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ANTIPSIQUIATRIA: RESISTENCIA Y RECUERDO Luis Peebles Palabras Urgentes sobre Los Crimenes de la Pas (1977). La psicSloga. “Teresa Huneeus se ha basado en este preciado libro para describir su experiencia y lo més actual en Chile en este ambito; en su libro La esquizafrenia: vision Interadora (2001). En el coran6n de la antipsiquiatrla esté la lucha con, en y contra la institucién?, deefa Michel Foucaule en Los Crimenes de la Paz. Cuando- al jo del siglo XIX se instituyeron las grandes estructuras manico- miales, fueron justificadas por una maravillosa armonia entre las exi- gencias del orden social que pedia ser protegido contra e! desorden de los locos? y las necesidades terapéuticas, que requerfan el zislamiento de los enfermos... Las telaciones de poder constituian el a priori de la préc- tica psiquidtrica: ellas condicionaban el funcionamiento de la institu- cién manicomial, ellas distribuian las relaciones entre les individuos, ellas organizaban las formas de intervencién médica? El puro poder del médico? dice Basaglia, constatando en el siglo. “XX los efectos de las prescripciones de Esquirol que aumenta tan verti- ginosamente como disminuye el poder del enfermo; éste, por el simple hecho de ser internado, se convierte en un ciudadano sin derechos, a merced del médico y de los enfermeros que pueden hacer de él lo que quieren sin posibilidad de apelacién. (Basaglia, 1977). Casi me encontré con la antipsiquiatria ese afio 1975, en Europa, poco después del triunfo de Vietnam, cuando me mandaron al asilo por peligroso, como a todo alienado entrando al manicomio, sin consenti- miento, aunque sobreviviente de los campos de concentracién con que Pinochet renia plagado a Chil, el exilio era la continuacién de la tortu- ra, sin opcién a la cicuta. El encuentro con Franco Basaglia fue una experiencia aleccionadora en nuestra lucha comiin por la fil los oprimidos. Vino en mayo de 1977 a un encuentro de refugiados en racion de 85 ‘Curnenvos ne Pstcotoain ovaina, Belgica, que organizamos el “Colectivo Latinoamericano de Tia- bsio Pscosocial’, COLAT, donde trabajmos con profesionales (expertos) 1’ no profesionales en la prevencién de los dafios causados por las dictaduras latinoamericanas sobre los toreurados y sus familias. ramos esrupulosos ‘leno ser lo que decta Gramsci (1965): “Los intelcrules son los emplea- dos del grupo dominance para el ejercicio de las funciones subalternas de la hhegemonta social y del gobierno politico”. Hablamos intentado sin éxito ‘mantener una casa comunitaria en Lovaina con enfermos mentales, paran- Boncando nuestra casa y vida comunitaria de la comunidad cristiana de base del Villa Nonguén (1968-73) en el bario Puchacay de Concepeién, hile, donde habiamos tabajado com alcohélios, sus family sus hijo, ‘estalamos una cooperative de produccién con rehabiliados, un policln 2 y viviamos la revolucién haciéndola en nosotros mismas; a asociacién de chantados se lamaba exprofiso “Brigada de Liberacién Obrera’sensehié. bbamos a leer con el método de Paulo Freire modificado; caricaturalmente debfan aprender, por ejemplo: “El alcohol es la explotaciSn de los patro- nes! Franco Basaglia nos hablaba con la sencillez de su humanidad, como $i fastamos de igual a igual: “Contna el fscsmo entre ty yo no hay nin- una difirencia simplemente hemos vivido diveramente una isoria dif rem, Tenemas wna situacin en la que la lucha esté mds avanzada o mds en retard, en la que el capital etd mds avancado 0 mds retrasade, pero prt camente somes mercancia, mercancla mds 0 menos averiada gue el capital sa reprime y consrola” (Colat, 1980, p.289). Naturalmente, no es que Pinochet haya escrito a la «Sociedad Iea- Hana de Psiquiatiay para que corturen a los chilenos, lo que decla era Puramente simbélico. El problema es que el psiquiatra en Italia o en Belgica tiene la delegacién de oprimir ala persona que esté ml, y x0 no lo sahe evidentemente porque uo tiene la conciencia politica de su tra: bajo. En el momento en que el psiquiatra toma conciencia politica de set un delegado para el control social, es un opresor y un torturador, De ‘se modo aclaro el problema. No ciertamente que Pinochet, que los 86 Asrnsiquurat: RstsrexciaYRECUEROO psiquiatras de todo el mundo sean la DINA de Pinocher, sino que taxlos los téenicos hasta que no se conviertan, como los llamaba Gramsci, en intelectuales orgénicos, no son orgénicos a la clase, no son orginicos a ‘quien sufre; son reaccionarios, son evidentemente fascistas, si uno toma conciencia de aquélla que es su delegacién de normalizacién del otro. ‘Ademis basta pensar, para responder aiin mejor a eso, que los mé- dicos fueron determinantes en el golpe chileno; cra evidente cémo el “gremio médico” representaba la conservacién del poder. ‘Cuando un grupo de personas se va de Chile y viene a Europa, Pierde au propia historia, se “deshisorin’y tiene que asumir ora histo- fa o debe hacer ota historia puesto que no son personas que viven en tuna especie de limbo, en una siuaciin andmica, en una scuacin sin rningtin ligemento y deben comenzar un nuevo tipo de vida con lo vivi- do que los constituye, Esto mismo le pasa al enfermo mental que una vez salido del manicomio cerrado debe integrarse en la sociedad. Las denuncias de la antipsiquiatia han permitido cambiar las con- diciones de los enajenados y la concepcién de la salud mental durante ‘estos 30 afios pasados. La antipsiquiatria “actué como repulsivo que in- quiets los otros modelos (especialmente el médico y el psicodinémico) hasta hacerles replantear sus propias concepciones conceptuales’, dice J. Vallejo Ruiloba. El sembrado de prisioneros por todo Chile permitié a la dictadura militar darse cuenta, que haba que regionalizar el pais. Recuerdo subje- sivamente esparcidos por Chile los mil compaiieros mios muertos 0 des- aparecidos del MIR que luchdbamos por la revolucién. ‘Ahora, que me han pedido estas palabras con urgencia sobre mis cspacios de subjecividad y la ancipsiquiatria, me resulta evocador de lo- ‘cura chilena, la farsa montada de Pinochet en televisién, derenido en Gran Bretafia y alardeando felonia con sagacidad mientras lo exonera- ban por demente, celebrando la derrora por las armas del pueblo de Chile, explicaba no haber dado jams una orden de disparar contra na- dic. ¥ con desprecio no pedia perdén. Estuvo pues, valientemente lejos 87 Coxnenvos.e Pacovocta de las balas. No mand6 matar a Allende, apenas sugitié su muerte en viaje, ‘no asesiné al General Prats, ni a Orlando Letelier, tampoco al General Bo- nilla ni al Coronel de Famae. Revela que vié a uno de sus escoltas herido, Pero él arrancé. Nada tuvo que ver con el apagén de cinco regiones cuando se supo de la reartculacién del Comando Conjunto hoy, ni los pinoche- ues tuvieron que ver con acuartelamientos ni boinazos ayer. Pinochet ba- sus crimenes con 10.000 violaciones de mujeres en la Revolucidn del 91 en Valparaiso; eso explicarfa los desaparecidos. Como ditia Wittgens- ‘ein: “Toda la visién moderna del mundo reposa en la ilusin que la pre- tendidas leyes de la naturaleza son explicaciones de los fenémenos de la nnacuraleza”. De este modo, los "Modernos” se postran ante las leyes de la natu- raleza como delante de algo inasible, como los “Antiguos” ante Dios y el Destino, Pero, tanto los unos como los otros tienen en efecto razén y estén equivocados. Sin embargo, si los “Antiguos” seguramente tenfan una ‘dea més clara en cuanto reconocfan sus limitaciones, parece que en el ‘nuevo sistema todo debe aparecer como explicado. Bjemplo preclaro en Chile del avance en terminar con las lacras que dlenunciamos con la antipsiquiatra es la desinstitucionalizacién lograda por el Dr, Mauticio Gémer en el Hospital Sanatorio El Pera, el antiguo Open-Door. A Gémex lo orientan los derechos humanos, es cietto, las teorlas y modelos de redes familiares, la proyeccién comunitaria de la moderna salud mental y psiquiatria, otra vez cierto; ademds, su equipo s apoya en los avances de la rehabilitacién y reinsercién social y, por afadi- dura, en los modernos psicoférmacos, en las concepciones interdisciplina- tias. Pero, por sobre todo 30, lo guia el desco de reencontrar el contacto humano y algunos destellos de ternura en aquellas soledades... y volvemos 4 confiar en nuestra sélida, sana y creativa cordura. BIBLIOGRAFIA Cotar-Betcica (CoLEcTivo LaminoaMsnicano DE TRABAJO Psico So- cunt), “Didlogo con Franco Basaglia’, en Asi buscamos rebacernos: reperesion, exilio, rabajo psico-social, CELADEC, Lima, 1980. Basactin, F, v Basacuin, O. B, comp. (1975), Los Crimenes de la Paz, Editorial Siglo XX1, México, 1977. ; Gramsci, An Quaderni del carcere: gli intelletuali e Vorganizzazione della cultura, Editorial Einaudi, Turin, 1955. Honeeus, T., La esquizofienia, Visién Integradora, Editorial LOM- SEK, Santiago, Chile, 2001. Lovez, Carmen, M. D., citando al De. Jorge Vega om line en esto que nos manda Gémex, Revista Vida Médica, Colegio Médico de Chile, Vol. 54:2, mayo-agosto, 2002, Vautejo, Ruttosa, J., Introduccién a la Psicologia y la Psiguiatrta, Editorial Masson, Barcelona, 1998. ) ‘Werrcensraty, L., Tractatus logico-philosophicus, Editorial Alianza, Madrid, 1999. 89

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