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Cuando tu madre haya ya envejecido,

Cuando sus amorosos y esperanzados ojos


ya no vean la vida como alguna vez lo hicieron,
Cuando sus pies, ya cansados,
No puedan ya sostenerla mientras camina
Entonces, entrgale tu brazo en apoyo,
Acompala con alegra,
Vendr la hora en que, sollozando,
debers acompaarla en sus ltimos pasos.
Y si algo te pregunta,
entonces dale una respuesta.
Y si te pregunta de nuevo, hblale!
Y si te pregunta an otra vez, respndele,
No impacientemente, sino con gentil calma.
Y si no puede ella entenderte con claridad,
explcale todo con gentil alegra.
Vendr la hora, la amarga hora,
en que sus labios no preguntarn nada ms.
Adolf Hitler.

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