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DISCURSO SOBRE EL ESP{RITU POSITIVO AUGUSTE COMTE wiynteato pr UBRD dee.:-- ‘iteps /jtoww firodot.com Librodot Discurso sobre el espiritu positive Auguste Comte 2 Objeto de este discurso 1. EI conjumte de los conocimientos astronémicos, considerado hasta aqui demasiace aisladamente, no debe constituir ya en adelante mis que uno de los clemenics indispensables de un nuevo sistema indivisible de Filosofia general, preparado gradualmente por el concurse espontiineo de todos los grandes trabajos cientificos pertenecientes a los tres sigles tltimos. y egado hoy, finalmente. a su verdadera madurez abstracta, En virtud de esta intima conexisn, todavia muy poco comprendida, la naturaleza y , toda especulacién pucril 24.—A propésito de esta intima armonia entre la ciencia y el arte, importa Finalmente obscrvar en especial Ia feliz tendencia que de ella resulta para desarrollar y consolidar el ascendiente secial de la sana filosolia, por una consecucncia espontinea de la preponderancia reciente que obtiene, evidentemente, la vida industrial en nuestra civiliazacién moderna. La filosefia teolk jca no podia realmente convenir sino a aquellos tiempos necesarios de Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive sociabilidad preliminar, en que la actividad humana debe ser militar esencialmente, a fin de preparar poco a poco una asociacisn normal y completa, que al principio era imposible, segiin la teoeia histérica que he establecido en otro lugar. El politeismo se adaptaha sobre todo al sisterna de conquista de la antigitedad, y el monoteismo a la organizacisn defensiva de la edad media. Haciendo prevalecer cada ver mis Ia vida industrial, la sociabilidad moderna debe, pues, sccundar poderosamente Ia gran revolucién menial que hoy leva nuestra inteligeneia, definitivamente, del régimen teold; cotidiana al mejoramiento préctico de la condicién humana ¢s por necesidad poco compatible on las preocupaciones rvligiosas, siempre relativas, sobre tode en el monoteisme, 4 un destino del todo diferente. Sino que, ademss, tal actividad es propia para suscitar finalmente ico al régimen posilivo. No sdlo esta activa tendencia una oposicién universal, tan radical como espontinea, a toda Filosofia teolégica. De un lado, en efecto, la vida industrial es, cn el fondo, directamente contraria a todo. optimisma provideneial, puesto que supone necesariamente que reducica tanto como sea posible, Sin un obsticule semejante, en efecto, que no puede cesar mis que por el completo desuse del espiritu teoldgico, el especticulo diario del arden real habria ya determinado una universal adhesién al principio fundamental de la Filosofia positiva. 28. Varios siglos antes de que el desarrolle cientifico permiticra apreciar directamente esta oposicién radical, la transicién metafisica habia intentado, hajo su secteto impulso, restringir, en el misma seno del monoteismo, el ascencliente de Ia teologia, haciendo preva~ lecer abstractamente, en cl iiltimo periodo de la edad media, la célebre doctrina escolistica que sujeta Ia accién efectiva del motor supremo a leyes invariables, que habria establecide primitivamente, vedindose cl cambiarlas nunca. Pero esta especie de transaccidm espomtanea centre el prineipia teokigico y cl principio positivo no suponia, evidentemenle, mis que una sxistencia pasajera, propia para facilitar mas la decadencia continua del une y cl triunlio gradual del otm. Su imperio mismo estaba limitaclo esencialmente a los espicitus cultivados; 18 Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive Auguste Comte 19 pues, mientras la fe subsistié realmente, cl instinto popular hubo de rechacar siempre con energia una concepeién que, en el fondo, tendia a anular el peer providencial, condendndolo auna sublime inercia, que dejaba toda la activielad habitual a la gran entidad metalisica, sslando asi Ja naturaleza ascciada al gobierno universal, como ministro obligado y responsable, a quicn debian dirigirse cn adelante la mayoria de las qucjas y las siiplicas. Se ve que, en todos los aspectos esenciales, esta concepcién se asemeja mucho a la que la siluacién moderna ha hecho prevalecer cada vex mas respect a la monarquia constitucional; y esta analogia no es de ningin modo fortuita, puesto que el tipo teolégico ha proporcionado, en sfeeto, la base racional del tips politics, Esta doctrina contradictoria, que destruys Ia eficacia social del principio teoldgico, sin consagrar e] ascendiente Fundamental del principio positive, no podria correspondera ningiin estado verdaderamente normal y duraclero: constituye sélo el mais poderoso de les medios de transicién propios del Gltimo oficie necesario del espiritu metalisico 29.—Final mente, la incompatibilidad necesaria de Ja. ciencia con la teologia ha tenido que manifestarse también en otra forma general, especialmente adaptada al estado monoteista, haciendo resaliar cada vez mais la radical imperfeccidn del orden real, que asi se ‘pone al inevitable optimismo providencial. Este optimismo, sin duda, ha seguida siendo conciliable mucho tiempo con cl espontinea desplicgue de los conocimientes positives, porque un primer andlisis de la naturaleza debia inspirar entonces en todas partes una ingerua admiracisn por el mode de realizarse de los principales fenémenos que constituyen el orden sfectivo. Pero esta disposicién inicial tiende luego a desaparecer, no menos necesariamente, a medida que el espiritu positive, tomando un caricter cada vez mas sistemitico, sustituye ‘poco a poco, al dogma de las causas finales, el principio de las condiciones de existencia, que ofrece, en mayor grado, tedlas sus propiedades ligicas, sin presenilar ninguno de sus graves riesgos cientificos. Entonces deja uno de asombrarse de que la constitucién de los seres naturales se encuentre, en cada caso, dispuesta de manera que permita la realizacicn de fenémenos efectivos. Estidiando con cuidado esta inevitable armonia, con el tinico designio de conocerla mejor, se acaha luego por observar las profundas imperfecciones que presenta, en todos aspectos, l orden real, casi siempre inferior ensabiduria a la economia artificial que extablece nuestra débil intervencién humana en su limitado dominio. Como estos vicios naturales deben de ser tanto mis grandes cuanto se trate de fenémenos mas complejos, las indicaciones irrecusables que nos olrezca, en este aspecto, cl conjunto de la astronemia, ‘bastanin aqui para hacer presentir cusinto debe extenderse una apreciacién semejante, con nueva energia filosdfica, a todas las demas partes esenciales de la ciencia real. Pero importa, sobre todo, comprender, en general, a propéeito de esta critica, que no tiene sélo un destino pasajero, a titulo de medio antiteolégico, Se enlaza, de un mado mis intimo y duradero, al expiritu fundamental de la Filosofia positiva, en la relacién general entre la especulacisn y la acein. Si, por una parte, nuestra activa intervencion permanente descansa, ante todo, en el vonocimiento exacto de la economia natural, de la cual nuestra economia antificial no debe vonstituir, en todes aspectos, sino el mejoramiento progresivo, no es mens cierto, por otra parte, que asi suponemos la imperfeccién necesaria de aquel orden espontsineo, cuya modifi- cacién gradual constituye cl fin cotidiano de todos nuestros exfuerzos, individuales o wolectivos. Haciendo abstraceién de toda critica pasajera, la justa apreciacién de los diversos inconvenientes que pertenccen a la constitucién efectiva del mundo real debe ser, pues, voncebida desde ahora como inherente al conjunto de la filosofia positiva, hasta frente a los casos inaccesibles a nuestros débiles medios de perfeccionamiemt, a fin de conocer mejor, sea nuestra condicidn Fundamental, sea el destino esencial de nuestra actividad continua. Capitulo III Atributos correlativos del espiritu positivo y del buen yw Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive 20 sentido L. De la palabra positive: sus diversas acepciones resumen los atributos del verdadere espiritu Filoséfice 30.—El concurso espontineo de las diversas consideraciones generales indicadas en este Discurso basta ahora para caracterizar aqui, en todos sus principales aspectos, cl verdadero espiritu Glosdtico, que, después de una lenta evelucisn preliminar, alcanza hay su. estado sisternitico, En vista de Ia obligacién evidente, en que estamos desde ahora, de ealificarle habitualmente con una breve denominacin especial, he dehide preferir aquella a quien esa universal preparacién ha procurado cada ver mas, curante: los tres siglos tiltimos, la preciosa propicdad de resumir lo mejor posible el conjuntey de sus atributes fundamentales. Come todos los términos vulgares. clevados adualmente ala dignidad filossfica, fa palabra positive ofreee, en nuestras Ienguas occidentales, varias acepeiones distintas, aun apartando el sentido gi psero que sc une al principio a ella en los espiritus poco cultivades. Pero importa anolar aqui que todas estas diversas significaciones convicnen igualmente a la nueva Filosofia neral, de la que indican altcrnativamente diferentes propicdades caracteristicas: asi, esta aparente ambigiiedad no ofrecer en adelante ningin inconveniente real. Habri que ver en ella, por el contwario, uno de los principales ejemplos de esa admirable condensacitin de férmulas que, en los pueblos adelantados, reine en una sola expresién usual varios atrihutos distintos, cuando la razén publica ha Hegade a reconocer su permanente conexién 31.—Considerada en primer lugar en su acepeién mis antigua y mas comin, la palabra positive designa le real, por oposicién a lo quimério: en este aspecto, conviene plenamente al suevo espititu filossfice, caracterizado asi por consagrarse constantemente a las inves- aciones verdaderamente asequibles a nuestra inteligencia, con exclusién permanente de los imnpencirables misicrios con que sc ocupaba sobre todo su infancia. En un segundo sentido, muy préxime al precedente, pero distinto, sin embargo, este técmino fundamental indica el el destino necesario de todas contraste de lo ati y lo initil: entonces recuerda, €n filose nucstras sanas especulacinnes para cl mejoramicnto continuo de nuestra verdadera condicisn, individual y coleetiva, en lugar de la vana satisfaccisn de una estéril curiosidad. Segin una tercera significacidn usual, se ermplea con frecuencia esta feliz expresin para calificar la copesicién entre la certeza y la indecisién: indica asf Ia aptitud caracteristica de tal filosofia para constituir espontiineamente 1a armonia ligica.cn el individuo y la comunién expiritual en la especie entera, en lugar de aquellas ducdas indefinidas y de aquellas discusiones in- terminables que habia de suscitar el anti men mental. Una cuaria acepeién ordinaria, confundida con demasiada frecuencia con la precedente, consiste en oponer lo preciso a lo vago: este sentide recuerda 1a tendencia constante del verdadero espititu filosifico aobtener en teclo el grado de precisién compatible con la naturaleza de los fenérnenos y conforme con la exigencia de nuestras verdaderas necesidades; mientras que la antigua manera de Filesofar conducia necesariamente a opiniones vagas, ya que no levaba consigo una indispensable disciplina mas que por una constriccisn permanente, apoyada en una autericad sobnenatural 32.—Es menester, por tltimo, observar especialmente una quinta aplicacién, menos usada que las obras, aunque por otra parte igualmente universal, cuando se emplea la palabra positive como lo contrario de negative. En este aspecto, indica una de las mis eminentes propicdades de la verdadera filcsofia moderna, mestrindola destinada sobre todo, por su naturaleza, no a destruir, sino a organisar. Lox cuatro caracteres gencrales que acabamos de recordar la distinguen a la propios de Ja filosofia inicial. Esta tiltima significacién. que por otra parte indica una continua tendencia del nueva espiritu filossfico, ofrece hoy una importancia especial para xz de todes los mados posibles, sean tealégicos © melalisicos, coracterizar directamente una de sus principales diferencias, no ya con el espititu teokigico, 20 Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive que Tuc, durante mucho tiempo, orginico, sino con el espiritu. metafisico propiamente dicho, que nunca ha podide ser mis que critico. Cualquiera que haya sido, en efecto, la accisin disolvente de la ciencia real, esta influencia fue siempre en ella puramente indirect y secundaria: su misrno defecto de sistematizacidn impecia hasta ahora que pudicra ser de otto modo; y el gran oficio argénico que ahora le ha cabide en suerte se opondria en adelante a tal atribucidn accesoria, que, por lo demés, tiende a hacer supertlua. La sana filosefia rechaya radicalmente, cs cierto, todas las cucstiones neccsariamente insolubles: pero, al justificar por qué las desceha, evita el negar nada respect a elas, lo que seria contradictorio can aquel desuso sistematico, por el cual solamente deben extinguirse todas las opiniones verdadera- menic indiscutibles. Mis imparcial y mas tolerante para con cada una de ellas, en vista de su comin indiferencia, que pueden scrlo sus partidarios opucstos, sc uplica a apreciar histéricamente su influencia respectiva, las condiciones de su duracién y lox motives de su decadencia, sin pronunciar nunca ninguna negacidn absoluta, ni siquicra cuando se trata de las doctrinas mas antipaticas al estado actual de la razdn humana en los pucbles adelantadas. Asf es como hace justicia, escrupulosamente, no slo a los diversos sistemas de monoteismo distintos cel que hay expira entre nosotros, sino también a las creencias politefstas, @ incluso fetichistas, refiriéndolas siempre a las fascs correspondientes de Ia evolucién fundamental En el aspecto dogmitico, profesa por otra parte que cualesquicra concepciones de nuestra wginacién, cuando su naturaleza les hace forzosamente inaccesibles.a toda observacién, no son desde ese momento mis susceptibles de negacidn que de afirmacisn, verdad decisivas, Nadie, sin duda, ha demostrado nunca Iogicamente la no existencia de Apolo, de Minerva, etc., ni Ta de las hadas orientales @ de las diversas creaciones. posticas; lo que en ningiin caso ha impedide al espiritu humano no sbandonar irrevocablemente los degmas antiguos, cuando han dejado por iiltimo de convenir al conjunto desu situacién. amente 33.—Fil nico earécter esencial del nuevo espiritu filoséfico que no haya sido alin indicado dinectamente por la. palabra po: todo Jo relative alo abseluto, Pero este gran atribute, a un tiempo cientifico y légice, es de tal modo inherente a 1a naturaleza fundamental de los conocimienios reales, que su consideracién ‘onsiste en su tendencia necesaria a sustituir en eral no tardari en enlazarse fntimamente con los diversos aspecios que esta [Gemula combine ya, cuando cl modermo régimen intelectual, hasta ahora parcial y empirico, pase comiinmente al estado sistemitico, La quinla acepeién que acahamos de aprcciar es propia sobre todo para determinar esta altima condensacicn del nueva: lenguaje Filassifice, desde sentonices plenamente constituido, segtin la evidente afinidad. de las dos propicdades. Se concibe, en eft to, que la naturaleza absoluta de las viejas doctrinas, sean teoligicas © malafisicas, determinaba necesariamente a cada una de ellas a resuiltar ni todas las demiis, so pena de d cen virlud de su genio relative es como la nueva filosofTa puede apreciarel valor propio de las teorias que le son mas epuestas, sin ir a parar nunca, sin embargo, a ninguna coneesién vana, susceptible de alterar la nitidex de sus miras © la firmeza de sus decisiones, Hay, pues, realmente ocasidn de presumir, segtin el conjunte de una apreciacisn especial semejante, que la férmula empleada aqui para calificar habitualmente esta filesofia definitiva recordar’ en adelante, a todas las buenas intel galiva respecto a nerar ella misma en un absurdo cclecticismo. Al contrarie, ncias, la combinacién efectiva entera de sus diversas propicdades caracteristicas. I. Correlacién, espontinea y luego sistemstica, entre el espiritu positivo y intelectual y moral. Este estado debe resultar ficil, por el contrarie, yaa los pensadores, ya a los operarics, por su comin liberacién espontinea de los cuidados relativos 41 sosie: Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive Auguste Comte 42 al empleo de los capitales, © independiente mente: de la regularidad natural de su vida daria. 64.—Cuando estas diferentes tendencias, mentales y morales, hayan obrado de modo sonvenicnte, habrd ce ser, pues, entre los proletarios donde mejor se realice esa propagacin universal de la instruccicn positiva, condicién indispensable para el cumplimiento gradual de la renovacién Filoséfica, También es entre ellos donde el carcter continuo de un estudie semejante poxri Hegar a ser mis puramente especulativo, porque se encontrarialli més exento de aquellas miras interesadas que evan a él, mis 0 menos direclamente, las clases superiores, ‘preocupadas casi siempre de cdlculos vides o ambiciosos, Después de haber buscado en él el fundarnento universal de toda sabidurfa humana, vendrin luego a buscar, come en las bellas artes, una dulce diversién habitual para cl conjunto de sus fatigas cotidianas. Como su inevitable condicién secial ha de hacerles mucho més preciosa tal diversidn, sea cientifica 0 estética, serfa extrafio que las clases d rectoras quisicran ver en ella, por el contrario, un motive fundamental para tenerles esencialmente privados de ella, negando sistematicamente la dinica satisiaccién que puede repartirse indefinidamemte a aquellos mismos que deben renunciar a los goces menos comunicables. Para justificar tal negativa, dictada con demasiada frecuencia por cl egoismo y la imeflexidn, se ha objetado alguna vez, es cierto, que esta vulgarizacién especulativa tenderia a agravar pmofundarmente el desorden actual, desarrollanda la funesta disposicisn, ya demasiado pronunciada, al desorden universal. Pero este natural temor, tinica objecisn seria que sobre este punto mereceria una verdadera discusién, resulta hoy. en Ia mayoria de los casos de buena Fe, de una confusidn irracional de Ia instruccién positiva, a la vex estética y cientifica, com la instruccidn metafisica y literaria, tinica organizada ahora. Esta, en efecto, que, ya lo hemos reconocide, ejerce una accidn social cnuy ‘perturbarlora en las clases ilustradas, se harfa mucho mas peligrosa si se la extendicra a los fproletarios, en quienes desarrollaria, ademis del disgusto por las ocupaciones materiales, exorbitantes ambiciones. Pero, por forluna, estin, cn general, tadavia menos dispuestos a pedirla que se estaria a concedérsela. En cuanto a los estudias positives, concebidos sabia- mente y dirigides de manera conveniente, no llevan consigo en forma alguna un influjo semejante; al enlararse y aplicarse, por su naturaleza, a todos los trahajos prictices, tienden, por el contrario, a confirmar o aun inspirar el gusto de ellos, bien ennobleciendo su caricter habitual, bien suavizando sus penosas consecuencias; al condueir, por otra parte, a una sina apreciacién de las diversas posiciones sociales y de las necesidades correspondientes, disponen a darse cuenta de que Ja dicha real es compatible con cualesquicra condiciones, siempre que sean cumplidas honorablemente y racionalmente aceptadas. La filosofia general que resulta de ellas representa al hombre, o mis bien a Ja Humanidad, como el primera de los seres conocidos, destinado, por el conjunto de las leyes reales, a perfeccionar tanto corno sea posible, y em forks aspectos, cl onten natural, al abrigo de toda inquictud quimérica; lo cual tiende a levantar profundamente el active sentimiento universal de la dignidad humana. Al mismo tiempo, modera ¢spontineamente ¢l orgullo demasiado exaltado que podria suscitar, mostrando, en todos aspectos y con familiar evidencia, cudn por bajodebemos quedar siempre del fin y del tipo asi caracterizades, ya en la vida activa o incluso en la vida especulativa, don- de se siente, casi a cada paso, que nuestros mis sublimes esfuerzos no pueden superar nunca sino una débil parte de las dificultades fundamentals 65—A pesar de la gran importancia de los diversos motives precedentes, consideraciones todavia mas poderosas determinanin sobre todo a las mentes populares a secundar hoy Ia accién filosdfica de la escuela pesitiva por su ardor continuo por la propagacidn universal de los estuclios reales; se refieren a las principales necesidades colectivas propias de la condiciéin social de los proletarics. Se pueden resurir en esta indicacién general: hasta ahora no ha podicdo existir una politica exencialmente popular, y silo la nueva Filosofia puede constituirla. Capitulo II Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive 43 Institucién de una politica popular 1° La politica popular, siempre social, debe hucerse sobre todo mora. 66,—Desde el comienzo de la gran crisis moderna, el pueblo no ha intervenide atin mas que come mero auxiliar en las principales luchas politicas, con la esperanza, sin duda, de obtener de clas algunas mejoras de su siluacién general, pero no por miras y un fin que le fuesen realmente propics. ‘Todas las disputas habituales han quedado concentradas, esencialmente, entre las diversas clases superiores. © medias, porgue se referian sobre todo ala posesiin del poder, Ahora bien, el pueblo no podia interesarse disectamente mucho tierpe por tales conflicios, puesto que I naturaleza de nuestra civilizaciin imnpice evideniemente a los prolctarios esperar, incluso desear, ninguna participacin importante en cl poder politico propiamente dicho, Adems, después de haber realizado csencialmente todos los resultados sociales que podian esperar de Ia sustituciGn provisional de los metafisicos y legistas, en lugar de [a antigua preponderancia politica de las clases sacerdotales y feudales, se vuelven hoy cada vez cas indiferentes para la estéril propagacidn de esas luchas cada vex més miscrables, reducidas ya easi a vanas 1 idades: personales. Cualesqu ra que sean los esfuerzos diarios de la agilacién metafisica para haccrlos intervenir en cstas frivolas disputas, por cl incentive de lo que se Hama los derechos politicos, el instinto popular ha comprendlide ya, sobre todo en Francia, cusin ilusoria y pueril seria Ia posesisn de un privilegio semejante, que, incluso en su actual grado de diseminacién, no inspira habitual mente ningun interés verdadero a la mayoria de los que gozan de él exelusivamente, El pucblo no puede interesarse esencialmente mas que por cl uso clective del poder, sean eualesquiera las manos cn que resida, y no por su conquisia especial. Tan pronto como las cuestiones politicas, 0 mas bien desde enlonces sociales, sc reficran de ordinario a la manera como cl poder debe ejercerse para alcanzar mejor su destine neral, principalmente relative, entre los modernes, a la masa profetaria, no se lardaré en reconocer que el desdén actual nada tiene que ver con una peligrosa indiferencia: hasta entonces, la opinién popular permanecera extraiia a esas disputas, que, a los ojos de las fuenas inteligencias, al aumeniar la inestabilidad de todos los pederes, tienden especialmente a retrasar esta transformacién indispensable, En una palabea, el pueblo est aatural mente dis- puesto a descar que la vana y tempestuosa discusién de los derechos se encuentre por Fin recmplazada por una fecunda y saludable apreciacin de los diversos deberes escnciales, ya sean generales o cepeciales. Tal es el principio espontineo de la intima conexién que, sentida tarde o temprano, unird necesariamente al instino popular con la accidn social de la filosofia positiva, pues esta gran transformacién equivale evidentemente a aquella otra, fundada antes por las mais allas consideraciones especulativas, del movirniente politico actual en un simple movimicnio filoséfice, cuye primer y principal resultado social consistiri, en efecto, cn constituir sélidamente una activa moral universal, prescribienddo a cada agente, individual o solectivo, las reglas de conductas mis conformes con la armonia fundamental. Cuante mis se medite sobre esta relacidn natural, mejor se reconecersi que esta mutacin decisiva, que sdlo poclia emanar del espicitu positive, no puede hoy encontrar un apoyo slide més que en el pueblo propiamente dicho, tnico dispuesio a comprenderla bien y a interesarse profunda- menis por ella, Los prejuicios y las pasienes propios de las clases superiors o medias se ‘oponen conjuntamente a que, al principio, sea sentida suficientemente en elas, porque, de ondinario, han de ser mis sensibles a las ventajas inherentes ala posesidn del poder que a los pelignas que resultan de su ejercicio viciose. Si bien el pueblo es ahora, y debe seguir siendo ssn adelante, indiferente ala posesién directa del poder politico, no puede nunca renunciar a su indispensable participacién continua en cl poder moral, que, sicndo el tinieo verdadcramente accesible a todos, sin ningiin peligro para el orden universal y, por el contrario, con gran venlaja cotidiana para él, autoriza a cada une, en nombre de una comin doctrina fundamental, a hacer volver convenientemente a los mas altos poderes a sus diversos deberes esenciales. Fin a Librodot.com Librodot Discurso sobre el espiritu positive Auguste Comte 44 verdad, los prejuicios inherentes al estado transitorie © revolucionaria han debide encontrar también alguna acogica entre nuestros proletarios: mantienen, en efecto, inopertunas ilusiones indefinido de las medidas politicas propiamente dichas: impiden por ello apreciar cunto mis depende hoy 1a justa satisfaccién de los grandes intereses populares de las opiniones y de las costumbres que de las instituciones mismas, cuya verdadera regencracién, actualmente imposible, exige, ante tode, una reorganizacién espiritual. Pero ‘puede asegurarse que ta escuela positiva tendrai mucha mas Facilidad para hacer penetrar esta saludable ensefianza en les espiritus populares que en cualquier otro lugar, sea porque la metafisica negativa no ha podido arraigarse allf tanto, sea, sobre todo, por el impulso constante de las necesidaces sociales inherentes a su situacién necesaria, Estas necesidades se reficren esencialmente a des condiciones fundamentales, una espiritual, otra temporal, de naturaleza profuncamente conexa: se trata, en efecto, de asegurar convenientemente a todos, cen primer lugar, la educacién normal, y luego el trabajo regular; tal es, en el fondo, el verda- dero programe social de las proletarias. No puede existic verdadera popularidad sine para la politica que tienda necesariamente hacia este doble destino, “Ahora bien: tal es, evidenternente, el caricter espontsinco de la dectrina social propia de la nueva escuela filosSfica; nuestras explicaciones anteriores deben dispensar aqui, a este respect, de toda otra aclaracisn, reservada, por otra parte, a la obra indicada tan a menudo en este Discurso, Importa sélo aiiadir, acerea de este punto, que Ia concentracién necesaria de questros pensamientos y de nuestra actividad sobre la vida real de la Humanidad, aportando toda ilusién vana, tenders sspecialmente a fortificar mucho la adhesién moral y politica del pucblo propiamente dicho a la verdadera Filosofia moderna. En efecto, su juicicso instinto advertira pronto en ella un poderose motive nuevo de dirigir sobre todo la prictica social hacia el sabio mejoramiento continuo de su propia condicidn personal. Las quiméricas esperanzas inherentes a la antigua filosofia han conducide con demasiada Frecuencia, por el contrario, a descuidar con desdén ta- les progreses, 0 a aparlarlos por una especie de aplazamients continuo, de acuerdo con la importancia minima que, naturalmente, habia de dejarles aquella eterna perspectiva, inmensa compensacin espontinea de todas las miserias, cualesquicra, 28 Natwralesa de [a participacién de los gobiernos en lar propagacién de lax nociones positivas, 67.—Esta sumaria apreciacién basta ahom para sefalar, on los diversos aspecte esenciales, Ia afinidad necesaria de las clases inferiores para la filosofia positiva, que, tan pronto coma el contacto haya podide establecerse plenamente, encontrar alli su principal apoyo natural, a un tiempo menial y social, mientras que la Filosofia teokdgica no conviene ya mas que a las clases superiores, cuya preponderancia politica tiende a cternizar, asi como la filosofia metafisica se dirige sobre todo a las clases medias, cuya activa ambicidn secunda. ‘Todo espiritu meditador debe comprender asf finalmente: la importancia verdaderamente fundamental que presenta hoy una sabia vulgarizacicn sistemitica de los estudios positivos, destinada csencialmente a los proletarios, a fin de preparar una sana doctrina social. Los dliversos observadores que pueden libertarse, siquicra momeniineamente, del torhellino diario eslin de acuerdo ahora en deplorar, y ciertamente con mucha razén, el influjo andrquico que gjercen, en nuestros dias, los solistas y los retores. Pero estas justas quejas serén inevitablemente vanas, mientras no se haya reparado mejor en la necesidad de salir por fin de una situacién mental en que Ia educacin oficial no puede conducir, de ordinario, sino a formar sofistas y retores, que ‘por la triple ensefianya que emana de los periddicos, de las novelas y de los dramas, entre las clases inferiores, a quicnes ninguna instruccién regular preserva del contagio mctafisice, rechazade slo por su razcn natural, Aunque se deba esperar, acerca de esto, que Lo sbiernos actuales advertirdn pronto de cuinta eficacia puede ser la propagacisn universal de ab ienden luego esponténeamente a propagar el mismo espiritu, Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive Jos conecimientos reales, para secundar mis eadla ver. sus esfuerees continues para el dilieil mantenimiento de un orden indispensable, no hay que esperar todavia de ellos, ni siquiera desear, una cooperacién verdaderamente activa en esta gran preparacidn racional, que debe resultar sobre todlo, curante mucho tiempo, de un libre celo privado, inspirado y sostenido por verdaderas convicciones filosélicas. La imperfecta conservaciéin de una grosera armonia politica, comprometida sin cesar en medio de nuestra desorden mental y moral, absorbe demasiado justamente su solicitud diaria, ¢ incluso los tiene situados en un punto de vista demasiado inferior, para que puedan comprender dignarmente la naturaleza y las condiciones dle un trabajo semejante, del que sélo es menester peditles que entrevean su imporlancia. SI por un cel intempestivo, intentaran hoy dirigirlo, no podrian conseguir mis que alterarlo profundamente, de manera que se comprometiese mucho su principal eficacia, al no unirlo a una filosofia bastante decisiva, lo que pronto lo haria degenerar en una incoherente acumulacién de especialidaces superficiales. Asi, la escuela positiva, que resulta de un active coneurso voluntario de los espititus verdadcramente Filoséfices, no tendri que pedir, durante: mucho tiempo, a nuestros gobiernos occidentales, para realizar conve! ficio social, més que una plena liheriad de exposiciéin y de discusin, equivalente a aquella jememente su gran de que ya goran la escuela teolgica y la escucla metafisica, La una puede, tdos los. dias, er sus mil tribunas sagradas, preconizar a su antojo Ia excelencia absoluta de su eterna doctrina y lanzar a todos sus adversarios, sean cualesquiera, a una condenaciGn irrevocable; Ia obra, en las numerosas citedras que le sostiene La munificencia nacional, puede desarrollar dia riamente, ante inmensos auditorios, la eficacia universal de sus concepciones ontoldgicas y la preeminencia indefinida de sus estudios Literarios. Sin pretender ventajas semejantes, que el tiempo sélo debe procurar, la escuela positiva no pide esencialmente hoy mis que un mera derecho de asilo regular cn los locales municipales, para hacer apreciar alli directamente su aptitud Gltima para la satisfaceidn simulténea de todas nuestras grandes necesidades sociales, propagando con prudencia la nica instruccisn sistemética que pueda preparar descle ahora una verdadera reorganizacién, mental primero, luego moral y, por dltimo, politica, Con tal que este libre acceso Je esté siempre abierio, el celo voluniario y gratuito de sus escasos promotores, secundado por el buen sentido universal y baja el impulso creciente de la situa- cién fundamental, no temera nunca sostener, incluso desde esle momento, una activa competencia fileséfica con les numeroses y poderosos Grganos, hasta reunides, de las dos escuelas antiguas. Ahora bien: ya no es de temer que en adelante los hombres de Estads se aparten gravemente, en este aspecto, de I imparcial moderaci6n cada vez mis inherente a st propia indiferencia expeculativa; incluso la escuela pesitiva tiene ocasién de contar, a propesite de esto, con la benevolencia habitual de los mix inteligentes de ellos, na sélo en Francia, sine también en todo nuestra Occidente. Su vigilaneia continua de esta ensefianza popular libre se limilara pronto a prescribirle slo la condicién permanente de una verdadera posilividad, apartando de ella, con inflexible severidad, la introduccisin, todavia demasiade inminente, de las especulaciones vagas o sofisticas. Pero, en este punto. las necesidades esenciales de In escucla pesitiva coinciden direclarnente con los deberes naturales de los gobierios, pucs si éstos deben rechazar un abuso semejante en virtud de su tendencia anarquica, aquélla, ademas de este justo motivo, Jo jurga completamente contrario al destine fundamental de tal enscfianza, puesto que reanima ese miseno espiritu metafisico en que ve hoy el principal obstaiculo para el advenimicnto social de la nueva filosofia. En este aspecto, asi como por todos los demais titulos, los filGsofos positivas se sentinin siempre casi tan interesados como los poderes.actuales en el dable mantenimiente continuo del arden interior y de la paz exterior, porque ven en ello la condicién mis favorable para una nueva renovacién menial y moral; silo, desde cl punto de vista que les ex peculiar, dehen ver desde mis lejos lo que podria comprometer o considerar este gran resultado politico del conjunto de nuestra siluacién transitoria, Librodot.com Librodot Discurso sobre el espiritu positive Auguste Comte _ 46 Capitulo III Orden necesario de los estudios positivos 68.—Hemos caracterizado ahora lo bastante, en todos aspectos, Ia importancia capital que presenta hoy la universal propagacidn de los estudios positives, sobre todo entre Los proletarios, para constituir en adelante un indispensable punto de apoyo, a la vex mental y social, a la elaboracisn filoséfiea que debe determinar gradualmente la reorganizacién spiritual de las sociedades moderna. Pero tal apreciacién quedaria atin incompleta, ¢ incluso insuficiente si cl fin de este Discurso no estuviera dircctamente consagrado a establecer el onden fundamental que conviene a esta serie de estudios para Fijar la verdadera posicin que debe ocupar, en su conjunto, aquel de quien este Tratade se ocupard luego exclusivamente. Lejos de que esta coordinacisn didéctica sea casi indiferente, como nuestro vicioso régimen sientifico hace suponer demasiado a menudo, puede afirmarse, por el contraria, que depende sobre todo de ella Ia principal eficacia, intelectual o social, de esta gran preparacigin. Existe, ‘por otra parte, una intima solidaridad entre la concepcién enciclopédica de donde resulta y la ley fundamental de cvolucién que sirve de hase a la nucva Filosofia 1? Ley de clasificacion, 69.—Un orden tal debe, por su naturaleza, cumplir dos condiciones esenciales, una dogmitica, otra histérica, cuya converg primera consiste en ordenar las ciencias segiin su dependencia sucesiva, de manera que cada una descanse en la precedente y prepare la siguiente: Ia segunda preseribe disponcrlas segtin la marcha de su formacisn efectiva, pasando siempre de las mas antiguas a las mas recientes. Ahora bien: la equivalencia espontiinea de estas dos vias enciclopédicas procede, en general, de Ia identidad fundamental que existe inevitablemente entre la evolucin individual y la evolucién colectiva, las cuales, teniendo un origen igual, un destino semejante y un mismo agente, deben siempre ofrecer fases correspondiente, salvo las tinicas diversidades de duracién, de intensidad y de velocidad, inherentes a la desigualdad de los dos Este coneurso necesario permite, pues, concebir estos des modes como dos aspectos vorrelatives de un tinico principio enciclopédico, de manera que pucda emplearse habitwalmente aquel que, en cada caso, manifieste mejor las telaciones consideradas, y con la ‘preciosa facultad de poder comprobar constantemente por uno lo que resulte por cl otro, 70.—La ley fundamental de este orden comin, de dependencia dogmitica y de sucesién histérica, ha sido establecida completamente en la gran obra indicada mas arriba, y cuyo plana general determina. Consiste cn clasificar las diferentes ciencias, segiin la naturalea de los fendmenos estudiados, segdn su generalidad y su independencia decrecientes 0 su complicacién creciente, de donde resultan especulaciones cada vex menos abstractas y cada ver mas dificiles, pero también cada vex miseminentes y completas, en virtud de su relacién mas intima con cl hornbre, © mis bien con la Humanidad, objeto final de todo el sistema teGrico. Esta clasificacin toma su principal valor filosfico, sca cientifice 0 légico, de la identidad constante y necesaria que existe entre todas estos diversos modos de comparacién especulativa de los fendmenos naturales, y de donde resultan otres tantos teoremas enciclopédicos, cuya aplicaciéa y uso pertenecen a la obra citada, que, ademds, en el aspect activo, afade esta importante relacién general: que los fenémenos resultan asi cada vex mis modificables, de manera que ofrecen un dominio cada vex mis vasto a Ia intervencién humana, Basta aqui indicar sumariamente In aplicacicn de este gran principio a la deterrnina~ cién macional de la verdadera jeraryuia de los estudios fundamentales, concebidos directamente desde ahora como los diferentes elementos esenciales de una ciencia tinica, la de la Hurmanidad. neia necesaria es menester reconocer ante tado: Ja 46 Librodot.com Libeadot Discurso sobre cl espiritu positive 47 2° Ley Enciclopédica o Jerarquiet de las ciencias. 71.—Bste objeto Final de todas nuestras especulaciones reales exige, evidentemente, por su naturaleza, a la vez cientifica y lgica, un doble preimbulo indispensable, relative, por una paric, al hombre propiamenic dicho, y por otra parte, al mundo exterior. No se podria, en

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