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Gotina era una gota de agua que vivía en el Mar

Mediterráneo, justo enfrente de la playa de Salou.


En verano acariciaba la piel de miles de turistas que se
bañaban en ella.
Un día de calor sofocante a
mediados del mes de agosto,
sudaba y sudaba sin parar.
Hasta que no pudo más y se evaporó, junto con otras
compañeras.
Juntas formaron una gran nube.
Al llegar la noche, la nube
fue arrastrada por una suave
brisa tierra adentro.
Cuando se hizo de
día de nuevo, estaba
en tierra firme y
por la tarde llegó a
las tierras de La
Litera.
Veía los campos de frutales y el trasiego de la gente
que iba y venía realizando sus labores.
Debía hacer un calor tremendo pero, en las alturas
donde ella estaba hacía frío, mucho frío. El cielo
estaba oscuro, gris y no paraban de oírse los
estruendos de los cohetes que lanzaban los
agricultores desde abajo; ella no sabía porque.
Así que temblaba y temblaba hasta que de nuevo no
pudo más y se convirtió, junto con otras compañeras
en hielo que, al juntarse entre ellas para no pasar
tanto frío y quitarse el miedo, formaron una enorme
piedra.
Como pesaba mucho cayó a gran velocidad en un campo de manzanas
dando justo encima de una de ellas que quedó deshecha.
Al cabo de un rato, cuando el frío
disminuyó y volvió a transformarse en
ella misma vio como el agricultor
paseaba lamentándose de la desgracia
que había tenido...

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