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PROBLEMAS EN EL CONOCIMIENTO. EL RUIDO EN LA INFORMACION ARQUEOLOGICA Enrique Cerrillo Martin de Caceres* Esta comunicacién no pretende otra cosa que establecer una serie de reflexiones acer- ca del significado de la informacién arqueoldgica y no estd en el énimo presentar solucio- nes epistemoldgicas, tan sélo plantearlas porque estan presentes en la base de todo proceso de investigacién cientifica. En un primer momento, quisiera plantear como Arqueologia, en su sentido amplio, independientemente de las matizaciones entre los diferentes epitetos cronoldgicos, ¢s un proceso de conocimiento a través de una exigua parte de lo que fue todo un sistema sociocultural, y todo proceso de conocimiento posee unas vias propias tipificadas por las propias caracteristicas del material informativo que posee. Esa y no otra es la que hace diferente al proceso de conocimiento de las restantes vias de conocimiento histérico y de conocimiento antropoldgico, a pesar de los caracteres comunes que los une a todos, El rasgo diferenciador de cualquier disciplina cientifica y que se jacte de ello en su planteamiento epistemolégico y en plantearla precisamente como proceso de conoci- miento que tiende a alcanzar el maximo grado de certeza, de adecuacién entre unas leyes y una realidad. Las diferentes posibilidades metodologicas de alcanzar ese grado de certeza y de acceso al conocimiento, bien se planteen en términos inductivistas 0 deductivistas, conceptos ampliamente debatidos en la actualidad y que la arqueologia también plantea y ha sido fruto de polémicas en los ultimos afios y caballo de batalla entre las dos posturas encontradas de «vieja Arqueologian, preferentemente inductivista y «nueva Arqueologia», totalmente deductiva 0 nomoldgica. Sin embargo, no es nuestro propdsito entrar en esta discusién, aunque tengamos que hacer alusidn a ella mds adelante. Sies necesario, por el contrario, plantear gué es lo que la Prehistoria y la Arqueolo- gia, como disciplinas que convergen en idéntico fin, pretenden; la pretensién final de la Arqueologia es lograr un conocimiento amplio y profundo sobre las relaciones que, en el pasado existieron en determinadas poblaciones 0 grupos humanos, en sintesis, reconstruir y explicar comportamientos humanos de sistemas socioculturales ya extintos. Este fin obliga a establecer una serie de precisiones relativas a la informacién que poseemos de esos sistemas socioculturales. Tal informacién es esencial mente la derivada de la cultura mate- rial y ésta es la expresién de esos comportamientos que aparecen en ella fosilizados (CLARKE, 1968). Sera necesario emplear para una més facil comprensién la expresion de Schiffer (1976) al distinguir entre contexto sistémico y contexto arqueoldgico. El primero significaria la relacién de esos artefactos dentro de un contexto de fabricacién y uso dentro de una sociedad dada, mientras que la segunda expresién equivaldria a la observacién de esa cultura material, desaparecidas ya esas relaciones. Nuestra misién como arquedlogos * Universidad de Extcemadura, Dpto. de Prehistory Argueoigia, sera la de invertir el proceso y convertir de nuevo, mediante nuestras hipétesis de trabajo, esos datos materiales ¢ informativos en sistémicos, Por lo que hemos dicho, puede inferirse que nuestro modo de conocimiento es esen- cialmente empirico, lo cual no es motivo para que nuestra disciplina no esté exenta de una base especulativa y tedrica necesaria en toda ciencia. Deberia quedar totalmente aclarado que el hecho de que el conocimiento parta de realidades tangibles, esencialmente empiri- cas, no es obstaculo para seffalar que lo que en definitiva se manejan son modos muy diversos de comportamiento variable humano, actividades no tangibles. No conviene confundir, pues, el fin con los medios con que se contrastan las hipétesis, y la informacin con la misién del arquediogo, En el conocimiento arqueolégico se establecen una serie de jerarquias o entidades a través de las cuales accedemos al mismo (CLARKE, 1968). La misma entidad de esa jerarquia es el atributo, a través de los que se realiza el conocimiento sensorial de esa cultura, Los atributos son rasgos, propiedades, categorias y estados que el artefact posee Y que pueden agruparse en diferentes niveles, segiin se clasifiquen: — Atributos relativos a caracteres y propiedades fisicas: estabilidad o inestabilidad en las materias primas que componen el artefacto y su composicién cuantitativa; origen; reaccién ante determinados agentes fisicos y quimicos, asi como otros datos informativos sobre cantidad y calidad: color, peso, etc — Atributos relativos a la fabricacién, que informan sobre las acciones fisicas repeti- das para conseguir su puesta en uso: retoques, ete. — Atributos de tipo funcional, de gran variabilidad, informadores sobre actos que, en definitiva, son el fin tltimo de la realizacién del artefacto, Son de gran variabi- lidad y, en cierto modo, su resultado puede expresarse en términos morfolégicos. Es necesario tener en cuenta en este apartado la variabilidad cultural y la posibili- dad de existencia de grandes cambios dentro de las formas, pero que, en definitiva, pueden responder a la misma funcién, o viceversa. El desarrollo de lo thimamente expuesto nos llevaria a referirnos al concepto de subcultura al expresar en térmi- nos de cultura material la oscilacién de ciertos tipos 0 variantes — Otro tipo de atributos serian no determinantes 0 inesenciales, de tipo idiosinera- tico, atributos que cada grupo social aplica sobre sus producciones materiales y «que poseen un valor psicolégico, social individual importante para realizar medi- ciones sobre sistemas de creencias, escalas de valores y mentalidades, etc. (ISAAC. 1972; BINFORD, 1965) El arquedlogo puede deducir una serie de atributos percibidos, pero que no s¢ tuvieron en cuenta en el momento de la fabricacién y uso del mismo de un modo intencional por el fabricante y usuario del artefacto. Casi siempre inciden en la ipologia que usa el arquedlogo para clasificar taxonémicamente los artefactos. En cierto modo, supone una imposicién por el propio arquedlogo o seleccién para proceder a su descripcién. Cualquier taxonomia es vélida en cualquier ciencia si con ello se trata de aproximar a la realidad que se describe o con el fin de contrastar la hipétesis inicial en la fase de andlisis del material o los datos. La disputa de Bordes frente a Binford no estriba mds que en la consideracién de validez 0 no de las rigidas listas tipo del primero y la consideracién del andlisis multivariante del segundo. El arquedlogo conoce y distingue los artefactos y objetos a través de esos rasgos impuestos por la actividad humana de fabricacién y uso, pero puede encontrarse, como antes se sefialaba, con que en el momento de la observacién puedan aparecer en estado presente o ausente, debido a la estabilidad y permanencia de las materias primas sobre las que un individuo o grupo humano ha aplicado unas téenicas de accién sobre la materia, 0 66 de fabricacién para transmitir una informacién sobre tecnologia de esa cultura. En segundo lugar, la ausencia puede implicar variabilidad, cambio y dispersién o disolucion de los mismos de los atributos por variadas motivaciones con respecto a otros artefactos que posean esos atributos en estado presente. Los atributos ausentes no informan y al no producirse esa informacién existe un vacio en el mensaje que portan los artefactos. Se trata de un disturbio en la percepcién del mensaje que se establece entre la fuente informa- tiva (una cultura fosilizada, muerta) y el receptor del mismo, es decir, en este caso el arquedlogo, pero que puede inferirse, suplirse mediante la sutileza de las hipétesis y su comprobacién, Ese vacio es lo que se denomina ruido. Ruido puede tener varias acepciones. Nos vamos a referir sélo a dos de ellas que se contemplan en Arqueologia. En primer lugar, ruido puede significar la introduccién de atributos no esenciales en la comunicacién que se establece entre diversos sistemas cultura~ les; en segundo lugar, ruido puede significar la introduccién de atributos no esenciales introducidos a lo largo de la trayectoria del sistema en el tiempo (CLARKE, 1968). Este lltimo seria el sentido que para nosotros pose ruido y que queremos desarrollar aqui. Queda observar de qué manera se introduce «ruido» en el mensaje arqueolégico y qué variedades posee. El primer fenémeno introductor de ruido arqueoldgico es el propio proceso arqueo- légico, es decir, el proceso de formacidn y conversion de la informacién sistémica en f6sil en la terminologia més arriba sefialada por Schiffer, o lo que Foley (1981), tomado del campo de la paleontologia denomina tafonomia o proceso de fosilizacién de una cultura o de parte de ella, es decir, de comportamientos humanos a través del tiempo y del proceso geomorfolégico normal a través del que se diluyen constantemente los atributos. La tafonomia no comienza con el abandono del artefacto, sino que ya desde el momento en que una materia prima es seleccionada, se aplican los primeros gestos tecnol6gicos para su conversién en algo util comienza a generarse basura 0 desperdicios, que no son otra cosa que ruido. Un segundo paso comienza en el momento del fin de uso del artefacto por cambio y arcaismo del mismo o por fin de su capacidad funcional y ser imposible un nuevo reciclaje o reaprovechamiento. La deposicién del artefacto suele tener lugar cuando éste ha perdido parte de su contenido funcional y, por tanto, parte de sus atributos. A la deposi- cién seguiré un proceso «normaly de enterramiento tras una larga exposicion a agentes, quimicos, fisicos, etc. Durante el enterramiento, la accién topografica, animal, vegetal y humana iran mermando su capacidad informativa sustituyéndola por propiedades no informativas, Lo anteriormente descrito puede ser valido para los artefactos a nivel individual, pero también sirve para ilustrar la pérdida de informacidn a niveles contextuales. La pérdida de Ja asociacién existente entre diversos artefactos producto del proceso arqueologico o de una desafortunada técnica arqueolégica de recuperacién significa introducir disturbio en los datos. Finalmente, y casi al maximo nivel de considerar que los artefactos cobran su auténtico valor dentro del asentamiento, tal como mantiene Chang y critica Brinford, la pérdida total de un asentamiento puede dar lugar a la aparicidn de blancos en los mapas de distribucién espacial de una cultura sobre un 4rea determinada. Otros vectores de introduccién de ruido se deben al mismo proceso de conocimiento y anélisis aplicado por el propio arquedlogo. Si participamos de la consideracién de intimas relaciones existentes dentro un sistema sociocultural entre todos sus elementos, la parcial consideracién de algunos, lleva a silenciar esas mismas relaciones y a sus partes, lo que obliga a quedar fuera de contexto a otros. No se trata de dividir para simplificar, sino todo lo contrario, de dotar de la maxima complejidad posible para observar la riqueza existente dentro de ese sistema, y evaluarlo en términos de complejidad y variedad (CLARKE, or 1968). Es el hecho de abandonar ciertas cuestiones arqueolégicas, mientras que otras se tratan con excesiva profundidad y extensin. Otro tipo de ruido introducido por el arquedlogo en sus andlisis al crear rigidas categorias y tipologias que encorsetan los aitiles de un modo univariante de tal manera que muchos étiles son recogidos en razén de la forma, silenciando otros rasgos presentes y las relaciones que consiguientemente estén implicitas, La amplitud ¢ intensidad de una investigacién en un 4rea amplia supone en muchos casos la introduccién de graves disturbios en los mapas de dispersién. El ejemplo mas significativo puede ser tal vez lo que se observa en el mapa de pagina 84 de Gorges (GORGES, 1979), en que la semistica aplicada diferencia perfectamente unas zonas de mayor intensidad de concentracién situada preferentemente en las margenes del Guadal- quivir y debida a las prospecciones sistematicas de Ponsich, junto con una concentracién también muy fuerte en la zona catalana. Sin embargo, la zona central de la Peninsula esta poco marcada por hallazgos. La falta evidentemente no es de hallazgos, sino de una prospeccidn sistemética, Pero, ademds, aun contando con una prospeccién y recogida de datos uniforme por el mismo equipo en un rea conereta habria que contar con una organizacaién cultural del espacio regularizada y cualquier ruptura de ese patron implica- ria la presencia de ruido (HODDER, 1976). Zonas observadas como de maxima concen- tracién esperan una explicacién para Groube (1981), que denomina puntos negros, black holes 0 disturbios en la organizacién del espacio debidos al cardcter diferencial de la ecologia y al funcionamiento de los mecanismos de adaptacién de las poblaciones, pero también a méviles culturales, econémicos, sociales y politicos de esa cultura. La seleceién de datos y muestras en el momento de la excavaci6n supone también un disturbio selectivo al conceder excesiva importancia a determinados grupos de ellos y minimizar la de otros. Entre ese proceso selectivo de datos conviene incluir los datos que proceden del medio fisico a menudo olvidados del proceso analitico y de sintesis interpre- tativa cuando estos datos suponen un elemento de informacién acerca de la capacidad adaptativa de cualquier sistema sociocultural. Si la deteccidn del disturbio supone ya de por sf toda una fase del proceso analitico es necesario crear una serie de artificios metodolégicos capaces de reducir el ruido introdu- cido. El método deductivo es ya de por si determinante a la hora de establecer hipdtesis respecto al funcionamiento de comportamientos humanos mediante la modelacién y simu- lacién (CLARKE, 1968; HODDER, 1978). Seria la fase que Schiffer denomina 5-4, es decir, partir de simulaciones y modelos culturales de cada momento y contrastar esas hipétesis sobre los datos que hemos recogido en la fase de coleccién de datos. La arqueo- logia espacial supone también un medio de control de ruido que antes hemos esbozado a partir del axioma de la ordenacién espacial de la cultura a partir de patrones culturales, con un reparto homogéneo implicaria una serie de soluciones alternativas Un filtrado minucioso de datos y un conocimiento profundo del proceso arqueolégico permitira la deteccidn y reduccién considerable del disturbio informativo arqueoldgico y de aquellos atributos que no estén presentes por destruccién, cambio en los artefactos, cambios en los conjuntos y elisiones que el arquedlogo debe interpretar correctamente, actuando en el terreno de los comportamientos humanos, como si se tratase de un antro- pélogo cultural, disciplina a veces olvidada en la formacién del arquediogo, 68 BIBLIOGRAFIA BINFORD, L. (1965): «Archaeology systematics and the study of cultural process», American Antiquity. 31, ‘pig. 305-210; también en la recopilacion de BINFORD, L.: An archaeological perspective, N. York, 1972, pag. 195-207 CLARKE, DL. (1968): Analstical archaeology, Lonéres (2°, 1978) CLARKE, D.L, (1972): Models in archaeology: Londres (ed). FOLEY. R. (1981): «Offsite archaeology: an alternative approach for the short-sited», Pattern of the past ‘Studies in honour of D. Clarke. Cambridge (I, Hodder, G. Isaac y N. Hammond, eds.), pig. 157183, GORGES, 1.G, (1979) Les villes hispano-romaines, Paris, GROUBE, L. (1981): sBlack-holes in British prehistory: the analysis of settlement distributions», Pattern of the past, op cit pags. 185-208. HODDER. I. y ORTON, C. (1976): Spatial analvsis in archaclogs, Cambridge HODDER, |, (1978): Simulation studies in archaeology, Cambridge ISAAC, G. (1972): aEarly phases of human behaviour: models in Lower Paleolithic archaeology», Models in archaeology, Clarke ed., pag. 167-199. SCHIFFER, M. (1976): Behavioral archaeology. (N. York) 0

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