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Índice
- Preámbulo
- Historia de la brújula
- Partes, estructura y presentación de la información en una brújula
- Usos básicos de la brújula
- Trazado de rumbos, interpretación de mapas
- La brújula en las grandes ciudades
- Averiguar la hora a través de la brújula
- Posicionamiento y triangulación mediante brújula
- Uso de la brújula en mapas digitalizados y satélite: google earth
- Brújula digital: partes, calibración y funcionamiento
- Brújula digital vs Brújula analógica
Agradecimientos:
Un manual que abarca aspectos tan vastos no sería posible sin muchos trabajos y
participaciones anteriores. Gracias por tanto a “la tecnología del saber”, google earth,
Nokia y Forum Nokia, cherokee trail, Creative Commons.
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Por ello, a pesar de que lleves contigo instrumentación digital, es altamente
recomendable que vayas acompañado de una brújula corriente, ya que es
garantía de que siempre podrás acudir a ella.
En el mercado existen brújulas muy completas y sofisticadas. Aquí trataremos
un modelo medio, y es sobre ése sobre el cual trabajaremos. Algunas de las
brújulas que se venden en tiendas especializadas cuentan con aparatos de
medición bien de apoyo, o bien de complemento, como son altímetros y demás.
No obstante lo básico a la hora de adquirir una brújula es que ésta sea
fácilmente visible, y que esté bien calibrada. También, que se vean claramente
los puntos cardinales (norte, sur, este y oeste). Lo demás dependerá del
fabricante, de tus gustos, y de lo que desees adquirir, por lo que lo dejamos a
tu elección.
Muchas de las brújulas tienen partes transparentes para disponerlas sobre el
mapa con la intención de dar una lectura clara y lo más visible. Otras disponen
de espejos de señales incorporados, mientras que, otros modelos, disponen de
cristal de recubrimiento y de la rosa de los vientos completa.
En fin, se deja a tu decisión personal el tipo de sofisticación de tu brújula, no
obstante, recuerda que, habitualmente, la mayor sofisticación implica también
un precio mas abultado.
Lo que sí queremos mencionar, y aconsejarte encarecidamente, es que tengas
muy claro el destino que vas a darle. Si su uso es para campo abierto, en
donde la lectura de mapas se va a hacer muy frecuente, te recomendamos una
brújula plana, en plástico, de amplia base y que, según los modelos, poseerá
escala giratoria de uso transportador.
Si el uso que le vas a dar es mas “urbanita”, entonces te recomendamos una
brújula con protección plástica, de base opaca pero con brújula giratoria, que
sirve para lectura de mapas y suelen ser pequeñas pero de lectura muy
cómoda. Estas brújulas se venden en formato “bisagra”, y suele oscilar su
precio entre los 5 a los 20 o 30 €, dependiendo, no de la calidad de la misma,
sino mas bien de los fabricantes.
Hemos también de destacar que no es la primera vez que, por pequeños golpes
en el transporte, o por el mismo uso cotidiano de la misma, el limbo de la
brújula gira sobre los grados, quedando mal calibrada. Ante esta situación, es
muy importante que vuelvas a calibrarla. Para ello, en una brújula no digital, es
muy fácil: solamente has de girar el limbo sobre la escala, hasta que la flecha
de Norte (en la zona roja de rumbos) esté perfectamente encarada con los
360º. Es decir: la flecha de norte tiene que estar en los 360 grados, no antes ni
después, tal como puedes apreciar en la imagen:
En la imagen A puedes observar una brújula mal calibrada (el Norte señala casi
60º), mientras que en la imagen B se observa una brújula bien calibrada.
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No obstante, dependerá también de tu posición en la zona terrestre (en algunas
zonas la declinación es de incluso 5º), por lo que, en caso de estar calibrada así
para tu zona, no deberás tocarla. Ello se explicará más adelante.
Como medida puramente didáctica, no obstante, en el presente manual las
figuras, mapas y demás, aparecerán con una brújula dibujada en vectorial y
diseñada específicamente para esta guía. Esto es así con la única intención de
aclararte las dudas y hacerte mas sencillo y simple el aprendizaje, ya que la
brújula que se ha diseñado para esta guía contiene los elementos
imprescindibles que toda brújula debe poseer, sin añadir nada, por lo que las
imágenes que se obtienen como resultado final son verdaderamente muy
buenas educativamente hablando.
Asimismo, los planos han sido tomados, no a partir de fotografías, que pueden
inducir a error al no mostrarse con todos sus detalles, sino a partir de
infografías en formato pdf, con los cuales se ha podido trabajar aumentando o
disminuyendo su tamaño sin notarse apenas en la calidad final, algo que hay
que tener muy en cuenta al tratarse el presenta trabajo de una distribución en
formato digital.
Todos estos esfuerzos tienen como resultado final que el grado de aprendizaje
sea muy rápido y muy alto, favoreciendo, en suma, que en poco tiempo puedas
manejar hábilmente este instrumento.
Esperamos, confiamos, en que esta labor se vea recompensada con tu
satisfacción personal y te ayude en los momentos que lo necesites, y nos
sentiremos con ello ya sobradamente pagados.
- Historia de la brújula
En muchas partes y tratados se menciona a los chinos como los inventores de
la brújula, así se desprende de varios libros chinos que han sido datados en el
siglo II. Ellos afirman usarla hace ya 2.500 años antes de Cristo, y es bastante
probable que en partes del Asia Oriental fuera usada más o menos
habitualmente en el tercer siglo de la era cristiana.
Pero los chinos nunca se sirvieron del imán para establecer el rumbo en la
navegación. Los Árabes pudieron aprender de ellos aquel fenómeno, y tal vez
algunos cruzados lo aprendieron a su vez de los Árabes llegando así a Europa.
Como se ve, es un invento antiquísimo y que lleva acompañando al hombre
desde la oscuridad de los tiempos más remotos.
El fenómeno del magnetismo sí que se conocía, pero la brújula se usaba de
forma muy rudimentaria (sobre cañas colocadas en el agua, o con finos
alambres inmantados). En 1269, Pietro Peregrino de Maricourt describió una
brújula, explicando sus usos. Los árabes se sintieron pronto atraídos por este
invento y la divulgaron casi de inmediato por todo el oriente.
El nombre de “brújula” proviene de “buxula”, cajita hecha de boj o buxus. En la
terminología marinera a la brújula se la denomina también compás (que
proviene de una palabra francesa que significa girar).
Otros historiadores señalan que la primera brújula de navegación práctica fue
inventada por un armero de Positano (Italia), Flavio Gioja, entre los siglos XIV
y XV. Él fue quien la perfeccionó suspendiendo la aguja sobre una púa de
forma similar a la que actualmente conserva. Y la encerró en una cajita con
tapa de vidrio. Más tarde apareció la "rosa de los vientos", un disco con marcas
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de divisiones de grados y subdivisiones, que señalaba 32 direcciones celestes, y
que fue la brújula marina que se utilizó hasta fines del siglo XIX.
Posteriormente se logró un nuevo avance, cuando el físico inglés Sir William
Thomson (Lord Kevin) logró independizar a este instrumento, del movimiento
del barco durante tempestades, y anuló los efectos de las construcciones del
barco sobre la brújula magnética. Utilizó ocho hilos delgados de acero sujetos
en la rosa de los vientos, en lugar de una aguja pesada. Y era llenada con
aceite para disminuir las oscilaciones.
En los comienzos del siglo XX aparece la brújula giroscópica o también llamada
girocompás. Consiste en un giróscopo, cuyo rotor gira alrededor de un eje
horizontal paralelo al eje de rotación de la tierra. Se le han agregado
dispositivos que corrigen la desviación, la velocidad y el rumbo; y en los
transatlánticos y buques suele estar conectado eléctricamente, a un piloto
automático. Este girocompás señala el norte verdadero, mientras que la brújula
magnética, justamente, señalaba el norte magnético.
En el siglo VI a.C., se descubrió (por un pastor según cuenta la leyenda) que
cierta clase de mineral atraía al hierro. Como fue hallado cerca de la ciudad de
Magnesia, en Asia Menor, se llamó piedra de Magnesia, y el fenómeno se
denominó magnetismo. Éste fue estudiado por primera vez por Tales de Mileto.
Más adelante se descubrió que si un fragmento de hierro o acero se frotaba con
el mineral magnético (imán), quedaba magnetizado (imantado). El término
español de imán procede de una palabra latina que significa "piedra dura".
Allá por el año 1180 cuando un inglés, Alexander Neckam, hizo por primera vez
mención de la cualidad del magnetismo para señalar el norte.
Tras varias evoluciones, que abarcaron bastantes siglos, la brújula llega a
nuestros días siendo utilizada por todos, principalmente marinos, pilotos,
aventureros, viajeros y correcaminos con un claro objetivo: orientarse… estén
donde estén.
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Aparte de ello, en una brújula típica encontramos:
Asimismo, existen escalas que nos serán útiles a la hora de usar nuestra
brújula para averiguar la hora aproximada del día, y una escala de este tipo es
la siguiente:
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A/ Puntos cardinales. N: norte; NE: noreste; E: este; SE: sureste; S: sur; SW:
suroeste; W: oeste; NW: noroeste.
B/ Aguja. Aquí no existe limbo o/y el limbo, de existir, no se utiliza para la
medición horaria.
C/ Zonas AM/PM respectivamente (Ante Meridiem, Post Meridiem). Es decir,
respectivamente desde las 6 hasta las 12 del mediodía, y desde las 12 a las 6
de la tarde (desde el alba hasta el ocaso) (D).
AM es después de medianoche, y PM después del mediodía. Dado que en
medianoche no hay sol, la escala comienza con las seis (hora orientativa del
alba).
Mas adelante aprenderemos a hacer prácticas e interpretar estas escalas.
En el mercado se encuentran brújulas con ambas escalas a la vez, e incluso con
más.
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Ello es debido al campo magnético terrestre, su inclinación y su posición con
respecto al globo terráqueo.
En España y Europa son válidas las brújulas para la zona 1. Cabe señalar,
asimismo, que, por su diseño, existen brújulas válidas para todas las zonas.
La declinación magnética es la diferencia entre el norte geográfico y el norte
verdadero (también llamado norte magnético) y es diferente según el lugar de
la zona terrestre y el paso de los años, ya que el campo magnético de la Tierra
no es estable.
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Asimismo, tal y como se ha dicho antes, es conveniente efectuar una serie de
“toques” sobre la misma, sobre todo en determinadas situaciones para agitar la
aguja:
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Para el cuidado del instrumento debemos respetar unas normas básicas de no
mojarlo, rasparlo, darle bruscos golpes y, en general, tratarlo con el esmero de
todos los elementos de este tipo.
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Aquí te presentamos un ejemplo de disposición, en donde podremos fijar
nuestra situación dependiendo del norte de nuestra brújula y comparándolo con
carreteras, accidentes orográficos y curvas de nivel (las curvas o líneas de nivel
nos informan de la altitud y cambios de nivel en los mapas. Junto con tales
líneas suele venir acompañado de un número, que nos da la altura, en metros,
sobre el nivel del mar. De este modo sabremos las proporciones del accidente
geográfico, así como las dificultades del terreno):
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Nos pondremos también nosotros mirando a esa posición. Giramos la flecha
norte (con las líneas norte y sur en rojo, en la imagen) sobre el limbo, estando
la brújula en el mapa, hasta que la flecha norte esté en la misma posición que
el norte de la aguja de la brújula, tal como se ve en la imagen. Hecho esto,
podremos trazar una línea, si lo deseamos desde ése punto donde nos
encontramos, hasta nuestro destino:
Por lo tanto, nosotros hemos trazado un rumbo NORTE sin apenas grados de
declinación.
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¿Qué ocurre si, en lugar de tomar una dirección lineal, de frente, vamos hacia
una dirección que no está en el norte? Imaginémonos que, en lugar de
dirigirnos hacia Wildlife Trails tuviéramos como destino el círculo 14 en el mapa
(flag 14).
Tomaremos la brújula y la orientaremos de acuerdo a la flecha impresa, como
hemos hecho hasta aquí. Dispondremos la brújula sobre el punto de partida:
No obstante, como los caminos y las rutas nunca son rectas, tales desviaciones
son comprensibles. Lo importante es que no nos alejamos hacia el sur, hacia el
este o el oeste (en este caso), es decir: fuera de nuestro rumbo, que, en este
ejemplo, es norte ligeramente noreste.
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Ante esta situación, como tenemos que tomar un rumbo norte con inclinación
30º (no declinación, ya que sino sería -30º), tomaríamos el camino central.
A medida que vayamos avanzando deberemos verificar siempre, cada poco
tiempo, nuestro rumbo y dirección, para no perdernos.
Si siguiéramos el norte no habría inclinación, por lo que nuestra rumbo sería de
0º.
Cabe destacar que se pueden tomar rumbos (de hecho, es muy habitual) sin
necesidad de mapas, si vemos o tenemos relativamente cercano el objetivo, o
si nos vemos imposibilitados al uso de mapas.
Para ello, tomaremos como referencia una montaña, un río, un bosque… etc., y
tomaremos el rumbo de la misma forma que hemos visto, pero sosteniendo la
brújula, o dejándola en tierra, y apuntando hacia el norte la flecha de rumbo.
Una vez hecho esto y averiguada la inclinación o declinación en grados,
podemos avanzar hacia allí o bien mover las flechas de rumbo y enfocándolas
hacia el objetivo. Tras ello solo tendremos que continuar siguiéndola, fijándonos
en que la aguja de la brújula no se desvíe en exceso de la flecha de Norte.
Existe otra forma de tomar el rumbo mediante el mapa, conociendo
previamente nuestra posición.
1/ Unimos los dos puntos apuntando la flecha de dirección hacia el objetivo
(SIGHT, en la imagen y en algunas brújulas). El objetivo está puesto en la
figura con un círculo azul, y la línea de unión, punteada también en azul:
2/ Giramos el limbo de nuestra brújula hasta hacerlo coincidir con el Norte del
mapa (en la imagen, el limbo de nuestra brújula está en rojo, como ya se ha
dicho):
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3/ En este punto debemos hacer coincidir el norte magnético con el norte del
mapa (es decir: con el norte del limbo que hemos marcado en el paso anterior).
Para ello, giramos sobre nosotros mismos hasta hacer coincidir la brújula. Ese
es el rumbo a seguir, a donde apunte la señal de Sight.
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Sin embargo, las diferencias que vamos a encontrar a favor son:
· Mucha mas presencia de puntos de referencia: parques, edificios, etc.
· Calles mas “cuadriculadas”, por lo que facilita la toma de direcciones
· Apoyo de la toma de rumbo con la confirmación de nombres de calles y plazas
que nos vamos a encontrar, por lo que, recurriendo a ello, haremos más difícil
perdernos.
Tal y como se ha explicado en el capítulo anterior, para orientar nuestra brújula
haremos lo mismo que allí. No obstante, en muchos mapas no aparece el norte,
por lo que tendremos que hallarlo previamente, bien buscando los puntos mas
destacados entre plano y paisaje (edificios, parques… calles) o usando métodos
más modernos, como la herramienta Google Earth.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es conocer el lugar donde nos
encontramos. Para ello, podemos usar varias formas:
· Conocer el nombre de la calle donde estamos y usar el callejero del plano. Si
en la calle que estamos no posee nombre, nos trasladaremos a otra cercana
que sí lo tenga, o preguntaremos.
· Al descender del tren, autobús o estación a la que lleguemos, disponernos ya
en el plano o usar la brújula para orientarnos hacia dónde desplazarnos. Es
muy importante recordar aquí que nuestra posición, de pie, debe ser la de la
brújula. Ella señala al norte y nosotros debemos ponernos hacia el norte.
· Usando aparatos de apoyo, tales como sistemas por GPS.
Una vez estemos orientados, hay que recordar, una vez mas, que al comenzar
a avanzar la dirección puede variar. Esto, en las ciudades, se hace mas notorio
puesto que algunas calles estarán con una orientación diferente a la de nuestro
destino.
En la imagen, nuestro rumbo a tomar será norte con una ligera declinación al
noroeste.
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Debemos tratar de encontrar una ruta que nos acerque a nuestro destino de la
forma mas recta posible, para no caer en el problema de despistarnos. Además
de lo mas recta, preferiremos las calles anchas frente a las estrechas, y las que
tengan nuestra orientación frente a la que tengan otra.
A ser posible, asimismo, elegiremos las calles mas largas.
De este modo, nuestra ruta sería (en negro sobre la figura):
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Por lo tanto, cuando salimos seguimos un rumbo casi al norte (A), cuando
giramos a la izquierda, cambiando de dirección, tomamos un rumbo
prácticamente oeste de unos 280º (B), acabando en nuestro destino de nuevo
hacia el norte (C).
Podemos optar, si es menester, incluso en el momento, por otros caminos,
siempre y cuando recordemos que un cambio de sentido a la derecha o
izquierda, implica que, en la próxima calle a tomar sea la que nos lleve a
retomar la dirección adecuada:
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Para ello, algunas brújulas disponen de una escala, dividida en secciones,
mediante la cual podemos realizar esta averiguación.
Las horas del día en la escala de la brújula se corresponden con las siguientes:
Dividida en dicha escala encontramos las diferentes secciones que nos informan
de la hora.
Cabe reseñar que el reloj de sol no es un reloj propiamente dicho, en el sentido
que todos entendemos de la palabra, ya que, invariablemente, marca las seis
de la mañana al alba y las seis de la tarde al ocaso. No obstante, resulta una
ayuda a tener en consideración cuando no se dispone de otros relojes.
El Sol recorre aproximadamente 180º en 12 horas, de lo que se deduce que el
movimiento angular del Sol es de 15º a la hora.
La hora señalada por el reloj de sol a mediodía es casi idéntica a la de un reloj
convencional, fuera de ella hay diferencias consecuencias de nuestra posición
en el globo y la fecha del año.
Existe todo un mundo referente a los relojes de sol, y explicarlo aquí dista
mucho de los objetivos de este manual. Emplazamos al lector, si lo desea, a
profundizar en sus mecanismos, ya que existen fórmulas matemáticas y reglas
para hallar y corregir las desviaciones y graduaciones en los relojes de sol.
En las brújulas con relojes solares podemos marcar en el suelo las medidas, o
hallarlas directamente sobre la brújula. En algunas de dichas brújulas, al
orientarnos con respecto al sol para averiguar la hora, en el centro de las
mismas presentan un grosor central que hace que la silueta producida por éste,
luminosa, se destaque en la esfera (nota: si la brújula posee espejo, puede
mantenerse abierta para no entorpecer la lectura):
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A: Abultamiento
B: Reflejo que nos da la posición horaria. En este caso, cerca de las nueve de la
mañana.
También podemos utilizar la brújula para dibujar sobre el terreno el reloj de sol
mediante un palo:
Estando nosotros en la posición del sol (de frente al reloj), la sombra del palo
equivaldría a la manecilla de las horas del reloj y, según el punto en que nos
encontremos y la estación del año, la sombra se moverá en el sentido de las
agujas del reloj mecánico o viceversa, pero ello no cambia la manera de leer las
horas.
Una sencilla aproximación horaria mediante un reloj de sol es la que sigue:
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Hay que tener en cuenta en este tipo de relojes que el sol sale en el orto a las
6:00 am y se pone en el ocaso a las 6:00 pm, y que, asimismo, bajo tiempo
nublado o con niebla puede ser muy difícil averiguar la hora.
También podemos realizar un cálculo horario mediante nuestra propia sombra,
tomando la orientación correcta mediante la brújula y actuando como si
nosotros fuéramos la varilla de las horas de un reloj de sol imaginario:
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A: Punto A. Una montaña a 330º
B: Punto B: Un macizo montañoso a 60º.
C: Nuestra posición.
Hay que considerar que, mientras nuestro objetivo sea una zona de grandes
dimensiones, o perfectamente enmarcada por una carretera o similar, no
importa confirmar nuestra posición y seguir el rumbo correcto cada poca
distancia. Sin embargo, si nuestro objetivo es una zona pequeña, cabaña,
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refugio o similar, un simple error de pocos metros al comienzo puede
desviarnos kilómetros al final, encontrándonos totalmente perdidos. Por ello,
debemos acostumbrarnos siempre a medir y orientarnos lo más exactamente
posible desde un primer momento, y a confirmar esa medición con accidentes
geográficos, edificios o carreteras cercanas.
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Conviene aclarar que, en caso de que no aparezca en tu programa la brújula,
puedes activarla desde el menú View/Compass.
Asimismo, Google Earth puede visionar las calles principales de las ciudades, y
otros accidentes geográficos y orográficos que disponga en su base de datos:
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Para trazar rumbos se procederá a como se ha explicado en capítulos
anteriores, por lo que no se insistirá en ello.
Una vez tengamos el rumbo fijado, Google Earth nos permite ir mirando las
diferentes posiciones en las que tendremos la brújula una vez sobre el terreno.
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Ello se explicará con un simple ejemplo en una sucesión de mágenes:
El círculo rojo será nuestro punto de partida, el círculo azul, nuestro destino, y
la línea punteada es la ruta que hemos previamente trazado mediante
cualesquiera de las técnicas explicadas anteriormente.
Cada cambio de dirección que iremos captando ha sido numerado, para su
facilitar su comprensión, con el 1, el 2 y el 3.
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Para mayor facilidad, hemos introducido en el Google Earth dos marcadores
denominados Origen y Destino, que corresponden a los círculos de la imagen
anterior:
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En el punto 2, nuestra brújula tomará el siguiente aspecto, señalando al norte y
con nosotros en la misma posición que de partida:
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Ahora nos vamos a disponer en el punto 3, nótese los cambios en la brújula al
cambiar nosotros de posición y tomar diferentes direcciones:
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Siguiendo los pasos de éste sencillo ejemplo podremos trazar rutas mucho mas
largas y complicadas, anotando o dibujando sobre mapas o planos las
diferentes direcciones y los cambios de la brújula, que seguiremos, mas tarde,
sobre el terreno al seguir el rumbo.
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- Brújula digital: partes, calibración y funcionamiento
Hasta hace relativamente poco tiempo, la posibilidad de incorporar una brújula
digital en el día a día era prácticamente imposible. Gracias al avance y
abaratamiento de las tecnologías, y a empresas como Nokia, que apuestan por
poner esa tecnología al alcance de todo el mundo, cualquier persona puede
disfrutar de estos pequeños-grandes inventos digitales.
Nokia posee más de un teléfono móvil con brújula digital, sin embargo, todos
son muy parecidos y el principio es el mismo. Aquí trabajaremos sobre el Nokia
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En el mismo manual Nokia nos dice que no debemos prestar totalmente nuestra
confianza a este tipo de brújulas. No porque sean erróneas o malas, sino que
Nokia se quiere curar en salud ante posibles errores o fallos de lectura por un
mal calibrado.
La brújula digital muestra la dirección tanto gráficamente, como
numéricamente. En un primer uso, el móvil nos advierte de que debemos
calibrar la brújula primero, e incluso nos informa de cómo hacerlo: moviendo el
teléfono horizontalmente, a la vez que se le hace girar. Aunque se puede
calibrar cogiéndolo con una mano, lo mejor es disponerlo en horizontal sobre
una superficie lisa, y hacerlo girar. No obstante, hay que tener paciencia en
este punto, puesto que un giro rápido dará error de calibración, mientras que
uno muy lento nos advertirá de tal circunstancia y tampoco podrá ser calibrado.
Lo mejor es un ritmo pausado, pero constante. Para facilitarlo, el teléfono
presenta el dibujo de un móvil girando. No se ha de girar a la misma velocidad
que dicho dibujo, sino que un poco mas despacio.
El aspecto de la brújula una vez calibrada es el siguiente:
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Las demás operaciones con la brújula digital (trazado de rumbos, direcciones,
etc.) son iguales a las ya mencionadas, ya que son válidas con este tipo de
brújulas puesto que el funcionamiento, desde el punto de vista práctico, es el
mismo, por lo que no repetiremos las explicaciones.
Fénix Hebrón
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