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bh. F MASCULINIDAD/ES Joye Ry Teresa Valdés y José Olavarria (eds.) (eter) HoMOFOBIA, TEMOR, VERGUENZA Y SILENCIO EN LA IDENTIDAD MASCULINA* Micuaet S, KIMMEL, “Es divertido” (dijo la esposa de Curley): “Si yo engancho un hombre y él esta solo, me llevo bien con él. Pero basta que se junten dos tipos y ustedes no podrén hablar, Absolutamente nada, sino estupideces”. Ella deslizé sus dedos, poniendo ‘sus manos en sus caderas. “Ustedes estan todos asustados unos de otros, ésa es la razén. Cada uno estd atemorizado de que los demds les saquen ventaja”. John Steinbeck, Of Mice and Men (1937). profundo del corazén de todo hombre. Pensamos que la virilidad es una cosa, tuna cualidad que alguien tiene o no tiene. Pensamos que la virilidad es innata, que reside en la particular composici6n bioldgica del macho humano, el resultado de Jos andrégenos o la posesién de un pene. Pensamos de la virilidad como una propie- dad transcendente y tangible que cada hombre debe manifestar en el mundo, la re- compensa presentada con gran ceremonia a un joven novicio por sus mayores por haber completado exitosamente un arduo rito de iniciacién. En las palabras del poeta Rober Bly (1990), “la estructura que esta al fondo de la psiquis masculina esté atin tan firme, como lo estuvo hace veinte mil afios” (p.230). 'sEn este trabajo considero a la masculinidad como un conjunto de significados siempre cambiantes, que construimos a través de nuestras relaciones con nosotros mismos, con los otros, y con nuestro mundo, La virilidad no es ni estética ni atemporal; es hist6rica; no es la manifestacién de una esencia interior; es construida socialmen- te; no sube a la conciencia desde nuestros componentes biolégicos; es creada en la cultura, La vitilidad significa cosas diferentes en diferentes épocas para diferentes personas. Hemos Ilegado a conocer lo que significa ser un hombre en nuestra cultura al ubicar nuestras definiciones en oposici6n a un conjunto de otros, minorfas raciales, minorfas sexuales, y, por sobre todo, las mujeres. P ensamos que la virilidad es eterna, una esencia sin tiempo que reside en lo * Extractos del capitulo Masculinity as Homophobia. Fear, Shame and Silence in the Construction of Gender Identity, publicado en Harry Brody Michael Kaufinan,eitores, Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications, 194. Agradecemos la autorizacin del autor. Traduceién de Oriana Jiménez. Isis IyTERNACIONAL * 1997 * EDIcioNes De Las Muuenes N°24 49 jones de virili estén constantemente cambiands Nuestras detinicions 20° cial en el Ue Hevan a cabo las rel politica eda por na definicion ascend a Heinen, sociolégico; tendemos a buse; crisis, aquellos puntos de transicidn ¢ oleae in Iuchando por atic: irven. ta ren rads ¥ las nuevas estan e 4 construida socialmente y que dida como una pérdida, como dela masculinidad es ral durante 10s a 5 enten lg coe Nuestros esfuerzos por mantener una fachada varonil cubren todo loys mos. Lo que usamos. Cémo caminamos. Qué comemos. Cada amaneramiciti,, movimiento contiene un lenguaje codificado de género. Piensen, por ejenpli.c contestar la pregunta: ¢Cémo sabe usted si un hombre es homosexual? Cuno esta pregunta en clases o talleres, las respuestas invariablemente proveen u bastante tipica de conductas afeminadas, Camina de una cierta manera, hiblade {a forma, actia de cierto modo; es muy emocional; muestra sus sentinicns | mujer coment6 que ella sabe si un hombre es gay si él se preocupa realment otra dijo que ella sabe si él es gay si no muestra interés en ella, si la dejassl me Bee paces ¢ imaginen to que los hombres heen ellos, Las meme 'e podria tener la posibilidad de una ides a core un conjunto de ee se tefieren a los estereotipos originiles ‘ ; anera. Nunca hable ¢ eens acerca de la conducta, Nunca se nie ¢2S¢ ponga emocional, Slates le wd forma, Nunca muestre sus sentime vi : Mjeres que encuentre asp a Ae Preparado para demostrar interés se! 7 Sada sobre usted. Ey, ulta imposible para cualquier mujer hace! ia # este sentido, la homofobia, el miedo de ser pereit* ‘gay, no como un verdadero hombre, mantiene a todos exagerando las reglas tradicio- nales de la masculinidad, incluyendo la explotacién sexual de mujeres. La homofobia y el sexismo van de la mano. Las consecuencias de ser percibidos como afeminados son enormes, a veces asunto de vida y muerte. Nos exponemos a grandes riesgos para probar nuestra con- dicién de hombre, con Ia salud, en los lugares de trabajo, y con enfermedades tensionales. Los hombres se suicidan con una frecuencia tres veces mayor que las mujeres. El psiquiatra Willard Gaylin (1992) explica que eso se debe “invariable- mente ala percepeién de una humillacién social”, con frecuencia ligada al fracaso en Jos negocios: Los hombres se deprimen por la pérdida de posicidn social y de poder en el mundo de Jos hombres. Noes la pérdida de dinero, o de las ventajas materiales que el dinero puede comprar lo que produce la desesperaciGn que conduce a la autodestruccién. Es la “ver- giienza”, la “humillacidn”, el sentimiento de “fracaso” personal... Un hombre se deses- pera cuando ha dejado de ser un hombre entre los hombres. (p.32) En un estudio se pregunt6 a mujeres y hombres qué era lo que més temfan. Mientras las mujeres respondieron que a ser violadas y asesinadas, los hombres con- testaron que lo que mas les asustaba era ser motivo de risa (Noble, 1992, p.105-106). LA HOMOFOBIA COMO CAUSA DEL SEXISMO, HETEROSEXISMO Y RACISMO La homofobia esta intimamente entrelazada tanto con el sexismo como con el racismo. El miedo ~a veces consciente, otras no~ de que otros puedan percibirnos como homosexuales nos presiona a ejecutar todo tipo de conductas y actitudes exageradamente masculinas, para aseguraros de que nadie pueda formarse una idea errada sobre nosotros. Una de las piezas centrales de esa exagerada masculinidad es rebajar a las mujeres, tanto excluyéndolas de la esfera piblica como con descalifica- ciones cotidianas en lenguaje y conductas que organizan la vida diaria del hombre estadounidense, Las mujeres y los hombres gay se convierten en el otro contra los cuales los hombres heterosexuales proyectan sus identidades, contra quienes ellos barajan el naipe de modo de competir en condiciones que les asegure ganar, y de este modo al suprimirlos, proclamar su propia virilidad. Las mujeres amenazan con cas tracin por representar el hogar, el lugar de trabajo y las responsabilidades familia- res, la negacién de la diversién. Los hombres gay hist6ricamente han desempeiiado el tol del afeminado consumado en la mentalidad popular estadounidense porque la homosexualidad es vista como una perturbacién del normal desarrollo de género. Ha habido también otros otros. A través de la historia estadounidense, varios grupos han representado al afeminado, el no-hombre contra quienes los hombres llevaron a cabo sus definiciones de virilidad, a menudo con viciados resultados, De hecho, estos grupos cambiantes entregan una leccién interesante en el desarrollo histérico estadounidense. Isis Inrenactonat. + 1997 + Eoiciones ve Las Mureres N'24 59 -ecinueve, fueron 10s eUrOPeds Y 18 rilflos loy os del siglo diceinvey™ adounidenses. El “verdadero americ, En los i smbres es proveyeron el contraste para los ie ébil ni corrupto como los supuestos euro; t de adornado, rudo en ver era vigoroso, varonil, Jo en lugar de 7 ies vez ds seeribe Rupert Wilkinson (190 er smante dela libertad oun caballero natu: Stroma dj ne ei (0.9) Blverdadero hombres -aristocral és i siervo. A mediados de ese sig] en yezde un opres® 7 jnueve no erani noble ni sierv0- A eee Tos incios del siglo i jazado al enclenque hombre noble. Ls esclavos er esclavos negros ber ndientes, desvalidos, incapaces de defender a sus mm yistos como hombres re 10s que varoniles. Los indfgenas nativos fueron represe y nfo, y Por ant en uos, por eso podian ser infantilizados como fo dos como muchachos ton IIo excluidos de la plena hombria z é Janco, y pore! Nios ojos sae Pale eve, noevosinmigrantes europeos Se SUMAON ala I ines italianos, quienes eran vistos cor de spores se an apres como rob demasiado apasionados Y ot précticos, y demasiado endebles fisicamentc 10 jus, ea se viandards, A mediados del siglo veinte fueron tambicn payee eee Jos japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, y mis re- cientemente los vietnamitas durante la Guerra de Vietnam— quienes han servido como ‘modelos de poco-hombres contra los cuales los estadounidenses han lanzado su rabia genérica. Los asiéticos fueron vistos como pequetios, blandos, y afeminados, dificil- mente como verdaderos hombres. Tal lista de estadounidenses averiados —italianos, judios, irlandeses, afticanos, ind{genas nativos, asisticos, homosexuales- retine la mayoria de los hombres estado- unidenses. Asf, la virilidad es s6lo posible para una minorfa particular, y la definicién ha sido construida para prevenir que los otros la logren. La castracién de los propios enemigos tiene un lado sorprendente, que estd igualmente provisto de género. Estos mismos grupos que han sido representados como menos varoniles fueron frecuente- mente también, y en forma simulténea, representados como hipermasculinos, como sexualmente agresivos, como insaciables bestias rapaces, contra quienes los hombres ees oe eae esis firme y en consecuencia, rescatar a la civiliz: havereteont Co ames eae some desenfrenadas bestias sexuales, a las les, a los hombres gay como sexualmente insa- ciables, les, a los europeos del sur como sexualmente depredadores y voraces, y a los rapos coma Pn ee Sus caprichos, No obstante, si uno viera a esos ts 0mo salvajes brutales e inciviliza é el Aue fueron percibids son de wéherc, € incivilizados, los términos en Pantallas conta las cuales se Estos grupos se convierten en los otros, lis Proyectan las concepciones tradicionales sobre la hom- er visto como 2 oco-h¢ Ja hombyta a Ie eases UL edo que impuls: s esta idenses 05 ot, como une edo We impulsa a tos estadounidens manera de probar lo improbable, que s¢ & totalmente varonil, La masculinidad deviene una defensa contra la percibida amena- za de humillacién a los ojos de otros hombres, aetualizada por una “secuencia de posturas” ~las cosas que pouriamos decir, hacer 0 incluso pensar, que, si pensamos cuidadosamente, podrian Hevarnos a avergonzarnos de nosotros mismos (Savran, 1992, p.16). Después de todo, ceusintos de nosotros hemos hecho comentarios homofisbicos osexistas, o hemos contado chistes racistas,o hemos lanzado comentarios lujuriosos a mujeres en la calle? {Cusintos de nosotros hemos traducido esas ideas ¥ esas p bras en acciones, atacando a los hombres gay, o forzando o engatusando a una mujer para tener Sexo aunque ella verdaderamente no queria, porque era importante para ganar puntos? REFERENCIAS ‘Adler, A. 1980. Cooperation Between the Seres: Writing on Women, Lave and Marriage, Sexuality and its Disorders (MH. Ansbaschet & Ansbacher, eu. & tratuceisn), New York Jason Aronson. ‘Arendt, H. 1970, On Revolution. New York: Viking. Bly, R.1990. fron John: A Book About Men, Reading, MA: Addison-Wesley Brannon, R. 1976. The Male Sex Role - anal What t's Done for us Lately. Ea: R. Brannon & D. David (ods). The Forty-nine Percent Majority (pp. 40), Reading, MA: Addison-Wesley ‘Connell, R. W. 1987. Gender und Power. 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