Lenguaje sexista

Las lenguas no se limitan a ser un simple espejo que nos devuelve la realidad de
nuestro rostro, sino que establecen nuestra visi�n de mundo y nos hacen actuar de
determinada forma. (Calero, 1998)

En este sentido, puedo decir que las lenguas han evolucionado, hasta llegar a
permitir un espacio para la mujer, m�s all� del �mbito privado; lo que incide
dr�sticamente en la evoluci�n que �stas tendr�n. Las lenguas pueden variar, pero a
la vez pueden hacer que cambiemos nuestra visi�n acerca de la realidad, lo que
debe permitir apropiarnos de los espacios ling��sticos, que pertenecen a la mujer
y atrevernos a traspasar los l�mites impuestos por d�cadas.

Aunque se ha avanzado bastante, a�n no logramos que la mujer, adem�s de ser

visible, sea audible, en consecuencia debemos considerar que la lengua es un
�rgano vivo, que influye en la percepci�n de mundo. De esta manera, la mujer ha
sido desclasada por los hombres y ha sido tratada de manera peyorativa. Por
d�cadas el femenino ha sido utilizado de manera subordinada al masculino, siendo
el lenguaje una de las tantas formas que ha utilizado el hombre para supeditar a
la mujer.

A pesar de lo expuesto anteriormente, la mujer ha ido ocupando espacios

importantes en el �mbito profesional, pero la lengua no se ha adaptado a los
cambios y algunos t�rminos utilizados para referirse a los hombres, no han
variado y contin�an siendo utilizados para nombrar cargos de mujeres.

Es por esto, que debemos ser concientes de la responsabilidad que tenemos en poner
el tema del lenguaje sexista sobre el tapete y de esta manera ir ganando el
espacio que por d�cadas se nos ha sido negado.