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28 enero El consuelo de las promesas divinas Muchas son las angustias deljusto, ¢ 'E PARECE que el versiculo de pero el Sefior lo librara de todas esta mafiana es una buena pu- ellas. saimos 34: 19 blicidad para invitar a la gente a acer- carse a Dios? El pastor Juan José Andrade, director del Centro White de la Universidad de Montemorelos, trae este texto a nuestra considera- cion hoy, dia de su cumpleafios. A través de su experiencia ministerial ha llegado a entender muy bien que Dios no ha preparado un lugar en el es- pacio para guardar a salvo a todos los que creen en él. Dios tiene a sus hijos en este mundo, en medio de muchas aflicciones que sobrevienen repentinamente y los toman por sorpresa. El Salmo 34 co- mienza con la clara definicién de la propuesta de David en torno a su con- fianza en Dios: «Bendeciré al Sefior en todo tiempo». Entonces presenta sus evidencias: v¥ Nos escucha y nos libra (vers. 4). v¥ Nos alumbra y no nos avergitenza (vers. 5). v Provee «a los que le temen» (vers. 9). ¥ Sus ojos no nos pierden de vista y sus oidos captan nuestro clamor (vers. 15). v Se acerca a nosotros y nos salva (vers. 18). El Salmo termina presentando a un Dios Redentor, y la promesa de los que confian en él no seran condenados (vers. 22). Esta ultima promesa fue confirmada por Jestis mismo en la conversacién nocturna con Nicode- mo. El Senior dijo en esa ocasién: «Dios no envio a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él» (Juan 3: 17) ¢En qué circunstancias escribio David este Salmo? Cuando huia. ;Por qué tuvo que pasar por tantas aflicciones un joven que ya habia sido ele- gido y ungido por Dios? Habia salido al frente de Goliat en el nombre de Dios, pero parecia que repentinamente el cielo habia quitado su proteccion y lo habia abandonado a su propia suerte. Pero el Salmo 34 revela su pro- funda confianza en Dios. Por eso David no vacilé en declarar: «El angel del Sefior acampa en torno a los que le temen; a su lado esta para librar- los» (Salmos 34: 7). «Cuando Satanas profiera sus amenazas, apartese de ellas y consuele su alma con las promesas de Dios». MJ 107, 108 36 - Meditaciones matinales para jévenes

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