Este libro recoge
los sugestivos ¥
esclarecedores escritas
de Kafka publicados en
vida del autor: tanto
los libros de prosas y
narraciones -a excepeién
de La transformacién-,
como eseritos de otra
factura publicados solo
en revistas y periédicos.
Contemplacién (1913), En
1a colonia penitenciaria
(1919) 0 Un artista det
hambre (1924) muestran,
tanto o mis si eabe que
‘sus novelas, el universo
personal del autor y esa
manera de narrar por la
‘que ha sido considerado
uunsinimemente como el
autor mis emblemético
del siglo xx.
sini
“ES el exeritoralemn ds grende
ees emp. As nd,
Poess como Rilke o novelists
‘como Thomas Mam so enanos
santos de escayola.» i
~ Vadim Nabokoe
“Esty isl describe, czar
una palabra la suerte de
‘maginacién con la que Katka
os lanza su hecho»
Milan Kundera
AQy Ry ay i
lecCContenporénea‘Franz Kafr ac co 1883 en rags, seo dunt
‘iis jos de abla lem. 1903 se een ea
Dereco, patie 908 rae el Insti Se
pos prt Acide de Taj, un peo quo ob
‘gua ela umeossvsjes a uae dl Vio pe
Ho austohinguo, por ezenes en pene proceso de
esporonamzun. For pared scl iersos
2 inteleces du cud pen vis apes eg 2
ts. 1022 eo a jb aiipada pores de
Io tuberculosis, enfermedad gus empend a padecer en
TS17 y que ie oeasionala a mae, oeurida co 1924
‘nel sata de Kieing eo as canis de Vier.
gre dela ob de Kata ere nue essa es
vel, vari dered aracones ur eens dis,
umereosberadoesyslorsmos yuo eps cote
Pade se pubes pista por initia de su
tig yalbaees Max Brod quien desobeec cl seo
texpesdo por Kala de que se desayera todos sas
ters: Dest etnes, a imporania de Kati 5 20
‘in declsco inti no han eka mis gue ere
‘mete hat ere de er unnimenat csie
‘pr deci con palabras de Ess Canet— como
leseeor que as parma ha exesado el igo 2%,
yal que hay que case pr lo aso came ast ma
‘esi mis esccia
Franz Kafka
Ante la Ley
Eseritos publicados en vida
“raduccién de
Juan José del Solar
Praogo de
Jordi Llover
DEBOLSILLOteal sd de pc eho
‘ree ei con preemie oven 212
a cea
perp
ee
et LS perl rudicxida
cee
"TeropenindsilE Dra Bs Not
ee mum
Seinen eras eel
engorfuu pec ose
Pied in Cola pene Coon
Prélogo
or Jodi Lowe
En los shims afos de su vida, Franz Kafka trabé amis:
tad con un joven llamedo Gusav Janouch, hijo de un
cole suyo en el Instiuco de Seguros para Accidentes de
‘Trabajo en el que tabsjaba, en Ia ciudad de Praga
Janouch solla acudir al edificio de la casn asegurado
Fa hacia las dos de la tarde -cuando terminaba Is oma
{ds de los funcionaris de la adminisracén del Impecio
fustrohingace-,recogia al abogad Kafka s las pueras
Gel eifcio y le acompanaba hasta la casa de sus pales,
‘ue fue tambia, salvo excepcione, el domicilio perma
‘ene el estar. Por el camino, Kafka y Gusta Janouch
‘mantealan conversaciones que el segundo, on le mayor
Fidelidad que pueda suponerse en estos casos, tansribid
ylegé a a posteridad como uno de los documentos quizs
rh ms exactos, pero si mas reveladores de muchos aspe
tos de la vida de Kafka, de su idea de a literatura y de su
‘concepcign del mundo y la exstencia. En el decurso de
tuna de estas conversacione, a propétito de una exposi=
tin de la obra pictica de Picasso, Kafka le habria
fomentada a este machachor «El arte es un espe que
“adelanta", como un teo. a veess,Pocos dias antes, y
en un tono que se nos anja muy parecido el autor nati-
do en Praga le habria dicho a Janouch: «La mixin del
‘scitor es conver la mortalidadaislada en vida etezna,
‘conducir lo carual a To forzoto. Fl esrtor tiene una mi
sign proféica»
‘Durante varios decenios despues de a muerte de Kafka,® ork wt
sin duda debido a ls influencia de iertaextica de corte
sociolégico, esta afrmacin fue puesta en entredichor una
critica leraria basada en la easposicion contemporsnen
dd las antiguas categorias de la mimesis no podia seep
tar de buenas primeras, que un eeritor nacido en el seo
‘de una gran ciudad, més aia si habia nacido a finales del
siglo 21K, en plenatransformacion dela ciudad misma y
fen pleno desarrollo de ls contradicciones de clase que
perilaon la sociedad europea hoy todavia vigente, ina
‘scula de critica lteraria con tals determinacione’, de
‘famos, no podia entender ficilmente que el primer cua
to del siglo 3x hubiese sido el fermento de una obra que,
Si por un lado no deje de poster un asidero muy ime en
las circunstancias de la historia, posee igualmente wn
engarce ~diremos mejor: un reference, un orizonte-e lo
teascendenta, lo religioso o lo proftico. Ea certo modo,
parte dela culpa de que Kafka fuera considerado, en los
alos cincuenta 0 sesenta, un autor reals que se habria
limitado a metaforiar las condiciones de existenca de un
‘iudadano en el seno de una sociedad dominada por #1
‘signo de la burocraca ode las formas de vida del capita
lsmo, fue de uno de sus primeros exegetis, por no decir
primero de ellos: Max Brod, artice de a salvacion de
fabuloso legado kafkiano. En efecto, Beod, uno delos mis
sestacades miembros del movimiento sonia en la ciudad
de Praga, puso un empeio especial, ens primera biogea-
fia de nuestro autor, en subrayar lo muy pe6ximo que
hallaba Kaka a sla santidad, levando, como cabia espe-
sar en su personalidad, la aguas més bien confusss dela
‘obra del autor al terreno de una rligiosidad que, en el
Inejor de los catos, ee solo concibié de una manera sat-
Dalia, , como sha dicho, mis como eharizante> 0 «peo
feciax que como eredo,
Estas dos concepciones dismetralmente opuestas dela
cobra litearia de Kafka ~su vida reguirésiendo un miste-
rio a pesar de las mis prolias y documestadas biogea-
fies- consciuyen, articuladas entre si 2 pesar de todo lo
aque aparentemente las separa, la clave desu peculiar uni-
‘verso narativo. Las naraciones de Kafka tienen mucho
{que ver con los avatars istricos que ciscundan lava
de nuestro autor, pero tienen también mucho que ver
(aunque esto sea precsamente lo mis dificil de apeecia ea
ella) con tna dimensin trascendental que estapa, por
todos laos, a cualquier determinacién en el tiempo ¥ el
‘espacio, Estas narraconesofrecen unt idea perfec, an
‘que alegérica, de las condiciones de vida de un funcion
‘io en una compafia de seguro filial de una insituciéa
imperial con sede en Viena; pero conducen también a una
ides muy precisa de Ia relacin del autor con las esferas
‘mucho mis insondables de a tescendenci. Se tata de
tun univeso narrativ que solo acaba de entenderse cuan-
do se cruzan y se armonizan ente silo eotdiano 7 10
sagredo, la exstencia y la etenided, ls crcunstac
Iistérieas que definen el imperio de los Habsburgo Ia
dimensién_mecho més inconereta de lo meafisico,
Renunciae ala visibn conjanta de estas dos cuestiones, es
deci, ya refugiaese con espiitu materialista en la mera
plasmacin de lo histrico, ya referirse, con esp mis-
tico-rligioso, ala sola dimension metafsica de a obra
‘de Kafe, significa inevtablemente aranar ln grandcea de
‘ea obra, iguidar lo que resulta eencal y singular en
‘ste autor Pes, como veremos, no hay en Kafka det
rminacin histérea alguna que no pueda proyectarse en el
feino de lo tascendental, como no hay ningin elemento
de su earicterprofético que no pueda encontrar explca-
{6a en la experiencia de lo eotidieno. Niel gesto mas
‘menudo de los muchos que lesan, eas etricament, In
obra nareativa dl auto, se encuentra desprovinto de las
dos dimensiones aludidas que un personaje hunda clos.
‘wo enel pecho, como s ee en mlipes pases den obraw Jord net
sareaiva de Kaka as, en este volumen, en la narraci6n
‘denominads «En In gileran-, tanto permite al lector
“visualzas a desesperaion de este personaje como obli-
5 a supones,siquiere sea entrever, el peso de un destino
(de una Ley que no forma parte, a primera vst, de las
‘ategorias de una experiencia comin. Fl earicterabstrac-
ta de lo tascendental y el carizclemental de uns expe
riencia cotiiana se funden, en Ia obra de Kalla, como
‘nunea anes, posblemenre, se habianfundido en la itera
‘ure universal en prota solo esta fasin explica la ara
concepein kafkiana del ofcio de escrito. El arte narrati=
‘vo de Franz Kafe wadelanta» como wn reloj en ls medi-
4 que, remitendo « un tiempo histrico muy determina
do, lo supers hasta slesnzar una esferasuperiog, hasta
abrazar tnat dimensiones que no ton, propiamente
Irablando, de este mundo. Quizé por esta aan Kafka
judo decicle a su prometida Felice Bauer: «Para poder
‘eribiz, tengo necesidad de sisamiento, pero 0 como
tn ermitato, algo que no seria suficient, sino como un
muerto. El etrbiy en este sentido, es un sued mis pro-
fundo, o sea la muerte, y asf como aun mest no se le
pods sacar de la tumbs, a mi tampoco se me pode
Arrancar de mi mesa por la noche, Situado, como los
Imuertos, entre una corporeidad olvidada y el asombro
ante ls dimensin de lo eterno, Kaka elabora una litera-
tura nica en la historia que oscila permanentemente
enre la desripein pormenorizada de efimetos gestoe y
Tos horzontesvasisitos de a eternidad. Este es, endef
niciva, el signo bajo el que deambula por los camines el
‘dio rural» en la aatraién con este nombre, en la que
selee: «He sido contratado por a autoridad del distio y
cumplo con mi deber haste ef limite, hasta un extremo
casi excesivo, Aungue mal pagado, oy generoso y trato
de ayudar los pobres.. Qué hago aqui en este inv
no interminable? .. Exige siempre lo imposible al médi
co. Han perdido la antigua fe; el cura se queda en casa y
eslacha una tras ota las casullas pero el médico ha de
conseguirlo todo con su mano quirirgica. Bueno, como
(queriis:no soy yo quien sha offecido; ime utliztis con
fines saprados, también lo consentré». He aqui esa eara
ssantdad kafkiang, que lo es siempre a pesar dl autor
yy de sus propios personjes,no tanto a consecuencia del
‘eganismo dela historia, cuanto del rechazo del aurora
{odo tipo de impostura: al in y al eabo, como cuenta ea
‘munca pudo dece de au progenitor que
1 un cjemplo durante las visitas de
ambos ala sinagoga. Eso sla tentacién de torgar»san-
tidad y epurezav a esea extrafa literatura acosaedper-
‘manentemente alos lecrores. En este set, Walter Bex
jamin pudo objetar a Max Brod, después de haber lida
‘su biografa sobre Kafka, el echo de que hubera conver-
tido a ése cealmenteen un santo; pero no rave aingtin
reparo, teniendo en cuenta la impregnacién teolégica de
su propio pensamient, en considera a literatura kalkia-
na coma stna elise cuyos focoe, muy aleados el uno del
tot, estin determinados de un lado por le experiencia
mmistca y de oto por la experiencia del hombre moderna
dela gran ciudad.
Kofta, a tradicin y sus contemporineos
Peco si eta fabulosa elise kafkiana entre lo material y lo
trascendental pudo coneretarse en una obrelteraria y un
stl, ello se debe, en buena medida, al peso que ruvo en
su particular experiencia de la literarra la tradicién de lo
literario tal como Kafe Ta conocé en aus afos deforma
cin. A pesar de ser uno de los escritres més originales
‘ela historia de ns letras de Occidente pesar de qe
‘mundo lterato es propiamente una magnifica y desor-s end net
dada invenci6n, esta invencién no resulta del todo jena
al record histéico de la literatura, Cuando Kafka,
sprosimadamente eae 1906 y la aparicion desu primer
libro, Contemplacién (x910), sen los cimieitos de su
estilo, inamovibles para el resto de su vids, de hecho «in
perturbabless, lo hizo, en gran media, como no podia
ser de otro medo, sobre la base permeable y varia de una
tradicén concrete.
Por sus escrito aurobiogréficos, o por manifestciones
rales alas que debemos conceder enorme crédito, Kafka
que desde muy joven se sini marcado por cl signo
voeacional de la creaion lterara~ bused eatee las euinas
dela tradicinesrita las pautas que iban a ayudarle a fo
jar la spogtica» tan enormemente singular que le catscte-
riza. (Aunque Kafka se sities mds a menudo «marcado>
por el castigo de la imposbiidad de escribir que «ung
flo» con la gracia de poder hacerlo: «Por primera vez
después de mucho tiempo, un total fracaso al escribir
SensaciOn de ser un hombce marcadon, Diario, 6 de
mayo de 2923.)
Peto en su caso no cabe hablas, propiamente, de sin
‘uencias», como hariames con la mayoria de os auoees
dela tradicién, sino de ota cues de andlisis mis com-
plejo. Kafka tena tras de sf como un horizone del que,
fen realidad, ya no podia esperarse nada -como si, para un
hhomireimbuido de mistiismo, los horzonces solo se pro
yectasen hacia el foro, nunca hacia lo pretrito agors
ddo-tantossiglos de tradicién lteraria como los que res
tan de unix, en una soa y vassima parabola, los Libros
Sageados, la exes de tradicin rabinica ioe grandes
‘monumentos de a lierstara antign, con los episodios
‘mucho ms variables, mucho més encaizades en lt mate
tia histérica, de todo el silo xx, pasando, claro esti, por
las mis diversas muestas de lteratue esrta que s pro
dcen entre cada uno de ets hitos.
ne los mds sproximose, Kafka admies « Cervantes,
sl nareador roméatico Heinrich von Kleist, « Dickens, 3
Flaubert y no a muchos mis. Estos ejemplos son may dis
pares enve st Cervantes sembra un malestar, cuyos eos
‘esuenan todavia en ltraruas ean valoradas y originales
‘como la de Borges, entre las categoras de lo realy lo fic-
ficio,afteciendo, de este modo, el modelo de una descon-
fianza que no cesa cuando se tata ~como sucede con el.
‘undo de la ficiGn- de volver expliar la tama de los
lhechos sobre una udimbse presidida por el hecho enismno
de narra, por la categoria Soberana de la fceionalidad
Heinrich von Kleist, originalisimo en su tempo, funda-
‘menta su lteatura en una alianea combativa eae los
contenidos natrados y la expresion ingistica(inluidos
Tos sectetos movimienros