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8 8 & a 3 a E A 3 2. 5 z =z P < g 5 & ast cose MIND ILLiad TN: Journal Title: evista iberoamericana Volume: 56 Issue: 152 Month/Year: 1990 Pages: 1313-1321 Article Author: Prats Sariol, José Article Tith cubana Detalles de la critica lteraria 12/3/2014 9:22:35 AM (Please update within 24 hours) Call #: PQ7081.A1 R4 Location: evans Not Wanted Date: 05/31/2015 Status: Graduate/Professional Student Phone: 9794229896 E-mail: yoandye@tamu.edu Name: Cabrera Ortega, Yoandy Pickup at Evans 1700 Southwest Pkwy 37 College Station, TX 77840 DETALLES DE LA CRITICA LITERARIA CUBANA JOSE PRATS SARIOL UNEAC Por desgraca, dificil es decir y pensar lo que es justo; sin grave ‘ofenss del Estado, Jos dioses y costumbres, (Gorn, Epigramas venecianos) La literatura circunstanciadamente encara las dificultades que Goethe umiera quizé al pie de la Escalera de los Gigantes del Palazzo de los , donde antafio decapitaban... La erica literaria enfrenta, por supues- Ja misma vocacién. El reto, matizado por sistemas sociales, épocas y ses 0 culturas, no es una entelequia. La funcién del critico implica, cludiéndolas, muy concretas responsabilidades. También eriticar las tcas de los criticos rebasa el juego de palabras. Ofrecer algunos detalles cubanos, de la llamada posvanguardia al eclec- smo discemnido de hoy, sera el objeto de estas lineas. La sefial es hacia reflexin sobre el oficio, una somera caracterizacién y un golpe de a al nuevo siglo, si la demencia nuclear y ecolégica permite recibirlo iz4 la intencién sea dar una «politica del espiritu» y aspirar —tan icamente como Monsieur Teste— a que «la bétisse n'est pas mon fort» Este medio siglo de critica literaria en Cuba lleva consigo una gratitud, is de las gratuidades e ingratitudes que suelen acompaiiar nuestro io en cualquier latitud. La continuidad hist6rica, sila frase no alimen- tan variadas reticencias, parece didfana, aun considerando momentos voces, algarabfas o silencios desde nuestro precario neoclasicismo de es del siglo xvmt, sin flagrantes miopias deterministas y sin dislocados vinismos. Para el detalle del off a José Lezama 1314 JOSE PRATS SARIOL Lima. Sus apuntes sobre el ejercicio del criterio, dispersos en su censayistica y narrativa, asi como en miiltiples entrevistas, son de lucidez sin deslumbramientos, sin obviar la gracia o 1a maldad de desliz. no companible. En el capitulo IX de Paradiso, José Cemi interrumpe a su Fronesis, que hablaba sobre el Quijote, para decir: La critica ha sido muy burda en nuestro idioma. Al espiritu de Menéndez y Pelayo, brocha gorda que desconoci6 siempre el {que es To que interesa de Espaia y de Espaia en América, es para tema ordalfa, una prueba de arsénico y de frecuente desbarro. De ahi pasado ala influencia del seminarioalemnin de filologia. Cogen des ‘uno de nuestros cisicos y estudian en é! las cléusulastrimembes das en la segunda silaba. Pero penetrar a un escritor en el centro contrapunto, como hace un Thibaudet con Mallarmé en su estudio, se va con gran precisign de la palabra al dmbito de la Orplid, es0 lo ‘nocen beatificamente La opiniGn, a la que mas de veinte afios después habria que otros seminarios y escuclas, parece til como advertencia, aunque de exhibir ciertos goterones de subjetividad hiperbslica. La bis la Orplid, ese transito por las palabras hacia un centro, constituye: del oficio. Claramente, tales encuentros —en la critica cubana argentina o en la norteamericana— son raros, esporddicos y no verificables, Recordar labores como las realizadas por José C, Mi Alfonso Reyes y Pedro Henriquez Urefia, o admitir como un hito el de Amado Alonso sobre Neruda, o las investigaciones sobre soci Ja literatura latinoamericana iniciada por Angel Rama y por Losada, siempre tendra saludables polémicas. Para evitar catilogos de autores y obras, ya elaborados por los tes referencistas de la Biblioteca Nacional José Marti, he deci al minimo los ejemplos. Los ahorros, incluyendo malevolencias y ciones de bombos mutuos», son obvios. Por ello, baste citar, autores desaparecidos, a Juan Marinello, José Marfa Chacén y Medardo Vitier... Libros como La cantidad hechizada, de José Lima, y Tientos y diferencias, de Alejo Carpentier... Estudios realizado por Mirta Aguirre sobre la «Elegfa a Jests Menéndez», Guillén; el de Virgilio Pifiera, «EI secreto de Kafka», el de Luis! Nogueras sobre la novela policial... Recordar a profesores como. Lazo, Mario Rodriguez Alemén. En un ensayo de 1941 sobre «Jutién del Casal», Lezama: «Asi, por ese olvido de estampas esenciales, hemos caido en loc DETALLES DE LA CRITICA LITERARIA CUBANA, 1315 las influencias, superficial delicia de nuestros criticos, que prescinden {| misterio del eco. Como si entre 1a voz originaria y el eco no se pusieran, con su intocable misterio, invisibles lluvias y cristales.» Y saba por un «razonamiento reminiscente» para evitar un «desteiido plejo inferior». El poeta de Fragmentos a su iman no sélo se adelantaba To que después sistematizarian algunas tendencias de la critica actual, 10 la que encontramos en la obra de Jacques Derrida, sino que ponia flecha en un blanco comiin. Excepciones como Lo cubano en la poesia, Cintio Vitier, 0 La expresién americana, de Lezama Lima, ciclos de nferencias pronunciadas en La Habana de 1957, no cubren la presencia abundantes estudios sin el «misterio del eco», en particular textos pano- icos © pretendidas historias literarias. Si géneros como el teatro pueden rar un logro —La selva ascura, de Rine Leal—, otros atin esperan, ientras sf puede observarse —como en el Calibxin, de Roberto Fernandez jamar—una acelerada desaparicién del «dlesteitido complejo inferior» Consciente de que «el estudio de la literatura debe rebasar las fuentes informacién que sean estrictamente literarias», como afirmaba en su riosamente didéctico prélogo a la Antologéa de la poesia cubana, editada 1965, Lezama también supo advertir contra el exotismo y exaltar la nitud ejemplar de José Marti: «Marti vive a plenitud tres posibilidades presivas del hombre americano: Ia del barroco, la del romanticismo y de [a autoctonfa, Parece estar en el centro mismo de esa triple tradicién.. ¢ suerte inefable para todos los cubanos que aquél que trajo las innova- jones del verbo las supiese encarnar en Ia historia. Fue suerte también el que conmovi6 las esencias de nuestro ser fue el que revel6 los relos del hacer.» En ese sentido de la integralidad y de la integridad se lan dos signos, dos ariadnas, de nuestra critica literaria, La leccién ética y cientifica esta también en una conferencia sobre 1n Clemente Zenea, al traermos un hirviente problema de la critica en ecircuito cultural» cuando declara: «Es el escritorzuelo, el poetastro que -a rubios ditirambos, sitios donde colaborar espumando el cumbilismo, afana en aparecer en antologias, escribe veinte cartas diarias a persona: los, al final se encuentra con que su obra no vale una nue foradada, nadie le hace eco y termina el rencorete inoculando rabia profesoral iaria.» La abundancia de este espécimen —ayer u hoy, allio aqui— jel consiguiente enrarecimiento» de los dmbitos literarios, se une a la de sprofesionales del aburrimiento», segin una de las estampas de Suce- © las coordenadas habaneras de 1949-1950, donde Lezama dice que «profesional», desde su «nadismo salonniére>, «comienza por no hacer sigue por no aceptar que alguien lo puede hacer, y termina en que tlguien lo hace, suda envidia fria y prepara mordiscos de jabali con 1316 JOSE PRATS SARIOL cespuma de arsénico borgiano». No poces criticos dgrafos, hasta de f tico fantasmal prestigio, entorpecen el oficio, El detalle de la caracterizacin puede tomar tres ilustraciones si tivas. En 1949, desde el Diario de la Marina, Jorge Mafach decfa. articulo «Sobre el menester critico en Cuba» que «no hay ya apenas, cen-Cuba». Y agregaba «cierta falta de plenitud, de regularidad y de cen casi todo ese ejercicio aislado de Ia critica», para preguntarse: dird que no hay ertica literaria porque apenas hay producciGn? Sin 120, por aquellos Gitimos tiempos de Ia colonia en que se publi

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