anclaje, por el que una categoria social es anelada en/por otra cate goria socal Anclaje de la ciencia en ta sociedad. La penetracién de la ciencia en Ja sociedad, adem te #enerar determinados eambios sociales y cultures, puede también hacer que su modelo de «i Zonamiento sea la vara de medir para el razonamiento lego y por tanto que se aplique un juici Uesfavorable a éste (miseria cognitiva, leno de errores, sesgado, guiado por heuristicos, ete) Como se ha indicado repetidas veces, en la obra en la que Moscovici propone st teorfa de las representaciones sociales lo hace ilustrindola con la representacién del psicounalisis, e6mo el ps teoandlisis pasa del dmbito de la ciencia al mbito lego. Parte de la observacién de que el imps to del psicoanilisis cabe encontrarlo no s6lo en otras teorfas u otras actividades intelectuales tl del ensayista, filésofo) sino sobre lo que parece una de las principales Funciones de la ciencia la wransformacidn de la existencia de las personas. Para Moscoviei el psicoansilisis ha introduce temas nuevos, cambiado de significado de determinados actos, palabras; ha transportado « la gemte a universos de relaciones y acontecimientos extrafios, desconocidos hasta entonces. 1 este modo se ha convertide —como otras teorias cientificus también lo han hecho— en material el que se consttuye cada individuo y cada sociedad, parte integrante de sw vida afectiva e inte lect Probablemente también ha influido en las pricticas edueativas y familiares: los padres tienes Preocupacidn por saber lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer en la educacion de sus hijos: la Thmada filiocracia (los padres tratan Feverencialmente a tos hijos y evitan tos conflito afectivo con ellos) quid tenga también que ver con el anelaje del psicoanaliss en el pe samiento de los putes. De este modo, indirectamente, el psicoandlisis.o su representacidn, puc dle encontrarse en la estructura de la personalidad propia de nuestra cultura, El conocimiento dc psicoanaliss se ira refractando asi, paso a paso, en Tas relaciones interpersonsles, en los lengua jes, fa personalidad y ta sintomatologia. Constituye un modelo que asim, ensefi, comunica compartido; en definitiva, que modela la conciencia colectiva, En otro phino, se plantea la cues ti6n de cémo ese conocimiento lego del psicoandlisis termina transfoemando la relacién terapew lurpaciente y por tanto los resultados de esta prictica clinica La objetivacién La objetivacién es el proceso por el que se hace conereto algo abstracto, Las ideas abstrac tas, lo relacional, es materializado en figuras, Se forma una esquematizacién o nucleo figurative, luna estructura creadora de imagen va a reproducir de forma visible y casi tangible una idea « 773 OO AE Las representaciones sociales 441 estructura abstracta, Se cambis fo indirecto en directo, lo que en la teorfa es afirmacidn general en Ia representacién se convierte en traduccién inmediata de la realidad. En la medida en que el ‘modelo figurativo penetra en el medio social como expresién de lo real aparece como natural. Asi el psiconilsis se ve personificudo en Ia eara de Freud, algunas de sus palabras (por ejemplo, compiejo, represién, trauma), y de sus temas, como Ta infancia, la sexualidad, lo psicosomitico, actividades psfquicas camo el Suefo, el lapsus, se han convertida en signos para interpretar lo que le pasa a alguien, para saber cual es su intenci6n, su estado emotivo, para formarse una opi sobte uno mismo o sobre los otros Moxcovici cree que en la actualidad (desde el auge de las ciencias fisicas) se da una especie {de animismo invertido: se tiende a objetivar lo vivo en lo inert, lo subjetivo en lo objetivo, lo psi: coldgico en lo fisioldgico. Se da ademés una biologizacién de To social, donde el modo de ser del ‘110 es fijado en una especie de estado de naturaleza. Con el proceso de objetivacién, las deus n0 son percibidas como un producto de una determinada actividad intelectual de ciertas mentes sino como reflejos de algo que existe en el exterior, ‘TEMATA O UNIVERSALES DE GRUPALIDAD Cuando los individuos interactdan juntos o purticipan en las mismas pricticas colectivas ela boran asf conceptos o representaciones. Enite los principios de grupalidad que subyacen a estos ‘conceptos hay unos que parecen més universales que otros, 0 hay unos mis probables de interve- hir que otros. Se acaba de ver cémo una propiedad del anclaje es la concatenacién entre una re presentacin previa con algo nuevo (acontecimiento, descubrimiento, prictica colectiva). Sieve, por asf decir, de biela entre lo familiar y 1o extrafio, Sin embargo, entre todas esas miltiples con~ ccatenaciones entre representaciones, hay unos vectores que prevalecen mAs a menudo que otros. Estos vectores resullan asf hegeménicos, constituyen lo que suele denominarse la tradicin. Tie- nen la propiedad, por tanto, de ser mas universales, mis impersonales, o estar més despegados de contingencias hist6ricas particulares. En la literatura estos vectores han recibido distintos nom- bres (paradigma, nicleo central, horma, rama, tropo, ideas-fuerza, concepios clave, principio or- ganizador, etc). En este sentido, Moscovici y Vigneaux (1994) utilizan la nocién temata pro- puesta por Holton (1982) para definir un conjunto de concepciones bésicas, ideas-fuerza, de arquetipos profundamente enraizados en la memoria colectiva de un grupo. Los temata expresan quello que da lugar a una regutaridad de estilo © a una repeticién selectiva de los contenidos que son ereadas por una sociedad y que ésta conserva. Indicun repertorios de significado que no se acabun con lo que puede ser actualizado por los individuos y realizado por as instituciones en un ‘momento dado. (Qué duda cabe que sobre estos temata se construyen las representaciones sociales. Se aborda asf qué es lo que va a intervenir como nocign primera en el engendramiento de familias de repre- sentaciones. Segtin Moscovici y Vigneaux (1994), estos temata emergen a tres niveles: a nivel conceptual (por ejemplo, en la ciencia la aparicidn de los conceptos de simetria y de continuo), 2 nivel metodol6gico (términos como la invarianza, extremos o imposiblidades aplicadas alas le- yes) y anivel de la hipétesis o proposicién temética (por ejemplo, la hipStesis de Newton referi- s «ha ‘eer que se interese por el problema que se le plantea». La acttud a tomar hacia el nifo con dif ccultides eognitivas es verificar qué es lo que el nino sabe y motivarlo. Se realiza en primer lugar tuna etapa de verificacién para luego sobre ella poder estimular las aptitudes y habilidades de los alumnos. La segunda didictica o estrategia pedagégica, que denominamos severidad. es rechavada en promedio por los sujetos y subraya fundamentalmente dos dimensiones. De hecho, ls actitud es- tricta se simboliza en la generacidn de distinos tipos de castigo y Ia marginacién del alumno me- diocre. Esta severidad tiene varias facetas: 1) castigo 0 evaluaciGn negativa: 2) ignorar al nitio marginindolo y 3) refer a lx autoridad fuera de Ta clase, ya sea de los padres o de niveles mas altos de la jerarqufa educativa (Mugny y Carugati. 1989). Ast, en primer lugar aparecen ftems ‘como: «dar al alumno un mal informe»: «prometerle un premio o recompensa si mejora su ren: dimiento»: «mostrar al alum que esté quedando por detris de los otros estudiantes»: «hacer que el aluino compita con otros niNos»: «prevenirlo de que se avisurd a sus padres»: whacerle re~ petir la repuesta correcta varias veces; «hacer que repita el ejercicio varias veces»: «hacer que “observe a un compariero que da Ia respuesta correcta», Aqut la eompetencia central y dominante de los maestros aparece en dos vias: la importancia de la repeticiOn y ta presentacidin de la res- puesta-modelo correcta ‘La actitud de severidad hacia el nifio que esti fallando se expresainstitucionalmente de varias formas, pues el problema se puede derivar bien hacia arriba, director o supervisot. bien hacia afue- ra, los padres, de la jerarquia educativa, También aparece una estrategia reciprocamente competi- tiva ya que a la actividad cognitiva «normab> (modelo correcto para resolver problemas) se pro: ponen presiones psicolégicas sobre el nio (competicién, temor, castigo, recompensa, ridiculo. ic.) La presién psicol6gica del ridiculo aparece como expresidn extrema de la presion y la indi- ferencia total:

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