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3 parébola del jardinero Un dia llegan dos exploradores a un rincén roturado en medio de la jungla En aque rineén creeen muchas flores y hierbas. Uno de fos exoloradores di- ce: Habra un jardinero que cuida de este rincéne, Pero al otro no esta de ‘acuerdo: «No hay ningin ardineros. ¥ asi planten sus tiendas y mortan la quarcia. No aparece ningdn jardinero. «Quizé es un jardinero invisiblen. En- toncas les dos ponen una barrera de alambre espinoso y ia electrifican. La busqueda es encomendada a dos perros policies (por si acaso el jerdinero invisible pudiera ser percibido por el olfat), Pero ningtin grito hace pensar que un intruso haya recibido una descarga eléctrica, No se notan movimien- +0 dol lambre espinosa que puedan denuncier aun trepador invisible. Los perros permanecen en sfencio. Todavia el crayente no se convence: «Es un jardinero invisible, intangible, insensible alas descargas eléctricas, un jerdi- nero que cuida secretamente el jardin de sus amores», Por fn el escéptico 8 desespere. «Pero :qué queda de tu afirmacién originaria? Ese jardinero ue ti consideras invisible, intangible, etemamente esquivo, gen qué se di- foroncia de un jardinero imaginario o incluso de ningin jardinero?» (Pow, Parsbo's 66 jarinero) En aquel momento aparace un terer intruso que pretende poner un poco cde paz en tan acelorada discusién, w,Habéis visto qué es lo que hay mas ala cel jardin?s, -;no, le rasponden un tanto desconcertados los dos perso- najes, «Por un lado ~contnia el tercer intruso- es cierto que no pada ha- ber un jardin de no exitir un jarcinero que lo cuidara. Por otra pate, el he- cho de no tenor la presencia inmediata de cicho jarinero nos lleva a pensar que éste no existe. Sin embargo, ;qué es lo que conocéis? Tan sélo elca- rmino que hebéis recorido hasta legar al jrcin. Ain no ha concludo wes- tro viaje. Lo que os convarte en cerminantes no es llegar al final de camino, sino el hecha de camer. Cuando el ceminante llega a su mata, deja de ser caminante. Lo que hace que continuéis west veje es la esperaza de en contraros con al jardinero: la esperanza del encuentro es la razén por la que s2guis vuesto camino. La apariencia os da rezones para no poder afirmar la sxistencia del jarcnero. Pero la esperanza del encuentro con Ei es lo que da sentido a vuestra vida, os vuestra razén de ser» {Buscando una souein ala Partbola dt jariner} Punto DE PARTIDA + Gn qué se base ol intruso primerospara afirmar que no existe jardinero? + {Qué pruebas aporia el intru- s0 Segundo para mantener, a pesar de todo, que existe jar- dinero? + El primer intruso niega la existencia del jardinero por- quena tiene pniebas a través dellos sentidos de la existen- _cia de, Aquél: El segundo afi- “ma su existencia. porque pien- “sa que si hay jardin, significa ‘uque existe jardinero. ‘Vel ininiso tercero, error de ambos?, écudl es la soluciéib-del intraso sci 4

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