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EDUCACTON Y SOCIEDAD
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Realmente es una característica de los afios setenta esta concentracibn de Ia 1.l. Una
atencibn de Ia «mirada social», podríamos decir, sobre el descenso del rendi- comprobacidn y
miento profesional y social de los estudios, un lenguaje de
Después de haberse expresado en 10s afios cincuenta y sesenta en el len- época
guaje optimista y voluntarista de las politicas expansionistas de la educacibn,
e! discurso dominante sobre la Escuela tiende a impregnarse, a partir de prin-
cipios de los afies setenta, de un pesimismo multiforme. Aconsejadc durante
casi veinte afios por los economistas como «la inversibnw más prc2iic:iva de
una estrategia de desarrollo, justificado por los políticos como el instr~mento
1-2. Principio Nos proponemos aquí jalonar rhpidamente cierto número de pistas de in-
de esto revisidn vestigacibn, unas muy utilizadas, otras más raramente, algunas nunca, que
de las abren a un cuestionamiento sociolbgico, conducido por analogia con el fenb-
cuesiianes meno de la infl acibn, la situacibn social creada fuera de la Escuela por el creci-
miento del tamajio de esta institucibn, correlativa con el aumento de las tasas
de escofarizacibn en las diferentes clases de edad.
Por su rapidez, el crecimiento de Tos efectivos escolarizados propone a la
observacibn lo crue se podría considerar como una quasi-experimentacidn:ha-
ciendo variar fuertemente, en Ia mayor parte de los paises, e1 volumen de los
diplomados en el último decenio, esta evolucibn permite aislar, al menos en
forma de tendencia, el efecto propio de la variacibn de una rareza cuftuml (o
simbólica). En efecto, el contexto social apenas ha tenido tiempo de cambiar
JEAN-CLAUDE PASSERON 7
P.~ U R D ~ E ({L'inflation
U, des titres scolairesi) (mim.), 'Univ. de Montreal. 1973.
P. BOURDIEV,r<Cla?sernents,dtclassements et reclassernentsi>,Acies de la Recherche en sriences
socia!es, n . O 24, París, nov. 1978.
Texfesd 'économie de 1 'edifcotion,París, UNESCO, 1968.
De modo accesorio, se querria mostrar que una anaIogia conceptual, como E .3. La funcidn
la que transpone la noción de inflacibn a reaIidades no monetarias, produce de la analo~ía
hipbtesis o , más modestamente, proporciona cuadros y tareas de análisis, tan- en el
to por su udecuación como pos su inudecuacidn a los fenbmenos que trata de funcionamiento
categorizar. Dicho de otro modo, con este ejemplo, se querrian hacer resaltar I d ~ i c ode los
las funciones Sbgicas de la analogía en la teoría sociolbgica. conceptos
socioldgicos
.
Sociolo~ieel anologie: les mors de Ia sociologfe, d.prov. Univ de Nantes, 1 M.
S.-C. PASSERON,
Theoreficol Methods in Social History, Academic Press, New York, 1964.
A. L. STINCHCOMBE, 2. LA
ADECUA-
Los problemas que plantea directamente la similitud formal entre infla- CION DE LA
cidn monetaria y devaluacidn de un valor social tal como el diploma. ANALOGIA
.
8 - JEAN-CLA'UDEPASSERON
2.1. El esquema Partamos de la relación más general de dos de estos términos: a) el aumen-
de la to de volumen de los diplomas otorgados (en líneas generales, proporcional al
dpv~luacidny el crecimiento de las cohortes escolarizadas), y b} el rendimiento profesional del
sefiuelo del diploma. Se ve que el esquema del crecimiento inflacionista es el que mejor
título muestra, en un análisis global, el efecto producido por a) e1 aumento de
los efectivos escolarizados a todos los niveles de la ensefianza (es decir,
las tasas de escolarizacíón en todas las clases de edad) en los ultimos veinte
afios en todos los países europeos, y b) por una evolución de la estructura
jerarquica de los puestos profesionales (y de la correspondiente escala de
los salarios que en estos mismos paises no se ha transformado evidentemente
de manera que asegure a un título dado un beneficio inalaerado).
De igual modo que el descenso del poder de compra del valor nominal de
una moneda resulta de una evolución a diferente velocidad del volumen de los
títulos que aspiran a un poder de compra y de la masa de los bienes dispo-
nibles para estas transacciones, de la misma manera el descenso de? rendimien-
to profesional de un diploma se deriva mecánicamente de la diferente veloci-
dad de evolución de dos estructuras, es decir de la repartición de dos masas:
a) la repartición jerárquica de la población según el titulo escolar, y b) la re-
particibn jerárquica de los puestos disponibles en el mercado del empleo.
Esta comprensión del fenbmeno en su necesidad formal sigue siendo evi-
dentemente mínima y abstracta. Es suficiente, n o obstante, pasa hacer ver la
rapidez de la devaluacibn de los títulos escolares: 1a estructura b) ha quedado
practicamente inmóvil. Puesto que no ha habido en nuestras sociedades, y que
apenas puede ocurrir, una multiplicaci6n de las posiciones socialmente mejor
retribuidas (en ingresos, poder o prestigio) ni un estrechamiento sensible del
abanico de estas ventajas, la rndtiplicacibn de Ios diplomas crea conti-
nuamente un desplazamiento sistemático de la correspondencia entre un título
escolar y su provecho social, cualquiera que sea el criterio con el que se mida:
oportunidades de empleo o de seguridad, nivel de salario o rapidez de carrera,
influencia, honor social, etc. En Francia, por ejemplo, las oportunidades de
acceder a los puestos de mando a de cuadros sociales que estaban, a principios
de siglo, asociados a la posesibn del Bachillerato se han encontrado traslada-
dos desde los años sesenta a estudios superiores largos (licenciatura, agregn-
cibn o tesis de 111 ciclo), mientras que desde 1968 estos mismos títulos han
perdido este poder y en varias disciplinas incluso el de asegurar el empleo; co-
mo contraprueba se nota que títulos crespecificos~como los de antiguos alum-
JEAN-CLAUDE PASSERON 9
nos de ({Grandes Escuelas)}, cuyo volumen ha aumentado muy poco, han
mantenido este poder.
A la espera de que los resultados del censo más reciente permitan aprehen-
der el orden de magnitud o las particularidades de este deslizamiento globaF,
toda encuesta que verse sobre el flujo de salida de una universidad francesa
permite apreciar su importancia: por ejemplo, en el periodo que va de 1973 a
1976, los que salieron de la Universidad de Niza se convirtieron (al cabo de
uno, dos, tres o cuatro anos) en cuadros medios en la mirad de los casos, en
empleados en tres casos de cada 10 y en cuadros superiores en solamente un
caso de cada 10.
El aumento de volumen de los diplomados descansa sobre estos dos fen6- 2.1.1. La expansidn
menos, que suman sus efectos porque están sociol6gicamente asociados en ca- de las tosas de
escolarizacib~y el
si todos 10s paises. alargamiento de los
En Francia, el aumento de Ias tasas de escolaaizacibn se manifiesta en las ,di,
dos extremidades de la curva de edades, en las guarderías y marernales, pero,
sobre todo, entre los de mas edad, mucho más allá de las cohortes constreiii-
das a la escolaridad obligatoria (dieciséis aAos, desde 1959)- La tasa de escola-
rizacibn a los veintidbs años, edad a la que hace unos veinte aiios la casi totali-
dad de los estudiantes terminaba sus estudios, ha pasado del 1I por 100 en
1950 a mas del 15 por 100 hoy. Si bien sblo atenira ligeramente la disparidad
de las oportunidades escolares de las diferentes clases sociales, el fenbmeno se
observa evidentemente en todas. Un 45 por 100 de los hijos de obreros, de
dieciocho afios de edad, estaban escolarizados en 1975, contra un 16 por 100
en 1954; un 80 por 100 de hijos de cuadros medios están presentes en la escuela
a los dieciocho afios, mientras que el 60 por 100 la habían abandonado a esta
edad hace una tseintena de ados. Orden de magnitud de esta expansibn de las
tasas de escolarización en clases de edad cada vez mas elevadas: el flujo de es-
tudiantes presentes en la Universidad se ha multiplicado por 3,s entre 1960 y
1977.
Este crecimiento de los flujos escolares tiene causas múltiples: políticas gu-
bernamentales de la educacibn que proclamaron entre 1960 y 1974 que las in-
versiones en educacibn eran decisivas para el crecimiento econbmico; pero
también presiones y reivindicaciones de las familias que rechazaron en un sis-
tema escolar más abierto las expectativas de movilidad social que aquél habria
podido satisfacer, en particular para las clases medias, en la fase anterior de su
historia, y que podian, gracias a la elevacibn del nive1 de vida, consagrar una
parte mayor de su presupuesto al mantenimiento de los hijos en estudios más
largos; hay que aiiadir a esto la tendencia de los adolescentes y de los posado-
lescentes a prolongar el tiempo de los estudios, a falta de notar en el diploma
obtenido una oportunidad suficiente de entrada en una profesión (efecto
b00mer~ngde la devaluacibn).
10
- JEAN-CLAUDEPASSERON
lo, el mercado del empleo, retrasando la demanda del primer empleo en las
categorías sociales que entraban mas precozmente en el mercado del trabajo;
c) la aparente salisfuccidn de las demandas crecientes de escolarizacibn por
parte de las familias ha desactivado, sin duda, las tensiones políticas, atenuan-
do uno de los cimbolismos más visibles de la desigualdad social, pero tambiPn
ha creado las condiciones de una decepcibn organizada de las expectativas de
movilidad social que creaba haciendo pesada la carga financiera de la educa-
ción asumida por las familias, aunque solamente sea en terminos de salario
más diferido.
Es indispensable caracterizar en primer lugar los efectos de la devaluacibn 2.2. Los efectos
del titulo escolar, cuya generalidad es tal que afecta a todas las categorías de genkricos de la
usnarios. La lbgica de la inflacibn impone globalmente estrategias del mismo devaluacidn
sentido, incluso aunque la modalidad, la intensidad y, sobre todo, los medios
de estas estrategias de adaptación varíen fuertemente según las posturas pro-
pias de los distintos grupos sociales. Por su orden de magnitud y su visibili-
dad, la devaluacibn del titulo escolar define el cuadro de las practicas escola-
res y educativas.
Cuando una moneda está en vías de depreciacibn rapida y Ia ausencia de 2.2.1. i.u
instrumentos alternativos de transaccibn impide la huida hacia tipos más segu- perseVeranciffen
ros, la misma conseieneia de la dcvaluacidn impone maximirar los importes $ ~ ~
poseídos (acumulacibn de valores nominales). Del mismo modo, la conscien- obligaday mjnimo
cia, ampliamente extendida, de la traslacibn hacia arriba del nivel escolar que
permite esperar plausiblemente un buen nivel de salario o un empleo, desenca-
dena en todos los estudiantes la propensión a persistir en el cursus universita-
rio durante el mayor tiempo posible, es decir a utilizar el éxito en Ea termina-
ci6n de un ciclo para empezar el ciclo siguiente -escalada que inicia evidente-
mente el mismo proceso de devaluacibn en el grado superior.
En Francia, la mayor parte de los que entran en un ciclo, entre los proce-
dentes del ciclo precedente, crece continuamente desde 1960, ya se trate de la
continuación de estudios después del BachiSlerato o del paso de un ciclo de la
ensefianza superior al siguiente. La fuerza de esta propensidn o la persistencia
remite a la racionalidad de una estrategia de maximización del capiral escolar,
pero tambitn a una disposicibn cuIturaP favorecida por la condicibn estndian-
til, es decir, a una duda, exenta de todo cálculo en terno al coste de la prolon-
gaci6n de los estudios, sobre si presentarse en el mercado del trabajo con un
capital insuficiente. Esta fuerza de perseverancia es, en cualquier caso, sufi-
ciente para que los enfrentarnientos instalirados por las politicas gubernamen-
tales de contencibn hayan actuado hasta ahora en beneficio de la presibn esáu-
diantil: la tentativa de transformar el Bachillerato en certificado de final de es-
tudios, a fin de poder establecer una seleccibn en la entrada de Ias universida-
des fue, como se sabe, el inicio de los acontecimientos universitarios de 1968
en Francia; desde 1970, los diplomas de final de ciclo puestos en marcha en la
12 JEAN-CLAUDE PASCERON
<<Lasociktk franqais et
J. C.CHAMBOREDON, sa jeunessei), en DARCAS,Leparlage des btrnefices,
Minuit, Paris, 1969, INSEE, Recensemenis.
L. LEVY GARBOUA, Les strolegies des Prud~aatsd I'Univemiie, CREDOC, Paris, 1974.
L. LEVY GARBOUA, aLes demandes de l'ktudiant et Ies contradictions de I'Universiti de masseii,
Revue froncaise de soczologre, XIF, 1, 1976.
En la competencia entre titulos escolares mas o menos devaluados, la in- 2.2.3. nLu buena
versibn de la Ley de Gresham es sólo aparente, puesto que se atiene a la natu- monedaexPu[saa
raleza de la transaccibn entre diploma y empleo, que excluye que la búsqueda 2.~2:'
de los títulos menos devaluados pueda expresarse en el atesoramiento. jerúrquica de 10s
En una situación de devaluacibn, toda diferenciación por la rareza entre tauios y de las
especies discernibles tiende a jerarquizarse como monedas más o menos busca- romas
das. En un mercado del trabaje en que Ia certificación de los postulantes por
la etiqueta escolar no pierde nada de su influencia global, los individuos no se
presentan como portadores de titulos igualmente devaluados, aunque sean del
«mismo nivel» o Ileven el mismo nombre. La diversidad, discernibIe con crite-
rios anexos, de titulos que son formalmente del mismo nivel, si nos contenta-
mos con evaluarlos en nUrnero de asios de estudios o por su simple denomina-
cibn, desernpefia cada vez mas, en la determinacibn de las oportunidades pro-
fesionales, el papel que desempefiaba, en ei periodo precedente, la jerarquía li-
neal de un cursus.
Todos los paises conoclan ya una gran diversidad de ramas de ensefianza
superior, bien debido a la jerarquía formal o informal entre universidades,
14 JEAN-CLAUDE PASSERON
Todos estos efectos genéricos. sin embargo, no pueden ser aislados más 2.3. L a
que arbitrariamente de las fuertes variaciones que manifiestan, cuando se ha- inflacidn de los
cen intervenir sus relaciones con la estratificación social. Esta se ve, efectiva- ríru IOS
mente, afectada de un modo doble por la inflacibn escolar: a) determina, co- escolures, la
mo se sabe, las oportunidades de acceso, de éxito y de perseverancia en e1 sis- esrrot ifcacidn
tema escolar: jc6m0 evolucionan estas oportunidades escolares en un periodo socio1 y la
de fuerte aumento de las tasas de escolarizacibn? iC6m0 evolucionan para las «demacrati-
diversas clases y categorías sociales las oportunidades condicionadas por las zacid n» de las
oportunidaes escolares (oportunidades de movilidad social por medio de la oporrunidades
Escuela)?; b) la misma estratificación social se ve incluso influida en socieda- sociales
des en que la <<herenciasocial» de las posiciones pasa cada vez más por el
título escoIar, por la estructura de la población segun el diploma: jcbmo la
estratificación social o el abanico de los salarios, que constituye una dimen-
sión de ella, se ven afectados por el aumento del «stock de educaci~nnen la
poblacibn activa, asociada a Ia baja del rendimiento social y monetario de ca-
da nivel de educación?
El aumento de los ingresos nominales jamás es igual, demasiado 10 sabe- 2.3.1. La evolucidn
mos, en todas las categorías sociales en cuanto a la tasa global de la inflacibn. de las
oportunidades
De igual modo, el aumento globa! de las tasas de escolarización en las diferen- escoIores y soriaEes
tes clases de edad puede, segun los casos, repartirse entre las diferentes clases de las dEferentes
sociales en proporcidn a sus desigualdades anteriores, estrechar el abanico de clases
la desigualdad de las oportunidades escolares o, ¿por qué no?, ensancharlo.
2.3.1.1. La
No se puede abrir aquí el debate a la vez te6rico y estadistico que condi- ccdemocratizacibn
ciona la respuesta a esta cuestión, sobre todo si se trata de aprehender la ten- de las
dencia a largo plazo en los diversos paises y en los diversos 6rdenes de ense- oportunidades
fianza. Fijémonos solamente en que eri el nivel de la enseñanza superior que escolares: ¿la
condiciona la obtencibn de los títulos profesionalmente mas rentables, las se- inflación aprovecha
a todos?
ries estadísticas (a condici6n de retraducirlas en términos de probabilidades de
acceso por categorías para tener en cuenta la evolución de la estructura de la
poblacibn activa en largos periodos) no autorizan en ningiin pais a hablar de
una tendencia firme a la igualacibn de las oportunidades escolares de las dis-
tintas clases sociales. Bien se hable de ~atenuacibnlenta de las disparidades))
como R. B ~ U D Oo, N como hacemos nosotros, de una ~traslacibnhacia arri-
ba» de la estructura de conjunto de las desigualdades escotares, es
característico que unas sociologías de la educación de orientación teórica tan
diferente convergen aproximadamente en la cornprobacibn de conjunto y la
tendencia.
Todavía este ligero estrechamiento del abanico de las desigualdades escola-
res se observa en medidas globales de acceso, confundiendo todas las discipli-
nas y ramas, cuyo desigual reclutamiento social y desigual rendimiento profe-
sional se verá mas adelante. Finalmente, ta traslaci6n de este abanico de desi-
gualdades, un poco estrechado hacia arriba (es decir, el aumento de las tasas
16 JEAN-CLAUDE PASSERON
de escolarizacibn en todas las clases de edad y en todas las clases sociales) tiene
más visibilidad social y, por consiguiente, más efectos psicosociolbgicos (re-
forzamiento de las aspiraciones) para las categorías favorecidas que para las
otras, incluso aunque Ia ganancia en oportunidades escolares sea nurnkrica-
mente un poco más acentqda en la parte baja de la escala.
cidas. Por poco que nos aproximemos hoy a este caso, los efectos de la estrati-
ficacibn social sobre la carrera escolar ya han empezado a remitirse a otro
terreno. La jerarquía de las ramas y de los establecimientos, que está mucho
mfis directamente relacionada con las oportunidades de salidas profesionales
que el tiempo pasado en los estudios, satisface cada vez más la funcibn de
reproducción social: desde el momento en que una encuesta sobre un sector de
la ensefianza y sus salidas es suficientemente fina, pone a1 descubierto el paaa-
lelismo de la jerarquía de las ramas, según sus saIidas, y la jerarquía de estas
mismas ramas, según su reclutamiento social.
Las capas populares y, sobre todo, medias ante las que se ha abierto mCis 2.3.1.3. Inflacibn
ampliamente, desde hace veinte afios, el acceso al sistema de ensefianza, tienen de títulos-
la irnpresibn de que ws esfuerzos culturales y sus sacrificios pecuniarios no movilidad
intergeneracional y
han sido pagados por el diploma más que con una apariencia engafiosa. El ,b de los
análisis de las series estadísticas, ¿le quita la raz6n a este desencanto? salarios
El hecho de que la estructura socioprofesional de las sociedades europeas
apenas se haya modificado mientras se manifestaba la expansibn escolar con-
diciona un efecto desigualitario paradbjico, pero totalmente inscrito en este
caso. El esquema de un aumento del stock de educacibn -incluso acompafia-
da por una reduccibn de las desigualdades entre clases de las oportunidades de
éxito y de longevidad escolares- conduce a la hipbtesis, desde el momento en
que se opera en una estructura social poco mbvil, de que esta expansibn
podria producir no una atenuación, sino una acentuacibn de las desigualdades
económicas entre clases.
Esto es lo que se produce en el modelo de THUROW, puesto que a reserva
de que se suponga débil el efecto del stock de educacibn sobre la estructura de
los empleos (y, por tanto, sobre la estratificacibn social), el modeIo construido
por este autor muestra que el alargamiento medio del tiempo de la escolariza-
ción en una población produce no una reduccibn, sino un aumento de las desi-
gualdades economicas: a) la variaci6n de la distribución de los salarios que
corresponde a cada nivel de edncación tiene realmente tendencia a decrecer,
pero b) las medias de salario que corresponden a estos diferentes niveles tienen
tendencia a alejarse unas de las otras (extensibn de! abanico de las desigualda-
des).
Las estadísticas americanas muestran que entre 1949 y 1969 los dos efectos
de THUROW han sido ilustrados por la evolución de los salarios en los EE.UU.
Seria útil interrogar a las series estadísticas de otros países por referencia a este
modelo.
El problema de la evolucibn de la movilidad social favorecida por la Es-
cuela en periodo de inflacibn se plantea con la misma lbgica. Las cifras son
aquí lo bastante claras para que los sociblogos menos inclinados a la so-
18 JEAN-CLAUDE PASSERON
2.3.2. Aciirudes y Las diferentes clases sociales y las diferentes categorías de estudiantes no
esiraregias afrontan con iguales armas un sistema escolar diversificado por la misma
di"ersrficodusdedeasinflacibn. La desigualdad de informacibn determina una reductibilidad desi-
diversas cbses
socralpsanre lo gual de los comportamientos de clase a lo que se puede llamar «estrategia)>.Es
inflmidn del ~ I F U I O precisamente esto lo que da lugar a la vacuidad sociolbgica de las generalida-
des de moda sobre «el aburrimiento* de los alumnos de los institutos o de los
estudiantes universitarios, así como de las lamentaciones éticas sobre «Ia pkr-
dida del sentido del esfuerzo»: no se pueden disolver en la abstracción psicolb-
gica procesos que son sociolbgicamente distintos. De la misma manera, los
análisis estratégicos del estilo de LEVY-GARBOUA impiden también captar,
confundiéndolas en la ficcibn del ({estudiante racional», las diferencias de
estrategias que produce la variación de posturas y de medios segiin las clases
sociales. Más bien es el peso, desigual según las clases, de los determinisrnos
sociales y cuIturaIes que producen, por ejemplo, la perseverancia en represen-
taciones y objetivos superados, lo que instituye una distancia variable en el
mismo comportamiento estratégico.
Es, sobre todo, en las clases medias, para las que Fa escolaridad ha sido en
el siglo xix y principios del xx la via real de la ascensibn social, donde la baja
del rendimiento profesional de la escolaridad ejerce sus efectos más netos ge-
neradores de un conflicto entre cultura universitaria y actitudes adolescentes.
El conjunto de estas categorias sociales, cuyas aspiraciones han sido reforza-
JEAN-CLAUDE PASSERON 19
das por la apertura de la Universidad a su entorno, espera, en efecto, que los
títulos escolares le procuren las ventajas sociales que la estratificacibn no Ie
garantizaba mas que porque se trataba de un feniimeno limitado de movilidad
social; de aqui, contradictoriamente, la reivindicacibn de salidas que estén a la
medida de su «cualificacibn» y a la del kxito para todos (el <<8garantizado»),
reivindicaciones que no pudiendo ser satisfechas simultineamente engendran
acrimonia hacia la Escuela.
Las clases favorecidas (burguesía, profesiones liberales y cuadros snpe-
riores), superconsurnidoras de ensefianza superior (cerca de los 3/4 de sus cla-
ses de edad están escolarizados a los veinte años), utilizan plenamente y con
total conocimiento de causa Ia diversificacidn de1 sistema de ensefianza: es
aqui donde se manifiesta una adaptacibn fina y una articulacibn de las estrate-
gias en funcibn del éxito escolar. En los circuitos que prometen las mejores
carreras, los estudiantes de origen burgués, cuyas aspiraciones se ven reforza-
das por la certeza de saberse en una trayectoria «provechosa», presentan, bajo
una forma reforzada con frecuencia por una emulacibn «a la americana)), las
caracteristicas tradicionales de la adhesibn a Ios valores de la integracibn so-
cial; por otra parte, las escolaridades superiores de prolongacibn, de indeci-
sibn o de ociosidad se viven sin dramas e incluso con desenvoltura por parte de
los eltudiantes de las clases superiores que no han podido hacerlo mejor y que
esperan en estas antecámaras de descanso que la buena fortuna (que nunca
sobreviene al azar) Ies procure la menos mala de las salidas profesionales.
En cuanto a los estudiantes de origen popular se observa evidentemente en
ellos, debido a la acentuacibn de las diferencias que su condicibn socia! pro-
mete objetivamente a los diferentes grados del éxito escolar, el maximo de
contrastes en las actitudes hacia la Escuela. Todo distingue la subpoblaci~nde
los que deben a su superseleccibn escolar acceder a las mejores ramas (a las
que se adhieren, entonces, como a un medio de salvaci6n social) y la sub-
poblacibn que encuentra en las ramas sin salidas de la enseñanza superior Ia si-
tuacibn que está hecha, en la secundaria, para los representantes de los estra-
tos mas pobres de la clase obrera, condenados a hacer en las ramas «parking»
de las clases llamadas «prácticas» la experiencia destructora del fracaso y del
retraso escolares, que los encierra en una actitud tan pronto resignada como
agresiva de desinterés.
Toda devaluacibn reevalúa los valores que escapan de ella: en periodo de 2.3.2.1.
inflacibn escolar, la baja del rendimiento profesional de1 diploma es desigual- Desigualdades
mente severa según las características sociales del portador de títulos que se sociales ante la
inflación: el
presenta en el mercado del empleo. Es un poco como si el Banco del Trabajo rendimiento
reembolsara con tipos de interés diferentes los efectivos escolares sobre el diferencial del
<<buenaspecto» del portador de títulos devaluados (en funci6n de sus rela- diploma al entrar
ciones sociales, etc.). en la vida activa
Cuando los efectivos escolares se desmonetizan en el mercado del empleo
se ve crecer, en Ia determinacibn de las oportunidades profesionales, el papel
20 JEAN-CLAUDE PASSERON
del «capital social», es decir del conjunto de los medios y de las estrategias «de
infiltracibn)) (relaciones y c<enchufe»,técnicas de sociabilidad y de «hacer va-
ler),) que un individuo tiene en grados de rentabitidad muy desiguales de la po-
sicibn de su familia y de su medio biográfico en Pa estratificacibn social. Diver-
sas encuestas muestran que a igual diploma -sobre todo en el caso de los m8s
bajos-, existe un rendimiento diferencial de los diplomas universitarios se-
gun el origen social de los aspirantes a un puesto. Esta variable influye si no en
el nivel del primer salario, al menos si en la duracibn que transcurre entre el fi-
nal de los ertudios y el primer empleo de jornada completa o en la rapidez de
las carreras.
Todos los efectos descritos en 2) deben algo de su inteligibilidad al acerca-
miento que opera la analogia de la inflacibn. Pero, a1 mismo tiempo, por los
mecanismos que la analogía propone, por las hipótesis que sugiere, en resu-
men por su poder explicativo y heuristico, este acercamiento es un obstáculo
para la teorizacibn o, simplemente, para Ia descripción de otros mecanismos
sociales, que solamente podrian formularse en otra lbgica conceptual, en otro
lenguaje. Si uno se mantiene obstinadamente, es decir, si uno se hace víctima
pasiva de la rnethfora donde habría que hacer trabajar activamente un acerca-
miento entre estructuras de fenbmenos, tanto en su adecuación como en m
inadecuación, la analogia se convierte de la herramienta metodolbgica que era
en un obsticula epistemolbgico.
, Les formes
E. DURKHEIM dlémeniuires de b vie religieuse, PUF,París.
P. BOURDIEU,itLe marché des biens symboliquec», Anride sociologigue, 22, 1973.
mente para ser olvidado como producto o privilegio social), es decir incluso su
aptitud para ser reconocido como, y por tanto, para convertirse en, Io mas per-
sonal que hay en la persona, ccrerpa mismo de la persona (aspecto, andares,
entonacibn, maneras, etc.), constituye precisamente, en muchos mercados
simbólicos, el valor (o una de las dimensiones del valor) del capital escolar O
cultural.
por el fenómeno, las encuestas que versan sobre las imágenes de orden y de
contestacibn. La representaci6n de la certificación escolar simboliza casi
prototipicamente ' en las jbvenes generaciones el conjunto de las auroridadesy
de las garantías instituciona!es, puesto que la Escuela es la institución que to-
dos han sufrido durante más tiempo y que representa así, a través de sus retri-
buciones y sanciones, el principio del destino social, de la suerte y de la desgra-
cia, del valor personal y del reconocimiento de otro, erc. En resumen, la certifi-
cación escolar tiene todas las oportunidades -en función del papel, feliz o
desgraciado, que ha desempeñado en una biografía- de imponer una conste-
lación general de actitudes hacia las instituciones.
La encuesta revela una relacibn constante entre la posesi6n de titulos esco-
lares y toda una serie de prácticas y de opiniones (sobre la vida sexual, las cos-
tumbres, el número de hijos, la elecci6n del matrimonio o de la cohabitacibn
libre, etc.) cuya coherencia anliinsfitucional seria incomprensible si no se la
comparara con la visión de la sociedad que inspira a los poseedores de titulos
universitarios su devaluación generalizada en todos los mercados. Por
ejemplo, en los grupos dotados de diplomas más altos es donde se encuentra la
propensión mas fuerte a adoptas, con preferencia sobre el matrimonio, el es-
tado de cohabitación (prenupcial o sustitutiva}: efecto de ideología en el que
todas las devaluaciones institucionales se simbolizan mutuamente, al mismo
tiempo que eleccibn de estrategia, puesto que, como hemos visto, la prolon-
gación del tiempo de los estudios sigue siendo, teniendo todo en cuenta, la me-
jor opcibn social y que e! alargamiento de la espera antes de la entrada en la vi-
da profesional requiere, econbmica y simbólicamente, una cohabitacibn
desprovista de sanción jurídica.
L. ROWSSELy O . BOURGUICNON,
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Paris, 1978.
F. de SIYGLY, aLe mariage informe1 -sur la cohabitationii, Population, INED,1980.
J . -C. PASSERON, Cadres e; rn6canisrnes de la socialisoiion, op. cit.
3.4. Muerte de Entre los efectos simb6licos de Ia devaluación de los diplomas, solamente
la ideoiogíu en pocas ocasiones se examina la prueba de verdad que ha impuesto al fun-
de la culturo cionamiento de la ideología de la «cultura desinteresada}), cuya influencia en
desinteresada: la fase anterior de la historia de la institucibn escolar es conocida. Es, no obs-
experiménrum tante, interesante observar que en el mismo momento en que la desaparicibn
crucis en del rendimiento profesional y financiero de Ia mayor parte de los diplomas ha
sociología hecho posible, por una efectiva disociacibn entre la cultura y sus beneficios so-
de la cultura ciales, adquirir !a cultura por si misma, muy pocos usuarios de la Escuela se
alegran de este cambio como de una victoria de la «cultura desinteresada»;
Con la de la autoridad parental; pero la segunda tiende a ser cisternaticamente asociada a la
primera, en la mayor parte de las experiencias infantiles, desde el momento en que las familias dc
todas las clases sociales han conferido a la Escuela un lugar central en sus estrategias de educa-
ción.
JEAN-CLAUDE FASSERON
por el contrario, se ve, en los bancos de los institutos, igual que en los de las
universidades, cbmo el aburrimiento, eI alejamiento, la minimizacibn del es-
fuerzo ganan estadísticamente a los publicos escolarizados.
El efecto es de importancia e instaura una especie de experimenlltm crucis
en sociologia de la cultura. Cuando en la fase precedente, e! anilisis sociolbgi-
co (marxista o weberiano) rehusaba disociar el sentido de la escolaridad y de la
cultura de las posturas que estaban objetivamente asociadas a su posesión,
chocaba evidentemente con las denegaciones de los actores sociales que vivian
y decían vivir su deseo de aprender o de cultivarse prescindiendo de toda con-
sideracibn de los beneficios sociales (ingresos o prestigio) que sblo aceptaban,
al parecer, a disgusto y como por añadidura. La sociología apenas tenia
pruebas que oponer a esta convicci6n para justificar su posición de méto-
do que era, por esto, generalmente incomprendida o tachada de «reduc-
cionismo». La sucesión de los dos estados del sistema escolar permite hoy
un razonamiento comparativo bastante convincente: ha bastado que se de-
graden los beneficios asociados a la posesión de la cultura escoIar para que
la misma cultura o los mismos esfuerzos escolares sean vividos y verbalizados
hoy de un modo totalmente distinto. La Historia prueba que la rentabilidad
social de la cultura es uno de los sentidos de la Cultura.
La prueba se vuelve paradoja para la mayor parte de los actores sociales.
El mismo término (idevaluacibn de los diplomas», que parece ser unanime pa-
ra denominar el aflojamiento de los vínculos entre el título escolar y su poder
social, es significativo debido al hecho de que nadie parece espontáneamente
impulsado a nombrar este fenómeno por su contrario, a saber aextensilin de Ea
educacibn y de la cultura a una parte creciente de la sociedad, independiente-
mente del puesto profesional ocupado)). Ahí estaba, sin embargo, el ideal que
profesaban al mismo tiempo la ideologia humanista de la «cultura desintere-
sada» y la ideología progresista de las Luces. Por haber sido rápido el cambio
se puede ver a 10s mismos individuos que afirmaban, hace poco, que la <<de-
mocratización de la cultura» estaría realizada «cuando el jardinero pudiera
leer a Platbn en el original» desolarse hoy, cuando nos arriesgamos a encontrar
al jardinero con una licenciatura en griego ...
CARLOS LERENA 29
MISERIA DE LA CULTURA
Y CULTURA DE LA MISERIA*
Carlos Lerena
Aunque preparado ex profeso para Educacidn y sociedad, este texto es una versibn alige-
rada de la parte final de mi libro, en prensa y de muy prbxrma aparicibn, Reprirntr y Iiberar
lCririca sociol6gicsr de In educoci6fl y dde lo cultura contemporáneusl, Parte 4. ', 1, Akal Editor.
Madrid.
30 CARLOS LERENA
texto puede hacerse esta previa enumerncihn, índice o programa de lo que aquí
se va a tratar. Primero. Por de pronto, el círculo dentro del que ordinaria-
mente está encerrada la reflexión en este campo empieza por incluir, carac-
teristicamente, una falsa representación básica de las relaciones entre sis-
tema econ0rnico y sistema escolar, ligando directamente e1 desarrollo de es-
te ultimo al desarrollo de aquél. Sobre este planteamiento no parece que se
pueda comprender nada, ni en el campo de la educacibn, ni mas ampliamente
en el terreno de la cultura escolar esto es, en el de la -en sentido restrin-
gido cultura a secas. Segundo. Esta representacibn o concepci6n falsa vie-
ne entrecruzada con la esencial incomprensibn que supone pensar juntos el
desenvolvimiento de la burguesia y el del sistema de ensefianza, y que, en al-
gunas versiones, llega al exrrerno de identificar cultura escolar y cultura bur-
guesa. Tercero. Sobre este fondo, el discurso dominante desemboca, en uno u
otro lenguaje, en lo que constituye básicamente un problema escolástico, co-
mo es el de saber si hay una escuela o varias escuelas; bizantinismo que impide
entender el problema verdadero del desenvolvimiento histórico de las fun-
ciones de inculcacibn y de selección cumplidas por el sistema escolar contem-
poráneo. Cuarto. Otra etapa de este recorrido, o si se quiere, otro movimiento
circular, lo producen las nociones, aparentemente contrapuestas, de rnavili-
dad social y de reproduccihn cuando esras nociones son utilizadas de forma
no sociológica, bien sea reduciendo el problema de la movilidad a lo que
implícitamente se supone ser una suma de sujetos atornizados, o bien sea con-
virtiendo a las clases sociales, y a su proceso de reproducción, en conceptos
vacíos, por la vía de un lenguaic sobreformalizado y panestructuralista. Quin-
to. Girando, en definitiva, sobre una concepcibn instrumentalista y criptocrá-
tica, este discurso se resuelve en la parte más visible de lo que es, en definitiva,
un guiñol- en el entrecruzamiento de nociones falsas, concretamente las in-
corporadas a los estilemas en los que el filisteismo contemporaneo encuentra
su abrevadero; porque el filisteismo contemporáneo encuentra su abrevade-
ro; por ejemplo, ese lenguaje celebre de la explosión-masificucidn-desajuste-
crisis-fracaso-y-muerte de la escuela. Cuando se emplean estas palabras de
modo acrítico -y es lo ordinario: ponerse a airear esas grefias para lograr un
mas plácido descanso del conformismo- hay ya prueba bastante para decir
que sociológicamente no se ha entendido nada. Hecha ya la relación de los
cinco puntos a tratar, veamos de abordar cada uno de ellos, como se ha dicho
de modo sumario.
1. ESCUELA Con relacibn al punto primero, tanto el viejo catecismo marxista -árbol
Y LEVIATAN, caído al que sólo sostiene el interés y la compliciad de sus formales
O LA VERDA- adversarios- como ese antimasxismo que, curiosamente, compite con el
DERA LARGA sobre cual de los dos gana al otro en economicisrno, relacionan el desenvolvi-
MARCHP, miento histórico del sistema escolar, e incluso su propia estructura, con lo que
se llama o considera -y ello a título de data o de fatum- como necesidades
CARLOS LERENA 31
Con relación al segundo punto a considerar, las dos orientaciones ante- 2. ASCETIS-
cichas, esto es, tanto las verdades del brevario del buen marxista -ya se ha MO ESCO-
dicho, que el adversario no es necesario que exista, sino al contrario: es más LAR: EL
productivo inventarlo- como las del prontuario del experto inteligente MODELO
-orientaciones que en el orden del conocimiento son sólo aparentemente TRIUNFANTE
opuestas-, relacionan directamente, en unos u otros términos, el sistema es-
colar con la burguesía: e2 desenvolvimiento de dicho sistema constituiría un
transparente efecto del desarroIlo de esta última categoría o clase social. ;Que
es eso de pensar juntas a la burguesía y a la escuela, o sea, a la cultura?
~Burguesia,que? alta, mediana, pequefia? ¿De ayer, de hoy, o mas bien de
nunca? Parece que se necesita ser realmente duro de oído para que la equiva-
lencia semántica que de ordinarjo se establece entre cuJtura escolar y cultura
burguesa no produzca, al escucharla, daño. Sobre todo, cuando, como es de
rigor, lo de burguesÍa y cultura burguesa se dice con voz segura de sí, incluso
acampanada: esa seguridad denuncia la ligereza con la que se patina sobre lo
obvio, esto es, sobre lo falso. 0 quizá sea una simple broma: en este caso va-
mos ñ seguirle, por un momento, la corriente.
Probablemente, sean los franceses los ljnicos que tengan buenas sazones
34 CARLOS LERENA
so de esos conjuntos y del ascenso del segundo. Aunque con importantes rnati-
ces, el modelo escolar alemán, el francés y el inglts -el esparlo1 puede consi-
derarse un hibrido de esos tres modelos- constituye, en Io esencial, la plata-
forma de poder en la que se afincan las clases medias para defender su posi-
ción. La cirltrira escolar, esto es, la cultura culta, constituye la particular ver-
sión que hacen las clases medias de la cultura aristocrhtica: diplomas escola-
res, contra títulos de nobleza; aristocracia de2 espíritu, frente a ilegítima y des-
vencijada nobIeza de sangre. Otra cuestión bien distinta es que esta batalla se
haya dado, obviamente, en un escenario al que globalmente se lo pueda llamar
sociedad burguesa, cuIrura burguesa, sistema capitalista o, en fin, en este or-
den, utilizar expresiones con valor de referencia al contexto.
Veamos algunos particutarismos nacionales -y por cierto, sin que Fa pa-
labra burguesía vuelva a sonar en este campo-. Dentro de Pa sociedad france-
sa, no parece poIémico decir que el peso de la pequeña burguesia radica! y ja-
cobina ha teñido, por de pronto de rigorismo, de profesionalisrno, de verbalis-
mo y de criticismo su sistema escolar, desde los cimientos, hasta el techo. Por
ejemplo, y más acá de la revolnci6n francesa -ya de por si, en este sentido,
paradigmatica- arranca con el proyecto escolar explícitamente jacobino-
jusdciero-meritocr6tico-~aica-racionalista-centralista de Bazard, o sea, de los
saint-sirnonianos. Comte, Durkheim, la escuela obligatoria de la Tercera Re-
p ú b k a , en fin, e1 sistema escolar y la cultura francesa enteros, resultan im-
pensables sin esos elementos. Dentro de la sociedad alemana se impuso tam-
bién un modelo bisicarnente profesoral, humanista, erudito, docto, pero al
que, con relación al modelo francés, le falta la contribución radica! y jacobi-
na. (Como Te falta al norteamericano : individualidades aparte, para pensar
bien a tste parece que hay que ponerse en lo peor).
Pero, aquí y allá se trata, básicamente, de lo mismo: la vida concebida con
ascesis, o sea, como carrera; el presente como esfuerzo y el futura como re-
compensa. En definitiva, !os básicos supuestos de la cultura escolar -los del
ascetismo cristiano- son esencialmente los supuestos característicos de
-para decirlo como 10 decía Marx, tomando, y asintiendo, la expresidn de
Hegel- la clase medio, esto es, la clase de la cultura. (Critica de lo filosofia
del Estado de Hegel). Esta dase social -en plural- ha llevado (en los Últimos
doscientos afios} el peso del proceso de escolarizaci6n, el cual constituye uno
de los frentes del despliegue histórico de la secularización del ideal ascético:
multiplicar la figura del sacerdote ascético, dicho sea parafraseando a Nietzs-
che. Las clases medias han constituido el sistema de enseñanza en medio de
defensa de su posición social y de reproducción de ésta: ése es el enclave de su
relativa autonomía, y de su específico poder dentro del sistema de clases so-
ciales y dentro de la estructura social.
Probablemente, el modelo brithnico sea en su presentacibn, no en su fon-
do, e1 más singular: el conrenido de la cultura escolar se vence muy visible-
mente aquí del lado de la cultura aristocrática. Con ser la patria de los interna-
dos -paradigma del trabajo ascético de sistemhtica producción de hhbitos, y
36 CARLOS LERENA
de los Rios a Ortega, pasando por todo el noventa y ocho, y también por las
dos repúblicas -ambas, como se recordara, llamadas repúblicas de
profesores-, la cultura escolar española, mas alli del ganado mular y triden-
tino, esta entretejida -al menos en su base- de un escalafonal y probo rigo-
rismo ascético, conatos de racionalisrno -no cartesiano, sino germano: o sea,
tentado de irracionaIismo-, brotes de radicalismo, discursos a la francesa,
codificados abogadescarnente a la alemana, en fin, humorales derplantes eli-
tistas y llamadas urgentes a Po popular -lo natural-, ello entre efluvios aris-
torratizanles. Más aca de estos elementos históricos esta la nostalgia, y la pe-
riódica -que se sepa, la Última a comienzos de los aaos ochenta: ahí
estamos- regresión al birrete y a la toga, para utilizar una expresión de
Veblen.
En suma, el sistema escolar, aquí o allá materialmente no lo ha hecho la
célebre burguesía a secas. Al. contrario, en cierto modo se ha hecho -hasta
donde se ha podido- precisamente contra ella. Han sido las clases medias y la
aristocracia quienes han construido ese sistema y precisamente -intereses
coincidentes- para contrarrestar la fuerza bruta del capital. Pero, entre
aquellas dos fuerzas sociales, no todo eran intereses coincidentes: a la legitimi-
dad de 10s títulos de la nobleza de sangre las cIases medias han opuesto la legi-
timidad de los titulos o diplomas escolares. (Para ello han dispuesto de esa ba-
lanza justa que pesa los quilates del alma de cada cual y que certifica de ellos,
esto es, la escuela. Aquí, no ya los que aprueban sino quienes suspenden unas
oposiciones es ordinario que apelen a sus derechos a una pura justicia). El
sueño de una meritocracia, cuyo eje sea el sistema escolar, constituye la condi-
cibn de defensa, reproducción y desarroIlo crecientes de las clases medias cul-
tivadas: en una palabra, y para decirlo más propiamente, de lo que ha deveni-
do como intelli~entsiaen sentido amplio, tal y como la han entendido, por
ejemplo, Gramsci o Mannheim.
Dentro de este juego, las cIases medias han impuesto sus intereses
específicos: defenderse del proceso de proletarización dentro del bastión-
escuela, trasvasando a SU lenguaje la vieja cultura de la nobleza, y tratando
de dejar a esta sin fuero -el huevo ya se lo había quitado la burguesia-. Con
ello, la aristocracia ha resultado doblemente expoliada: de la propiedad de la
cultura legítima, y de Ia propiedad de la tierra, fuente de su renta y de su posi-
ción. Por lo que respecta a la burguesia, o sea, a los empresarios, el resultado
global ha sido, naturalmente positivo: el hombre culto ha hecho, sin quererlo,
de portavoz del orden burgues, de ariete del capitalismo. Sin quererlo, y lo
que parece mas grave, sin saberlo, o si se quiere al contrario: creyendo que el
combate civil por la altura constituye incondicionalmente y por principio una
sacrosanta cruzada de liberacidn, siguiendo con ello la máxima de1 fundador del
cristianismo -al decir de Camte, o de Nietzsche o de Unamiuno-; máxima
paulina -sdo la verdad os hará libres- secularizada por la intelli~enfsia,por
ejempIo, por Gramsci: sdlo la verdad es revolucionaria. (Como ya se ha
dicho, no se trata de una guerra santa, sino del combate pro domo sua de cierta
38 CARLOS LERENA
3. UNA Otra -punto tercero- de las falsas contiendas entre adversarios que re-
TABLA DE sultan ser realmente cómplices, es la que se produce al reinventar eF problema
MULTIPLI- de saber si escuelas, como madres, no hay mhs que una, o bien si hay dos, e
CAR LA incluso si conviene adoptar una solución trinitaria. No siendo la arena del co-
DIVISION nocimienta lugar para tratar escolitsticos jeroglíficos, este problema es propio
de un debate conciliar: lo exige, y esto parece que forma parte de lo que consi-
guió el althusserismo en este campo. MAxlmo exponente: el en un tiempo más
manoseado de los libros de Ch. Baudelot y E. Establet y la larga fila de recita-
dores de exorcismos que suscito (La escuela capitalista en Francia). Se sabe
que este libra ha sido, para cierto ptiblico, la biblia en este terreno, no sólo pa-
ra el caso espanol, sino en general en America Latina.
Todo mueve a pensar que no es el falso asunto de si Ia escuela es unica o
rnirltiple el que da lugar al eficaz planteamiento acerca de las verdaderas cues-
tiones que aquí subyacen, empezando por la de la subordinación de las fun-
ciones de inculcación y de selección a Ia funcibn de imposición que cumple el
sistema de enseñanza. Básicamente estos dos primeros cometidos de la escuela
-inculcar, seleccionar- constituyen el escaparate de lo que hace, no la tras-
tienda de lo que hay en las operaciones de aquélla. Toda la tarea de inculca-
cibn escolar de hábitos -ensefiar, instruir, transmitir- está presidida por la
labor de imponer, o hacer reconocer, en Última instancia por la fuerza, una
cultura -en sentido amplio- como legítima. Pero imponer cultura4mente es
imponerse socialmente: esto es lo que hace, al hilo de la tarea de inculcación
escolar, un particu Iar grupo social, la ciencia, los letrados, o la ingelligentsia.
No hay, por una parte, una escuela hipostasiada -aparato, maquina o me-
dio, para el pensamiento instrumentalista- y, por otra, sus propietarios. Los
intelectuales no son los amos de la escuela: son la escuela, y ésta es una de las
solidificaciones sociales de su actividad, esto es, una externalizacibn del
despliegue de medios de defensa de su posición social, en el juego de poder
con relación a otros grupos o clases. Pensar al revés, o sea, pensar por separa-
do escuela e intelectuales, como hacen el instrumentalismo y la no-sociologia,
conduce a la ilusión de que se ha conquistado, en tanto que aparato, la es-
CARLOS LERENA 39
cuela, e de que algún dia se puede conquistar: precisamente 10s temas dlebres
de la democrafizaciónde la ensefianza y de la escuela liberadora. Se sabe, por
ejemplo, en otro plano, en qué consiste Ia conquista proletaria del aparato es-
tatal, o sea, en una mas potente, y no proletario en absoluto.
Bajo la ilusión de su neutralidad -ilusión propia del que está enmedio, pe-
ro también del que esta arriba y tiene la fuerza: aquí los intelectuales- la es-
cuela juzga, diferencia, jerarquiza, excluye, distingue. Representante de un
grupo que trata de aplicar su ley, un maestro es, sobre todo, un juez de dicta
sentencias. (Por eso el pensamiento dominante del siglo de las luces supuso
un salto cualitativo: la imposicibn en todos los rincones del universo cuItural o
de las significaciones, de lo que es digno o indigno, licito o iIicito, alto o bajo).
Esta operación de juzgar sobredetermina la operación de inculcar. Histórica-
mente, para hacer vales sus juicios, para imponer la cultura e imponerse so-
cialmente no ha sido necesario que la escuela se extendiera e inculcara o ensefía-
ra esto o lo otro. La tarea de alfabetizar a las clases trabajadoras ha ido al
compis de Ia comprobación de que las ctirceles eran, o podían ser, más caras y
mas ineficaces que las escuelas, esto es, a medida que no bastaba la imposición
por la vía de la simple exclusión de esas clases, descoliociéndolas como públi-
co o clientela dignos o legítimos. Otra sencilla ilustracibn: que cada municipio
tenga su escuela quiere decir, sociológicamente, que la cultura rural reconozca
su inferioridad e indignidad frente a la cuItura urbana. Por otra parte, y en la
medida, no sólo que impone, sino que inculca y ensefia, la escuela rural contri-
buye a la liquidación del campesinado, así como a la conversión de las comu-
nidades rurales en reservas susceptibles de mantener la llamita de Ja liberaci6n
a quienes viven intramuros del Leviatan. A través de su oficio propio de ense-
fiar, el sistema escolar siempre esta implicado en operaciones de poder.
Practicando la divisa del divide y vencerds, el sistema escolar enseiia.
,,msrnite, uniformiza y multiplica, pero antes y sobre todo, diferencia, divide
y se divide: una tabla de multiplicar que multiplica la división, Por de pronto,
división -y jerarquía- internas: de saberes, de grados, de técnicas de incul-
cación, de centros, de títulos, de públicos o clientelas. Para imponerse, la es-
cuela tiene que dividir -diferenciar, jerarquizar- y tiene que dividirse ella
misma. Para que la escuela sea una -como la divinidad- tiene que ser dos,
tres y las que se quieran. Por ejemplo, y con relaci6n a los niveles de escolari-
dad, hay una enseñanza primaria que trata de imponer hábitos de disciplina y
que pone un precio muy alto al valor de la obediencia y de la repetición, al sa-
ber memoristico y acurnulativo. Pero hay otra enseñanza, la superior, que
reivindica la ecuación cultura igual a ocio, Ia cual, en los mejores casos, trata
de alentar, aunque sólo sea a base de palabras, la toma de decisiones, así como
de conseguir un equilibrio entre la autonomía y la responsabilidad -como
mínimo: una escuela que no pasa lista, y que multiplica las ramas del árbol
curricular-. Con relación a las técnicas de imposición e inculcación, hay una
:uela para las clases trabajadoras, en donde se practica la didácrica autorita-
40 CARLOS LEUENA
Con relacibn al cuarto punto -y adviértase que en el anterior sólo nos he- 4. SOCIOLO-
mos ocupado de una de las versiones del: instrumentalisrno: la otra, o sea, la GIA
posicibn idealista y oficialista que predica la escuela una, o Única, como ha ECOLALIA
dicho históricamente la socialdemocracia, ésa no merecía la pena-, el en-
cuentro de los dos adversarios tiene como objeto el problema del efecto que
produce el sistema escolar sobre la desigualdad social. Ambos contrarios, que
no Io son, utilizan tambikn esta vez lenguajes diferentes: el de la movilidad y et
de la reproducción. Atornizando e individualizando el planteamiento, convir-
tiendo las estructuras escolares y sociales en dociles agregados estadísticos dis-
puestos al sacrificio de la s u m a y de la resta, esto es, disolviendo la sociología
-si no hoy sociedad no prrede haber sociolográ, sentenciaba Durkheim y tenia
razón, no por decir sociedad, sino porque, en parte, queria decir estructura
social-, el primer lenguaje puede traducirse en esta caricatura, la cual coinci-
de con la de su propia imagen sobre el espejo sociologico. Para el funcionalis-
mo se trataría de saber, primero, para cuantos y para quienes es buena la es-
cuela, o sea ascendente, promocional, liberadora, y segundo, en virtud de que
genera de conspiración no Eo es -todavía: sin duda el día Ilegarfi- para más
gente. Para el segundo lenguaje -para el del estructuralismo marxista o
marxistizante- y mas allá de su típica encrucijada -qué es lo que se reprodu-
ce, las clases o la ideologia que legitima las clases-, la atornizada y disuelta
sociología del anterior planteamiento se convierte en una totalizante construc-
ci6n mental. Esta connrucci6n se quiere situada más allá de la sociologia, esto
es, se presenta como arrolladoramente supersociológica. Realmente lo que ha-
ce es convertir a las estructuras, a las clases sociales y a la reproducción de
unas y de otras en un eleusino laberinto de misterios, del que sus propios cons-
tructores -como si se hubiesen perdido los planos- tratan en vano de salir,
utilizando para ello la tecnica del juego formal, y desembocando, no en Ia sali-
da, sino en la ecolalia: o sea, en la formula. Para la sociologia, no es ensayan-
do el ábrele sésamo, ni es frotando unas palabras con otras como se produce
la chispa del conocimiento.
Por de pronto, ambos planteamientos coinciden -sin ir más lejos- en
prohibirse pensar en cuestiones centrales: precisamente el problema de la mo-
vilidad -y esta vez no individual y espurea, sino social y verdadera-, y asi-
42 CARLOS LERENA
con relación al otro polo, esto es, a ese diagnhstico tecnocratico en términos
de inerciu, desajuste o inadapfacidn del sistema escolar al sistema producsivo.
En tal diagnóstico, obviamente, implica la subordinación de la lógica del pri-
mero de dichos sistemas a la lógica del segundo. Armado con la simpleza de
verdades del tipo de las deperogruJIo -hay que racionalizar el sistema-, tra-
baja por el reforzamiento del grado de dominaciiin de los intereses de la culfu-
ru respecto de los intereses del capital. Este diagnóstico tecnocrático sólo
puede entenderse dentro de esa contienda: el criterio del beneficio y del poder,
propios de la empresa capitalista, frente a los criterios especificamente escola-
res y culturales, o sea, los criterios del conocimiento y del saber. Estos ijltirnos
demandan invertir esfuerzo durante muchos años, por ejemplo, en e1 Iatin, en
la historia o en la filosofía. Realmente es a esto -a la relativa autonomía de la
lógica de la escuela y de la cultura- a lo que llaman los empresarios -y sus
ideólogos, como diría Marx, esto es, los expertos- inercia, desajuste, inadap-
tación. Históricamente aquéllos han tratado de que las escuelas sean fábricas
de niños, funcionales antesalas de las otras: todos puestos en fila con el nume-
rito de su valor social a la espalda, para decirlo con la imagen que utilizaba
inocentemente Pareto. ¿No es de este género el sencillo ajuste mecánico en el
que sueñan y por el que trabajan? Problema actual paraperogrulio: encontrar
biolhgico-cient ificamente cual es la clave genética diferencial de los hombres
de aro, de plata y de bronce, como lo decía el divino Platón.
Pese a ser el pionero en la severa y IQcida critica de los atrabilismos escola-
res, Veblen, puesto en intelectual denunciaba el curso que tomaban los acon-
tecimientos en su pais, ya a final del siglo pasado: la entrada en las universida-
des, si fuese posible a saco, de lo que lIamaba «etica rapaz de los negocios>>.
Antes que Veblen, Nietzsche -en una línea que tampoco la había inventado
el, pero que a partir de ahí será ya un discurso monorrimo: explicitamente We-
ber, y en nuestro país, Ortega- clamaba contra la especialización y la barba-
sizacion de la universidad. NO se ha conseguido que la actual división del tra-
bajo científico implique una sistemática organizaci~ndel no-conocimiento?
La sociedad capitalista se organiza mejor convirtiendo el estudio de la
economia en ckncia de la administración de empresas, e1 latin en erudita
chifladura permisibIe, y en fin, las ciencias humanas en técnicas de contar, pe-
sar y medir -manipular- a la gente para que al poder no se le escape nadie y
le cuadre asi Ta cuenta (corriente) y el balance de su inversibn de capital. La so-
ciedad capitalista duerme mas segura cuando 90s universitarios son filosófica-
mente onalfaberos, como tajantemente ha tenido que decir GeuEdner de los
productos escolares USA. Podría ser que de otra forma a los universitarios les
diese por seguir el ejemplo de algunos de los maestros del gremio, que algo
consiguieron, y ello precisamente por ser estrictos productos escoPares y exce-
lentes doctores en filosofia, como, por ejemplo, Marx y Nietzsche.
En definitiva, no hay inercia, hay resistencia. No hay desajuste, sino lucha
de dos lógicas contrarias y de dos específicos campos de poder. Esto es lo que
oculta ese grosero instrumentalismo tecnocratico. Dentro del campo de la cul-
48 CARLOS LERENA
tura este discurso es foráneo: si se quiere que vaya de ajuste y desajuste los in-
telcctuales tienen unos con otros muchas cuentas que ajustar. Ya se dijo; esta-
mos en un campo de lucha interna y externa. Existen fracciones que, por
ejemplo, consideran que el sistema escolar debería racionalizarse -y no preci-
samente utilizando la lógica empresarial- a fin de cobrar mas fuerza, y ello
precisamente para tratar en términos de inadaptación al sistema productivo
capitalista -el cual no se olvide que es produciendo cosas/mercancías como
produce individuos: no la educación, sino otro modo de producir hombres,
como pensaba Marx-. O sea, pasa intentar contribuir a que el hombre con-
temporáneo se produzca de muy distinta forma.
6. BAJO Para tratar a quien forma dfio y pareja con el experto -figura que aquí
EL TIC/TAC queda por ahora ya despedida- es necesario hacer del segundo personaje una
DE L A más abierta presentación, Se trata del penultirno producto de la cultura esco-
REPRESION/ lar: del polo izquierdizante -tomando convencionalmente esta palabra- de
LIBERACION esa cultura. (Digo el penultimo producto porque desde comienzos de los años
ochenta se conoce otro modelo: el propiciado por el socialismo triunfante,
quiero decir por la nueva administracihn politica de los gobernados -por par-
te de quienes, en otro tiempo, decían no odministracidn sino conquisra delpo-
der, si bien no se supo nunca quién era el llamado a conquistar a quién-. Esta
admirzisfración -heredera de la antigüedad saint-simoniana- está precisa-
mente tratando de mediar entre las dos figuras aqui en litigio: eficacia con-
table pasa los ideales seculares. Pero este asunto 10 dejamos para mas adelan-
te).
Por de pronto, a primera vista la de la bohPrne es esa posición social -tan
vieja como la propia escuela -que ha multiplicado y democratizado esa ta-
bla de multiplicar Pa divisi611que se dijo que era el sistema de ensefianza. LPe-
YO se trata sólo de esto? Dentro de Ia sociologia espafiola una primera aproxi-
mación la hizo Amando de Miguel estudiando a quienes llamaba los narcisos,
en un trabajo pionero y, como es sólito en él -la palabra es suya- bien escrí-
to. Como todo nombre o etiqueta, la de los narcisos representa una opción
cpistemológica, en este caso atrayente. Pero aquí no se trata de transcribir los
fastos o las saturnales propias de la sociedad del especráculo en versión d e es-
tos a los otros griipos juveniles. Proyectos de este género corren el riesgo de
escorar demasiado visiblemente hacia la psicología: en mi criterio, e! llamado
narcisismo habría que replantearlo sociológicamente. Y ello no solo como
cautela Frente al peligro al que todos estamos expuestos, o sea, el de las pro-
yecciones personales incontroladas. (Por ejemplo, el romanticismo del que
habla Gouldner, y otros sociólogos norteamericanos, es el suyo, parece claro).
Pero, sobre todo -y es lo que se pasa a considerar-, porque jugar aqui con
las cartas o categorías freudianas es conceder demasiado.
Efectivamente, la sociologia podría tratar de plantear esta cuestibn: por
qué en el campo de la educacibn y de la cultura contemporanea edipo es rey.
50 CARLOS LERENA
LA ENSERANZA MEDIA,
ENCRUCIJADA DEL SISTEMA ESCOLAR*
Un avance de este trabajo se public6 en Accidn Educativa, n.' 17, 1982, pp. 1 1-16.
56 MARIANO EERNANDEZ ENGUITA
ESCUELA Y Pero vayamos ahora, antes de centrarnos en el caso espafiol, con la segun-
LEGITIMA- da funcibn general de la escuela. E 5 un lugar común que la escuela sirve para
CION DEL OR- legitimar la sociedad en la que se inserta. La forma mas elemental de esta legi-
DEN SOCIAL timación se encuentra en el propio discurso impartido por la escuela, es decir,
en el contenido de la ensefianza, pero éste es sin duda el aspecto menos impor-
tante. Mucho mas relevantes a este respecto son los aspectos formales de la es-
cuela: desde la relacibn maestro-alumno hasta la estructura de Ia poblacibn es-
colar, pasando otros muchos mecanismos. Aqui nos detendremos solamente
MARlANO FERNANDEZ E N G U E A 59
en la estructura de la poblacibn escolar o, lo que es lo mismo, en el proceso de
seleccibn.
La legitimidad -1egitimacibn- de las sociedades modernas, particular-
mente de las capitalistas -pero también de las llamadas socialistas-, es, fun-
damentalmente, de orden meritocrático. Así como en formas sociales ante-
riores la dominacibn de una u otra minoria sobre la mayoría pudo ser justifi-
cada por una presunta vinculacibn divina o por Ea cuna, en nuestras socieda-
des se supone que el determinante de la posici6n y la autoridad sociales de ca-
da individuo es el mérito individual. La sociedad, se dice, exige el desempedo
de distintas funciones que son complementarias e igualmente necesarias: tiene
que haber médicos y electricistas, maridos y esposas, gobernantes y goberna-
dos. Aunque, como en la granja de Orwell, todas ras funciones son necesarias,
pero algunas son mas necesarias que otras; todos los hombres son iguales, pe-
ro algunos son más iguales que otros. La sociedad, entonces, se sirve de diver-
sos mecanismos de seleccibn y asignacibn para que las personas mhs capacita-
das vayan a las funciones mas importantes, y el denominador común de todos
estos mecanismos es un sistema de recompensas diferenciadas que permitirá
colocar (he righf man ín (he right place.
Naturalmente persisten vestigios mas o menos importantes de formas ante-
riores de legitimacion, pero la ideologia rneritocrhtica tiende a invadirlo todo
salvo la esfera familiar, donde ante el peligro de transparencia de las cosas se
prefiere una justificacibn de orden biológico. Se ha señalado con frecuencia el
maridaje entre dinero y saber en la ofensiva rneritocratica contra [as socieda-
des estamentales, algo que se encuentra ya en el Renacimiento y la Ilustración,
dos periodos que no por casualidad toman su nombre de la esfera cultural aun
habiendo sido sobre todo períodos de cambios econbmicos y politicos. Efecti-
vamente, si Ba ideología rneritocratica impregna todas las esferas menos la fa-
miliar, es fundamentalmente en el mercado y en la escuela donde encuentra su
campo más abonado. En el mercado porque ahi, nos dice la ideologia domi-
nante, se relacionan todos como iguales en el intercambio y triunfan los mas
capaces o, cuando menos, los que mejor saben acudir con «su» produccibn a
satisfacer las necesidades de los demás. En la escuela, analogamente, porque
todos salen del mismo punto de partida y son tratados por igual, diferencihn-
dose unos de otros solo en función de sus ~aracteriszicaspersonales, necesa-
riamente diversas: capacidades innatas, espíritu de trabajo, vocacibn, etc.
Cuando la esfera principal de la sociedad, la economia, muestra no ser tan
cumplidamente meritocritica; cuando la propiedad no puede ser ya justifica-
da en la vena iusnatuhalista que la vinculaba al trabajo; cuando las diferencias
en la propiedad -y, junto con ellas, las diferencias de posici6n social en
general- ya no aparecen como los resultados desiguales de desiguaIes esfuer-
zos, a los que se Ilega, sino como condiciones desiguales de las que se parte;
entonces, la conciencia meritocrática vuelve sus ojos y dirige sus demandas de
igualdad hacia otra esfera distinta de la economía, hacia el Estado, y especial-
mente hacia la educacibn. Mejor 10 explica Jurgen Habermas: «De acuerdo
60 MARIANO FERNANDEZ ENGUITA
con una idea burguesa que ha permanecido constante desde los comienzos del
moderno derecho natural, hasta llegar al derecho eIectoral contempor$neo,
las recompensas sociales deben distribuirse de acuerdo con el rendimiento de
los individuos: el reparto de las gsatificacioner debe ser isomorfo respecto del
mode!o de los diferenciales de rendimiento de todos los individuos. londicibn
de ello es que todos participen, con iguales oportunidades, en una competen-
cia regulada de tal modo que puedan neutralizarse las influencias externas. El
mercado era, precisamente, un mecanismo de asignacion de esa indole; pero
desde el momento en que aun las grandes masas de la población han advertido
que en las formas de intercambio se ejerce tambikn una coacción social, el
mercado pierde credibilidad, como mecanismo de justicia del rendiminto, en
cuanto a la dirtribución de oportunidades de vida conformes al sistema. Por
cso, en las recientes versiones de la ideología del rendimiento el éxito en el
mercado es reemplazado por el éxito profesional, procurado por la educacidn
formal» '.
Claro que esta subrogacibn de la educacibn en las funciones que antes de-
sempeñaba el mercado exige y conlleva otros ejercicios de prestidigitación: el
propietario desaparece detrás del c<ejecutivo)>,la propiedad de los medios de
producción detrás de ru gertibn, la burguesía detrás de la burocracia, la so-
ciedad detrás de la eccuela, lar diferencias sociales detrás de las epifenoméni-
cas diferenciar culturales, la explotacibn del trabajo tras la estructura y distri-
bucibn dc los sa'beres.
A la escuela se le pide que ponga la igualdad donde la sociedad s6l0 ofrece
derigualdad. La escuela debe ignorar, borrar o incluso compensar las diferen-
cias socialer y colocar a todos en una misma linea de partida. Desde ese mo-
mento, como las almas reencarnadas del mito de Er, cada cual es responsable
de su destino, porque la escuela es inocente. Esta traslación de la escuela al
primer plano como determinante del futuro social de los individuos, con Ta
consiguiente ignorancia, deliberada o no, de otros factores sociales que no s6-
lo tienen mayor pero por si mismos, sino que tienen también un peso criucial
dentro de la escuela e imposibilitan cualquier linea de partida homogénea, sus-
cita tras de si iin amplio consenso social. Por las mismas fechas, no hace
mucho, y en declaraciones a un mismo peribdico, José Antonio Segurado, vi-
cepresidente de la ~ I i p u l apatronal espahola, y Felipe Gonzhlez, hoy presiden-
te del Gobierno, venian a coincidir en erte punto. El primero hacia saber que
su ideal de sociedad era una especie de cartera en la que todos partieran del
rnisrnc punto y que, para conseguir esto ÚItirno, lo fundamental era la educa-
ci6n. El segundo, por su parte, afirmaba imperturbable: «De todas las desi-
gualdades, las educativas me parecen las mas graves.»
Esta idea meritocrática de la educacilin -y de la sociedad- tiene una con-
signa: igualdad de oportunidades. Huelga decir que, en sí mismo, se trata de
un planteamiento antiigualitario. No se busca la igualdad, sino un mecanismo
y una justificacibn para la desigualdad. Incluso en cl supuesto de que se crea
de buena fe en ese paradigma, no se busca una igualdad de resultados -ni en
la sociedad ni en la escuela misma-, sino una igualdad de partida tras la cual.
habrá de florecer una desigualdad «legitima».
Esta doble funcibn de la escuela no solamente está presente en lo que de
hecho la institucibn lleva a cabo, o en lo que el capital, e9 Estado y la ideologia
dominante quieren que haga: esta también presente en la percepción que los
consumidores de educaci6n -padres y alumnos- tienen de ella y en los re-
querimientos mas inmediatos que le plantean. La exigencia de ((igualdad de
oportunidades)>es un lugar tan común que no exige comentario alguno, pero
junto a ella coexiste la pretensibn de que la escuela, en sus distintos niveles,
prepare para una incorporacibn inmediata al trabajo, aun en terminos que
implican necesariamente una escuela dividida en correspondencia con la divi-
sión del trabajo. Según una encuesta del Ministerio de Educacibn, un 7 1 por
100 de los entrevistados (sobre un 90 por 100 de respuestas) contestaba hace
poco que si a la pregunta de si la enseñanza media debería proporcionar a to-
dos los jbvener una formacibn suficiente para poder trabajar al finarizarla.
Por un lado, se quiere una escueIa igualitaria; por otro, una escuela que
abra las puertas a1 empleo. Pero como la estructura del empleo es cualquier
cosa menos igualitaria, ambas expectativas son poco compatibles. En termi-
nos abstractos, Ea igualdad de oportunidades y la preparacibn para incorpo-
rarse a una estructura del empleo desigual no tendrfan por qué serlo, siempre
que se supusiera una ertructura meritocrática tanta en la educaci6n como en el
empleo y una adecuada correspondencia entre las destrezas y los títulos im-
partidos por la primera y los demandados por e! segundo. Sin embargo, se va
abriendo paso la creencia, conrciente o intuitiva, de que ni la educacibn ni el
empleo son tan meritocraticos como pretenden, aunque no por ello se ponga
en cuestidn el dogma de la igualdad de oportunidades. No se cuestiona el dog-
ma -salvo muy minoritariamente-, pero constantemente se traslada la exi-
gencia de una cwerdaderai) igualdad de oportunidades más allá de donde ofi-
cialmente se habia ofrecido, porque se percibe que 10 que vuelve socialmente
relevante un nivel de educacibn no es su monto absoluto, sino su valor compa-
rativo, la diferencia. Así, coma ya había señalado muy certeramente Ivan
Illich, en materia de educacibn se da una redifinicibn constante de la riqueza y
la pobreza, de lo suficiente y lo insuficiente. O como plantea John P. Neelsen,
todo proceso de acceso masivo a un nivel educatiio produce una nueva
diferenciacibn institucional (aparicidn de nuevos niveles, de distintas espe-
cialidades, de diferentes tipos de centros), Eo que convierte la larea de lograr la
igualdad de oportunidader en un trabajo de Sisifo. De hecho, hay una desIiza-
miento constante, aunque no sea consciente, de la reivindicacibn de Sa igual-
dad de oportunidader a la reivindicacibn de una igualdad de resultados, por-
que siempre es m i s allá del nivel de igualdad forma! donde se juega verdadera-
mente el futuro diferenciar de 10s individuos. De ahi que sistematicamente se
62 MARIANO FERNANDEZ ENGUITA
cuestione, siempre empujando hacia delante, cuál: haya de ser el punto critico
en que re opere la división fundamental de la poblacibn estudiantil.
Esto se traduce en que la exigencia de igualdad de oportunidades se centre
precisamente en el ámbito de las ensefianzas medias: acceso a las mismas,
currlculos, procedimieritos de seleccibn y orientación en su interior, salidas
profesionales, posibilidades de recuperacibn y reorientacibn, etc. De la misma
manera, desde que existe un tronco común la exigencia de una formacibn que
prepare para la incorporacibn directa al empleo tiene tambikn como blanco el
nivel medio de la ensefianza, puesto que no puede plantearse, lógicamente,
cuando se supone que la ensefianza es todavía la misma para todos y que, por
consiguiente, no puede atender todavía diferentemente a las distintas {(voca-
ciones)), <<capacidadesny demás. La enseñanza media se configura así como el
lugar privilegiado en el que medir la eficacia de un sistema educativo de cara a
la producciíin y el grado de igualdad, siquiera inicial o formal, existente en él.
obstante, se suponia que el que no siguiera una de esas dos vías seguiría la
otra.
Por otra parte, cr dificil de creer que el alto porcentaje de «fracaso esco-
lar)) al finalizar la EGB no obedezca a <<maslimiíaciones que la de la capaci-
dad para el estudian. Además, la tasa de exclusidn representada por la distri-
bución entre graduados escolares y certificados de escolaridad ha venido cre-
ciendo de manera consistente a lo largo de los años. Ykase, en porcentajes, la
distribución entre los años 1975 y 1979 (cuadro 2).
CUADRO II
Curso Terminao
ncad&mico enlorai Gradu~dos % Certificados %
(<rTerminani> quiere dtcir aquí alumnos que obtienen el titulo de graduado a el ccrtiricado en 8 . O Curso, o
bien que abandonan con el certificado dcsde 6 4 7 . O . No figuran, cn cambto, los alumnos que, habiendo cur-
sado 8." en el ano coríeqpondicnte. prefirieron -sus padres y ptofesores- la repeticibn antes que abandonar
con soto el certificado.)
k u e n f ~ I. N.E. y M.E.C. (Gabinete de Estadi~tica.)
Otra forma de «fracaso escolar» es terminar el ciclo básico, sea como gra-
duado o con u n simple certificada, con retraso sobre Ia edad <~norrnal». Evi-
dentemente, hay retrasos de distintas magnitudes, pero no disponemos de in-
formación detaIlada. Podemos ver, sin embarga, la distribucibn por edades de
los alumnos matriculados en 8. " de EGB en el curso E 974-1975 (de donde pro-
cede la cohorte que analizaremos) (cuadro 111).
CUADRO 111
Edad Siiuucidn Cgm obsoIuia Porcentaje
12 aíios Adelantados 24.057 5 2
13 aRos En tiempo 279.227 60,s
14 aiios Retrasados 158.397 -34,3
Todas 461.681 100.0
Este 34,3 por 100, corno puede verse, es ya algo superior al 31,99 por 100
de <(fracasos»medido por Ia proporción de certificados de escolaridad. Sin
embargo, esta nueva cifra tampoco lo dice todo, puesto que hay muchos
alumnos que abandonan la EGR, con o sin el certificado, sin llegar siquiera a
matricularse en 8.". Veamor cómo se distribuyen lor alumnos de 13 y mas
años, cn la EGB, en ese mismo ejercicio escolar (cuadro IV), segun el curso en
que se matriculan.
MARIANO FERNANDEZ ENGUITA 65
CUADRO ZV
Curso CVra Porcentaje
Primero 396
Segundo 995
Tercero 2.8M
Cuarto 9.786
Quinto 30,224
Sexto 82.131
Sptimo 182.639
Octavo, con 13 anos 279.227 373
Octavo, con 14 afios o mas aíios 158.397
Total 747.655 100,OO
Fuente: I.N.E.. Eriad&tku de la EnwRanzu en EspuAa. 1976, y daboracibn propia.
Naturalmente, las causas de estos retrasos pueden ser muchas y muy va-
riadas: repeticiones, comienzos tardíos, enfermedades u otros motivos acci-
dentales, etc., pero el hecho incontrovertible es que soIamente un 37,35 por
100 de los alumnos de trece o más afios que están en EGB se encuentran en el
curso adecuado, lo que quiere decir que el 62,65 por 100 marcha con cierto
retraso. Habría que restar el porcentaje correspondiente a la minoría que con
trece anos ya se matricula en BUP, pero, como pudo verse en el cuadro 111,
los adelantados en A. O de EGB eran tan sbFo un S ,2 pos 100 de los matricula-
dos, y alín representaran menos, sin duda, en 1. de BUP. Por lo demás, hay
que decir que, en sentido contrario, tampoco se han contado aquí los que con
trece o más anos ya están fuera del sistema educativo sin haber finalizado la
EGB.
Pero volvamos con el grupo que terminb Ia EGB, graduado o con certifi-
cado, al final del curso 1974-1975. Lo primero que encontramos (ver
cuadro 1) es que, al año siguiente, 66.903 alumnos, un 14,11 por PO0 del total,
no se matriculan en ninguna parte, abandonan la escuela. Es presumible que
la mayoría de ellos sean certificados, pero no podemos suministrar ninguna
evidencia de eIlo. Aunque los graduados eran 322.306, sblo se matriculan en
1.' de BUP en el curso 1975-1976 255.014 alumnos, el 74,01 por 100 de los que
legalmente podrían haberlo hecho. La cifra de los que se matriculan en este
mismo año escolar en 1 curso de FormaciSn Profesional de Primer Grado es
de 15 1.991, sensiblemente igual a la de los que al final del aAo anterior habían
obtenido el certificado: 151.602. Sin embargo, como ya hemos dicho, se
paede presumir que no son graduados los 66.903 que abandonan la enseiian-
za, al menos en su mayor parte, por lo que hay que suponer un descenso en
cascada: graduados que se matriculan en FP-1 -y también una parte que
abandona- y certificados que dejan la escuela (aunque tampoco tenemos nin-
guna evidencia de eIlo).
Los estudios de BUP duran tres aiios, y los de FP-I dos. Pero al cabo de
66 MARIANO FERNANDEZ ENGUITA
los tres años sblo terminan el BUP 130.230 alumnos, el 51,06 por 100 de los
que se habian matriculado en primero. Y al cabo de dos años s610 terminan la
FP-1 35.680, el 23,48 de Ios que de nuestra cohorte la habian empezado. Es
decir, muy poco más de la mitad de los matriculados en el BUP y menos de la
cuarta parte de los matriculados en FP-1 terminan sus estudios medios con
éxito, en el plazo adecuado.
Esas dos cifras absolutas representan, respectivamente, un 27,48 y un 7,53
por 100 en relacibn al total de la cohorte, los que habian terminada la EGB en
el afio 1975. Esto significa que, en total, solamente el 35,01 ha cubierto en
tiempo y forma uno u otro tipo de estudios medias.
La cosa es más triste aún si introducimos el COU. Como n o disponemos
de datos desgtosados, sino tan solo de la cifra global de matriculados y apro-
bados en el curso 1978-1979, hemos de suponer, para poder seguir con nuestra
cohorte, que los matriculados de dicho curso provienen proporcionalmente de
los aprobados del BUP, los aprobados del bachillerato antiguo y los suspendi-
dos en COU en el curso anterior (tampoco disponernos del número de aproba-
des del bachillerato antiguo en el curso anterior, pero suponemos que la tasa
de aprobados es la misma que para el BUP y la aplicamos al total de matricu-
lados). Haciendo esto obtenemos una cifra hipotética de matriculados y apro-
bados, discutible por todas partes, pero que en todo caso nos lleva a que, des-
contados los que no se matriculan en COU y los que lo suspenden a la prime-
ra, quedarían 75.627 alumnos, un 29,66 por 100 de los que cuatro anos antes
se habian matriculado en 1. de BUP y un 1 5,9é por 100 de los q u e habian ter-
minado la EGB. Si consideramos que las vías de la enseñanza media no son o
BUP o FP-1,sino o BUP y COU o FP-1(volveremos sobre esto), e2 porcentaje
total de alumnos que ha cubierto en tiempo y forma una de las dos variantes se
reduce entonces al 23,49 por 100.
En definitiva, según lo que cada cual considere la forma <<correcta»de pa-
sar por la ensefianza, se puede elegir cualquiera de las siguientes cifras porcen-
tuales -o varias de ellas- para evaluar los resultados de la LGE, desde el
punto de vista de Ia igualdad (siempre ciñéndonos a la cohorte que terminó o
abandonb la EGB al finalizar el curso 1974-1975):
- 3 1,99 por 100 de los alumnos sblo obtienen el certificado de escolari-
dad.
- 14,ll por 100 abandona sin acceder a ningun tipo de ensefianza media.
- 46,19 por 100 no accede a la vía larga, es decir, al BUP.
- 72,52 por 100 no termina en tiempo y forma el BUP.
- 84,04 por 100 no termina en tiempo y forma el COU.
- 64,99 por 100 no termina en tiempo y forma ni B U P ni FP-1.
- 76,51 por 100 no termina en tiempo y forma ni BUP-COU ni FP-1.
- 48,94 por 100 de los que siguen Ia vía larga no terminan en tiempo y
forma el BUP.
- 70,34 por 100 de los que siguen la vía larga n o terminan en tiempo y
forma el COW.
MARIANQ FERNANDEZ ENGUITA 67
- 76,52 por 100 de los que siguen la vía corta no terminan en tiempo y
forma la EP-P.
Huelga decir que las mismas cifras se pueden emplear para evaluar la LGE
o el sistema educativo en terminos de rendimiento. Si consideramos la ense-
ñanza como un aparato de produccibn que deberia arrojas 100 unidades de
producto por cada 100 unidades de materia prima, que el producto que
debería ofrecer ya acabado son los titulados en una u otra rama de la ensefian-
za media, que la produccibn deberia llevarse a cabo en e1 tiempo previsto y
que hay productos de primera y de segunda, el balance fina1 no podría ser más
desastroso.
Veamos ahora cbrno valorar esta distribucibn del alumnado desde el punto ENSE~~ANZA
de vista de !as presumibles necesidades de la produccibn, es decir, cómo valo- Y PRODUC-
rar las ensefianzas medias en su función de forrnncibn y cualificación de la CION: EL
fuerza de trabajo. Ya hemos apuntado al principio de este trabajo que la reIa- OTRO FRA-
cibn entre los conocimientos impartidos por la escuela y los requeridos por la CASO DE LA
produccibn es mas que dudosa. Sin embargo, no compartimos la posicibn que L.G.E.
atribuye al sistema educativo el papel de mero distribuidor de credenciales o
etiquetas. Creemos que existe, en todo caso, olguna relacibn entre las habili-
dades cognitivas, generales o particulares, que la escuela transmite, genera o
fomenta y las que la produccibn requiere. Y creemos que esa relacibn tambiCn
existe, y que probablemente sea mas fuerte, entre las actitudes generadas o fo-
mentadas por la escuela y las que demanda la estructura jerhrquica de la pro-
duccibn capitalista; para mayor precisibn, creemos que existe una correspon-
dencia entre las diferencias de actitudes fomentadas en las distintas ramas de
la escuela y las diferencias de actitudes requeridas en los distintos lugares de la
jerarquía productiva. Asi, por ejemplo, creemos que en la formación profe-
sional y en la escuela primaria, como en los lugares más bajos de la jerarquía
productiva, se fomenta y exige sobre todo obediencia y sumisibn; que en los
escalones intermedios de la produccibn y en la ensefianza media no profe-
sional se fomenta y exige antes que nada la identificacibn con los medios y la
fidelidad acritica; y que en las funciones directivas y en la ensefianza superior
se fomenta y exige fundamentalmente iniciativa e identificacibn con los fines.
Por supuesto, esto no pasa de ser una hipbtesis -por otra parte no nueva-,
cuya constatacibn exigiría un amplio trabajo empírico. No andaba descamina-
do Kant cuando proponia comenzar por la obediencia pasiva, seguir por la
obediencia querida y terminar por la autonomía moral. En cualquier caso, sea
cual sea la relacibn entre Po que la escuela enseiia, abierta o encubiertamente, y
lo que la estructura social reclama, aquí supondremos no sblo que esa relación
existe en mayor o menor grado -y, por tanto, que desde e! punto de vista de
la formación de la fuerza de trabajo, la educacibn debe distribuirse en corres-
pondencia con la estructura de la produccibn-, sino también que el curricwlo
68 MARI ANO FERNANDEZ ENGWITA
CUADRO V
A rea Curso Opcidn % tiempo
Lenguaje 1.O 30,30
2." 44,82
3." A, sin matemiticas 5337
A, con matemáticas 39,29
B, sin Leng. y Lit. esp. 10,71
B, con Leng. y Lit. esp. 25,OO
Ccias.Mat.ydelaNat. 1." 30,30
2.O 31,03
3.' A, sin Matemáticas
A, con Matemáticas 14,28
B, sin Leng. y Lit. esp. 42,84
B, con Leng. y Lit. esp. 28,57
Social y Antropología 1." 12,12
2. O 10,34
3." Todas 32,14
Formacibn estética 1." 15,15
2. 0,m
3." Todas 0,m
Religión o Etica l." 6,06
2.O 6.90
3." Todas 7,14
Educación Física 1." 6,06
2.O 6,90
3." Todas 7,14
Fuente: Lm EnseAunzas Medias en EspuAa y elaboracibn propia.
CUADRO VI
Estrato alto ...................... 266.300 .
Estrato medio-alto ................901.800 .
Suma .............................
Acceso al B .U.P. ...................
Estrato medio-bajo .............3 . 6 2 0 .
Estrato bajo ...................4.143.500 .
Suma .............................
' ~ c c e s o a F . P . - 1 rnbsabandono ......
De acuerdo con el cuadro VI, nos encontramos con una demanda de titula-
dos superiores del 13,O& por 100 y una oferta de acceso al BWP del 53,8 1 por
100. (en realidad aiin mayor: el 68,01 por 100, el porcentaje de graduados esco-
lares). Lo que miden ambas cifras no se adecua como quisiéramos a los fines
de nuestra argumentación, pero es claro que el abismo es enorme. Y 10 mismo
MARI ANO FERNANDEZ ENGUITA 71
ocurre si compararnos con el cuadro VEI, que se refiere a Ia poblaclbn activa
ocupada: sblo de las dos primeras categorías podríamos afirmar taxativamen-
te que se trata de empleos que, en su totalidad, requieren una titulacibn supe-
rior, pero ambas apenas representan el 8,91 por 100 del total. Las categorías
tercera, cuarta y quinta son confusas, pero las sexta y séptima no: estas dos no
requieren en modo alguno ni educacibn superior ni el BUP, y ambas suman
por sí solas el 61 ,O6 por 100 del total.
Hemos de insitir en contra de una idea que probablemente sugieren estos
cuadras: que las funciones intermedias de todos los sectores, por iin lado, y
los servicios y la administracibn -y las funciones administrativas en los secto-
res primario y secundario-, por otro, tengan en los estudios largos de la ense-
ñanza media, mas exactamente en el BUP, una via especifica de acceso. He-
mos de insistir en que una cosa es que ese género de empleo constituya Ea sali-
da típica del BUP hecho a medias o terminado sin continuidad, Io que es muy
posible -aunque no hay evidencia de ello-, y otra cosa muy distinta es que el
BUP sea la preparacibn más adecuada, incluso sin salirse de las opciones exis-
tentes, para ese tipo de empleos; es decir, que el BUP en si mismo, sin prolon-
gacibn en la Universidad, sea una vía, una tercera vía. De hecho, la Forma-
ción Profesional, mal o bien, comprende enseñanzas encaminadas hacia el sec-
tor servicios y las funciones de administración, a las que se orienta particular-
mente a las mujeres.
Puede argumentarse también, en fin, que el S3,81 por 100 de la cohorte
que accede al R U P no debe confundirse con el 27,48 por 100 que lo termina a
los tres afios, y menos aún con el 15,96 por 100 que hemos calculado que ter-
minaba COU a los cuatro aAos. Sin embargo, habria que matizar, primero,
que es mayor el porcentaje que termina el BUP, sea en cuatro, cinco o más
años, como también lo es el que termina el COFJ si aÍkadimos los que lo hacen
con retraso (el prob!ema es que no podemos saber cuantos son, pero que están
ahí lo indica el aumento proporcional de los aprobados sobre los matriculados
en 3 cr curso de BUP en los dos aiios siguientes al que venimos considerando,
cuando se suman los repetidores: 1977-1978, 72,11 por 100; 1978-1979, 84,06
por 100; 1979-1980, 87,15 por 100). Segundo, y sobre todo, hay que tener en
cuenta que lo del sindrome universitario, o el alejamiento de la produccibn, es
válido para todo el BUP y para cada una de sus partes. En otras palabras, que
cualquier paso por el BUP, largo o corto, exitoso o frustrado, de alguien que
vaya a terminar ocupando un puesto de trabajo que lo que reqrieriria es un ti-
po u otro de formacibn profesional, es, desde el punto de vista ecoliémico de
la producción capitalista -o de cualquier produccibn jerarquizada de modo
similar-, un despilfarro.
No se puede tener la pretensibn, desde ningún punto de vista, de que acce-
dan al BUP solamente aquellos que vayan a ir a la enseñanza superior. Pero
entre esto y el desfase que hemos visto caben muchas posibilidades, cualquiera
de ella más ajustada a criterios de rentabilidad econbrnica de las inversiones en
educacidn. Ni el empresario mas enemigo de los impuestos podría objetar se-
riamente que el acceso al BUP fuera, por ejemplo, doble que el acceso previs-
to a la Universidad; pero desde los empresarios hasta los sindicatos, pasando
por los sucesivos gobiernos, tienen razones para oponerse, siempre desde la
16gica de la rentabilidad para esta sociedad, a que la proporcibn sea de cinco o
seis a uno. Basta recordar las declaraciones de los ex ministros González Seara
y Ortega Díaz-Ambrona cuando se les criticaba que querían cerrar las puertas
de la Universidad, o rememorar lo que les oponian los socialistas, u hojear el
libro verde sobre la reforma de las ensefianzas medias, o el infome presentado
en 1981 por la Comisión Interminisferial para la Formación Profesional, para
toparse con este otro punto de vista, que tambien lleva a la conclusibn de que
la LGE ha «fracasado», pero con un significado y unas consecuencias muy
distintos a los de quienes han visto frustrada su fe en la igualdad o, simple-
mente, en la igualdad de oportunidades.
Toda esta argumentacibn esta montada, repitámoslo, sobre la base de que
lo adquirido en la escuela (las destrezas, las actitudes) tiene alguna pertinencia
o utilidad en el: empleo o, al menos, de que la creencia de que la formacibn es-
colar es muy relevante esta muy extendida. Se trata, en suma, de explicar que
tras la lapidaria afirmacion de que la LGE ha fracasado puede haber un punto
de vista muy distinto del de quienes se centran en la igualdad de resultados o la
igualdad de oportunidades. Sin embargo, cabe dar otra interpretacibn al exce-
so de orientacibn hacia la ensefianza media larga. Lester C. Thurow plantea
que la mayor parte de las destrezas que se emplean en el trabajo se adquieren
en el puesto de trabajo mismo, pero como (<losempleadores raramente tienen
una evidencia directa e inarnbigua de los costos específicos o de entrenamiento
para trabajadores especificos, terminan por clasificarlos de acuerdo con sus
características de fondo -edad, sexo, logro educacional, destrezas adquiridas
previamente, rendimiento en tests psicolbgicos, etc. Cada una de ellas es usa-
da como una medida indirecta de los costos necesarios para producir cierto ni-
vel de rendimiento en el trabajo*'. Por otra parte, Thurow sugiere que la ex-
pansibn de la educación, que ni altera la estructura social ni favorece especial-
mente la movilidad, pero tiende a producir una asociación cada vez mayor
entre posicibn social y nivel educacional (en la que e! segundo es el inducido,
al contrario de lo que pretenden los apologistas de la educacibn como palanca
de movilidad social), produce una situación tal que «los individuos en-
cuentran que deben mejorar su nivel educativo simplemente para defender su
posicibn actual en la escala de rentas)) (y la de sus descendientes, aiiadamos).
<<Enefecto, la educacibn se convierte en un gasto defensivo necesario pasa de-
fender la "cuota de mercado" de cada cuaIn 5 , es decir, de cada grupo social.
Lo que queremos sugerir par nuestra parte es que esta interpretacibn, que
parece a l menos discutible en su aplicacibn a zonas del mapa del empleo en las
que se requieren previamente destrezas bastante específicas, podria aceptarse.
MARIANO FERNANDEZ ENGUITA 73
sin objeciones de peso para aquellas otras zonas en las que no hay tales exigen-
cias previas y la mayor parte de las destrezas se adquieren sobre el terreno. Es-
tas zonas serían precisamente las que sblo requieren destrezas genéricas, acti-
tudes de identificacibn y una alta capacidad de adaptacibn, lo que probable-
mente ofrece el BUP por si mismo, cubierto por completo o en parte.
Pero no hemos terminado. Todavía podemos valorar la eficacia del siste- DE LA DIVI-
rna creado por la LGE, de nuevo como instrumento de legitimacibn del orden SION SOCIAL
social, desde otro punto de vista: el del alumno que cursa ocho o m6s aAos de AL FRACASO
EGB y dos, tres, cuatro o más de ensefianzas medias. Una cosa es valorar los PERSONAL, O
resultados finales del sistema educativo desde fuero (que proporcibn de gra- EL EXITO DE
duados, qué proporcibn de los matriculados en el BUP lo terminan en tres LA L.G.E.
anos o terminan el COU en cuatro, quC proporcibn de los matriculados en
FP-B la terminan en dos ailos); otra muy distinta es la valoracibn que se impo-
ne desde dentro, cuando no se atiende a 10s resultados finales, sino a los que se
producen al cabo de cada curso escolar, por no descomponer la trayectoria en
unidades aún más pequefias.
Así, hemos visto antes que mientras un 68,01 de nuestra cohorte había ob-
tenido el titulo de graduado escolar, sblo un 15,96 obtenía cuatro aaos más
tarde los tesuItados deseados en la prueba de madurez del COU. El 52,03 por
100 de la cohorte, el 76,54 por 100 de los graduados, ha caído en el camino:
ha perdido al menos un ano o ha abandonado. Pero estas pérdidas no surgen
de golpe: se descomponen en una larga serie de pérdidas menores que, en sí
mismas, bien pueden parecer insignificantes, dentro del contexto general, a
los ojos de quienes las viven como víctimas a de cerca: los propios alumnos.
En el cuadro VI11 se presentan algunas de las cifras del cuadro 1, pero expre-
sadas como perdidas y en una forma que puede tener más que ver con la expe-
riencia cotidiana en el interior de la escuela.
Las dos primeras columnas numéricas expresan simplemente cifras absolw-
tas. La cuarta, porcentaje que se pierde en cada paso calculado con respecto al
total de la cohorte, nos dice a que ritmo se consigue la gran seleccibn. Las co-
lumnas tercera, quinta y sexta expresan de distintas formas, si es que esto es
posible, c6mo se configura esta seleccibn a los ojos de quienes la viven. Se
puede observar que las grandes estaciones de seleccibn son los finales de cada
ciclo o subciclo: EGB, BUP y COU.En cada uno de estos tres casos se pierde
casi una tercera parte del alumnado que todavía queda, un alumno de cada
tres. En estas tres estaciones se pierde en total la mitad del alumnado inicial:
49,89por 100 (=31,99por 100 + 11,32por IDO + 6,58por 100). perolo mas
sefíalado es que, al margen de estos tres puntos críticos, se pierde más de una
tercera parte del mismo: 34,15 por 100 ( = 14,19 por 100+ 8,17 por 1100+6,84
por POO + 4,9S por 100). En estos casos, además, las pérdidas pueden ser pro-
ducto tanto de la descalificacibn por la escuela (suspensos) coma del abando-
no, a pesar de haber obtenido la calificacibn adecuada, variante en la cual la
CUADRO Vlll
PERDIDAS
RiFe o Cifra Cifra En % sobre En % sobre Por cada l alumno
Curso Cenlingente ~Bsoluta absolura grupo ant. cohorte 40 alum. de coda
Einaliran la E.G.B.
Obtienen tit. Graduado Escolar
Matriculados en l . " de BUP
Matriculados en 2." de BUP
Matriculados en 3.' de BUP
Obtienen el: titulo de BUP
Se matriculan en e1 COU
Obtienen e1 titulo de COU
Total
1 Recordamos que se trata de cifras hipoiblicas: vkansc las notas (2) y 44)del Cuadro 1.
2 Cifras redondeadas.
Fuente: I.N.E., M.E.C. (Gabinete de Esiadlstica) y claborerbn propia.
CUADRO IX
PERDIDAS
Ano o Cifra Cvra E n % sobre En % sobre Por cada l olumno
Curso Conlingenlre absoluta absolura matr. inic. FP cohorfe 40 alum. ! de cadai
1975 Finalizan la E.G.B. 473.908
75/76 No se matriculan, abandonan 66.903 66.903 - 14,11 6 7
1975 Obtienen certificado escolaridad 151.602 151.602 - 3 1,99 13 3
75/75 Matriculados en 1.O de F.P.- 1 151.991 -2 -2 -2 -2 -2
76/77 Matriculados en 2.' de F.F.-1 106.391 4S.W 30,OO 9,62 12 7
1977 Obtienen el titulo de F.P.-1 35.680 70.71 1 46,52 14,92 27 22
75/77 Total pérdidas en F.?. 116.311 76,52 2454
1 Cifras redondeadas.
2 Como ya dijimos, los alumnos del F.P.-1 no son necesariamente certificados, por lo que no cabe todavía calcuIar aptrdidasa.
3 Exactamenre 1 oor cada 1,504, 2 dc cada 2 .
MARIANO FERNANDEZ ENGUITA 75
escuela seria por definicibn inocente. De esta manera, en lugar de una exclu-
si6n masiva y localizada en un solo punto critico del sistema lo que encontra-
mos es un goteo, lento pero sistemático, que termina por producir los mismos
o peores resultados, pero evitando el escándalo. Como puede observarse en el
cuadro IX, que se refiere a la Formacibn Profesional de Primer Grado, estos
otros alumnos no merecen tantas deticadezas: dos anos bastan y sobran para
descalificar al 76,52 por 100 del alumnado, tres alumnos de cada cuatro.
Ni siquiera la descalificacibn de ese 31,99 por 100 de alumnos que, al fina-
lizar la EGB (terminando 8." u otro curso anterior), se despide con sblo un
certificado de escolaridad se da en un unico acto: es más bien un proceso. Des-
de luego, es al abandonar el ciclo básico cuando reciben el titulo de graduado
o el certificado, pero probablemente ya antes han comenzado por repetir 6.'
yJo 7.' y/o 8.'. Dos indicadores de esto podemos encontrarlos en el cuadro
X, donde se ofrece el porcentaje sobre la matricula total en cada curso, para
cuatro anos escolares, de los repetidores (los repetidores de ese curso}, y en el
cuadro XI, donde se analiza la composicibn por edades del alumnado total de
EGB al matricularse en el curso 1978-1979 (aunque se trata de un corte trans-
versal -los alumnos de todos los cursos en un mismo afio-, y no longitudi-
nal como seria de desear, podemos suponer que refleja lo que normalmente
CUADRO X
6 CH.BAUDELOTy R. ESTABLET. La escucIu capiluliSla en Fmnciu, pp. 52-59; Siglo XXI, Ma-
1973 2, yD.Rubinstein, editor, Educalion and Egualrty. Pcnguin, Harmondsworth, 1979.
MARIANO FERNANDEZ ENGUITA 77
cl segundo, surge como el resultado de factores que dependen en gran medida
de cada cual, como un fracaso personal.
En lo que le concierne, este mecanismo exonera a la escuela de toda res-
ponsabilidad y culpabilisa al alumno; contribuye a diluir las determinaciones
sociales y a convertir el problema en meramente individual; transfigura las di-
ferencias cualitativas en diferencias puramente cuantitativas. Desde este punto
de vista, no puede negarse que el sistema educativo puesto en pie por la Ley
General de Educación ha obtenido un notable éxito. Probablemente no ha lo-
grado ofrecer a la sociedad la imagen que esta querría tener de si, pero ha con-
tribuido eficazmente a reconciliar a los individuos, de grado o por fuerza, con
su posición en el entramado social.
etc. Los más desalmados podrían evitar en todo o en parte el primer ciclo de
la ensefianzamedia y acudir ya a trabajar, previo paso por un «curso de inicia-
ción profesional>>cuyas funciones, segun parece, no serían otras que las de pos-
tergar un año su incorporación a la población activa; se supone que éstos se-
rían una exigua minoría. Véase al respecto el cuadro XII.
1 I
1
CUADRO XII
EDAD
FREY ISTA
1 I !
\
i - ---
BTO _f j ETP
., , i1 r,
EGB
enceiianza gratuita, modificación que seria de gran ayuda para me-ior subven-
cionar a la empresa privada en el campo de la ensefianza media.
El proyectado primer ciclo comun de la enseñanza media trae inevitable-
mente a la memoria Ia experiencia británica de la? comprehensive schools. Desde
hace vario? decenio5 se viene intentando en Inglaterra, Escocia y Gales susti-
tuir la vieja configuración de la ensefianza media, en la que coexistían las grcrm-
mur y lechnicuS schools, por las que pasaban y de las que salían la mayor parte
dc lar qiie lucgo iban a seguir estudios superiores, con las moderm secondury
schnols, la mayor parte de cuyo alumnado se orientaba hacia las enseñanzas
cortas y profesionales. Como aEternativa se preicnto y se ha ido poniendo pau-
lafinamcntc cn pie una red de ercuelas integradas (primero multila~eral,luego
coijiprehrnsive) en Eac que, en principio, se ofrece toda la gama de crirriculos
pwible. Estas escuelas integradas son muy dispare5 entre sí, según desde qué
edad recojan a los alumnos, segiin lleguen hasta los 18 anos o se detengan dos
año+ctntec para dejar paso al sixrh-form college, según las ofertas curriculares
qiie preccntc cada cenaro y seeun el peso relativo de la red de escuelas integra-
clai dentro de cada distrito escolar. Pero hay, cuando menos, tres problemas
reiteradamente constatados en Ia larga experiencia británica que deberian ser
fenidos en cuenta a1 valorar el actual proyecto de reforma de las enseñanzas
medias en España.
En primer lugar, se ha criticado repetidas veces e1 hecho de que la orienta-
cihn (r/rrurnin~) dentro de lar esciielai integradas, al igual que la selecci6n pa-
ra el acceso a distintos ripoi dc escuelas, discrimina a los ninos y nihas de la
clase trabajadora frente a lo5 d e clase media o alta, incIu~ocuando se contro-
lan otra? varinblcs, como la habilidad medida por pruebas generales (tests),
qzie a su ve7 dependen en gran medida del origen social. En consecuencia, al-
gunas escuelas han dejado de practicar cualquier forma de orientación. En
cl proyecto dcl ministerio c ~ p a ñ o l ,por desgracia, todo parece indicar que se
darían las condiciones perfectas para que la orientación no fuera otra cosa que
una <elección cnciibierta.
En segiindo lusar, como la reforma británica esta ~ u j e t aa iin complejo gro-
cedimienro en e1 quc intervienen lac autoridades educarivas locales (con gran-
dcí poderes en la materia), lar autoridade~de cada centro, etc., y no habiendo
sido iin proccyo acurnuIativo, sino una larga sucesión de pasos adelante y atrás
regun cc alternaban cn el poder laboristas y conservadores, se ha llegada a una
qituacibn e n que no solamente existe una gran diversidad entre las e~cuelasin-
tegradas, sino qiie en la mayor parte de los distritos una mayoria de compre-
hensivc. schoo1.s se encuentra coronada por un pequeiio niimero de grommar
schnols (y a veces tambiEn ~echnicalo bilo!ernl, estas iiItimas una mezcla d e
ambas). €11 estac circunstancia$, lo que de hecho ocurre es que el antiguo pii-
blico de las modern secondary schools acude ahora a las comprehensive, rnien-
tras que las escuelas de elite continúan conservando la mayor parte dc ru pu-
blico tradicional. Los alumnos de Las comprehensive han mejorado su pasi-
MARIANO FERNANDEZ ENGUITA -- .- .-
83
~ i o nabsoluta, pero escasamente su posicion relativa. Desde el punto de vista
de la igualdad, Ia integracion escolar sÓIo puede tener éxito ri es total, en mo-
do alguno si continua existiendo un reducido grupo de escuelas de elite. La
propuesta ministerial de reforma que venimos analizando es probabIe que sus-
cite un efecto similar, puesto que nada obligaría a Ea flor y nata de las escue-
lar privadac a ofrecer una amplia gama de curriculos, y mucho menos un cu-
rricuEo integrado. Peor aún: de entre las mismas escuelas públicas podría des-
tacarse una minoría atenta sobre todo a formar futuros universitarios.
En tercer Iugar, las mismas comprehensive schools se han visto influidas
por 10 que podríamos denominar la ecologia social, por la distribucion espa-
cial de las clases socialer en las ciudades y entre las ciudades y el campo. Nada
impide legalmente a nadie vivir en cualquier parte, pero la distribución desi-
gual de la renta y los usos sociales se bastan para dividir socialmente al espacio
urbano, por no hablar ya del rural. H a y barrios ricos y pobres, de clare alta,
media o baja, de profesionales o de trabajadores manuales. Las comprehensi-
ve schools han tendido a adaptarse a esta situación, de modo que lo fácil para
cualquier alumno es encontrar en las escuelas prbxirnas al lugar donde vive
precisamente el tipo de currículo que se corresponde con el futuro social que
cu origen familiar Ie asigna de antemano. No hay duda de que, dejando liber-
sad a las centros para determinar los <<cuadrosde enseñanza variados» a ofre-
cer, nos encontraríamos aquí con un fenómeno similar 14.
ADARRA
GRUPO DE REFORMA DE LAS ENSE~ANZASMEDIAS
centralización no garantiza que los centros drian que promover y supervisar, a! mis-
ofrezcan una calidad mínima; unos funcio- mo tiempo, una serie de experiencias, que,
nan aceptablemente bien, otros no tan bien partiendo de unos objetivos claros y com-
y otros muy mal. Estos desniveles tan acu- patibles con una eventual unificación de la
sados son un factor mas de desigualdad so- ensefianza media hasta los diecistis anos,
cial que habría que evitar a toda casta. permitieran disefiar una reforma global
verdaderamente renovadora.
2. Considero que es demasiado ambi- A la vista de los resultados de estas ex-
guo, que no explicita suficientemente sus periencias y de los estudios que paralela-
objetivos ni justifica debidamente las cau- mente habrían de llevarse a cabo, y des-
sas que motivan la reforma, No se nos pues de un amplio debate social y profe-
explica tampoco en tl como se llevaría a sional, podría elaborarse un proyecto se-
cabo ni que repercusiones econbmicas y rio y riguroso de reforma. Dicho proyec-
organizativas tendria. Es, en definitiva, un to debería contener -creo yo-, cuando
instrumento para abrir un debate en torno menos, los siguientes apartados:
al tema, pero no un proyecto que se pueda
asumir totd o parcialmente, a causa de su a) Unos objetivos claros y suficiente-
notable indefinicibn. mente expllcitos.
b) Los rasgos esenciales de la estructu-
ra formal del sistema que se proponga.
3. Cada día estoy convencido de c) Las materias fundamentales de cada
que la reforma de las ensefianzas medias ciclo y los mínimos a alcanzar en cada uno
deberia abordarse en dos fases perfecta- de ellos.
mente diferenciadas. d) La previsión de los porcentajes de
En la primera de ellas convendría tornar alumnos que habrian de seguir cada vía
medidas de reajuste que, sin ser tal vez tras- posible.
cendentales, paliaran algunos de los defec- e) Una enurneraci6n y valoración de los
tos más evidentes del bachillerato y la for- requisitos para su correcta aplicací0n y de
mación profesional y <tliberalizaran>ila sus consecuencias en todos los ordenes
normativa para permitir una mayor inicia- (econbmico, de personal, organizativo,
tiva respecto a planes y programas a las co- etc.).
munidades autónomas con competencias f ) Un conjunto de medidas transitorias
en este terreno. En este bloque podrian in- que permitan el enlace con e1 resto del sis-
cluirse, por ejemplo, la reestructuración en tema educativo y la adaptación de las es-
dos periodos de dos cursos cada uno del tructuras existentes.
conjunto que forman actualmente el BUP g) El procedimiento y los plazos para ta
y el COU; la fijacibn de unas enseñanzas generalización de la nueva ensefianza me-
minimas comunes; la reducción del hora- dia, una vez superada la necesaria fase de
rio lectivo común a todos los aIumnos; el experimentación.
fomento de las EATP en el bachiIlerato; h) Los sistemas de seguimiento y evalua-
el replanteamiento de la FP-I en orden a ción de sus resultados y los procedimien-
convertirla en una formación polivalente; tos para su revisión y eventual
la flexibilización de la FP-2 para adoptar- modificacibn.
Ia mejor a las necesidades del sistema pro-
ductivo, etc. En todo caso tales disposicio- Parecer&tal vez extrano que, en lugar
nes deberian favorecer la convergencia en- de tocar el fondo de la cuesti6n me haya
tre el BIJP y la FP-I y no un mayor dis- referido a aspectos formales o de procedi-
tanciamiento rntre ellos. miento, pero con ello no pretenda sino su-
Las administraciones educativas ten- perar el «impasse» en que creo que nos en-
92 ENCUESTA
contrarnos, que puede impedir que se to- una profunda reforma, que no debe abor-
men medidas coyunturales a la espera de darse precipitadamente.
RAUL YAZQUEZ
EX-DIRECTOR GENERAL DF ENSERAMAS MEDIAS
alumnos, etc. Lo que en principio podía tos tales como la finalización de la E.G.B.,
entenderse, en la L.G.E., como una aspi- la elecci~nde optativas en F.P. y B.U.P.,
ración a la democratizacion de la enseíian- o la eleccibn de carrera al ttrmino del
za, se ha convertido en una paradójica C.O.U.; igualmente, era de gran importan-
masificación. cia en momentos o situaciones tales como
La selectividad que antiguamente se ini- la existencia de un fracaso escolar signifi-
ciaba a los 10 aRos (Ingreso en Bachillera- cativo, o la presencia de problemas psico-
to) y se continuaba con las Reválidas y e1 lógicos de índole escolar en e! alumnado.
Freuniversitario ha desaparecido y se ha Doce afioc después de la promulgación de
sustituido por un goteo continuo con dos la L.G.E., dichos gabinetes no existen en
momentos cruciales: el termino de la ningbn Centro docente dependiente del Es-
E.G.B., donde se produce una criba nota- tado.
ble, y el C.O.U.que de orientacion uni- En segundo lugar, la L.G.E., constatan-
versitaria se ha convertido en cuarto de do la inexistencia de una formación peda-
B.U.P., con la peculiaridad de que a su tér- g6gica eIementa1 en la ensefianza univer-
mino espera esa espada de Darnocles (pa- sitaria y, por tanto, la incnpacitacirin prac-
ra profesores y alumnos) que es Ia Selecti- tica de los titulados universitarios, pasa la
vidad con mayúscuia. La concluslbin es que actividad docente, a la cual, sin embargo,
quien lleva a cabo hoy la autentica celecti- un aIto porcentaje se ve abocado, prescri-
vidad es el mercado de trabajo. bía la implantacibn de los Institutos de
No es el momento de entrar en los deta- Ciencias de la Educación, uno en cada Uni-
lles pormenorizados de la L.G.E., pero si versidad, con la misi6n de preparar peda-
cabe sefialar algún aspecto importante: se gógicamente a los alumnos que pronto se-
auspiciaba un cambio fundameratalen los rían titulados universitarios y a Los profe-
mCtodos de ensefianza, atribuyendo a las sores de los restantes niveles de la ensefían-
técnicas pedagógicas una importancia has- m que impartían esta en centros depen-
ta entonces ausente en la teoría y la prac- dientes de cada Universidad.
tica educativas. Así, se vertian conceptos Yo creo que toda el mundo percibe en
nuevos que el educador debería tener en qué han quedado esas previsiones.
cuenta, tales como la integración de los sa- 2. M u y en sintesis, la idea de reformar
beres, la formación del espíritu critico de las EEMM es acertada, según lo apuntado
los alumnos, el respeto por todas las ideas en la respuesta anterior. Sin embargo, me
y la libertad personal. Igualmente, se pro- costaba trabajo aceptar una afirmación
piciaba una nueva metodología, predomi- que se hacia en cierto momento: «en prin-
nantemente activa, mediante la cual se pre- cipio todo es discutible)) (dentro del actual
tendía sustituir la concepci6n de la educa- sistema educativo). La forma de estable-
cíon como mera transmisibn de informa- cer la consulta al profesorado, la lentitud
ción por otra distinta en la que el aprendi- en la elaboración de resultados, etc., me
zaje, la exploracibn y discusión eran las ac- hacia suponer que el anterior Gobierno no
tividades preferidas para el alumno, con- parecia muy dispuesto a llevar a cabo di-
cibiendo, en generaf, al profesor como un cha reforma. Por otro lado, no aparecía
animador, moderador y orientador del tra- un proyecto concreto de financiación de la
bajo diario escolar. reforma, sabiendo que esta supone la ex-
Para ello, la L.C.E. prescribia dos ele- tensión de la gratuidad a unos 300.000 nue-
mentos bhsicos y nuevos en la estructura vos alumnos; quedaba la duda del papel
educativa espafiola. En primer lugar, 10s que se atribuía aE profesorado en el pso-
gabinetes pcico-pedagógicos de orientaci~n yecto de reforma, y cómo iban a articularse
de los alumnos, fundamentales en momen- las necesarias adecuaciones entre los dis-
ENCUESTA
tintos cuerpos afectados; lo mismo podria no parecen cumplir el triple objetivo pres-
decirse de la InspecciOn; no aparecían pla- crito. En primer lugar, no devuelven al ciu-
zos para la ejecución de la reforma. Des- dadano, en forma de servicio, la pratación
de un punto de vista técnico, el proyecto proporcional a la carga impositiva, o, por
era un poco «el mds de lo mismo, pero de lo menos, no se la devuelven a todos igual:
otra manera-, es decir, parecía carecer de hay claras discriminaciones en los nircleos
la imaginacibn necesaria para partir de rurales de poblacibn, los barrios perifkri-
coordenadas te6ricas radicalmente nuevas, cos de las grandes ciudades y los caxos ur-
lo cual, por otra parte, constituye un cla- banos de nivel de vida mAs elevado. Pero
ro desafio para los que ahora vamos a in- es que, en segundo lugar, además, la com-
tentar la reforma, una reforma que entra plejidad creciente del mundo en que vivi-
dentro del programa socialista de cambio, mos hace que el ciudadano se encuentre ca-
pero que es 10 suficientemente necesaria y da vez más desfasado y con menos instru-
amplia como para que trascienda al pro- mentos con que hacer frente, en condicio-
pio partido en el Gobierno y sea un pro- nes dignas, a la vida moderna. En tercer
yecto para todos y para bastante tiempo. lugar, Ia actual estructura de las EE-MM.
3. La reforma de las EEMM viene ur- no es útil a la propia sociedad porque no
gida por tres necesidades muy importantes: proporciona a esta los ciudadanos prepa-
la necesidad de paliar el fracaso global de radas que necesita.
muchos aspectos de la Ley General de Estas pueden ser algunas de las líneas bá-
Educacibn de 1970, la necesidad de evitar sicas por las que vaya la reforma. Sin em-
que la igualdad de oportunidades sea una bargo, el problema del cambio de estruc-
falacia y la necesidad de las sociedades mo- tura? en la E.M. está unido a la purtjci-
dernas de ir elevando la calidad de los ser- pcidri generol del profesorado. La ausen-
vicios y la presmcibn de los mismos durante cia de información, participacion, incen-
el mayor tiempo posible. tivaci6n del profesor, así como la limita-
La educacibn es un servicio que la Ad- ción de la autonomia de los centros docen-
ministracibn debe proporcionar al ciuda- tes dard al traste con cualquier tipo de cam-
dano por tres razones: porque debe devol- bio o reforma impuesto desde arriba, co-
ver al ciudadano, en forma de prestacibn, mo mostrb la Ley del 70. Y es que, en ge-
parte de la carga tributaria que tste apor- neral, el profesor, mQsque protagonista de
ta al mantenimiento de la sociedad, por- las reformas, hasta ahora las ha ccpadeci-
que la sociedad debe proveer sus propias do», por ese tipo peculiar de relación que
necesidades técnicas en forma de creación se establecía entre los docentes y el Minis-
de puestos de trabajo, cualificados a dis- terio, segUn la cual el Ministerio pagaba
tintos niveles, que aseguren su propia su- poco y exigía poco, lo cual satisfacía a una
pervivencia en condiciones dignas, con reb- parte del profesorado pero no a otra.
pecto a las otros paises y porque, en ttr- De momento, parece que la reforma de-
rninos del siglo ilustrado, el Estado debe be ser, sobre todo, prospectiva, es decir,
propiciar la felicidad de todos los ciuda- anticipatoria de lo que va a ser el Futuro,
danos g eso pude ayudar a lograrlo un para que sea una reforma rentable y que
tipo de educación que garantice al ciuda- dure, Tiene que hacerse sobre la base de
dan9 la posibilidad de resolver con txito que es una reforma para todos y por tan-
los probFernas cotidianos que se va a en- to no va a ser impuesta desde arriba, pero
contrar. si sugerida y requerida. No va a ser impro-
Las EE.MM. son una etapa decisiva en visada. Se pretende abrir un primer perio-
la forrnaci6n de1 ciudadano, etapa sustan- da de información y consulta, elaborar un
tiva por si misma. Pero hoy las EE.MM. primer diseno, comenzar experiencias con-
96 ENCUESTA
cretas con objetivos limitados. etc. Mas- la decisi6n politica de llevar adelante la re-
charíamos a buen ritmo si pudiera comen- forma, la convicción de que el profesor
zar la reforma de aquí a un aho y estar ra- debe ser eE agente fundamental del m-
zonablemente realizada de aquí a cinco bio y de que el objetivo Ultimo es obviar
aAos, como poco. el desfase producido en las EE.MM. entre
En estas líneas poco m& se puede ade- los objetivos previstos para ellas y su gra-
lantar sino la afirrnacibn de que hoy exis- do de realización, con la consiguiente rc-
te algo que no parece haber existido antes: percusión en los alumnos.
EULALIA VINTRO
PORTAVOZ COMUNISTA EN EL CONGRESO EN MATERIA DE EDUCACION
EN L A LEGISLATURA ANTERIOR
1. La Ensefianza Media (E.M.) no se b) Es una enseiianza anticuada.
escapa de la crisis general del sistema edu- c) No Facirita la incercion social y labo-
cativo espaíiol fruto tanto de las deficien- ral del alumno.
cias inherentes a la L.G.E. como de !a Así, si el BUP no tiene autonomía co-
deformacibn, desajuste e inaplicacibn de mo ciclo y su finalidad es preparar para la
su puesta en práctica. El sistema educativo Universidad, la F.P. prepara para una pro-
ha quedado insewible para una sociedad fesionalidad inexistente. Tampoco el BUP,
industrial, moderna y democrdtica como la un bachillerato clásico con incrustaciones
espaliola de los atios 80. anecdoficas (Música, E. A.T.P.), contem-
Hace falta por ello una Ley marco que, pla la necesaria interdisciplinariedad, ni la
desarrollada por 10s parlamentos autóno- formaciiin tecnolhgica, ni consolida los co-
mos, sustituya a la L.Ci.E. y case sistema nocimientos adquiridos, provocando con
educativo y necesidades sociales, políticas su modelo teoricista el analfabetismo fun-
y econbmicas. cional.
En concreto, el fracaso de la E.M. de- Ni en BUP ni en F.P. existen instrumen-
bemos centrarlo tanto en e! BUP como en tos efectivos de orientación escolar y pro-
la F.P. Ni uno ni otro responden a las ne- fesional. En definitiva, el BUP, la «rama
cesidades individuales y sociales del alum- noble» de la E.M., no ha encontrado un
nado, ni a las exigencias sociales: el BUP valor de cambio elitista y la F.P. no ha ser-
reproduce el modelo tradicional de bachi- vido para crear la mano de obra cualifica-
llerato, mientras la F.P. es un híbrido de da para una sociedad desarrollista, obje-
la superposición de un BUP devaluado y tivo que en su momento se le fij6.
un aprendizaje profesional obsoleto que ni
siquicra ha sido reconocido por las empre-
sas. 2. La propuesta de reforma de la E.M.
En la E.M., donde se da la mhs radical del anterior M.E.C., falta de rigor en su
clasificacion de la población escolar, obli- análisis y de claridad en sus definiciones, es
gando a hacer una opción prematura que mas una propuesta tknico-administrativa
marcar5 profundamente sus expectativas, que una propuesta politica. Su ambigüe-
las deficiencias se pueden agrupar en 3 dad, por demis, la hace dificilmente com-
áreas: prensible puesto que, a menudo, se basa
a) No responde a las necesidades del en interpretaciones contradictorias.
adolescente en una etapa esencial de su de- No obstante, entrando en ella, global-
sarrolIo psicobiol0gico. mente entiendo que es un retroceso respec-
ENCUESTA
UCSTE
UNION CONFEDERAL DE SINDICATOS DE TRABAJADORES
DE LA ENSEÑANZA
cuacibn de cada centro docente a las pe- 5. Se pretendía que el B.U.P. ofrecie-
culiaridades de su pueblo, ciudad o región, se «una amplia diversidad de experiencias
y a las de 10s alumnos de Ia zona, es decir, prdctico-profesiona1es>)y evitara <{elcarhc-
de la autonomía de los centros, se puede ter excesivamente te6rico y academicista)).
contrastar con dos detalles: La reaIidad es que la unica materia técni-
- Imposición de horarios y programas co-profesional (E. A.T.P.) esth relegada a
rígidos e idénticos en todo e! Estado. relleno de horarios y las actividades prac-
- Presupuestos centralizados, cuya ticas son consideradas como un comple-
mento en muchos casos innecesario.
hnica variacibn es en función de la mayor 6. La intencibn de hacer una enseiían-
o menor capacidad del centro, y que la pro- za formativa no memorística y superado-
pia prdctica ha obligado a trampear sicte- ra del sistema de exhmenes, queda en me-
malicamente. ra declaracibn de principios al comprobar
la extensión de los programas exigidos y
b) Atendiendo a los objetivos concretos la práctica del sistema de evaIucaciones.
marcados en la propia Ley, podemos des- 7. Finalmente, «la dignificación social
tacar algunos que inciden directamente en y econdmica de la profesión docentea, se
el sector de Ensefianzas Medias: contrapone a la perdida sistemática del po-
1. la intencidn de «completar fa edu- der adquisitivo que, desde principio de los
cacidn genera1 con una preparación pro- 70, viene sufriendo el personal docente, y
fesional que capacite para la incorporación con Sa utilizacidn que del profesorado no
fecunda del individuo a la vida del traba- numerario ha venido haciendo la Adminis-
jo», contrasta con la incapacidad demos- traci6n durante este periodo.
trada de Pa actual F.P.para cumplir ese ob- Podemos decir, como conclusi6n, que
jetivo, de modo que la F.P.es en este mo-
mento una manera de mantener ocupados los problemas, tanto en el orden socio-
Iaboral como en el acadCmico, generados
a los jovenes de 14 a 20 afios, y de retrasar por la apIicaci0n de la Ley, han sido de tal
por unos aAos su condicidn de parados. envergadura que la situación orginada se
2. En cuanto a {{ofrecer a todos la puede definir por los siguientes puntos:
igualdad de oportunidades educativas», la
practica ha sido que, desde el final de la - Escepticismo generalizado entre el
E.G.B.,es decir, ya a los 13/14 afios, quien profesorado.
accede a B.U.P. va dirigido hacia los es- - Inexistencia actual de objetivos cla-
tudios superiores y quien queda en F.P,es- ros y orientadores en ta actividad pedagó-
tá predeterminado para los trabajos poco gica.
cualificados. - Deterioro en la calidad de la enseiian-
3. crEstablecer un sistema educativo za.
que se caracterice por su unidad, flexibili- - Tendencia a prhcticas pedagbgicas en
dad a interrelacionesii: los datos sobre por- la linea de las anteriores a la Ley: ensefian-
centaje de alumnos que han pasado de F.P. za memorística y sistema cllsico de evalua-
a B.U.P. indican el txito de la intencibn ción por exdmenes.
y corroboran el carhcter clasista del sistema
indicado en el punto anterior. 2. El proyecto avanzado por el ante-
4. La pretensidn de construir un siste- rior equipo ministerial, aunque presenta
ma educativo «no concebido como criba ciertos aspectos positivos respecto al siste-
selectiva de loa alumnos», contrasta con las ma actual generado por la L.G.E., adoIece
cifras de los que ingresan y la de los que de la mayoria de los defectos fundameata-
finalizan el nivel. Pes indicados en e1 punto anterior.
ENCUESTA
FRANCISCO TRUCKERO
FETE-UGT
Por otra parte, el subsistema que se con- saba el MEC que debiera Funcionar. Aca-
figura es un sistema rigido. No permite fá- so la solución sea el Proyecto.
cilmente la introducción de nuevos valo- Se ha dicho muchas veces que toda cri-
res, con lo cual la sociedad se estanca y el tica del Proyecto se convierte en un juicio
sistema solamente es factor de tradición y de intenciones por la ambigüedad del mis-
no, como tam bien debiera, de evolución. mo. Este seria el primer aspecto negativo.
El fracaso escolar, tan escandaloso en Es negativa también su limitacion. No se
nuestro pais, es clarificador. No es un mal puede, coherentemente, reformar una so-
que nos ha venido no se sabe por que. Es la pieza de un sistema dejando el resto
simplemente un componente del sistema. igual. Esto nos hace suponer que la wolun-
Un modelo de educacibn elitista tiene co- tad del anterior equipo ministerial no era
mo únxca defensa, ante la masificacibn, el tanto enfrentarse con una verdadera refor-
fracaso (apartar a los trintrusos» que osan ma para socializar la ensefianza y dar así
traspasar su encuadre social). Si además es cauce a las juitas aqpiraciones de los ciu-
un sistema rigido implica que los alumnos dadanos, comp poner un «parche» para
deben acomodarse a cl (imposible en la ma- calmar las insi\tcntes voces que pedían un
yoría de los casos), en lugar de ser éste e1 cambio.
que se amolde a la sociedad, canalice su No supera lar deficiencias del sistema an-
rnultiple variedad y satisfaga sus necesida- terior en cuanto a su rigidez y elitismo. Ni
des de demanda escolar y de trabajo. Por abrir más posibilidades de especialización
tanto el fracaso es inherente a un sistema es necesariamente signo de más flexibilidaq
rjgido y elitista. La extrañeza de los suce- ni los filtros desaparecen o se establecen
sivos equipos ministeriares ante este fenó- con criterios psicopedagbgicos. No se ha-
meno huele a hipocresia por cuanto es un bla de gabinetes de orientacibn, y la edu-
sistema planificado para el fracaso. cación cornpensatoria y especial quedan en
El abandono en que se ha tenido a la E. una vaguedad absoluta o en algo inacep-
E~taaaiobligándola al mayor fracaso, tal table cuando se concreta (curso de recupe-
vez haya qiie explicarlo en el intento de la ración al final de E.G.R.). Sigue sin ser un
elite de refugiarse en cierta ~nsefianzapri- sistema socialmente valido.
vada ante el acoso de la masa. Unos objetivos claros y perfectamente
Al Final, la E.M. no ha cumplido satis- definidos, imprescindibles en toda refor-
factoriamente ni con sus objetivos: prepa- ma, quedan en total ambiguedad. Segui-
rar una élite dirigente y una mano de obra mos sin saber qué se pretende con ese 1."
aceptable. El fracaso escolar tendría que ciclo común. Lo que dice de «perfeccionar
haber sido mayor para que se cumpliese !a ensefianza adquirida en E.G.B.)), no
plenamente esa meta. aclara nada.
El balance es negativo, pues ni ha dado Y avanzando m l s en la cuenta atrhs, no
respuesta a la sociedad, que no se lo plan- parece justificada Ia existencia misma del
teo, ni tampoco a las clases de dite, que Proyecto. uNo disponemos aún de resul-
no ha pedido. N o es aventurado pensar tados que permitan llevar a cabo una eva-
que el Proyecto de reforma pudiera ir en luacibn fiable del sistema: sin embargo las
esta línea. consideraciones que se derivan de los da-
tos contenidos en la l . " parte del documen-
2. El hecho de que el propio Ministerio to ofrecen indicios valiosos de ciertas ano-
sienta la necesidad (1979/81) de la refor- malías cuya corrección es urgente)). Con
ma, aparte de ser positivo (no creo que sín- este texto justifican los responsables del
cero) esta indicando que no funciona. El Proyecto la reforma. Salvo la F.P. 1.O pa-
problema consistiría en saber corno pen- ra la que hay algunos criterios en esa l . "
ENCUESTA 105
parte, el resto parece funcionar casi con Un subsistema de E.M. que tenga un fin
normalidad. Significativamente, tambien en si mismo: preparar ciudadanos, capa-
se habIa de masificaci6n del sistema, y eso citar a los jóvenes para su insercibn en la
es malo, claro, para el elitismo casi perdi- sociedad.
d o que acaso ahora se trate de recuperar. Un sistema que incluya (no como un cur-
Aspectos positivos como la extensibn del so mis) la recuperación de alumnos y ten-
tronco cornun quedan sin perfilar y con fi- ga resortes para atajar el fracaso allí don-
suras que, en la práctica, pudicran hacer de se produce y en el momento en que se
peligrar su consecuci~n. produce. Seria un sistema integrado en el
Es positivo extender la gratuidad, pero, general. Un sistema no selectivo, ni Com-
ademds de ser preferente la escolarizaci6n petitivo, que permita concebir la enseñan-
y la gratuidad en los primeros anos, 4-6 (in- za como un bien aE que han de tener acce-
cfuso antes, si es posible), pues ahí radi- so por derecho propio todos los ciudada-
can muchas injusticias y desigualdades, nos y de la que deben recibir un sistema
tropezamos con un tema que ni se mencio- de valores, unos conocimientos socio-cul-
na, la subvencibn. ¿Y si la extensidn de la turales y unas destrezas profesionales. Al
obligatoriedad fuera el objetivo del Pro- final del ciclo obligatorio el alumno debe
yecto como punto de partida para que los ser capaz de elegir responsable y libremente
empresarios de la Ensedanza Privada ac- la forma de orientar su insercion en la ac-
cedieran a las subvenciones? tividad profesional.
En todos los comentarios sobre el Pro- Deseamos una reforma que permita, sin
yecto se hace alusibn a las ausencias. Ni ambigúedades, la reahzacion del cuerpo
palabra de los costes de financiación, del único, tema sobre el que no desconocemos
profesorado, de cambios pedagogicos y las dificultades pero que habsl que abor-
metodológicos, de calidad de ensefianza, dar.
de preparación de Centros, etc ... etc ... Ello Sera totalmente necesario tornarse en se-
hace que dificilmente se pueda tomar en rio la dignificacion del profesorado, eco-
serio ni el Proyecto, ni Pa voluntad del an- nómica y profesionalmente. La formacidn
terior Gobierno de cambiar algo. Todo, un de los profesores es tema inaplazable.
entretenimiento del personal. Aparte de otras ideas que podrian expre-
sarse, existe un aspecto esencia1 para no-
3. Pretendemos un sistema que esté al sotros. Se trata de la forma como se: ha pre-
servicio de la sociedad, que aumente la cul- parado el Proyecto. Es absolutamente ne-
tura de los ciudades y que sirva para su cesario que se consulte a todos los impli-
ernancipacibn. No hay libertad sin cultura. cados en la Ensefianza sobre las reformas
Un sistema que sea coherente. Ensefian- que se pretenden, sobre todo si son de la
za obligatoria y gratuita desde los 14 anos, envergadura de la que nos ocupa. El Sin-
que mantenga lo más posible un tronco co- dicato FETE ha organizado unos Semina-
mzjn y retrase la división y la necesaria elec- rios permanentes sobre diversos temas, éste
ción. Ello aumentaria la igualdad de opor- entre ellos, con el fin de servir de cauce (no
tunidades y disminuiría el riesgo del fra- Unico por supuesto) de las aspiraciones del
caso. profesorado.
306 ENCUESTA
tura de dicho nivel, pero no se estudian de- rior, por otro, pues resulta esencial, si se
tenidamente los temas relativos al profe- desea hacer algo positivo.
sorado y a los Centros, pilares fundamen- Normalmente, se comienza a pensar en
tales de la reforma. la calidad cuando se tiene la cantidad. En
Para colmo de males, ni siquiera se es- el caso de la proyectada reforma, crea que
boza e! coste financiero de una iniciativa esta seria una trampa peligrosa y que ha-
tan costosa como compleja, que podria bría que afrontar, al tiempo, una mejora
afrontarse si el Estado dedicase a Educa- de la calidad con una extensión de la esco-
c i ~ n al
, menos, el 25% de los Presupues- laridad y los servicios educativos. Por tan-
tos o el 5 % del PIB,porcentajes de los que to, para un progresa cualitativo, habría
estamos muy alejados y que, ademas, de- que replantearse una serie de temas -
berían dedicarse prioritariamence a los ni- objetivos, contenidos, fonacibn y perfec-
veles educativos obligatorios. En la situa- cionamiento del profesorado, supewisibn,
cibn en que se elaboro el proyecto, dada centros, gabinetes psicopedagbgicos, etc.-
la penuria de medios existentes y la smden- sin dejar de extender a la totalidad de los
cia regresiva de los mismos, ignoro cbmo españolitos de 4 a 16-18 afios una escola-
hubiese podido financiarse, salvo que se ridad planificada de modo que llegue a los
detrajeran cantidades de otros capítulos alumnos a la edad apropiada y que con-
que aún no han llegado a las cotas preci- tribuya a Formar ciudadanos responsables
sas para cubrir satisfactoriamente las ne- y dispuessos a mejorar y transformar la so-
cesidades a que están destinadas. ciedad en que viven.
Con todo, al margen de tan importan- Las Ensefianzas Medias deben concebir-
tes deficiencias, creo que e1 proyecto tiene se como una direccibn del proceso de
un error metodolligico grave, pues no de- aprendizaje del alumno y consiguiente ad-
ben implantarse, con car8cter generaI, re- quisición y desarrollo de las técnicas corres-
formas pedagdgicas o planes de estudio cu- pondientes, en lugar de centrarse en el co-
ya viabilidad no se haya contrastado en la nocimiento de determinadas materias o
práctica. Se evitaría, así, utilizar al alurn- destrezas. Por [anta, deben procurar el de-
nado para experimentar una innovación sarrollo intelectual, social, físico, ético y
educativa que después puede ofrecer resul- emocional de los alumnos, preparhndolos
tados negativos. para las diversas circunstancias de la vida.
3. La experiencia educativa constituye En resumen, e1 objetivo fundamental de las
una unidad generalizada en el tiempo, por Enseñanzas Medias, ademas de potenciar
lo que el sistema escolar debe partir del las facultades individuales, debe ser el lo-
principio de unidad, de modo que exista gro de la acomodación de los jóvenes a la
una perfecta y planificada interrelacibn en- problemática de nuestro tiempo, educhn-
tre un nive1 y otra y de éstos con las dis~in- doles en un espíritu de justicia, Jibertad,
tas modalidades educativas. Zo que resulta comprensibn y convivencia y haciendo
absurdo es que, como actualmente ocurre, compatibles su vocación y aptitudes con las
cada nivel se configure como un compar- necesidades de la comunidad.
timiento estanco con metodologias y con- El programa escotar debe ser flexible,
tenidos diferenciados, lo que constituye para poder adaptarse a las cambiantes con-
una fuente de frustraciones y fracasos es- diciones de la sociedad española, armoni-
cotares. zándolas con las complejas caracteristicas
Con la proyectada reforma, nos encon- del mundo actual: acelerado desarrollo
tramos en un momento ideal para conexio- cientifico-tknico y de los conocimientos a
nar las E. Medias con la Educacion Bási- dominar, incremento de la influencia de los
ca, por un Iado, y con la Ensehanza Supe- medios de comunicación, tendencia al he-
108 ENCUESTA
donismo, cambio de las relaciones IgIe- continuo de reciclaje debe ser gratuito y
sia-siiterna educativo, aumento de la de- plantearse sobre bases efectivas y realistas.
lincuencia juvenil, creciente complejidad de Si los que se van a encargar de reciclarnos
10s problemas socio-económicos, libera- son los de siempre, nos encontramos ante
ción de la<costumbres sexuales, dificulta- una situaciirn abrurda, pues suelen ser pre-
des para encontrar empleo, crecimiento de cisamente quienes mds necesitan ese reci-
las exoectativas de estudios suoeriores. etc. claie.
Por tanto, los planes de estuhfos orienta- En la reforma prevista, hace falta diver-
d o al~ adecuado desarrollo de los alumnos, so tipo de profesorado. Respecto al primer
con atención especial a 10s superdotados ciclo, esos dos primeros aiior de tronco co-
y los de {{bajorendimiento)),además de in- mun podrían ser asumidos por profesores
sistir en el dominio de conocimientos lin- de E.G.B., sin necesidad de reatizar subdi-
guisticos, maternaticos, cientificoc, socia- visión alguna en el actual cuerpo docente.
lec, etc., debe reflejar un interkc real por Sin embargo, uno dc los mayores males
la educación risica, higiénica y sexual, y dc nuestro sistema es la carencia de una
Formar, no sólo para el trabajo y la futu- función supervisora real, que no desernpe-
ra profesión, sino para la vida familiar y ?¡a la actual incpeccibn. La reforma total
la utilización del ocio y los recurcos de la de esta labor, que h a de tener carácter téc-
comunidad, as¡ como la adquisicibn de t k - nico-pedagógico y no administrativo, es
nicas absolutamente necesarias en la socie- imprescindible si se desea un control orien-
dad actual (conducción dc vehículos, bri- tador y efectivo de la tarea educativa. Ló-
colaje, etc.). Para ello, se requiere: la re- gicamente, la deberian llevar a cabo, con
ducción de alumnos par clase; una mayor carácter no permanente, profesores cuyo
pariicipacibn de éstos; empleo de rnttodos currículum demuestre un completo y efi-
activos, tanto en la ensefianza individual caz conocimiento de la tarea docente y de
como en grupo; mayor empleo de los me- sus técnicas. Tendrían bajo su supervision
dios audiovisuales, etc. un reducido número de centros, a los que
El tipo de instrucci~nque se basa en re- atenderian en sus dificultades y necesida-
cordar cosas para contestar las preguntas des pedagbgicas.
de los demás no califica a nadie para la do-
cencia. U n título académico debe ser requi- Por otra parte, todo Centro docente de-
sito necesario, pero no suficiente para ejer- be ser iIn verdadero foco cultural del en-
cer en el campo de la ensefianza. No ce pue- torna en que edQ enclavado, por 10 que
de ensellar lo que no se sabe, pero la acu- debe enraizarse perfectamente en el mismo
mulación de conocimientos tampoco sue- y constituir un verdadero puente entre el
le conllevar las dotes didacticas precisas pa- medio y la sociedad en general. Hay que
ra transmitirlos adecuadamente a los de- tender, por tanto, hacia la existencia de
más. El profesorado requiere una prepa- Centros o complejos escorares compIetos,
racitin especifica para la Ancibn a desem- integrados y polivalentes, en los que exic-
penar, por lo que se impone la regulación tan unidades de Preescolar, E.G.B.,E. Es-
de lo que podría denominarse carrera do- pecial y primer ciclo de las futuras E. Me-
cente, con un tratamiento comun para to- dias, asi como las consiguientes activida-
dos los niveles educativos, pero con las des de E. Permanente, pero evitando siem-
consigtiientes diferencias para c d a uno de pre la masificaci~n.
ellos. Aparte, nos encontramos con la ne- De llevarse a cabo la reforma de E. Me-
cesidad de actualización y perfecciona- dias, resultaria imprescindiblerealizar una
miento permanente, tanto en contenidos verdadera planificación -y transforma-
como en técnicas diddcticas. Este prmeso dbn- de este tipo de Centros. Lo demh
ENCUESTA 109
sera contribuir al mantenimiento de Cen- dos en su funcionamiento. Su gobierno de-
[ros diferenciado5 y distanciados, sin que bería ser colegiado y habría un director pe-
exista ninguna motivación de carácter pe- dagbgico por cada nivel educativo, mien-
dagógico para que asi sea. Tales Centros tras que los aspectos materiales y adminis-
deberían ectar regidos democráticamente, trativoc podrian estar unificados y adscri-
con la participación de todos los implica- tos a una funcibn mas o menos gerencial.
CARLOS DIAZ
CATEDRATIC0 DE INB
Vaya por delante una reflexion de ((so- ción y en ejercicio muy pocos. Era debe ser
ciología de la encuesta)}: Una vez mbs se la razón por la que no se consurta «al per-
cumple esa rara astucia de la razón tan he- sonaIn. Y si hay otras razones, indaguen-
geliana por la cual, y si no me equivoco, se. .. Urgente me parece mientras, en cual-
los docentes de ejercicio consultado^ somos quier caso, formular la siguiente pregun-
minoría absoluta, prevaleciendo por el con- ta: iHarta cuando podremos algunos se-
trario representantes de asociaciones cul- guir enseñando y reflexionando a la par?
turales, sindicales y políticas, o ex-repre- Esta breve refl exión previa sobre presen-
sentantes de las mismas. iQué pasa en un cias y ausencias pone de manifiesto una si-
país cuando los protagonistas de a pie no tuación donde la burocracia avanza y e1 do-
son consultados, cuando los que ponen los cente retrocede, recluido en los cuarteles
ladrillos en la obra sin otra protección que de invierno de sus horarios obrec cargad os,
su propia piel apenas son oidos? Yo, con y amaestrados en el arte de rendir lo me-
todos los respetos, prefiero siempre escu- nos posible.
char las voces que llegan en sonido direc- La verdad es que &te no quiere ser un
to, sin play-buck ni limpiezas de laborato- articulo a lo José María García; no habla-
rio de sonidos, dicho sea esto con los afec- rC de ctchupbpteros» ni de c<calzonazos»,
tos para quienes hoy responden desde su ni Don Balon sera al protagonista, pero al
condicibn de comisionados en servicioc do- menos quiero decir claramente que respon-
centes pero fuera del aula: No hay en mi sables de csta situación somos todos. Arri-
opinión mejor comisidn de servicios que la ba, la Administración, que reparte primas
enseñanza, y el resto es omisibn, aunque millonarias para los jugadores parlarnen-
sea cornisi6n de omisián. Al pan, pan. Ya tarios, sueldos de director general, mien-
digo, siempre lo mirmo; la verdad es que tras mantiene niveles sernipobres para los
cuantas veces se me consulta, me veo en- docentes. Un ejemplo, a falta de espacio
tre: inspectores, prebostes y demhs, y al la- para hacer metafisica: Hoy, sin ir más le-
do de ellos, el payaso del circo que uno es, jos, me encuentro en mi Instituto con un
a la vez haciendo equilibrios, dando cla- papel del ICEUM (adivinese el significa-
se, reflexionando y , en fin, haciendo reir do del criptogiarna: Verticales, INCIE; ho-
al público en sus confortables asientos. rizontales, ICE;inclinadas, cambio semán-
Mal comienzo de respuesta, acaso; sin tico revolucionario. La solución en nues-
embargo, la famosa ((división social del tro prbximo numero: Oc6n de Oro), con
trabajo» parece haber exiliado del aula a la jerga inaguantable de la Administracibn,
los inquietos, y aquietado en ella a los sa- que me pide «tutosizar» (!) ~ r a t i s(«seria
tisfechos, quedando dentro de la institu- mi deseo personal poder remunerar de al-
ENCUESTA
guna manera esa actividad, pero desgracia- afortunados de los que vieran ((cara a ca-
damente no es posible en las actuales pre- ra» el rostro inefable de la Administración
visionec .económicas del MEC.. .») a algu- aunque Fuera en la humilde persona de un
nos alumnos del CAP (nueva sigla, nuevo inspector, no ha tenido ixito. Llevo doce
crucigrama) para que ellos cumplimenten aaos esperando la visita técnica de la ins-
unas practicas que, con mi V." B.", les ha- pección, y no creeré que existan los inspec-
bilitarán para no sé qué (((haciéndote-se tores hasta que no los vea; mientras tan-
me dice- así responsable de su veraci- to, pensar@que son meros sonidos verba-
dad»). A cambio de no pagarme me dicen les. Estoy dispuesto a colaborar pedag0-
que «cuando así lo desees se te proporcio- gica y científicamente con la Inspección,
nara el certificado oportuno de esa coIa- pero al parecer esta no existe. Arrabal se
boraci6n)i. O sea, que yo firmo para que enter6 el otro día de que había terevisibn
otra obtenga un certificado, a cambio de porque le llamaron a ella; a mi aún no me
lo cual se me da a mí otro certificado (de han llamado los inspectores. Tal vez mi pri-
cuya veracidad ignoro quien responderá). mer contacto con ellos sea tras la apariciiin
Mas no si: Nadie me ha dicho nunca en del presente articulo, amenazándome aca-
quc consiste de verdad mi labor, ni cuál ha so de expulsibn por irreverencia. Aunque
de ser la metodología od hoc, ni para qué así sea, me encantaria. El gusto seria mío.
todo e1 baile. Le que mas me duele es lo No quiero callar que algunos profesores
del dinero: Si fuera por dinero hace tiem- sólo sintieion la presencia de la Inspección
po que me hubiera limitado a ser un do- cuando ella era brazo armado del poder;
cente mas, en lugar de ser cada vez menos; felizmente yo tuve suerte y se me dejo en
si pacientemente realizo en un terreno la paz, pero hubo otros cornpafieíos que no
labor quc se me pide desde hace anos es tuvieron esa fortuna, porque eran más aro-
por no perjudicar a terceros. jos),. De la disciplina manu militari, a la
Insisto en que eso es de hoy mismo, pe- actuaIidad del agazaparniento. No ignoro
ro papeletas similares, a manta. Por sirni- que hay inspectores trabajadores y serios,
lar procedimiento me vi a punto de afir- que son 10s primeros en padecer esta situa-
mar ante el Ministro de Educacion que los ción, y que se avergüenza de ella, habién-
Agregados en Practicas de mi Instituto dose visto truncados sus deseos de cambio.
eran autenzicos Aristoteles, cuando el A esos inspectores les conozco, y son los
no-saber de uno de ellos era público (otros, que exiqien. Creo en ellos como individuos.
por el contrario, sabían y sabían ensefiar. Pero este es otro tema.
Conste). El caso es que a partir de ese mo- No es maniqueo mi filosofar. Tambitn
mento me declare en rebeIdia, y en ella si- nosotros los docentes somos cómplices,
go. Llevo adelante un caso solitario, insó- Hemos esperado a que el Gobierno ante-
lito y pertinaz de desobediencia civil, tan rior confundiese la memoria con la memo-
epidérmico e indiferente ante el mundo, rieta, y aboliese las oposiciones para pri-
que ni la propia Administración me casti- mar el arribismo y el hecho consumado del
ga ni toma en cuenta. Yo sigo, como Ta- enchufe; hemos lanzado a voz en grito la
catiin: No envio a la Inspección papeles y famosa consigna de la calidad de la ense-
mas papeles cuyo unico final es el archi- fianza para identificarla con el trienio, la
vador redondo, o e1 trueque fraudulento jubilacion anticipada y el aumento de suel-
por rebaje de horas de docencia, que sabe do (poco pagan, menos merecemos); he-
a rebaje de rancho en esas condiciones. La mos colaborado con el anterior régimen en
presión del papel burocrático aumenta medio de nuestros silencios, y ahora vota-
cuanto más disminuye el sentido docente. do otro nuevo cuyos privilegios ya se ven
Mi escrito en que solicitaba ser uno de los apuntar, estando a la espera de la migaja;
ENCUESTA
hemos trocado el diario estudio por el ado- fachidiorisrno yankee, que consiste en es-
cenamiento y la natisea repetjtiva; hemos pecializar a un nino en una cosa ya desde
prescindido de publicar, de investigar, para que es nifio, para que ignore todas las de-
jugar a las quiniela5 y al bingo; hemos he- más durante toda su vida. Fachidiof se lla-
cho del saber vulgaridad, y perdido asi la ma por esa Europa al técnico que es espe-
vocaciiin a cambio de un empleo; hemos cialista en lo suyo y especialista en nada
manejado a1 alumno para lograr nuestras mas. Todo Eri muy bien para el empresa-
famosas y plebeyas reivindicaciones, para rio, que extraerá mayor plusvalia de la ma-
expulsarle luego de los cIaustros, con un no de obra cualificada, pero muy mal pa-
jacobinismo insuficiente, tintado de giron- ra lo que de humanismo pudiera quedar en
dinismo; hemos reproducido los vicios que el B.U.P., el que queda substituido, a! de-
hemos criticado, y admiramos el oficio de cir de J.M.B. por e1 P.U.P. (PoIiticos Uni-
inspector que decirno$rehusar; hemos de- ficados Polivalentes), donde a nuevo mi-
jado la practica de la aristocracia del espí- nisterio nuevo cambio.
ritu y del servicio para más tarde. Chus- No estoy amargado. No quiciera que se
queros estamos, amigos. me descalificase can este tópico. Tengo
Y también estin asi las cosas, y muchos tanta esperanza, que incluso contesto a esta
esperan que Pa Reforma y la Contrarefor- encuesta y a cuantas se me pidan. Que si-
rna de Pa anterior Reforma reformen la go estudiando, y en este momento cornien-
nueva Reforma. Reforma remper refor- zo una nueva andadura por la república de
manda, o aquello de que todo cambie pa- las letras. Que estimo tanto a mis alumnos,
ra que todo continhe. jQué demasiao, co- que me parece que es grande ser joven. Que
legas! ;Quién era aquí el pasota? Con esa tengo en tanto al ensefiar, que todo esfuer-
filosofia del pantarreisrno al uso, pasota zo me parece poco. Que la pasion militan-
es el que a todo se acomoda para quedar- te es tanta, que pese a todos los gobiernos,
se encima. O sea, usted mismo caballero. incluido el ultimo, seguiré en la brecha,
Cambia el Gobierno, cambian de nombre hasta que la muerte me separe de la ense-
las calles, un libro blanco sucede a uno ne- fianza. Aunque sea en otro nivel.
gro, y a este uno cada vez más amariIlo, Porque lo triste es que el Bachillerato se
y usted se acomoda al cambio. Ahora, al haya roto son la complicidad de los dmen-
parecer, toca, en el nuevo Proyecto de Re- tes. Otro gallo hubiera cantado, si hubic-
forma, consumar el cambio, es decir, ter- sernos estado a la altura cientiflca y pro-
minar con el Bachilleraro. Lo que queda- FesionaI. Pero con claustros donde las iini-
ba de B.U.P.(BachiIleratoUnificado y Po- cas conversaciones son las propias de pe-
livalente) se ha roto finalmente en mil afií- luquería o campo de fiitbol, &quequere-
cos: Al quedar reducido a un par de cur- mos? Tengo pasa mí que el cambio debe
sos, queda por ello también eo rpso redu- ser doble, estructural y personal. Y sin ese
cido a la condicion de spray barnizador de1 cambio simult8ne0, nada.
ROSITA FIBBI 113
Rosita Fibbi
Podemos sin más afirmar con Cadignola que el nacimiento del distrito es- 2. EL
colar tiene una matriz netamente política. La Comisión Nacional de encuesta CONCEPTO
sobre el estado y desarrollo de la instruccibn pública de 1963 propone la crea- DE DISTRITO
cibn de1 distrito como base territorial 6ptima para Ia programacidn de las 2.1. Emer-
cunstrucciones escolares (Codignola, 1977: 13). El Proyecto 80 de 1969 ve en gencia del
concepto
El gobierno regional decide sobre la existencia de comunidades, les fija su perímetro, dicta
las leyes-tipo para el desarrollo econbmico de esas zonas y les aprueba los planes de desarroIlo.
Sobre el particular, sería interesante esbozar un paralelo entre ese tipo de comunidad de mon-
taaa y las ccregionesn suizas tales como las define la Ley de ayuda a las Inversiones en las regiones
de montaha (LIM), de 1974.
116 ROSITA FJBBI
6 Ver a este respecto los movimientos sindicales -italianos y europeos- de la tpoca, y por
otra parte, la emergencia del anhlisis institucional, centrado sobre la dialbctica instituyente-
instituido.
La reforma del servicio de salud preve igualmente la subdivisibn del territorio en Unidades
sanitarias locales, cuyos límites deberían ser en principio Eos misrnw que para los distritos escola-
res.
8 Ministro de Instrucci6n Púbrica y fílbsofo idealista, inspirb la reforma del sistema escolar
italiano de I923.
ao de la instrucci6n pública- y por su peso social, los docentes conservan una
posicibn clave en el universo escolar.
Si con los decretos de 1974 prevalece todavía una concepción selectiva y
vertical en ciertas normas relativas al reclutamiento del personal docente y de
direccibn -para lo cual se había empero propuesto un procedimiento de
elección-, la óptica burocritica se encuentra debilitada por la institución del
cornite para la evaluación del servicio de los docentes. Sustraída asi al control
jerárquico, la evaluación se expresa colegiadamente y tiende a ser una verifica-
cibn colectiva de la orientación del trabajo.
La ruptura de la relacibn de ~enfeudacibnwentre Estado y docentes -a
pesar de la indeterminacibn que se deriva de ello en cuanto a los objetivos ge-
nerales de la formacibn y de Ia incertidumbre en cuanto a la función social
asignada expliticamente a los principaIes protagonistas de los procesos
educativos- abre nuevas posibilidades en la perspectiva de la autonomía cul-
tural, del auto-gobierno democrático y de la descentralizacibn de vocacibn
pluralista, tradicionalmente reivindicados por las fuerzas vivas de la ensefian-
za, en Ia perspectiva de una nueva relacibn con el territorio, contexto en el que
se opera. Pero la ambigüedad de la realizacibn reside en la lógica, interna a la
categoría socio-profesional de los docentes, que en Último término prevalece:
autogobierno de los docentes y no auto-gobierno de la escuda. De hecho, el
componente extra-escolar de los órganos se manifiesta ampliamente minorita-
rio -a excepción del consejo de distrito- y, por otra parte, eI poder central
conserva sus propias instancias, a las que se limita a yuxtaponer los Iirganos
colegiados.
4.2. Las La mayor flexibilidad de las instituciones educativas, anhelada por el Tn-
familias forme FAURE, se referia a una nueva concepcibn de las relaciones Ciudad-
Escuela.
La hipbtesis de la ciudad educativa9, retornada en el debate italiano, se
presenta como argumento y sustento para aquellos que optan por una escuela
pública que refleje mas de cerca a la sociedad religiosa y civiI (Sarracine,
1977).
En consecuencia, a nivel de la gestibn «social» de la escueIa, se expresa una
opci6n repartida en favor de las familias y de los docentes como ejes principa-
les de la operacibn de reforma. La familia, primera estructura de socializa-
ción, extiende su proteccibn al nifio a través del control comunitario y a la es-
cuela en tanto que segunda instancia de socializacibn.
La participacibn de las familias se sitUa a mitad de camino entre el retorno
a una gestión privada e individual de la educacibn de los nifios y la aspiracibn
a utilizar a la escuela-servicio público por la vía de una participacibn plena de
los padres en la direccibn y control de la instituci6n.
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ROCITA FIBBI 125
* Escribi este ensayo cuando era miembro del Mary Ingraham Bunting Institute, del Radcliffe
College, y sirviii como base de un coloquio que presente allí en marzo de 1981. Deseo dar las gra-
cias a Ann Diller, Caro1 Gilligan, Michael Martin, Beatrice Nelson y Janet Farrell Srnith por sus
Utiles comentarios a1 borrador original.
Vease Robert Ulich, Nislory of Edrrcationul Thoughf (Nueva York, American Book, 1945)
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rhe Weslern Educurional Tradiiion (Nueva York, Wilcy, 1968), y Steven M. Cahn, The Phila-
- sophical Foundofions oJ Educution (Nueva York, Harper and Row, 1970).
128 JANE ROLAND MARTlN
duccion a la traducción que hizo del Emi[e, AIlan Bloom comentaba que de
las obras importantes de Rousseau, Emde es la menos estudiada y discutida 2.
Tiene razón, ciertamente, al decir que Emile merece de Pos filbsofos y tebricos
politicos mas atención de la que recibe ahora. Sin embargo, los historiadores
del pensamiento educativo han dado su valor a los cuatro primeros libros del
Emile, en los que Rousseau se refiere a la educación de los chicos. El error de
esos historiadores ha sido el de no tener en cuenta el Iibro V del Emile,que tra-
ta de la educaci~nde las chicas. Si los intérpretes de su filosofía educativa se
hubieran tomado en serio lo que dice en el, habrían podido ver m8s allá de las
metáforas de la naturaleza.
Aunque es mucho más que un tratado sobre la educacibn, el Ernile estable-
ce con amoroso detalIe cual deberia ser la educacion de Emile, que posible-
mente representa a todos los chicos, desde el nacimiento hasta su vida adulta.
Pero los textos normales de este campo apenas reconocen que tambien es-
tablece la educación de Sophie, la «prometidas de Emile y posiblemente repre-
sentante de todas las chicas. Algunas de las antologías mejor conocidas de los
filósofos de la educacion presentan la educación de Emite como el ideal de
Rousseau para ambos sexos, sin mencionar nunca el libro V'. Los textos que
mencionan la educacibn que se le debe dar a Sophie lo hacen con embarazo,
afirmando sólo que la educación de Sophie ha de ser muy diferente de la de
Emile 4.
Sophie les resdta muy inc6moda a los historiadores del pensamiento edu-
cativo, pues no logran incluirla en sus interpretaciones sobre Rousseau. La
educación de Sophie es un pariente anómalo de la interpretacibn estandar del
Emile: la educacion de ella no se puede explicar con una interpretaci~nque
abstrae la educación de las influencias y limitaciones de la sociedad y la repre-
senta como un proceso de crecimiento y desarrollo naturales. Las suposiciones
fundamentales que hace Rousseau en Emile V constituyen un modelo educati-
Allan Bloom, traduccibn del Emile de Jean-Jacques Rousseau (Nueva York, Basic Books,
2979). p . 4. Todas las referencias al Emile Po son a esta traducci6n y aparecen en el texto.
q o r ejemplo, vfase Cahn, Price y Ulich. Cuando los comentarios de la filosofia general de
Rousseau han tratado sus puntos de vista sobre la educacibn, han tendido tambikn a olvidar el
Libro V del Ernlle. Vease Roger D. Masters, The Politicoi Pkilosophy of Rousseau (Princenton,
Princeton Wniversity Presi, 1968); Merle L. Perkins, J~an-JacquesRousseau (Lexington. Univ.
Press of Kentucky, 1974);Kennedy F. Roche, Rousseau: Stoic and Romantic (Londres, Methuen,
1974). Una excepcibn notable a esta tendencia de los estudiosos de Roucseau es J. H. Broome,
Rousseou: A Sfudy af His Thought (Londres, Edward Arnold, 1963).
Véase Rrurnbaugh y Lawrence, Nash. Rusk, y tambien R. L. Archer, comp., Jean-Jucques
Rorrsseorr: His Educo!ional Theories Selecredfrom Emile, Julie and Other Wriiings (Woondbury,
N . Y.: Barron's Educñtional Series, 19&4). Aunque la compilacibn de Archer contiene grandes se-
lecciones del Libro V del Emrle, la tntroduccibn de S. E. Frost simplemente dice: c4Teor;á de la
educucidn de lasjdvenes en Rousseou: En esto contradice a toda lo que ha afirmado sobre Emile.
La joven es educada para complacer a1 hombre y todo lo que ha de aprender esta en relacibn con
el hombre)). Extractos del Libro V del Emile en The Emrle of Jeon-Jacques Rousseau, Wi1Iiam
Boyd, comp. (Nueva York, Teacher~College Press, 1956) aparmen en un capitulo titulado
((Marriageii, aunque el propio Rousseau llama a la sección predominante del Libro V <iSophie,a
la mujer)).
JANE ROLAND MARTIN 129
EL MODELO Allan Bloom ha considerado el: Etnile con la Reptíblica de Platbn, a la que
EDUCATIVO Rousseau consideraba <<elmas bello tratado sobre la educación que se ha escrito
DE nuncm6. En esta obra, PlatOn hacia unas afirmaciones fundamentales que, to-
PRODUCCION madas en conjunto, constituyen un modelo eduativo de produccibn. Llega a
DE PLATON su concepcibn del Estado Justo mediante un experimento del pensamiento, en
el que Sócrates y sus compafieros deciden imaginar el nacimiento de una
ciudad sin pensar en las instituciones existentes. Comienza por el principio,
enunciado por Sbcrates, de que ({ninguno de nosotros es autosuficiente, pues
necesitamos muchas cocas>>7. En este principio esta implícita la asunción de
que cada persona es guiada por el propio interés, y que es del propio interes de
cada uno el compartir con los otros La cuestión que surge entonces es si las
personas se especializaran -por ejemplo, una persona produce suficiente co-
mida para todas y otra hace ropas-, o si simplemente se ayudarán unos a
otros cuando lo necesiten, pero permaneciendo autosuficientes dentro de lo
posible 9.
En este punto del experimento mental introduce Sbcrates una asuncfbn
sobre la naturaleza humana que es básica para la teoria de Ia educacibn. Cada
uno de nosotros, dice Sócrates, nace con mayor aptitud para una tarea que pa-
ra otra lo. Este Postulado de las Naturalezas Especializadas no se debe enten-
der como si atribuyera a cada individuo en el nacimiento el conocimiento de
cómo realizar una tarea especializada. Venimos al mundo equipados con una
aptitud para una tarea pos encima de las otras, pero hemos de adquirir la ha-
bilidad, el conocimiento y 10s rasgos de carácter requeridos para realizar esa
tarea. Aunque la naturaleza específica de un individuo puede florecer o, alter-
nativamente, menguar, en mitad de la vida una persona no puede adquirir una
nueva aptitud que suplante a la original. Las aptitudes o talentos diferentes se
distribuyen sobre la totalidad de la población, no sobre la vida de un indivi-
duo.
El Postulado de las Naturalezas Especializadas no aclara la cuestibn de si
la gente se especializara. Con ese fin añade Sócrates una asunclbn sobre la efi-
cacia. Dice que tanto la produccilin como la calidad mejoran cuando los indi-
viduos, en lugar de varias artesanias, practican aquella que por naturaleza les
es mas conveniente ". Pero ni siquiera esta asunci6n de la respuesta que pro-
porciona Sócrates a su propia pregunta. Elige la especialización como el modo
recomendado de producción en e1 Estado Justo, porque, para él, es lo más efi-
caz, y porque valora la eficiencia '?.
Bloom, p. 40.
Platbn, Reptiblrcu, 396 b. Las referencias a esta obra pertenecen a Plato's Republic, trad. de
G. M . A . Grirbe (Indianapolis, Hacket, 1974).
8 República, 396c.
9 RepUhl~ru,370a.
l o Repiiblicu, 37üa.
1 ' Repúbtrca, 370b-c.
12 Sobre este punto véase Lange, The Funcrion of Egua1Educoiion in Plata's «RepubEics and
<tLowsm en Clark y Lange.
JANE ROLAND MARTIN 13 1
Tal como se presenta, el Postulado de las Naturalezas Especializadas es
puramente formal; no especifica las aptitudes o talentos que tienen los indivi-
duos al nacer. Sócrates no da valor a este postulado de su experimento mental
tras una atenta inspeccibn de la naturaIeza humana, tal como cabria esperar,
sino más bien al examinar las necesidades de la sociedad. Desde el principia,
una sociedad necesita campesinos, albafiiIes, tejedores, zapateros remendo-
nes, metalúrgicos, pastores de vacas y de ovejas, mercaderes y marineros. Fi-
nalmente, necesitará también guerreros y gobernantes. Sbcaates construye en
su imaginación una ciudad que constituye el Estado Justo de Platon. S6crates
discierne las necesidades del Estado Justo y luego disejia la naturaleza humana
para que se adecue a aquéllas 13. No podemos suponer que discierne ciertas ap-
titudes o talentos naturales en la gente y luego designa un estado que se adecue
a aquéllos.
Sacrates supone que la relacibn entre la naturaleza humana y Ias funciones
sociales es de uno a uno. Este Postulado de Ia Correspondencia es decisivo pa-
ra la teoría platonica del Estado Justo 14. Identifica tres tipos de trabajos que
hay que realizar en el Estado -artesano (campesino, albadil, etc.), auxiliar
(guerrero) y gobernante-, definiendo la justicia como la situación en la que
cada uno hace precisamente aquello que por naturaIeza le conviene.
Ahora bien, dado que la justicia exige que cada individuo realice un traba-
jo, y sólo uno, en la sociedad, y como Sbcrates asume que ninguna persona
puede hacer desde el nacimiento, ni por simple rnaduraci6n, la tarea que le
conviene naturalmente, resulta evidente e1 papel de la educacibn en el Estado
Justo de PFat6n. La educacion debe proporcionar a los individuos el conoci-
miento, Fa habilidad y los rasgos de cariicter que les permitiran realizar las ta-
reas sociales que por naturaleza les convienen.
La concepcibn de Platbn es un modeIo educativo de produccibn por exce-
lencia. Los seres humanos son maleables, como todas las materias primas, pe-
ro poseen por naturaleza determinados talentos o aptitudes. La educación
tiene la tarea de convertir esa materia prima en un producto terminado; dicho
con mas precisibn, en uno de los tres productos terminados. Cu61 sea ese pro-
ducto terminado es el resultado de un descubrimiento del educador, no de una
decisibn, puesto que esth sentado ya por la naturaleza. La composición de la
materia prima es un hecho dado, como lo son tambikn las especificaciones de
los tres tipos de producto terminal. Aunque Plat6n recomienda que a los ni-
ños pequefias se les permita jugar 15, no debemos interpretar esa concesiiin a la
13 Algunos intérpretes de Platbn argumentaran que Sbcrates supone un paralelismo entre la
naturaleza humana y las necesidades sociales. Sin embargo, la interpretacibn que damos aquí es
verosimil, por lo que se dicc sobre educacion en la República.
l4 Nicholas P . White abstrae de la República 11 un principio de la Divisibn Natural del Traba-
jo que tiene relacibn con lo que yo llamo el Postulado de las Naturalezas Especializadas y el Pos-
tulado de la Correspondencia. Para el presente propbsito, sin embargo, es importante mantener
la separacibn entre esos postulados. Vease White, A Companion lo Ploiols Republic (lndianapo-
lis, Hackett. 1979), pp. 84-85.
Is Repcblicu, 537a.
132 JANE ROLAND MARTIN
LA «No es bueno que el hombre esté solo. Ernile es un hombre. Le hemos pro-
EDUCACION metido una compafiera. Hay que dársela. La compafiera es Sophie. iEn qué
DE SOPHIE lugar esta su morada? ~ D o n d ela encontraremos? Para encontrarle es necesa-
rio conocerla. Sepamos primero lo que es; luego podremos juzgar mejor en
qué lugar habita* (p. 357). Así empieza el libro V de Emile.
{(Todolo que caracteriza al bello sexo debe ser respetado en cuanto que es-
tablecido por naturaleza», dice Rousseau (p. 363). Sin embargo, conforme va
avanzando el Libro V va sesulrando claro que Rousseau es seIectivo al atribuir
rasgos a Sophie y denominarlas <(naturales». cuáles son, exactamente, las
caracterisñicas de Sophie? Tiene una mente agradable y ágil (p. 364), una men-
te más apta para los detalles que para 30s principios generales (p. 377). Le en-
cantan los adornos (p. 365), la astucia es en ella un talento natural (p. 370), y
el arte de la coqueteria le es innato (p. 385)- Rousseau no ve éstas u otras
características naturales de Saphie emergiendo plenamente con el nacimiento,
aunque dice que su amor por los adornos encuentra expresibn casi desde el na-
cimiento en una atraccibn por las joyas, espejos, vestidos y muñecas para ves-
tir (p. 367). Como los guardianes del futuro de Platón (sus auxiliares y gober-
JANE ROLAND MARTIN 133
l7 Podria considerarse que forman dos funcianes distintas, pero Rousseau las ve claramente
coma una ?ola.
134 JANE ROLAND MARTIN
m RepLIhlico, 455e.
2' Okin, p . 135.
22 SOCIUIContraci (Nueva York, Hafner, S947), Libro 11, c. 2 y SS
JANE ROLAND MARTlN 137
Al principio del Libro 1 de Emile, Rousseau dice que cuando el pupilo deje
de estar en sus manos no será magistrado, soldado ni sacerdote; más bien será
un hombre (pp. 41-42). Si le tomamos la palabra a Rousseau, llegaremos a la
conclusi6n de que a Emile no se le impone un molde vocacional estrecho. Sin
embargo, de ello no se deduce que no se le imponga un molde. A pesar de la
imaginería de plantas y arbustos, el tutor no perrnitirh que florezcan todos los
aspectos potenciales de Emile: Rousseau quiere que Emile se convierta en un
tipo particular de hombre, y con ese fin el tutor deberá disponer todos los de-
talles de su educacibn. Emile ha de ser un individuo moralmente autbnorno:
un hombre racional en el que se unifiquen pensamiento y accidn, cuyas juicios
sean objetivos y cuyas creencias se formen con independencia unas de otras.
Formado para que muy pronto sea lo m8s autosuficiente posible -«Los niños
no tienen que hacer nada siguiendo las palabras de nadie» (p. 178)-, no es un
accidente que el primer libro que se le permita leer a Emile sea Robinson Cru-
soe (p. 184).
El molde de individuo autbnomo, moral y racional que impone Rousseau
sobre EmiZe puede parecer completamente independiente de cualquier función
que se suponga que b t e vaga a tener en la sociedad. En realidad, sin embargo,
concuerda con la definicibn de Rousseau de cual es la función más importante
de todas: ciudadano de su estado-ciudad ideal. El contruto socia( nos permite
entender cómo soluciona Rousseau el problema que planteó al principio del
Emile: educar a Emile para que sea al mismo tiempo un hombre autónomo y
un ciudadano. ~ C h puede o ser libre una persona, se pregunta Rousseau, si
esa persona es miembro de una sociedad civil y, por tanto, esta sometida a sus
leyes? La solución de Rousseau a este problema se encuentra en su concepto
de la Voluntad General. En contraste con lo que Rousseau llama la Voluntad
de Todos, que es simplemente la suma de las voluntades privadas de todos los
ciudadanos y corno tal no tiene en cuenta el bien cornUn, la Voluntad General
tiene el bien comCn como objetivo. Es el resultado de la deliberacibn indepen-
diente de ciudadanos que son racionales e imparciales y estan suficientemente
informados sobre las cuestiones 23. La autonomía individual y la obediencia a
la ley se reconcilian en e[ estado ideal de Rousseau por el hecho de que las leyes
del Estado son expresiones de la Voluntad General, y porque cada ciudadano
participa de esa Voluntad. Las leyes que todo ciudadano debe obedecer, y que
parecen limitar la libertad individual, son el resultado de deliberaciones frias y
objetivas sobre el bien corniin. Por tanto, al obedecer las leyes del Estado cada
ciudadano se gobierna: a si mismo. De este modo, la libertad se conserva, aun-
que el Estado gobierne a sus sribditos 24. Además, como para Rousseau la Vo-
luntad Genera1 siempre es acertada, la integridad moral del individuo, y su
autonomía, se preserva en el Estado. No es sorprendente que Bloom diga que
138 JANE ROLAND MARTIN
UNA INTER- Tanto si se considera que Rousseau determina la naturaleza de Emile o que
PRETACION la descubre, es importante entender que aunque la educacibn de Emile difiera
UNIFlCADA en sur formas específicas de la de Sophie, los principios que gobiernan la edu-
DEL EMILE cacilrn de é1 son los mismos que rigen la de ella 32. «Si no quiero impulsar a un
niño a que aprenda a leer, con más razbn no quiero forzar a las nifias antes de
que tengan conciencia de cuál es el uso de la lectura», dice Rousseau (p. 368).
El principio de que la experiencia debe preceder a los estudios verbales, por-
que los libros te ensefian a hablar de lo que no sabes, es importante para Rous-
seau (p. 184), y resulta evidente que trata de mantenerlo tanto en los hombres
como en las mujeres. E1 hecho de que asigne diferentes naturalezas y Fun-
ciones a los hombres y las mujeres significará que los usos de Ia lectura va-
riaran en el caso de Emile y el de Sophie, lo cual, a su vez, puede dictar una
elección diferente de libros. Podemos estar seguros de que a Sophie no le da-
rhn Robinson Crusoe, pero no se: vera afectado por ello el principio de que los
libras deberían evitarse hasta la edad en que sean una amplíacibn de la expe-
3' Daniel Pekarsky, Educarion and Manipularion, en Philosophy of Educarion 1977: Proce-
edings of !he 33rd Annual Meeting of rhe Philosophy of Educarron Sociery, comp. Ira S. Steinberg
(Urbana, Uniu. of Illinoi~, 1977), p. 356.
3 2 Este punto es compatible con mi afirmacibn de que Rous~eause compromete con el postu-
lado de la Diferencia. Ese tratamiento s o ~ t i e n eque Sophie y Emile reciben un tratamiento educa-
llvo diferente, no que sean disrintos los principios que gobiernan su tratamiento. Compárese Bro-
ome. p . 39.
JAN& ROLAND MARTIN 141
Para un informe sobre las aulas abiertas, vease Joseph Featherstone, The British Infanr
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tage, 1973).
142 JANE ROLAND MARTIN
en la sociedad sólo en forma corrompida. Para preparar a Emile para esa fun-
cibn en el estado idea!, Rousseau considera necesario separarlo de la sociedad.
Sin embargo, la funcibn de Sophie existe al menos en algunos segmentos de la
sociedad en su forma pura, por lo que no hay necesidad de separarla de su fa-
milia y amigos.
Los elementos de los Libros 1-IV del Emite que muchos educadores han
encontrado atractivos son compatibles con la interpretacibn unificada del
Emile que presentd aquí 3'. Podemos entender que los principios de la ense-
fianza y el aprendizaje que establece Rousseau en esos libros especifican el
contenido del tratamiento educativo ordenado por los Postulados de la Identi-
dad y la Diferencia. Esta interpretación mantiene esos rasgos importantes de
la filosofía educativa de Rousseau, al tiempo que clarifica su relaci~ncon los
otros elementos de su pensamiento. Explica también el motivo de que la rnani-
pulacion juegue ese papel en el pensamiento educativo de Rousseau. La in-
terpretación del Emile como crecimiento no puede dar cuenta del hecho de
que se supone que el tutor de Emile debe manipularlo y controlarlo, incluso
cuando se le ha apartado de las influencias corruptoras de la sociedad. El prin-
cipio manipulador de Rousseau, que claramente rige tanto la educación de
Sophie como la de Ernile, constituye una anomalía en la concepcibn del educa-
dor como jardinero 3r. Sin embargo, cuando entendemos que la tarea del tutor
de EmiEe consiste en producir un producto terminado siguiendo unas especifi-
caciones predeterminadas, deja de ser anómalo el principio de que el educador
debe dar al pupilo la ilusión de libertad -al tiempo que controla cuidadosa-
mente lo que este aprende-; eso es exactamente lo que se puede esperar de
una teorfa educativa que le dice al profesor que sea humano, pero 'It da una
agenda oculta.
40 Vbase Carol Gilligan, Pn a Differenl Yoice: Women Is Concepfiom of SeIf and Moraliry,
Harvard Educaiional Review, 47 (1 977), 481-517 y ctwoman's Place in Man's Life Cyclen, Hur-
vord Educotional Review, 49 (1979), 43 1 - 4 6 .
41 NO a todos los lectores modernos les parece objetable el tratamiento que da Rousseau a
Sophie. Véase Bloom, p . 23; Broorne, p . 98 y ss.
JANE ROLAND MARTIN 145
EL MAESTRO
Carmen de Elejaibeitia
.
cultura (genes),... ...sociedad (organizacibn) ....... historia (vida fenoménica)
nedO
r; social s i r n i e b l i c o A
(significacibn y registro)
En el permanente proceso generativo y regenerativa en que consiste la vida
(historia) de las sociedades humanas, la autorreferencia de su ser, el modelo
referente, significante y significador, el «uno mismo» en que se encuentra y se
reconoce su ser y donde reside el egocentrismo desde el que trasciende al me-
dio para generarse y autorregenerarse, es Ia cultura que, a su vez, es generada
y regenerada por Ea historia en que consiste la vida fenornénica del ser sbciaI
en su trascendencia al medio.
150 CARMEN DE ELE JABEITIA
del ser social sobre el bucle generatriz que forma la relacibn recursiva
cultura/poder social.
Varios acontecimientos nos permiten comprender la actual pesicibn de!
sistema de ensefianza y dentro de éste la de los maestros. Cada uno de estos
acontecimientos contiene una larga secuencia de hechos que aunque diversos y
muy diferenciados según la sociedad de que se trate, sin embargo, tienen en
común ser procesos de expropiación.
Ligada a una lucha generalizada por e! poder social o su control entre di-
versos grupos de «profesionales» se produce una jerarquizacibn de los dife-
rentes Grganos especializados de la sociedad. Como consecuencia de este pro-
ceso, o secuencia de acontecimientos, el sistema de enserlanza termina en las
sociedades modernas situado en una posicibn subalterna y dependiente de
otros brganos especializados, tales como el aparato de producci6n de bienes o
estructura econbmica y aun por debajo de aquellos otros que asumen fun-
ciones legislativas, de representación del pueblo, o ejecutivas -tanto militares
como civiles- y que conforman e1 núcleo del poderlestado. Las sociedades
teocrhticas nos recuerdan todavia las antiguas grandezas de los antecedentes y
antecesores del maestro, cuando todavia las luchas históricas por el control
del poder social no les habían desalojado de las posiciones privilegiadas que
como grupo «profesional» ocuparon en las proximidades del poder.
Pos otra parte, y en fechas mas recientes, el sistema de enseñanza, que ha
ido vaciando de sus funciones a la institucibn familiar, se ve a su vez constre-
fiido en su funcibn de transmisor de la cultura por otras instancias y organiza-
ciones sociales como los medios de cornunicacibn social e la organizacibn del
consumo y del ocio, entre otras que van asumiendo partes importantes de ese
proceso.
Por su parte, los maestros, dentro del sistema de ensefianza, sufren una
expropiacibn, que tiene el mismo carácter y aun el mismo contenido que la que
sufrieron los artesanos en el aparato de produccibn cuando fueron des-
poseidos de sus instrumentos y medios de trabajo y se vieron sin defensa
frente al mercado de trabajo industrial, convertidos en fuerza de traba-
jo/mercancia, como la oferta de este mercado. Esta expropiacibn que se
inicia en los artesanos se prolonga con ligeras variantes sobre otras profe-
siones llamadas liberales y tambiCn, desde luego, sobre los maestros, aunque
su calidad generalizada de «domksticos» de los nobles o de miembros de órde-
nes religiosas les encamina más directamente a la condicibn de «funcionarios)>
o asalariados del servicio ptíblico y del Estado, en el momento de la profunda
transformación de las sociedades feudales en sociedades laicas y burguesas.
Precisamente Ia toma de conciencia en mayor o menor grado de esta
problemática y de los complejos y largos procesos de estas expropiaciones esta
en la raíz de algunas de las más generalizadas manifestaciones de la angustia
de muchos enseñantes: angustia producida porque resienten e1 vaciamiento de
sus funciones, asumidas hoy por otros medios y otras instituciones. Angustia
156 CARMEN DE ELEIABEITIA
5. LA
VOCACION E!maestro es una figura trágica en Ta historia de los pueblos. Su presencia,
Y LA por tantas razones entrafiable, marca el punto de inflexibn, el salto evolutivo
PROFESION que separa la sociabilidad elemental y fraterna de la especie humana de las or-
DEL ganizaciones sociales del poder.
MAESTRO Las raices mas profundas de la angustia que hoy resienten algiinos ense-
CARMEN DE ELEJABElTlA 157
rior y exterior que el ser recibe e interioriza como objetivo y al que forzosa-
mente tiene que atenerse, orden de significacibn que le incluye y que le signifi-
ca y en cuya significación debe realizarse como ser, y no en el desarrollo y afir-
macibn de su egocentrismo.
La diferencia enrre vocacidn y profesidn estriba en que la vocacibn proce-
de de u n orden de significacibn moral y la profesibn de un orden de significa-
ci6n cientifico, la vocacibn riene relacibn con el debe ser, la profesión con el
cs. La primera enfrenta el egoísmo al altruismo, la segunda la subjetividad a
lo objetivo. En ambos casos, sin embargo, se oculta que el orden social de sig-
nificacion, pese a su exterioridad y a su anterioridad con relacibn al ser y awn a
sir «objetividad>>materializada condicionante, es un orden de significacibn
subjetiva que procede del egocentrismaJegoista del ser social y que su caracter
cientifico/objetivo o rnoral/verdadero no tienen otro fundamento que esa
subjetividad.
La vocacidn coloca a3 hombre en una tensidn en cuyo extremo se en-
cuentra el héroe. La profesidn coloca al hombre en una tensibn en cuyo extre-
mo se encuentra el genio. En uno y otro caso, sin embargo, el ser, el hombre,
ha perdido la autorreferencia como expresi6n de su egocentrismo que le ase-
gura su vida como ser y como sujeto d e vida ha desaparecido el RE de su sege-
neracion , de su reorganizacibn, de su reproduccibn, sustituidos por el signifi-
cado de si que le aporta la trascendencia egocéntrica del ser social, la autorre-
ferencia genktica, o cultura, de la sociedad; sustitucibn que lo transforma en
una parte o momento de la Historia o vida de ese ser social; historia en la que
el hombre sb1o lograra sobrevivir c m o ser individualizado si alcanza su signi-
ficado extremo de héroe, de santo, de genio, de profesional que perdura en la
obra bien hecha, significado como tal en la memoria colectiva en la que sobre-
vive la sociedad que permanece, que se regenera, que se reorganiza, que se
reproduce.
La vocacibn exige el sacrificio de! ser, la renirncia a su egoísmo por el deber
ser; la profesibn por el contrario, valora al ser profesional, pero al hacerlo só-
Eo trata de colmar la oquedad del ser originario que en ambos casos ha sido ne-
gado y sustituido.
La profesibn es la vocacidn parcelada por la divisibn del trabajo, cuando
esre alcanza el valor supremo en el orden social simbblico como consecuencia
de la revolución burguesa.
Cuando los militares de u n país persisten en su afán de ((salvar a la patria»
y esto resulta ya intolerable a la mayoría de la poblaci6n trabajadora sobre la
que descansa la legitimidad del poder social se recurre como remedio a su pro-
fesionalizacidn. «Salvar a la patria» es la actividad vocacional del militar, su
profesionalizacibn representa una divisi611 de este quehacer altruista: el mili-
tar profesional debe estar preparado para hacer bien Ia actividad ejecutiva de
salvar a la patria, pero se les arrebata el definir a la patria, el determinar
cuales son las situaciones que la ponen en peligro y tambikn la decisión de de-
sencadenar la accibn de salvacibn necesaria. EI maestro vocacional se identifi-
CARMEN DE ELEJABEITIA 159
-
El maestro vocacional, situado en una compleja relacibn con el hombre, EL
con el poder sociaF, con la cultura y con e! niño, vive angustiado la contradic-
ción que resiente existe entre las elementos que relaciona. SOCIAL
La relacibn simplificadora que lo coloca juntamente con la cultura entre el
niiio y el hombre (adulto): niño,maestr~/cultura~adu1to, expresa la legiéi-
rnaci6n de su función educadora y la justificación de su sacrificio vocacionaf ;
el desarrollo del nino para que llegue a alcanzar su plenitud de hombre adulto
es un objetivo por el que merece la pena consumirse, pero la presencia inopor-
tuna del poder social y de su selacibn con la cultura y con el hombre le sitúa en
el centro de un proceso que redefine la funcibn educadora, que realiza en unos
terminos en los que su entrega vocacional sólo puede justificarse si el podes
social aparece como el elemento de autoridad necesario para la reproducci~n
del hombre, o para que el nifio se desarrolle plenamente por la disciplinada
adquisicibn de la cultura y si ésta fuese la expsesibn acabada del hombre civili-
zado que asume el progreso colectivo de la especie y de su historia.
La evidencia analitica de que el poder social no es el elemento necesario
para Za reproduccibn del hombre, sino que lo es y en primer término para la
reproduccidn de la dorninacibn de unos hombres sobre otros hombres, y la
sospecha cada día más prbxima a la certidumbre de que la relacibn entre el po-
der social y la cultura es una relacibn recursiva, poder social.. ..cultura.. .,co-
u
locan la posicibn del maestro es su doble relacibn con el poder social y la cul-
tura en el bucle regenerativo del podes social, y a su relacibn con el niiio y con
160 CARMEN DE ELEJABEITIA
el hombre, niilo.. ..maestro.. .., dentro de este bucle regenerador del poder
L H o m b r e l
social, definiendo como parasitaria su funcibn de enseíiante en cuanto me-
diadora de la acci6n del poder sobre la reproduccibn del hombre. El contenido
vocacional de su entrega a la función educadora se transforma en angustia, o
se recubre de fuertes capas de autojustificación ideológica.
El carácter objerivo de la cultura, su condicibn de clenfrjcic~,que niega la
relacibn recursiva que la une con el poder social, que desconoce su carácter
paradigmático, el cual la descubre como el resultado de la vida sistémica del
ser social al propio tiempo que su genes regenerador es la principal cobertura
defensiva del maestro pasa que la angustia que se desprende de su i n t v i c i ~ no
de su conocimiento de la posición que ocupa en e! centro del bucle en el que el
poder se vuelve sobre si mismo para reproducirse no aflore como testimonio
impotente de su ser originario entre las ruinas de su sacrificio.
Sin embargo, la indefensibn del nifio, su asombro desvalido ante el mundo
aristado que le acoge, la objetiva necesidad que tiene de cuidados y de informa-
cibn honeraa para que pueda sobrevivir en la selva moderna donde carnpan pe-
ligrosamente los rinocerontes y donde le acechan los depredadores, reafirman
al maestro vocacional en la validez de su gesto altruista, le devuelven la seguri-
dad de que la entrega de su vida al salvamento de los niños y con ellos del fuau-
ro de Ia sociedad merece la pena. La angustia, sin embargo, harmiguea y re-
bulle tratando de reaparecer cuando permanentemente constata que sus es-
fuerzos son precisamente los que estan poblando la superficie de la tierra de
seres competidoramente agresivos, que la víctima rescatada se ha convertido
en victimario y que sblo cuando fracasa la integración permanece la esperanza
de que sobreviva, aunque marginal y marginada, una especie humana solida-
tia.
En la posibilidad de aprovechar su posicibn privilegiada en la reproduc-
cibn social para ser la palanca del cambio, alienta la vocacibn de algunos ma-
estros.
En el bucle reproductor del poder social, el maestro vocacional «portador
de la buena nueva» legitima el sacrificio de su vida porque cree que represa el
cauce recursivo para desviarlo hacia la emergencia alternativa de un proyecto
utdpico, hacia la lucha de clases liberadora.
La relacibn de esta cobertura vocacional con el punto que enlaza profe-
sionalidad asalariada del maestro actual con la clase obrera nos remite al apar-
tado 8, donde trataremos de esta relacibn.
7. LA La matriz en una primera aproximación a su concepto paradigmatico apa-
RELACION rece en una posicion de ambiguedad atraída por dos elementos relacionados
DEL en los procesos mecánicos artificiales de duplicacibn: el modelo y el molde,
MAESTRO más próxima a éste Último que al primero. La matriz es el elemento dup4icador
CON LA -molde- de un original -modelo-, lo que supone la presencia en el artilu-
MATRICIDAD gio de un Tercer elemento o sustancia que es el moldeado, sustancia en la que el
CARMEN DE ELEJ ABEITI A 161
sistema social.
1
El maestro y la madre, en la compleja relación que describe la reproduc-
ción de la sociedad (familia-sociedad/estado), ocupan posiciones idénticas v
las funciones de matrít/molde, negativos de los modelos que reproducen:
padrejpatrirnonio familiar, poder social/cultura, modelos interrelacionados
como lo están el padre/poder social y el patrimonio familiar/cuItura. (El con-
cepto de patrimonio familiar que utilizamos no es s61o descriptivo de los
bienes patrimoniales familiares, sino también de aspectos simbblicos e identi-
ficaciones tales como el apellido, la honra, la clase, la posición social, y aun
proyectos y expectativas unidas al ser/familia y que constituyen su autorrefe-
rencia.)
Esta relación entre el maestro y la matricidad que hemos anaIizado abre la
investigación a Ia complejidad sobre Pa que se asientan hechos tales c o n o el
carácter femenino de la profesibn de maestro (sobre todo ea sus etapas ini-
ciales), y el sesgo «entrafiable» y sublimado de una buena parte de las angus-
tias que se descubren en esta profesibn.
CARMEN DE ELEJABEITIA
Nunca pudo imaginarse F. W. Taylor hasta qué punto sus deseos de exten- 1. LA
der su sistema de gestibn de la actividad humana mCis allá de las fronteras de Ia ESCUELA
fabrica se verían realizados con creces. De todos modos es preciso reconocer EMPRESA
que el creador de la organización científica del trabajo lleg6 a percibir con cla-
ridad las enormes potencialidades de su dispositivo de control en el caso de ser
generalizado a otras esferas de la vida social taIes coma «el rnanagement de
nuestros hogares, de nuestras explotaciones agricolas, de nuestros negocios se-
an grandes o pequeños, de nuestras iglesias, de nuestras instituciones filantrb-
picas, de nuestras universidades y de nuestros departamentos gubernamenta-
les >> l .
Las relaciones existentes entre el mundo de la produccibn en sentido estric-
to y el de la enseñanza, especialmente en sus niveles menos nobles, no son sólo
aquellas visibles y exteriores que afectan al empleo y desempleo de los jóvenes
en una sociedad liberal avanzada asediada por la crisis. Existen imbzicaciones
m8s profundas, difíciles de percibir desde un economicismo ingenuo, que
tienen que ver con la distribucibn del poder, la organizacibn de las institu-
ciones, la programacibn de las tareas, la evaluación de los rendimientos, en
fin, con los mecanismos destinados a la produccibn y seproduccibn de las rela-
ciones sociales de carácter capitalista. Por esto los analisis actualmente en bo-
ga sobre la interrelacion existente entre escuela y empresa no nos aclaran de-
masiadas casas cuando se limitan a describir la crisis y estancamiento en que
se encuentran las políticas educativas, ni cuando se lamentan de los recortes
presupuestarios del Ministerio de Educación que explicarían en parte la crbni-
ca penuria por la que atraviesan los centros escolares. Y es que dejan sin anali-
zar cbmo y por que los poderes públicos imponen medidas duras que tienen
que ver con una fuerte sefectividad tendente a elegir escolarmente a los social-
"Vease J. RENTHAM.EIpan6pfic0, La Piqueta, Madrid, 1979, as¡ romo los an8liqis realizados
por J . P. DE GAUDEMAR. «Preliminares para una gcnealogia de las formas de disciplina en el pro-
ceso capitalisfa del trabajo», en la obra colectiva Espacios de poder, La Piqueta, Madrid, 188 1,
p. 85-I21.
JULIA VARELA 169
alto de eficiencia y prosperidadn3. Al igual que en el Evangelio, muchos son
los llamados y pocos los elegidos. Lo mismo sucede con el sistema educativo,
los que alcanzan la cima ascienden sobre los cadáveres de los escolarmente
fracasados. La selección taylorista va acompafiada de la confecci6n de un his-
torial completo de los candidatos a un puesto de trabajo. Los expertos reali-
zan un estudio minucioso de cada uno de ellos, se informan de su pasado y les
aplican encuestas para conocer «su caracter, h6bitos y ambicioneso. El elegi-
do será el que más se adecúe al perfil del obrero eficaz disefiado por los técni-
cos para ejecutar una serie de tareas especificas en unos tiempos determina-
dos. Como escribe Taylor, {(losmanagers toman a su cargo la tarea de reunir
todos los conocimientos tradicionales que en el pasado eran patrimonio de los
trabajadores; deben clasificar, trabajar y reducir estos conocimientos a reglas,
leyes y fbrmulas que son de inmensa utilidad para los trabajadores en la reali-
zación de su trabajo diario». Los managers, además de construir de este modo
una «ciencia)>a su servicio, asumen otros tipos de responsabilidad que (cirnpli-
can nuevas y pesadas cargas para si mismosn4. En el taylorisrno los técnicos
estudian y planifican el trabajo desposeyendo a los obreros de su propio saber
y convirtiendolos en meros ejecutores de sus brdenes. Los organizadores
cientificos del trabajo tienen por misibn no s61o alcanzar un aumento de la
productividad, sino también «conseguir que este trabajo se realice sin provo-
car huelgas entre los obreros, sin disputar con ellos, y lograr al mismo tiempo
que se sientan más contentos y satisfechos cargando lingotes al nuevo ritmo de
47 toneladas de lo que lo estaban cuando cargaban 12,5 toneladas» 5 . Como
puede apreciarse la mutacibn es de talla. No es, pues, de extrafiar que Taylor
exija para imponerla «una revoluci6n completa del estado de ánimo de los
obreros y de los que están del Pado de la direccibnn. Algunos empresarias
acostumbrados a una jefatura absoluta no parecian tampoco muy dispuestos
a aceptar el nuevo papel asignado a 10s técnicos.
En la medida en que corresponde a Ia educacibn ser uno de 10s instrumen-
tos claves de producci6n de productores es lógico que en las instituciones edu-
cativas se recojan los diseños tayloristas y las técnicas psicológicas necesarias
para producir una transformación prorunda en las almas de los sujetos. El
conductismo, que emerge en aparente oposici6n a la denominada metafisica
decimonbnica, na deja de ser, sin embargo, un esencialismo de nuevo tuno y ,
quizhs más peligroso que aquella, al sustituir la esencia por las aptitudes, res-
ponsabilizando así al individuo, y no a la divinidad, de sus capacidades y, en
consecuencia, de sus éxitos y de sus fracasos. Los tecnicos de los estímulos y
las respuestas se avienen perfectamente con los managers, Unicos portadores
de la ciencia que explica y gobierna todas las acciones de cada obrero, ciencia
que -como escribe Taylor- el mas inteligente de los obreros es incapaz de
8 Una critica fundada de esta ptdagogia elementalista ha side realizada recientemente por J.
GIMENOSACRISTAN. La pedogogla por objetivos: obsesidn por la eficiencia, Morata, Madrid,
1982.
172 JULIA VARELA
Véase A. DE LA O R D E NSenrido
. y prospecriva de la r~cnologíade la educacidn. Rev. Bordbn,
n.' 203, mayo-junio 1974.
lo Cita textual de la ponencia de J . GERMAIN en dicho Congreso. Rev. de Psicologia General y
Aplicada, n." 102, enero-febrero, I970, p . 89.
JULIA VARELA 133
ARCHIVO
Aunque es evidente que la persona ad- cuentas nacionaIes. Esta muy extendido el
quiere conocimientos y habilidades, no lo empleo de las horas de ocio en la mejora
es tanto el hecho de que esas habilidades de Ia capacidad y el conocimiento, pero
y ese conocimiento sean una forma de ca- también queda sin registrar. Por estos rne-
pital, ni que en una parte importante ese dios, y otros similares, puede aumentar
capital sea un producto de una inversibn mucho la colidad del esfuerzo humano, con
deliberada, que haya crecido en las socie- la consiguiente mejora de la productividad.
dades occidentales con mayor rapidez que Lo que tratart de mostrar es que esas in-
el capital convencional (no humano) y que versiones en capital humano pueden expli-
su crecimiento pueda ser el rasgo mhs dis- car la mayor parte del enorme aumento de
tintivo del sistema económico. Repeiida- las ganancias reales por trabajador.
mente se ha afirmado que el incremento de Cornentarb, en primer lugar, las razones
la psoduccion nacional ha sido grande en de que los economistas se hayan asustado
comparación con el de la tierra, las horas ante la idea de analizar explícitamente Ia
de trabajo humano y el capital fisico re- inversión en capita! humano, para referir-
producible. Probablemente, la inversión en me luego a la posibilidad de que dicha in-
capital humano nos proporciona la prin- versibn pueda explicar muchos de: los mis-
cipal explicacibn de esa diferencia. terios del crecimiento económico. Me con-
Las inversiones en capital humano cons- centraré, principalmente, en el dmbito y la
tituyen una gran parte de lo que llamamos esencia del capital humano y su formación.
consumo. Podemos encontrar ejemplos Para terminar, consideraré algunas de las
claros de esto en los gastos directos en cdu- implicaciones sociales y políticas.
cacibn, salud y en migración interna con
el fin de obtener mejores oportunidades de
trabajo. También son un ejernpIo claro las
ganancias a las que renuncian los estudian- EL MIEDO AL CONCEPTO
tes maduros que acuden a la escuela, y las DE L A INVERSION EN HOMBRES
de los trabajadores que adquieren forrna-
ci6n en e1 puesto de trabajo. Sin embar- Desde hace tiempo, los economistas sa-
go, no se incluye nada de eso en nuestras ben que las personas son una parte irnpor-
182 T.W. SCHULTZ
tante de la riqueza de las naciones. Si me- que puede aumentarse mediante inversión
dimos la contribucibn del trabajo a la pro- es algo que está en contra, por tanto, de
ducciiin, la capacidad productiva de los se- valores profundamente asentados. Pare-
res humanos es mucho mayor ahora que ce Como si fuera de nuevo reducir al hom-
el conjunto de todas las demis formas de bre a un mero componentematerial, a al-
riqueza. Pero 10 que los economistas n o go semejante a la propiedad. Y también pa-
ponen de relieve es una verdad muy sim- rece que e1 hombre se degrada si se consi-
ple: que Ias personas invierten en s i mis- dera a si mismo como un bien de capital,
mas, y que esas inversiones son muy gran- incluso aunque ello no afecte a su libertad.
des. Aunque los economistas no suelen ser Nada menos que una personalidad como
timidos para acometer análisis abstractos, J. S. Mil1 insistió en que el pueblo de una
y a menudo se muestran orgullosos de no naci6n no debe ser considerado como ri-
ser prlcticos, no se han mostrado audaces q u e ~ a puesto
, que esta sólo existe para el
para enfrentarse a esta forma de inversión. bien del pueblo 15. Pero seguramente Mil1
En cuanto se acercan a ella proceden con estaba equivocado, pues en el concepto de
gran cautela, como si estuvieran entrando riqueza humana no hay nada contraria a
en aguas profundas. Sin duda hay moti- su idea de que la riqueza s6lo existe para
vos para esa prudencia. Siempre están pre- el bien del pueblo. Al invertir en si mismos,
sentes en ella cuestione? filosóficas y mo- los hombres pueden ampliar la gama de
raleq profundamente asentadas. El fin pri- elecciones disponibles. Para el hombre li-
mero y más importante al que debe servir bre, es un modo de mejorar su bienestar.
el esfuerzo economico lo constituyen los Son pocos los que han considerado a los
hombres libres; y éstos n o son propieda- seres humanos como capital, pero entre
des ni bienes comerciaIizabIes. Y otro as- eIlos hay tres nombres distinguidos. Adam
pecto, no menos importante, es que en el Srnith, filósofo y economista, inciuyh
anáIisis de la productividad marginal ha re- audazmente como parte del capital todas
sultado muy conveniente tratar el trabajo las capacidades adquiridas y utiles de to-
como si fuera un haz único de capacida- dos los habitantes de una nacion. Así lo
des innatas totalmente independient~del hizo tarnbiCn H. von Thünen, quien aAa-
capital. dió que la aplicación del concepto de ca-
A algunos de nosotros nos resulta ofen- pital al hombre ni le degrada ni estorba su
sivo sOlo pensar en inversión en seres libertad y dignidad; antes al contrario, la
humanos *. Nuestros valores y creencias no aplicaciun de ese concepto resultaba es-
nos impiden considerar a los seres huma- pecialmente pernicioqa en las guerras; <(. ..
nos como bienes de capital, salvo en el ca- pues en ellas ... con el fin de salvar un ca-
s e de la esclavitud, qzic aborrecemos. No íiOn se sacrifica sin pensarlo dos veces en
nos ha dejado de afectar la larga lucha en una batalla a cien seres humanos que se en-
la que la sociedad se ha ido librando del cuentran en la plenitud de sus vidas». EI
servicio de los contratos de aprendizaje, y motivo es que N * . . la compra de un cafitrn
en la que han ido evolucionando institu- produce un desemboIco de fondos públi-
ciones políticas y legales que tratan de man- co?, mientras que ios seres humanos se ob-
tener al hombre libre de la esclavitud. Te- tienen gratis mediante un decreto de aIis-
nemos en gran estima esas consecuciones. tamienton ". También Irving Fisher pre-
Tratar a los seres humanos como riqueza sentó con claridad y l ~ g i c aun concepto del
capital que lo incluye todo &. Pese a todo
esto, la corriente de pensamiento principal
* Este perrafo est6 extraido de la introduc- ha sostenido que no es práctico ni apro-
ción a mi «Talter Lecture)), piado aplicar a los seres humanos el con-
T.W. SCHULTZ
capacidad de realizar un trabajo Útil. Pa- selectiva sin necesidad de apelar a diferen-
rece elemental la deducción de qzie Pas di- cias sociolbgicas entre los jóvenes y los
ferencias en la cantidad de inversión hu- mayores.
mana puedan explicar las diferencias en in- Hasta ahora nos hemos referido a ejem-
gresos. De cosecha mas reciente son las ob- plos de inversión en seres humanos que
servaciones que muestran la ventaja com- prodiicen rendrmientos a largo plazo. Es-
petitiva de los trabajadores jóvenes; por to es igualmente cierto por lo que se refie-
ejemplo, se dice que para la obtención de re a la inversión en educación, formacion
empleos satisfactorios los hombres jóvenes y emigración de los jovenes. Pero no to-
que entran a formar parte de Ea fiierza de das las inversiones en seres humanos son
trabajo están en situación de ventaja con de este tipo; algunas son mas afines a Pos
respecto a los trabajadores mayores desem- inputx corrientes, como por ejemplo los
pleado~.La mayor parte de esos jhvenes gastos de alimentacibn y abrigo en algu-
posee doce años de escolarizacion, frente nas naciones en donde el trabajo consiste
a lo?;seis años o menos de los trabajado- principalmente en la aplicación de la fuer-
res de más edad. Por tanto, la ventaja ob- te bruta humana, que exige energía y re-
servada de esos trabajadores jóvenes pue- sistencia, y en donde la ingestión alimen-
de ser el resultado no de la inflexibilidad ticia está lejos de resultar suficiente para
de 105 programas de jubilacihn o seguridad un día completo de trabajo. En las este-
~ocial,ni de la preferencia sociológica de pas «hambrientas» y en los numerosisirnos
Tos patronor, sino de diferencias reales en valies de Asia, millones de adultos varo-
la productividad que están relacionadas nes ingieren una dieta tan escasa que solo
con una forma de inversión humana, la pueden realizar un trabajo duro dwrante
educación. Otro ejemplo más: la curva que unas horas. No parece pertinente Ilamar-
relaciona los ingresos con la edad suele ser los subempleados. En tales circunstancias,
mayor entre las perronas con trabajos es- resulta claramente significativo considerar
pecialirados que entre las que tienen tra- el alimento en parte como consumo y en
bajos no especiali7ados. Como comenta- parte como un «bien productivo)) corrien-
ré más adelante, una explicación probable
seria la inversión en la formaci~nen el
pucsro de trabajo.
"
tc, y asi lo han hecho algunos econornis-
tas de la India No olvidemos que los
economistas occidenraIes de las primeras
El crecimiento economico requiere una dkcadas de la industrialización, e incluso
gran migsacibn interna de trabajadores, de la epoca de Marshall y Pigou, relacio-
que se ajustan a las cambiante5 oportuni- naron con frecuencia la alimentación tra-
dades de trabajo ". Las mujeres y hom- dicional de los trabajadores con los incre-
bres jovcncs sc mueven con mayor facili- mentos de la productividad del trabajo.
dad que los mayores. Veremos el sentido Pasemos ahora a las tres cuestiones pa-
económico que tiene esto si reconocemos radójicas fundamentales, que están ectre-
como una forma de inversibn humana los chamente relacionadas con el enigma del
costos de la emigración. Para realizar esa crecimiento econ~rnica.Considerarnos, en
inversion, los jovenes tienen mas anos por primer lugar, la conducta de la ratio ca-
delante que los mayores. Por tanto, nece- pital-renta durante un periodo largo. Se
sitan una menor diferencia salarial para nos había enseñado que un país que ama-
que Ia migración les resulte economicamcn- sara más capital reproducible relativo a su
ie ventajosa; o dicho de otro modo, los jó- tierra y trabajo emplearía ese capital con
venes pueden esperar una gratificacián su- una mayor <<profundidad»,a causa de su
perior de su inversion en la emigracibn. Es- creciente abundancia y baratura. Pero no
te direrencial puede explicar la emigraci~n fue ese Io que sucediá. Al contrario, !os
T. W.SCHULTZ
cálculos de que disponemos ahora revelan piral reproducible utilizado para producir
que, conforme se produce el crecimiento la renta. Ademis, la discrepancia entre las
economico, es menor el capital que tiende dos tasas se ha hecho mas grande de un ci-
a ser empleado en relacion con la renta. clo de negocios a otro durante las recien-
¿Debernos deducir que la rorio capital-ren- tes décadas Llamar medida de la {(pro-
ta no tiene relevancia para explicar la pro- ductividad de los recursos» a esta diccre-
breza o la opulencia? ¿O que un aumento pancia es un modo de poner un nombre a
de esta ruiio no es un prerrequisiro para nuestra ignorancia, pero no sirve para di-
el crecimiento económico? Estas pregun- siparla. Si aceptamos estos cStlculos, las CQ-
tas plantean cuestiones fundamentales re- ncxiones entre recursos nacionales y renta
feridas a los motivos y preferencias para nacional se han vuelto tenues con el tiem-
la conservación de la riqueza, asi como so- po. A menos que pueda resolverse esta dis-
bre l o motivos
~ de las inversiones particu- crepancia, la teoría de la producci~napli-
lares y del stock de capital que acumulan. cada a los inputs y outprits tal como se mi-
Para lo que estoy tratando de demostrar, de actualmente es un juguete, no una he-
lo único que es necesario decir es que es- rramienta para el estudio del crecimiento
tos cálculos de la rorio entre capital-renta economico.
sólo se refieren a una parte del capital to-
tal. En particular, y por desgracia, exclu- Hay dos series de fuerzas que probable-
yen cualquier capital humano. Sin embar- mente pueden explicar esta discrepancia,
go, seguramente el capital humano habrá si dejarnos de tener en cuenta los proble-
estado creciendo en una tasa sustancial- mas de agregación y números índice, que
mente mayor que la del capital reproduci- enmarahan todos los cálculos de tales agre-
ble (no humano). En consccuencía, de esos gados totales, como oufput e input tota-
cálculos no podemos deducir que el stock les. Una de ellas son las economías de es-
del capital ~otathaya estado disminuyen- cala; la segunda es la gran mejora en la ca-
do en reIaci~ncon la renta. Por el contra-
Irdad de los inpirfs, y que ha sido omitida
rio, si aceptamos la asuncion nada invero- en loc cálculos de 10s inputs. Indudable-
símil de que los motivos y preferencias de mente, nuestra economía ha estado expe-
las personas, las oportunidades tkcnicas rimentando incrementos de las economias
qite les estin abierta? y la incertidumbre re- de escala en algiinos puntos, que se han
lacionada con el crecimiento economico compensado con reducciones de rendi-
diirante periodos particulares estuvieron mientos en otros. Si pudiéramos identifí-
llevandolas a mantener una rario aproxi- car y medir las ganancias netas, podrían
madamente constante entre el capital to- resultar sustanciales. Las mejoras en la ca-
tal y la renta, la diminucion en la ratio ca-
lidad de los inpuis que no han sido ade-
pital-renta calculada * es simplemente una cuadamente tenidas en cuenta son sin du-
da en parte capital material (no humano).
seRal de que: e1 capitat humano ha crecido
en relación con el capital convencional co- Mi opinibn, sin embargo, es que tanto es-
te defecto como la omision de las econo-
mo con la renta.
La abundante cosecha de calculos que mias de escala son fuentes menores de dis-
muestran que la renta nacional crece mas crepancia entre las tasas de crecimiento de
deprisa que los recursos nacionales plan- los input3 y oufputs en cornparacibn con
tean un segundo misterio, que no deja de las mejoras de la capacidad humana que
estar relacionado con el primero. La ren- han sido omitidas.
;ta de los Estados Unidos ha estado crecíen- Un pequefio paso nos Zleva desde los dos
do en irna tasa muy superior a la cantidad misterios planteados por los cálcu8os exis-
de tierra, horas-hombre y el stock de ca- tentes a un tercero, que nos lleva al nusIeo
186 T.W.SCHULTZ
del tema: al gran incremento, esencialmen- sivo al capital no humano. Estoy conven-
te inexplicado, en las ganancias reales de cido de que caímos en ese error porque n o
los trabajadores. iSe trata de una ganan- teniamos un concepto del capital total, y
cia inesperada? ¿O es casi una renta pen- por tanto n o pudimos dar cuenta del capi-
diente de ajuste en el suministro de traba- tal humano y el importante papel que jue-
jo? ¿O es una renta pura que refleja la can- ga en la producción en una economía
tidad de trabajo fijada? Parece mds razo- moderna.
nable pensar que se trata mas bien de un Permitaseme cerrar esta seccion con un
rendimiento de la inversión que se ha he- comentario sobre los países pobres, pasa
cho en seres humanos. El crecimiento ob- !os que prácticamente na existen cálculos
servado en la productividad por unidad de siilidos. Me han impresionado los juicios
trabajo es simplemente una consecuencia repetidamente expresados, especialmente
de mantener constante en el tiempo la uni- por nqueIIos responsable? de permitir que
dad de trabajo, aunque en realidad esa uni- los países pobres dispongan de capital, en
dad de trabajo se ha incrementado como el sentido de que esos paises sólo pueden
resultado de una cantidad uniformemente absorber capital adicional en una tasa ba-
creciente de capital humano por trabaja- ja. Se dice que sDlo se puede dar un buen
dor. Corno consecuencia de la inversión uso al capital nuevo del exterior cuando es-
humana, el componente del capital huma- te se afiade ((lenta y gradualmente)). Sin
no ha sido muy grande, embargo, esta experiencia está en contra
de la impresibn, ampliamente sostenida, de
Otro aspecto de la misma c u e s t i ~ nbisi- que los paises pobres Io son fundamental-
ca, que admite Ia misma resolución, es la mente porque estin hambrientos de capi-
ripida recuperaci6n de postguerra de los tal, siendo el capitaf adicional la verdade-
paises que habían sufrido una destrucción ra llave de un crecimiento económico m8s
grave dc las fdbricas y equipos. El precio ripido. Creo que de nuevo podemos en-
de las bombas era demasiado visible en las contrar la reconciIiacibn de las dos posi-
fabricas arrasadas, ferrocarriles, puentes ciones en el énfasis que se ponga en la5 nor-
y puertos en ruinas, al igual que las ciuda- mas particulares de capital. El capital nue-
des. Las estructuras, equipos y existencias vo del exterior del que pueden disponer
eran montones de desechos. No tan vfsi- ecos países suele dedicarse por regla gene-
ble, pero grande sin embargo, fue e! pre- ral a la formacion de estructuras, equipo
cio del agotamiento durante la guerra de y, en ocasiones, también de existencias. Pe-
las fábricas que escaparon a ladestrucci6n ro en general no se dispone de C1 para una
de las bombas. Los economistas tuvieron inversión adicional en el hombre. En con-
que determinar las implicaciones que pa- secuencia, la? capacidades humanas n o
ra la recuperacihn tenian Ias pérdidas de adelantan el paso con cl: capital físico, y
la guerra. Analizando el tema retrospecti- se convierten en factores que limitan el cre-
vamente, es evidente que sobreestimaron cimiento econirmico. No debe sorprender-
los efectos retardarios de las perdidas. Por nos, por tanto, que la tasa de absorcián de
haber echado una pequefia mano en ese es- un capital que sólo aumenta los recursos
fuerzo, he tenido motivos especiales para no humanos sea necesariamente baja. La
mirar hacia atrás y preguntarme por el mo- formulación de H o N ~8 de ~ la tasa Óptima
tivo de que el juicio que nos formamos po- 'de inversión, que trata el conocimiento y
co después de la guerra quedara tan lejos la habilidad como una variable de inver-
de la realidad. La explicación, ahora evi- sibn critica para la determinación de la ta-
dente, es que en la elaboracion de esas va- sa de crecimiento e c o n ~ m i c oes, pues, re-
loraciones dimos un peso totalmente exce- levante e importante.
T. W. SCHULTZ
nar nada como consumo *. Pero segura- en el sentido de que la educación crea una
mente, un parte de estos costes es consumo forma de capital del consumidor * que tie-
ne el atributo de mejorar el gusto y Ia cali-
* Varios comentarios son necesarios ahora. dad del consumo de los estudiantes durante
(1) El rendimiento de la educación media pare-
el resto de sus vidai. Si asignaramos a1 con-
ce haber declinado ~usiancialmentecntre fina- sumo una fracción sustancial de los costes
Ics dc los arlos ircinta y principioi de los cinctien- totaIes de esta educación, pongamo? iina
ta, y dccdc cntonces se ha nivelado, quizAs ele- mitad, entonces se doblaría Ia tasa obser-
vándose algo, indicando a finaier de Tos 50 una vada de rendimiento del nuevo componen-
tasa de rendimiento tan alta como la d c la cdu- te que obtendríamos de inversibn en la edu-
cacion Fuperior. (2) El rendimiento de la edu- cac~onque mejora la prodiirtividad del
cación superior dc primer grado parece haber- hombre.
se elevado algo desde finaler de los 30, a peqar
del ripido incremento de los individuos forma- Por fortuna, el problema de asignar los
dos en ecta primera parte de la educación supe- costes de la educacidn en la fuerza de tra-
rior cn la fuerza dc trabajo. (3) Los calculos d e bajo entre consumo e inversion no parece
Becker basados en la diferencia en la renta en- asolarnos si nos centramos en la contribu-
tre loc graduados en e d u c a c i ~ nmedia y prime- ción de la educacion a las ganancias y la
ra etapa de la superior, entre varoncs urbanos renta nacional, pues un cambio en la asig-
ajtIFtad0~por capacidad, ram, desempleo y mor- nacion sólo altera la tasa de rendimiento,
talidad, muestran un rendimiento del 9% d e los no el rendimiento total. Ya comentc que
costes totales de la escuela, incluyendo tanto las
ganancias renunciada? como 10% costes dc la cs- los crecimientos inexplicados en l a renta
cuela convencionales. púhl~cosy pribados, y sin nacional de los Estados Unidos han sido
asignar ninguno dc C S O costes
~ al consumo (véase especialmente grandes en décadas recien-
su documento, presentado en una reunión de la tes. Según una serie de suposiciones, la par-
American Economic A ~ ~ o c i a t i o enn , diciembre te inexplicada es de casi tres quintas par-
de 19592) (4) LOFrendimientos de esta educa- tes del incremento total entre 1929 y
cibn en el caso de varones urbanos no blancos. 1956 **. ¿En qut medida este incremento
o varones rurales o mujcres en la fuerza de tra- inexplicado de la renta representa un ren-
bajo pueden haber sido algo inferiores (véase
Becker2). ( 5 ) Mir propios calculoi. que admito dimiento de la educacion en la fuerza de
Fon menos complcios que los de Bcckcr y por trabajo? Un límite inferior sugiere que
tanto estan cometidos a cualificaciones adicio- unas tres decimas partes, y un limite supe-
nalcs, baqados rn loc cálculo^ dc la rema durante rior no descarta que más de la mitad pro-
rotla una vida d e trabajo de Herman P.
Miller 12, dan un rendimiento de aproximada- bilidad inherentes en la naturalera de nueqrro
mente un 1 Imm en 1958 para la cducacihn mc- progreso técnico y cconrimico.
dia y supcrior primera. (VEase 19, sec. 5). * Los rendimientos de este capital del consu-
Es intcrcqan te la cspecrilación d e que el com- midor no apareceiin en los sueldos y salarios.
ponente consumo de la educación sea el domi- ** La renta real se doblb, elevándose de 150
nante en iiliima in~rancia,en el sentido d c que a 302 billones d e dólares en precios de 1956. 89
el componente de inverrión dc la cducación di.;- bilione~dcI increrncnto en rcnta rcal son incx-
minuird conforrnc cstos gasto? se aumenten, al- plicados, a aproxirnadamcnte un 599'0 del incrc-
canzandose un punto en el que lor gastos adi- mento total. E1 stock dc la educación en Ia fuerza
cionales d e edticacihn serán consumo puro (un de trabajo se elevii en 355.000 millones de diila-
rendimiento cero de cualquier parte, por pcquc- res, de los que 69.000 millonm se a~ignanaqui al
ha quc sea, que podamos tratar come inversion). crecimiento en la fuerza de trabajo para mante-
P u d e llcgar a succder, como ya ociirrró con el ner constante el stock de educación por trabaja-
alimento y cl abrigo, pero en el presente e a even- dor, y 286.000 millonm representan el incremen-
tualidad parece muy remota, a la risra del pre- to en el nivel de esrc stock. Viase (19, sec. 5 ) pa-
dominante valor de inversion d e la educacion y ra una elaboracion del metodo y los cálculos re-
dc la< nuevas dcmandas d c conocirnicnto y ha- levante.
192 T. W.SCHULTZ
venga de esta fuente *. Estos cHculos ciones para proporcionar fondos a la in-
tambih implican que entre el 36 y el 70% versilin en sere$ hiimano? que para Fa in-
del alza hasta ahora inexplicados en las ga- versión en bienes físicos. Se podria hacer
nancias del trabajo se explica por los rendi- mucho para rcducir estas imperfecciones
mientos de la educación adicional de los mediante rcformas en las Ieycs fiscales y
trabajadores. bancarias y mediante cambio4 en Ins prac-
tica~bancariai. Los preitamos publicos y
privado5 a largo plazo a los ectudiantes es-
IV. UNA NOTA FINAL tán juqtificados.
SOBRE POLITICA 5 . La rnigracion interna, especialmente
el movirnicnto de los campesinos hacia la
Discutir de irnplicacione~sociales y po- industria, que resultó necesario por Ia di-
líticas es correr un riesgo. El seto conven- nfimica de nuestro progreo económico, re-
cional trata de camuflar los propios valo- quiere inversion~ssustanciales. En general,
rer para ponerse el manto de la inocencia Ias familias en las que el eFposo y la espo-
academica. ¡Permítaseme proceder sin Fa ya cstan cerca de los cuarenta aíios no
protección! pueden afrontar estar inversionei, porque
1. Nuetras leyes FiscaIes discriminan en el periodo restante de recirperacibn del ca-
todas partes al capital humano. Aunque el pital invertido es muy breve. Sin embar-
stock de ese capital ha sido grande, e in- go, la sociedad ganaria si un número ma-
cluso aunque es obvio que el capital hu- yor de ellos apostara y se moviera, pties
mane, como todas las formas de capital re- adcmas del incremento de la productivi-
producible, se deprecia, deviene obsoleto dad, los hijos dc esas Familias estarian me-
y necesita mantenimiento, nuestra5 Ieyec jor situados para el empleo cuando les Ile-
fiscales parecen ciegas a estas materias. gara la hora de entrar en el mercado del
2. El capital humano se deteriora cuan- trabajo. El argumento de hacer alcunas de
do esth ocioso, pues el desempleo daAa las eias inverrioncs con fondos publicos no es
habilidades que han adquirido los traba- débil. Nuemos programas campesino5 han
jadores. Las pérdidas en ganancias pueden fracasado miserablemente durantc muchos
4cr amortiguadas por pagos apropiados, anos por no analizar seriamente los costes
pero estos no evitan que la ociosidad se co- y rendimientos de la micraciíin agricola.
bre su precio del capitaI humano. h. Las baja5 ganancias de algunas per-
3. La libre eleccíon de profesiones se sona? han sido un asunto dc preocupación
encuentra con muchos estorbos. La discri- pública. Con demasiada Frecuencia, la po-
minación racial y religiosa aún esta muy lítica se concentra sOlo en los efectos, ig-
extendida. Las asociaciones profesionales norando las cauias. Una parte no peque-
y los organismos administrativos también ha de las bajas ganancias de muchos ne-
dificultan la entrada; por ejemplo en la me- gros, portorriquefios, mexicanos, emigran-
dicina. Estas interferencia5 resueltas man- tes campesinos indígenas, campesinos po-
tienen sustanciaImente por debajo de su ni- bres y algunos de nuestros trabajadores de
vel Óptimo a la inversión en esta forma de m6s edad, refleja el fracaso de no haber in-
capital humano 7. vertido cn su salud y educacibn. Los erro-
4.Es elemental poner de manifiesto que res antiguos pertenecen desde luego al pa-
e! mercado de capital tiene m a irnperfcc-
~ sado, pero en bien de la siguiente genera-
ciiin no podemos seguir cometiendo de
nuevo el mismo tipo de errores.
* En tantos por ciento, el cilcalo inferior es 7. iHay alguna inrrainversion sustan-
del 29%, y el superior del 4 6 5 . cial en seres humanos, aparte de la que he-
194 T.W.SCHULTZ
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ihc applicntron oT knowledgeu, A look lo rhr
blicar, Univ. dc Chicago.
CAMUEL BOWLES Y HERBERT GINTIS 197
ricardiana en la Inglaterra de los 1830, la tica es, creemos, bastante más fundamen-
teoria económica no marxista se ha ido ale- tal.
jando de la atribucibn del control de los Al restringir su análisis n la interacción
factores de produccion a grupos ident~fica- de las preferencias individuales exógena-
ble?, para acercarse a una teoría de pagos mente dadas, las materias primas (capaci-
a los factores que sc aparta conscientemen- dades individuales) y las tecnologías alter-
te de la naturaleza especifica de los facto- nativas de producci611, la teoría del capi-
res productivos implicados. En la teoría tal humano excluye la importancia de la
moderna del equilibrio general es difícil clase y el confiicto de clase para la expli-
distinguir entre lac entradas y los produc- cacibn de Tos fenómenos del mercado de
tos (inputs y outputs), y aun resulta más trabajo. Sin embargo, en nuestra opinión
dificiI la distinción entre entradas especí- sólo mediante un análisis explícito de cla-
ficas. La teoria del capital humano es una se se puede dar cuenta de fenomenos basi-
expresión de esta tendencia: todo trabajor cos como la estructura de salarios, los atri-
es ahora un capiitalista, tal como les gusta butos individuales valorados en el merca-
decir a los tebricos del capital humano. do de trabajo y Ias relaciones sociales del
propio procesa educativo (En nuestro pro-
Consideramos que esta teoría es básica- ximo libro presentamos una descripción
mente equivoca como marco de referencia mas detallada de este argumento y el sub-
para la investigacion empírica, y tambikn siguiente material, con referencia y docu-
en cuanto que guía para la política. N o ba- mentacion por extenso) *.
carnos la critica cn algunas de las deficien- El capitalismo es un sistema en el que
cias de la teoría que con mayor frecuencia los medios de producción son propiedad
se reconocen; por ejemplo, que las imper- de y estrin controlados por una pequeña
fecciones del mercado, los monopolios y minoria. Para poder existir, la gran ma-
los sindicatos de trabajadores introducen sa de individuos, alejada del control de los
una cilfia entre productos y salario5 mar- recursos productivos, se ve obligada a ven-
ginales. Tampoco seguimos la interpreta- der su fuerza de trabajo. La escolaridad,
ción de la escoIaridad como «robo de for- Ia formación laboral, el cuidado de los ni-
mación>). Aunque reconocemos que las ños y de la salud cumplen funciones eco-
credenciales educativas realizan una fun- nbmicas dobles: juegan un papel esencial,
ción importante, no estamos dispuestos a aunque indirecto, en la producción; y son
reducir a la criba y el etiquetado las acti- tambien esenciales para la perpetuacion del
vidades económicamente relevantes del sis- orden económico y social. Estos procesos
tema escolar; creemos que hay evidencias no pueden entenderse sin una referencia a
suficientes de que la escolaridad mejora la los requerimientos sociales para la produc-
productividad del trabajador. Tampoco cibn, de un periodo a otra, de la estructu-
nos detendremos en los problemas que sur- ra capitalista de clase, los individuos que
gen de! hecho de que las tecnicas estén en- la componen y las instituciones económi-
carnadas en seres humanos: mercados de cas que la regulan. Por tanto, una teoria
capital incompletos, información imperfec- de los recursos humanos deberQcompren-
ta y posible divergencia de intereses entre der, para que sea adecuada, una teoria de
los que toman las decisiones (los padres) la producción y de la reproducción social.
y los receptores del beneficio de la inver- La teoría del capital humano no ofrece nin-
sión (los nifios). Tampoco basaremos nues-
tra critica en la repugnancia que han ex- * Se refieren a Sckooling in Cupiialist Amé-
presado algunos autores a dar un valor en rica, Nuwa York, Basic Books, 1975. (N. del
dolares a los seres humanos. Nuestra crí- T.).
SAMUEL BOWLES Y HERBBRT GINTIS
guna teoria de la reproducción y presenta sino mhs bien uno de los instrumentos uti-
una muy parcial de Ia producción, que se lizados para maximizar los beneficios.
abstrae de las relaciones sociales de pro- En este marco de referencia, tratar el in-
ducción en favor de las relaciones técnicas. tercambio trabajo-salario como un Enter-
En las secciones siguientes argumentare- cambio de mercado puro equivale a no te-
mos que estos dos fallos, que no incluye ner en cuenta un elemento esencial de la
las reIacionec sociales ni ofrece una teoria organizacibn capitalista: el poder del ca-
de la reproducción, dan cuenta de las de- pitalista robre el trabajador. Las relacio-
ficiencias más graves de los tratamientos nes de intercambio puras suponen la ine-
habituales de la demanda de capital huma- xistencia de un poder explícito, pues los
no por parte de las empresas, así como las instrumentos coercitivos que garantizan la
insuficiencias del concepto analítico cen- integridad del <<contrato»de intercambio
tral de la teoria: la tasa de retribución al están fuera de la jurisdicion de las partes
capital humano. implicadas en el intercambio, En el inter-
cambio de mercancias, ({lo que ves es 10
que adquieres)), y cuando no es así la par-
1. LA DEMANDA DE CAPITAL te agraviada tiene a su disposici~nun re-
HUMANO POR PARTE curso legal importante. No sucede así en
LAS EMPRESAS el caso del intercambio de trabaje, carac-
terizado por la ausencia de un quidpro quo
Nuestra critica de la teoría del capital hu- reaI.
mano parte de una teoría marxiana de la
empresa capitalista, la cual está bastante Podemos formalizar este argumento in-
reñida con el tratamiento neoclásico usual. troduciendo la distinción de Marx entre
En primer lugar, consideramos que la <(trabajo»y {{Fuerzade trabajo)). La ulti-
producci6n es un proceso tanto ticnico co- ma es la capacidad del individuo de con-
rno social. Rechazamos la noción neocli- tribuir al proceso de producción en su for-
sica de la empresa en cuanto que caja ne- ma técnica y organizativa actual. Por ñan-
gra cuyo funcionamiento interior puede in- to, la fuerza de trabajo es una mercancía,
teresar quizis al tebrico de las organizacio- definida por las habilidades y capacidades
nes, pero no al economista. La empresa tie- físicas y mentales del trabajador, sus ca-
ne unas dimensiones sociopolíticas de las racterísticas de conducta y el impacto po-
que el economista swlo puede abstraerse al tencial sobre el rendimiento de los demás
costo de un error significativo. que supone la producciiin cooperativa. La
En segundo lugar, la produccibn es siem- fuerza de trabajo del individuo es especi-
pre producción conjunta, que constituye ficamente el nivel: máximo de rendimiento
una transformación de las materias primas que puede extraer de él el capitalista en
en productos, y de los trabajadores con condiciones técnicas y organizativas dadas.
cualificaciones y tipos de conciencia dados En la relacibn del trabajador con e1 capi-
en trabajadores con cualificaciones y con- Iista, el aspecto de mercado es el siguien-
ciencias alteradas (a estabilizadas). te: el aspirante a empleado acepta poner su
En tercer lugar, el trabajo no es wna mer- fuerza de trabajo a disposici6n del capita-
caricia, sino mas bien un agente activo cu- Iista a cambio de un salario. El trabajo real
yos esfuerzos en nombre de sus propios ob- proporcionado por el individuo no se de-
jetivos deben ser canalizados, impedidos termina, en cambio, en la esfera de las re-
o utilizados pata generar beneficios. laciones de intercambio. El trabajo, que re-
En cuarto lugar, la estructura de las ta- presenta la actividad concreta realizada du-
rar ralarialeq no es exbgena a la empresa, rante el proceso productivo, depende esen-
SAMUEL BOWLES Y HERBEW GlNTlS
zaje se hallan muy relacionados con las ca- manda) o erróneas (la interacidn de los gus-
racteristicas raciales, sexuales y de clase del tos, tecnologías y capacidades). Pero la
cuerpo estudiantil. De modo similar, Mel- teoría es sustancialmente incorrecta, como
vin Kohn ha demostrado que en las fami- hemos demostrado en otro lugar, en cuan-
lias hay una correspondencia dramática en- to sugiere explicaciones mas especificas,
tre los objetivos de la educación de los hí- como por ejemplo cuando dice que la es-
jos y las relaciones sociales de produccibn colaridad aumenta la productividad del tra-
del asalariado principal de la familia. bajador al incrementar su capacidad cog-
Nuestro segundo punto se refiere a1 uso nitfva, y que las capacidades de aprendi-
esqvizofrenico de la palabra capital. La zaje difieren. No es que estas cuestiones no
justificacibn de la expresibn cccapitd hu- sean imnortantes. Pero, de hecho, la inter-
mano» es el hecho de que las cualificacio- pretación del tipo de distribucidn del ca-
nes, como otros activos, constituyen una pital humano gira sobre la respuesta.
pretensibn sobre ingresos futuros. Este uso Nuestra teoria alternativa de 10s recur-
se da en toda la tradicibn neoclfísica. En sos humanos, brevemente esbozada en las
la tradición clásica anterior, el concepto de dos secciones anteriores, sugiere la siguien-
capital incluia y unificaba dos aspectos dis- te respuesta a la primera pregunta, dirigi-
tintos: la pretensiiin de futuros ingresos y da específicamente al caso de la escolari-
la posesión y control de los medios de pro- dad. En el modelo clásico de la empresa
ducción. Excepto en el sentido, muy limi- antes esbozado, en algunos casos el sala-
tado, de que el aprendizaje le permite a uno rio puede reflejar ingresos marginales. Pe-
entrar en la producci6n por si mismo, la ro la' escolaridad aumentará los ingresos
educacion no se puede llamar capital en un marginales de modos diversos. En primer
sentido clisico. A menos que se acepte la lugar, la inversión en educación puede
visión de John Kenneth Galbraith de Ia he- aumentar la fuerza de trabajo del: indivi-
gemonía de la tecnoestructura (iorienta- duo, bien porque aumente las habilidades
cion improbable de la escuela del capital y capacidades productivas, o bien porque
humano!), deber5 admitirse que los traba- le proporcione credenciales que potencien
jadores educados no controlan, y+menos la autoridad para Ea supervisian. En segun-
aún poseen, los medios de produccron. Sin do lugar, la escolaridad puede aumentar la
embargo, es precisamente este ultimo sen- facilidad con que el patron puede extraer
tido de la palabra capital, clásico, el que trabajo del trabajador con una fuerza de
da el impacto ideológico a la afirmación trabajo dada mediante la generación o se-
de que ahora todo trabajador es un leccion de los modelos motivacionales in-
capitalista. dividuales más compatibles con los meca-
nismos de incentivación y la estructura de
poder de base clasista de la empresa. En
IEI. LAS RETRIBUCIONES A LA tercer lugar, el trabajador educado puede
ESCOLARIDAD ser mAs valioso mediante su impacto glo-
bal sobre el tamafio de la nómina dado
;Por qué hay una retribución clara y po- que la segmentacibn de los trabajadores
sitiva a la inversibn en recursos humanos? por las caracteristicas de renta y de status
i Q ~ es
é lo que explica el modelo de las ta- inhibe la formacion de coaliciones de tra-
sas de retribución? El anaIista del capital bajadores capaces de contrarrestar el po-
humano, que s61o estd equipado con una der del capitalista.
teoría de caja negra de la empresa y de la Debemos afiadir que, a causa del papel
escuela, se ve forzado a ofrecer explicacío- esencial de la educacion en la reproducci6n
nes que son o superficiales (oferta y de- del orden capitalista como totalidad, el in-
SAMUEL BOWLES Y HERBERT GINTIS
de <<calidaddel trabajo)) del te6rico del ca- las diversas clases, razas, sexos y otros gru-
pital humano: a través de su papel en la pos. Las diferencias en recursos humanos
extensión y reproduccibn del sistema del facilitan la asignacihn de los individuos a
trabajo asalariado, por medio de su capa- posiciones en utia serie de puestos econh-
cidad de ntenuar el conflicto de clases, al- micos, cuya estructiira de renta se deter-
teranda asi la tasa de acurnitlacion del ca- mina en gran medida con independencia de
pital, etc. Ciertamente, dado que existe una Ea distribucion de los recursos humanos.
alternativa al capitalismo más productiva La relación entre la escolaridad y la dis-
y menos irracional, y dado el papel de !a tribucibn dc la renta no puede entenderse
educacibn en la reprodiicción del orden ca- con un modelo que carece de una teoria d e
pitalista, la contribucibn de la escolaridad la reproducción, pues un aspecto central
al crecimiento puede haber sido globalrnen- de esta relación es el papel que juega el sis-
te negativa en los Últimos cincuenta años. tema escolar en la Iegitirnacion de la desi-
La teoria del capital humano muestra gualdad economica. Por tanto, es il6gico
una estrechez simirar cn relación con Ia dis- siiponer que la reduccibn de las desigual-
tribución de !a renta. La renta familiar es dades en la distribución de la escolaridad
Ia siima de las retribuciones a los diversos pueda producir cambios en la desigualdad
[actores ((poseidosi>por la familia. Así, de las rentas en una dirección particular.
una medida de desigualdad en la renta de Posiblemente los cambios importantes en
la familia se puede descomponer en disper- la di~tribucidnde los recursos humanos es-
siones en las relribuciones a la posesión de tarrin asociados con cambios en Ias rela-
Ios factores y sus covarianzas. Entonces se ciones estructurales (funciones salariales)
puede calc~ilarEa contribución de los cam- que relacionan la escolaridad con las ren-
bios en la dotaci6n de factores, por ejem- tas individuales. Ciertamente, la igualdad
plo mediante la igualdad educativa, a tos en la ediicación puede reducir Ea desigual-
cambios en la distribución de la renta. Las dad económica no de un modo directo, si-
debilidades metodológicas de este trata- no mis bien al socavar la legimitidad de
miento son considerables. la desigualdad, mejorando asi la posibili-
En primer lugar, cn la formulación del dad de una completa reogani7acion de las
capital humano la distribución de la renta instituciones económicas que se base en la
solo está determinada por la5 condiciones lucha de clases u otros conflictos políticos.
de la oferta de trabajo; las condiciones de Finalmente, la contribucihn de la teoria
la demanda se consideran de iin modo muy del capital humano, mediante un análisis
abstracto y poco esclarecedor. Las consi- del gasto público, a una política social
deraciones macroecon6micas, la cstructu- equilibrada es minirna, si no realmente per-
ra de mercado, el cambio tecnico, el dua- versa. Sobre todo en su aplicacihn a la cs-
lismo econbmico y otros arpeczos del pro- colaridad, el enioq,uc del capital humano
blema de la distribucihn, que probable- incruye una de las bien conocidas deficien-
mente ocupan posiciories centrales, quedan cias del anilicis del gasto pijblico: la supo-
ignorados. M6s grave quizás es la ingenua sicion de las preferencias individuales cxb-
suposicibn de que las regularidades descrip- geneamente determinadas es esencial para
tivas poseen poder explicatorio. Es baptan- el análisis neoclásico de coste/beneficio, sin
te probable que las regularidades bfisicas embargo el sistema educativo es un ejem-
en la distribución de la renta no estén di- plo primordial de una institucibn orienta-
rectamente relacionadas con las diferencias da a la alteracibn de las preferencias. Da-
en recursos humanos, sino que sean carac- do que las retribuciones econ6rnicas a la
terísticas estructurales de la economía ca- educacien están funcionalmente relaciona-
pitnlirta afectadas por el poder relativo de das con su impacto sobre otros aspectos del
S W L BOWLES Y HERBERT GINTlS
({.. . La identificación de Dios con la Vi- trabajo por tanto han dado como fruto una
da misma era una idea que me preocupa- teoría, que se recoge en más de 40 libros
ba hasta el kxtasis porque me perrnitia a e infinidad de artlculos, de una coheren-
partir de entonccs ver en Ta Biologia la cia y solidez difíciles de encontrar dentro
explicación de todas las cosas y del espíri- del campo spicologico.
tu mismo.. . E1 problema del conocimien- Pero como deciamos anteriormente, la
to (en realidad e! problema epistemolbgi- amplitud del trabajo de Piaget se manifies-
co) se me presentó de pronto bajo una pers- ta también en su campo de aplicación. La
pectiva completamente: nueva y como un obra del maestro de Ginebra ha tenido y
tema de e ~ t u d i ofascinante. Esto me hizo tiene importancia tanto en las ciencias hu-
tomar la decisión de consagrar mi vida a manas como en las ciencias biológicas y,
la explicación biológica del conocimiento)) cOmo no, en la teoría del conocimiento.
(Piaget, 1971, p. 32). Quizá haya sido precisamente ese enfoque
Estas palabras de Piaget podrían quizá interdisciplinar, que viene dado por la po-
explicar el fructifero resultado de su obra. lifacética formación de Piaget en biologfa,
Llegar a donde Piaget lo ha hecho exige filorjofía y psicología, una dc las causas del
realmente dedicar una vida entera a un tsa- éxito de su trabajo. Otra de ellas, es sin du-
bajo por el que se siente una vocacion co- da el haber formada un equipo como el
mo la que él demuestra en esta cita. que se: encuentra en el Centro Enternacio-
La extension de la obra de Piaget es nal de Epistemología Genética de Gine-
enorme tanto desde el punto de vista tem- bra. Su fundación en 1955 permitio a Pia-
poral como desde el punto de vista de las get estudiar una cantidad de temas que él
áreas y remas que abarca. Los primeros solo Jamás habría podido desarrollar.
trabajos de Piaget dentro de1 campo de la La divulgación de la obra de Piaget ha
psicologia y la epistemología datan de la sido muy distinta segun el momento. Co-
segunda década de nuestro siglo y ha se- mo deciamos más arriba sus primeros es-
guido publicando constantemente hasta su critos se publicaron al comienzo de los anos
muerte en 1980. Más de sesenta alios de 20 y se tradujeron al inglés rápidamente.
* Agradezco a Juan Delval, Ampara Mort:no, Cristiana del Barría, Nacho Pozo, la ayuda
prestada para la realizacibn de este artículo.
ELENA UARTIN
En 1932 ya exisrian traducciones de sus pri- etc., que son fundamentales para su com-
meros cinco libros. Sin embargo aunque prensión. A continuación se tratan los es-
pronto se le considero un autor importan- tudios del desarrollo desde el periodo sen-
te, no empezó a tener una repercusibn re- sorio-motor a las operaciones formales. Y
levante dentro de la psicologia hasta los el último esta dedicado al tema del equili-
años 60. Quizá el motivo sea el carácter brio y a la epistemologia genetica.
mas técnico de los trabajos de este segun- Una vez revisado eI conjunto de la teo-
do período, que estaban escrito5 en un es- ría, pasa FlavelI a tratar en la segunda parte
tilo muy dificil y en los que se utilizaba fre- del libro los experimentos concretos que
cuentemente el lenguaje IOgico y matema- Piages y sus colaboradores han Ifevado a
tico. Esto hizo que no se tradujeran al in- cabo sobre cada tema, que agrupa en cua-
gles hasta los años 50. Pero a partir de la tro bloques distintos. Esta segunda parte
década de: los 64 empiezan a aparecer abun- resulta quizás menos interesante al tratar
dantes trabajos sobre la teoria de Piaget los temas de forma aislada sin la teoria ge-
y comienzan a escribirse libros sobre el. neral que les da coherencia, aunque tam-
Desde entonces la bibliografía ha ido bién es cierto que permite localizar con
aumentando de forma vertiginosa y hoy en gran rapidez todo lo que Piaget escribi~en
dia son numerosisirnos los escritos que se distintos momentos acerca de un tema, la
ocupan d e su obra o de su persona. Pero que en ocasiones resulta muy itril.
aunque hacer una revisión de todos ellos La tercera y Ultima parte del libro se de-
e< una labor irnposiblc, si que tiene inte- dica a la evaluación de la obra de Piaget
res citar muy brevemente algunos de los y en ella se exponen algunas de las posi-
más destacados. bles criticas que se Ie pueden hacer a la teo-
Vamos a referirnos en primer lugar a ría piagetiana. En general, las puntualira-
aqiicllas obras cuya finalidad es, dado que ciones de FIavell al respecto son acertadas
Piaget es un autor dificil, exponer su teo- aunque por supuesto hay aspectos discu-
ría de una manera sencilla para evitar que tibles cn sus afirmaciones. Muchas de Ias
haya que lccr sus propios escritos o como limitaciones que él señala, como por ejem-
introducción a ellos, y pasaremos luego a plo iina cierta falta de rigor experimental,
revisar otros Iibros en los que, partiendo o la excesiva teorización a partir de datos
de su teoria, se han realizado trabajos dis- limitados, son ya tradicionales en los tra-
tintos o se han repetido los anteriores con bajos acerca de Piaget.
algún tipo de modificación. No vamos a analizar más en detalle el
El primer libro importante de exposición libro por problemas de espacio pero al lec-
general de la teoria piageriana es e! de J. tor interesado en el tema puede resultarle
Flavell, La psicología e v o l ~ ; i v ade Jean muy Útil el artículo de Delval (1973) en el
Piager, que aparecio en 1963 y se tradiijo que se revisa esta obra en profundidad, así
al castellano en 1968. El trabajo, que em- como otros trabajos acerca de Piaget npa-
pieza con una 'breve introducci0n sobre la recidos hasta el año 1973. Sólo senalar que
figura y obra de Piaget, esta dividio en tres e1 libro de FIavell resulta de gran utilidad
partes. En la primera de ellas se exponen los para aquellas personas que tengan ya al-
conceptos fundamentales de la teoria pia- guna noción sobre Piaget y quieran pro-
getiana. En el primer capítulo de esta par- fundizar en su teoría, ya que esta obra re-
te se describen las peculiaridades del tra- coge prácticamente toda la teoria piagetia-
bajo de Piaget y el método que utiliza. El na hasta el momento de su publicación ex-
segundo aborda el problema de la inteli- poniéndola de una forma más ordenada y
gencia y expone los conceptos de asírnila- sencilla que la escrita por el propio Piaget.
rión, acomodacion, operación, esquema, En El pensamiento de Jean Piag.e!.Bio-
ELENA MARTIN
consecuencias de los estudios de Piaget pa- tadios del dewrrollo desde el punto de vista
ra la enseñanza. Al final de cada capituIo cocnitivo, social Y emocional. El tema de
aparece un pequeho recurnen y se ha inclui- las diferencias individuales se aborda en la
do también un glo~ariode términos piage- tercera parte, que resulta quizh la mis ín-
tianos que resulta muy útil. teresante por lo novedosa al ser un tema
Para resumir el valor de esta obra po- difícil de encontrar dentro de los manua-
demos decir que el objetivo que los auto- Ies sobre la obra de Piaget. En esta sección
res se habían propuesto: «Hemos escrito del libro Cowan habla sobre la posibilidad
ecte libro con la esperanza de ayudar al es- de acelerar el desarrollo, lo que Piaget Ila-
tudiante novicio, que se enfrenta por pri- maba «la pregunta americana}), y dedica
mera vez con Piagct. .. A pesar del hecho otro capitulo a esbozar lo que podría ser
de que esta obra es una introd~icciiin,y un modelo de diagnóstico y tratamiento de
además breve, hemos intentado presentar conducta? anormales desde el punto de vis-
e1 material con alguna profundidad)i (1977, ta piagetiano. La irltirna parte ecti dedi-
p. iO), se ha conseguido pIenamente. cada a la epistemologia genktica.
El libro de G u y Cellerier, Piagp?, es en El libro resulta muy iitil entre otras co-
nueTtra opinión una aportación mcnos va- sas porque al publicarse en una fecha re-
liosa a la difusión de Ia obra de Piaget, ya lativamente reciente, 1978, cubre la ma-
que la selección de textos que Fe ha hecho yor parte del trabajo de Piaget. Además,
de su obra resulta un poco confusa y difi- la exposiciwn que se hace de Ia teoria es
cil de leer y no consigue dar una visión de muy ordenada y rigurosa y da cuenta de
conjunto de la teoria. El volumen esta su complejidad sin exipir que el lector ten-
compuesto por dos parte?. En la primera ga unos conocimientos previos extensos so-
Cellerier ha recogido los momentos más bre el tema.
importantes de la vida de Piaget y la evo-
lucion de su trabajo. La segunda parte es-
tá formada por una antología bisica de los
principales textos de Piaget, que refleja que El segundo grupo de zrabajos que vamoT
cl autor, que ha sido director adjunto del a tratar se refiere a aquellos estudios que
Centro Internacional de Epistemologia Ge- han tornado la teoria de Piagt como punto
nftica, tiene un buen conocimiento de la de partida para su investigacion, pero que
obra piagetiana. Este libro se tradujo al no ie ocupan ya de trabajos realizados di-
castellano cn 1978 con el titulo El pensa- rectamente por Piaget.
mienro de P i q c t . Esrudio y untologia de La obra mas amplia y posiblementemSs
fextor, conocida en esta línea son los ocho volli-
El Ultime trabajo al que nos vamos a re- menes de Sohan y Celia Modgil, Piagetiun
ferir en este primer apartado es el de Phi- researck . Compilarion and cornrnentary.
lip A. Cowan, Piagef with feelinx. Ya el En estos ocho tomos, al igual que en el Ii-
titulo es un buen presagio de lo que puede bso de los rni~mosautores del ano 1974:
ser la obra que efectivamente constituye Piugetian resmrch: A Handbook ojRecent
una de las mejores exposiciones de Ia teo- Studies, se pretende ofrecer una panorh-
ria piagetiana. El libro consta de cuatro mica general de los trabajos de investiga-
partes. En la primera se hace una breve ción realizados por autores de enfoque
biografía de Piaget y una introducción al piagetiano.
marco conceptual de su teoria, ya al final En esta obra ?e recogen 3.700 referen-
se describe el método clínico comparando10 cias de trabajos que replican los de Piaget
con los textos de inteligencia. Los siete ca- o que los amplían en algin sentido. Junto
pituIos de l a segunda parte cubren los es- a estas referencias se incluyen reflexiones
ELENA MARTlN
ciiltural cobra cada día mhs importancia rnonografica los temas de percepcion y co-
y el libro de Dasen sigue siendo irnprescin- municación y la memoria, que cs uno dc
dible para ponerqe al día en los trabajos los campos en los que Flavell mas ha tra-
reali~ados,aunque, al publicarse cn el afio bajado con sus invesiigacione~sobre me-
1977, la informaci6n resurte incompleta. tamemoria. Por ÚItimo se dedica un capi-
Otra recopilación de artículos sobre la tulo a las preguntas y problemas que que-
rcperciisibn de la obra de Piaget aparece dan todavia sin resoIver.
cn el libro de Erancis B. Murray, The im- La estructura del libro y cl lenguaje iiti-
par! of Piuget!an theory on ~ducafion,phi- tizado hacen que sea facilmentc comprcn-
losop~iy,psychology and psychiclfry. De 10s sible y rniiy práctico incliiso para personas
doce artículos quc se recogen en el, todos qiie no tcngan grandes conocirnicntos de
rncnos Lino csr6n basados en las comiini- la teoria piagetiana. Cada capitulo tiene iin
cnciones de los aiitorei en el Quinto Sim- reuirnen al fina! en el que se recogen las
po4iiirn Anual de la Sociedad Jean Piaget. ideas más importantes. Ofrece iina gran
El terna dcl encuentro cra cl impacto de la utilidad como rnaniial univcrsitario, y por
tcoria piagetiana en las cuatro disciplinas cllo cqpcrarnos que la traducción que Pa-
alrededor dc las qtic se organiza el libro: blo dcl Rio ha pensado publicar salga cuan-
edticacion, filosofia, psiquiatria y pgicolo- to antcs para qiie no se plantec el proble-
gia. En esta obra la partc ma5 cxtcnsa cs ma de que qiicde algo trasnochado por
la dedicada a la psicologia evoliitiva en la el momento en que se piiblicó.
que, adcmls aparccen dos artic~ilosdel El libro de Bower va en una linea muy
propia Piaget, tino de ellos en colabora- parecida al que acabamos de comcntar dc
cibn con Voyat. ET tema de la repercinión Flavell, aiinqiic cs bastante más extenso.
en la educacion se trata tambicn dc iina Bower ha trabajado principalmente cobre
forma t i n poco m6s dctnllada que en las el periodo censorio-motor, tema acerca del
áreas dc filoqofíay psiquiatria, pero en ge- que ya publicó otro libro cn 1974, EI de-
neral los cuatro apartados de la obra tie- sarrollo &¡ niño peqiieño, y cn la obra de
nen interh para haccrsc una idea de con- la que ahora noc estamos ocupando dedi-
junto de ciimo tina tcoria c5t6 infliiyendo ca una parte muy importantc a esta etapa
en distintos campos. del desarrollo. La organización del libro,
Dentro de los trabajos que se ertan rea- a diferencia de la mayoria de los que he-
lizando teniendo en cuenta la teoria de Pia- mos revisado, no se hace tanto en función
gct hay que señalar el libro de FFavell de de los estadios sino de los temas, dentro
1937 Cognitive rlevelopment, y el de Ro- de los cuales, por supuesto, sí que se espe-
ivcr de 1979 Hirman developmen!. Estos cifica l a sccvencia evolutiva. El trabajo de
dos Iibroc no rccogen trabajo5 propiamente Bower cubre un campo amplísimo de te-
piagetianos, pcro sil investigación tiene co- mas. En Ea primera parte revisa los facto-
mo punto de partida la obra de Piaget. res del desarrollo sopesando la influencia
Ambo5 aiitores vienen trabajando desdc ambiental.y genética. La segunda parte está
hace miichos aiios en este campo, intentan- dedicada al dcsarroIlo motor del bebe. En
do completar y matizar algiino~aspectos la tercera parte se reatiza un análisis cx-
de la teoria piagctiana. hauslivo del desarrollo cogliitivo. El tema
Cognitive development es una excelen- de los tests de inteligencia aparece tratado
te revisión de temas sobre el decarrollo cog- con una gran preci5i6n en la cuarta parte
nitivo. Tras una introdwccion acerca del y los dos últimos capítulos están dedica-
proceso de conocimiento se dedican tres ca- dos al desarrollo social y a la personalidad.
pítulos a los estadios del desarrollo de Pia- Uno de los méritos de: este libro es abar-
get. h continiiación se tratan de forma mas car practicamente todos los aspectos dcF dc-
ELENA MARTIN
1965-1980. Esta obra estd a caballo entre el gor admirables. El volumen 1 resulta muy
primer tipo de trabajoq que hemos revisa- útil para aquellos que todavía no estén fa-
do y este iiltirno, ya que el primer volumen rniIiarizados con los trabajos más recien-
se ocupa de exponer los trabajos de Piaget tes de Piaget y sus colaboradorres, y el vo-
sobre cpistemologia genetica aparecidos en- lumen 11 es un excelente instrumento de
tre 1965 y 1980, mientras que en el segun- evaluación y critica que plantea adernas
do se exponen algunas de las criticas que nuevas sugerencias sobre los temas
se le han hecho a Piaget desde otras teo- tratados.
rias. La obra, que es muy extensa, supone Estos dos voliimenes van a aparecer tra-
una Iabor realmente admirable de recopi- ducidos prbximamente en Alianza Edito-
lacibn y análisis sistemático de los traba- rial, con lo que sinceramente espramos que
jos de Piaget y de su repercusión en las di- aIcancen la máxima difusion posible entre
versas teorías psicoIogicas. los estudiantes y profesionales de la
En el primer volumen Rita Vuyk se ocu- psicología.
pa de loi temas que Piaget ha tratado den- Otra obra en la que tarnbitn se plantean
tro del campo de Ia epistemología única- posibles alternativas a Piaget es el que han
mente. La autora muestra la evolución que editado Linda Siegel y Charles Brainerd,
estos estudios han sufrido en los textos del Aiternatives ro Piager. El libro trata sobre
propio Piaget, y cOmo el ha vuetto una y la teoria de Piaget y sobre las ideas y ex-
otra vez sobre los mismo? conceptos reto- perimentos que han surgido de ella, pero
mándolor y rnatitindolo~.A pesar de que centrhndose en los aspectos incomplctos o
el lenguaje es en algunos momentos com- problemáticos. Segiin los autores, existen
plicado rcsulta en cualquier caTo rnáq sen- importantes desacuerdos entre los datos
cilIo que el que utilizaba el propio Piaget, empíricos y las predicciones de la teoría,
lo que hace mas comprensible su teorla. Se por ello se hace necesario realizar una cva-
realiza una revisión realmente exhaustiva luación y revisión completa de ésta. En los
sobre la epistemología piagetiana, compa- nueve capítulos que forman el libro se trata
rándola también con otras episternologial;. el anáIisis piagetiano del desarrollo del con-
Se trata el tema d e la construcción del co- cepto de objeto, del desarrollo perceptivo,
nocfmiento desde el punto de vista psico- de las relaciones entre pensamiento y len-
genetico y se exponen además los trabajos guaje, del desarrollo social, del pensamien-
de Piaget en relación con la base biológi- to Iógico, del papel del aprendizaje en el
ca del conocimiento. En el segundo vo- desarrollo de los conceptos, y de la apli-
lumen se sigue la organizacibn de temas del c a c i ~ nde la teoria piagetiana a la educa-
primero y se van exponiendo las críticas ción. Aunque, como puede verse, las areas
que se le han hecho a Piager por parte de son muy diversas, existen tres temas uni-
otros p5icólogos, y aquelIas que la propia tarios que dan coherencia a los diversos tra-
autora plantea. En los casos en que Pia- bajos que se exponen. El primero plantea
get ha dado respuesta a estas criticas, es- la pregunta acerca de qué significa el he-
tas aparecen reflejadas en el texto, y en los cho de que un niao fracase en una prueba
que Vuyk no intenta responder como cree piagetiana que supuestamente coríespon-
que Piaget 10 haría desde el conocimiento de a cierto concepto subyacente. Otro tema
que ella tiene de su teoria. unitario es el del papel del aprendizaje en
La obra resulta realmente irremplazable. el desarrollo cognitivo, y el tercer y últi-
La autora ha conseguido un trabajo que mo tema es la consideración de puntos de
puede utilizarse como introducción a la vista teóricos al margen del de Piaget.
teoria piagetiana y que, al mismo tiempo, El libro, que se acaba de traducir al cas-
esta realizado con una profundidad y ri- tellano por la editorial Piramide con el ti-
ELENA MARTlN
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RECENSIONES 217
RECENSIONES
218 RECENSIONES
Rien quisiéramos los sociólogos el cuanto a 105 conceptos fundamenta- afirmara la contingencia, que es tan-
optirnimo d e algunos pedagogos o les del enfoque sistcmico. Sin embar- to como afirmar, hasta sus Últimas
teóricos de la cducacihn ernpeirados go, quiero hacer algunas observa- consecuenctas, que el hombre es un
en una teoria o metateoría d e la edu- ciones sobre este articular: rcanimal sociuln: como cisterna abier-
caciiin. Las grandes teorías parecen to, su constitución y evolución no e<-
haber fracasado en ciencias sociales: 1. Si bien el autor tiene en cuenta t i predeterminada ~ i n omediada por
cuando se ha intentado su fabrica- el importante aFpecto de la jerarquia el entorno. Por ello, no procede par-
cion -caro Parsons, Marx, etc.-, el de control cibernético d e los sistemas tlr de Ia consideraclbn del hombre co-
nivel de generalización es tal que Ia -m Función d e l g r a d i e n t e mo n a t u r a l m e n t e -es decir,
prematura formallzación no puede energia/informaciÓn-, no aparece invarianternente- bueno
dar ya cuenta satisfactoria de la rcali- insinuación alguna sobre la jerar- (Rourseau), o malo (Hobbes), u ccori-
dad. Ocurrc entonces que el pretendi- qui7aciSn de los componentes del 51s- ginariñmentei> culpado.
d o isomorfismo del sistema o modelo tema educativo. Esta jerarquizacion 3. Aunque Colorn recuerda la
con la cosa es tan abstracto que, al privilegia los componentes económi- retroalimentacibn smiedad/sistema
querer responder del todo, no cos en el marxismo, la cultura en el educativo, no trata dc la retroalfmcn-
euplicita -;ni, menos todavía, expli- idealismo, etc. Precisamente, esa je- tación educador/educando: en efec-
ca!- su ecrructura: es decir, el modo rarquización es un importante mo- to, tambien 10s educandos redefinen
de organizacibn d e sur partes, fun- mento en la aproximacibn redrica y educan al educador. La considera-
cionamiento, reproducción, etcétera. -no sólo metodológica- a la reali- ción d e este aspecto ha tenido que ver
De ahí, cierto escepticismo o incluso dad. Por ello, el lector de este libro con muchas experiencias educativas
eclecticismo: ctTeoria~d e medio al- obtiene una impresión recientes.
cancen, estudios d e caqos. etnometo- tecnocraticista-funcionafista (en el 4. Cuando el autor se entretiene
dologia, etc. Otros se refugian más o sentido dcspectivo del ~krrnino). en detallar los componentes del siste-
menos explícita y conscientemente en 2. Al. repasar la historia d e Ia ma educativo, hay mas serialidad que
la ideologia. Esto ultimo -aunque ccpedagogiaii habría sido deseable sistemisrno. Ello se traduce incluso
evitable en algún grado- no puede que el autor (que en el subtitulo pro- en redundancia: por ejemplo, i q u t
descartarse cn las ciencias humanas mete tratar el tema cca la luz de la diferencia existe -al detalIar las Tun-
y, si es ineludible esa relofiva imposi- teoria general de sistemasii) hubiera ciones del sistema educativo (p.
bilidad de ciencia wertJreii, mejor Fe- cnfocado el objeto d e un modo sistt- 147)- entre ccfuncibn socialiadora*,
rá explicitar 10% juicios d e valor. mico. Por ejemplo, a Rousseau se ((ensehanza de pautas de conducta a
No voy a entrar en los aspectos pudiera reprochar su a-sistemicmo dlverso nivel», «homogeneizacion
propios d e la educación. que no es mi desde el momento en que parte d e social>i?Claro que habra alguna: pe-
tema. Creo que el autor de1 Bibro co- una p r e c o n c e b i d a visión n o - ro no se elimina la inmediata duda
mentado esta muv al tanto d e la ma- contfn~ente de la naturaleza humana. sobre su redundancia y solaparnien-
teria TambiCn parece estarlo en Por e! contrario, e1 enfoque sistémico to.
RECENSIONES 219
Pero el libro es muy útil y vaIioso, mis necesario en el análisis de una jaw no cabe el enfoque determinista
en cuanto que aporta seguramente un sociedad progresivamente compleja. como no cabe la causalidad lineal. El
nuevo estilo, el sistemismo, cada vez En los (<sistemasadaptativos comple- libro debe ser leido.
dose A. Garmendia
LEAHEY,T. H.
Historia de la Psicologia: Las grandes corrientes del pensamiento psicolbgico
Debate, Madrid, 1982
Debemos saludar con satisfaccibn tres veces y prácticamente al mismo El lenguaje y las ilustraciones estdn
la aparición de la cuidada traduccibn tiempo: la psicologia de la concien- al servicio de la mejor cornprensidn
castellana de este manual, que al cia; la psicología del inconsciente, y de las ideas que se transmiten, riendo
contrario de lo que suele ser habitual la psicología de la adaptacibn. La vi- as1 un manual muy accesible incluso
-con algunas excepciones, Como la sibn que nos ofrece de Wundt pode- para el profano en la materia. y, a mi
de Caparrbs entre nosotros- es una mos decir que es todo un redeccubri- modo de ver, magnífico para la ense-
Historia de la psicologia. Y lo es por- miento de su figura, tantas veces fal- fianza universitaria de la Historia de
que no solo ordena, encadena e in- seada a travbs de la extrapolacibn ha- la psicología. El apartado de lecturas
terpreta una serie de acontecimientos cia atrAs del trabajo dc Titchen~rque recomendadas situado al final de ca-
que se han producido dentro de la los textos americanos suelen hacer. da capitulo constituye, tarnbien, una
psicologia con el transcurso del tiem- E1 apartado dedicado a la psicologia efica~ayuda pedagógica. Sin embar-
pa, sino que lo hace de una forma sis- en el nuevo mundo es otra de las go, se echa en falta en la versibn es-
temica, teniendo adema5 la deferen- aportaciones mas interesantes que es- pañola que comentamos el indice
cia de explicarnos cual es el esquema te manual ofrece. La tercera parte, onomástice final que si aparece en la
teorico que sigue. Erectivamente. es «La psicologia modernas, se inicia versión original.
una grata sorpresa el encontrarnos con el conductismo de primera hora, H a y un aspecto, sin embargo, que
con que en el primer capitulo, Leaher llegando hasta la psicologia de finales llama profundamente la atencibn, la
nos explica lo que entiende Por de los anos setenta, recogiendo las di- falta de referencias a la psicologia
psicologia, por ciencia, y por histo- ferentes reformulaciones del «para- europea de nuestro siglo, con la única
ria; discute diferentes teorías sobre el digma» conductista, las crE~isque la excepci6n de la Gestolf, Piaget y los
cambio histbrjco, y distintas teorías psicolggia ha sufrido desde el Final de cognftivistas ingleses contemporbne-
de la ciencia y de la evolucián de esta, la Segunda Guerra Mundial, las os, algo muy tipico entre 105 histo-
para al final decidirse por una de criticas al conductismo y Iaq alterna- riadores norteamericanos de la
ellas. De esta opcibn inicial (la Para- tivas que han surgido frente a 61. psicología. La psicologia rusa no es
digmatica de Kuhn) se desiva la estrvcturAndolas en tres paradigmas lenida en cuenta más que como un
estructura de toda la obra, que, ade- diferentes, todos los cuales tendrian precedente de[ conducti?mo, tratan-
mas, en su versibn ariginal inglesa en comun el ser denominados dose sole a Sechenov y PavIov y de
tiene el acierto de titular c<UnaHisto- psicologías cognitivas. La cuarta y una forma muy somera. Figuras tan
ria de la psicología: principales Ultima parte se dedica a un comenta- importantes para el desarrollo de la
corrientes en el pensamiento psicolb- rio retrorpectivo y prosp~ctivosobre psicología humad ís t ica c o m o
gicoii, subrayando de esta manera el la evolucibn y carácter de la Dilthey, Stem o Jaspers ni siquiera
caráiczer de interpretacibn de hechos psicologia, Ileno de ideas sugerentes y son citados, como tampoco le son
pasados que toda obra histbrica a buen Feguro polémicas. Sanet, Claparcde o Wallon.
tiene. Es de destacar, tambiCn, cbmo el El enfoque historiografico elegido
Tras este primer capitulo introduc- devenir histbrico de la psicologia no (los paradigmas de Kuhn) obliga al
torio, el libro se divide en cuatro par- es entendido corno algo separado del autor, a mi juicio, a forzar ciertos
tes. La primera la titula «Ameceden- resto de la realidad sino como algo acontecimientos histúricoc. Por
tes de la psicologia», y en ella recorre producto de la cultura y de las ideas ejemplo, Brentano es tratado dentro
en cinco capitulos desde la anti- propias de un determinado momento del capítulo de la Psicologia de la
gtledad cIAsica hasta el umbral de la y Iugar. En cl texto se intercalan una Adaptación inmediatamente d e ~ p u C ~
psicologia cientifica. La segunda, ti- serie de cuadros cronolbgicos que po- de Ward, y obviando la influencia dc
tulada «La fundación de la nen en relacion a la psicologiacon los aquel en éste. A esta forma de estruc-
psicologia)), constituye una de sus acontecimientos culturales, cientifi- turar el contenido, puede acusársele
aportaciones mas interesantes. Para cos, tecnolbgicos y politicos m i s rele- de dejar de lado la rica polemica que
61 la psicología cientifica fue fundada vantes de cada periodo. sobre el carácter de la psicologia se
220 RECENSIONES
produlo en la Alemania de la transi- pales de los autores más relevantes, tos. El único defecto grave que
cibn cntrc los dos siglos, y sus de- sino de un libro que hace historia de podria achacársele seria el haberse
sarrollos subsiguienter. la psicologia recogiendo aportaciones cefiido únicamente al estudio de
En resumen, este libro no se trata recientes tanto de la teoría de la cien- aquello que e? relevante para el de-
de una simple relación dc nombres cia como dc investigaciones sobre sarrollo de la p~icologianorteameri-
ordenados por criterios puramenre momentos concretos de la historia de cana. Pero, obviamente, Cse cra el
cronológicos o geográficos, con una la psicologia, y con algunas perspec- publico en el que el autor pensaba al
exposicion de las aportaciones princi- tivas nuevas en ciertos temas concre- escribir el libro.
Alberto Rosa
¿Corno operan, en concrclo, las in- faltan paginas. El primer ensayo, no de las ikastolas desde su base tra-
terrelacione\ entre Escuela y So- «Educaciiin y Sociedad: el proceso dicional e histórica, pasando por el
ciedad? Parte de la literatura sociolh- hisrérica*, es un ejemplo de lo ante- periodo de crisis de identidad de po5-
gica sobre la c~cuelaie ha limitado a riormente expuesto. Huyendo de guerra hasta el resurgimiento, creci-
la elaboración dc modelos teoricoe, ?implificacíanes facites se aborda «lo miento y normalización, descrito este
mas o menos sofisticados, que tratan educativo» desde las particulares re- en tres etapas y abierto a los interro-
de explicarlo todo y acaban par acla- laciones sociales que bisturicamente gantes del hoy.
rar muy pocas co?as acerca de esa han configurado el Pais Yacco como
compleja relación. entidad especifica. Se analizan las El tercer ensayo (c<Politicasy prhc-
Este libro ofrece algunas hipbtesi~ institucioncs educativas, sus pautas, ticas educativas: la promoción de
<obre la génesis y el desarrollo de <(lo normas, ideologia y se apunta la Sun- centros») trata también de precisar
educativoii en el marco, mas amplio, cionalidad que ofrecen a csa concreta esas intesrelaciones entre Educación
del prmcso histbrico de Ea formación formación social y los diversos inte- y Sociedad en un ambito territorial
social del ccrnodernan Pais Vasco. reses económicos, culturales y lin- definido: el Alto Dcua. Se analizan
Eea perspectiva histórica, la reitera- guísticos que la sustentan. para ello dos experiencias de signo
cion en cl analiiis de los procesos y la Queda dibujado el proceso de for- distinto; primero, se hace un análisis
aproximación 3 lo< rasgo\ específico\ rnalizacion y normalrzación de la del movimiento cooperativista de
del Pais Vasco <(desdedentro)}cons- educación en el Pai? Vasco como par- Mondragón, y se pretende desentra-
tituyen los elementos de la introduc- ticularidad, en ocasione? contradic- dar el contenido ideológico de sus rc-
ción, cxccsivamcnte breve, que tratan toria, del modelo de desarrollo (<e?- alizaciones educativas y su origen so-
de vertebrar el libra. paila1ii. cial. Después se entra en la descrip-
Hay que seiialar que, de hecho, el La riqueza de las sugerencias de es- ción y valoración de la labor educati-
Iibro e ~ i aconsirtiido por rnaterialc5 te capitulo queda sólo suleta por los va y asistcncial que se desarrolla en
heterogcneor, bien diferenciados pe- alfileres de un análisis hintórico que Bergara a través de una ctPromotora
r e poco articulados, probablemenre necesita de mayor precisibn y de Cultural» a finales de los sesenta, co-
debido a la misma trinidad dc auto- aportaciones más en profundidad, mo otras semejantes que, en esas mis-
re%,profesores de la activa Facultad como se solicita en la rntroducción, mas fecha?, florecen en todo el Pais
de Filosofia v Ciencias de la Educa- provinientes de otras disciplinas te: Vasco en una especial situación
ción dc Zorroaga (Donosti), y a la oricas. política y econbmica.
restringida concepción editorial del El segundo capitulo, propiamente Por iiltimo, en el Apkndice, se
texto. Cada uno de los tres ensayos otro ensaya autónomo, aunque si- ofrecen al lector una serie de tablas
podria, sin embargo, por si mismo, tuado en esa espina vertebral del pro- estadísticas de periodos recientes y,
convertirse en un Iibro. Esa brevedad ceso histórico, se titula ((Lengua y lo que tiene mayor Interts, una reco-
no beneficia al con~untoy el lecror educación: las ikastolasii. Constitu- pilación de documentos (cn castella-
queda atrapado en la5 sugerencia<del yc, esencialmente, una reconsrruc- no. cunkcra y frances) históricos, cu-
tciro. pero con la sensaciiin de quc crbn, en 5u complejidad, del renbme- ya lectura continba la labor de suge-
22 1
rencia del conjunto de los ensayos literatura fordnea y tanto texto abs- tambikn una ventaja. Por lo menos
que el libro ofrece. tracto, el descender al anblisis de ca- para abrir nuevas vias a la investiga-
En suma, un texto al que cabe ha- sos concretos, el no hacerle d e modo ción y a la reflexion para que sea ca-
cer la critica de su simplificador y parcial, y, finalmcn- paz de profundizar sobre la compleji-
~{desorganizaci6n»,d e su excesiva ra- te, el de estar escrito desde la viven- dad de la realidad misma, no acerca
pidez y superficialidad. Pero aI que cia. Lo que. sin duda, puedc ser un de sus sombra<.
tambitn cabe agradecer, entre tanta inconven~ente. pero, a menudo, es Fabncio Caivano
S
AMPARO
ALMARCHA
Autoridad y privilegio en la 1Jniversidad española: Estudio sor
del profesomdo universitario
LIS, Madrid, 1982
Hay que decirlo d e entrada: el del sistema moderna de ensefianza se- medio rural (creacibn de diversas
libro de Antonio Vlfiao Frago consti- cundaria (bachillerato) en el Estado NormaIes de maestros por los anos
tuye una muy valiosa aportación al espaaol, el estudio d e los «supuestos cuarenta). Vifiao nos previene, por
conocimiento real de la conctruccibn legales, idcologicas y facticos sobre otra parte, de Ia falta de estudios
del sistema educativo espafiol con- los que descansa (la) identificación cuantitativo^ serios que establezcan
temporáneo, en especial estatal. entre ensefianza secundaria y 'cla~es series estadísticas fiables d e tipo gc-
Dentro dcl cerrado gremio académi- media'», asi como la disección de la neral. A pesar de este obsticulo,
co d e los historiadores d e la educa- {(naturaleza, carácter. sentido y desti- emprende decididamente una pers-
cibn rupone, ciertamente, un revulsl- natarios de este 'nuevo' nivel educati- pectiva d e generalización en la consi-
vo, ya que su planteamiento uso- vo y las bases organi~ativasmate- deracibn del proceso cscolarizador a
cioibgicon se presta muy bien a Ea riales y financiera< que posibilitarían nivel secundario, perspectiva itso-
desmitificación d e ciertos montajes. su nacimiento y consolidacion». Para ciológica~que conlleva riesgos gran-
Ahora bien, como veremos, la ello, Viilao realiza un cuidadoso estu- des. Ya que, por ejcmplo: i h a ~ t aqué
sociología d e los administradores d i o d e 105 cambios politico- punto son shomo1ogables~io subsu-
educativos tampoco es, precisamen- administrativos del período 1832- mibles en una mirma riibrica las eli-
te, neutra. Pcro vayamoF por partes. 1836, momento clave en Ea orienta- tistas (<clasesmediasi} (productoras o
De entrada, hay que dccir que el libro cibn liberal-burguc~ay centralista del rentistas) d e Caialufia, Baleares,
incluye un atractivo planteamiento estado espafiol decirnoniinico. El Andalucia o Extremadura, ponga-
comparativo con la situación de otros autor muestra hasta qué punto puede mos por caio? Por otro lado, un en-
paises europeos en los indicios de la resultar desorientador atribuir a la foque generalizador meritorio y útil,
modernidad o, si se prefierc, d e la deramortizacion d c bienes eclesiásti- como el d e Viaao, se resiente de la
«revoluciOn industrial>>,aunque este cos un efecto meramente econbmico, pobreza de monografias hechas con
plantearnicnto comparativo -acaso siendo asi que los edificios enajena- una perspectiva moderna y socioIógi-
w r su necesario carictcr sintético y dos no utiIizados por particulares sir- ca. Monografias locales, se sobreen-
alusivo- se queda quizis algo corto: vieron en enorme medida al poder tiende. Ya que el gran problema de la
por ejemplo, echo de menos alguna para la provisión de (<serviciospubli- historia de la educación en nuestras
referencia a la presibn popular tre- c o ~ »(educación, beneticcncia. etc.). latitudes es, precisamente, la ausen-
menda ejercida en el Reino Unido El autor reconstruye los avances y cia d e estudios sobre la incidencia d e
durante el siglo XIX para la prolon- retrocesos que caracterizan la politica la educacihn formal e informal en los
gacibn d e la en~efianza primaria liberal y, mas concreramente, la bmbitos rural y local, creo. En fin,
publica hacia formas dc educación política educativa de la clase hcgem6- otro punto muy valioso del libro rese-
{<misalta)},en beneficio de los traba- nica en los aaos cen~ralesdel siglo pa- aado es la demostración del impor-
jadores. sado, hasta la ley Moyano de 1857, tante efecto (<residual» (?) d c la D c ~ a -
Muy Util resulta la profundizacion término formal del estudio. Estas cla- morrizacion liberal de cara a la cons-
en la< tesis educacionales de los ses dirigentes lograr611 construirse un truccibn del sistema educativo que
Ilustrados, la cual conduce aI autor a sistema educativo (en el caso de la en- necesitaba la nucva burguesía, como
la conctatacibn de contradicciones y sefianza secundaria ello xe~ultaarchi- ya hemos indicado, aunque me hu-
ambiguedades en las posiciones de patente) a su medida y servicio, al biera gustado encontrar alguna refe-
los Jovcllanos, Olavide, etc. A partir ticrnpo que establccerhn las bases de rencia a uno de los e ~ t u d i o smejor
de ahi, Viiiao embiste el objetivo un nivel educativo primario con cla- hechos sobre la utilización d e biencq
central de su: investigación: el analkis ros objetivos de control social del eclesiásticos a fines educativos en un
222 RECENSIONES
país protestante: me refiero al estu- se aceptb en un principio este modelo en los primeros afios d e funciona-
die d e Joan Simon sobre la Inglaterra educativo. Por otro lado, ¿qué pos- miento -er mas, todo el esfuerzo del
de los Tiidor y Ea educacibn. Viiiao tiiras adoptaron eI movimiento obre- periodo 1836-1850 solo fue posible
analha la gran transforrnaciún edu- ro naciente y los primeros movimien- gracias al previo montaje de un es-
cativa (de corte liberal mitigado y tos socialistas frente a la instituciona- quema organizativa centralizado-.
profundamente centralista) desde la lizacidn de la enrefianza secundaria y los negativoq; cuando. decaido el
dptico de los «iriunfudoresii, desde la eli tista? primer impulso, dicho esquema seria
pcrspectlva de estas falsas «clases prolongado en el tiempo, sin ser so-
medias)>. Pero uno no puede menos Preguntas t o d a s ellas q u e metido a revlsibn y utilizado para fi-
que preguntarse: i y las aiitenticas ayudarían a profundizar en las en- nes diferentes de aquellos para los
«clasc~medias)): qué pensaban d e to- jundiosar perspectivas quc abre el que fue ideado (mar para coartar y
d o el proceso (si es que las habia, en libro. Y que permitirían contrastar la mantener que para crear c innovar))>.
Cataluíla, por ejemplo)? LY las fuer- tímida apologia que este experto en La pregunia aqiii sería la siguiente: a
zar pcrifkricar <(provincialesi>,cómo adrninistraciiin educativa del Estado 150 aAos vista, los prolongados efec-
reaccionaron frente al proceso hace del sistcma educativo. que tan tos negativos d e este ~ i s f e m a jacaro
,
centralimdor? Es sabido, en este sen- bien conoce, cuando concluye que los no contribuyen, a posteriori, a recu-
tido, que donde 20s carlistas fueron efectos positivos del sistema centra- sar el punto de partida?
fuertes, en Euskadi, por ejemplo, n o lista decimonónico serlan <<evidentes Perei Sorsi
Se trata d e una investigacibn 50- Aunque el estudio fue comenzado Todo e! libro aparece como un ale-
ciológica sobre la Universidad, con anterioridad, es de destacar la gato contra los catedráticos, ya que
centrada en los profesores y llevada a oportunidad d e su publicacibn ac- al e?tar basado en un anali~ird c la?
cabo mediante una encuesta realba- tiial. Ahora que un equipo potitico opinione5 del profesorado y al ser el
da en cuatro univerridades espafio- nucvo toma las riendas del Ministerio 80 por 100 del mismo los no nurnera-
Ias. EI analisis es global y se plantea de Educación y hay un ambiente d e rios iiene un enorme peso la po~icion
en el trasfondo del mismo la neceri- expectación por parte de amplio< sec- dc &O$. Hay quc tener en cuenta que
dad d e una rcforrna universitaria. torcs dc estudiantes y de profesores el profesorado no numerario es el
Sus conclusiones tienen alcance na- que esperan cambios positivos en el que soporta en gran medida la res-
cional. mundo universitario es, crea, muy pon~abilidaddoccntc d c la Universi-
importante contar con un trabajo se- dad sin compartir el poder y las ven-
Se pone d e manifiesto una gran si- rio d e investigacibn sobre un aspecto tajas economicas qire go7an FUS cole-
militud de los problemas que <e plan- clave d e la Universidad: el profcsora- gas numerario?. La reqpueqta m 6 ~
tean en universidades difcrentcs, por do. frecuente sobre cuiles son los facto-
ejemplo, la dc Grnnada con la de Al tratarse d e un estudio d e opi- rec en los qiie se baca la autoridad d e
Valladolid, dentro de la muestra, pe- niones y actitudes de un colectivo no IOF catedráticos es <<porqueFon pocos
ro incluco la autora compara cons- llegan a plaqmar'ie con objetividad y tienen mucho poder», seaalada en
tantemente su anilisis con el trabajo los problemas, sino, mAs bien, la ba- sii mayoria por proresores no nurne-
anterior del prof. JosC Castillo Cas- talla d e intereses que frente a eso< rarios. En un gcsto gcncral d e cohc-
tillo cobre la Universidad de San- problemas sc libra. De todos modos, rencia interna los catedráticos opinan
tiago, sin que existan contradicciones esta es una limitación inherente a to- en su mayoria que la ra76n Tunda-
importantes. La exposición que va d o anilisis d e opiniones que, sin em- mental de su autoridad e s t i (<en un
haciendo del ambiente acadtmico y bargo, no rwta interés al mismo, en mayor conocimiento d e la materia
Far actrtude~d c los docentes tienen cuanto que uno de los requisitos bhsi- que imparten)>. Aparece una
también muchos puntos de coinci- COF de cualquier rerorma educativa dicotomía total de o p i n i m entre los
dencia con lo que .w percibe en las h a de contar con la opinión d e los profesores funcionarios por oposi-
univcr~idadesmadrilefias. profesores. cibn y los que n o ¡a han pasado. Se
RECENSIONES
podria decir que aquel que no la tiene nidades d e trabajo de los licenciados; en cl paso de la EGB al Rachilleraio o
cuestiona más fácilmente e1 fun- 31 haberse reducido el niirnero de a la Enseiian~aProferional, que e i
cionamiento de una docencia y una pueslo$ de trabajo disponibies para tamhicn el motncnto en que una gran
invcstigación vitalicias. La oposicibn aquellos que obtienen un titulo aca- parte de lo< jovenes abandona lo5 es-
a las oposiciones, y valga la rcdun- dtmico, se produce, a nivel popular. iiidios. Los profesores n o cc oponen
dancia, es total. Sblo los catedráticos la irnpresidn d e que salen de la Uni- a la seIcctividad ni al numerus
siguen defendiéndolas como sistema versidad muchos licenciados, m6s d c claiisus, pero seaalan la nrcc~idadd e
de selección. «La oposición introdu- los que se necesitan; pero, sin ernbar- Hevar eTtos ~ i s t c r n aa~cabo por rncto-
ce una clara dicotomía en la Univcrsi- go, la retacion entre universitarios y dos diferentes a Tos usatlos hasta alio-
dad: quienes la tienen y quiencs no. habitante? sigue siendo reducida. ra, de modo qiie no refilerccn c1 cla-
Este hecho condiciona la posicibn Esta idea de masificacihn tiene sismo.
frcnte a toda la problemiitica uiiiver- tambikn, muy frecuentemente, un ca- EC interesante este estudio, porque
sitaria y personal del profesor». LO? ricter c l a ~ i ~ tpues
a , aun en faciiltades viene a relanrar la polimica ~ohrela
catcdritticoc son el cuerpo de Clite de en las quc la presibn demogrifica ha sitiraciún dc la Unibersidad y la ncce-
la Univerridad, pero ha surgido entre cedido cn los iiltirnos afios persiqte la sidad d e su rcrorma. Cuando se
los demás profesoreii ~inivcr~itarios, idea de rnasificacion, porqiie el ori- di~cutiala Ley dc Aiitonomia Uiii-
cada ve7 con más fuerza, un rnovi- gen social y cl comportamiento esco- versilaria en la5 Corter, el afio pasa-
miento de contesiacibn d e su autori- lar de los universitarios ha variado. do, parecia quc hahia mucha5 cocas
dad quc se refleja en el presente estu- No estoy d e acuerdo con el diag- quc cambiar en ln Uriivcr~idñdy q ~ i c
dio con claridad. nóstico d e que se ha produc~doun dicha Icy no era lo suficieniemente
Al seaalar For datos estructurales descenso en la catidad dc la Universi- biiciia para una seric dc colcriivos de
que marcan el cambio que se ha pro- dad espafiola, que sc rcpitc tan incts- catcdriiicos, qiie se apuraron a Tir-
ducido cn la Universidad, la autora ientemente. Habría que discutir mar cnrtas y escrito9 contra ella. Con
lo {lama crisis de la Universidad, pcro mucho sobre el tema para aceptarlo; la rciirada de la ley, Inr problemas
es más bien la deicripcibn de un cam- el nivel intelectual d e los proiciores, parcccn haber dcqaparecido: ((Que
bio: 1. Expansibn, crecimiento enor- la caniidad de publicaciones de los todo ~ i g aigital>i, dcbc scr la norma
me del numero de estirdiantes. 2. departamentos, los intercambios con de perfcccionarnienro inas adeciiada
Aumento dc los costes sin poder otros centros ~ O C C ~ ~extranjeros, C F en cl pcniar d e alsiinos coicciivor,
aumentar el prcsupiiesto en la m i m a etc., yo diría que se han acrccci~iado cuyos i i ~ t c r c i van
e ~ Cigado~a la actual
proporción. 3. Cambio en la estriic- con respecto a la Univer\idad de lor siiuacion.
tura de la poblacihn universitaria: aiios cincuenta y de los setcnta. Esto< La critica a la políiica iiniversitaria
gentede más edad, entrada de las cla- son los temas que habria quccvaluar, de los ultimo< anos e i muy dura. Este
ses medias en la Universidad. 4. EVO- además, de la relacihn profcqnr- exceso de podcr de los catrdráticoc
Iiicibn de 10% curr~rula.5 . Exigencia alumno; pero lo que m i s se advicric ha sido po\ihlc porqiie no existc una
d e responsabilidadcr, Talia d e no e? esto, sino cwmo ha descendido politica del profcrorado. no hay crt-
autonomía de los centros. h. El de- cl valor de iin iiiulo universitario cn ierioc generales y <e carece dc torta
recho a estudiar, gcnerali~adocomo cl mercado de trabajo. El paso por la planiiicacihn. 1.05 gobierno$ tinn ac-
priccipio desde la ley dc 1470 choca Universidad no asegura una buena iiiadoconstantemcnie como 105 bom-
con la realidad del mercado de traba- colocaciiin, un irabajo de prectigio ni beroc, esperando a qiie hiibiera un
ja, que no ofrece per5peciivai a los Ii- una buena reiribucibn; es mis: no conflicto u tina prcsion para toinar
cenciados. Un tema que trata en par- ascgura ni el tener un puesto d e tra- la? med~das.Con ciio, el Miniqtcrio
ticular es el de la rnasificaciiin dc la h a p . Creo que eso es lo qiie ha pro- d e Educación ha %idoun mercado de
Universidad. El aumento dcr número ducido la caida del prestigio de los es- intereses egoiqtas, donde no prima-
de estudiantes sin aumentar en pro- tudios universitarios, no el que ahora ban los criterios gci~eralec.Pero C s ~ c
porción similar las doiacione? presu- salgan los licenciados peor prepara- cs el jiiego de todo^. Las iiniversida-
puestarias y las instalacioncs. ha pro- do<, como se r'epiie tan frecriente- des tampoco actuan dc otro modo,
ducido la creencia (le qiie la universi- mcntc. sus propuertas respondcii a presiones
dad e~pairolaesta abierta a las maras, En cuanto a la democsa1i7ación d e particulare?, no a iin cálcula previo y
aun cuando el porcentaje dc cciii- la enseñanza, la autora ieiiala muy abstracto de las necesidadcs. En este
diantes es muy reducido, si lo compa- bien cómo el verdadero problema de ombientc de jiiego de f u c r ~ a sse ha
ramos con otros paises europeo?. El acceso de Ias distintas clases sociales ido reforzando el poder del cuerpo
tema de la rnasificacibn hace también a la educaciiin superior no se produce docentc quc Iidera la Univercidad, lo\
referencia a la cuestibn de las opor(u- en la entrada a la Universidad, sino catcdr3tico~.
lnes Alberdi
224
J. GIMENOCACRISTAN
La pedago~lapor objetivos. Obsesidn por la eficacia
Madrid, Morata, 1982
En buena hora, J. Gimeno ha decí- Girneno explica, ante todo, el ori- acuerdo con un enfoque amplio y
dido ofrecer una critica con arma% gen de esa pedugogiopor objetivos y global (el de Tyler o Taba), quedara,
afiladas a esa pedugoglo por ohjeti- d e todas las practicas relacionadas casi enseguida, Iimitadn por lac cxi-
vos que tan de moda ha estado en Es- con ella, mostrando como se hallan gencias del conductismo, del opera-
palia en los iiltimos aaos, Importada inspiradas en una especie de tayloris- cionalismo, del positivismo, del utili-
de los EE.UU.empezaba a hacer fu- mo pedagógico. Se tratb, en efecto, tarismo a ultranza. El culto a la efica-
ror entrc algunos profesores incautos en los comienzos de un taylorismo cia de que hacen gala autores como
y bienintencionados, y entre orros, transplantado dcsde la fóbrica a la es- Briggs, Block, Popham, E~tareliaso
tan al dia, porque habia llegado cuela y aplicado, no ya al entrena- Mager llevará a la Pedagogía por ob-
pertrechada con todas las bendi- miento industrial o militar, sino a la jefrvm hasta el limite der absurdo.
ciones d e la eficiencia y la cientifici- ensefianza y a Ia educación. Respon- Tal es, en definitiva, la conclusión
dad. Y asi, aunque a los ojos de cual- de a una racionalidad utilitarista, su- que parece poderse extraer del libro
quier profano eca manía de defin~r bordinada a la rentabilidad economi- de Gimeno.
0bjetiv0~y ma? objetivos, formulan- ca, la eficacia tecnica y la división del En todo caso, la critica de Girneno
dolos en terminos conductualcs, trabajo. Se orienta a producir sujetos a Ea pedngogiu por objetivos es todo,
ajusthndolos a taxonornias, buscan- educados al menor costo posible y menos suprficial, dogmática apresu-
do procedimientos para evaluarlos, y con la mayor cantidad de educación rada o simplista. Se trata, por el
todo lo demas parecía el producto de que sean capaces de asimilar por uni- contrario, dc una potente critica de
una ridicula superrticibn, lo cierto es dad d e tiempo. Todo a la mancra de amplio espectro que muestra las
que la costumbre se iba extendiendo, una produccibn standarizada de indi- grandes insuficiencias y las inconse-
porque era recomendada hasta la sa- viduos a gusta del conrumidor, es de- cucncias pedagágicas que aquel para-
ciedad en lo$ cursoi de rormación del cir, d e la ~ociedadque coqtea la edu- digma revela, cuando se lo analiza
proresorado y porque la exiglan algu- cacibn. Para conseguirlo, y siguiendo d c ~ d ela teoria de la educación, desde
nos (cada vez mas) inrpeclores. siempre el modelo de lor profesiogra- la tecnología educativa, desde los
El libro de Gimeno llega, pues, mas fabriles, las tareas escolares son mas recientes datos de la psicologia
oportunamente, antes de que el sa- minuciosamente analizadas en sus (critica al conductismo, enfoques
rampibn d e programar por objetivos unidades básicas. Luego, convcnien- cognitivistas, ctc.). dcsde las exigen-
se convierta en una epidemia incu- temente formuladas y ccsecuencializa- cias éticas y sociales de la educación,
rable. En 61 se recogen, con das», darAn lugar a programas preci- etc.
sobriedad y ponderacibn. la< criticas sor, preferentemente algoritmizados.
de otro< autores que, desde Europa y En ellos, las tareas deberin ser defi- La imposibilidad d e reflejar en esta
AmCrica, han c o m b a t i d o esta nidas en términos conductuale~ y breve retención toda la arrilleria pe-
pedagogía. Será bien recibido por los operacionaleq, pues prccisarán, mAs sada d e la critica que hacc Girneno
educadores de a pie, a menudo abru- tarde, poder ser evaluadas. La plani- sólo puede compensarse recomen-
mados por esa tarea, puramente for- ficacibn pedagogica, a través d e la dando vivamente la lectura de eqe im-
mal~sta,d e definir objetivos. Pero la administración y organización educa- portante libro que no trata de negar,
obra reúne, además, un conjunto de tiva, deberá ser minuciosa y objetiva, en modo alguno, la importancia y la
condiciones que la hacen apta para porque habra de ser mensurada y so- necesidad d e la programación, ni la
d i ~ u a d iat los más convencidos: la ar- metida a cuantificación, en términos d e conocer y reflexionar sobre los fi-
gumentacibn, tan ampliamente docu- enteramente análogos a cualquier nes y objetivos que la practica educa-
mentada, tan sobria y preciqa; las otro tipo d e adminiqtracibn o pro- tiva conlleva, pero si d e volver a
critica<, tan justas y bien razonadas; ducción. plantear esos Fines, esos objetivos y
la informacibn, tan abundante y esos programas de acuerdo con un
coherente. Esperemos que la< razo- Gimeno muestra cómo, a partir de espíritu educativo, ktico, cientifico y
nes quc Gimeno aduce lleguen a estos modelos tayloristas iniciales técnico, distinto -radicalmente
oidos y sean escuchadas por los res- (los de Bobbitt, p. e.), la p e d u ~ o ~ i a distinto- del q u e preside la
ponsables de la politica educativa. es por objeiiwos se concretará en una pedagogla por objet tvm.
decir, por in~pcctores,directores d e teoría del nrrricvlurn. Dicha teoria,
centros, monitores de ICES, etc. aunque concebida inicialmente, de
La irnaginacibn y el arte en la infancia
Madrid, Akal, 1982
Cuando analizamos el desarrollo duccionista de 10s reflexologos y re- bases de su nueva concepción del on-
interno de la psicología de las lun- actólogos. Su concepción ccsocio- gen y la naturaleza de las funciones
ciones superiores en los ultimos aaos cultural)) (a la que tarnbikn se ha Ila- superiores, escribir más de un centc-
y descubrimos cbmo la lenta evolu- mado nhistbrica» e <tinstrumental») nar de articulas y algunos libros
cibn de la invectigaci6n experimental del origen de las funciones supe- @ublicados o no) de gran ímportan-
y conceptualización tebrica se acerca riores, concebidas como formas cia, intervenir en la organizacrbn de
progresivamente a muchas de las ide- complejas de actividad. originadas en insritucrones pedagógicas, paidológi-
as que ya estaban en la cabeza de Vy- la interaccion, que implican herra- cas y «defectalogicas» (es decir: dedi-
gotskii hace medio siglo, nos damos mientas e instrumentos conectados y cadas a la atencibn de niiios con dis-
cuenta de lo acertado que resulta el originados en la actividad externa de tintas clases de deficiencias),crear es-
admirativo diagnóstico de Luria en transformación, trataba de propor- cuela (recordemos a Leantiev. Luria,
sus memorias: «Vygotskii fue, sin cionar ese fundamento. Zaporo7hets, Elkonin, Galperin) y
duda, un genio. Tras más de medio Naturalmente, el proyecto no sembrar la psicoIogia de ideas cuyas
siglo en la senda de la ciencia no cuadraba con las simplificaciones del implicaciones e importancia se consi-
puedo nombrar a otra persona que se marxismo f ~ s idel
l periodo estalinista deran cada vez mayores.
aproxime a su infrecuente claridad de ni, menos aiin, con los planteamien- Podemos distinguir tres periodos
pensamiento, a su increíble capacl- tos de organización social y educativa principales en esta ccdtcada prodi-
dad de convertir en simples a los mAs del sociali~moen un solo estado. El giosa» de Vygotskii: el primero, de
complejos problemas, a su capacidad propio Vygotskii tuvo ocasión de 1924 a 1927. se caracteriza por su in-
de sefialar la linea recia y de prever el comprobarlo kn los dos o tres últimos teres por la psicología del arte y por
desarro110 de la ciencia)) (Luria, afios de su vida, antes de morir, casi la realización de algunos anblisis
1976, p. 27). Es cierto: Vygot~kii c<oportunarnente)i.de una tuberculo- críticos de gran importancia (por
representa la aportacibn p~icolbgiia sis, cuando contaba 36 afios. Sus ejemplo, en el manuscrito sobre La
a la generaciiin de los espléndidos aportaciones teóricas ya habian sido crisis de la psicoIogía o la ponencia
afios 20 de Ia Unión Soviética posre- acusadas de ccidealismoii, su labor que le dio a conocer a los pcicblogoc
volucionaria. Los tiempos en que aiin rnstitucional en la organización de la en el congrero de psico-neurología de
se mantenía el entusiasmo por la educación normal y especial cornen- Leningrado. sobre ((El método dc in-
construccibn de una humanidad y zaba a criticarse y su idea de1 sujeto vestigación reflexolbgico y psicolbgi-
una sociedad nueva: la generación de dc la pedagogia y la psicologia empe- coi), de 1924). El segundo período,
Maja Kovskii y Eisenstein, de Male- zaba a manifestarse como un peligro de 1928 a 1931, se define por la inten-
vic y Lunacharskii, cuando aún reza- potencial para los nuevos plante- sa actividad teórica y practica en
ba la idea formulada en el decreto amientos. Varios de sus colaborado- campos relacionados con la educa-
sobre (<laescuela inica del trabajo» res (por ejemplo, Leontiev, o el pro- cibn (paidología y defectologia) y la
de 1918: <<Eltrabajo de la escuela de- pio Luria) habían de pasar, despuer formulación más precisa de las tesis
be ser creativo y sereno, liberado de de sii mzierte, por aRos dificiles. A del enfoque sociocultural del origen
coerciones sobre la personalidad del partir de 1 9 3 k e l aiio de promulga- de las funciones superiores. Apare-
alumno)). Analizado cl asunto histb- ci6n de la «nueva constitución» so- cen. en este periodo, nociones funda-
ricamente, la obra psicoIbgica de Vy- vittica, Ias institucioner y revistas de mentales como la de «zona de de-
gotskii constituye, en lo esencial, un paidología quedaron suprimidas y se sarrollo prbxirnoii y se elaboran otras
intento de dar una fundamentacibn retiró de la eqcena el libro póstumo como las del papel de los instrumen-
psicológica (o, si se quiere, antropo- de Vygo tskii Pensumiento y lenguaje, tos en el origen de los símbolos, la
lógica, en sentido amplio) al objetivo que habia sido publicado en 1934. rnodificacibn de la estructura inter-
dc crear el hombre nuevo a partir de poco despcks de su muerte. funcional de la conciencia con la ex-
las prernisas dcl materialismo dialkc- En realidad, la actividad psicolbgi- periencia, la interaccibn y el de-
tico. Porque, certeramentc, Vygots- ca y paidologica de Vygotskii había sarrolla y la importancia de los pra-
kii se dio cuenta, desde que se acercb sido extraordinariamente breve. Le cesos de interiorimcibn y mediacibn
a la psicología, de que ese Fundamen- bastaron, apenas, diez aaas para mo- en el origen de las funciones supe-
to no podía encontrarse ni en el ide- dificar completamente algunas de las riores, etc. Finalmente. el periodo de
alismo espiritualista de autores como concepciones mis asentadas de la 1931 a 1934, en que Vygotskii se
Chelpanov, ni en el materialismo re- psicologia soviética, establecer las plantea, sobre todo, problemas rela-
RECENSIONES
cionados con la organizacibn ce- con la evolución de las funciones psi- creadora con la edad de Ribaud (cuya
rebral de las funciones psicológicas y cológicas en el desarroilo infan~il,los influencia en esta obra de Vygotrkii
SU desintegraciiin en los estado%pato- referente5 a la crcacibn artis~icay los es muy clara).
lógicos y de las relacione^ entre pen- intereses por las irnplicaciones educa-
samiento y lenguaje, ~ i nabandonar tivas de FU concepcion psicológica La Imaginocidn y e/arte en lo in-
sus intereses anterioreq. global. El resultado es, desde luego, funcio es, exactamente, lo que dice su
una obra estimulante y llena de ideas subtitulo, un <(ensayo psicol6gicoii.
El interés de Vygotskii por el arte Sus pretensiones no van más allá de
era antcrior a su dedicacibn a la a desarrollar, con un carácter princi-
palmente divulgativo y que. sin ern- la divulgación y estimulo a los educa-
psicologia y se mantuvo en su decada dores. No presenta inv~sti~acioncs o
psicolbgica. Despues de terminar bargo, no alcanza la originalidad, el
rigor y la fuerza que tienen sus gran- datos originales de vygotsk;i. aunque
+n 1917- su%estudios de derecho, si algunoc anilisis originales. Y , a De-
filocofia e historia, Vygotskii se dedi- des aportaciones psicológicas (como
la propia Psicolo~iodel urfe, Penso- sar dc todo eFo, sigue ccconandoii a
CQ a la cnsefianza y dirigió en Gornei,
miento y lenguaje y varios de los tra- trabajo plenamentc vigente (entre
FU ciudad, la seccibn tcatral del Co-
bajos que se incluyen en el libro sobre otras razones, por la escasez de apor-
misariado de Instrucción popular. taciones posteriores al tema de la
Instituyo, además, unos (<luneslite- El desarrollo de los procesos psicold-
dicos superiores, editado por Michel psicologia evolutiva del arte) y resul-
rarios>>,en que se presentaban y tando estimulante para psicOlogos y
diqcutían obras de nuevos autore5 so- Cole y otros). Es, así, una obra inte-
resante pero menor en el contexto del educadores.
vieticos y fundii la revista Veresk,
que publicaba articulas de critica y trabajo del genial psicblogo sovikti- En Ia preten~ibn del {(hombre
estética literaria y trabajos de autores co . nuevo» de la generacibn de Vygcirs-
jovenes. A los 19 afios. Vygotskii Hay, en efecto, un estilo «de fon- kii, el fomento de la creaciiin infantil
había publicado su primer estudio li- , enfoque subyacente, que re- ocupa un lugar central en el diseno
d o ~ un
terario sobre ((La tragedia de sulta tan fresco y mtimuIante como el educativo. <<El. hombre -dice
Hamlet, príncipe de Dinamarca)) de esa? otras obras, cn La Nnaglna- Vygotskii- h a b d de conqui~tarsu
(1915) y, desde este ano, habia conti- cidn y el arte en la infuncia. La pro- futuro con ayuda de su imaginación
nuado la publicacibn regular de tra- pia concepcibn de la creación como creadora; orientar en el mafiana, una
bajos de critica. También se habia in- una funcibn necesaria, casi dirfamos conducta basada en el futuro y par-
teresado por la ensefianza de la litera- que inevitable, de los procesos supe- tiendo de ese futuro, er función bási-
tura (en 1922, presentó un informe riores, la idea de la estrecha relación ca dc la imaginacibn y, por lo tanto,
((Sobre los metodos de enqellanza de (y no oposición) entre imagfnacibn y el principio educativo de la labor pe-
la literatura en la escuela secundaria)) experiencia, la descripcibn del circuro dagógica consistir8 en dirigir la con-
en una conferencia). En su actividad de la imaginación creadora que co- ducta del escolar en la linea de prepa-
como critico y en la escritura de su mien7a por abstraer ((<disociar>), dice rarle para el porvenir, ya que el de-
propia obra, Vygotskii rnueqtra una Vygotskii) elementos dc lo real y ter- sarrollo y el ejercicio dc su imagina-
senqibiridad y una penetracibn poco mina por proporcionar a nlo real>> cidn es una de las principales fuerzas
comunes. nuevos elementos capaces de trans- en el proceso del logro de este fin. La
A partir de estos precedentes, er formarlo, son todar ellas concep- formación de una personalidad cre-
fácil entender que uno de los intere- ciones atractivas y cercanas a las que adora proyectada hacia el majrana se
se5 principales de Vygotskii, cuando mantienen, actualmente, muchos in- prepara por la irnaginacibn creadora
ya estaba plenamente dedicado a la vestigadores de la psicología del arte encarnada en el prcscnteii.
psicologia, fuera la psicologia del ax- y del conocimiento. Los comentarios
te. Su libro sobre Ps~cologí~ del arte, criticos de Vygotskii sobre las expre- El carácter bhicamente ((repro-
escrita en 1925 y publicado cuarenta siones artísticas de los nifios rnani- ductivoii, alejado de los intereses re-
3110s después, sigue siendo un clásico ficstan su penetración y sensibilidad ales dek niño y convergente de
sobre la materia, lleno de ideas esti- habituales. nuestro sistema escolar hace petento-
mvlantes, al que no parece poder ria la necesidad de continuar la bus-
compararse ninguna aportación psi- Sin embargo, muchas de las herra- queda de los mecanismos dc creacibn
mientas pricolbgicas que emplea Vy- en el nifio y de los procedimientos
colbgica posterior en este terreno. gotskii en ~ u as n i l i ~ de
i ~ la caeacibn adecuados para fomentarlos. Porque
En La fmuginucidn y el arie en la artistica en la infancia serian Ia búsqueda del hombre nuevo no
infancia, el manuqcrito de 1930 que dificilmente incorporables a una deberia ser s61o un recuerdo de Ias
ahora edita Akal en castellana, Yy- perspectiva actual. Por ejemplo, la rallidas preten~ionesde la generación
gotskii conjuga, por tanto, tres de sus divisibn entre sensibilidad externa e dc Eisenstein, Majakovskii y Vygots-
intereses principales: los relacionados interna o la idea de la disminución kii, sino la tarea draria del educador.
228 ECENSIONES
las clasificaciones, y por la demarca- miento cientifico de que gozan Ios En nuestra sociedad es mhs fácil, y
cibn de su po5icion respecto a las discursos que no hablan del mundo sobre todo mis rentable, acomodarse
fuerzas que en kl intervienen. social o lo hacen de tal forma que na- al ritmo de los tiempos que pretender
La sociologia de los campos permi- da dicen. Claro esta que los propios aIterar su curso. Los sucesos, 10s
tira formular leyes, por ejemplo, es- sociólogos, cuando no se conviertcn acontecimientos, los cambios apare-
tablecer en el caso de los ninos de las en comerciantes de catecismos o en cen, para los que se sumergen en esta
clases populares que la eliminación vendedores de medias verdades que corriente, como el fruto de un crego e
escolar está íntimamente relacionada halagan a los cesares -incluso a las inexorable destino histbrico. En un
con la desporesion del capiral cultu- mAs sociales de los ~Cqares- tienden mar de tempestades sólo algunos ma-
ral. Tales leycs lejos de suponer un a contemplar las lucchas sociales, rineros experimentados consiguen
pesimismo sociológico o dc promo- protegiéndose a sí mismos y a qus mantener el rumbo. Para saber hacia
ver la desmovilización polírica, como aliado5 con eI eqpeso muro del silen- dónde van a soplar los nuevos vientos
pretenden algunos ingenuo? detracto- cio, tras el que se parapetan sus pro- sobran augures y adivinos capaces de
res, en realidad no hacen más que dar pios actos y sus inconfesados anhe- interpretar con resolución y perspica-
cuenta de una realidad social y cultu- los. Elevados por encima de la mice- cla los graznidos y el vuelo dc las
raE, contribuyendo asi a poner al des- ria de los hombres no sólo recubren aves. Evidentemente, son estos
cubierto una violencia en gran medi- su propia miseria con oropeles, sino aprendices de brujos y quiromantes
da asumida, gracias al desconoci- que con frecuencia desconocen la de los que con mAs Fuerza legitiman la
miento de los mecanismos mediante aquellos que viven y mueren sin creencia en una providenc~a social
los cuales se rcallza y asegura la do- cualidades sociales, condenados al inexorable. Las instituciones públi-
minaciiin cultural y social. ostracismo de los manicomios, al cas, y en general la vida soclal, se per-
La ciencia sociologica necesa- lecho del dolor de los hospitales, al petUan en gran medida a ttavks de ri-
riamente incomoda. ya que al so- mutismo y olvido de la vejez o a la tuales rnigicos que se imponen como
ciólogo le corresponde un trabajo desesperada esperanza del de- naturales, tanto si se trata de rituales
iconoclasta de desmitlficación y de sernpleo. Bourdieu nos recuerda el ordinarios como extraordinarios.
reconstruccibn dcl juego existente en caricter correlativo de esta despose- Hay que agradecer a Pierre Bourdieu
el interior de los campos sociales sibn con el «poder exorbitanteii de su leccibn de sociologia de la lección,
-incluso de 105 actos y de las pa- los sirnbolos de prestigio (cruces, me- que no deja de ser en realidad una
labras más puras de los más puro? dallas, laureles), asi como con otros rnagnlfica leccibn de sociología y un
agentes ( a r t i s t a s , pol l t icos, soportes de la ilusibn (misiones, fun- alegato en favor de la libertad de esta
cientfficos)- que haga evidente a la ciones, vocaciones, ministerios y ma- ciencia -y mhs en concreto de la
vezlascondicionessoclalesdesupro- gisterios),loquenodejadeserporsu sociología de los poderes
duccion y los intereses especifico!. de parte una muestra m65 de sensibili- simbólicos-, precisamente cuando
sus productores. Se explica bien el dad social a la vez que una prueba de una prestigiosa institución reconoce,
rechazo y la opoqicibn, incluso viru- que los residuos sociales son el resuI- mediante un acto solemne de investi-
lenta, con quc determinados grupos tado de una división social arbitraria dura, la libre y fecunda trayectoria
responden a los analiri~sociológicos, que pretende imponerse como natu- intelectual de un desencantador del
enrrentamiento quc es correlativo ge- ral para poder perpetuarse como in- destino.
neralmente al frecuente reconoci- cuestionable. Fernando Alvarez-Uria Rico
INFORMACION
- Organizados por el ICE d e la Uni- PARA LOS h N 0 S 80. EL HUMA- - Jornadas del distrito universitario
versidad Comolutense de Madrid: NlSMO R TRAVES DE LA TEC- de Madrid sobre:
NOLOGEA. REFLEXION SOBRE
((LA FILOSOFIh DE LA CIEN- EL ~ R I N C I P ~DE
O LA INTE- "BASES PARA LA RENOYA-
CIA EN E L &ACHILLERATOii GRA,-ION DE ENSEÑANZA A CION DE LOS CURRICULA DE
Ponente: Ricardo Sanchei Ortiz de p ~ ~ p o DEI. s ~ PROYECTO
~ o ENSENANZA SECWNDAR!A>i
Urbina., DEL REFORMA DE E.M.>> Fecha: 7 a 12 de Febrero.
Fecha: 7 de marzo a 9 de mayo. To- Ponente: Federico Gómez y Rodri- Lugar: CoIegio Oficial d e Doctores
dos los lunes. guez de Castro. y Licenciados (Madrid).
Lugar: ICEUM (Campo de Somo- Fecha: t4, 15 y 16 d e febrero.
sagua5). Y - Onccava conferencia de educación
<<INNOvACIONDlDACTlCA Y DOLOGIA DEL TRABAJO DE comparada en E~~~~~sobre:
FOKMACION DEL PROFESO- INVESTIGACION~~
RADOii Ponente: Ernilia Curras.
Poncntcs: Jost Jirneno Sacristhn, Fecha: 7 a 17 d e frbrero.
* ((LA EDUCACION Y LAS DI-
Jorge Torres Santorne, Antoni Co- Lugar: ICE de la Autónoma. VERSIDADES CULTURALES:
lom Canellas, Miguel Pcrcira y An- (<UNA A L T E R N A T I V A DE CONTRlBWClON DE LA EDCi-
gel Pcrcz. CACION COMPARADAli
CIENCIA INTEGRADA EN EL
Fecha: 15; y 16 de abril. Ponentes: Denis Kallen, Ludwig
CICLO SUPERIOK DE E.G.R.>i
Lugar: ICEUM (Campo dc Somo- Ponentes: Carmen Buiza, Uariano Liegle, José Garcia Garrido, Mar-
saguas). garct Sutherland, Michel Debean-
Garcia del Olmo, Juan Nieda.
vais y Edmun King.
Eecha: 1 a 17 de marzo.
- Organizados por cl ICE d e la Uni- Lugar: Colegio Cardenal Herrera Fecha: 3 de julio d e 1983.
versidad Auronbrna de Madrid: Lugar: Wurzburg (Alemania).
Oria.
<(EL PAPEI, DE LA EDUCA- - Organizado por el ICE d e Ia Nor- - Organizado por la Seccibn Cienti-
CION ESCOLAR EN LA CONFI- mal d e Barcelona y la revista Cuader- fica d e Tecnologia Educativa de la So-
GURACION DE LOS GENEROS nos d e Pedagogia, jornadas sobre: ciedad Espafiola de Pedagogia, I Con-
Y ROLES SEXUALES>) grmo dc Tecnologia Educativa. Poncn-
Ponente: Marina Subirals. * <tMARX Y LA EDUCACION* cias:
Fecha: 18 a 28 de abril. Fecha: semana del mes de mayo.
Lugar: Colegio Juan Ram6n Jirnt- Ponente$: J. Carbonell, M. Pérez
Galán, J . Monés, A. Granese, Ch. (tTEORIA DEL APRENDIZAJE
Rel.
Randelot, M. Subirats, M. FernAn- Y fECNOLOGIA EDUCATIVA>)
(<NUEVA METODOLOGIA EN Ponente: Jose Luic Pinillos Diaz.
dez Enguita, F. Caivano, O. Fullat,
LA ENSERANZA DE CIEN- ((COMUNICACION Y TECNO-
J. Fernández de Castro, F. Fernan-
CIASii LOGIA EDUCATIVA>)
dez Buey y V. Benedito.
Ponentes: Juan Delval, Elena Mar- Ponente: José Luis Rodríguez
tin, Amparo Moreno, Maria Jesus Dieguez.
Porada. - Organizado por el Centro Catalán «TEORIA DE SISTEMAS Y TEC-
Fccha: 7 a 12 de Febrero. de Prospectiva, jornadas sobre:
NOLOGlA EDUCATIVA»
Lugar: Colegio Federico Garcia * NEDUCACION, TECNOLOGIA Ponente: Juan José Scalñ Estalella.
Lorca. Y HUMANISMOii Fecha: 7, 8 y 9 d e abril.
<(UN OBJETIVO EDUCATIVO Fecha: 18 a 22 d e abril. Lugar: Madrid.