Uno de los problemas de nuestra sociedad es que existe una discriminación
entre el uso del género (masculino y femenino). A pesar que contamos con una legislación, en la cual hombres y mujeres somos iguales y poseemos los mismos derechos y deberes, aún hay una clara desventaja frente al hombre. No se ha logrado un correcto uso del lenguaje ya que, por ejemplo, se usa el masculino para referirse a ambos sexos.
A pesar que la mujer se ha incorporado al mercado del trabajo, las ocupaciones
o profesiones siguen reservadas a los varones, sin embargo, se han creado muchos femeninos para profesiones u oficios en que solo existía el masculino, entre ellos están: abogado/a, arquitecto/a, médico/a, bombero/a, notario/a, juez/a.
En ocasiones, al incorporarse el hombre a oficios habitualmente femeninos ha
nacido la necesidad de crear neologismos, por ejemplo, cambiar azafato por auxiliar de vuelo. Todo esto es para prestigiar o distinguir trabajos realizados exclusivamente por mujeres. También no hay que olvidar que la feminización y masculinización de los términos se puede emplear el artículo, por ejemplo, el/la periodista, entre otros.
Respecto a lo mencionado anteriormente, el Ministerio de Educación, realizó
una orden el 22 de marzo de 1995 en que solicita a reflejar en los títulos académicos oficiales, el sexo de quienes los obtienen, para evitar discriminaciones y representar adecuadamente a las mujeres. Entre ellos están los títulos universitarios, títulos de posgrados, títulos deportivos.
Ahora bien, según lo expuesto anteriormente, es recomendable feminizar y
masculinizar los términos según el sexo. Y tu título universitario ¿Cómo está escrito?.