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Pero, desgraciadamente, a la espontaneidad individual, no se le suele conceder, por parte

de los modos comunes de pensar, ningn valor intrnseco, ni se la considera digna de


atencin por s misma. Encontrndose la mayora satisfecha de los hbitos actuales de la
humanidad (pues ellos son quienes la hacen ser como es), no puede comprender por qu no
han de ser lo bastante buenos para todo el mundo. Y an ms: la espontaneidad no entra
en el ideal de la mayora de los reformadores morales y sociales; por el contrario, la
consideran ms bien con recelo, como un obstculo molesto y quiz rebelde frente a la
aceptacin general de lo que, a juicio de estos reformadores, sera mejor para la
humanidad.
El heterodoxo se convierte en peligro para el grupo social masificado y poco autntico.

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