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Estudios sociales y humanisticos Globalizacion, frontera y region Afo 1, vol. I, num. 1, junio de 2003 PRESENTACION 4 Las FRONTERAS EN UN MUNDO GLOBALIZADO, 6 Andrés Fabregas Puig ECONOMIA E INTEGRACION EN UNA AMERICA LATINA QUE SIGUE BUSCANDO LA ESTABILIDAD. UNA APROXIMACION, 18 Alfredo Guerra-Borges MEXICO Y BRASIL EN EL PROCESO DE INTEGRACION REGIONAL. DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE: ROL DE DOS SUBHEGEMONES? 26 Alberto Rocha Valencia GLOBALIZACION Y MIGRACIONES TRANSFRONTERIZAS EN CENTROAMERICA, 45 Abelardo Morales Gamboa CHIAPAS: LAS FRONTERAS DEL DESARROLLO, 69 Daniel Villafuerte Solis LAS RELACIONES INTERNACIONALES DE LOS GOBIERNOS LOCALES: EL caso DE CHIAPAS. 99 Sergio Rodriguez Gelfenstein PRODUCCION SOBRE MOVIMIENTO SOCIAL EN LAS REVISTAS DE CIENCIAS SOCIALES DE CHIAPAS: ALGUNOS COMENTARIOS. 109 Sylvie Didou Aupetit Las REVISTAS DE CIENCIAS SOCIALES EN CHIAPAS: LOS ANOS NOVENTA. 120 Jestis Morales Bermiidez RECLAMOS DE NOBLEZA EN CHIAPA DE LA Corona EN 1772 126 Dolores Aramoni Calderén RESENA. 2B9 ;calona Victoria José Luis Sorry - laa eens —— Las FRONTERAS EN UN MUNDO GLOBALIZADO Andrés Fabregas Puig Introduccién nun pueblo de Long Island llamado Stony Fie en la Biblioteca Central del Campus que la Universidad del Estado de ‘Nueva York tiene en aquel lugar, lei por vez prime. ra a Owen Lattimore. Era el afio de 1971. Mi en- cuentro con la obra de Lattimore surgié a raiz demi interés por comprenderla transformacién social de la sociedad mas grande del planeta: China Conti- nental o Repéblica Popular de China. En aquel momento, revisé un ensayo de Lattimore titulado “La frontera en la historia” que resulté ser una po- nencia leida por el autor en el x Congreso Interna- cional de Historia, levado a cabo en 1956 en Florencia. Me llamé la atencién que un historiador usase tropologia lamamos ecologia-cultural para plantear el anilisis de las fronteras, quiz4 sin saberlo— el método que en an Posteriormente conod el libro de Lattimore: Fron- eras asidticas profuandas de China (1940), con cuya lec- tuta me di cuenta de los desacuerdos del historia doringlés con Karl Wittfogel, el autor del concepto ‘Kndcés Fabregas Puig, Universidad de Guadalajaa de “sociedad hidriuliea”. Fl desacuerdo fundamen. tal entre ambos autores radica, precisamente, en su diferente concepcién del papel desempeiiado por la situacién fronteriza en la formacién del Estado. ‘Wittfogel plantea que en la China de las Dinastias, el Estado se sobrepuso a la sociedad, fue “mas fuerte” que ésta, instaurando un régimen totalitario basado en la manipulacién de la ecologia cultural de aquella 6poca. Lattimore, en cambio, sin desco- nocer las caractetisticas dictatoriales del Estado Chino, sefialé que en las fronteras se vivia una si- tuacién diferente, incluyendo la existencia de un cam | pesinado libre con un trato particular en su relacién | con el Estado, Esta fue una primera vertiente de | influencia sobre mi posterior planteamiento del es- tudio de las fronteras, como mis adelante se notar4 Al buscar mis informacién acerca de Jos estu- dios de la frontera, en aquella misma Biblioteca, di con el planteamiento de Frederic Jackson Turner, historiador norteamericano, quien en realidad es el | iniciador de los anilisis frontetizos y fundador de una escuela dentro de la historiografia norteameri- cana, En los afios finales del siglo xtx, Turner publi | c6 unarticulo titulado “El significado de la frontera | en la historia americana” (1863), que bien puede Tewa leerse como un manifiesto del naciente nacionalis- mo norteamericano. El planteamiento de Turner es que la frontera es aquella “tierra vacia” que va po blindose gracias a los “asentamientos pioneros”. Estos abren el camino para la inclusi6n en la cultura de aquella “tierra de nadie”. El pionero es el perso: naje social caracteristico de esta situacién y sucle set una gente emprendedora, orientada hacia el trabajo, con una ética firme y un tesén notable. Los asentamientos pioneros son los semilleros de la de- mocracia y de una actitud hacia el Estado que no admite la formacién de ningén tipo de totalitaris mo. En pocas palabras, el norteamericano medio s ajusta a esta idea de Turner. De este planteamiento, al que es posible sefialarle muchas debilidades, me quedé la propuesta de que en has situaciones de fron tera se propicia la formacién de un tipo particular de sociedad en la que descolla el individualismo y el rechazo al corporativismo. Con todos los proble- mas que conlleva el planteamiento de Turner, me parece que lo sefialado es una influencia importan- tenosélo en historiadores como Ray Allen Billington sino en estudiosos de Ja frontera norte mexicana como David J. Weber. Un poco mis tarde que ‘Tumer, Pfelser escribiria un libro sobre el Sureste Asidtico, Asentamientas pioneros en el Sureste de Asia, en donde la empresa colonial es vista como un pro- ceso civilizador de apertura de la frontera. El antropélogo Clifford Geertz nos enseitaria después, Ios efectos del colonialismo en Asia en su pequefio, dlisico, La involuaéin agréola, He citado brevemente estos antecedentes porque con ellos a cuestas inicié en 1973 el estudio de Los Altos de Jalisco. Debemos recordar que por aquellos afios, la antropologia a estaba practicamente dedicada al andlisis de las regiones de Refugio -que decia Aguirre Beltrin- esto es, de las sociedades indigenas. Uno de los primeros rasgos que me llamé la atencién, en mexica Los Altos de Jalisco, fue la presencia difusa de la comunidad indigena en contraste con la importan- cia del campesinado libre, poseedor de su propia tierra. Completa este contexto el enorme ascendiente de la Iglesia Catélica sobre la poblaci6n y la traduc cién de ello en poder politico. Discutiendo con Angel Palerm estas caracteristicas de Los Altos de Jalisco, convenimos que una hipétesis razonable era atri- buirlas a la posicién fronteriza de la regién altefia En otras palabras, los rasgos tan caracteristicos de los altefios resultarian de una situacién de frontera, de una ecologia-cultural que comenz6 a elaborarse en ese contexto y que, a partir de alli, habia tenido un desarrollo histérico particular. Lahipétesis fronteriza funcioné bien para expli- carnos la particular situacién de Los Altos de Jalis- co. Me Ilevé, inclusive, a examinar la frontera Mesoamericana, es decir, la divisoria ecolégico-cul tural entre Agricultores Complejos y Nomadas Com- plejos, entre los llamados pueblos mesoamericanos y los nombrados “Chichimecas”. Mas todavia, me evé a examinar las estrategias de poblamiento del Estado Espafiol, tanto en el periodo mal llamado de la Reconquista como en elestablecimiento de las lineas de contencién de los pueblos turcos. Expuse los resultado de este andlisis en mi libro La formaciin bistérica de ma rein: Las Altos de Jalisco (México: C1ESAS, 1986). Pero debo decir aqui que esta experiencia en Los Altos de Jalisco marcé mi interés por los andli- sis de frontera y me ensefié otro angulo desde el cual entenderla formacién tanto de Nacién como del Estado, Recordemos ademés, que en el caso de Los Altos de Jalisco, la aplicacién de la hipétesis ta particular de entender la guerra cristera de los afios 1926-1929, fronteriza nos descubrié una man mis las secuelas de la misma ya bien entrados los regimenes politicos derivados de la Revolucion Mex cana iniciada en 1910. Tews Un rasgo que particularmente me llamé mas Ja atencién en la sociedad ranchera fue su marcada actitud de rechazo hacia la tutela del Estado y su esfuerzo por esquivarlo, Con ello en mente, inicié el estudio de una region mas al norte, la Comarca Laguneta cuyas fronteras invaden el tertitorio de dos estados de la Federacién: Durango y Coahuil A diferencia de Los Altos de Jalisco, en la Comarca Lagunera es notable'la presencia del ejido, del Esta- do Nacional, por lo tanto, que, sobre todo en los afios del sexenio del General Lazaro Cardenas, man. tuvo una presencia singularmente importante. Laguna resulta ser, en un momento de su historia, un enclave del Estado Nacional en plena frontera Llegé a ser la regiGn mas importante de cultivo de algodén para, al desaparecer éste, convettirse en una del pais, desplazan- dose a un campesinado que habia sido baluarte de los gobiernos de la Revoluci6n. Por diferentes cir- cunstancias, no me fue posible continuat el anélisis de las grandes cuencas lecher: de la Comarca Lagunera, lo que si sucedié en el caso de algunos investigadores que formaban parte del grupo de investigacién en el que yo particpaba, como Tomés Martinez Saldaiia, autor del libro E/ costo social de un experimenta politico (1977). Mi siguiente experiencia de anilisis regional ma- nejando la hipétesis fronteriza ocurtié hacia el aio de 1978, al momento de interesarme en la region de Jalapa-Coatepec, en el estado de Veracruz. Dicha regidn presenta caracteristicas contrastantes con la de Los Altos de Jalisco. Veamos las mas notorias: en. primer lugar, la de Jalapa-Coatepec es una regién con una fuerte presencia historica de la sociedad indigena, en concreto, de nahuas y totonacos, idio- mas que aiin se hablan. Aunada a esta caracteristica, a partir del periodo colonial, se instituyé un régi men de plantaciones, de caita primero, al que en el siglo xix se le agregé el café y frutales, notablemen- Tica te, la naranja, El régimen de plantacién se trabajé originalmente con mano de obra esclava de trabaja- dores afroantillanos mientras los indigenas conser- varon su régimen coxporativo dentro de la enco- mienda. La situacion es notablemente diferente a la de Los Altos de Jalisco. Ademés, Jalapa fue el centro comercial mas importante en los afios coloniales, con una feria que relacioné a toda la economia novohispana con Europa. El puerto de Veracruz se convirtié en la frontera con el Caribe y en ventana hacia el mar, hacia el mundo globalizado de aquella época. La ascendencia de la Iglesia Catolica no tuvo los tintes alcanzados en Los Altos, debido a la pre- sencia indigena que se las ingeni para preservar sus propias convicciones religiosas. Los Altos de Jalisco, la Iglesia no tuvo que evange cambio, en lizar porque los campesinos-soldados que los po- blaron procedian de diversas regiones de Castilla y ya venian con un catolicismo acendrado. Adin hoy dia, Jalapa y Coatepec son ciudades en donde es im- portante la creencia en un mundo sobrenatural for- mado por una mezcla de personajes europeos e indi- genas. Lo que si ha sido una presencia constante en esta regin es el Estado. En la época colonial, el Virreinato de la Nueva Espafia tuvo una notable importancia en Jalapa y, posteriormente, de esta re gidn provino Antonio Lépez de Santa Anna, de tan Nigubres recuerdos. La hipétesis fronteriza funcio- 16 para mostrar que Jalapa era parte de la regi6n central, politica y econdmicamente hablando, y ello tiene consecuencias para entender su actualidad, Hacia 1982 inicié el andlisis de la Frontera Sur en un contexto muy diferente al que se presenta actualmente. Desde la perspectiva del mundo prehispanico, el territorio que cubre la Frontera Sur de México formé parte de la ecumene mesoame- ricana. Pero hubo fronteras muy marcadas con res- pecto al centro de México como lo muestran los Tewa desarrollos distintos de las culturas de Oaxaca y Ja propia presencia de los zoques y los mayas. Ya bemos la oscilacién administrativa en la época colo- nial y cOmo se manifesté esta situacién fronteriza en cada uno de los actuales cinco estados dela Frontera Sur. Lo que para mi fue particularmente importante dela experiencia en el andlisis de la Frontera Sur fae el poder observar los procesos que constituyeron las fronteras politicas entre los Estados Nacionales de América Latina y cémo estan afincados en pro cesos particulares de formacién concreta de ecologias-culturales Inclusive, del conflicto entre esta diversidad de ecologias-culturales, siendo el mas notable, el que se presenta entre los pueblos origi- nales, los indigenas y las introducidas por los espa- fioles. Hablando en los términos antropologicos de la ecologia-cultural, las estrategias adaptativas nati- vas suffieron y sufren el embate de las estrategias adaptantes intzoducidas por los espaiioles, transfor- madas en adaptativas durante el periodo colonial. También, los espaiioles introdujeron estrategias no adaptantes, a costos muy clevados social y culturalmente hablando. Mi experiencia actual trans- cutre nuevamente en Los Altos de Jalisco, la region en dondeinicié la hipétesis fronteriza. Slo que ahora llego con un bagaje diferente que, entre otras cosas, me ha permitido ampliar el espacio de anilisis para incluir el norte de Jalisco, el suroeste de Zacatecas y a partes de los estados de Aguascalientes y San Luis Potosi. Ein pocas palabras, me interesa Ja Gran Chichimeca y cémo se cierra el circulo de forma- Gin del Estado Nacional Mexicano y su actuali- dad en el mundo globalizado. En las siguientes tres secciones, elaboro una serie de consideraciones desde la observacién de las fronteras politicas y la fronteras culturales, finalizando con un comenta- tio acerca de las fronteras en las propias ciencias sociales. 1. Las fronteras politicas Elviolento conflicto entre palestinos y judios, entre otzos como el de la India y Pakistén, nos prueba la vigencia de las fronteras politicas en un mundo que suponemos globalizado. Las fronteras politicas se consolidaron al desarrollarse los Estados nacionales debido a la importancia, para éstos, de delimitar con | claridad sus territotios. Los sucesivos reorde- | namientos del mundo colonial, durante las diversas fases de expansién europea, dieron como resultado el surgimiento de nuevos Estados Nacionales con conflictos mas © menos intensos para delimitar las fronteras politicas. En estos casos existe una intertelacién entre la Nacién y el Estado que hace mas complejo entender la formacién de las fronte- ras politicas. En efecto, la Nan es un resultado de tejidos sociales que pueden desembocar en la con solidacién de una comunidad de cultura o de una comunidad politic En Europa, la Nacién como comunidad de cul- tua ha sido la constante como lo demuestra el des- ‘membramiento dela Unién Soviética y el surgimiento |, devatios Estados Nacionales en medio del proceso | globalizador. Esta tendencia va hacer sinénimos la Nacién y la Comunidad de Cultura, y se mostré auevamente en la divisién de Checoslovaquia o la guerra que acabé con Yugoslavia. Es también el gran dilema de Espafia en donde las comunidades de cultura aspiran a que se les reconozca como nacio nes particulares, con derecho a su propio Estado y tertitorio. Todo ello ocurre en pleno proceso de globalizacién y en el contexto de formacién de la Unién Europea y la flexibilidad en las medidas para ceuzar las fronteras politicas. Pero éstas conser: van y se reconocen pragmiticamente. En Asia 0 en. Africa, los antiguos territorios coloniales son actual- ' mente Estados Nacionales cuyas fronteras se —Tematic a traslapan con regiones culturales, provocdndose con- |. se queda en los Estados Unidos. Mas todavia, de las flictos intensos y desgarradores, Todo ello indica | 100 marcas lideres, 65 son de los Estados Unidos. que la vision evolucionista unilineal de la | Patecierauna paradoja, pero las interrdlaciones a nivel globalizacién es falsa y no alcanza a explicar el en- | mundial que estas marcas genetan, reafirman las durecimiento de las frontetas politicas y el surgi- | fronteras politicas y demuestran la falacia de la tesis miento casi constante de nuevos Estados Naciona- | de Samuel Huntington de que los conflictos actua- les. La globalizacion no es sdlo la difusién de masgos | les estin asentados en un “choque de civilizacio- cultutales y su adopcién a nivel mundial como el | nes”. Las alianzas politicas no se pierden sobre la futbol, y ni siquiera es éste su rasgo medular Més | base de la lealtad a una civilizacién, sino a crudos bien, la globalizacién consiste en el establecimiento | intereses que operan desde un Estado Nacional de interconexiones que dan lugar a contextos | hegeménico, lo que, a su vez, obliga a los pueblos transformativos en las ecologias-culturales concre- | avasallados a reafirmar sus fronteras politicas. tas generando nuevas situaciones. Pero ello no ha | Huntington ve al mundo occidental como una uni- implicado la desaparicién de las fronteras politicas | dad enfrentada a otro bloque, el mundo musulmén. porque los Estados Nacionales no han sido supera- | Ni uno niel otto son bloques. Que se manipule a la dos por las ptaxis de ninguna sociedad concreta _ identidad desde los intereses concretos, es otto as actual. Ciertamente, existen Estados Nacionales que | pecto. Y es mis bien esto iiltimo lo que ocurte en atraviesan crisis profundas como la Argentina en | un contexto en donde los llamados patridticos tes- donde ello corre paralelo a una crisis de las identi-| ponden a situaciones muy diversas, como lo mues- dades que, en el caso particular de aquel pais, en- | tra el andlisis de las fronteras politicas. En América cuentra una salida en Ja formacin de comunidades | Latina, el surgimiento de los Estados Nacionales de identificaci6n en torno a equipos de futbol. En | fue un resultado de la descomposicién del régimen otras palabras, silo argentino se esta diluyendo ante | colonial y la formacién de grupos locales de podet Ja profunda crisis del Estado Nacional, estin sur | desde cuyos intereses se trazaron las fronteras poli- giendo, como alternativa, as identidades del futbol. | ticas. La formacién de la Nacion fue un proceso Mas all del caso argentino, los Estados Nacio- | patalelo que llevé a la identificacién de la comuni- nales siguen afirmando las fronteras politics por | dad politica con un determinado Estado. En otras una serie de razones muy variadas, entre otras, la | palabras, en los paises de Latinoamérica, con came- fuerza del nacionalismo, cl sentido de lealtad a lo | tetisticas particulares a cada proceso, la Nacién no local y los intereses econémicos y politicos. Vea- | es una comunidad de cultura sino una comunidad moslo con el ejemplo de Jos Estados Unidos, su- | politica forjada en los afios del régimen colonial. puesto lider de la globalizacin. En efecto, las cinco | Cada una de estas comunidades politicas teconocis primeras marcas lideres en el mundo actual se si- | aun Estado que fue haciéndose durante las gue tian en los Estados Unidos. Son la Coca Cola (70 | deindependencia y que, a trav mil millones de délares), Microsoft (64 mil millones | plejos procesos, establecié las fronteras politicas, ¢s de délares) 13M (51 mil millones de délares) Gr: (| decir, el tertitotio bajo su control. Mas atin, esta mil millones de délares) ¢ Intel (51 mil millones de | comunidades politicas son culturalmente diversas, délares). La riqueza de estas compafiias globalizadas | pero su integracién ocurre en la Naciéa y la asocia- S de miltiples y com- cién de ésta con el Estado. El rencia aa integracién de los grupos de poder en un | proceso de centralizacién del mismo asociado a la cobertuta de un territorio determinado. | Alhablar de una “frontera politica” me refiero a, Ja establecida entre un Estado y otro Estado, En. congruencia, la comprensién de cémo se formé.un | Estado concreto y como se consolidd, implica el anilisis de cémo se establecieron las fronteras polt- | ticas a partir de la dindmica de cada Estado. En el caso de México y dicho muy brevemente, la situa- | cién hacia el norte fue completamente diferente de Ja situacién hacia el sur. Hlacia el norte, una guerra establecié la frontera politica. Hacia el sur, Ia situa. Gién fue mis complejay combiné un plebiscito con una guerra. El plebiscito lo hicieron los chiapanecos y la guetra los mayas de Yucatin y Belice. Ambos | sucesos fueron definitivos en el establecimiento de has fronteras politicas del Estado Nacional Mexicano | con los Estados Unidos y con Belice y Guatemala. 2. Las fronteras culturales | El concepto de cultura ha sido un pattimonio de | losantropélogos, compartido ampliamente en la c- tualidad no solo con otras disciplinas de las ciencias sociales, de la propia sociedad La antropologia partio de la explictaci6n de cul tura que propuso Edward Burnett Tylor, muy cono cid, y que re que incluye el conocimiento y las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualesquiera otros habitos y capacidades adquiridas por el hom- | bre como miembro de tuna sociedad” (1871/1958: 1). | A pattirde esta propuesta, laantropologia cono- i6 de intensas discusiones que, palabras mis, pala- | ino con sectores i: “In cultura es ese todo complejo bras menos, retornaban al enunciado de ‘Tylor. Leslie White el que agreg6 un elemento nuevo: la [a te a ——- cultura es también la capacidad de simbolizaz No €s mi intencién seguir aqui la discusién del concep- to de cultura, sino sefialar su papel en la definicién de la antropologia como una ciencia social dedica- efecto, el concepto contribuyd darle identidad a la propia antropologia, como tam- bien contribuyé a la aparicién y desarrollo de distin- tas escuclas teéricas en el manejo del mismo, Como sea, hay un consenso entre los antropdlogos para daa su anilisis. reconocer que la cultura es una capacidad que dis- tingue a los seres humanos. Esa capacidad es la de crear su propio mundo. La cultura es general y es concreta porque como capacidad es atributo de todo set humano y como concrecién es el resultado de tun proceso histérico particular correspondiente a sociedades especificas. Es esto tiltimo lo que verda- deramente analizamos. En el proceso histérico de construccién de las culturas particulares radica la posibilidad de establecer “fronteras culturales”, Ambitos concretos forjados por las culturas. Es Ultimo es aceptar que existen discontinuidades y diferencias lo que justamente da lugar a las front ras culturales. Debo hacer aqui una anotaciéa, si bien breve: el trabajo, la actividad transformadora consciente del ser humano, esta en el centro de la construccién de la cultura. El trabajo permite a la sociedad el manejo del medio ambiente para sus to propios fines, esto es, la puesta en marcha de una ecologia-cultural que adapta y transforma a la so- ciedad y el medio ambiente en un contexto relacional de mutuas influencias pero en donde la sociedad lleva la parte activa. Ademés, la cultura no existe fuera de las relaciones sociales sino que es trasmiti- da por éstas. En congruencia con lo anterior, dité que las fron- teras culturales son mis dindmicas que las politicas yno se restringen al ambito espacial. Me parece que 1 trabajo de Frederic Barth (1969) nos aclaré este Tew aspecto al mostramnos los vinculos entre ecologias culturales ¢ identidades étnicas y situar a éstas en un contexto relacional. Quiero decie que las fronteras culturales son méviles a partir de un niicleo que conjunta las caracteristicas distintivas de una cultu- raconereta. As hoy existen fronteras culturales entre musulmanes y cristianos en la propia Espafta, [gual sucede en los Estados Unidos en donde se han es- tablecido fronteras culturales entre sajones y lati- nos, por ejemplo. Esto nos lleva a la discusi6n de cémo se aborda el andlisis de las fronteras cultura- les en el mundo globalizado. George Ritzer ha propuesto el término “macdonalizaciin de la sociedad” para caracterizat el proceso de globalizacién cultural actual, y sig nifica que los principios bajo los cuales se elabo- tan las famosas hamburguesas Medonald’s son los que tigen a la sociedad actual, por lo menos en el mundo occidental. Ello quiere decir que la actual tendencia es hacia la creacién de un mun- do cultural homogéneo en contraposicién a quie~ nes piensan Jo contrario, Marshall Samlis también ha propuesto que estamos ante la elabotacion de un sistema mundo cultural, en donde la reflexién sobre los rasgos de contraste de las culturas par ticulares se est elaborando por estas mismas. Esta perspectiva ve en el planteamiento del multiculturalismo un proyecto politico encami- nado a magnificar la diferencia en aras de esta- blecer territorios propios. Es decir, el multiculturalismo propugna por la tribalizacién cultural del mundo como proyecto politico. Por esta raz6n, el multiculturalism es un instrumen- to politico de una “politica de la identidad” como se desarrolla, por ejemplo, en los Estados Unidos por grupos de habla castellana. En pocas pala- bras, existen dos grandes visiones: una que resta importancia a la diferencia y privilegia la ATIC A uniformizacién y otra que enfatiza la diferencia y Ja magnifica En este estado de la discusién, mi opinién es que ninguno de los extremos toca el problema del porqué de la diversidad, qué son las fronteras cultu: rales y cudl es la tendencia localizable en el mundo globalizade. Los que ven a los multicultutalistas como portadores de un proyecto politico para des atar “guetras culturales” esquivan la realidad de la diferencia cultural. E que ésta sea manipulada para fines politicos no la hace desaparecer. De su lado, al magnificar las diferencias los multicultutalistas pier- den de vista la realidad del dilogo intercultural y el constante intercambio 0 “cruce” de las fronteras culturales que existe en el mundo actual. No exis- ten las culturas aisladas. No se trata de magnificar la diferencia sino de reconocerla y a pattit de alli, leg timar los espacios y los émbitos que corresponden ala diversidad. Delo contrario, sucede lo que fue el régimen del apartheid en Sudéftica que se basaba en el reconocimiento de la diversidad cultural para establecet el dominio y el oprobio. En este caso, la diversidad fue magnificada para cerrar las fronteras culturales y negar al otro (la poblacién negra) en la ptictica. El reconocimiento de la diversidad ha de hacerse para que ésta forme parte del nosotros en ‘un proceso de reconciliacién con nosotros mismos yen mbitos en donde la diferencia cultural no cuen- te para establecer la injusticia, la desigualdad y la | opresién. En otras palabras, la diversidad no es el problema sino su instrumentalizacién politica para reafirmar la desigualdad. La comprensién de esta situaci6n se facilita si se aplican hipétesis histdricas en el andlisis de las culturas y de las fronteras culturales. La macdona. Fzaciin de la sociedad no es el mejor de los mundos. | La historia particular de las culturas nos permite | entender el porqué de una configuracion cultural y ww Ja forma en que establece sus interconexiones. Es cierto que hay Blockbusters por todos lados, como también lo es que el mariachi se ha difundido a todo el mundo. Esto es, la difusin cultural més alld de las fronteras es un hecho, como lo es también que las sociedades siguen sus propias creaciones culturales y, a partir de ellas, asimilan ottas, recrean o rechazan. La cultura no es una esencia, sino que es creada y reinventada en concreto, trasmitida por las relaciones social s, cambiante, en movimiento permanente, Por ello apunté que si algo caracteriza a las fronteras culturales es su movilidad. Lo que aqui resulta importante es la indiferencia ante la diversidad, el no tomarla en cuenta en el trato entre Jnumanos, haciendo desaparecer las fronteras en la practica misma. La posibilidad de captar la globalizacién esta en el anilisis de las inter- conexiones porque las culturas se conforman a partir de contextos concretos y reaccionan al contacto generando nuevos contextos y nuevas interrelaciones. En esto consiste la globalizacién y no en la homogeneizacién. Recuerdo a Angel Palerm sefialando la importancia de entender el paso de la historia local a la historia universal y su afin por hacer de las ciencias sociales un método para preguntar y responder. Aqui es donde est la perspectiva global del cientifico social: saber dirigir las preguntas adecuadas y en el proceso mismo de responder, hacer nuevas preguntas. La sociabilidad no es sélo interna. Precisamente la hipdtesis fronteriza nos conduce a preguntar por las interrelaciones. Si algo sucede en las fronteras, es la interrelacién que conjunta una dinémica propia, produciendo transformaciones y cambios de uno y otro lado. Estas interacciones descubren las mediaciones entre los ambitos que constrayen las ecologias culturales concretas y el mundo de la globalizacién. Asi, las relaciones de produccién Temaricn desbordan el mundo local, como lo muestran los migrantes o las influencias del poder para obligar a los campesinos a sembrar tal o cual producto. ‘Termino esta parte con la insistencia de que el continuo interaccionar entre culturas crea y rectea, s fronteras culturales, La interrelacién constante lejos de resultar en la homogeneidad cultural es lo que alienta, precisa- mente, la diversidad. deshace y vuelve a rehacer, 3. Las fronteras en las ciencias sociales Cuando en 1965 inicié el estudio de la antropologia, las ciencias sociales en México no mostraban vo- luntad alguna por establecer relaciones mas alli de ?s més, la Escuela Nacional de An- tropologia e Historia (fart) estaba completamente aislada del contexto universitario en sus locales del ‘Museo Nacional de Antropologia, en Chapultepec. Los estudiantes no sabian gran cosa de lo que suce- dia en la UNAM 0 en el Politécnico y viceversa. In- clusive, habia una mutua ignorancia més 0 menos deliberada. Los antropélogos crefamos formar no sélo una disciplina social con sus propias divisiones, sino una cultura particular que, suponiamos, nos sus fronteras. relacionaba mas allé de las fronteras nacionales de cada antropologo. Especialmente rechazada era la sociologia concebida como un ejetcicio libresco, sin Jos apoyos del trabajo de campo. En la propia UNAM, la Facultad de Ciencias Politicas y Sociales no in- cluia la ensefianza de ninguna disciplina antropol6gica, limitandose a las ciencias politicas y la sociologia. Historia y Psicologia formaban parte de la Facultad de Filosofia, y Economia estaba com: pletamente aparte en su propia facultad. En Méxt co, fae el movimiento estudiantil de 1968 el que provocé el acercamiento de las disciplinas de las Ciencias sociales entre si. Meses antes del movimiento, —Tewa se empezaban a construir, en la Ciudad de México, circulos de estudio que reunian a estudiantes de sociologia, ciencias politicas y antropologia. La pre- gunta recurrente en estos citculos era sobre las di- ferencias entre las ciencias sociales. :Cémo distin- gnimos un planteamiento antropolégico de otro, so- ciolégico? gEn qué se diferencia el estudio de la politica entre un socidlogo y un cientifico politico? En realidad, son preguntas que tocaban el proble- ma de las fronteras internas en las ciencias sociales. El acercamiento estudiantil se propicié por la dis- cusién de cules eran los objetos de estudio parti culares de cada disciplina. Se insistié en que la an- tropologia daba prioridad al estudio dela evolucién sociocultural, mientras la sociologfa se centraba en Jas sociedades occidentales. El trabajo de campo del antropélogo era substituido en sociologia por las estadisticas y los cuestionatios. Ademés, la antro- pologia daba ptioridad a los estudios micro y ala etnografia, mientras el socidlogo era proclive a los estudios macro. La antropologia y la historia en- contraron en México un punto de unién: el andlisis de las sociedades indigenas. Asi, el pasado prehispinico y colonial era un tema comin a antropélogos, historiadores y arquedlogos. Asi na- id la etnohistoria cuyo primer planteamiento es el libro de Gonzalo Aguirre Beltran, [5/ seorio de Cuaubtocheo (1940). En la propia ENAH, los estudian tes pasaban de un curso con Ricardo Pozas al que dictaba Wigberto Jiménez Moreno. Se tenia la opor- tunidad de escuchar a Roman Pifia Chan, el esplén- dido arquedlogo campechano, y luego oit a Angel Palerm, cuya sabiduria antropoldgica era deslum- brante. Mas lejana era la distancia entre las ciencias politicas y la antropologia, aun cuando Gonzalo Aguirre Beltran habia escrito, en 1953, la primera obra de politica comparada, Formas de gobierno indé- gna. Sin embargo, en México, durante un largo Ticam period, la antropologia y las ciencias politicas per- manecieron de espaldas la una con la otra. Pasado el movimiento estudiantil de 1968, las ciencias sociales en México entraron en un periodo de intensa reflexién. Uno de los primeros resulta- dos de esta revision es el libro colectivo Lay cemsias sociaks en Méxivo (1979). En este volumen aparecen reunidas por primera vez las reflexiones sobre la ciencia politica (Lorenzo Meyer y Manuel Camacho), la sociologia (José Luis Reyna), la demografia Fran cisco Alba), la historia (Alvaro Matute), la antropo- logfa (José Lameiras), desarrollo urbano (Luis Unikel y Allan Lavell), la economia (Antonio Yaiiez, Kirsten ‘A. De Appemdini y Teresa Rendén) y la investiga~ cién econémica regional (Alan Ize y Nora Lustig) Eneste libro, las fronteras entre las ciencias sociales en México comienzan a ser mejor comprendidas en términos de los métodos, técnicas y orientaciones que caractetizan a cada una de dllas. Aqui conviene recordar que la sociologia surgié en México subsumida a la antropologia. Cuando se funda en la UNAM el Instituto de Investigaciones Sociales, se le dedica ala investigacién de las sociedades indigenas y son antropélogos como Manuel Gamio, Miguel ‘Othén de Mendizébal o Francisco Rojas Gonzalez, quienes conforman el primer cuerpo académico de 6lo ser’ hasta 1939, cuando Lucio Mendieta y Naiiez ocupa la direccién del Instituto, que éste inicia una investigacin sociolbgica. Una de las insistencias més importantes de An- gel Palerm fue Ja vuelta a los clisicos. En ellos estin las fuentes comunes de las ciencias sociales. la instituci6n. ‘Todo cientifico social ha recorrido, 0 debe reco- rer, los planteamientos clisicos: Sir Henry Maine, Eduard Tylor, Hebert Spencer, Carlos Marx, Emile Durkheim, Max Weber. En ellos, las fronteras in- tetnas de las ciencias sociales desaparecen. Es asi porque estamos ante teorias que buscan la expli- = ae —Te wa cacién del mundo humano. La leccién es clara: en Ja tarea concreta de la investigacion y el anélisis, las iencias sociales conservan sus caracteristicas pro- pias, sus métodos y estilos, sus objetos particulares de preocupacién. Pero estas particularidades se di luyen al momento de claborar teorias que es cuan- do sealcanza la interdisciplinariedad. Ello no quiere decir que no existan “grietas en las murallas de las disciplinas”, como dicen Dogan y Pahre en su li- bro Las nuevas ciencias sociales (1991/1993). Pero, con todo y grietas, las disciplinas particulares en las ciencias sociales tienen una importante raz6n de ser: son las correas de transmisién del conoci- miento y los contextos formativos de los nuevos Gentificos. Quedan en pic las disciplinas que le dieron cuerpo a las ciencias sociales pero en un contexto de acelerada multiplicacién de las espe- Gialidades debido a la complejidad del mundo ac- tual Bin el terreno de la investigaci6n conereta, no existe la posibilidad para nadie de abarcar por si mismo toda la realidad empitica. Ello es lo que empuja la especializacion. adjetivos calificativos asociados a las disciplinas fun- cadoras: antropologia politica, sociologia rural, his- toria social, antropologia del género, y asi en una lista interminable. Algunos cientificos sociales pien- san que ante este entrecruce de fronteras existen “problemas de identidad” en todas las ciencias so- ciales, Por encima de las fronteras avanza la frag- da vez existen mas mentaci6n. La integracién sélo es posible lograrla end terreno de la elaboracién tedrica. Hay que decir que la inmensa mayoria de los cientificos sociales trabaja en la investigacion de problemas concretos © bien se ocupa de tareas profesionales. Las sintesis tedricas se producen en determinados momentos, apoyadas en la labor concreta mencionada, Sin ese trabajo de investi- gacién y profesional, las sintesis tedricas serian TIGA practicamente impos que existe la fragmentacién y aun las capillas en las ciencias sociales, es tan importante la tarea de x bles. Por estas razones, por- visi6n continua de los clasicos y las sintesis tedricas contemporineas que van mas allé de las fronteras. En ocasiones, las sintesis tedricas las produce casi un sélo cientifico apoyado en los resultados de ese trabajo constante de investigadores y profe- sionales. Es el caso, para poner un ejemplo muy conocido, de la teoria de la estructuracién pro- puesta por Anthony Giddens, Pero también las sintesis tedricas resultan de la reflexi6n colectiva, como es el caso de la teoria de la dependencia, surgida ademas en Latinoamérica, en cuya clabo- raci6n participan Theotonio Dos Santos, Fernando Henrique Cardoso —Presidente de Brasil, Vania Bambirria, Ruy Mauro Marini, Octavio Ianni y André Gunder Frank. La reflexion sobre la integracién de las cien- ias sociales, a partir de sus disciplinas y espe- Gialidades, necesita profundizarse. El como son superadas las fronteras entre las especializacio- nes a través de las sintesis tedricas, es un proce- so que merece mayor atencidn. Fijémonos en cémo diariamente se ponen en circulacin mas y mis publicaciones periédicas que contienen este proceso de entrecruzamiento disciplinario en las ciencias sociales. Proceso de hibridacién Jo Maman algunos. Se trata més bien de conver gencias surgidas en la practica misma de la in- vestigacién o de la profesién, que traspasan cotidianamente las barreras fronterizas, Finalmente, todas las ciencias sociales compar ten la misma preocupacién: entender al ser huma- ‘no como creador de cultura y resultado de sus pro- pias relaciones sociales. No hay problema ms com- plejo que ese en el planeta y a desentrafiarlo es que va dedicado el esfuerzo de los cientificos sociales. Tema Conclusiones Laconcepcién abrumadoramente mayoritaria que se tiene del proceso de globalizacién es que ésta muestra la homogeneizacién del planeta, siguien- do las pautas de la sociedad y la cultura norteame- ticanas. Ha regresado el mas crudo evolucionismo unilineal cuando se le consideraba definitivamente desterrado. La globalizacién es vista como un pro- | ceso de homogeneizaci6n, la marcha hacia la uni- formidad. Mas todavia, algunos piensan que la globalizacién es un hecho nuevo, surgido con la | revolucién de las comunicaciones. A mi juicio, es esta una perspectiva equivocada, Lo que hoy vivi- mos es una fase del paso de la Historia Local a la Historia Universal, quiz4 uno de los procesos mas antiguos sobre la faz de la tierra. Las interco- | i | i | nexiones son el motor de este proceso. A medida que avanza se acentian los localismos como un resultado del propio movimiento globalizante. Este ocasiona mayor diversidad como lo muestran las identidades alternativas que emergen diariamente © los movimiento de poblacién que trasladan las fronteras culturales alli en donde nunca fueron pensadas, Por lo menos la antropologia ha mante: nido constante su interés en esta interrelacién en | tre lo local y lo universal, entre la realidad micro y | la realidad macto. Me apoyo de nuevo en los clisi- | cos para sustentar esta opinién. Invito ala revision | de autores como Herbert Spencer, Edward Tylor, | Carlos Marx, Ferdinand ‘Ténnies para probarla. | en antropélogos muy cercanos cuyos anilisis si- guen siendo referencias inspitadoras, como Robert Redfield, Manuel Gamio, Gonzalo Aguirre Beltran, Angel Palerm, Guillermo Bonfil, quienes, en me- dio de sus desavenencias, insistieron en analizar y discutir las interrelaciones entre localidad, zegién, | nacidn, estado y formacién del mundo. Inclusive, | propongo que si se quiere leer un planteamiento sobre la globalizacién, con sabor afiejo pero ac- tual, se revise Pueblo en vilo, el texto magistral del historiador michoacano Luis Gonzalez y Gonzalez. ‘Al analizar las fronteras culturales aprendemos que las-culturas concretas no han estado aisladas sino que han interrelacionado de manera constante. Es, porlo tanto, una falaca plantear que cada cultura es un sistema autocontenido de signos y significados, inteligibles s6lo en sus propios términos La evidencia que los antropélogos © los historiadores han acumulado a lo largo de un respetable nimero de ‘ios muestra que las fronteras culturales han sido méviles y que los préstamos interculturales lejos de ser excepcionales, han sido la norma, Sialgo ensefié Ja escuela difusionista es que la transculturacién ba sido una constante en el desarrollo humano y ba ablecido vinculos de concepciones, ideologias, conocimientos que en ocasiones se integran o entran enconflicto. Debemios tener el cuidado de observar que estos vinculos transculturales tampoco producen resultados homogéneos, sino que sus efectos tienen que ver con el género, los grupos de edad, las preferencias sexuales, la clase social, los grupos de estatus, el poder. Por supuesto, la misma diversidad cocurre si analizamos las respuestas que suzgen en Ambitos y contextos concretos En breve, no estamos ante Ia cultura como bloque sino como opeién miltiple en un permanente movimiento que, a su vez, establece y transforma las fronteras culturales. Por lo tanto, debemos visualizar las fronteras culturales dentro de la economia politica que estamos viviendo y las interconexiones, vinculaciones y tra sculturaciones que ésta genera. No menos importante es analizar los ambitos del poder y sus interrelaciones con la economia politica, porque las fronteras culturales también resultan de los interjuegos entre intereses particulares. Finalmente, las fronteras entre las ciencias sociales son también contextuales y responden a problemiticas muy concretas en medio de las cuales trabajan los investigadores. Heinsistido en que la integracién de las disciplinas se alcanza en el trabajo testico y también he dicho que éste se alimenta del trabajo cotidiano y concreto de anilisis. En términos generales, un mundo sin fronteras no significa la desaparicién de la diversidad sino el hecho de que éstano debe contar como argumento para establecer teliciones desiguales que resultan de la economia politica. Estoy convencido de que los cientificos sociales estamos capacitados para entender estos proceso, crear conocimiento junto y para lasociedad Y contribuir al establecimiento de un mundo sin fronteras. Un mundo en donde el sentido de lo humano tenga plena vigencia. Bibliografia Dogan Matei Robert Pahre, 1993, Las nuevas iencias sociales, Gaijalbo (1991), México. Temartica DosSantos,"Theotonio, 2002, La tera dela dependenca, Balance J perspectva, Plaza & Janés, México. Geertz, Clifford, 1963, Agriauttral Imolution University of California Press, Berkley y Los Angeles. Lattimore, Owen, 1968, “The Frontierin history”, en, Robert A. Manners y David Kaplan, editores, Theory in Anthropology A Sone Book, Ed. Aldine- Atherton, Chicago, pp. 374-385. 1940, Inner Asian Frontiers of China, Ed. American Geographical Society, Research Series mimero 21, Nueva York. Martinez, Tomds, El costo social de un experimento polio, Uni- vversidad de Chapingo, México. Pelzer, Kael, 1945, Pioneer Settle inthe Asiatic Tropes, Ed. _Ametican Geographical Society, Nueva York. Ritzer, George, 1996, La Macdonalicacion dela Sociedad, Ba Atiel (1993), Barcelona ‘Turner, Frederic Jackson, 1961, “The Significance of the Frontier in Ametican History”, en, Ray Allen Belligton, compilador, Frontier and Section, Pa Prentice-Hall, New Jersey Varios Autores, 1979, Ciencias Sociales en México. Desarroll y Perspectva, El Colegio de México, México. Weber, David J, 1982, The Mexican Frontien 1821-1846, University of New Mexico Press, Albuquerque (Hay versién en castellano publicada en México por el Fondo de Cultura Econémica)

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