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w>-s040-z @>24700 * MARCBLOCH 56 @ Tradicién o literatura: los origenes del ciclo de la leyenda del Rey Arturo.' op-node-z @ >eas0u F nla historia entera de la sensibilidad literaria de la Edad Media francesa, no hay enigma més perturbador que el de las novelas bretonas. Las otras “materias” épicas no ofrecen nada tan singular, cuan- do se les mira de cerca. Sin duda alguna, desde la época carolingia hasta los tiempos de las canciones de gesta, que explotan, de- formandolos profundamente, los recuerdos de esa época carolingia anterior, han pasa- do muchos afios, en el curso de los cuales nos cuesta mucho trabajo tratar de seguir la cadena de la evolucién de las tradicio- nes. Pero que estas tradiciones, habiendo sobrevivido mal que bien, y que los usos 0 las recuperaciones reales o ficticios de tan- tas sombras ilustres, nacidas del propio suelo nacional, hayan alimentado la imagi nacidn de un cierto piblico francés, no ti ne, después de todo, nada de extrafio. Por otra parte, ;cmo asombrarse si, en el seno de una sociedad en la que las literaturas clasicas eran undnimemente consideradas como el prototipo del lenguaje bello y de los pensamientos bellos, los héroes de la leyenda antigua salieron un buen dia de los viejos libros que eran accesibles solamente a los clérigos, para retornar a la vida den- ey debemos notar sobretodo, que el ambiente en el que uniformemente se desenvuelven esas aventuras, sacadas de épocas del pasa- do cuya lejania es muy diferente, es el am- biente que obviamente podria esperarse: de una manera totalmente ingenua, ellas acontecen en la atmésfera de los tiempos en los cuales esas aventuras fueron conta- das. De modo que en esas narraciones, Alejandro Magno, lo mismo que Rolando, sienten y hablan como si fuesen sefiores feudales. Porque no existe nadie que, al tener la responsabilidad de envolver los grandes hechos terrestres dentro de una atmésfera de misterio (por otra parte, tro de las narraciones en lengua vulg ee 2 * La versidn original en francés de este ensayo aparecié en la Rerwe de Syuthese de marzo-diciembre de 1931, pp. 95-111. Marc Bloch apreciaba particularmente este ensayo, hasta el punto de incluirlo en el proyecto de un posible libro suyo, compuesto por una coleccién de sus propios articulos, que fue avizorado para scr editado por la Editorial Gallimard hacia los afios de 1933-1934, y que no logré concretarse en vida de Bloch. (Cfr. a este respecto el libro editado por Etienne Bloch, Historia ¢ Historiadores, Ed. Akal, Madrid, pp. 8 y 321-323) Extrafiamente, este ensayo no fue incluido en este tiltimo libro mencionado, y permanecia inédito en espafiol hasta hoy. Incluso, a pesar de su enorme valor intelectual, es un texto poco recuperado por los estudiosos de la obra de Marc Bloch, tanto en Francia como en general. Contrabistoriasrescata entonces este bello ¢ importante articulo de Bloch para todos sus lectores. La traduccién del francés al espafiol cs obra de Carlos Antonio Aguirre Rojas. *[1s]* Contrahistori = usualmente, bastante sobria) que no ex- prese, muy exactamente, las creencias en- tonces comtinmente extendidas y apro- badas por todos. Con el ciclo bretén, una corriente de una naturaleza totalmente distinta ha veni- do a mezclar sus aguas dentro del rio gene- ral, hasta este momento mucho més unita- rio, de la literatura romanesca: vagas remi- niscencias de luchas, que debfan ser bas- tante indiferentes a los escuchas franceses, sostenidas antafo por los celtas en contra de los sajones; personajes con nombres derivados de lenguas desconocidas; hori zontes lejanos —Gales, Irlanda, Cornuai Ies— totalmente extrafios a los castillos o a los santuarios familiares; y como telén de fondo, todo un extrafio mundo de ma- gos, de hadas, de encantamientos, en los que los propios mitos cristianos se tefifan de colores mas que a medias paganos Cémo explicar la propagacién dentro del territorio francés de estos temas exéticos, y también su incomparable difusién en todo el Occidente? ;Cémo dar cuenta in- cluso de su nacimiento, estableciendo la parte que le corresponde a las tradiciones nacionales, y la que le toca a la invencién pottica? A pesar de los muchisimos afios en que se han discutido estos problemas, ellos no han perdido para nada su agudeza. Por su parte, en la plenitud de su erudi- cién y de su talento, el sefior Edmond Fa- ral ha tratado de abordar este problema. Ha abierto una vasta investigacién de la que nos entrega ahora los tres primeros voliimenes.’ Y no es sin cierto escripulo que intento hablar aqui de esta obra, la mis considerable que, desde las Leyendas Epi- cas del sefior Joseph Bedier, haya apareci- do en este campo de las literaturas roman- ces. ¥ no solamente porque hasta hoy no lo que quiere decir que varias cuestiones seran sin duda resueltas més tarde, y que muchas dudas serén climinadas por los voliimenes subsiguientes. Sino también por el hecho de que la naturaleza misma de estos pro- blemas hace que, para el medievalista “me- dio”, su evaluacién sea particularmente delicada. Porque ella nos conduce hacia el tema del contacto entre dos civilizaciones: la latino-germénica y la céltica. Y ¢s0 es parte de su gran interés humano, pero tam- bién de su dificultad. Ya que seria necesa- rio, para poder dar sobre esta obra un jui- cio verdaderamente fundado, conocer de primera mano, ademés de la cristiandad latina también a los grupos celtas, a su so- dad y a sus tradiciones. El sefior Faral ha adquirido esta doble competencia, mientras que la mayor parte de nosotros no la poscemos en su totalidad. De modo que, después de resumir en grandes trazos la arquitectura general de la investigacién y sus principales resultados, deberé més bien limitarme a indicar, muy simplemente, las impresiones de un lector ciertamente atento, pero al que su igno- rancia condena a no formular, més que con mucha prudencia, sus dudas lo mismo que sus puntos de acuerdo. tenemos mas que los prolegémenos; . cee Ee eo 2 La Légende arthurienne: études et documents, Premiere partie. Les plus anciens textes, tomo I: Des origines Geoffiay de Monmouth; tomo It: Geoffiay de Monmouth. La Légende arthurienne a Glastonbury, tomo WI: Docu- ments (Historia Britonum; G. de Monmouth, Historia regum Britanniae; G. de Monmouth, Vita Merlini), 3 voliimenes, Paris, Cham . 1929 en 8°, IV-319, 463, 388 paginas, | carta (Bibliotheque de lEcole des Hautes Etudes, Sciences historiques et philologiques, fasciculos 245, 246 y 247) Totalmente imbuido de una justa descon- fianza hacia las hipétesis aventureras que, como tantas otras trampas nuevas jugadas a los eruditos por los viejos encantadores, han frecuentemente perturbado sus mane- ras de observar y de analizar la historia del ciclo bretén, el sefior Faral no ha querido fundar su investigacién més que sobre el estudio paciente de los testimonios escri- tos.’ El autor toma los textos uno por uno, en un orden hasta donde es posible estric- tamente cronolégico —lo que es muy im- portante— y —lo que no lo es menos— va examinando cada uno de ellos en su totali- dad, estimando con razén que no hay otra manera de comprender la verdadera natu- raleza de un documento y de sopesar su credibilidad. Geoffroy de Monmouth habla de Artu- ro, a quien la poesia épica debia recuperar enormemente, y también habla por ejem- plo de Vortimer, del que en cambio esa poesfa no ha recuperado, hasta donde sé, pricticamente casi nada, ;Serfa entonces suficiente para el objetivo que persigue el sefior Faral, ubicar en nuestro fichero una nota sobre Arturo apoyéndonos en Geoffroy, y olvidar en cambio desde el co- mienzo a Vortimer? Ciertamente no. Por- que el tratamiento al cual nuestro autor somete esta dltima leyenda, y la manera en que reproduce 0 retoca sobre este punto las tradiciones anteriores, consti- tuyen también un elemento indispensa- ble de nuestro conocimiento general acer- ca de sus procedimientos, igual que de sus intenciones, y en este mismo senti- do, esclarecen su actitud frente al tema de la leyenda de Arturo, convi asi en algo casi tan necesari prender por parte del historiador de esta Imago @ Mundi leyenda, como sus puntos de vista sobre el propio Arturo. Es asi como va a desfilar frente a noso- tos, paso a paso ¢ interrogada por el mds riguroso de los inquisidores, la larga, y hay que decirlo claramente, bastante mediocre teoria de los historiadores de la antigua Bre- tafa. En el primer volumen, se encuentra inicialmente el pequefio tratado en el que el monje Gildas “hacia 545” y tratando de darle lecciones a sus compatriotas los bre- tones, ha dejado filtrar, entre muchas de- clamaciones vagas, algunos de los muy 1a- ros datos que poscemos sobre los destinos de Ia isla, luego del hundimiento del domi- nio romano; mas adelante, Beda el Venera- ble, que casi dos siglos més tarde, al re- construir la historia del pueblo inglés —su propio pueblo— nos ha dado aqui y allé algunas indicaciones sobre los Bretones; después la compilacién de origen galés co- nocida bajo el nombre de Historia Brito- num —algo asi como el “Nennius” de los antiguos eruditos— y que se ha formado Ientamente como por sucesivos agregados desde una fecha incierta (posiblemente el siglo VID) y hasta aproximadamente el afio 1000, y completada todavia posteriormen- te; mds adelante los Milagros de Nuestra Seftora de Laon, fuente continental que, por un singular azar, nos entrega dentro del curso de una narracién de un viaje, una aproximacién preciosa sobre las creencias arturianas; luego algunas vidas de santos del Pais de Gales; y finalmente una obra anglonormanda, los Gesta regum de Gui laume de Malmesbury (1125). El segundo volumen esté casi totalmen- te consagrado al principal propagador —y el sefior Faral diria muy posiblemente con gusto: al principal inventor— del ciclo bre- ne I: * En los vokimenes subsiguientes de la obra, el sefior Faral va a incluir los documentos iconogrificos.

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